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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL


ALTIPLANO

FACULTAD DE ENFERMERIA

Tema: Reacciones emocionales del


niño hospitalizado

Curso: Enfermería en neonatología y


pediatría

Docente: lic. ESTEVES VILLANUEVA,


Angela

ESTUDIANTE: CRUZ SOSA, Sol


Margoret

SEMESTRE: VII

GRUPO: “B”

FACULTAD DE ENFERMERÍA PUNO-PERÚ PÁGINA 1

2017
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INDICE

INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 3
REACCIONES EMOCIONALES DEL NIÑO HOSPITALIZADO ............................................... 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS .............................................................................................. 4
LAS EMOCIONES ........................................................................................................................ 6
EL SISTEMA LIMBICO ................................................................................................................ 6
NIÑO SANO .................................................................................................................................. 7
LA ENFERMEDAD DEL NIÑO ................................................................................................... 8
LA HOSPITALIZACIÓN DEL NIÑO ........................................................................................... 9
 EL HOSPITALISMO ......................................................................................................... 9
 AGENTES ESTRESORES: .......................................................................................... 10
 REACCIONES PSICOLÓGICAS DEL NIÑO DURANTE LA HOSPITALIZACIÓN
10
 VARIABLES QUE INFLUYEN EN LA RESPUESTA A LA HOSPITALIZACIÓN . 13
 FACTORES QUE ALTERAN LA CONDUCTA DEL NIÑO ...................................... 13
 ETAPAS DE LA HOSPITALIZACION: ........................................................................ 15
TRABAJO DEL PERSONAL DE SALUD................................................................................ 15
CONCLUSIONES ....................................................................................................................... 18
Bibliografía ........................................................................................................................................ 19

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INTRODUCCIÓN

La enfermedad es un estado de alteración física, social , mental que


todo ser humano a padecido algún momento de su vida, a mas edad
es más fácil superar el proceso de enfermedad, pero en el paciente
pediátrico es un proceso largo de adaptación y las reacciones
emociones que manifestara serán mayor en cantidad que en un
paciente adulto es por ello que el profesional de enfermería debe
saber y conocer las etapas de adaptación, las reacciones que
presentara el niño.

Para brindar una atención de salud satisfactoria a los pacientes


pediátricos, además de enfocarse en el proceso de enfermedad y
recuperación, es necesario evaluar muy bien todos los aspectos que
influyen en el desarrollo normal de un niño, sin olvidar por supuesto
las necesidades de la familia y, sobre todo, las de los padres que
tienen a un hijo enfermo, junto a ello abarcar los aspectos
socioculturales que rodean al enfermo y su familia.

La presencia de los pilares familiares, principalmente de los padres


durante el proceso de hospitalización es fundamental para favorecer
la mejoría del niño, teniendo siempre presente que el trabajo del
equipo de salud va de la mano con ellas; se debe fomentar la
participación de los familiares, junto con generar un ambiente
propicio para la adaptación y aceptación del hospital por parte del
niño.

El presente trabajo considera la importancia de abordar los aspectos


mencionados a fin de lograr el entendimiento de los estudiantes de
enfermería hacia las reacciones emocionales del niño.

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REACCIONES EMOCIONALES DEL NIÑO HOSPITALIZADO

“El pie del niño aún no sabe que es pie, y quiere ser mariposa o manzana. Pero
luego los vidrios y las piedras, las calles, las escaleras, y los caminos de la tierra
dura van enseñando al pie que no puede volar, que no puede ser fruto redondo en
una rama. El pie del niño entonces fue derrotado, cayó en la batalla, fue
prisionero, condenado a vivir en un zapato.” (1)

La enfermedad es un acontecimiento común en la vida del ser humano. Desde la


primera infancia e incluso desde la concepción la persona está expuesta a la
experiencia del enfermar, que produce sensaciones internas inusuales, un
repentino conocimiento de procesos corporales desconocidos y una
inexplicable pérdida de control de algunas partes o funciones del cuerpo. Para
aprender y desarrollarse el niño debe percibir, explorar e intentar comprender las
situaciones nuevas que le provocan incertidumbre y curiosidad con una finalidad,
la adaptación. (2)

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
 En la antigüedad el niño era una simple posesión de alguien, o un ser
abandonado.
 En el S. XVIII con la Revolución Francesa y su ímpetu liberador se
promulgan Decretos a favor de los pequeños abandonados. Se
encierran en hospicios (la mortalidad mayor al 90%)
 Durante la Revolución Industrial Inglesa, época de máxima explotación
laboral en la infancia, se dieron medidas legislativas a favor de
la regulación del trabajo de los niños (jornadas de 16 horas en minas o
telares).
 Hospitales pediátricos eran hospicios hasta primeros del siglo XIX.
 Con el progreso científico, la eclosión tecnológica y el avance en el
conocimiento se experimenta un gran desarrollo y se fragmenta la
atención en los órganos y sistemas como visión global del hombre

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enfermo. Mayor atención a las causas que a las consecuencias de la


enfermedad. Las condiciones de bienestar del paciente eran totalmente
secundarias en la hospitalización, consideradas una pérdida de tiempo.
 El niño carecía de auténticos derechos. La presencia de los padres en el
hospital era considerada como un estorbo, las visitas eran espaciadas y
rechazadas, o prohibidas totalmente, como ocurrió en numerosos
hospitales y países hasta los años cincuenta. Aunque existían estudios
que demostraban que el 10% de los niños que sobrevivían a los
hospicios habían estado en compañía de sus padres y que ese efecto
curaba.
 La hospitalización con separación forzosa,- calificada por Cobo como la
mayor catástrofe que le puede ocurrir a una persona entre los 8 meses y
los 5 años- estaba argumentada “científicamente”.
 Más tarde se le denominaría síndrome de deprivación materna, puesto
que era la separación, y no el hospital, la que causaba trastornos
secuenciales del comportamiento en los niños, que acababan con
marasmo físico y afectación intelectual que venía a ser irreversible
después de un cierto tiempo de separación, aun restituyendo a los
padres.
 En los años treinta la separación del niño hospitalizado constituía una
agresión que producía secuelas de diferente gravedad en función de los
casos, sujetos y duración.
 Sobre los años cincuenta diversos autores estudian el desarrollo
emocional del niño: Splizt, Bowlby y Robertson,… mostrando el intenso
estrés emocional que manifestaba el niño al separarle de sus padres. La
OMS lo difunde.
 El interés lleva a la creación de organizaciones y revistas relacionadas
con la psicología pediátrica.
 Con la hospitalización de los recién nacidos y bebés, se comprobó hace
25 años en Inglaterra que las caricias y los arrullos eran lo único que
funcionaba en ciertos niños para que aumentaran de peso.
 Los bebes sienten un apego intenso y natural hacia la madre, sea o no
biológica y, al igual que el niño, la separación de la madre constituye
una amputación ecológica.
 Hoy se acepta unánimemente la importancia de la prevención de los
graves efectos de la hospitalización y se están realizando programas de
preparación psicológica para ayudar al niño a afrontar experiencias
hospitalarias. (3)

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LAS EMOCIONES

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de


adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona,
lugar, suceso o recuerdo importante. Psicológicamente, las emociones alteran
la atención, hacen subir de rango ciertas conductas guía de respuestas del
individuo y activan redes asociativas relevantes en la memoria.
Los sentimientos son el resultado de las emociones, son más duraderos en el
tiempo y pueden ser verbalizados (palabras). Fisiológicamente, las emociones
organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, incluidas
las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la del sistema
endocrino, pudiendo tener como fin el establecer un medio interno óptimo para el
comportamiento más efectivo. (4)

EL SISTEMA LIMBICO

El sistema límbico es un sistema formado por partes del tálamo,


hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo.

Es decir, en él se encuentran los instintos humanos. Entre estos instintos


encontramos la memoria involuntaria, el hambre, la atención, los instintos
sexuales, las emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad),
.
la personalidad y la conducta (5)

 El hipotálamo y el tálamo juega un rol esencial en el desarrollo de las


emociones, en el hipotálamo están los centros que rigen los
dos sistemas autónomos (simpático y parasimpático), ambos juegan un
papel fundamental en la vida afectiva, emocional y de las pulsiones, y en el
control de las manifestaciones emocionales por mediante el sistema
nervioso autónomo.
 El sistema simpático y parasimpático constituye el sistema de control y
regulación de expresión emocional. El sistema nervioso simpático es una
parte del sistema nervioso autonómico. Su función es entre otras es la de
poner al organismo en la alerta, en guardia para una agresión, ataque o
huida.
 El sistema nervioso parasimpático es una parte del sistema nervioso
autónomo. Establece una conducta de descanso y recupera el cansancio.
Recupera el organismo después de una emoción.
 La amígdala Lo que segrega es comparado con el consumo de 40 drogas
endógenas. Parte no superficial del sistema límbico ubicado adyacente al
hipocampo. La amígdala está asociada con la expresión y la regulación
emocional. Una ligadura entre la amígdala y los sistemas físicos del cuerpo
que son activados por la amígdala en asociación con las emociones pueden

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constituir una parte importante de la cognición.


La amígdala es una de las regiones del cerebro que desempeña un papel
fundamental e los fenómenos emocionales.

Cuando el cerebro se hace consciente del efecto que ha provocado la emoción


en el cuerpo, tenemos un sentimiento”. Las emociones tienen como primera
misión proteger a la especie.

Ejemplo:

Una persona pasea por el bosque y ve algo que parece una serpiente.
Los ojos envían la información al tálamo, pero éste no tiene capacidad para
discernir si es una serpiente o una rama. Para saberlo, ha de enviar esa
información a la corteza cerebral occipital. El tálamo no espera, sin
embargo, a obtener la respuesta.
Envía la información, pero al mismo tiempo da una orden a la amígdala
para que ponga en marcha la respuesta emocional de huida. Se produce
una descarga de adrenalina y el paseante da un salto. Por si fuera una
serpiente.
Al cabo de una fracción de segundo, llega la respuesta de la corteza: no, no
es una serpiente, es una rama. La adrenalina vuelve a su sitio y el paseante
se relaja. “La respuesta emocional es tan rápida e impulsiva que ha salvado
a mucha gente, pero también ha provocado respuestas inapropiadas, como
un puñetazo ante algo que se percibe como una agresión”. (6)

NIÑO SANO

Sin duda alguna en el transcurso del tiempo el concepto de salud ha cambiado


considerablemente, desde sus definiciones, descritas por diversos autores
expertos en la materia, hasta la visión que cada individuo, inmerso en su cultura y
vivencias personales, le asigna.

Hasta hace poco tiempo atrás la salud se consideraba en términos negativos


como “ausencia de enfermedad”, es decir, la persona que no estuviese
presentando una afección de salud se encontraba sana; sin embargo, en 1967
este concepto presenta una modificación trascendental al ser definida por la OMS
como “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de enfermedades o afecciones”.

Al igual como ha cambiado el concepto de Salud, también ha variado la forma de


enfrentar el proceso de enfermedad en los padres de los niños, pasando desde la
reticencia de asistir a los centros de salud y a utilizar hiervas y animales para la
curación a la total dependencia de los centros de salud, requiriendo una constante

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evaluación y supervisión, así como también la entrega de cuidados permanentes,


los cuales sólo son entregados a través de la hospitalización. (7)

Podemos decir entonces que un niño se encuentra sano cuando presenta un


estado de bienestar físico, mental y social. Pero a diferencia de los adultos el niño
llega a este estado con ayuda de sus padres, familia ya que él depende de ellos.

LA ENFERMEDAD DEL NIÑO

la enfermedad constituye para el niño o la niña el encontrarse con una experiencia


personal innovadora. En un encuentro como ése forzosamente han de hacerse
patentes sus propios límites. Entre los límites acuñados por la enfermedad, el niño
se encuentra con la posibilidad o no de continuar realizando un determinado
proyecto biográfico (el de su aprendizaje, las relaciones con sus compañeros,
etc.), así como una restricción de las naturales disponibilidades para valerse por sí
mismo, suscitando la dependencia, la soledad, la ansiedad, el aislamiento, en una
palabra, las manifestaciones explícitas que se derivan de la limitación de la
libertad y de la autonomía personales que aquella le impone. El niño o la niña
sufren además algo negativo y sobreañadido, el dolor, con el que no contaban y
para el cual no disponen muchas veces de ninguna experiencia previa.
Nada de particular tiene que con todo eso el niño enfermo termine por
cuestionarse acerca de sí mismo, al mismo tiempo que problematiza y se
preocupa de su cuidado. Es muy posible que a raíz de este padecimiento y de su
ingreso en el centro hospitalario cambie sus motivaciones y modifique sus valores,
alterando el significado de los estímulos a los que está expuesto. Por
consiguiente, la alteración de los comportamientos, hábitos y el ritmo de vida del
niño a causa de la enfermedad suscitan cambio en el comportamiento importantes
que, por su intensidad, pueden considerarse patológicos y con suficiente potencia
como para generar conductas inadaptadas en el futuro.
Del mismo modo, la mayoría de los niños y niñas que ingresan en un hospital
están escolarizados. La escuela, junto con la familia, constituye el medio natural
donde ellos se desenvuelven. Y la escolarización es la tarea primordial a
desarrollar como medio específico de formación, desarrollo y socialización. A
primera vista, la idea que surge es de desconexión, separación de su ambiente de
convivencia cotidiana, paréntesis en la formación educativa, en definitiva, nos
asalta ineludiblemente la imagen de un niño o una niña convaleciente en una
cama esperando, sin más, a que su salud le permita reorganizar su vida en todos
los aspectos. La suspensión temporal de la escolaridad a causa del ingreso
hospitalario supone la alteración en el ritmo de aprendizaje, lo que,
probablemente, tendrá numerosas repercusiones a corto y largo plazo, que tal vez
se agraven en algunos de los casos a consecuencia de las secuelas de la

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enfermedad que el pequeño padece y por los efectos secundarios de los


tratamientos y de su impacto sobre sus capacidades de aprendizaje.
Por otra parte, la enfermedad infantil, sobre todo si es crónica o grave, actúa en
los miembros de su familia como una agresión. Los padres del niño enfermo por lo
general sufren tanto o más que él, sólo que en una forma distinta. La exposición
de los padres a la enfermedad de un hijo o una hija en algunos casos ha
ocasionado en ellos la presencia de perturbaciones emocionales con las que no se
contaba, es el caso, por ejemplo, de las frecuentes crisis de ansiedad y/o de
trastornos depresivos. (8)

LA HOSPITALIZACIÓN DEL NIÑO

podemos definir la HOSPITALIZACIÓN como un período de tiempo requerido


para el reestablecimiento de la salud óptima, no sólo física sino también
psicológica, en el que es necesario permanecer recluido en un centro de salud,
hospital o clínica, con el fin de recibir los tratamientos y cuidados adecuados. En
este proceso de recuperación de la salud, las percepciones, sentimientos y
necesidades son muy variados entre quienes las experimentan e incluso
diferentes en una misma persona, dependiendo del momento de la vida o etapa
del ciclo vital que este enfrentando. Es por esto que encontraremos diferencias
sustanciales en la forma de enfrentar este proceso en adultos o niños. En la
infancia la hospitalización puede tener repercusiones negativas por la poca
capacidad de asimilación de situaciones nuevas, la dependencia de terceros, la
falta de puntos de comparación para asimilar estas experiencias y por sobre todo
la alteración del proceso de desarrollo normal del niño y de su familia. (9)

A su vez, la hospitalización acompañada de la enfermedad, genera cierto grado


de alteración en la recuperación de los niños; según Bowlby esto “ ha quedado
demostrado desde tiempos remotos creándose conciencia de ello desde mediados
del siglo XIX, cuando se observaba que la ausencia de estímulos positivos en
neonatos desembocaba en una mayor tasa de mortalidad, debido principalmente a
la separación de los padres y al trato poco afectivo entregado por el personal de
salud hacia los niños”. (10)

 EL HOSPITALISMO
De la hospitalización propiamente tal nace el término hospitalismo,
planteado por el psiquiatra y psicoanalista R. Spitz, ampliamente difundido a
partir de la publicación de su trabajo en 1946. Su concepto va referido a que
es un “conjunto de alteraciones físicas y psíquicas que aparecen como
consecuencia de una prolongada hospitalización del niño menor de 15
meses de edad. Es un síndrome de consecuencias psíquicas negativas que

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se manifiestan sobre todo en niños pequeños y en niños mayores tras una


larga permanencia en instituciones sanitarias”. (11)

 ETAPAS DE LA HOSPITALISMO:

 Según R. Spitz: en su estudio, describe y clasifica tres etapas de


este hospitalismo que sufrirían los niños: (12)

 En un primer período los niños se vuelven llorones y exigentes


y se aferran a quien se acerque.
 En un segundo período los llantos se convierten en gritos,
comienzan a perder peso y se detiene su desarrollo.
 En una tercera fase el niño se repliega y rechaza todo
contacto adoptando una postura típica (acostado boca abajo).

 AGENTES ESTRESORES:

Existen muchos agentes que provocan cierto grado de estrés en


los niños durante la hospitalización empezando por la
infraestructura del hospital en sí, la separación de los padres, el
ambiente y las personas desconocidas. Rodríguez expone que
“el hospital es un hecho estresante en sí mismo, que implica
además muchas otras situaciones nuevas estresantes, nuevos
horarios, exploraciones dolorosas, pérdida del ambiente
familiar, pérdida de actividades escolares, falta de estimulación
social” (13)

El mismo autor enumera los agentes estresantes más


habituales:

 Separación de los padres y ausencia de familiares


 Inclusión en un medio extraño y desconocido
 Pérdida de control, autonomía y competencia.
 Falta de información.
 Despersonalización.
 Restricción del espacio vital y de la movilidad.
 La experiencia del dolor
 Intervenciones quirúrgicas.

 REACCIONES PSICOLÓGICAS DEL NIÑO DURANTE LA


HOSPITALIZACIÓN

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Cada niño va a reaccionar a las situaciones de estrés de distinta forma,


dependiendo en gran medida de todos los factores antes mencionados.
Basados en los postulados de Spitz se puede establecer que la carencia de
relaciones cercanas y de confianza imposibilita en el niño la descarga de
los impulsos agresivos, producto del estrés al que están sometidos y que se
ven acentuados en los niños sin demostraciones afectivas durante la
hospitalización, en estos casos el niño las resuelve interiorizando estos
sentimientos de ira y frustración sobre sí mismo. Toda esta reacción se
acentúa si consideramos que es difícil para los niños sentirse acompañado
o confiar en alguna persona durante el período de hospitalización. (14)

Los estímulos de tensión física, psicológica o social pueden afectar al niño y


determinar una alteración de su equilibrio y la aparición de un estado de
malestar o enfermedad. En estos casos sus defensas psicológicas así
como sus mecanismos de adaptación conductual o social, pueden ser
necesarios para mantener dicha homeostasis.

De la capacidad adaptativa del niño en el momento de la experiencia


causante del estrés, así como de la naturaleza, duración e intensidad del
estímulo, va a depender que se produzca, bien un estado de armonía
adaptativa, o bien un importante colapso en su ajuste, con una paralización
temporal del crecimiento y desarrollo.
Es necesario tener en cuenta las notorias variaciones individuales que
hacen que la enfermedad se acompañe de un componente afectivo propio
de cada niño con base en su estado de desarrollo y su historia personal y
familiar.
Recuérdese la vieja frase que dice "No hay enfermedades sino enfermos".
Los efectos emocionales más importantes de la enfermedad sobre el niño
suelen dividirse en dos categorías: (15)

 Los que son el resultado de la interrupción del modo normal


de vida.

 Aquellos que resultan de los pensamientos o reacciones


emocionales del niño con respeto a la enfermedad misma.
Entre éstos son frecuentes:

 Ansiedad: Explica los cambios anímicos que ocurren en


los niños. Algunos se vuelven introvertidos y otros
quisquillosos que exigen atenciones durante todo el día.

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 Temor a morir: Esta situación es más común en los niños


enfermos de lo que los padres o los médicos suponen y
hace necesaria una actitud de diálogo y ayuda ante ella.
 Culpabilidad y deseo de recibir castigo: En los niños en
edad escolar son habituales las explicaciones culposas de
la enfermedad como atribuir la diabetes a que "comí mucho
azúcar" o la fiebre reumática a que "corrí demasiado". A
menudo los niños interpretan su enfermedad como un
castigo por sus malas acciones o por la violación del
referente normativo establecido, como es de frecuente
ocurrencia en los niños víctimas de quemaduras.
Ante el niño enfermo, parte importante del tratamiento es
aclararle a éste las interpretaciones que tiene sobre la
enfermedad y sus causas; brindarle explicaciones
adecuadas, tranquilizarlo y animarlo en sus vivencias
personales, teniendo siempre en cuenta su grado de
desarrollo psíquico.
 Ira y resentimiento: Con alguna frecuencia los niños
rehúsan cooperar con su tratamiento o ingerir las drogas
que les son prescritas. Esta situación es más frecuente en
las fases iniciales de la enfermedad.
 Disminución de la autoestima: La mayoría de las
enfermedades producen alteración de la imagen corporal
que el niño ha venido construyendo en sus percepciones
subjetivas. El hecho de sentirse en condiciones de
desventaja ante sus compañeros constituye un reto grande
para su autoestima, el cual afrontará de acuerdo con la alta
o baja autoimagen que haya logrado construir en sus
experiencias previas.
 Sentimientos de impotencia: Por lo general, la
enfermedad entraña algún tipo de reposo y la necesidad de
ser atendido. La restricción de los movimientos puede ser
más perturbadora para el niño que la misma enfermedad.
Las restricciones motrices en la infancia suelen aumentar
las expresiones de sentimientos agresivos en los niños de
cualquier edad. Lo anterior puede asociarse con
desasosiego e irritabilidad.
En que los efectos que la enfermedad ocasiona en el niño
varían según la enfermedad misma, las técnicas de
diagnóstico y tratamiento, la personalidad del niño y la
dinámica de la constelación familiar.

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Para el niño, la hospitalización o la enfermedad es un


estímulo altamente desencadenante de estrés, el niño no
sabe lo que es la enfermedad, sobre todo si es muy
pequeño, ni comprende a qué se debe el dolor que
presenta, no entiende por qué sus padres lo abandonan, y
porqué se le introduce en un ambiente extraño, privándole
de sus amigos, objetos y juguetes, alejándolo de todo
aquello que le permite desarrollarse y crecer
adecuadamente. Esto desencadena reacciones que pueden
ser muy variadas, y que van desde simples llantos al
silencio absoluto, hasta llegar a negarse al contacto con
personas “extrañas” a su mundo habitual, y rehusar la
atención médica o de otros profesionales de la salud.

 VARIABLES QUE INFLUYEN EN LA RESPUESTA A LA


HOSPITALIZACIÓN

Hay algunas variables que influyen en el modo de percibir el niño los


factores estresantes de la hospitalización, condicionando su respuesta ante
ella y la enfermedad:

 Edad, sexo y desarrollo cognitivo.


 Diagnóstico médico.
 Duración de la hospitalización.
 Experiencias previas con procedimientos médicos y el hospital.
 Naturaleza y tiempo de la preparación para la hospitalización.
 Ajuste psicológico prehospitalario.
 Habilidad de los padres a fin de ser un apoyo adecuado para el niño.

 FACTORES QUE ALTERAN LA CONDUCTA DEL NIÑO

 Factores del niño:

 Nivel cognitivo: El nivel cognitivo de un niño ejerce un efecto


profundo en su capacidad para comprender y afrontar una

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hospitalización. Como el niño antes de hablar no puede


comprender las explicaciones de los adultos, la hospitalización
puede experimentarse como un abandono inexplicable. Los
preescolares, que aún carecen de una comprensión sofisticada
de la causalidad, pueden ver la hospitalización y los tratamientos
como castigos por su mal comportamiento, incluso en los niños
mayores, su comprensión de las causas de la hospitalización
puede ser errónea y conducir a respuestas mal adaptadas.
 Temperamento: Los niños tímidos que son lentos en adaptarse a
nuevas situaciones y tienen dificultades con las transiciones
pueden Presentar mayor desasosiego para afrontar la
hospitalización. El niño violento puede manifestar más problemas
abiertamente conductuales para el personal sanitario, quien, a su
vez, puede no tratar al niño de manera tan positiva como lo hace
con un niño más inhibido (pero también angustiado).
 Experiencia: La experiencia previa en hospitalizaciones o
enfermedades puede influir profundamente en la respuesta del
niño a la hospitalización. El niño puede asociar el hospital con la
muerte, por ejemplo, sobre todo si ha experimentado la pérdida
de un ser querido que estuviese crónicamente enfermo. Un
episodio de dolor abdominal, en un niño de 13 años ingresado
para descartar una apendicitis, tendrá un significado especial
para un niño y su familia, que recientemente ha perdido a un
abuelo con cáncer de colon.

 FACTORES PATERNOS/FAMILIARES:

 Ansiedad: Uno de los mejores datos de predicción de cómo


afrontará un niño una hospitalización es el nivel de ansiedad que
sobre ello tengan los padres. Los padres ansiosos engendran
niños ansiosos. Estas familias deben ser identificadas con
anterioridad a hospitalizaciones programadas y se les debe
ofrecer ayuda preventiva.
 Actitudes hacia la enfermedad, la muerte y la asistencia
sanitaria: Los niños adoptan hacia la enfermedad los
comportamientos de su familia y de su cultura. Un niño de una
familia que contempla la hospitalización casi como un
encarcelamiento responderá de modo muy diferente al del niño
hospitalizado cuya familia considera la hospitalización como un
intervalo para la curación.

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 Experiencia como padres: Los padres inexpertos tienen más


dificultades para ayudar a sus hijos a afrontar el estres de la
hospitalización. Los padres pueden sentirse inseguros y menos
dispuestos a seguir los consejos del personal sanitario o,
alternativamente, mostrarse de acuerdo con cada sugerencia y
manifestar un penetrante sentido de impotencia.
 Adaptación emocional de los padres: Los padres pueden
resultar emocionalmente de poca ayuda para sus hijos si están
luchando con sus sentimientos de temor, pesadumbre, depresión
o cansancio. (16)

 ETAPAS DE LA HOSPITALIZACION:

 Según Rodriguez: manifiesta que las fases habituales por las que pasa
el niño/a en su intento de adaptarse al proceso hospitalario como
consecuencia de la separación de la madre y las carencias afectivas a
las que está expuesto son: (17)

 Fase de protesta : la cual puede durar horas o semanas, el


niño/a tiene una fuerte necesidad de su madre y la espera
basándose en una experiencia anterior en la que ella siempre
respondía a sus lloros, por ello se desespera ante esta nueva
situación desconocida para él, en la que sus protestas y gritos no
conducen a la aparición de la madre. En esta fase el niño/a suele
ser considerado un mal paciente.
 Fase de desesperación : se caracteriza por la necesidad
continua y consciente de su madre, el niño/a presenta una apatía
y un retraimiento fuera de lo normal, así como una gran tristeza.
Aparentemente el niño/a parece tranquilo y adaptado. Es la fase
de mayor controversia respecto a la presencia de los padres en el
centro hospitalario.
 Fase de negación: el niño/a muestra más interés por el entorno y
esto es considerado como un signo de que está feliz, pero lo que
realmente está haciendo es reprimir sus sentimientos.

TRABAJO DEL PERSONAL DE SALUD

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El personal de enfermería especializado presta cuidados específicos al niño y a


los padres, así como intervenciones de colaboración con el personal de la unidad,
promoviendo, previniendo y afrontando los problemas de salud mental. La
provisión de cuidados integrales de enfermería se realiza a través del proceso de
atención de enfermería por la enfermera referente encargada de las interconsultas
con hospitalización, así como el seguimiento y valoración del paciente con
contactos periódicos según sus necesidades en la unidad de hospitalización o
posteriormente en el dispositivo, si así lo precisase. (18)
 Aspectos a trabajar en la Primera Infancia (0-3 años).
 Angustia de separación: es importante que el niño disponga de varias
figuras de apego para poder compensar ausencias temporales de
algunas de ellas. También puede ayudar a calmarle y a sentirse seguro
disponer de objetos con los que esté familiarizado (su juguete o libro
preferido).
 Sentimiento de autonomía y dependencia: facilitar que el niño realice
algunas actividades cotidianas por sí mismo. Por ejemplo comer,
caminar, manipular objetos, etc.
 Sentimiento de confianza básica hacia las personas: los cuidadores han
de ser siempre los mismos. El niño debe estar acompañado de figuras
de apego. Informarle del tratamiento con un lenguaje adecuado a su
edad.
 Estimulación psicomotora y sensorial: es bueno que manipule objetos,
proporcionarle estímulos sensoriales, dejar que el niño exprese
sentimientos a través de su cuerpo.
 Habilidades sociales y cognitivas: intentar que establezca relaciones con
los demás niños y cuidadores, realizar juegos relacionados con los
conceptos básicos.

 Aspectos a trabajar en la Infancia Preescolar (3-6 años).

En esta etapa, basándose en la confianza y seguridad, el niño comienza a


tomar iniciativas y planificar actividades que le sirven para adaptarse a su
entorno.
 Fomentar la iniciativa del niño sin que perjudique a otros: que el niño
haga elecciones y tome decisiones, sin que estas afecten a los objetivos
de otras personas.
 Angustia de separación y conductas regresivas: debe disponer de
figuras de apego y evitar la sobreprotección de los padres.
 Verbalizar temores, necesidad de contacto y estar acompañado, evitar el
sentimiento de culpabilidad en relación a su familia, programas de
apoyo.

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 Su limitada comprensión sobre las perturbaciones corporales


(enfermedad) y la adquisición de ciertas habilidades para desplazarse,
explorar y manipular, además de la manifestación de frecuentes
negativas, le dificulta el cumplimiento de normas si no se siente mal
(permanecer en la cama, tomar medicinas).

 Aspectos a trabajar en la Infancia Escolar (7-11años).


El principal objetivo evolutivo incluye el logro y las habilidades de trabajo.
Debe desarrollar habilidades sociales y académicas que le hagan sentirse
seguro de sí mismo. Si fracasa en el desarrollo de estas habilidades,
probablemente tendrá sentimientos de inferioridad.
 Ausencia de aceptación de los iguales, que implica: aislamiento,
rechazo, burlas, chivo expiatorio, depresión, abandono, soledad. Se
deben tomar medidas alternativas para que el niño consiga, dentro de lo
posible, amistad y una adecuada relación con sus iguales.
 Excesiva dependencia de los padres y temor a estar bajo el control de
otras personas. Pierde el control de las habilidades de autocuidado
adquiridas quedando a merced de otras personas. Se debe favorecer
que el niño se sienta activo e independiente y, de este modo, pueda
pensar que la enfermedad es algo relativo y que, aún posee facultades
intactas.
 Dificultad para establecer una imagen positiva de sí mismo, favorecido
por el fracaso en la consolidación de habilidades académicas de las
ausencias escolares. Es importante ayudar a desarrollar actividades de
aprendizaje que le permitan continuar con algunas de las tareas
educativas mientras permanece en el hospital. Se trata de evitar o
disminuir el retraso escolar del niño, aliviar su ansiedad , combatir su
aburrimiento y favorecer su reincorporación escolar.

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CONCLUSIONES

El niño hospitalizado se encuentra en un medio hostil que en ocasiones le lleva a


adoptar conductas de dependencia. El personal de enfermería es el que más
tiempo pasa en contacto con los niños y debemos ser conscientes de cómo
nuestra relación con ellos va a marcar el modo en que vivan la enfermedad. Con
este estudio hemos intentado una aproximación a la vivencia del enfermar en el
niño y la importancia de desarrollar programas de preparación a la hospitalización
que ofrezcan información, atiendan a las expresiones emocionales derivadas del
ingreso y faciliten unas adecuadas relaciones con el personal sanitario.

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