Sei sulla pagina 1di 7

Administrar las finanzas requiere algunas habilidades de organización, capacidad para

asignar prioridades y disciplina. Las deficiencias en estas áreas pueden causar problemas
financieros con efectos de larga duración. Como los problemas financieros tienden a estar
interrelacionados, permitir que un sólo problema financiero se vuelva más serio puede crear
un efecto dominó que genere más problemas financieros. En general, un problema financiero
es un evento, hábito o situación que amenaza la estabilidad y bienestar financiero de una
persona o negocio. Examinar los diferentes tipos de problemas financieros puede ayudarte a
tomar medidas preventivas para evitarlos.

Ingresos insuficientes
Un problema financiero puede estar relacionado con tener ingresos insuficientes. Los
consumidores dependen de sus ingresos para pagar sus cuentas, incluida la renta o los pagos
de hipoteca de sus hogares, compra de alimentos y otros bienes necesarios, para cumplir sus
metas para el retiro y satisfacer las necesidades de contar con seguros adecuados. A medida
que las familias crecen o las preferencias en el estilo de vida se vuelven más complejas, un
ingreso insuficiente puede crear problemas financieros si los consumidores no pueden
comprar las cosas que quieren o necesitan. Los consumidores pueden tener que olvidarse de
lo que desean o arriesgarse a seguir sin los artículos necesarios recomendados, como un
seguro de salud, para cubrir sus demás gastos. De otra manera, los ingresos insuficientes
pueden crear otro problema financiero: las deudas.

Deudas
Muchos consumidores y negocios tienen algún tipo de deuda, ya sea la hipoteca de una casa,
una línea de crédito, préstamos estudiantiles o deudas por tarjetas de crédito. Algunas deudas
pueden ser buenas. Pedir créditos para pagar inversiones como la educación universitaria o
una casa pueden ayudar a los consumidores a proveer para su futuro. Los créditos a negocios
pueden ayudar a las empresas a crecer y a generar más ingresos a largo plazo, gracias a una
deuda de corto plazo. Pero demasiada deuda puede ser un problema financiero grave y llevar
a la bancarrota y a la pérdida de los bienes, incluso las casas y los negocios. Las deudas se
convierten en un problema financiero cíclico porque los consumidores deben pagar intereses
sobre sus obligaciones, lo cual aumenta el monto de su responsabilidad financiera general.

Organización
Otro tipo de problema financiero se relaciona con la organización. Mantener las finanzas
sanas requiere una cierta dosis de organización para hacer los pagos a tiempo, dar
seguimiento al flujo de efectivo y, en el caso de las empresas, cumplir con los reglamentos
de gobierno. La omisión de pagos puede provocar una calificación de crédito baja, lo que
dificulta conseguir créditos, departamentos o un empleo en el futuro. Las cuentas morosas
pueden ser enviadas a las agencias recaudadoras, lo cual tiene un impacto negativo en tu
historial de crédito. Los ingresos, salarios, utilidades o pérdidas reportados incorrectamente
al gobierno también pueden ocasionar multas o auditorías. Sobregirar continuamente las
cuentas bancarias también puede generar la aplicación de cargos, multas por falta de fondos
y una mala reputación con clientes, vendedores y asociados de negocios.

Pleitos
Un problema financiero puede originarse en diferencias interpersonales. Los matrimonios
pueden tener actitudes diferentes sobre el gasto, el ahorro, el pago de deudas y el presupuesto
familiar, dando como resultado una estrategia financiera inconsistente. Los socios de
negocios también pueden tener actitudes fundamentalmente diferentes en relación a las
finanzas. Esto puede provocar no sólo peleas y presiones emocionales, sino también
problemas financieros relacionados con las deudas y los presupuestos.

Problema financiero de la Universidad pública.


En tiempos en los que el acceso a la educación superior ha pasado a ser una prioridad para el
Gobierno nacional, incentivándola con programas ambiciosos como ‘Ser pilo paga‘, la salud
financiera de las universidades públicas no es muy buena. Entre el 2004 y el 2015 el desfalco
presupuestal asciende a unos 800.000 millones de pesos para las 32 universidades públicas
que funcionan en todo el país, y una de las causas es la productividad del profesorado, cada
vez más alta.

Hay un déficit estructural que tiene una razón: los ingresos crecen a una tasa inferior a los
egresos. Si uno recibe menos plata de la que gasta, se vuelve inviable, y eso nos está pasando.
La diferencia se explica en dos asuntos fundamentales. Primero está la Ley 30 de 1992, que
estableció y corrigió un problema que venía de muchos años atrás, y es que antes de 1992 las
universidades públicas teníamos que vivir haciendo lobby en el Ministerio de Hacienda para
que nos dieran presupuesto. La ley 30 logró que a partir de 1993 el Estado siguiera dándoles
a las universidades lo que les dio en ese año y se indexaba el alza del Índice de Precios al
Consumidor (IPC). Eso fue una maravilla en su momento, pero vino el Decreto 1279, que es
el escalafón docente de los profesores universitarios, y ahí vienen los problemas.

Le recomendamos: “La educación pensada para el campo es fundamental para el


posconflicto”

Semana.com: ¿Por qué los salarios de los profesores se convirtieron en un problema?

La Ley 30, en el artículo 86, no logró prever que los salarios de los profesores iban a depender
de dos factores: productividad y títulos. La productividad es publicación de artículos en
revistas, y por esas publicaciones el Estado reconoce puntos salariales, el valor del punto hoy
por hoy está en 12.000 pesos. Ha ocurrido que las universidades hemos avanzado mucho en
términos de número de profesores con doctorado y eso ha implicado mayor número de
publicaciones y por lo tanto un mayor crecimiento de la productividad, entonces los ingresos
que nos trasfiere el Estado crecen al IPC, pero los gastos crecen 4 puntos en promedio por
encima del IPC. No se necesita ser un gran economista para ver que ahí hay un déficit. Entre
el 2004 y el 2015 esa brecha asciende a unos 800.000 millones de pesos para las 32
universidades públicas, vía productividad del profesorado. Si no empezamos a cubrir eso,
vamos a llegar a una situación en que las universidades públicas no vamos a poder crecer
porque esos son los recursos con los que se podría contratar a nuevos docentes, ni atender las
necesidades de aumento de cobertura, de ofrecimiento de nuevos programas, etcétera.

Acuerdos de saneamiento, viabilidad y desarrollo


El país ha sido testigo de las enormes dificultades que han enfrentado las universidades
públicas en los últimos años, que se manifiestan en déficits recurrentes, crisis de
gobernabilidad y debilidad académica. Ante esta situación, el Ministerio de Educación, con
el apoyo del ICFES, trabaja alternativas para solucionar estos problemas estructurales que
afectan a diferentes universidades públicas del país.

Acuerdos Voluntarios

Uno de los instrumentos que se han diseñado es el de los Acuerdos de Saneamiento,


Viabilidad y Desarrollo, que las universidades públicas pueden suscribir de manera
voluntaria. Dichos acuerdos contemplan tres fases.

En la primera fase, se realiza un estudio sistemático sobre el proceso organizacional de las


universidades, el cual debe precisar las características de la gestión financiera, académica y
administrativa de la Universidad. Durante esta fase se deben definir las estrategias y acciones
para superar la situación, haciendo énfasis en las reformas que requiera la institución para
mantener la oferta educativa y la capacidad investigativa de acuerdo con las características
propias y las necesidades de la región.

La segunda fase del proceso prevé analizar y perfeccionar las propuestas presentadas en la
primera y, además, definir los parámetros básicos que se deberán tener en cuenta para las
alternativas de transformación que se contemplen en el futuro. Igualmente, debe comprender
el desarrollo de criterios de orden general y un conjunto mínimo de reglas de gestión que
deberán enmarcar las actividades de planeación y las decisiones de inversión y operación de
las universidades en el futuro, para garantizar que unas y otras sean coherentes con las
estructuras financieras actuales y proyectadas por las universidades.

La tercera fase debe conducir a la elaboración de un convenio de viabilidad y sostenibilidad,


con base en los resultados de las dos fases anteriores, entre las universidades objeto del
estudio y el Gobierno Nacional que incluya los compromisos de las partes.

El desarrollo de las tres fases anteriores deberá haber culminado antes del próximo mes de
julio.

El compromiso de las universidades


A manera indicativa, un Acuerdo de Saneamiento, Viabilidad y Desarrollo puede implicar
nuevas reglas de juego internas de la universidad (estatutos, acuerdos y resoluciones), así
como la redefinición de la organización y la gestión de los procesos académicos de docencia
e investigación, los administrativos de gestión, manejo de información, financiación y
presupuesto. A partir de estos cambios, se mejoraría la capacidad organizacional de la
universidad para cumplir con su misión, así como su legitimidad y sus resultados.

En caso de que la universidad autónomamente decida asumir el compromiso, formalizaría un


Acuerdo de Saneamiento con el Gobierno Nacional, en el cual se precisan el plan de acción,
las metas y los indicadores para su seguimiento y evaluación. Para la realización de la
experiencia piloto se seleccionaron, entre las universidades que manifestaron su disposición
de firmar un Acuerdo de Saneamiento, las universidades de Cartagena, Córdoba, del Valle y
Surcolombiana.

Las acciones contempladas en esta política buscan dotar al país de un instrumento de política
eficaz para garantizarle a la sociedad colombiana que los recursos públicos sustenten una
educación superior responsable y de excelencia, en desarrollo del Plan Estratégico 2000 -
2002, que puso en marcha el Ministerio de Educación.
La Universidadrecibe algunos recursos que no permiten subsanar las necesidades que se han
venido derivando como el aumento considerable en términos de cobertura, la renovación de
la planta física debido a los actos vandálicos y al uso inapropiado de las instalaciones,
actualización de infraestructura tecnológica, ampliación de la planta de profesores y
reestructuración de la planta de investigadores, entre otras reclamaciones que desde los
órganos de control del Estado e instancias gubernamentales se generan.

Lo anterior pone en evidencia la situación de la Universidad y cómo el incremento del


presupuesto anunciado no logra satisfacer las expectativas ni las necesidades que las
universidades tienen y tampoco permiten la consecución de los propósitos, que en términos
de desarrollo de educación superior, están planteados en las políticas gubernamentales,
afirma el profesor Orozco.
De acuerdo con el rector, la comunidad universitaria debe entender que, en momentos de
dificultad financiera y para no comprometer la estabilidad de la Universidad, hay que ser
muy prudentes, ya que en circunstancias como estas es muy importante el manejo
responsable de la información sobre los temas financieros y presupuestales que se dé a la
comunidad universitaria.
"Sigamos con una universidad que sabemos cuidar y sabemos defender". "El fracaso de la
reforma a la Educación Superior también tuvo sus efectos, unos efectos que han agravado la
situación financiera de las universidades públicas y que no se subsanan con el incremento
que se aprobó para este año", declara el rector.

"Es necesario pedirle a la comunidad que sea muy juiciosa a la hora de leer y reaccionar
frente al uso que hace de esa información y ponerle de presente que la universidad se
encuentra con un presupuesto equilibrado, pero que es insuficiente para atender las
necesidades de la universidad con toda su implicaciones y en todas sus dimensiones. Por eso
mismo nos corresponde a todos, mientras no haya recursos suficientes, ser bastantes austeros
con los recursos", concluye Orozco.

El Gobierno estaba advertido. Después de diferentes reclamos, cartas y declaraciones, las


universidades públicas del país decidieron salir a marchar debido a su situación financiera.
Se estima que 70 instituciones se unieron a esta manifestación a nivel nacional. En Bogotá,
diferentes cifras reportan que 32 instituciones públicas y 11 privadas son las que salieron a
las calles hoy.

Esta movilización se da después de que el rector de la Universidad Pedagógica Nacional


(UPN), Adolfo León Atehortúa, envió un contundente mensaje a la comunidad académica:
“invito a las universidades estatales a movilizarse contra el Gobierno por la forma como están
sufriendo la instituciones de educación superior pública con el actual modelo de
financiamiento”.

De acuerdo con el directivo, las instituciones de educación superior públicas en el país llevan
a cuestas un hueco financiero de 434.874 millones de pesos por cuenta de la distribución de
los recursos, en la que resultan favorecidos programas como Ser Pilo Paga, que benefician
en la mayoría de los casos a universidades privadas por medio del Icetex.

De hecho, según cifras proporcionadas por el Icetex, el 87,42% de los créditos que entrega
la institución van dirigidos a estudiantes que entran a universidades privadas y el 12,58%
para las públicas. Incluso, entre las 20 universidades que más créditos reciben, que en total
suman 275.775 créditos vigentes del Icetex, no aparece ninguna oficial.

De los 30.000 estudiantes que hacen parte del programa Ser Pilo Paga, el 82% está en
universidades privadas y el restante 18% accede a una institución de educación pública del
Estado, según cifras del Ministerio de Educación. “Con esos pilos podríamos apoyar a
500.000 estudiantes en universidades públicas. Yo no tengo ninguna contradicción con las
universidades privadas, pero podemos trabajar en conjunto. De hecho, se nos presentan
muchos pilos, pero el problema es que no pasan por la prueba de admisión y por eso optan
por las privadas”, le dijo a SEMANA el rector de la UPN.

“Estamos muy preocupados por la desfinanciación de la universidad estatal, porque hemos


venido perdiendo nuestras bases presupuestales por disposición del Gobierno. Cada año el
presupuesto se indexa con el IPC, pero el costo de las universidades son por encima de este
y eso venimos cubriéndolo con recursos propios y la situación se agrava porque el
presupuesto se nos redujo en un casi 70% por Pilo Paga. Próximamente no tendremos ni un
solo peso”, agrega

América Latina necesita un nuevo enfoque de la educación. Las políticas tradicionales,


basadas principalmente en la extensión de la cobertura a más alumnos, son actualmente
inadecuadas frente a los cambios sociales y económicos que están ocurriendo en la región.
El énfasis en la expansión de la cobertura escolar no ha sido capaz de generar niveles
satisfactorios de calidad ni de promover la equidad económica y social. Además, el actual
sistema ha demostrado ser impermeable a las demandas de los cambiantes mercados
laborales. En la mayor parte de la región, la buena educación sigue estando concentrada en
las clases altas y media alta y es impartida por colegios privados relativamente caros. Más
aún, mucho de lo que es aprendido en la escuela tiene una aplicación limitada en el mundo
de trabajo moderno. Estas deficiencias tienen un impacto muy negativo en los sectores pobres
que dependen de la educación para la movilidad social y que no tienen otra opción que asistir
a las escuelas públicas. Esta brecha entre oferta y demanda en la educación en América Latina
se ha exacerbado debido a los cambios que ocurren actualmente en la región. América Latina
llegó al límite de un modelo de desarrollo económico al principio de los 80 y está rápidamente
pasando a otro. El antiguo modelo, que funcionó durante tres decenios, estaba basado en el
proteccionismo, los préstamos extranjeros, la explotación de los recursos económicos y los
déficits presupuestarios internos. El nuevo modelo está basado en la apertura de las
economías nacionales a la competencia internacional, la inversión extranjera, la innovación
tecnológica, y los equilibrios macroeconómicos. La democracia como forma de gobierno ha
ingresado a ser una parte importante de los países de la región y la administración pública
está siendo rápidamente descentralizada. Sobre todo, América Latina se está integrando
gradualmente en un nuevo orden económico y a un nuevo orden político mientras crea
vínculos más estrechos con los Estados Unidos. El modelo de desarrollo emergente ha traído
consigo nuevas demandas tanto para los ciudadanos como para el Estado. Las economías
abiertas, integradas al sistema global, requieren de una fuerza de trabajo internacionalmente
3 competitiva con un énfasis en la ciencia y la tecnología. El retorno de los regímenes
democráticos ha gatillado nuevas demandas de parte de los ciudadanos a los servicios
gubernamentales y existe una demanda creciente por parte de los gobiernos por contar con
ciudadanos informados y responsables. La descentralización de la administración pública
está poniendo un nuevo énfasis en la participación ciudadana, en la autonomía y en la
responsabilidad de los gobiernos provinciales y municipales. Para enfrentar estas demandas,
los sistemas educacionales latinoamericanos tendrán que perseguir, simultáneamente,
objetivos desafiantes y a veces contradictorios. Deben preparar a los alumnos para los
trabajos de una economía moderna, e internacionalmente competitiva. Deben fomentar el
cambio científico y tecnológico. Deben promover la equidad social y la movilidad. Y deben
preparar a la gente para que participen en sistemas democráticos. Para alcanzar estos
objetivos, se requiere de sistemas educacionales que sean sensibles a los cambios económicos
y sociales y capaces de ajustarse para satisfacer las demandas de diversas clientelas.
Desgraciadamente, los sistemas educativos no están respondiendo bien a estos desafíos. Los
educadores hablan crecientemente de una "separación radical" entre los sistemas educativos
de la región y sus necesidades de desarrollo. Apuntan a la baja calidad de la mayor parte de
la educación pública, a su declinante rol en la promoción de la movilidad social, a la debilidad
de la educación técnico-vocacional a nivel de la secundaria y a la disociación general entre
el sistema escolar y las demandas de una economía moderna. Notan la ausencia evidente de
conocimiento utilitario a nivel de primaria y de secundaria, la carencia de incentivos para
desarrollar un pensamiento racional y crítico y una limitada información sobre las sociedades
y las tecnologías contemporáneas. Citan la proliferación de sistemas universitarios sobre-
expandidos, caracterizados por muchos

Segundo, los gobiernos no le han dado a la educación la prioridad política que merece. En
cambio, su enfoque ha sido financiero o técnico. Los gobiernos aumentan los presupuestos,
cambian el currículum e invierten en laboratorios o en textos. Sin embargo, pocos han estado
dispuestos a invertir su capital político en la reforma educativa. Ese capital político ha sido
asignado a otras áreas, tales como la política económica en la cual ha generado una reforma
substancial. Pero, en la educación, la mayoría de los gobiernos no ha decidido aún asumir los
desafíos políticos y el progreso ha sido mínimo. Como resultado, los ministerios de educación
-principales instituciones encargadas de formular la política educativa- han sido
tradicionalmente débiles, carentes de equipos profesionales calificados, de prestigio,
liderazgo, agilidad y del respaldo político necesario para promover una reforma significativa.
Los dirigentes políticos de más alto nivel han sido ubicados en otros ministerios. Los mejores
especialistas en educación han preferido trabajar en centros privados de investigación o en
organizaciones internacionales porque los ministerios de educación no son profesionalmente
atractivos. Las reformas significativas generalmente se originan en los ministerios de
planificación o de hacienda más que en el ministerio de educación. Si bien esta situación ha
comenzado a variar en los últimos años, queda mucho por hacer

Potrebbero piacerti anche