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Para Lorena Garza

De Israel Camarillo

ii
Paloma mía, que te escondes
en las grietas de las rocas,
en apartados riscos,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz,
porque tu voz es dulce
y amoroso tu semblante.

Cantar de los cantares 3, 14

El amor se sacraliza hasta en las almas duras y pequeñas.


Fragmentario

Cuando sólo algunas garzas o sólo algunos palomos llegan a nuestro


puerto, trabajosa y emocionalmente construido y constituido, no es
preciso “conocer bien a esas aves”: el amor y la amistad para con ellos
es y merece ser inmediato. (Sólo la gente común recela de todos y cree
siempre en la afición a los demás bajo reglas comunes).
Fragmentario

Dios es tan grande como uno lo quiera hacer, porque Dios es amor. En
el mayor acercamiento a Dios se reconoce el mayor acercamiento a sí
mismo, y viceversa. Me parece que el "amor a primera vista" es algo
que algunos han cultivado y dejado ser (con sus flores de sopresa),
tanto como considero que algunos otros no lo harán así jamás; por eso
creo que su generalización no tiene sentido).

El miedo de amar es el miedo de libertarse; y quien mejor puede amar


es quien con buena capacidad mental y física, además de emotiva,
quiere conquistar nuevas aldeas del corazón humano.
Fragmentario

iii iv
Si declarara a favor de los sentidos y esos colores y sonidos que llaman
“realidad”, diría, con el recuerdo de usted como una figura porcelánica en
las manos de mi alma: “¡qué importa este libro, si podrías terminar con su
alma arrumbada en otro mundo, en el silencio o la basura, o en la nada o
el fuego, entre penumbras o risas! Pero no he querido que sea así (y no se
trata de ti o de mí, sino de algo más fuerte que nosotros y otras muchas
cosas), porque he entresacado un sueño detrás de cada fuego: allí está
usted imaginada en mi mundo, “amiga mía”, mi nunca mía, mi eternidad
de aroma.

Quisiera darle, señorita de nieve, un sentido sabor durazno o sal en mis


palabras (¿por qué leer siempre lo “bueno” o lo “malo”?) y una mirada
azul y el otoño de un deseo, un canto de sangre apasionada, pero también,
de abedules y alegrías.
Si este libro es prólogo de un gran amor o epílogo de
una vida mediana o magnífica, que de cualquier modo He conocido los pálidos colores de la angustia, un beso de caricaturas de
una sobrina, los lirios, las rosas, las madrugadas llenas del desorden, los
halle, junto a alguien con esperanzas todavía , los cien
besos rápidos de una mujer estimada, la llegada del día mientras todavía
y un soles para sus cien naufragios. “tenía algo por hacer”, a golpes, a caricias de deseo y de remembranza.
Por eso quiero que lea usted esta música tenue o profunda de mi interior;
esta pasión que danza en mí como un remolino de aliento; esas caras que
ha tenido, sin saberlo, en la imaginación mía; esos pasos que no caminará
sino en otro mundo (el mío).

Quiero verle volar, como las garzas, con su sonrisa-coraza para defender
siempre la felicidad de su alma (yo qué diré de mi alma si tú estás por
leerla); a cada escuchar de Dios en las palabras de quien sea, quiero
también oír la voz dulce de una religión de alma diciendo “debes tú crear
tu cielo”. Así es como le regalo a usted estas nubes, pardas o blancas,
para que tenga un firmamento aún más grande.

Tengo un cuarzo con una estrella en el interior de cada deseo mío: y hoy,
deseando verle, mirarle, y saber que un mundo dice “te escucho” siempre

v vi
que alguien algún día de su vida ama, quisiera destrozar todos los cuarzos
y silencios, con alguna esperanza de conocerle bien.

Amiga mía, escuche, sólo escuche:

(¡Cuánta locura hay en el hecho de que tú seas amiga mía!: pero yo sé de


mis asuntos, y sé que siempre te he respetado hasta la inmensidad. Qué
lástima que no lo hayas creído siempre).

Desearía ser siempre el lugarteniente de mis pasiones para inventarme mil


nuevas visiones contra todas los vientos encontrados: ése lugar existe
mientras más se crea en el interior.

El arte no se ejecuta siempre según cánones: las emociones, la destreza y


el conocimiento involucrado, no siempre son congruentes con una imagen

vii viii
“universal” de la naturaleza. Ése es el carácter respetable de la
individualidad y la multiplicidad. Amigo mío:
Fragmentario. Nunca olvidaré las fechas del 26 de enero y del 14 de febrero. El primer
día de estos quise pensar que se me había aparecido un ángel o un
aracángel, o una semidiosa que me sonreía, y entonces sólo me
presentaba a una prueba de “solicitud de ingreso laboral”. El otro día la
vi hablando en el teléfono, y pensé en si alguien le habría regalado algo
aquél día.

Enero del 2001.


Todas las cifras de la casualidad; todas las palabras de la casualidad, me
Rememoración.
han removido, siempre, el alma: como esa fecha del 8 del mes pasado, en
que su "Lalo" y yo vinimos a nacer a este mundo -¿quién podría pensar
Pienso mucho en mi señorita de fuego y en sus manecitas. Le he
algo como esto?; ¿quién, con todo un Destino en manos, me burlaría con
denominado, para todo “efecto poético”, guirnaldita de cristales.
este juego?-.
Mirándole llorar, le he jurado que le ayudaría (la más probable de todas
las garantías de recibir algo es habiéndolo dado primero).
... Y hace tanto tiempo que entre las calles de Shakespeare y Goethe vi el
Hace poco tiempo que una mujer bella, en mi trabajo, me ha preguntado paso de una Paloma (tal vez así será su nombre en ese libro mío de trozos
qué es lo que pasaba con mi corazón. Le he citado a Neruda: “Ya no la o destrozos).
quiero, es cierto. Pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor y es tan
largo el olvido”. Pero eso ha sido por escrito, al final de una hoja plagada (¿Quien podra, conmigo, mirar esa casualidad en todo; y esa causalidad
de letras enturbiadas por la agitación de mis propios transportes a un que responde negativamente; no quedando algun día loco?)
“cielo”.
Me responderás, amigo, me responderás?
Un día, lo sé, volveré a sentarme a la mitad de la clase, sin saber
demasiado si aprendo, digo o desdigo; y recomenzaré la meditación de mi
ensueño sabor cobre.
29 de julio del 2001.
Febrero del 2001.
Deshielo
Hola.
Anchuroso deshielo del corazón. Hoy por la mañana la he visto. Recuerdo
mi poema: Tal vez la ultima vez que te escribi te hayas sentido por el golpeteo de
neblinas con que agitaba mis palabras.

Te pido una docena (si te parece bien, si no, mas) de disculpas.

Pero es asi. No digo una palabra, no lloro, no sé nada. No dialogo, no me


atisbo de números ni ideas. Pero pienso: es una sola idea fija, un sólo
5 de agosto del 2001.
amar, y un sólo estar y estallar.
Casualidades

ix x
No quiero escuchar otra palabra. Otra mujer es siempre otra quimera, la
nueva disidencia del territorio Amar. Un intrincado laberinto de agua, de
llorar.
Qué hora es ésta
¡Que importa! para tirarse entre dos muelles
En mi mundo Soledad hay una sola estrella todo dia; toda blancura, toda como si fueran tus labios,
espontaneidad: para subir en barandales de marfil,
perpetuamente,
Ella. La voz de mi primavera. No más. por escalones de cristal
hasta creerte “conocida”.

Qué hora de más ruido, de añil,


que me hace sentir, como a cualquiera,
que he sabido de tus manos,
Quiero mirar, antes que nada, que he llegado, finalmente,
el viento después de mil meditaciones psicológicas,
tocando, haciendo música tras ingeniería poética,
en mis manos y labios. a pintar rosas voraces y veraces,
los más tremendos naufragios,
Quiero que tú y yo y alguien más “sabiendo cómo eres”, “conociendo tu carácter”.
estemos amando,
cansados de claridad; No necesitaré saber demasiado de ti,
hasta que tú te fatigas de dicha ni subir a las nubes,
hasta que amanezcas me bastará, como a un niño,
con los ojos bañados de alegría. decir “anhelo” o tu nombre
para creer tu cielo.
Deseo que desees más,
y quiero amar que ames;
que tu sonrisa bese la pata de una tortuga,
y tus labios a los de un niño.
Si yo tuviera un huerto
Te quiero y quiero que no sueñes; o una selva bañada de tu carita-sol,
que realices soñando y sonando a luces donde pudiera cosechar tus manos,
y garzas y vestidos de hermosa. preguntaría a la lluvia, a las gaviotas,
Te quiero... por la filosofía de tus uñas,
por la teología de tus labios
que seas un cielo sin poesía y la geometría de tus caderas.
para que me digas azul en dos miradas:
“perdonando” el amor con que te he amado El viento se llevaría,
y diciendo “conóceme” sin obligación moral. de todos modos,
tu cuerpo de azafrán

xi xii
a la cosecha Sí, lo sé, lo he sabido ya:
de algún mejor halago. en el sárcofago de una estrellita de mar
hubo una hormiguta de luz
que gravó un epitafio carmesí
en conmemoración de tus alas transparentes;
las hojas de los robles se pusieron a cantar
Oye el vaivén de las olas en cada trozo de agua: paso a paso, una música similar a la inaudita de tus manos
navegando hasta encontrar costas viejas, como un hijo pródigo. al compás de tu falda y tu cabello celestial.
Lo he adivinado, desde que naciste en mí:
En el lento ritmo de la noche se van entremezclando luces y locuras, que estabas hecha de un acero intemporal
sin ruido, sin memoria de ti o de mí, sin el mayor exalto. y que las cúpulas de tus pechos
debían tener un sabor a manantial.
Mientras, en bruma y rocío, yo trazo en Veracruz un cielo sobre el cielo, No necesitaría abrir un mapa de belleza
un caminar sobre cobre-arena, una sonrisa estelar de innumerables nubes. para encontrar una ruta rápida y llana
en la altitud de la quimera y la blanca humedad:
Roza esta madrugada que yo abrazo en peces de deseo, es el amar tu boca, mi cristalización de ti,
piensa que tienes la noche, como un cocktail, en una copa gravada lo sé, lo he sabido y adivinado ya.

con los nombres “Dios”, “tú”, “estrella” y “silencio puro”, Meditando palabras refinadas para las uvas; estando entre goletas o
con el tin tin de una cuchara de sal sonora entre tus manos. buques. No lo sé...!

Mira la vocación del aire en las veletas y el humo, Murmurando tu nombre de garza a las gaviotas; tratando de encontrar un
en los contenedores bañados de mil colores, entre café y bananos. puerto para anclarse con una pasión cegadora. Qué se yo!

Toca tu vientre noctámbulo en la boca del río, Dejo de meditar, siempre; dejo de pensar, siempre; únicamente para hallar
en sus besos de vapor que parecen irse silenciando. ese sentimiento donde se funda tu belleza con tu nombre, en el Estado
más recóndito de mi alma.
En este hogar de luz las estrellas germinan en la mar.
2
Unos labios seleccionan palabras morenas, también, para tus labios.

Suéltame tanto
Detrás de la clarividencia del silencio está una primavera para sernos que me vuele
entregada en los dolores: es cuestión de no quedarse ciego e inventar u más allá de amarte
observar algo distinto. Detrás de cada pena hay una manzana de cielos hasta enamorarme
esperando ser comida. Bajo todas las sonrisas hay, tal vez, también, mil de nubes y de edificios
campos de nostalgias y dolor esperando ser segados. o de librerías y cafés
y gárgolas o ángeles.
Si doblas cada cartadeseo, encontrarás quizás, cien mil misterios.
Entrégame unas alas
1
tan amplias de belleza
como esas que te guardas

xiii xiv
debajo de tu mirada y tus sacos.

Deja que me vaya


hacia el horizonte
de tus brazos
por el buque
de mi mano cerrada.

Así te amaré.
Habré amado.
Y moriré tan tranquilo que,
de revivirme,
querré ser también tu ave.

Tal vez muchos hombres pueden realizar lo mismo que nosotros


hacemos; pero no muchos hombres sostendrán su causa activamente.
Fragmentario.

xv xvi
La inteligencia, la experiencia y el empeño, determinan el valor con que hasta el orgulloso almirante, se agitan entre lucha y sed, bajo el velo de
lo bueno y lo malo se pueden ejecutar. duda del timonel-desdén.
A veces los demás desean “hacernos algo malo” pero, puesto que
carecen de aquélla trisofía, no salen siempre bien librados. ¡Ah, la guerra sin nombre librada en el propio corazón!
Fragmentario.
¡Quién dejará de bajar las armas bajo esta pasión que dinamita toda el
Las almas superiores (mentes avanzadas en corazones supremos) deben alma! ¿Quién?
aprender a ser refinadas e inexpugnables contra cada nuevo tornado.
Eso determina la diferencia entre Hombre y Mujer, o ser humano. Se oye la brisa salir del mar acompañada de una tenue claridad de
símbolos musicales, y aún los beso-balazos que nadie ha sabido a dónde
Fragmentario.
hayan ido a parar.

Sobre la arena, sobre esta Ciudad Mar, sobre sus calles y sus cosas
deshabitadas, se ve pasar al guerrero más fiero, loco de todas sus hazañas
no vitoreadas, loco de humor tan siniestro que pareciera ser serio cuando
más divertido está, cantando a tonada veloz:

“Mientras mi reina viva, ha valido la pena vivirse también.”


Algún día alguien ama a su Reina con la peligrosidad de un terremoto,
con el invierno dentro de las manos, y con los labios llenos de tanto temor
de pasión que una grieta parece, a veces, constreñir los corazones a él
cercanos. Entonces, un emisario de amor-luz, sale a las calles, Con la risa más espontánea también nace la crueldad,
enmascarado por un rostro desesperanzado, con los ojos congelados de con la agonía del sol los coloridos del día también son ricos:
tocamiento humano. Y bajo la lluvia se hace a la mar, en la armónica ¡Hay que abrir los ojos para no querer saberlo!
continuidad de huellas que se gravan sobre el tiempo.
¿Quién no ha descubierto detrás una que otra fealdad enormes fantasías?
El general de un alma coordina su pelotón de mil soldados rasos; y un ¿Cómo no haber aprendido a amar disciplinadamente en la variedad?
lugarteniente en las fronteras del territorio Cansancio hace su aparición ¡Con qué grosería de gestos ofrecemos nuestra “primera impresión”!
intempestiva en medio de un acribillamiento de miles de despechos que
quisieran agonizar, bajo el himno glorificado de un “yo te amo”. Detrás de “robles” de orgullo veo un débil trébol brotar,
y debajo del peso del viento el denso mar de las constelaciones calladas.
De noche, en la isla Deseo, se ven las banderas danzar tranquilamente con
el viento, como si éste quisiera llevarlas a aquéllas a otra constelación de En el hombre y mujer hay un instinto de querer opacar:
piel, lejanamente, haciendo suyos los blasones del cariño; y el almirante Una ironía sepulta a truenos y risas la simpatía del silencio.
parece desear la pérdida del juicio y de sentido del buque-amar, parece
necesitar de su tripulación en el olvido, hasta la llegada al muelle de un
Alma Única. Julio del 2001.

En vanguardia y retaguardia nos guarnecemos bajo un pabellón de luces,


Todos, en la pleamar, se inmutan (¡ay, marinero de ti, que siempre
amigo. Y no esperamos el blasón de una boca de esmeraldas?
buscaría llegar hasta donde estuvieras tú! –piensa algún navegante de la
embarcación Recuerdo-). Todos, desde un último cautivo de esperanza,

xvii xviii
Entonces detonamos la más elevada poesía nuestra, ya que nuestro
corazón no podría entregarse más. 10 de septiembre del 2001.
Desorientación

Estoy en cada carta de agua que le escribo. Estoy en cada laberinto de


volatilidad, y me cobija una música fulgurante.
Nadie halla en ti un mejor emblema:
el rostro de la tierra en nieve blanca Ayúdame! Anégame de coraje, vida!
de alturas tan inmensas. (Por qué me has seguido aún?)

Nadie como yo para dejarte de saber, Triste, apenumbrado en la nostalgia


para reconocerte a ti, entera:
Triste, apenumbrado en la nostalgia, el desamor.
en ti la arquitectura de los labios es perfecta No digo nada. Soy marioneta humana, río nocturno.
y un trazo de amor está en tus cejas.
Mis lágrimas, como un mosquete, blanden en mi interior,
Nadie como tú para ser esa princesa y van haciendo un ruido de cascabel sombrío.
de fortificaciones blancas y de esperas.
Cierro, abro, los ojos, las heridas del sopor.
Tienes esa imagen de señorita estrella: ¿Por qué no estoy yo entre unos lirios de pasión?
las manos delgaditas y un amor-aroma.
No sé de dónde vino, no sé hacia donde va el amor.
Eres el amor desde que amo. Pero su huella ata sus pasos un tiritar de frío.
Y todo en tus sonrisas es de alteza.
Y es todo; todo es...
Nadie daría por ti su soledad eterna. adiós.
Pero mi soledad es leal a tu belleza.

El ejército de todos los que soy es tuyo.


Nada más que mi pasión de ti es guerra.

Yo he llegado desde una tierra sin inicio, sin final, cuyo nombre nadie
conoce. De saberte
en posesión de un novio
Me he enamorado de ti, mintiéndome y negándolo, como si así me me alistaría
liberara del estallido visual que veía en tus labios, de la primavera de tus a posición de fuerte.
piernas, de la voluptuosidad musical de tus palabras; engañado entre No sabes cómo
canciones o rosas blancas, entre enojos o agitaciones, entre estupideces de le incitaría a flaquezas,3
radios y de “urgencias”. Pero, con todo, así convine con las hormigas un me armaría de caballerías
juramento de incienso en qué cimentar mi deseo: “debes llegar a ser tu y de orquestas y banderas
propio héroe.” color de ti.

xix xx
Esperaría Tú serías tan libre en tu sonrisa como yo inventando.
hasta encontrarme Y yo sería por ti el verso y el naufragio.
a un vulnerable contrincante, 4
y me fingiría La más gris de mis penas pasaría como un relámpago
derrotado y perdido si tu mirada y voz, en mí, gritaran un largo “yo te amo”.
para ganar
estas últimas batallas Digo que es mentira que te amo
por el amor a tu símbolo de carne, tal vez porque te ame demasiado.
a tus huesos,
tu pecho y tu sangre:

Mi Inagotable
República Lorena: nunca digas lágrima si no has llorado, ni pronuncies amor si has
Belleza únicamente querido. Jamás, pero jamás, pienses: “el hecho de que alguien
y Alma: escriba algo triste es algo lamentable”. Porque yo diré siempre: “Lo peor
Usted. es hacer nada con un nudo de cariño a medio cuello. Lo peor es no ver luz
¡Desármeme! ahí donde la oscuridad es sólo engaño, porque hay luz, a final de
cuentas”.

¡Qué valentía sin forma hay que tener a la mitad del alma para formar de
un lágrima un prisma para colorear un mundo!
Agosto del 2001.
Duda. ¡Ah... la vida es un asunto de cordialidad y generosidad, aun cuando,
sobre todo “cuándo”, sentimos el corazón entristecido!
Se llena un alma que continuamente está iluminando? No se agota
primeramente?

Podremos llegar a ser así de felicies, mi amigo? (A Soledad de Ti)

O podremos aparecernos una capa más sobre la piel, como un manto de Caerán bajo la lluvia, bajo el tiempo,
cielo despejado, hasta que sea inevitable que toda nuestra force d’amour bajo tus labios y la luna,
no pueda evitar elevar lo que es atraído desde sus oscuros sótanos? los diez mil pedazos míos:
lo insaciable y ardiente,
Es preciso salir con palabras más claras? el pensamiento, el ruido,
el vaho de la nostalgia
y tantas otras cosas.

Yo te amo: esa es la verdad más rotunda.


Digo que es mentira que te amo Y nada más verdadero que tu ausencia.
porque si yo te amara no te querría para mí tanto.

xxi xxii
El sol desdoblará sus manos tan sombrías. Nada me pertenece y a nada parezco pertenecer (con esa libre pertenencia
Y tú continuarás amando a quien tú ames. del afecto).

Por eso, bajo el tiempo, la brevedad del día, Nos vemos.


la enseñanza tibia de la aurora,
a rotos cristales como de rotas palabrerías,
diré que mi ternura ha sido siempre tuya.
Lorena, nunca hay que llorar frente a una sonrisa, frente al sol, frente a la
Diré que hubo una vez alguna señorita, luna, frente a tus manos de bella y niña y señorita, por estimar
alguna margarita apegada a muros blancos, demasiado, como yo (sin tu permiso, sin tiempo y con voluntad) te
a azules sillas, a fotos y revistas y pasión reverdecida, estimo. Hay que hacerse escuchar como un rocío sobre la vida: a fuego
entretejida allí donde existen demasiado los regaños, lento, a ciego vapor corriendo adentro del deseo.
y sobresale, sin embargo, una sonrisa.
¿”Los ojos de una niña de trece años...”? Hace tiempo te vi en mi
Amaré en ti dos veces, más que en mí, la vida, tras vivirla. imaginación a tus trece años (la edad de la emoción nunca ha tenido nada
Y a cada cosa, como de un bendito rumbo, que ver con los años; la edad de los deseos nada tiene que ver con ellos: el
tú sobrevendrás a destellar en luces, tiempo se desata donde tú y yo lo deseemos).
sobre mi tumba,
tantas cosas como haya creado tu encuentro y tu partida.

Y juntos, bajo una llama de agonía,


los dos, yo y nadie,
no esperanzando ni esperando remorir para otro día,
no saludando sal y sed por el anhelo a ti abrazado, Es mi cumpleaños
lloraremos la necesidad bajo tu sol de vida. y el sol en el café me sabe a cien pedazos.
No hay un solo lugar sobre esta patria
17 de agosto del 2001. que yo quiera desear más que tus manos.

Con veintitantas tontas velas cumplo años.


¡Ay! Dos veces en el dia dormí y tuve un levantamiento atroz: no hay (¿Qué importa imaginar ahora este aniversario?)
mentira: despierto apesadumbrado, perdido, con ensueño cero.
Con un pastel de asfixia-anhelo me festejo.
Yo no sabia que Ella me diría algunas cosas acerca de mi carácter (¿no es No hay una mejor quimera que celebrarnos:
todo para las mujeres un sabor?; ¿no son las estetas eternas?) hay tantos
tras de mí y siendo “yo”, comiendo años.
Pero yo no quiero a nadie por su bondad o maldad. ¿Quién podría querer
así? Doscientos setenta y seis meses de naufragio.
(¿Era feliz nadando?
Algo me duele casi constantemente. No se escribir un solo poema ahora ¿Hubiera sido más feliz
con el corazón. únicamente nueve meses navegando?)

xxiii xxiv
A quién sabe cuántos segundos de aire y tiempo; he sido siempre temeroso de amar en la fatiga.
a quién sabe cuántas renuncias, ensoñando,
te replico a una pregunta que no me haces: Amar amando solo es una nadería.
haría mayor festejo de tus manos,
de tu cabello suelto, corto y castaño,
y de tus labios y ojos de niña de trece años,
que de un hombre o niño atroz enamorado.

Es mi cumpleaños. En la amplitud del sábado y domingo debemos descansar. Debemos


Es el domingo más nublado porque te amo. darnos el lenitivo de una vocación cordial: jugar hasta la noche, de rato a
Y sólo hay por decir, después de recordarte hacia el futuro: rato, despaciosa y desequilibradamente; lustrar nuestras esperanzas;
si voy a morir como otros tantos, implorar, ejercitarnos, reanimar, iluminar, sobre la violencia, con cantos
como otros tantos no deseo ser olvidado, de amabilidad.
para llegar así a tener dos centenarios.

(Amiga, no me sufras, yo te quiero.)

A babor, a estribor, esa lenta película de humedad que surca el aire de la


noche, que incita la derivación, en el timón, de pequeñas pérdidas
acumulativas. Hay que redirigir sobre lo que hayamos navegado! Es
preciso detenerse y redirigir la lucha!
Fui sólo un infractor,
Capitán, capitán, no estamos solos? un fuego fatuo de amor,
(¡Oh, Poseidón, un minuto más de lucha! – Capitán Silencio.) un lineamiento puro de pasión;
fui yo, el señor que quiso y se calló:
el jurista implacable que contigo faltó
de AMABILIDAD Y PRUDENCIA:
negligente de amor ante la estelaridad de tu silueta
y tus caderas
Borraré de mis sentidos tus palabras jamás dichas. y tu estela de lluvia-soles.
Porque las palabras que jamás nos hemos dicho,
jamás, en verdad, han sido dichas. Disculpa el documento ilegible
que pareció un “problema”
No te pueden gustar los refrescos y ninguna golosina. y fui yo.
(Debiera preguntarte qué es lo que desearías.)
Puedes enfermarte de garganta a la hora que tú quieras.
(Entonces debiera ir yo inmediatamente por alguna medicina.)
Puedes soñar y amar a más de quien te quiera.
(¿Debiera yo callarme y continuar rompiéndome la vida?)
Perdóname por decir demasiado tarde y muy temprano:
Pero yo, solo, después de ti, antes que tú fueras en mí, “yo te amo”;

xxv xxvi
porque te desconozco en las cocinas o los “antros”
mientras que tal vez a tus manos místicas cae un amor incomparado. Voy esquivando encantos breves
hasta el deseo continuo,
Discúlpame por silenciar en “naufragio” el canto que te hago, constelando voy explorando otros mundos
palabras y haciéndote, con inexactitud, un halago: irrefrenoblemente.
hay una razón de amor que siempre tendrás entre tus manos
aun cuando te pase el cansancio o lo dulce-soñado en lo realidad-amargo. Escribiendo ensueños en telas de juicios,
entablo conversaciones olor a durazno con las hiedras,
Quisiera escuchar de ti “soy tu amiga” aun cuando uno de todos los que sigo hasta tropezarme un verano que encuentre, en mí,
fuera te siguiera amando: otro de ti enamorado.
hay siempre una voluntad que exige un amor más elevado;
una sonrisa recompondría universos en un “ya lo he pensado...” Entre mares y contaminación, el hastío
me recuerda todos los que con mala educación, por ti,
han ido congelándose auxilios y compañías en despido.

Llorar: ¿quién puede definir llorar sin sentir lo que el otro ha llorado?
¿Qué adulto puede saber el concepto, la actividad,
la disciplina que implica morder una paleta, como un niño, Recortarás de tus hojas, mi memoria
con los labios apretados? y no habré existido.
Un hombre como yo
Soñar: ¿quién puede saber soñar si siempre está repensando y trabajando? jamás habrá sido
¿Quién sabe más de la realidad que uno que sigue soñando? si no ha sido
realidad tras su deseo.
Cantar: ¿quién dice saber cantar si no ha sentido lo que está cantando,
si no ha vivido su canto?

Amanecer y siempre, hasta la noche, Un timón sin manos,


esperar: un dejarse a volar sin esperar el viento,
¿quién sabrá esperar creándole otro motivo al enfado una peligrosa libertad de silencio.
que aseguramos en un rostro que hemos malinterpretado? Tú.
Yo.
¿Quién habrá sabido amar hasta ver que muchos hombres ¡Qué más da!
son ingenuos que en tono de burlador salen burlados? Siempre habría “otros”
para no besarnos.

Renunciando a mí porque te amo,


renunciando a usted con una soledad de humo, Señorita:
dejo de ser desde que para ti yo debo ser. ¡Usted

xxvii xxviii
y nada
más
que usted!

¡Amar,
morir
y no haber hecho ruido!

23 de junio del 2003.

Ayer la miraste por la tarde. No te has entrometido con lo que llaman


muchos “destino”? ( Y quién eres tú? Acaso un “destino”? No eres una
búsqueda que quiere colocar sus huellas por sobre cualquier destino? Y
acaso no “caen de gracia” más cosas a los hombres cuando las buscan
que cuando las dejan “suceder”?)

(No era su mirada extaordinaria?


- La recuerdas, Israel, la recuerdas? - )

Le dijiste: “Un día me voy a ir de aquí”. Pero sabías que no te marcharías


de ella, que su semblante te perseguiría allá y aquí, aquí y allá. Sabías
que sobre mar o bajo tierra te encontrarías su nombre detrás de cada
goleta, de cada playa o detrás de cada victoria y aún entre las hierbas
agrias de la derrota.

¡¿Oíste?! No la buscabas donde no la podrías haber encontrado jamás,


para quererla más?

Sin mayor preámbulo se despidió de ti... Y tú le pediste un beso último.


Lo recuerdas?

¿¡Cómo no lo recordarás siempre!? 7

Hay algo de locura en el amor, pero también hay algo de razón en la


locura.
F. Nietzsche

xxix xxx
“Locura”, que “yo me he quedado loco” ya lo he dicho. Pero si quien
tuviera un alma noble le dijera a todo mundo: locura es inventar una Gritando en mí,
razón para modelar, a pesar de cualquier muro, un vendaval interno, sonando, articulando en mi pecho
¿quién estaría conmigo? una estrella de mar, un desorden fugaz,
indefinida, irremediablemente,
Pero soy eso: un “loco”. Peso con cada beso el valor de los silencios, y a como si tú sonaras,
veces escucho los teléfonos trinar como canarios sobre los jardines de como si nunca una mujer,
asfalto y las rosas de concreto en que se estacionan frenéticos del tiempo. después de ti,
hubiera sido en mi alma.
¡Silencio! Oigo cantar las telas que cubren todos los cuerpos esbeltos: La voz del fuego,
¡qué tierno sonido de tanto sueño tienen los pliegues y los botones en los las manos del aire,
que caminan recio! Oigo la mar a miles de metros sobre el nivel de las detrás de unos cabellos de agua,
estrellas. devoran de ternura terrena
mi memoria tuya.
¡Y que se callen todos! Porque yo soy conde y barón de Dios en un
castillo en que algún día quisieron propagarse los crisantemos coléricos, Sí, después de ti,
con fuego entre sus hojas; puesto que soy la clase de hombre que helaría a de “será la guerra o la locura”,
risotadas sin perdón todas las temporadas lluviosas de la crudeza y los siempre esa voz
“peros”. que va deletreándose
con tu cuerpo
Detrás de toda esta maraña gélida y hermosa, me aparezco a mí mismo: en vestidos multicolores,
camino, tengo en el corazón cinco años. Mi padre me lleva hacia un lugar que a la belleza nítida de tus labios
llamado Verano. Y tiene manos de luz detrás de su cara sin ceños, más innombrables, indefinibles,
allá del espacio-tiempo, donde seguramente podemos vernos. va condecorando
en una patria de belleza.
Noche del 23 de agosto del 2001.
Eternamente tú,
Es increíble que uno llegue a la idea de que el mejor -o probablemente el insoportablemente tú,
más distinguido emocionalmente- entre los amigos, es lejano, aún en dentro de mí...
palabras; y que la mujer por la que uno daría su universo propio y
destrozaría, de revivir cien veces, cien veces su cabeza por necesidad de Irremediablemente
ella, se encuentra seguramente aún más lejana que aquél –que eres tú-. oigo de costa a costa,
de sueño a miedo,
Confieso mi desquicio desde el día en que ella me tuvo por un impulsivo y anhelos a tropiezos:
sentencio mi vida a soledad. ¿Qué importa cuánto pueda llegar a estar “extrañándote
solo de todo, si estoy solo de ella? con la memoria
de ti bañada”.

xxxi xxxii
en el alma un perfume que tiemble, que cante y rocíe de cansancio, de
intransigencia de ternura.
Callando cosas de esplendores,
regando redes de resplandores en un manto negro, Obtendrás la profundidad del mundo cuando no pienses en “ti misma”. La
escuchándote, sin un aliento tuyo, “confianza en uno mismo” es algo que se pierde maravillosa e
sueño que caminas cotidianamente inexpugnablemente cuando lo mejor o lo peor que le sucede a un Hombre
con tus brazos de bella desenfadada es lo mejor y lo peor que le ocurre a los hombres.
sobre el agua5;
oigo que cantas alegremente
entre los mares.
Acaricio las nubes cuando acaricio mi almohada
Creyéndote una sombra en este hospital que aparece sin sombras,
que va vibrando en las palpitaciones de la tierra, como un palacio de lino blanco.
que va formando rosas de arena entre alba y noche, No nada más tu boca de fantasma-enfermera me dice:
te amo incalculablemente, fuera de mí; “está bien, señor, todo irá mejor la próxima semana”;
te oigo y te pienso en un retardado caminar de agua de un río, también estas rasgaduras anuncian que cicatrizo en el alma.
o en la mano blanca de una ola que toca el dedo de una costa.
Compongo música, aquí, con sabor a plata,
Te quiero con paciencias de pescador, como a un pasajero viento, y recojo guirnaldas en la batahola de mi primaria:
y en puerto Soñar te amo a alturas inmensas sobre el nivel de los deseos.
( Lo sé, lo sé, estoy dormido. O tal vez no:
Septiembre del 2001. Sin día. tal vez estoy viviendo otra vida en un color distinto de mi alma.)
Catarinario
En el pupitre de ancha cubierta escondo la mitad de mi cara,
Bajo la mar de catarinas, bajo la lluvia quieta, comiendo duraznos sobre siento una infantil alegría de estampas coleccionadas,
una manta con filigranas de sombras, oigo y me voy: agito estrellas en mi ese orgullo impar de enamorarse sin “demasiados años”.
alcancía de amor; aprendo, suave y sabiamente, como un niño, que el
hábito de algunas personas, como de cristales frágiles matizados de una (No sé, no sé, yo creo que estoy despierto,
oloración musical, me produce, con todo y mil desdenes de inicio, y me retiro, cansado, en ocasiones,
finalmente, un rayo de alergia tierna. de tanta alegría de loncheras y de recreos,
entre las materias de Deportes y Biblioteca
¿Esa mujer morena que va cruzando la calle tendrá un ademán rubio a resucitar entre esas cosas que los adultos llaman “realidad”.)
cuando ama? ¿Y puedes tú percibir los verdes del fuego, y ver cuánto de
amor hay también en lo gris y en lo negro?

Marco rosaesmeraldas entre las hojas horarias de mi fiebre, mi hilaridad Año 2002. Sin día. Sin mes.
e inacción; y veo guirnaldas en medio de las voces que escucho: cada
sonido forma en azul y violeta las palabras que caen de la boca del cielo.
También a través del lloro es insoportablemente más bella una sonrisa.
Tú también eres sonora en mi alma como el sonido del clamor; también Lo sé: ¡molí constelaciones y las herví a punto de purgatorio!; sujeté las
eres algún día otra que entre tus pensamientos no eres; también tú tendrás manos de la libertad a las de la pérdida del juicio (como ingeniero fui

xxxiii xxxiv
severo y como lógico, desértico); te amé, liberándome hasta el azar de Halla en el universo un soplo con que hablen
dejar pasar el tiempo. los sentimientos-cometas sin palabras;
y un taller de ilusiones en que se labren
En la novela-sal-azúcar de mi vida encontré el mapa borroso de tu los artefactos de darse sin conocer razones.
cuerpo: un vestido azul sobre una silla azul; una mujer eternamente (en-
tierna-mente) bella que iluminaba todos mis caminos sin sabérselo. (Amiga, ¡ámate!)

Creé una verdad de mil flores para tus manos vacías (las manos de tu
espectro en mi alma); y te teñí de luces, como a un rompecabezas-
rompecorazones, en un escaparate de mi espíritu. Mi gran amigo Jorge, con la fe de tu amistad noble y de tu entendimiento
de lugarteniente en asuntos de mi alma: te escribí estas líneas
Examiné algunos números hasta llegar a una fórmula, y creí, en algún predecesoras de un intento de diálogo nuestro, de aromas y silencios de
momento, que podría dar con alguna otra más para que habláramos (¡qué perfume, y lo nombré Conversando en sentidos:
sé!).
“Este es mi máximo secreto, y dice Garza luego de decir “la necesito”.
En todo el tiempo que te ame siempre querré y sabré desconocerte tanto Ella es lo unico que escucho... Estoy ciego. Estoy sordo. Y desconozco
para volverte a amar como si fueras otra (detrás de tu alma bella siempre todo nuevamente, como otras tantas veces.”
tendrás otra Mujer más bella, y otra... y otra...)
(Todo esto tiene un significado únicamente si lo tiene para ti.)
(Lloro. Pruebo una naranja de nostalgia. (Tal vez únicamente un mes y poco más. ¿Lo recuerdas?)
Me sabes todavía, y sin saberte.)

La fuerza mágica con que tu alma acalla


lo grava todo en mí con su mirada de desvelo y de desvío.
Amiga, ¡alégrate!,
porque sin conocerte mucho, “¿Haremos sombras en papel ternura?” –pregunto-.
caminando, contando o soñando, Haremos un “ama y no hagas ruido” –me contesto-.
te vislumbrarás en una imagen estimada.
En donde perforo el silencio las sonrisas nuestras
Hay tantas razones de esperanza, alguna vez reconoció el sonido y canto tus deseos.
tanto trigo en medio de sales o soledades,
que recompondríamos los días en noches perfumadas Negar atontamente todo lo que en mí te he dicho,
con la melancolía de un sapo o una sonrisa de garza. quererte en un desearte a veinte metros,

Amiga, ¡cántame! y revivir nadando en el lenguaje mudo de tu aroma,


Aunque tengas tantos motivos para mantenerte callada. y galopar de fuego a fuego, hasta llegar a tu oído,
Cántame como un cristalángel o una niña de realeza insondable.
(Tengo tantas esquelas para tu llegada habría sido como un cristal más puro de haber tenido
que te escribiría canciones de aniz en un solo viaje.) en ti el fondo e imagen de algún humor tranquilo.

xxxv xxxvi
Es cierta esta sorpresa con que te digo:
“¡Soy un pequeño niño, mujer, yo soy un niño,

y tú, mujer, lo alto tantas veces extrañado!” No estás allá donde un pensamiento pasa, como una avalancha, sobre
(un descubrimiento, un mundo, un “yo he perdido”). otros más?

Lo último que queda por decir es “verte” No escalo entonces, una y mil veces, hasta que logro edificar soledades
pensando que “un hombre inteligente tocaría tu corazón en un suspiro”. más allá de la atmósfera?

Júpiter no ha subido aún hasta tu boca, mi Artemisa?

Locura: ¿no es un bello himno celestial?

Pero todos los días tú me atas al corazón una bufanda nacida de tus
cabellos. Todos los días miras hacia mis ojos y me vuelvo una roca densa Dígale a su marido que la amé;
y sombría, pero guarnecida de poesía. que me morí tres veces:
de desquicio, de sentidos y de mente,
No es así? No debes sonreír con labios ligeros? y renací mil veces para amarla a usted.

Dígale que antes que él fuera en usted


yo la miré y me tropecé:
que caí de morenos llanos a un cielo puro
Locamente, para estropear la furia amándola con alma y piel.
con mis ojos viajeros,
entre sacos de ilusión y desvaríos Háblele del submundo de vivir sin su mirada.
y cien artefactos sacados de un ferrocarril mágico;
Háblele de aquél que cayó desde la altura del desdén
donde tu voz huye a través de la noche
y luego subió a cúspides aún mayores
y estrechando laberintos, rosas, perfumes, cansancios,
por el amor a usted.
delirando figuras de porcelana en colores ternura,
tu fantasma en el firmamento claro,
lo recorre todo, lo perfuma, lo vigila todo.

Locamente bendigo la vida, momentáneamente,


Llega a mi boca, en azul,
salido de juicio hasta imaginarte entre mares vegetales,
un sabor jamás pensado,
recostada, hablándole al musgo
y se oye un rumor a “tú”:
y a las violetas, y a resplandecientes ángeles.
Lo sé, lo supe...
¡Te amo!
Bendigo tu boca desconocida y canto ante un atril
la primavera de vino que me trae tu espectro humeante.
Y me acuesto sobre un cielo diminuto,
Siempre habrá alguien común buscando “algo, alguien para amar y ser
entre café y poesía, bajo la eternidad y el vaho.
amado”, y encontrará en los demás únicamente razones para amarse a sí

xxxvii xxxviii
mismo más, en esa geometría lamentable de “ser-afín” sin el mayor
encanto. Siempre, en el presente, habrá quien quiera pintar al máximo su
personalidad, sin caer en cuenta del tránsito de las hormigas en los
piececitos de un niño pobre y reposado, de los mercados rebosantes de
historias de manzanos que extrañan a sus frutos, o de las calles
serpenteadas por tus pasos o los míos. Pero qué sabiduría tendremos
cuando hayamos crecido hasta ver más allá de nosotros mismos.
Entonces, te lo prometo, mi bella, seremos tan fantásticos como un clavel,
tan mágicos como un compás de notas angelicálmente breve en un piano.
Tal vez ya no “soñemos” ser felices. Y gritar “te amo” no sea escándalo
en ningún lado, de tan cotidiano.

Lo leerás en revistas que no se editarán jamás,


en los libros sobre Dios,
dentro del mar, de las iglesias,
o aún en el silencio y las discotecas;
como una carmesí sobre tu alma,
aun cuando sea detrás de muchos gritos.

En tanto vayas y beses o te diviertas,


lo leerás,
clara y lentamente.
En tanto fumes o vueles
sin tus alas;
letra tras letra,
lo sabrás;
alba tras alba.

Hombre y mujer,
mañana, como uno sólo,
no se mentirán:
también hay voluntad en el amar.

xxxix xl
me hacía llagas; el inagotable recuerdo de sol-luz frente a tu silueta,
cuando me creía perdido en tu guerra.
Rechazo toda doctrina religiosa que no apele a la razón y que esté en
conflicto con la moralidad. Tolero el sentimiento religioso no razonado Lorena está escrito en cada almohada, debajo de cada libro bienamado, o
siempre que no sea inmoral. en las carpetas de trabajo y las entradas a los sueños que aún no realizo.
Gandhi.
Tu emblema se apropia de mi alma. Y mi alma se extiende sobre estás
páginas.
Cuando me ponen las ideas a pasarme sus figuritas de porcelana, su color
de cielo, su suavidad de humo, veo a ese niño a quien siempre querré y Algo me dice que en treinta mil horas me querrás más que nunca. Por eso,
quien siempre, afortunadamente, por un destino o casualidad del fuego, ansiosamente, espero a que estés dormida.
llenará de números y colores lo solemne de la adultez y el esfuerzo.
Cuando toco lo que fui en otro tiempo: una goma azul que recibí en
Monterrey con una impresión simbólica e indeleble de la belleza de una
niña, tan grande como los más serenos deseos; las no escuchadas notas
que escribí lleno de mil pasiones de adolescente y ciego; y las nubes
claras, eternas, que un día parecieron, al que fui, caérsele a las bolsas de Trabajas, trabajas todo el día,
su pantalón en invierno. hasta que llegas a casa
y sientes una libertad de cansancio,
Despierto sobre la arena cobriza, como la piel de Veracruz y su pueblo. Y y crees traer en ti la melodía de un piano
luego me resguardo de amor debajo de la blanca superficie de su catedral y la hermosura de cuando tenías quince años.
en mi pecho. (Y no lo creas, ¡sábelo!)

El silencio cubre de pronto, con su caricia de espuma, mi mar y mi Trabajas, lo sé, lo siento, lo vivo:
viento. Y la Mujer es el cielo: y tú, mujer, el mío. sé que tus alas obstaculizan la escritura de soles
que continuamente sale de tus manos.
Mi alma se llena de mil niñerías y más deseo. Y no dejo de querer porque
te quiero. Todavía miro un papelito blanco:
“larga distancia y celulares...”,
y deletreo tu nombre
Madrugada del 30 de junio del 2004.
siempre,
siempre-bella.
Ansiosamente espero a que estés dormida. Me recuesto ante ti, y tú no lo
sabes.
29 de junio del 2004.
Son las tres de la mañana. Mi reloj está salido de cuerda. Pero mi
pensamiento es tuyo.
Todos los días, en la despaciosa infinitud de la noche, reclinado en el sofá
de una pieza de tu casa (que es la mía), abres tus labios y me atacas de
No puedo sopesar el mundo sin tu cansancio inmutado.
tierna gracia con una enorme mordida que tiene toda la intención de
abotonar de alegría mi día siguiente.
Te miro. Las sábanas a partir de ti saben a victoria diaria. Todavía
recuerdo la epopeya de ti: los brutales naufragios, la horma de los zapatos

xli xlii
Pero no se basta ninguna noche con ello: me calza de tus pies; me coloca que salgo de un soplo volcánico o de un frío insolemne. Estoy rodeado de
tus manos sobre las mías como unos guantes de pielaroma; y, haga o no los muretes delgados y castaños que caen sobre tu frente; estoy
frío, hace reposar tus brazos de bufanda delicada alrededor de mi cuello. encarcelado en los escalones de piel de tu mentón y de tus labios. Y de
pronto termino en el amanecer de tu iris.
El otro día no importará jamás: no habría trabajo que no pudiera hacer
teniendo el aura de tu amor sobre mi vida; y cualquier empeño sería Para entonces me doy cuenta: mi “vida” has sido “tú”.
difícil sin una hogaza de dulzura tuya. Y sé que siempre dejará de ser, (¡¿En qué lugar te encuentras?!)
hasta que ya no puedas serme nunca. ¡Qué importa, mi eternidad de
aroma!

(Amanezco y te vas. Quien le viera a usted


Mas me regresas siempre. diría rosa y estrellas
Por eso te amo siete veces más.) y preferiría la tierra
porque en ella
existe usted.

Caminadora,
ata sorpresas,
A respirar tus ojos y tus manos, de gran sonrisa.
y las esmeralda-palabras que salen de tus labios. Una garza alta
tras de mis flores blancas:
A pensarte, mi perfecta: Usted.
todo desde ti parece tener algo de eterno.
Digo belleza y anhelo,
La vida es este manantial de luces digo vehemencia y locura:
en que anidan las aves cansancio a cansancio. le digo,
a final de cuentas,
¡Te amo!, ¡te amo! le digo,
Ardo de noche, loca, desesperadamente. a usted.

Tu boca de carne inunda un mundo


y se rocía mi universo de fuego y hielo. Cuando en cada letra escribo y descifro un sentimiento que no es mío,
cuando en cada beso que dejo de dar, toco uno de tus cabellos que no han
sido míos, me sé, me siento, cercano al viento, a la libertad del mundo: me
siento cercano a ti porque beso la tierra cuando a ti te beso y deseo,
2 de abril de 2004. porque importa la vida por esa lucha conmigo por verte y mirarte, y
moldearme a tus manos en cera de corazón-cariño.
Emprendiendo una búsqueda estratégica, con el alma a trote lento, como
deseando saber de juegos teorizados6 o de Neruda; con el corazón a En los jardines, las escuelas, los centros de trabajo, cuanto toco las sienes
medio palpitar; siembro esta música en la noche y me dejo palpitar como de mi sobrina, sé que yo quiero más de mi destino. Te miro en tu vestido
si la vida me atravesara con dardos de estridencia, en un minuto. Sueño gris o azul, con tus alas de niña risueña, bajo las caracolas de cristal que

xliii xliv
llueven sobre inmaculados lirios que no han aún existido; te miro en cada no faltaría en mi alma
café y en cada restaurante en que van las gaviotas y se deleitan de ruidos, un pincel melódico con que pudiera
en que gravan su destino soles multicolores, nubes beso-requiebro, dar un bemol matizado de tus cabellos.
bugambilias y libros... Hasta que, distraido, me pongo a pensar en la Pero he sido un ingeniero sin acierto:
futileza de que “te hayas ido”. no he calculado
qué estructura espiritual
tendría que haber detrás de tu cuerpo
o qué procedimiento o técnica
siguió Dios
para concebir, al menos,
el mecanismo de belleza
¡Perdóname!, TE AMO. que hará funcionar tus labios
Hay un gota de agua que el rocío no siente al hacer surgir un beso.
y el fuego no percibe algunas llamas,
y así, mi amor, 20 de junio del 2004.
por el afecto de un “no sé qué”, Vuelo volátil.
por “ti”,
parece incandescente. En tu escritorio, en la recepción de mi mundo, apareció, una mañana de
no sé cuándo, esta hoja escrita con anhelo memorioso, con esa magia en
que dos segundos de alguien a quien amamos, nos transporta a la
30 de junio del 2004. eternidad. Y la abandoné justo donde tus manos habrían de tocarla y
Carta extinguible. transformarla en viento propicio para tus alas. No tengo mayor recuerdo
que un sentimiento traído al presente de esos instantes en que te amaba en
No me despierten ahora, porque te sueño, porque me voy desvaneciendo delirio.
en las hilanderías de tu boca, en el terciopelo negro que generan las
bocanadas que sólo tú sabrías coser en lo bello. ¿Con qué silencio atroz me alejé de mis deseos para profetizarme: “Para
mi última Garza (mi nunca mía: tú)” ? ¿En qué país de encantamiento
No me despierten mañana, pues te estaré soñando. Y tras de las atroz me iluminaba el faro de tu belleza para apodarme, al fin de este
campanas recorreré tu cabello, que es como tierra castaña y de deseo. poema, “Señor Misterio”?

No me despierten nunca, que yo te quiero. Dejen que me descanse de todo No sé, mas sé que no podría narrar estos deseos océanicos de ti; que no
cálculo, de planeaciones, ejecuciones y proyectos; dejen que me ahogue hay poesía que pueda ser siquiera una sombra de lo que has significado tú
en tu requiebro, que te tatúes en mi boca y toda vez que hable, diga con en mí.
reverencia, palabras que únicamente signifiquen besos.
Te he querido inmensamente, a pesar de las situaciones. Jamás he
Yo anhelo que tú me salgas antes que los trescientos y tantos soles de este necesitado saber mucho de nadie para quererla (me ha gustado la
año; que tú me digas, sin reparo: “te quiero”. ingenuidad de calma de los sueños). Así lo “sé”: los pájaros jamás
justificarán sus gorjeos y siempre lo harán donde ellos lo deseen. (Ya sé,
ya sé que somos “racionales”; pero toda la razón del mundo es
sentimiento sin-razón cuando no tiene amor).
De haber sido pintor y músico

xlv xlvi
"Yo te amo".
Yo digo que el amor lo ha enamorado.
Vuelo en sueño
desde ti; Extiendo que lorenizaste mi occidente
desde el minuto preciso, para no tenerme por seguro que “te amo”.
precioso, Y lo declaro en símbolos secretos y sagrados
en que tu luz o entre juguetes y dulces, o “naufragios”.
y tu teléfono,
tu voz, Afirmo que el amor me ha engarzado.
tu silla azul,
fueron vistos
por mi alma.

Mis ojos dejaron de ver todo: En mií (,) hogar:


otra mujer, otros instintos, tú.
todas las cantidades grises del lamento. ¿Por cuánto tiempo?

Y tu cabello corto
hizo palidecer
mis garabatos, mi habla,
mi estar aquí: Entra también en mi alma,
¡me hizo incendio! Bella.
Tal vez Gabriel,
Miguel o Uriel,
Por ti
-¿quién sabe?-
se me hizo otro
te estén esperando.
el universo.
Tal vez
Otro yo
nunca y jamás
soy para mí
te has encontrado aquí,
desde que eres tú.
pero yo
te he encontrado.
Pensar Mujer
es recordarte;
Aunque probablemente aquí ya hayas entrado.
decir:
Porque el hogar de un ángel es el mundo
"Ama"...
y un mundo de sonrisa habita en cualquier lado.
y, al fin,
callarlo todo.

¡Podría decirte yo que por Dios me amaras!


¡Pero sé realidades, aun cuando canto!
Resulta que alguien dice:

xlvii xlviii
de tu boca.
Mas ahora, cierra los ojos, aspira
con el corazón suspendido de un hilo de luz,
con las palmas de las manos sobre tus piernas,
atravesando una galaxia en un poema.
Platónicamente, con el alma lustrada,
Canta también, con la boca callada, con un impermeable del mundo para contemplar tu memoria:
a través de la explanada de tu alma soy el invitado-fantasma de tu boda,
con música amarilla por cada playa caminada el liviano velo que cae en el tejido del aire
por tus pies creados a imagen y semejanza y el esposo eterno del bello concepto de tu boca.
de la belleza eterna o un instante de nube mágica.
Oigo los millones de pasos de todas las novias
Rocía tu alma de tranquilidad aún a las dos de la mañana, que habrán caminado bajo las notas de Wagner.
y sonríe, posando para una foto en lo invisible del ensueño; Escucho, siempre, ramos que caen a “otras novias”
y luego hazte una trenza de humo de chocolate como siempre enfrento el voluntario dictamen de destinarme a tu imagen.
en medio de la intimidad del universo más amado.
Soy el que velará por ti sobre las tempestades,
Sin más, abre los ojos: sobre los matrimonios, sobre el dolor de muelas de tus hijos,
eres tanta mujer que tomaría mil mundos y el marido impecable del velamen que desplegarás en todos tus viajes
que tremendarían de belleza el lienzo de amorfragancia de tu carne. cuando seas refinada o sutil e imprevisible, e innegablemente amable.
Soy el adolescente amante de su maestra del humo,
el hombre que estaría dispuesto a cincelarte en su carne
y el niño que guardaría para ti un dulce sin una caricia de tu talle.
Si pudiera mudar de ti
dentro de mí,
como un lagarto muda de escamas,
como alguna estrella cambia Estoy en casa
su vestido de luz por harapos sombreados; diciéndote.
si pudiera borrarte de mí
como a una de estas líneas a veces vagas; Me quedo
o si tuviera en mis manos un documento astronómico solo
para renombrarte en constelaciones y magia: contigo,
¡qué haría, qué festival de alegres lágrimas! sin saber
que estoy sin ti.
Me quedaría ciego de aromas,
sordo de imágenes, ¿No lo sabes?...
y sí, ¿Lo sabes?
tal vez también, Lo siento.
mudo de poesías
y, lamentablemente,
eternamente,

xlix l
en mí,
Misterio: escuchándote.
amor sin fuego
o esplendido tesoro
inexistente. Te amo
en azul
Canallada bella y dura y en verde
o bruma de cascabel te pienso
siniestro. siempre,
detrás de otra mujer,
Tal vez sólo eso así,
hallarás detrás como no eres.
de muchos hombres. Aunque seas
mi señorita prisma,
A ti no te digo, aunque de ti
como si me escucharas, jamás me lleguen
que soy distinto, violetas inmemoriales.
pero seré otro
desde que en ti Estoy esperando,
dejes de “saberte” aguardando siempre,
cómo yo te quiero.7 tu roja boca
y tu talante.

Escuchándote en casa
con música de almohada,
o de cocina. Con un gusto infantil escucharemos canarios-relojes
Diciéndote, cuando nuestras habitaciones, de noche,
diciéndome “decirte” formen una geometría nuestra entre constelaciones y flores de lis.
sin saberte
(¿no lo sabes?) A la luz de la tarde oiremos música hindú adentro de nuestra sangre,
bajo una bóveda que cambiará de colores a nuestro capricho.
Deséandote. Y en una parte de nuestra estancia hallaremos animaciones de palomas
El alma suspendida. que, cuando toquemos una superficie de piel, nos recordarán sus
Pregutándome plumajes.
dónde estarás ahora
(¡jamás conocerás Un ángel se comerá un día, después de mil años, algún trigo inmortal,
cuánto ni cómo!) y sentirá los sentidos con que yo te habré amado,
gozando del perfume de tu amada imagen.
Se me pasan los días
y sigues

li lii
o de mi mamá, o de los cines de tumulto, ya sea de un aguacero matinal o
de la intensa sonrisa del sol. Luego, inusitadamente, tomamos un
Soy, me eres, acelerado tren astral. Llegamos a donde sólo somos, y entre setos nos
nos caminamos juntos escondemos, lejos de la ciudad. Allí originamos un torbellino, y luego,
y tú te besas cuando a mí me besas. como dos niños enamorados, nos tomamos de las manos, con cariño y
necesidad. Entramos a una capilla de cristal, y una y otra vez jugamos a
Te suplico un beso de despedida un matrimonio de gusto velado y profundo. Inventamos cantos que sólo
(la súplica niega la pasión; sabrían las golondrinas gorjear, hasta que rezamos la más vívida hora de
alguna exigencia, a veces, la concede) nuestra eternidad. Inauguramos siempre, más tarde, una ceremonia de
y me lo niegas lacónica, impasiblemente. amor triunfal, y entre taludes amplios de caliza celestial, causamos en la
tierra, tú y yo, una ciudad donde se construyan palacios de brisa, o donde
Te digo que un día me marcharé tú en el viento podrás sembrar y cada hora acallará con belleza florida tus
hacia una patria que desconozco por completo. labios de libertad.
Y en efecto, parto:
huyo, corriendo cabeza abajo; Es fácil: a las ocho de la noche, en punto, como dos niños enamorados,
nos huímos con un caballo negro y otro blanco, nos regresamos y ya.
y tú me vas acompañando.

Voy con una rodela, un almete y un cuenco,


me sale música del pecho.
Doce y media, tres y cuarto.
Oigo a lo lejos, Tú, que te vas alejando de mis manos
en los vagones del tren ligero, las voces risueñamente,
desconsoladoramente;
que ya he escuchado anteriormente:
que me ríes con una ironía de sombras,
“Próxima estación:
con estridentes ojos de belleza impenetrable,
Lorena Garza”.
pareces irte desvaneciendo
Y me pregunto,
entre las atroces fauces del futuro.
una y otra vez me pregunto,
si no serás la última estación,
Crepitas en mis labios sin saberte que mi sangre
si llego a ti o de ti me voy.
sucita una plegaria de maravillas
y resucita tu imagen de alorenados estiajes.
Estoy en ti, te soy,
nos recordamos juntos,
Tú, mi colorcanto de improntas celestiales:
y tú me besas, beses a quien beses.
en cada caminar nos somos inseparables;
entre lagos y cielos
29 de junio del 2004.
la patria de tu rostro inimitable.
Es fácil.
Te beso y te vas eternizando en mil parajes:
Es fácil: a las dos de la tarde, los domingos, llenos de miradas furtivas y
labio con labio
fugitivas que regresan luego de juegos recelo-atracción; cuchara en mano
hasta llegar la tarde,
o lápiz garabateando; juntos, tú y yo, nos vamos de los demás: de tu papá

liii liv
horas y hojas de ti entrampado.
hasta adolecernos de estrellas irreparables.
Obedecer
Precognición prolija, obsesionadamente
la rosa de los cuatro tiempos
En diez años seré célebre en México, en que te amo:
reafirmaré las reglas de mi universo “bélico”. cayendo
Te besaré sin nombres para un beso, de madrugada de devaneo,
pues cada beso merecerá su especificidad de cielo. a mediodía de somnolencia,
y luego a tarde de milapremios,
En una veintena de años repartiré flores en invierno, hasta llegar a insomnio y desafuero.
me recrearé en árboles ilusorios de fuego
y rememoraré tu silueta en un inolvidable sueño: Querer, caer,
descifraré tus luces, tu caridad en sonrisa y deseo. obstinadamente tuyo.
No sé qué otras cosas
En treinta años puedo morir, vivir, estar sin tiempo: Me quedarían después,
No sé. antes de ti,
“El pez grande se come al chico.” que perecer
(¿Pero no puede éste haber tenido veneno?) sin conocer tu parecer.
Y a pesar de meditar irremediablemente en negro...
te quiero. Prólogo
Perecer,
dulce, mordazmente,
Estas son mis manos. El dedo sigue al dedo con el aire entre sus seres.
infelizmente,
Pero estos seres están algo curvados, rígidos; y abren también mis brazos.
con lágrimas de hierro,
como un clavel
Tus manos y manos tienen un rostro de papel, de tinta y llanto... y de
roto o mal herido;
sonrisas estrambóticas.
con el corazón
por una flecha de fuego
Por eso tú y yo (tú, que me lees, y yo, que no he sabido nunca cómo ni
descompuesto.
por qué es que yo no amo o amo), somos tan distintos que queremos
asemejarnos.
Cristalizado
de ausencia tuya,
Tú: apátrida o héroe, u hombre sin creación de algún sentido de tu vida, o
de verde frío:
inventor de tu deseo; o tú, labriego pertinaz en el concepto, o corsario
un-(a)-mar
ante el timón de lo fantástico del respiro y el espejo ante el que no tienes
que en lago se tornara.
por qué cuestionarte tanto (y ni siquiera algo), pues todo tu saber es
superado por un sentir de cielo azucarado; tú me escuchas y cada palabra
Vuelo
mía se va perdiendo.
del esplendor
hasta un temor aciago
Un estero de ruidos y deseos (la imagen de mi amor –no sé yo bien qué
como un escarahbajo
amor sea el amor que haya vivido-) ha sido remitido al terreno del olvido

lv lvi
y del despecho (a menos, claro, que, como podría pensar no menos de uno
en cualquier rumbo, nunca algo más –en forma o en volumen- haya
existido). Pero hay todo un futuro haciéndose presente para robarnos un
océano.

Y, sobre todo, no hay por qué explicarnos... Porque tú y yo somos un


velero y un millar de rumbos, y nos sobra amor al razonarnos.

Carta primera

Ascendías, niña, mi quinceañera de plata. Yo te recuerdo (¿en qué


memoria?... No lo he sabido nunca; porque el amor es una eternidad
cuando en cualquier tiempo ha sido lo primero y más presente).

Eras algo así como una espiga blanca, un Amazonas, o algún sabor a
Dedicatoria lluvia y sur. Tu nombre, como el nombre Mujer, no nos pertenecía: antes
eran nuestras un millar de altiplanicies, el fuego, el algodón, la tarde.

A las meditaciones Mi señorita selvática: yo te encontraba: eras el descubrimiento de una luz


que no creen saber suficiente sureste... en donde un alma iba errante, como un trozo de humo; y las
como para escribir algo. palabras caminaban, perforadas de ternura; y el amor presente se
confundía como si algún día llegara a ser eterno al perseguir el porvenir.
A quienes sienten
que pensando Bastaba saludarte... y despedirse luego. (Cuando suenan las campanas no
las cosas no han terminado. siempre –o tal vez nunca- hay que desear la llegada de su figura a
nuestros ojos, ni su forma en nuestras manos).
A los hombres sin letras, sin cálculo
del arte que nos engastó a la vida. Un saludo

Y a unos cabellos - en fin - Un fruto viene del cielo ;


que me dieron esperanzas y premuras, una estrella permanece;
al par que gravaron, con sus ojos, mi desvelo unos labios nunca acallan:
en tiempo de cosechas y de anhelos. ¡eres tú quien aparece!

A ti, mujer, que guardas silencio. Dos palabras: ¡buenas tardes!;


dos besos en las mejillas;
A ti, amor; porque de ti partí, y de ti vengo. dos manos se empalman entonces:
son nuestras almas sonrientes.

Tres veces te he de llamar;

lvii lviii
cuarenta horas voy a tardar; Hay veces que he dudado, Mujer. Tu rostro es prisma: todos los colores
y quinientas voy a recordar: míos a ti me han remitido .Tú siempre has sido otra, el paso o el camino a
¡un infinito te quiero amar! otra, como tú, Mujer; y una promesa falsa.
Carta segunda
Mi palabra más tierna (¿qué tan tierno he podido ser yo a comparación de
Era la sed sin embriaguez, la sed pura, hirsuta, creyente; así, mirándote, mis palabras?) es tuya, Mujer.
alejándome de tus labios para encontrarme en tus ojos, y de ahí, en tus
pies claros, extendidos hacia el horizonte bajo (¡ah... tan grande, al fin, Yo he decidido amarte siempre hacia delante, porque la eternidad es
para todas las hormigas, como todos nuestros cielos!) siempre un adelante y un "yo te amo ahora como si un 'siempre' tuviera
manos tuyas, y tus ojos, y tu alma, en este instante".
Uno ochenta y tantos metros de amor callados, inamovibles, extranjeros
(¿qué gran amor tiene país?); un centímetro de besos dobles al saludar; y
una cantidad de instantes irredimibles de fantasía.

Soñaba, enamorado de ti, algún dragón danzante en medio de las selvas; Estas perdida ahora, como yo, amiga mía: ¿a quién amamos, si es que
soñaba con arquitecturas de Niemeyer; con playas, puertos, canciones amamos? La noche llueve a cenizas de infinito; se ha quebrado. Las
negras y morenas, blancas y transparentes. Doblaba las nubes por estrellas son cristales que se caen de las galaxias. Tienes una mirada de
sinrazones, anheloso, ebrio de pura sed... desvelo, y yo otra de costumbre.

Y luego venía el sol, el mar, el cielo y esta verde verdad: mi bandera y la Toma mi mano amiga. Yo te he amado, por no sé qué razón de azar tan
tuya estaban hechas de una historia que en mí fuera un amar. desdichado.

¿Cuántas veces no puse en ti , fijos, mis ojos? ¿Cuántas veces, como hoy
Como eres tú -un día desconocido- hice alarde a todo lo que sucedía en mí porque a ti te
había visto; porque venías a mí como un espectáculo de luces en
Un destello no se anuncia cabellos?
y dos ojos son presagios
de tu presencia en mi aurora; En tu muñeca yo, alguna vez, até con las amarras de mi alma, una
con voz de mi señora pulsera de oro. Y el silencio se hizo áureo, para que termináramos como
dejan ecos de palacios hoy... ¿amigos?
de quien canta y no se ensucia.
-----------
Son dos lágrimas que ríen,
Mi ebrio corazón buscó avenidas: el periférico como un estómago sin
diez tridentes de terciopelo,
alimento, el viaducto grácil de carriles, y luego calles de silencio. De casa
dos montañas maquilladas
de un amigo a casa de otro vi la velocidad cayendo hacia mis pies en
que sin verlas ya, me pillan,
cascadas de furia del presente hacia el pasado, bajando por los hilos de
y me dejan un señuelo.
mis venas. Un abanico de puentes y colores, de grises y amarillos se
bordaron en mis sienes. Y lo último que vi fueron ángeles terrestres
…¡Dime, dime!:
seduciendo con sus faldas rojas o verdes, con sus lúbricos labios como
¿es a mí a quien se dirigen?
bataholas ardientes.

lix lx
Cuando desperté la culpa, como roca, me hizo reconocer a alguien y se tornan silente mar. .
indubitable y cierto: un dipsómano de anhelo viajando en un taxi
desconocido, hacia su hogar. ¿Cómo he de extraviarme
de las nostalgias de ayeres
No quise saber nada. Ese loco se habría suicidado finalmente si no y de las penas parlantes
hubiese sido por una mala suerte en su destino. que originó tu desdén?

Por ti un batallón de diez enamorados ha sucumbido. ¡Ay, teniente de Si tus miradas chispeantes,
pasión buscando siempre fuego! ¡Oh, mi lágrima perdida en el campo del si tus risas (del cielo un eco),
amor, en púas de ira estática y en alturas siniestras! si tus cabellos sortijas
se engarzaban en mi ser.
A todos ellos los mandé yo, para decirte, Mujer: "yo te amo". Y uno a
uno, la pólvora en desdén hizo de ellos un trozo de aire y tiempo diseñado ¿Cómo he de hallarme ahora
en el lamento. que me he perdido por ti,
que errante y sin un anclaje
El coronel de mi alma ha transmigrado, y ha pasado también en remolino el navío de mis ensueños
semejante al que yo por ti he vivido. se embarca en un laberinto?

De todos cuantos envié por ti en mi mundo, sobrevivió el lugarteniente ¿Y cómo tener idea
que te he amado alguna vez?
Si me tengo por lagrimoso
en el vacío de tu esbozo infiel.

Ya el tiempo se va avejentado,
Señorita Enigma: no debes saber quién eres tú; mas eres como el canto y ya la noche va pereciendo.
callas. Y mis memorias se allanan,
y se me pierden en tiempos
que no he de vivir a la par.

Se languidecen tus labios


en el espectro de mi alma.
Reminiscencias de un prisionero Y me despido sin verlos;
quedando un fragor que se acaba.
Hay cuatro estaciones tras de ti
el tiempo dejando, Pues ya en haberte amado
y yo todavía me recuerdo me he mancillado de muerte,
con el clamor de tu aliento. que quiera Dios no sea suerte
de aquél quien te ame más.
¡Ah!… ¿cómo me he de olvidar?
Si las lágrimas me corren Y en morirme un canto célico
como el brío de esta noche, en tus sienes se ha de escuchar:

lxi lxii
"la redención de un caído
concede hoy un querubín". Deseo de siempre

Querubín de nuevas mañanas Quisiera que estuvieras a mi lado


que aliviará mis nostalgias, para siempre quererte,
y cubrirá en sus palabras para nunca olvidarte
la frialdad de tus infamias. y sentir mi corazón alado.
¡Ah!… si te tuviera entre brazos,
Brillo del Infinito deseando no más desear
que liberta al preso del tiempo, besarte en un alta mar
me dirás suave, en un aliento: y hablarte sin bríos escasos.
"Mañana perderás recuerdos.
Mañana llegará un buque
que trae del ocaso de ti Eras lacónica de miradas, pero tierna, suave, caldera de ternura.
la nueva felicidad".

Y me aburrí sublimemente: el pasto plagado de ternuras verdes, de


bacterias furibundas de mi pisada antes alegre. El corazón se me
Carta tercera

Guardaste para mí algunas cosas, por causa tuya, pluviales: la quietud


viva con la faz de la inocencia; las precipitaciones de un llanto de gran
felicidad; tu belleza impávida, sencilla, distinta, de estatura hermosa.
Cada
Tus labios se ausentaban de carmesíes, por silvestres: siempre inscritos
Xinachtli en el frontispicio de este edificio anhelante de venturas de selva.

Tú, actriz prolífica de danzas; servidora de platillos para tus


Me recuerdas a la calle compatriotas... guardabas para mí un sentido vestido de gris ceñido a tu
y a sus grises nubes, figura suave.
a motores con boca
y con olor a madre. (¡Te amo!, ¡te amo! Este grito se grita a las horas en que sin ti no estoy,
para contigo estar.)
Tus miradas son desaires,
tus palabras son aparte. Da un sentido
Violencia de asfalto,
colérica y triste: Sólo dame una mirada,
¡Vete a ti misma!, sólo dime una palabra,
palabra de todos, tan sólo toca mi mano,
palabra de nadie. tan sólo escucha mi copla.
Nomás quedará mañana

lxiii lxiv
un infiel recuerdo de tu aroma. yo quiero que tú me quieras
como en mis sueños me quieres.
Yo quiero que tú me digas
Cómo es que te quiero como me dice mi madre:
"te quiero, aunque no lo sabes".
Entre el silencio de mi mente,
entre ruidos y movimientos
de carros que se amotinan, Cuando a ti te escribo un poco, mi pensamiento entero desfallece ante las
te sueño sin cerrar mis ojos. redes de la música en pianíssimo, como ante un arroyuelo fragante,
Te escucho como en el aire colorido, inmemorial. Entonces me detengo a mirar algunos universos que
que sin parar me dices: imagino, alguna cantidad, y diez modalidades de los tiempos (entre
gramáticas y entre otras muchas dimensiones): y así, te beso, me callo y
Te quiero como sin tiempo. continúo.
Te amo como el murmullo
de un chapulín en las noches; Así, con la solemnidad del día, con cada inefabilidad descubierta en los
cual te vivo sin verte aún; cimientos físicos, con cada signo negro de luces contenidas, con voluntad
cual toma el alba el azul de amarte, te descifro: con códigos cambiantes, con actitudes que se van
de tus caricias de cielo. acostumbrando a las luces, a las sangres amorosas, a las tinieblas
estéticas y juegos de pureza entre pecados.
Te sueño en mi vida diaria;
te tomo en cada café Así, con todas las contrariedades, nace de toda geometría lingüística tuya
de mis mañanas de frío una mía, ¡hasta que formamos con topologías de amarnos un siempre
para quererte así amarnos!
- así como el Sol a la Tierra
que ilumina a cada ser -.
Cosmos
Te deseo cual la comida
que un vagabundo ansía En ti todo se expande y se contrae;
con el tesón más grande, en mí todo adelgaza para ensancharse luego;
y con los ojos de hambre así en nosotros se forma un color del tiempo
que nunca se sacia a tiempo, y supercuerdas de plata, y singularidades de anhelo:
pues le falta el Todo eterno. ¡juntos debemos formar un universo nuevo!

Te quiero cuando me gritas,


y cuando acallas mis groserías De la mañana a la noche
con las frases del adulto
que toma a un niño en sus brazos, Cada día un anhelo,
y le perdona sin remedios cada noche un apremio,
la travesura más grande. sólo en pensar en verte
me olvidará ya del tiempo.
Y luego, cuando despierto,

lxv lxvi
como a inocente conciencia,
como ignorancia ante estanterías.

Amor, del más barato

Carta cuarta Lo quiero de sandía,


de guayaba y de melón.
¡Ah! ¡Qué fácil era pensarte, niña, mujer! ¿Con qué caricia, con qué beso Lo quiero de a centavo de alma,
furtivo e inefable, te hallabas más cercana a mí? no cortado en retacitos;
barato como mañana,
El territorio del amor era infinito desde que amaba todo lo que era de carne y hueso, con pilón.
alrededor de ti, todo cuanto pertenecía siempre a los ojos de Eros en mí:
azúcar, mar, baile y canto. Lo quiero de sales también.

A veces veía sirenas salir de las coladeras, de las avenidas a ritmos De sales porque te vas,
lentos, con enormes tridentes rosas, como enamoradizas quimeras: y así, para volver sin horario,
tú eras; y así, yo era... a este mercado nocturno
que lleva a mi corazón.
¿Cómo viniste tú, inmensa espiga?; ¿cómo se atrevieron tus padres a
formar esa belleza?; ¿con qué colores se pintaron las banderas para que Si vas para la tienda
llegaras a esta tierra: a estas carreteras donde siempre alguien camina con y en tu camino te encuentras
algún sombrero? que te regalan amor,
tráeme dos litros, mujer,
(¡No sé! ¡Déjame verte!) para saciar mi garganta.

Déjale mirar Porque a las tres de la tarde


yo lo que menos quisiera
¿No ves la insistencia del niño? sería no comerte hoy.
¿No ves que sonríe si te ve,
y que al tú verlo ya ríe?

¿Es acaso que tú piensas Estoy solo. Te estoy amando enteramente y, azaroso, golpeado por un
que te toca en sus miradas otoño que aún no existe, con simulaciones de tinta que llamo
y te quita toda tu alma? sentimientos, te escribo en cada no poder abrir los ojos; cautivo, ebrio,
noctámbulo tuyo, todo tuyo hasta olvidarme.
Sabe que no es tan malo
el sólo echar un vistazo Debajo de esta sábana blanca me encuentro como a un cuerpo, y soy
a aquella la golosina ajeno a mí; y te estoy amando, temerosamente, como desde todos los
que de verla ya extravía tiempos sin presente: eres lo que serás y lo que fuiste, porque no te veo.

lxvii lxviii
que odia o no siente nada.
Cae de mi mano un vino de mares plagiado de los cielos. Y, frente a mí,
todo es una inmemorial espuma, vapor-quimera, una cenefa alegre Sólo acaso he sabido
ciñendo el vestido azul en que habita mi cuerpo, en que respira ese yo que que no brilla la luz de un sabio
ni yo creo. como la vela del pobre,
que no más ve entre sus manos
Resultas de piedras que cantan, como una fantástica alergia: soy más que su esfuerzo y su valor.
débil de cosas, de mundo, ante tu presencia.
Yo no sé si un mundo se place,
¡Me muero! ( ¿Por qué habría yo de explicar este morir? : sólo razones
si un feudal se crea un dios,
sobradas para un alma )
o si algún inteligente
no tenga fe en el amor.
Moriré bajo tus párpados
Sólo sé que no he sabido
Moriré bajo tus párpados reconocerle al hombre un algo:
la dulce tristeza de no existir. que si no tiene su esfuerzo,
no queda más que por deudor.
Escucharé, ahí, en tus labios
las crónicas tónicas de algunos besos. Sólo por una vez

Y querré, en fin, que tu quieras Yo no te conozco.


todo lo que no quieres que seamos. No soy siquiera digno de ti.
No te amo y no te odio,
pero tampoco...
Verso horneado en estío tampoco te desprecio a ti.

Mañana hasta los versos Sólo deja que yo te hable,


que a veces nos han querido, que te crea en mi realidad,
que a besos nos han mentido que no sea sólo una imagen
entre sus viejas estufas esta posible amistad.
que al aire dicen estrofas,
Sólo una vez....
dirán quiénes son nuestros huesos.
una vez, no más.

Me puse a calcular cosas de estudio que no recuerdo ya. Pero en algún


Esfuerzo y hombre
momento intenté la cuantificación de amor y disgusté su herrumbre; e
imaginé, más bien, su metalurgia: mineros del sentir limpiando su pasión
Yo no sé quién es el hombre,
para crear metal blanco-platónico y hierro-fortaleza; reconocí que debía
ni que le va ni que le viene.
haber una aleación deseo-instinto-sabiduría en alguna parte fabril de mi
Yo no sé si es que ama,
quimera. Y frente a la calculadora, ante imágenes eléctricas y extrañas

lxix lxx
para cualquier pretérito de siglos, creí reconocer algún grado de Vaciar en copas de paz
perfección en una magnitud incognoscible. la violencia que he pasado.

Lo cierto es que extrayendo de raíces cúbicas y cuadradas, otras, sin Cantar en la vida,
forma alguna, llegué a redescubrir la ecuación de Dios en la inecuación como en la ducha,
del universo (que no seamos iguales es razón para querernos), basando el himno del hombre
todo cálculo en un número distinto de cero e igual a ningún número en (del verdadero)
que hubiera voluntad de sonreír ante toda la futura aleatoriedad de los que es más cercano
destinos. Y todo era en un orden de magnitud tan grande, que ni la y tiene dos sexos
muerte, podría superarlo. que son primeros;
porque somos
Yo te amaré con una voluntad de magia, hasta que juntos lleguemos a ser tú y yo:
otros; y siendo otros nunca nos olvidemos de los que somos ahora; y, somos,
siendo ahora, nunca hayamos sabido que algún día no nos quisimos. mujer,
como un humano...

¡he decidido ser hombre!


El amor olvidó su calculadora

El amor olvidó su calculadora: Matemática lingüística


la dejó en el metro;
la dejó aquí, entre tus notas, Quisiera derivar dos veces el cielo
en mi cuaderno; para ver si me da el infierno.
la dejó en tu casa, Multiplicar sueño por sueño
entre tus cosas y cuerpo. y conocer cantidad sin tiempo.
Y cantar al mundo
El amor olvidó su tecleo de besos una matriz de sorpresas.
y se perdió entre exactitudes, Y reírme de la división de amores.
entre volúmenes de dígitos y de puntos
que no somos... Equiparar la lluvia
¡que no somos iguales! a un invisible fractal,
y fraguar en la mente
Ser hombre una raíz informe.

Desde hoy yo te lo digo. Y luego extasiarme


Desde ti al frenesí de la cifra
para mí que besa a la letra
te digo en su primera cita.
como un ser humano: Para después integrar
¡he decidido ser hombre! infinitas almas
ante crepúsculo y valle,

lxxi lxxii
en notación científica.
La brevedad me madruga
Tocar el vector de nuestras pasiones - y se ha sentado a mis ojos -
guardar en memorias dos corazones; cuando semeja cortinas
mayores que el éter, menores que todo que pronto habrán de caer.
el conjunto armónico de nuestros espectros.
Se me figuran oscuros
Así pasar, cuantos pensamientos recojo,
por aproximaciones, al anhelarme unos besos
al súbito orden en toda tu cándida piel.
de geometrías de sueños.
Y la alborada se cierne,
Todo esto desearía yo hacer, y difuminan estrellas
si y sólo si a la sazón de tus formas
no sufro antes (¿qué son, mi tierna gacela?)
un mal de amores.
Se ha ido ya la noche,
y a la luz de tu recuerdo
Requiebros para una lejana amada yo me veo y yo me creo…
¿me creo yo más que este sueño?
Voz quieta que del estío me vienes,
aroma intenso que en el tiempo te pierdes,
¿por qué me has dejado
a la soledad de un te pienso? Metodicidad

Trepidante ola te me pareces. Fragmentar el tiempo; aclarar un azaroso delirio de vivir;


¿Por qué te vas cuando más me dueles?, completar cada actividad en cubos de aire, en su momento;
¿por qué te alejas de mis querellas revisar cada día en multiplicidad de divisiones casi infinitas;
al dudoso fin de mis amores? recorrer descriptiva y objetivamente lo nuevo del deber,
y pensar casi el segundo, destinando nuestras vidas.
Si no fuera porque me fueres Haciendo a cada rato un desciframiento:
la más bella de las mujeres, el de formular la crónica cortedad de lo que creemos,
quisiera ya no me vieres de recorrer en un jardín un país entero,
por vez última ni primera. y someter la voluntad a un solo criterio:
el de perder el tiempo creyendo y creando nada nuevo.
Luz que bogas del sur
con ojos de alegría serena, Nada, mas que gravar una lápida en el corazón del pensamiento:
teñidos del roble de un Pintor: "Aquí muere movimiento, palabra y sentimiento.
¿por qué no regresas, sirena? Aquí no hay maldad, ni tan siquiera bondad
Aquí sólo se permite ser espectador;
Insomnio ser capaz de ver lo que los demás no sienten,

lxxiii lxxiv
por ser incapaz de sentir lo que se ha visto". Nadie fue más dichoso el día que te conocí. ¿Cuánto tiempo antes no
pensé conocerte?

Rostro de amor Como si en mí te hubieras anunciado. Como si hubiera destino, mi


voluntad te encontró.
El amor no tiene voz y grita;
no tiene ojos y llora. Garza. Te amo porque sabes hacer lo que mi rostro no y porque en tu
Y sin labios álgidos o estáticos sonrisa vuela el sol.
el amor se nos va, quedando.

El amor no oye y percibe, Ilusionario


y en su siembra está su cosecha,
y en su silencio contempla y recuerda Quiero llorar que te pienso
olvidándole al hombre su muerte. ebrio de sobriedad,
al frenesí del tiempo
Camina, corre, navega o vuela y en quimera y en bondad.
sin pasados ni algún futuro,
sin llantos ni desesperaciones; Quiero cantar que te escribo
con su eterna gloria en la tierra.

Es sentido en sangre doliente,


y el silencio más estridente. en medio del vago aliento
Un alma que habla incorpórea que me deja sin estribo
la esperanza más real, más diaria. el eludirme tu afecto.

Creerme que tengo fe,


(3) Al final birlarme tu aroma en un río,
Garza: sentirme en la propia piel
el sufragio de tu cariño.
Niña del castillo blanco, mirada tras una camioneta azul, el día en que te
conocí. Avecita de alas morena y blanca. Nadie tiene tus ojos, pequeña y Y luego en la noche plasmar
alta; nadie. un tiempo que sea crisol
del cielo de tu ultramar:
Asoma tus ojos anchos o lagrimosos; tu risa limpia o tus labiecitos al que seas mañana fulgor.
prisma de mi alma.

Garza: vuela sobre mi charca del corazón. ¡Vuela, libérate!


Carta x
Corazón nube: ¿adónde estarás?; ¿adónde brillarás ahora y con qué El día que se comienza a amar, amigo mío, es el primer día de vida: todos
pasos? los días de vida son siempre los días de amar. (¡Y toda maternidad
debería saberlo, debería desearlo así para hacerlo así nuevamente!)

lxxv lxxvi
es retrato de su alma
Yo rememoro con alguna ternura débil, como aquellos soles que van que me exclama que me ama,
ocultándose a lo largo de un verano amplio y purpúreo, los días en que mi sin esperar mi sentir.
madre cuidaba ostensiblemente de mí a través del rutinario acto de la
finalización de los días de clase: al final de un gran túnel gris estoy Y en ausencia de mi padre
sentado sobre mi portafolios inmenso, azul con cintas plateadas; a mi Dios no ruego nada,
esperando que algún minuto me salve del regaño inminente que vendrá pues es como una alborada
debido a que se me ha hecho tarde jugando fútbol. la presencia de mi madre.

Entonces, pienso en mi hermano y yo: éramos únicos; pero el auténtico


crisol vigía de las cosas, a partir del cual nacía todo esparcimiento Manda miento
nuestro, era una mujer abandonada por la muerte de un hombre moreno,
algo ancho de mejillas y excelentísimo en cuestiones de esfuerzo; una Te lo digo aquí.
mujer poco penosa que habilitaría, con el tiempo, a dos personas a pensar Sin tablas en roca grabadas
en posibilidad y algún logro: mi madre. te hablo de mi coerción:
que me obliga un diablo, un dios,
a no decir más que palabras
que no significan nada,
A mi madre ni poemas ni mujeres,
ni flores ni tú, enamorada.
Es su voz la más amable
y acaso sería poesía; Palabras que con susurro,
de corazón envidiable, estremeciendo mi débil alma,
y a quien más ya no querría. me han dejado como a un niño;
tan lleno de sumisión
Si el mundo me desdeñase y absorto en ninguna noción,
y si el rencor me abatiera, que no sé si seguir su llamada:
me quedaría la más bella:
la mujer que al bien se ase. "Te ha mandado tu corazón
un miento como un denuedo.
De vez en vez me reprende Deja que sea tu cielo
por desvaríos sin fin, la sinfonía del amor, amor".
o caso por lo hablantín,
mas al callar me comprende.

Cuando el alba se incorpora


al cantar de ruiseñores, Pasan, pasan todos los días: los de lluvia con reverberaciones luminosas y
¿no es reina de las flores, breves en el asfalto, los de las calles más sórdidas; y yo no quiero
y el esplendor de la aurora? despertar; nada quiero saber del mundo... mi vida está dirigida hacia ti, y
tú no estás.
Su dádiva al consentir

lxxvii lxxviii
Me rompo mil veces, conjuntamente, pensamientos y corazón y risa; y Te has ido ayer, pero no llevas en la maleta el azúcar de la cuenca en que
llego a ser el peor hombre, porque te amo hasta el olvido de quien yo he has vivido (que has dejado aquí, aquí). Porque entre tus planes no estaba
sido... quedarte...te has ido ayer.

Agonizo con los brazos somnolientos; y estás en todo pensamiento mío,


así que ya estoy destruido: en ti, únicamente en ti, yo pienso.

No hay doctor ni psicólogo que sepa de mi vocación mortífera, y menos Frugal


aún que no me incrimine cuando podría "culparme" como actitud o
delirio; no hay salida posible que conozca nadie -ni yo mismo-; y me Me he cansado del hastío de mí,
siento a contemplar todos los días el traje del suicidio, los desventurados de los marzos que florecen
solsticios y el cobijo de una luna invalorable sobre los derruidos edificios. y luego se quedan sin habla.

¡Un carajo me importan las lluvias en mis pies desnudos!, ¡un inmenso Me he fatigado de cada bebida y alimento,
vacío llena toda ciudad y todos los corazones de un batallón de faltos de de este comer que me traga,
amor que "todavía creen y aman a Dios", aún no siendo demasiado de las pastos agrietados entre almas,
capaces de darse a sí mismos, aunque sea con cortesías de niños! y de la eidética inerte juzgada.

Mas dejo pasar el tiempo... y admiro a todo aquél que, con todo, no En la noche siento que he caído
pudiendo hacer lo que quiere cuando ama, se mantiene en este mundo por al fulgor intenso de mis soledades,
algún destello, por alguna obsesión mínima de la supervivencia como y percibo en el estruendo más friolento
modo de la vida... colorines, chapulines y siluetas,
que ya al tiempo me les vuelvo agrias,
Tal vez así pueda pensar amor, amor, en letras de sexo, ¡hasta invocar el como si el vapor sórdido y bruñido
querer a toda costa, incluyéndome a mi mismo y comenzando por lo de alguna ciudad de témpanas personas
mínimo! me fueran ayer las transparentes lágrimas.
Así decide el callar nacer.
De la célula simple al regenerarse;
Te has ido ayer del crepúsculo alegre a la inhibición violenta,
en forma que los ruidos me tragan:
Te has ido ayer para guardarte en el cajón del silencio. Te has ido de mis girándose al súbito estruendo de la grosería,
días, de mis noches, de mi muerte que me ha dejado aquí, viviéndome. me lanzan en sus áridas laringes,
tragándome los días en pasarme a su sartén.
Labiecitos de coral; cabellos de mar nocturno; ojos de pasado mañana,
de canica y café en cristal. Todo en fin, lo que no habías acabado de ser,
se ha marchado a tu tierra por el cielo.

Te has ido de las avenidas de mis besos, de la confitería de mi corazón, de Amar, sin querer
las líneas de los libros que no te leyeron aquí; de tus ratos de manzana
roja, y de un diciembre que se olvidó de escribir. ¿Qué tanto se reprocha al sufrimiento?:
¿quién no lo ha vivido?,

lxxix lxxx
Tal vez el que no vive… que sabe lo que tú crees.
el que no arriesga a amar,
porque sabe que puede caer en dejarse volar;.
y acaso sepa también - ¿acaso no lo sabe? - Entre te amo y me quieres
que nunca ha tenido tal amor.
Nos hacemos estambre: tú entre mis brazos como hoja, y yo como
¿Quién puede decir amor sin significar "para mí"? enredadera. Nos hacemos dos locos: tú entre mis neuronas, mis páginas y
¿Quién puede acercarse a la certeza del infinito? pulmones; y yo entre maleza, ni de jardín ni maceta, ni de campo ni
¿Quién es más que éste amor que lo pueda percibir? primavera; sino entre labiales y polvos, y espejos de alguna bolsa, de
(Yo, yo al menos, no lo soy.) martes o de domingo, ya lluvioso, ya florido.
Sólo puedo creer en ese amor,
y así, decirte que te amo. Porque jugamos tan sólo, saltando nomás con un pie, y en la vía de un
avioncito que nos lleva a cualquier rumbo.
¿No será acaso que no te amo?
Tal vez, en algún mundo, sepa que amo sólo mi visión de ti; Y nos cansamos y luego, te cuestiona mi sudor si es que tú me amas
acaso sólo eres tan grande en mis ensueños, también.
y acaso no sean reales mis amores todos.
Y me contestas entonces: "Mejor jugamos de nuevo"
Como en una realidad, he soñado que te he sabido amar.
Porque amarte no es real, es tan sólo una creencia: Salimos al parque, y me haces trampa otra vez : porque entre te amo y me
creerme que te puedo amar, quieres, no quiero dejarte ganar. Porque juegas a quererme y yo te he
sin sufrir que tal vez la realidad jugado a amar.
no muestre nunca a nadie algún amor.

Y luego ( para acabar) saber que no te quiero amar, Distanciamiento


pues no son míos estos sueños.
Si yo te quisiera amar, Un metro de tu casa a mi casa
¿no querría entonces amar a otra mejor? un autobús de tu piel hasta mi piel
¿no haría miles de juicios de otra, de otra más amable? y un desaliento
de tus hijos a mis ojos.
No, yo no puedo querer amarte,
es tan sólo que no puedo amarte queriendo,
pues aunque no lo quiera: te amo. Cómo es que no he sabido quererla

¿Amar así y nada más? La quiero ahora, la quiero frente a esta palabra. La pienso, la siento
Nada más conozco el amor sin querer: acaso, a estas las tres de la mañana.
el que sufre porque no sabe si a él o a mí me amas,
porque a mí no me sabes, sólo me puedes creer. Y yo no sé si esté aquí (si tampoco no quiera estarlo); mas se guarda en
Y es que acaso cuando me amas mi corazón el recuerdo intenso, el súbito mareo de la madrugada del
sepas que sólo sabes jueves.
que crees que hay alguien más

lxxxi lxxxii
La quiero sin conocerla más que muy poco; lo suficientemente poco que silente como el crepúsculo:
me bastaran tres días, dos noches, una corta vacación para sabérmela que no me reprenda el ser,
amada. que no me diga un defecto,
y no me quiera a su querer.
No cabe en mi mente, no se atina a concluir en mi pensamiento el
sentimiento de saber que una antipartícula, un espejo, un ella misma, esté
probable, casi seguramente ahora frente a mí. Elle, elle!

La guardo entre mis arterias, entre la noche silente, entre el mar de sus En sus sinuosas formas y en su breve indiferencia,
cabellos, al norte de sus desdenes y al sur de su aura celeste. La guardo sobre sus cabellos húmedos y su paso bamboleante
tan lejos de ella para tenérmela más cerca, que ya luego caigo en cuenta se han inscrito unas veinte miradas:
del sentido que me creo al pensarla con frenesí. es hoguera que es hospicio,
fragilidad que incita,
La pienso - ¿yo la pienso? -. El amor me piensa que la veo ahora frente a tierra volátil de ensueños.
mí. Y la abrazo por el talle, y me renuncio a mí mismo, y nos vamos en
mil caricias, en un sólo beso, a la nada del aroma, al tiempo, al tacto, al Trémulo las más de las veces,
dulcísimo reconocerse en alguien, bajo la Tierra, sobre el cielo, en nadie, sin mirarla, con recelo de mí mismo,
en nada, más que en mí. dejo mi cuerpo al sustraer de sus labios
besos que no se han de escribir.
Y se va con su ceñido vestido azul y con su blusa rayada, y sus piernas
de balaustra pequeña; con labios minúsculos de flor para colibrí, la Ya para cuando la miro, con el miedo en el alma,
mirada en el instante y la preocupación del futuro. nos encontramos un instante abisal que
sé ( de tanto creerlo),
Con un aburrimiento redactado en el alma, se va sin que yo la sepa más, se habrá de prolongar no más que en mí.
sin que yo la quiera más, hasta que pasen quince días, como una ¡Ah… ¡somos tan
sentencia. parecidos!,
¡ah!… ¡somos tan diferentes!:
Se va cuando mi voluntad la acalla, cuando musitándome con sus perlas que la soledad nos transporta a otros mundos
tónicas, dibuja en mis hombros un adiós a las ideas: un último abrazo a y se confunde entre diversión y tedio.
aquel día en que me he confesado - sin sentirme pecador- cómo es que
no he sabido quererla. Amamos lo lejano, lo inasequible.
La amo a ella mientras, hablándome,
Grito de amor ama a alguien que no la sabe.

Yo quiero que los silencios hablen, Le hablo de los cielos,


que griten y luego callen le subo la Tierra a las nubes,
con su garganta indecible, sin decirle "para ti" en el habla,
con su fragor de amores y con la breve sentencia,
que por las personas corren. con le evasiva máxima:
"sólo he sido un poeta".
Yo quiero un amor sublime,

lxxxiii lxxxiv
Me corren nostalgias por sus venas, y no he existido nuevamente,
cuando al frenesí de su deseo ni me miro en espejuelos de pupilas:
le digo que es quién para ser amada, soy luna aún más resplandeciente.
para después callarme su aroma.
Yo no me veo en el cuerpo
Y se sonríe de su amigo, ni soy cantidad alguna,
de su nunca amigo yo, y soy sinfonía del silencio.
mientras no me rechaza Soy yo: tu interioridad.
- para no aceptarme -,
mientras que no la violente,
y en tanto no sepa ella Yo pienso. Yo soy cada copo de penuria en el invierno de las sienes, cada
la claridad de esta empresa. horror de mis errores. La madrugada llega a mí y me trae estas filosofías
cegadoras, de furor, de abismo y de nostalgia. Y tú lees cada palabra
Entrada la noche la voy olvidando, como si fuera ternura la tempestad y lobreguez el regocijo. Pero nadie nos
pensando en aquellos que "no la hemos de amar": conoce, y los dos nos meditamos absortos de ignorancia mutua. Y sin
viviendo cantando el fragor del recuerdo, embargo, tal vez haya algo superior uniéndonos: siempre lo habrá allí
pensando, abstrayendo, soñando, entendiendo donde haya dos pensándose mutuamente.
el dulce silencio de su mocedad.

Es para no ser nada mío, Amar es ser


y así, ha dejado de ser para mí.
Como un dogma de no amar ¿De qué te sirve ser
es la verdad de todos si luego, al ser, no amas,
y una mentira mía: si queriendo no puedes ser
es ella, pues no somos. un amor que la voluntad olvidara?
Sólo ella es, no más.

Complejo de amor
Quien me digo soy
Tiéndeme,
Yo vengo de piel de flores acaríciame,
y de un aroma a profundidad. cobíjame del silencio
Fui cálido día en que nacieron colores de tu irreflexión.
y murieron pálidos, enfermando penumbra. Cae
como cuenta de cabello,
Recorté el sol a la oscuridad, ensanchamiento fugaz.
y el negror a la alegría,
y beso y mañana sentidos Porque estoy perdido…
- que no se dieron jamás - .
bésame,
Soy luz de ayer amanecida, tatúame

lxxxv lxxxvi
e inquiere con tus brazos
bríos nuevos de eternidad: Subjetivo y ¿objetivo?
de tus uñas,
y tus orejas, ¡Qué guapa!, ¡qué guapo!
y de tus santas diabluras. (tintinean las campanas
cuando hablan de sensualidad,
Porque soy nada más tu reloj… como si fuera una ley.)
Dime tú:
articula, ¿qué dicen las campanas
examina, cuando del amor hablan?
y confecciona mis risas,
mis ideas,
mi lengua y mis aficiones. Muerte de amor

Porque soy tuyo, complejo de amor. Te quieres morir mañana, amor,


porque te ciñes tumbado en mis venas,
Fobia y me sofocas y asfixias.

Tengo miedo, con un temor de romano o de griego. Te quiero matar, si no:


compunges por las mañanas,
Tengo miedo de tus ropas: tus pantalones ceñidos y grises, tus pants me pegas, resignas y empañas.
magenta y tu floreada blusa amarilla y verde, y tus playeras de delgadas y
lisas telas. ¿Habrá llegado la hora
en que vayas tú a morir?
Tengo miedo a esos ojos redondos y pequeños que me subyugarían sin
que lo quisieras, creyendo, pensando que te amo. Con la lágrima última
me lloras con incierta fe;
Tengo miedo a tus cabellos de burbuja, caídos hasta tus hombros, yo, con un estrépito,
castaños - a veces ondas húmedas, a veces curvas secas -. me muero, me muero de ti.

Tengo miedo de tu rosa de labios, de tus pestañas arqueadas y tus Habría menos dolor si el amor muriera.
delgados antebrazos.

Y de tu piel yo tengo el mayor miedo: de tus poros canelas, de ese sudor Réquiem
de pera.
No quisiera saberlo, mas ya lo he sabido este día:
Tus dulces piernas, tus cortos pechos, tu rostro delgado, son pura que te vas, bella posibilidad, dejando de existir.
claridad, son pura noche en que te he estado soñando: aquella en que sólo Yo me quedo sin querer llorar,
he visto la luna, y en que a la misma le he tenido miedo al estarle distante porque hago de mis lágrimas palabras
o estarle cerca, porque no le he conocido. -¡ ruidos, puros ruidos, no más !-.

lxxxvii lxxxviii
Ave de pardas plumas en el estrecho amar,
que cortara de raíz el amor en la amistad:
has sido todo lo que nada ha sido. Cotidiano amar

Ya no quiero, ya renuncio. Te quiero en los grafitis del autobús:


Me muero abrasado en el oscuro lenguaje tu nombre estará escrito por ahí, en alguna parte.
que antes avivara mi fuego de ti .
Te quiero en esa ruta de San Ángel;
Soles vestidos de luna, enlutados, salido de una cuerda anaranjada y hasta mi invisible calle.
irán vagando,
cantando la triste noche, Entre grises adoquines subterráneos,
como esqueletos perdidos, arrebatados. calles llenas de pitidos y de anuncios comerciales,
hombres smogeados e infinitas filas,
El vaho de tu amor a mar llegará, te quiero oída al centro de mi ensueño.
y sólo en mí recordarán las letras
tristes palabras que no persuadieron . Llegado a casa, otra vez en más de mil,
más queridas estarán tus manecillas delgadas:
Si sólo fueran palabras... reloj taciturno que habrás sellado el tiempo
en un intervalo sentido de las ocho a las ocho y media.

La mar y el volcán Me habrás olvidado cualquier odio a mi ciudad,


e iré para un hogar, sosegado y cotidiano,
Tiembla en mí. para amarte, como diario, en chocolate y pan.
Lluevo a tormentas chispeantes, caigo
en un submundo oceánico de supervivencia de ti.
Se entristecen las lágrimas
No hay otro como yo que no te odie así:
amándote Se entristecen las lágrimas:
con esa fuerza de destino voluntario, se vuelven calladas, ocultas y endebles.
y el sempiterno y húmedo suspiro añejo
envuelto de humo siempre tras de tu ser en mí. Porque no me lloran, me pierden.
Lentas de vida, mortuorias peregrinas vitales.
Tiembla en mí.
Y soy a veces como ondas fulgurantes de un gemido atroz. Atadas en palabras,
entintadas en su alma,
El universo Tú me lanza sus fauces de una mar infantil: sin verse, permanecen;
A "sufre y vete sin decir una palabra", sin creerme, se me escapan
a "hora primera y sin chistar por nada" ay tan reticentes,
nos vamos siempre tan húmedas y nostálgicas.
y siempre yo
regreso a ti. Riéndose de soslayo

lxxxix xc
porque sódicas me beben, No, el amor no nace, se hace, se establece, como una constitución de
su cuerpo fluido y robusto formas; como algo más allá de toda imagen
conduce a una pasión no vivida:
de un trompicón a una neurona. Corazón quimera

Corazón quimera
Para querer y amar que sube, baja y vuela.
Errante lámpara, errante niebla.
Para querer a una mujer ¿Te amo? No lo sé,
a veces se ha de pensar en muchas pero quien más que yo te quisiera
y de probarlas cual frutas: al mundo jamás volvería:
amando sin querer su mundo sería tu cadera
y sin querer, amar; y su tierra tu belleza.
queriendo a ninguna persona;
queriendo tan sólo amar
para olvidarse de una: Si me ves por ahí, llorando
aquélla que no, siquiera,
tenga que ser querida Si me ves por ahí, llorando,
para poderse amar. no me tengas por compungido,
que nadie más te ha querido:
nadie como yo, cantando.
Cantarina

Tú cantas como al aire y con el aire giras Cercana lontananza


en solitarios pasos de cristal.
Alborozado en mi suerte
Eres la bienvenida tras el revuelo de mis pies, me soy en tus ojos de arena.
la golondrina, el aire, el deseo y un breve revolotear. Acorazado en tenerme
me sé yo en tu lejanía.
Tú ríes colmillo a colmillo en tu espontáneo amar.
Eres mi preferida y nadie (ni yo) te ha sabido soñar. Como metáfora en ánfora,
tu luz es un cabellito
ensortijado y tensado,
Nadie más inmensa que tú. como si fuera tu aura fugaz
tomándome por chiquillo.
Tú. ¿Decirte? ¿con qué silencio? ¿con cuáles símbolos? Palabra y voz,
luego de ti, son nada. Estructurando un aroma
me retiene una sombrecita
Hay que jurarte, que gritarte con un lenguaje de alma, y establecer de por ti ceñida al olvido:
nuevo una sospecha de y cree que tú me amarás,
pensándome con decoro

xci xcii
que jamás fue en ti erigido. Quiero vivir cuando muera

Canta un gallito a la noche: Quiero vivir cuando muera,


"Adiós, ninfa mía, adiós". y el pasto en alguna colina
ría la noche en la primavera,
para que no se piense en mi espina.

Adiós pues regresa el hoy Salidas mis cenizas crepitadas,


de un crisantemo otoñal. escuche mi palabra sin aroma
Adiós porque luego saludo la chispeante constelación alejada,
a tu alabastro de piel: al ciego afán de amor sin coma.
la piel de un serafín terrenal.
Pido recuerdos de incienso,
y un festín de quienes me estiman,
Brisa de cuenca y un silencio de quienes no pienso,
como memorias de quienes recitan .
Quiero la crepúsculo del atardecer
caída sobre mí como un velo marino; Quiero que me digan quién he sido.
tomando entre su vaguedad Sin lloro Tláloc en volcán alguno,
las manos mías en las de una mujer. sino antes risueño y pleno de ruido,
y luego callado, trocado un olvido.
Volada la nostalgia en la paloma,
que caigan los cerezos de su fruto Así vivir, vivir en la "muerte";
como miradas libertadas de los ojos, gritar con azoro el amor que no toca,
y olas bruñidas salidas de las nubes. comer del cielo (¡que sea del más fuerte!),
correr y saltar a la mar que sofoca.
Quiero la noche ensimismada
y vuelta hacia su eje como un yoyo,
cuantas veces lo diga esta vida amada,
cuantas veces no quede muerto en un arroyo. Podría decir que me ha quedado una lágrima alegre

De la noche tonos de chapulín: Podría decir que me ha quedado una lágrima alegre,
desde libélula hasta faisán. escindida hacia el amar y hacia la muerte;
(Compases para jilgueros. y que un silencio tímido va rápido hacia un sepulcro;
Canto de gloria sideral.) y yo, encantado, pasivo voy hacia la vida.

Para morir viviendo Podría llorar y luego, intempestivamente,


anhelo hecha azul la tierra, vagar por el mundo de un sueño presente.
y verdes los varios cielos Mas luego incierto correr por la noche,
de las simas de esta cuenca. callar de amores y trastornar la suerte.

xciii xciv
Mas quiero soñar al vaho hilarante, Gritan con rencor al gran hombre,
pensarme al fulgor de las lunas inmensas, (al más humilde, al más amable):
que ardientes, planas, sinuosas y libres, ¡No me ladres, no me ames!
dan un sentido a mi vida oscilante. Y furiosos la carótida se les parte
y la ceguera el alma se les hace ,
Adiós al tonto y efímero canto para que lloren por vez primera,
que dicta en mi alma un ruido nostálgico. cantando su voz una postrera lágrima.
Adiós a la nube que estalla en mis sienes.
Adiós a ti: sol nuevo inefable. Y el amor ya no regresa,
ni azota puertas ni ventanas.
Se ponen a hablar en las calles. Martirizan el tiempo, las sanas quimeras, No levanta más su voz sin lengua.
deslenguados del corazón. Un libelo es una flor, y la Se va, se va, abigarrado, infinito a la nada.

Esta carta, previa a la guerra, con que la quise y establecí el reinado de Las noches se les acaban…
ella en mi patria-corazón y mi bandera-amor a ella; es el destino de mi Y el amor se les va, se les va, callando.
voluntad en el período que me salí del tiempo para amarla:

(4)
Los epigramáticos
Esferas luminiscentes: ojos fuiste.
Cuadráticos, disímiles, objetivos,
el amor se les va, se les va, callando. Esferas luminiscentes: ojos fuiste.
Gravitaste, amodorrada, como una Malitzin,
Han ofendido de gravedad y pleamares celestiales pescaron rotundamente
a un amor que les espera, tus labios pequeños y tu mirada triste.
les sonríe y hasta les llora.
Xipe en trozos de arena: yo te quise.
Se levantan a las siete, Mandíbulas de obsidiana menudas e inamovibles,
a criticar, nomás a criticar, diamante enredado en el viento;
con lascivias en el labios, castañas fontanas caían a tu cobre en tapices.
y mordacidad para almorzar.
Mi rito diario en la noche mítica
Las noches se les acaban serpenteaba en el solsticio, ah tan alto.
con un corazón que sordamente Colibríes poblaban estrellas cerca de tu mirada.
les grita su huida y sus desdenes. Y tú legendaria, renovabas el aroma en mis mejillas.

Hablan del otro, porque se saben vacíos. Te quise y tú no creíste,


No son, se han eludido tantas veces, muchas tardes entre ondas que de tu frente salían
esperando, esperando la visible noche (almendras al hombro, humedecidas)
que asome la muerte hacia su soledad. que el eco de tu amor existiría por siempre.

xcv xcvi
Entonces, sin reclamo, sin lloro alguno,
El amor no tiene palabras el amor se hace el acto de la mejor actitud:
la de saber y sentir,
El amor no tiene palabras, que amar es un ave, una nube, una mujer y un hombre
y grita siempre un " te quiero". y un canon que no se sabe.
A veces va en las lágrimas, en los silencios diarios,
o invoca con el sabor del sexo. (4)
Nubia
El amor es un nervioso tocamiento,
un sinfín que se alardea en cada sueño, En ti me he dado cuenta de quién soy; puesto que si yo te viera, no podría
en cada parque, en besos que no escuchamos. negarme nada: soy tormenta, y luego calma y clamor. Nada más cierto,
Nubia, que mi reiterativa mirada a las cafeterías.
El amor es una noche de mares estrellados;
de reflejos extraviados que aguantamos. Nubia. La señorita desvelada, la habitadora de no sé qué casa; y la uva
tras alguna señora.
El amor es esa voz que grita sin labios,
sin más ruidos que un latido exagerado. No hay nada, Nubia, más cierto que tú. Mi amor de ti fue el más cercano
a lo instantáneo, el más breve relato de pasión desconocida. Mi amor de ti
El amor no ve, no juzga, ha sido inexpugnable: hay que recordar únicamente tu imagen y no saber
sabe de nada y saberlo y saborearlo es todo; casi absolutamente nada de tu carácter para mantener este cielo.
porque saber de más que del amor
es saber no más que poco. (4)
Así germinó el amor
Grita con los ojos, besa con la piel,
y escucha con las narices el aroma llegado Así germinó el amor:
de una mujer, un hombre, la realidad o ensueño. vino de un pecho, de pululantes cabellos pardos;
vino de la bruma del recuerdo y del mañana,
Y el amor, tercamente, va royendo un imbesable beso, y amarizó en mis sienes para susurrarme,
vagando en el submundo ajeno, para pedirme que le viera.
cantando con la mayor propiedad la más alta melodía,
y viendo y llorando y riendo un infinito mar; Y sus voces eran tiernas y lentas y persuasivas,
la mar de un sentimiento desconocido y cierto. y sus labios eran rosas y sus ceños se fruncían.

El amor de campesino labra una tierra ilimitada, Mirándome, conmigo sonrió, y fue detrás de una vitrina
o ama reinas lejanas llorando la miel obrera. el azafrán, la azucena del crepúsculo en imaginerías.
Y ríe de la noche en la que escapará de la vida,
y se irá de nuestras palabras, de nuestra pupila, Cálida, fría, latiente o pensante,
otra vez repartido hacia la vida humana. llegaba a mí la sutil Nubia
para que viera sus ojos de tierra,
El amor se va en los labios, en la garganta y cabellos, para que hiciera un requiebro a su nácar de piel;
y se escucha invisible, olvidando que se le ha odiado. para olvidarme el deber del día, de la noche y de la vida.

xcvii xcviii
así, así germinó el amor.
Y yo le callaba, y decía con miradas
todo eso que no se dice cuando se teme parir al amor. (4) Guiño en el aire.
Nubia en mezclilla; extraña, desconocida; bella como sus bellos cabellos
La tarde en los viernes Nubia vestía de trajes, de caoba y de volutas; y su hoja de mil letras frente a su imagen
de vestidos que cubrían su sensual figura. perpetuada en mí.
Y Nubia calmaba, para hablar tranquila,
el aliento intenso de su parsimoniosa fiereza. Siempre quise verla, y hoy, mirando unos "pululantes cabellos pardos" -
¿te mande alguna vez Así germinó el amor?-, cruce la avenida Insurgentes
Nubia vestía los zapatos más cuadrados, -cinco cuarenta y cuatro en mi reloj adelantado por cinco minutos-. Y
los más disímiles a su belleza. Nubia por un guiño del aire.
No era sombras ni carmesíes ni rubores;
sólo era Nubia, de sortijas abundantes: Cruzasol
la que sabía su belleza y su frágil espalda,
la que escogía el pensar en lenguas Cruzas el sol tú, Nubia, navegante,
y el hábito de la señora amiga y yo te sigo, te persigo y continúo.
que le celaba sin risas. ¡Ah, eres tan mía desde que no te veo!,
... y tan de nadie.
Nubia, que juntó mi antebrazo al suyo,
que me creía y me escuchaba en un par, Mi corazón voltea para mirarte,
eludía mi mirada y sonreía cuando todos para admirarte a ti absorta, eterna
oíamos el silencio que le gritaba yo a Nubia. en un instante.

Y la núbil nube de mis ensueños Cambia en ti por mezclilla un algodón de imágenes,


se fue pensando, y todo lo que hoy fue tarde a lo que fueron noches;
se fue allá donde no la veo como si dieras en mí al tiempo dos mitades:
con el tierno, el último, el primero
abrazo cierto de nuestro despido. sonrisa, abrazo y mesura de elegancia,
y un paso veloz azul de eterno encuentro.
Viniendo de un erial fui su obrero,
y hoy como a nadie y a nada Bajo el blasón que por Nubia se rindió
pienso en la lluvia y sonrío
al verme a Nubia tras el cristal Bajo el blasón que por Nubia se rindió
de aquél salón de pocos alumnos. te contaré una historia
que no viene de diabluras
Y Nubia, Nubia sigue sonriendo ni tampoco de sus alturas,
y Nubia está más cerca que yo. ni de recuerdos que esfuman
Sonrisas de lejos y tocamientos distantes a la mente que divaga
partió para el suelo del hogar de un cielo, como escucha pedigüeña:
y así, así,
sin saber de ella, Nubia no hablaba tan lenta

xcix c
ni muy rosas eran sus labios, y dirás que no piensas la lluvia en tu fiebre
y el porvenir ya fermenta que enseñó en tu suerte quién es pupilo.
en mis ansias otros varios.
Mañana sabrás que nadie sonríe
Y fueron muy pocas veces como el espejo en que tú te miras.
que conmigo ella sonrió. Distintas miradas y manos cercanas
Y no fue más que una ocasión llegarán de la tierra
que se volvió como flor para que tú sepas
tras el vidrio, al arrebol. cómo has de rendir al amor un honor.

Jamás fui tan buen termógrafo Después de mañana y de noche


para saberme los cielos
que con colores de aerógrafo Así germinó el amor...
describieran sus señuelos. y luego vino un honor
Bajo silentes pupilas a estropearle su batalla:
dije lo que no se escucha, como una nueva alborada
hasta confundir tristemente llegó en una tarde, morisca,
al germen con un aborto. otra musa, de respuesta arisca.

Todos sus viernes no habrán sido trajes, Buscaba los cafés, buscaba un "bs... bs..." en las voces (de noche y día,
ni siempre tampoco se viera sensual; en las tardes: una libélula de amores capturados por comida.
más bien tras tonos de ropas de estiajes
pantera e imagen, se volvió inmortal. Nunca estabas... Y un día... asido por unas manos dulces, sucias, tan
infantiles como nunca para mí fue tu mirada
Y luego de zapatos, ¿qué saben los hombres?...
lo mismo de maquillajes y de ortopedia, a veces. Incertidumbre
Ni tampoco un sólo humano sabe qué son los celos:
antes más bien las costumbres a que llamamos carácter.
Tus ojos son dos bordes del universo;
¿Cuándo los brazos de aquella mujer, risas lúdicas y manecitas risueñas.
cimbrados con su voz en una par,
me habrán dicho que habría de perder Tus labios son los instantes más pequeños;
y silenciar de nuevo y gritar? el fémur en la obsidiana y los cabellos de noche.

Nada de nubes de edades más grandes, Y son tantas ya mis creencias en ti,
y menos pensares a distancias no vistas: que responden a un cielo al que tus pestañas señalan
deja que duerman tranquilas las sensibilidades,
pues sólo un abrazo colapsaría a un infante. para preguntarme: ¿y yo te amo?...¿y te he amado aún?

Trabajarás muchas horas como aquel orfebre Tierra, anhelo, sueño lento
que en más que la nada cifró su vacío;

ci cii
Tierra, anhelo, sueño lento. Tus ausencias son pupilas
¡Vida, vida, encanto de quehaceres no vividos;
a como dé lugar! tu saludo electroimán
y soledad tu extravío.
Me subo a la montaña Haciendo el odio,
de la muerte como un destino,
y veo mi vida con nostalgias y dolores
atornillada y aventuras y poderes
hacia tu rostro, (¿quién sabe con cuántos menos?)
como hilo aparte van tus ojos impecables,
de un ensueño: van tus pechos de artificio,
imagen de las selva soñándose entre una muerte
inexistente que te aliente y que te ame.
que existiría
entre tú, yo Te quiere el hambre
y el viento furtiva en la noche.
del ecuador Te llamas mujer
de la tierra y te apellidas faro.
del amor.
Das luz a los hombres
Los objetos que en tu castillo de esquina,
a lo lejos olvidan ya
se diseminan que han sido sus sombras.
en las nubes
como polvos. Anhelo de todos
Todos, todos, y amor de nadie,
allá abajo te yergues altiva
se enfurecen como flor en un parque.
del sudor
de recordarnos Rubia o morena,
que simplemente cansada o activa,
hemos amado mañana venérea:
- no sé cuánto - no vivas sin ti
uno, el otro, como un sol sin planeta;
la misma vida ¡no vivas sin ti!,
en otro rostro. que la vitrina y la virgen
de tu vereda
(4) no fueran tan bellas
si tú te fueras.
Serenata a una meretriz
Letanía de un enamorado

ciii civ
(4)
Divino sueño idílico, Cielo de puntos hecho
como una pura naturaleza
por tan preciada belleza, Mira que de puntos los cielos están hechos,
y corazón más: quimérico. de albores esas siluetas de mal dibujadas líneas.

No ha deseado mi Señor San Pedro pinta en crayola nubes


que te dejara de amar y cantan los ángeles un himno veraniego.
en el Sol, quien era mar;
pues soy yo tu reflejo. Mira que tus puntos están llenos de ojos:
un colorín un iris,
Es Aquél quien me encomienda una pestaña un momento.
guardar por ti con aliento
como lo hace Él por el viento Las lágrimas de punto
como requiere mi incierta enmienda. caen a punto
de romperse entre el silencio:
Si supieras de mis requiebros tus ojos: un par de puntos,
en tan distintos instantes, tus ojos que son mi cielo.
verías en tu presente el antes,
serías tu propio sueño. (4) Carta nupcial.
Recuerdas cuando ya no pudimos dejar de vernos: cuando nos
De ti brotan efluvios inmovilizamos de amor, de labios y de manos, ante un sacerdote
que letifican humores, libertardor? Recurdas el lazo que invadió nuestro impasible candor?
que me pierden en amores
opuestos a algunos turbios. No fue ayer, amor? No hemos sido siempre aquéllos que todavía seremos,
amor?
Luminosos hilos vuelan
al viento, siendo afectados; (4)
como si fueran alados
amantes que se renuevan.
Nupcias
Revuelo es el modo mío,
pues inocente mirada Blanco y negro en atavíos
se tiende como alborada de espíritus que dispares
sobre torrente de río. se presentan con más bríos
que entrelazarse los mares.
Seas elixir, seas morada
de mi ensueño pertinaz, Profesan eterno idilio
no me tengas por mordaz cual sin par antes habido
¡serás tú siempre mi amada! (es de su corazón sabido
que amores son siempre asilo).

cv cvi
pues no llorabas tu imagen
Son dos una sola carne de maculada virgen,
de carne que arde de ser. y no reprochabas tus ojos
Sabe que no será tarde, especulares de espuma.
quien los bendice, el beber
el fluido que arrebolado Flama de antorcha,
quiebra enteros nuestros yerros flama de vela,
al tiempo que en los destierros comulgaban en tus ojos
coloca al crucificado. mis quimeras tan mortuorias.

Y todo el sentido lo cobra Como eras ayer te quiero.


una vida que cariño En el ombligo de tus recuerdos,
lo ha tenido desde niño en las sábanas de las caricias
aunque acaso con zozobra. de tus pudorosos besos.

Y se antoja diferente Como eras ayer te quiero


la naturaleza propia como tu piel de alpiste
que parece ya de copia en el pico de otro jilguero.
a la visión del amante.
Esencia, de una breve muerta
No habrá ya más quietud.
Para aquellos que se atesoran La esencia de mis días,
queda en sí la plenitud, la misma de mis noches:
queda cuanto más valoran; eres tú mi tierna amada.
pues el bullicio interno Quien ha muerto brevemente
del fuego de una pasión y a quien por siempre en algún edén
a volcado su sanción habré de contemplar viviendo plena.
en un fragor eterno.
¡Nos vemos allá
mi celeste amada!
Como eras ayer te quiero Nos vemos aquí,
que soy ya y para siempre
Como eras ayer te quiero: un demente en tu morada.
candil de casa
y oscuridad de calle;
inmutación muy fina, Quisiera que estuvieras a mi lado
arcilla maleable,
costilla de aire Quisiera que estuvieras a mi lado
y sempiternos cabellos. para siempre quererte,
para nunca olvidarte,
Como eras ayer te quiero, y sentir mi corazón alado.

cvii cviii
Voy en busca de tu sombra, a través de un muro doble: tu presencia de
¡Ah!, si te tuviera entre mis brazos fantasma y tu belleza inefable, tu saludo ya intangible y la espora en que
deseando no más desear te espera este helecho que es mi alma .
besarte en un alta mar,
y hablarte sin bríos escasos. Estás a un metro, a dos, a quién sabe cuántos segundos de mis pasos...y
un duende juega dibujándonos invisiblemente.
Sea el designio del destino
que escuches o leas mis palabras Hasta cuándo
(que en mi mente tú las labras
con tu atavío más fino). Hasta ayer te habías querido a ti misma.
Hasta ayer eras flor, geranio, gelatina.
Amor es del corazón ¡Titila fuerte, como día!
lo más perfecto que bello. -te decía-.
Pues no hay nada como ello
en un mundo de razón. Hasta ayer tus dedos,
tus brazos y tus orejas
¡Ah!, si tocara por un instante se movían,
la cascada de tus cabellos como muñeca parlante
y como niebla pasiva.
y sintiera por los cuellos
sentimientos de un amante.
"Olvídate de mi féretro.
Levántate y vente;
¡No dejes que yo te pierda! y tira a algún pretendiente
Que no sea el hablarme capricho, en bolsas vacías de basura."
que no se extravíe lo dicho, -rebotan ahora, lejanas,
pues a eso prefiero guerra. palabras en mi memoria-.

Granel escamoteado ¿Hasta cuándo?,


¿hasta dónde diablos,
Ya no te he visto, mujer. Caen las gotas de los días y yo sigo sin verte. Y dioses,
me preocupo de mí, que no sé vivir sin mí, porque me dedico a sentirte sin dejarán que regrese
el permiso de nadie. hasta ti,
señorita ?
Si caen por algún lugar tus ojos, en alguna parte del infinito valle en que
nos encerramos por días enteros, no han de caer en mí, sino en el silente
atrio en que no te escuchan mis manos que te describen al aire. Uña libertada

Uña bruna,
Tus párpados me siguen; y tu imagen se ancla, tierna, en mis neuronas, al
uña clara,
maizal de tus canelas y tus labios de ciruela.
uña mestiza,

cix cx
huye al viento de lunas y de atmósferas de fardo:
por las sandalias quemada en una hoguera, preciosa y sucumbida.
gritando así:
¡aire, tierra,
escapatoria! La burocracia del alma

Uña de carpo, Me formé a la fila


uña de tarso, de todos los que te quieren,
escapa de mí sin destino ni boleto,
en crepitarte ni adjetivos ni escapulario.
en un momento
como cortada, Revisé toda mi alma
mas defendiendo como primer requisito,
toda tu alma llenando solicitudes
para cantar así: que examinaba tu cuerpo.
"¡voy a mi patria!
Voy al desierto Y firmé sobre las hojas
con mi bandera verdes de primavera
pintada de rojo, trescientos mil documentos
pintada de negro. de besos de madrugadas.
Me voy de ti."
Y con tu vientre sellaste
Desde el cielo un jaspe ensangrentado entre mi cráneo y mi pecho,
entre tus uñas y limas,
Desde el cielo un jaspe ensangrentado una y mil noches
corta el amor que a nuestros ojos de discreción y de lunas.
a cambiado al cielo bienamado
y ha roído al vaho encapsulado. Y te entregué todo a tiempo:
pagando los muchos pesos
Desde el cuerpo que tu cuerpo ha amado de faltas de cortesía;
canta el sol versos dirigidos a tu oído, marcando al pulgar derecho
cual raíces escarchadas en tejados el tinte indeleble de aliento
e hilos de vapor en el mar corroído. a tus papeles fungidos.

Por tu alma que escuchará mi cuerpo Pero pasaron las horas


la súbita marea eclipsará tus manos. para que amaras y vieras
Y entre tuertos y veloces agujeros los cientos de besos que tengo
querrán tus ansias los bosques y los prados. entre el colchón y la almohada.

Para que no seamos amados por el amor increpado


quiero amarte sempiterna, serena, conmovida Porque soy un estúpido

cxi cxii
Porque soy un estúpido De nada valen los sueños
nunca veo
bajo tus ojos ¿Qué habrá dicho entonces
y entre tus labios la realidad sonora,
sino mi cuerpo. la realidad fulgente?

Porque soy un estúpido Habrán pasado


no sé como amar jurisdicciones de vellos,
(ni como admirar) inextricables sabores,
tus pasteles tu ombligo en concavidades,
como a tus pechos, y el invisible lado
de tu desértica atmósfera:
ni a esas dos piernas nada hubo que fuera yo.
que como columnas
pintadas al óleo Auroras terrestres;
en tu caminar, constelaciones en lagos;
no quiero yo y entre sistemas de soles,
sino tocar. adscrita a las muchas cosas
descrita por tantos quiénes,
Porque soy un estúpido, nada de realidades.
con voz de futuro
ya dije ayer De nada valieron los sueños
que me perdonaste, cuando no se realizaron.
cuando el silencio
entre tus ojos Por su placer futuro,
como en mi alma por celestiales funciones,
nos volvió la espalda, nada como tus uñas,
por no llorar nada como las calles
y para no decirte que esbozaron tus caderas;
que te entrevera el vaticino en tus senos,
bajo las cuevas la geometría de tus cejas
de este palacio al tejado de la noche.
que no es la escuela;
que son tus manos, Será la realidad
que son tus voces: que sueños seas:
dos nuevos soles que nada valgas
a quienes no quiero, y nada quieras
pero que en mí movieran si no te quiero.
una mar
y una tierra.

cxiii cxiv
Amor crepuscular Sus voces se escucharon de ultratumba en un lagar soñado.
Y yo solté mi cuerpo hacia ese mar arrebolado.
Amor crepuscular
para volver a amar. Hoy vi una estrella, sombría y quieta, escalonada hacia el cielo.
Unas manos dulces, suaves, y firmes senos varados en el puerto de un
Caído de ventiscas abdomen.
y amado en el armario.
¡Ay, triste de mí!: reconocí a lo lejos el grito del amor escamoteado.
Recuerdo que se asoma
inquieto y pedregoso.
¿Por qué, amor, fuimos amigos?
Volumen del estío,
del cielo enarbolado. ¿Por qué, amor, fuimos amigos?

Amor que se contagia. Tú soñaste conmigo, en el mundo, el sexo contrario;


Amor que no fue dado. fuego de olas dulces, primaveradas.

De cuerpo de fragancias, Tuviste entre las manos sabores de arco iris,


con alma de denuedo. bemoles entramados de veintidós de marzo.

Amor que se sonríe Yo tuve el amor anticipado, rápido, voraginoso,


y cuenta entre vapores atando mi vida a una piedra de lamento del tamaño de tu sueño;
la fiel, la triste historia tu mirada ante mis brazos abiertos
que fueron tus amores. como una cascada de pasiones de riesgo.

¿Somos o fuimos, nosotros, eso? Penumbras, calaveras estallaron por tus besos.
Y fuimos dos amores a distinta gente amando.
"Adiós" –la mímica sutil de tu morena o blanca mano-. "Adiós" –qué fácil
era verse para perdernos inmediatamente-. Pequeñita, frágil, de zapatitos Tú, yo, hemos visto borboteos de amores:
blancos, azules, sucios –tan grande en mí como para tener "mira hacia allá: mujeres esperando, hombres también".

El corazón deslustrado tiene un túnel de ambages artificiales.


Hoy vi una llama azul que saludaba a lo lejos Pero sigue amando en un pozo el difícil amor sin amistades.

Hoy vi una llama azul que saludaba a lo lejos. (4)


Artemisa
Sus ojos se cubrieron de un cristal rectangular en marco negro, o azulado.
Y yo miraba aún más dulce su infinito cuerpo. Ayer estabas tendida:
soñabas
Hoy vi un otoño nuevo brillar sobre el tejado. suave sobre la noche,
brillando.

cxv cxvi
Ven a mi alma: perpetuo torbellino de nostalgia.
Le dije a mi ángel oculto,
pensando, Quédate aquí, abigarrada de soles;
que me escondiera de gente lavada en un aguamanil de rosas.
cansada.

Y hablándote de ti misma Para que no te vayas nunca, te quedarás aquí.


- callando - Un corazón te lo dice en la aguja del deseo:
te dije cómo te quiero: hecho humano, a fuego lento,
cercana. como tu risa naciera poco a poco de lágrimas de parto.

Amaneciste de nuevo Ven aquí, amor.


hablando Tus ojos anidados en mi sueño caerán en la savia del amor.
como hija de tu familia:
de lejos. Ven. Mil veces ven: para que no te tengas que ir.

Ayer estabas al norte


del tiempo, Jurisconsulto de besos, conocedor de nada
y hablaban de ti mis manos-
recuerdos. Jurisconsulto de besos, conocedor de nada,
menudo marinero en el estero de tu aroma,
Como creciendo de vida, placido de las risas de tus dedos,
teñiste, iré hacia ti, anclado en la simiente del sereno.
entre tus lisos cabellos,
dorados. Apilado entre los libros de tu boca,
mi nombre se oirá tras de tu lengua undosa:
Ayer te dije un "te quiero" tierno, en sigilo, con garbo y oscilante,
-lo juro- como un pedazo de agua perdido en tu memoria.
y quise volver jamás…
y muero. E introspecto de mi alma acerada
caminaré hacia ti un día de la hora:
atómico del párpado que espera
Ven, amor, a este llamado me digas "hola" en el repullo de tu encuentro.

Ven, amor. Te lo diré una vez; una, que es esta vez: En tu futuro y mi féretro
ven, ven conmigo.
Entre el verdor solar
Abriré el dulce secreto que guardan las palabras en tu boca. y tolvaneras del alma,
Y en la barca de la noche danzará tu alma hermosa. escucharás mis manos
que abrasadas te dirán
Ven austera, mas brillante, refulgente. un himno solitario

cxvii cxviii
que nace en un sepulcro.

Y mirarás mis cabellos, (4)


en medio de esa ciénega Esquina de almas
de dos a cinco metros.
Y al fin te escucharás. Allá en la esquina,
en el tenderete,
Por que una vez me necesitaste, están las almas.
por eso, simplemente,
me querrás. Si escoges una
y te la venden,
(4) jamás la rompas
Se quedó empañado el hombre ni la regreses;
porque en el presente
Se ha quedado empañado el hombre las almas van,
que en la calle, pero no vuelven.
entre bufonadas de hambre,
te ha mirado con su trapo y con su mano.
(1)
¿Quién era? Bajo una lamparita

Dicen que viven los hombres, Entre la lluvia, bajo una lamparita, te describes ante mí: suave,
y hay veces que van muriendo; voluptuosa, tierna.
no obstante los pedigüeños,
con artificios, sin sueños, Encantas al aire, y en tu rocío, mojas mi alma de risas, de juguetes de
se amotinan al tintineo recuerdo, de raspones en la mirada y en los besos.
que entre monedas les dice
que valen algo unos pesos. Eres mañana y te creí mujer. ¿Y es que mañana serás mujer?

(2) El sol no se supo esconder tanto tiempo entre la noche, y salió para
Causa perdida decirme con sus primeras palabras: ¡un, dos, tres por los árboles y por los
setos, y los pájaros y los coches, y tu almohada y tus cabellos!
Tú eres mi porqué
cuando no como: La lluvia sigue al viento en torbellinos de plata, y tú sigues a la noche con
la mejor forma tus ojos de cometa. Las cortinas, los estanques, los aeropuertos de frío,
para llegar a mí. mi vida de sombra en la calle, se iluminan tras de ti.

Y estás quién sabe dónde, Navío de luz en que los ojos vieron estrellas derrumbándose al sepulcro.
y estás quién sabe cuándo, Mi ínfima lámpara, mi corazón elástico, se ata a tu cuerpo de fósforo, y
paseando por ahí va tras de ti, tras de ti.
tus ojos extraviados.

cxix cxx
¿Iremos juntos alguna vez, muñeca, en las estaciones? Yo no lo sé, no lo Cómo cambian los hombres
sé. Mas llamearán tus ojos, tus manos de volcán bravío, tu cinturón
irisado. Y aún la noche continuará tu desvelo, para que el día vaya y Cómo cambian los hombres
venga, como vengo y voy yo tras de ti. de madrugada a noche
y en invisibles mañanas.
Adiós, serpentinas violeta, globos anaranjados, fiesta de naturales fuegos.
Veo caer las cortinas, los párpados, y tu rostro es izado en mi alma. Cómo se irrumpen
en yuxtaposiciones:
(4) infatigables maderos
Titiritero de mi destino de pensamientos distantes.

Dios está durmiendo. Para mostrarse a sí mismos


Sueña que a veces nada son
cada quién sabe cuanto. y nada valen;
Su mano se arroja fuera que viven en un ayer
del mar de su cama de nubes. el futuro de su antes.

Yo me siento a hablar Cómo cambian los hombres


cuando Dios mueve los hilos que se levantan a amar otra vez,
de su mano hasta mi boca, en el taxímetro que escarifican
para que no se digan las cosas sus manos tan llenas de aire.
que no debieran salir de otra boca.
Su reloj les hace el hambre
Exhala mi espíritu, mi asombro, y su corazón también.
y una,
una que otra alegría . Cuánto cambian los hombres
que habían sido como inmutables;
Dios no sé si se ha dado cuenta el rostro se les arruga
que algunos aquí no me quieren, y las láminas de los cabellos
(¿qué importa, se les deshacen en nubes.
si siempre ha de haber
un diablo?)
Cómo cambian estos hombres
Cuando Don Calderón despierta a Dios, que adustos en sus silencios,
me voy yo dando cuenta se pierden para volver
cuan breve es la vida queriendo entre matorrales;
en que nos sueña Dios, para esconderse y no ver
como para mandarla al diablo. que en su cabaña y su cama
no hubo jamás mujer
llegando como una azalea,
(4) y volviendo hacia sus azares.

cxxi cxxii
Dicen que virará en su viaje, pero es ya tan difícil que regrese: ahí está
Retorno bien, nada le mueve, nada le quita a su corazón su embalaje.

Dicen que está solo, pero no adivinan, en medio de sus miles digresiones, ¡Está perdido!...¡déjenlo ser que nada es suyo!: es la misma naturaleza
cuántas noches y mañanas y terremotos de luchas, de estertores, por todas partes, pero con otras formas.
conversan en su alma entre ayeres, entre brujas y hechiceras que, con
velas, se amotinan en un culto a la muerte, a la vida, a lo mismo de ¡Déjenlo ahí que su vida es inmutable!: ayer, hoy y mañana mortecinas
siempre - como cada día -. sus miradas, apagándose.

Dicen que una carta no le vale: que no escriba, que no piense; que se Todo, con el tiempo, será idéntico. Las novedades son palabras
canse y se fatigue. (¿De qué le valen las letras si quedan sus emociones expugnables.
marchitas?).
Por eso, bajo el mismo tiempo llorarán las nubes; un niño lloverá... (y
Y a veces en ese culto, sus venas se encuentran fantasmas bogando, bajo dará lo mismo).
los capiteles del tiempo, irrumpiendo sigilosos en el cuarto del templo de
unos besos cientos de veces no dados.
Algo ha pasado. Nos hemos condenado a la renuncia.
Dicen que hablando igual que ayer, su aliento ya es pretérito; y el
sepulcro de su piel, en un momento, se abrirá, como del cielo, Algo ha pasado. Nos hemos condenado a la renuncia.
musitándole al infierno las palabras más voraces: "Ayer, hoy y mañana, Nos desnudamos de abrazos y saludos.
siempre lo mismo; por una eternidad el mismo momento; un sólo abrazo Y en el fondo de mí una trompeta se escucha.
en todos los cuartos (menguantes o crecientes) de tu alma. Sólo dame tu
boca y caerán sobre tu lengua los efluvios de un arroyuelo (de pubertad) Algo ha pasado. Estoy tendido en el presidio del querer.
con que se te cayó el corazón desde la tierra al cielo." Había dicho yo que amaba -¡una mentira! - .
Mi amor, el que era antes, no era el amor que el amor denuncia ser.
Y nada sirve, todo ha acabado: en la horizontalidad de un páramo yace un
hombre (un niño muerto). Los mismos prejuicios se dirán en su nombre Nos quedamos mancos de versos, del amor entero.
para perderle al alma (inventándosela primero). Nos quitamos hasta los mismos huesos de las estrellas del cielo.
Dijimos en palabras el odio más infinito que el diablo no pudo aguantar.
Retruécanos de señales y mixturas naturales le confunden, por semántica,
por sentimiento, los instintos por reprobables y lo simple por pequeño. Todo, temporales, vórtices y clavículas, y el ombligo del afecto,
terminó en una rencilla.
Pero ayer, hoy y mañana: los mismos prados y volcanes, los mismos setos Se ha venido ah bajo el amor: cayó desde treinta pisos.
en los camellones del olímpico desierto de las almas (entre cuerpos y Y pasaba entre unos ojos que no le querían ver.
carrocerías de otoño). La misma necesidad de negar, de estimular en
dirección fallida, a perderse otra vez por los rumbos que no inspiran, que Nos pasó de lado, y por fortuna no hemos muerto.
no alientan, que no afirman si no niegan. Su cuerpo grácil no será ya más cantor.
Su alma indócil no circulará tampoco en sus manos inmaculadas.
Ayer, hoy y mañana: desde las mismas coladeras... sólo un perpetuo dolor
a prolongarse eterna, viciosamente. ¿Por qué se quedó tieso en el vacío, en un desierto?

cxxiii cxxiv
Ni tú ni yo supimos. Ni tú ni yo sabremos a dónde quedó ese querer.
Ni tú ni yo lo supimos. - ¿ Por qué el amor no... (ah de querer)?) - Arrepentido de amarte
me voy a confesar hacia tu abrazos.
Ruidoso, imaginado, corrompido,
Con la voz en las manos del alma por tus manos de cadalso.

Con la voz en las manos del alma, Caminas lenta, estás ahí:
con la memoria de mí en la boca de la que no es mi amada, gesticulando imágenes,
con un corazón de coraza tortugada, martillando con los dientes,
con la sonoridad y huesos de un ciruelo entristecido, vestida de ola, azul canario.

tu llanto y el mío, Partido por las venas


tu palabra y mi silencio, del súbito barullo de tu vista,
tú, mujer – un sueño aéreo -, me pierdo entre un bosquejo
caen de los astros que el fuego de tus ojos difumina.
sin hacer un solo ruido.
Tu boca subterránea de la envidia
en dulces balaustradas de castillos,
Lo que no quiero y lo que quiero remitirá mi alma en las palabras
que por ti dieron, amor, la vida mía.
No quiero, amiga, la tristeza como un corte de caña; las voces de
mercurio que me griten, reprobando; el cuerpo que se me ice sobre algún Un eco inunda mi alma
sueño en el que caiga.
Un eco inunda mi alma de nostalgia.
No lo quiero. Dos años… Aún, a veces, las lágrimas bordean mi sombra.

Más bien yo lo que quiero son las nubes chocolate, limón y de vainilla. ¿Fui otra cosa: poco, mucho más que un simple anhelo?
¿Dirán más cosas los rubíes inexistentes de pupilas y cabello?
Quiero querer de Ella – hablando seriamente – su voz que arrastra notas,
su frágil ceño ausente; sus luces de obsidiana brillando en el subsuelo de Yo no lo sé, mujer.
mi espalda.
Pasó el amor de agua, de lamento,
Y más que todo eso... y vino a desnucarse contra piedras de silencio.

querer su ombligo aéreo, su sombra en mis caminos, sus pasos de velero ¿Habrá querido para siempre ser así?
entre los hombres, y el cuento de contarle siempre nada. ¿Habrá remolinado, mirando duro
y descendiendo hacia la tierra subterránea?
Quiero, mi amiga, finalmente, que no se diga ya más (,) nada.
Mujer, yo no lo sé.

Sacro facto Un beso que cantaban musas de los sueños,

cxxv cxxvi
un cuerpo entretejido entre mi cuerpo, Las chispas de nostalgia, de anhelo o de recuerdo,
¿habrán caído, lentos, irisados, claro a oscuro, vivifican, vivisectan, calcinan o sucumben en un verso;
por mi sangre que agazapó de gente? y hechas sudor, lágrimas de cristales, cortan, capa a capa,
el estío, la madrugada, y la trayectoria de un beso.
Nada importa... Ni el cielo más celeste,
arrebolado, sortija de su aroma atado al aire, Entonces el amor, el verso entero,
completará jamás mi alma recortada las llagas endulzadas, la muerte libertada sin concepto,
(para ella, igual a otras). caen al alma entretejidas, valerosas;
conduciendo sentimientos al grafito.
Burbuja que enredó pasión intempestiva,
inmenso mar en que giró mi anhelo: Y miramos, girando hombres, tostadas, las palabras;
pasó el amor, pasó... besos breves, risueños manantiales, y el rumbo entero
Zumbando con sus luces, escamoteó el deseo. de la cascada que va de cielo a infierno;
paraguas para luz que va lloviendo, entrometidas nubes:
Porque el amor, mujer, acaba por querernos, una aldea de sonidos asida por nosotros
a otra ribera fui y recorrí otro cuerpo. en reticentes golpeteos de palabras.

Para el amor nada, ella y yo, fuimos: La gruta del universo y un citadino moscardoneo,
ni sollozos, ni esfuerzos, ni palabras ensoñadoras en el cielo. la lluvia declinada y el granizo intenso,
caen, se rezuman, o estacionan en los cuerpos.
Nada será querer ni amar como he amado yo su cuerpo.
Y luego caen poemas como una lluvia trémula.

Caen poemas como una lluvia trémula


Esa mañana saliste de una puerta blanca, de entre las maderas y bancas
Caen poemas como una lluvia trémula. somníferas, y a mí me saludaste. El marco de tus lentes era color azul, tu
Se rezuman o estacionan en las almas y cabezas. mirada una apariencia inteligentemente bella, y toda tú eras en mí pureza.

Caen ardientes, dolorosos, irritándose o alegres. Y, aproximándome hacia ti, con el temor con el que el mejor capitán se
Profundos en ocasiones. Con sus cuerpos de agua y aire. acerca a todo peligro fascinante y negado por el orgullo, platicamos
durante algunos segundos mirando a través de los polarizados cristales,
Su voz de amor en otros, nos cae copiosamente; mientras tus brazos permanecían estirados con tus manecitas bellas
muchas veces dentellando deberes perentorios, rozando los barandales fríos.
gravados de una inmensa y mundial apoplejía.
A la tarde compuse, gracias a ti, estos versos líricos que posiblemente
Pero antes que tejido y estructura, bosquejo y protoplasma, nunca tendrán un centímetro de tu altura desmerecida:
algo en ellos, tras sus formas, ha caído en su silueta:
miles de aves que han esmerilado unas miradas,
sombras reblandecidas y múltiples girasoles, Llegó el amor como onda. Pisó el embarcadero
y los ecos de las voces estimadas en el fondo.
Llegó el amor como onda. Pisó el embarcadero.

cxxvii cxxviii
Vitral rectangular surcando estrellas negras. Se abre, en el fondo de mi alma, un abismo inexorable. Danzan, gráciles,
Carey de la mañana. Infame beso. apasionadas, palabras que gimieron en gotas de un amor boreal
El cuerpo de caoba. El hada en el caldero. inexistente.

Abriendo el aire en dos, tus dedos aletearon. Su cuerpo se engastará a otro cuerpo como amado del amor dulce y
Y a batayola tus brazos engarzaron, como remos. sereno. Y habrá hogueras haciendo tiritar los besos glaciales y discretos
Corta de embalajes, abrió tu boca mi anhelo. que no nos fueron dados.
Y en rumbo de tu proa los cuerpos se inmutaron.
Perderá la esencia enmelezada la fruta del idilio en que sus ojos
Camaronero fui. Salido de ciénegas ensimismadas. florecieron.
Sumergido, voraz, momentáneo, por el muelle de tu aroma.
Tras la ruta que abrieras más allá del alba. Sus brazos esmirriados; su pecho breve, oculto, no irán hacia mis manos,
Tras de ti, con voces como fauces floreadas. ni en los versos que alimento no nos dieron, ni en rocío de entintado
fuego.
Perdiz en el otoño, sombra furtiva azulada:
el humo se escapaba de tu escotilla abierta, Cuanto antes amé lo amaré, por otros cuerpos, en dirección de su alma
y su cono de cenizas hacía fogata en mi alma. lenta, taciturna.
Y lejos de tu puerto una eterna compatriota demoraba.
De este triste otoño solo quedará un lamento:
Bajé de mi cabeza, entre promesas perdidas, la huerta de feminidad amada
el áncora humedecida por tu presencia alejada. que abrió en su pétalo de rostro
Torció la risa, el timón de arco reflejo, como una marejada. dos prismas circulares tras de otros,
Capitaneó el destino las ansias tan henchidas. jamás recordará mi nombre,
jamás recordará mi anhelo.
El mar, el viento firme, gimieron tras de tu cuerpo.
Y fui instantáneo, cautivo de la brisa removida.
Y el rumbo escarpado, colindante de esa asfixia He andado por ahí…
tiró el suspiro como un contenedor contra mi pecho.
He andado por ahí...
Hundidas las arenas infinitas, la tierra removida, Como un cometa, mi vida va surcando sobre estrellas,
mi alma te ofrecía fruta simple, sin vendimia: y el sol sobre su eje y sus planetas
el libro, el arrebol, el mástil que escribiera. se engasta al centro inamovible de su alma.
Que al menos uno de ellos bogara a ti en mi vida.
El duro valle grita en las mañanas,
Lejos de tu puerto una eterna compatriota demoraba. y yo me voy, partiendo de su cuerpo que llegaba.
Carey de la mañana. Infame beso.
Y el mar, el viento firme, gimieron tras de tu cuerpo. La gravidez austera; el sol en la obsidiana;
la ola de jabón, dispersa, enarbolada;
¿qué hicieron del sopor que me tirara,
Se abre, en el fondo de mi alma, un abismo inexorable y a dónde fueron que me ataran?

cxxix cxxx
El pan cobrizo, la piel asada al alba; en que te dije, mujer:
el pecho removido de la mar en la mañana;
la noche sin estrellas ceñida a la cadera breve; oh, mi amor, Venus perdida y nocturna:
¿qué harán de esa mujer que yo no amaba? mira el sol que nos mira
y ama el río que nos ama,
¿Qué amor fue nuestro encuentro en una tarde que se iba? porque me voy de tu vida.

Yo he andado por ahí...


Y nunca amaricé sobre el rubor de otras palabras Verás que no es sencillo para mí
que dieran con su ácido, su azúcar o sosiego,
la boca del sentido a esta vida anclada. Verás, no es sencillo para mí: uno comienza por pensar que ama
demasiado y concluye de súbito, apasionado; comienza uno por calcular,
y duda entre sentarse a escribir un número indeciso o el vapor de alguna
Amor se dice con los labios apretados en el otro, con las piernas letra.

Y uno llega a guardar resentimiento hacia a alguien que fuera coterráneo


Venus perdida de algún vientre.

Oh, mi amor, Venus perdida y nocturna: Verás, cuando el amor se va, es la vida que se va. Todo: crepúsculos y
mira el sol que nos mira ensueños, llantos y efluvios del alma; piélagos de afecto hundidos en
y ama el río que nos ama, gargantas: todo acaba por ser nada.
porque me voy de tu vida.
El mismo amor con que tuviera la vida algún sentido, se pierde en la
Oh, amor mío, tierna gota sombría, oquedad de una persona... Y nada queda cuando no hay pares de auras...
boca del universo:
baila conmigo la noche El sol que antes bailara con la luna, se desdora.
que me enclava en mi partida.
La misma boca que hablara y saludara con un garbo vetusto en nuestro
Recuerdo de la acacia brillante fondo, nos calla, porque no nos ama.
el gemido de mi huida,
cuando gritaste con furia Y un coro de ángeles nos habla tan pretérito, que los dedos se nos hinchan
lo mucho que tú me odiabas. de una porfiada lágrima.

Oh, mi amor, mi centella ya perdida; Las manos que fueron tostadas; las uñas negras y pintadas; la boca sobre
fresca avenida, glacial café: el cuerpo delgado, remoto, blando; los ojos enmarcados al tejido del vitral
cuánto te amo, cuánto, de mi santuario,... se inmutan y nos temen, y nos vuelven un lago
oh, mujer. especular indiferente.

Retuerce en tempestad mi piel Todo el amor que amor no ha sido, se va en una palabra, en una tecla,
y cicatriza mi herida hacia la muerte ... y un alma explota tras el atrio en que yo ansiara.
desde la tumba nostálgica

cxxxi cxxxii
Por eso, que no diga la vida quién he sido. Porque todo el amor de un quinceañeras; el ceño preguntando, la voz lenta volando hacia otros
mundo fuera nada si una voz se dirigiera, por un abrazo, a lontananza. cuerpos; o cien, cincuenta mil cabellos en la cresta del deseo.

Verás. Caerán las madrugadas, los áridos trabajos, el franco golpe de Y todo lo que vi, porque la infinitud se corta sin más cicatriz que vida,
pestañas que se alzaban mortecinas hacia el alba, la libreta trastocada de fueron manos lavando ropa hace diez años; los maremotos hablando tras
lamentos numerados. Y ella y yo, como un marino austral que va hacia de mujeres, en lenguas no cercanas; la noche, la estrella remota, que
casa, que se cambia, caeremos sobre un lecho moribundo. fuimos dos el día quitado a un sepulcro.

Verás. Yo te lo digo: que no sabremos dónde, ni porqué, ni cómo en Porque viví el amor (¿viví el amor?) / (¿por qué viví el amor?), viví la
cuándo quedó abierto el abismo hacia esas vidas que fueron disipadas. asfixia amada, la vejez del que ama eternamente, sin edades, sin cifras
que no ha calculado el alma.
Pasó breve la vida
Tal vez porque pasó un ferrocarril sobre una vía apasionada; la mujer
siempre fugaz, en despedida, acrisolada; la locomotora que me hizo
Porque la vida es corta, y la esperanza un túnel que lleva hacia el ensueño
incienso en el caldero a que me aferrara; pasó breve la vida, seguida ya de
/ la irrealidad y lo inconexo, fui de la vida un eco, y el corazón
nada.
instantáneo.

Para que la lluvia, el amanecer, mi casa, y un aroma / "amor a..." , fueran Tengo sueño
el sentido y forma bajo las cuales cada cosa, cada gota de tiempo en la
mañana vivida, se humedecieran pinceladas en un cuerpo, como frutas Tengo sueño.
amorosas, entre mis manos cautivé el amor que avivó el silencio. Se abre la ventana del mundo hacia el silencio,
y tengo sueño.
Verdad es que yo fui un escaso del amor reglamentado (¿verdad?); que
tuve el corazón a mano para enviarlo, como un estambre enrollado o un Llegaron, algún día como este,
pergamino aéreo, hacia una mujer lejana; que articulé canciones con voz sus manos barnizadas en el cielo,
grave / gravada de angustia truculenta que se adhirió a mi pensamiento. y se vaciaron como cerca:
lejos, lejos.
Como tuve portafolios llenos de hojas de sueños, pegué los números, cocí
las frases y arruiné miles de aviones y veleros. Pesadumbre en el otoño;
y valles, avenidas, escuelas, lluvia negra
Porque no tuve vida de mi vida, dejé a las hormigas mi tumba con el vertiéndose a unos metros.
epitafio que abanderaran frases de labios muy variados:
Miro las notas de un dictado espiritual,
"No me volverás a ver...Quédese usted con su madre... Podemos ser llegadas de un invisible puente aéreo:
amigos..." dos párpados de ensueño, el suéter negro.
Y mi vida va bebiendo, lenta, hacia un coral.
(...Y la tristeza al corazón quedaría así, en una página, atada.)
Escribo mi nostalgia recordada en su presencia,
la noche de arrebol vuelta invisible;
Verdad es que no supe de ángeles, ni estrellas, ni diablos sobre tierra; que
y rápidas miradas nos capturan un momento:
todo lo que vi fueron imágenes: imágenes morenas, blancas, adultas,

cxxxiii cxxxiv
el aire se estremece haciendo ruido. tu voz, tu juventud de ángel de fuego.

Tengo un pedazo de segundos dulces Cuando te vayas, deja al menos al verano


contemplando su boca en un estruendo tus manos arcillosas de princesa en lo escondido,
que parece se acercara y que se va. y tus cabellos liberando su rocío y su miel de cálculo.
Y tengo un sueño que se asoma y que se oculta
entre olas de abejas que en un rato partirán.
Ojos eternos liberando gaviotas
El sueño de la noche apareció;
y yo te digo que algún día, como hoy, Ojos eternos liberando gaviotas,
los dos iremos lejos sin decir adiós. tocando invisibles flautas navideñas;

manos luchando sobre cenizas,


Nos saludamos cortando huesos de cariño mal habidos;

Nos saludamos. Somos dueños del estío. cabellos en bolsas de curvas,


Las bocas, como al viento, dan un beso. volviéndose nieve de lucha;
Mejillas de madera se tocan levemente;
y tú, tus ojos de marfil, y tu estatura breve todo lo que he sido te lo dejo:
ciñen mi mirada de cansancio al extravío. mis papeles que hicieron las fogatas,
mis madrugadas, una y otra vez golpeadas
Comienzo por quererte a treinta metros. de comienzo del violeta, allá, en el cielo.
Amores enmohecidos recrudecen en mi alma,
y luego amanezco como nuevo saludando. Te dejo un gotero de palabras,
para que una a una las pongas en tus manos,
Somos como seres que estallan y aparecen: y de tus ojos, por ellas, una lágrima caiga.
salimos de la bruma, emergemos de un estuario.
Ecos de verte una vez, en mi pecho te han reconocido. Campanas, corolas, vasos gravados infinitamente
Ventisqueros, nieve de ayer, simulan que se han ido. de ti en sus cuerpos, te regalo.

Llego a tu mejilla por mis ojos, por tu imagen, Un laberinto en que hicimos del amor el odio,
por tus piernas enclavadas en el patio, una plaza donde el sueño te vio viajar hacia la vida;
dando luces que navegan hacia mi sentimiento de anhelo. millones de uvas, cantos no escuchados, ojos de vacío:
Y caigo hacia una timidez de insoportable. todo, infinita, desgraciadamente, te lo dejo.

Los árboles se ponen a danzar la música del cielo. Amor al corazón hecho un nudo,
Y yo me voy enamorando, bañado de recuerdos. fotografías con un sentido escondido;
campos de luz, piezas de besos inciertos,
Voy a tu alma, pensándolo, sintiéndolo todo: auras en sus cajas y espirales de fuego.
lo imposible del rubor del ambiente ciudadano, Todo te dejo para que lo vivas en silencio.
lo opaco de tu sombra salida de mi pecho;

cxxxv cxxxvi
Conmigo hiciste en la historia un antepenúltimo sonido. y letras removidas. Todo lo que tengo y que no soy, te lo doy para que
Conmigo hará la muerte a la vida despegar del cautiverio. vayas y regreses en las últimas semanas de esta vida - como entonces
habrá sido la de ahora -.

De pedirte algo, te pediría en mi corazón dos veces por cada una en mi


Te irás en unos meses memoria.

Recuerdo el recuerdo que eres: la voz de sol en la mañana alegre; la suave Adiós… ¿Será temprano? ¿Será tarde?…
y pensativa perdiz de porcelana; fulgores de carbón descabellando hacia
tus hombros libres. Tal vez nos veremos en el futuro más lejano, o el más corto, aunque tal
vez no nos hallamos visto antes.
Por tu voz mi voz se detiene, mis pasos se detienen. ¡Tengo miedo, miedo!
Y tú eres el café que va fluyendo en mi garganta maltratada.
Nostalgia
Con tus ojos haría en mi vida un par de universales manos; con tu piel
haría en mi piel un tatuaje de amor indeleble; con tus manos en mi pecho, Amigo mío: vamos a preguntarnos de una vez por todas qué es la
vida mía, el invierno se vendría de repente. (¿Qué más, con los besos de nostalgia; así, tal vez, podamos eludir, una, otra vez, la respuesta o la
tu boca, sería de mí, de todo, hecho?) sinrazón preguntada.

Yo tengo un cuenco de vejez en mi cuerpo de joven. Y recojo en él


Mi mente, cuando te ame - el doble que seré cuando sea totalmente - por
madrugadas, serpientes reconcentradas hacia el pasado, puertas de sólo
tus dos labios, hará un túnel invisible hacia las gotas de la luz soltadas
una aldaba, y estaciones de antaño, platinadas. Y el cuenco se llena y se
por la noche, y un puente insostenible de mi amor hasta la muerte.
derrama de ellas todas. Guardo también, en mi armario, fotografías y
hedonismos, como veleros de cuarzo atracados en el muelle de mis sienes.
Cuando te vayas tú, mujer, señorita de cobre, mi corazón de péndulo, el
Y los envío en lentas circunnavegaciones hacia la ruta del recuerdo
fuego consumiéndose en mi alma, se irán hacia tus manos breves,
insondable a más de su imagen.
alejadas, transparentes, como hoy se han ido en el minuto de verte. El sol
y la penumbra serán no más que manchas en la taza del amor
Tengo, en una aurícula, o en alguna región remota del corazón, llaveros,
reverberado.
banderas verdes y amarilleadas, o el vino en una tapa dirigido hacia dos
bocas.
Para amarte, recreando el mismo invento sin sosiego del amor, quiero
saber de ti: de tus pestañas en que el aire ha tomado su descanso, de tus
En un cofre de pino, sostenido por el peso no específico de reminiscencias
labios sumergidos en agua de cariño impenetrable, de tus párpados de
vagas, guardo también un lejano saco café de una mujer de rizos - con
plata, del valle y vello dulces de tu vientre.
dolores en la espalda -, y palomas alabastradas y andinas volando sin
despedirse. Allí, conjuntamente, se encuentran siete números y un oso de
Yo no sé si yo siga viviendo, o muriendo paso a paso, hueso a hueso,
peluche envuelto de celofán empolvado en mi memoria.
hasta ser otro más, o menos, que no te ame: por eso te pido que te quedes.
Porque vendrán los hombres a quitarte, a darte vidas, y tú conocerás
A la salida de casa, tengo un nogal con letras redondeadas; en él
todas aquellas fuentes de amor ahogado por la vida.
retumban sonidos de plazas, o cuerpos ya lejanos que están reposando
juntos.
Soy un hilo de futuro atado al pasado que no eres. Soy un ingeniero de
mente, un sensitivo de fondo, un alma de papel con números incalculables

cxxxvii cxxxviii
La tristeza repatriada a la botica del amor, la juventud de ángel con un
ala, las bolsas en que no se guardó nada de amor para canjear por cariño (4)
en las tiendas esquinadas, en neverías, en casas cambiadas: es Mujer, mujer no mía,
simplemente eso lo que yo tengo. ...Y con todo, amigo, yo no sé decir qué desde estas frases sin rostro,
es la nostalgia. te digo yo que algún día
tú y yo seremos un astro
Recuerdo de jardín, dulces violetas y una cosecha perdida,
desde los pies hasta el pecho;
Recuerdo de jardín, dulces violetas desde que siembra y estrellas
rociadas por la mar, por los planetas. sean solamente de un ser,
Ángeles de cristal vieron nevar tus ojos cuando uno haya sido el amor
volteándose a los míos como una fría arena. de un hombre y una mujer.

Pasaron torrentes de fuego,


y tu boca siguió tranquila. Vienes
Se aturdieron aire y ozono,
y continuaste en la vida. Vienes,
desde un río,
Viajaron locomotoras por vías de azúcar. desde la vida,
También se quebraron hojas de que pasó tu boca. desde un zarzal remoto,
Y aún así tuviste en tu voz un glacial dominio hacia mi ruina.
para que fuera yo marioneta de neblina.
Vienes.
Dejaste la tierra temblando, Y eres toda de miel,
los maremotos, la bruma, de sal,
y los lagos, las montañas resentidas. de agua,
Pero tú fuiste, mujer, la vida mía. y de papel maché.

Vienes.
Mujer, desde los campos de olivo Tocas e iluminas,
con la brisa de tu sombra,
Mujer, desde los campos de olivo, mi alma de fantasía.
desde tus ojos sembrados
sobre los huertos de estío, Vienes;
me ha hablado tu piel y el destino. llegas a mí.
Eres la trayectoria
Hay doce mil zahínas caótica,
más allá de todo prado, y la forma de una fruta
más allá de todo arroyo, dulce y agria.
y en tu silueta y tus poros.
Enredadera,

cxxxix cxl
abrigo
que cubre de asfixia: Cierro los ojos y me digo
vienes…
y te tendrás que ir. Cierro los ojos y me digo: me digo todo. Me digo las piedras, la sal, el
grito del ropavejero, me digo la fatiga; y vuelo: hay doscientas hojas de
Vienes. recuerdos en una lámpara de luces de vacío, hay atmósferas de smog
Eres la boca herida, cubriendo el talle de la mujer que no amo y quiero. Hay insectos benditos
la madrugada perpetua, destruyendo el desamor.
y la caverna del mito
de ti misma. Yo cierro los ojos. No veo nada. No escucho tampoco.

Vienes; Sin embargo, a lo lejos te oigo y veo. Sólo tú, infinitamente,


y eres tu propia sombra, irremediablemente tú. Mi hermosa tú: fuera de todo el sentido del mundo
mi amor hasta el infinito, sensitivo.
mi amor de sed y de piel.
Toda tú...

Cuánto de las raíces


de los árboles
Te amo sin cantidades, de la pradera
por eso es que no sé cuánto te amo. de lo hermoso:
Y sin embargo, cada vez que te amo tú.
te amo más de lo que te haya amado.
Alegre,
Pensamos y morimos sola,
acompañada,
Pensamos y morimos, sólo
y morimos de pensarnos: tú.
tú y yo somos un letargo,
un cristal de amor sombrío. De los mares
de las niñas
Nuestra alma está manchada: de los cuentos
atada en sus dos espaldas de lo bello:
y dando de tumbos al viento. tú.

Nuestro sonido no se oye, Azul,


y nuestro canto no canta. naranja,
negro,
Tú y yo, navegantes de siempre, tu vestido;
locos y vagabundos, ¿que más da
y payasitos sobre claveles. si no eres tú?

cxli cxlii
Vamos, regresamos, como flamencos al agua;
Nube y en sus cuerdas y gargantas las baterías estallan
plateada, hasta olvidarse en luces de cariño ultramarino.
arca
de flores. Gira como el mundo, sobre tu eje de aura rosada.
Toda: La vida alegre, el llanto hundidos bajo tu piel en danza
tú. harán un moño de anhelos bajo tu vientre despejado.

Es para que me ames

Es para que me ames que declinan mis palabras en el viento, cayendo


Peregrina
algún día en quién sabe qué arrecife del silencio. Es para que me ames
que vengo a nacerme cada día, como si cada día me estuviera muriendo
Peregrina: siento irse el frío desde tu boca,
de enredarme en el murmullo del encuentro de tu beso.
tu voz de luz, tu cabello de neblina.
Para que me ames tú, todo es y va dejando de ser cada segundo; y cada
mar me arrulla en tu vientre como si fueras tú el panorama desde un lugar Dulcificas de amor con tus caderas, con tus uñas,
del cielo. tu vientre blando, tu mejilla etérea; peregrina.

Es para que me ames que he nacido en este tiempo, que se han constituido Canta el jilguero, llamea la barca, en tus pupilas.
galaxias no infinitas y abejas en centenares, y el calor de la fogata contra Vienes de estrellas, del sol de otoño, peregrina.
el duro invierno.
Eres el viaje, la despedida, el voy y vengo.
Por las nubes veo venir la lluvia, por el viento veo salir los torbellinos y Eres el beso breve en las escaleras, peregrina.
la energía cautiva del universo nuestro. Y es por mí que veo que he sido
hecho sólo para que tú me ames, y nos vayamos más allá de la razón de Anhelo de ti unas manos, la perpetua sonrisa,
nuestro encuentro. tumbar de tu mente ese pensar de ser mi amiga;

volver la noche un juego, desgajar cielos


¡Baila! ¡Baila con la música de plata! junto a tus manos menudas, junto a tu falda marina.

¡Baila! ¡Baila con la música de plata! Peregrina: por ti el mundo hará fiestas de amor,
Llena el aire del amor de tu palabra la vida estremecerá en tus brazos de arcilla.
sinuosa y agitada hasta tus descubiertos pies.
Mi corazón danzará de fuego hasta viajar del otoño. Quiero de mí tu alegría, ecos de amor en vuelta.
De ti, después de ti, quiero la vida, peregrina.
En re, do, estamos escritos; en pentagramas de sueño,
y nos emergen las voces de la boca de nuestra alma.
Vámonos ahora, atados por un listón de transparencia.
El aire está invadido de micrófonos ingrávidos.
Vámonos. Porque caerá el amor, si tú me olvidas.
Los acordes se dividen por los pasos y los pisos.

cxliii cxliv
Tú que vistes de guerra por la paz, de idiota por saber, de miedo por Tú, sin embargo, tienes en tu vida fotografías de silencio, buques
amor, de astucia en la inocencia: criatura única, inaccesible, cielo-amar. pincelados con estrellas derruidas, y el viaje de retorno lento hasta tu
casa.
Toda palabra tuya levanta la mirada con estética: un sí es un no así, un
rojo llegará a ser lo peor y lo mejor. La facha de intachable, la ironía perpetua, el estoicismo hasta el cuello:
eso, eso es lo que tienes tú.
Hay un ideal en ti que se destruye: ¡es variedad, es un amor que muere
porque está viviendo! Amigo. Yo, a comparación de ello, poco, poco es lo que tengo.

Tu tienes un rehilete de corolas de fuego, maremotos de ficciones en


Tú que te vas, porque estás llegando siempre; acompañado por tu deseo
circuitos cortos, recuerdos de sociedades que te tajaron de pies, de manos,
de inacabada bondad: ¡aterriza tu cielo!, ¡ama, ama, a como dé lugar!... y
de los amores de antaño.
donde no te quede amor guarda silencio, y donde quieras odiar, ¡voltea
hacia ti! (piensa que tal vez nadie merecerá tu odio; que nadie, tal vez,
Amigo, furtivo amigo. Yo, en cambio, poco es lo que tengo.
jamás, ha merecido un odio).
Viajo hacia el mundo, olvido, me lleno de cariño ya pasado, de telarañas
de hielo, y me queda poco en la vasija memorial.
Señor Caballero:
Yo, amigo, no tengo carácter de caballero, ni uso mosquete oculto, ni
Hemos hablado de las cosas imposibles y de todo el desamor incalculable. polvoreo las estrellas, ni retuerzo ni reboto demasiado en las teclas y
El mundo ya ha girado quién sabe cuántas veces. Hay lunas gimiendo fibrillas que posee la computación.
ahora, hay llagas de llanto en muchos cuerpos que he pasado.
Poco es lo que tengo. Aunque, amigo, tal vez con ello pueda ser feliz a
Escucha: en mis bolsas, en mi alma, en mi mente horizontal - de tanto ver suficiencia por el día que ha terminado hoy.
hacia el abismo, oh lejos - están disueltas unas sales y germina el trigo
fresco. Cabaña de alegría

Pero tengo una alegría diminuta que te quiero compartir en tres pedazos. Cabaña de alegría, dulce arrullo en tu casita,
muñeca continuada de alabanza para el mundo:
Uno es el patio en silencio y sus lanzas de hielo en él; gotas de besos
corriendo, vertiginosas, por los vasos de un sistema de cariño. yo miro tus ojos elevados a esperanzas;
tus manos de juguete, diminutas, recocidas.
El pedazo segundo es la ternura infinita, el cielo con boca abierta (¿nada
más que una piel, por un momento, en otra piel?) Tus pestañas son un columpio de aire, agujas negras;
y un ánfora de ensueños tus caderas movedizas.
Tercero: palabras ultramarinas, llanos de verdes hojas, lámparas de noche
que iluminan nuestras frases últimas. Eres la voz que arrastra lo parlante hacia la vida.
Eres la golondrina, la sustancia de una luz floreada.
Poco, poco es lo que tengo (semilla de mostaza en deseo de árbol
Tienes en tus brazos torbellinos dispersos,
inmenso).
y en tus labios el azúcar y el regocijo formados.

cxlv cxlvi
Tú danzas de mar en beso por el muelle de tu cuello,
Desde un alero de emoción te canta la gallardía, como yo bailo de verte al extravío de querernos.
y tu sigues de sirena, de atleta o de equilibrista.
Yo seguiré la bruma que riegan tus negros cabellos,
Aquellas tus trenzas negras, como tu sombra laureada removiendo de rocas y flores, desde tu cuello, tu sueño.
adornarían la esperanza y el amor en estanterías.

Se te desliza el cariño en tu nariz de resbaladilla, Bienaventurados tus ojos


y tus orejas se inmutan de creencias en burbujas.
Bienaventurados tus ojos, porque son mi refugio:
Mañana, muñeca de porcelana, cajita de cien sorpresas, dan a mis ojos vida, dan a mi vida sentidos.
verás cuánto y cómo el invierno en tu boca brilla
Verás que tus ojos nocturnos hacen un himno de versos
como nevado de fresa, como cuerpo de roja abeja, combinados de rojo otoño con esteros de verano.
como el grito de alegría de un regalo en año nuevo:
Cantan en tus pupilas los peces de un celestial rumbo,
liberado de su caja, venido a parar a mis juegos. y cómo ríen las nubes de la ola de tus cabellos.

Garza que vuelas de mí, recuerda, cuando te vayas,


Desde tu cuello sueño cómo nos encontraba la primavera en la tarde.

Sueño, desde tu cuello, un beso de dos segundos Tu voz será sosegada cuando una mañana incierta
que parece eterno, eterno. el alhelí de una espuma tuya se revuelva en mi sentir.

Luces en serpentinas surcan el aire un momento, Vaciarás aún en esta tierra maíz y trabajo de hombres
y cascabeles de anhelo corren por ese tu cuello. que serán enseñoreados de partirse hacia otra mujer.

Vivo el instante perpetuo de vivir en ese beso, Y por los retumbos del cosmos en mi alma microscópica
porque estamos tan distantes y parece que nos queremos. la aventura de tus ojos será de sabor a carmín.

(Centella de mi noche, ¿por qué estamos, ay, tan lejos?) Estos encuentros contigo, breves e imprecisos en la emoción (que he a
veces se tienen más por una memoria), son semejantes a un ave de dos
Tienes en los ojos las acacias de mi deseo, alas: negra y blanca; a cascadas sobre ellos, a un anillo de exhortaciones
los rebaños del amor que tiritan de rocío. para amar un vuelo o la quietud mágica de lo inmenso, lo volcánico y
níveo del pretérito.
En tu cabello hay guirnaldas, en tus cejas curvea el barullo
que me vuelve hacia la estela de la imagen de tu cuerpo. Yo no puedo mensurar estas palabras: acaso sean perennemente
imperfectas y cenizas. Y aún así, el mayor de sus perfeccionamientos,
Somos noche en cuatro manos, como un ramaje del tiempo; improbablemente cambiaría la sucesión de lo que ha sido.
somos el navío en que el aire gira y va haciendo extraños.
(4)

cxlvii cxlviii
Monarca mariposa
Tienes las piernas delgadas; la voz lenta, cayendo
Monarca mariposa, de Michoacán llegaste como el calor a mi cuerpo de la fogata presente.
coronada de un tono opaco sobre tu piel floreada.
Tienes el corazón de dulce, el alma de una cañada, Te presencio. Eres la multitud de pasiones
y la boca del suave néctar que desde allá cargaste. que ve en tus ojos zafiros de un amor adolescente.

En Abril te he visto rápida, en mi tristeza rocosa; Desde que el sol comienza, hasta la noche lunada,
y en Octubre como nevada, anhelada de los árboles. te veo cómo evolucionas: luz de cobre a ojos ausentes.
Viajas y vienes, aleteando sobre días con fauces,
y dejas en mi corteza un aire de fría y hermosa. Te presencio. Mi voz, la tuya y mis ojos,
no han de decir ni ver nada si yo no me pienso en tu mente.
Eres la juventud perpetua, la crisálida amorosa,
la primavera emigrante volando sobre la vida. Eres magnolia de plata, y tu vientre es de eléctrica azúcar.
Tu alma de niña y joven tiene un ala de alegría; Y yo soy de ti lo que el aire a una amapola hiriente.
tu aire de preferida surca los campos de rosas.
Te presencio, como a una estrella de nieve y delgada.
Aún tienes aroma de nueva oruga sobre la atmósfera, Aún hermosa, aún en el día saliente.
como yo acumulo aún para tu boca unas nubecillas
que me pesaran a espaldas como un universo de arcilla,
pero que hicieran en mí la esperanza de la espera. Usted: mi soledad de un muro.
Renuncio a mí porque te amo;
Cuando te vayas de nuevo cambia tu piel por la mía porque no soy, desde que para ti yo debo ser.
y poliniza el aire con tu amor de oruga diversa,
contando por tu camino infinito, que hace las flores dispersas, Señorita:
cómo, desde tu capullo, das luz a melancolías. usted y nada,
mas que usted.

Te presencio Amar, morir


y no haber hecho ruido.
Te presencio. Tienes en las uñas transparentes
mi alma como tus uñas: sincera, dulce y alegre. Mujer de lirio, otoño negro

Te presencio. Eres la que me corrige de llanto Mujer de lirio, otoño negro,


cuando el llanto va disperso sobre la esfera celeste. hay en tus ojos millares de fuegos,
y en tu cadera salvaje el aroma del anhelo.
Hay cabalgatas de frío en el invierno siguiente,
y en tus ojos de niña el amor de un continente. Tu esencia es de estrella sombría,
de firmamento moreno, de mensajera nublada,
En tú corazón de fuego existe un tejido magenta como mi corazón es de frágil en tu vuelo.
que se ata a mi corazón de adulto hasta tu mirar estridente.

cxlix cl
Mujer de arrullo, trémula alondra mía:
cabe en tus manos de amor el universo entero, Oh luna que se rompe en mil cristales de cuarzo,
y municipios de cariño pueblan tu corto cuello. oh mi hormiga reina, mi flor, mi sol de amor y risa:
tú vienes al mundo para que dos mundos no se sepan,
Caricia desde el cielo, lira que toca a besos, y lluevan las estrellas en un par de ocultos sueños.
brilla tu mirar en la noche como una abeja fulgente,
y yo me enredo a tu cuerpo de tenerte en mi deseo. Hay dioses sobre el mar que mueven la estrategia:
hay calendarios y cuevas que no predicen tu presencia,
Un velo de vanidad graciosa cubre tu rostro pequeño, y un rompeolas de sopor estanca flores rojas
y un valle de estrellas de aire se encuentra en tu vientre desierto. que de un respiro liberan tus sales y tus sombras.
Allí el amor se sembró de avena y de lúgubres esteros.

Siento mi corazón completo que se invade de tu rostro, Nada y sin esencia


y un torbellino de plata me despide al latido lento
a través del atlas confuso que tienes en el cabello. Nada en la ociosidad de verla y verla
como a una niña tierna, como a una flor de ausencia.
Mujer de lirio, otoño negro:
continúa con tu amor viajero, vuelve y perdona; Nada como nadar la tarde de quererla yo a ella,
porque en ti, de ti, sangro de una piedra de silencio. y enredarse en la quimera que la atrapa a mi existencia.

Eclipsolar Nada sin el aroma y humo que va dejando su huella,


y sin su recorrido de áurea que le da fosforescencia.
Con un corazón de agua como un manantial risueño
que obtura las nostalgias y encubre los artificios, Todo me dice y niega mi jovencita bella,
pasas sobre espinas que te ha prendido el mundo, y yo le contesto nada con una fatal penitencia.
y la noche enmelezada cae en ti hacia un precipicio.
Nada como en el mundo sorpresa que es habitado por ella.
Toda infinita y cierta, como una luz de acacia, Todo lo que esta mujer y yo somos es en sí y no tiene esencia.
tropiezas con la tierra en un mínimo escondrijo.
Y arcos e iris te reciben con sus flechas y colores
para que cantes tú a la imagen del crepúsculo. Cómo somos

Mi corazón cronómetro te espera en la paciencia; Cómo somos; hechos de miradas de fuego,


se alegra, enoja y recontenta en un puño de minutos. de palabras que atizan cada encuentro,
Y hay algo más que hace ensanchar el tiempo de hombres y mujeres que se fugan
del ingrávido riel del recuerdo que no has sido: hacia un misterio de amor y de humo.

la luz que no eres tú y que tiene tu silueta, Cómo somos de extraños en los cines,
la boca que no tienes y que habla de tu boca, en los jardines, en las casas de nadie;
aterrizan y colapsan, y van duras de frío peregrinos de la vida, viajeros enteros:
en este mes profundo en que el calor aquieta. con un boleto de regreso hacia el silencio.

cli clii
como un niño con un periódico en su brazo
A espaldas de la vida traemos las nociones: que anuncia la noticia de vivirnos tú y yo.
el básico concepto del olvido de los rostros,
de las manos, de los sueños de los otros. Yo germino en la tristeza que no lloras.
Todo lo que sabemos vuelve hacia un "yo mismo". Me antojo de sandías en tus heridas,
porque estamos como sangre en unas gotas:
Somos duros como rocas de milenios; cayendo lentamente hacia el amor sin dirección.
rígidos perfectos e implacables moribundos.
Somos de amor desierto, de valles inflexibles,
y la tierra nos va y vuelve en nuestro ceño. Ave dictus

¿Quiénes somos cuándo el tiempo y la nostalgia, Diré, para que me escuches,


la subida y la bajada por caminos de ceniza, las cosas
de ti, de mí, remueven al amor la suerte exactas y puntuales,
de sentirnos y querernos sin sabernos? una a una,
en secuencia irremplazable.

Yo acudo en el océano de tus ojos Diré, por comenzar,


que decirte es un sonido
Yo acudo en el océano de tus ojos de un eco floreciendo.
hacia el helado día de los ensueños.
Bajo mi corazón guardo y ansío Diré que amarte
las semillas de un extraviado amor. por la ciudad
de frío,
Entre las sombras de agua fresca, por la escuela,
del invierno fresco y frito, por mi patria
devoro sutilezas, enfermedades rica y pobre,
de besos y de ruinas de recuerdo. no tiene ser ni modo,
sino vida.
En tu rostro húmedo de brisa
acudo hacia la vida y hacia el vaho. Diré que decirte
Amarizando sobre el nido de tu seno: es todo
volátil y perdido en tu mapa del amor. lo que emociona
al alma
Yo soy el fuego herido que se encumbra que leen tus ojos
de perderse hasta tus manos y tu voz. sin que yo sea
Sobre mi corazón cargo y reparto la voz de tu iris.
las semillas del amor más confundido.
Copos de amor y niebla
Yo voy desde las líneas de tus manos
formando ríos y arbustos de letargo; Copos de amor y niebla en mi anhelo se van formando.

cliii cliv
Es la tristeza que grita, que va congelando relámpagos. ¿Por qué estás en todas partes y estás también en ninguna?

Son las horas que cercenan las pasiones y los pasos, La tierra tiene espigas que transparentes pájaros
como un fútil enjambre del amor no concebido. transportan desde ti y tu luminosidad de niña.
Pero una pregunta irrumpe, invade las avenidas:
Sombras de alondras de bruma nos siembran sin darse cuenta; ¿en dónde vives tú, niña preciosa de nieve?
persiguen las estampidas de los toros de nuestra furia.

Hay hombres y mujeres afuera que nos matan cada día, Pensando en algo, en Alguien
que nos hieren con palabras incendiarias en agujas.
Pensando en algo, en Alguien, allá, lejos, me pierdo.
Existen cien mil revueltas iniciadas en estallidos Mi vida tuve en un minuto; y la viví dos veces.
de corazones maltrechos, repetidos y ficticios. (¿Cuántas veces habría tenido que morirme enteramente
para vivirme en Ella, en sus manos y uñas de nácar?)
Con todo, el amor se vuela en las flautas de individuos
que sonríen hasta confundirse con una llama que tirita. Lo decidí en la forma en que las formas mueren,
y en que las rosas, naranjas, abetos y niños
¿Qué consumimos, en este opaco día de frías estatuas? se aventuran a crecer bajo los vientres:
¿Qué nos consume y consuma hasta abismarnos dolidos? como un perdido que flotara hacia otros mundos.

No concuerdan las voces de mi pasión mal herida, Por un segundo fui el más inconsciente de los locos;
ni concuerdan acciones y pensamiento de la humanidad no humana. se me cruzaron los momentos más exasperadores,
los más amables en la palabra oscura: muerte.
Con todo, el amor, se vuela en las arpas de las almas
que tienen alguna esperanza del deshielo de la vida. Pensando en algo, en Alguien, allá, lejos, me pierdo.
Constituí las reglas del amor agudo que fallece.
(1) Y dije que moría, simplemente, para nacer dos veces.
¿En dónde vives tú, niña de invierno y dulce?
(4)
¿En dónde vives tú, niña de invierno y dulce? Hechicerías estéticas
¿En qué lugar del mundo vives como un país amable?
¿Qué hormigas celestiales escondes en tu patio? Te juro que hechiza la belleza, y dulce, duele.
Mi amiga, mi ansia, mi fruta, ¿dónde vives? Ramilletes de muchachas de figura delicada vienen
con su rostro de perfecta bienamada, de fruta no madura.
Quiero saber qué alimenta la boca de una hermosa niña, Pero hay algo que tú y nadie y yo nunca sabemos.
qué diarios de las nubes publican tu vida alegre.
Quiero contigo amar las cosas que ya no son amadas, La curva de los rostros, de los párpados, nos siguen;
y contigo vivir estanques, árboles de juego y azúcar. los señuelos de los trajes y perfumes en las plazas
nos dejan el aroma del deseo de la hermosura.
¿Qué mapas han contenido el sitio de tu belleza? Pero algo hay que tú, que nadie y yo nunca sabemos.
¿Qué canto exhala tu aroma en esta tarde de lluvia?

clv clvi
Los iris más perfectos se miran repetidamente,
y repetidamente, se vuelven más amados del deseo. Son las doce horas exactas para contar lo último:
Pero hay algo que nunca tú, y yo y nadie, sabemos. la última mirada, el último escrito beso.

Rostros de luz, casi de ángel, nos inmutan. No importa que la ruina tenga un brío que sella
Y hay algo que nadie, tú y yo, nunca sabemos... de cenizas masculinas de cigüeñas renovadas.
¿Dónde nace la belleza, en el que mira o el que la hace?
Me iré para la brisa de una pasión furtiva.
Sólo los torpes Y es que no importa ya, pues ya me ido herido.

Con todo, sólo los torpes saben otorgarse (2)


la bondad del yerro, la bruma de lo ajeno. Capturado en torbellinos

Los torpes que abarrotan, con su amor, Capturado en torbellinos de tristeza,


las calles de la nostalgia, las salidas lagrimosas. trotando sobre agujas, incendiario.
El más triste lamento. La más aguda angustia.
Caminantes enteros que van de carne adentro, Los fuegos de la vida me atizan en su oficio.
desde el profundo hombre que se vuelve eterno.
Doce y mil costillas me comen las hormigas,
Torpes e ilusos, engañados del trabajo; los más raros gusanos malignos, transparentes.
perdidos regocijados en quién sabe qué formas. Mi féretro es de un humo retorcido que no llora,
y mi piel tiene las cifras del sepulcro.
Andan siempre con el cuello sumido en sentimientos,
y el amor del universo lo traen en un llavero. La una y la tarde - serena, tan de nadie -.
Grises son los ojos que me miran duramente
Sólo torpes, eternamente idiotas e imperfectos con un rostro de amor, de muerte inconcebible y cruda.
para el liderazgo débil del dinero y del orgullo.
No veo nada. ¡Ya no veo! Son las horas del abismo.
Sociedades los despiden para su último lamento. La noche muere, el día no nace. ¿Dónde existo?
Y ellos siguen con su rotunda torpeza de respeto. No lo sé… Mi alma es sólo un péndulo que gira y gira.

Con el amor del fondo, con la ternura inquieta,


las manos de los torpes de algún mundo moderno. Cuando tengas en las manos la nostalgia

Cuando tengas en las manos la nostalgia, prepárate el café de la alegría,


el té de la hermosura. Ponte a cantar contando por ti en el mundo lo que
Se me acaba el fuego del cigarro que no fumo, tienes, lo que escondes, lo que alivia.
como el amor a la mujer que amo y no encuentro.
Cuando quieras llorar por días enteros para dejar tu piel como una arena
El llanto de la noche se me crispa en el cabello, húmeda, ponte a decir el nombre de las flores, de la gente que tú ames, de
y en la esquina del lamento su tristeza inunda. las risas que has tenido.

clvii clviii
Cuando vayas por las sombras como en rieles que te queman de las Voy hacia ti en el tren de los crepúsculos, mi niña.
plantas a cabeza, ponte a darle los colores al lienzo de tu alma; a formar Tan voraginoso como la piel del alba. ¡Ah…venturoso!
la geografía de los aromas y las cosas que prefieres.
Una catarina me ha traído la noticia de tu vida.
Ponte a amar a las palomas, a los niños, a los árboles que yo no sé si Por eso voy hacia ti: irremediable, ansioso.
tengas en tu casa. Ponte a reposar tus manos sobre telas y manteles y
comida. Traigo en la cesta no incienso, jamás mirra,
sino el amor más fuerte de los valles cariñosos.
Verás que habrá las cosas, por lo que ames, duplicadas, cuando vayas
por esa vida que tengas en las manos de sonrisa. Voy hacia ti en las lámparas, a la orilla
de la edificación que forma el temporal copioso.

Soy la tristeza, tú eres la esperanza Te llevo los telares que van a tejerte de brisa;
tu tiara cristalina, de un viento anchuroso.
Soy la tristeza, tú eres la esperanza.
Juntos tenemos un resorte de miradas Como una flor, mi amor te llevo sobre la quilla,
que nos acecha siempre en las esquinas. y los recuerdos de ti que no son: ¡tan amorosos!

Soy la ceniza, tú eres la semilla. Voy hacia ti en el transporte del amor de risa.
Los dos salimos de la tierra y a ella vamos. Guirnaldita de cristales. Hacia ti voy, voraginoso.
Los dos somos de brisa y de renuncia.

Somos cuatro ojos que gritan, Hay tan sólo cableríos


dos manos derechas no estrechadas.
Fuego y sombra. Luz y niebla. Hay tan sólo cableríos para que nadie nos oiga;
y tus inmensas e inmemoriales palabras:
Somos los hijos de la misma lejanía. - "¿Por qué dices esas cosas?"
Tú miras para el sol al mediodía, - ¿"? Nos veremos ¿"?
y yo para la noche que madruga.
Y con la breve electrónica del tiempo,
Soy el hambre del arroz, tú eres el campo removido. el despertar alpino y los hogares de tu forma,
En ti siembran las horas campesinos de arrebol; hay mis palabras introvertidas y agrias:
en mí dejan cosechas de las cosas ya perdidas. - "Porque no he sabido decir nada".
- "No nos veamos alejados, siempre y nunca".
Somos como uno que no fuera;
y vamos por los rumbos de los ríos Sobre la sombra
sin sabernos quiénes somos: tú o yo.
Sobre la sombra, el árbol
(1) de la belleza tuya.
Voy hacia ti en el tren de los crepúsculos La bien formada ortiga,

clix clx
y la semilla amada. y las caderas cortas...

Bajo el alero blanco ¿Por qué no vuelves?


de las palomas mías,
tu caminar se extiende, Los dos
y mi acerado anhelo.
Delirando, los dos, del mundo deshabitados.
Un alma oculta Abiertos a la lira de la tregua. En franca huida.
entre mis dedos Vamos cual siluetas de juguetes de madera,
tuerce las hojas cubiertos del amor, de escapatoria intensa.
y las revienta.
Los dos resellos que dan respuesta a un beso,
(4) los veinte dedos señalando, abiertos, las estrellas
Tal vez si no te veo te vea tres veces y el bramido de las ondas de un oceánico latido.
En cuencos y canoas un vino recogemos de los labios.
Tal vez si no te veo te vea tres veces:
te estime en tal manera que te observe, Humanos en un par, ignorando las gaviotas
te quiera con mirar pleno de asombro, y los ángeles trozados, como diablos de cera.
y te ame viendo en ti hacia el horizonte. Un conjunto de bocas, de labios y fatigas.

Los dos más firmes adeptos a la creencia nula


(4) del origen espontáneo del amor inextinguible
Anatomía en destellos que no tenemos en el alma ninguno de los dos.

Apenas el comienzo:
la morada boca, ¡Amiga, amiga, toma mis manos, toma esto que fui y que soy! ¡Yo te he
los labios trémulos, amado!
las mil sonrisas...
Por ti un batallón de diez enamorados ha sucumbido; una legión de
¿De dónde llegas? emisarios ha refrendado un lema sin ficción: "Mujer, te amo yo"; y uno a
uno, la pólvora en desdén ha hecho de ellos trozos de aire y tiempos de
Apenas la partida, lamento, hasta clamar a acorazados contra-pasión.
los muslos rojos,
el pubis de olas, Amiga, dura amiga mía: el coronel de mi alma ha transmigrado por la
las manos rosas... visión de ti; bajo su camuflaje negro estaba siempre la palabra de risa
dispuesta a vivirse a sí, a vivirte a ti. El capitán del viento-pasado
¿A dónde vas? volteaba hacia tu trono azul; y te buscaba siempre entre colinas inmensas,
bajo granizos de guerra; y te buscaba siempre que se veía llorando con la
Apenas tú: esperanza tibia de la libertad-dependencia deseada por su nación: ¡cuando
la letra y libra, sonrieras siempre por el país de nuestra alma!
la hoja dorada,

clxi clxii
Y en lontananza, la marinería especulaba azarosamente, entre las ideas por el trabajo salido del silencio; con la espera pura de relojes
coordenadas del miedo, con la profundidad suficiente para jamás ser multicolor; con poesía de caminitos blancos donde los fresales verdean
hallada por los radares infatuados de triquiñuelas de mundos.
El otro, el que no es: el que no tiene
Y los soldados rasos se agotaban, uno a uno, hasta que la temeridad
provocaba, al fin, el amor como bandera; el amor como toda esperanza,
como todo final y todo blasón coordinado con la guerra de la pasión tuya. Alta sobre la niebla, mi ave alta. Siempre te desconocí. Eras un sonido de
agua, un canto del sol; y también lo necesariamente bella para que yo
fuera por ti palabras y silencio.
(1)
¿Quién es usted? Luz especular

Quien le viera a usted Mira el espejo:


diría rosa y estrellas dice hola y dice adiós.
y preferiría la tierra Nos vemos y nos vamos,
porque en ella existe tú y yo.
usted.
Eres la blanca
luminaria,
Caminadora,
el imposible astro
ata sorpresas,
desde la luna
de gran sonrisa.
del amor.
La garza alta
tras de las flores blancas: Mira el espejo
usted. que te dice "Yo".
Eres lo más alto
Digo belleza, anhelo; desde que alguna vez
digo vehemencia y locura: un hombre amó.
la digo,
a final de cuentas, Nadie podría negarte
la digo, imagen y sonrisa
a usted. ni un poco de pasión.

Míralo así:
Sabiduría lúdica amarte y afirmarte en mí
es una negación en dos.
Con estuches de cristales como juguetes de vocecitas divertidas; con
caricaturas del viento y con gnomos y salamandras en albercas de
espuma; con estanterías en los gestos, en las acciones; sin chispa por las Detrás del hombre que quema con su frío, de la enmascarada astucia, de
luces variadas; con brinquitos a los inviernos hasta las primaveras, con la soledad más cruenta, del antilíder incriminado y la pasión más oculta;
todo columpio y resbaladilla de paciencia; con los títeres debajo de las detrás de todo príncipe de los "crepúsculos", del temblor humano frente a

clxiii clxiv
este único; miro a quien lo niega todo, al que jamás pareciera estar
enamorado, al aristócrata segregado... y sé, queriendo un mejor fondo (1)
mostrado, que siempre existirá amor ahí en quien lo niega todo, porque Dame el medicamento
algo malo niega; que detrás de todo hombre-relámpago, detrás de todo de tus labios.
iluminador, también habrá un hombre no acabado y algo por hacer luz Dame el latir intenso.
todas las veces. Dame cien mil instantes
de tu juventud.
Y, porque no se acabará de observar un cuadro sin matices, sé también, Dame lo que tienes tú.
que aquél hombre titánico, impasible, no demostrado, podrá siempre
secar sus lágrimas de fuego en los pañuelos de agua de un amigo; y que Abstracto-efímero
lo oscuro, podrá radiar su arco-iris cuando las luces quieran amar aún el
camino de oscuridad de estrella a estrella. Habrá las lágrimas necesarias para amarla e irse luego;
el suficiente llanto navideño, el vaho desalentado.
(4) Habrá un jazmín herido tras de su sombra y rostro.
Y luego, tal vez, no haya nada...
La magnanimidad de Dios hasta los árboles, hasta los pueblos todos: ¡aún
no he jugado todo, todavía! aunque probablemente lo completo y lo vacío,
circunferencia y círculo, y algunas otras formas de deseo:
un todo en el fondo de lo efímero
y una nada en la superficie de lo abstracto.
(4)

Se dan tres besos Hacia donde vayas


lleva mi mirada, el incienso,
Se dan tres besos: las plazas y el café de la mañana
el uno es el abstracto, el sempiterno, el hondo viaje en que jugueteó el enamoramiento.
- queda en los libros, en su concepto, en las palabras -;
el segundo es el del sexo que no es contrario -tampoco opuesto- Hacia donde camines
sino complementario - ¡ah, el bello sexo! -; caminará el sentido del tiempo.
y el tercero, como el segundo, es subjetivo, y va quedando Y el hilo de los segundos
en un lugar que no ha existido: en nuestro sexo. formará costuras de invierno.
Porque los hondos besos muerden alma y momento.
Hacia donde sonrías
haz las figuras de porcelana
(4) que de pensarte figuro
En todo lo que dice sí se anuncia un no, sobre el desierto del sueño.
cada que estás aquí ya no estarás
cada puerta de casa que abrimos son mil palacios cerrados,
y te amo en mentira porque tú ya no eres tú:
amaneciste otra y otra serás. Te quiero:
tiendo olas al viento,

clxv clxvi
vuelo azar y vuelo sueño
y dentello unas vías lácteas. Tus alas blancas volaron sobre este libro claroscuro, las páginas de
sombra se escribieron con letras gráciles de sol: y quise remembrar el
Perfecciono este no arte instante en que no era todavía tu alejamiento, entre la espesura metálica
de envanecerme al hartazgo de otra gente, cercana a ese lugar en que anidabas.
pero en tu revuelo pensado
el cariño es tan friolento. Y sucumbiendo de bruces caí otra vez a ti en cada gota oscura saliente de
la tierra más nevada.
Y porque tú me ames
recorro los doce caminos (Para no amarte hay que estar hueco, hueco de razón y sentimiento).
de cada mes discurrido
bajo tu alma y figura.

Incurro en las tentaciones:


en el maíz del pecado
entre tus trémulos labios Tú fuiste la que llegó primero,
y su irremisión eterna. la que fundó ciudades
de estimación y de ansia
Agito los submarinos entre las cabelleras de hombres.
y a los submarineros en ellos.
Y te beso los dos labios Tú fuiste la que deformó camellones,
que no tengo entre los míos. la que agitó los puentes
y el pavimento fresco,
Para que tú me ames en ciudadano silencio.
renuevo los días en las noches;
compro las refacciones del aire Tú fuiste la que intrigó semáforos
para mantenerte en mi pecho. y a los globeros de parques;
quien recompuso casas,
Y empiezo nuevamente con los tacones sombríos.
a conocer las constelaciones
desde tu reflexión y silueta; Y hubo civilizaciones
para quererte como te quiero. de hormigas enloquecidas
que vieron como dejaste
(3) húmedas las caricias
y húmedo el pasto inmenso.
Piel blanca, lentes negros, labios tiernos, rojos, sincronizados con el
fuego: te reivindiqué a mi memoria porque en este libro, ahogado en Tú fuiste esa señorita
sentimientos, las letras desfallecen a menudo, en su grito o inmutación, por la que vegetaciones
ante inexpugnables deseos; y de mi recuerdo brotaron inevitablemente y humo de las cocinas
emociones recobradas, como cristales ligeros sobre una mar de imágenes, se detuvieron en arte.
toda vez que te pensé como en el fugaz último encuentro.

clxvii clxviii
Esa preciosa perfecta
y candorosa auténtica;
cosmopolita de amor:
ésa, fuiste tú.

Tantas navegaciones estelares ¿En dónde encontraremos


desde ti un cristal
para mirarnos juntos. de sombra,
de palabras
¡Ah como dos brasas que arden, que no hayamos dicho,
como dos faros prendidos: para no vernos?
únicos, irremplazables,
tendidos frente al ímpetu! Tal vez
entre los párpados,
Tantas resurrecciones sin cuerpo - el púrpura, la plata,
desde mí los campos de la piel -.
para pensarnos unidos.
O tal vez
¡Ah como un iris arqueado sobre un abrigo,
que uniera al norte el sur: tras la esquivez
tan perpetuos de amor, de niñas, lirios.
y sonrojados de efluvios!
O más allá del campo,
Tantos incalculables seres los manzanos, los estíos;
desde la gente sobre los vientres,
para jamás desunirnos. entre los rizos
- descubiertos y de pino -.
¡Ah! Donde la brisa da vueltas
para que los dos rodemos, En el perímetro
como nueces y nogales de todo, tal vez,
por el viento y las traslaciones. encontraremos
los rostros:
Tanta harina en tanto yerro: pestañas y reflejos,
tanto de mí, labios de miel, de hiel
tanto de ti y los designios.
y de mis sueños.
Ahí, en las palabras
no escuchadas
más que en nosotros
para no mirarnos,

clxix clxx
tal vez encontraremos. Absoluto de paciencia, de persistencia, de infinidad de quietud móvil.
lo que se tuvo que ir. Sereno, amigo, acción de un alma distinta: siempre caminas con
propiedad y delgadez física, con robustez de alma.

¿Y quién me habrá enseñado la sanidad del juicio, el lavado de la


Amo la mañana tierna nostalgia en la memoria?
que llega, que acontece
como un segundo aéreo
de espuma floreciente.
Cuando tú leas estas palabras, sabrás que yo te digo la forma, la
Y los minutos que, veloces,
cantidad, el sitio que no tienen ni la amistad ni el amigo.
pasan, sobre los lagos,
las escuelas, los autobuses.
Sabrás que hay más murallas de nostalgia, tras mi mirada fría y serena o
luminosa y cándida; y que de alguna manera se han venido acumulando
Amo las dos miradas risas, llantos, perpetuidad y locura de temperamento, para que seamos
con que no nos vemos caminos distintos, cálculo y artificios, telas y resquicio de silencio o de
en las esquinas del viaje discurso, de llanuras o montañas, o del golpe del agua que se da en el
que hacemos hacia otros mundos. nido de tus juicios.

Cuando mires, sin premonición alguna, los laureles de tus sueños


Los hoteles que salen, recocidos, las máquinas y el ruido ejecutando lo ya previsto en tu trabajo
las calles abandonadas laborioso o efímero, sabrás que hay libros que finalmente dan, de tanto
que nos miran, verlos, cautivas lágrimas y risas, por miríadas y por pasos.
para que yo te ame
y ame la mañana grácil. Y sabrás que hay lejos, un hombre algo nostálgico, con la amistad a
mano, tal vez entre planes y planos.

Te diré una cosa: Tú sabrás, amigo, en medio de tu indemne calma, de tus hiperextáticos
y es que nunca sueños y tus sucintas pláticas, que hay esferas de vidrio para jugar en los
me gusta hacer billares o para hacerse saber el futuro y el pasado cristalino (aunque todo
todo lo que he dicho, vayan siendo sueños) . Y en medio del arrobamiento que los dos
ni jamás decir someteremos a congelación perpetua, verás como, amigo mío, podremos
todo lo que he hecho. desconocer aún más y reconocer feminidad y alivio.

Por eso es que me permito


decir todo En cada primavera habrá un estío
sin hacer mucho,
En cada primavera habrá un estío.
y no decir mucho
De una mirada fija del presente
haciendo demasiado.
germinará el futuro ya vivido,
como una hoja húmeda y silvestre.
(4)

clxxi clxxii
que vayas por horas
Sobre naciones y terrenos despoblados y por calles dando fruto
veremos cómo crecen, perdurando, de todo lo que más te ame.
los nauseabundos muros de artificio
que habremos de construir para olvidarnos. Entonces (vayas, regreses),
quiero que las manos
También las golondrinas anunciarán la huida, de tu corazón de niña
el llanto suave, eterno, en que caeremos recojan vidas y viajes.
porfiados a la vida, delirando en un minuto.
Finalmente, te pido
Y cada hora de temor y torbellino, (entre las cosas extrañas
cada estrella apenas anunciada sobre el cielo, sin volumen y sin forma),
recogerán tu aroma entre la sed y el frío. guardes, inquebrantable,
un sólo recuerdo dulce
de tu amigo silencioso
No es hoy día, que no nos vemos, que no te amo y sus cinco peticiones.
en la antesala de las sillas y los pasos

Supongo que tu televisor no transmite cosas bellas, Con una pasión silábica la sibila me ama,
porque jamás la belleza ve la belleza,
y porque no hay ningún verano e

Te ame o no te ame
Petición múltiple
En tu corazón nacen jazmines,
Te pido cinco cosas; a pesar de todo,
cinco, simplemente, te ame o no te ame.
como cinco puntas tiene
una estrella muy famosa. Aunque vea como el follaje
de tu piel en esos párpados,
Quiero, en primer lugar, humedece brevemente;
lo que acaso más importe: aunque tu risa aquiete
que aunque trabajes mucho tu fulgor en sus rompeolas;
jamás fatigues tu alma. y aunque perpetuamente
tenga cautivo el abrazo
Y luego, en segundo término, que no he podido darte,
te pido que no desesperes sé lo que no ha sabido nadie,
de agitadas actividades. y siento contigo
lo que no ha sentido nadie
Después mi petición es en el momento de verte:

clxxiii clxxiv
que de cualquier manera,
te ame o no te ame, Primavera:
eres hermosa y frágil. Vuelas con cara,
con uñas y pies,
Estrepitosamente, como si en mis labios saliva y ansia se fundieran en su en laberintos de guerra.
nombre, la quería. Una lluvia de algodones en medio de la tarde, como un
delantal del cielo venía a limpiar mis mejillas de chocolate-quiero. Todos Un ala morena,
los días una encrucijada de adoquines, de cestos y raulíes, de todos-nadas, una emplumada nieve,
me llenaban de astucia para las canciones de mi alma, para invocar la un sol sobre arcilla:
suspicacia de las ardillas, de los florecientes estratos de amor que sólo tú, Primavera.
sacan mujeres y hombres según la ética del día.
Mi nunca mía.
¡Qué bella era la tarde cuando el sol de tus manos me acariciaba a Nadie menos
distancia! ¡Qué irradiación de dicha cuando la sal del mar llegaba a mi o más que yo
boca en forma de saliva y yo creía ver los besos naciendo de las rocas de para guardar su amor,
la madrugada marina! mi insoportable bella.

Tu indescifrable magia,
¿en junio caerá?
Voy a cantarte, Primavera Tú: ¿jamás mía?
¿Mi Primavera?
Voy a cantarte, Primavera.
Vi el sol de marzo, La lila rosa,
y tu sonrisa y la hermosura;
tuvo la misma forma la herbolaria entera,
de mi mujer estrella. la renacida tierra
Como te busca a ti de mil semillas
el otoño, son tú, Primavera.
a ella la perseguí:
miré su rostro El sol a luces y lluvia
(no había más gloria). se calla sobre tu aroma
Y tú no eres tuya ni mía,
Tus blancas manos pero de alguna forma
sobre el follaje eres siempre,
se parecían a sus hojas; mi Primavera.
y en tu corteza
una diadema De donde emergen ecos enredados
en mí semejaba
una corona De donde emergen ecos enredados
que fuera tuya: nace tu flor morena y tu tristeza,
una de alteza. entre las notas largas del lamento,

clxxv clxxvi
como si fuera todo la vez última.
Perdóname. Porque es hoy la tristeza la que llega a mi casa, y se hospeda
Es por eso que ayer no te amado demasiado, por el tiempo de pasión y de las lágrimas. Y porque soy y voy, en el
y sin embargo soy perdido del instinto. presente débil, con la esperanza quebrantada.
Y es porque crecen más las rosas con el llanto
que has venido a nacer en este mundo. Pensé: los ángeles y el diablo y los carajos más pedregosos. Me dijiste:
"fue tal vez el destino que tus palabras se perdieran", cuando ocurrió el
Es este invierno en que abres tu capullo, robo de mi casa.
y las abejas te van aguijoneando de la risa,
aún con tus espinas de gestos y rechazos. E iluminé el mundo anverso: los destinos son un nudo de voluntades.

La primavera viene atrás del tiempo, En todo amor hay mucha voluntad, y quien más voluntad tiene es quien
y más allá de su imagen van tiritando nubes, más puede estar cerca de lo que ama.
abriendo palmo a palmo tu alegría que fosforece.

Es hoy la tristeza la que llega a casa Un día de estos voy a amarla más que nunca

Perdóname, es hoy la tristeza la que llega a mi casa; la que se aloja sin Un día de estos voy a amarla más que nunca,
preguntarme en dónde develará y desvelará mi pensamiento con sus porque tal vez alguna madrugada ya no la ame nada.
ruinas y fantasías mortuorias. Saldrán las flores secas de más allá del día,
y los secos escombros de la alegría del alba.
Es este olor de pérdida el que reemplaza mis lágrimas; el que se ata, con
un nudo de sangre, al pecho soñador de barcas y mujeres ávidas de Será la hora perfecta para decirlo todo,
nuestra distancia. para callarlo todo y hacer nacer la llama
de las inmensas hogueras del amor interrumpido
Es como sentarse a sentirse parte de la vida (tal vez la última parte); por el humo y las fragancias incendiarias.
como ir corriendo, dando vueltas, estableciendo páginas de melancolía de
agua; e ir azarosamente gravando una estela en el torrente del alma con el Entonces, a ese tiempo, caerá de cielo o techo
nombre de la amada: contando, recortando nubes y margaritas con el la tarde más feliz o la agonía morada;
llanto a espaldas. y lejos de palabras se escucharán respuestas,

Perdóname. Es hoy la grave ausencia de amarla y no quererla en este para que línea y línea que tiene ella en los labios,
instante, lo que me hace más amarla. Una mirada infantil recorre lunas las húmedas pestañas, los negros rizos a la espalda,
para que caigan próximas, sintiendo anticipadamente el minuto ya sabido hagan de realidad el sueño o demuelan la esperanza.
en que llegará la hora del ansia o la nefasta.

El último dolor se perpetúa con su aleteo de sal llorada. Las últimas No, ella no existe. Mi amor de ella es tan fecundo que se alimenta de sí
palabras nos estallan en las manos. Y las gaviotas, lejos, como tú y yo mismo. No, ella no es un palabra; no supo de sartenes ni del sonido
estamos lejos ahora, vuelan como ella y yo volamos hacia ninguna parte y terminal de algún platillo.
hacia todas, más allá del alma.

clxxvii clxxviii
Sonata a una cocinera
Hemos subido y sabido todavía más cosas que momentos y torturas de
A ti, corazón durazno, alma de fruta de azúcar, libretas. Voy a decirte algo; muy lentamente; algo, como si fuera un río
sonrisa de medialuna, encanto de aguamarina, de humo y sal en el que vamos navegando:
te escribo lo que no pienso y lo que voy sintiendo.
Yo he tenido al sol entre mis manos; la larga fiesta de la luz en las
En tus manos hay la harina que hace las tortillas, arterias, y los dibujos del cielo en el que estamos cada vez que tú, o yo, o
e hilos de queso se extravían por tus delgados dedos. alguien más, amamos. Y he terminado como un loco prismático con ese
Eres la que cocina los sueños, la amasadora de amores. amor y fiesta de estrellas y relámpagos.
Pocas cosas son como esas muecas de palabras que me salen de los
Mi fina amor harina, mi señorita de humo y de especias:
labios; pocas cosas son así de reales, de tangibles y de auténticas: la
pasan los soles, las nubes en tus sartenes,
mujer y las gaviotas, el destino húmedo y el bosque en que viví los días de
y tú esparces el cariño en invisibles estelas de aroma.
mi futuro ya marcado en un túnel de años.
¿Qué queda?…
Por eso es que he querido comprender algo del rumbo que has llevado: no
La estructura de tu cadera, el mármol que no eres. puedo ver mujer en llanto, como no podría ser nadie que no ha amado.
Quedas tú, mi fina amor harina, el aceite de tus manos,
y tus mejillas cocidas a fuego rápido Voy a decir algo más, a la orilla de mi río: en estas olas que se vienen a
por los dioses de la hermosura. pegar contra las rocas más pequeñas de mi alma y pensamiento, hay una
preocupación rotunda por saber el número de risas que forman los
milagros, la amistad, la cercanía, el contacto. Quiero saber, en fin, las
La fácil ternura de no decir hoy cosas invisibles que hace el viento para rodar las lágrimas y recortarlas
para decir futuro en los labios con una sonrisa de claridad y limpia, y tal vez con lo simple
en ti, mujer, y deslumbrante de ese mundo que yo amo.
me dice así: "no te amo yo".
Pero antes, quiero que sepas algo: que tal vez algún día emigrarás como
Pero un día esas gaviotas de que yo hablo, a la universidad del viento o de las hojas, o
Una manzana de futuro cae a las azules bancas de algún mundo oceánico; porque me has dicho, de
Y se hace presente algún modo, que no quieres desplegar mucho tus alas en el viento de
deseo e imagen de amor: números que he habitado. ¿Pero cómo saber, si sólo tú lo sientes y lo
sabes?
Porque el despecho es rotundo
como una hoja quebrada
Y yo no te diré nada, porque el corazón y la memoria siempre están en lo
Y un quebrantado amor
que más amamos o anhelamos (por eso es que yo estoy ahora en este
Sobre el que cayera
mundo imaginario). Sólo aumentaré unas líneas (¡permíteme unas
Una manzana o un "quiero yo".
líneas!): como un topo, yo salgo de este mundo subterráneo y construyo
unas estrellas con acero y planetas con pintura y agregados; también
Esta carta, previa a la guerra, con que la quise y establecí el reinado de
salen las abejas a trazar la arquitectura de la miel en un millar de
ella en mi patria-corazón y mi bandera-amor a ella; es el destino de mi
hexágonos.
voluntad en el período que me salí del tiempo para amarla:

clxxix clxxx
No digo nada más, y sin embargo, voy a pedirte algo: cuando vayas por el para decirte que te amo.
aire, en algún viaje a otros bosques, tráeme un pedazo de confianza de
algún nido de ensueños o recuerdos de ti misma. A la entrada del trabajo,
del estudio,
Y... de la fatiga henchida,
lo primero
Vueles donde vueles, son tus labios.
te vayas o te quedes:
vuela alto. Te amo
a soledades sueltas
En tu corazón por el destino
siempre de tenerte en manos.
vuela con la altitud
de cada segundo ansiado. Y, hay veces,
que a otra amo,
Y recuerda: porque te amo
quédate ahí, como si otra tú
sólo ahí, habitara aquí por años.
donde desees haber estado.

Creí ver, en medio de pólvora y tierra, entre locos encantos de fortuitas Yo digo "yo" para decirnos nunca
ideas atacadoras, a ella. Lo juro y sé: lo sé como mis manos y sus labios;
lo sé como los vientos y tejados; lo sé como el café y la enfermedad y el Yo digo "yo" para decirnos nunca.
llanto. Mientras yo, alojado en avatares, quimérico, último capitán de la
Afirmo que soy si en ti yo soy.
probidad de su tersura, ornamentaba la lluvia el milagro de su apariencia
estelar de bella. Ahora no podría citar cómo su alma era la mía, como mis
Yo digo "tú" para decir anhelo.
manos se ramificaban en diez falanges multicolor, y su espíritu invocaba
E invoco tu nombre como si me acercara a ti.
mis palabras pendencieras y mis “fulgores” de pseudopoeta.
El cielo de mi mundo es tu presencia
En la tierra (¡no en el cielo!), una frondosidad de grises en riachuelos, en
y la palabra "nosotros" en mi imaginación más valiente.
cocinas, en muebles y cuencos, en pupilas de niñas mentirosas, esclarecía
bella: llegué a saber que ser en ella no tenía importancia al pensamiento
¿En dónde estarás tú cuándo yo marque a tu casa o tu oficina?
como al bienestar de NUESTRA alma.
¿Perpetuamente en mi alma si el amor es lo eterno que lo pintan?

Siempre: en un gato de agua moviéndose en la noche, rebasando sombras


(1)
acres, y alojándose en la más dulce de las penumbras, como escapado de
Yo te amo.
una batahola de perros en vorágine; siempre: en un sapo marrón
El verano
esquivando miles de árboles, ignorante de semáforos; siempre: en
es demasiado corto
carreteras de chocolate blanco y líneas negras, con automóviles
y las palabras
empedernidos desbaratando conductores; siempre: en una estrella atrás de
demasiado largas
la tormenta de burbujas de cebada en que camine o vaya; será señuelo

clxxxi clxxxii
indubitable: algún día en el universo consuetudinario y receloso, un frente a un mar de grava y lo adversario,
hombre fue capaz de amarte. me azora el corazón este decreto:
Te amo.
--------------
(1, antes de Bitácora de sueño) Con la herramienta del beso atado al cuello
Cerré los ojos y soñé un cortometraje como otro no había visto antes: y un fragmento de algo eterno
te amo,
Un monstruo sonriente, sin tez ni nombre, sobre los abetos de la casa de como si aquí y ahora fueran diario.
campo de mis tíos, con los ojos desorbitados y una corona violeta en las
sienes con el nombre de Neptuno; un tridente atado a sus manos con uñas No hay palabra que más quiera
tatuadas de castillos y poblaciones en hambrunas, moviéndose como una en un rincón de la estructura de los cielos
llama levemente tocada por el viento. Mientras fumaba un habano, que este decir te amo
parecía también entretenerse en la lectura del futuro, al ver una nebulosa bajo la niebla, lluvia y el deseo.
flotante sobre su maletín de cuero.
En esta fecha te amo.
Nadie, nadie lo esperaba; nada lo acechaba; pero su sonrisa era Y un instante, por amor, se torna eterno.
precisamente lo más terrible, como si fuera un baluarte sofisticado contra
una indiferencia universal. Y mi corazón estaba ahí, danzante, dando
piruetas con unos pies de niño de margarina, sobre la fumarola escapada (2)
a la mar de su lecho. A veces quiere venir otro;
vivir mi vida;
Y cuando desperté no interrogué no ser yo,
pero en mi cuerpo,
Era la tarde, era la lejanía en algún poblado cercano a una carretera alzarte a ti la voz
impávida. Eras tú en mí, también, sin darte cuenta; y, sin saberte, yo en con un muy otro grito de deseo.
ti.
Quiere decirte cosas:
Entonces me armé con un bolígrafo y una paciencia verde, verde como "me tropecé contigo
los predios adyacentes a aquél sitio plagado de serpientes primaverales, como un perdido niño inquieto
tétricas y ahogantes. Tomé las hojas de un libro pesado, áspero y seco de frente a una fuente o prisma
tantas tardes de polvo; y, por una vez, creí haber escrito algo con cierta del hemisferio del anhelo".
nobleza, con cierto encanto: dieciséis líneas azul-verdes de orgullo y de
deseo. Hay veces, mientras vivo muerto,
quiere otro, y otro
¡Y todo fue tan natural! parece aproximarse hacia tus besos.

(1) Y yo le digo:
Bitácora de sueño "siga usted
porque se ha ganado mi respeto,
En esta fecha te amo. y porque yo, el amoroso en extravío,
En una costa de concreto, ha muerto".

clxxxiii clxxxiv
(¿Perpetuamente en mi alma si el amor es lo eterno que lo pintan?)
(4)
Yo soy el que ha venido a ti por vanidad de cielo, Siempre tú enamorada; siempre... ¡Ah, qué belleza tenían las galaxias que
el ínfimo ser del universo que descubrió la doctrina de tu pecho. danzaban cuando yo te amaba! Todo me sabía en ti a Venus, a metáfora
tatuada en el cielo de la noche. Y tú... tú, enamorada. Nada más mirar tus
He sido aventurero hasta mirar la pureza de tu pubis, ojos desvelados, pensando eternamente al hombre que habría quitado a su
y el súbito destello de tus colmillos no etéreos. muerte un acorde de vida; nada más que repensaras "él, él, él" y el cielo
se desgajaba a leves sonidos de mañana. Mi enamorada: un gorrión de luz
¿Quién quisiera tus manos como yo las quiero? venía a veces a ti cuando ya no nos quedaba tiempo para hablar de nada;
¿Quién sabría de muerte, como yo, cuando no te beso? o a veces un cantante extravagante, con un sombrero de madera y unos
timbales de frío nos atacaba.
Nada basta, entre cardos y rubíes, niños y meretrices,
arena, tiempo, esteros y jornadas de fragatas irreales, Y tú seguías enamorada. La música se nos volvió perpetua: el sol era
sino la vastedad de tus pies, de tu boca, tu nariz, ... y de tu aliento. gran-señor y la mañana una reunión que capturaba rostros de amantes de
alguien muy lejano; mas tú y yo estábamos tan próximos que un día temí
que muriéramos de alguna colisión de tiernas lágrimas, como un cometa
(4) cercano a un planeta de belleza.
Es mientras duermes que el amor acalla
Pero tú le amabas: Eduardo, Luis o Pedro, Javier o Alejandro (¿quién lo
Es mientras duermes que el amor acalla,
sabe?).
que las hojas se desenvuelven y exhalan savia.
Las horas de los ángeles no tienen ya futuro en otros mundos,
porque sólo tu respiración habla. Yo te amaba: el mundo era un mesón de bolero con violetas; la música de
los violines o guitarras temblaba de pasión en tus orejas.
Es mientras duermes que escucho cerraduras,
campanarios y guirnaldas, desvaneciendo luces (4)
entre tus cabellos reposados sobre una colcha incierta, Carta del futuro
entre tus piececitos de luminosa mujer castaña.
Es el futuro, es el ahora que aún no ha sido, cada minuto es tuyo-mío;
La noche entonces se perpetúa en cascadas vuelan los pensa-sentimientos nuestros para el mundo: así el mundo es
de lucecillas o arenas sobre una manta nocturna. aún más "nuestro".
Y es para que haya belleza alrededor, como una aureola.
A esta imprecisa hora tu vestido sabe a chocolate; esparce su olor a
Es por eso que me encanta tu tranquilidad horaria; incienso; y es amarillo en la mañana, verde a las cinco, y azul
y porque charlamos, sin que nos demos cuenta, fosforescente en toda noche, antes de transparencia bugambílica en el
los sueños y las nostalgias, y el amor con que no me amas. amarse.
Siempre un gato de agua moviéndose en la noche,
Es este tiempo el de los edificios más inteligentes, de células y sangre
rebasando sombras, saltando hacia cornizas mal colocadas.
electromagnéticas y planetarias; es el segundo impreciso para ti que es
¿En dónde estarás tú cuándo yo marque el teclado telefónico
ciertamente más mío nanosegundo a instante.
de tu casa o tu oficina?

clxxxv clxxxvi
Caminan perros con lentitud de tortugas, se cultivan rosas cantantes y las Cantó mi nostalgia, daba fiesta a tu vida,
aves se entienden con las hierbas, ¡y los cielos violetas de otras tierras se y tu piel se adornaba en dos botones de besos.
recrean!
Bañada de sueños, desde tu garganta,
Es el futuro: aún se ama el hombre en la mujer y la mujer en el hombre, tu boca brillaba sobre las palabras
porque nos sabemos como personas (...y más que eso; con ciencia del caídas del mármol, de la roja alfombra
amor en la conciencia). que hizo un honor al amor por tu boca.

No fuimos mucho. Quedamos lejanos.


Y yo lloro y lloro
pensando en la noche
Caminaré contigo qué fue de tu boca
y de tus orejas.
Caminaré contigo,
los sueños, el tiempo tecnológico, (4)
un dictamen del presente y el pretérito. Halando entre loros y lirios

Los dos que somos tres y cuatro y más Halando entre loros y lirios por los muelles de la palabra. Es como si
hablaremos con silencio: mirara las infinitas cavernas del amor dulcemente sincero; y las hojas más
y tú sabrás lo que yo siento, sombrías, las horas inexorables de un sortilegio encantado.
y tú verás lo que yo pienso con tus dedos,
Hasta que te conozca sin saberte en este tiempo. Vuelve a escucharse el relámpago de imágenes protectoras de llanto,
livianas y enrojecidas. Vuelve la empuñadura estridente del monstruo de
Así fueron tu boca y tus orejas la alegría.

(1) Y sin embargo me embarga la buhardilla donde habitan y recogen, los


Cantadas por el alba, despeñadas: caballos del alba, sombra y vida; y un cuello desierto y ávido de
tus orejas. castañuelas y lámparas fascinerosas, benditas.
Caídas como puentes
de adobe hacia el sonido. Halando las sorpresas todas y la espontánea risa. Halando, estoy
simplemente halando e inhalando vida.
Donde quiera que el aire las tocara
soltaban ellas, al compás, su vida,
familias de prados - embudos de rosas -. Adiós

Miraba el otoño su forma escapada Bajo tus ojos, ¿qué leo?;


mil veces al sitio de un hombre remoto. entre tus labios, ¿qué escribo?;
(Faltaban los días que me enamoraran.) sobre tu mano, ¿qué canto?;
si tus pechos tatúan mi olvido.
Ceniza marina en que cartas de arena
endulzaran la brisa y tu boca de cáñamo.

clxxxvii clxxxviii
"¿Al fin entiendes?" – me dices -. Eres a quien sobra sombra festival.

Yo te respondo: la misma voluntad con que tú respondes no, en mí quiere


negar tal negación. ¿Y no será que todo esto es siempre involuntario?
Enredaremos golondrinas a la manera del viento;
Lo más cercano a la eternidad parece estar perdido en un juego de azar. cosecharemos soles con tallos que nos canten.
Seremos imposibles hasta que no haya tiempo:
Tú y yo, Mujer, formamos una amistad... (y un amor). un par de ciegos que sólo sepan de azules.

Descubriremos la mecánica de los sueños,


los tréboles rojos creciendo a millares en el cielo,
Se aten a tus cabellos los recuerdos: la distorsión furibunda del fuego de los pueblos,
llueva con el pasado en los llanos amores. y ese negocio gris, para el dinero, que son los besos.
Bajo el fragor solemne de tus cajones
no me regrese a ti, nunca, un momento. Escucharemos vestidos de música en la ciudad.
En el país que crearemos habrá habitaciones de hielo,
Caiga ventura castaña sobre tu cabello. alguna sala selvática y arcoiris eléctricos contra-ansiedad.
Que en la espesura de mi memoria, Y nadie sabrá que ignoramos cada vez más...
sobre todo estupor, todo tu cuerpo permee
y a tus sienes de vueltas la malaquita y el viento. hasta que luego de vivir sepamos qué se ha llamado vida.

Que nada sepa que fuimos colores de fuego. Hasta que luego de vivir sepamos qué es la vida.
Quiera perfume tuyo el caminar femenino,

Amigo mío:
Definitivamente el pensamiento abraza lo que se ame. Para no amar hay
que evitar pensar en quien se ama. Me acordaré de ti

Me acordaré de ti cuando me halle en el abismo:


Te ríes con tanta fuerza en un cielo de infiernos, en un dolor amado.
que sé quieres llorar. Me acordaré de lluvias que no llueven sino en mente,
Y piensas que solapa y de penurias quietas ansiosas de la acción.
tu luz la oscuridad.
Me acordaré de ti con cada acuerdo
Te ríes por la nostalgia, mil veces sostenido entre anémonas y fuegos.
te abrazas a la cosa Festejaremos entonces el sonido de las nueces libertarias,
que no es la eternidad. contra las fábulas azules de un pesar educativo.

Tú no sabes que ya nadie Y pensaremos, y recordaremos, aún así, como los griegos:
te verá. uno en el otro nos veremos, otros seremos,
uno en el otro, según el pensamiento,

clxxxix cxc
según la vocación más emotiva de esos tiempos. Acicaladura

Viste de noche cuando salgas con mentiras,


(4) y cuando conmigo salgas, sal-enamórate.
Amo la libertad de las cosas atadas a la Tierra bajo la música de la
naturalezza. Péinate, amor mío, con amor tuyo.
Hazte trenzas rojas de cien verdades.
(4)
Con un aeroplano de sabiduría juegan los niños Ponte tacones altos para canciones claras.
y los adultos se embriagan con inteligencias múltiples. Maquíllate de océano cuando vayamos a quedarnos.
Con testarudas rosas calma Dios las fumarolas.
Viento en el viento sopla el cariño índigo de un río. Haz una reservación de alguna banca en algún parque,
para tomar un té como un café que sea agua simple.
Trozos de agua platican con nubes de arena,
cal y sangre, roca y sudor, Colócate el collar de un amor hacia adelante.
martillo y cristal y aprieta bien mis huesos en los tuyos, cuando en mí te ames.
hasta formar salángeles.
(4)
Violeta a violeta persiguen soles a serpientes. Cuestión
Y detrás de madrigales, vaporosas hojas de maple,
mientras la metalurgia del Amor me va creciendo Yo tengo esta pregunta que no es comunicable,
entre arteriolas, con tu imagen. esta duda formulada con seguridad adusta.
(¡Solo mi cielotú tiene estos diseños celestiales!)
Y en esta sangre que no fluye
en un movimiento estático
y un tiempo indemostrable,
(4)
yo invento recordando,
Voy de trabajo a casa pensando en vacaciones
descubro en descubierto,
y en vacaciones sólo pienso la casa de tu aroma.
te creo creándote.
Y sé que no lo sabes: ayer encontré en basura
el número exacto de los meses que te faltan
Un día, tal vez, se me conteste...
para amarme, mi Tierra, mi bendita
Ahora, no se sepa más que menos.

Erósfera

A donde van las anémonas, a donde camina un artrópodo azul, un


Adiviné, pasando, dos pensamientos imaginariamente escritos ahí:
cromosoma ebrio formando genotipos a trayectorias matizadas de letras
"Alguien abre un libro y ve un sol... Alguien abre un sol y lee un
ilegibles; a donde llega el trilobite a perturbar toda una historia,
corazón".
acompañado por anfibios perplejos; a donde van la química celeste, el
ozono receloso, y los compuestos más simples; a donde van los moluscos
(1)
a pasos lentos; a donde se dirige la anatomía de los besos, la vida

cxci cxcii
sobrevivida, en que se forma el ciclo de pasiones enigmáticas del mar
hasta los cielos; a donde vamos, cuando estemos... ¡vayamos con Tengo una cero- inspiración para escribir su rostro.
estruendo, con pasión y con amor continuo, particular y multiestético!

22 de enero del 2002.

I write u from nowhere... Te ríes con tanta fuerza


I'm here but I'm not here:
just being another... que sé quieres llorar.
Where are you?
Y piensas que solapa
Where am I?
(Maybe, I won't ever know.) tu luz la oscuridad.

Te ríes por la nostalgia,

te abrazas a la cosa

que no es la eternidad.

Tú no sabes que ya nadie te verá.

Eres a quien sobra sombra festival.

11 de febrero del 2002.


Hola.

Escúcheme usted: hoy, hablando con L. (qué grande y mínimo es leer su nombre,
hablar su nombre, pensarlo); escuché que no sabía a qué hora saldría
exactamente... Y luego supe que a las 7:00 había salido (ella ya lo sabía
1 de enero del 2002. seguramente, pero no me quiso decir).

Al fin, después de muchos meses, hablé con ella: ¿y quién es ella?


Pasa que me pesa todo: las rosas blancas que le entregué este año L.: veintitantos años de belleza,
una única vez; su mejilla, el sol reverberado en el café. uno setenta y tantos centímetros de amor.

L.: mentira pura, verdad que quiebra,


No hay gota de poesía en el mundo que yo pueda beber. que espera y mata y vuela esta pasión.
Y me hastío de esta solemnidad lacónica hasta que un día, mi alma vuelva a ser.

cxciii cxciv
Dijo que me hablaría después, pero después es nunca y un siempre únicamente
un hoy. (Sé que no lo hará: no sabe mi teléfono seguramente).

La quise; la he querido.

Tal vez,... Tal vez,... (4)


13 de febrero del 2002.
Ah... Dios!
Mientras tuve conciencia, quise mucho a esta mujer.

(2) (2)
14 de febrero del 2002.
11 de frebrero del 2002) ¡No, no!

Secret de polichinelle Se que escribo a alguien que no me conoce; que tal vez alguien más me leerá:
pero esta vida es así. El azar, la necesidad de contar algo que nadie podía, en ese
(Siento terror, terror-amor; mis palabras sobrenadan labertintos de ficción.) momento, escuchar, me llevó aquí.

Hubo este tiempo en que afanosamente la buscaba aproximadamente a la décimo Yo confío en ti, que no me conoces bien, porque quiero ver el bálsamo en medio
novena hora del día: mis pasos no sabían a dónde iban; mis ojos no sabían mirar del torbellino: toda la humanidad merece un día de luz si hay alguien, señorita,
sin encontrar, pero miraban. Y tal vez en un escritorio, en alguna silla, ella estaba señora (no sé...), que tenga en sí la suficiente fuerza de corazón para encender el
tranquila. Yo, en carro o a pie, ¿y ella...? fósforo de otra alma, sin otro motor que su voluntad.

Era, con sus labios enredados con mentiras y sonrisas, con su voz contestando Esta mujer alta me miraba ayer; y yo temblaba, se calcinaban mis palabras. Y
llamadas tan desconocidas; con su altura blanca de montaña de quimera. viene a confirmarse todo: ¡indiferencia, “sublime” indiferencia!

Y hoy, entre siete y ocho de la noche (¡qué importan los relojes de agonía o La quise, tal vez la quiera mucho: ¿dónde estará mañana, cuando llamando a su
felicidad!) la he visto. Y así lo he vivido y lo revivo: trabajo, se me diga que la señorita L. se ha ido de esta compañía horrible en que
trabajamos, un día, los dos?
Me detengo, cambio mi ruta por debajo de la acera y me vuelvo a detener, bajo
una oscuridad rotunda. La sigo: camina con otra mujer – pero, ¡es ella, es ella! -. Si me hubiera dado la oportunidad de ver su vida por lapsos mínimos, una sola
Me presenta con su amiga, me mira con alguna altivez o con una resuelta palabra indecible de júbilo, de orgullo, hoy como nunca, haría del rompecabezas
intención de indiferencia. Camina como si la noche fuera tan corta que fuera a de mi presente un futuro con esperanza.
hacerse el día siguiente en poco tiempo. No me ve: me siento marioneta de
esquivez; bajo las escaleras con esas dos mujeres que parecen, ante mí, un par Pd. Agradecería mucho que nadie supiera nada de lo que cuento, a no ser que
de desconocidas. sea tu esposo, tus hijos (no sé si los tengas), o alguien muy cercano.

Pasan los torniquetes: ella no me mira, no se despide, no dice nada (su palabra es
(2)
su espalda). Vacilo, tiemblo, siento irme; entonces busco en mi cartera y paso los
14 de febrero del 2002.
torniquetes, busco las escaleras, bajo rápidamente y encuentro que está allí, al
punto más cercano de disolverse todo.
Gracias por todo lo que comentas: es "saludable" escucharlo así, como si no se
Ya adentro, toco su brazo, y digo: "nada más te quiero ver una vez"... Y siento este hubiera dicho nada, con esas metapalabras que no hacen un sólo ruido.
terrible batallón de vasos sanguíneos, comandados por pupilas, insertándome sus
lanzas. Le pregunto si me odia o algo por el estilo; y no responde, me mira Espero que tu cumpleaños sea agradable e interesante.
únicamente, creo que me mata de mi "terquedad".
En cuanto a lo de Lorena (¡que cercanía a la imposibilidad hay en escribir su
Bajo en la estación siguiente. Ella dice que la vea mañana, a la hora de la nombre...!) te contaré lo suficiente: me presenté con ella por sorpresa y para
comida. Entonces sé que estoy a punto de morir o revivir, porque he abierto la disgusto suyo, según lo supe ayer; y, ayer, al encontrarla otra vez para cumplirme
estructura del pasado como fuego, y de mi sol como ella: L. esta promesa de verla, quedé impactado de los pocos minutos que me concedió,
de mirar esta terrible locomoción de imágenes agitándome, entregándome a una
Adiós. pendiente espantosa, cruda, sin miramientos. Comimos en el mismo lugar en dos

cxcv cxcvi
mesas distintas: y al final, su "amiga" espetó algo sobre los locos en referencia a Ya sé que no me he dignado a hablar, ni escribir en mucho tiempo. Pero no diré
mí, ante lo cual Lorena ya no respondió una palabra más. mucho... ¿cuántos Israeles tendrían que decir algo para alcanzar una acción de
alguien como tú?
Estaba en la mesa, pensando, aturdido, pero con pocas lágrimas por fortuna. Vino
alguien más y sonreí (porque el amor es un arte heróico que debe ser superior a Me declaro en quiebra emocional: pobre de besos, de abrazos; ilusionado hasta el
nosostros mismos), y platiqué, como si nada, tratando de sacar a sonrisas toda hartazgo; vano de capturar el minuto del triunfo-amor.
tragedia.
No tengo un sólo centavo de ternura para pagar mi llanto. Voy en el carro o el
trabajo, llego a mi casa; como, duermo, como lo harán, ahora, centenares o
Pero nuestra plática fue terrible: me dijo que un día me había atrevido a comentar
millones de humanos.
algo de ella, puesto que yo le comenté que nada había sido igual desde que le
había confesado todo. Le dije que otras veces esto ya había pasado; que no Y tú me ves, por la tierra, traga-añoranzas, limpia-sueños, indócil, lúgubre, perdido.
quería el mismo final.
Pero la quiero,... ¡la quiero!
Y lo terrible fue ver este ángel negro de inmisericordia en sus ojos, que
armonizaba con sus palabras: "no necesito más problemas; ¿por qué yo, por qué
me lo dices a mí?"
(Me atisbo y me voy al diablo...)
Pero la he querito, la he ensoñado tanto!
Es tarde, muy tarde ya!
Ahora planeo escribirle una o dos cartas -con motivo de su cumpleaños en
marzo de este año y para el año de su media centuria-. Las tintas de fondo en este carácter parecen indelebles.
Frases como estas ahí, probablemente:
adiós
" Ayer, sin despedirte de mí, tal vez nos dijimos adiós.
Sé feliz:
Morí, joven aún, un día del mes más frío del calendario del limbo.
Y me quedé sin usted..." Sabe ser feliz.

¡Ay, amigo: tú conoces cómo podría definir mi éxito o mi fracaso!


(4)
Sólo te digo algo más: a este hombre que soy, susceptible de sentimentalismos, lo 16 de febrero del 2002.
estimo. Este señor tal vez perdió el buen sentido de todo cálculo, pero encontró
la Tierra de lo humano. A pesar de todo,

Ya sabes: ¿qué potencial tendría este ser subjetivo? Yo, que soy una planta, un cuando la recuerde, haré un objeto fracturable de este pensamiento suyo: lo
calamar... atisbado en emociones, derrochador de pasión. materializaré en mi mente lo más posible, lo volveré vidrio, papelquimera, azogue,
vientopasión. Entonces despertaré: habré dormido cuanto haya deseado dormir
Por el camino, solitario, no hay más luz que la de tu linterna extinguiéndose; a no de ella. Habré sido lorenaico hasta el último momento! (Elle, mon amourese
ser que tú seas un gran fuego. éternité.)

Adiós. Cuídate. Sigue tu camino de éxito. Adieu.


Tu hermano, tu amigo, Israel.
(5)

(2).- Capítulo de la guerra 5 de abril del 2002.

16 de febrero del 2002. Te diré que cualquier “diagnóstico” que te hagan es una mezquindad. Si te digo
Mademoiselle. "estás chocado" no digo más que el "huevo es blanco"... Lo importante es cómo
llegar a ser o hacer algo...
Hola.

cxcvii cxcviii
Pero te diré algo: estoy de acuerdo con mi amigo Jorge en que también el fin no
es ya lo mejor. Lo importante es la batalla.

Si tú me dices: "no tengo tal o cual"... yo te respondría que yo también carezco de


muchas cosas. Pero, ¿y la batalla?

Hay que creer con la bandera de las manos (símbolo, acto), de las uñas aferradas
al "milagro".

Yo descreo de mí por alguna inacción, nada más... Por lo demás estoy


convencido de tener en muchas cosas lo suficiente. Poesía en “verso” terminada a la hora del dragón
Pero también descreo de toda bandera omnipotente que haga quieto el sueño-
(amanecer del vigésimo cuarto día del segundo mes del
ambición-acción de llegar a ser. cuarto año de un nuevo milenio ) y en honor a la
Aunque, te diré: lo mejor que te puedo comentar es que tal vez deberías luchar
bandera de mi alma: tú , mi Lorena.
por ese entorno (aunque te aseguro que es más difícil luchar sin el sueño que con
él).

Yo creo que hay que "lavarse el coco" un poco para mantener una limpieza interior No dejes volar las últimas plumas de mi poesía (tus
suficiente; hay que maquinar según la posibilidad para triunfar, puesto que la lucha
contra uno mismo es más complicada si uno maquina según la carestía. epístolas ), pues no muchos hombres te amarán así.
Pero hay que sentir, sentir hasta el arte (eso creo).
Índice poético
¿Yo qué te pudo decir? ¿Qué más?
Prólogo.................................................................................................vi
Me siento y podré leer estas palabras mil veces: y me imagino que si de soñar-
realizar más no habría llegado, al menos, a uno de unos 100 sueños que pueda
Quietud.................................................................................................i
imaginar ahora. x
Amor en ignorancia..............................................................................ix
Yo creo que el mejor mundo es el del creador, el del tirano de buen corazón, el del Germinación......................................................................................…x
buscador.
Rosée au mer....................................................................................….x
El "fracasado", el que siempre anda buscando, tiene para mí un doble valor que el SabiTÚría.............................................................................................x
de un ser humano común y medio. La verdadera naturaleza del transformador es i
un afán de concluir, luchando, conociendo, anticipando lo terrible en lo humano y ¡Vuélame lejos!...................................................................................xii
en lo circunstancial, INTERPRETANDO según un criterio propio.
Mundo “sutil”.....................................................................................xvi
La
guerra.............................................................................................xvi
11 de junio del 2002. Batallas y armisticio tuyo...................................................................xvii
¡Más ruidos!
Mentira que te amo...........................................................................xviii
Lloraremos bajo el sol......................................................................xviii
Ahora no te puedo decir más: no hay Mujer aquí a quien yo ame rotundamente Es mi cumpleaños................................................................................xx
(me he vacunado contra la crueldad mujeril en algunos casos; en otros, quiero Sin sentido...........................................................................................xx
saber que todo es posible aún; que la pasión por Lorena o por otra mujer, es
posible aún; y que la belleza de la Mujer será siempre posible y demostrable.)
Delito de ti..........................................................................................xxi
Disculpa..............................................................................................xx
i

cxcix cc
Toujours complaint............................................................................xxii Soy, me
Rosa de hielo.....................................................................................xxii eres........................................................................................xlv
Existence..........................................................................................xxiii Tú, que te vas alejando........................................................................xlv
Azar-
azoro........................................................................................xxiii
Exclamor..........................................................................................xxiii
Eco.....................................................................................................xx
v
Nereida.............................................................................................xxvi
Sana enfermedad.............................................................................xxvii
Amiga, ¡quiéreme!............................................................................xxix
Conversando en sentidos...................................................................xxx
Creazily, with my travelling eyes.....................................................xxxi
Por el amor a usted...........................................................................xxxi
Ola...................................................................................................xxxi
i
Ho-Fe-mme...........................................................................……...xxxii
Working in love...............................................................................xxxv
A respirar tus ojos...........................................................................xxxvi
Le digo a usted…………………....................................................xxxvi
Fosforescencia...............................................................................xxxvii
Desconocimiento..........................................................................xxxviii
Vuelo en sueño................................................................................xxxix
Amor-persona…………………............................................................xl
Habitación.............................................................................................x
l
Ángel
Sonrisa........................................................................................xl
Meditación...........................................................................................xl
i Mudar de
ti...........................................................................................xli
ComPromise........................................................................................xli
i “Contigo” en
casa................................................................................xlii
Misterio..............................................................................................xlii
i
Índice epistolar
Escuchándote.....................................................................................xliii
Coloraciones
“tú”...............................................................................xliv
Vuelo volátil
Sentido último....................................................................................xliv

cci ccii
Es fácil
12 de febrero del 2002.

1
¿Crítica?: ¿no se permite doble acentuación en una misma palabra?
(Énfasis y musicalidad, no ortografía y ortodoxia).
2
Poema añadido a la hora, también , del dragón, el 4 de abril del mismo
año.
3
Referencia a un maestro en el arte de la guerra.
4
Idem.
5
Referencia a los evangelios.
6
Recomienzo de un cifrado. ¿Quién será aliado mío?
7
Querer y amar es más cómo que cuánto.
8
Pintura del Dadaísmo de Salvador Dalí.

cciii cciv
Nadie conocerá el glosario de besos con que yo te he
renombrado.

ccv

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