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Hurtado de Mendoza (2009) retornó el tema de la relación entre el tamaño de las conchas

de caracol terrestre y la temperatura ambiental, en una conferencia que ofreció en la


Universidad Continental de Huancayo, en Abril del 2009. Para entonces se había avanzado en
forma importante con una serie de estudios paleo ecológicos en los páramos de Costa Rica
(Kappelle y Horn 2005). Resultaron críticos para nuestros propios fines de investigación acerca
de los paleo climas de la Sierra Central, dos trabajos específicos. Uno, acerca de los glaciares y
el clima del cerro Chirripó (Orvis y Horn 2005) y el segundo, acerca de la historia del clima y la
vegetación montañosa en la cordillera de Talamanca (Islebe y Hooghiemstra 2005).

El área de estudio en Costa Rica se encuentra en una latitud Norte casi equidistante respecto
de la latitud Sur del área de estudio en Chupaca. El cerro Chirripó, el más elevado de Costa Rica
está a 9.5° al norte de la línea ecuatorial. El nevado Pariacaca, en la cordillera andina
occidental se encuentra a 12.5° de latitud Sur. En ambas regiones, la línea de Equilibrio
Atmosférico (ELA), en donde el agua se congela, se encuentra a 5000 m.s.n.m. El cerro Chirripó
se eleva hasta una altitud de 3819 m, de manera que sus páramos son reconocibles como los
de la zona ecológica andina Suni (puna baja). En comparación, Pariacaca es un nevado que
llega hasta 5730 metros, presentando además las zonas andinas de la Puna, propiamente, la
Tundra y la Janca.

Una novedad científica de crítica importancia para los estudios del Pprecerámico fue la
definición del inicio del Holoceno en el año 11700+99 AP (P=2000), un logro que fue
formalizado por científicos de diversas disciplinas (Walker et al. 2009). La comisión
Internacional de Estratigrafía (ICS) oficializó esta fecha y la incorporó a su “Tabla GSSP” en el
año 2013. Anteriormente y por varias décadas la fecha convencional divisoria entre el
Pleistoceno y el Holoceno era el año 10000 AP, el cual también marcaba la máxima antigüedad
admisible para el inicio del periodo cultural Arcaico. Edades mayores se atribuían al periodo
Paleoindio.

La nueva fecha de inicio del periodo Arcaico coincide con el fin de la depresión térmica que se
conoce como episodio también fue detectado en Costa Rica, en donde se le ha designado “La
Chonta”. Su equivalente andino sería el episodio Sheguel Hhuamán.

Estos temas fueron discutidos en un artículo publicado en la revista Agua (Hurtado de


Mendoza 2011), el cual se recomienda consultar. En la conferencia del 2009 en la Universidad
Continental, se mostró una curva de cambio en la temperatura ambiental para los últimos 20
mil años.

Tal modelo fue desarrollado a partir de las informaciones y datos de los investigadores arriba
citados, pero la cronología del episodio Younger Dryas era motivo de intensa controversia,
dependiendo además, de la aplicación de fechas de radiocarbono que no contaban con el
recurso de su calibración, incluyéndose al observar el efecto de estas en las fechas de
hemisferio norte, que estaban subestimando significativamente la edad de los fenómenos
tanto naturales como culturales de Holoceno Temprano y la transición Pleistoceno-Holoceno
en el hemisferio sur.

En esta nueva oportunidad, se incluye una nueva curva de temperatura ambiental que ubica
Younger Dryas en el Pleistoceno Final y se adopta la fecha de 11.7 la AP, como el límite entre el
Pleistoceno y el Holoceno. Las principales connotaciones tienen que ver con la mayor
antigüedad del Holoceno y del periodo cultural Arcaico, así como del límite con la época del
Pleistoceno.
(FALTA IMAGEN PAGINA 49 + LETRA CHICA)

Se nota en el gráfico, que la curva de temperatura ambiental proyectada para altitud de


Chupaca y el sitio Callavallauri, presenta dos lapsos en los cuales la temperatura
correspondería con el tamaño de las conchas de caracol fósiles. Tales tamaños, corresponden
a temperaturas ambientales de 6-8°C. Tales niveles. Habrían ocurrido durante el episodio frío
del Younger Dryas, por el año 12000 AP; y en una etapa “Pre-Clovis” por el año 14000 AP.

(FALTA IMAGEN 1 Y 2 PAGINA 50 + LETRA CHICA)

La distinción observada en la muestra de caracoles de Huáchac es interesante, pues demuestra


la presencia en un mismo hábitat de dos variedades o especies discernibles debido a
morfología y de biometría. Por lo tanto, los análisis de las colecciones arqueológicas no pueden
hacerse bajo la suposición de que representan a una sola especie. A pesar de que los caracoles
de la variedad robusta son minoritarios, no se puede eliminar la incorporación de ruido en la
aplicación del modelo predictivo. El rango de variabilidad del tamaño de los caracoles robustos
es notable (1.3-4.1 cm). En comparación, este rango en el caso de la variedad grácil de
Huáchac es la más adecuada para fines de comparación con la variedad también grácil de las
muestras arqueológicas.

TAREAS PENDIENTES
La reseña comentada de los estudios arqueológicos realizado en Callavallauri resulta ser una
apta exposición del estado de la cuestión.

Las diversas líneas de investigación cubiertas, son principalmente las siguientes: 1) la


comparación morfológica y dimensional de puntas líticas con sus aparentes análogas en sitios
precerámicos de la Sierra Central; 2) la posición cronológica relativa de los diversos depósitos
arqueológicos de Callavallauri, según las características de la evidencia artefactual lítica y
cerámica de suscomponentes; 3) la extrapoblación de cronometría lograda para depósitos
comparables en otros sitios de la región; 4) la composición de las muestras osteológicas de
fauna en Callavallauri y otros sitios de la región; y 5) los indicios de un ambiente natural
diferente al actual, en tiempos de la ocupación y uso del Abrigo Rocoso #1 de Callavallauri,
proporcionados por relación comprobada entre la biotempertura y el tamaño de la concha de
caracoles terrestres encontrados en los depósitos arqueológicos y en contextos naturales
actuales.

Todas estas líneas de información favorecen y conceden importante plausibilidad a la hipótesis


que otorga al depósito del interior del Abrigo Rocoso #1 de Callavallauri, condición acerámica y
filiación cronológica precerámica. Esta hipótesis fue expuesta originalmente por Harry
Tschopik, en su informe de 1946, provocando displicencia en muchos casos y marcada
subestimación entre quienes fueron consultados o entre quienes lo tuvieron en cuenta para
incluirlo en sus eruditas reseñas y estudios del Precerámico en los Andes Centrales.

Nuestras propias investigaciones, sin embargo, no solamente apoyan la hipótesis original de


Tschopik, sino que incrementan la complejidad de esta, al sugerir también la posibilidad de
que la ocupación antigua del Abrigo Rocoso #1 de Callavallauri, representa tiempos y
configuraciones ecológicas, propias de una etapa tardía del Pleistoceno, durante el proceso de
transición hacía el Holoceno.
La comprobación o falseamiento de esta hipótesis, ampliada y más compleja, requiere la
ejecución de trabajos adicionales de investigación. En cierta forma, no son nuevos, sino que se
trata de tareas que fueron dejadas pendientes. La lista que sigue, enumera aquellas que se
consideran prioritarias, debiendo considerarse que sus respectivas ejecuciones, deberán seguir
una agenda que especificará un orden lógico, una secuencia que dependerá de los resultados
de cada paso, sucesivamente.

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