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Agradecimiento a los Staffs

Moderadora de traducción
Walkiria

Traductora
Walkiria

Correctoras
MarGaby

Yasni.J

Lectura Final
Walkiria

Diseño
PrisAlvS
Contenido
Sinopsis

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Sobre la Autora
Sinopsis
No existe tal cosa como una segunda oportunidad, y Brooke lo sabe. Esta Navidad la
pasara sola y sin celebración alguna, igual que en el pasado.

No importa si ella es un elfo descontento en el centro comercial, si esta parada al


lado de un Santa que parece una chimenea perfumada o si tiene a la compañera de
trabajo más insoportable. No tendrá la Navidad mágica.

Solo será otro día que soportar, y los días festivos no pasan lo suficientemente
rápido. Es decir, hasta que su antiguo amor, Chris, la ve.

Después de tomarse una foto con Brooke en su traje de elfo, las cosas toman un
giro inesperado. Tal vez pasar la noche no será tan difícil después de todo.
Capitulo 1
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

El elfo que está trabajando junto a mí, va recibir una bofetada en cualquier
momento. ¿No es suficientemente malo estar trabajando con un Santa que parece una
chimenea perfumada? ¿Encima me tienen que emparejar con ella? Brittani me sonríe,
en su brillante traje de elfo verde y ondula las puntas de sus cabellos con los dedos,
en un aspecto cursi. Parece que un unicornio la vomitó, y yo no me veo mucho mejor.
Estamos disfrazadas con trajes verdes de poliéster del color del árbol de Navidad,
medias verdes y zapatos de elfos verdes, lo que significa que las puntas de los
zapatos están enrolladas y tienen unas campanas, porque ¿a qué elfo le gustaría ser
atrapado sin un juego de campanas en las puntas de sus pies?, también estamos
maquilladas, para que la punta de la nariz y las mejillas tengan un color rosa.

Si alguien conocido me viera, se reiría de mí para siempre, es por eso que estoy en
el centro comercial en Massapequa en vez de uno cercano a mi casa. Siempre he sido
la chica de las que las niñas alegres huyen. Pero, mi atuendo oscuro normal se quedó
en casa juntando polvo. He estado atrapada usando esta cosa apretada, y que da
picazón, desde el mes pasado, reemplazando a las chicas que no podían molestarse (o
tienen demasiado vergüenza) para aparecer.

Para resumir las cosas, este es el peor trabajo que he tenido. Prefiero ser la que
recoge la mierda de los renos, porque esto es un infierno. Imagina vestirte como una
elfo cachonda y verte obligada a estar de pie en medio del centro comercial
durante todo el día con un Santa agresivo pasivo y una chica alegre que se cree que es
un elfo de verdad. Esa es mi vida.

Ignoro a Brittani, camino y me arrodillo frente a la próxima niña que está en la fila
para tomarse una foto con el Santa fumador.

—Hola, cariño. ¿Estás lista para ver a Santa Claus?— Sus ojos se amplían cuando le
hablo, y entonces levanta su mirada a mi pelo rojo brillante y a mi gorra un poco
puntiagudo. Luego mira las orejas de elfo.

Su pequeña mano se levanta vacilante y señala, —Tus orejas parecen puntiagudas.

Le sonrío. Es bonita, tal vez tiene cuatro o cinco años, y lleva una gran cinta roja en
su cabello castaño. —Es porque soy un elfo.

—Y brillas—. Dice con asombro.

—Soy un elfo de las Vegas. Nos gusta el brillo. Vamos a ver a Santa. Él es el
auténtico.

La niña toma mi mano mientras caminamos a la casa de jengibre donde esta Santa
sentado en su trono, o lo que se supone que demonios sea. Caminamos lentamente
hacia él porque Brittani ha dejado a un niño quedarse más tiempo del que debería.

Escucho a la niña que me aprieta la mano. —¿Cómo sabes que es el verdadero


Santa Claus? Mi mamá dijo que el verdadero Santa Claus trabaja esta noche.— Debería
ser así. Según NORAD1 Santa tiene su culo en China ahora, pero el tipo está sentado
aquí recibiendo órdenes de regalo. Imagínate.

Ella sonríe, y le digo, —cuando estés sentada allí, huélelo. El viejo huele a humo.
Ayer a la noche, estuvo entregando regalos y se atascó en una chimenea. Esa es la

1
NORAD: Es una programa anual navideño con temas de entretenimiento auspiciado por NORAD. Pretende seguir el viaje
de Papá Noel a través del mundo en la Nochebuena, desde que deja el Polo Norte.
verdadera historia—. Los ojos de la niña se iluminan y por fin Santa Claus está libre,
ella se apresura a subir.

Brittani se burla y se dirige al siguiente grupo, en el que está un chico


preadolescente, que parece completamente enojado y claramente no quiere estar en la
fila para ver a Santa. Cruza los brazos sobre su pecho y sigue sacudiendo la cabeza.
Brittani no puede llevarlo a la alfombra roja donde debe esperar su turno, y su
hermana pequeña está empezando a molestarse. No otra gritona. Me dirijo hacia Brit, y
le digo que se encargue del próximo, me inclino cerca del chico más grande. —¿Ves el
trono de Santa Claus?— El chico se queda mirándome por el rabillo del ojo,
sospechosamente. Sé que no puedo engañarlo con cualquier historia acerca del taller
de Santa. Eso es para los niños. Así que levanto la mano a mi boca y me inclino,
susurrando, —Está hecho de huesos de Renos.

—De ninguna manera—. Me mira con asombro en sus ojos. Sí, este también es un
adicto al Minecraft2.

—Camina. Tócalo cuando camines. Los apoyabrazos a la derecha se hicieron con la


pierna izquierda de Prancer3.

El chico toma la mano de su hermana y la tira hacia la alfombra roja. Su mamá me


gesticula un gracias con los labios y se da la vuelta. Faltan miles de niños más para
irme.

Después del trabajo, la noche ni siquiera termina ahí. Tengo que mostrar mi rostro
sonriente en una fiesta familiar y actuar como si lo disfrutara, antes de poder irme a
casa. Como sea. Las próximas horas trabajare hasta que me duelan los huesos, no
quiero pensar en las fiestas familiares tan temidas que me esperan. Ayudo a los niños a

2
Minecraft: es un videojuego independiente de construcción
3
Prancer: Sería el más hermoso de los renos y poseedor de gran resistencia.
tomarse su foto con Santa Claus y todo lo que sus padres quieren. Ellos pagan con
dinero y empujan a sus hijos hacia un extraño disfrazado sin pensárselo dos veces. Es
absolutamente raro cuando te detienes a pensar en ello.

Hacia el final de la noche, la línea se va acortando, hasta que hay sólo unas pocas
personas restantes. Estoy muerta por estar tanto tiempo de pie y realmente ni siquiera
presto atención cuando camino hacia la fila. Mi mirada no se levanta del suelo y
tampoco mis hombros. Estoy a punto de caerme de cara y comer alfombra. Tengo
veintidós años, se supone que mi cuerpo no debe dolerme hasta que cumpla treinta. De
alguna manera, estoy defraudada con el pasar de los años. La madre naturaleza es una
perra.

Un muchacho le da su orden a la cajera y por primera vez me concentro en su voz


sobre el ruido de la multitud. Mi corazón se estremece y los pelos de la nuca se me
ponen de punta.

No. No puede ser él.


Capitulo 2
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Tengo demasiado miedo para mirar. No he visto a Chris desde la secundaria. Era dos
años mayor que yo y estaba totalmente fuera de mis límites. Bueno, podría haber tenido
algo con él, suponiendo que se lo hubiese dicho. Chris era el tipo de persona que no
quiere nada serio. Terminé en la zona de amigos con él, lo cual no era un mal lugar
para estar. Era un lugar asegurado.

Casi cuatro años han pasado desde la última vez que lo vi, pero reconocería su voz
en cualquier lugar. Mi estómago se hunde mientras lo observo. Caramba, está más
ardiente de lo que lo recordaba. Unos ojos azules helados se encuentran con los míos,
mientras su sexy boca se tuerce en una sonrisa tímida.

—Sí, quiero un paquete de campanas del trineo de Santa, pero quiero mi foto con
ella—. Le dice a la cajera señalándome a mí con una sonrisa sexy en su cara.

Gwen es una madre de mediana edad con el pelo muy rizado de un color castaño y
un tinte mal hecho. Parpadea como si hubiese estado durmiendo y mira hacia arriba de
la caja registradora. —¿Disculpe? ¿Dijo que quería su foto con un elfo?

—No cualquier elfo—, me señala a mí, —ese elfo—. Chris está sonriendo
perversamente, lamiendo sus labios y mirándome como si fuera deliciosa o lo siguiente
que planea comer.

Por un segundo, olvido todo y me quedo ahí, sorprendida, con el pulso acelerado.
Finalmente me habla, y quedo desencajada por completo. —Hey, Brooke.

Camino hacia la caja y lo miro. Chris es todo un hombre ahora, músculos formados
y una mandíbula que está perfectamente esculpida, como el cuerpo de un Dios griego.
Sí, los cuatro años lo han hecho mejorar, pero a mí, no tanto. Mis caderas tienen más
curvas y juro por Dios que encogí, porque el parece más alto. Recupero mi voz y trato
de ocultar mi sorpresa. —Hey, Chris. Tanto tiempo.

Hay una juguetona sonrisa en sus labios. —Un tiempo demasiado largo. Imagínate
lo encantado que estoy de andar caminando y encontrarme con que eres un elfo
ardiente. Todo este tiempo has estado escondida en el Polo Norte. No es de extrañar por
qué no te he visto.

Le doy una sonrisa torcida y miro para otro lado. —Sí, sabes muy bien cómo es.

—No, para nada. Nunca he hablado con un elfo antes, y el hecho de que eres la
persona más ruda que he conocido, tampoco encaja. ¿Cuántas personas has golpeado
hoy?

—Sólo a una—. Me rio y sacudo la cabeza mientras trato de evitar esos penetrantes
ojos azules.

Él sonríe. —Así que voy a ser el número dos.

—Eso no es algo de lo que iría por ahí diciendo en voz alta.

Chris me ofrece esa sonrisa. Es puramente sexual con promesas de actos carnales
que harán que mi corazón de un vuelco y explote. Chris mira la alfombra y luego
retrocede. —Bueno probablemente no debería decirle a la gente que estuve parado en
la fila toda la noche para verte, tampoco, pero lo hice.

Mierda. No lo hizo. Me duele la boca del estómago al pensar que Chris ha


publicado fotos mías en internet. —Dime que estás bromeando.
Inclina su cabeza hacia atrás, entrecierra los ojos y desliza las manos en sus
bolsillos. —Bueno, no lo subí a Twitter todavía, pero podría—. Ahí está. Este hermoso
hombre quiere algo de mí.

Mierda. —¿Cuánto me costara?

—Una foto conmigo, y tal vez una cena.

Lo miro como si estuviera loco y señalo lo obvio. —Es la víspera de Navidad.

—Sí, lo sé. Si no lo fuera, necesitaríamos hacerte una intervención, porque parece


que has escapado recientemente de la fábrica de Keebler4, Brooke.

Miro a la cajera y le digo que lo deje pasar. —Está bien, pero no me sentare en tu
regazo.

—Bien, igual me gustaría ofrecerme,— responde, en seco.

Santa tranquilamente desocupa su asiento y se va con Brit. Chris y yo estamos


hombro a hombro y miramos hacia adelante a la cámara. Todos nos observan con
sonrisas cómplices, pero no saben nada de esta mierda. Chris no es el Sr. Relación y yo
no estoy buscando una relación de una noche. Como sea, la vida es dura. No necesito a
otra persona que me use y me deseche. Además, Chris no piensa en mí así. Todo el
tiempo que lo conocí, nunca dio un paso hacia mí. Somos la definición de platónico.

Cuando el fotógrafo prepara la cámara, le comento, —esto debe ser algo que
todavía no has hecho. Tener sexo con un elfo—. Una sonrisa satisfecha se forma en
mis labios, cuando Blane, el camarógrafo, nos dice que sonriamos.

Chris elige el momento justo para susurrarme al oído, —en realidad, esperaba
agregar un elfo a mi lista esta noche.

4
Keebler: Es una compañía de galletas de los Estados Unidos que tiene a un duende como distintivo en su empaque.
Mi mandíbula cae justo cuando presionan el botón. Giro rápidamente, le pego en el
brazo y él se ríe. —Imbécil.

Sigue sonriendo, Chris me observa mientras me alejo, espero ser recompensada con
cincuenta dólares por la peor fotografía que pueda existir. Pero no dice nada. Solo me
sonríe y espera sus fotografías en el otro lado del taller de Santa Claus.
Capitulo 3
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Algunos más rezagados traen a sus hijos medios dormidos antes de cerrar. Cuando
termino la última pasada, miro alrededor para encontrar a Chris, pero se ha ido. Se
desliza una sonrisa por mi cara y no sé si estoy aliviada o decepcionada. De cualquier
manera, eso es todo. Chris se ha ido y yo puedo ir a la fiesta de Navidad del infierno.

—¿Quién era el?— pregunta finalmente Brittani mientras limpiamos y nos


preparamos para cerrar.

—Alguien de la escuela secundaria.

—Es muy ardiente. ¿Crees que van en serio?— Bien, esta conversación sólo se
estaba volviendo más incómoda. Evito su mirada al agacharme y desconecto un reno.
—Brooke, ¿vas a dormir con él?

Antes de levantarme, contesto, —por supuesto que no. Sólo bromeaba, además, se
ha ido.

—No, no se ha ido. Está sentado allí, esperando por ti.— ¿Qué? Brittani lo apunto, y
seguí su dedo a un banco a través del corredor. Chris está ahí sentado con las piernas
estiradas, cruzando los tobillos. —Ve si quieres. Yo termino con esto.— Ella me sonríe.

Quiero protestar, pero también quiero hablar con él un poco más. Tal vez no soy
un elfo maligno, después de todo. —Gracias, Brit. Feliz Navidad.

—Igual para ti.


Tomo mi bolso y camino por el centro comercial hasta donde está sentado. Cruzo
los brazos sobre mi pecho, saco la cadera y lo miro. —¿Por qué estás aquí?

—¿Por qué estás tan ardiente?— lo miro y giro para marcharme. Chris se levanta
de un salto y está junto a mí, antes de que de dos pasos por el pasillo que conduce a mi
auto. —Brooke, espera—. Me toma por el codo y envía un choque eléctrico directo a
mi corazón. No quiero, pero lo sacudo. ¿Qué diablos fue eso? Sus ojos azules se posan
en mi cara, como si estuviese preocupado de no verme otra vez. —Déjame llevarte a
cenar. Podemos ponernos al día. Puedes decirme sobre el anillo para gobernarlos a
todos, y puedo decirte cuánto te he extrañado—. Siempre fue encantador, pero esto era
un poco exagerado. Parece que quiere decir más, pero no lo hace.

Me río, pero es por los nervios, o como defensa. Chris me mira y logro decir
sarcásticamente. —Sí, como no.

Sus dedos acarician mi brazo, vacilante, y un escalofrío pasa a través de mí, me


hace sentir como si lamiera un toma corriente. —¿Qué estas debatiendo? ¿Que estas
vestida como un elfo o que te has perdido?, porque creo que ambos puntos son
muy claros.

Junto mis labios, dejo de caminar justo antes de llegar a las puertas de vidrio que
dan al estacionamiento. El sistema de megafonía del centro comercial anuncia que es
hora de cerrar y le avisa a la gente que salga. Unos pocos compradores corren delante
de nosotros con grandes bolsas. Apuesto a que sus hijos tendrán la suerte de recibir
bolas de goma y cintas, porque cada tienda ha quedado vacía. Y lo único que queda es
material de oficina. Feliz Navidad, aquí está tu engrampadora.

Me guardo lo que quiero decir y paso a través de las puertas. Está nevando. Mucho.
Mi abrigo está en el coche, así que debo ir por él. Chris va pisando mis talones, logra
alcanzarme y toma mi muñeca antes de que pueda abrir la puerta. Me toma
fuertemente, haciéndome girar para enfrentarlo. Da un paso hacia mí y utiliza su
cuerpo para fijarme en su lugar. Las chispas se disparan a través de cada punto de
contacto y mi cerebro se apaga.

Baja el rostro para que sus labios queden junto a los míos. —Ven a cenar conmigo.

—No—. Mi voz se ha ido. Sale en un soplo de aire congelado.

— Ven a cenar conmigo —. Dice otra vez, pero su voz suena diferente. Chris
inclina su cabeza y se acerca más a mis labios, pero aún está demasiado lejos para
besarme.

No confío en mí misma para hablar ahora mismo, así que niego con la cabeza
ligeramente, una vez.

Chris presiona la frente a la mía. —Ven a cenar conmigo.

Unos escalofríos recorren mi espalda, pero no tiene nada que ver con el clima. Mis
ojos se debaten entre su boca y el suelo. —Di lo que realmente quieres, Chris.

Se desvanece la sonrisa de sus labios. —Te quiero, Brooke.

Mi corazón palpita. Dijo exactamente lo que quería escuchar, pero también le ha


dicho esas palabras a muchas otras chicas. —Gracias, pero no—. Presiono las manos
sobre su pecho, apartándolo y giro para abrir mi puerta.

—¿Vas a alejarte y dejarme aquí?— Me dedica una cara de cachorro mientras los
copos de nieve caen en su pelo oscuro.

Después de abrir la puerta, lo miro. —¿Quieres venir conmigo?

Asiente. —A cualquier lugar. Llévame, bebé. — Sonríe y luego fuerza una cara
seria. —Lo digo en serio. Vámonos. A cualquier lugar donde tú quieras.
Adulador. Señalo la puerta del pasajero en mi viejo coche. —Entra.
Capitulo 4
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Tía Maureen casi le arranca las mejillas a Chris de tanto pellizcarlas. —¡Es tan lindo!
¿Dónde lo encontraste?

—En el centro comercial. Tenían una docena de otros modelos exactamente como
él—. Sonrío, y le doy un guiño a Chris.

Aleja su rostro de las garras de tía Maureen. —Oh, duele. Estoy herido. En serio.
¿Puedes creer lo que provoco en la gente?— Presiona la mano contra su pecho, como si
fuera un espectáculo para la vista y lo es, pero Chris no necesita agrandar más su ego,
así que no me molesto en mirarlo.

—No tendrás mejilla izquierda después de esto. Todas estas ancianas querrán
pellizcarte. Ah y no te acerques a Nick y a tía Chrissy. — Comienzo a caminar, pero
Chris me alcanza, agarrando mi muñeca.

Nerviosamente me pregunta, —¿Adónde vas?

Le hago un gesto a mi traje. —Duende ¿Hola? Santa me necesita—. Le guiño un ojo


y desaparezco entre la multitud de gente que resulta ser mi familia. Son ruidosos y la
mayoría de ellos están borrachos. Agrégale los niños hiperactivos, y la nieve que cae, es
un espectáculo aterrador.

Mi prima, Rachel, me agarra del brazo. —Ese es…

—No—. La corto antes de que Chris escuche y la tomo del brazo, alejándome de él
lo más rápido posible.

—Pero se parece al chico que te gustaba. Y él está totalmente babeando por ti.—
Rach me sigue al cuarto de tía Maureen. Tengo que ayudar a Santa a pasar por la
ventana. Espero que nadie le haya disparado a su trasero antes de que lo pueda ayudar.
No estamos en el mejor barrio.

Destrabo la ventana y la abro. Mi primo Jimmy está parado afuera, vistiendo un


traje de Santa. —¡Brookie! Lindas orejas de elfo.

—Vete a la mierda.

Rachel está todavía hostigándome. —¿Son ustedes algo? ¿Has visto sus cosas?—
Ella se ríe y salpica el contenido de su vaso de plástico rojo, trato de sacar la mampara
de la ventana. Jimmy hace una mueca y se ríe.

—No, y no hay planes, pero si tiene suerte, Nick probablemente este coqueteando
con él ahora.

Rachel se ríe, —O tía Chrissy. Dios, ella es una puta y es carne fresca. Las dos deben
haber saltado encima de él desde que te fuiste.

Sonrío, volteo y la miro. —Lo sé.

—Eres tan mala—. Rachel se asoma a la ventana. —¿Qué diablos te está tomando
tanto tiempo? ¿Dónde está Jimmy?

Ambas sacamos la cabeza por la ventana para buscarlo y él nos llena la cara de
nieve. ¿Te dije que mis parientes son una mierda? Ambas nos quejamos, limpiando la
nieve de nuestras caras y metiendo nuestras cabezas.

—¡Pedazo de mierda!— le grita Rachel a su hermano y sacude su suéter. —Esto es


Cachemira. No puede mojarse.
Sacudo mi atuendo de elfo, y digo, —poliéster. Estoy segura de que este atuendo
podría sobrevivir al Apocalipsis—. Limpio la nieve del hombro de su suéter. —Así, está
bien. Ningún daño.

—Sigues teniendo cara de culo.

—Que agradable. Voy a mostrártela.— Antes de que yo pueda decir otra palabra,
Rach se arroja por la ventana y cae al suelo congelado. Jimmy se ríe como una hiena y
corre. Observo desde la ventana como Rachel logra chocar contra su hermano y lo tira
al suelo.

La puerta del cuarto se abre detrás de mí y Chris parece escapar de tía Chrissy que
viene detrás de él. Hay lápiz labial rosa en se cuello que coincide con la boca de tía
Chrissy. Los ojos de Chris se amplían con esa mirada de pánico que los hombres
muestran cuando se dan cuenta de que mi tía es una loca.

—Brooke,— chilla él y se lanza sobre a mí. —Dile a tu tía que somos pareja—.
Tiene una mirada de súplica que es totalmente histérica.

—Solíamos serlos, pero él simplemente no puede superarme. Puedes llevártelo.— le


hago un gesto para que se lo lleve y miro hacia atrás por la ventana.

La voz de Chris salta a una octava cuando se apresura hacia mí. —¡Ella está
bromeando!

Me rio de él. —Dijiste que querías venir.

—No sabía que estaban todos locos.

En ese momento nos asomamos justo para ver a mi primo Jimmy resbalar en una
placa de hielo y se deslizarse a través del jardín hasta golpearse la cara de lleno contra
un árbol. Se cae de culo y se sienta allí un segundo antes de volver a intentar ponerse
de pie. Se ríe como si hubiese bebido una caja de vino antes de aparecerse aquí y se
lamenta cuando intenta poner su peso sobre una pierna.

Rachel se acerca a él, regañando mientras camina. —¡Cállate! ¡Tú también eres un
maldito!— Su balbuceo parece más un grito, que podría despertar a los muertos. La
bebida que tiene en la mano salpica fuera del vaso, dejando un rastro en su camino.

Dios, están tan locos. Rachel me mira, con una cara exasperada y apunta al suelo
junto a ella. Sacudo mi cabeza, me quedo en el umbral. —Sí, no lo creo. Tú ocúpate y
porque nadie más saltara por la ventana.

Rach me mira. —Cobarde.

—Sí, eso es lo que soy.

Chris está de pie junto a mí, viendo como Jimmy intenta levantarse con ayuda de
Rachel. Pone su peso sobre una pierna, gruñe y cae, tirando a Rach con él. Trato de no
reírme y veo que Chris está reprimiendo una sonrisa junto a mí.

Se apoya en mí, estamos hombro a hombro en la ventana, me apoyo en la cornisa y


miro hacia fuera. —Parece que tu tía realmente necesita una puerta aquí—. Voy a
responder cuando Chris gruñe y se da vuelta al ver a tía Chrissy detrás de él, con una
sonrisa en sus labios rosados. Estoy segura de que le pellizcó el trasero.

Rueda sus ojos como si fuéramos estúpidos. —Consigue el traje de Santa. Los niños
no pueden ver a Santa cojeando, y luego se darán cuenta de que Jimmy tiene una
fractura de tobillo. Eso va a arruinarlo todo y tendremos a miles de niños gritando y
llorando. ¿Por qué demonios está fuera de todos modos?— Se suponía que iba a ser
para que pudiéramos sorprender a todos. Tía Chrissy se asoma por la ventana, y grita,
—alcánzame el sombrero y la chaqueta ahora. Los niños están esperando.

—¿Vas a vestirte como Santa Claus?— Le pregunto a mi tía.

—No seas idiota. Él lo hará—. Ronronea prácticamente la última parte cuando


apunta a Chris.

Chris ríe nerviosamente y me abraza. —Estoy con Brooke. —Díselo o no lo haré.

Yo lo miro de reojo. —¿Serías capaz de dejar a niños llorando?

Me susurra al oído, —voy a llorar si no te deshaces de ella.

Riéndome, finalmente digo, —Está conmigo.


Capitulo 5
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Chris se ve genial en el traje de santa, aunque le queda un poco grande. Nos divertimos
con los niños, sentados bajo un árbol de Navidad de plástico. Chris es realmente bueno
con ellos, a pesar de que prácticamente son violentos puesto que todos están con
sobredosis de galletas y ponche. Son unos locos, pequeños y bastardos, pero a Chris no
le importa. Les permite que se suban sobre él y reparte los regalos hasta que se
terminan los paquetes.

Cuando los niños finalmente dejan de usarlo como un gimnasio, logro acercarme a
él otra vez. Hay un comentario de burla en mis labios, pero no tengo oportunidad de
decirlo porque Chris me tira de la cintura, contra su cuerpo esbelto, en ese traje suave
de Santa. —¿Así que?—me dice en la oreja, —¿intencionalmente me abandonaste con
tu tía cachonda o fue un extra?

Siento el calor de su cuerpo a través de nosotros y siento sus brazos alrededor de


mí. Lástima que no puedo ir a ningún lado. Chris es hermoso más allá de las palabras, y
la atracción normal que siento hacia él. Es decir, el tipo es encantador, ardiente y
arrogante. Es tan letal que debería prohibirse ese trio de cualidades.

Dios, huele bien.

Miro por encima de su hombro, veo a mi tía y me rio, antes de mirar a Chris. —Fue
un extra y algo muy divertido—. Sacudo su falsa barba, y agrego, —Hiciste muy bien
de Santa Claus.
Me sonríe, pero no es la sonrisa coqueta que siempre usa. Es suave y pensativa,
como si disfrutara lo que está mirando. Me suelta la cintura, mira lejos y se saca el
gorro de Santa, para luego pasarse sus manos a través del pelo. —En serio, gracias por
eso.

—No hay problema—. Echo un vistazo a mi reloj y me pregunto si es demasiado


pronto para irme. Me siento como una lunática emocional y no importa cuánto intento
forzar los sentimientos, siempre regresan. Si fuera posible, cancelaria todos los días
festivos en los próximos tres años para no tener que lidiar con esto.

Chris se da vuelta por lo que está de pie junto a mí y choca su hombro contra el
mío. —¿Tiene un lugar para pasarla?

—No, en realidad yo sólo…— por un segundo, me pregunto si puedo decirle, si él


entenderá. Mi corazón palpita y mi estómago se retuerce de una manera que hace que
el dolor reviva otra vez. Abro mi boca y la cierro otra vez, y niego con la cabeza. No es
que no quiera decirle, es que no lo puedo decir. No quiero admitirlo y verbalizarlo
todo, porque esto sólo empeorara. Le echo un vistazo por el rabillo del ojo y lo veo
observándome.

Chris camina delante de mí y mira hacia mis brazos, que se doblan fuertemente en
mi pecho. Mi mandíbula está apretada, luchando contra el dolor, así puedo tragarme
toda la angustia. Chris toca mis brazos ligeramente. —Puedes decírmelo, Brooke—. Me
ofrece una sonrisa torcida, que me hace sonreír.

No creo en ello. Sólo saco las palabras de mi boca como una ayuda, esperando que
me duela menos. —Estar aquí, ahora, se me hace extraño, ¿sabes?— Abrazo mi torso
para tratar de sellar el agujero en mi corazón. Navidad y las fiestas solo sacan lo peor.

Al menos tengo a mis tías y tíos, pero no es lo mismo. Mi madre no estará aquí para
cosas como esta. Ella no estará nunca más aquí, y cada día de fiesta me recuerda ese
hecho. Ella no vendrá esta Navidad o Pascua. No estará para ayudarme a escoger un
vestido de novia o ver crecer a mis hijos aun inexistentes. Nunca podrá ver sus caras y
nunca sabrá parte de mi vida. Ella se ha ido. Su muerte dejó un enorme agujero en mí y
no sé cómo curarlo, así que lo ignoro. Trato de fingir que nunca ocurrió, porque eso es
lo único que puedo hacer. Pero noches como esta me recuerdan todo lo que he perdido.

Me presiono más con mis brazos, —las fiestas son difíciles. Eso es todo.

Él asiente y camina hacia mí, metiendo sus manos en los bolsillos traseros. —En el
funeral de tu madre fue la última vez que te vi.

Lo sé, y me acuerdo de él allí y en cómo me quede sin palabras. Antes de que me


fuera, Chris estuvo a mi lado en esos momentos horribles. Un día tome mi auto y
conduje lejos. Me deshice de mi antigua vida, busque algo nuevo, algo que no pude
encontrar. Finalmente regrese, pero después de eso no tuve el coraje de llamarlo, ni a
ninguno de mis viejos amigos. —Debería haberte dicho adiós.

Él me mira. —No es por eso que lo menciono, Brooke. Quise expresar lo que te dije
en el centro comercial.

Ruedo mis ojos. —¿Qué? ¿Que deseas seducir a un elfo?— Eso lo hace sonreír,
pero es la versión dulce y se siente más como un abrazo que como un vistazo.

—No, no es eso. Te echaba de menos. Cuando pase y oí tu voz, bueno, fue el regalo
de Navidad perfecto.— Se pone su gorro de Santa e inclina la cabeza hacia el lado,
mirándome por el rabillo del ojo. La expresión me hace sentir cosas que no debería.

Elevo mis defensas. Vamos, Brooke. No te enamores de su mierda. Todo ese encanto
no es Chris. Le empujo el pecho para romper el momento. —Eres un idiota. ¿Sabes eso
cierto?

—Tienes problemas de intimidad—. Mira hacia otro lado, parece molesto.


Casi me ahogo. —¿Yo?— Él asiente y mi voz se agudiza. —¿En serio? ¿Yo? ¿Tengo
problemas de intimidad? ¿Qué te hace pensar eso?

Él se encoge de hombros, pero hay una sonrisa serena en su rostro. —No lo sé.
Suerte.

—Sí, tú siempre tienes suerte.— El tono amargo en mi voz es demasiado duro, pero
no puedo ocultarlo. No importa que hizo o como lo hizo. La verdad es que, al verlo me
da miedo. Me recuerda la vida que perdí. Es parte de mi pasado, pero yo enterré mi
pasado junto con mi madre.

Ya no me mira. —No es verdad. La única mujer que más me importa, bueno,


digamos que, nunca tuve una oportunidad con ella. He estropeado las cosas.— La
plácida sonrisa permanece en su rostro, y me mira. —No existe tal cosa como segundas
oportunidades, ¿eh?

¿Segundas oportunidades? ¿Habla en serio? No hay manera de que sienta algo por
mí. Creo que me he golpeado la cabeza demasiadas veces. Sacudo mi cabeza porque no
sé qué decir. Yo le gusto.

Chris no me presiona por una respuesta. En su lugar camina hacia Jimmy,


preguntándole si necesita algo. Rachel aprovecha el momento para sentarse a mi lado,
cuando uno de los niños sale gritando de la cocina porque es la hora de acostarse. —
Realmente está metido contigo.

—No, eso lo hace con todo el mundo—. Trato de no mirar a Chris, pero no puedo
evitarlo. Ojalá que Rach tenga razón.

Rachel toca mi hombro, para que la mire. —No, cariño. Él no coqueteó con nadie
en toda la noche, excepto contigo.

Echo un vistazo a mis manos, y le digo, —evitar a los locos no es lo mismo que
coquetear conmigo.

Rachel se aparta el cabello del rostro y se inclina más cerca. —Él está sentado con
Nick y Jimmy. Eso es el epicentro de la locura, y él está ahí por ti.

Nick es mi primo extravagantemente gay y su mano está a punto de tocar la


espalda de Chris. Las personas son tan malas con Nick, especialmente porque es muy
susceptible. Algunas mujeres le han dado unas buenas bofetadas en el rostro, así que
me sorprende cuando Chris lo agarra por los hombros y le hace una llave. Le frota el
cabello a Nick y lo empuja a un lado mientras Jimmy se mata de risa. Los tres
muchachos parecen felices.

Rachel suspira dramáticamente. —¿Qué tienes contra ese chico?

—Nada—. Y esa es la verdad. No tengo nada contra él, no quiero perder más
personas. Sueno mentalmente inestable, pero prefiero estar sola que devastada cuando
las cosas no salgan y se vaya. O pase algo horrible y lo pierda todo.

Sí, estoy jodida, pero me estoy ocupando de ello. Esta es la forma en que he
aprendido a sobrellevar la realidad. Me encierro lejos del mundo. Vivo juntando mis
pedazos y casi todos los días estoy bien. Pero esto no es como casi todos los días, y estoy
lejos de estar bien esta noche. Me ofrecí como voluntaria para trabajar, y todavía
estaría allí de ser posible. Es mejor que quedarse sola y pensar.

Doy unas vueltas y me despido de Rachel y de todos los demás, antes acercarme al
oído de Santa. —Vamos Sr. Claus. Su esposa lo va a extrañar.
Capitulo 6
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Después de que subimos a mi coche, Chris me da indicaciones y conduzco a su


apartamento. Lo miro confundida. —¿No dejaste tu coche en el centro comercial?

Pone una mirada tonta en la cara y se acomoda un poco en el asiento. —Bueno, en


realidad, estaba con un grupo de chicos, así que no lleve mi auto. Esta todavía frente a
mi casa—. Toca su labio inferior con el dedo. Es algo que solía hacer cuando éramos
más jóvenes, cuando pensaba en algo que le estaba molestando.

Hay un montón de nieve esta noche, dejar el coche en la calle no era un buen plan.
—¿Lo dejaste en la calle?

—Sí. No fue una decisión inteligente. Las barredoras de nieve lo desenterraran.

—No es broma. Lo hice una vez y me tomó la mitad del día sacar mi coche. Pero es
bonito, la nieve. Ahora los copos son ligeros. El cielo tiene una vista como una pintura
de Norman Rockwell5, como una tarjeta de Navidad—. Tengo una sonrisa tonta en mi
cara mientras veo a mi alrededor. Los árboles en fila por los costados de la carretera,
con un montón de ramas cubiertas de polvo de color blanco. La luna da una apariencia
mágica. Chris levanta una ceja al mirarme. —¿Qué?

—Nada—. Sonríe y suspira. —Gira a la derecha. Es en el último edificio.

5
Norman Rockwell: fue un ilustrador, fotógrafo y pintor estadounidense célebre por sus imágenes llenas de ironía y
humor.
Me acerco en busca de un estacionamiento y conduzco más allá de una fila de
apartamentos estrechos. Cuando me detengo frente a su casa, no puedo evitarlo. Mi
mandíbula cae abierta y espeto, —¿en serio?

—¿Qué? ¿Pensaste que no tenía ningún espíritu navideño?— la puerta de su casa


tiene una corona que se ve como un muñeco de nieve decapitado, con un sombrero de
copa. La barandilla delantera está cubierta de tantas luces de Navidad que parece el
extremo encendido de una linterna, y hay un árbol muy bonito adentro, decorado y
que brilla suavemente. Parece como si tuviera hijos por la cantidad de decoraciones,
pero sé que no es así.

—Amigo, tu baranda brilla como una bola de fuego y tienes la cabeza de Frosty
pegada a tu puerta—. Me rio suavemente, coloco un mechón de pelo detrás de mi oreja
y lo miro por el rabillo del ojo. —Solo pensé que eras del tipo de persona que tienen un
árbol de plástico.

Me mira horrorizado. —No seas tonta. Un árbol vivo es el único camino a seguir.
Además, una vez, hace mucho tiempo, encontré una ardilla que todavía vivía en él. Fue
el doble de diversión.

—Sí, creo que una ardilla plástica no es lo mismo.

Chris resopla y la encantadora sonrisa que tanto amo ilumina su rostro. —No, no lo
es mismo. Dime, ¿qué clase de árbol adorna el apartamento de la chica elfo? ¿Uno
plateado con un gran lazo rosa en la parte superior?

—Oh, imbécil. Por favor, si vas a adivinar, por lo menos se realista.

Chris me dedica una mirada seria. —Un árbol gótico, hecho de cortezas quemadas,
adornos cenicientos y una rata muerta para rematarlo.

—Psh, te equivocas. Es un murciélago vivo. Totalmente diferente—. Estoy


sonriendo. No puedo evitarlo.

—¿Cómo puedo estar tan equivocado? —Choca su codo con mi brazo. —En serio,
Brooke. ¿Cómo es? ¿Plástico o real? Sé que no puedes soportar las cosas falsas, o las
personas, así que supongo que es real.

Mi mirada de repente se enfoca intensamente en el salpicadero. —Ah, bueno...

—¿Bueno qué?

—No tengo un árbol.

—¿Qué?— Inclina su cabeza hacia mí como un perro. —No puedes estar hablando
en serio. ¿Ibas a saltarte la Navidad?

—No—. Él inclina su cabeza hacia el otro lado y me da una mirada que dice: A mí
no me engañas. Suspiro, —Sí.
Capitulo 7
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby
—No puedes omitir la Navidad.

—En serio, yo puedo. Está bien, Chris. Entra y abraza a tu ardilla—. Pongo mi mano
sobre la palanca de cambios, insinuándole que estoy a punto de irme, pero el sigue
sentado.

—No. No te dejaré sola, sin ningún árbol y sin la posibilidad de enfurecer.

Esto se siente incómodo, pero no quiero hablar de eso. La Navidad es genial para las
personas que no están solas, pero para la gente como yo, es un asco. Chris no me
entiende, y no quiero hablar de eso. Con todo mi maquillaje de elfo, si lloro, me
veré como uno de esos tristes payasos atrapados en un lienzo de terciopelo. El tipo que
los pintó por cierto debió estar muy perturbado. No hay manera de que alguien cuerdo
pueda ver una de esas cosas día tras día.

Chris se acerca, apaga el motor, y saca la llave. Si no estuviera en un lugar de


estacionamiento, tendría un problema. —¡Hey!— Trato de tomar las llaves, pero se las
mete en el bolsillo y hace una mueca. Vacilante, pienso en ir por ellas, pero eso
requiere levantarme un poco y acercarme demasiado a Chris. Es un hijo de puta.
Aprieto mis labios en una línea delgada y suspiro, —Regrésamelas—. Extiendo mi
mano, con la palma hacia arriba.

—No. No hasta que hayas tenido una mini Navidad, entremos, ahora, conmigo y
con mi ardilla.
—Ese no es un buen nombre para el pequeño Chris—. Me trago una carcajada,
pero Chris tiene una mirada extraña. —Lo siento, pensé que estábamos hablando de tu
árbol.

Separa los labios como si fuera a decir algo, pero no lo hace. Hay una extraña
sonrisa en su rostro, como si no tuviera idea de cómo responderme. Parpadea y se ríe,
antes de darse vuelta hacia la puerta y abrirla.

Oh, mierda. ¿Es en serio? Una corriente de aire fría llena el coche. —¡Chris!
Devuélveme mis llaves— Salgo de mi asiento y camino detrás de él. —Estoy cansada y
quiero irme a dormir. No me hagas rogarte.

Después de deslizar la llave en la cerradura, empuja la puerta para abrirla. El


interior de su apartamento parece una vidriera de Macy’s6. Los colores rojo, verde y
dorado están por todas partes. Hay macetas con flores de Pascua, guirnaldas y
decoraciones en cada espacio. Una sonrisa se expande a través de mi rostro, mientras
mis ojos vagan alrededor de la pequeña sala. Incluso decoro toda la chimenea. Esto es
tan diferente a él, tan inocente y puro. En la escuela secundaria no sabía que le
gustaban tanto estas festividades. Se comportaba como un estúpido, pero todo esto,
hace caer mi mandíbula.

—No te obligaré a suplicar, pero no puedo dejarte pasar la navidad sola—. Camina
adentro y lanza sus llaves sobre una mesa, antes de sacarse su abrigo de Santa y su
sombrero. —Quédate a tomar un chocolate caliente y a ver una película vieja conmigo.
Te llevare a casa después.

—Chris—, me quejo y dejo caer mis hombros, al mismo tiempo que golpeo mis
zapatos en su alfombra. —Quiero ir a la cama.

6
Macy's: Es una tienda por departamentos de los Estados Unidos.
—¿En serio? No pensé que hoy fuera el día que concretaría con un elfo. Me
alegra que hayas cambiado de opinión.

— ¡Ay! —grita cuando le pellizco el brazo. —Estás enviando señales confusas,


nena. Ordena tu mente.— Se ríe, y cuando trato de pellizcarlo otra vez, se las arregla
para tomar mis muñecas. Me tira suavemente y cuando sus ojos se encuentran con los
míos, algo cambia. Mi pulso se acelera, demasiado rápido y no puedo respirar.

Mi voz sale rasposa, suplicante.—Esto es difícil, ¿sabes? Dejarte después de estar


aquí, con todo esto e ir a casa a un apartamento vacío. Chris, no puedo hacerlo. No me
hagas explicarte.

Levanta sus manos a mis hombros y los aprieta. —Por supuesto. Soy un idiota.
Brooke. Quédate aquí esta noche.

Eso era lo último que esperaba que dijera. Mi barbilla cayó al piso y apenas pude
formular palabras. —No…

No me deja hablar. —Lo digo en serio. Quédate conmigo. Podemos ver películas, y
beber ponche de huevo toda la noche. No puedo explicar lo increíble que es verte de
nuevo. No puedo dejarte ir. Quédate.

—No puedo.

Sonriendo, me suplica, —No te vayas.

—Tengo que.

—¿Por qué?

—Porque...— me intimida. Porque me hace perder la cabeza. Porque eres tú. Creo
que es por todas esas cosas, pero no puedo decir ninguna de ellas. Todavía está
apoyado sobre mis hombros. Una parte de mí quiere decir que sí, pero temo esto, a él.
—No puedo.

Chris asiente lentamente, como si entendiese y toma las llaves de su bolsillo. Las
sostiene colgando por el llavero. Sonriendo tristemente, dice, —no te obligaré a
quedarte, pero ojalá lo hicieses.

Estamos perfectamente quietos y el momento se siente tangible, como importante.


La verdad es que no quiero volver a casa. No quiero despertar sola mañana. No quiero
limpiarme las lágrimas de los ojos porque extraño a mi mamá y estoy sola. No tengo ni
un gato. No hay ningún árbol, no hay luz, no hay nada navideño en mi casa. Es raro.
Creo que todas esas cosas sólo me recuerdan lo que me estoy perdiendo, pero no
funciona así. Al negarme a celebrar, coloco todo el foco en mi pérdida en vez de en mi
vida.

Bajo mi mirada al suelo, dejo las llaves colgando entre nosotros.—¿Por qué eres tan
bueno conmigo?

Chris da un paso más cerca, cerrando el espacio entre nosotros. Levanta la barbilla
y me mira a los ojos. —Porque estoy loco por ti. Estuve en una fila durante tres horas
para tener la oportunidad saludarte. No tenía como regresar a casa. Me deshice de mis
amigos y no termine mis compras de Navidad. Voy a tener que envolver al perro o mi
hermano no tendrá ningún regalo mañana—. Se ríe y toca mi mejilla suavemente. —
Pero valió la pena, porque me dio la oportunidad de hablar contigo. Nunca imaginé
que estarías aquí esta noche, que estaría contigo así otra vez. ¿No sabes?

Mis corazón golpea contra las costillas violentamente y la forma en que me está
mirando, me hace sentir mareada. —¿No sé qué?

Los bordes de su boca se elevan nerviosamente, como si quisiera sonreír, pero es


incierto. Existe una vulnerabilidad en sus ojos que me derrite, antes de que su mirada
baje a la alfombra. Abre los labios para decirme algo, pero cierra la boca y niega con la
cabeza, luego se pasa los dedos por el pelo y el cuello. —No lo sé. Sólo ha sido una gran
noche, eso es todo. Se siente como en los viejos tiempos y no quiero que acabe—. Chris
toma mi mano y abre mis dedos, colocando las llaves.

Junto los labios, miro hacia él. —No quiero irme.

Esa sonrisa sexy cruza sus labios. —Esperaba que dijeras eso.
Capitulo 8
Traducido por Walkiria
Corregido por MarGaby

Hay un fuego crepitante delante de nosotros. Chris está sentado en el sofá junto a mí,
sosteniendo una taza de chocolate y dando sorbos lentamente. Miro las llamas bailar,
preguntándome si he perdido la cordura. No significa que me voy a quedar. La nieve se
está acumulando afuera y los caminos están empeorando. Miro por la ventana de
nuevo con preocupación, mi instinto me hace un nudo en el estómago.

Chris se da cuenta y se levanta, después de dejar su taza sobre la mesa. Se acerca al


árbol y dice, —¿quieres ver algo gracioso?— Asiento. Retuerce la base del tronco y el
árbol gira lentamente. La parte que está enfrentada a la pared está desnuda. —No tuve
tiempo para terminarlo, así que coloque la parte sin decoración contra la pared.

Me rio levemente. —Holgazán.

—Siempre. Pero ahora tenemos algo que hacer hasta que llegue Santa.— Me guiña
un ojo y alcanza una caja que está en el piso, en la base del árbol. Abre la tapa y la
pone sobre la mesa. —Ven a ayudarme a terminarlo. Hay unos cuantos adornos más y
un montón de oropel.

A veces le falta tacto, y me pregunto si lo hace a propósito. Chris es siempre amable,


arma frases que suenan maravillosas y luego lanza algo discordante o una palabra
desagradable para mezclarlo. Me encanta. Cada vez que hace algo así, es difícil no
sonreír. Las comisuras de mis labios se elevan por su propia cuenta y mi mal humor se
evapora.
Dejo mi taza, camino y tomo un adorno de cristal. Es una bola verde con hiedra
grabada en los lados. Me acerco al árbol y la cuelgo en una rama. Algo intenso me da
vueltas y no siento la agonía hasta que desaparece la sonrisa de mi cara. Me trago las
lágrimas, la pérdida y cada nuevo escenario que aparece en mi cabeza, básicamente,
todo el dolor de perder a mi madre, y tomo otro adorno.

Sucede de nuevo, respiro lento y constante. Chris se acerca a mí y coloca algo por
encima de mi cabeza, un santa de plástico. Da unos pasos atrás, permaneciendo en su
lugar y lo puedo sentir, preguntándose si debe poner sus manos sobre mí y ofrecer algo
de consuelo. Él sabe lo que está pasando por mi cabeza, siempre. Si no lo supiera,
podría decir que el dejo todo esto así a propósito.

La primera vez es la más difícil. Durante los últimos años, deje que este día de fiesta
pase. No coloco adornos, ni luces, ni oropeles. Decorar un árbol el próximo año no será
tan agridulce y al año siguiente, incluso sería bueno hacerlo otra vez. Pero este año,
ahora mismo, está destrozando mi interior.

Chris persiste y desliza otro adorno en mis manos. Toma mis dedos y me ayuda a
llegar adelante, colgándolo sobre una rama. La sensación de su tacto, corta los
horribles sentimientos y hace que me choque con la fuerte seguridad que tiene Chris.
Mi pulso se acelera cada vez más. Sus toques persisten y puedo sentir su aliento en mi
cuello. De alguna manera cambia mi estado de ánimo, y decorar en árbol se convierte
en algo sensual. Los recuerdos dolorosos se evaporan y solo estamos él y yo, aquí,
ahora. No hay fantasmas, sin remordimientos.

Me da el último adorno y mientras lo colgamos juntos, me susurra en el oído, —


serías una excelente elfo. Tengo que tener cuidado de que Santa no te lleve esta
noche—. Se ríe por un segundo y agrega: —Entre ese traje y tu altura, es fácil
confundirse.
La esquina de mi boca se eleva en una sonrisa torcida. Me doy vuelta hacia él y
coloco un dedo en su pecho. —Estás celoso de que este impresionante cuerpo encaje en
un pequeño paquete, especialmente porque tú paquete es tan grande y carente.

—¿Acabas de referirte a mi paquete?

Mi mandíbula cae y lo empujo con mis dedos en su pecho.—¡No lo hice!

—Sí, lo hiciste. Dijiste que era grande, también. Te he oído. ¡Lo sabía! Me deseas—.
Cierra los ojos como si Cupido le hubiera disparado en la cabeza y balancea sus
hombros de lado a lado como una niña loca de amor.

Aprovecho la oportunidad para agarrar un puñado de oropel y metérselo en su


camisa. Cuando abre la boca para gritarme, le coloco otro puñado, también. —Come
oropel.

Chris se ríe, escupiendo las tiras de plástico plateadas, antes de tratar de agarrarme.
Yo grito y me hago hacia atrás tan rápido como puedo, pero la parte trasera de mis
rodillas golpean con su sofá. Chris se acerca de un salto, pero me las arreglo para
esquivarlo. Vuela a través de la mesa y aterriza en el sofá antes de rodar por el suelo.
Me detengo durante un segundo. Espero que se mueva. Por un momento creo que está
herido hasta que sus labios se encrespan en una sonrisa.

—Vas a pagármelas—. Se levanta y se lanza hacia mí.

Chillo y el me persigue por alrededor de la mesa, pero me falta espacio y él se


acerca con sigilo. Se las arregla para agarrar mi muslo y caigo al suelo. Chris me
sostiene y su mirada tiene un mal aspecto, se dirige a la taza de chocolate frío sobre la
mesa.

—¡No te atrevas!— me río nerviosamente y trato de escabullirme, pero es


demasiado grande y está encima de mí. No me puedo mover.
—No lo sé. Has sido un poco traviesa Brooke—. Alcanza la taza y la inclina
ligeramente, pero no derrama el contenido.
Capitulo 9
Traducido por Walkiria
Corregido por Yasni.J

Retorciéndome debajo de él, intentó huir, pero no puedo. —¡No tengo la culpa! Tú eres
quien se comportó como un pervertido conmigo. Yo simplemente estaba dando mi
opinión.— Rio e intento escapar, pero no puedo rodar y por supuesto que no puedo
empujarlo hacia arriba. Sus piernas están presionando las mías, las mantiene en su
lugar, tiene una mano al lado de mi cabeza y la otra sostiene la taza de chocolate.

—Sí, te oí decir: tienes un paquete grande. Vamos, a ver cómo lo dices de nuevo.—
En una voz de falsete, prosigue, —Chris, me gusta tu paquete más que cualquier cosa
que UPS7 pudiese traerme.— Sonríe ampliamente, mostrando un hoyuelo en la mejilla
que no he visto en mucho tiempo.

—¡No, yo no me refería a eso!

—Oh, creo que si—. Inclina la taza y me muevo como un gusano enganchado
debajo de él. Deja caer un poco del contenido. Una gota de chocolate salta y se derrama
en mi garganta. Esta tibio, ni caliente, ni frío. Siento como se desliza por mi cuello y cae
detrás de mi oreja.

Sus ojos siguen la gota de chocolate alrededor de mi cuello y luego regresa a mi


rostro, antes de volcarme un poco en mi escote. —Apuesto a que no tienes una muda
de ropa, tampoco. Un elfo mojado con chocolate suena algo perverso—. Me guiña

7
UPS: United Parcel Service, Inc. es una de las grandes empresas de paquetería del mundo.
un ojo e inclina la taza.

Chillo, pensando que va a verterla sobre mí, pero no lo hace. Él endereza la taza y
se hecha a reír. Como no me presta atención. Pienso en cubrirlo de chocolate, busco la
otra taza. Mis dedos agarran el mango y antes de que él pueda verme, le vuelco la
bebida en su hombro.

Sí, realmente no pensé en la gravedad. Una cascada de chocolate se derrama sobre


él y en mi cara. Me muevo e intento escaparme, pero es demasiado tarde. Hay una
mirada en sus ojos y no hay manera en el infierno de Chris, de que me deje escapar sin
volcarme todo en la cabeza.

Sus ojos azules brillan con alegría. —Eres un elfo maligno—. Él toma la taza y la
inclina, derramando el contenido en el centro de mi garganta y luego baja. Hace una
línea de chocolate en mi clavícula y vacía el resto de la taza entre mis pechos. Estoy
empapada y aspiro el aire, me ahogo, pero no es por lo que hizo. Sino por la forma en
que lo hizo. Sus ojos rastrean el movimiento del líquido oscuro a través de mi piel
pálida.

Casi no puedo respirar mientras su mirada se sumerge en mi pecho y persiste antes


de regresar a mi cara. Mira mis labios y parece que pasa una eternidad, antes de que
baje la cabeza y se incline hacia mí. Lanza su aliento caliente sobre mi piel, y las ganas
de sentir sus labios en los míos se dispara. Ninguno de los dos está sonriendo, y ambos
estamos respirando fuerte.

Parpadeo lentamente, Chris me mira debajo de esas oscuras pestañas. Su mirada se


mueve entre mis labios y mis ojos, antes de que se acerque más. Su pecho se presiona
contra el mío y ambos estamos empapados. Vacila. —Hueles a chocolate suizo.

—Igual que tú—. Me acomodo para él y enredo mis dedos en su cabello, tirándolo
más cerca. Su piel se siente caliente contra mi palma y puedo sentir su corazón
acelerado. El miedo surge a través de mí mientras más demoramos, casi estamos boca
con boca. Quiero darle un beso, pero no lo hago. Quiero significar algo para él y no sé
si lo soy. Respiro hondo temblorosamente, lo miro. Todo se siente atrapado en el
momento y es como si el tiempo no se moviera. El peso de su cuerpo contra el mío se
siente tan maravilloso, tan cálido. Ojalá las cosas fueran diferentes, pero no lo son.
Chris no tiene relaciones serias, y nada en él me hace creer que haya cambiado.

El momento se rompe y él se mueve hacia el lado, sentándose en el suelo junto a mí.


Tira las rodillas hacia su pecho, Chris me observa. Siento su mirada en mi rostro, me
siento y le ofrezco una sonrisa incómoda, me quito mi camisa empapada y la huelo. —
Deberían hacer un perfume con estas cosas.

Chris extiende sus largas piernas y se ríe. —¿Sabes lo que haría la población
mundial si la mujer oliese a caramelo?

Una sonrisa cruza mis labios y digo. —Dominar el mundo. Claro, sí. Lo veo
ahora.— Ambos nos reímos con la tensión incómoda de niños en la escuela media,
obsesionados. Nos sentamos enfrentados, pero ninguno de los dos levanta la mirada.

El fuego es crepitante, Chris respira profundamente y se levanta del suelo. —


Bueno, no sé de ti, pero me gustaría estar seco. Vamos. Voy a ver si tengo un disfraz de
elfo cachondo en mi armario.— Aparece una sonrisa irónica, me mira y mueve sus
dedos. ¿Por qué tiene la capacidad de sorprenderme una y otra vez? Me siento allí con
mi mandíbula saltando hacia arriba y hacia abajo y dejó escapar un suspiro,
principalmente porque no sé si es broma o no. —Aguántate Brooke.

—Guau—. Tomo su mano y él me ayuda a levantarme. Entonces le digo, —¿Es eso


lo que le dices a todas las chicas?
Capitulo 10
Traducido por Walkiria
Corregido por Yasni.J

Las palabras hacen algo con él. Desaparece la sonrisa de su rostro y sus dedos aprietan
mi mano mientras me levanta de golpe. Choco contra su pecho, abro y cierro la boca,
sorprendida por su acción. Sus brazos me toman por alrededor de mi cintura durante
medio segundo antes de liberarme. Esos hermosos ojos se fijan en los míos y mi
estómago se hunde. Él está loco.

—¿Quién crees que soy? Sigues diciendo esas cosas, como si me conocieras por
completo, pero no. Tú eres quien se alejó de mí después de que tu madre murió. Eres la
única que nunca me miro dos veces. ¿Esa es la razón? ¿Crees tan poco en mí?
¿Realmente crees que yo soy tan hijo de puta para abandonarte?— En mi cara, está
diciendo cosas que no quiero oír. Se nota la tensión en sus brazos y hombros como si
quisiera estrangular a alguien, pero no lo hace. Chris está parado allí, lo
suficientemente cerca para besarme y más enfurecido de lo que jamás lo he visto.

¿Es posible que lo haya juzgado mal? Mi voz sale temblorosa, tanto así que no
suena a mí. —No, no intentes darle la vuelta a esto. Eres un jugador. Siempre has
querido…

—¿Siempre he querido que, Brooke? Ten mucho cuidado, porque lo siguiente que
digas podría aterrizar tu culo afuera en la nieve—. Tiene los puños cerrados a los lados
y mira a lo lejos, como si no soportara mirarme.

¿Por qué se ofendió? ¿Por qué actúa de esta manera? —No entiendo.
—Eso es lo más inteligente que has dicho en toda la noche—. Suspira y pasa sus
manos por el cabello después camina lejos. Chris agarra un par de toallas de un
pequeño armario y me las arroja. —Puedes usar la ducha primero.

Las toallas me golpean y evito que se caigan al piso. Las apoyo contra mi pecho, y
paso al baño pequeño. ¿Por qué tiene que hacer esto? Todo iba bien, hasta entonces y
no voy a sentirme mal por decirlo. Eso es lo que él me mostro. ¿Por qué es mi culpa no
creerle? Al diablo. Quizás esta con su SPM8. Me ducho y me envuelvo en una toalla. El
baño está lleno de vapor por toda el agua caliente y el pensamiento de esconderse allí
para siempre suena realmente atractivo.

No lo entiendo. ¿Cómo puede ofenderse? Y lo he mirado dos veces. He pensado en


él y lo he deseado de más formas que cualquier chica cuerda podría desear, porque él
es Chris. La idea de tratar con otra derrota, ahora mismo es demasiado, pero es lo que
sucederá. No soy tonta y no quiero escuchar una canción de Navidad el año que viene
y sentirme como una idiota. Porque el error más grande que puedo cometer, es decirle
que siempre me preocupo por él, que siempre lo pienso. Ceder y dejar que me bese
sería tan lindo, pero nadie en su sano juicio lo entendería.

Paso mi mano por el espejo, pero se empaña otra vez casi al instante. Esta no es la
forma en que quería pasar la noche, resistiendo la atracción hasta volvernos locos.
Debo irme, pero la nieve sólo se ha puesto peor desde que llegamos.

Escucho unos golpes y luego su voz. —Tengo una sudadera para ti.

Abro la puerta un poco y la tomo. —Gracias.

—No hay problema.

Me da un sudadera gris, me la coloco. Quiero mantenerla en mi cara e inhalar

8
SPM: Síndrome pre menstrual.
profundamente al saber que huele a él. Me quedo así mucho tiempo, deseando cosas
que no debo. Cuando salgo del baño, Chris se mete a la ducha, y yo me dirijo el sofá. Él
ya ha limpiado el chocolate derramado. Trato de buscar una película, pasando canales,
pero nada aparta mi mente de Chris y de su mirada herida.

Cuando sale de la ducha, tiene su oscuro cabello despeinado y mojado. Lleva


pantalones de chándal y nada más. Su pecho tonificado y sus abdominales
perfectamente definidas parecen totalmente lamibles. La idea me asusta, porque no
pienso usualmente en ese tipo de cosas, pero Dios Santo.

—Me iré a dormir. Un largo día. Déjame tomar una manta y una almohada. Tú
puedes tomar mi cama—. Desaparece en su habitación antes de que yo pueda decir
nada. Con los pies descalzos, lo sigo, quiero arreglar las cosas, pero no sé cómo.

El dormitorio de Chris es gris, con una cama con una colcha de muñeco de nieve.
Me da risa. Mira sobre su hombro mientras agarra una de las almohadas. —¿La
colcha? Sí, cortesía de mi madre.— Parece que va a decir más, pero no lo hace. Su
mirada seria, calma sus facciones. Coloca la manta a los pies de la cama. —Buenas
noches, Brooke. Feliz Navidad.

Chris va a pasar junto a mí. Tengo que hacer algo. No puedo dejar que esta noche
termine de esta manera. Estaba tan feliz y le arrojé todo al infierno. No soy audaz,
valiente o cualquier otra cosa, pero esta noche me las arreglare. Cuando se acerca para
pasar, doy un paso delante de él. Solo hay una mullida colcha entre nosotros.

Mi mirada se fija en eso, porque es muy difícil mirarlo a los ojos. —Siento mucho lo
que he dicho antes. La verdad es,—¿por qué es tan difícil decirlo? Siento las palabras
atrapadas en mi garganta, pero no puedo mover la boca. Lo miro e intento de nuevo. —
La verdad es que algo en ti me asusta.

Su cabeza se inclina hacia un lado y su mirada característica se suaviza


ligeramente. Afloja la llave mortal que le está haciendo a sus mantas y cierra los ojos
durante medio segundo, antes de lanzar las cosas nuevamente en su cama. —Así que,
entonces, vamos a tener que.— Él levanta ambas manos y agita sus dedos. —Sácalo,
Brooke y terminemos con esto.

—¿Qué?

Destellos de molestia se ven en sus ojos y se escuchan en su voz. —Sólo dime ¿por
qué no soy lo suficientemente bueno para ti? ¿Por qué no me quieres?

No tenía idea de que diría eso, pero sus palabras suenen mal y no tengo nada para
decir. No puedo expresarle lo mucho que significa para mí o por qué. Sé que todo
quedara guardado dentro de mí para siempre, así que doy un paso hacia él y dejo de
pensar. No pienso en lo que va a pasar, si él se reirá y me alejara, o si se preocupara por
mí. Me preocupo por él. Lo amo y quiero que lo sepa. El tiempo de la clandestinidad ha
terminado.

Antes de que termine de hablar, aprieto mis labios con los suyos. A pesar de que mi
corazón está latiendo apresuradamente, no hay ningún ruido, sólo su boca perfecta en
la mía. Mi corazón golpea mis costillas como si alguien me absorbiera todo el aire de
los pulmones. Todos los músculos de mi cuerpo están llenos de tensión, con temor por
el rechazo. Pero en este momento, finalmente puedo saber lo a gusto que se sienten sus
labios y siento su calor. Una parte de mí está contenta, pero la otra teme como una
chinchilla deslizándose a través de la autopista. La única manera de acabar con esto es
ir directamente a través de los carriles y si me atropella un camión, que así sea.

Puedo visualizar dieciocho ruedas que me van a aplastar cuando él se aparta. El


momento se rompe porque él no me devuelve el beso. Temblando, me aparto y me tapo
los ojos. Intento explicar, —Yo te quiero. Lo siento si es que alguna vez te hice sentir lo
contrario. Yo no...— Oh mierda, mi garganta está apretada, lágrimas húmedas y
cálidas comienzan a llenar mis ojos. —No quise...

No se ha movido ni dicho una palabra, pero puedo sentir sus ojos sobre mí. La
apatía, la indiferencia absoluta es más difícil de digerir que el rechazo. A la mierda.
Voy a dejarlo. No me importa si tengo que pasarla sola en la autopista, no puedo
quedarme aquí. Paso por delante de él, haciendo una línea recta hacia la puerta, agarro
mi bolso para irme.

Sólo cuando tomo el picaporte y abro la puerta, Chris aparece, por encima de mí.
Golpea la puerta para cerrarla, una ráfaga de nieve y un aire helado llega a mis pies
descalzos. No miro hacia arriba. No puedo.

Su voz llena mis oídos, pero no hay un muro mental en su lugar porque no puedo
resistir esperar lo que tiene para decir. —¿Brooke?— La pregunta en su voz me toma
por sorpresa y antes de que lo diga, ya sé lo que está haciendo, lo miro. —¿Te gusto?—
Es una pregunta tan simple y hay tanta conmoción en su voz.

—Por supuesto que me gustas.

—¿Quieres decir, te gusto, como a mí?— Su incertidumbre es linda.

—Siempre me has gustado, me gustas. Te besé. No me besaste. Fue mi error. Lo


siento. No volverá a suceder.— Porque no me verás otra vez.
Capitulo 11
Traducido por Walkiria
Corregido por Yasni.J

Giro el picaporte, pero Chris se lanza a la puerta.

Me mira como si no lo pudiera creer. También podría ser Santa. —No te vayas.

Quiero llorar. Mi voz se pierde entre un chillido y un Hipo. —No puedo quedarme.
Chris, lo siento.

Suavemente, toma mi cara entre sus manos y utiliza el pulgar para secar una
lágrima. —Quédate conmigo—. Se inclina y presiona los labios a los míos, suavemente,
muy suavemente.

—No puedo—, respiro y lo hace de nuevo. Sus labios rozan los míos y mi mente se
desprende. Mis párpados se vuelven pesados y me encuentro mirándolo a través de mis
pestañas, tratando de pensar en razones para irme. Él me besa. Oh Dios...

—Quédate—. Presiona los labios en mi mejilla esta vez y la sensación es el cielo.


Mis manos encuentran su cintura y lo tomo, justo al lado de su hermosa piel desnuda.
Tengo muchos deseos de sentirlo bajo mis palmas, y deslizar mis manos sobre su pecho,
pero no lo hago. No debería. No porque no lo quiero. Es mucho más que eso.

Mi voz es un susurro. —Me voy.

Retira la boca de mi mejilla, Chris me mira a los ojos antes de darme un beso en la
otra mejilla. —Quédate—. Su respiración se siente a través de mi piel y mi cabeza se
inclina hacia un lado.
El miedo puro revolotea en mi estómago. ¿Y si lo pierdo? ¿Podre soportarlo?
¿Puedo sobrevivir a algo tan devastador? No, susurra una pequeña voz en mi mente y
luego se apaga como una vela con el viento. —Pero...

Chris levanta la cabeza para mirarme a los ojos. Acaricia mi mejilla con el dorso de
la mano, suaves caricias. Mirando por debajo de sus oscuras pestañas, dice, —no hay
peros. No te arrepientas. Esta vez no. Di que me quieres. Dime que te importo—. Su
última frase carece de la confianza normal que tiene. ¿Cómo no puede darse cuenta de
lo que siento por él?

Entonces me doy cuenta. Soy la que lo dejó la última vez. Yo soy la que lo dejó sin
siquiera mirar hacia atrás, pero no fue porque no me importara. No tengo palabras.
Abro mi boca intentando decirle algo, pero no puedo formar palabras.

No me arrepiento. No puedo imaginarme la vida. Por primera vez soy atrevida,


pero sólo en el interior. Mis ojos se quedan pegados al piso cuando hablo. —Por
supuesto que me importas. Me importas tanto que tengo miedo de lo que pasará
conmigo si te pierdo. Soy un desorden neurótico, Chris. No soy digna de tu tiempo o
afecto. La verdad es que… estoy loca por ti. Y siempre lo he estado.

Cuando termino, casi no puedo respirar. ¿En serio dije eso? Debe serlo, porque él
me toma en sus brazos y me hace girar, riendo. Cuando se detiene, pone su frente
contra la mía. Mirándome a los ojos, su sonrisa es la más brillante y hermosa que he
visto. —Es el mejor regalo de Navidad que he recibido.

—¿En serio?

—Sí, por mucho.— Él me lleva de regreso a la cama y me pone encima de la manta


del muñeco de nieve. —Quédate. Quiero que estés aquí. Te quiero tanto que me duele.

No puedo evitarlo. Le devuelvo la sonrisa. —Me quedaré—. Se sienta a mi lado en


la cama, con mis brazos alrededor de sus hombros y saca las almohadas.

Envuelve sus brazos alrededor de mi cintura y me da un beso lento, del tipo que te
hacen volar la cabeza y abrir tu corazón. Cada pulgada de mí está electrificada,
anhelando sus caricias. Las manos de Chris se deslizan por mi cuerpo y me aprietan
más a él. Puedo sentir la calidez de su piel a través de mi ropa. La habitación es mucho
mejor que estar junto a la chimenea. Nos metemos debajo de la colcha y me acerco más
a su pecho. Mi cuerpo está pegado contra su piel seductoramente suave.

Quiero sentir las formas de su cuerpo y sus músculos, pero antes de que pueda
hacerlo sus labios están pegados a los míos. Me quedo sin aliento, entregándome a sus
brazos, besándolo como si no pudiese parar. Y no quiero. Las manos de Chris se
mueven hacia arriba y abajo, sintiendo la curva de mi cintura y mi cadera. Estoy
flotando, saboreando este momento y perdiéndome en sus brazos.

Comienza a marcar un sendero ardiente con su boca, por mi cuello, encima de mi


sudadera, y cuando me mira, sonríe. —Creo que tienes demasiada ropa. Es perjudicial
para poder besarte correctamente.

—¿Y vas a besarme correctamente?

—Voy a mostrarte exactamente cuánto te he extrañado, beso por beso. Durante


toda la noche.— Curva sus labios en una sonrisa pecaminosa.

Una risita infantil, que es totalmente diferente a mí, se me sale. Chris levanta sus
cejas y dice: —Me pregunto si haces otros ruidos lindos.

—Hay sólo una manera de averiguarlo.

—Todo lo que tenía que hacer era preguntar.— Me hace un guiño y la noche
continúa así, con suaves palabras al oído y sensuales caricias, hasta que ambos nos
sonreímos con nuestros rostros somnolientos.
Capitulo 12
Traducido por Walkiria
Corregido por Yasni.J

Se siente como un sueño, pero estoy despierta. Chris tiene sus dedos entrelazados con
los míos y me está llevando a la casa de su madre. He estado aquí antes, pero ha pasado
mucho tiempo. Los nervios llenan mi estómago de mariposas y espero chocarme con
un pedazo de hielo y romperme la pierna. Prefiero pasar la cena de Navidad en la sala
de emergencias. Eso es menos alarmante que enfrentarme a la familia de Chris, porque
van a pensar que él y yo estamos juntos.

Tiro de él, —Chris, no puedo hacer esto. ¿Qué pasa si ellos?

No me deja terminar. —Te adoran y ya les dije que veníamos. Ahora no puedes
echarte atrás. Vamos—. Chris no toca el timbre. Abre la puerta y camina al interior de
la casa, tomando mi mano. Sonríe y se ríe cuando sus hermanos lo ven. —¡Mira lo que
he encontrado!

—¡Brooke!— Matthew, su hermano mayor, me saluda. Los aromas llegan a mí, y


cuando veo la comida sobre la mesa babeo un poco.

—Hey, Matt.

Le tiendo la mano, pero él me tira y me da un abrazo. —¡Ya era hora!

Chris se ríe y me aleja de Matt. Me lleva hacia la cocina y me encuentro con sus
padres y el resto de su familia. Pasan a mí lado, me abrazan y dicen lo mismo que Matt.
La confusión cubre mi rostro. Miro a Chris, pero él no aguanta mi mirada. Tiene una
mirada preocupada, como si supiera lo que piensan y está preocupado por lo que yo
pensaré.

Cuando nos sentamos a cenar, Chris se acomoda junto a mí. Antes de empezar a
comer su madre mira a todos en la mesa. Toma una copa y la mano de su marido,
mirándome. —Estoy muy contenta de que estés aquí.

—Gracias por invitarme—. Me siento incómoda. Todo el mundo me está mirando


con una expresión extraña. Matt no deja de sonreírme y su padre luce orgulloso. En
serio, ¿qué demonios? Mientras tanto, su madre me sonríe como si fuera su hija
perdida hace mucho tiempo. Está volviéndose raro y el silencio no ayuda para nada.
Nadie come. Están allí sentados mirándome con esas expresiones bobas.

Chris suspira y se acomoda en su silla. Cubriéndose la cara con las manos, y


refunfuña, —Dios mío. Sólo diganlo.

Van a lanzar una bomba y Chris les dio el paso para proseguir. Nerviosamente, me
giro en mi asiento. Por un momento pienso en huir. La puerta no está tan lejos, y estoy
segura de que podría escapar antes de que alguien me atrape.

Matt me mira y se ríe. —No pienses en ello.— Bastardo. ¿Cómo lo supo? ¿Puede
leer mi mente?, él responde, —miraste hacia la puerta muchas veces.

La madre de Chris corta a Matt. —Es que estamos muy contentos de verte junto a
Chris. Siempre estuvo encariñado contigo.

Sonrío, mirando sobre la mesa. No puedo creerlo. Mis ojos están un poco
demasiado abiertos, cuando hablo. —Encariñado.

—Sí, querida.

Matt salta otra vez, —Es más como obsesionado con todo lo que respecta a ti,
Brooke. El tipo no ha tenido una cita en años. Si no era con Brooke, no quería —Matt
hace un ruido de dolor, cuando Chris le golpea con el codo en las costillas.

—No me hagas matarte.— Sisea Chris bajo su aliento y me lanza una mirada
tímida.

Scoot se adelante y agarra el mantel. —Espera un momento, ¿qué estás diciendo?

—Él te ha adorado durante años—. Su madre me sonríe y acomoda los utensilios


para su marido. —Cuando te fuiste, ya no era el mismo y ahora que estás aquí, es como
si hubiera regresado el Christopher de antes. Es decir, mira esa sonrisa. ¿No te hace
derretir?— Ella presiona una mano en su corazón.

Chris mira por encima de mí. —Un capricho importante.

—La mitad de una década. Sí, yo diría que así fue.— Matt se mueve antes de que
Chris pueda golpearlo.

Cuando Chris me mira, está preocupado. —Ya te lo dije, pero pareces pensar en
otra cosa.

—¿Pensar que…? — mi mandíbula cae y no sé qué decir. Me toma a un segundo.


Junto mis labios e ignoro el ardor en los ojos. —¿Has estado solo todo este tiempo?— Él
asiente. —¿Porque me quieres?— Una vez más, asiente, haciéndome desencadenar la
reacción más horrible.
Capitulo 13
Traducido por Walkiria
Corregido por Yasni.J

Las lágrimas me pican en los ojos y no puedo dejar de sollozar. Chris me agarra los
hombros cuando me alcanza en medio de su patio delantero. Estoy sosteniendo mi
rostro y mi estómago. No sé qué diablos pasa conmigo. Me estoy riendo y llorando. Hay
mocos, risas y lágrimas. Es la cosa más fea del mundo y sin embargo, Chris está parado
allí mirándome como si yo fuera la mujer más bella que ha visto.

—Bueno, yo sabía que ibas a reaccionar así...— sonríe y camina hacia mí. Me
golpea ligeramente con su brazo y casi me hace caer. Me agarra y me tira en sus
brazos, me aplasta contra su pecho. —Te dije lo que sentía.

—No lo había notado. ¿Todos se dieron cuenta de cómo te sentías, pero yo no?

—Bueno, exactamente no es que deje que lo supieran, solo se notaba, era como si
una parte de mí hubiera muerto. Todos lo notaron. Me iluminas, Brooke. Siempre lo
haces.— Se aleja y sostiene una cajita envuelta con un lazo blanco.

Sonrío nerviosamente y miro la cajita en sus manos. —¿Qué es eso?

—Tu regalo de Navidad.

—¿Cuándo has tenido tiempo para comprarme algo?— Mi labio inferior quiere
empujar hacia fuera, pero lo chupo. —¿Me compraste un regalo?

Él asiente lentamente con una media sonrisa en su rostro. —Lo tengo para ti hace
mucho tiempo. Estaba esperando la oportunidad perfecta para dártelo. Esperé mucho
tiempo y casi pierdo mi oportunidad.

Se acerca lentamente, tomo la caja de sus manos y respiro profundamente. No


puedo siquiera imaginar lo que está dentro de la caja, entonces mi mente se escapa
conmigo. Un nudo se me forma en la garganta porque no tengo un regalo para él.
Deshago el moño y desgarro el papel, mientras el aire frío me hace tiritar. Chris se
acerca más a mí, envolviendo con sus brazos alrededor de mi cintura. Su respiración
se vuelve blanca con el aire helado.

Luego de quitar todo el papel, estoy sosteniendo una caja de terciopelo negro.
Lentamente, abro la tapa y miro dentro. No me gusta la joyería, así que no puedo
imaginarme lo que tiene. Algo de brillos que llaman mi atención. Parpadeo. Por un
segundo, no entiendo lo que estoy viendo, luego lo entiendo. Una risa me hace
cosquillas en la panza, cierro la tapa y miro a Chris. —¿Qué es esto?

Él toma la caja de mis manos y la abre otra vez. Levantando el collar de la caja de
terciopelo, explica, —Yo sabía que ibas a tener tiempos difíciles por delante y no estaba
seguro de lo que necesitabas, así que tome todo lo que podía imaginar y los metí en un
collar.

Coloca el collar en mi palma y apunta a los pequeños objetos de oro. Su dedo se


presiona contra una cruz. —Este es por la fe, y este por la esperanza—. Apunta a una
margarita y luego a un trébol de cuatro hojas, —y este es para la suerte, porque Dios
sabe que la necesitas—. Lo golpeo con el codo ligeramente y se ríe. —Bueno, lo hiciste.
Este, es por la fuerza—mueve un objeto que se asemeja a una roca, y va a explicarme
que significa el símbolo y por qué lo compró, hasta que lo veo — una ranita.

Señalando, pregunto, —¿Para qué es este?

Chris no me mira. Su cabeza se queda inclinada mirando los objetos brillantes en


mi mano. —Para recordarte que siempre estaré aquí para ti, Brooke.
Mis ojos se elevan hasta su rostro. Trato de no reírme porque no es una de esas
ranas lindas con los ojos saltones. Es un feo sapo con verrugas y una gran boca. —
Espera un segundo, ¿eres el sapo feo?

Él asiente, pero no me devuelve la mirada. —Sí, me maldijeron. Me enamoré


locamente y nunca recibí el beso para liberarme. Él me mira y esos ojos azules hacen
que me olvide de todo lo demás. —Siempre te quise, Brooke.

Mi garganta se aprieta y no hay palabras, sólo un torrente de emociones que


confunden mi mente. Mi boca se abre como si fuera a decir algo, pero lo único que
puedo hacer es jadear. Chris presiona su dedo en mi labio inferior. Sus ojos siguen el
movimiento antes de mirarme. —Soy tuyo, en cuerpo, mente y alma. Siempre lo he
sido. Y Siempre lo seré.— Levanto la cabeza, él se inclina y me besa, mientras sus
brazos me envuelven firmemente por la cintura.

Cuando terminamos, apoya la frente contra la mía y sonríe. —Te amo.

—Yo te amo a ti, Chris. No puedo creer que sientas algo por mí. Yo… —mi
mandíbula se abre e intento expresar cómo me siento, porque lo amo demasiado. No
me había dado cuenta de que podía sentir así, y ahora que está aquí, no quiero que se
vaya.

Chris se inclina y me besa otra vez, lo que me hace sonreír. —Hay que creer.
Navidad es una época de milagros y me has dado el mejor regalo que podía imaginar…
eres mi regalo perfecto. —Sonríe y me besa nuevamente.

Fin
Sobre la autora

H. M. Ward es una reconocida autora de


bestsellers. A Ward, le gusta escribir novelas con
tramas retorcidas y giros inesperados.

Su habilidad para sorprender al lector y sus


habilidades de marketing han hecho que, en menos
de un año desde que apareció su primera novela en
el mercado, se haya convertido en escritora a tiempo
completo.
Traducido, corregido y disenado en:

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