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HUMANIDADES
ISBN: 978-84-9822-702-4
agur@usal.es
1. Presentación
(1) praeterea quaecumque manent aeterna necessest / aut quia sunt solido cum
corpore respuere ictus / nec penetrare pati sibi quicquam quod queat artas / dissociare intus
partis, ut materiai / corpora sunt, quorum naturam ostendimus ante, / aut ideo durare
aetatem posse per omnem, / plagarum quia sunt expertia sicut inanest, / quod manet
intactum neque ab ictu fungitur hilum, / aut etiam quia nulla loci sit copia circum, / quo quasi
res possint discedere dissoluique, / sicut summarum summast aeterna, neque extra / quis
locus est quo diffugiant neque corpora sunt quae / possint incidere et ualida dissoluere
plaga. (“Además todas las cosas que permanecen eternas es necesario que o bien, porque
son de cuerpo macizo, rechacen los golpes y no permitan que las penetre algo que pueda
separar en su interior sus trabadas partes, como son los átomos de la materia, de cuya
naturaleza hemos hablado ya; o bien puedan durar todo el tiempo porque son ajenas a los
embates, como lo es el vacío, que permanece intacto y no lo daña ningún golpe; o bien
incluso porque no hay alrededor lugar a dónde ir y disolverse como los objetos, como eterno
es el conjunto de los conjuntos, y no hay ningún lugar fuera al que huir ni hay cuerpos que
puedan caerles y disolverlas con una poderosa sacudida”, Lucr. 3,806-818)
Este ejemplo de De rerum natura es una buena muestra: en trece versos, siete ORs.
Además, en la lengua latina, el valor histórico de la raíz que ha dado lugar al relativo es de
gran importancia para la sintaxis, pues, como ya observó Kroll (1912), si excluimos las
oraciones con si y con dum, todas las subordinadas latinas son de naturaleza relativa;
piénsese en nexos como ut, cum, quia, quando, quippe, quod, quare, quamquam, etc.,
conjunciones que tienen todas la misma procedencia etimológica. Hay en el ejemplo (1),
además de los siete relativos, otras nueve muestras de tal raíz (sumando las apariciones de
quia, quicquam, ut, sicut, quasi, quis). El dato de la frecuencia de las ORs es relevante si se
tiene en cuenta que en algunos trabajos estadísticos de amplio muestreo ocupa el segundo
lugar absoluto en número de subordinadas, y el primero en textos tan significativos como los
de la oratoria ciceroniana (Delatte-Govaerts-Denooz 1985).
Muchos tratados de sintaxis estudian la OR sin ofrecer ninguna definición
propiamente dicha, como si fuese un modelo de construcción evidente (Ernout-Thomas
[1953: 332-341] y Woodcock [1959: 108-109 y 187-189], por ejemplo). Existen en otros
definiciones de tipo semántico-sintáctico de la OR (Kühner-Stegmann 1914: II, 279-327,
Hoffmann-Szantyr 1965: II, 554-572); pero quizá el modelo más frecuente en nuestro
entorno, sobre todo de tradición francesa, es el que la aborda desde perspectivas
puramente formales, dando con frecuencia lugar a enunciados más o menos circulares cuyo
contenido se resumiría en algo como lo siguiente: la oración de relativo es aquella oración
que es introducida por un pronombre o adverbio Relativo (Touratier 1994: 616; Lavency
1998: 1 y 3). Esto convierte a los pronombres o adverbios Relativos en los elementos
definidores de la oración, cuando ellos suelen a su vez ser definidos en el lugar que les
corresponde de manera similar: son aquellos que sirven para introducir las ORs.
Para salir de esta circularidad es preciso recurrir a bases no formales en la
definición. Aquí se presentará la OR latina desde una perspectiva semántico-funcional y
desde la adecuación a esa funcionalidad que presentan sus variantes sintácticas formales.
Todo ello sin olvidar las cuestiones referentes a su desarrollo histórico, en la medida en que
en este caso, como en tantos otros, puede resultar especialmente ilustrativo de sus
particularidades.
Este enfoque tiene como objetivo adicional ofrecer una respuesta adecuada a otro de
los problemas más comunes a la hora de explicar la OR en latín: su aparente irregularidad.
El estudio de las ORs ofrece en los manuales clásicos la idea de que este tipo de
construcción en latín está sembrado de usos anómalos que requieren una explicación
separada. En casi todas las sintaxis se encuentran apartados enfocados desde el concepto
de excepción para la posición del relativo en relación con su Antecedente (§ 3.1), para el
llamado relativo coordinativo (§ 4.3), para la atracción (§ 4.2), para los casos de relativo sin
Antecedente (§ 4.1), etc. En alguna medida, se extrae la sensación de que la sintaxis de la
OR latina está llena de anomalías y usos especiales, hecho que no encaja con su
frecuentísimo uso.
2. Elementos básicos en la OR
Desde una perspectiva estrictamente sintáctica, las ORs son oraciones subordinadas
incrustadas en el sintagma nominal que sirven de modificador del sustantivo núcleo de dicho
sintagma. Su distribución es, por tanto, semejante a la del adjetivo (de ahí su frecuente
denominación como “oraciones adjetivas”), y presentan como él en su forma externa ciertas
relaciones con el sustantivo núcleo del sintagma, al que desde este momento, y como arriba
hemos hecho, denominaremos de forma convencional “Antecedente” sin tener en cuenta si
su posición precede o sigue a la posición del sustantivo. La marca formal de la OR latina es
el pronombre o el adverbio Relativo, que en latín sirve como marcador de la subordinación y
como determinante fórico (elemento gramatical que remite a otro elemento léxico presente
en la secuencia hablada o escrita).
(2) fuit olim quidam senex mercator; nauem is fregit apud Andrum insulam (“hubo
hace tiempo un viejo mercader; él naufragó cerca de la isla de Andros”, Ter. Andr. 221)
(3) saluete, Athenae, quae nutrices Graeciae (“Te saludo, Atenas, la nodriza de
Grecia”, Plaut. Stich. 649)
(4) et ut bestiis aliud alii praecipui a natura datum est, quod suum quaeque retinet
nec discedit ab eo, sic homini multo quiddam praestantius (“y al igual que la naturaleza ha
dotado a los animales de un rasgo propio para cada uno, que cada uno conserva y del que
no se desprende, también ha dado al hombre algo mucho más destacado”, Cic. Tusc. 5,38)
Dentro de ese dominio gramatical las ORs sirven fundamentalmente para dos
cometidos, que determinan los dos modelos funcionales conocidos de OR:
(i) Cuando el hablante menciona una entidad cuya referencia considera que es
insuficientemente conocida para el oyente, utiliza la OR con el fin de ayudar al oyente a fijar
dicha referencia. Es lo que se conoce como OR especificativa o restrictiva (a partir de
ahora OR-ES). El mecanismo consiste en añadir mediante la OR otra predicación cuyo
contenido sea conocido para el oyente y en la que participa el elemento nominal del que se
quiere fijar la referencia en la oración principal (desde ahora OP).
(ii) Cuando la referencia está ya fijada por el oyente, a juicio del hablante, éste puede
emplear la OR para aportar alguna información adicional que haga más claro el sentido de la
predicación. A esta OR se la denomina OR explicativa o apositiva (OR-EX). Aquí el
mecanismo no es aportar una predicación conocida, sino añadir información nueva,
pertinente para la comprensión de la principal, con otra predicación en la que también
participa la entidad representada por el Antecedente:
(7) sed illud quod tibi / dixi de argento quod ista debet Bacchidi, / id nunc
reddendumst illi (“pero aquello que te dije del dinero que esa debe a Báquide, hay que
devolvérselo ahora”, Ter. Haut. 790-792)
El carácter pronominal de quod, la posición que ocupan ambos quod con respecto a
illud y a argento, sumado al hecho de su concordancia en género y número, son los factores
que señalan formalmente que entre ellos existe una relación. Si no existiese concordancia,
si quod no fuese un pronombre o no estuviesen los Relativos y los Antecedentes unidos
habría que recurrir a otros medios para expresar esa relación.
(9) obseruandum etiam quo loco sustinendus et quasi suspendendus sermo sit, ...,
quo deponendus. suspenditur 'arma uirumque cano', quia illud 'uirum' ad sequentia pertinet,
ut sit 'uirum Troiae qui primus ab oris', et hic iterum. nam etiam si aliud est unde uenit quam
quo uenit, non distinguendum tamen, quia utrumque eodem uerbo continetur 'uenit'. Tertio
'Italiam', quia interiectio est 'fato profugus' et continuum sermonem, qui faciebat 'Italiam
Lauiniaque', diuidit. ob eandemque causam quarto 'profugus', deinde 'Lauinaque uenit litora',
ubi iam erit distinctio, quia inde alius incipit sensus. (“ha de tenerse también en cuenta en
qué lugar debe detenerse la secuencia hablada como dejándola en suspenso... y en qué
lugar hay que bajar el tono. Se deja en suspenso ‘arma uirumque cano’, porque el ‘uirum’ va
con lo que sigue, de forma que es ‘uirum Troiae qui primus ab oris’, y en este punto otra vez.
Porque aunque es diferente de dónde llegó y a donde llegó, no ha de hacerse diferencia,
dado que ambos conceptos están contenidos en la misma palabra ‘uenit’. En tercer lugar
tras ‘Italiam’, porque ‘fato profugus’ es una interpolación y divide la secuencia continua
‘Italiam Lauiniaque’. Por la misma razón en cuarto lugar tras ‘profugus’, después tras
‘Lauiniaque uenit litora’, donde se producirá ya una pausa marcada, porque a partir de aquí
comienza otro contenido”, Quint. inst. 11,3,35-37)
(10) nec mihi soli uersatur ante oculos, qui illam semper in manibus habui; sed etiam
posteris erit clara et insignis (“y [sc. la virtud de Escipión] no se hace visible ante mí solo,
que siempre la tuve presente, sino que también será evidente e insigne ante la posteridad”,
Cic. Lael. 102,10)
(11) in eo itinere persuadet Castico Catamantaloedis filio Sequano, cuius pater
regnum in Sequanis multos annos obtinuerat (“Durante el viaje persuade al secuano Castico,
hijo de Catamantaledes, cuyo padre había sido durante muchos años rey de los secuanos”,
Caes. ciu. 1,3,4)
(12) cur eos, quos omnes paene uenerari debemus, solus oppugnas? (“¿Por qué
eres el único en atacar a aquellos a los que todos debemos casi veneración?”, Cic. Phil.
10,4)
(13) quod est tibi cum Brutis bellum? cur eos, quos omnes paene uenerari
debemus, solus oppugnas? (“¿Qué guerra te traes tú con los Brutos? ¿por qué a ellos, a los
que todos debemos casi veneración, tú eres el único en atacarlos?”, Cic. Phil. 10,4)
(14) at si quaeram, quibus litteris scribatur Aeneae nomen, omnes mihi, qui haec
didicerunt, uerum respondent (“pero si yo pregunto con qué letras se escribe el nombre de
Eneas, todos los que han aprendido esto me responden lo correcto”, Aug. conf. 1,22)
(15) tu es et deus es dominusque omnium, quae creasti (“tú existes y eres Dios y
señor de todas las cosas, de las que eres creador”, Aug. conf. 1,9)
Frente al primer texto de San Agustín, una OR-ES normal y esperable, el segundo,
que sugeriría la misma lectura fuera de contexto, no es posible analizarlo igual. La
traducción refleja la consideración pragmática de la visión agustiniana del universo, donde
es impensable la existencia de algo que no haya sido creado por Dios. Una vez más, no es
is ni omnis ni ningún otro elemento los que seleccionan de por sí una OR-ES o una OR-EX.
Es el carácter de referencial, definido o indefinido, que el hablante da a sus palabras lo que
proporciona a la OR una u otra función.
Sin embargo, hay algunas características formales que sí afectan a la diferencia y
tienen que ver con los tipos sintácticos de OR. Veamos, pues, los factores que intervienen
en la configuración del modelo oracional.
(16) pontem qui erat ad Genauam iubet rescindi (“manda cortar el puente que había
al lado de Ginebra”, Caes. Gall. 1,7,2)
(17) quae ciuitates commodius suam rem publicam administrare existimantur habent
legibus sanctum, si quis quid de re publica a finitimis rumore ac fama acceperit, uti ad
magistratum deferat neue cum quo alio communicet (“los pueblos que se piensa que
administran de forma adecuada sus asuntos públicos consideran sagrado en sus leyes que,
si alguien escucha en rumores o conversaciones de los vecinos algo referido al estado, debe
hacerlo saber al magistrado y no compartirlo con ningún otro”, Caes. Gall. 6,20,1)
(18) et frumentum ex agris cotidie in castra conferebat et quae grauissime adflictae
erant naues, earum materia atque aere ad reliquas reficiendas utebatur (“llevaba
diariamente forraje del campo al campamento y utilizaba la madera y el bronce de las naves
que estaban muy gravemente deterioradas para reparar las demás”, Caes. Gall. 4,3)
(19) erant omnino itinera duo, quibus itineribus domo exire possent (“Había
únicamente dos rutas por las que podían salir del país”, Caes. Gall. 1,6,1)
de diferentes modelos de relación formal entre ambos elementos que pueden ser definidos
de acuerdo con dos parámetros, el orden de palabras de dichos elementos, que se verá en
el apartado siguiente, y el nivel de transparencia formal de dicha relación. Empecemos por
esto último.
Entre los diferentes modelos que las lenguas nos ofrecen pueden establecerse
cuatro grandes tipos en función de la transparencia de dicha relación (Comrie 1988, Comrie
& Kuteva 2005):
(i) Aquel en el que la OP y la OR presentan una forma léxicamente plena de la
entidad nominal correferencial, es decir, una repetición del Antecedente. El modelo de (19)
es una buena muestra: itinera duo quibus itineribus. Hay lenguas como el hindi o el latín (a
veces el español) que presentan este modelo. La relación entre ambos elementos está
garantizada por su total explicitud léxica. Es algo así como si en español se dijera: ??este es
el coche el cual coche vimos ayer. En latín, como sabemos, no es nada excepcional. No hay
la más mínima duda de a qué Antecedente se refiere el Relativo.
Esta forma de OR fue utilizada por la gramática generativa para explicar su
estructura profunda, de la que las diferentes estructuras existentes serían variantes
superficiales. Fue incluso aplicado al latín, que ofrecía un excelente juego (Ehrekranz &
Hirschland 1972).
(ii) Un segundo tipo es aquel en que la OR presenta una forma nominal reducida
mediante un pronombre (u otro nexo) Relativo que la introduce, pero además otro elemento
fórico (llamado también a veces “reasuntivo”) recuerda al Antecedente en el lugar sintáctico
que le correspondería en la OR. Algunos ejemplos del español coloquial servirán de
ilustración:
más fácil identificar, para que no se pierda la transparencia de la relación. Incluso en lengua
literaria este fenómeno aparece cada vez más:
(22) Pero ahora las notas me llegaban con una melancolía que deseaba desterrar,
que deseaba dejarla morir. (Antonio Prieto, La enfermedad del amor)
(23) arma uirumque cano Troiae qui primus ab oris / Italiam fato profugus
Lauiniaque uenit litora (“Canto a las armas y al hombre que, errante a causa del destino, fue
el primero en llegar desde las costas de Troya a Italia y al litoral de Lavinia”, Verg. Aen. 1,1-
2)
(24) Conozco mucho al chico que vende los discos en el hipermercado
(iv) Hay un cuarto modelo en el que los datos de relación están aún más reducidos.
No hay nexo, ni pronominal ni conjuntivo. Tan sólo la posición de la OR marca la relación.
Como ejemplo no nos sirve ni el latín ni el español, que no disponen de él, pero sí, por
ejemplo, el japonés, donde es el modelo básico, o, más cercano a nosotros, el inglés:
(25) The man I saw yesterday left this morning (“el hombre [que] vi ayer se fue esta
mañana”)
¿Cuál es la razón para que una lengua, por ejemplo el latín, comparta varios de
estos modelos?
(26) emptum est ex senatus consulto frumentum ab Siculis praetore Verre, pro quo
frumento pecunia omnis soluta non est (“Durante la pretura de Verres, por decreto del
senado se compró a los sicilianos grano por el que no se pagó la suma completa”, Cic. Verr.
1,32,2)
(29a) nec uero usquam discedebam nec a re publica deiciebam oculos ex eo die quo
in aedem Telluris conuocati sumus. in quo templo, quantum in me fuit, ieci fundamenta
pacis Atheniensiumque renouaui uetus exemplum (“de hecho no me iba a ningún sitio ni
apartaba mis ojos del estado desde aquél día en que fuimos convocados a la casa de la
diosa Tierra. En dicho templo, en la medída en que fue competencia mía, puse las bases de
la paz y repetí el viejo ejemplo de los Atenienses”, Cic. Phil. 1,1)
(29b) inde cum Murena se in Galliam contulit, in qua prouincia mortuorum
testamenta conscripsit, pupillos necauit (“Desde allí se reunió con Murena en la Galia,
provincia en la que redactó testamentos de muertos, mató huérfanos”, Cic. har. 42)
(30) obicitur mihi meus ille discessus: cui ego crimini respondere sine mea
maxima laude non possum (“Se me echa en cara aquella partida, una acusación a la que yo
no puedo responder sin hacerme el mayor elogio”, Cic. dom. 95).
Dejaremos de lado el ejemplo (31) del chino mandarín, añadido aquí para ilustrar el
modelo prenominal, en el que la OR (nǐ gěi wǒ de), que arriba hemos colocado entre
corchetes, precede al Antecedente. Para nosotros serán comunes el (30), de orden
postnominal, habitual en latín y en español, y el (33) circunnominal, que ya hemos visto
como frecuente en latín.
Pero hay variantes de estos dos grande tipos en latín:
(34a) qui ager longe a mari aberit, ibi uinum graecum sic facito (“el campo que esté
lejos del mar, allí cultivarás vino griego”, Cato, agr. 105,1)
(34b) quae mihi antea signa misisti, ea nondum uidi (“las imágenes que me enviaste
antes aún no las he visto”, Cic. Att. 1,4,3)
(35) ab arbore abs terra pulli qui nascentur, eos in terram deprimito (“los retoños
que salen del árbol desde tierra hay que enterrarlos”, Cato, agr. 51,1)
(36) columellam ferream, quae in miliario stat, eam rectam stare oportet in medio
ad perpendiculum (“la pequeña columna de hierro que está en el miliario conviene que esté
recta en el centro perpendicularmente”, Cato, agr. 20,1,3)
(37) quibus diebus Cumae liberatae sunt obsidione, iisdem diebus et in Lucanis ad
Grumentum Ti. Sempronius, cui Longo cognomen erat, cum Hannone Poeno prospere
pugnat (“en los mismos días en que Cumas fue liberada del asedio, también en Lucania, en
las proximidades de Grumento, T. Sempronio, de sobrenombre Longo, combate con éxito
con el cartaginés Hanón”, Liv. 23,37,10)
(38) Est causa qua causa simul mecum ire ueritust (“Hay una razón por la que ha
tenido miedo de ir junto conmigo”, Plaut. Epid. 41)
Las lenguas suelen tener un modelo formal básico para la OR. Por ejemplo, en
español se sigue una estrategia de orden postnominal y de nexo relativo. Pero en el
momento actual se observa la duda entre el relativo aparentemente pronominal y los usos
de que despronominalizado que exigen correferentes pronominales reasuntivos en
determinadas condiciones. Se diría que asistimos a un cambio en la estrategia de la relación
Antecedente-Relativo, aunque no del orden. Lo normal es que se den variantes en ese
terreno en función de las necesidades sintácticas, pero no en el orden. De cualquier forma,
existe un modelo prototípico en cada lengua.
En latín ese modelo sería el de estrategia postnominal y pronombre Relativo como
correferente. Pero hemos observado que el modelo circunnominal y algunas variantes
intermedias están muy presentes, además de formas de correferenciales distintas en función
del grado de transparencia. ¿Cómo explicar en latín la coexistencia de circunnominales y
postnominales?
Para empezar, es bueno resumir algunos datos:
(i) La disposición circunnominal en latín es muchísimo más frecuente cuanto más
antiguos son los textos. Aunque siempre se trata de textos escritos, en los que el
mantenimiento de formas antiguas es mucho más acusado y siempre permitido, lo cierto es
que la estrategia circunnominal es progresivamente más extraña cuando se avanza en el
tiempo. Frecuente en Plauto, en Catón o incluso en Cicerón, aunque en mucho menor
grado, es esporádica en Plinio o en Tácito, por ejemplo.
(ii) Todas las lenguas romances, que son el latín de hoy, tienen estrategia
postnominal.
(iii) La disposición prenominal y circunnominal sólo permite OR-ES, nunca OR-EX
por razones obvias (no se puede hacer predicaciones aclaratorias de una entidad no
previamente definida). El latín tiene OR-ES y OR-EX, estas últimas sólo postnominales,
lógicamente.
(iv) Se dijo arriba que la OR-EX es una extensión de la funcionalidad de la OR-ES.
Cuanto más se avanza en el tiempo más frecuente son las OR-EX, cuya forma más extrema
es el Relativo de unión (§ 4.3), apenas existente en época arcaica y progresivamente más
frecuente en latín clásico y postclásico.
La unión de todos estos datos parece apuntar a que en los siglos del latín histórico
que estudiamos en estas páginas se ha producido un cambio de forma en la construcción de
las ORs, que probablemente guarda relación con el cambio de orden de palabras en latín y
que quizá en la lengua hablada estaba mucho más avanzado en época clásica de lo que los
textos nos transmiten. La convivencia de ambos modelos no los equipara. Uno es más
poderoso y se impone, el otro está en receso y es una forma en progresivo desuso.
Ahora bien, ¿por qué el latín, junto a alguna otra lengua indoeuropea (el hitita, por
ejemplo) tiene esta disposición circunnominal que no se da en la mayoría de las lenguas de
la familia? También la historia puede decirnos algo. Los indoeuropeístas están plenamente
de acuerdo en que el Relativo latino procede de una raíz que comparte con el pronombre
interrogativo-indefinido *kwi– y que mediante un proceso de gramaticalización ha dado lugar
a la forma del Relativo. Posteriormente ha generado incluso una flexión independiente en
algunas de sus formas (*Kwo–). Por otra parte, resulta llamativo que en el conjunto de las
lenguas indoeuropeas la formación del Relativo no es plenamente coincidente: hay lenguas
en las que se ha formado el Relativo a partir del interrogativo-indefinido (tocario, hitita,
lituano, por ejemplo), pero en todas las demás lo ha hecho a partir del anafórico *yo–
(griego, antiguo indio, lenguas baltoeslavas, etc.) (Kurzová 1981: 44-53 y passim).
De esto se pueden deducir dos hechos de partida: por un lado, la creación de la OR
tuvo un proceso independiente en las lenguas; por otro, existe una relación entre los dos
tipos de formación y entre las características de cada una y su procedencia.
Es probable, pues, que la disposición (Lehmann 1984: 368-385) de la OR
circunnominal tenga algo que ver con su origen interrogativo-indefinido. Imaginemos formas
paratácticas que persigan la misma funcionalidad que las ORs y que hayan dado lugar a su
formación gramatical. En ellas ha de haber un elemento indefinido inicial que se recoja
fóricamente en otra oración que lo determine. Ese elemento inicial puede tener forma
interrogativa o indefinida del tipo de:
Hay que decir que el Relativo latino es capaz de asumir todas las funciones, hecho
facilitado entre otras cosas por el carácter plenamente flexivo del pronombre, pero también
porque ciertas funciones, por ejemplo, el segundo término de la comparación, sólo son
posibles en una OR-EX. Es decir, el Relativo latino básico, el postnominal, ha desarrollado
también la accesibilidad a las diferentes funciones:
(41) Hic Diognetus, qui ex publicis uectigalibus tanta lucra facit, uicarium nullum
habet (“Este Diogeneto, que obtiene tantas ganancias de los impuestos públicos, no tiene
ningún sustituto”, Cic. Verr. 2,3,86)
(42) postea uero quam intellexerunt isti uirum fortem, quem summe prouincia
exspectabat, Q. Arrium, non succedere, statuerunt … (“pero después de darse cuenta de
que a ese no le sucedería un hombre valeroso a quien la provincia esperaba vivamente, Q.
Arrio, decidieron…”, Cic. Verr. 2,4,42)
(43) Tum est Cato locutus, quo erat nemo fere senior temporibus illis, nemo
prudentior (“Entonces habló Catón, que era en aquel momento casi el más viejo y el más
sensato de todos”, Cic. Lael. 5,3)
No son necesarios más ejemplos, pero debe observarse que, así como el español
asume sin problemas los modelos de (41), Sujeto, y (42), Objeto Directo, no asume con
igual facilidad (43), donde es preciso cambiar la sintaxis en español, dado que la versión
paralela sólo sería posible con un forzado el cual (??mayor que el cual). En latín se ha
llegado al último nivel de la jerarquía arriba mencionada, algo que no puede decirse
igualmente del español.
Se suele aceptar que el Indicativo es el modo más común de las ORs, mientras que
el Subjuntivo (o el Imperativo en algún ejemplo infrecuente [§ 4.3]) supone una variación que
proporciona valores adicionales a la función básica de la OR y necesitada de explicación.
Hay interpretaciones de la variación basadas simplemente en el hecho modal (Touratier
1980: 342-347) y otras que consideran que el Subjuntivo es una marca funcional que
atribuye a la OR valores diferentes: referencia específica o no específica en las OR-ES
según sea Indicativo o Subjuntivo y valor atributivo o Predicativo para el Indicativo o
Subjuntivo respectivamente en las OR-EX (Vester 1989). Los distintos modelos que sirven
de análisis son del siguiente tenor:
(47) uos unum illum ex omnibus delegistis quem bello praedonum praeponeretis (“lo
habéis elegido de entre todos para ponerlo al frente de la guerra contra los piratas”, Cic.
Manil. 63)
(48) quis enim est tam excors, quem ista moueant? (“¿quién hay tan insensato que
le impresionen esas cosas?”, Cic. Tusc. 1,11)
(49) amant ted omnes mulieres, neque iniuria, / qui sis tam pulcher (“Todas las
mujeres te aman, y no les falta razón, porque eres tan guapo”, Plaut. Mil. 58-59)
(50) libertini etiam quibus liberi essent et aetas militaris, in uerba iurauerant. (“incluso
los libertos que tuviesen hijos y edad militar, habían prestado juramento”, Liv. 22,11,8)
(51) Qui tot dies tacuisset, repente … exsiluit (“quien había estado callado tantos
días, de repente … saltó”, Cic. Verr. 2,5,73)
(52) Stulte feci qui hunc amisi (“He hecho el tonto por haberlo perdido [sc. a
Palestrión]”, Plaut. Mil. 1376)
Frente a un hecho que el hablante da como causa real en (52), si se lee el texto de
(49) en su contexto se observa que, además de la acusada ironía de las palabras de
Artotrogo, se está hablando de la opinión de las mujeres, por lo que la traducción fuera de
contexto sería más adecuada si se propone una variante modal que dé cuenta de que
Artotrogo no considera su belleza un hecho, sino una opinión de las mujeres: algo como
“Todas las mujeres te aman, y no les falta razón, porque según ellas ¡eres tan guapo!”.
La relación semántica en (50) y en (51) es también evidente y el Subjuntivo tiene que
ver con el carácter no referencial en (50) y con la atribución a otra responsabilidad de la
aserción del contenido de tacuisset en (51).
Así pues, lo primero que debe concluirse a propósito del uso del Modo es que ni uno
ni otro de los Modos empleados es propio de por sí de la OR, sino que actúan con sus
valores propios en interacción con la función referencial propia de toda OR. El Modo actúa
junto a la OR como instrumento de la gramática de la referencia, por lo que la interacción
con ella tiene una finalidad en este dominio. Veamos:
Según lo visto arriba, (53a) y (54a) (esta última con una OR) son expresiones
referenciales, se deduce que la casa y el amigo mencionado existen. (53b) y (54b) (también
ésta con OR) son no-referenciales. En el caso de (53b) la clave está en que se trata de un
acto de habla interrogativo, que, por definición, sirve para solicitar información, pero
lógicamente no aporta valores de referencialidad sobre las entidades por cuya existencia
pregunta. En el caso de (54b), sin embargo, la OR que sirve para restringir la referencia del
Antecedente (un profesor) tiene el predicado en Subjuntivo, lo que determina de partida una
relación modal de no realidad: no se afirma la existencia del profesor, puede haberlo o no. El
hablante usa una OR para ayudar al oyente a fijar la identidad de “un profesor”, pero con el
uso del Subjuntivo convierte al Antecedente en no-referencial, no predica de él su
existencia. Si se hubiese usado un Indicativo (Busco a un profesor que da clases a mi hija),
la funcionalidad de la OR sería la misma, con la diferencia de que el hablante estaría
transmitiendo al oyente que el profesor en cuestión existe y que da clases a su hija. Sería
referencial.
Obsérvese además a este respecto que en el caso de (54a) sería imposible la
alternancia (*Tengo un amigo que juegue al golf), porque el verbo “tener” presupone
semánticamente considerar como real aquello que se predica que se tiene (sería posible, sin
embargo, con el valor modal que añade la negación: no tengo un amigo que juegue); esto
no sucede con “buscar”, que, como verbo de significado volitivo (similar a “querer”, “hacer
falta”, etc.) y al igual que otros verbos de significado modal deóntico (“poder”, “deber”, “ser
necesario”, etc.) y epistémico (“creer”, “pensar”, etc.), establece semánticamente una
opacidad referencial que puede ser aclarada o no con el uso del Indicativo o el Subjuntivo
respectivamente (Pérez Saldanya 1999: 3255-3264; Givón 2001: I, 441).
Es decir, la OR sirve para restringir o explicar una referencia, pero mediante la
variación en el Modo ésta es presentada como existente o no existente en el universo del
discurso o el evento es visto como factivo o no factivo por el hablante, o bien porque no lo
considera un hecho o porque la consideración como tal es atribuida a una voz diferente a la
suya (Panchón 2007 en prensa). Si el Antecedente es un Objeto Directo de verbos con
opacidad referencial, el Subjuntivo en la OR indicará el carácter no referencial de tales
entidades. En los demás casos el Subjuntivo indica eventos no afirmados como factivos por
el hablante, ya sea por su carácter deóntico (como en el caso de las interpretaciones finales
o consecutivas) o epistémico (como en las causales, condicionales o concesivas).
(55) nemo est enim qui nesciat (“de hecho no hay nadie que no sepa”, Cic. S. Rosc
130)
(56) quis est qui fraudationis causa latuisse dicat, quis qui absentem defensum
neget esse Quinctium? Nemo inuenitur. (“¿Quién hay que diga que ha estado oculto a
causa del fraude? ¿Quién que niegue que Quinctio ha sido defendido? Nadie”, Cic. Quinct.
74,7)
El uso del Subjuntivo en (56) determina la no referencialidad del quis (no se afirma
que haya alguien); el Indicativo supondría su referencialidad y la realidad del evento:
(57) quis est qui nostris tam proterue foribus facit iniuriam? (“¿Quién es el que está
aporreando nuestra puerta?”, Plaut. Rud. 413)
En (57) se da a entender, por el contrario, que ese quis existe y que está realmente
golpeando la puerta de la casa.
Sin embargo, cuando las entidades son claramente referenciales (por ejemplo la 1ª o
la 2ª persona), el Subjuntivo propone una interpretación no real del evento, ya sea deóntica
(58) o epistémica (59):
(58) ego qui … omne tempus quod mihi ab amicorum negotiis datur in his studiis
laboribusque consumam, quo paratior ad usum forensem promptiorque esse possim…,
(“Yo, que todo el tiempo que los quehaceres de mis amigos me dejan debo emplearlo en
esta dedicación y esfuerzo para poder estar más preparado y listo para la práctica
forense…”, Cic. Div. in Caec. 41)
(59) uideor uidisse hic forma persimilem tui, / eadem statura. :: quippe qui frater siet
(“Creo haber visto aquí a alguien de aspecto muy parecido a ti y de la misma estatura. ::
Porque probablemente es mi hermano", Plaut. Persa 697-699)
(60) fiebat, ut et multitudinis et suo iudicio dignus, qui rem publicam gereret,
uideretur (“resultaba que parecía, según su opinion y la de la gente, digno de gobernar el
estado”, Cic. inu. 1,4)
(61) at etiam sunt qui dicant, Quirites, a me eiectum esse Catilinam. (“Pero hay
quienes al parecer dicen que yo he echado a Catalina”, Cic. Cat. 2,12)
(62) in Gallia … factiones sunt earumque factionum sunt principes, qui summam
auctoritatem eorum iudicio habere existimantur (“En la Galia […] hay partidos y son
cabecillas de tales partidos quienes se considera entre ellos que gozan de mayor prestigio”,
Caes. Gall. 6,11,2-3)
(63) qui timet amicum, amicus ut timeat, docet (“Quien teme al amigo enseña al
amigo a temer”, Publil. Q 24)
(64) mulier es, audacter iuras. :: quae non deliquit, decet / audacem esse (“eres
mujer, juras con atrevimiento :: la que no hace nada malo conviene que sea atrevida”, Plaut.
Amph. 836-37)
(65) quod timeas citius quam quod speres euenit. (“Lo que puedes temer sucede
antes que lo que puedes esperar”, Publil. Q 7)
(66) non potest hoc dicere is qui negare non potest se unius agri decumas xxx
milibus modium minoris quam potuerit uendidisse (“no puede decir esto quien no puede
negar que vendió los diezmos de un terreno por treinta mil modios menos de lo que pudo”,
Cic. Verr. 2,3,151)
Hay otro tipo de contextos muy propenso a esta ausencia, aquellos en que se
nominaliza por medio de un pronombre un concepto que recoge una predicación completa,
como muestra la completiva apositiva que explica a id en (67):
(67) sed ego id respondeo quod animum aduerti, te dolorem... ferre moderate (“pero
yo soy testigo de algo que he observado, que soportas... el dolor con moderación”, Cic.
Lael. 8)
(68) quocirca et absentes adsunt et egentes abundant et inbecilli ualent et, quod
dificilius dictu est, mortui uiuunt (“por ello los ausentes están presentes y los pobres son
ricos y los débiles son vigorosos y, lo que es más difícil de decir, los muertos viven”, Cic.
Lael. 23)
adjetiva de la OR, también ésta puede funcionar como si de una completiva se tratase, con
funciones de Sujeto o de Objeto directo. Si se contempla el hecho en términos estrictamente
formales, puede decirse, naturalmente, que la OR qui timet amicum en (63), quae non
deliquit en (64) o quod timeas en (65) son Sujetos respectivamente de docet, decet y euenit.
Pero la visión es diferente si se contempla la semántica o la pragmática: está claro que la
determinación semántica que contiene la OR se refiere a entidades nominales
perfectamente prescindibles desde el punto de vista pragmático y que sólo plantean la
necesidad de aparición o bien cuando el énfasis lo pide o bien cuando las condiciones
sintácticas no permiten recuperar los datos gramaticales del Antecedente. Pero eso no
muestra que se trate de una OR diferente, sino de determinadas condiciones pragmático-
semánticas que permiten la elisión del Antecedente:
(69) quid dulcius quam habere quicum omnia audeas sic loqui ut tecum? qui esset
tantus fructus in prosperis rebus, nisi haberes qui illis aeque ac tu ipse gauderet? aduersas
uero ferre difficile esset sine eo, qui illas grauius etiam quam tu ferret (“¿qué hay más
agradable que tener alguien con quien te atrevas a hablar como contigo? ¿cuál sería el gran
beneficio en las situaciones favorables si no tuvieras quien gozara de ellas como tú mismo?
Y sería difícil soportar las adversas sin alguien que las soportara con tanto pesar como tú”,
Cic. Lael. 22)
Frente al primer quicum y al segundo qui, en los que Cicerón omite un Antecedente
genérico eum, éste aparece en el último sine eo qui. Pero debe observarse que en los dos
primeros casos el Antecedente elidido es un argumento del verbo que queda perfectamente
determinado por la OR, que sólo puede referirse al elemento necesario; en cambio, sine eo
es un satélite y, además, lleva una marca preposicional negativa (sine) que no puede ir sin
el ablativo al que rige y cuyo significado semántico no es reconstruible.
Como puede verse, aunque no siempre es fácil determinar las condiciones que
justifican la presencia o ausencia del Antecedente, si bien sintácticamente pueden ser
interpretadas como sustantivas o completivas, desde el punto de vista semántico-
pragmático nos hallamos ante un fenómeno de elisión que, por otra parte, fue ya
contemplado como tal por los gramáticos antiguos:
(70) sciendum tamen, quod per ellipsin aliorum casualium haec saepe inueniuntur
relatiua, ut Terentius in Andria:
ita tum discedo ab illo, ut qui se filiam
neget daturum,
deest enim 'ut ab eo, qui neget', et 'uenit, cuius causa est', deest 'iste' (“Debe
saberse, con todo, que estos relativos aparecen con frecuencia con elipsis de otros
elementos con marca de caso. Por ejemplo, en Andria de Terencio:
ita tum discedo ab illo, ut qui se filiam
neget daturum, [Y así me despido de él como de quien se va a negar
a entregar a su hija]
Pues falta ‘ut ab eo qui neget’ [como de aquel que se va a negar], y ‘uenit, cuius
causa est’ [llega ese cuya causa se trata], donde falta ‘iste’”, Prisc. GL 3,128, 8-14)
(71) in eo loco quo paulo ante commemoraui ante oppidum constitit (“En aquel
lugar que mencioné un poco más arriba se detuvo delante de fortaleza”, Bell. Afr. 41,3)
(72) Naucratem quem conuenire uolui, in naui non erat (“Naúcrates, a quien yo
quería encontrar, no estaba en el barco”, Plaut. Amph. 1009)
La atracción del Relativo por el Antecedente es muy poco frecuente en latín, pero no
así en griego:
(73) Mh/dwn me/ntoi oÀswn e(w¯raka e)gwÜ ... o( e)mo\j pa/ppoj ka/llistoj. (“De
los Medos que yo conocí … mi padre el más bello”, Xen. Cyr 1,3,2,16)
(74) si nulla res impediat, nemo est, quin eo, quo consueuit, libentius utatur quam
intractato et nouo (“si nada lo impide, no hay nadie que no prefiera utilizar aquel [sc. caballo]
que acostumbra, antes que uno sin domesticar y desconocido”, Cic. Lael. 68).
(75) nos tamen hoc confirmamus illo augurio quo diximus, nec nos fallit nec aliter
accidet (“Sin embargo, nosotros lo confirmamos con el augurio que dijimos, y ni nos
equivocamos ni sucederá de otro modo”, Cic. Att. 10,8,7)
Por lo que se refiere a la atracción del Antecedente por el Relativo, algunas de las
características mencionadas valen también para ella: la brevedad de las oraciones, a veces
también casi formulares, y la imposibilidad de perder la senda de la relación Antecedente-
Relativo. Su presencia, sin embargo suele venir dada por la introducción de tópicos de la
OP, dislocaciones a la izquierda similares al nominatiuus pendens (en estos casos,
acusatiuus pendens), que se desgajan de la sintaxis esperable por la introducción de la OR
a cuyo régimen se asimilan. Es el ejemplo que ya vimos en (72) o el que aparece en (76):
(76) O, inquit, Oenothea, hunc adulescentem quem uides, malo astro natus est
(“Enotea, dijo, este chico que estás viendo ha nacido con mala estrella”, Petr. 134,8)
El Tópico hunc adulescentem que se introduce preparado para ser Objeto directo por
la influencia del uides es al final el teórico Sujeto de natus est. Como en el otro modelo de
atracción, nos hallamos ante usos propios de una lengua hablada, que en este caso es
posible que el propio Petronio esté imitando al reflejar las palabras de la vieja referidas a
Polieno.
Que Relativo y Antecedente compartan la marca de caso no es extraño en algún
modelo de construcción en latín (las de Antecedente inserto o repetido) y que la lengua
próxima a la hablada lo haga en ORs breves que no merman su sentido tampoco es muy
extraño. Nos hallamos, pues, ante construcciones coloquiales comunes que padecen
contaminaciones formales pero que no alteran la funcionalidad.
(77) at enim uir clarissimus, ... Q. Catulus, itemque ... Q. Hortensius, ab hac ratione
dissentiunt. Quorum ego auctoritatem apud uos multis locis plurimum ualuisse et ualere
oportere confiteor; (“Pero un hombre de gran mérito... Q. Cátulo, y con él Q. Hortensio... no
están de acuerdo con esta decisión. Yo confieso que su prestigio ante vosotros ha tenido
enorme valor en muchas ocasiones y que conviene que lo tenga”, Cic. Manil. 51)
(78) postero die castra ex eo loco mouent. idem facit Caesar equitatumque omnem
…, praemittit, qui uideant quas in partes hostes iter faciant. qui … alieno loco cum equitatu
Heluetiorum proelium committunt, et pauci de nostris cadunt. quo proelio sublati Heluetii, …
nostros lacessere coeperunt. (“Al día siguiente levantan de allí el campamento. Lo mismo
hace César y a toda la caballería … la envía por delante para que observen a dónde se
dirige el enemigo. Ésta … traba combate con la caballería helvecia en un lugar desfavorable
y algunos de los nuestros caen. Crecidos con este combate, los helvecios empezaron a
desafiar a los nuestros”, Caes. Gall. 1,15,1-3)
452; Álvarez Huerta 1996), han presentado serias dudas a su conveniencia y han propuesto
una visión más matizada a lo que la tendencia general ha mostrado de manera poco
matizada.
Veamos algunos hechos a la luz de lo expuesto anteriormente. Para empezar el
relativo latino es flexivo, con capacidad para mostrar datos de género, número y caso; lo que
le capacita para referencias pronominales alejadas del Antecedente, y ha desarrollado
enormemente su función en una lengua que no tiene artículo (Calboli 1985). Piénsese que,
por ejemplo en español, la imposibilidad de utilizar el relativo, como hemos dicho
anteriormente (§ 3.1.1 y § 3.2), crece a medida que la relativización es más compleja:
(79) los estudiantes, la inmensa mayoría de los cuales había decidido apoyar la
protesta, se dirigieron al Rectorado
En (79) no sería posible cambiar de los cuales por de que; ni siquiera por de los que,
habida cuenta del carácter átono de este relativo (Brucart 1999: 498-502).
Por otro lado, el latín extendió mucho sus empleos en el campo de las OR-EX, por lo
que su valor como recuperador fórico de la referencia para añadir información a propósito de
entidades ya definidas previamente es muy grande. No debe olvidarse de principio que
todos los usos considerados como relativos coordinativos son, naturalmente, casos de OR-
EX.
En muchos ejemplos considerados como relativo de unión tal consideración procede
del hecho de que a la OR se le subordina a su vez otro elemento introducido por otra
conjunción (cum, si, etc):
(80) at ego basilicus sum, quem nisi oras non feres (“pero yo soy de estirpe real, si
no me lo pides, no lo obtendrás”, Plaut. Rud. 434)
Un ejemplo de OR-EX como este, sin alejamiento excesivo del relativo, sin
intercambiabilidad con is o ille debido a la primera persona del Antecedente, tiene por otro
lado todo los visos del llamado relativo coordinativo, pero curiosamente aparece sin
puntuación fuerte en muchas ediciones (como se presenta aquí), probablemente debido
entre otras cosas a la cercanía con el Antecedente y a la subordinación condicional (a la
oración quem non feres se le subordina nisi oras). Sin embargo, presenta ya dificultades de
traducción aceptable si se pretende mantener el relativo latino en la versión española. Esta
posibilidad del latín perfectamente extendida, en la que la subordinación está ya sumamente
relajada, no supone, a falta de otros elementos, una diferencia radical en el uso entre esta y
otras ORs, por lo que parece que la división en términos sintácticos no es tan sencilla.
Eso sí, ha sido tal el desarrollo en ese terreno que incluso ha llegado como caso
límite a permitir que la OR tenga una función elocutiva diferente a la OP, algo que está en el
primer escalón de la diferencia escalar entre la coordinación y la subordinación:
(81) hic ille iam uertetur orbis, cuius naturalem motum atque circuitum a primo
discite adgnoscere (“aquí se va a tratar ya aquel ciclo cuyo movimiento natural y cuyas
fases debéis aprender a conocer”, Cic. rep. 2,45)
(82) multas ad res perutiles Xenophontis libri sunt; quos legite quaeso studiose
(“para muchas cosas son muy útiles los libros de Jenofonte; leedlos, por favor, con interés”,
Cic. Cato. 59)