Sei sulla pagina 1di 3

Bajos salarios aumentan renuncias de

docentes y trabajadores de la UNEG


Las universidades públicas del país están cada vez más afectadas por la falta de
presupuesto. En la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG), los bajos
salarios del personal administrativo y docente, junto a la intermitencia de los servicios
estudiantiles, ha devenido en el aumento de renuncias y deserción de alumnos de las
aulas de clase.

De acuerdo con el presidente de la Asociación de Profesores de la UNEG (Apuneg), Raúl


Brito, la deserción estudiantil ronda el 25 % para este periodo académico, que comenzó
en octubre de 2017.

En cuanto al personal han renunciado entre 60 y 90 empleados en lo que va de 2018,


entre docentes y personal técnico administrativo, debido a los “salarios de hambre” que no
mejoran. “¿Qué puede comprar un profesor con una quincena de 500 mil o 600 mil
bolívares? tiene que dedicarse a otra cosa. Es imposible vivir así. En vez de profesores
somos pobresores”, recalcó el gremialista.

Brito recordó que el colapso de las universidades se alerta desde 2013, cuando Apuneg y
todos los gremios adscritos a la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios
de Venezuela (Fapuv) comenzaron luchas sindicales en todo el país, en pro de mejores
presupuestos para las casas de estudio y aumentos de sueldo.

Pese a las dificultades, la UNEG anunció


este año la apertura de una sede en El
Palmar, municipio Padre Chien, para
impartir la carrera Tecnología para
Producción Agropecuaria.

“Las universidades públicas, de ser una tacita de oro, pasaron a ser un rancho en manos
de este gobierno”, lamentó.

Sedes deterioradas
La UNEG sufrió un golpe importante en 2017, cuando tuvieron que clausurar el módulo
de aulas de la sede Villa Asia, en Puerto Ordaz. La estructura estaba afectada por
filtraciones y contaminación de las paredes con hongos y excrementos de animales. Su
cierre fue el único desenlace posible luego de años de nula inversión en mantenimiento.
El semestre comenzó un mes tarde, mientras las autoridades transformaron oficinas en
salones y así atender a los estudiantes de Ingeniería Industrial en el mismo núcleo de
Villa Asia.

Brito informó que la universidad ha funcionado a medias en 2018. Las primeras dos
semanas del semestre hubo paralización estudiantil por falta de comedor y
transporte, servicios que se han restaurado parcialmente: la última ruta de autobús sale a
las 5:00 de la tarde, perjudicando a los alumnos del turno nocturno.
Por estos tropiezos en el semestre, las clases culminarán en mayo, previó Brito.

“Nosotros nos declaramos en emergencia. En asamblea de docentes decidimos dar


estrictamente las horas de clase y no hacer permanencia en la universidad, porque no
podemos mantenernos con estos salarios. Tenemos que buscar otras fuentes de ingreso”,
puntualizó Brito.

Lo mismo decidió esta semana la Asociación de Trabajadores de la UNEG (Atauneg), que


redujo su jornada laboral de 7:00 de la mañana a la 1:00 de la tarde, como única solución
para obtener más ingresos y compensar los bajos sueldos universitarios.

Un salario promedio de un docente de la UNEG ronda el millón de bolívares, que se


convierte en migajas frente a una canasta alimentaria familiar que en diciembre costó
16,5 millones de bolívares. Es la misma situación de todas las universidades públicas,
cuyo tabulador está convenido en un contrato colectivo único.

Las universidades públicas de Guayana agonizan. La Universidad Nacional Experimental


Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo) decidió retrasar el inicio de semestre por
deficiencias presupuestarias, pese a registrar una deserción estudiantil del 30%.
En la Universidad de Oriente (UDO) de San Félix, docentes y estudiantes batallan
para dar y ver clases sin energía eléctrica desde hace dos años, y con una deserción
de más de la mitad de los alumnos.

“Lo más importante que tiene un país, la educación, la formación, se está perdiendo. Hay
una fuga masiva de cerebros, hay estudiantes y profesores que se desmayan en clases
porque no tienen qué comer y terminan quedándose en sus casas. Ese es el legado de la
revolución bolivariana”, cerró Brito.

Potrebbero piacerti anche