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He-man sostuvo con firmeza su espada y arremetió contra el Rey Exánime, pero
Arthas lo evadió fácilmente usando un ágil giro de muñeca y congelando de
inmediato a He-man.
El hielo se quebró y He-man hizo una carga contra el Rey Exánime, esta vez realizó
un ataque directo a la cabeza de Arthas que fue esquivado a duras penas por
Shadowmourne, pero el objetivo de He-man no era el cortar con la espada sino
abalanzarse sobre Arthas para poder derribarlo; y lo logró. De inmediato He-man
intentó atravesar al Rey con su espada, pero Arthas reaccionó empujándolo hacía
atrás de una patada y luego rodando en dirección opuesta.
Adam se adelantó un poco esperando el siguiente ataque de Arthas, quien
aprovechó el tiempo para llamar fragmentos de almas que intentaron golpear a He-
man, distrayéndolo mientras el campo de batalla se comenzaba a profanarse por el
aura del Rey Exánime.
Adam luchó contra espíritus de toda clase de guerreros, hasta que pudo darle el
tiempo suficiente al Rey Terenas para devolver su alma a donde pertenecía. Cuando
He-man abrió los ojos, notó que estaba recostado sobre un terreno pantanoso y
Arthas lo observaba fijamente.
- Arthas: Eres fuerte como para soportar sucumbir antes Frostmourne, pero no
te reocupes, puedo hacerlo con mis propias manos.
- He-man: ¡¿Qué clase de Rey honra la memoria de su padre corrompiéndole
el alma?! ¡¿Qué clase de abominación encierra a toda su gente para
gobernarla?! ¡Pagarás por todos tus actos Arthas!
He-man quiso golpear con tal fuerza a Arthas que, cuando sus espadas chocaron
Arthas retrocedió siete pasos y He-man de inmediato intento cortar una vez más
con todas sus fuerzas, ésta vez golpeando en la pequeña abertura que ya había
causado otra espada en el filo de Frostmourne; provocando que se quiebre en
pedazos. Acto seguido hubo una explosión que surgió de la espada quebrada y se
liberaron todas las almas que permanecían cautivas en su interior. Arthas cayó al
piso y fue atendido por el espíritu de su padre mientras agonizaba.
Dicho esto Judam miró fijamente a Adam, extendió el casco y lo puso delante de él
con esa sonrisa tranquila que lo caracteriza cuando da una mala noticia.
FIN.