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A través del Evangelio recibimos no un accesorio a nuestra vida ,más bien Cristo es la vida en si

mismo.

-Hay pocas cosas más blasfemas que un predicador que elogia al incrédulo por una vida
maravillosa que ha realizado para sí, alabando todo lo que ha logrado, y luego añadiendo que le
falta una cosa: él necesita a Jesús para que este completo. Esta no era la actitud del apóstol Pablo,
que contaba incluso las cosas más maravillosas en su vida anterior como estiércol, en comparación
con Cristo. Nunca debemos presentar a Cristo a los incrédulos como la cereza del pastel de una
vida ya maravillosa. El incrédulo debe ver que no tiene vida, y que todos sus logros personales
antes de Cristo son monumentos a su propia vanidad: hechos de arena y pasando rápidamente.

Jesús enseñó: “De cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros.” El significado de esta “frase dura” es que Cristo debe ser el
mismo sustento de nuestras vidas y no sólo un condimento o complemento.

-En segundo lugar, tenemos que entender que la gran mayoría de los hombres en la calle y en la
banca son carnales, y los hombres carnales aprecian este mundo por encima del venidero. Tienen
poco interés en las cosas de Dios y la eternidad. La mayoría estaría más pronta en asistir a una
conferencia sobre la autoestima y la autorrealización que de escuchar un sermón sobre la
santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Muchos cruzarían por mar y tierra para encontrar su
mejor vida ahora, pero no caminarían para cruzar la calle para asistir a una serie de reuniones
sobre el infinito valor de Cristo o los sufrimientos del Calvario!

Si bien es cierto que el Evangelio puede y suele mejorar la situación y la condición de uno en la
vida, como mayordomos del evangelio, debemos rechazar la tentación de atraer oyentes y
feligreses con cualquier promesa o sostén otro que Jesucristo y la vida eterna. Aunque sería más
que radical en esta era moderna de la evangelización, nos haría bien gritar a las masas: “Jesucristo
les promete dos cosas: La salvación eterna en la cual tener esperanza y una cruz en la que murió ,
El Espíritu y la Esposa dicen: Ven.”

-Hay algo peor que guardar silencio mientras los perdidos de este mundo correr de cabeza hacia el
infierno: el crimen de predicar un evangelio diferente del que pasó a los santos. Por esta razón,
debemos evitar el evangelio del evangelicalismo contemporáneo, ya que es un evangelio
suavizado y desde un punto de vista cultural esculpido y truncado que permite a los hombres
aferrarse a una forma de piedad mientras niega su poder, para profesar conocer a Dios mientras Él
es negado con sus obras, y llamar a Jesús “Señor, Señor”, mientras no hacen la voluntad del Padre.
(15) ¡Ay de nosotros si no predicamos el evangelio, pero aún mayor infortunio se debe a nosotros
si predicamos de forma incorrecta! (16)

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