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Ecorregión Estepa Patagónica

Chapter · January 2012

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Silvia Diana Matteucci


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variables ambientales. Una aproximación utilizando sensores remotos (03/A219) View project

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Capítulo 15

Ecorregión Estepa Patagónica

Silvia D. Matteucci

L
a Estepa Patagónica es una Ecorregión casi exclusiva de la Argentina, que abarca el Sudoeste
de Mendoza, Oeste del Neuquén y Río Negro, gran parte del Chubut y Santa Cruz y el Norte
de Tierra del Fuego, la islas Malvinas y las islas del Atlántico Sur por encima de los 60º Lat Sur.
Cubre una superficie de 573.674 km2, de los cuales 557.335 corresponden al área continental y el
resto a las islas (Figura 15.1).

Geología y geomorfología
La región Patagonia ha sido considerada convencionalmente por los geólogos como el territorio
ubicado al Sur del río Colorado; sin embargo, en el año 2004, la Comisión de la Carta del Servicio
Geológico Minero Argentino llegó a un acuerdo por el cual el límite geológico Norte natural de la Pa-
tagonia se establece en la Falla de Huincul, que recorre de Oeste a Este el sector a aproximadamen-
te 39º de Lat Sur; hacia el Oeste pasa entre los ríos Neuquén y Limay y hacia el Este entre los ríos
Negro y Colorado. Esta falla separa dos basamentos cristalinos de diferente edad y composición,
los orógenos pampeano y brasilianos ubicados al Norte y el basamento patagónico que presenta
estructuras transversales a las pampeanas y brasilianas (Ramos et al., 2004). Con esta definición,
parte de la Ecorregión Estepa Patagónica queda fuera de la región geológica Patagonia. Desde el
punto de vista ecológico, los Complejos de Ecosistemas1 El Payen y El Nevado, de la Subregión de
la Payunia, se clasificaron dentro de la Ecorregión Estepa Patagónica por la altitud y la vegetación,
aunque podrían haberse considerado parte del Monte.
La Patagonia difiere del resto de América del Sur por su topografía, ambiente físico y humano, flo-
ra, fauna y registro paleontológico (Pankhurst et al., 2006), todo lo cual apunta a una historia geo-
lógica particular. Se propuso que la Patagonia no pertenecía a Gondwana, pero se unió a ella por
colisión a lo largo del río Colorado en el Carbonífero. Estudios recientes no han podido verificar esta
hipótesis (Gregory et al., 2008) y permiten suponer que el macizo patagónico (Patagonia Norte, en-
tre ríos Negro y Chubut) era autóctono a Gondwana durante el Paleozoico temprano (Pankhurst et
al., 2006; Gregory et al., 2008); entre otras razones, no se encuentran evidencias de una corteza

1 Complejo de Ecosistemas: en adelante, Complejo de Ecosistemas=Complejo.

549
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

-70 -65 -60 -55


Capítulo 15

-25 -25

-30 -30

-35 -35

-40 -40

-45 -45

-50 -50

-55 -55

Figura 15.1. Ubicación de la Ecorregión Estepa Patagónica.

550
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

oceánica entre el macizo patagónico y la formación pampeana. Ambas porciones quedaron separa-
das posteriormente por la formación de la Falla de Huincul y la rotación de fragmentos de bloques en
la porción Sur de Gondwana (Gregory et al., 2008). Por el contrario, Patagonia austral, representa-
da por el Macizo del Deseado, parece ser una unidad alóctona (exótica) que colisionó con el macizo
Norpatagónico durante el Carbonífero Medio, como resultado de la subducción2 con rumbo Nordes-
te de una placa oceánica (Pankhurst et al., 2006). Los sedimentos Precámbricos que eran parte de
Gondwana y que forman el basamento de la Patagonia, fueron cubiertos por rocas volcánicas del Ju-
rásico, por cuencas sedimentarias Cretácicas-Cuaternarias y por lavas basálticas del Terciario. Otros

Estepa Patagónica
eventos importantes en el Jurásico y Cretácico fueron la traslación y rotación de fragmentos como la
meseta de las Malvinas, la apertura de las cuencas sedimentarias de San Jorge y Magallanes, la ex-
pansión de las áreas occidentales por acrecencias de pequeños fragmentos, entre otros.
Cabe señalar que el magmatismo del Jurásico en Patagonia es importante desde el punto de vista
de la minería ya que las mineralizaciones de oro y plata se asocian con este proceso. Al año 2007-
2008 se definieron recursos por más de 700 toneladas de oro equivalente, en minas de diversos
tipos y tamaños en toda la Patagonia en los sitios en que se han producido eventos magmáticos en
el Jurásico (Fernández et al., 2008).
En la Estepa Patagónica se distinguen dos segmentos, el de Payenia entre 33,67 y 38º Lat Sur y el
de Patagonia entre 40 y 52º Lat Sur. La diferencia más importante entre ambos es que en Payenia
la actividad volcánica afectó solamente el borde occidental del bloque estable ubicado al oriente
de la zona de subducción, se encuentra a 500 km de la fosa oceánica del Pacífico y tiene 130 km
de ancho. En cambio, en la Patagonia el mayor desarrollo de la actividad volcánica se encuentra en
una posición muy alejada de la zona de subducción, a 800 km de la fosa oceánica y tiene un ancho
de 400 km (Fig. 15.2). La actividad volcánica fue casi contínua, hasta el Mioceno, desde el Mioceno
Tardío hasta el Plioceno temprano no hubo actividad y ésta volvió a incrementar a partir del Plioce-
no y alcanzó su máximo en el Cuaternario. Estos cambios de actividad se asignan a un cambio en
la inclinación de la placa oceánica, que se hizo subplana desde el Mioceno tardío hasta el Plioceno
temprano (Llambías et al., 2010).
La geomorfología de la Ecorregión Estepa Patagónica es de mesetas escalonadas hacia el Este,
montañas y colinas erosionadas, dunas, acantilados costeros, playas costeras y valles de los ríos
Chubut, Deseado, Chico, Santa Cruz y Coyle. Las mesetas presentan altitudes superiores a los 1000
m en el Oeste y descienden hacia el Este hasta aproximarse al nivel del mar. En las mesetas, entre
las existen algunas de gran extensión, se destaca la presencia de cuencas endorreicas o arreicas
(sin drenaje superficial). En el Oeste, en una estrecha franja que bordea los Andes Patagónicos, se
presentan serranías y lomadas paralelas a la Cordillera, separadas por pequeñas llanuras. Hacia el
Sur, la Ecorregión presenta un relieve de lomadas, vegas y llanuras aterrazadas y cerrilladas. Hacia
el Oriente, la costa Atlántica presenta características singulares, por su relieve y su posición frente
al mar.

Clima
El clima es frío, ventoso y seco, con características de semidesierto, por su precipitación media
anual inferior a 250 mm en casi toda la región, aumentando cerca de la Cordillera, hacia el Sur de
Santa Cruz y en Tierra del Fuego. El elemento climático dominante son los vientos del Oeste, que
constituyen más del 50 % de las direcciones y alcanzan una velocidad media mensual de 9 m/seg
a inicios del verano. La aridez es consecuencia de la presencia de la Cordillera de los Andes, que
opera como una barrera para las masas de aire húmedo arrastradas desde el océano Pacífico por los

2 Subducción: proceso por el cual una placa es empujada por debajo de otra en el manto subyacente al colisionar ambas placas.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva
Capítulo 15

Figura 15.2. Esquema de las diferencias entre Payenia y Patagonia.

fuertes vientos del Oeste. El agua se descarga en las laderas occidentales y el aire se seca y calienta
al descender por las laderas orientales. De este modo se genera un gradiente de precipitaciones en
la estepa, desde 600 mm en el Oeste a 250 mm en la mayor parte de la estepa hacia el Este. Son
frecuentes las lluvias o nevadas de invierno; los veranos son secos y se producen heladas durante
casi todo el año. La estacionalidad de las lluvias es producida por el desplazamiento de los centros
de alta y baja presión sobre el Pacífico y las corrientes oceánicas hacia el Ecuador, que provocan un
fuerte déficit hídrico estival. Las temperaturas medias anuales varían entre 8 y 14 °C en el Norte y
de 5 a 8 °C en el Sur de la Ecorregión.
Los numerosos estudios palinológicos, estratigráficos, sedimentológicos y biológicos muestran que
ha habido varios ciclos climáticos de sequía-humedad, con cambios de la precipitación y la tempe-
ratura. El conocimiento de las fluctuaciones climáticas que tuvieron lugar a lo largo del Cuaternario
constituye un marco de referencia para comprender el origen de las condiciones ambientales actua-
les y las modificaciones sufridas como consecuencia de la acción antrópica (De Francesco y Dieguez,
2006). También permiten comprender los procesos de poblamiento, despoblamiento y uso de re-
cursos de los pobladores primitivos, en el supuesto aceptado por los arqueólogo que las condiciones
ambientales proveen el contexto en que los humanos toman sus decisiones (Morales et al., 2009).
Al Sur de Mendoza, las secuencias polínicas sugieren una disminución de las lluvias estivales, y en
consecuencia un incremento de las temperaturas entre 8500 y 5000 AP3, mientras que entre 5000

3 AP: antes del presente.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

y 3000 AP hubo un incremento de las lluvias invernales y disminución de la temperatura. Hacia el


3000 AP se establecieron las condiciones climáticas actuales. Los registros muestran un avance de
los glaciares en el valle del río Mendoza entre los 5000 y 2500 AP y en el alto valle del Río Gran-
de, en varias oportunidades (5700, 4700-4300, 2500-2200 AP más recientemente en la Pequeña
Edad de Hielo, entre 400 y 350 AP) (Morales et al., 2009).
En el Sur de Mendoza se están realizando investigaciones sobre la base de registros geológicos y
palinológicos en las barrancas del río Atuel y la zona de la laguna de Llancanelo y hasta el momento
se detectan al menos dos momentos con diferencias en la cantidad y calidad del agua durante el

Estepa Patagónica
Holoceno, alternando un período de aguas lacustres someras y probablemente salitrosas con otro
de ambientes lacustres o fluviales de aguas profundas y bien oxigenadas. Falta confirmar si es cier-
to que en el sitio en que se encuentra el cuerpo de agua de la represa de Nihuil existió una laguna
natural durante el Holoceno, tal como fue propuesto en los estudios previos a la construcción del
dique en 1939 (De Francesco y Dieguez, 2006).
Un amplio sector de Santa Cruz estuvo dominado por una estepa arbustiva de Empetrum sp, hacia
el Norte se habría desarrollado una estepa arbustiva pero con dominancia de Ephedra sp, sugiriendo
un clima frío y desértico, entre 15.000 y 11.000 AP. Entre 10.000 y 9000 AP, se habría desarrollado
una extensa estepa graminosa, sugiriendo un incremento de la precipitación y de la humedad dis-
ponible. Entre los 10.000 y los 8000 AP las estepas graminosas fueron reemplazadas por las estepa
arbustivas, indicando un período menos húmedo (Mancini, 1998). Observaciones en otros sitios
confirman las fluctuaciones climáticas, como por ejemlo, los altos niveles del Lago Cardiel (Complejo
Planices Lávicas) entre 9800 y 7700 AP también indican la condición de mayor humedad. En otros
puntos, hacia el Oeste, se observa el avance de los bosques siempreverdes de Nothofagus y la pre-
sencia de ciperáceas en turberas al comienzo del Holoceno, y esto se asocia a clima húmedo y frío,
causado probablemente por inviernos levemente menos fríos y veranos algo más frescos que en la
actualidad. Las observaciones coinciden con las obtenidas en otros puntos de la Patagonia extraan-
dina y andina (Mancini, 1998).
Un poco más al Sur, en el área del Lago Argentino, los análisis palinológicos realizados en áreas
actualmente ocupadas por estepas graminosas y arbustivas y en el desierto andino, muestan que
la estepa graminosa se desarrolló al comienzo del Holoceno y, entre 8500 y 3500 AP, se produjo
un cambio a estepa arbustiva en respuesta a condiciones más secas. La presencia de una estepa
graminosa a partir del 3500 AP puede indicar una mayor disponibilidad de agua y una disminución
de la temperatura. En los Altos Andes, la estepa graminosa-arbustiva con Empetrum sp (murtilla)
se desarrolló entre 4500 y 3600 AP, sugiriendo que las temperaturas eran inferiores a las actuales.
Hacia el 3600 AP incrementaron las asteráceas, que dominaron hasta el año 200 AP, sugiriendo
una menor disponibidad de agua. En los últimos 200 años, se documenta la expansión de la estepa
arbustiva y la reducción del área de bosques. Este período coincide con el incremento del asen-
tamiento europeo en el Sur de Santa Cruz, por lo cual en este período y ubicación, los cambios se
interpretan en relación a la ocupación humana y no a cambios climáticos (Mancini, 2002).
En el extremo Sur de Santa Cruz, en el límite con Chile, los estudios paleolimnológicos en la la-
gunas de origen volcánico, especialmente en la laguna Potrok Aike, que ofrecen secuencias com-
pletas y de alta resolución, muestran las secuencias de ciclos climáticos (Haberzetll, 2006). Desde
16.000 a 12.800 AP se produce un largo período de niveles altos de la laguna, coincidente con la
finalización de la última glaciación. El clima era frío, los vientos suaves y la humedad abundantes
(Wille et al., 2007). Entre 12.800 y 11.400 AP, aún al final de la última glaciación, se produce un
período cálido y seco, que resultan en un incremento de la evaporación y en un incremento de la
velocidad del viento. En Tierra del Fuego, la datación de los estratos de las turberas ponen de mani-
fiesto el derretimiento glacial antes de 11.720-12.890 AP (según el sitio), confirmando el inicio de

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

un período cálido. El Holoceno Temprano (11.400 a 8700 AP) está caracterizado por condiciones
climáticas más húmedas en la estepa patagónica, entre los 45 y 50º Lat Sur, a consecuencia de los
vientos suaves del Oeste, mientras que la zona andina hacia el Norte y el Sur de esa franja pasaba
por un período más seco que el actual. La cordillera constituye una barrera a la humedad durante
los vientos fuertes del Oeste y esto es lo que genera un ambiente seco en la estepa; sin embargo,
cuando los vientos del Oeste son menos fuertes, las masas de aire húmedo provenientes del At-
lántico Sur llegan hasta la estepa y generan un incremento de humedad en relación a la situación
de vientos fuertes del Oeste. Desde el Holoceno Temprano al Holoceno Medio (8700 a 7300 AP),
Capítulo 15

las condiciones fueron más secas. Los registros polínicos también muestran un incremento de la
temperatura y de la aridez durante el Holoceno Medio. En el Holoceno Tardío (7300 a 6300 AP), el
ambiente vira hacia condiciones más húmedas, las cuales prevalecieron hasta 7000 AP, a partir de
esta fecha hubo varios eventos de sequía con breves períodos húmedos intercalados. Las condicio-
nes del Holoceno tardío fueron muy variables, comenzando con un alto nivel del lago en 6300 AP,
una tendencia a la sequía y períodos húmedos en 4800; 3900-3700; 3000; 2500; 1980; 950-750
y 530-20 AP (Haberzetll, 2006).
En otra de las lagunas volcánicas, se muestran los cambios en los últimos 1100 años. Entre 1400
y 1700 se producen condiciones más cálidas y secas. Desde 1670 a 1890 dC, se produjo un cam-
bio hacia condiciones más frías y mayor disponibilidad de agua. Alrededor de 1830 se produjo un
incendio que resultó en cambios en el ensamble de diatomeas en el lago, probablemente produci-
do por un achicamiento del hábitat litoral y un incremento de la concentración de nutrientes. Esto
ocurrió en coincidencia con el establecimiento permanente de los europeos hacia el final del siglo
XIX. Durante el último milenio, los cambios paleoambientales más severos en esta laguna se regis-
tran entre 1700 y 1900 dC y afectan los ambientes terrestres y lacustres. Estos cambios se inter-
pretan como resultados del creciente impacto humano (Mayr et al., 2005).
En el Norte de Tierra del Fuego, estudios palinológicos en un mallín y en paleosuelos entre Cabo
Vírgenes y Río Gallegos, ponen en evidencia condiciones más áridas unos 1000 AP y de mayor hu-
medad para los últimos 700 años (Mancini, 2007).

Ambiente natural
La vegetación predominante es de matorrales achaparrados, adaptados a las condiciones de
déficit de humedad, de bajas temperaturas, heladas y fuertes vientos. Está formada por arbustos
bajos, muchos con forma de cojín, otros espinosos, hojas reducidas o áfilos. En menor propor-
ción, aparecen estepas herbáceas, de pastos xerófilos. En sitios con características particulares de
los suelos aparecen comunidades edáficas, especialmente adaptadas. En áreas de acumulación
de mayor humedad, como fondos de valles, cursos de agua y vertientes, se encuentran praderas
cenagosas: los mallines. En la Ecorregión se encuentran elementos florísticos y faunísticos de las
Ecorregiones Puna, Altos Andes y Bosques Patagónicos, especialmente en los ecotonos con la Es-
tepa Patagónica.
Entre las especies de fauna, los reptiles son los que presentan mayor número de endemismos
(Liolaemus spp, Phymaturusy spp, Diplolaemus spp; la yarará ñata Bothrops ammodytoides, entre
otras). Entre los anfibios se encuentran Pleurodema bufonina y varias endémicas que habitan las la-
gunas basálticas (Atelognathus patagonicus, Atelognathus reverberii). Entre las aves también hay en-
demismos, como los paseriformes residentes de las familias Furnaridae, Fringillidae y Tyrannidae,
entre otras; el choique (Pterocnemia pennata pennata), el keú patagónico (Tinamotis ingoufi). Entre
los mamíferos, son comunes el guanaco (Lama guanicoe), el puma (Felis concolor), el zorro colora-
do (Dusicyon culpaeus), el chinchillón serrano (Lagidium viscacia), la mara (Dolichotis patagonum), el

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

piche (Zaedyus pichyi), el tatu peludo (Chaetophractus villosus), el gato de pajonal (Felis colocolo), el
gato montés (Felis geoffroyi), el hurón (Galictis cuja), entre otros.
Si bien predominan los suelos esqueléticos y subesqueléticos, de los Órdenes Aridisol y Entisol,
hay sectores donde se ha desarrollado un suelo turbo-areno-arcilloso y que en algunos lugares ha
evolucionado a húmico. En algunos sectores es posible cultivar en estos suelos, aunque ocupan
áreas muy pequeñas y heterogéneamente distribuidas. Los suelos importantes desde la perspectiva
agrícola están en los valles de los ríos de la Tunas, Grande y Tunuyán en el Norte y Atuel y Malargüe
en el Sur; sin embargo, las condiciones climáticas son adversas a la práctica agrícola y los cultivos

Estepa Patagónica
se hacen bajo riego.
En la Subregión Payunia predominan los suelos rocosos, los Aridisoles y los Entisoles (Tabla 15.1a),
según surge de la superposición del mapa de Complejos sobre el mapa de suelos de INTA (Maccarini
y Baleani, 1995). Los Aridisoles son los suelos de climas áridos en los que la mayor parte del tiempo
el agua presente es retenida con altos valores absolutos de potencial hídrico4 y no está disponible
para las plantas. En general tienen un horizonte superficial claro y pobre en materia orgánica. Los
Calciortides tienen un horizonte de acumulación de carbonatos de calcio. Los Entisoles tienen escaso
desarrollo de horizontes pedogenéticos; sólo tienen un horizonte superficial claro, de poco espesor
y generalmente pobre en materia orgánica. En la Subregión Payunia predominan los Torripsamentes,
de climas áridos ubicados en los relieves medanosos móviles o estabilizados, y los Torrifluventes, de-
sarrollados en climas áridos, en las planicies de inundación, derrames y deltas de ríos y arroyos en se-
dimentos depositados recientemente que no están inundados frecuentemente o por largos períodos.
En la Subregión Subandina hay una mayor variedad de grandes grupos de suelos y aunque pre-
dominan los Aridisoles y Entisoles, también se encuentran Alfisoles, Inceptisoles y Molisoles Tabla
15.1b). Entre los Aridisoles, se destacan los Haplargides, de fuerte desarrollo, con una secuencia
de horizontes, bien drenados y sin alcalinidad ni salinidad. El horizonte superficial, de 10 cm de
espesor, está desprovisto de materia orgánica y es de textura franco arenosa. A partir de los 10 cm
se reconoce un B2 argilico, de textura franco arcillo arenosa e inmediatamente aparece un B3 de
textura franco arcillo arenosa. Desde los 50 cm de profundidad y sobre un material más antiguo
se encuentra un C de textura franco arenosa y con abundante cantidad de carbonato de calcio en
la masa. Entre los Entisoles, el más distribuido es el Gran Grupo Xerortentes, que son suelos bien
drenados o algo excesivamente drenados, ubicados en las planicies lávicas pedemontanas, plani-
cies basálticas, lomadas asociadas a rocas volcánicas, cerros abruptos, lomadas y serranías, son
pedregosos y susceptibles a la erosión hídrica. Los Molisoles son suelos negros o pardos que se han
desarrollado en climas templado húmedo a semiárido, aunque también se presentan en regímenes
fríos y cálidos con una cobertura vegetal integrada fundamentalmente por gramíneas. El color os-
curo se debe a la incorporación de materia orgánica. Su estructura granular o migajosa moderada
y fuerte que facilita el movimiento del agua y aire; la dominancia del catión calcio en el complejo
de intercambio catiónico favorece la fluctuación de los coloides; dominan las arcillas, y tienen mo-
derada a alta capacidad de intercambio y elevada saturación con bases. Los Molisoles son cultiva-
bles, aunque son afectados por la falta de humedad suficiente en las regiones secas. El Gran Grupo
más abundante es el Haploboroles, que son someros, sin desarrollo, evolucionados sobre el mismo
material original, son algo excesivamente drenados, sin alcalinidad ni salinidad y bien provistos de
materia orgánica. Se encuentran en paisajes de colinas rocosas en posiciones de medias lomas y
antiguas planicies glacifluviales. En general se destinan al pastoreo de ganado ovino.

4 Potencial hídrico se define como la energía potencial del agua por unidad de volumen en un sistema relativa a la energía del
agua pura en condiciones estándar. Mide la tendencia del agua a moverse de una zona a otra por procesos de ósmosis, grave-
dad, presión, etc. Cuánto más negativo es el valor del potencial hídrico, menor es la facilidad del movimiento del agua (mayor
es su retención).

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Tabla 15.1a. Porcentaje de los principales Grupos de suelo en cada Complejo de la Ecorregión Estepa Patagónica

Orden Grandes Grupos EP DN


Aridisoles Paleortides 0,80 0,55

Aridisoles Gipsiortides 4,63 0,00

Aridisoles Calciortides 22,37 0,00

Entisoles Torriortentes 2,85 0,00

Entisoles Torriortentes 8,94 3,95

Entisoles Torrifluventes 4,09 29,08


Capítulo 15

Entisoles Torripsamentes 12,02 54,25

Roca 43,61 9,98

EP: Complejo El Payen: DN: Complejo El Nevado. Fuente: cálculos propios a partir de los datos de Maccarini y Baleani (1995).

Tabla 15.1b. Porcentaje de los principales Grupos de suelo en cada Complejo de la Ecorregión Estepa Patagónica

Orden Grandes Grupos P GP PL


Alfisoles Haploxeralfes 2,97 0,00 0,00

Aridisoles Calciortides 0,28 0,00 2,20

Aridisoles Paleortides 2,23 0,96 0,00

Aridisoles Paleargides 2,74 0,05 2,37

Aridisoles Natrargides 6,67 5,07 13,48

Aridisoles Paleoargides 3,97 12,36 11,04

Aridisoles Haplargides 9,61 14,07 35,90

Entisoles Xeropsamentes 1,15 1,61 0,00

Entisoles Udortentes 0,00 3,18 0,00

Entisoles Torriortentes 11,61 8,56 0,00

Entisoles Xerortentes 11,22 2,16 9,56

Inceptisoles Vitrandeptes 11,72 0,00 0,00

Inceptisoles Eutrandeptes 0,00 3,84 7,95

Molisoles Argiustoles 2,19 0,00 0,00

Molisoles Haploxeroles 5,35 0,00 0,00

Molisoles Criacuoles 0,00 5,82 0,00

Molisoles Crioboroles 0,00 6,26 0,00

Molisoles Argixeroles 6,03 1,02 0,00

Molisoles Haploboroles 1,83 29,85 14,56

Agua 0,53 3,74 2,93

Roca 15,80 0,00 0,00

P: Complejo Precordillera Patagónica; GP: Complejo Glaciario Preandino; PL: Complejo Planicies Lávicas. Fuente: cálculos propios a partir de los
datos de Maccarini y Baleani (1995).

En las Subregiones Central y Golfo de San Jorge hay Aridisoles, Entisoles y Molisoles (Tablas 15.1c
y 15.1d). Entre los primeros predominan los Haplargides, ya descriptos y los Natrargides y Paleargi-
des. En los Natargides, el complejo de intercambio a nivel del horizonte de acumulación iluvial está
dominado por el catión sodio (horizonte nátrico) y está fuertemente estructurado en prismas o co-

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Tabla 15.1c. Porcentaje de los principales Grupos de suelo en cada Complejo de la Ecorregión Estepa Patagónica

Orden Grandes Grupos MN PSC MC MD MS


Aridisoles Paleargides 0,00 0,00 0,00 0,00 3,61

Aridisoles Cambortides 9,46 0,00 0,00 0,00 0,00

Aridisoles Paleortides 6,85 0,02 9,48 0,00 0,00

Aridisoles Calciortides 6,00 16,66 0,43 18,06 0,02

Aridisoles Paleoargides 4,83 11,56 16,54 0,82 26,59

Aridisoles Haplargides 39,70 7,99 18,41 14,40 2,06

Estepa Patagónica
Aridisoles Natrargides 7,21 43,79 38,41 35,45 18,89

Entisoles Torrifluventes 0,18 0,00 0,00 6,06 0,00

Entisoles Xerortentes 0,64 11,65 2,52 0,00 0,00

Entisoles Torriortentes 17,80 3,03 5,10 0,00 0,00

Entisoles Xeropsamentes 1,83 0,00 0,00 0,00 29,49

Molisoles Argixeroles 0,21 0,00 0,00 0,00 4,00

Molisoles Calcixeroles 0,00 0,00 4,66 0,00 0,00

Molisoles Haploxeroles 3,15 2,89 0,76 0,00 0,00

Molisoles Haploboroles 0,00 0,00 1,48 25,21 15,33

MN: Complejo Macizo Norpatagónico; PSC:Complejo Planicies y Serranías Centrales; MC: Complejo Mesetas Centrales; MD: Complejo Macizo del
Deseado; MS: Complejo Mesetas Surpatagónicas. Fuente: cálculos propios a partir de los datos de Maccarini y Baleani (1995).

Tabla 15.1d. Porcentaje de los principales Grupos de suelo en cada Complejo de la Ecorregión Estepa Patagónica

Orden Grandes Grupos MSJ PV


Aridisoles Paleoargides 10,56 0,00

Aridisoles Paleortides 27,84 0,00

Aridisoles Natrargides 41,84 0,00

Aridisoles Calciortides 0,00 43,41

Entisoles Torriortentes 0,42 54,81

Molisoles Haploxeroles 5,19 0,00

Molisoles Calcixeroles 14,15 0,00

MSJ: Complejo Mesetas de San Jorge; PV Complejo Península de Valdés. Fuente: cálculos propios a partir de los datos de Maccarini y Baleani (1995).

lumnas. No presentan horizontes cementados con carbonatos o con sílice, aunque pueden ser ricos
en calcáreo y sales. Se los encuentra en las provincias de clima árido. Los Paleargides son suelos an-
tiguos evolucionados sobre superficies geomórficas muy estables. Se caracterizan por la presencia
de horizontes ricos en carbonatos y cementados por calcáreo a menos de 100 cm de la superficie;
o bien un horizonte iluvial (argílico) con más 35 % de arcillas, caracteres que implican largos perío-
dos de formación. Por lo general tienen coloraciones rojizas. Se desarrollan en clima árido. Entre
los Entisoles, los más frecuentes son los Torripsamentes, ya descritos, y los Torriortentes, que son
suelos secos o salinos de regiones áridas, frías o cálidas; neutros o calcáreos y están sobre pendien-
tes moderadas a fuertes. Entre los Molisoles, los más frecuentes son los Haploboroles, ya descritos.
En la Subregión Tierra del Fuego dominan los Molisoles y los Inceptisoles (Tabla 15.1e). Entre los
primeros dominan los Haploboroles, ya descritos. Los Inceptisoles son suelos desarollados en re-
giones subhúmedas y húmedas que no han alcanzado a desarrollar caracteres diagnósticos de otros

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Tabla 15.1e: Porcentaje de los principales Grupos de suelo en cada Complejo de la Ecorregión Estepa Patagónica

Orden Grandes Grupos MF


Inceptisoles Crioumbreptes 3,10

Inceptisoles Criocreptes 12,03

Molisoles Argiboroles 2,55

Molisoles Crioboroles 7,46

Molisoles Haploboroles 74,07

MF: Complejo Mesetas Fueguinas.


Capítulo 15

órdenes pero poseen evidencias de desarrollo mayores que las de los Entisoles. Son suelos inma-
duros y muestran horizontes alterados que han sufrido pérdida de bases, hierro y aluminio pero
conservan considerables reservas de minerales meteorizables. Se aceptan en este Orden suelos con
gran variedad de rasgos morfológicos. El Gran Grupo dominante es el Criocreptes, que son suelos
claros, bien drenados, de latitudes medias a altas, desarrollados a elevadas altitudes o latitudes,
en condiciones clima frío, con o sin permafrost.

Ambiente humano
Según los estudios arqueológicos, las primeras evidencias de poblamiento de la Ecorregión Este-
pa Patagónica son del 13.000 a 10.500 AP y fueron obtenidas en la cuenca del río Deseado y de la
cuenca de Magallanes. Dos sitios arqueológicos de la vertiente occidental de los Andes dieron igua-
les resultados. Los autores encuentran coincidencias en cuanto a las formas y tiempos de coloniza-
ción de la región, tanto en el centro de la estepa como en las cercanías del estrecho de Magallanes
y en Tierra de Fuego, y sólo el pie de la vertiente oriental de los Andes fue poblada dos milenios más
tarde. Los autores sugieren que debieron producirse entradas independientes desde el Atlántico y
desde el Pacífico, mientras que los piedemontes orientales de la cordillera fueron poblados cuando
los espacios disponibles lo permitieron, al contraerse los hielos de la última glaciación (Miotti y Sa-
lemme, 2003). No en todos los sitios de Patagonia se encuentran asentamientos tan antiguos. Por
ejemplo, en Patagonia Central no se encuentran evidencias de ocupación anteriores a los 5000 AP
y en las cuencas altas de los ríos Deseado y Santa Cruz y entre los ríos Colorado y Chubut, el po-
blamiento no ocurrió antes de 10.000 AP. Si esta hipótesis es cierta, se esperaría que los primeros
asentamientos de exploradores/colonizadores llegados desde el Atlántico se encontrarían bajo el
mar epicontinental, ya que el nivel del mar se elevó desde el máximo de la última glaciación, es-
pecialmente en el Holoceno Medio. La exploración y ocupación fue un proceso lento que estuvo
condicionado por una gran heterogeneidad ambiental, espacial y temporal causada por un territo-
rio muy amplio de topografía variada y un clima riguroso y cambiante. En otras zonas, como en el
extremo oriental del estrecho de Magallanes, hay evidencias de continuidad poblacional o coloni-
zación tardía, con baja densidad poblacional, desde los 1600-1200 AP. Los objetos arqueológicos
recuperados muestran explotación especializada de recursos costeros por cazadores-recolectores
en momentos en que el clima era árido (Manzini, 2007).
La amplitud del territorio y las inclemencias climáticas influyeron las decisiones de exploradores,
colonizadores y políticos a lo largo de la historia de Patagonia también desde la colonización euro-
pea hasta el presente.
Antes de la llegada de los europeos, la Patagonia estaba ocupada por varios grupos indígenas,
mayormente nómades, cazadores-recolectores. No eran muy avanzados y no dejaron muchos re-
gistros, sólo algunos depósitos funerarios, cuevas, escrituras rupestres, lugares de labores de pie-

558
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

dras o conchillas. Algunos eran sedentarios, al menos temporalmente, cazaban y cultivaban papa,
maíz, recolectaban semillas y hacían harina. Los productos de caza eran guanaco, ñandú, puma y
los que vivían cerca de las costas cazaban lobos marinos, ballenas y recolectaban muchos productos
marinos. Hacían cestería, alfarería y telas. Los mapuches fueron los más avanzados y vivían en el
actual territorio chileno; durante la conquista por los europeos fueron empujados hacia la Patago-
nia Argentina, donde dominaron a las etnias locales y aún hoy habitan, dedicándose al manejo de
pequeñas majadas mixtas de oveja y cabra, acorralados en áreas cada vez más reducidas con escaso
apoyo del sector público en sanidad y educación.

Estepa Patagónica
En el siglo XVI comienzan las expediciones, la mayoría de las cuales fracasaron en cuanto a con-
quista y establecimiento de colonizadores. Sin embargo, todas las expediciones dejaron conoci-
mientos acerca de la geografía del Sur de Patagonia y de las costumbres aborígenes. Cada expedi-
ción era una decisión política con objetivos de conquista y lucha por la soberanía en este territorio
estratégico entre España y Portugal en primera instancia, y más adelante España, Inglaterra y Ho-
landa. La historia de las expediciones entre los siglos XVI y XVII es una historia de naufragios, mo-
tines, asesinatos, muertes por frío e inanición. Las dos primeras colonias fundadas en las cercanías
del estrecho de Magallanes hacia finales del siglo XVI fracasaron al morir todos sus habitantes por
las inclemencias climáticas y el hambre. Los jesuítas, que trataron de evangelizar y colonizar entre
los siglos XVI y XVII, también debieron abandonar la empresa por la gran cantidad de muertes cau-
sadas por las luchas de los indígenas por recuperar sus tierras y su independencia. En el siglo XVII
se realizaron algunas expediciones por tierra, desde Buenos Aires y desde Santiago de Chile. Las
primeras no pudieron atravesar el río Negro por los grandes caudales que traía. El Oeste de la ac-
tual Argentina fue colonizado por los españoles desde Santiago, lo cual implicó descubrir los pasos
a través de la cordillera. Recién en 1779, depués de varios reveses, se logró establecer la primera
población en Patagonia, Carmen de Patagones, con una densidad reducida y aislada dedicada al
cultivo de subsistencia de sandía, tomate, pimiento, batata, y la cría de ganado. En 1780 se esta-
blece una población en San Julián, también después de muchos contratiempos, y en 1782 se em-
pieza a producir cantidad considerable de trigo y avena. En 1784 se abandonaron todos los puestos
patagónicos por razones económicas.
La presencia europea en el Sur de la Patagonia coincide con la intensificación del transporte de
mercancías a Asia Sudoriental por el comercio de telas, especias y maderas nobles con Indonesia,
China, India; esto estimuló la ocupación de tierras por las potencias marítimas europeas (Fanning,
1989; De Bouganville, 2003). Asimismo, en esta misma zona y en las Malvinas, Norteamérica es-
timulaba el desarrollo de empresas de explotación de loberías para aceite, grasa y cueros, que se
comercializaban con Indonesia y China (Fanning, 1989; De Bouganville, 2003).
Durante la lucha por la independencia, la Patagonia, que por herencia de España pertenecería a
Argentina, pasa por un período de abandono, que se prolonga desde 1810 a 1825, cuando se rei-
nician las expediciones, esta vez por iniciativa del gobierno argentino. La primera expedición por
tierra tuvo por objetivo eliminar a los aborígenes de la Patagonia, como un anticipo de la campaña
del desierto, realizada unos 45 años después. Esta expedición logró afianzar la soberanía argen-
tina en tierras patagónicas extendiéndose la frontera. El estado nacional envió muchos adelanta-
dos políticos y científicos, pero no se logró afianzar la soberanía argentina en la Patagonia hasta la
campaña del desierto de fines del siglo XIX, impulsada por el temor a las aspiraciones chilenas en
la patagonia. Algunos autores consideran que la campaña fue exitosa porque logró afianzar la so-
beranía nacional sobre la patagonia y pacificar el interior (Vallega, 2001). Sin embargo, había que
considerar que no se logró ganar a los antiguos pobladores para una causa nacional sino que se los
exterminó en gran parte. Como sea, después de la campaña, en 1884 se promulga la ley 1532 por
la que se crean cinco Territorios Nacionales en la zona explorada: Neuquén, Río Negro, Chubut,

559
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Santa Cruz y Tierra del Fuego, con límites establecidos para cada uno y gobernadores designados
por el Poder Ejecutivo Nacional.
Por muchos siglos hubo una intercambio natural y fluído entre los habitantes de ambos lados
de la cordillera, motivado por la necesidad, ya que la Patagonia se encontraba aislada de las
grandes ciudades del Norte. Cuando el Estado Argentino decidió tomar control de la Patagonia lo
hizo ignorando los lazos de siglos entre los habitantes indígenas y criollos de ambos lados de la
frontera con los colonizadores europeos. El proyecto de “argentinizar” a la población, que tuvo
instrumentos como la Ley de Educación universal, estatal y gratuita 1420 de 1884, entre otros,
Capítulo 15

no tuvo en Patagonia el éxito que tuvo en el resto del país, nuevamente a causa del aisalmiento,
las grandes extensiones y el hecho de que las zonas cercanas a las fronteras con Chile estaban
habitadas por indígenas y por chilenos en mayor proporción que argentinos. Allí se festejaban
las fechas patrias de ambos países (Bandieri, 2009). Desde finales del siglo XIX hubo una gran
preocupación por parte del Estado por la penetración de extranjeros a través de las fronteras y en
ese momento se iniciaron en la Patagonia una serie de acciones tendientes a defender la sobera-
nía nacional, como construcción de carreteras y puentes, construcción de ferrocarriles, creación
de escuelas de fronteras y otros organismos nacionales, incremento de la explotación y explora-
ción de productos petroleros, gasíferos y carboníferos bajo control estatal; creación de depen-
dencias militares en los sitios considerados más estratégicos (Bandieri, 2009). Se hicieron obras
de riego, se distribuyeron tierras fiscales, por venta, concesión o en pago de servicios brindados
a la nación; se fomentó el desarrollo ganadero; se tendieron hilos telegráficos y se hizo propa-
ganda en el exterior y en las islas Malvinas para estimular la afluencia de colonos y pobladores
a las nuevas tierras. En este período, las actividades productivas fueron la ganadería ovina y la
explotación petrolera.
La distribución de tierras fue según la estrategia latifundista y la tierra quedó en manos de po-
cos privilegiados. En flagrante contradicción con la política nacional de “argentinizar”, se vendió
una gran cantidad de tierras a compañías extranjeras, mayormente inglesas, algunas establecidas
en Chile (Bandieri, 2005). Este proceso desplazó a antiguos pobladores mediante el avance de las
fronteras sobre tierra ocupadas y generó descontento que se tradujo en grandes movilizaciones de
obreros de campo y petroleros en las tres primeras décadas de 1900, las cuales fueron violenta-
mente reprimidas. Recién en la segunda mitad de la década de 1950 los Territorios Nacionales con-
tinentales (Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz) se convirtieron en provincias y los habitantes
en ciudadanos argentinos, al menos en los papeles. La liberación de las restricciones a la ciudada-
nía y la concesión de autonomía política a la provincias fue una deuda pendiente del Estado Nacio-
nal que se prolongó demasiado en nuestra historia (Ruffini, 2007). Sin embargo, en la práctica se
siguió en el modelo político tradicional de las élites, las propiedades de extensos territorios queda-
ron en manos extranjeras, y los beneficios de la explotación de las tierras siguieron exportándose.
Los usos actuales de la tierra siguen siendo la cría de ovejas, la extracción de petróleo, la minería
y la producción agrícola en los valles de los grandes ríos. Otras actividades son la explotación silvi-
cultural de bosques nativos y de bosques implantados de exóticas, la ganadería bovina y caprina,
la cría de llamas, la apicultura. Lo que pasó a fines del siglo XIX y comienzos del XX con las tierras
agrícolas ocurre actualmente con las tierras compradas para la explotación minera por las grandes
empresas extranjeras, con el desplazamiento de los pobladores tradicionales y con la exportación
de los beneficios. La Patagonia ya no es más una región aislada por las condiciones ambientales
e infraestructurales, sino por estar gran parte de su territorio en manos de grandes empresas ex-
tranjeras.
La Ecorregión Estepa Patagónica fue subdividida en: cinco subregiones y 14 Complejos, sobre la
base de características geológicas, geomorfológicas y vegetación:

560
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

● Subregión La Payunia
— Complejo El Payen
— Complejo El Nevado
● Subregión Subandina
— Complejo Precordillera Patagónica
— Complejo Glaciario Preandino
— Complejo Planicies Lávicas
● Subregión Central

Estepa Patagónica
— Complejo Macizo Norpatagónico
— Complejo Planicies y Serranías Centrales
— Complejo Mesetas Centrales
— Complejo Macizo del Deseado
— Complejo Mesetas Surpatagónicas
● Subregión Golfo de San Jorge
— Complejo Mesetas de San Jorge
— Complejo Península de Valdés
● Subregión Tierra del Fuego
— Complejo Mesetas Fueguinas
— Complejo Islas del Atlántico Sur

SUBRREGIÓN DE LA PAYUNIA
Complejo El Payen
Tipos esenciales de vegetación
El tipo predominante de vegetación a escala regional es la estepa arbustiva, con elementos de las
Ecorregiones vecinas Altos Andes y Monte de Llanuras y Mesetas.

Ubicación
Este Complejo, con una superficie de 27.570 km2, está dividido en tres porciones. La porción
más extensa es la meridional y se ubica casi totalmente en el SO del departamento Malargüe, Pro-
vincia de Mendoza. Las otras dos unidades se encuentran en los departamentos Pehuenches y Añe-
lo, Norte de Provincia de Neuquén.
Limita al Este y al Oeste con las Ecorregiones Altos Andes y Monte de Llanuras y Mesetas, respec-
tivamente. Su borde Norte coincide con el borde Sur del Complejo El Nevado y hacia el Sur limita
con el Complejo Precordillera Patagónica y la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas.

Clima
El clima es árido o desértico. Las temperaturas medias anuales son de 14 °C, con valores de al-
rededor de 24º en Enero y menos de 7 °C en Julio. La precipitación media anual varía entre 100 y
200 mm. La humedad relativa es inferior al 50 % y la evapotranspiración potencial es de alrededor
de 800 mm, por lo tanto, el déficit hídrico anual es muy marcado. Las heladas son frecuentes en
invierno y las nevadas son ocasionales. La temperatura disminuye con la altitud.
En el Complejo no hay estaciones meteorológicas. La estación climatológica más cercana es Ma-
largüe Aeródromo, a 1460 m de altitud, en el borde occidental del Complejo El Nevado. Registra
datos desde 1974 a 2010, pero con muchos años sin datos o con datos incompletos. Promediando

561
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

los años con datos, la precipitación media anual (16 años) es de 388 mm, incluyendo lluvia y nieve
derretida; la temperatura media anual (24 años) es de 13ºC, la temperatura anual máxima media
(24 años) es de 20 °C y la mínima media (23 °C) es 5 °C. La velocidad media anual del viento (24
años) es de 8 km/hora; hubo 50 días de lluvia y 12 días con nevadas por año en 25 años.
Según Candia et al. (1993), el clima de El Payen está fuertemente influido por el Anticiclón del
Pacífico, produciéndose precipitaciones estivales. En los meses invernales el anticiclón del Pacífico
se acerca al continente y el del Atlántico se interna en el océano, generándose un centro de baja
presión hacia el Este de Los Andes. Esto favorece el paso de masas de aire del Pacífico a través de
Capítulo 15

pasos montañosos y sectores de menor altitud y se producen precipitaciones níveas y pluviales en


invierno, de Mayo a Agosto. Las lluvias estivales son escasas y sometidas a alta evaporación por los
fuertes vientos. Los datos que informan son del Servicio Meteorológico Nacional, para el período
1941-1950, pero no se sabe de qué estación provienen. La temperatura media anual es 21,3 °C,
la invernal es 12,9 °C y la estival es 27,5 °C. Las temperaturas absolutas anuales máxima y mínima
son 38 °C y -23,6 °C, respectivamente. La precipitación media anual, media invernal y media esti-
val son 198, 279 y 144 mm. La velocidad media anual del viento es 6 km/hora.
En la Reserva Provincial Auca Mahuida, ubicada en el parche pequeño Oriental del Complejo El
Payen, se informa una precipitación media anual de 130 mm. En esta región se dan las cifras más
elevadas de déficit hídrico (600 mm), con valores de evapotranspiración potencial de entre 700 y
750 mm. La temperatura media para el mes más cálido, es de 21,9 °C mientras que para el mes
más frío es de 5,7 °C (Navarro, sf).

Geología y geomorfología
Este Complejo se encuentra sobre el segmento de subducción normal de la Placa de Nazca, que
en esta latitud tiene unos 30º de inclinación. Por lo tanto se trata de una zona caracterizada por la
actividad volcánica a partir del Cuaternario y hasta el Holoceno, y poca actividad sísmica. La ac-
tividad volcánica tuvo dos picos, el primero en el Mioceno (26 a 8 MA5) y el segundo en el Plioce-
no - Holoceno (<5 MA) y se desarrolló en el borde occidental y al pie de los Andes. Payenia está
integrada por más de 800 conos basálticos monogenéticos (un sólo evento eruptivo) y por unos
pocos conos poligenéticos (más de un evento eruptivo) compuestos por rocas diferenciadas y ali-
mentados desde cámaras magmáticas superficiales. Entre los volcanes poligenéticos se encuentran
Chachahuén, del Mioceno y Payún Matrú, del Pleistoceno superior hasta Holoceno, ambos sobre
un escudo basáltico (Auca Mahuida), que se encuentra alineado con los volcanes Tromen (N del
Complejo Precordillera Patagónica) y Domuyo (Ecorregión Altos Andes), conformando un cinturón
volcánico NO oblicuo a los Andes. Varios conos monogenéticos son hidromagmáticos y algunos po-
cos contienen pequeñas inclusiones del manto. El volcanismo Holoceno sólo existe en Payún Matrú.
El reducido volumen eruptado durante el Holoceno y su distribución localizada en los alrededores
del volcán Payún Matrú indica que la actividad magmática en el retroarco6 estaría llegando a su fin
(Llambías et al., 2010).
En el Complejo existen cuevas kársticas, de las cuales se han identificado e inventariado dos en
el extremo NO, El Chachao y Dona y una tercera en el centro del parche más extenso, Hoyo Dolo. La
cueva El Chachao se ubica al pie de una afloramiento de caliza y es de yeso, producto de la reacción
de la roca caliza con el ácido sulfhídrico que se desprende del agua ligeramente termal. Tiene una
longitud de 28,5 m y por ella circula un arroyo de agua ligeramente termal, que finalmente brota

5 MA: millones de años.


6 Retroarco: franja ubicada por detrás al arco volcánico, que forma una cuenca cuyo fondo es la corteza continental y se rellena
con sedimentos fluviales, deltaicos o marinos, y volcánicos, derivados del orógeno que se levanta.

562
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

como un manantial a unos 20 m de la cueva. Dentro de la cavidad se aprecia un muy ligero olor a
ácido sulfhídrico y el agua tiene un sabor algo dulce. Esta agua es utilizada en un puesto adyacente
para cría de ganado (Urban y Benedetto, 1998). La caverna Hoyo Dolo, a 1650 m de altitud en lava
basáltica, tiene 350 m de galerías explorados pero hay evidencias aerofotogramétricas que indica-
rían que tiene hasta 2,5 km de longitud (Benedetto, 2008).
En términos generales este Complejo muestra un ambiente típicamente patagónico, sin cauces
de agua permanente, donde los barreales, jagüeles y otros reservorios almacenan agua temporal-
mente. Los lugares con vertiente natural son muy escasos, generalmente localizados en los rebor-

Estepa Patagónica
des del área y el avenamiento hidrográfico muestra un marcado desorden, predominando paisajes
de cuencas endorreicas. Los arroyos presentan cursos efímeros que fluyen sólo durante las preci-
pitaciones. Sin embargo, desde el punto de vista geológico, presenta características únicas para
Argentina, producto del volcanismo Cuaternario emplazado sobre un paisaje de bajadas preandinas
y rocas paleozoicas. Es un área de relieve relativo muy bajo donde sobresalen muchos estratovolca-
nes, calderas, domos y conos de cenizas muy bien preservados, algunos de grandes dimensiones.
La matriz está formada por extensas mesetas lávicas originadas por las erupciones. Algunos volca-
nes superan los 3700 m y se elevan 2000 m por encima del nivel promedio de las mesetas. En las
planicies de las mesetas aparecen depresiones que forman pequeñas cuencas endorreicas, en las
que desaguan los cursos de una red de drenaje no integrada, consecuencia de la geomorfología
volcánica. Las depresiones constituyen las únicas existencias de agua temporaria, no hay cursos
permanentes y la red hidrográfica es muy pobre en densidad y caudal, especialmente en el sector
de la planicie. En el sector oriental, que tiene geomorfología serrana, la red de drenaje es un poco
más densa y por el extremo occidental del Complejo corre de Norte a Sur el río Grande, que nace en
la Ecorregión Altos Andes y desemboca en el río Barrancas, y establece un límite entre los sectores
serrano hacia el Oeste y mesetas lávicas hacia el Este. Hacia el Sur, el río Barrancas-Colorado cor-
ta el Complejo, el cual vuelve a aparecer al Sur del río Colorado, en las sierras Auca Mahuida y del
Huaitranco-Negra. Estas sierras se ubican en el centro de los parches pequeños oriental y occiden-
tal del Complejo. En las depresiones y planicies lávicas hay campos de dunas, algunos de grandes
dimensiones. Asociados a los volcanes se encuentran depósitos piroclásticos.

Patrones recurrentes
Predominan las estepas arbustivas semiáridas, con muchas variantes ya que las especies dominan-
tes y la fisonomía dependen de las altitudes, a una escala regional y de la microtopografía y los sue-
los a escala menor. A altitudes inferiores a los 1400 m, los matorrales están compuestos por Stillinga
patagónica, Anarthrophyllum rigidum, Ephedra ochreata, Colíguaya integuerrima, Berberis grevilleana,
Astragalus pehuenches, Neosparton aphyllum y elementos del Monte como Larrea nitida y Cassia amot-
tiana. A altitudes superiores a los 1800 m, las comunidades tienen las características de la estepa pa-
tagónica, con Mulinum spinosum, Azorella spp, Adesmia spp, Maihuenia spp, entre otras. Los matorra-
les más frecuentes entre los 600 y los 1200 msnm, están dominados por Ephedra ochreata (solupe),
asociada con Lycium chilense, Senecio jilaginoides, Grindelia chiiloensis, Mulinum spinosum, Junellia se-
riphioides, Panicum urvilleanum, entre otras, a las que se le suman Diostea juncea, Prosopis denudans,
Schinus polygamus, Gutierrezia solbrigii, Polygala spinescens, etc. (León et al., 1998).
En las pampas altas que rodean al volcán a unos 1300 m se encuentran matorrales de Neosparton
aphyllum y Chuquiraga erinacea, alternando con jarillares de Larrea divaricata. Ascendiendo los conos
volcánicos, el patrón de vegetación depende de los suelos. En los mantos arenosos eólicos se desa-
rrollan los junquillares de Sporobolus rigens, en los basaltos meteorizados el pastizal de Stipa speciosa
y Hordeum comosum y en escoriales o lavas los matorrales de Colliguaja integerrima, Stillinga sp o June-

563
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

llia connatibracteata. Por encima de los 1800 m domina Mulinum spinosum, acompañado por especies
andinas como Adesmia pinnifolia y a 1900 m aparecen matas de Azorella caespitosa o de Pantacantha
ameghinioi esparcidas entre las rocas. A casi 1300 m se encuentra una estepa dominada por Gutie-
rrezia spathulata, con diversas especies de Stipa, Retanilla patagonica y Gallardoa fischeri.
En la porción oriental del Complejo, en el ecotono con el Monte, se han encontrado unos 159
taxones endémicos de la Argentina, de los cuales 80 son endémicos de este área. Los autores des-
tacan la presencia de numerosas especies de los géneros Baccharis, Senecio, Azorella, Mulinum,
Acaena, y de las familias Ephedraceae y Calyceraceae que se distribuyen en ambas vertientes de
Capítulo 15

Los Andes (Prina y Alfonso, 2002).


En el estudio de la vegetación realizado en la reserva Provincial La Payunia (Candia et al., 1993)
se informa que dominan dos tipos de vegetación: pastizales en suelos arenosos relativamente pro-
fundos y arbustales (los autores los llaman matorrales) en la escoria cubierta parcialmente por are-
na. Entre los arbustales se encuentran comunidades muy abiertas (20 % de cobertura o menos);
abiertas (25 y 40 % de cobertura) y cerradas (60 a 65 % de cobertura), dependiendo del tipo de
suelo. Los arbustales muy abiertos, de extensión reducida, se encuentran en suelos muy pobres y
someros, como las carbonillas volcánicas o arenas negras. En el estrato arbustivo domina Adesmia
aff pinifolia, de 1,5 a 1,8 m de altura, acompañada por Pantacantha ameghinoi, Senecio filaginoi-
des y Grindelia chiloensis. En el estrato herbáceo, de 40 cm de altura, la especie más frecuente es
Stipa speciosa. El arbustal abierto ocupa una importante extensión al Oeste y centro del área pro-
tegida, en cordones rocosos con escorias volcánicas aflorantes en las áreas medanosas. El estrato
superior arbustivo, de 1 a 1,5 m de altura y su composición específica depende de la profundidad
de la cubierta de arena. El arbustal de Neosparton aphyllum, en los afloramientos rocosos cubier-
tos de arena,tiene como especies acompañantes Fabiana patagonica, Stillinga patagonica y Grin-
delia chiloensis en el estato arbustivo y Maihueniopsis glomerata, Stipa speciosa y Poa lanuginosa,
entre otras, en el estrato inferior de 30 cm de altura. El arbustal de Fabiana patagonica, en las la-
deras rocosas y piedemontes locales, en pendientes de 35 a 40 %, tiene un sólo estrato arbustivo
bajo (80 cm) con Prosopidastrum globosum, Cassia aphylla, Acantholippia seriphioides y Gutierrezia
spathulata, entre otras. Las herbáceas más comunes son Stipa sanluisensis, Chenopodium pappulo-
sum, Stipa vaginata y Aristida spegazzini. El arbustal de Grindelia chiloensis está muy distribuido en la
reserva, en parches bajos y de escasa cobertura, en suelos rocosos con abundante cubierta de are-
na. Tienen un estrato arbustivo bajo (50 cm), con G. chiloensis acompañada por Adesmia aff trijuga,
Gutierrezia spathulata, Brachyclados lycioides, etc., y las herbáceas Stipa speciosa y Poa lanuginosa.
Los arbustales cerrados se extienden al Norte, Este y Sur de la reserva ocupando grandes super-
ficies. Siempre poseen un estrato herbáceo codominante de gramíneas, principalmente al Norte de
la reserva. En general se presentan en sectores donde la retención de humedad es mayor, como en
piedemontes locales, sectores bajos, conos aluviales y escorias parcialmente cubiertas de arena. Se
encuentran 4 comunidades que difieren en la especie dominante y las acompañantes. El arbustal
de Neosparton aphyllum, en piedemontes locales, tiene un estrato arbustivo de 1,5 m dominado
por N. aphyllum y Grindelia chiloensis, Junellia connatibracteata, Lycium chilense, etc. como acom-
pañantes. En el estrato herbáceo de 30 cm las especies más comunes son Glandularia flava, Stipa
chrysophylla, Baccharis darwinii y Aristida subulata. El arbustal de Larrea divaricata tiene un estrato
superior de hasta 2 m con Salvia gilliesi, Bougainvillea spinosa, Schinus o’donelli y Larrea nitida como
acompañantes. En el estrato inferior de 60 cm de altura las especies más comunes son Senecio aff
filaginoides, Monnina dictyocarpa, Acantholippia seriphioides y Stipa vaginata. El arbustal de Chuqui-
raga hystrix, de considerable extensión al Norte del área, se asocia a suelos de arena muy fina, con
algo de ripio. En el estrato arbustivo, de 1,5 m de altura codominan Ch. hystrix y Junellia seriphioi-
des, y en el estrato inferior, de 40 cm, Atriplex lampa es la especie más abundante, con Senecio aff

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

filaginoides, Junellia ligustrina y Poa lanuginosa. El arbustal de Anarthrophyllum rigidum, en pequeños


conos aluviales o en la parte inferior de piedemontes, en suelos arenosos profundos con clastos
pequeños, tiene un estrato arbustivo de 2,5 m con Tetraglochin alatum y Mulinum spinosum como
acompañantes. En el estrato inferior domina Stipa speciosa, acompañada por Nicotiana spegazzini,
Panicum urvilleanum, Poa lanuginosa, Cassia arnottiana y Sporobolus rigens. Los pastizales se mani-
fiestan en 4 comunidades según el tipo de suelo y la altitud. El pastizal de Panicum urvilleanum, está
ampliamente distribuído en suelos arenosos y su presencia disminuye en suelos con afloramientos
rocosos volcánicos. En sectores localizados con suelo profundo forma pastizales de 80 % de co-

Estepa Patagónica
bertura, con las acompañantes Stipa chrysophylla, Senecio aff filaginoides, Stipa vaginata, Calycera
spinulosa y Poa lanuginosa. El pastizal de Sporobolus rigens aparece en parches con cobertura media
superior a 80 %, dispersos en los pastizales de Panicum spp y Stipa spp y en la ladera Oeste de Pa-
yún Matrú asciende hasta los 2300 m. El pastizal de Poa sp, con 40 % de cobertura, domina entre
los 2500 y 2900 m de altitud, donde ocupa principalmente suelos arenosos mezclados con mate-
riales volcánicos fuertemente meteorizados; las especies acompañantes son Chaetanthera pulvina-
ta, Viola vulcanica y Calceolaria brunellifolia, entre otras (Candia et al., 1993).

Pulsos naturales
El pulso anual es desencadenado por el cambio de estaciones con el aporte de agua de lluvia y
de derretimiento de nieve, la cual desencadena la producción de biomasa vegetal y la actividad de
la fauna, especialmente alrededor de acumulaciones de agua en bajos y en rocas, que constituyen
aguadas temporales.
Los incendios son frecuentes y muy destructivos y aparentemente son de origen antrópico, inten-
cionales o por descuidos. Son favorecidos por la falta de agua, las elevadas temperaturas estivales
y los fuertes vientos, lo cual los hace desvastadores (Candia et al., 1993).
El Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico moderado (sector NO) y reducido (SE),
por lo cual pueden esperarse movimientos de tierra.

Potencial natural de producción


Existen evidencias de ocupación humana en el 7200 AP, por cazadores-recolectores que proba-
blemente ocupaban las cuevas en el valle del río Grande y en verano se trasladaban hacia la alta
montaña o hacia las mesetas lávicas del Este. Se piensa que ésta fue una etapa de exploración-
colonización del espacio por pobladores de la vertiente occidental de la cordillera de Los Andes.
Luego de este período se produce un vacío de información arqueológica que puede deberse al des-
poblamiento como consecuencia de la intensa actividad volcánica o al hecho que se han buscado
yacimientos arqueológicos en cuevas y reparos y no tanto en sitios abiertos o porque había densi-
dades poblacionales bajas y mucha movilidad en un territorio muy extenso. En 3830 AP, aparecen
evidencias de estadías breves de grupos reducidos, probablemente estacionales o de paso. En el
2000 AP se producen innovaciones tecnológicas y un uso más prolongado de las cuevas, que pue-
de deberse a la aparición de la territorialidad por mayor competencia entre grupos; también se ve
que existe una red de movilidad entre sitios, con traslado de materiales y artefactos de otros sitios.
En el período colonial (Siglos XVI a XIX) la zona era habitada por Puelches y Pehuenches, con una
economía pastoril y gran movilidad e intercambio de materiales y artefactos entre grupos, incluso
transandinos (Durán, 2002).
Actualmente se crian caprinos sobre la vegetación natural. También hay ovinos, bovinos y equi-
nos (en importancia decreciente). Hay pocas aguadas y, probablemente el ganado compite con
las poblaciones de guanaco por pastos. El ganado se mantiene alrededor de los puestos y éstos se

565
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

encuentran donde hay aguadas. El comercio es a través de acopiadores, que tienen una demanda
estacional. En los puestos con ganado menor la producción es de subsistencia. Los puesteros usan
agua almacenada en rocas y depresiones después de las lluvias de verano y trasladan sus animales
a las aguadas permanentes cuando se agotan las reservas de agua de lluvia. Se realiza agricultu-
ra de secano en parcelas pequeñas, muy localizada, principalmente de subsistencia. También hay
cultivos bajo riego.
En el Complejo hay exploración y explotación de petróleo, con superficies concesionadas a em-
presas privadas. Los departamentos Pehuenches y Añelo son considerados entre los principales
Capítulo 15

productores de hidrocarburos de la provincia de Neuquén. En el departamento Pehuenches se ex-


traen principalmente hidrocarburos líquidos, mientras que en Añelo el aporte fundamental es de
gas. Hasta Julio de 1997, la mayor parte de la región fue concedida para su prospección, explo-
ración y explotación, comprendiendo aproximadamente un 89 % del área de la Reserva Provincial
Auca Mahuida (PPM-Auca Mahuida, 2000).
El Complejo tiene potencial para las actividades turísticas, con varios sitios de gran belleza escé-
nica, mayormente de carácter geológico y geomorfológico.
Se practica el extractivismo de recursos naturales, como leña para cocinar todo el año y para cale-
facción en el invierno, que proviene de los arbustos ya que no hay disponible leña de árboles. Esto
genera un anillo concéntrico de tierras desnudas alrededor de cada puesto, llamado peladar peri-
doméstico. También se caza guanaco para alimento y lana como actividad de subsistencia y con fi-
nes deportivos y comerciales; para extrer la lana se mata al animal, luego la lana es acopiada por in-
termediarios de las ciudades. La cacería para usos deportivos y domésticos supera ampliamente al
uso para subsistencia. Todos los animales silvestres son vulnerables porque se cazan aún cuando no
se aprovechan como alimento. Algunos se cazan para la obtención de pieles y se recogen los huevos
de choique y martineta, lo cual puede causar reducción de las poblaciones (Candia et al., 1993).
El potencial para protección es importante. En el Complejo habitan varias especies amenazadas
o vulnerables, entre las que se encuentran aves y mamíferos. Entre la aves se destacan choique
petiso (Pterocnemia pennata), martineta (Eudromia elegans), cóndor (Vultur gruphus), águila mora
(Geranoaetus melanoleucus), aguilucho (Buteo polyosoma). Entre los mamíferos están piche (Zaedius
pichiy), mara (Dolichotis patagonum), chinchillón (Lagidium viscacia); zorro gris (Dusicyon griseus),
hurón (Galictis cuja); gato montés (Felis goeffroyi); puma (Felis concolor); y guanaco (Lama guanicoe)
(Candia et al., 1993).
El Complejo El Payen tiene potencial para investigación paleontológica, arqueológica e histórica,
ya que existen depósitos y sitios identificados y probables cuyo estudio contribuiría al conocimien-
to de los procesos naturales y sociales del pasado. Se ha recomendado controlar el cumplimiento
de la Ley Provincial 2184 de protección del patrimonio histórico, arqueológico y cultural y realizar
un relevamientos más detallados en la reserva provincial Auca Mahuida y sus alrededores (Zalba et
al., 2010).

Protección de la naturaleza
● Reserva Total Provincial La Payunia, Decreto Provincial Nº 3917/82 (SIFAP, 2011).
● Reserva Provincial de Usos Múltiple Auca Mahuida, Decreto Provincial Nº 1446/96 (SIFAP, 2011).

Complejo El Nevado
Tipos esenciales de vegetación
El tipo predominante de vegetación es la estepa arbustiva, con elementos Andinos y del Monte.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Ubicación
Comprende una estrecha franja al Oeste de la Provincia de Mendoza que corre paralela a la cordi-
llera, atravesando el Sur del departamento Tupungato, y los departamentos Tunuyán, San Carlos, San
Rafael, donde se ensancha considerablemente hacia el Este, y Malargüe.
Su extensión es de 15.008 km2.

Clima

Estepa Patagónica
El clima es desértico, frío en invierno con temperatura media anual inferior a los 18 °C, siendo
la temperatura del mes más cálido de 22 °C, y la estación más seca el invierno. Las precipitaciones
son inferiores a 200 mm anuales. La humedad relativa es inferior al 50 %. La evapotranspiración
potencial anual es de alrededor a 700 mm. Las nevadas son frecuentes todo el año. El clima pre-
senta condiciones de gran aridez, estacionalidad y continentalidad.
En el Complejo hay una Estación climatológica: Malargüe Aeródromo, a 1460 m de altitud, en el
borde occidental del Complejo. Registra datos desde 1974 a 2010, pero con muchos años sin datos
o con datos incompletos. Promediando los años con datos, la precipitación media anual (16 años)
388 mm, incluyendo lluvia y nieve derretida; la temperatura media anual (24 años) es de 13 °C, la
temperatura anual máxima media (24 años) es de 20 °C y la mínima media (23 °C) es 5 °C. La veloci-
dad media anual de viento (24 años) es de 8 km/hora, hubo 50 días de lluvia y 12 días con nevadas
por año en 25 años.

Geología y geomorfología
El Complejo El Nevado se encuentra sobre el segmento de subducción normal de la placa de Naz-
ca y su extremo Norte se encuentra en la zona de transición entre este segmento y el de subducción
plana al Norte, por lo cual se trata de una zona caracterizada por actividad volcánica desde el Cua-
ternario al Holoceno (Llambías et al., 2010).
Geológicamente pertenece a la Provincia Basática Payenia, al igual que el Complejo anterior
(El Payen), por lo cual se refiere al lector a la descripción desarrollada en el acápite 4) del punto
G.1.1. A diferencia del Complejo El Payen, este Complejo está atravesado de Norte a Sur en su
sector Occidental, por la Depresión de Los Huarpes, que es una cuenca de retroarco parcialmente
deformada, rellenada por depósitos sedimentarios Terciarios y Cuaternarios continentales de unos
1000 m de espesor. Se extiende desde los -34 hasta los -36,4 °C aproximadamente; por lo cual
el extremo Norte del Complejo El Nevado no forma parte de esta depresión. Al Sur de los -34,6ºC,
los rellenos sedimentarios se interrumpen dando lugar a rocas volcánicas apoyadas directamen-
te sobre unidades cretácicas y paleógenas o sobre delgados depósitos de terrazas cuaternarias;
esto indica que en este sector no se desarrolló una cuenca de retroarco cenozoica (Llambías et
al., 2010).
Al Sur del río Salado (afluente del Atuel), la depresión de Los Huarpes tiene drenaje endorreico
generando una cuenca cerrada en cuyo fondo se encuentra la laguna de Llancanelo, en el límite
entre los Complejos El Nevado y El Payen. Esta cuenca endorreica se diferencia del resto de la de-
presión tiene mayor número de la mayor densidad de conos basálticos y coladas cuaternarias del
retroarco de Payenia. Al Norte del río Salado, la depresión de los Huarpes tiene más de 1000 m
de sedimentitas Terciarias y Cuaternarias con conos monogenéticos y coladas volcánicas dispersos
(Llambías et al., 2010).
La transición entre los segmentos de subducción plana al Norte y normal al Sur, coincide con una
disminución de la altura de la cordillera, lo cual puede deberse a que la litósfera del segmento plano

567
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

es más fría por lo cual permitiría soportar una carga mayor que el segmento de subducción normal,
que está ablandado por efecto térmico (Llambías et al., 2010).
Este Complejo ha sufrido varios pulsos de ascenso de la Cordillera de los Andes, lo cual se manifiesta
en los extensos niveles de bajadas de cientos de kilómetros de longitud. La depresión de los Huarpes,
que se encuentra delimitada por colinas, lomadas y huayquerías: serranías del Carrizal por el Norte,
Huayquerías y mesetas del Guadal por el Este, zona volcánica de la Payunia por el Sur. Su posición al
pie de la cordillera y la suave pendiente general hacia el Este hacen que gran cantidad de ríos alócto-
nos corten la unidad en sentido Oeste-Este. Los cursos de agua, que forman una red paralela, tienen
Capítulo 15

poca sinuosidad y transportan material grueso y a veces son anastosomados. Atraviesan la angosta
franja Norte del Complejo, los ríos Anchayuyo, que viene del Norte y toca la esquina NE del Complejo,
el río de Las Tunas, el arroyo Villegas, el arroyo Grande, el río Tunuyán y su tributario el arroyo Man-
zano, arroyos El Cepillo, Seco Grande y de Yaucha y sus tributarios arroyos del Rosario y del Medio, y
el río Diamante, todos ellos permanentes, que nacen en la Ecorregión Altos Andes y son alimentados
por el derretimiento de nieve y glaciares. Además hay un gran número de arroyos no permanentes, Las
Cortaderas, Los Papagayos, entre otros, también con sus nacientes en los Altos Andes. En la porción
Sur ensanchada, los arroyos Mallín Largo, Lechuzo y el río Atuel se desvían hacia el NE y los arroyos
Chacay y sus tributarios Malo y Mocho, y el río Malargüe, drenan en la laguna Llancanelo, mientras que
los cursos que bajan del cerro Nevado y la Sierra del Nevado ubicados al Este del Complejo, se pierden
en el Oeste de la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas. La porción central del Complejo no tiene
cursos de agua importantes en un trecho de 50 a 70 km, de Oeste a Este, y en este aspecto se parece
al Complejo El Payen, ubicado al Sur, como una prolongación del Complejo El Nevado.
En el límite Sur del Complejo se encuentra gran parte de la cuenca endorreica en la que se ubica
la laguna de Llancanelo, rodeada por terrenos bajos e inundables, en los cuales drenan y se pier-
den los ríos y arroyos que bajan de la cordillera en dirección SE. La laguna somera, con menos 3 m
de profundidad; es extensa, 65.000 hectáreas en su nivel máximo, pero su superficie es variable
dependiendo de los aportes hídricos. Se encuentra a unos 1300 m de altitud y está rodeada por
montañas bajas de la precordillera. Sus aguas son salobres a saladas y en su entorno se encuentran
salitrales y ambientes con depósitos palustres y lacustres formados por limos y arcillas salinas. Tam-
bién hay basaltos, médanos y ciénagas.
La laguna se encuentra en un campo volcánico de volcanes monogenéticos hidromagmáticos7,
entre los cuales se encuentra el volcán Carapacho, al Sur de la laguna, en el Complejo El Payen, y
el Volcán Trapal al Oeste de la laguna.
El sector angosto de Complejo se encuentra a una altitud entre 2500 y poco más de 1000 m, el
sector Sur va desde los 2000 a unos 700 m. En el sector angosto se encuentra el volcán Diamante,
que es un cono poligenético poco erosionado, asentado sobre coladas basálticas casi horizontales.

Patrones recurrentes
El patrón recurrente, que se manifiesta en la distribución de las fisonomías y composición de
la vegetación, está originado por la altitud, la forma de relieve y el sustrato. Predomina la estepa
arbustiva semiárida, que en los sectores más altos es de Retamilla patagonica, Colliguaja sp, entre
otras, las que son más notables con el incremento de la precipitación hacia el Oeste y subiendo las
pendientes; hacia el Este alternan la estepa arbustiva de Larrea divaricata con Larrea ameghinoi; la
de Larrea divaricata con elementos pampeanos, los cuales se hacen más frecuentes a medida que
se avanza hacia el Este; y la de Larrea divaricata con Geoffroea, Capparis, etc.

7 Hidromagmático: situación en que el magma intrusivo interacciona con agua externa o rocas profundas empapadas en agua
(Wohletz,1993 citado por Llambías et al., 2010). El volcán monogenético es el que se forma por una sola erupción.

568
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Las estepas arbustivas de 40-60 cm de alto, están dominadas por Colliguaja integerrima y Reta-
milla patagonica en el estrato más alto y por Nassauvia axilaris en el bajo. Las gramíneas más no-
tables son Stipa speciosa y S. neaei, ésta última crece dentro de las matas leñosas, que funcionan
como plantas nodrizas. Otras especies importantes son Mulinum spinosum, Ephedra ochreata, June-
llia ligustrina, J. connatibracteata y Senecio coxii.
En las bajadas, hacia el Noroeste, con el aumento de las precipitaciones, se encuentran asocia-
ciones edáficas como las de Argyllia bustillossi y Argyllia robusta, ambos arbustos que cubren las
pendientes del piedemonte. En las laderas que han sufrido meteorización aparecen Adesmia tri-

Estepa Patagónica
foliata, A. guttulifera, que es un arbusto de 1 m de hojas carnosas, Senecio obesus y Alstroemeria
spathulata, todas especies endémicas.
En las partes altas y secas, entre los 1200 y 1800 m, se desarrolla la estepa de arbustos bajos, en
las que se destacan Grindelia chiloensis y Acantholippia seriphiodes. También aparecen otras espe-
cies, pero no juntas, como Anarthrophyllum rigidum, Stillinga patagonica, Nassauvia axillaris, entre
otras. Por debajo de los 1200 m empiezan a aparecer elementos de los jarillares de Larrea.
En las pampas de suelos profundos al Norte del río Malargüe se desarrolla la estepa arbustiva de
Neosparton aphyllum, el cual forma un estrato muy homogéneo de 1,5 m de alto. El estrato medio
está compuesto por las especies psamófilas Junellia seriphioides, Grindelia chiloensis o Senecio subu-
latus; el estrato inferior está compuesto por Panicum urvileanum.
Alrededor de la laguna de Llancanelo, los patrones recurrentes dependen de la salinidad del sue-
lo y de la cantidad de agua disponible. Se encuentran dos comunidades vegetales principales. Una
de ellas se desarrolla en los bajos salinos y está dominada por Suaeda sp, Salicornia sp y Frankenia
sp; la otra se ubica en las tierras algo más altas y está dominada por Larrea sp. En los sitios con
suelos húmedos se pueden encontrar pastizales. El área con vegetación más densa se encuentra
hacia el NE, en los desagües de los tributarios principales, donde la salinidad es menor. Se trata de
humedales dominados por Typha sp (totoral) o por Schoenoplectus sp (juncal), acompañados por
Myriophyllum quitense (gambarrusa) y Potamogeton striatus y las cianofitas Rivularia sp y Gleotrichia
sp (Martínez et al., 1997).
En un estudio realizado en la laguna de Llancanelo y una franja de un km alrededor de la misma
se encontraron 64 especies de aves, la mayoría de ambientes acuáticos. Veintiocho de las especies
anidan en la laguna, de las cuales las más abundantes son: el cisne de cuello negro (Cygnus me-
lancoryphus), somormujo plateado (Podiceps occipitalis), el somormujo grande (P. major), la garza
nocturna coroninegra (Nycticorax nycticorax), la garceta nínea (Egretta thula), la garceta grande (E.
alba) y la gallareta ligas rojas (Fulica armillata). También se encontraron el flamenco austral (Phoeni-
copterus chilensis) y otras especies de Fulica y de cisnes (Martínez et al., 1997).
En el informe sobre la laguna de Llancanelo como sitio Ramsar (Sosa, 1995), se detectaron cuatro
zonas de diferente condiciones de hábitat y vegetación en la reserva. La zona que comprende los
esteros y estuarios del Río Malargüe y Arroyos Mocho y Chacay, es anegadiza y está dominada por
Juncus balticus, Phragmites australe, Typha dominguensis, Scirpus californicus, Cortaderia rudiuscula y
Distichlis spicata, entre otras. La zona de la llanura salina anegadiza con vegetación halófila arbus-
tiva de escasa cobertura, en la que se observan Suaeda divaricata, Atriplex sp, Schinus fasciculatus,
Frankenia juniperoides, Baccharis spartioidea, Salicornia ambigua y Heterostachys ritteriana. La zona
de médanos bajos con influencia salina, donde domina Sporobolus rigens, Lycium chilense, Schinus
fasciculatus, Suaeda divaricata y Chuquiraga erinacea. A esta zona también pertenecen los médanos
cercanos a los estuarios sin influencia salina, con Lycium chilense, Schinus fasciculatus y Cortaderia
sp. Finalmente, la zona de llanura altamente salina, y anegadiza totalmente desprovista de vegeta-
ción, que bordea la laguna. En las laderas del volcán Trapal se desarrolla una comunidad de cactus
columnares del género Denmoza spp, que suelen alcanzar los 4 m de altura (Sosa, 1995).

569
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Pulsos naturales
El Complejo El Nevado se encuentra en una zona de riesgo sísmico elevado en su sector Norte y
moderado en el Sur.

Potencial natural de producción


Existen evidencias en el Complejo El Nevado de ocupación humana por sociedades cazadoras-re-
colectoras y de que éstas atravesaron un proceso de intensificación del uso del espacio y sus recursos
Capítulo 15

durante los últimos 2000 años. Este procesos se caracterizó, en este Complejo, por la colonización de
espacios de baja biomasa vegetal de uso animal y humano y por el aprovisionamiento de recursos su-
bóptimos. El estudio de la arqueofauna demuestra una reducción de la disponibilidad de mamíferos y
la aparición de restos de peces, señalando un cambio en la estrategia de supervivencia (Corbat et al.,
2009). Hasta mediados del siglo XVIII habitaron el Complejo, incluyendo la laguna de Llancanelo y
zonas aledañas, los Puelches, cuya economía se basaba fundamentalmente en la caza y la pesca.
Actualmente sólo se encuentran restos arqueológicos (puntas de flecha, cerámica, pipas, cuchillos
de piedra, cuentas de collares de conchillas, etc.), ya que estos aborígenes fueron exterminados
durante la Campaña del Desierto, comandada por Rufino Ortega en Malargüe (Sosa, 1995).
Actualmente, las principales actividades económicas en Malargüe se concentran alrededor de la
producción de hidrocarburos, minería y en menor medida agricultura y ganadería. Entre los cultivos
principales se destacan las pasturas, los cultivos hortícolas, principalmente papa para semilla y ajo,
y los forestales (DGI, 2008). En el Complejo se encuentra la zona de producción agrícola bajo riego,
que se extiende a lo largo de la ruta nacional 40 desde el río homónimo hasta unos 30 km hacia el
Norte. El área agrícola cruza de Sur a Norte el brazo occidental del Complejo, desde la ciudad de
Malargüe, en el borde Sur del Complejo hasta que la ruta 40 cruza el borde Norte de este sector.
El sistema de riego incluye diques derivadores, canales, tomas y desagües, para abastecimiento
de la población y para riego, con más de 129 km de canales de riego. La cuenca también cuenta
con acuíferos libres, confinados y semiconfinados con un total de agua almacenada estimada de
130.000 hm3, alimentados por los ríos Atuel, Salado y Malargüe, y uno cuantos arroyos. El régimen
de precipitaciones en la cuenca es pluvial estival, con un valor medio anual de 263 mm. En prima-
vera-verano el caudal del río Malargüe incrementa mucho y afecta los sistemas de riego al derivar
el agua a cauces aluvionales, produciendo erosión, deterioro de cauces y embanques, lo cual causa
daños en los sistemas de riego y en los cultivos (DGI, 2008).
En los humedales que rodean la laguna de Llancanelo las comunidades de Scirpus, Stipa, Juncus,
etc. de la desembocadura de la mayoría de los afluentes que llegan a la laguna, se encuentran se-
riamente afectadas por el sobrepastoreo de bovinos, ovinos, caprinos y equinos, que los crianceros
(pastores trashumantes) de los alrededores llevan para pastorear (Sosa, 1995).
Las actividades extractivas (minería y petróleo) generan conflictos de intereses entre lo econó-
mico y lo ecológico, como en el caso de la laguna de Llancanelo (declarado sitio RAMSAR), ya que
estas actividades demandan grandes volúmenes de agua y suelen generar efluentes contaminan-
tes que, de no ser tratados adecuadamente, impactarían en la calidad del agua. Otra problemática
existente es la presencia de residuos radioactivos, provenientes del Complejo Fabril Malargüe (CFM)
situado en el extremo Nordeste de la ciudad de Malargüe (DGI, 2008).

Protección de la naturaleza
● Reserva Provincial Laguna de Llancanelo, Decreto Provincial Nº 9/80, declarada sitio RAMSAR
(SIFAP, 2011).

570
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

SUBREGIÓN SUBANDINA
Complejo Precordillera Patagónica
Tipos esenciales de vegetación
El tipo predominante de vegetación es la estepa gramisosa y arbustivo-graminosa. Por tratarse
de un Complejo muy extendido latitudinalmente existen muchas variantes y presenta ecotonos con
la vegetación andina y con la de Monte. Son muy frecuentes los mallines o vegas.

Estepa Patagónica
Ubicación
Se ubica al Oeste del meridiano 70 formando una franja de ancho variable paralela a la Cordillera
de Los Andes. Se extiende desde el límite Norte de la provincia de Neuquén hasta los 44º de latitud
Sur en el centro de Chubut, atravesando la provincia de Río Negro. Ocupa parcial o totalmente los
departamentos Chos Malal, Minas, Pehuenches, Norquin, Loncopué, Picunches, Aluminé, Zapala,
Catan Lil, Collon Cura, Huiliches, Lacar y Los Lagos de la provincia de Neuquén; Pilcaniyeu, Bari-
loche, Norquinco de la provincia de Río Negro y Cushamen, Futaleufú y Languineo de la provincia
de Chubut.
Limita al Norte con la Ecorregión Altos Andes y el Complejo El Payen; al Este con la Ecorregión
Bosques Patagónicos; al Oeste su porción meridional limita con la Ecorregión Monte de Llanuras y
Mesetas, la porción central con el Complejo Macizo Norpatagónico y su porción austral con el Com-
plejo Planicies y Serranías Centrales. Su borde Sur coincide con el borde Norte del Complejo Gla-
ciario Preandino. Su superficie es de 59.490 km2.

Clima
El clima es templado semiárido a árido. Las temperaturas medias anuales varían entre 12 y 6 ºC
de Norte a Sur. La temperatura de Enero es de entre 18 y 10 ºC y la de Julio inferior a 4 ºC. Las
precipitaciones medias varían entre 400 y 200 mm de Oeste a Este. Las heladas son frecuentes en
todo el año y las nevadas en invierno pero pueden ocurrir en cualquier momento del año. El efecto
de la altitud sobre la temperatura y la precipitación es marcada generándose una amplia gama de
microclimas.
En el Complejo hay 125 estaciones climatológicas, pero muy pocas tienen registros sistemáticos
completos y muchas fueron suspendidas en las décadas de 1970 o 1980 (SMN, 2000). Si se eligen
estaciones de Neuquén con registros completos de más de 10 años (31 estaciones) se obtienen
datos de precipitación media anual de entre 170 a 1000 mm, en un intervalo de altitudes de 600 a
1500 m y no se observa una relación entre altitud y PMA, indicando una gran variabilidad afectada
por otros factores como posición topográfica, exposición y ubicación longitudinal o latitudinal. En
un intervalo latitudinal de 5 grados, con un intervalo de precipitaciones de 170 a 1000 mm, tam-
poco se observa una relación entre ambas variables. En un intervalo de longitudes de 1,6 grados y
con igual variación de precipitación media anual se observa una clara tendencia al incremento de la
precipitación con una disminución de la longitud; esto es, al disminuir la distancia a la cordillera,
indicando el peso importante de este factor (Figura 15.3A). Una situación similar se obtiene con
las estaciones climatológicas de Chubut (n=26), donde la precipitación varía entre 192 y 586 mm
en un intervalo altitudinal de 350 a 900 m; y entre 192 y 904 mm en intervalos latitudinal de 1,6
y longitudinales de 1,3 grados decimales. Las precipitaciones muestran un patrón sólo con la lon-
gitud (Figura 15.3B). No se repite el cálculo con las estaciones climatológicas de la provincia de Río
Negro porque son muy pocas.

571
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

1200

1000

800
PMA (mm)

600

400
Capítulo 15

200

0
500 700 900 1100 1300 1500
1000

Altitud (m)

1200

1000

800
PMA (mm)

600

400

200

0
-42,00 -41,00 -40,00 -39,00 -38,00 -37,00 -36,00

Latitud (grados)

1200

1000

800
PMA (mm)

600

400

200

0
-71,20 -71,00 -70,80 -70,60 -70,40 -70,20 -70,00

Longitud (grados)

Figura 3A. Relación entre precipitación media anual y la altitud, latitud y longitud en la provincia del Neuquén.

572
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

700

600

500
PMA (mm)

400

300

200

Estepa Patagónica
100

0
300 400 500 600 700 800 900 1000

Altitud (m)

700

600

500
PMA (mm)

400

300

200

100

0
-43,40 -43,20 -43,00 -42,80 -42,60 -42,40 -42,20 -42,00 -41,80

Latitud (grados)

700

600

500
PMA (mm)

400

300

200

100

0
-71,60 -71,40 -71,20 -71,00 -70,80 -70,60 -70,40

Longitud (grados)

Figura 3B. Relación entre precipitación media anual y la altitud, latitud y longitud en la provincia del Chubut.

573
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Geología y geomorfología
El Complejo Precordillera Patagónica se encuentra sobre la formación geológica Precordillera, que
a esta latitud forma la Cordillera de Los Andes junto con la Cordillera Principal, hasta aproximada-
mente los 39º Lat Sur, en que desaparece la cordillera Principal. Hacia el Sur de esta latitud, co-
mienza la Cordillera Patagónica, que tiene un sector central (límite con Chile) y un sector oriental,
en el cual se encuentra el Complejo Precordillera Patagónica.
La porción neuquina de la Cordillera de Los Andes se formó por el mecanismo de levantamiento
en el Cretácico Superior y en el Miocenos Superior ya descrito (ver Altos Andes); sin embargo, el
Capítulo 15

sector septentrional, ubicado entre los -36,5 y -39,8º Lat, tiene características que lo diferencian
del sector ubicado al Sur del paralelo 39º Sur; porque el primero estuvo sometido a procesos de
compresión alternando con procesos de extensión durante el Cenozoico. Estos procesos originaron
estructuras particulares entre las que se encuentra la fosa de Loncopué, paralela a la cordillera y se-
parada de ella por un faja elevada de rumbo NNO. La fosa es un graben8 longitudinal que se formó
por migración del arco magmático hacia el Oeste y que posteriormente se rellenó con sedimentos
marinos y continentales. Aparece cubierta de materiales volcánicos Pliocenos a Holocenos emitidos
a partir de centenares de centros monogénicos cuando una nueva migración del arco magmático
provocó la activación volcánica durante los últimos 5 MA. Se ha propuesto que esta migración del
arco magmático se debió a la inclinación de la placa de Nazca. Los centros efusivos aparecen en
todo el ancho de la fosa como pequeños conos preservados entre los 36º y 39º Lat Sur (García Mo-
rabito y Folguera, 2005).
Este sector de la cordillera es una transición entre la porción austral de los Andes Centrales (33º
a 38º Lat Sur) y los Andes Patagónicos Septentrionales (38 a 45º Lat Sur), en la cual se pasa de una
cordillera con elevaciones superiores a los 4000 m y un ancho de hasta 800 km al Norte a otra con
elevaciones de 3000 m o menos y una ancho de unos 300 km al Sur (García Morabito y Folguera,
2005).
La fosa coincide espacialmente con el occidente del Complejo Precordillera Patagónica y a la altu-
ra del arroyo Codihue lo cruza en diagonal. Hacia el Sur de Lago Aluminé, otra depresión de rumbo
SSE que baja desde Chile coincide con el borde occidental del Complejo Precordillera Patagónica
por unos 100 km. Ambas fosas son recorridas longitudinalmente por sendos ríos que tienen sus na-
cientes en los Andes (Ecorregión Bosques Patagónicos).
La porción Sur del Complejo Precordillera Patagónica se ubica en la Cuenca de Chubut, la cual se
extiende entre los -42,5 y -44,5º de Lat. Al Norte limita con la Cuenca Neuquina pero a diferen-
cia de ésta que se extiende hacia el Oriente muchos kilómetros, la Cuenca del Chubut es angosta y
está enmarcada por dos arcos magmáticos, el de la cordillera de Los Andes y el del oriente, por lo
cual se la considera una cuenca intra-arco. Se desarrolló durante el Jurásico Inferior en el occiden-
te de la patagonia extrandina, por la acumulación de sedimentos, comenzando con sedimentos y
materiales volcánicos continentales, cubiertos por sucesivos sedimentos marinos someros y piro-
clásticos. Los depósitos marinos se interdigitan con los piroclásticos hacia el Este. La mayor parte
de la cuenca contiene depósitos fosilíferos de 176 a 180 MA, ricos en invertebrados, amonites, bi-
valvos y artrópodos, intercalados con material piroclástico, que indican actividad volcánica (Suárez
y Márquez, 2007).
Un ejemplo de la actividad volcánica reciente es la unidad orográfica denominada Macizo del Tro-
men, compuesta por una sucesión de efusiones volcánicas muy recientes (Holoceno). Las principa-
les elevaciones las constituyen, entre otros, el volcán Tromen (4114 m) y el cerro Waile (3296 m).

8 Graben: área deprimida que corresponde a un bloque hundido entre dos fallas normales paralelas a los lados largos. El graben
es asimétrico cuando se produce una sola falla lateral.

574
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

El paisaje está compuesto por conos volcánicos, coladas lávicas, cenizas, escoriales, modelados por
la acción de diferentes procesos exógenos (Lavalle y Bertani, 2005).
Los múltiples episodios volcánicos ocurridos durante diferentes momentos efusivos terciarios,
pero que volumétricamente tuvieron su climax en el Mioceno, dieron origen a planicies lávicas que
se transformaron en mesetas sobreelevadas varias decenas a centenas de metros sobre el actual ni-
vel general de erosión, por procesos de inversión del relieve. Estas manifestaciones son conocidas
como escoriales debido a la textura rugosa de su superficie (Mazoni, 2007). Los escoriales forman
grandes parches en el sector neuquino del Complejo Precordillera Patagónica, tanto en el occidente

Estepa Patagónica
como en el oriente. La mayoría de los escoriales tienen una extensión inferior a los 50 km2, se origi-
naron en un único ciclo efusivo en el Terciario a Cuaternario y tienen una geomorfología superficial
simple. Los escoriales de mayor extensión presentan variedad de geoformas, de origen por volcá-
nico, eólico y fluvial (Mazzoni, 2007).
Los escoriales constituyen acuíferos de importancia regional, ya que la porosidad de la roca vol-
cánica permite que el agua de lluvia infiltre hasta que encuentra una capa impermeable y comience
a fluir horizontalmente hasta aflorar en las laderas de la meseta formando manantiales. Este es un
aporte de agua importante para una región árida ya que permite el desarrollo de mallines y éstos
constituyen recurso alimenticio para la fauna silvestre y para el ganado. En el estudio realizado en
Neuquén se encontraron alrededor de 160 escoriales en el Complejo Precordillera Patagónica, de
extensión igual o superior a 100 ha. La mayoría de los escoriales se ubican en las fajas climáticas
árida y semiárida, donde las precipitaciones anuales son inferior a los 700 mm. El 87 % de los es-
coriales son planicies o mesetas y sólo el 13 % son conos que sobresalen entre 100 y 200 m por
encima del nivel de los mantos lávicos. La presencia de mallines se asocia al tamaño de los escoria-
les; en el 83 % de los escoriales de extensión inferior a 10 km2 no hay mallines y en aquellos ma-
yores a 31,5 km2 siempre se desarrollan mallines en sus proximidades, y en los de más de 50 km2
los mallines son importantes en cobertura y densidad. Estos datos indicarían que los escoriales de
31,5 km2 representan el umbral de capacidad de infiltración de agua de lluvia y liberación lenta del
agua almacenada para mantener el mallín. Los escoriales de menor extensión probablemente no
tienen suficiente agua para contrarrestar el efecto de la evaporación. La presencia de mallines en
cercanías de escoriales también depende de la cantidad de precipitaciones, la cantidad de escoria-
les con mallines en las cercanías incrementan en el intervalo de 200 mm/año a 750 mm/año. Con
precipitaciones mayores disminuye la correlación de cantidad de mallines con la precipitación me-
dia anual, lo cual indica que las altas precipitaciones no se traducen en el desarrollo de nuevos ma-
llines, probablemente en este caso el excedente de agua drena fuera del sistema (Mazzoni, 2007).
Es muy probable que estos escoriales también se encuentren en el resto del Complejo Precordillera
Patagónica y en otros Complejos de la Estepa Patagónica, pero sólo fueron inventariados en Neuquén.
El Complejo incluye series de cordones montañosos y sierras paralelos, en sentido Norte-Sur,
originados por la tectónica compresiva andina y modelados por procesos exógenos. No se obser-
van efectos de modelado glacial y las geoformas son predominantemente fluviales con un fuerte
componente estructural; es decir, los ríos recorren fallas y por ello tiene altas bardas a ambas o una
de las márgenes. Hay crestas y cuestas en secuencias homoclinales en algunas áreas. En los valles
intermontanos el modelado fluvial se manifiesta en bajadas, planicies aluviales y terrazas fluviales.
Salvo los ríos alóctonos (Renileuvu-Neuquén, Limay, Agrio, Chubut) que atraviesan el Complejo de
Oeste a Este, la mayor parte de los cursos son estacionales. En el Norte (Neuquén) las altitudes ron-
dan los 1000 m y se elevan hasta 2000, ocasionalmente a 2500. Hacia el Sur (Chubut) las altitudes
máximas son de 1500 m y ocasionalmente alcanzan los 2000 m.
En algunos sectores del Complejo Precordillera Patagónica se encuentran depresiones, general-
mente de origen tectónico, en las cuales se formaron playas salinas, lagunas y bajadas. Las lagunas

575
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

muestran varios niveles de paleocostas que muestran las variaciones climáticas del Cuaternario. En
otros sectores hay grandes campos de dunas.
Cerca del Cerro Tromen se encuentran cavernas de yeso. Varias exploraciones, realizadas des-
de 1985 hasta 1993, permitieron descubrir unas 40 cavernas, la mayoría dentro del Complejo. En
1997 se aprobó una ley provincial para la exploración y protección de las cavernas pero, a partir
de 1998 el gobierno neuquino prohibió las exploraciones espeleológicas a causa de un derrumbe
ocurrido ese año, aparentemente para habilitar el uso turístico sin controles (Benedetto, 2004) o
para permitir la minería.
Capítulo 15

Dos importantes ríos de la vertiente del Atlántico tienen sus nacientes en los Altos Andes y atra-
viesan el Complejo: el Chubut y el río Negro que se origina por la confluencia de los ríos Limay y
Neuquén. A diferencia de los ríos cuyanos, estos ríos de Patagonia Norte exhiben un régimen mixto
de invierno-primavera determinado por precipitación líquida invernal y el derretimiento de hielo y
nieve en primavera (Compagnucci y Araneo, 2007).
La cuenca alta del río Neuquén se ubica en las vertientes orientales de la cordillera. El río Neu-
quén nace en los Altos Andes a aproximadamente a los 1500 msnm; unos 12 km río abajo de la
descarga del afluente Pichi Neuquén, entra en el Complejo Precordillera Patagónica, aproximada-
mente a 1300 msnm y unos 20 km más abajo recibe los aportes del río Varvarco, cuyas nacientes
también están en los Altos Andes. En este punto el río se encajona y fluye en dirección N-S. Unos
107 km más abajo, después de recibir las aguas del río Reñileuvú, el río cambia de rumbo y se dirige
hacia el Este. En la confluencia con el río Curi Leuvú se dirige hacia el SE y sale del Complejo unos
32 km río abajo. Al ingresar en el Complejo a los 1300 msnm su caudal es de 17 m3/seg y al salir
en la cota 600 msnm el caudal es de 250 m3/seg (Valicenti, 2001). En todo este recorrido recibe el
aporte de unos cuantos ríos y arroyos con nacientes en los Altos Andes.
El río Agrio recorre el Complejo Precordillera Patagónica en dirección N-S por una falla estructural
en el borde oriental de la Fosa de Loncopué y descarga sus aguas en el río Neuquén luego de reco-
rrer el borde sudoriental del Complejo en dirección SO-NE. El río Agrio, el afluente más importante
del río Neuquén, y sus afluentes tienen sus nacientes en las altas cumbres de la Ecorregión Bosques
Patagónicos.
Estos ríos tienen un régimen hidrológico pluvioníveo, con una doble onda de crecida anual. En la
época invernal, de Mayo a Agosto, se produce el 70-80 % de las lluvias, con una parte importante
en forma de nieve que se acumula en las cumbres. La onda invernal de crecida se produce con las
precipitaciones líquidas de invierno. La segunda onda de crecida, fines de la primavera (Noviembre
- Diciembre) se origina principalmente por la fusión de la nieve y es más moderada que la invernal.
Los estiajes ocurren hacia fines del verano y comienzo del otoño (Febrero - Abril) (Valicenti, 2001).
Las altas pendientes longitudinales del río Neuquén y la escasa vegetación favorecen los torren-
tes que se trasladan velozmente a la baja cuenca, en otoño-invierno, cuando son más comunes las
tormentas. Esto causa erosión progresiva en la cuenca alta y una alta carga de sedimentos en la
cuenca del río Negro. Desde 1989 hasta 1986 se produjeron 11 eventos torrenciales con caudales
superiores a los más de 3000 m3/seg en Paso de Los Indios, punto en que el Neuquén ha recibido
los aportes de todos los afluentes que nacen en la cordillera y que se ubica unos 50 km en línea
recta desde el borde del Complejo Precordillera Patagónica hacia el SE (Ecorregión de Monte de Lla-
nuras y Mesetas). Se realizaron varias obras para mitigar los caudales torrenciales. Sobre la base de
un modelo de simulación se determinó que la forestación de las tierras con aptitud excelente, bue-
na y moderada, atenuaría considerablemente los efectos de los torrentes extraordinarios (Valicen-
ti, 2001). Las tierras de aptitud excelente para la forestación se encuentran al Oeste del Complejo
Precordillera Patagónica y casi todo este Complejo está ocupado por tierras de aptitud excelente y
buena. La mayor parte de las tierras del Complejo Precordillera Patagónica son privadas y muchas

576
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

son dedicadas a la ganadería. Sería interesante conocer la factibilidad económica del cambio de
uso de la tierra en el Complejo Precordillera Patagónica.

Patrones recurrentes
Por tratarse de una zona de transición entre el ambiente andino y el extrandino, existen marca-
dos gradientes bioclimáticos y geomorfológicos que se manifiestan en los suelos y en el patrón de
la vegetación. Los patrones recurrentes dependen de la presencia de rocas en la superficie y de la
disponibilidad de agua y los tipos de suelo, ambos condicionados por la topografía, la altitud, la

Estepa Patagónica
exposición.
El tipo de vegetación predominante es la estepa arbustivo-graminosa de 60 a 180 cm con una
cobertura total aproximada del 50 %. En la porción austral del Complejo domina la estepa arbus-
tiva graminosa de coirón amargo (Stipa speciosa), coirón llama (Stipa humilis), Adesmia campestris,
calafate (Berberis heterophylla) y Poa lanuginosa, acompañadas por los arbustos Mulinum spinosum,
Senecio filaginoides, Lycium chilense, Ephedra frustillata, y Schinus polygamus (molle), los pastos
Bromus setifolius, Hordeum comosum, Poa lanuginosa y las herbáceas latifoliadas Adesmia lotoides,
Perezia recurvata, Oenothera contorta, Doniophyton patagonicum, entre otras (León et al., 1998).
La estepa arbustiva graminosa del centro del Complejo presenta una fisonomía similar pero varía
la composición de especies, y aparecen Stillingia patagonica (mala crespa), Nassauvia axillaris (uña
de gato), Tetraglochin ameghinoi, Nardophyllum parvifolium, Fabiana pecki, Grindelia chiloensis (me-
losa), entre otras (León et al., 1998).
En un estudio de la flora y vegetación del Parque Provincial Tromen se describió la cubierta ve-
getal en los pisos altitudinales (Chiapella y Ezcurra, 1999). El parque, que se encuentra al NO del
Complejo, fue creado en 1971 para proteger las colonias de aves acuáticas de la laguna Tromen,
ubicada a 2100 m. El parque comprende una extensa meseta del Pliopleistoceno que porta el vol-
cán Tromen de 3978 m y cráteres subsidiarios entre los 2000 y 3000 m, su entorno está cubierto
por sucesivas coladas lávicas. El cerro Huaile de 3182 m, se ubica al Oeste de la laguna. La flora
del Parque contiene especies patagónicas (Retanilla patagonica, Senna arnottiana y Senna kurtzii),
altoandinas (Nassauvia pinnigera, Leucheria salinae y Lithodraba mendocinensis) y del Monte. En el
piso subandino, desde los 1800 a los 2100 m, se desarrolla una estepa herbácea con arbustos
dispersos, con predominio de elementos patagónicos, en pendientes moderadas con suelos de-
sarrollados. El arbusto característico es Adesmia pinifolia, acompañado por Ephedra sp, Trevoa sp
y Schinus sp. El estrato herbáceo está dominado por coirones de los géneros Stipa y Poa. En sitios
con afloramientos basálticos aparecen comunidades con arbustos, como Nardophyllum obtusifo-
lium, Nassauvia glomerulosa y cojines de Azorella monantha. En este piso también se encuentra el
mallín más extenso del Parque Provincial Tromen, a 1900 m de altitud, dominado por Schoenoplec-
tus californicus. En los sitios de suelo compactado por el ganado se desarrollan parches densos de
Ranunculus cymbalaria, Calycera horrida y Oxalis compacta. En el piso andino inferior (2100-2600
m), en sitios con pendiente más pronunciada que en el piso anterior, crece una estepa herbácea
dominada por Stipa spp y Poa spp, con el arbusto Adesmia pinifolia, acompañada por Perezia spp,
Nassauvia spp y Mulinum spp. A partir de los 2400 m la cubierta vegetal se hace más rala. En los
mallines de este piso se desarrolla a veces un estrato herbáceo de Uncinia lechleriana y Pratia repens
con arbustos de Berberis empetrifolia, Discaria nana y Chiliotrichium rosmarinifolium. En el piso an-
dino superior, a partir de los 2600 m, la cobertura vegetal decrece marcadamente en cortos inter-
valos de altitud. Abundan las plantas en cojín y las especies presentes incluyen Combera paradoxa,
Nassauvia pinnigera, Oxalis erythrorhiza, Senecio bipontinii, Senecio depressus y Senecio crithmoides.
A 3300-3400 m se encuentran individuos aislados de Nassauvia lagascae y Senecio hatcherianus. La

577
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

especie encontrada a mayores altitudes (3600 m) fue Moschopsis leyboldii. En los sitios cubiertos
por escoriales de lava y basalto y topografía muy irregular se desarrolla una comunidad de Senecio
aspericaulis, Nassauvia pygmaea y Perezia lyrata. Los autores concluyen que la composición de la
flora en los pisos superiores de los Andes es compleja y varía con la altitud, la latitud y la longitud
(Chiapella y Ezcurra, 1999).
Hacia el Oeste del Complejo, en una franja que va desde los 38,75 a los 43,16º Lat Sur, se en-
cuentra un ecotono bosque-estepa en el cual la matriz de estepa está interrumpida por parches
boscosos y franjas boscosas ribereñas. En los sectores más elevados se encuentran pequeños par-
Capítulo 15

ches de Austrocedrus chilensis (ciprés de la cordillera) y parches de matorrales o arbustales de Fa-


biana; en las tierras bajas hay matorrales y bosquecillos de galería a lo largo de los cursos de agua.
Los bosques de A. chilensis tienen un estrato arbustivo y otro graminoso. Entre los arbustos se des-
tacan Berberis buxifolia y Schinus patagonicus y entre las gramíneas, Festuca pallescens y F. argentina
(Anchorena y Cingolani, 2002).
Los parches del arbusto Fabiana imbricata dispersos en los pastizales de Stipa speciosa y Festu-
ca pallescens forman mosaicos con un comportamiento muy particular. Estas dos especies tienen
la capacidad de rebrotar y baja mortalidad por fuego, por lo cual tienen un alto potencial de per-
sistencia en un ambiente en que el fuego y el sobrepastoreo son los dos tipos principales de per-
turbación que modelan el patrón de cobertura vegetal (Ghermandi et al., 2004). El pastizal natu-
ral tiene una cobertura de 52 a 71 % y está dominado por Stipa speciosa y las acompañantes más
abundantes son Festuca argentina, Senecio bracteolatus, Festuca pallescens, Stipa humilis, Acaena
splendens, y las exóticas Rumex acetosella, Erodium cicutarium y Holosteum umbellatum. Los parches
de arbustal tienen una cobertura de 46-63 % y están dominados por F. imbricata, acompañada por
Mulinum spinosum, Senecio bracteolatus, Stipa speciosa y la exótica Rumex acetosella, entre otras.
Una diferencia notable entre estas dos comunidades es el porcentaje relativo de especies perennes
brotantes y aquellas que germinan a partir de un banco de semillas. En los pastizales predominan
las primeras con un 95-96 %, mientras que en los arbustales dominan las segundas con 63 a 73 %.
Después de un incendio, la riqueza del pastizal incrementa porque reaparecen en primer lugar las
plantas que rebrotan y más tarde las especies que germinan, incluso unas cuantas herbáceas que
no son comunes en el pastizal original. Fabiana imbricata resulta resistente a los incendios porque
es longeva (100 años) y tiene semillas muy persistentes en el banco de semillas. Si el intervalo en-
tre fuegos es muy largo, las semillas de las herbáceas pueden perder vigor y las especies desapa-
recen de la comunidad, no así las del arbusto, el cual puede formar nuevos parches y expandir los
ya existentes (Ghermandi et al., 2004). Estudios recientes confirman la relación entre el fuego y la
invasión de F. imbricata. El éxito de los arbustos invasores del pastizal, como F. imbricata y otros
depende de una secuencia de eventos de sequía, fuego y lluvias en la primavera siguiente, situación
que parece ser la que se producirá con mayor frecuencia según las predicciones de los modelos de
cambio climático. La expansión del arbustal es un proceso complejo que depende de la secuen-
cia descrita y del comportamiento fisiológico y fenológico de la especie arbustiva. A diferencia de
lo que ocurre con otros arbustales que son controlados por el fuego, la longevidad de F. imbricata
asegura la persistencia de banco de semillas y la capacidad de germinación postfuego asegura el
establecimiento de las plantas, siempre que la temporada postfuego sea lluviosa (Ghermandi et
al., 2010). Estas investigaciones muestran dos cosas: 1) no siempre los arbustales son controlados
por el fuego; 2) el patrón recurrente tiene una dimensión temporal que es importante conocer para
mejorar el manejo y la conservación de los pastizales. La dimensión temporal está modelada por
la ocurrencia del fenómeno climático del Niño-Niña. Si se produce la secuencia de eventos extre-
mos Niño-Niña y a un período muy húmedo sigue uno muy seco, existe una alta probabilidad de
incendios. La Niña produce primaveras más cálidas y secas en la Patagonia, favoreciendo la muerte

578
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

y secado de la biomasa producida durante el período húmedo anterior, lo que conduce a una gran
cantidad de biomasa seca y alta probabilidad de incendios naturales.
En un estudio de la vegetación realizado a través del Complejo de Este a Oeste, en su sector cen-
tral, se recorrieron dos transectas: Zapala (borde oriental) a Las Lajas y Las Lajas a Pino Hachado
(cerca del borde occidental), En el primer tramo, entre los 750 y 1050 m de altitud, se encuentra
una transición entre la estepa patagónica y el monte (Páez et al., 1997). La vegetación es rala con
coberturas entre 30 y 40 %, que incrementa a altitudes medias en que se superponen la vegeta-
ción de estepa y de monte. Las formas de vida dominantes son los arbustos xeromórficos con hojas

Estepa Patagónica
resinosas pequeñas. Las especies dominantes son Colliguaja integerrima, Schinus aff marchandii y
Hyalis argentea. La especie indicadora del Monte, Larrea nitida, crece con bajas coberturas (2 %) a
las menores elevaciones (750 m). En contraste, Mulinum spinosum, que es el arbusto en cojin típi-
co de la Estepa Patagónica, se presenta con coberturas altas a las mayores elevaciones. Entre los
arbustos se destacan Senecio filaginoides, Haplopappus pectinatus y Senecio subulatus var erectus.
Las gramíneas perennes están representadas con frecuencia inferior al 9 % por Stipa speciosa y S.
neaei, en cambio, las gramíneas efímeras tienen una frecuencia mucho mayor (20 %) y están repre-
sentadas por Bromus tectorum, Hordeum murinum. Desde Las Lajas a Pino Hachado, entre los 850
y 1450 msnm, se desarrolla una comunidad mixta con presencia de gramíneas perennes, arbustos
enanos y arbustos erectos, con coberturas relativas muy parejas y una cobertura total de 74 %. Las
gramíneas dominantes son Stipa speciosa y especies de Poa. Entre los arbustos se destacan Colletia
hystrix con una cobertura de hasta 27 %; Fabiana imbricata con coberturas locales de hasta 20 % y
Chuquiraga straminea con cobertura de hasta 12 %. Entre los arbustos en cojín se encuentran Muli-
num spinosum y Senecio neaei. Entre las herbáceas perennes se encuentran Euphorbia portulacoides
y Calceolaria aff germanii. En la cota más alta se desarrolla una comunidad con Solenomelus segetii,
Tropaeolum incisum, Astragalus curvicaulis, A. vesiculosus, Galium araucanum, Perezia pilifera, Leu-
cheria achillaefolia y Sisyrinchium aff arenarium y en el estrato bajo de herbáceas efímeras aparecen
Heliotropium paronychioides, Triptilion achilleae, Boopis pozoaeformis y Camissonia dentata (Páez et
al., 1997).
En algunas cañadas de pendientes pronunciadas, al Norte y Oeste del Complejo Precordillera Pa-
tagónica, se encuentran pequeñas superficies de bosques de ciprés de la cordillera (Austrocedrus
chilensis). El Monumento Natural Provincial Cañada Molina, fue creado con el propósito de conser-
var el relicto más septentrional de esta especie, que es considerada la más añosa de las especies
arbóreas de Neuquén. Algunos investigadores opinan que estos parches son testigos de extensos
bosques que habrían existido en esta zona y que fueron talados para ser utilizados en las minas de
oro, y como leña. Los cipreses se encuentran principalmente a orillas de los cursos de agua, y en
forma de galería en la Cañada de Molina (Lavalle y Bertani, 2005).
Alrededor de la Laguna Aleusco de agua salada, que es una reserva provincial aún no implemen-
tada, ubicada en el exremo Sudeste del Complejo, se desarrolla una estepa arbustiva con pastizales
pobres y de baja altura en las orillas de la salina. Allí se registró una especie globalmente amenaza-
da, el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), en una población de unos 1500 individuos entre
adultos y juveniles. La salina es un importante sitio de nidificación para la zona (Coconier, 2006).
Entre la fauna se destacan los camélidos. Los guanacos demuestran que sus poblaciones tienen
altos valores de heterocigocidad9 (0,82) y de variabilidad genética (0,71). Por esto se ha recomen-
dado usar estas poblaciones como stocks genéticos para los programas de conservación y uso sos-
tenible de estos camélidos (Bustamante et al., 2002).

9 Heterocigocidad: Frecuencia media de individuos heterocigóticos, se estima calculando la frecuencia de heterocigóticos para
cada locus y dividiendo por el total de loci.

579
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Pulsos naturales
Los pulsos naturales dependen de los aportes hídricos estacionales por lluvias y deshielos.
Erosión por flujos torrenciales de agua en la cuenca alta.
Los torrentes de la cuenca alta del río Neuquén y sus tributarios producen erosión hídrica y arras-
tre de materiales (Valicenti, 2001).
El Complejo Precordillera Patagónica se encuentra en una zona de riesgo sísmico moderado, por
lo cual pueden esperarse movimientos de tierra y deslizamientos en masa. (Vatriocenti, 2001).
Capítulo 15

Potencial natural de producción


La actividad principal es la ganadería bovina y ovina, sobre pastizales naturales y especialmen-
te mallines, que cubren una gran extensión en el Complejo; sólo en Neuquén hay 15.700 km2 de
mallines de más de 1 km2 (Mazzoni, 2007). El Complejo tiene buena aptitud forestal en suelos fa-
vorables y existen plantaciones.
La historia de la ganadería comenzó con la colonización por europeos en los comienzos del si-
glo XX. A consecuencia del sobrepastoreo y el deterioro del pastizal con reducción de la cobertura
de especies palatables y reemplazo por otras, después de 1950 se decidió reducir la carga animal.
En algunos sitios esto causó acumulación de biomasa e incremento de la frecuencia de incendios
(Ghermandi et al., 2004). Estudios recientes muestran que el fuego puede mejorar la calidad del
pastizal al eliminar la biomasa seca en pie, pero el pastoreo postincendio puede poner en riesgo
la persistencia de Festuca pallescens, ya que retarda o impide la recuperación de la biomasa viva
por rebrote. Se recomienda un período de reposo post incendio previo al ingreso de animales para
pastoreo (Gittins et al., 2011).
En el Complejo Precordillera Patagónica, las estancias productoras de ovinos son muy exten-
sas, de miles a cientos de miles de hectáreas. Machos y hembras son esquilados una vez al año.
El apareamiento ocurre al final del otoño y la parición en primavera. Los pastizales crecen en una
franja Norte-Sur al Este de los bosques deciduos templados, y hacia el Este la cobertura decrece y
la proporción de arbustos incrementa dando origen a una estepa graminosa arbustiva. La tasa de
parición depende de la productividad primaria neta aérea, en primer lugar, y de la temperatura de
la superfice en primavera. Por eso la tasa de parición disminuye de Oeste a Este, es superior en la
franja de pastizales que en la estepa arbustiva y que en el semidesierto del extremo oriental (Hall
y Paruelo, 2006).
Un estudio del efecto del pastoreo ovino sobre la cubierta vegetal mostró una disminución de
la riqueza y biodiversidad de especies y de la cobertura y altura de la vegetación (Cesa y Paruelo,
2011). La abundancia de arbustos fue mayor en las parcelas clausuradas que en las pastoreadas,
en contraposición con lo encontrado en muchos sitios áridos y semiáridos. La cantidad y tamaño
de parches sin vegetación no fue modificada por el pastoreo y, siendo que estos parches son crí-
ticos para el reclutamiento de nuevas plantas, puede suponerse que el pastoreo no afectará este
proceso.
La reducción de cobertura y de biodiversidad se debió a cambios en estas variables en las her-
báceas latifoliadas. Tampoco se detectó efecto del pastoreo sobre la abundancia de los tipos fun-
cionales de plantas, tal como fueron definidos en este trabajo. La abundancia de algunas especies
de gramíneas, como Festuca pallescens disminuye con el pastoreo, mientras que otras, como Jarava
speciosa (Stipa speciosa) aumentó. El ganado ovino prefiere a las especies F. pallescens, P. ligularis,
Bromus setifolius (=B. pictus), P. lanuginosa y M. spinosum y el pastoreo produce fuertes disminu-
ciones de la calidad de la pastura y puede producir la extirpación de algunas especies. Los autores
sugieren que el monitoreo de los efectos del pastoreo deben basarse sobre la presencia y abun-

580
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

dancia de algunas especies y la riqueza de latifoliadas herbáceas más que sobre la estrucutra de la
vegetación. (Cesa y Paruelo, 2011).
Históricamente el departamento Minas, que se extiende en el extremo NO del Complejo Precor-
dillera Patagónica, se dedicó a la ganadería extensiva, trashumante por crianceros. Más del 90 %
de su superficie está destinada al uso de pasturas en lotes mayormente fiscales, las cuales com-
prenden el 71,7 % del departamento. En estas tierras se detectan problemas por sobrepastoreo y
sobrecarga que conducen a la desertificación. Estos problemas son más intensos en los sitios de in-
vernada, que se encuentran dentro del Complejo. Según datos de SENASA, el departamento cuen-

Estepa Patagónica
ta con 131.525 caprinos, a los que habría que agregar las cabezas que atraviesan Minas desde o
hacia otros departamentos en la trashumancia estacional, traslado que puede durar varios días. Si
se tienen en cuenta estos factores y la presencia de ganado bovino, ovino, equino y mular, el de-
partamento está soportando una sobrecarga animal muy elevada. Si a esto se suma que hacia fines
del siglo XIX, este departamento, junto a los vecinos Chos Malal y Ñorquín, suministraban produc-
tos primarios, entre ellos el ganado y sus productos derivados, a las ciudades chilenas, se explica
el alto grado de desertificación, por un uso de más de 150 años (Bertani, 2010). La producción
tradicional de cabras tiene dificultades para ingresar al mercado local y, los chivitos, que tienen
un alto reconocimiento regional, no compiten con los precios de otros productos. Como estrategia
para mejorar la situación económica de los crianceros, se realizaron estudios genéticos de chivitos
faenados, se identificó la raza caprina Criolla Neuquina, y en un largo proceso de varios años que
incluyó talleres con la comunidad, se logró obtener la Denominación de Origen para este producto,
extensiva a los departamentos Minas y Chos Malal principalmente. La experiencia es muy rica por-
que constituye un reconocimiento social a la producción de cabras, se transmitieron métodos de
producción sostenibles adecuados al medio y se constituyeron nuevas instituciones que refuerzan
la identidad entre otros logros (Pérez Centeno et al., 2006).
En el Complejo Precordillera Patagónica se crían llamas para la obtención de fibra. Existen gran-
des diferencias en la calidad de las fibras obtenidas de las llamas, en cuanto a grosor. Se requie-
ren estudios para identificar animales con fibra fina, la que tiene mayor precio en el mercado, y
estudios genéticos para realizar una selección que permita incrementar la calidad y cantidad de
la fibra. De lograrse tal mejora, la llama podría constituirse en la especie preferida para su cría en
zonas áridas en lugar de otras especies que no están adaptadas a condiciones extremas (Coates y
Ayerza, 2004)
Otra actividad de subsistencia es la de los crianceros que ocupan tierras fiscales (por ej.: el Par-
que Provincial Tromen), a quienes se les otorga un permiso de pastaje. En época de veranada se
localizan unos 12 puesteros que se dedican a la crianza de ovinos, caprinos, vacunos, equinos y
mulares. Según datos oficiales existe una sobrecarga animal del 36 %, siendo el Bañado de Los Ba-
rros el sector más afectado (Lavalle y Bertani, 2005).
En el sector central del Complejo, en Neuquén a orillas del río Catan Lil, existe una comunidad
Mapuche, cuya principal fuente de ingresos es la cría extensiva de ganado. El área se encuentra
muy deteriorada por el pastores extensivo de caprinos y ovinos, la cubierta vegetal está empobre-
cida y dominada por especies exóticas (Bromus tectorum, Erodium cicutarium, Plantago lanceolata
y Stellaria media). Su fuente energética para calefacción y cocción es la leña que colectan en los
alrededores. Sus condiciones de vida son muy precarias. La comunidad emplea 77 especies de la
flora nativa con propósitos medicinales, 23 como medicinales y alimento, 10 sólo como alimento.
Entre las especies medicinales se encuentran Acaena splendens, A. pinnatifida, Acantholippia seri-
phioides, Alstroemeria patagonica, Azolla filiculoides, Balbisia gracilis, Calceolaria filicaulis, Galium
eriocarpum, Gnaphalium andicola, Nassauvia axilaris, Verbascum thapsus, y otras 66 especies (Ladio
et al., 2007). Esto probablemente indica un importante potencial medicinal en el área, que valdría

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

la pena investigar. En toda la Ecorregión Estepa Patagónica existen otras comunidades Mapuches
de iguales o parecidas características que utilizan una gran variedad de especies nativas y exóticas
de la Ecorregión y de Ecorregiones vecinas, como recurso medicinal para aliviar una gran gama de
afecciones (Molares y Ladio, 2009).
En el Complejo Precordillera, existen plantaciones forestales, en su borde occidental. Se estima
que existen aproximadamente 70 mil hectáreas forestadas en este Complejo y en la Ecorregión Bos-
que Patagónica, en Neuquén, Río Negro y Chubut. El 80 % de las plantaciones son de Pinus pon-
derosa y el resto de Pseudotsuga menziesii y Pinus contorta. Se estima que en el ecotono bosque-
Capítulo 15

estepa existen más de dos millones de hectáreas aptas para forestación, que corresponden a tierras
ganaderas que presentan varios grados de degradación a causa de un pastoreo continuado por más
de un siglo. Algunas forestaciones experimentales fueron iniciadas por la Administración de Parques
Nacionales y Bosques de la Argentina a mediados de la década de 1940 y unas pocas fueron esta-
blecidas por productores ganaderos. Esos pequeños parches de bosques implantados existen hoy
en día y ofrecen una oportunidad de realizar estudios para seleccionar especies promisorias para
erradicar el monocultivo. En esos parches se encontraron 54 especies de árboles, entre los que se
encuentran especies de Abies, Eucalyptus, Pinus, Picea, Populus, Thuja y Cupressus, Araucaria arau-
cana, Betula albosinensis, Fraxinus excelsior, Juglans regia, Larix decidua, L. kaempferi, Nothofagus
obliqua, Quercus macrocarpa, Robinia pseudoacacia, Sequoia sempervirens, Sequoiadendron gigan-
teum, Tilia plathyphyllos, Ulmus pumila. Los estudios dasométricos y de calidad mostraron que sólo
cuatro de las especies resultan promisorias por su grado de adaptación a las condiciones locales:
Quercus robur, Pinus monticola, Pinus sylvestris y Larix decidua. La productividad de estas especies
resultó superior a la registrada en bosques naturales y en plantaciones en sus lugares de origen.
Este comportamiento se atribuye a la profundidad de los suelos y su alto contenido de cenizas y
capacidad de retención de humedad. El resto de las especies deben ser estudiadas mediante ensa-
yos de introducción en otros sitios (Godoy et al., 2007). Otros autores han recomendado implantar
Pinus ponderosa en parcelas tratadas con el herbicida glifosato ya que en dos ensayos realizados al
Sur del Complejo encontraron una mejor implantación y crecimiento inicial cuando el terreno se
limpia antes de la siembra (Davel et al., 2006). Para estos autores son maleza todas las especies
de la flora nativa; no se discuten las posibles consecuencias de este tratamiento sobre los ecosis-
temas nativos.
Existen evidencias de actividades extractivas. Por ejemplo, el colimamil (Adesmia pinifolia) es
una especie endémica que puede sobrepasar los tres metros de altura y que en el pasado formaba
extensos bosquecillos, actualmente muy reducidos por su extracción para leña, ya que es la única
especie leñosa de la zona. Ha desaparecido de muchos sitios, especialmente a lo largo de los cami-
nos. A partir del año 2003, la secretaría de Estado de Coordinación y Producción prohibió por cinco
años la extracción de colimamil y sólo se autoriza el aprovechamiento de leña seca y caída a aque-
llas familias que pernoctan con sus animales en época de veranada, pero se prohibe su transporte
a zonas de invernada (Lavalle y Bertani, 2005).
En el Sur del Complejo existe potencial de minería de oro y plata, con al menos una mina en ex-
ploración avanzada en el cordón Esquel en el año 2008 (Fernández et al., 2008) y probablemente
otra mina en el Norte, en Huinguanco. Existen muchos puntos en toda la extensión del Complejo
identificados como minas o canteras pero sin más información y la mayoría sin nombre.

Protección de la naturaleza
● Parque Nacional Laguna Blanca (Sitio Ramsar), Decreto-Ley Nacional Nº 63691/40.
● Reserva de la Biosfera Laguna Blanca, Decreto Provincial Nº 475/79.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

● Reserva Nacional Nahuel Huapi, Ley Nacional Nº 12103/34.


● Reserva Nacional Lanín, Decreto nacional Nº 105433/37.
● Parque Provincial El Tromen, Decreto Provincial Nº 1954/71.
● Parque Provincial Copahue-Caviahue, Decreto Provincial Nº 191/62.
● Reserva Provincial Domuyo, Decreto Provincial Nº 587/89.
● Monumento Natural Provincial Cañada Molina, Decreto Provincial Nº 2356/93 (Según SIB está en
la Ecorregión Bosques Patagónicos, pero las coordenadas lo ubican en el Complejo Precordillera
Patagónica).

Estepa Patagónica
● Información de SIFAP, 2011.
● Reserva Provincial Laguna de Aleusco, en tierras privadas, no implementada, su objetivo es tu-
rístico.

Complejo Glaciario Preandino


Tipos esenciales de vegetación
Los tipos de vegetación esenciales son los característicos de la estepa patagónica, con predo-
minio de estepas graminosas y graminoso-arbustivas. Localmente existen arbustales y mallines o
vegas.

Ubicación
Es un Complejo muy extenso (81.220 km2) que recorre la Patagonia desde los 43,40º Lat Sur a
lo largo de una franja paralela a la cordillera en toda su extensión, incluyendo la costa Sur de Santa
Cruz y el Norte de Tierra del Fuego.
El Complejo comprende el SE del departamento Futaleufú, el centro Oeste del departamento
Languineo y el Oeste del departamento Río Senguerr, de la provincia de Chubut; el Oeste de los
departamentos Lago Buenos Aires, Río Chico y Lago Argentino y el Oeste y Sur del departamento
Guer Aike, de la provincia de Santa Cruz, y Norte del departamento Río Grande de la Provincia de
Tierra del Fuego.
Limita al Oeste con la región Bosque Patagónico y con Chile alternativamente; al Norte con el
Complejo Precordillera Patagónica; al Sur con Chile en Santa Cruz y con el Complejo Mesetas Fue-
guinas en Tierra del Fuego; al Este con los Complejos Planicies y Serranías Centrales, Mesetas Cen-
trales, Macizo del Deseado, Planicies Lávicas y Meseta Surpatagónica.

Clima
Las temperaturas medias varían entre 8 y 6 ºC, con 12 ºC en Enero y menos 2 ºC en Julio. Las pre-
cipitaciones medias anuales varían entre 200 y 400 mm de Este a Oeste. Las heladas son frecuentes
en todo el año y ocasionalmente nieva todo el año. Las condiciones de aridez, la estacionalidad y la
continentalidad se encuentran suavizadas con respecto a otros Complejos extrandinos por efecto de
los vientos húmedos del Pacífico, que atraviesan la cordillera por las quebradas.
En el Complejo hay 33 estaciones climatológicas, 26 estaciones en Chubut, 5 en Santa Cruz y 2
en Tierra del Fuego (SMN, 2000).
Si se consideran sólo las estaciones con registros de más de 10 años, en Chubut quedan 18, con las
cuales se puede determinar que la PMA se asocia con la altitud y la longitud pero no con la latitud. A
altitudes inferiores a 500 m la precipitación es de 120 mm; a altitudes entre 500 y 750 m la precipi-
tación varía entre 154 y 320 mm; a altitudes entre 800 y 1300 m las precipitaciones varían entre 130
y 680 mm. En el extremo oriental, longitudes inferiores a 70,4º Oeste, las precipitaciones varían entre

583
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

100 y 150 mm; a longitudes medias, entre 70,4 y 71,2º Oeste, las precipitaciones varían entre 127 y
223 mm y en el extremo Oeste, a longitudes superiores a 71,3º Oeste, la precipitación varía entre 229
y 761 mm. Ninguna de estas estaciones ni las más cercanas al Complejo, registran la temperatura.
En Santa Cruz dentro del Complejo hay 5 estaciones climatológicas con más de 10 años de re-
gistro de precipitaciones. Hacia el Oeste la relación entre longitud y PMA es exponencial, hacia el
Este hay una sola estación climatológica cerca de la costa que registra una PMA de 225 mm, más
alta que las bajas altitudes del borde Oeste del Complejo, donde entre los 71 y 72,1º Long O las
PMA son de 116 a 140 mm y hacia el extremo Oeste (72,2 a 72,3º Long O) son de 235 a 298 mm.
Capítulo 15

No existe asociación entre PMA y latitud y con respecto a la altitud, no hay datos suficientes como
para detectar relaciones entre variables. Para todas las estaciones la distribución mensual de las
precipitaciones es bastante homogénea y aunque hay meses en que llueve más, no existe un pa-
trón regular. Tres de las estaciones registran la temperatura, dos de ellas se encuentran en la franja
occidental y la tercera en el SE, cerca de la costa de Santa Cruz. Las temperaturas medias anuales
para las estaciones de SO, NO y SE son 7,4; 8,3; 7,3 °C; las máximas medias son 12,2; 14; 12,6
°C; y la mínimas medias son 2,9; 3,6 y 2,4 °C, respectivamente; las estaciones del Sur tienen va-
lores parecidos para las tres variables a pesar de estar a longitudes muy diferentes y la estación del
NO registra valores un poco más elevados para las tres variables; es muy probable que la tempera-
tura se relacione más con la latitud que con la longitud. En las tres estaciones los meses más fríos
son Mayo a Agosto. En dos de las estaciones se registra la velocidad de viento, cuyo valor medio
anual es de 3,2 y 8,1 °C para las estaciones del SO y SE, respectivamente. Mayo a Julio o Agosto
son los meses menos ventosos.
En Tierra del Fuego, hay dos estaciones climatológicas en el Complejo, y están a pocos metros una
de otra. Una registra datos de temperatura y precipitaciones y la otra velocidad del viento. La tem-
peratura media anual y la temperatura máxima media anual son 5,3 y 9,8 ºC; la PMA es 350 mm y la
velocidad del viento media anual varía entre 1,72 y 45,5 m/seg.
Existen algunas estaciones climatológicas del INTA pero los registros históricos para la Patagonia
no están disponibles en la página Web de INTA y sólo es posible obtener referencias en trabajos pu-
blicados en publicaciones periódicas internacionales.
En el extremo austral del Complejo, las condiciones climáticas son muy peculiares en compara-
ción con los territorios del hemisferio Norte a iguales latitudes. El carácter peninsular de Sudamé-
rica y la pequeña masa de tierra son las determinantes. La tierra no llega a calentarse en el verano
austral por estar rodeada del mar y por su proximidad con la Antártida, que actúa como un conge-
lador durante todo el año. Además las corrientes marinas de Humboldt y de Las Malvinas transpor-
tan aguas frías reduciendo aún más el calentamiento atmosférico. La advección de masas de aire
frío sobre el continente causan veranos fríos y la proximidad de los océanos promueven inviernos
benignos. Los vientos polares del Sur trasladan masas de aire frío a las zonas templadas y tienen
importancia hidrológica al mover masas de aire húmedo desde el Este hacia el Sur patagónico. El
oriente del extremo Sur patagónico es un semi-desierto semiárido y frío sin una estación de lluvias
definida, y con un fuerte gradiente Oeste-Este de precipitaciones a causa de la barrera a los vientos
del Pacífico que descargan en agua en la vertiente Oeste de Los Andes. Otro factor que influye en
las precipitaciones en el Este es la baja humedad relativa causada por el incremento adiabático de
la temperatura media anual. En la estación climatológica de INTA Potrok Aike10, tanto la TMA como
la PMA son de 30 a 40 % inferiores que las registradas en la estación meteorológica de Río Gallegos.
La diferencia de la temperatura puede atribuirse al diferente grado de continentalidad (Protok Aike

10 La estación del INTA Potrok Aike se encuentra unos 95 km al SO de la estación climatológica Río Gallegos, cerca del límite Sur
con Chile.

584
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

se encuentra más lejos del mar que Río Gallegos), y la diferencia de precipitación podría indicar un
aporte de agua desde el Este traído por vientos polares (Zolitschka et al., 2006).

Geología y geomorfología
El Complejo Glaciario Preandino compende una faja de transición entre la cordillera de Los Andes
(Ecorregión Bosques Patagónicos) y las mesetas patagónicas; en algunos sectores este Complejo
limita con Chile por la interrupción de la Ecorregión Bosques Patagónicos. Se ubica entre los 43,4º
Lat Sur y los 52º Lat Sur en el continente, y entre los 52,7 y los 54º Lat Sur en Tierra del Fuego. El

Estepa Patagónica
extremo Norte (43,4 a 46,5º Lat Sur) se encuentra sobre la placa de subducción normal con vol-
canismo activo desde el Cretácico. En este segmento, con excepción del volcán Tronador, de edad
Plio-Pleistocena, no hay actividad neógena en territorio argentino. A los 46,5º Lat Sur se encuentra
la junta de las tres placas: Nazca (oceánica), Sudamericana (continental) y Antártica (continental).
Entre los 46,5 y 52º Lat Sur, se produce un silencio en el arco magmático desde hace unos 10 MA,
resultado de la colisión de la dorsal de Chile, con el levantamiento de la Cordillera Patagónica Aus-
tral desde los 10 a los 3 MA (Ramos, 1999). En este sector también aparecen volcanes del lado chi-
leno y manifestacines volcánicas en forma de mesetas basálticas al Este de la vertiente argentina.
En el sector continental del Complejo las altitudes varían entre poco más de 1800 m a 700 m en
el occidente, excepto en los lagos en que la altitud es menor. Las altitudes disminuyen hacia el Sur
y hacia el Este y en el borde Oriental de 1100 a 200 m. En la porción septentrional, entre 43,4º y
46,5º Lat Sur, el Complejo es angosto (33 a 65 km de Oeste a Este) y está conformado principal-
mente por mesetas y algunas sierras y cerros. El Complejo se ensancha gradualmente hacia el Sur
hasta alcanzar 230 km en el extremo Sur de Santa Cruz. La porción austral parece comprender en su
franja occidental parte de la Cordillera Austral, ya que ingresan al Complejo las laderas cordilleranas
de exposición al Este y los grandes lagos (Buenos Aires, San Martín, Viedma y Argentino). Otra ca-
racterística de esta porción austral del Complejo es la presencia de manifestaciones volcánicas que
fueron incluídas en el Complejo Planicies Lávicas, que forma grandes parches alargados de Oeste
a Este dentro del Complejo Glaciario Preandino. En Tierra del Fuego predominan las mesetas y las
altitudes son inferiores a 300 m.
La geomorfología surge principalmente del modelado glacial, como lo demuestran las extensas lo-
madas de morenas de fondo, marginales y frontales de los lagos que dan fe de las prolongaciones de
los glaciares en la patagonia extrandina. Se encuentran evidencias de al menos 4 glaciaciones que
incluyeron el sector extrandino. Las morenas que marginan los grandes lagos (Buenos Aires, Puey-
rredón, Viedma, Argentino) alcanzan varios cientos de metros de altura en las posiciones antiguas y
decenas de metros en las más jóvenes. En la cuenca del Lago Buenos Aires hay 19 morenas que do-
cumentan los avances glaciales desde el Mioceno al Holoceno (Zolitschka et al., 2006). Entre estas
lomadas morénicas se encuentran las planicies glacifluviales, las cuales actualmente sufren un pro-
ceso de modelado fluvial. Hacia el Sur del Lago Argentino los glaciares alcanzaron la costa Atlántica.
En el extremo Sur del Complejo (52º Lat Sur) aparece un campo volcánico, de dirección NO-SE,
de unos 50 km de ancho y 150 km de largo, en el cual se han formado dos lagunas profundas por
el derrumbe del techo del cono. En el entorno se encuentran domos de lava, cráteres formados por
erupciones freáticomagmáticas y conos de escoria. En el Plioceno y Pleistoceno el área estaba cu-
bierta de glaciares provenientes del Sur, originados en el estrecho de Magallanes. Actualmente, las
mesetas de Sur patagónicas están cubiertas de depósitos fluvioglaciales (Zolitschka et al., 2006).
En las zonas de los lagos Posadas y Buenos Aires, al Sur y Oeste del Complejo Glaciario Preandino
se pone en evidencia la actividad volcánica ocurrida a partir del Mioceno Superior por la presencia
de grandes mesetas lávicas. En el Plioceno inferior hubo otro evento volcánico, posterior a la pri-

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

mera glaciación registrada para la zona y ocurrida entre 7 y 5 MA. Este evento se pone de manifiesto
en mesetas volcánicas ubicadas en el sector austral del Complejo. El siguiente ciclo efusivo ocurrió
en el Plioceno Superior - Mioceno Inferior (3,5 y 1 MA) y se prolongan hasta el Holoceno. Se ma-
nifiestan ampliamente en la provincia de Santa Cruz, por ejemplo, el campo volcánico Pali Aike, al
Sur y Centro del Complejo (Mazzoni y Rabasa, 2010).
En este Complejo se encuentran las nacientes de algunos ríos como el Senguerr y el Guenguel, y es
travesado por otros que nacen en la Cordillera, en la Ecorregión Bosques Patagónicos. El río Senguerr,
al igual que los ríos de Patagonia Norte, tiene un régimen mixto de invierno-primavera determinado
Capítulo 15

por precipitación líquida invernal, y el derretimiento de hielo y nieve en primavera (Compagnucci y


Araneo, 2007). En el sector austral del Complejo se encuentran las nacientes del río Santa Cruz, que
también tiene un régimen mixto de invierno-primavera determinado por precipitación líquida inver-
nal, y el derretimiento de hielo y nieve en primavera pero, a diferencia de los ríos de Patagonia Norte,
existe una estrecha relación entre las variaciones de la temperatura superficial del Pacífico en la zona
tropical (5ºN a 5ºS) y las fluctuaciones de los caudales de los ríos de Patagonia Sur, con un máximo
de 14 meses de antelación. Este hecho permitiría planificar políticas de uso de agua y energía a lar-
go plazo, previa profundización y validación de los modelos de relaciones entre caudales, circulación
atmosférica y temperatura superficial del mar (Compagnucci y Araneo, 2007).

Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes están determinados por las interacciones entre altitud, nivel de precipi-
tación, condiciones edáficas e hídricas de los suelos. En un trabajo realizado en el Sur de Chubut se
determinó que los cambios de forma de vida y de especies y el grado de cobertura a lo largo de un
gradiente de precipitación se explican por las propiedades del suelo (textura, perfil y profundidad)
asociadas a las precipitaciones, y están modificadas por los disturbios de origen humano. Otro fac-
tor importante es el efecto de la erosión eólica sobre la superficie del suelo, que incluye la reduc-
ción de la materia orgánica y el engrosamiento de la textura con el tiempo (Bertiller et al., 1995). En
otro trabajo realizado en la misma zona se informa que los terrenos planos y montañosos muestran
iguales gradientes florísticos, y en ambos casos el gradiente está asociado a factores que controlan
la disponibilidad de agua. En ambos ambientes (montañoso y plano), la riqueza de especies se aso-
cia positivamente a la precipitación, mientras que la cobertura total y la proporción de gramíneas
se asocian positivamente a la disponibilidad de agua (Jobbágy et al., 1996).
En el Complejo se encuentran seis tipos fisonómicos determinados por la altitud y las condiciones
hídricas y de suelos. En el extremo Norte hasta la meseta del Lago Buenos Aires (46,5º Lat Sur), se
encuentran la estepa graminosa hacia el Oeste y la estepa arbustivo-graminosa hacia el Este. Hacia
el Sur, desde la meseta del Lago Buenos Aires hasta los 50º Lat Sur predomina el erial11 y a partir de
dicha latitud hacia el Sur se encuentra erial al Este y estepa graminosa hacia el Oeste. En el extremo
Sur, desde los 50º hasta el límite Sur con Chile, al Oeste predominala estepa graminosa, con muy
poca estepa arbustiva intercalada y hacia el Centro y Este predomina la estepa graminosa xérica,
hasta el extremo SE de Santa Cruz que está ocupado por estepa graminosa húmeda al igual que en
el Norte de Tierra del Fuego (León et al., 1998).
Las estepas graminosas se encuentran en el ecotono bosque-estepa y en sitios más altos y al-
tiplanicies. Los coironales de Festuca pallescens (coirón dulce) se desarrollan en sitios que por su
exposición reciben más agua. La cobertura es de alrededor de 65 %, con pocos arbustos. Las es-
pecies acompañantes pueden ser Rhytidosperma picta, Lathyrus magellanicus, Nassauvia aculeata,
Relbunium richardianum, Senecio sericeonitens, Erigeron andicola, Luzula chilensis, Festuca magella-

11 Erial: arbustal desértico, achaparrado, característico de la estepa Patagónica.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

nica, Vicia bijuga, Acaena pinnatifida, A. splendens, Koeleria spp, Bromus setifolius, Hordeum como-
sum, Cerastium arvense, Mulinum spinosum, Festuca pyrogea, Deschampsia elegantula, D. flexuosa,
Phleum commutatum, Elymus patagonicus, Rytidosperma virescens, Festuca argentina, etc. La estepa
arbustivo-graminosa, muy abierta con 50 % de cobertura y altura de 60-180 cm, esta dominada
por coirones, que son los que hacen la mayor parte de la cobertura (León et al., 1998).
Hay varias comunidades que difieren en la composición de especies. La más austral es la de Stipa
humilis (coirón llama), Adesmia campestris (mamuel choique), Berberis heterophylla (calafate) y Poa
lanuginosa (pasto hilo), acompañadas por los arbustos Senecio filaginoides (charcao o mata mora),

Estepa Patagónica
Mulinum spinosum (neneo), Ephedra frustillata, Lycium chilense, Schinus polygamus (molle), y las
gramineas Bromus setifolius (cebadilla patagónica), Hordeum comosum (cebada patagónica), Poa
lanuginosa (pasto hilo) y Carex spp, y las hierbas Adesmia lotoides, Perezia recurvata, Oenothera con-
torta, Doniophyton patagonicum. En el sector central la estepa graminosa tiene igual fisonomía que
la austral pero se agregan Stillingia patagonica (mata perro), Nassauvia axillaris (uña de gato), Cory-
nabutillon bicolor (monte moro), Tetraglochin ameghinoi, Nardophyllum parvifolium, Fabiana pecki,
Grindelia chiloensis, etc. El erial o estepa arbustiva achaparrada, muy ralo con coberturas inferiores
a 50 % y formado por arbustos enanos o plantas en cojín y escasas gramíneas, se ubica en suelos
pobres o pedregosos, con costras franco-arcillosas. Las especies más frecuentes son Acantholippia
seriphiodes (tomillo), Chuquiraga aurea (chuquiraga dorada), Petunia patagonica, Brachyclados caes-
pitosum, y Azorella caespitosa, Nassauvia glomerulosa (colapiche), Nassauvia ulicina, Chuquiraga kin-
gii, Mulinum microphyllum y Frankenia sp. En las escasas áreas con acumulaciones arenosas crecen
los pastos Stipa humilis, S. speciosa, S. crysophyla, S. ibari, S. neaei, S. psylantha y S. subplumosa,
Poa ligularis, Alstroemeria patagonica, Ephedra frustillata, Polygala darwinii, Nassauvia ulicina, Ceras-
tium arvense y Carex argentina (León et al., 1998). En los pequeños paleodrenajes y depresiones sin
agua permanente se encuentran parches de Junellia tridens. La estepa graminosa xérica de Festuca
gracillima con Nardophyllum bryoides aparece en áreas con precipitaciones inferiores s los 300 mm.
Está dominada por F. gracillima y tiene un estrato de pequeñas gramíneas, graminoides y hierbas
con Rytidosperma virescens, Carex andina, Viola maculata, Calceolaria uniflora, Azorella fueguiana. La
cobertura vegetal total varía entre 50 y 80 %. La estepa graminosa húmeda de Festuca gracillima
y Empetrum rubrum (coironales acidófilos) se desarrolla en áreas con precipitaciones superiores a
300 mm. Tiene un estrato de F. gracillima con 40 % de cobertura y un estrato inferior de subarbus-
tos (principalmente E. rubrum), gramíneas (Deschampsia flexuosa, Hierocloe pusilla, Poa rigidifolia)
y dicotiledóneas (Gentianella magellanica, Senecio magellanicus, Primula magellanica, Ranunculus
peduncularis, Geum magellanicum y Perezia pilifera). Entre las estepas se desarrollan matorrales de
Chiliotrichum diffusum (mata negra fueguina) y murtillares de Empetrum rubrum. Estos últimos, aso-
ciados a llanuras de deshielo muy expuestas a los vientos y a las laderas Sur de colinas morénicas
donde la nieve invernal puede permanecer varios meses, tienen como acompañantes Bolax gum-
mifera, Azorella lycopodioides, A. monantha, Baccharis magellanica, Berberis empetrifolia y Pernett-
ya pumila, y a las gramíneas F. gracillima, Deschampsia flexuosa y Trisetum spicatum, en muy bajas
proporciones. Los matorrales de Ch. diffusum son densos y están acompañados por otros arbustos
dispersos (B. buxifolia y Ribes magellanicus), cojines (Azorella trifurcata), dicotiledóneas (Taraxacum
officinale, Acaena magellanica, Vicia bijuga, Geranium sessiliflorum) y gramíneas (Poa rigidifolia, P.
pratensis y Hordeum pubiflorum). En las cercanías de la costa Atlántica se encuentran extensos ma-
torrales de Lepidophyllum cupressiforme (mata verde), carpetas de Salicornia ambigua (jume) y pas-
tizales de Puccinellia spp. Las variantes de la estepas graminosas difieren en cuanto a la composi-
ción florística y se asocian a las condiciones edáficas y al uso antrópico (León et al., 1998).
En un estudio más detallado realizado en el Sudoeste del Complejo, entre Lagos San Martín y Tar
al Norte y Viedma al Sur, se describió la vegetación dentro del Complejo Glaciario Preandino y hasta

587
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

el límite con Chile. Esta es una zona afectada por erosión eólica con presencia de lenguas de arena
y médanos y el estudio tuvo por objetivo proveer información para el diseño de una área de protec-
ción de suelo (Bran et al., 1987). De los 9 tipos de vegetación descriptos seis se encuentran en el
Complejo que nos ocupa. Los tipos de vegetación se asocian a la altitud, las condiciones hídricas y
características superficiales del suelo.
En los planos aluviales de los deltas de los ríos en los médanos costeros de los lagos se desarro-
llan matorrales densos (70-80 % de cobertura), latifoliados, perennifolios, micrófilos, con un es-
trato arbustivo de 1-2 m dominado por Berberis heterophylla, al que acompañan Adesmia boronioi-
Capítulo 15

des, Baccharis obovata y Ribes cucullatum, y un estrato de arbustos bajos y subarbustos con Acaena
splendens, Mulinum spinosum y Senecio filaginoides, acompañados por coirones como Festuca ar-
gentina, Festuca pallescens y Stipa spp (Bran et al., 1987).
En los planos inundables se encuentran mallines de diversos tipos, de cobertura vegetal alta (80-
90 %), que fisonómicamente son praderas graminosas o herbáceo-graminosas, uniestratificadas
o biestratificadas de Juncus balticus y florística variable, dependiendo del contenido de humedad
del suelo y del uso pastoril. Los mallines más comunes presentan un estrato de aproximadamente
30 cm de altura con Juncus balticus, Festuca pallescens y Deschampsia spp, y uno inferior de 10-
15 cm de altura, entre cuyas especies más notables están Poa pratensis, Carex spp, Eleocharis spp,
Holcus lanatus, Trifolium repens, Pratia repens, Taraxacum officinale, Rumex acetosella, Hordeum
spp, Acaena magallanica, Potentilla anserina, Ranunculus sp, Euphrasia sp, Rytidosperma sp y Samo-
lus spathulatus (Bran et al., 1987).
Las estepas graminosas, graminoso-arbustivas o subarbustivas de Festuca pallescens (coirón dul-
ce), tienen un estrato superior de 30-40 cm formado por coirones, dominado por Festuca palles-
cens acompañada por una proporción variable de subarbustos bajos. Por debajo hay un estrato de
pequeñas gramíneas y hierbas con una altura media de 10 cm. Su composición y fisonomía varían
con la altura sobre el nivel del mar, la longitud y la historia pastoril, y esto determina la clasifica-
ción en tres subtipos: estepas graminosas de Festuca pallescens de altura; estepas graminosas a
arbustivo-graminosas de Festuca pallescens en contacto con los bosques y estepas subarbustivo-
graminosas de Festuca pallescens de niveles altimétricos bajos. El primer subtipo se encuentra por
encima de los 700 m de altitud, son netamente graminosas con alta cobertura (75-85 %) y están
acompañados por Carex patagonica, Festuca magellanica, Cerastium arvense, Poa aff ligularis, Se-
necio sericeonitens y Alopecurus magallanicus, etc. Las estepas graminosas a arbustivo-graminosas
de Festuca pallescens en contacto con los bosques se encuentran entre los 400 y 600 msnm. Con-
tienen una mayor proporción de arbustos bajos, como Mulinum spinosum, y una cobertura vegetal
algo menor (60 a 80 %). Las especies características son Viola maculata, Armeria maritima ssp an-
dina, Aira caryophylla, Stipa brevipes, Relbunium richardianum, etc. Las estepas subarbustivo-gra-
minosas de Festuca pallescens de niveles altimétricos bajos forma pequeños parches en terrazas y
planicies próximas a lago San Martín entre los 250 y 350 msnm. Su fisonomía tiende a ser subar-
bustivo graminosa y la cobertura vegetal total es menor que en los subtipos anteriores (40 a 60 %).
Las especies características son Stipa speciosa, Brachyclados caespitosus, Adesmia boronioides, Se-
necio filaginoides, Stipa ibari, Mulinum spinosum, etc. (Bran et al., 1987).
En las colinas, morenas y planicies onduladas, por debajo de los 500-600 msnm, del sector cen-
tral del área de estudio se desarrollan las estepas arbustivo-graminosas de Festuca argentina (coirón
huecu) y Mulinum spinosum (neneo). Es una estepa mixta de arbustos bajos y coirones, biestrati-
ficada. El estrato superior, de 40 a 60cm, esta codominado por Festuca argentina y Mulinum spi-
nosum, acompañadas por Stipa humilis y Festuca pallescens, Senecio filaginoides y Berberis hetero-
phylla. El estrato inferior, de unos 10 cm está constituido por pequeñas gramíneas y graminoideas
(Rytidosperma virescens, Carex patagonica y Festuca magellanica), y hierbas (Adesmia lotoides, Acae-

588
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

na poeppigiana, Cerastium arvense, Vicia magallanica y Relbunium richardianum). Las estepas de este
tipo presentan algunas variantes producidas por el uso pasturil.
En las terrazas y planicies de la margen Norte del Lago Viedma se encuentra las estepas subar-
bustivo-graminosas de Stipa speciosa (coirón amargo) y Senecio filaginoides. Es biestratificada, con
un estrato superior de 30-40 cm dominada por Senecio filaginoides en ocasiones acompañada por
Mulinum spinosum. Stipa speciosa es codominante y sus matas más pequeñas pueden hallarse en
este estrato o en el inferior y son acompañadas por Stipa humilis. En el estrato inferior, las especies
más notables son Festuca pyrogea, Stipa ibari y Carex patagónica, y los subarbustos enanos y pulvi-

Estepa Patagónica
nados Nassauvia glomerulosa y Ephedra frustillata (Bran et al., 1987).
En todo el sector oriental del área de estudio, en una gran diversidad de altitudes y situacio-
nes topográficas, las que condicionan distintas variantes fisonómicas, se encuentran las estepas
subarbustivas de Nassauvia glomerulosa (colapiche). Son estepas subarbustivas uniestratificadas
con una altura media de unos 15 cm, formada por subarbustos enanos y pulvinados. Los subtipos
son Estepas subarbustivas de Nassauvia glomerulosa de altura y estepas subarbustivas de Nassauvia
glomerulosa de niveles altimétricos bajos. En ambos la dominante es Nassauvia glomerulosa, acom-
pañada por los subarbustos Ephedra frustillata, Brachyclados caespitosum y Perezia recurvata, y pe-
queñas gramíneas como Stipa ibari, Festuca pyrogea, Bromus setifolius, Poa spp y Stipa spp. Las es-
tepas subarbustivas de Nassauvia glomerulosa de altura se encuentran entre los 700 y 1100 msnm,
su cobertura es de 40 a 60 %, y las especies características son Benthamiela sp, Nassauvia darwinii,
Perezia linearis, Senecio sericeonitens, Nardophyllum sp, etc. Este subtipo ocupa principalmente los
microrrelieves convexos de los ambientes fisiográficos sierras rocosas y mesetas altas. Las estepas
subarbustivas de Nassauvia glomerulosa de niveles altimétricos bajos se desarrollan en terrazas y
planicies por debajo de los 350 msnm, y tienen Stipa polyantha, Senecio miser, Berberis heterophy-
lla, Azorella caespitosa, Polygala darwinii, Cerastium arvense, etc. (Bran et al., 1987).
Por encima de los 1100 msnm se encuentran las estepas y semidesiertos de altura, que fisonó-
micamente son abiertas a ralas e incluyen dos subtipos. Las estepas y semidesiertos altoandinos
formados por un estrato de subarbustos y hierbas sin especie netamente dominante, de cobertu-
ra variable (10-30 %) y distribución irregular de las plantas. Las especies más comunes son Agro-
pyron fuegianum, Hamadryas delfinii, Armeria maritima spp andina, Azorella sp, Calceolaria uniflora,
Oreopolus glacialis, Poa spp, Festuca spp y Luzula chilensis. En sectores cóncavos que reciben apor-
tes hídricos del deshielo suelen desarrollarse matorrales enanos de Empetrum rubrum asociados
con vegas de altura en las partes más húmedas. Las Estepas de subarbustos en placas ubicada en
mesetas altas, fisonómicamente dominadas por cojines muy chatos cuyas alturas dificilmente al-
canzan los 10cm y cobertura entre 20 y 40 %. Las especies más comunes son Azorella caespitosa,
Oreopolus glacialis, Benthamiella azorella y Adesmia salicornioides. Se encuentran pequeñas gramí-
neas como Festuca magellanica, Stipa ibari, Poa spp, Festuca pyrogea y Trisetum sp, la mayoría de
las veces creciendo al amparo de los cojines (Bran et al., 1987).
Localmente se encuentran otros tipos de cobertura vegetal, como la vegetación halófila domina-
da por Salicornia ambigua (vinagrillo) de las marismas del estuario de los ríos Gallegos y Chico, en
el extremo SE de Santa Cruz (Coconier, 2006) y la gran variedad de mallines.
En un estudio de los mallines de la cuenca del río Gallegos se encontraron cuatro tipos de ma-
llines en una extensión de 67.000 ha, a lo largo del río principal y sus afluentes. Los mallines muy
húmedos o anegados, en que el suelo se encuentra anegado o saturado durante parte del año, los
suelos presentan condiciones de hidromorfismo y la cubierta vegetal está formada predominan-
temente por juncos (Juncus balticus) y gramíneas anuales. Los mallines húmedos, con abundante
disponibilidad de agua en el suelo tienen una cubierta vegetal densa (75-100 % de cobertura), for-
mada por juncos y gramíneas, especialmente Festuca pallescens. Los mallines semihúmedos, más

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

alejados de los cursos de agua y con menor disponibilidad de agua, están cubiertos por pastizal o
pastizal y arbusto de 75-50 % de cobertura. Las especies dominantes de gamíneas son Festuca sp
y Stipa gracillima, con escaso porcentaje de juncos. En condiciones similares de humedad suelen
presentarse asociaciones entre pastizal abierto y arbustos, dependiendo de características edá-
ficas, como textura y salinidad. Las especies arbustivas más frecuentes son: mata negra (Juniellia
tridens), mata verde (Lepidufilium cupressiforme) y calafate (Berberis sp). Esta categoría de mallines
puede aparecer también como parches entre las clases húmedos y muy húmedos, vinculada a pro-
cesos erosivos o de degradación de la vegetación. Los mallines secos o degradados, con cobertura
Capítulo 15

inferior al 50 %, carecen de juncos y se encuentran en parches de gramíneas alternando a veces con


arbustos (Mazzoni y Vázquez, 2004).
Entre la fauna se destacan los camélidos silvestres, como guanaco. Al igual que en el Comple-
jo Precordillera Patagónica, las poblaciones de guanacos tienen altos valores de heterocigocidad
(0,89) y de variabilidad genética (0,78), poco mayores que en Precordillera. Por esto se ha reco-
mendado usar estas poblaciones como stocks genéticos para los programas de conservación y uso
sostenible de estos camélidos (Bustamante et al., 2002).
Los lagos, lagunas, mallines y marismas son importantes refugios de aves acuáticas, migratorias o
no, y otras especies de fauna nativa. Entre ellas se pueden mencionar las especies amenazadas pin-
güino patagónico (Spheniscus magellanicus), petrel gigante común (Macronectes giganteus), choique
(Rhea pennata), macá tobiano (Podiceps gallardoi) y chorlo ceniciento (Pluvianellus socialis), flamenco
austral (Phoenicopterus chilensis) y otras como cauquén colorado (Chloephaga rubidiceps), cormorán
imperial (Phalacrocorax atriceps), gaviota cangrejera (Larus atlanticus) y yal austral (Melanodera mela-
nodera), bandurria austral (Theristicus melanopis), el garza bruja (Nycticorax nycticorax), escúa común
(Stercorarius chilensis), caminera patagónica (Geositta antarctica) y la monjita chocolate (Neoxolmis
rufiventris), varias especies de patos y de gallaretas. Existen unas cuantas especies endémicas de
aves y otras calificadas como vulnerables. Entre los mamíferos marinos se encuentra la tonina ove-
ra (Cephalorynchus commersoni), y entre los reptiles se destacan las lagartijas primitivas (Liolaemus
archeforus), de Koslowsky (Liolaemus exploratorum), la espinosa arco iris (Liolaemus silvanae), todas
endémicas, y la ranita santacruceña (Atelognathus salai) también endémica (Coconier, 2006).

Pulsos naturales
El pulso natural más notable e importante desde el punto de vista de la ganadería es el estacio-
nal, con aportes de agua nival y de lluvia en primavera, que desencadenan la productividad pri-
maria.
Ocasionalmente hay nevadas extraordinarias que causan la muerte de ovinos y guanacos, afec-
tando la producción y el sistema natural.
Otros pulsos de escala temporal mayor e irregulares (impredecibles) son los aportes de cenizas
volcánicas emitidas mayormente por los volcanes del lado chileno. Las consecuencias pueden ser
catastróficas tanto para el paisaje natural como para la producción. El retardo de recuperación de
la producción por la actividad del volcán Hudson fue de tres años, con retiro y enterramiento de
las cenizas.
Ha habido al menos un evento extraordinario por el desborde de uno de los ríos (La Leona) al Sur
del Complejo, que produjo la inundación de un hotel de las cercanías. Las causas de este evento
pudieron ser varias, como la ablación superficial de hielo causada por la conjunción de lluvias in-
tensas en el interior del campo de hielo de la cordillera y con vientos fuertes y cálidos, o el vacia-
miento brusco del Lago Viedma, o por actividad geotérmica del volcán Lautaro, o por la formación
de un subglacial en las nacientes del glaciar Viedma y una ruptura y movimiento hacia el Lago. El

590
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

autor recomienda que se realicen estudios detallados del fenómeno ya que constituye un riesgo
potencial que debería considerarse al momento de diseñar las represas hidroeléctricas y por los
riesgos que implica para la navegación turística (Skvarca, 2002).

Potencial natural de producción


Hay poca información arqueológica que de cuenta de la colonización prehistórica en el Complejo.
Localmente existen evidencias arqueológicas de ocupación humana en la cuenca Alta del río Santa
Cruz durante los últimos 9700 años. Los primitivos ocupantes eran cazadores-recolectores, que ocu-

Estepa Patagónica
paban el territorio de manera discontínua pero no estacional, excepto hacia el Oeste, en las cerca-
nías de la cordillera donde la ocupación pudo haber estado restringida en invierno (Mancini, 2002).
En los alrededores de los lagos Tar y San Martín, al Sudoeste del Complejo, se encontraron evi-
dencias de ocupación por cazadores-recolectores desde el Holoceno (9700 AP). No todos los espa-
cios fueron ocupados con la misma intensidad y frecuencia, se encontró que la margen Este del lago
Tar presenta evidencias de ocupación permanente e intensa, principalmente en el Holoceno Tardío,
muy probablemente por el hecho de que se trata de un valle reparado y con recursos durante todo
el año. Esta concentración de ocupacón residencial se verifica en todas las tierras del fondo de la
cuenca. En las márgenes Norte y Sur y Sudeste de este lago la ocupación fue transitoria y mucho
menos intensa. En la margen Sudeste del lago San Martín las evidencias muestran que ha sido un
lugar de paso y en su conjunto las exploraciones de los sitios arqueológicos de las cuencas de los
lagos Tar y San Martín muestran que la circulación de los cazadores recolectores se produjo desde
el Este hacia el Oeste (Belardi et al., 2010).
En el río Pinturas se han econtrado yacimientos y manifestaciones arqueológicas que datan desde
12.000 A.P. En el Sur, en cambio, estudios estratigráficos en una de las cuevas del campo volcáni-
co Pali Aike, que se extiende desde el río Coyle hasta el estrecho de Magallanes, entre los 69 y 70º
Long O, sugieren una intensa ocupación humana desde 2000 a 3000 AP (Barberena et al., 2006).
Desde el estuario del río Gallegos hacia el Sur, en los ambientes costeros, se presentan evidencias
de ocupación por cazadores-recolectores desde el Holoceno tardío (4000 a 200 AP), con un uso
más intensivo del espacio costero que del valle del río Gallegos y una ocupación más recurrente
del estuario que del litoral atlántico durante el final de dicho período (Ercolano y Carballo, 2005).
Los primeros colonizadores europeos se establecieron en dos colonias a lo largo del estrecho de
Magallanes en 1584 (Nombre de Jesús y Puerto Hambre), y se encontraron con un ambiente hostil
por el clima extremo y por la presencia de indígenas, y no dejaron registros de su actividad porque
perduraron por pocos meses. El primer registro probable de la actividad europea data de alrededor
de 1600, en que se produjo un gran incendio en la estepa, contemporáneo con otro en el ecotono
estepa-bosque y en el bosque hacia el Oeste. Este incendio se atribuye al incremento de la tem-
peratura en un período seco. Las primeras evidencias de incendios de origen antrópico son de la
década de 1840, con la introducción de la cría de ovejas. Desde ese entonces y hasta el presente
se observan signos de disturbio en los alrededores de la Laguna Potrok Aike. Aparentemente se pro-
ducían incendios en la estepa, que eran más frecuentes que los naturales ocurridos en otros sitios
cercanos y eran acompañados por erosión fluvial (Haberzettl et al., 2006).
Desde los primeros pobladores la actividad productiva principal fue la cría de ganado sobre pas-
turas naturales, de caprino al Norte del Complejo y ovino al Sur, y más tarde bovino, preferente-
mente en el Norte. En muchos sitios se observa el efecto del sobrepastoreo y en todos los estudios
de vegetación aparecen variantes de pastizales naturales que se atribuyen al pastoreo prolongado
(León et al., 1998; Bran et al., 1987). Los efectos del pastoreo, más recientemente, incluyen el
desbroce de los arbustales y matorrales en tierras destinadas a uso agropecuario.

591
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

En este Complejo se obtuvieron resultados similares a los encontrados en el Complejo Precordi-


llera Patagónica en un estudio del efecto del pastoreo ovino sobre la cubierta vegetal (Cesa y Pa-
ruelo, 2011). En ambos casos el estudio se realizó en longitudes similares. El pastoreo produjo la
disminución de la riqueza y biodiversidad de especies y de la cobertura y altura de la vegetación,
pero no un incremento de la abundancia de arbustos, como ocurre para otras zonas áridas y semiá-
ridas. La reducción de riqueza y biodiversidad se debió a cambios en la comunidad de herbáceas
latifoliadas. Tampoco se detectó efecto del pastoreo sobre la abundancia de los tipos funcionales
de plantas, tal como fueron definidos en este trabajo. La abundancia de algunas especies de gramí-
Capítulo 15

neas, como Festuca pallescens disminuyó con el pastoreo, mientras que otras, como Jarava speciosa
(Stipa speciosa) aumentó. Los autores sugieren que el monitoreo de los efectos del pastoreo deben
basarse sobre la presencia y abundancia de algunas especies y la riqueza de latifoliadas herbáceas
más que sobre la estrucutra de la vegetación (Cesa y Paruelo, 2011).
Las condiciones climáticas extremas hacen riesgosa la cría de ganado sobre pasturas naturales,
especialmente en el extremo Sur del Complejo. En las cercanías del estuario del Deseado se han
hecho pruebas con gramíneas del género Agropyron traídos de Canadá con el objetivo de estudiar
la productividad y rebrote para mejorar la producción forrajera y proveer alimento en los momentos
críticos del año (Utrilla et al., 2007). El trabajo no evalúa ni discute cuáles podrían ser las conse-
cuencias de esta introducción en los pastizales naturales.
El potencial natural para la producción ganadera es incrementado por la presencia de mallines,
que constituyen un recurso forrajero valioso por la diversidad de especies, muchas de ellas palata-
bles, y la alta productividad del pastizal. El deterioro por mal uso del recurso estimuló la investiga-
ción y prueba de diversas estrategias de pastoreo y manejo del ganado bovino y ovino y del mallín.
En un ensayo con cuatro tratamientos realizado en Tierra del Fuego en parcelas de mallín con y sin
uso previo, con alta y baja asignación de forraje se observó que con pastoreo intensivo los ovinos
de refugo12 ganaron peso y mejoraron su condición corporal al cabo de uno y dos años. El mallín sin
uso previo permitió una ganancia mayor de peso. El peso de faena estuvo influído por el nivel de
asignación de forraje al cabo de dos años pero no de un año. Los animales sometidos a alta asigna-
ción de forrajes tuvieron mayores rendimiento (mayor incremento de peso de carcasa). El autor re-
comienda mantener constante la asignación de forraje evaluando la tasa promedio de acumulación
estival de forraje y la carga animal adecuada, y el descanso primaveral del mallín (Utrilla, 2004).
En la cuenca del río Gallegos, los humedales de mejor calidad se encuentran en las orillas de los
afluentes que provienen del Sur, originados en ambientes glaciarios, que por ser meandrosos rie-
gan extensiones mayores. Los ríos del occidente, que reciben más precipitaciones, también poseen
alta cobertura de pastizales húmedos. Los puntos de los valles que están limitados por mesetas con
coladas de lava presentan mallines de alta cobertura al pie de las coladas, donde se ubican ver-
tientes y manantiales provenientes del escorial. En el valle del río principal predominan los mallines
secos y degradados. Los mallines húmedos ocupan el 5,1 % de la superficie mientras que los degra-
dados ocupan el 25,3 %. Una explicación para la predominancia de mallines degradados en el valle
principal puede ser el pastoreo excesivo y prolongado (Mazzoni y Vázquez, 2004).
Otras actividades productivas incluyen la producción frutícola y hortícola, que se practica con
cortinas rompevientos y bajo cubierta plástica (invernaderos). El uso de cortinas rompevientos se
emplea desde comienzos del siglo XX en Santa Cruz, y más recientemente se investigan las mejores
técnicas y estructuras para la producción de cada cultivo. Las especies empleadas como cortinas
son las salicáceas Populus nigra, Salix humboldtiana y S. fragilis (Peri, 1998). En los valles bajo riego
de la provincia de Santa Cruz existían a fines del siglo XX, unas 500 ha de bosques rompevientos de

12 Regufo: ganado de descarte por mal estado sanitario o avanzada edad.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Populus nigra, P. deltoides y Salix fragilis (Peri y Martínez Pastur, 1997). Por ejemplo, en Los Anti-
guos, se han hecho estudios para evaluar la producción de frutos de cerezo, en cantidad y calidad,
en la respuesta a la estructura física y distancias de las cortinas rompevientos. Se estimó que el in-
greso bruto podría incrementarse hasta un 17 % mejorando la técnica de mitigación del efecto del
viento (Monelos y Peri, 1998).
Los mallines ofrecen un potencial natural para la producción forestal para madera. En un ensa-
yo realizado en tres estancias de Santa Cruz dentro del Complejo, en el NO, en el SO y en el SE,
se plantaron en sendos mallines estacas de Populus sp y Salix sp y se hizo el seguimiento del creci-

Estepa Patagónica
miento de los árboles y del nivel de agua de los mallines. En los tres años de medición de la napa
freática se observó un descenso de la misma en los veranos y una tendencia al ascenso en el invier-
no y principios de la primavera debido a la menor evaporación en invierno y al deshielo en primave-
ra. La supervivencia de las estacas en el primer año fue buena pero el establecimiento en el segun-
do año fue pobre, dependió del tipo de suelo (textura y salinidad). El establecimiento y crecimiento
no es tan bueno como el las orillas de los ríos porque en los mallines se producen situaciones de
anegamiento y anaerobiosis. Los autores concluyen que la plantación de estas especies en mallines
es posible pero no todos los mallines son aptos ya que el establecimiento y crecimiento dependen
de la interacción entre las condiciones físico-químicas del suelo, el nivel de la napa freática y las
fluctuaciones estacionales de la misma (Peri y Monelos, 1997). No se discute cuáles podrían ser las
consecuencias a nivel del paisaje y regional de la forestación de los mallines.
En el Complejo crece el calafate (Berberis buxifolia y B. heterophylla), que son arbustos nativos es-
pinosos de 1-1,5 m de altura, que producen una fruta comestible e industrializable como dulces,
jaleas y licores y para producir pinturas. Además los frutos son fuente de alcaloides y antocianinas,
de uso medicinal y para tinturas. Las poblaciones de esta especie han sufrido una importante dis-
minución porque ha sido usado como leña, el paisaje ha sufrido procesos de desertificación, se han
perdido poblaciones enteras con la construcción de caminos, se lo ha manejado mal y las cosechas
de frutos han sido destructivas. La Estación Experimental Santa Cruz de INTA y CADIC-CONICET han
hecho ensayos de propagación y evaluación de la producción de frutos para recuperar las poblacio-
nes, domesticar las especies y diseñar estrategias de uso sostenible (Arena et al., 1997).
En Los Antiguos la fruticultura se encuentra en expansión. Junto con ella se desarrolla apicultura,
no sólo para la obtención de miel, sino para favorecer la polinización de los frutales. En el caso de
las cerezas una buena polinización con abejas melíferas incrementa la producción de frutos en has-
ta 5 veces y para lograr una buena polinización es importante conocer la fenología de las plantas
visitadas por las abejas (Bertoli, sin fecha).
El Complejo tiene un valioso potencial para investigación, especialmente en el extremo Sur, cu-
yas características climáticas, caracterizadas por cambios de los centros de presión polar y de lati-
tud media, efectos el ENSO y de la oscilación Antártica y cambios de régimen de precipitación, dan
una oportunidad única en el Planeta para reconstruir las condiciones paleoclimáticas terrestres. En
el marco del proyecto interdisciplimario SALSA (Archivos y Modelado de sedimentos lacustres de Ar-
gentina Austral), se investigan registros paleoambientales largos y de alta resolución en el campo
volcánico de Pali Aike. Este área tiene varios lagos profundos en cráteres volcánicos que resultan pro-
misorios para el estudio multidisciplinario de sedimentos lacustres, incluyendo el monitoreo de pro-
cesos actuales en combinación con modelado climático y de ecosistemas (Zolitschka et al., 2006).
El sector Sur del Complejo se encuentra sobre la Cuenca Austral y hay actividad petrolera y gasífe-
ra con presencia de pozos de petróleo en los alrededores de Puerto Deseado y en la meseta fuegui-
na. También hay actividad portuaria de carga de barcos tanque petroleros. El sector septentrional
se encuentra sobre la cuenca del Golfo de San Jorge, sin embargo no hay actividad petrolera en el
Complejo a estas latitudes.

593
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Las actividades mineras en Complejo deberían estar restringidas, en el sector comprendido en la


Provincia de Chubut ya que, según el proyecto SIGOAM (Sistema de Información Geográfica para el
Ordenamiento Minero de Chubut ha clasificado las tierras del Complejo como de sensibilidad socio
ambiental media, alta y muy alta (DGMH, 2011). En el Norte de Santa Cruz, dentro del Complejo,
se encuentran los yacimientos San José-Huevos Verdes, operado por Minera Santa Cruz y Lomada
de Leiva, propiedad de Patagonia Gold. En la primera se extrae oro y plata y en la segunda sólo oro.
En el Noroeste (zona Lago Fontana) y en el centro Este se encuentran dos minas de plata y oro, en
prospecto en el 2008 (Fernández et al., 2008).
Capítulo 15

El Complejo tiene un patrimonio natural que representa potencia natural para la conservación.
En todo el Complejo hay no menos de ocho sitios identificados como Áreas Importantes para la
Conservación de Aves (AICA), algunas de las cuales son endémicas, vulnerable o en peligro. Algu-
nas de las AICAs son reservas provinciales pero carecen de planes de manejo, otras están en tierras
privadas y todas son vulnerables. El riesgo proviene de sobrepastoreo que reduce el hábitat para las
aves o la calidad de hábitat, y de las actividades mineras y petroleras que causan contaminación,
estimulan la recolección de huevos y la caza de aves (Coconier, 2006).
En Tierra del Fuego se extrajo oro aluvial de las playas desde 1891 en la Mina El Páramo, estable-
cida por el ingeniero y explorador rumano Julio Popper quien descubrió el oro en las costas de esta
provincia. En el siglo XIX se extrajeron 600 kg de oro, de los cuales 175 kg figuran en los registros de
La Casa de La Moneda de Buenos Aires como fundidos allí; 90 kg están registrados en una casa de
Punta Arenas, como remitidos directamente a Hamburgo, todos provenientes del establecimiento El
Páramo. Del resto no hay noticias. Entre 1935 y 1945 se extrajo oro del sector Mina María (un sector
de El Páramo) pero no se controlaron las cantidades en los primeros 5 años y de 1940 a 1945 se con-
tabilizaron 17,11 kg. Actualmente existe gran expectativa en Tierra del Fuego por los yacimientos alu-
vionales de oro reconocidos e investigados en sus costas (información extraída de http://historiatdf.
com.ar/preciosos.htm), de los cuales al menos siete minas se encuentran en el Complejo Glaciario
Preandino. En una de estas minas se extraen también minerales de hierro, de titanio y de circonio.
Las actividades mineras y petroleras, incluyendo la carga y descarga de hidrocarburos en los puertos,
entran en conflicto con la conservación de áreas sensibles, especialmente en los sitios que son hábitat
para aves nativas, aves migratorias y mamíferos marinos. Esta situación se presenta en muchas de las
AICAs, especialmente en los sitios en que la amplitud intermareal es muy grande y los envaramientos
de barcos son más probables. Algunas de las reservas se encuentran en las cercanías de pozos o plan-
tas petroleras y sus helicópteros pasan a baja altura por encima del área protegida (Coconier, 2006).
El Complejo Glaciario Preandino tiene potencial turístico y hay infraestructura hotelera todo a lo
largo de su extensión.

Protección de la naturaleza
● Reserva Nacional Perito Moreno, Decreto Nacional Nº 105433/37 (adosada al Parque Nacional
Perito Moreno de la Ecorregión Bosques Patagónicos).
● Reserva Provincial Cabo Vírgenes, Decreto Provincial Nº 1806/86.
● Reserva provincial Península de Magallanes, Ley Provincial Nº 2316/93.
● Laguna Nimez y costa aledaña del Lago Argentino, Decreto Minicipal Nº 247/86, manejada por
Universidad Nacional de la Patagonia Austral desde 2001.
● Reserva Provincial Isla Deseada, Disposición Nº 7/90.
● Reserva Hemisférica Atlántica Tierra del Fuego, Ley Provincial Nº 415/98, declarada Sitio Ram-
sar, Reserva de la Red de Reservas de Aves Playeras del Hemisferio Occidental. Información de
SIFAP, 2011

594
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

● Refugio Privado de Vida Silvestre Dicky, Convenio Propietario/Fundación Nº S/N /91 (informa-
ción de FVSA).

Complejo Planicies Lávicas


Tipos esenciales de vegetación
Al igual que en Complejo Glaciario Preandino, los tipos predominantes de vegetación son la es-
tepa graminosa, la estepa arbustiva y el erial.

Estepa Patagónica
Ubicación
Son cinco grandes parches insertos en el Complejo Glaciario Preandino, extediéndose uno de ellos
en forma de cuña entre los 46,70 y 50,19º Lat Sur, en la provincia de Santa Cruz. Se encuentran en
los departamentos Lago Buenos Aires, Río Chico (donde está la mayor extensión) y El Calafate, y los
extremos de dos parches penetran apenas en los departamentos Magallanes y Corpen Aike.
Dos de los parches limitan al Oeste con la Ecorregión Bosques Patagónicos; uno de los parches li-
mita al Este con el Complejo Macizo del Deseado; el cuarto parche limita al NE con el Complejo Ma-
cizo del Deseado y su sector austral está inserto en el Complejo Mesetas Surpatagónicas; el quinto
parche se inserta por su extremo oriental en el Complejo Mesetas Surpatagónicas. Los bordes no
mencionados de todos los parches se encuentran en contacto con el Complejo Glaciario Preandino.
Comprende en una superficie total de 23.344 km2.

Clima
El clima es parecido al del Complejo Glaciario Preandino dentro del cual se insertan las planicies
lávicas. La diferencia más importante es la intensificación de la aridez, la continentalidad y la es-
tacionalidad a medida que se avanza hacia el Este, lo cual afecta al sector central que se extiende
hasta los casi 70º de Long O.
Hay una sola estación meteorológica en el Complejo, ubicada en Gobernador Gregores. En el
período 1951-1960, 1971-1980 registró una temperatura media anual de 8,5 °C, temperaturas
máxima y mínima medias de 14,6 y 3,1 °C, respectivamente. Los meses más fríos son Mayo a Agos-
to con medias diarias 0,8 a 4,5ºC y mínimas medias de -3ºC. La precipitación media anual es de
185 mm, en el mismo período y de 211 mm en el período 1971-1980 y no se presenta un patrón
estacional de la distribución de la lluvia. Como toda la meseta patagónica, este Complejo soporta
vientos fuertes todo el año; en el período 1971-1980 se registraron valores de velocidad media
anual de 9,93 m/seg y no hay un patrón estacional.
Dado que estos parches están insertos en el Complejo Glaciario Preandino y que cuatro de las
cinco estaciones climatológicas de este Complejo están cercanas a los parches del Complejo Plani-
cies Lávicas, muy probablemente la descripción dada más arriba del clima de Santa Cruz en el Gla-
ciario Preandino es válida para este Complejo.

Geología y geomorfología
La característica de este Complejo, como su nombre lo indica, son las extensas planicies lávicas
que ocupan casi por completo cada uno de los parches. Los cinco parches de mesetas lávicas están
separados entre sí por los valles de los ríos Ecker, Chico y su afluente Belgrano y Chalía o Shehuen,
y los parches septentrional y austral están bordeados por el Norte y el Sur por los ríos Deseado y sus
afluentes y el Santa Cruz, respectivamente.

595
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Estas manifestaciones volcánicas se produjeron en el Mioceno, por la actividad volcánica iniciada


hace unos 10 MA con la efusión de grandes volúmenes de lavas, después de la colisión de la Placa
Sudamericana con la dorsal que separaba las placas de Nazca y Antártica, evento que comenzó a los
14 MA a la altitud de Tierra del Fuego y migró hacia el Norte donde la colisión se produjo a los 12 MA.
Así surgieron las mesetas ubicadas en las zonas de los lagos Cardiel, Strobel, Buenos Aires y las de los
alrededores de Gobernador Gregores al Este del valle del río Chico. Después de la primera glaciación
(7 a 5 MA) ocurrió otro evento en el Plioceno inferior (4 a 5,5 MA), que es responsable de los basaltos
ubicados más al Sur y de los aportes basálticos sobre la superficie de las mesetas formadas en el pri-
Capítulo 15

mer evento. El tercer evento, ocurrido entre 3,5 a 1 MA es responsable entre otras manifestaciones,
entre ellas, de las planicies lávicas ubicadas en el interfluvio de los ríos Chalía y Santa Cruz (Mazzoni y
Rabassa, 2020), que corresponde al parche más austral del Complejo Planicies Lávicas, y en la meseta
ubicada al Sur del Lago Buenos Aires, donde hay profusión de centros efusivos y son los más elevados,
alcanzando los 2743 msnm.
Las manifestaciones volcánicas, originadas por vulcanismo fisural desde el Mioceno al Holoceno,
comprenden campos de lava, pequeños volcanes agrupados o alineados a lo largo de líneas estruc-
turales y numerosos maares13 (Mazzoni y Rabassa, 2010).
Las mesetas se encuentran a altitudes considerables, entre los 500 y 1000 m, alcanzando en
ocasiones los 1500 m en los conos volcánicos que sobresalen de las planicies. Por ejemplo, la me-
seta del Lago Buenos Aires, que ocupa casi completamente el parche septentrional del Complejo
Planicies Lávicas y es la meseta basáltica más extensa del Complejo, está delimitada por bardas
de hasta 100 m de alto y faldeos pronunciados en casi todo su perímetro. La altitud disminuye de
Oeste a Este de 1600 a 900 m, y tiene cerros de hasta 2700 m. En el Sur de Santa Cruz, la plani-
cie lávica está compuesta por conos achatados de muy baja altura, se encuentran disectadas por
modelado fluvial y en las escarpas se han formado extensas zonas de deslizamiento. A consecuen-
cia del escaso relieve relativo, de la ausencia de una red de drenaje y las condiciones bioclimáticas
extremas, las planicies están cubiertas por mantos de roca meteorizada y por campos de dunas
formados por deflación diferencial. Por fenómenos de inversión del relieve y debido a la erosión di-
ferencial, se han formado numerosas depresiones sobre las planicies, las cuales son ampliadas por
acción del agua y del viento. En las depresiones pequeñas se forman lagunas salinas temporarias y
algunas permanentes, mientras que en los mayores hay lagos (Quiroga, Cardiel, Strobel). También
se encuentran bajadas y playas salinas en los bajos de mayor extensión.
Lo cinco parches están cubiertos casi totalmente por las mesetas sobreelevadas y modeladas por
procesos exógenos, llamadas escoriales, por la rugosidad de su superficie (Mazzoni, 2007). La exten-
sión de los escoriales en la provincia de Santa Cruz alcanza los 3152 km2 (Mazzoni y Rabassa, 2010),
correspondiente al parche más septentrional del Complejo, ocupado totalmente por escorial en su
meseta (el parche comprende también las bardas). Alrededor del 50 % de los escoriales tienen tama-
ños igual o inferiores a los 10 km2 y el 3,5 % tiene más de 500 km2 de extensión. La predominancia de
superficies pequeñas se debe principalmente a la edad de las coladas, en su mayoría preglaciarias, y
los largos períodos en que estuvieron sometidas a procesos erosivos que las seccionaron. El desnivel
de los escoriales con respecto a la altitud circundante es de 0 a 800 m, con predominio de los desni-
veles inferiores a los 100 m. Las diferencias de nivel se asocian a la cantidad de eventos volcánicos que
sufrieron, cuanto más cantidad de coladas volcánicas mayor es el desnivel (Mazzoni y Rabassa, 2010).
Los escoriales constituyen importantes reservas de agua por el grado de infiltración del material
que los componen y que permiten la acumulación de agua hasta el primer estrato impermeable.

13 Maar: edificio volcánico producido por actividad hidromagmática, formados por una depresión central rodeada de acumula-
ciones piroclásticas y en general ocupado por una laguna.

596
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

El agua corre horizontalmente por este estrato y genera surgentes en las paredes de las bardas
y, como consecuencia, suelen encontrarse mallines en las cercanías de los escoriales (Mazzoni,
2007). Al igual que en escoriales de otros Complejos de la Ecorregión Patagonia, en el Complejo
Planicies Lávicas existen mallines en las cercanías de una gran porporción de escoriales, aunque la
frecuencia y abundancia de mallines depende del tamaño de los escoriales y sólo aquellos de super-
ficies mayores de 163 km2 poseen mallines en su totalidad (Mazzoni y Rabassa, 2010).

Patrones recurrentes

Estepa Patagónica
El patrón recurrente se asocia a la altitud, las condiciones de humedad y edáficas, especialmente
el material de superficie en el suelo. Las condiciones de humedad dependen del aporte hídrico por
deshielo y precipitaciones, las cuales son escasas e impredecibles.
No se han hecho estudios detallados en el Complejo y los trabajos que describen la vegetación lo
hacen sobre la base de las publicaciones clásicas de Soriano (1983), o de León et al. (1998) o de
Roig (1998), que abarcan toda la patagonia extraandina (Por ej., Páez et al., 2001).
Según el mapa de la vegetación de León et al. (1998), al cual superpuse el mapa de los Com-
plejos de la Ecorregión Estepa Patagónica, los tipos de vegetación presentes en el Complejo Pa-
nicies Lávicas son la estepa graminosa, la estepa arbustiva y el erial. Todas estas corresponden
a las mismas unidades de vegetación válidas para el Complejo Glaciaro Preandino, donde fueron
descritas. La proporción de estos tipos de vegetación en cada parche del Complejo Planicies Lá-
vicas es variable y depende de la ubicación del parche en relación al eje O-E, ya que estos tipos
forman franjas casi paralelas a la cordillera de Los Andes. El parche que comprende la meseta de
la Laguna Blanca sólo contiene estepa graminosa, a la escala regional del trabajo. El parche si-
guiente (de Norte a Sur), es más alargado de Oeste a Este y no linda con el bosque patagónico y
está a 5-6 km de su borde, está cubierto por estepa graminosa y erial (el tipo más extenso) en su
sector central y estepa arbustiva, el tipo que se encuentra en menor proporción, en los extremos
occidental y oriental. En el tercer parche, que es muy extenso y linda con el bosque patagónico al
Oeste, predomina la estepa arbustiva, en segundo lugar la estepa graminosa en el extremo occi-
dental y dos pequeños parches de erial en el borde austral del parche, al SO y al SE. En el cuarto
parche, que se encuentra al Este del anterior, predomina el erial, y tiene dos parches menores de
estepa arbustiva. Finalmente, el parche más austral, que se encuentra a unos 60 km del bosque
patagónico, predomina ampliamente el erial y presenta un parche de estepa graminosa en el ex-
tremo occidental y otro de estepa arbustiva en el oriental. Este patrón de distribución de los tipos
de vegetación en el Complejo responde claramente al gradiente decreciente de precipitaciones
de Oeste a Este.
En el Complejo debe haber mallines y humedales de borde de lagunas y lagos, y a un mayor gra-
do de resolución se encuentran parches de tipos distintos de los tres mencionados. Por ejemplo,
en las altiplanicies y serranías ubicadas al Oeste de los lagos Cardiel y Strobel se encuentran este-
pas arbustivas bajas de Nardophyllum obtusifolium y N. bryoides con Festuca pallescens (León et al.,
1998). En las mesetas del interfluvio entre los ríos Santa Cruz y Chalia, en las que predomina el
erial, se encuentran estepa graminosas de Festuca pallescens aisladas, en topografías de modelado
fluviglacial, donde las condiciones hídricas son favorables. Estos pastizales, dominados por F. pa-
llescens, también contienen Festuca magellanica, F. pyrogea, Deschampsia elegantula, D. flexuosa,
Phleum commutatum, Elymus patagonicus, Rytidosperma virescens, Festuca argentina, a las que se
agregan arbustos en cojín como Nardophyllum obtusifolium, Junellia sp en los pastizales ubicados en
altiplanicies, por ejemplo, la del Sur de la laguna Amenida (790 msnm) (León et al., 1998), en el
parche más austral del Complejo Planicies Lávicas.

597
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

La meseta del Lago Strobel, parche de mayor tamaño del Complejo Planicies Lávicas, con una altitud
de 700 m y picos que alcanzan los 1700, se encuentra delimitada por faldeos y bardas en casi todo
su perímetro. Incluye los lagos Strobel, Cardiel y Quiroga y muchas lagunas (unas 700). Está cubier-
ta por estepa graminosa y parches de arbustos en los sitios más protegidos. Las estepas graminosas
se encuentran muy degradadas por el largo período de pastoreo. En el parche viven poblaciones de
lagartijas como Liolaemus archeforus y cuatro especies casi amenazadas, el choique (Rhea pennata),
el macá tobiano (Podiceps gallardoi), el chorlo ceniciento (Pluvianellus socialis) y el flamenco austral
(Phoenicopterus chilensis). En la estepa nidifican especies poco conocidas como la quiula patagónica
Capítulo 15

(Tinamotis ingoufi) y la caminera patagónica (Geositta antarctica). En las lagunas pequeñas, ricas en
alimento se concentran grandes ensambles de aves, incluyento varias nidificantes (Coconier, 2006).
En el parche ubicado hacia el Norte del anterior, se encuentran en su extremo occidental, tres
mesetas aisladas una de otra, que se extienden desde la laguna del Asador (o Águila) hasta el NO
de la laguna Olnie. Las mesetas, de más de 1100 m de altitud, albergan lagunas rodeadas de pa-
redones basálticos que contienen extensiones variables de vegetación flotante dominada por gam-
barrusa (Myriophyllum elatinoides). Habitan las mesetas las lagartijas Liolaemus gallardoi y Liolaemus
hatcheri (espinosa estriada), endémicas de estas mesetas y del PN Perito Moreno (Ecorregión Bosques
Patagónicos). Se encuentran aquí aves amenazadas como el choique (Rhea pennata) y el chorlito ce-
niciento (Pluvianellus sociales), y visita el lugar el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis). Existen
importantes poblaciones de aves de distribución restringida como la caminera patagónica (Geositta
antarctica) y la monjita chocolate (Neoxolmis rufiventris) (Coconier, 2006).
La meseta del Lago Buenos Aires, si bien en el trabajo de 1998 de León et al., aparece cubierta de
estepa graminosa, en recorridas más recientes se registra una estepa con escasas gramíneas (Co-
conier, 2006), probablemente debido a sobrepastoreo (ver abajo, en potencial natural de produc-
ción). En este parche del Complejo habitan las lagartijas Liolaemus archeforus, Liolaemus explorato-
rum y Liolaemus silvanae, y la ranita santacruceña Atelognathus salai, todas endémicas. La meseta
representa el extremo septentrional de distribución de la especie de ave amenazada macá tobiano
(Podiceps gallardoi). Habitan aquí el choique (Rhea pennata) y el flamenco austral (Phoenicopterus
chilensis) (Coconier, 2006).

Pulsos naturales
El pulso natural a escala anual es el estacional, con rebrote de la vegetación en la época estival.
Ocasionalmente se producen nevadas extraordinarias, con tormentas que pueden durar varios
días ininterrumpidamente, que causan la muerte masiva de ganado y fauna nativa, incluyendo
guanacos. Tormentas de este tipo hubo en 1905, 1973, 1994, 1995 y 2000. Las mayores pérdidas
ocurren en los campos ubicados en la cordillera o en las mesetas por encima de los 400 msnm. Las
tasas de mortalidad calculadas son de 5 a 80 % para borregos, 5 a 95 % para ovinos adultos, 5 a
50 % para bovinos y 5 a 70 % para equinos. La mortalidad en animales salvajes puede ser mayor
que en ovejas ya que estas se autoprotegen y pueden sobrevivir hasta 15 días en la nieve. La mor-
talidad se asocia con la calidad y cantidad del forraje; si las lluvias de primavera e invierno no son
suficientes, la calidad de los pastizales baja e incrementa la mortalidad frente a un frío extremo.
En el año 2000 ocurrió un evento de este tipo al Oeste del Lago Cardiel (Rindel y Belardi, 2006).

Potencial natural de producción


Existen evidencias de ocupación humana que datan de 6500 AP en la meseta del lago Cardiel,
donde probablemente como consecuencia de las fluctuaciones de nivel de los lagos la ocupación
humana ha sido intermintente. Las oscilaciones de los niveles lacustres muestran variaciones muy

598
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

marcadas en el Holoceno, con períodos muy húmedos entre los 10100 y 7000 años AP, seco entre
7000 y 5500, húmedo entre los 5500 y 4500 AP, seco entre 4500 y 300 y bastante más seco desde
2200 con un pico de sequía hacia los 900 años AP. Con el descenso paulatino del nivel del lago se
habrían ido ocupando los espacios disponibles. A partir del 2500 AP habría comenzado la ocupa-
ción contínua (Goñi et al., 2005), lo que se explica porque en condiciones de sequía creciente, los
lagos y lagunas se convierten en sitios preferidos (Goñi, 2000); como consecuencia, disminuye la
movilidad residencial de los cazadores-recolectores. La meseta de Strobel, ubicada a mayor altitud
que la meseta del Cardiel, parecería haber sido incorporada de manera sostenida al circuito de los

Estepa Patagónica
cazadores recolectores en el Holoceno Tardío (últimos 2500 años AP) (Belardi et al., 2007). En la
meseta del Asador, las evidencias de ocupación humana son de 2100 AP y muestran uso contínuo
del territorio como área de caza y aprovisionamiento de material lítico (Coconier, 2006).
Al igual que en el Complejo Glaciario Preandino, en este Complejo el uso de la tierra ha sido tra-
dicionalmente ganadero, con la consiguiente degradación de la vegetación por un pastoreo de larga
data. La reducción de la rentabilidad de la producción ganadera ha incentivado la re-ingeniería de
muchos establecimientos que actualmente se dedican al turismo totalmente o en parte.
En los grandes lagos de las mesetas del Lago Strobel y Asador, la piscicultura ha sido una indus-
tria importante. En la actualidad, las empresas pesqueras están incentivando el cultivo de truchas,
lo cual crea conflictos con la nidificación de algunas aves como el macá tobiano, que compiten con
los salmónidos introducidos por el recurso alimenticio (Coconier, 2006).
La cría de ganado ovino sobre estepas graminosas naturales tiene una larga tradición. Además
de la pérdida de cantidad y calidad de forraje por sobrepastoreo, la actividad es vulnerable a los
episodios de tormentas de nieve, que pueden durar varios días. Las ovejas son capaces de soportar
hasta 15 días enterrradas en la nieve, se protegen del frío agrupándose en círculo y así no pierden
tanto calor, pero pueden morir por sofocación, inanición y por estrés invernal.

Protección de la naturaleza
No hay reservas naturales.

SUBREGIÓN CENTRAL
Complejo Macizo Norpatagónico
Tipos esenciales de vegetación
Alternan las estepas arbustivas de baja cobertura, con estepas graminosas-arbustivas, mallines y es-
tepas halófitas, de acuerdo a la altitud, la topografía y las propiedades edáficas (material que cubre el
suelo y disponibilidad de agua). Se presentan comunidades de ecotono con la Payunia y con el Monte.

Ubicación
El Complejo, con una extensión de 76.561 km2, ocupa casi totalmente el departamento 25 de
Mayo de la provincia de Río Negro, rodeado por los bordes de los departamentos Norquinco, Pilca-
niyeu, el Cuy y 9 de Julio, de la provincia de Río Negro, y los departamentos Telsen, Gastre y Cusha-
men de la provincia de Chubut. Tiene una prolongación pequeña hacia el Norte penetrando en los
departamentos Collon Cura, Catan Lil, Picun Leufú y Zapala de la provincia de Neuquén.
Limita al Norte y al Este con la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas; al Oeste con el Complejo
Precordillera Patagónica y al Sur con los Complejos Planicies - Serranías Centrales y Mesetas Centra-
les.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Clima
El clima es semiárido a árido de estepa. La temperatura media anual es de 15 °C, con 23º en Ene-
ro y menos de 8 °C en Julio. Las precipitaciones varían entre 200 y 100 mm anuales. Las heladas
son frecuentes en invierno y ocasionalmente pueden producirse nevadas. El clima es fuertemente
estacional y la continentalidad es una de las más marcadas en el país.
En el Complejo hay 10 estaciones climatológicas con datos de precipitación. De Oeste a Este,
las estaciones registran precipitaciones medias anuales de 186 mm (1987 a 1998); 322 mm (1928
a 1980); 156 mm (1979 a 1981); 315 mm (1978-81); 265 mm (1979-81); 187 mm (1941-90);
Capítulo 15

229 mm (1976-81); 222 mm (1961-70). Las dos primeras estaciones registran PMAs muy dife-
rentes aunque están a 2 km de distancia; esto puede deberse a que los datos son de períodos di-
ferentes y estarían marcando una tendencia hacia la aridez en años recientes. Las tres estaciones
con registros de mas de 30 años muestran valores de 322 y 327 mm para altitudes de más de 1000
m y 187 mm a una altitud de 880 m. Sólo dos estaciones registran datos de temperatura, tienen
TMA, TmaxM y TminM de 12-9,3 °C, 19,4-16,8 °C y 5,1-2,4 °C, respectivamente. La estación que
registra los datos más bajos (Maquinchao) tiene registros de 49 años y se encuentra en el centro
del Complejo; la que registra datos más altos tiene sólo 9 años de captura de datos y se encuentra
al Nordeste del Complejo.
Los vientos son fuertes, las velocidades medias anuales varían entre 13 (del Este y del Sur) y 20
(del Noroeste) km/h. Los vientos del NO varían anualmente entre 19 y 28 km/h y no hay un patrón
estacional.

Geología y geomorfología
El Complejo Macizo Norpatagónico ocupa el área denominada provincia geológica de Somuncurá
del Oligo-Mioceno, que es considerada como el campo volcánico máfico14 de retroarco más gran-
de de la Patagonia y uno de los más grandes del planeta (Kay et al., 2007). Según los autores, el
proceso que condujo al desarrollo de Somuncurá es difícil de explicar en el contexto de la orogenia
andina. Las mesetas basálticas ubicadas por debajo del paralelo 46º Sur formadas del Mioceno al
Holoceno se asocian a las colisiones de las placas oceánicas Farallón-Aluk y Nazca-Antártica con la
trinchera de Chile durante el Eoceno-Mioceno Reciente causando la fusión del manto y su emisión
en la meseta. En el otro extremo, el campo volcánico del Plioceno-Pleistoceno ubicado al Norte
del paralelo 38º Sur (Payenia) se asocia a la fusión del manto hidratado causada por un incremento
del grado de inclinación del segmento de subducción que anteriormente era plano y somero. Este
cambio de inclinación explica la presencia del arco volcánico al Este, a considerable distancia de la
fosa oceánica. El origen de los basaltos de la meseta de Somuncurá es más difícil de comprender
ya que no se asocia a ningún evento tectónico, excepto la ruptura de Gondwana en el Paleógeno.
El mecanismo más aceptado considera la aparición de anomalías térmicas asociadas a las inestabi-
lidades del manto, las cuales se habrían producido o bien por un período de cambios importantes
de la convergencia de la placa o por movimientos relativos lentos de la placa Sudamericana que la
desplazaron de los puntos calientes de emisión de magma (hotspots). Queda por explicar la gran
cantidad de mesetas basálticas producidas desde el Terciario al Reciente, que es superior a la espe-
rada para el calor absoluto disponible; se ha sugerido que el manto patagónico ha estado al borde
de la fusión desde la separación de Gondwana y los procesos descritos desencadenaron la fusión de
un magma que ya estaba caliente (Kay et al., 2004). Más recientemente se ha propuesto que los

14 Máfico: se dice de una roca o de un silicato que es rico en magnesio y hierro, como por ejemplo, el basalto. Los minerales
máficos son de color oscuro.

600
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

centros volcánicos en Somuncurá se originaron por la surgencia de materiales de la corteza terrestre


a través de columnas estrechas (plumas) provenientes del manto, que son interceptadas por acu-
mulaciones de agua en el manto superior de la placa subducida. La acumulación localizada de agua
(wetspots) se produjo durante la reorganización de las placas tectónicas y la fusión del magma fue
intensificada por la hidratación del manto durante la subducción en el Paleógeno (Kay et al., 2007).
Parece haber acuerdo en que la meseta se elevó en el Oligoceno temprano y que los basaltos del
Oligoceno Mioceno que erupcionaron y fluyeron sobre la superficie de la meseta pudieron haberse
originado por procesos relacionados con la elevación de la meseta (Aragón et al., 2010).

Estepa Patagónica
Cabe aclarar que el Macizo Norpatagónico como formación geológica se extiende hacia el Norte
casi hasta la margen Sur del río Negro, incluyendo parte de la Ecorregión Monte de Llanuras y Me-
setas. En este contexto, la meseta de Somuncurá se ubica al Sudeste de la formación Macizo Nor-
patagónico (Aragón et al., 2010).
El ambiente geomorfológico es complejo ya que resulta de la combinación de diversas estructu-
ras y litologías. Se diferencian dos grandes geoformas: una superficie de planación regional corres-
pondiente a una antigua peniplanicie parcialmente disectada y mesetas lávicas sobreimpuestas. La
primera presenta un relieve suave, con amplias divisorias, se encuentra surcada por escasos cursos
de agua y contiene cuencas endorreicas interiores en cuyos fondos puede haber lagunas tempora-
rias o permanentes, ambientes de playas salinas y extensas bajadas (por ej. Lagunas de Carrilauf-
quen). También se encuentran grandes campos de dunas en varios sectores del Complejo.
Las planicies estructurales lávicas ocupan la mayor parte del Complejo y corresponden a la me-
seta de Somuncurá, que tiene las características descriptas para las planicies lávicas. Otras geofor-
mas presentes incluyen las sierras volcánicas y aquellas que forman el perímetro de la meseta. Las
sierras se encuentran elevadas sobre la meseta y en algunos casos fueron formadas con posteriori-
dad a la efusión de basaltos de la planicie algunas elevadas. Las sierras alcanzan altitudes grandes,
como por ejemplo, las sierras de Somuncurá de 1200 m; de Talagapa de 1600 m y de Pire Mahuida
de casi 2000 m. El perímetro de la meseta presenta escalonamientos de basalto, microvalles que
se diluyen en mallines, cañadones y cerros testigo, estos últimos sin cobertura basáltica por un
proceso de erosión en tiempo geológico. En el extremo oriental de la meseta tienen sus nacientes
unos cuantos arroyos que drenan hacia el Este, entre los que se destaca el arroyo Valcheta, único
permanente que se infiltra totalmente antes de llegar al río Negro. Este arroyo tiene sus nacientes
en surgentes termales del borde Norte y sus aguas mantienen una temperatura de 25 °C durante
todo el año. Los arroyos bajan de la meseta por cañadones, que forman entradas muy marcadas en
el borde de la meseta conocidas localmente como rincones. Los cursos de agua, bajan de las sie-
rras por fracturas en las rocas duras y forman los abanicos aluviales en el piedemonte. Abundan los
cursos subalveos y las surgentes. Estudios de los isótopos estables 2H y 18O en la zona de Gan Gan,
al Sudesde del Complejo, destacan la importancia de las aguas meteóricas (lluvia y nieve) para la
recarga de aguas superficiales y subterráneas (Dapeña et al., 2003).
Si bien para este Complejo no hay inventarios y mapeo de escoriales, éstos deben estar presen-
tes, ya que las características de las mesetas lávicas son similares a las descriptas en el Complejo
Planicies Lávicas. Es de esperar que estos escoriales estén asociados a la presencia, frecuencia y
densidad de mallines, tal como ocurre en otros Complejos de la Estepa Patagónica (Mazzoni, 2007;
Mazzoni y Rabasa, 2010).

Patrones recurrentes
En el Complejo Macizo Norpatagónico predomina en extensión, a la escala regional, la estepa
arbustivo-graminosa muy abierta (50 % de cobertura total) y altura entre 0,6 y 1,8 m, en la que

601
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

predominan las gramíneas en cobertura. La comunidad más extensa es la de Stipa speciosa (coirón
amargo), Stipa humilis (coirón llama), Adesmia campestris (mamuel choique), Berberis heterophy-
lla (calafate) y Poa lanuginosa (pasto hilo), acompañadas por Senecio filaginoides (charcao o mata
mora), Mulinum spinosum (neneo), Ephedra frustillata, Lycium chilense, Schinus polygamus (molle),
Stillingia patagonica (mata perro), Nassauvia axillaris (uña de gato), Corynabutillon bicolor (monte
moro), Tetraglochin ameghinoi, Nardophyllum parvifolium, Fabiana pecki, Grindelia chiloensis, Co-
lliguaya integerrima (duraznillo) y Trevoa patagonica (malaspina), y las gramíneas Bromus setifolius
(cebadilla patagónica), Hordeum comosum (cebada patagónica), Poa lanuginosa (pasto hilo) y dos
Capítulo 15

especies de Carex y las hierbas Adesmia lotoides, Perezia recurvata, Oenothera contorta, Doniophyton
patagonicum (León et al., 1998).
La estepa graminoso-arbustiva está bordeada al Norte y al Este por una franja de vegetación
ecotonal con la Payunia, con comunidades que difieren según la altitud. A altitudes superiores a
los 1800 m, las estepas incluyen Mulinum spinosum, y especies de Azorella, Adesmia, Maihuenia.
Entre los 1800 y 1400 m, los arbustales están compuestos por Stillinga patagónica, Anarthrophy-
llum rigidum, Ephedra ochreata, Coliguaya integuerrima, Berberis grevilleana y elementos del Mon-
te como Larrea nitida y Cassia arnottiana. Las comunidades más frecuentes están dominadas por
Ephedra ochreata y cuentan con Lycium chilense, Senecio filagenoides, Grindelia chiloensis, Mulinum
spinosum, Junellia serephioides, Larrea nitida, Panicum urvilleanum, Stipa humilis y S. neaei entre las
especies más frecuentes. En los suelos muy arenosos las dominantes son Hyalis argentea (olivillo) y
Panicum urvilleanum (tupe) (León et al., 1998).
Dentro de la matriz de la estepa graminoso- arbustiva descrita en el párrafo anterior se encuen-
tran hacia el occidente del Complejo en las áreas serranas, grandes parches de estepa arbustiva
con Chuquiraga avellanedae (quilenbai), de altura media, con dos estratos arbustivos muy abiertos,
el superior de 1 m como máximo y el inferior de 15-20 cm. El estrato superior está formado por
Lycium ameghinoi, L. chilense, Junellia ligustrina, Prosopis denudans y Schinus poligamus, y el inferior
por Acantholippia seriphioides (tomillo), Frankenia patagonica, Nassauvia ulicina, Pleurophora pata-
gonica, y las matas de Stipa humilis y Poa lanuginosa. En las terrazas aluvionales bajas se agregan
Distichlis scoparia y Juncus balticus (Bertiller, et al., 1981). En bajos endorreicos y salinos se desa-
rrolla una estepa arbustiva de Atriplex lampa (zampa) y Chuquiraga avellaneda, como por ejemplo,
en los alrededores de la laguna de Carilaufquen Grande. En los sitios elevados del Complejo, por
encima de loa 1000 m, se desarrollan estepas graminosas de Festuca pallescens (coirón blanco), F.
argentina (huecú) y Poa ligularis (coirón poa) (León et al., 1998).
En el borde Norte y Este del Complejo, limitando con la Ecorregión Monte de Llanuras y Mese-
tas, aparecen parches ecotonales con el Monte. Son estepas arbustivas muy abiertas y de varios
estratos, el bajo de 50 cm formado por gramíneas, hierbas y arbustos bajos, el medio y de 1,5 m
y hasta 2 m, formados por arbustos. En primaveras excepcionalmente lluviosas crecen las efímeras
que incrementan considerablemente la cobertura. Las especies más frecuentes son, como se dijo,
las tres jarillas (Larrea divaricata, L. cuneifolia y L. nitida), acompañadas por Lycium spp, Chuquiraga
spp, Ephedra spp, Gutierrezia spp, Junellia spp, Baccharis spp, Prosopidastrum globosum, Monttea
aphylla (mata cebo), Bougainvillea spinosa, Schinus polygamus, Cyclolepis genistoides (palo azul),
Condalia microphylla y Bredemeyera microphylla. El estrato de subarbustos está formado por Cassia
aphylla (pichana), Acantholippia seriphioides, Perezia recurvata, Baccharis darwinii, entre otras; las
hierbas más comunes son Plantago patagonica, Boopis anthemoides, varias especies de Hoffmannse-
ggia y las gramíneas Stipa tenuis, S. speciosa, S. neaei, Poa ligularis, Poa lanuginosa entre las peren-
nes y Schismus barbatus, Bromus tectorum y Vulpia sp. En los bajos endorreicos la estepa arbustiva
se enriquece con especies halófitas como Atriplex lampa, Suaeda divaricata y Cyclolepis genistoides
(León et al., 1998).

602
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

En las lagunas temporales que se encuentran en el fondo de las depresiones crece la vegetación
sumergida. En su historia geológica la meseta pasó por períodos de aislamiento por lo cual tiene
el carácter de centro de especiación y numerosas especies endémicas de flora y fauna, entre las
que se encuentran las plantas superiores Lecanophora ruizleali y Grindelia pygmaea, el pez mojarra
desnuda (Gymnocharacinus bergi), exclusiva de las nacientes del Valcheta, los anfibios rana oscura
del Somuncurá (Somuncuria somuncurensis) en el mismo hábitat de la mojarra y rana manchada del
Somuncurá (Atelognathus reverberii), lagartijas (Liolaemus petrophilus, L. somuncurae, Phymaturus
somuncurensis y L. telsen), el caracol Potamolithus valchetensis y el mamífero chinchillón (Lagidium

Estepa Patagónica
viscacia somuncurensis) (BirdLife International, 2011).
Entre las aves registradas en el Complejo se encuentra la especie casi amenazada flamenco aus-
tral (Phoenicopterus chilensis), la monjita castaña (Neoxolmis rubetra), el sobrepuesto común (Les-
sonia rufa) y la quiula patagónica (Tinamotis ingoufi), la dormilona canela (Muscisaxicola capistrata)
(BirdLife International, 2011).
Conviven en los mismos ambientes el ñandu petiso (Pterocnemia pennata pennata; Rhea pennata),
guanacos (Lama guanicoe), liebres (Lepus sp) y el cauquén (Chlöephaga sp). El ñandú petiso es un ave
herbívora endémica de las estepas arbustivas y semidesiertos de la Patagonia. En la lista roja de IUCN
(2011), fue clasificada como casi amenazada, sin embargo, se lo considera casi extinto en la Patagonia
por su baja densidad actual. Esta situación se debe a la pérdida de hábitat, la cosecha de huevos para
uso humano y la caza furtiva. Se determinó que esta especie tiene preferencia por los mallines compa-
rado con las estepas arbustivas y los arbustales, no sólo por la mejor oferta de alimentos sino también
porque, al ser ambientes abiertos, se facilitan la vigilancia y el escape (Bellis et al., 2006).
En el Complejo Macizo Norpatagónico no se han hecho estudios fitosociológicos recientemente y
todos los trabajos que requieren datos sobre vegetación y flora se refieren a León et al. (1998) (por
ej.: Muzón et al., 2005; Galende y Raffaele, 2008; Stronati et al., 2009; Cesa y Paruelo, 2011).

Pulsos naturales
El pulso natural anual es desencadenado por las precipitaciones y las temperaturas, y se mani-
fiestan en el incremento primavero-estival de la biomasa vegetal y de la actividad de la fauna.
El sector occidental del Complejo Macizo Norpatagónico se encuentra en una zona de riesgo sís-
mico reducido; pueden esperarse movimientos de tierra 6-7 grados en escala Richter con interva-
los de 50 años.

Potencial natural de producción


Los arqueólogos postulan que el interior de la Patagonia (sector central), en el que se ubica el
Complejo Macizo Norpatagónico, se ocupó hacia el 2600 AP. En el Sudoeste del Complejo se en-
cuentra el Gran Bajo de Yamnago, nombre dado en el Siglo XIX al actual bajo de El Cain y en el cual
se han encontrado no menos de siete sitios arqueológicos que datan de 1000 AP hasta la postco-
lonia. El área tiene manantiales, lagunas temporarias y permanentes, salinas y mallines y se piensa
que era una área de concentración de guanacos. Además era un sitio pleno de recursos alimenti-
cios para los animales, agua para animales y para cazadores-recolectores, animales de caza, pro-
bablemente plantas alimenticias y rocas de diversos tipos para la construción de estructuras y fa-
bricación de instrumentos, y salares para la sal con la cual se preparaba para conservación la carne
de guanaco. En los sitios se han encontrado estructuras de piedra (corrales, riales15, chenques16),

15 Rial: parapeto para protección del viento del Oeste


16 Chenque: sitio de entierro, tumba indígena precolombina.

603
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

material lítico (instrumentos, restos de tallas, puntas de flechas, etc.) y cerámicas. También apa-
recen materiales postcolonia. Las autoras, que emplearon información de muchas fuentes, además
de identificar la ubicación del Gran Bajo de Yamnago, proponen distintas funciones para los sitios
estudiados. Algunos eran sitios de vivienda y actividades múltiples y otros fueron sitios de aprovi-
sionamiento. En los últimos se cazaban guanacos, aprovechando las bardas y complementándolas
con estructuras de piedra (corrales) para encerrar a la tropa y bolearla cuando venía a abrevar. Las
autoras porponen también una separación temporal determinada por la oferta de animales, pastos
y agua, y por el clima imperante en tres estaciones: invernada de Mayo a Octubre, chulengueada
Capítulo 15

(caza de guanacos jóvenes) de Noviembre a Enero y veranada Febrero a Abril (Boschin y Castillo
Bernal, 2005).
La evidencia arqueológica e histórica muestra que el potencial natural del Complejo Norpatagó-
nico fue (y probablemente es) el pastoreo de animales adaptados a las condiciones áridas, como
el guanaco, con un manejo de trashumancia estacional. El cambio de estrategia de uso se inició
en 1890 en la zona de Maquinchao, cuando las tierras fueron otorgadas por el gobierno a la em-
presa inglesa Argentine Southern Land Company, que obtuvo concesiones en toda la Patagonia.
En Maquinchao la compañía instaló una estancia y pronto se hizo famosa por la calidad de su lana
merino. En 1912, cuando el ferrocarril Nahuel Huapi llegó a la entrada a la estancia, se estableció
allí una estación. La introducción de ganado ovino, el tendido del ferrocarril y el alambrado, acaba-
ron con la estrategia trashumante de uso del guanaco. Sería importante saber si el aporte hídrico
sigue siendo suficiente para el desarrollo de mallines para evaluar la posibilidad de reintroducción
del guanaco como ganado comercial. De hecho, en Los Menucos se realizan experiencias de apro-
vechamiento de la lana de guanaco de animales en pie.
El uso actual es la cría de ganado ovino sobre pastos naturales en grandes estancias. Los pastiza-
les se encuentran actualmente muy degradados por el sobrepastoreo. La pobreza de los pastizales
junto con la crisis del precio de la lana en el mercado internacional contribuyeron al despoblamien-
to de este territorio que entre el censo de 1991 y del 2001, redujo su población en casi todas las
pequeñas localidades. Algunas de las estancias se dedican actualmente al turismo, en forma exclu-
siva o complementando la cría de ganado ovino y caprino. Recientemente ha mejorado un poco la
rentabilidad de la producción lanera y de carne.
Localmente se realizan otras actividades. En varios sitios con provisión de agua (valles y manatia-
les) existen cultivos de hortalizas. En Los Menucos se experimenta el aprovechamiento del choique
y hay un vivero forestal para la forestación de valles.
El Complejo Macizo Norpatagónico tiene potencial minero. Existen al menos cuatro localidades
identificadas con yacimientos de oro-plata o plata-oro, todas en estado de exploración avanzada y
antiguas minas de plomo y zinc en las que recientemente se registró la presencia de oro, con tres
minas en prospecto, en 2008 (Fernández et al., 2008). Existen otros 15 puntos identificados como
minas o canteras pero no se pudo obtener información sobre los mismos, la mayoría no tiene nom-
bre. La provincia de Río Negro es la primera productora nacional de diatomita, con yacimientos
ubicados en las cercanías de la localidad Ing. Jacobacci, donde existen cinco plantas de tratamiento
del producto para la obtención de granulado y absorbentes domésticos. En Los Menucos hay yaci-
mientos de caolín en explotación y gran cantidad de canteras de piedra laja y de pórfidos y en los
alrededores del Arroyo Ventana, Extremo Este del Complejo, se encuentran yacimientos de fluorita,
la cual se exporta. Los Menucos es conocida como la Capital de la Piedra Laja. Hacia el Nordeste
del Complejo hay yacimientos de manganeso, plata-plomo y cobre. Existen prospectos de minería
para extracción de oro. Río Negro tiene la perspectiva de incrementar la producción de gas y pe-
tróleo dentro de este Complejo, que descansa sobre la Cuenca Sedimentaria Somuncurá-Cañadón
Asfalto con potencial petrolero (Informe Económico de la Provincia de Río Negro). En Gastre, al Sur

604
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

del Complejo, yacimientos de las volcanitas jurásicas con vetas de plomo, plata, zinc, cobre y oro
y hay una mina de oro y plata en explotación. En los alrededores de Gastre se asientan instalacio-
nes de la Comisión Nacional de Energía Atómica dedicados a analizar la viabilidad de construir un
repositorio nuclear.
El Complejo tiene potencial turístico basado en patrimonio natural y cultural. En la laguna Carri-
laufquen, se practica pesca deportiva de truchas y pejerreyes y deportes náuticos. En las estancias
Huanuluan (hacia el centro Oeste del Complejo) y Calcatreo hacia el centro Sur, se puede apreciar
el arte rupestre. A 5 km de Ingeniero Jacobacci se encuentra el lugar en el que los dinosaurios pisa-

Estepa Patagónica
ron por última vez la tierra, que se conoce como la “Tumba de los últimos dinosaurios”, ya que allí
se encontraron numerosos esqueletos de ejemplares jóvenes, como así también huevos con doble
cáscara. Se ofrecen recorridos y cabalgatas.
El Complejo, al igual que casi todos los de la Estepa Patagónica cuenta con un alto potencial de
producción de energía eólica. Existe un parque de energía eólica en El Escorial, extremo Norocci-
dental del Complejo, en la provincia de Chubut. El Centro Regional de Energía Eólica ha confeccio-
nado un mapa de potencial eólico Nacional como primer paso del plan de desarrollo de la industria
eólica (CREE: http://www.sigeolico.com.ar/frameset.php)

Protección de la naturaleza
● Reserva Provincial Meseta de Somuncurá, Decreto Provincial Nº 356/86 (SIFAP, 2011).
● La APN, a través de la Delegación Regional Patagonia, ha presentado una propuesta de creación
del área protegida nacional Meseta de Somuncurá, y existe un proyecto de ley de Mayo 2011 que
no ha sido aprobado aún.

Complejo Planicies y Serranías Centrales


Tipos esenciales de vegetación
El tipo de vegetación dominante es la estepa arbustiva de muy escasa cobertura arbustos enanos,
en cojín y escasas gramíneas.

Ubicación
Se encuentra en el centro de la Patagonia y el centro de la provincia de Chubut. Ocupa totalmente
en departamento Paso de Los Indios y parcialmente los que rodean a este departamento: Langui-
neo, Gastre, Tehuelches, Mártires, Escalante, Cushamen, Sarmiento y Río Senguerr.
Está limitado al Oeste por los Complejos Precordillera Patagónica y Glaciario Preandino, al Norte
por el Complejo Macizo Norpatagónico, al Este por la Ecorregión Montes y Llanuras, y al Sur por el
Complejo Mesetas Centrales.
Ocupa una superficie de 65.985 km2.

Clima
El clima es árido a semidesértico. Las temperaturas medias anuales varían entre 12 y 8 °C, con
18 a 16ºC en Enero y menos de 4 °C en Julio. La precipitación media anual es de 200 mm y el cli-
ma es marcadamente continental. Las heladas son frecuentes todo el año y en invierno nieva. La
evapotranspiración potencial es de alrededor a 500 mm, por lo que hay déficit hídrico todo el año.
En el Complejo hay 14 estaciones climatológicas distribuídas a lo largo y a lo ancho, de las cuales
ocho se encuentran en estancias. Todas registran la precipitación y 11 de ellas tienen datos de más

605
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

de 10 años, pero sólo dos llegan a la década de 1990 y no hay información acerca de su estado ac-
tual (SMN, 2000). La PMA de las 14 estaciones varía de 87 a 324 mm, en las estaciones ubicadas
en el centro Norte y en el centro Sur del Complejo; la diferencia no puede ser atribuída a su posi-
ción geográfica longitudinal ni a la altitud, ya que ambas se encuentran entre los 330 y 400 m. La
diferencia importante es que la primera registra datos en un período de 20 años y la segunda sólo
en 8 años; en la primera los meses menos lluviosos son Noviembre y Enero, pero no hay un patrón
estacional marcado, en la segunda el mes menos lluvioso es Febrero y la precipitación se distribuye
más o menos homogéneamente a lo largo del año. Las dos estaciones que se encuentran a mayor
Capítulo 15

altitud (800 y 900 m), ubicadas al Oeste del Complejo, registran precipitaciones medias anuales de
107 y 177 mm, respectivamente, la primera ubicada al Este de la segunda. Ambas tienen más de
20 años de registro y no se observan patrones estacionales de la precipitación media mensual. La
estación Los Altares, con datos de 54 años hasta 1997, ubicada en el centro Este del Complejo, en
el valle del río Chubut, registra una PMA de 146 mm con Agosto como un mes excepcionalmente
lluvioso. A escasos 7 km hacia el Sudeste se encuentra otra estación con 40 años de registro plu-
viométrico hasta 1983, que tiene PMA de 163 mm con Mayo como un mes muy lluvioso. Una sola
estación tiene datos de temperatura, está ubicada en el centro del Complejo, en el valle del río
Chubut. Registra una PMA de 187 mm entre 1971 y 1990, con un período más lluvioso de Mayo a
Julio. Las temperaturas media anual, máxima media y mínima media son 11,4; 17,9 y 4 °C, respec-
tivamente. El período más frío se extiende de Junio a Agosto, con temperaturas mínimas absolutas
que llegan a -24 °C. La velocidad de viento media anual es de 6,1 m/seg y los meses más ventosos
son Noviembre, Diciembre y Enero con medias mensuales de 7,8 a 8,1 m/seg (SMN, 2000).

Geología y geomorfología
El Complejo presenta una geomorfología compleja con serranías, mesetas, geoformas asociadas
a los ríos y depresiones. Se caracteriza por la presencia de serranías redondeadas hacia el Oeste,
que forman parte de la formación geológica Patagónides o provincia estructural de San Bernardo
(Peroni et al., 1995). La serie de serranías, de altitudes inferiores a los 2000 m, están separadas
de la Cordillera de los Andes Patagónicos por los valles de los ríos Quichaura o Languiñeo, Genoa
y Senguerr en el Oeste, se extiende hacia el SE hasta el Lago Colhué Huapi y su límite austral es el
codo del río Senguerr (Ramos y Aguirre-Urreta, 2000). Las sierras se formaron con anterioridad al
levantamiento de los Andes y sus cimas redondeadas son consecuencia de la erosión glaciaria. Esta
provinica estructural está formada por fallas y pliegues en el basamento Precámbrico-Mesopaleo-
zoico, sedimentos continentales y volcánicos del Paleozoico Superior y rellenos continentales de
la cuenca del Golfo de San Jorge (Peroni et al., 1995) sobre la cual se encuentra el sector austral
del Complejo. Entre las serranías se destacan las sierras Negra, de Olte, Lonco Trapial, Cañadón
Grande, Nevada y San Bernardo. Las sierras se encuentran sobre un relieve de mesetas en bloque,
con inclinación hacia el Oeste y hacia el Este. Hacia el Este de la serie de serranías predominan las
mesetas lávicas, con altitudes menores a los 300 m por encima del nivel base de las mesetas. Al
Noroeste de las serranías, donde este Complejo limita con los Complejos Macizo Norpatagónico y
Precordillera Patagónica, predominan las mesetas (planicies estructurales), con un relieve suave,
con amplias divisorias, y surcadas por escasos cursos de agua.
En el Complejo se encuentran geoformas de modelado fluvial asociadas a los cursos de agua.
El río Chubut de vertiente Atlántica es el más importante del Complejo; entra desde el Comple-
jo Precordillera Patagónica por el Norte, donde tiene sus nacientes y luego se desvía hacia el Sur
y finalmente hacia el Este, partiendo en dos partes casi iguales al Complejo Serranías y Planicies
Centrales. Corre en un cañón formado por incisión vertical, tiene morfología anastomosada y la si-

606
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

nuosidad incrementa aguas abajo, a medida que disminuye la pendiente general. Este río tiene un
régimen mixto de invierno-primavera determinado por precipitación líquida invernal, y el derreti-
miento de hielo y nieve en primavera (Compagnucci y Araneo, 2007). Los niveles de terraza están
ausentes o alcanzan poca representación areal. Las condiciones ambientales (extrema aridez, es-
casa cobertura vegetal, depósitos litológicos friables) contribuyeron al desarrollo de áreas de hua-
yquerías (badlands).
Hacia el Sur del río Chubut, se encuentran mesetas basálticas de superficie suavemente ondulada
cubiertas por una delgada capa de sedimentos, son comunes los afloramientos rocosos que sobresa-

Estepa Patagónica
len a estas geoformas. Los faldeos de las mesetas tienen pendientes empinadas cubiertas de bloques
rocosos. El material sedimentario es del tipo de arenas y arcillas. Las características estructurales y
morfológicas de estas mesetas son similares a las del Complejo Planicies Lávicas antes descriptas.
Se encuentran muchas depresiones, las que, al igual que en los otros Complejos de clima árido,
han dado origen a playas salinas, lagunas y bajadas, y también hay grandes campos de dunas. En-
tre las lagunas de mayor extensión se encuentran la Gran Laguna Salada, en el extremo Oeste, y las
lagunas Payahile en el centro y Blanca en el NO.
Las mesetas están cubiertas por escoriales, tal como los descriptos para el Complejo Precordillera
Patagónica e investigados por Mazzoni (2007). En Chubut no se han hecho inventarios de escoriales
ni de sus asociaciones con mallines, como los realizados en Neuquén y Santa Cruz (Mazzoni, 2007;
Mazzoni y Rabassa, 2010). En estos trabajos se determina que los escoriales, rocas originadas en
eventos de volcanismo, son esponjosas y permiten la infiltración del agua hasta los estratos imper-
meables, por donde fluye horizontalmente hasta la pared de la barda donde genera surgentes. Por
ello en las cercanías de los escoriales se desarrollan mallines alimentados por el agua almacenada
en los escoriales. Las mesetas del Complejo Serranías y Planicies Centrales tienen idénticas caracte-
rísticas que las estudiadas en Neuquén y Santa Cruz (Kay et al., 2007), y es de esperar que el com-
portamiento en relación al tamaño, frecuencia y abundancia de mallines sea similar.

Patrones recurrentes
De la superposición del mapa de los Complejos de ecosistemas sobre el mapa de la vegetación
de la estepa patagónica (León et al., 1998), surge que el Complejo Planicies y Serranías Centrales
alberga estepas arbustivas, erial, estepa arbustiva-graminosa. Hacia el Noroeste se encuentra la
estepa arbutivo-graminosa; hacia el Oeste y centro aparece la estepa arbustiva serrana; forman-
do una franja paralela al límite Norte se encuentra la estepa arbustiva y en el resto del Complejo,
ocupando el Oriente y Sur del mismo y en una franja entre la estepa arbustiva y la estepa arbustiva
serrana aparece el erial.
La estepa arbustivo-graminosa es muy abierta (50 % de cobertura), y alta (60-180 cm). La mayor
parte de la cobertura corresponde a las gramíneas, entre las que se encuentran Stipa speciosa (coi-
rón amargo), Stipa humilis (coirón llama), Poa lanuginosa (pasto hilo), Bromus setifolius (cebadilla
patagónica), Hordeum comosum (cebada patagónica) y dos especies de Carex, los arbustos Adesmia
campestris (mamuel choique), Berberis heterophylla (calafate), Senecio filaginoides (charcao o mata
mora), Mulinum spinosum (neneo), Ephedra frustillata, Lycium chilense, Schinus polygamus (molle) y
las hierbas Adesmia lotoides, Perezia recurvata, Oenothera contorta, Doniophyton patagonicum. Tam-
bién se pueden encontrar Stillingia patagonica (mata perro), Nassauvia axillaris (uña de gato), Cory-
nabutillon bicolor (monte moro), Tetraglochin ameghinoi, Nardophyllum parvifolium, Fabiana pecki,
Grindelia chiloensis, entre otras (León et al., 1998).
La estepa arbustiva serrana tiene una altura de 1,7 m y está dominada por Colliguaya integerrima,
acompañada por Junellia tridens, Schinus polygamus, Lycium chilense, Berberis heterophylla, Nardo-

607
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

phyllum obtusifolium, Junellia ligustrina, Adesmia boroniodes (paramela), Anartrophyllum rigidum, A.


desideratum y Neobaclea crispifolia. Su distribución en el Complejo coincide con las serranías de
Patagónides.
La estepa arbustiva de Chuquiraga avellaneda tiene 30-50 % de cobertura y dos estratos arbusti-
vos muy abiertos, uno superior de menos de 1 m y el inferior de 15-20 cm. En el estrato superior
se encuentran Lycium ameghinoi, L. chilense, Junellia ligustrina, Prosopis denudans y Schinus poli-
gamus y en el inferior Acantholippia seriphioides (tomillo), Frankenia patagonica, Nassauvia ulicina,
Pleurophora patagonica, y las matas de Stipa humilis y Poa lanuginosa. En ambientes correspondien-
Capítulo 15

tes a terrazas aluvionales bajas se suman a las citadas Distichlis scoparia y Juncus balticus (León et
al., 1998).
El tipo de vegetación dominante en el Complejo en cuanto a extensión es la estepa arbustiva de
muy escasa cobertura (inferior a 50 %) denominada erial, formada por arbustos enanos, en cojín y es-
casas gramíneas. Las comunidades de erial reconocidas en el centro Sur de Chubut están dominadas
por Nassauvia glomerulosa (cola piche), Nassauvia ulicina y Chuquiraga aurea, con Chuquiraga avella-
lleda, C. kingii, Hoffmannseggia trifoliata, Acantholippia seriphioides (tomillo), Brachydados caespitosus
(leña de piedra), Lycium chilense (yaoyín), Acaena caespitosa, Pleurophora patagonica, Perezia lanigera,
Stipa humilis (coirón llama), S. ibari (coirón enano), S. ameghinoi, Schinus polygamus (molle), entre
otras, como acompañantes. El erial se desarrolla en bordes de terraza, crestas de lomadas y planicies
extensas erosionadas o en sitios con suelo muy arcillosos en superficie (León et al., 1998).

Pulsos naturales
Existe un pulso natural anual desencadenado por los cambios climáticos estacionales, con la ele-
vación de las temperaturas y el deshielo incremente la producción primaria neta.
El sector occidental del Complejo se encuentra sobre una zona sísmica de riesgo reducido, por
lo tanto este pulso puede ser de escala temporal muy grande, probablemente mayor de 100 años.

Potencial natural de producción


El departamento Paso de Los Indios está totalmente dentro del Complejo y puede servir de indi-
cador de la actividad agropecuaria actual. En el departamento hay 190 unidades productivas de-
limitadas, de las cuales 124 tienen más de 5000 ha y 33 tienen más de 20.000 ha. La superficie
implantada es ínfima (4 por mil de la superficie total), y de esas la mayor proporción es de forraje-
ras perennes. La producción pecuaria principal es la cría de ovinos, con 177 unidades productivas y
334.200 cabezas; le siguen los caprinos, en 52 unidades productivas con 7005 cabezas; luego los
equinos en 180 unidades productivas y 5600; finalmente, los bovinos en 42 unidades productivas
con 2100 cabezas (INDEC, 2002). La ganadería ovina es extensiva sobre pastos naturales.
Muchos pequeños productores crían ovinos y caprinos propios y ajenos y complementan los in-
gresos con trabajos temporales informales, como esquila, alambrado de campos, doma de equi-
nos, etc.
El Complejo tiene potencial minero, con al menos dos minas de plata-oro en prospecto (Fernán-
dez et al., 2008). Se encuentran otros seis puntos identificados como minas o canteras sin más
información, ninguno tiene nombre. Podría haber yacimientos de plomo, zinc, cobre, además de
oro y plata.
En la zona existen instalaciones de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que durante
muchos años realizó estudios para analizar la viabilidad de construir un repositorio nuclear.
El Complejo tiene potencial eólico y cuenta con al menos un parque eólico en la localidad edu-
cativa Yaubat Ladat, con cinco generadores de 600-800 W.

608
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

El potencial turístico es importante, principalmente por el paisaje geológico. Algunas de las es-
tancias reciben turistas y ofrecen paseos como el circuito de las mesetas.
El potencial de conservación de la naturaleza es alto, ya que cuenta con inusuales formaciones
geológicas y, especialmente con depósitos paleontológicos que albergan fósiles de casi todas las
eras geológicas, desde el Paleozoico Superior hasta el Cenozoico con representantes de todos los
reinos, de ambientes terrestres y marinos (Pagani et al., 2010).

Protección de la naturaleza

Estepa Patagónica
En el Complejo no existen áreas protegidas.

Complejo Mesetas Centrales


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación dominante es la estepa, con variantes que dependen de la altitud, la posición la-
titudinal y la disponibilidad de agua (probablemente), desde la estepa arbustiva graminosa a la es-
tepa arbustiva achaparrada muy abierta (erial).

Ubicación
El Complejo se extiende por el Sur y Este de la provincia de Chubut y Norte de la provincia de San-
ta Cruz. En la primera ocupa parcialmente los departamentos Tehuelches, Río Senguerr, Sarmiento,
Escalante, Florentino Ameghino, Mártires y Telsen. En la provincia de Santa Cruz ocupa parcialmen-
te los departamentos Lago Buenos Aires y Deseado. La superficie es de 53.738 km2.
Hacia el Norte limita con el Complejo Planicies y Serranías Centrales; hacia el Sur con el Com-
plejo Macizo del Deseado, al Oeste con el Complejo Glaciario Preandino y al Este con el Complejo
Mesetas de San Jorge.

Clima
Clima árido de estepa. Las temperaturas medias anuales varían entre 13 y 10 °C disminuyendo
hacia el Sur. Las temperaturas medias del mes más cálido (Enero) varían entre 20 y 18 °C y las del
mes más frío (Julio) son inferiores a 6 °C. Las demás características son similares a las de todos los
Complejos de la subregión central.
En el Complejo hay 21 estaciones climatológicas en la mitad septentrional, perteneciente a
Chubut y ninguna en la mitad meridional, perteneciente a Santa Cruz, aunque la estación Puerto
Deseado está cercana al límite del Complejo. Entre las estaciones de la Provincia de Chubut hay
10 que tienen registros de menos de 10 años. Descartando estas últimas, la PMA varía entre 121 y
182 mm. Las estaciones ubicadas cercanas a la boca Norte del Golfo de San Jorge registran PMA de
1602 y 175 mm, mientras que Puerto Deseado, ubicada en la boca Sur del Golfo, registra 230 mm.
Las estaciones ubicadas en el extremo Noroccidental del Complejo registran precipitaciones medias
anuales de 151 y 168 mm y aquellas ubicadas en el centro Sur del sector chubutense del Complejo
tienen PMA de 182 y 142 mm. Solo dos estaciones registran datos de temperatura y una de vien-
to. La estación ubicada en el extremo NO del Complejo registra temperaturas media anual, máxi-
ma media y mínima media de 7,8; 20 y 1,4 °C, respectivamente. El período más frío es Mayo a
Octubre con temperaturas mínimas medias mensuales de -0,3 a -3,3 °C. La velocidad del viento
media anual es 4,5 m/seg y los meses más ventosos son Noviembre a Enero con medias mensuales
de 6,7 a 6,9 m/seg. La estación climatológica ubicada hacia el centro Norte del Complejo registra

609
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

temperaturas media anual, máxima media y mínima media de 10,9; 17,2 y 5,9 °C, respectivamen-
te. Los meses más fríos son Junio, Julio y Agosto y no hay ningún mes con mínima media bajo 0,
aunque hay nueve meses con mínimas absolutas bajo 0, llegando a -18,9 °C en Junio. Si bien esta
estación está a más de 200 km al Sur de la anterior, su ubicación longitudinal más próxima al mar
atempera su clima.

Geología y geomorfología
Gran parte del Complejo se encuentra en la cuenca de San Jorge, que es una cuenca intracra-
Capítulo 15

tónica17 ubicada entre dos elevaciones estructurales, la meseta de Somuncurá hacia el Norte y el
macizo del Deseado al Sur, que representan el basamente Precretácico de la cuenca. Las rocas que
la forman son de distintos tipos (metamórficas, instrusivas, sedimentarias, volcánicas, continenta-
les, marinas) y se originaron desde el Precámbrico al Mesozoico, especialmente del Jurásico Tardío.
La importancia de esta cuenca se centra en el basamento petrolífero, que comprende el conjunto
sedimentario-volcánico, íntimamente relacionado con los sedimentos Cretácicos superpuestos. La
columna de sedimentos, en la que predominan depósitos del Mesozoico y Terciario, tiene más de 8
km de profundidad en el centro de la cuenca. La cuenca de San Jorge es la más prolífica producto-
ra de petróleo de la Argentina, y sus reservas ocupan el segundo lugar, después de las de la cuen-
ca Neuquina. La historia geológica de los sedimentos probablemente se inicia en el Carbonífero
(300 MA), cuando comienza la primera sedimentación y la cuenca tenía una orientación NNW-SSE.
Luego de eventos de fallamiento, formación de grabenes asimétricos y llenado de los mismos con
clastos volcánicos y sedimentos lacustres en condiciones de anoxia, y eventos de ingresiones ma-
rinas, un evento tectónico cambia el rumbo de la cuenca la cual adopta una dirección Este-Oeste
a la par que el sistema se desplaza hacia el Este. Eso causa condiciones de subsidencia térmica y
una nueva capa sedimentaria se deposita en la cuenca, la cual es responsable de las mayores re-
servas de hidrocarburos de la cuenca. La primera transgresión Atlántica ocurrió desde el Cretácico
Tardío al Terciario Temprano y comenzó un nuevo ciclo de sedimentación con alternancia de depó-
sitos continentales y marinos. El Cuaternario está dominado por cambios climáticos drásticos, con
glaciaciones, cambios abruptos del nivel del mar y procesos rápidos de deshielo, que influyeron la
sedimentación. Se alternaron los depósitos marinos y continentales, escasos los primeros y muy
desarrolados los segundos (Sylwan, 2001).
La geoforma dominante es la de mesetas de relieve plano que se escalonan en relación con los
ríos Chico y Deseado, que actualmente poseen caudales muy bajos y permanecen secos durante
parte del año. Las planicies se formaron antes de la primera glaciación de la Patagonia (1-1,7 MA)
y se encuentran morenas marginales sometidas a procesos criógenos y planicies glacifluviales. Des-
pués de la glaciación se produjeron procesos de modelado fluvial que generaron niveles escalona-
dos que se ubican a mayores alturas que las planicies glacifluviales.
Las planicies presentan depresiones ocasionales que retienen aguas someras salobres, algunas
de las cuales están asociadas a antiguas vías de drenaje. Se observan diferentes niveles de plani-
cies que llevan el nombre de pampas, como la Pampa del Setenta, en el centro Sur del Complejo.
Sobre la superficie de las mesetas se encuentran depósitos gruesos fluviales parcialmente cemen-
tados por carbonato de calcio. También se encuentran campos de dunas formados por la deflación
de los sedimentos fluviales. Los paleocauces en las planicies estructurales y terrazas son evidencia
de caudales mucho mayores en el pasado, probablemente relacionados con las épocas de retroce-
so de los glaciares.

17 Cuenca intracratónica: que se encuentra dentro de una placa continental estable, no alterada por la orogenia, generalmente
plana. Se opone a cuenca epicratónica, que tiene el mismo origen pero está parcialmente abierta hacia una cuenca oceánica.

610
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Las mesetas escalonadas ascienden hacia el Oeste, y están cubiertas por los rodados patagóni-
cos, los cuales también se encuentran en los valles que atraviesan las mesetas. Los cañadones, que
fueron labrados por los cursos de agua en períodos más húmedos, bajan a los valles y bajos. Estos
últimos presentan distintas formas y tamaños y pueden estar ocupados por salinas o por lagunas
temporarias. El más extenso de los bajos es el Gran Bajo de Sarmiento, que aloja a los mayores lagos
de la Patagonia extraandina: el Musters y el Colhué Huapí. El lago Musters se originó en el Cretácico
Tardío a partir de una depresión estructural en la meseta y tiene 20 m de profundidad. Su borde Sur
es bajo plano y pantanoso y el agua está contenida por una barrera de rodados y arena de hasta 3

Estepa Patagónica
m de altura, depositada por el oleaje durante los vientos fuertes del Oeste (Tejedo, 2003). El lago
Colhué Huapi es somero (2 m) y su origen es probablemente por deflación eólica. Sus orillas son
pantanosas y sus aguas turbias por acción del viento. Desde fines de la década de 1930, los caudales
no son suficientes como para llenar el Gran Bajo de Sarmiento hasta las nacientes del río Chico, por
lo cual este río permanece casi seco intermitentemente y la salida al Atlántico de la cuenca del río
Senguerr, que se producía al drenar el río Chico en el río Chubut, quedó interrumpida.
El lago Colhué Huapí se encuentra en franco retraimiento por la alta evaporación y por activida-
des humanas tendientes a desviar el flujo de agua para uso humano y para riego; en la sequía del
año 2000 el espejo de agua sufrió una reducción del 80 %. Los sedimentos finos lacustres fueron
arrastrados por el viento, formaron campos de médanos, cubrieron la vegetación de alrededor de
los lagos y afectaron a la población de Comodoro Rivadavia (Tejedo, 2003). Otro factor de consumo
excesivo es el desvío del agua para las actividades de extracción de petróleo. En el límite oriental
del Complejo, se halla la costa Atlántica en la que alternan acantilados de hasta 150 m de altura
con sectores de playa.
En el sector occidental, el paisaje corresponde a un típico ambiente pedemontano, con abanicos
aluviales que se desarrollan entre los 600 y 300 m de altitud y tienen pendientes suaves hacia el
Este. Se encuentran disectados por varios cursos de agua alóctonos, que son poco sinuosos y pa-
ralelos, como los ríos permanentes Senguerr y Mayo y varios arroyos.
En los valles fluviales se reconocen terrazas fluviales y planicies aluviales, especialmente en el río
Senguerr. Este río, que nace en el Complejo Glaciario Preandino, atraviesa la porción meridional del
Complejo y tiene un régimen mixto de invierno-primavera determinado por precipitación líquida
invernal, y el derretimiento de hielo y nieve en primavera (Compagnucci y Araneo, 2007).
El brazo Norte del Complejo está recorrido por los ríos Senguerr y Chico. Este último es de régi-
men intermitente, cruza el brazo Norte del Complejo y termina en el río Chubut, fuera del Com-
plejo, por la costa de Chubut. El río Senguerr tiene sus nacientes en los lagos La Plata-Fontana y
su curso se halla fuertemente condicionado por el sistema de los Patagónides hasta que finalmente
aporta al lago Musters y al Colhué Huapí, a través del Zanjón del Cerro Negro (Giraut et al., 2006).
El aporte de agua del río Senguerr depende del agua de deshielo.
El río Deseado, con sus nacientes en el lago Buenos Aires (Complejo Glaciario Preandino), recorre
el brazo Sur del Complejo Mesetas Centrales en un amplio valle y desemboca en el Atlántico a través
del estuario, en la costa de la provincia de Santa Cruz. El curso del río es intermitente espacialmen-
te ya que se interrumpe en algunos sitios donde el agua infiltra y reaparece en pequeños manantia-
les. Tiene dos crecidas anuales, una en primavera causada por el deshielo y otra en otoño-invierno
por el pico de precipitaciones.
Los descubrimientos de petróleo se encuentran confinados al sector deprimido y protegido de
la erosión entre los ríos Senguerr y Deseado. La generación de petróleo es atribuída a materia or-
gánica amorfa, mayormente derivada de algas, formada en lagos estratificados de tipo salobre y
alcalino (Peroni et al., 1995). Alli se encuentran los yacimientos de petróleo y pozos petroleros co-
merciales, que en el Complejo Mesetas Centrales se ubican al Este de su brazo Austral.

611
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Patrones recurrentes
Según el mapa de la vegetación de León et al. (1998), al cual se superpuso el mapa de los Com-
plejos, en este Complejo se encuentran estepas arbustivo-graminosas, estepas arbustivas serranas,
eriales, estepas arbustivas altas y estepas graminoso-arbustivas.
Las estepas arbustivo-gaminosas se encuentran formando una franja de entre 12 y 100 km a lo
largo del límite occidental del Complejo, hacia el Oeste del arroyo Genoa y del río Senguerr desde
la confluencia con el arroyo Genoa hasta el codo del río Senguerr. Al Este del Arroyo Genoa, en el
extremo Norte del Complejo, se ecuentra un parche de estepa arbustiva serrana. El erial ocupa casi
Capítulo 15

completamente ambos brazos orientales del Complejo, excepto el extremo Nordeste en el cual se
desarrollan las estepas arbustiva alta y graminosa-arbustiva. Todas las formaciones vegetales, ex-
cepto las dos últimas fueron descritas en el Complejo Planicies y Serranías Centrales.
Entre los eriales (ya descritos) se encuentra una comunidad en el extremo occidental de este Com-
plejo, con una cobertura total de 17 % y formada por Nassauvia glomerulosa, Chuquiraga aurea y Chu-
quiraga kingii, acompañadas por Hoffmannseggia trifoliata, Haplopappus diplopappus, Mulinum mi-
crophyllum, Stipa ibari, Brachyclados lycioides, Tetraglochin caespitosus, Cerastium arvense, Microsteris
gracilis, Arjona patagonica, Polygala darwiniana y otras seis especies en menor proporción (León et al.,
1998).
Las estepas arbustivas altas se ubican en las áreas colinadas dentro de este Complejo. Están do-
minados por Colliguaya integerrima (duraznillo), Stipa humulis y S. speciosa. Hay dos comunidades
que difieren en la composición florística de las acompañantes y están determinadas por la disponi-
bilidad de humedad. En los sitios más secos, como las laderas de las mesetas que se encuentran en
la vertiente oriental con exposición al Norte y en las laderas occidentales que lindan con el erial, se
encuentra la comunidad menos densa. El estrato arbustivo no supera los 80 cm de alto y acompa-
ñan al duraznillo Senecio filaginoides, Grindelia chilensis, Baccharis darwinii, Perezia recurvata y Nas-
sauvia ulicina y en el estrato herbáceo hay Poa lanuginosa, Phacelia secunda, Mutisia retrorsa. En los
sitios menos secos, como las laderas de exposición al Sur de los cañadones de la vertiente oriental
de las mesetas, los arbustos de Colliguaya alcanzan los 2 (media) a 3 m con Trevoa patagonica y
arbustos dispersos de Acantholippia seriphioides y Acaena platyacantha y Senecio bracteolatum. Las
acompañantes del estrato herbáceo son Festuca argentina (huecú), Stipa neaei, Phacelia secunda y
Erodium cicutarium (alfilerillo) (León et al., 1998).
Las cuencas endorreicas y los fondos de valles o vegas con características salinas presentan playas
con costras arcillo-limosas durante la mayor parte del año por lo que constituyen verdaderos de-
siertos. Sólo durante temporadas excepcionalmente húmedas se forma una cobertura de especies
anuales, como Halophytum ameghinoi, Suaeda patagonica, Atriplex spp, Chenopodium spp, Polygo-
num spp, entre otras.
En áreas medanosas de los alrededores de dicho lago, dominan Prosopis denudans (algarrobo) y Lycium
chilense (yaoyin), acompañados por Atriplex sagitifolium, Senecio filaginoides y algunas de las especies ya
mencionadas además de Sporobolus rigens. Los badlands, casi completamente estériles, suelen presen-
tar matas muy dispersas de Ameghinoa patagonica y de Nicotiana ameghinoi (León et al., 1998).
Al Sur del Lago Colhué Huapi aparecen bosquecillos de Schinus spp, que podrían ser relictos de
bosques existentes en la patagonia extrandina.
En un estudio de detalle se identificaron las comunidades vegetales y se encontró que están aso-
ciadas al tipo de geoforma y a la disponibilidad de agua. Cada tipo de vegetación condiciona la
presencia de las especies de fauna. En la llanura de inundación del río Deseado predomina la estepa
graminosa de coirones, con arbustos dispersos. En los sitios en que se acumula agua, como los ba-
jos y las orillas de los cursos de agua, se desarrollan humedales cuya vegetación es densa (80 % de

612
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

cobertura), con especies hidrófilas como juncos, totoras y ciperáceas en bajos salobres y terrazas
fluviales. En bajos salinizados y en la planicie de inundación del río Deseado se encuentran pelada-
les con arbustos bajos muy dispersos (Cavallaro et al., 2010).
En los lago Musters y Colhué Huapí existe fauna acuática compuesta principalmente por percas
(Percichthys trucha) y pejerrey patagónico (Odontesthes microlepidotus), con abundantes poblaciones.
La ría del Deseado y las islas de su interior son importantes sitios de nidificación de aves, entre
las que se encuentran unas 15 especies de aves marinas y costeras como el cormorán gris (Phala-
crocorax gaimardi), el cormorán imperial (P. atriceps), el cormorán cuello negro (P. magellanicus), el

Estepa Patagónica
biguá (P. brasilianus), el pingüino patagónico (Spheniscus magellanicus), el pingüino penacho ama-
rillo (Eudyptes chrysocome), el escúa parda (Stercorarius antarticus), el escúa común (S. chilensis),
la gaviota cangrejera (Larus dominicanus) y la gaviota gris (Larus scoresbii), etc. (Coconier, 2006).

Pulsos naturales
El pulso natural a escala temporal más pequeña es el anual estacional donde alternan períodos
fríos con períodos cálidos. El flujo de agua estacional es bianual pero muy irregular.
A escala temporal mayor se producen ciclos climáticos donde alternan períodos secos y húmedos
de varios años. Si bien estos ciclos se reconocen a lo largo de la historia como un fenómeno natu-
ral consecuencia de la disminución del aporte hídrico de la cuenca del lago Colhué Huapí, ninguno
había tenido consecuencias tan graves como la sequía iniciada aproximadamente en 1995 y que
hacia el 2000 había ocasionado la pérdida de vegetación en los alrededores del lago, y la erosión
eólica de las superficies denudadas (Tejedo, 2003).

Potencial natural de producción


En el Complejo Mesetas Centrales las actividades principales son la ganadería ovina extensiva y
la producción petrolera, ésta última en el extremo Este del brazo Sur del Complejo, donde existen
yacimientos petrolíferos y pozos petroleros.
La agricultura es mínima. En los alrededores de Sarmiento se cultivan forrajeras, hortalizas y fruta-
les y se crían bovinos, ovinos y equinos. Los cultivos son bajo riego y para mantenerlo en condiciones
óptimas enperíodos de sequía se construyen endicamientos en el Senguerr arriba de su desagüe en el
lago Musters, con lo cual disminuye el caudal de llegada del Senguerr al lago Musters y por al Colhué
Huapí. En esta situación, se reduce el espejo del Colhué Huapí y se produce erosión eólica. El nivel
del Musters no se modifica porque, en situaciones de sequía, artificialmente se cierra la comunicación
entre ambos lagos para mantener la cota al nivel requerida por el acueducto que transporta el agua
a Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Caleta Olivia. Esto reduce aún más el espejo del Colhué Huapí y
potencia la degradación del suelo y la vegetación en los alrededores de Sarmiento, afectando negati-
vamente la actividad económica de dicha localidad. La actividad ganadera se vio obligada a desarro-
llarse en áreas de mayor humedad y pastura, migrando hacia el Oeste (Tejedo, 2003).
El Complejo tiene un alto potencial natural dado por la salida al mar, lo cual facilita la comerciali-
zación de productos. Desde el puerto Deseado hay movilidad de buques petroleros y constituye un
punto de riesgo de contaminación, por la actividad portuaria y por la presencia de un pozo petro-
lero a la entrada a la ría (Matteucci, 2008).
La pesca comercial en el lago Musters captura alrededor de 120 toneladas por año, especialmen-
te de pejerrey.
El Complejo tiene potencial turístico, especialmente en los lagos Munster y Colhué Huapí, donde
se practica pesca deportiva y náutica. En el lago Musters se han implantado salmónidos exóticos
como las truchas de arroyo (Salvelinus fontinalis), arcoíris (Oncorhynchus mykiss) y marrón (Salmo fa-

613
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

rio). Estas dos actividades, directamente relacionadas con los lagos se ven muy afectadas en épocas
de sequía prolongada (Tejedo, 2003). La ría Deseado recibe anualmente unos 5000 visitantes que
recorren el área por tierra y por mar (Coconier, 2006).

Protección de la naturaleza
● Reserva Provincial Isla Pingüinos, Ley Provincial Nº 2274/92 (SIFAP, 2011).
● Reserva Provincial Ría de Puerto Deseado, Decreto Provincial Nº 1561/77 (SIFAP, 2011).
Capítulo 15

Complejo Macizo del Deseado


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación predominante en todo su territorio es la estepa arbustiva de arbustos achaparrados
y muy abierta, llamada erial o arbustal semidesértico.

Ubicación
Ocupa parcialmente los departamentos Deseado (donde se encuentra la mayor extensión del
Complejo), Lago Buenos Aires, Magallanes y Río Chico de la provincia de Santa Cruz. La superficie
es de 47.983 km2.
Limita al Norte con el Complejo Mesetas Centrales; al Sur con los Complejos Mesetas Surpata-
gónicas y Planicies Lávicas, al Oeste con los Complejos Planicies Lávicas y Glaciario Preandino y al
Este con la costa Atlántica.

Clima
El clima es continental riguroso, con escasas precipitaciones y nevadas frecuentes en invierno, es
quizás el más extremo de la patagonia extaandina. La temperatura media anual es inferior a 14 ºC,
la precipitación media anual varía entre 200 y 100 mm, con nevadas frecuentes en invierno y hela-
das frecuentes durante todo el año. Los vientos son constantes y fuertes y predominan los del Oeste
y del Sur.
En el Complejo no hay estaciones climatológicas. Las estaciones más cercanas son Puerto De-
seado, a 27 km del extremo NO; Gobernador Gregores a 15 km del borde Centro Sur y Las Heras a
30 km del borde centro Norte. Puerto Deseado, con registros de 1951 a 1980, tiene una PMA de
230 mm, con Noviembre y Mayo con precipitaciones medias mensuales de 1 y 3 mm y una dis-
tribución pareja en el resto de los meses. Las temperaturas media anual, máxima media y mínima
media son de 9,8; 15,1 y 5,1, respectivamente. La velocidad del viento media anual, desde 1971
a 1980, fue de 8,1 m/seg; el més más ventoso es Diciembre y los menos ventosos Mayo a Julio.
Gobernador Gregores registra una PMA de 185 mm, desde 1951 a 1960 y desde 1971 a 1980; el
mes másseco es Abril (9mm) y el más lluvioso Enero (28,5 mm). Las temperaturas media anual,
máxima media y mínima media son 8,5; 14,1 y 3,1 respectivamente, los meses más fríos son Mayo
a Agosto. La velocidad del viento media anual fue de 9,9 m/seg entre 1971 y 1980, con Febrero y
Mayo a Junio como los meses menos ventosos. La estación Las Heras sólo registra precipitaciones,
con media anual de 143 mm entre 1918 y 1972 (SMN, 2000).

Geología y geomorfología
El Complejo se encuentra en la provincia geológica Macizo del Deseado, que ha sido muy estu-
diada recientemente en busca de yacimientos de oro y plata. Las vetas de estos metales se asocian

614
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

áreas de vulcanismo Jurásico con alteración hidrotermal, ya que los fluídos hidrotermales silíceos
favorecen la concentración de la mineralización de dichos metales preciosos (Marchionni y Tessone,
2009; Moreira et al., 2008). Se han desarrollado técnicas modernas para identificar de manera rá-
pida y a nivel regional la probable presencia de minerales, las cuales han sido aplicadas en el Macizo
del Deseado por su alto potencial minero aurífero (Marchionni y Cavayas, 2010)
El Macizo del Deseado contiene rocas del Ordovícico Medio al Silúrico (424 a 472 MA) y del De-
vónico (407-402 MA) (Ramos, 1999), cuando todavía no había suficiente oxígeno en la atmósfera
y había sólo cuatro continentes, de los cuales el más extenso era Gondwana. Estructuralmente el

Estepa Patagónica
Macizo del Deseado parece haber estado separado de Gondwana y por un tiempo se lo consideró
alóctono a la Patagonia, proponiendo que se habría unido a Gondwana en el Carbonífero (Ramos,
2008). La presencia de rocas antiguas en el Macizo del Deseado indican que es autóctono o para-
autóctono, ya que probablemente se separó durante eventos tectónicos de escisión en el Cámbri-
co (500 MA). A partir de este momento, la Patagonia pasó por períodos alternativos de fusión en
el Ordovicio Medio (465 MA), una nueva separación en el Silúrico y Devónico (40 a 390 MA) y una
fusión final en el Carbonífero (330 MA) ruptura y unión, proceso que fue renovado hace unos 300
MA (Ramos, 2008).
En el Período Jurásico Medio a Superior (170 MA), el área presentaba un clima estable de gran
humedad y se desarrollaban densos bosques de árboles gigantescos, parientes de los pehuenes o
araucarias. La subducción de la placa de Nazca por debajo de la placa Sudamericana condujo a un
ciclo de erupciones volcánicas, de lo cual dan fe las rocas volcánicas jurásicas que abundan en el
Macizo del Deseado, y que aparecen deformadas por los procesos de levantamiento de la Cordi-
llera de Los Andes. Las rocas, lavas y cenizas sepultaron a los bosques, y los árboles gigantescos
sufrieron procesos de mineralización durante millones de años, y que ahora aparecen como relictos
petrificados
La geomorfología es irregular, con poco desnivel relativo. Se encuentran las mesetas muy des-
gastadas, fragmentadas por el modelado fluvial y reducidas en tamaño por efecto de la remoción
de masa en sus bordes, que se produce por el deslizamiento y caída de detritos o rocas despren-
didas de los frentes inestables de las mesetas basálticas. Los materiales caídos generan por acu-
mulación un tipo de geoforma irregular y difícil de transitar (Gómez y Magnin, 2008). Otro factor
modelador fueron los eventos volcánicos que han dejado grandes superficies de roca volcánica y
lava. En menor grado aparecen geoformas originadas por erosión eólica. Se destacan en el relieve
los campo lávicos, formados por efusiones del Cretácico, Cenozoico y Plio-Pleistoceno, que en al-
gunos casos aparecen como coladas alargadas al fluir la lava por los cauces fluviales preexistentes.
Procesos geomórficos exógenos posteriores, que incluyen la inversión del relieve y la erosión fluvial,
transformaron estas rocas en los relieves mesetiformes actuales. En las rocas aflorantes del Jurásico
y Cretácico pueden verse las fallas que son comunes en el Complejo pero que en otras superficies
quedan oscurecidas por la cubierta lávica.
La red fluvial no se encuentra muy desarrollada debido a la acción de relleno de los cursos por las
coladas lávicas. Por ello predominan en gran parte del Complejo los sistemas endorreicos con ca-
nales radiales centrípetos que terminan en bajos someros, en muchos de los cuales se han formado
lagunas permanentes y temporales.
Además de las mesetas, los canales y los bajos, otras geoformas presentes son las serranías, las
planicies de agradación y sedimentos de laguna. Las serranías son las formaciones más antiguas y
corresponden a afloramientos rocosos de origen volcánico del Mezosoico, Jurásico y Cretácico. El
proceso modelador dominante es la erosión fluvial. Las mayores altitudes rondan alrededor de los
1000 m, como por ejemplo, el Cerro Corona de 1030 m al NO del Complejo y la máxima elevación
es el cerro Cojudo Blanco de 1233 m, en el centro Norte del Complejo.

615
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Las planicies de agradación comprenden depósitos muy diversos, principalmente cuaternarios.


Los materiales que las forman son niveles constituidos por limo, arena y grava. Los dos niveles
identificados están asociados a cambios de nivel de base, el primer nivel, de 400 msnm, es más
reciente que el segundo, éste último tiene una altitud general de 350 m, una pendiente más suave
y se asocia con los cauces fluviales. Los sedimentos asociados a las lagunas temporales, ubicadas
en las serranías y los basaltos, son arenas y arenas limosas (Gómez y Magnin, 2008).
Al igual que en el Complejo Planicies Lávicas, abundan los escoriales, o superficies lávicas forma-
das entre el Mioceno y Pleistoceno temprano, y convertidas más tarde en mesetas basálticas por
Capítulo 15

inversión del relieve. La importancia de los escoriales radica en su capacidad de almacenamiento


de agua, debido al alto grado de porosidad de la roca. El agua de lluvia o deshielo, infiltra con faci-
lidad y fluye verticalmente hasta llegar a un estrato impermeable por el cual fluye horizontalmente
hasta el borde de la meseta, donde forma surgentes en las laderas, facilitando el desarrollo de los
mallines. Estas formaciones vegetales son muy densas, que son importantes sitios de pastoreo de
animales nativos y de ganado. En la provincia de Santa Cruz, las manifestaciones más antiguas, de
fines del Mesozoico y comienzos del Cenozoico se ubican al Norte y Noroeste del Cerro Vanguardia
del departamento Deseado y en las proximidades del Monumento Natural Bosques Petrificados, en
el Este del Complejo Macizo del Deseado. Todas estas mesetas cubiertas de lava son pequeñas,
muy seccionadas por procesos erosivos y con abundantes derrubios. En el Complejo también se
encuentran lavas del ciclo basáltico Eoceno, al Norte del Monumento Natural Bosques Petrificados.
Los eventos volcánicos del Oligoceno se manifiestan como mantos tabulares o sus relictos, chime-
neas volcánicas y diques. Son formaciones muy resistentes a los agentes erosivos por lo que se des-
tacan en el paisaje y resultan los accidentes geográficos más importantes del relieve, como el Cerro
Cojo Blanco, el más alto del Macizo del Deseado. Estos basaltos están formados por varias coladas
superpuestas y pueden tener hasta 80 m de espesor. Las mesetas tienen bardas elevadas y muy
empinadas, con erosión activa y remoción en masa, presentan bajos y lagunas y están fragmenta-
das por cañadones profundos, como los que desaguan en la laguna Walda (centro Norte del Com-
plejo). En estos bajos se encuentran mallines formando parches a lo largo de los valles y alrededor
de las lagunas (Mazzoni y Rabazza, 2010). En las paredes de los cañadones y zanjones (nombre
dado a los valles profundos (Zanjón del Pescado, Zanjón Rojo, Zanjón del Tejido, etc.), por los que
actualmente suelen correr arroyos temporales, suelen encontrarse cuevas naturales.

Patrones recurrentes
La mayor parte del Complejo Macizo del Deseado está cubierta por estepas arbustivas achapa-
rradas (eriales) y en el extremo Oeste aparecen parches de estepas arbustivas bajas, de acuerdo al
resultado de la superposición del mapa de Complejos de la Ecorregión Estepa Patagónica sobre el
mapa de Unidades Fisonómico Florísticas de León et al. (1998). No existen otros estudios más de-
tallados de la vegetación en este Complejo y todos los trabajos en otras disciplinas que requieren
información sobre vegetación o flora citan la publicación mencionada.
La estepa arbustiva achaparrada o erial o arbustal semidesértico (Soriano, 1983) se caracteriza
por la baja cobertura, inferior al 50 % y la predominancia de arbustos en cojín y pocas gramíneas.
El erial cubre las planicies., mesetas, morenas y laderas de pendiente suave, desde la costa hasta
los 500 m de altitud (Soriano, 1983), en las áreas de acumulación de arena crecen las escasas gra-
míneas. La especie dominante es Nassauvia glomerulosa, acompañada por Acantholippia seriphioi-
des (tomillo), Chuquiraga aurea (chuquiraga dorada), Petunia patagonica, Brachyclados caespitosum
y Azorella caespitosa, a las que se suman los arbustos enanos Nassauvia glomerulosa, Chuquiraga
kingii, Mulinum microphyllum y Frankenia sp, entre las gramíneas se encuentran Stipa humilis, S.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

speciosa, S. crysophylla y S. ibari, S. neaei, S. psylantha, S. subplumosa, Poa ligularis y otras especies
como Alstroemeria patagonica, Ephedra frustillata, Polygala darwinii, Nassauvia ulicina, Cerastium
arvense y Carex argentina (Leon et al., 1998). En los cañones y depresiones se desarrollan parches
densos de Junellia tridens.
En las altiplanicies del Oeste del Complejo se desarrollan las estepas arbustivas de Junellia tri-
dens, con Stipa ibari (coirón enano), S. neaei (coirón pluma), S. speciosa (coirón amargo) y Festuca
pyrogea, Nassauvia darwinii, Acaena poeppigiana y Azorella caespitosa. Los arbustos alcanzan alturas
de 70 cm de altura y la cobertura total es de 60 %. Hacia el oriente, en las depresiones y cauces

Estepa Patagónica
fluviales salinizados se encuentra estepa arbustiva de halófitas, con muy baja cobertura y pobre en
especies, dominada por Lepydophyllum cupressiforme, con Chuquiraga aurea, Puccinellia sp, Atriplex
sagittifolia y A. rosea como acompañantes. Esta estepa también se encuentra en los estuarios de la
costa Atlántica. Los bajos de las cuencas endorreicas y fondos de valles, donde se forman capas su-
perficiales arcillo-limosas durante la mayor parte del año albergan desiertos en los que sólo en pe-
ríodos excepcionalmente húmedos crecen Halophytum ameghinoi, Suaeda patagonica, Atriplex spp,
Chenopodium spp y Polygonum spp.

Pulsos naturales
El aporte de agua de deshielo y el incremento de la temperatura en verano desencadena el ciclo
anual con el incremento de la productividad primaria y de la actividad de la fauna.
A mayor escala temporal, se presentan ciclos de sequía alternando con ciclos menos secos de
varios años, contribuyen a la pérdida de cubierta vegetal en el entorno de las lagunas y a la erosión
eólica y deflación.
Si bien la ausencia de flujos importantes de agua previene la erosión hídrica, ocasionalmente se
produce remoción en masa de los bordes y laderas de las mesetas.
El Occidente del Complejo se encuentra en una zona de riesgo sísmico reducido y pueden espe-
rarse movimientos cada 50 años o más.

Potencial natural de producción


En el Complejo se han realizado numerosas investigaciones arqueológicas y se hallaron eviden-
cias de ocupación humana en cuevas y aleros de los zanjones, fechadas a partir del 12.800 AP
(Miotti et al., 2010). De especial interés es la Cueva Maripe, ubicada en el centro del Complejo, y
que consiste de dos cámaras separadas por un tabique rocoso. El arte rupestre dentro de la cueva
ha sido datado desde 9518 hasta 1078 AP. Los artefactos líticos y óseos, mobiliario, restos faunís-
ticos y vegetales, así como las manos pintadas en las paredes indican que la cueva tuvo un uso re-
sidendial (Miotti et al., 2010).
Los estudios muestran que se trataba de cazadores recolectores que conocían muy bien el am-
biente, aprovechaban los recursos según las estaciones y se movilizaban en búsqueda de elementos
requeridos. En el Macizo del Deseado predominan las rocas del Jurásico de diversos colores por lo
cual constituyó un espacio particularmente adecuado para la obtención del material lítico emplea-
do en los instrumentos y tallas, así como para la construcción de los chenques (sitios de entierro).
En los depósitos arqueológicos del Deseado se encuentran obsidianas, probablemente traídas des-
de largas distancias (100 km), indicando la movilidad de los cazadores recolectores (Hermo, 2009).
De estudios realizados en cuevas cercanas al límite Sur del Complejo, surje que éstas fueron uti-
lizadas para actividades específicas hacia fines del Pleistoceno mientras que las residencias se en-
contrarían en el entorno de las mismas. En estos sitios se encontraron evidencias del consumo de
camélidos actuales y extintos y del procesamiento de los mismos previo al consumo. El autor estima

617
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

que entre 10.200 y 11.600 aC los cazadores recolectores habrían colonizado el área y que lo hicie-
ron con un conocimiento adecuado de los recursos y con capacidad tecnológica para la elaboración
de artefactos y herramientas destinadas a diversas funciones (Paunero, 2001).
Las actividades productivas principales en la actualidad son la ganadería ovina extensiva y la mi-
nería.
En el Complejo Macizo del Deseado hay al menos 14 sitios en que se ha identificado la presencia
de oro y plata, con cuatro minas en producción, siete en etapa de prospecto y tres en exploración
avanzada (Fernández et al., 2008), mientras que en otros sitios estudios geológicos y químicos in-
Capítulo 15

dican la presencia de oro y plata (Echavarría, 2004).


En el extremo oriental del Complejo existen al menos 10 sitios identificados como yacimientos,
pero al no contar con un nombre, no se pudo obtener más información. El Complejo tiene un alto
potencial eólico aún no aprovechado.
El potencial para conservación es muy alto, especialmente para proteger la investigación arqueo-
lógica que hasta el presente ha brindado mucha información sobre los primeros pobladores de esta
zona.

Protección de la naturaleza
● Monumento Natural Nacional Bosques Petrificados, Decreto Nacional Nº 7252/54 (SIFAP, 2011).

Complejo Mesetas Surpatagónicas


Tipos esenciales de vegetación
La vegetación dominante son las estepas arbustivas; al Norte del Complejo se encuentran los
eriales o estepas arbustivas achaparradas y al Sur las estepas arbustivas bajas.

Ubicación
Se extiende en el Sudeste de la provincia de Santa Cruz, ocupando totalmente el departamento
Corpen Aike y parcialmente los departamentos Magallanes, Río Chico, Lago Argentino y Güer Aike.
Limita al Norte con el Complejo Macizo del Deseado, al Oeste con los Complejos Glaciario Prean-
dino y Planicies Lávicas, al Sur con el Complejo Glaciario Preandino y al Oeste con el océano At-
lántico.
Ocupa una superficie de 61.905 km2.

Clima
Predomina el clima frío semiárido de meseta, muy ventoso y con nevadas durante el invierno.
En el Complejo hay tres estaciones climatológicas, dos de ellas en la costa y la tercera en el ex-
tremo Noroccidental.
La estación Gobernador Gregores, en el extremo Noroccidental del Complejo, con datos en los
períodos 1951 a 1960 y 1971 a 1980, registra precipitaciones medias anuales de 185 mm y tem-
peraturas media anual, máxima media y mínima media de 8,5; 14,1 y 3,1 °C. Los meses más fríos
son Mayo a Agosto, con mínimas absolutas entre -16,7 y -22,4 °C y todos los meses excepto Enero
tienen mínima absoluta bajo 0. La velocidad media del viento, para el período 1971-1980 es de
9,93 m/seg, un período menos ventoso de Mayo a Julio (SMN, 2000).
La estación Puerto San Julián, ubicada en la costa Norte, tiene registros en los períodos 1951 a
1960 y 1971 a 1980. La precipitación media anual es de 252 mm, con una distribución pareja a lo

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

largo del año. Las temperaturas media anual, máxima media y mínima media son 9,2; 14,8 y 4,3
°C, respectivamente. El período más frío se extiende de Mayo a Agosto, con temperaturas mínimas
absolutas de -7,6 a -10,1 °C, valores bajo 0 de Marzo a Octubre. La velocidad de viento media
anual entre 1971 y 1980 es de 8,6 m/seg; el período menos ventoso se extiende entre Mayo y Ju-
lio (SMN, 2000).
La estación Puerto Santa Cruz, en la costa Sur en el estuario del río Chico-Santa Cruz, registra
una precipitación media anual de 182 mm en el período 1901-1960. En el mismo período las tem-
peraturas media anual, máxima media y mínima media son 8,4; 14,3; 3,7 °C, los meses mas fríos

Estepa Patagónica
van de Mayo a Agosto con temperaturas mínimas absolutas de -12 a -17 °C; en todos los meses se
registran mínimas absolutas por debajo de 0 °C (SMN, 2000).

Geología y geomorfología
Gran parte del Complejo Mesetas Surpatagónicas está sobre la Cuenca Austral o de Magallanes,
la cual se ubica en el extremo Sudoeste de la Placa Sudamericana. Esta cuenca, de 8 km de espesor
de sedimentos clásticos, se desarrolló en el Jurásico Superior sobre un sustrato de edad Paleozoica.
Es una cuenca de retroarco formada por elevación de la cordillera por la subducción del sustrato.
Los conjuntos fusionados que constituyen el sustrato controlaron la inserción de la cuenca (Barredo
y Stinco, 2010). La importancia de la Cuenca Austral radica en que es productora de hidrocarburos,
consecuencia de su evolución en el tiempo y en el espacio.
La cuenca Austral se inserta entre el Macizo del Deseado al Norte, la dorsal de Dungeness al
Este y la cordillera de los Andes al Oeste. Se originó a partir de una ruptura de placa ocurrida en
el Jurásico, momento en el cual se formaron grabenes asimétricos que se llenaron con sedimentos
volcánicos y lacustrinos. La elevación del nivel del mar debido al clímax de la actividad volcánica
permitió el depósito capas arenosas marinas, las cuales fueron cubiertas en la regresión marina con
sedimentos fluviales y areniscas costeras. Luego vino un período de disminución gradual del mag-
matismo, causada por una tasa menor de subsidencia y se produjo la acumulación de sedimentos
transgresivos al aumentar el nivel del mar. Durante este ciclo se depositaron esquistos marinos ri-
cos en materia orgánica. En el Cretácico inferior se elevó Patagónides, provocando la subsidencia
del antepaís y el cierre de la cuenca marginal ubicada al Oeste del depocentro de la cuenca Austral.
Durante el resto del Cretácico, se depositó un ciclo completo transgresivo-regresivo, que incluye
zonas de capas de esquistos marinos ricas en materia orgánica. A partir del Cenozoico temprano
se desarrolló la dorsal de Scotia, nuevo margen activo de las placas sudamericana y Scotia, con un
reordenamiento estructural de la Cuenca Austral. En el Cenozoico hubo dos ciclos transgresivo-
regresivos, el primero desde el Paleoceno al Oligoceno y el segundo desde el Mioceno al Reciente,
ambos separados por el inicio del levantamiento de Los Andes. El último estadio de sedimentación
corresponde principalmente a la propagación de sedimentos clásticos provenientes del W y SW,
que alcanzan un grosor de 5 km en la franja hundida de la zona subandina (Milani y Thomaz Filho,
2000).
El primer pozo con producción en la porción argentina de esta cuenca data de 1949. Las reservas
de petróleo se distribuyen en reservorios de edades comprendidas entre el Jurásico Superior y el
Terciario Inferior (Barredo y Stinco, 2010).
Las geoformas dominantes son mesetas y terrazas fluviales y estructurales. Se observan exten-
sas planicies de casi nulo relieve que se escalonan en relación con los ríos principales Chalia, Santa
Cruz, Coyle. Las cuencas de estos ríos se extienden de Este a Oeste desde la cordillera de Los Andes
a través de todo el Complejo hasta el océano Atlántico. Los ríos son alóctonos, tienen valles muy
amplios y forman pequeñas rías o estuarios en la desembocadura.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

En las planicies se forman depresiones por erosión diferencial o asociadas a antiguas vías de dre-
naje; actualmente están ocupadas por pequeños cuerpos de agua salobre. Las planicies aluviales y
algunas mesetas están cubiertas por rodados patagónicos, piedras de tamaños variables entre 1 y
10 cm de diámetro de superficies lisas desgastadas por acción glacial y transporte desde la cordi-
llera. La frecuencia de estos depósitos incrementa hacia el Este. Los bordes de las mesetas están
modelados por erosión fluvial en el pasado y existen cañadones profundos por donde circula escasa
cantidad de agua en época de lluvia o deshielo. En las paredes de estos cañadones se forman cue-
vas que han sido refugio para los primitivos habitantes (De Porras et al., 2009). En los bordes de las
Capítulo 15

mesetas se producen desmoronamientos y los materiales se acumulan en la base de las mesetas.


Por encima de las mesetas se elevan cerros bajos y serranías de origen volcánico.
En el río Coyle se distinguen al menos siete niveles de planicies y terrazas, algunos de los cuales
podrían corresponder a antiguos niveles de agradación pedemontana y a pedimentos, asociados a
los diferentes pulsos tectónicos de la cordillera. Sobre la superficie de las mesetas se encuentran
depósitos fluviales gruesos parcialmente cementados por carbonato de calcio, y extensos campos
de dunas.
En la costa Atlántica se forman áreas de badlands y pedimentos por erosión fluvial de las sedimen-
titas terciarias. Aparecen profundos cañadones que fragmentan la meseta en algunos sectores y, en
otros, abanicos aluviales que llegan hasta el mar. La costa es de tipo acantilado, excepto en algunos
puntos en los que se encuentran playas de materiales gruesos y cordones litorales (por ej., San Julián).
Los ríos principales, que son alóctonos y cortan la meseta de Oeste a Este, forman pequeñas rías
o estuarios en la desembocadura.

Patrones recurrentes
En el Complejo se encuentran dos tipos de estepa, distribuídas en partes aproximadamente
iguales, según el mapa de unidades de vegetación de León et al. (1998). Al Norte domina la este-
pa arbustiva árida, o erial y al Sur la estepa arbustiva. El erial es una estepa abierta, con cobertura
inferior al 50 %, con arbustos enanos, en cojín, de entre 5 y 20 cm de altura, y escasa cobertura
de gramíneas. Las especies dominanes son Nassauvia glomerulosa (colapiche) y Nassauvia ulicina,
acompañadas por Acantholippia seriphioides (tomillo), Chuquiraga aurea (chuquiraga dorada), Petu-
nia patagonica, Brachyclados caespitosum, y Azorella caespitosa, Chuquiraga kingii, Mulinum micro-
phyllum y Frankenia sp, y las gramíneas Stipa humilis, S. speciosa, S. crysophylla y S. ibari y Poa li-
gularis. Otras especies presentes son Alstroemeria patagonica, Ephedra frustillata, Polygala darwinii,
N. ulicina, Cerastium arvense y Carex argentina. En los paleocauces profundos y en bajos secos se
encuentran parches densos dominados por Junellia tridens (León et al., 1998).
Las estepas arbustivas ubicadas al Sur del Complejo, son de altura media (1,5 a 2 m) dominadas
por Berberis heterophylla (calafate), Lycium chilense, Schinus polygamus y Senecio filaginoides (char-
cao) (León et al., 1998).
En las depresiones y los cauces fluviales salinizados del Este, y en las áreas estuáricas de la costa
atlántica se desarrolla una estepa arbustiva de halófitas, muy abierta, con muy baja cobertura y po-
bre en especies. La especie dominante es Lepydophyllum cupressiforme, y la acompañan Chuquiraga
aurea, Puccinellia sp, Distichlis sp, Atriplex sagittifolia y A. rosea (León et al., 1998).
En las llanuras de inundación de algunos ríos, como por ejemplo cerca del núcleo agrícola de
Gobernador Gregores, se encuentran estepas arbustivas altas (1,5 a 2m) de Berberis heterophylla,
Lycium chilense, Schinus polygamus y Senecio filaginoides (León et al., 1998).
En las mesetas próximas al Puerto San Julián, se encuentra la estepa arbustiva baja de Nardophy-
llum obtusifolium y N. bryoides con Festuca pallescens.

620
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

En los cañadones crecen arbustales de mata amarilla (Anartrophyllum rigidum), molle (Schinus
polygamus) y calafate (Berberis heterophylla). Entre los subarbustos, la manca perro (Nassauvia uli-
cina) y la uña de gato (Chuquiraga aurea) son comunes en zonas degradadas con suelos arcillosos
y abundantes pavimentos de erosión. El neneo enano (Mulinum microphyllum) y Ephedra frustillata
son también arbustos enanos importantes (Álvarez, 2009).
En la costa, en el Parque Nacional Monte León, aparecen la estepa arbustiva muy rala con zampas
(Atriplex sp) y molle trementina (Schinus johnstoni). En la bahía crecen grandes praderas del alga ca-
chiyuyo (Macrocystis pyrifera). En la costa nidifican aves marinas entre las cuales la más abundante

Estepa Patagónica
es el pingüino patagónico (Spheniscus magellanicus), la segunda en importancia de Santa Cruz, con
casi 70 mil parejas reproductivas. También se encuentran cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps)
y cormorán gris (Phalacrocorax gaimardi), gaviotín sudamericano (Sterna hirundinacea). Durante todo
el año se encuentra el petrel gigante común (Macronectes giganteus) (Coconier, 2006).
En el estuario del río Coyle, al Sur del Complejo, la margen Norte tiene marismas con vegeta-
ción halófita dominada por el vinagrillo (Salicornia ambigua); la margen Sur es más alta, con acan-
tilados de hasta 100 m y playas de grava. En los alrededores del estuario se desarrolla una estepa
arbustiva, con predominancia de mata negra (Junellia tridens), acompañada por calafate (Berberis
buxifolia) y mata verde (Lepidophyllum cupressiforme). En el estuario habitan seis especies amenaza-
das: el choique (Rhea pennata), el pingüino patagónico (Spheniscus magellanicus), el macá tobiano
(Podiceps gallardoi), el petrel gigante común (Macronectes giganteus), el flamenco austral (Phoeni-
copterus chilensis) y el chorlito ceniciento (Pluvianellus socialis). En las estepas a ambos lados del es-
tuario existen poblaciones de dos especies casi endémicas: el quiula patagónica (Tinamotis ingoufi)
y el patagón (Eremobius phoenicurus) (Coconier, 2006).
En el cañadón Los Toldos, al NE del Complejo, por encima de los 450 m de altitud se encuentra
una estepa formada por arbustos enanos tales como Nassauvia glomerulosa, N. ulicina, Acantholip-
pia seriphioides, Satureja darwinii, Nardophyllum obtusifolium y plantas en cojin tales como Ephedra
frustillata, Azorella seriphioides, A. caespitosa, A. monanthos and Chuquiraga aurea. En el fondo del
cañadón a 430 m crece un arbustal alto, formado por Colliguaja integerrima, Schinus polygamus,
Berberis heterophylla, Junellia ligustrina y J. tridens, acompañadas por Senecio spp, Nardophyllum
obtusifolium, Ephedra frustillata, Stipa spp, Glycyrrhiza astragalina y Acaena sp. A lo largo de los
arroyos temporales se encuentran Chenopodium hircium, Glycyrrhiza astragalina y Lepidium spicatum
var spicatum. En las pendientes del cañadón, entre 430 y 450 m, se produce un ecotono en el cual
las plantas del fondo y del tope se encuentran juntas. A mayores altitudes los arbustos altos crecen
menos y su abundancia disminuye y aparecen arbustos enanos y en cojín como Mulinum spinosum,
Acantholippia seriphioides, Nassauvia glomerulosa, Asteraceae subf. Asteroideae y Chuquiraga aurea
(De Porras et al., 2009). Este trabajo muestra que a escala pequeña la cubierta vegetal es muy he-
terogénea y que la fisonomía y emsamble de especies dependen de la topografía, la disponibilidad
de agua y las condiciones edáficas.

Pulsos naturales
El pulso natural de escala anual es el estacional desencadenado por el deshielo y la elevación de
la temperatura. A escala temporal mayor se producen ciclos de períodos más secos y menos secos;
y períodos con mayor caída de nieve que otros.
A escala temporal impredecible debe considerarse el aporte de cenizas de los volcanes ubicados
al Oeste, en la Cordillera de los Andes mayormente del lado chileno.
Los sectores Oeste y Sur del Complejo se encuentran sobre una zona de riesgo sísmico reducido;
con efectos en escala temporal muy amplia.

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Potencial natural de producción


En la zona costera del Parque Nacional Monte León, alrededor de la desembocadura del río Santa
Cruz, se ha hecho un relevamiento de sitios arqueológicos para evaluar el riesgo de deterioro y pér-
dida de material por procesos naturales o antrópicos (Caracotche et al., 2005). Se recuperaron ob-
jetos líticos, carbones y restos faunísticos marinos y terrestres, como huesos de guanaco, cormorán
y una especie de Pinnipedo (no presentes actualmente en este área) y valvas y conchillas de varias
especies de moluscos. Las dataciones de estos objetos indican que hubo dos momentos de ocu-
pación humana desde uno alrededor de 5000AP (Holoceno Medio) y en el Reciente (2000 AP). Los
Capítulo 15

artefactos líticos muestran una preferencia por uso de rocas locales, aunque también se encuentran
artefactos fabricados con obsidianas alóctonas, indicando la ocurrencia de circulación regional de
los cazadores recolectores. Los autores destacan la presencia de concentraciones de materiales en
sitios particulares, lo que significa un uso recurrente del espacio a lo largo de los últimos miles de
años (Caracotche et al., 2005). En Punta Entrada, al Norte de la desembocadura del río Santa Cruz
se hicieron hallazgos similares datados en 1750 AP los más antiguos y 698 los más recientes (Muñoz
et al., 2009). Los restos humanos encontrados en la misma zona corresponden al segundo momen-
to de ocupación, con dataciones de 1748 AP el más antiguo y entre 800 y 400 AP los más recientes.
La dieta de estos humanos parece ser preferentemente de recursos terrestres con poca cantidad
de fauna marina, aunque en algunos individuos parece haber una importante ingesta de vegetales.
En algunas de la variables estudiadas se encuentran similitudes entre este sitio y otros ubicados en
el estrecho de Magallanes, sugiriendo que habría habido movilidad entre estos sitios (Suby et al.,
2009). Esta hipótesis podría estar confirmada por el hallazgo de un resto de artefacto elaborado con
hueso de huemul en un depósito arqueológico de la misma zona y dado que el huemul habita los
bosques patagónicos, la movilidad podría haberse extendido hasta la cordillera (Cruz et al., 2010).
En un sitio cercano ubicado en un cañadón, inmediatamente al Norte del PN Monte León, se encon-
traron instrumentos líticos de diversas funciones y formas, desechos de tallas, valvas de varias espe-
cies de moluscos y huesos en diferentes sitios del área de estudio. Las evidencias muestran un uso
de productos marinos y terrestres en momentos tempranos 1250 AP, una preferencia por un único
molusco (lapa) y el uso de rocas locales. En los sitios más recientes (478 AP=1410 a 1615 dC) se ve-
rifica el uso de recursos marinos y terrestres con una menor densidad de moluscos, observación que
parece ser común en momentos de contacto con los europeos (Franco et al., 2010).
Más al Norte, en la reserva provincial Península de San Julián, se encontró mediante muestreo sis-
temático una distribución preferencial de los artefactos arqueológicos, con una mayor densidad a lo
largo de la costa interna de la península, en la zona de acceso a la península y en el extremo Norte.
A diferencia de lo encontrado en las otras zonas costeras, en esta zona la subsistencia estuvo basada
principalmente en los guanacos. El establecimiento de campamentos en el acceso a la península po-
dría estar relacionado al control de las manadas para su caza. En la península de San Julián se inició
la ganadería ovina a mediados del siglo XIX; en 1899 un sector fue reservado para la fundación del
pueblo y la actividad ganadera ovina se prolongó hasta 1986, fecha en que se creó el área protegida
Reserva Provincial Península de San Julián. Es muy probable que los sitios arqueológicos hayan sufri-
do deterioro por las actividades humanas tan prolongadas (Paunero y Skarbun, 2011).
La actividad principal es la ganadería extensiva ovina y en menor grado, bovina, caprina y por-
cina.
La ganadería ovina se inició en Buenos Aires hacia mediados del siglo XIX, donde las condiciones
eran óptimas por la buena calidad de los pastos y su receptividad. La lana comenzó a exportarse
a Europa en ese momento desde el puerto de Buenos Aires. En esta etapa se consolidó el merca-
do exterior de la lana, que fue luego aprovechado con la producción ovina patagónica, cuando en

622
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

1980-85 la agricultura y el establecimiento de frigoríficos desplazaron a la lana como principal pro-


ducto y la ganadería ovina se desplazó hacia el Sur.
La cría de ovinos se realiza sobre pasturas naturales en grandes estancias. Por ejemplo, en un
estudio realizado en el departamento de Magallanes, que comprende el Nordeste del Complejo, y
donde el producto principal es la lana por su elevada participación en los ingresos brutos provincia-
les, se encontró que la mayoría de las estancias (11) tienen entre 1001 y 2000 cabezas, sólo una
estancia tiene más de 20.000 cabezas. La mayoría de las estancias (44) tienen extensiones entre
15.001 y 20.000 ha; sólo una estancia tiene menos de 500 ha y sólo cuatro tienen más de 40.000

Estepa Patagónica
ha (Andrade et al., 2010).
En el departamento Corpen Aiken, ocupado totalmente por el Complejo Mesetas Surpatagónicas,
según el censo agropecuario del 2002 (INDEC, 2002) había 83 estancias con una superficie total de
2.410.530 ha. La distribución en clases de tamaños muestra la tendencia hacia grandes extensio-
nes (Fig. 15.4). La mayoría de las estancias tienen extensiones superiores a las 15.000 hectáreas.
Analizando los datos para toda la provincia de Santa Cruz, Andrade et al. (2010) señalan que en
el departamento de Magallanes la comercialización es muy inferior a lo esperado según la cantidad
de estancias y el número de cabezas, por lo cual muchas de las unidades productivas deben ser de
subsistencia. Además, la cantidad de estancias disminuyó considerablemente entre los censos de
1988 y 2002. El abandono de las estancias puede atribuirse a factores naturales o económicos,
que llevaron al abandono de la producción ovina, tales como la crisis económica de los ochenta y
noventa, la caída del precio internacional de la lana, la erupción del volcán Hudson, las grandes ne-
vadas, el deterioro de los pastizales naturales y su pérdida de receptividad, entre otros. Esta situa-
ción dio lugar al ingreso de nuevos actores sociales, con nuevas actividades como la minería y a las
grandes empresas ganaderas. Los autores proponen una serie de medidas para mejorar la calidad
de los pastos e incrementar la producción y la rentabilidad, como funcionamiento en cooperativas,
mejoras en la tecnología empleada para la producción, etc. (Andrade et al., 2010).
En el departamento Magallanes hay un establecimiento dedicado al turismo rural, cuatro que se
dedican a la cría de vacunos, uno con cría de llamas desde 1991 y cría de guanaco y choique en
cautiverio y semicautiverio desde 2002, un establecimiento ensaya la plantación de cerezos, uno
dedicado a los productos de granja, otro a la cría de caballos criollos y por último, en uno se explota

Más de 40.000
30.000-40.000
Intervalo de superficies (ha)

20.000-30.000
15.000-20.000
10.000-15.000
7.000-10.000
5.000-7.000
500-2.500
Hasta 500
0 5 10 15 20 25 30

Cantidad de Estancias

Figura 15.4. Distribución de clases de tamaño de las estancias en el departamento Corpen Aiken.
Elaboración propia con datos de INDEC (2002)

623
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Más de 20.000
15.001-20.000
10.001-15.000
8001-10.000
Cantidad de cabezas

6001-8000
4001-6000
2001-4000
Capítulo 15

1001-2000
701-1000
401-700
151-400
0 8

Número de Estancias

Figura 15.5. Distribución de las cabezas de ganado por estancia en el depatamento Corpen Aike.
Elaboración propia con datos de INDEC (2002)

una cantera de pedregullo para construcción (Álvarez, 2009).


El departamento Corpen Aike tiene 9 estancias dedicadas a la cría de bovinos con un total de 603
cabezas; 43 estancias con un total de 200 mil cabezas de ovino; dos estancias con 43 cabezas de
caprino; 3 con 111 porcinos y la mayoría de las estancias (51) con 1679 equinos (INDEC, 2002). La
distribución de número de cabezas en las estancias muestra que hay pocas estancias (6) con más de
8000 cabezas y la mayoría de las estancias (16) tiene entre 1000 y 4000 cabezas (Fig. 15.5). Sería
interesante actualizar estos datos para comprobar si ha habido abandono o cambio de actividad. La
situación del departamento Corpen Aike podría extrapolarse a los demás sitios del Complejo, pero
como una aproximación ya que la desertificación es heterogénea y esto podría causar diferencias
en el tamaño de las explotaciones y en la carga animal.
En el Complejo Mesetas Surpatagónicas se realiza agricultura al aire libre en valles fluviales y pe-
queñas chacras ubicadas en los cascos de las estancias. Uno de los cultivos promisorios es el de
tulipanes, del cual se instalaron ensayos en varios sitios de Santa Cruz. En el Complejo Mesetas
Surpatagónicas se hicieron pruebas en 1/4 ha en el valle de río Chico localidad Gregores, donde
hay unas 2000 ha con posibilidades de riego. Una de las principales limitantes es el viento, y se
evaluó la incidencia de las cortinas rompevientos de malla plástica sobre la cantidad y calidad de la
producción de tulipanes. El tamaño y peso de los bulbos fueron superiores con la cortina a 4,3 m
del cultivo que a 34,5 m, sin embargo, el cultivo resultó resistente a los vientos y las pérdidas de
bulbos exportables del cultivo a 34,5 m con respecto a los protegidos fue solo de 6 %. La cortina se
justifica porque reduce el consumo del agua de riego y la erosión (Peri et al., sin fecha). Una situa-
ción similar se encuentra con el cultivo de ajo protegido por cortinas de álamo en Gobernador Gre-
gores, donde la diferencia de producción entre el cultivo protegido y cultivo lejos de la cortina fue
de 9,5 % (Peri et al., 1997). En esta misma localidad se comprobó que la producción de espinaca
para la obtención de semillas es factible (Persoglia sin fecha). En Gobernador Gregores se ensaya-
ron verdeos para forraje (varias variedades comerciales de avena, de cebada y de centeno, y de Rye
grass anual, Triticale y Tricepiro, bajo riego y con fertilización, obteniéndose un buen resultado en
cantidad de plantas por m2 con la mayoría de las especies (Utrilla, 2009).

624
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

La localidad de Gobernador Gregores, ubicada en el centro de Santa Cruz (cabecera del depar-
tamento Río Chico), abarca un valle irrigado con aptitud para la siembra de pasturas destinadas al
corte. En el área, se destaca el cultivo de alfalfa con una superficie de 183 hectáreas destinadas a
la producción de heno, con un rendimiento promedio histórico de 7500 kg MS/ha/año (Proyecto
Censo Agropecuario 2002), y que abastece en su mayoría a las estancias de la zona cordillerana y
del Sur de la provincia como suplemento alimenticio durante el período invernal. La demanda ac-
tual es superior a la producción y se hizo un ensayo con cortinas rompeviento para evaluar la posi-
bilidad de incrementar la producción. Se probaron continas de Populus, en dos hileras y el cultivo

Estepa Patagónica
se sembró a varias distancias de la cortina, distintas variedades de alfalfa. Los resultados variaron
según la etapa de evaluación, la distancia a la cortina y la variedad de alfalfa (Utrilla et al., 2010).
En las costas se realiza una importante actividad pesquera de altura que incluye la pesca por arrastre
de merluza de cola (Macruronus magellanicus). En el estuario del río Coyle pescadores de Río Gallegos
pescan con redes de enmalle, aunque recientemente el número de pescadores se ha reducido. En el
estuario hay una especie de salmónido introducido, la trucha marrón (Salmo trutta) (Coconier, 2006).
El Complejo tiene potencial natural petrolero, como lo denuestran unos 40 pozos petroleros ubi-
cados en una franja de entre 11 y 23 km de ancho paralela al límite NO.
Hacia el Centro Este del Complejo se ha identificado una zona con potencial minero, con yaci-
mientos de oro y plata en una mina en prospecto (Fernández et al., 2008).
El Complejo Mesetas Surpatagónicas tiene potencial eólico todavía no aprovechado.
Las costas marinas son muy dinámicas por la erosión de las bases de las barrancas y el derrumbe
de sus bordes. La erosión eólica es muy activa sobre las barrancas por la baja cobertura vegetal.
Esto pone en riesgo la evidencia arqueológica, cuyo estudio es importante para desentrañar la his-
toria de ocupación humana y sus actividades. Se requiere proteger estos espacios del pastoreo y
otras actividades humanas (tendido de caminos, actividades extractivas, uso público, etc) que con-
tribuyen y potencian el deterioro (Caracotche et al., 2005; Muñoz et al., 2009; Suby et al., 2009).
Su amplio espacio costero, incluyendo dos estuarios y una bahía, otorga al Complejo un gran po-
tencial natural en recursos marinos.

Protección de la naturaleza
● Parque Nacional Monte León, Ley nacional Nº 25945/04 (SIFAP, 2011).
● Reserva Provincial Península de San Julián, Ley Provincial Nº 1821/86 (SIFAP, 2011).

SUBREGIÓN GOLFO DE SAN JORGE


Complejo Mesetas de San Jorge
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación predominante es la estepa. Se encuentran estepas arbustivas altas, estepas grami-
nosa arbustiva y estepas arbustivas achaparrada (erial), según la topografía.

Ubicación
Bordea el Golfo de San Jorge, desde el Norte de Cabo Raso hasta Puerto Deseado en una franja
cuyo ancho máximo es de poco más de 100 km en el Norte de la provincia de Santa Cruz, y se va
angostando hacia los extremos. Se extiende en los bordes costeros de los departamentos Floren-
tino Ameghino y Escalante de la provincia de Chubut, y del departamento Deseado de Santa Cruz.
Su superficie es de 35.062 km2.

625
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Limita al Este con el océano Atlántico y está bordeado al Norte, Este y Sur por el Complejo Pla-
nicies y Serranías Centrales.

Clima
El clima es árido, frío y ventoso, con temperaturas medias anuales de alrededor de 9 °C y 8 a
9 meses con mínimas absolutas bajo cero. Las precipitaciones medias anuales varían entre 103 y
326 mm.
En el Complejo hay 28 estaciones climatológicas en Chubut y dos en Santa Cruz. Las estaciones
Capítulo 15

de Chubut están extendidas a lo largo y a lo ancho del Complejo y las de Santa Cruz se encuentran
en la costa Atlántica. Las estaciones de Chubut tienen de 1 a 74 años de registro de datos climá-
ticos; sólo dos tienen menos de 10 años de registro y se descartan de esta descripción; 12 tienen
más de 30 años, nueve tienen entre 32 y 50 años y cinco tienen entre 52 y 74 años. Lamentable-
mene ninguna pasa la década de 1990 y el dato más reciente es de 1990 en una estación (SMN,
2000). Las precipitaciones medias anuales varían entre 103 y 326 mm. El valor de PMA mínimo
aparece en la estación más alejada del mar, en el extremo Oeste del Complejo. Las estaciones más
cercanas a la costa dentro del Golfo registran precipitaciones medias anuales entre 199 y 237 mm,
éste último valor se registra en Comodoro Rivadavia, a 46 m de altitud. El valor más alto de PMA
(326 mm) aparece en una estación que se encuentra a 11 km de la costa a la latitud del golfo, a
100 m de altitud; la estación más cercana, a 16 km hacia el Oeste y 250 m de altitud, registra una
PMA de 298 mm. Las 4 estaciones más orientales, ubicadas en los extremos Norte y Sur del Golfo
de San Jorge, registran precipitación media anual de 247 y 211 mm en el extremo Norte (Chubut)
y 151 y 230 mm en el extremo Sur (Santa Cruz) (SMN, 2000).
No se detectan correlaciones significativas de la PMA ni con la altitud ni con la distancia al mar
ni con la ubicación longitudinal. Las posibilidades son que otras variables que operan a menor es-
cala, como ubicación en relación a las bardas u otros accidentes topográficos o a cuerpos de agua,
ejerzan efectos sobre la PMA o que los datos, especialmente los de las estaciones pertenecientes a
las estancias no sean confiables.
Según datos del Servicio Meteorológico Nacional obtenidos de la página TuTiempo.net, la esta-
ción Comodoro Rivadavia registra datos de temperatura en 1956 y desde 1968 al 2010, con algu-
nos años sin datos (1982, 2002, 2005), las temperaturas media anual, máxima media y mínima
media entre 1968 y 2010 son de 13,0; 19,0 y 7,9 °C, respectivamente. Las dos estaciones de San-
ta Cruz, en el extremo Sudoeste del Complejo, registran datos de temperatura y una de ellas, del
viento. En la estación de Puerto Deseado, las temperaturas media anual, máxima media y mínima
media son 9,8; 15,1 y 5,1 °C, respectivamente. Los meses más fríos son Junio, Julio y Agosto, con
temperaturas mínimas medias mensuales de 0,5; 0,2 y 1,1 °C y temperaturas mínimas absolutas
inferiores de -8; -8,6 y -9,7 °C, respectivamente, pero las temperaturas mínimas absolutas bajo
0 ocurren en 8 meses al año. La velocidad del viento media anual es 8,1 m/seg y los meses me-
nos ventosos son Mayo, Junio y Julio en que no superan los 7 m/seg y el más ventoso es Diciembre
con media mensual de 9,2 m/seg. En la estación del Faro Cabo Blanco, más cercana al mar que la
anterior, la temperatura media anual es 9,5 °C; no hay otros datos de temperatura (SMN, 2000).

Geología y geomorfología
El Complejo se encuentra sobre la cuenca Golfo de San Jorge, superpuesta a una corteza conti-
nental del Precámbrico al Paleozoico. Las características y evolución de esta cuenca fue descripta
arriba en el acápite Complejo Mesetas Centrales. La importancia de esta cuenca radica en su cali-
dad de reservorio de hidrocarburos. Un tercio de la extensión de esta cuenca se encuentra al Este

626
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

de la línea costera, en el mar, donde hay mayor acumulación de sedimentos que alcanzan 8 km de
profundidad.
La geomorfología es como la descripta para el Complejo Mesetas Centrales, ya que es continua-
ción de la secuencia de mesetas escalonadas. Entre éstas se destacan Pampa del Castillo y Pampa de
Salamanca en el brazo Norte del Complejo. Ambas mesetas tienen orientación Nordeste-Sudoeste y
se encuentran una a continuación de la otra, Pampa del Castillo al Sur y ambas se extienden desde
desde el límite occidental del Complejo. Son geoformas planas a muy suavemente onduladas con
varios niveles de aplanamiento y cubiertas por grava. En los bordes de las mesetas, de pendientes

Estepa Patagónica
empinadas, se encuentran numerosos cañones por los que corren cursos de agua temporales que
llegan a la costa atlántica o al río Chico. En la costa, las mesetas terminan en acantilados.
Sobre las mesetas resaltan algunos cerros como Pico Salamanca (576 m), Cerro Patria (187 m),
Cerro Tortuga (700 m) en el brazo Norte del Complejo; Cerro Iglesias (598m), Doce Grande (807
m); Tres picos (741 m), entre otros, en el brazo Sur del Complejo.
En las áreas costeras del Atlántico, se forman baldlands y pedimentos por el modelado fluvial de
las sedimentitas terciarias. En otros sectores se han formado abanicos aluviales que llegan hasta el
mar y son cortados por acción de las olas. La costa está sometida a la abrasión marina. Los mate-
riales sedimentarios superficiales están compuestos por mantos de grava, arena y arcilla con abun-
dantes cantidades de carbonato de calcio.

Patrones recurrentes
En el Complejo hay tres tipos fisonómicos, tal como surge de la superposición del mapa de Com-
plejos sobre el mapa de unidades de vegetación de León et al. (1998). Las estepas arbustivas altas
se desarrollan en las laderas que descienden hacia el mar y en las de las colinas y cerros; las este-
pas graminoso-arbustivas se encuentran en las áreas planas o pampas por encima de los 700 m.
Por último, los eriales (estepas arbustivas achaparradas) se ubican en el extremo Este del brazo Sur
del Complejo.
Las estepas arbustivas altas aparecen como matorrales de uno o dos estratos, y en ambos casos
las especies dominantes del estrato herbáceo son los coirones Stipa humilis y Stipa speciosa, y la le-
ñosa dominante es Colliguaya integerrima (duraznillo). En las laderas expuestas al N de la vertiente
oriental de las mesetas, y en el nivel inferior de las laderas occidentales se encuentra el matorral
uniestratificado, abierto, de más de 80 cm de alto. En esta comunidad, la C. integerrima se asocia
con Senecio filaginoides, Grindelia chilensis, Baccharis darwinii, Perezia recurvata y Nassauvia ulicina;
las acompañantes en el estrato herbáceo son Poa lanuginosa, Phacellia magellanica, Mutisia retrorsa.
En las partes más elevadas de estas laderas se encuentra un matorral abierto de Anarthrophyllum ri-
gidum con Senecio filaginoides y Mulinum spinosum con un estrato herbáceo parecido al del pastizal
de la altiplanicie. En las laderas de exposición Sur de los cañadones de la vertiente oriental de las
mesetas, que son los ambientes más húmedos, se desarrolla el matorral de dos estratos, en los que
los individuos de Colliguaya alcanzan una altura media de hasta 3 m, y alternan con Trevoa pata-
gonica. Este matorral tiene en el estrato inferior individuos dispersos de Acantholippia seriphioides,
Acaena platyacantha y Senecio bracteolatum, y las acompañantes son Festuca argentina, Stipa neaei,
Phacelia secunda y Erodium cicutarium (León et al., 1998).
La estepa graminoso-arbustiva tiene 25 a 40 cm de altura y una cobertura de 80 % aproximada-
mente. Está dominada por las gramíneas cespitosas Festuca pallescens y F. argentina, por los arbus-
tos Senecio filaginoides, Nardophyllum obtusifolium, Mulinum spinosum, Adesmia campestris y por los
subarbustos Junellia thymifolia y Acaena platyacantha; las acompañantes importantes son Nassauvia
darwinii, Mulinum halei, Perezia patagonica, Adesmia lotoides y Azorella spp. La matriz de esta este-

627
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

pa graminosa está perforada por parches de matorrales de Junellia tridens, que se desarrollan en las
depresiones (León et al., 1998).
Los cañadones costeros que descienden al mar por las vertientes orientales de las Pampas de la
Salamanca y del Castillo presentan ocho comunidades vegetales, cuya distribución se asocia a la
topografía, suelo y exposición. En las laderas de umbría se encuentra un matorral cerrado de Co-
lliguaja integerrima y Retanilla patagonica, acompañadas por Junellia ligustrina, Schinus johnstonii,
Mutisia retrorsa y Lycium chilense. El estrato graminoso crece sólo en los espacios expuestos a la ra-
diación solar, con Stipa humilis, Poa ligularis y Stipa speciosa var major. En las laderas de solana se
Capítulo 15

encuentra un matorral abierto con un estrato arbustivo parecido al del matorral cerrado, al que se
agregan Prosopidastrum globosum, Adesmia salamancensis, Senecio filaginoides y Prosopis denudans
como acompañantes. El estrato graminoso está mejor representado que en la comunidad anterior,
con las mismas especies y Poa lanuginosa, y el subarbusto Perezia lanigera. En los pedimentos pla-
nos de suelos arcillosos se desarrolla una estepa arbustiva con 20 % de cobertura, de Atriplex lampa
acompañada por Chuquiraga avellanedae y Senecio filaginoides, y un estrato formado por individuos
aislados de Stipa humilis y Stipa speciosa. En los pedimentos de suelos arcillosos y pendientes sua-
ves que rodean a la unidad anterior, aparece una estepa arbustiva herbácea con arbustos de altura
inferior a 1 m y cobertura mayor a 20 % de Atriplex lampa y Chuquiraga avellanedae, acompañadas
por Senecio filaginoides, Prosopis denudans y Grindelia chiloensis, un estrato graminoso abundante
de Stipa humilis y Stipa speciosa var major. Cerca de la línea de la costa, en pedimentos planos se
suelos arcillosos y salinos se desarrolla una estepa arbustiva de Atriplex lampa y Suaeda divaricata
con una cobertura de 20 % sin estrato graminoso, podría considerarse un peladal. En los pedimen-
tos altos (300 msnm) con suelos franco arcillosos aparece una estepa arbustiva herbácea de Atriplex
lampa y Poa ligularis con Chuquiraga avellanedae, Senecio filaginoides y Stipa spp acompañantes. La
cobertura es mayor de 20 % y el estrato herbáceo está bien representado. A la misma altitud y tipo
de suelo pero en pendientes moderadas aparece una estepa herbácea de Stipa spp, acompañadas
por Festuca pallescens y Festuca argentina con arbustos de Senecio filaginoides y otros arbustos dis-
persos o ausentes. En los bajos de cañadón anegados permanentemente y a altitudes inferiores a
los 250 m se desarrolla un mallín húmedo de Juncus balticus, con Carex subantartica y Taraxacum
officinale como acompañantes (Rueter y Bertolami, 2010).
La costa presenta varios sitios con colonias de aves marinas. En el extremo Norte del Complejo,
Punta Tombo alberga dos colonias de pingüino patagónico (Spheniscus magellanicus), una de las
cuales es la mayor colonia conocida de esta especie. En el sitio anidan otras siete especies de aves
marinas: el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), el cormorán cuello negro (P. magellanicus),
la gaviota cocinera (Larus dominicanus), la gaviota gris (Larus scoresbii), el gaviotín sudamericano
(Sterna hirundinacea), el gaviotín pico amarillo (S. sandvicensis) y el escúa común (Stercorarius chi-
lensis). Otras aves presentes son el choique (Rhea pennata), el quetro cabeza blanca (Tachyeres leu-
cocephalus), el guanay (Phalacrocorax bougainvillii), entre otras. Se han registrado 108 especies de
aves en esta zona (Coconier, 2006).
Un poco más al Sur, la Bahía Camarones incluye varias islas. Las costas son rocosas alternando
en algunos sectores con playas de arena, playas de canto rodado, dunas móviles o planicies areno-
sas costeras donde dominan las especies de gramíneas. Las islas, desprovistas de vegetación, son
hábitat de reproducción de aves marinas y se encuentran apostaderos del lobo marino de un pelo
(Otaria flavescens). Anidan nueve especies de aves marinas, las mismas que en Punta Tombo excep-
to que en lugar del gaviotín sudamericano se encuentran el gaviotín real (Sterna maxima) y el escúa
común es reemplazado por el escúa pardo (Stercorarius antarcticus) (Coconier, 2006).
A lo largo del litoral Norte del Golfo de San Jorge las costas son recortadas con pequeñas bahías,
caletas y ensenadas. Presenta ambientes rocosos, fangosos y arenosos, arrecifes rocosos y más de

628
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

sesenta islas e islotes. Se desarrollan en este ambiente diversidad de macroalgas. Entre las aves se en-
cuentran pingüinos, gaviotas, garzas y patos y se considera este sector costero como uno de los más
importantes para aves marinas, porque aquí nidifican trece de las dieciséis especies que reproducen
en la Argentina. Entre las aves marinas se encuentran el pingüino patagónico (Spheniscus magellani-
cus), el petrel gigante común (Macronectes giganteus), la gaviota cangrejera (Larus atlanticus); tam-
bién se avistan aves migratorias y aquellas que utilizan las costas para alimentarse (Coconier, 2006).
La costa de Comodoro Rivadavia incluyendo 13 km de costa hacia el Norte y 15 hacia el Sur es
de acantilados de diversas alturas, playas de arena y de canto rodado con restinga. En el golfo se

Estepa Patagónica
encuentran unas sesenta islas e islotes. Se encuentran congregaciones de petrel gigante común
(Macronectes giganteus) y es sitio de nidificación para el biguá (Phalacrocorax brasilianus) y el cor-
morán cuello negro (Phalacrocorax magellanicus). Se han registrado más 35 especies de aves acuáti-
cas, como la becasa de mar (Limosa haemastica), el chorlito doble collar (Charadrius falklandicus), el
playerito unicolor (Calidris bairdii) y el playerito rabadilla blanca (Calidris fuscicollis), el pato crestón
(Lophonetta specularioides), la gaviota cocinera (Larus dominicanus), la gaviota capucho café (Chroi-
cocephalus maculipennis), entre otras (Coconier, 2006).

Pulsos naturales
El pulso natural anual es estacional, con el reinicio de la actividad biológica en la primavera, con
el cese de las nevadas, el deshielo y el incremento de la temperatura.
Localmente se producen derrumbes de los bordes de las mesetas, especialmente en las zonas
costeras en que los acantilados son socavados por el oleaje marino.

Potencial natural de producción


Las actividades principales son la ganadería ovina y la extracción de petróleo.
La ganadería ovina es extensiva y se practica en grandes estancias. Según datos del Censo Agro-
pecuario (INDEC, 2002), en el departamento Deseado de Santa Cruz hay 311 estancias, cuyos ta-
maños van de 5000 a más de 40.000 ha. El 53 % de ellas tiene una extensión mayor de 15.000 ha;
el 10 % tiene más de 30.000 ha y el 12 % tiene menos de 7000 ha. En los departamentos Floren-
tino Ameghino y Escalante, de la provincia de Chubut hay 190 estancias en una extensión equiva-
lente a la mitad de Deseado, con tamaños de 1500 a más de 20.000 ha. El 51 % de las estancias
tienen más de 10.000 ha; el 35 % tienen más de 20.000 ha y el 22 % tiene entre 1500 y 5000 ha.
En Santa Cruz las estancias son de mayor tamaño pero están en menor cantidad que en estos dos
departamentos de Chubut. En Deseado hay sólo 64 ha implantadas y es con forrajeras perennes. En
los dos departamentos de Chubut hay 6 ha implantadas con cultivos perennes. En ambos territorios
la superficie implantada es insignificante en relación a la extensión de los departamentos. En San-
ta Cruz y Chubut hay 360.165 y 571.154 cabezas de ovino, contra 8482 y 4506 equinos; 2419 y
1210 bovinos; 1354 y 654 caprinos, respectivamente. También se crían porcinos, que al igual que
los caprinos podrían ser para consumo doméstico por la escasa cantidad.
La mayor parte del Complejo ha sido catalogada con desertificación en grados grave a medio (Ál-
varez, 2009), debido a la larga data de la cría de ovinos la cual fue introducida a fines del siglo XIX,
y al sobrepastoreo.
En una investigación realizada en tres zonas de Chubut, incluyendo tres estancias en el centro
del brazo Norte del Complejo Mesetas de San Jorge (Baldi et al., 2001), se determinó que las ove-
jas compiten con los guanacos por recursos forrajeros ya que el alimento preferido para ambos es
el mismo (Stipa spp y Poa spp). En los sitios en que ambas especies habitan juntas (simpatría) la
densidad de ovejas es 2 a 23 veces mayor que la de guanacos y en un sitio que es reserva natural

629
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

(Cabo Dos Bahías) y no hay ovejas, la densidad de guanacos era un orden de magnitud superior a
aquella de los sitios en que cohabita con la oveja. En un sitio en que los propietarios retiraron las
ovejas, la densidad de guanacos se duplicó al año siguiente, y en otro sitio en que se agregaron
las ovejas retiradas en el sitio anterior, la densidad de guanacos bajó a casi la mitad. Esto sugiere
que existe interacción competitiva entre las especies. También se encontró que las densidades de
guanaco se relacionaban negativamente con la disponibilidad de las especies más abundantes en
su dieta y con el grado de cobertura de la vegetación, mientras que la densidad de ovejas se aso-
ciaba positivamente a estas dos variables de la vegetación. En el sitio en que la densidad de ovejas,
Capítulo 15

la cobertura total de la vegetación y la cobertura de Stipa y Poa fueron las mayores en compara-
ción con los demás sitios, no se encontraron guanacos. Las ovejas se concentran en los sitios con
las mejores condiciones en cuanto a recursos alimenticios y desplazan a los guanacos; esto es, el
guanaco está en conflicto con la ganadería ovina en la estepa patagónica. Los autores no pudieron
discriminar el tipo de conflicto que puede ser directo por el uso del recurso forrajero o indirecto por
caza de guanaco y perturbación de su comportamiento por la actividad humana (Baldi et al., 2001).
Si consideramos que la cría de ovejas no es tan rentable como en el pasado, que la desertificación
la hace menos rentable aún y que el guanaco es una especie adaptada a las condiciones de la es-
tepa patagónica y no deteriora la vegetación ni por pisoteo ni por arrancar las plantas, habría que
estudiar la factibilidad ambiental y económica de diversificar la producción para incluir el guanaco
y otros camélidos. A lo mejor el escenario actual de la producción de lana brinda una oportunidad
para cambiar de estrategia. De hecho, algunos productores cuyas estancias se encuentran cercanas
a la costa del Golfo de San Jorge han manifestado su interés por desarrollar actividades de turismo
rural de avistaje de fauna (Coconier, 2006), probablemente para complementar sus ingresos o para
cambiar una actividad poco rentable por otra que parece ser más rentable.
La actividad petrolera se inició en 1907, cuando se perforó el primer pozo en las cercanías de Co-
modoro Rivadavia. Desde ese momento se han perforado más de 36.000 pozos de los cuales sólo
26 están fuera de la costa. La producción de gas y petróleo proviene de reservorios que se encuen-
tran entre los 200 y los 4500 m de profundidad, del Cretácico Inferior al Terciario Inferior (Barredo y
Stinko, 2010).
La mayor parte de los yacimientos se encuentra en Santa Cruz, atravesando el brazo Sur del Com-
plejo de Oeste a Este a aproximadamente los 46,6º Lat Sur. También hay yacimientos desde esa
latitud hacia el Sur a lo largo del límite Oeste del Complejo y en los alrededores de Comodoro Riva-
davia en la provincia de Chubut; en esa misma zona hay fondeaderos para naves de gran tamaño.
El transporte del petróleo extraído hacia las refinerías al Norte de la Patagonia se efectúa por vía
marítima y en los puertos de Comodoro Rivadavia, Caleta Córdova y Caleta Olivia, ubicadas dentro
del golfo, cargan y descargan hidrocarburos (Coconier, 2006).
El Complejo tiene un alto potencial natural eólico para la generación de electricidad. Sobre el
cerro Arenales a 17 km del centro de Comodoro Rivadavia y a 400 msnm, se encuentra el Parque
Eólico Antonio Morán. Su instalación comenzó en 1994 y terminó en 1997; tiene una potencia de
17,6 MW y es el más grande de Sudamérica. Existen otros dos parques eólicos, uno en Rada Tilly
con un molino y 0,5 MW de potencia instalada y otro en Pico Truncado, con 10 molinos y 2,4 MW
de potencia instalada.
El Complejo tiene un gran potencial turístico, atraído principalmente por las colonias de pingüi-
nos y lobos marinos en los sitios costeros. Por ejemplo, Punta Tombo recibe unos 60.000 turistas
nacionales y extranjeros anualmente.
Los paisajes costeros brindan oportunidades para la filmación y producción fotográfica comercia-
les. En Punta Tombo se permiten estas actividades previa solicitud de permisos y de ellas participan
principalmente medios extranjeros.

630
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Las colonias de aves y mamíferos tienen un alto potencial natural para la investigación científica
sobre comportamiento animal. El área protegida Punta Tombo recibe científicos nacionales e inter-
nacionales, quienes deben solicitar la correspondiente autorización a las autoridades competentes
de la provincia y ajustarse a la normativa vigente. En el golfo de San Jorge se desarrollan actividades
de investigación por parte del Centro Nacional Patagónico, Universidad Nacional de la Patagonia y
Wildlife Conservation Society (Coconier, 2006).
Las costas marinas y las islas brindan un conjunto de recursos que son aprovechados, como pro-
ductos de mar, el guano y las algas. Se han habilitado colonias marinas en puntos específicos para

Estepa Patagónica
la extracción de guano. La villa de Bahía Bustamante, llegó a contar con una población de 500
personas vinculadas a la industria alguera. Actualmente el número de habitantes de esta villa es
de aproximadamente 30 personas. Sobre las costas de la Bahía Melo ubicada en el extremo Nor-
te del Golfo de San Jorge, existen instalaciones y unas pocas viviendas que fueron utilizadas en el
pasado en actividades de extracción alguera y guanera. El golfo alberga varios puertos pesqueros.
Desde Camarones opera una flota langostinera y una flota pesquera de pequeña escala. El golfo de
San Jorge es uno de los principales caladeros para la pesca del langostino (Pleoticus muelleri). Unas
veinte embarcaciones pertenecientes a la flota fresquera de altura captura principalmente merluza
(Merluccious hubbsii). En el Norte del Golfo San Jorge se practican varias modalidades de pesca ar-
tesanal, como recolección en el intermareal, marisquería mediante buceo, pesca desde costa con
caña, líneas de pesca o red de cerco, pesca con caña desde embarcaciones y pesca con redes de
arrastre. La maricultura en el golfo de San Jorge es incipiente. Otros productos extraídos por los lu-
gareños son los huevos de gaviota cocinera (Larus dominicanus) y en forma esporádica y en menor
intensidad de pingüino patagónico (Spheniscus magellanicus) y quetros (Tachyeres spp), en sitios
puntuales (Coconier, 2006).
Todas las actividades que se desarrollan en la zona costera enfrentan conflictos, generalmente
entre el patrimonio natural y la producción económica. Por ejemplo, la pesca comercial con redes
produce muerte incidental de pingüinos y otras aves marinas; en los puertos petroleros la contami-
nación deteriora el hábitat de las colonias de aves y mamíferos, incluso en las áreas protegidas; el
intenso flujo turístico en algunos puntos puede afectar la reproducción y nidificación de las aves; el
crecimiento urbano y construcción de caminos y carreteras reduce las áreas de hábitat para aves y
mamíferos marinos, en las costas de Comodoro Rivadavia han desaparecido extensas áreas de ma-
rismas y playas; etc. Muchas de las actividades económicas que causan deterioro ambiental afectan
a otras actividades económicas, como el turismo basado en el avistaje de fauna. Existen ejemplos
que muestran que las distintas actividades pueden desarrollarse sin interferencias entre si, como el
de Punta Tombo en que las visitas controladas y restringidas hacen que el turismo y la reproducción
de las especies sean compatibles (Coconier, 2006). Se requiere un ordenamiento territorial am-
biental que permita el desarrollo de todas las actividades sin interferencias mutuas.

Protección de la naturaleza
● Reserva Natural Turística de Objetivo Específico Punta Tombo, creada en 1972 y establecida en
Septiembre de 1979, Decreto Provincial Nº 2870/72 y Ley Provincial 2161 (SIFAP, 2011).
● Reserva Faunística Provincial Cabo Dos Bahías creada en 1973, Resolución Ministerial Nº 537/73
(SIFAP, 2011).
● Reserva Natural Monte Loayza, Ley Provincial Nº 2737/04 (SIFAP, 2011).
● Reserva Natural Cabo Blanco, Decreto Provincial N° 1561/77 (SIFAP, 2011).
● Reserva Natural Turística-Unidad de Investigación Biológica Punta del Marqués, Ley Provincial
2580/85 (SIFAP, 2011).

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

● Parque Interjurisdiccional Marino Costero Patagonia Austral, creación aprobada en 2008.


● Reserva Natural Privada Cañadón Duraznillo, creada en 2008 mediante Convenio entre Golfo San
Jorge SA, propietaria de la Estancia La Madrugada, y la Fundación Hábitat y Desarrollo.
No todas las áreas protegidas tienen plan de manejo, guardaparques y controles.

Complejo Península de Valdés


Tipos esenciales de vegetación
Capítulo 15

La vegetación es estepa arbustiva en la meseta central y estepa graminosa en los cordones me-
danosos costeros.

Ubicación
Comprende toda la península de Valdés y el istmo Ameghino, en el extremo oriental del departa-
mento Biedma, de la provincia de Chubut. Su extensión es de 3956 km2.
Está en contacto con la Ecorregión Monte de Llanuras y Mesetas por el istmo.

Clima
El clima es árido frío y ventoso, aunque atemperado con respecto al del continente. La precipi-
tación media anual es, en promedio para todo el Complejo de 225 mm.
En el Complejo hay siete estaciones climatológicas con datos según SMN (2000), de las cuales cin-
co pertenecen a estancias; una en el istmo, 3 en el extremo Sudoeste y tres en el Sudeste. Todas re-
gistran datos de precipitación media anual con valores entre 182 y 268 mm. La estación con registro
más largo (65 años) se ubica en una estancia en el Sudoeste, cerca de la costa y registra una PMA de
229 mm. La estación Puerto Pirámides es la que registra menos PMA (182 mm), ubicada a sólo 4 km
de la anterior. Las tres estaciones ubicadas hacia el SE tienen PMA entre 224 y 251 mm (SMN, 2000).
Las precipitaciones decrecen desde las costas hacia el centro de la Península. Las lluvias mayores se
producen de Abril a Junio y se distribuye homogéneamente en los demás trimestres (Giaccardi, 1999).
Una de las estaciones, ubicada en el extremo SE del Complejo en la costa (Faro Punta Delgada)
registra datos de temperatura; las temperaturas media anual, máxima media y mínima media son
12,4; 17,3 y 8,5 °C, Los meses más fríos son Junio a Septiembre, con mínimas absolutas de -3,4
a -4,9 °C (SMN, 2000).
La velocidad del viento media es de 25 km/h y de Octubre a Febrero la media mensual se encuen-
tra por encima de la media anual. En invierno predominan los vientos del Oeste, en verano los del
Oeste y Sudoeste y en la transición primavera verano predominan los vientos del Noroeste, con una
gran amplitud diaria (Giaccardi, 1999).

Geología y geomorfología
La península de Valdés se originó como una cuenca aulacogénica; esto es, una cuenca que se
origina a partir de una fosa tectónica formada durante el proceso de ruptura de una placa. Cuando
una placa comienza a separarse en tres partes a partir de un punto caliente (hot spot) y una de las
líneas de separación aborta, se convierte en una fosa tectónica que da origen al aulacógeno. Estas
cuencas se disponen ortogonalmente a los márgenes de la placa pasiva (en este caso el borde con-
tinental que limita con el océano Atlántico) y hacia el interior del cratón. En el extremo austral de
Sudamérica el proceso de ruptura comenzó a manifestarse en el Triásico Superior-Jurásico Medio y
tuvo su clímax en el Jurásico Superior (Barredo y Stinko, 2010).

632
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Mientras que las placas Sudamericana y Africana se separaban, se comenzaba a rellenar la cuenca
de la península de Valdés. Hubo un sólo ciclo sedimentario marino en el Oligoceno-Mioceno, en el
que se depositaron capas que difieren en el tipo de sedimento durante la regresión marina, con po-
sibles pequeños ciclos de retroceso-avance, hasta la emersión final a fines del Mioceno. A partir del
Plioceno se depositaron los rodados patagónicos formados por procesos glacifluviales y fluviales y
cementados con carbonatos. Los depósitos más recientes fueron erosionados y actualmente queda
una planicie estructural estabilizada por dichas capas de rodados. Las mesetas tienen pendientes
suaves y terminan en la costa como acantilados o pronunciadas bajadas. La altitud máxima es 100

Estepa Patagónica
m y la red de drenaje es pobre y los cursos de agua drenan en pequeñas cuencas endorreicas, prin-
cipalmente en el sector central. En algunas zonas costeras las mesetas han sido sometidas a erosión
litoral regresiva y se han formado numerosos cañadones que fragmentan la superficie. Al Sur de la
península se encuentran playas arenosas y campos de dunas (Giaccardi, 1999).
La península está unida al continente por el istmo Carlos Ameghino, limitado al Norte por el Golfo
San José y al Sur por el Golfo Nuevo. El primero está encerrado por una prolongación de la península
en forma de espiga de orientación Este-Oeste y por el continente, con una abertura relativamente
pequeña, por lo cual las aguas en el interior son muy tranquilas. Hacia el Norte el Golfo San José
está conectado por la entrada al golfo San Matías. Las costas de la península son irregulares con
varios accidentes geográficos como pequeñas bahías y puntas. El accidente más destacable es la
caleta Valdés, que es una albúfera, de más 30 km de largo, en la costa NE, encerrada por una espiga
delgada de dirección N-S de 33 km y otra de pocos kilómetros de Sur a Norte, que al encontrarse
dejan una entrada de menos de 100 m en el extremo Sur de la caleta.
Las geoformas del Complejo son variadas. Además de los planos estructurales estabilizados, se
encuentran cordones litorales; playas restringidas a pequeñas bahías dentro de los golfos; méda-
nos, entre los cuales se encuentran barkanes; acantilados activos que comprenden la mayor exten-
sión de la costa, con pendientes verticales de hasta 50 m y afectados por procesos de remoción de
masa; plataformas de abración de olas; planicies de marea. En las planicies estructurales aparecen
bajos sin salida en cuyos centros se han desarrollado salares, como las Salinas Grande y Chica en el
Centro Sur de la península y el Gran Salitral en el centro Norte (Giaccardi, 1999).
En la caleta Valdés, costa oriental de la península, y en el golfo San José, al Norte del istmo, se
encuentran algunos islotes.

Patrones recurrentes
Según el mapa de las unidades de vegetación (León et al., 1998), el Complejo Península de Val-
dés está ocupado por el ecotono homónimo, que comprende una estepa de arbustos de 0,5 a 2
m de alto y 40-60 % de cobertura, formada por Chuquiraga avellanedae, C. histrix, Condalia micro-
phylla, Brachyclados megalanthus, Lycium chilense, Schinus polygamus, Prosopidastrum globosum y
Larrea nitida, las gramíneas Stipa tenuis, S. speciosa, S. longiglumis, Piptochaetium napostaense y
Poa ligularis, y las hierbas Hoffmannseggia spp, Paronychia chilensis, Daucus pusillus y Plantago pata-
gonica. En los cordones medanosos del Sur se desarrollan estepas graminosas densas (60-80 % de
cobertura) con Sporobulus rigens, Stipa tenuis, Panicum urvilleanum, Poa lanuginosa y Piptochaetium
napostaense y las latifoliadas Hyalis argentea y Chuquiraga avellanedae (León et al., 1998).
En un trabajo sobre caracteres fisonómicos y florísticos de la Península de Valdés (Bertiller et al.,
1980) se describieron 18 comunidades asociadas con la topografía, la ubicación geográfica en la
Península y el tipo de suelo. La fisonomía predominante en extensión es la estepa arbustiva-her-
bácea, de la cual se describen 2 comunidades; le siguen las estepas arbustivas (13 comunidades) y
finalmente las estepas herbáceas (3 comunidades) (Bertiller et al., 1980).

633
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

La comunidad más extensa es la estepa arbustiva-herbácea de Chuquiraga avellanedae y Stipa


tenuis, que se desarrolla en el nivel superior de la meseta en el centro de la península y el istmo.
Tiene tres estratos y una cobertura de 50 %. El estrato de mayor cobertura es el inferior gramino-
so formado por Stipa tenuis, Piptochaetium napostaense, Poa ligularis y Stipa longiglumis. Le sigue
el estrato superior de arbustos, con una cobertura apenas superior al graminoso, dominado por
Chuquiraga avellanedae y con Schinus johnstonii y Lycium chilense como acompañantes. El estrato
subarbustivo medio, dominado por Hoffmannseggia trifoliata acompañada por Paronychia chilensis
y Perezia recurvata, tiene una cobertura de 0 a 5 % (Bertiller et al., 1980).
Capítulo 15

La comunidad que sigue en extensión es la estepa arbustiva de Chuquiraga avellanedae y Condalia


microphylla, con dos estratos y cobertura entre 50 y 60 %. Se ubica en el nivel superior de la me-
seta en el centro Norte de la península como un gran parche inserto en la comunidad anterior. El
estrato superior arbustivo está dominado por Chuquiraga avellanedae, Condalia microphylla y Proso-
pidastrum globosum, acompañadas por Brachyclados megalanthus, Lycium chilense y Schinus johns-
tonii. El estrato graminoso está dominado por Stipa tenuis, S. speciosa y S. neaei acompañadas por
Piptochaetium napostense, Stipa longiglumis y Schismus barbatus (Bertiller et al., 1980).
Hacia el Este de la estepa arbustiva descrita en el párrafo anterior, también sobre el nivel superior
de la meseta, se desarrolla una estepa arbustiva de Chuquiraga avellanedae y Ch. erinacea de tres
estratos y con una cobertura de 60-80 %. En el estrato arbustivo dominan Chuquiraga avellanedae,
Ch. erinacea, Lycium chilense y Condalia microphylla, acompañadas por Prosopidastrum globosum y
Schinus johnstonii. En el subestrato arbustivo dominan Paronychia chilensis y Hoffmannseggia trifo-
liata, las acompañantes son Baccharis darwinii y Perezia recurvata. En el estrato herbáceo domina
Stipa tenuis, S. neaei, S. speciosa y Plantago patagonica acompañadas por Stipa humilis, Schismus
barbatus, Poa ligularis, Vulpia megalura y Piptochaetium napostaense (Bertiller et al., 1980).
Rodeando las salinas Grandes y Gran Salitral, en las depresiones y sobre las mesetas aparece la
estepa arbustiva de Chuquiraga hystrix y Ch. avellanedae, de tres estratos y cobertura entre 60-
80 %. En el estrato arbustivo, formado por dos subestratos, dominan Chuquiraga avellanedae, Bra-
chycladus megalanthus, Chuquiraga hystrix y Lycium chilense, acompañadas por Schinus johnstonii y
Condalia microphylla. El estrato subarbustivo está dominado por Hoffmannseggia trifoliata y Baccha-
ris darwinii y las acompañantes son Perezia recurvata, Tetraglochin caespitoum y Acantholippia seri-
phioides. El estrato herbáceo está dominado por Stipa tenuis, Piptochaetium napotaense, Stipa spe-
ciosa y S. humilis, con S. neaei, Poa ligularis, Daucus pusillus, Schismus barbatus y Bromus unioloides
como acompañante (Bertiller et al., 1980).
Estas cuatro comunidades ocupan aproximadamente dos tercios de la península en el sector sep-
tentrional. El tercio austral de la península está ocupado por las estepas herbáceas, de las cuales las
más extensas son la de Sporobolus rigens y Stipa tenuis sobre los cordones medanosos y la de Pip-
tochaetium napostaense, Stipa tenuis y Plantago patagonica ubicada entre los cordones medanosos.
La estepa herbácea de Sporobolus rigens y Stipa tenuis tiene una cobertura 70-80 % y dos estratos,
de los cuales el herbáceo es el más denso y está formado por las especies mencionadas como do-
minantes y las acompañantes Piptochaetium napostaense, Panicum urvilleanum y Poa lanuginosa. La
estepa herbácea de Piptochaetium napostaense, Stipa tenuis y Plantago patagonica tiene 60-70 % de
cobertura y tres estratos, con un estrato herbáceo denso formado por las tres especies que le dan el
nombre como dominantes y Bromus unioloides como acompañante; el estrato subarbustivo es el me-
nos denso y está dominado por Paronychia chilensis y Hoffmannseggia trifoliata acompañadas por Bac-
charis melanopotamica y Tetraglochin caespitosum y el arbustivo dominado por Chuquiraga avellane-
dae acompañada por Schinus polygamus, Lycium chilense y Discaria americana (Bertiller et al., 1980).
La estepa arbustiva de mayor cobertura de la península es la de Hyalis argentea, asociada a la es-
tepa herbácea de Sporobolus rigens y Stipa tenuis, en los cordones medanosos. Tiene una cobertura

634
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

de 70 %, con un estrato arbustivo denso formado por Hyalis argentea, un estrato subarbustivo ralo
de Acanholippia seriphioides y un estrato herbáceo ralo de Schismus barbatus y Poa lanuginosa. Las
demás comunidades ocupan pequeñas extensiones en sitios particulares como la estepa herbácea
de Stipa tenuis, S. longiglumis y Chuquiraga avellanedae, la comunidad más densa de la penínsu-
la con 85 % de cobertura ubicada en las terrazas marinas de la caleta Valdés; y otras que cubren
angostas franjas costeras, los flancos de las mesetas o médanos costeros (Bertiller et al., 1980).
Los humedales costeros de la península son de gran importancia para la reproducción de varias
especies de aves marinas coloniales, tal es el caso del pingüino de Magallanes (Spheniscus mage-

Estepa Patagónica
llanicus), cormoranes y gaviotas (Blanco, 1999). En el área de Península Valdés se han registrado
181 especies de aves, 108 terrestres y 73 marinas y costeras. De estas, 93 reproducen en el área
protegida. Existen al menos cuatro sitios de reabastecimiento o de parada de aves playeras mi-
gratorias entre las que se encuentran el playero rojizo (Calidris canutus rufa), el playerito rabadilla
blanca (Calidris fuscicollis) y en el playerito blanco (C. alba) y la becasa de mar (Limosa haemastica).
Regularmente se avistan el flamenco austral (Phoenicopterus chilensis), los petreles gigante común
(Macronectes giganteus), barba blanca (Procellaria aequinoctialis) y gigante oscuro (Macronectes ha-
lli) y el albatros ceja negra (Thalassarche melanophris) (Coconier, 2006).

Pulsos naturales
El pulso natural desencadenado por el incremento de la temperatura en primavera desencadena
la actividad biológica, en presencia de agua disponible.
En este Complejo, se espera un período seco de dos años cada 10 años, según modelos de cam-
bio climático (Giaccardi, 1999).
Los acantilados costeros sufren el socavamiento de las partes bajas de su paredes y el derrumba-
miento de los bordes de las mesetas.

Potencial natural de producción


En toda la península de Valdés se encuentran depósitos arqueológicos de superficie con artefactos
líticos, principalmente puntas de flecha, dardos, morteros, placas grabadas, boleadoras, etc. Los re-
gistros arqueológicos muestran que la Península Valdés fue habitada por cazadores recolectores hace
4800 años. Aparentemente vivían en la costa y obtenían agua dulce de las cuencas endorreicas inte-
riores. Al igual que en otras zonas patagónicas los cazadores recolectores se alimentaban de guanacos,
moluscos, lobos marinos, peces y aves. La presencia de guijarros tallados con escotaduras, que po-
drían haber funcionado como pesas de líneas de red, y de anzuelos de madera, sugiere que también
se dedicaban a la pesca. Los materiales líticos hallados son autóctonos de la meseta. Otro recurso
utilizado para los instrumentos y adornos eran las conchillas y valvas, los huesos largos de guanaco y
de aves. Los instrumentos de molienda sugieren que la alimentación incluía plantas (Giaccardi, 1999).
Los ovinos fueron introducidos en 1897 en una majada de unas 800 cabezas, y desde entonces
la cría de ganado ovino, principalmente para lana es la actividad principal. Se practica en grandes
estancias a base de pastoreo de las estepas nativas. A consecuencia de un uso tan prolongado mu-
chas zonas presentan un alto grado de desertificación (Escobar, 1997) y en una alta proporción de
los campos se ha producido extirpación de las especies palatables.
En todo el departamento Biedma, del cual la Península ocupa el 31 % de su superficie, hay 119
estancias con una superficie total de 1.185.525 ha. El 66 % tiene más de 5000 ha y sólo el 5 % tie-
ne más de 20.000 ha. No existen los cultivos implantados. Sólo 14 estancias tienen ganado bovi-
no, con un total de 973 cabezas. Las estancias con cría de ovinos son 116 con un total de 275.753
cabezas; y en 117 estancias hay un total de 1390 equinos (INDEC, 2002).

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

Otra actividad importante es el turismo. Por año llegan a la península alrededor de 180.000 tu-
ristas mayormente para avistar las especies marinas. otras actividades turísticas y de recreación la
navegación, el buceo, pesca deportiva y el turismo rural (Coconier, 2006). Al menos dos estancias
en la costa oriental de la península tienen infraestructura turística y facilidades para el avistaje de
pingüinos y lobos marinos y organizan excursiones a sitios de interés y museos, caminatas y safaris
fotográficos. La península es famosa internacionalmente por la posibilidad de avistaje de la ballena
franca. En la costa Sudeste de la Península, en una estancia dedicada a la ganadería ovina, con in-
fraestructura turísticas en estado de abandono, se planifica la instalación de miradores para el avis-
Capítulo 15

taje de colonias de lobos marinos y la observación del paisaje circundante (Videla y Cano, 2008).
En el área se desarrolla una importante pesquería artesanal, incluyendo la extracción submareal y
marisquería de costa de bivalvos y la pesca de peces con red de costa. El Complejo tiene potencial
escénico para la fotografía y filmación comerciales, especialmente extranjeras. Para realizar esta
actividad las empresas deben solicitar permisos, pagar un canon y respetar la normativa específica.
Muchos investigadores nacionales y extranjeros acuden al área para realizar investigaciones so-
bre la fauna, el comportamiento de las especies y las colonias. Esta es una actividad normada que
requiere la solicitud de un permiso, el pago de un canon y el cumplimiento de normas específicas.
Otras actividades son la extracción de áridos y sal, venta de artesanías.
La península de Valdés tiene un alto potencial paleontológico. Desde 1989 Centro Nacional Pata-
gónico (Puerto Madryn) hace relevamientos que han resultado en hallazgos importantes de fósiles
de vertebrados e invertebrados y se ha incrementado el concocimiento de aves, mamíferos y peces
marinos del Terciario Superior, así como de vertebrados continentales. Estos estudios permiten co-
nocer la biodiversidad existente en la prehistoria, que muchas veces no tiene relación directa con
las especies que habitan la península actualmente. Estos estudios también profundizan los conoci-
mientos sobre los cambios climáticos ocurridos durante el Holoceno (Giaccardi, 1999)

Protección de la naturaleza
● Reserva natural turística Isla de los Pájaros, Ley Provincial Nº 697/67 (SIFAP, 2011).
● Reserva natural turística Punta Norte, Ley Provincial Nº 697/67 (SIFAP, 2011).
● Reserva Natural turística Punta Pirámides, Resolución Ministerial Nº 9/74 (SIFAP, 2011).
● Reserva natural turística Punta Delgada, Ley Provincial Nº 2161/83 (SIFAP, 2011).
● Reserva natural turística Caleta Valdés, Ley Provincial Nº 2161/83 (SIFAP, 2011).
● Reserva Provincial Península de Valdés, Ley Provincial Nº 2161/83, con la integración a la misma
de Isla de los Pájaros, Punta Norte, Punta Pirámide, Caleta Valdés y Punta Delgada (SIFAP, 2011).
● La Reserva Provincial Península de Valdés fue declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por
la UNESCO en 1999. En el año 2001 se crea con nuevos límites y se aprueba su Plan de Manejo
(Ley Provincial Nº 4722) (http://www.patrimonionatural.com).
● Reserva Natural Privada San Lorenzo (estancia San Lorenzo), creada en 1999 mediante convenio
con la Provinca de Chubut bajo la figura de Custodio Rural (http://www.patrimonionatural.com).

SUBREGIÓN TIERRA DEL FUEGO E ISLAS DEL ATLÁNTICO SUR


Complejo Mesetas Fueguinas
Tipos esenciales de vegetación
La vegetación predominante es la estepa graminosa húmeda de Festuca gracillima con Empetrum
rubrum. Al Sur del Complejo, en el ecotono con el bosque patagónico, aparecen parches de bosque
de ñire (Nothofagus antarctica) en la matriz de estepa.

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Ubicación
Se encuentra en los dos tercios meridionales de la isla de la provincia de Tierra del Fuego, y ocupa
casi totalmente el departamento Río Grande.
Limita al Norte con el Estrecho de Magallanes, al Oeste con la república de Chile, al Este con el
Océano Atlántico y al Sur con el Complejo Bosques Patagónicos.
Tiene una extensión de 5513 km2.

Clima

Estepa Patagónica
El clima es templado frío con variante semiárido de meseta.
En el Complejo hay una estación climatológica, ubicada en el Centro Sur del Complejo, que regis-
tra desde Julio de 1994 a Septiembre de 1997 y en el 2008 tomó datos sólo en el mes de Abril. Los
datos son fragmentados e incompletos y se obtuvieron de TuTiempo.net. Sólo dan una idea aproxi-
mada de las características del clima. De Julio a Diciembre de 1994, las temperaturas media, máxima
media y mínima media fueron 3,8; 8,5 y -0,9 °C, respectivamente. En el mismo período la precipi-
tación total (incluye agua y nieve) fue 145 mm, las velocidades del viento media y máxima sostenida
fueron 7,7 y 16,5 km/hora, respectivamente. En el período 1995-1996, las temperaturas media,
máxima media y mínima media fueron 5,1; 9,5 y -0,3 °C, respectivamente; la precipitación media
anual fue 652 mm y las velocidades del viento media y máxima sostenida fueron 7,8 y 15,3 km/hora,
respectivamente. De Febrero a Septiembre de 1997, las temperaturas media, máxima media y míni-
ma media fueron 3,3; 7,4 y -1,9 °C, respectivamente; la precipitación media anual fue 385,6 mm y
las velocidades del viento media y máxima sostenida fueron 6,9 y 14,1 km/hora, respectivamente.
Estos datos deben ser tomados con cautela porque las lecturas diarias pueden haber sido también
fragmentadas en cuyo caso los errores en la precipitación mensual y anual serían muy grandes.
La estación meteorológica más cercana a Tolhuin es la de Río Grande, que se encuentra unos 78 km
al Norte y sobre la costa. Esta estación, con datos para los períodos 1941-1950 y 1971-1990, re-
gistra una PMA de 349,8 mm con una distribución relativamente homogénea a lo largo del año; una
TMA de 5,3 °C, una temperatura mínima absoluta de de -22 °C en Julio y una máxima media de 9,8 °C
(SMN, 2000).

Geología y geomorfología
Tierra del Fuego se ubica sobre el extremo Sur de la Cuenca Austral o de Magallanes, cuyas ca-
racterísticas y evolución fueron descritas en el acápite Complejo Mesetas Surpatagónicas. La isla se
ubica en el límite entre la placa Sudamericana al Norte y la de Scotia al Sur, el cual está marcado
por el sistema de fallas Magallanes-Fagnano. La falla Magallanes, la principal del sistema, divide la
isla en dos bloques continentales, el austral, sobre el cual se encuentran los Andes, corresponde a
la placa de Scotia, y la septentrional, sobre la cual están las mesetas patagónicas estabilizadas, está
sobre la placa Sudamericana. La falla, que recorre de E a O la isla a la latitud del lago Fagnano, es el
mayor segmento continental del borde de las placas de Scotia y Sudamericana. Es una falla activa
cuyo movimiento relativo se ha estimado en 6,5 mm/año, corresponde a un proceso de acomodo
que está ocurriendo a lo largo de la falla (Buffoni et al., 2009).
Los depósitos de la cuenca austral son sedimentos del Terciario y depósitos glaciarios del Pleis-
toceno. La isla estuvo sometida a varias glaciaciones y transgresiones marinas que modelaron el
terreno y las costas.
Predominan las mesetas, terrazas aluviales y otras estructuras de modelado fluvial y glacial. El re-
lieve es más accidentado que en las mesetas de la Subregión Central, presentando una sucesión de

637
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

colinas y valles de modelado glacial. Las geoformas comprenden un paisaje colinado u ondulado for-
mado por morrenas, cuestas y playas de rocas Terciarias y planicies y valles de origen glacial. Las me-
setas se escalonan hacia los tributarios del río Grande, que cortan la planicie de Sur a Norte, como
los ríos MacLennan y de La Turba, o de SO-NE, como el río Bella Vista. Estos cursos son alóctonos
y se originan en la cordillera fueguina (Ecorregión Bosques Patagónicos). Los ríos autóctonos corren
de Oeste a Este y desembocan en el Atlántico, tal como los ríos permanentes Ewan y San Martín y el
río temporal Ladrillero. El lago Chepelmut se encuentra en el borde austral y hay numerosas lagunas
permanentes, especialmente hacia el Este (Fuego, de Chaipot, de Hantuk, Esperanza, etc).
Capítulo 15

Patrones recurrentes
El Complejo tiene todas las características de un ecotono, en que la vegetación va cambiando
hacia el Sur. Hacia el Norte predominan las estepas graminosas de Festuca gracillima con Empetrum
rubrum, pero hacia el Sudeste empiezan a aparecer bosques xerófilos de ñire (Nothofagus antarcti-
ca), en parches sobre la matriz de estepa de F. gracillima. Esto indica un patrón recurrente a escala
grande que depende de la altitud y del efecto sobre el clima local y la disponibilidad de agua de una
cordillera de dirección Oeste-Este.
A escala menor, la distribución de las comunidades se asocia a las características de los suelos,
especialmente su pH. En los suelos ácidos con alto contenido de materia orgánica de las mesetas
muy expuestas se encuentran murtillares de Empetrum rubrum mientras que las estepas graminosas
indican suelos saturados y neutros (Collantes et al., 1999).
Se han descripto ocho comunidades en el Norte de Tierra del Fuego, que comprende gran parte
del Complejo Mesetas Fueguinas (Collantes et al., 1999).
En primer lugar se separan las comunidades con Empetrum de aquellas en que predominan las
gramíneas. Las primeras se distribuyen en todo el área de estudio excepto en rocas Terciarias. Las
cuatro comunidades con Empetrum se encuentran en el Complejo Mesetas Fueguinas. Las dos co-
munidades con alta cobertura de Empetrum se encuentran en terrenos planos muy expuestos al
viento, principamente en planicies y valles glaciarios y en morrenas erosionadas. El arbustal postra-
do de Empetrum está dominado por arbustos en cojín de Empetrum rubrum, con pocas gramíneas
dispersas entre las que pueden encontrarse Festuca spp, Deschampsia flexuosa y Trisetum spicatum.
El arbusto acompañante Chiliotrichium sp se encuentra muy disperso o ausente. Hay muchas es-
pecies de líquenes. Esta comunidad crece en suelos infértiles con abundante mantillo, bajo pH y
bajo contenido de calcio. El murtillar pastizal, formado por Empetrum, tiene un estrato abierto de
24 cm de altura de Festuca y un estrato abierto de 50 cm de altura de Chilotrichium. Las gramíneas
son escasas y la única que aparece en la mayoría de los sitios es Deschampsia flexuosa. Los suelos
son pobres pero menos que en la comunidad anterior. Las comunidades con coberturas medias de
Empetrum se encuentran en relieves Cuaternarios quebrados, como morrenas o cuestas. Se desta-
can dos comunidades: arbustal de Chiliotrichum con Empetrum y el pastizal de Festuca y Empetrum.
La primera es un arbustal denso de 60 % de altura, con herbáceas típicas de los bosques fueguinos
(Galium aparine y Osmorhiza chilensis) y gramíneas (Elymus agropyroides y Agropyrum fueguianum).
Es la comunidad más rica encontrada en el área de estudio y crece en suelos de fertilidad media. Se
encuentran presentes Perezia pilifera, Senecio magellanicus, Baccharis magellanica, Acaena magella-
nica, Poa rigidifolia, entre otras. El pastizal de Festuca y Empetrum, también en suelos de fertilidad
media, presenta un estrato de Festuca de 30 cm de alto y otro bajo de arbustos enanos, gramíneas
(Deschampsia flexuosa, Hierochlöe usilla, Poa ridigifolia) y herbáceas (Gnetianella magellanica, Se-
necio magellanicus, Primula magellanica, Ranunculus peduncularis, Perezia pilifera), los arbustos de
Chiliotrichum pueden formar un estrato superior (Collantes et al., 1999).

638
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Las comunidades sin Empetrum se desarrollan en suelos eutróficos y se asocian a rocas Terciarias.
De este conjunto se encuentran solo una comunidad en el Complejo Mesetas Patagónicas y es el
pastizal de Festuca-Poa, de 30 cm de alto rico en gramíneas y herbáceas latifoliadas; en algunos
sitios crecen de la gramíneas altas y aparecen como pastizales bajos. Las herbáceas son Galium an-
tarticum, Viola maculata y Armeria maritima. Son ricas en especies y crecen en suelos con mucha
materia orgánica y alto contenido de calcio (Collantes et al., 1999).
Los bosques de ñire de los parches del ecotono son bajos (5-6 m), abiertos, con árboles de tron-
cos retorcidos, por lo cual a veces se los designa como monte. Los árboles portan bastante Usnea sp

Estepa Patagónica
como epífita. El estrato arbustivo tiene Chiliotrichium diffusum y Berberis buxifolia y en el herbáceo hay
Poa patagonica, Poa pratensis, Bromus catharticus, Gallium aparine, Taraxacum officinale, entre otras.
Hacia el Sur, las vegas se hacen más húmedas y se convierten en turberas.
En el Complejo, hacia el Sur, se encuentra vegas anegadas en forma permanente y con presencia
de turba en el perfil del suelo, con pH superficial de 5 a 6. La comunidad está dominada por espe-
cies de Carex (C. canescens, C. magellanica, C. atropicta), Deyeuxia poaeoides y Alopecurus magella-
nicus. Estas vegas son accesibles al ganado sólo en verano (Collantes y Faggi, 1999).

Pulsos naturales
El inicio del pulso natural anual se manifiesta con el deshielo en el incremento de la actividad bioló-
gica, especialmente en las vegas y otros humedales que se convierten en hábitat para la alimentación
de fauna silvestre y ganado doméstico.
El escenario geotectónico de la isla Grande de Tierra del Fuego, ubicada sobre el límite entre dos
placas continentales, la convierte en una zona sísmica, como lo muestran los eventos ocurridos
desde 1879. Se conocen registros de movimientos de tierra de los años 1929, 1930, 1944, 1949,
1970 y precursores y réplicas del evento de gran magnitud ocurrido el 17 de Diciembre de 1949.
Tierra del Fuego tiene en la actualidad cuatro estaciones sismológicas a cargo del personal de la
Estación Astronómica de Río Grande, y se dispone de los datos de una quinta estación dependiente
de la Comisión Preparatoria para la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los En-
sayos Nucleares. Un estudio de los datos obtenidos de las estaciones para el período (1-1-2007 a
31-12-2007) mostró la localización de 185 eventos en toda la isla y en el mar. Pocos eventos se
ubican en los alrededores del Lago Fagnano. Los resultados muestran que la zona está activa en
la actualidad con la manifestación de sismos de baja a mediana magnitud (Buffoni et al., 2009).

Potencial natural de producción


Las evidencias arqueológicas sugieren que desde finales del Pleistoceno las mesetas de Tierra del
Fuego fueron ocupadas por cazadores recolectores nómades, cuando la isla estaba aún unida al
continente ya que el estrecho de Magallanes se formó hacia el 9000 AP (Miotti y Salemme, 2003).
Estos cazadores recolectores tenían una tecnología relativamente sencilla y se alimentaban prefe-
rentemente de guanaco. No existen suficientes registros como para describir el proceso de ocu-
pación del espacio y determinar si el poblamiento responde a un proceso de dispersión o de vica-
rianza (Borrero, 1990). En el Complejo que nos ocupa no se han detectado hasta el presente sitios
arqueológicos del Holoceno temprano o medio.
La actividad productiva principal es la ganadería ovina extensiva a base de vegetación natural en
grandes estancias, pero no tan grandes como en la Patagonia continental. El Complejo Mesetas
Fueguinas ocupa el 46 % del departamento Rio Grande en el cual, segun el censo agropecuario del
2002 había 65 estancias que ocupaban el 90 % del territorio departamental (INDEC, 2002). El ta-
maño máximo de las estancias es 15.000 ha; el 29 % de las estancias tienen menos de 5000 ha;

639
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

el 32 % tiene extensiones entre 5 y 15.000 ha y el 15 % de las estancias son mayores a 30.000 ha.
Sólo hay 192 ha con cultivos implantados, de los cuales 114 son forrajeras anuales, cifra insignifi-
cante en un territoio tan extenso. La ganadería ovina es la actividad principal, con 46 estancias y
522.079 cabezas; 50 estancias tienen cría de bovinos pero reúnen sólo 24.052 cabezas. Los por-
cinos probablemente son para uso local por su escasa cantidad y los equinos son para las áreas ru-
rales ya que están presentes en 55 estancias con 2594 cabezas; una estancia tiene 46 camélidos
(INDEC, 2002).
En el borde Sur del Complejo se practican actividades silviculturales y existe al menos un aserra-
Capítulo 15

dero.
El Complejo tiene potencial turístico pero todos los sitios actualmente explotados están en los
Complejos vecinos, mayormente en los bosques andinos. Dentro del Complejo no hay ciudades
importantes, la ciudad más cercana el Tolhuin, ubicada en la Ecorregión Bosques Patagónicos a 7
km en línea recta del límite Sur del Complejo. Existe una carretera que une Río Grande con Ushuaia
pasando por Tolhuin, donde se puede pernoctar. Desde esta ciudad se realizan excursiones a las
estancias, tours de pesca, caminatas, es probable que alguna de estas actividades se realicen en
el Complejo.

Protección de la naturaleza
No existen áreas protegidas en este Complejo.

Complejo Islas del Atlántico Sur


Tipos esenciales de vegetación
Los tipos dominantes de vegetación son los pastizales, los matorrales, la tundra y humedales,
incluyento turberas.

Ubicación
Comprende el departamento Islas del Atlántico Sur de la provincia Tierra del Fuego, formado por
la Isla de Los Estados, las islas Malvinas y los archipiélagos de Antillas del Sur. La Isla de los Estados
se encuentra en la Ecorregión Bosques Patagónicos puesto que es una prolongación de la cordillera
de Los Andes y su vegetación es de bosques y será tratada en el capítulo correspondiente.
Las Islas del Atlántico Sur son aquellas que se encuentran al Norte del paralelo 60º Lat Sur. Com-
prenden tres archipiélagos: Islas Aurora, Islas Georgias del Sur y Rocas Cormorán, Roca Negra, e
Islas Sandwich del Sur. No se tratarán acá las islas ubicadas al Sur del paralelo 60º Lat Sur, la Islas
Antárticas, que se encuentran bajo la normativa del Tratado Antártico. Las Islas Malvinas no per-
tenecen a las Islas del Atlántico Sur desde el punto de vista geodésico, ni por su origen geológico,
pero para Argentina forman parte de la división política al nivel de departamento y así serán tra-
tadas en este capítulo. También forman parte del departamento las Orcadas del Sur, que son islas
antárticas y no se tratarán en este capítulo.
La superficie total de las islas incluidas en este Complejo es de 16.339 km2.
Si bien la soberanía de las islas del departamento Islas del Atlántico Sur es reivindicada por Ar-
gentina, todas son administradas por el Reino Unido de Gran Bretaña. La información sobre estas
islas, en todos los campos tratados en los Complejos de Ecosistemas en este libro, proviene de bi-
bliografía extranjera y de trabajos realizados por extranjeros. En los relatos históricos pude compro-
bar que la versión de Gran Bretaña no coincide en los puntos esenciales con la de Argentina. Es de
esperar que en los demás temas exista objetividad.

640
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

Clima
El clima de las islas Malvinas es frío templado oceánico dominado por los vientos del Oeste. Las
temperaturas máxima y mínima medias anuales son 10 y 3 °C, respectivamente. Las temperaturas
medias mensuales de invierno (Junio-Julio) y verano (Enero-Febrero) son de alrededor de 2 y 9 °C,
respectivamente. La dirección dominante del viento es un amplio arco desde SS-O a NN-O y no exis-
te una variación estacional significativa en la dirección del viento, que es fuerte muy frecuentemente
durante todo el año. En Puerto Argentino (Stanley), la velocidad media del viento es 29,63 km/h.
Los vientos más fuertes, de 63 km/h soplan entre el 5 y el 8 % del tiempo en los meses Septiembre a

Estepa Patagónica
Mayo y el 12 % del tiempo de Junio a Agosto. La precipitación media anual es baja porque las islas es-
tán a sotavento del continente, sólo las de las costas orientales de las islas principales tienden a tener
mayor precipitación. En Puerto Argentino y Puerto Mitre (Port Howard), la precipitación media anual
es de alrededor de 630 mm, mientras que en las islas occidentales es inferior, como por ejemplo,
en la Isla Remolinos (West Point Island) la precipitación media anual es 430 mm. Las precipitaciones
medias mensuales varían entre un máximo de 71 y 69 mm en Diciembre y Enero, respectivamente, a
un mínimo de 37 y 38 mm en Septiembre y Octubre, respectivamente. A pesar del clima semiárido,
los suelos en grandes áreas permanecen húmedos una gran parte del año por el efecto combinado del
relieve suave y suelos impermeables. Se ha detectado que desde 1923 a 1981 existe una tendencia
al incremento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones (Otley et al., 2008). Durante
todo el año puede haber escarcha en la superficie del suelo (McAdam y Broughton, 2011).
El clima de las Georgias del Sur es frío oceánico y muy riguroso, con escasa amplitud térmica
anual. La temperatura es inferior a 10 °C casi siempre. La temperatura máxima diaria es 0 °C en
invierno (Agosto) y 8 °C en verano (Enero). Las temperaturas mínimas de invierno son en general
de -5 °C y raramente son inferiores a -10 °C. Las precipitaciones anuales son de 1500 mm, la ma-
yoría en forma de nieve o agua nieve, y se concentran en el período de Mayo a Agosto. El límite
altitudinal de las nieves eternas se encuentra a los 300 m. La velocidad media de los vientos es de
18 km/h, la mitad que en las Malvinas (Richards y Tickell, 1968) y pueden desarrollarse ráfagas de
viento de más de 185 km/h con el pasaje de sistemas eólicos frontales (Poncet, 2006). El clima es
menos severo a sotavento (al Este) que a barlovento (Oeste). En la Isla de San Pedro suelen encallar
los icebergs que se desprenden de la Antártida. En el Este las temperaturas de verano ocasional-
mente llegan a 20-26 °C a causa de los vientos descendentes por la vertiente oriental de las mon-
tañas. En el occidente la temperatura máxima registrada es de 19,5 °C y las temperaturas mínimas
absolutas varían entre -11,4 a -18,9 °C.
El clima de las Islas Sandwich del Sur es mucho más frío que el de las Georgias, ya que se en-
cuentran mucho más al Sur. Las temperaturas extremas registradas en el extremo Sur (Islas Thule)
van de -29,8 °C a 17 °C.
Cabe señalar que en todas las islas hay estaciones climatológicas pero los datos disponibles son
muy incompletos, con muchos días y hasta meses sin registros. En la islas Sandwich del Sur, que
están deshabitadas, las estaciones climatológicas son automáticas.

Geología y geomorfología
Las Islas Malvinas descansan sobre un bloque de corteza que actualmente forma parte de la placa
Sudamericana. Estas islas estaban unidas a Sudáfrica a lo largo de la margen de Gondwana, por eso
la geología de las Malvinas es muy parecida a la del Sudoeste de Sudáfrica. Cuando Gondwana se
desplazó hacia el Norte y se separaron las placas dando lugar al océano Atlántico, el bloque de las
Malvinas se separó, luego rotó y se desplazó hacia Sudamérica, hasta que se asentó en el borde de
la plataforma Patagónica (Thompson, 1998; Storey et al., 2000; Otley et al., 2008).

641
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

El archipiélago de las Islas Malvinas, que reúne 782 islas, tiene un relieve suave, colinado; el ce-
rro más elevado, Pico Alberdi (Mount Usborne) en la Isla Soledad (East Falkland) tiene 705 m de
altitud (McAdam y Broughton, 2011). Se encuentran numerosos cuerpos de agua de varios tipos
(Weller, 1975), en general someros (menos de 2 m de profundidad), especialmente numerosas en
tierras bajas con turberas. Los materiales en los que se asientan los cuerpos de agua determinan
las características de las mismas. Las lagunas de turberas tienen aguas ácidas (pH 4-5,3); las la-
gunas con fondos arenosos tienen un pH de 6, son menos turbias y más productivas y aquellas con
fondos arcillosos tiene aguas turbias grises. Muchas de las lagunas carecen de influjos y eflujos y
Capítulo 15

son alimentadas por aguas subterráneas. Los dos cuerpos de agua más profundos se originaron por
modelado glacial (Otley et al., 2008).
Los archipiélagos Islas Georgias del Sur e Islas Sandwich del Sur, así como todas las islas que for-
man parte de las Antillas del Sur (las que están al Norte de los 60º Lat Sur), tienen un origen dis-
tinto al de las islas Malvinas. Son islas subantárticas de origen volcánico, que corresponden a áreas
emergidas de la continuación de Los Andes sobre la dorsal Scotia, que es submarina (Daziel et al.,
2011). Todas las islas, por lo tanto, son montañosas y de costas con relieves de origen glaciar, con
numerosos fiordos, de la mayoría de los cuales desembocan glaciares actualmente en regresión.
Durante el largo verano presentan sectores despejados de nieve. Las islas Georgias del Sur tienen
unos 11 cerros que sobrepasan los 2000 m de altitud, siendo la mayor elevación el monte Paget de
2934 m, en el centro Este de la isla San Pedro. Las laderas de los cerros están modeladas con pro-
fundos cañadones que albergan glaciares. El 58 % del territorio se encontraba cubierto de hielo en
la década de 1960; las áreas libres de hielo estaban restringidas a las costas nororientales. Un ma-
peo geomorfológico permitió descubrir que en las áreas libres de hielo había glaciares de escombro
(Birnie y Thom, 1982). Los cuerpos de agua, mucho menos numerosos que en las islas Malvinas,
son producto del modelado glacial y parecen estar en crecimiento por la retracción de los glaciares
(Weller, 1975). Las islas Sandwich del Sur forman un arco de unos 560 km en dirección Norte Sur,
con tres islas centrales más extensas que las distales. En el mismo arco hay otros archipiélagos. El
cerro más alto del archipiélago es el Monte Belinda, de 1370 m, en la Isla Jorge (Montagu Island)
y le sigue el Monte Darnley de 1100 m en la Isla Blanco (Bristol Island). Hay algunos volcanes acti-
vos y al Noroeste de la isla Zavodovski (archipiélago Traverse) en el extremo Norte del arco hay un
volcán submarino.
En las islas Malvinas, los suelos son en general pobres, ácidos (pH 4-5), deficientes en calcio,
fosfato y nitrógeno y con mucha materia orgánica sin descomponer o turbosos. Son suelos pod-
sólicos con un perfil formado por una capa de turba de 38 cm sobre un horizonte lavado de 10 a
15 cm, un epipedón ferroso de 1-2 cm y por debajo de todas estos horizontes, un subsuelo arci-
llo-limoso compactado y mal drenado. En las tierras más húmedas los suelos son más fértiles ya
sea por escorrentía desde depósitos minerales, por los aportes del guano de las aves o por aportes
de áreas vecinas en que pastorea el ganado. Las cimas de los cerros presentan suelos arcillosos y
pedregosos (Otley et al., 2008). En las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur los suelos son ro-
cosos o pedregosos, turbosos y ácidos y permanecen congelados gran parte del año, excepto en
sitios reparados.

Patrones recurrentes
Los patrones recurrentes en las islas Malvinas se asocian a las propiedades de los suelos, espe-
cialmente la acidez y a la disponibilidad de agua libre. Los tipos de principales de vegetación son
los pastizales dominados por Cortaderia pilosa y los murtillares de Empetrum rubrum; otras fisono-
mías y comunidades están restringidas a sitios de características particulares, especialmente en las

642
Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

costas. Se piensa que los arbustales de Chiliotrichum diffusum y de Hebe elliptica y los pastizales
costeros altos de Poa flabellata (localmente llamados tussac grass) habrían tenido una distribución
más amplia antes de la introducción del ganado. No existe cobertura boscosa nativa (McAdam y
Broughton, 2011).
Los primeros trabajos sobre vegetación y flora fueron realizados por Moore (1968), quien identi-
fico un gran número de plantas vasculares y describió tipos de vegetación. Este trabajo fue actuali-
zado más tarde, agregando una especie nativa y descartando un par de especies como endémicas
(Moore, 1973). Desde 1995 se intensificaron los estudios de la flora, con relevamientos localiza-

Estepa Patagónica
dos en islas particulares y en ambientes particulares y la lista de nativas y el conocimiento sobre
sus características incrementó. Para 2002 se habían identificado 171 especies nativas, para los
autores la flora era pobre en relación al resto de los países Sudamericanos (Broughton & McAdam,
2002). Los mismos autores, listan en 2005, 363 especies silvestres, en 75 familias y 215 género,
de las cuales 192 especies son exóticas y 13 especies son endémicas de las islas, cinco de las cua-
les son amenazadas (Chevreulia lycopodiodes, Erigeron incertus, Gamochaeta antarctica, Hamadryas
argentea, Leucheria suaveolens, Nassauvia gaudichaudii, Nassauvia serpens, Nastanthus falklandicus,
Phlebolobium maclovianum, Plantago moorei, Senecio littoralis, S. vaginatus y Calceolaria fothergillii.
La flora nativa tiene gran afinidad con la de Sudamérica. Algunas plantas exóticas se encuentran
cercanas a las zonas ocupadas y son de origen hortícola o agrícola, otras, como árboles y arbustos
son relictos de jardines abandonados. La primera Lista Roja de la flora se hizo en 1999 y contenía
23 especies e incluia otras 16 de importancia para la estategia nacional de conservación (McAdam
y Broughton, 2011).
Recientemente se estableció una clasificación amplia de hábitats con el propósito de unificar cri-
terios y de facilitar su comparación con la vegetación de otras regiones. Esta clasificación incluye
19 categorías de las cuales 12 son coberturas vegetales naturales, dos son acuáticas y cinco son
humanizadas. Entre las categorías naturales de vegetación se incluyen los pastizales altos, los pas-
tizales acidófilos, los arbustales enanos, los hábitats montanos, campos de helechos, arbustales,
humedales, turberas, roquedales, campos de dunas, roquedales costeros, sedimentos litorales. Las
categorías de espacios humanizados son pastizales mejorados, campos verdes y pastizales neutros,
tierras arables y hortícolas y áreas construídas (Otley et al., 2008).
Los pastizales altos, semejantes a los coironales de la Patagonia, están confinados a las áreas
costeras por debajo de los 200 msnm y a menos de 300 m de la costa. La especie dominante, Poa
flabellata, tiene 2-3 m de altura y puede llegar a 4 m y crece en forma de mata sobre un pedes-
tal fibroso. Estos pedestales se acumulan con el tiempo debajo de las hojas secas y algunos de los
ejemplares más grandes pueden tener 200 años o más. En los parches de pastizales densos no cre-
cen otras plantas vasculares debajo del dosel, por lo cual son casi monoespecíficos, con unas pocas
especies enanas y líquenes umbrófilos en el estrato inferior. Entre las especies acompañantes se
encuentran Carex trifida, Apium australe y Stellaria media.
Los pastizales acidófilos incluyen aquellos dominados por Cortaderia pilosa y otros pastos duros.
Es la formación que cubre la mayor extensión en las islas Soledad y Gran Malvina y ocupa tierras
planas o suavemente onduladas hasta los 180-200 m de altitud. En los sitios bien drenados la do-
minante crece como mata y puede asociarse con Gunnera magellanica, Pratia repens y Cerastium
sp. En suelos mal drenados la dominante no tiene aspecto de mata y se asocia con Astelia pumila
y Oreobolus obtusangulus y otras hierbas latifoliadas. Estos pastizales pueden estar mejorados con
especies exóticas o modificados por el pastoreo.
Los arbustales enanos incluyen comunidades dominadas por arbustos enanos y tienden a desa-
rrollarse en suelos ácidos, bien drenados y someros. En general la especie dominante es Empetrum
rubrum, pero localmente Baccharis magellanica, Gaultheria spp, Myrteola nummularia y Blechnum

643
Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

penna-marina pueden ser abundantes. El murtillar de Empetrum-Bolax gummifera también se in-


cluye en esta categoría. En el estrato inferior pueden crecer las hierbas Olsynium filifolium, Oxalis
enneaphylla, Leucheria suaveolens, Luzuriaga marginata, Viola maculata y la orquídea Codonorchis
lessonii.
Los hábitats montanos se encuentran en los cerros más altos o en las elevaciones expuestas, en
que la combinación de suelos de esquistos y vientos fuertes impiden el crecimiento de plantas al-
tas. Dominan las plantas en cojín como las especies de Azorella, asociadas a helechos. Esta cate-
goría incluye también formaciones dominadas por musgos y líquenes de las cimas de los cerros.
Capítulo 15

Los campos de helechos incluyen parches de más de 0,25 ha con una cobertura continua de he-
lechos altos. Es un tipo de hábitat raro en las islas.
Los arbustales incluyen parches mayores que 0,25 ha con una cobertura continua de arbustos
dominados por Chiliotrichum diffusum y Hebe elliptica. Ambas especies son sensibles al pastoreo,
han disminuído mucho en extensión desde la introducción del ganado y actualmente están casi
ausentes de las islas Soledad y Gran Malvinas. Los escasos pequeños parches son probablemente
remanentes de grandes extensiones de estos arbustales. Cuando se excluye el ganado, el Chiliotri-
chum se recupera formando una matriz de pastizal ácido de Cortaderia pilosa y Chiliotrichum diffu-
sum, lo cual sugiere que este tipo de comunidad era un hábitat bien distribuído en el pasado. Tanto
el pastizal acidófilo como el arbustal de Chiliotrichum han sido declarados habitats prioritarios para
la conservación. A menudo la dominante se asocia con Hamadryas argentea y Nassauvia serpens. Los
arbustales de Hebe elliptica están restringidos a las costas occidentales y septentrionales de la isla
Gran Malvina donde los arbustos aparecen dispersos, en áreas rocosas y en islas remotas no pas-
toreadas. Estos arbustales también han sido identificados como prioritarios para la conservación.
Hay unas cuantas plantas exóticas que forman arbustales, en general en cercos vivos alrededor de
asentamientos, como el calafate.
Los humedales se encuentran en áreas alimentadas por agua subterránea y están inundados per-
manentemente o estacionalmente o periódicamente, tales como lagunas, lagos y arroyos. Dominan
las plantas acuáticas como Epilobium ciliatum, Schoenoplectus californicus y Eleocharis melanosta-
chys, acompañadas por plantas bajas como Caltha sagittata, Myriophyllum quitense, Callitriche an-
tarctica y Montia fontana. También se clasifica en esta categoría la comunidad de herbáceas, pobres
en gramíneas, ubicada en suelos anegados y dominada por Juncus scheuchzerioides y/o Gunnera
magellanica. Esta categoría no es abundante en las Malvinas.
Las turberas son humedales que no reciben nutrientes y soportan vegetación que produce turba.
Están formadas por Astelia pumila, Caltha appendiculata, Gaimardia australis y Drosera uniflora. Otra
comunidad de turbera es la dominada por Sphagnum sp, Carex microglochin, Lilaeopsis macloviana,
Ranunculus trullifolius y Anagallis alternifolia.
Los roquedales carecen casi completamente de vegetación pero pueden ser colonizados por lí-
quenes y plantas especialistas como Nassauvia serpens. Es el hábitat de los falcónidos.
Los campos de dunas de arenas movedizas o semiestabilzadas se ubican en las zonas costeras y
tierra adentro. Incluye las comunidades supralitorales de Senecio candidans y Rumex crispus y otras
más permanentes dominadas por las especies introducidas Ammophila arenaria y Leymus arenarius
o las de Poa robusta.
Los roquedales marinos comprende las áreas por encima de la línea de costa que está sometida
a las salpicaduras de agua de mar. Es pobre en especies y dominada por Spergularia marina, Rumex
acetosella, Colobanthus spp, Crassula moschata y Ranunculus acaulis.
Los sedimentos litorales se extienden entre las líneas de marea alta y baja. Crecen allí gran varie-
dad de especies y varias comunidades. La comunidad de Plantago barbata, Colobanthus quitensis,
Deschampsia antarctica y Crassula moschata, forma bandas angostas a lo largo de las bocas barrosas

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Ecorregión Estepa Patagónica - Silvia D. Matteucci

de los arroyos y alrededor de las bocas barrosas de los arroyos más grandes. En planicies bajas de
lodo, se encuentra la comunidad de Chenopodium macrospermum y Polygonum maritimum.
Las dos categorías acuáticas son cuerpos de agua y arroyos. Los primeros incluyen lagos y lagu-
nas naturales o construidas. Ambas categorías comprenden el espejo de agua, las orillas y los hu-
medales circundantes. Se encuentran plantas superiores acuáticas flotantes o arraigadas y algas.
La naturaleza de las lagunas y lagos depende de la topografía, los suelos, la geología, la vegetación
circundante y el uso de la tierra, por lo cual son muy diversas.
Los pastizales mejorados son pobres en especies y están formados por pastos blandos. Son áreas

Estepa Patagónica
mejoradas para el pastoreo, ya sea con pastos implantados o mejorando el pastizal natural con
fertilizantes y herbicidas selectivos. Tienen usos recreativos o agriculturales. Se encuentran las es-
pecies introducidas Bellis perennis y Trifolium spp, ambas soportan un pastoreo al ras del suelo.
Los campos verdes y pastizales neutros incluyen pastizales semimejorados o no mejorados en sue-
los neutros con aportes naturales de nutrientes, como guano de aves o heces de otros animales,
o suelos o rocas con altos contenidos de nutrientes. Estas áreas atraen a los gansos salvajes que
mantienen los pastos cortos. Los bosques de coníferas fueron implantados con especies exóticas
como ornamentales o rompevientos. Son todas especies exóticas, entre las que se encuentran Cu-
pressus macrocarpa, Picea sitchensis, Pinus contorta y otras especies de Pinus. Las tierras arables y
agrícolas son de importancia menor en las islas Malvinas e incluyen tierras hortícolas comerciales,
unos pocos cultivos, pastos anuales recuperados, áreas de reserva y para rotación. Las áreas cons-
truídas incluyen asentamientos urbanos y rurales, jardines, edificios en granjas, industrias, tierras
marginales e infraestructura de transporte y ofrecen hábitat para animales y plantas introducidos
(Otley et al., 2008).
Todas las unidades descritas son hábitat para la rica avifauna de las Islas Malvinas. Se han regis-
trado 227 especies de aves, entre las cuales hay 21 especies residentes terrestres, 18 residentes
acuáticas, 22 acuáticas que se reproducen en las islas, 18 anuales migratorias que no se reprodu-
cen y al menos 143 avistajes ocasionales. Por la cercanía con el continente, en las islas suelen verse
especies patagónicas y también se avistan especies de las Georgias del Sur. Todas las especies de
aves excepto dos, están protegidas por la Ordenanza de Conservación de Vida Silvestre y Naturaleza
de 1999. Entre las aves se destacan 16 especies de pingüinos, de las cuales cinco se reproducen en
las islas como el pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), el pingüino papúa, el pingüino de vincha
(Pygoscelis papua), el pingüino de penacho amarillo (Eudyptes chrysocome), el pingüino macaroni
o de penacho anaranjado (Eudyptes chrysolophus) y el pingüino magallánico (Spheniscus magella-
nicus). También se encuentran varias especies de albatros como el ceja negra, el real y el oscuro
(Thalassarche melanophrys, Diomedea epomophora y Phoebetria fusca), de petreles como el gigan-
te antártico, el barba blanca (Macronectes giganteus, Procellaria aequinoctialis), la pardela sombría
(Puffinus griseus), el pato-petrel piquicorto (Pachyptila turtur), el potoyunco malvinero o yunco co-
mún (Pelecanoides urinatrix), varias especies de cormoranes, cisnes, cauquenes y patos, martine-
tas, el macá de oreja blanca (Rollandia rolland), etc. (Otley et al., 2008).
La riqueza de especies vegetales decrece desde las islas Malvinas con la latitud. En las Islas Geor-
gias del Sur hay unas 75 especies de plantas vasculares de las cuales 25 son nativas y el resto intro-
ducidas naturalizadas, alrededor de 125 especies de musgos, 80 de hepáticas y 150 de líquenes.
Las especies introducidas se encuentran en los alrededores de las antiguas estaciones balleneras.
No se conocen plantas vasculares endémicas de estas islas, pero hay algunas briófitas y líquenes
endémicos. No existen árboles ni arbustos, ni nativos no introducidos (Poncet, 2006).
La vegetación cambia con la altitud y según las diferencias climáticas. Se han descrito siete tipos
de vegetación pero debido a los gradientes topográficos y ambientales se encuentran muchas comu-
nidades ecotonales. Los tipos de vegetación dominados por plantas vasculares están confinados a las

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Ecorregiones y complejos ecosistémicos argentinos - Jorge Morello - Silvia D. Matteucci - Andrea F. Rodríguez - Mariana Silva

áreas costeras e islas vecinas, hasta los 200 m de altitud en la costa Sur y hasta 400 m en la Norte
y se extienden hasta el nivel del mar. Son comunidades de pastizal (coironales) dominadas por Pa-
rodiochloa flabellata (= Poa flavellata). Los pastizales bajos de Festuca contracta se encuentran hasta
los 400 m de altitud en las áreas costeras del centro Norte. Las praderas puras de Acaena magella-
nica aparecen en los coironales ubicados en sitios húmedos y protegidos, en ausencia de renos. Los
fangales y turberas dominados por Juncus scheuchzerioide y Rostkovia magellanica se encuentran en
arroyos y manantiales. Los musgales, en suelos húmedos, están dominados por Chorisodontium aci-
phyllum. En los sitios más húmedos y en áreas libres de renos la especie de musgo dominante es Cho-
Capítulo 15

risodontium aciphyllum, mientras que en sitios de pastoreo de renos, en que el coironal ha sido reem-
plazado por musgos, la especie dominante es Polytrichastrum alpinum. Las comunidades de las áreas
sometidas a procesos criogénicos consisten de musgos, líquenes y algunas plantas vasculares disper-
sas que crecen en los intersticios entre las rocas, tanto en los sitios costeros barridos por el viento
como las planicies interiores y en los cerros. En las áreas de pastoreo del reno y donde hay pisoteo
de pingüinos y focas, suele dominar un pastizal de la especie introducida Poa annua (Poncet, 2006).
Las islas Georgia del Sur albergan las comunidades más diversas y abundantes de aves, cuya
población total probablemente excede los 30 millones de parejas. Se encuentran seis especies de
pingüinos, cuatro especies de albatros y 13 especies de petreles y taxones asociados. Hay una es-
pecie paseriforme endémica, Anthus antarcticus, y especies de cormoranes, págalos (skuas), patos,
gaviotas, etc. (Poncet, 2006). Se encuentran grandes colonias de focas y elefantes marinos y hasta
el siglo XX abundaban los cetáceos como la ballena franca austral (Eubalaena australis) y la gigan-
tesca ballena azul (Balaenoptera musculus). Tanta proliferación de animales marinos se asocia a la
alta cantidad de krill proveniente de áreas marinas vecinas, y de las comunidades locales de fito-
plancton y zooplancton (Atkinson et al., 2001). En estas islas hay también animales exóticos inde-
seados como el reno, ratas y ratones.
Las islas Sandwich del Sur tienen muy baja riqueza específica y se piensa que se debe a su ais-
lamiento geográfico y a la actividad volcánica que continuamente modifica las condiciones del há-
bitat. Hay una sóla planta vascular Deschampsia antarctica en la isla Candelaria. Una variedad de
musgos, líquenes y hepáticas crecen en las crestas rocosas, en los pedregales producidos por pro-
cesos criogenéticos, en los acantilados costeros y en las áreas permeadas por agua de deshielo en
el verano. En las áreas adyacentes a las colonias de pingüinos crecen algas, mayormente Prasiola
crispa y alrededor de las fumarolas cálidas y húmedas se forman comunidades singulares de hepá-
ticas y musgos (Poncet, 2006).
En las islas Sandwich del Sur hay 13 especies de aves marinas y tres que se reproducen en las
islas, incluyendo el cormorán Phalacrocorax (atriceps) georgianus, que se piensa que está confina-
do a este grupo de islas. Los pingüinos Pygoscelis papua y Eudyptes chrysolophus y el petrel gigan-
te Macronectes giganteus, están bajo algún grado de amenaza. En el archipiélago hay importan-
tes colonias de pingüinos como las de Pygoscelis antarcticus, con más de un tercio de la población
mundial; Pygoscelis adeliae y Eudyptes chrysolophus, y del petrel plateado o petrel austral Fulmarus
glacialoides (Poncet, 2006).

Pulsos naturales
Anualmente con la llegada de la primavera aparecen las aves migratorias y se produce un incre-
mento de la biomasa vegetal. Las corrientes marinas influyen en este pulso estacional.
En las islas Malvinas los incendios son comunes en primavera y verano, estaciones secas y ventosas,
por la acumulación de materia muerta durante el invierno. Los suelos de turba también son propensos
a incendiarse, especialmente después de períodos secos prolongados (McAdam y Broughton, 2011).

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En las islas Sandwich del Sur, la actividad volcánica puede iniciar pulsos de recuperación de la
biomasa después de un cambio topográfico.

Potencial natural de producción


Las actividades principales en las islas Malvinas son la ganadería bovina y ovina, la exploración
minera, la defensa militar y el turismo ecológico. Otras actividades son recreativas como los pa-
seos en vehículo, las caminatas, la pesca y la caza. Los lugareños extraen recursos, especialmente
huevos de aves. Todas las actividades están reguladas y hay cupos para la extracción de recursos

Estepa Patagónica
y limitaciones para la de especies protegidas. Por ejemplo, se pueden extraer huevos sólo de dos
especies de gansos sin licencia. Para obtener huevos de pingüinos y otras especies protegidas es
necesario obtener una licencia (Otley et al., 2008).
La ganadería se inició en 1764 cuando se introdujeron siete novillas, dos toros, tres caballos una
cabra y varias ovejas y cerdos. Los barcos cazadores de focas introdujeron muchas cabezas de ga-
nado para su subsistencia en las islas. En 1847 había en la isla 78 ovejas y 80.000 cabezas de ga-
nado bovino, los cuales se asilvestraron excepto 400 cabezas domésticas. Para 1900 los bovinos se
habían reducido considerablemente y así se mantuvo; en 2006-2007 había 6000 cabezas y actual-
mente los productores tratan de incrementar el número y calidad de bovinos. A medida que se re-
ducía la cantidad de bovinos incrementaba la de ovinos, que alcanzó un pico de 800 mil cabezas en
1898, declinando a 600 mil en 1950. La producción de lana fue la actividad principal hasta la dé-
cada de 1980 en que fue superada por la industria pesquera. En la actualidad la mayor extensión de
tierra está dedicada a la cría de ovinos. El sobrepastoreo y la quema para el rejuvenecimiento de las
pasturas para las ovejas causaron mucho deterioro. Actualmente no se practica la quema. Según las
estadísticas oficiales de 2006/2007 hay 530.000 ovejas productoras de lana (Otley et al., 2008).
La reforma de la tierra en la década de 1980, con un ingreso de población nueva, resultó en la
subdivisión de la tierra y el incremento de la carga animal, en muchos casos se cercaron los cam-
pos, se mejoraron los pastizales y se controló más la carga animal, pero igualmente se produjo so-
brepastoreo y erosión de los suelos someros fértiles. Otras actividades productivas como la pesca,
la acuacultura y el turismo han tenido poco impacto. Antes de 1985 no había una red caminera en
las islas. Actualmente existe una red todavía en desarrollo y esto, junto con el incremento de las
horas de ocio, ha permitido que las gentes de las ciudades se acerquen en mayor número y con más
frecuencia a las zonas rurales, se interese más por la naturaleza y se incremente el turismo interno
(McAdam y Broughton, 2011).
En el 2001 se introdujo el reno (Rangifer tarandus) desde las islas Georgias del Sur, para explota-
ción comercial; es la única población de reno comercial no afectado por el desastre de Chernobyl.
Es de esperar que las manadas de reno sean adecuadamente controladas para evitar el deterioro
de la vegetación.
En las islas Georgias del Sur el potencial natural productivo por excelencia es la gran colonia de
krill, fitoplancton y zooplancton alrededor de sus costas lo que las convierte en una de las zonas
marinas más productivas del mundo (Atkinson et al., 2001). Todavía los científicos no se han pues-
to de acuerdo en una explicación para esta alta concentración de krill y microorganismos marinos
que constituyen la base de la cadena trófica de la fauna acuática y terrestre de las islas y que han
convertido a las islas en un centro de operaciones de cazadores de ballenas en el pasado y de pes-
querías en la actualidad.
Hasta hace muy poco se explotaba el reno. El reno es una especie nativa de Noruega que fue in-
troducida por los balleneros entre 1909 y 1925 como recurso alimenticio para los operarios. Las
manadas fueron manejadas con cazas regulares pero desde 1980 no se caza ni se maneja y la po-

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blación ha crecido considerablemente, causando estragos en las formaciones vegetales más pro-
ductivas de la isla. El gobierno de la isla está elaborando un plan para erradicar el reno (Christie,
2010). También hay planes para la exterminación de las ratas, que fueron introducidas por los bu-
ques balleneros y foqueros y actualmente ocupan toda la costa Nordeste de la isla. Las ratas depre-
dan los nidos de las aves que anidan en el suelo, tales como la cachirla grande (Anthus antarcticus),
la cual ha sido extirpada en todos los sitios infectados con ratas, y los petreles. Se han hecho planes
de erradicación y se han buscado fuentes de financiamiento para llevarlos adelante (SGHT, 2010).
Las islas Malvinas y todas las del Atlántico Sur tienen potencial eólico. En el 2007 se instaló una
Capítulo 15

granja eólica con tres turbinas de 330 kW en 10 km al Sur de Puerto Argentino (Otley et al., 2008).
Las islas Geogias del Sur tienen un gran potencial natural en el mar circundante. Durante el siglo
XIX fue una base de caza de focas. En el siglo XX, año 1906, la Compañia Argentina de Pesca instaló
la primera estación antártica de caza de ballenas en Grytviken que operó hasta 1965, marcando el
inicio de la ocupación permanente de las Georgias del Sur. A lo largo de los años se instalaron otras
seis factorías balleneras. Actualmente quedan los restos de los galpones y talleres. La isla no tiene
población estable, excepto por una base Británica en la Punta Coronel Zelaya, en la Bahía Guar-
dia Nacional, cerca de la primera factoría ballenera argentina y otra base en la caleta Jordán de la
Isla Pájaro. Entre ambas reunen unos 26 habitantes pero en invierno se reduce a 10-12 personas.
Las Islas Sandwich del Sur nunca estuvieron habitadas, excepto por el breve período de ocupa-
ción argentina de la Isla Morrell desde 1976 a 1982. El edificio se construyó en 1954 y en 1976
se estableció una estación naval meteorológica Teniente Esquivel, que fue habitada permanente-
mente hasta 1982. Las pesquerías comerciales explotaron pieles de foca en el siglo XIX y caza de
ballenas en el siglo XX. Actuamente se puede extraer merluza negra (también llamado bacalao aus-
tral (Dissostichus eleginoides) con licencia dentro de la zona Marítima de las Islas Georgias del Sur y
Sandwich del Sur. Las islas son visitadas pocas veces por buques militares, cruceros, yates y buques
de investigación en los meses de verano y ocasionalmente desembarcan grupos de investigadores
y expediciones fílmicas (Poncet, 2006).

Protección de la naturaleza
En las Malvinas hay 17 reservas naturales nacionales de reciente creación. Ocho de ellas son pro-
piedad del Gobierno de las Islas Malvinas, ocho son privadas y una pertenece al organismo Conser-
vación de Malvinas. La mayoría no tiene plan de manejo. Se está en proceso de investigación para
colectar la información necesaria para elaborar el plan de manejo (Otley et al., 2009). Sin embargo,
hay muchas normativas (Ordinances) para la conservación de especies y sitios, y para la extracción
de recursos, la caza, la pesca y todas las actividades.

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