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SANIDAD INTERIOR

Razón:
Cada persona sobre la faz de la tierra ha sufrido en mayor o menor grado, algunos en la
infancia o la adolescencia, cuando venimos al Señor en arrepentimiento, muchas de esas
heridas están presentes en nosotros. De forma inconsciente siguen afectando la forma en la
que nos relacionamos con los otros y con Dios mismo.
Ya hemos sido reconciliados con Dios y tenemos conciencia de nuestra salvación, nos
sabemos hijos de Dios y partes de la familia de la fe, sin embargo aún hay recuerdos de heridas
que nos realizaron, las experiencias de dolor y sufrimiento son distintas en su profundidad y las
secuelas que ellas dejan en nuestras vidas, por lo tanto debemos recordar que la sanidad
requerida para cada persona tomara mayor o menor tiempo dependiendo de esta realidad
y de la disposición de permitir a Dios obrar en nuestras vidas.

Objetivo:
El objetivo de esta serie de lecciones es ayudar a cada participante a experimentar la sanidad
interior que necesita, y a la vez que cada uno ayude a los otros en el proceso.
Recordemos, todos hemos experimentado dolor, heridas y sufrimientos en la vida. Bienvenidos.

SESIÓN 1
EL PECADO, EL GRAN INTRUSO
INTRODUCCIÓN:
Pregunte al grupo: ¿Ha experimentado alguna herida recientemente?
¿Alguien aquí tiene alguna relación personal quebrantada?
Cuando hablamos de dolos, heridas, rupturas, relaciones quebrantadas, etc.; debemos
recordar que estas situaciones y condiciones con las cuales convivimos no eran, ni son parte
del plan de Dios. Cuando el hombre se aleja de Dios y no cumple Sus mandamientos va
directamente a la condenación de su alma.
Un periodista que visitaba regiones de América, entrevistó a un cacique indígena y le
preguntó cómo vivía su tribu. El jefe contestó: “Señor, nosotros no vivimos, nosotros solamente
duramos”. Aunque el cacique se refería a las penosas condiciones de vida de la tribu, sin
saberlo dijo una gran verdad de fe que podría aplicarse a toda la humanidad: a causa del
pecado, los hombres no viven, simplemente duran. Tienen una “vida sin vida” porque están
muertos en delitos y pecados.

DESARROLLO:
Pasaje clave:
“Pero Dios el SEÑOR llamó al hombre y le dijo: — ¿Dónde estás? (10) El hombre contestó: —Escuché que andabas por el jardín, y tuve
miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí. (11) — ¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? — Le preguntó Dios—. ¿Acaso has
comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer? (12) Él respondió: —La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y
yo lo comí. (13) Entonces Dios el SEÑOR le preguntó a la mujer: — ¿Qué es lo que has hecho? —La serpiente me engañó, y comí —
contestó ella. (14) Dios el SEÑOR dijo entonces a la serpiente: Por causa de lo que has hecho, ¡maldita serás entre todos los animales,
tanto domésticos como salvajes! Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. (15) Pondré enemistad
entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón. (16) A la mujer le
dijo: Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará. (17) Al hombre le
dijo: Por cuanto le hiciste caso a tu mujer, y comiste del árbol del que te prohibí comer, ¡maldita será la tierra por tu culpa! Con
penosos trabajos comerás de ella todos los días de tu vida” Génesis 3:9-17 NVI

1.- EL PECADO, UN INTRUSO NO DESEADO.


Dios creo al hombre perfecto, hombre y mujer disfrutaban de una estrecha relación con Dios
y con ellos mismos, no existía dolor, frustración, decepción y ni una de las experiencias que
hoy han marcado nuestra vida en mayor o menor grado.
Definamos que es el pecado; en esencia el pecado es la desobediencia a la voluntad
expresa de Dios, cuando Dios crea a Adán y a Eva, ellos gozan de tener un estado libre de
pecado, viven obedeciendo a Dios, pues reconocen que su voluntad es buena, agradable y
perfecta. No tienen ni una duda sobre el amor de Dios y esto les da la seguridad para amar y
dejarse amar.
En el capítulo 3 del libro de Génesis encontramos la intromisión de la serpiente, (representación
de satanás) quien incita al ser humano a desconfiar del amor de Dios y permitirse
desobedecer su voluntad, empieza a confiar más en sí mismo, en sus propias decisiones.
Las consecuencias del pecado, es decir de dejar de confiar en Dios para confiar en sí mismo,
trajo múltiples consecuencias; la desconfianza en Dios provoco la desconfianza en el otro.
Leamos atentamente el pasaje de Génesis 3:9-17; veremos como a la pregunta de Dios el ser
humano ha respondido con evasivas y falta de responsabilidad. Adán culpo a Eva, Eva a la
serpiente, y de forma indirecta, ambos culparon a Dios de sus acciones.
Otras consecuencias del primer pecado:
Personas dañadas en cuerpo y mente. Relaciones interpersonales dañadas.
Sociedad corrompida. Cosmos convertido en caos.

2.- HEMOS ESCOGIDO EL PECADO.


“Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. (22) Esta
justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, (23) pues todos han pecado y
están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó”.
Romanos 3:21-24 NVI
Todos los hombres, sin excepción, hemos pecado. Algunos con mayores consecuencias y
sufrimientos que otros, pero todos hemos fallado. Miente quien dice lo contrario, por lo tanto,
todos merecíamos el mismo castigo, la muerte, pero Dios hace justicia cuando creemos que
Jesús sufrió nuestro castigo. Entonces, nos quita la culpa y nos restituye Su gloria.
No solo hemos ofendido a Dios, también nos hemos ofendido los unos a los otros; nos hemos
provocado heridas y dolor en mayor o menor grado. Esto es solo la consecuencia de nuestra
rebelión hacia Dios.
¿Ha ofendido a algún ser querido?
¿Ha procurado hacer daño a alguien cercano a usted?
¿Ha lastimado a alguno de sus prójimos?
Si somos sinceros, responderemos si a cada una de las preguntas anteriores; algunas veces sin
querer, pero otras con la intensión hemos dañado no a algunos, sino a muchos de ellos. Y ya
no debemos seguir siendo irresponsables, debemos tomar nuestra responsabilidad y pedir
perdón.

3. EL REGALO DE DIOS
“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor ”. Romanos
6:23 NVI
Así como la consecuencia del pecado es la muerte, el regalo de Dios para la humanidad es
el perdón a través de Jesucristo. Dios nos regala la vida eterna por gracia, no por méritos
nuestros. Es un obsequio, no un premio. Así nos rescató de la muerte y liberó del pecado, para
que podamos vivir en santidad y con esperanza.
Lo único que merecíamos por nuestro pecado era el castigo divino, cada ofensa en contra
de Dios o de otro ser humano trae consigo una promesa de castigo. Pero Dios quien nos ama
quiere otorgarnos el perdón. Desea arreglar nuestra relación con Él. Si has reconocido a Jesús
como tu Señor y Salvador, Dios te ha concedido el perdón por tus pecados. Para que
pudiésemos recibir este perdón debimos habernos responsabilizado por nuestro pecado,
nuestra falta de confianza en Dios.

CONCLUSIÓN:
Notemos que nunca ha sido el plan de Dios que el ser humano sufra, más bien ha sido
resultado de la voluntad humana; el hombre decidió y sigue decidiendo hacer su propia
voluntad, confiando solamente en sí mismo, y desconfiando de todos los demás. Esta actitud
ha provocado que el ser humano se dañe y lastime a su prójimo y para su mayor dolo lastime
aun a sus seres amados, voluntaria e involuntariamente.
Dios desea ayudarnos y por ello envía a Jesús a morir en la cruz y así pode restaurar nuestra
relación con Él, si aún no le has aceptado como su Señor y Salvador hoy es el momento en
que tu relación con Él puede ser remediada.

Oremos.
SESIÓN 2

SINTOMAS QUE PUEDEN INDICAR LA AUSENCIA DEL PERDON EN NUESTRA VIDA


INTRODUCCIÓN:
Como vimos la semana pasada, las heridas, el dolor, las relaciones quebrantadas, etc. Son en
primer término resultado de la entrada del pecado a la humanidad y no parte del plan de
Dios para nuestras vidas.
En esta lección veremos cuáles son los síntomas que muestra una vida que tiene problemas
con la falta de perdón. Ser conscientes de nuestra situación nos permitirá encontrar la sanidad
que necesitamos, pero evadir nuestra realidad solo lograra que nuestro dolor y nuestras
heridas permanezcan por más tiempo y retrasemos nuestra sanidad.
¿Cuántos deseamos la sanidad de nuestras heridas del pasado o del presente?

DESARROLLO:
Pasaje clave:
“Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. (32) Más bien, sean bondadosos y compasivos
unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo ”. Efesios 4:31-32.
El modelo médico puede ayudarnos a entender. Estos pecados pueden ser síntomas de la
ausencia del perdón en nuestra vida. El antídoto, el remedio, la receta para curar la
enfermedad es el perdón. O por lo menos el perdón abre la puerta para la sanidad del
individuo. Sin el perdón nunca podrá cambiar.

I. LOS SÍNTOMAS DE LA FALTA DE PERDÓN.


Si estos síntomas tienen las siguientes características, pueden indicar la ausencia del perdón,
o por lo menos dificultades con el perdón:
1. Son incontrolables. 3. Se presentan en conjunto.
2. Son persistentes. 4. Van en aumento.
Además, puede ser que no se quiten ni con la oración, la confesión, la lectura de la biblia, la
asistencia a los cultos o el cumplimiento de otros deberes del cristiano. Pero, es posible que se
manifiesten solamente en la casa y no en público. A veces podemos controlarnos en público,
y no en la casa.
Algunos síntomas que pueden indicar la falta del perdón por los cuales sabemos que
posiblemente no hemos perdonado, son cuando practicamos alguno de estos pecados: (1)
amargura, (2) enojo, (3) ira, (4) gritería y maledicencia, (5) malicia. Otra evidencia de la falta
del perdón es la presencia de (6) resentimientos. Puede haber más indicaciones también,
pero estas son muy seguras.

II.- UN CUADRO EXPLICATIVO


SÍNTOMA EXPLICACIÓN EJEMPLO
La amargura Mira todo mal / Aguas amargas que Anciano abandonado
1 causan la muerte / Todo lo miran como por la familia
contaminado / afectado
2 El enojo Qué no me vayas a decir nada Un hombre o mujer
Explosiones abandonados por su
pareja
La ira Pérdida de control Personas que a la
3 La presión arterial elevada menor provocación
estallan en enojo
4 La gritería y la Descontrol de la boca Una boca que parece
Maledicencia un bote de basura
rebosando
La malicia Sentimientos vengativos / Que pueda sentir
5 lo que yo he sentido / Se siente mal cuando
al otro le va bien / Sentimientos envidiosos /
Represalias / Revanchas
Para las heridas causadas por otras personas en nosotros, el único antídoto es el perdón.
Sin no perdonamos, entramos en la condición del corazón endurecido. Un aspecto de la
dureza de corazón que Cristo menciona como causante del divorcio es la decisión de no
perdonar.

III. ¿QUIENES SON LOS QUE NOS OFENDEN?


Por lo general son las personas cercanas y apreciadas que pecan contra nosotros. Es muy raro
que nos sintamos verdaderamente ofendidos por algún extraño. Son las personas con quienes
nos relacionamos con frecuencia que tienen la capacidad de herirnos profundamente. Y
pueden entonces entrar en nuestros espíritus sentimientos, amarguras y deseos de tomar
represalias para vengarnos.
Jesucristo dijo: “Si tu HERMANO peca contra ti… ” (Mateo 18:15)
ESPOSO / ESPOSA PRIMOS / PRIMAS PROFESIONALES
Abuso sexual Médicos / abogados
PADRE / MADRE AMIGOS / AMIGAS COMPAÑEROS(AS)
Padres que se pelearon Judas Judas
delante de nosotros.
HIJO / HIJA NOVIO / NOVIA Lideres
Hijo pródigo Engaño
Hija embarazada Promesa quebrantada
HERMANO / HERMANA HERMANOS EN CRISTO MAESTROS / MAESTRAS
Jacob le quitó la bendición a Chismes El profesor homosexual que
Esaú quiso abusar del estudiante
ABUELO / ABUELA PATRONES / OBREROS PERSONAS DE
El patrón que no pagó a sus CONFIANZA
trabajadores:
Trabajadores que roban
TIO / TIA SOCIOS PADRASTRO
Herencias

CONCLUSIÓN:
Como hemos podido ver, cada uno de nosotros hemos experimentado heridas y dolor
provocado por las personas que apreciamos y que están cerca de nosotros. Algunas de ellas
muy probablemente no tenían deseo alguno de provocarnos estas heridas, otros lo hicieron
con toda la mala intención, sin embargo nosotros somos responsables de la decisión que
tomamos en cuanto al perdón.
En esta reunión hemos visto algunos síntomas que provoca la falta de perdón, ahora debemos
preguntarnos y responde con total sinceridad.
¿Mi vida manifiesta alguno de los síntomas de los que hablamos hoy?
¿Existe la posibilidad de que no haya perdonado a alguna de las personas cercanas a mí?

Oremos

SESIÓN 3

MITOS SOBRE EL PERDÓN


INTRODUCCIÓN:
Hoy día tenemos un problema común en la iglesia, y es la falta de verdadero perdón. Cuando
los cristianos tenemos una idea equivocada del perdón es más difícil hacerlo, ya que el
concepto que tengamos del perdón nos lleva a accionar de cierta forma.
Nuestro objetivo en esta lección es poder desechar algunos mitos que son muy comunes sobre
el perdón. Si mientras estudian juntos reconoces que hay una o varias ideas equivocadas en
tu vida sobre este tema, es importante que puedas desecharlo y entonces puedas tener un
concepto claro del perdón según la Palabra de Dios.
Empecemos pidiendo en oración, que el Espíritu Santo nos guie a la verdad y nos ayude a
desechar las ideas equivocadas que hemos obtenido de nuestro entorno, para poder adquirir
la idea divina del perdón.
Empecemos.

DESARROLLO:
Pasaje clave:
“Ustedes han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo’. (44) Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes
los persiguen, (45) para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva
sobre justos e injustos”. Mateo 5:43-45

I.- MITOS ACERCA DEL PERDÓN.


1. Muchos creen que para perdonar una ofensa, es necesario que la otra persona pida
perdón. En verdad el perdón se le puede conceder incluso aun a alguien que ya falleció, a
quien que no reconoce que hizo mal, a alguien que no se ha arrepentido, que solo reconoce
parte de la gravedad de su ofensa, etc. Recuerden que el perdón es decisión personal,
mientras que la reconciliación requiere la participación de las dos.
2. El perdonar a alguien, no es dejar la ofensa al olvido. Algunas de las ofensas que pudieras
haber experimentado son muy graves y no se pueden pasar por alto. Dios no justifica el
pecado ni niega su gravedad y nosotros tampoco debemos hacerlo. Recordemos que, “La
misericordia de Dios no cancela su santidad. Las ofensas requieren de un pago”. Jesús, el
perfecto Hijo de Dios, quien murió para pagar por el pecado es la solución que Dios proveyó
para todas las ofensas y para siempre.
3. Ideas equivocadas acerca del perdón, y Verdades.
Algunas personas creen equivocadamente que el perdón:
a. No reconoce la gravedad del pecado.
b. Da una “salida fácil” al ofensor.
c. Carga a la víctima con demasiada responsabilidad.
d. Resulta ser injusto.
Al contrario, El verdadero perdón
a. No niega que se ha cometido una ofensa.
b. Reconoce que el ofensor tiene una deuda que pagar.
c. Reconoce que muchas veces el ofensor no puede pagar completamente por el daño
que causó.
d. Entiende que aunque es natural tener el deseo de vengarse, no es una solución sana,
ni tampoco es aprobada por Dios.
e. Libera al deudor de su deuda.
Es cierto que hay ocasiones en las que el ofensor paga por el mal cometido. Por ejemplo,
si alguien conduce un automóvil estando embriagado, choca de frente contra otro y
mueren los del otro vehículo, es probable que la ley lo sentencie a prisión. Sin embargo, con
estar encarcelado, no restaura ni en lo más mínimo lo que perdieron los seres queridos de
las víctimas. Esas pérdidas son demasiado grandes para que el ofensor provea un pago
adecuado. Esas son las pérdidas que se reconocen durante el proceso del perdón.

II.- LO QUE NO ES EL PERDÓN.


1. Olvidar: Las ofensas no se olvidan por completo aunque uno perdone. Muchas veces
habremos oído la frase “perdonar y olvidar.” Algunos quizá concluirán por esto que el
perdonar significa que la ofensa se borrará de la memoria. Muchos creen que la frase
“perdonar y olvidar” salió de la Biblia, pero ¡no es así! De hecho, el tratar de negar que algún
mal trato o alguna traición, puede hacer más intensa el recuerdo que estás tratando de
olvidar. El perdón al que Cristo nos llama significa que no guardaremos rencor, amargura o
resentimiento en contra de la otra persona. Por lo tanto, en vez de intentar olvidar una ofensa,
la meta debería ser cortar con el resentimiento que nos ata a ella.
2. Indultar: Indultar es un término legal que significa –quitar el castigo merecido por algún
crimen u ofensa.
Aunque perdonemos a alguien, es posible que tengan que atenerse a las consecuencias de
sus actos.
3. Pedir disculpas: El que se disculpa reconoce y lamenta su falta, el daño o el insulto que
causó. El que se disculpa de una manera ligera o no sinceramente, puede hacer más daño
que bien. Una disculpa sincera es cuando el ofensor (1) reconoce lo que hizo mal (2) acepta
la responsabilidad por lo que hizo (3) reconoce cómo lastimó a la otra persona y (4) está
dispuesto a recibir las consecuencias.
4. Reconciliarse: La reconciliación es el proceso en el que dos personas dan pasos para
restaurar una relación que se ha dañado. Aunque el perdón es importante para restaurar una
relación, no es todo lo que se ocupa para lograr la reconciliación. La reconciliación depende
de que ambas personas, el ofensor y el ofendido, trabajen juntos para restaurar su relación.
5. Negar o Evadir: Hay ocasiones en que la persona se siente tan herida que dice, “Ya lo
perdoné.” con el fin de no seguir sintiendo el dolor de lo que la otra persona le hizo. El perdón
no es simplemente negarse a tratar con un asunto o una persona para evitar el dolor o el
conflicto. Tampoco significa negar que las acciones de la otra persona nos hirieran.
6. Excusar la ofensa: Al perdonar, no se le está dando permiso al ofensor de que nuevamente
cometa la misma ofensa. Es importante establecer normas sanas, y no simplemente permitir
que la otra persona continúe con sus acciones dañinas o pecaminosas.
7. Ni fácil, ni sin costo: El perdón verdadero no es simplemente responder con unas cuantas
palabras amables. Por el contrario, se requiere de un gran esfuerzo para lograr un verdadero
cambio de comportamiento que perdure.
8. La confianza: La confianza dentro de cualquier relación es algo que crece y se fortalece
con el tiempo.
Dependiendo de la gravedad de una ofensa, la confianza puede verse dañada o hasta
destruida. El perdón podrá iniciar el proceso de restaurar la confianza como parte de la
reconciliación, pero no es un requisito que exista la confianza para poder perdonar.
Recuerden que el perdón es lo que una persona le concede a otra. La confianza se gana
con el tiempo, y el que cometió la ofensa tiene que aceptar que para restaurar la confianza
se llevará tiempo.
9. Un Sentimiento: Para perdonar no debemos esperar hasta que sintamos el deseo de
perdonar o ya no sintamos los efectos de la ofensa. Más bien, el perdón es un acto de
obediencia a través del cual nos guía Dios.
10. Depende del tiempo: A veces se comenta que dentro de las relaciones, “El tiempo sana
todas las heridas”. Desafortunadamente eso ¡no es cierto! Aunque a veces con el tiempo
podemos comprender mejor las circunstancias que llevaron a la ofensa, el tiempo por sí solo,
¡no sana nada! Sería más correcto decir que, “El tiempo más el perdón termina por sanar las
heridas”.

CONCLUSIÓN:
Como hemos visto hay muchas ideas circulando a nuestro alrededor que sencillamente están
equivocadas. Muchos de nosotros hemos deseado obedecer la Palabra de nuestro Dios, pero
no hemos podido porque nuestro concepto del perdón no era el adecuado.
En esta lección solo hemos querido analizar algunos mitos e ideas equivocadas, es momento
de entregar a Dios aquellas que eran parte de nuestra vida. Y pedirle que nos ayude a
descubrir el concepto que Él como Dios tiene del perdón para poder obedecerle.
Ese es el tema de nuestra próxima lección, no faltes.
SESIÓN 4

VERDADES SOBRE EL PERDÓN


INTRODUCCIÓN:
Las semanas pasadas hemos señalado que el dolor y el sufrimiento no son planes que Dios
haya incluido para su creación, que son el resultado de la desconfianza de Adán y Eva a la
voluntad divina que se manifestó en rebeldía.
También vimos que las heridas más dolorosas son provocadas por personas cercanas a
nosotros, que hay ideas equivocadas sobre el perdón, que lo único que logran es que
verdaderamente no otorguemos el perdón a nuestro ofensor.
En esta lección, tenemos como interés principal ayudarte a adquirir una idea correcta de lo
que es el perdón para Dios y que debería ser nuestro concepto. Para ello nuevamente
necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, quien nos permita comprender la realidad del perdón
y así logremos apropiarnos de esta verdad.
Empecemos.

DESARROLLO:
Texto clave:
“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos ”. Romanos 5:6

1. ALGO QUE SE CONCEDE POR GRACIA:


“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”. Efesios 2:4-5
Dios es nuestro mayor ejemplo de dar el perdón por gracia, cuando inició el proceso del
perdón y la reconciliación con el hombre (Romanos 5:6; Efesios 2:4-5). El perdón es lo que una
persona le concede a otra. Los que necesitan ser perdonados no necesariamente “merecen”
el perdón. Nosotros en ninguna manera “merecemos” el perdón de Dios. Nosotros les
mostramos gracia a los demás porque hemos recibido gracia de parte de Dios. Tenemos algo
en común con la persona que nos dañó. Somos pecadores y tenemos la misma naturaleza
pecaminosa que causó la ofensa, es la naturaleza con la que luchamos en nuestro propio
corazón.
Aun si la persona que causó la ofensa no inicia el proceso de la reconciliación o si no reconoce
su error u ofensa, el ofendido deberá conceder el perdón y deberá concederlo con gracia.
Uno puede sentir que es injusto tener que perdonar; sin embargo, la gracia nos permite
perdonar aun a las personas que no parecen merecer el perdón. Es posible que el ofensor no
sienta remordimiento ni se arrepienta como para recibir perdón, pero eso no cierra las puertas
a que se le conceda el perdón. Dios les ofrece su perdón a todos por la muerte de Cristo en
la cruz. El arrepentimiento es necesario para recibir ese perdón, no para darlo.
La gracia tampoco niega la gravedad de la ofensa. El perdón que se concede por gracia
reconoce la gravedad de lo que se hizo mal y se desprende del supuesto “derecho” de
venganza o de guardar rencor.

2. UNA DECISIÓN INTENCIONAL Y UN PROCESO:


El perdón no es un accidente, más bien, uno tiene que tomar la decisión y comprometerse al
proceso. El Espíritu Santo es quien da el poder para llevarlo a cabo, y lleva tiempo. Ambas
cosas son necesarias – el tomar la decisión de perdonar y el comprometerse al tiempo que
sea necesario para llevar a cabo el proceso, no se da de forma automática. Pero si usted
aprende la importancia del perdón y decide perdonar, cada vez le será menos difícil.
Debemos recordar que mientras vivamos en este mundo caído, seremos lastimados y heridos,
pero a la vez muchas veces sin desearlo lastimaremos a otros.
No nos excusemos en esta realidad, procuremos reconocer las ofensas que cometemos
contra otros y a la vez perdonar las ofensas que otros cometen en nuestra contra.

3. UN TRABAJO DIFÍCIL Y COMPLEJO:


Se requiere de valor para perdonar y también de mucho esfuerzo. El perdón tiene dimensiones
emocionales, relacionales, espirituales y también fisiológicas. Tiene que ver con cambiar
nuestras actitudes, comportamientos, sentimientos y creencias. También necesitamos
aprender a calmarnos cuando recordamos las ofensas y no alterarnos ni tampoco reaccionar
impulsivamente. El proceso del perdón cambia las emociones que están ligadas a la falta
cometida. En vez de sentir enojo, amargura u otros sentimientos que resultan cuando no hay
perdón, el perdón nos da una sensación de libertad- “la emoción del perdón” cuando
recordamos la ofensa.

4. CANCELAR/LIBERAR UNA DEUDA:


“Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó
a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo:
Rectamente has juzgado”. Lucas 7:41-43
Muchas veces cuando alguien te daña o te ofende, sufres un tipo de pérdida.
Sea algo grave, como perder un hijo por causa de un conductor ebrio, o sea una ofensa
menor dentro de una relación, la ofensa nos deja con el sentimiento de que perdimos algo o
que nos quitaron algo. Ha resultado una deuda. A muchos se les hace difícil perdonar porque
quieren que el deudor pague su deuda. En otras palabras, desean la venganza. Muchas
veces queremos que el ofensor sienta el peso de lo que sufrimos. A veces incluso queremos
que el ofensor sufra aún más allá de lo que podría pagar. En muchas situaciones, la única
manera de arreglar una deuda es con el perdón. Tomamos la decisión de liberar al deudor
de la deuda que ha adquirido.
Esta decisión también nos libra a nosotros del peso que nos pudiera estorbar en nuestro andar
con el Señor
(Hebreos 12:1-2). El perdón no cambia la naturaleza de la transgresión – el mal que se hizo
sigue siendo un mal; y el perdón tampoco niega el hecho de que la ofensa ocurrió. Más bien,
en vez de permitir que el enojo y el dolor de la ofensa nos mantengan atados al ofensor, el
perdón nos ayuda a desprendernos y librarnos del mal que ocurrió.

CONCLUSIÓN:
Ya hemos visto lo que es el perdón en verdad. Dios es nuestro ejemplo máximo en relación a
como otorgar el perdón a quienes nos ofenden. La semana pasada terminamos pidiendo a
Dios que nos ayudara a descubrir los conceptos errados que teníamos sobre el perdón para
poder quitarlo de nuestra vida, de nuestra forma de pensar.
Hoy también oraremos, y le rogaremos que nos ayude a adquirir esta verdad sobre el perdón,
que esta verdad permee cada parte de nuestra vida, que Dios nos ayude a vivirla en cada
relación que tenemos con las personas que nos rodean.
Cada uno de forma personal, tomemos tiempo para orar en silencio a Dios, esta deber ser
una oración voluntaria y sincera; satanás tratara de impedir que adquiramos esta verdad en
nuestras vidas pues sabe que ella nos hará libres en el poder de Dios.
Luego el líder de la célula nos guiara en una oración audible.

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