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Don Quijote y los molinos de viento en América Latina Titulo

Quijano, Aníbal - Autor/a; DEI, Departamento Ecuménico de Investigaciones - Autor(es)


Compilador/a o Editor/a;
Pasos (Segunda época no. 127 sep-oct 2006) En:
San José Lugar
DEI, Departamento Ecuménico de Investigaciones Editorial/Editor
2006 Fecha
Colección
Filosofía Política; Modernidad; Identidad; Colonialidad; Poder; Contracultura; Cultura; Temas
Construcción de Alternativas; América Latina;
Artículo Tipo de documento
http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Costa_Rica/dei/20120711013853/donquijote.pdf URL
Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Genérica Licencia
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.0/deed.es

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 PASOS 127 SETIEMBRE
OCTUBRE

CONTENIDO
Una publicación del
• Don Quijote y los molinos de viento
Departamento Ecuménico     en América Latina............................................. 1
de Investigaciones Aníbal Quijano
• ¿Gravemente perjudicial para su salud?
(DEI) Religión, feminismo y sexualidad
en América Latina y el Caribe...................... 14
    Elina Vuola
• El ‘liberalismo-racismo’
   y la occidentalización capitalista:
Consejo Editorial    los imaginarios sociales
   y el saber sobre lo indígena-campesino
Franz J. Hinkelammert    en la Guatemala liberal (1893-1959).............. 26
Pablo Richard Juan Carlos Mazariegos
Maryse Brisson • “Poner palos en la rueda”. La actualidad
José Duque     de la ética de la resistencia
Elsa Tamez    de Dietrich Bonhoeffer................................... 39
Wim Dierckxsens Gunter M. Prüller-Jagenteufel
Germán Gutiérrez • La batalla de Oaxaca........................................ 46
Gabriela Miranda Ana Esther Ceceña

Don Quijote
Colaboradores y los molinos de viento
• Hugo Assmann • Luis Rivera Pagán • Frei Betto en América Latina *
• Julio de Santa Ana • Jorge Pixley • Otto Maduro
• Fernando Martínez Heredia • Leonardo Boff
• José Francisco Gómez • Jung Mo Sung
• Enrique Dussel • Pedro Casaldáliga
Aníbal Quijano
• Giulio Girardi •Juan José Tamayo •Arnoldo Mora
• Michael Beaudin • Raúl Fornet-Betancourt
• Maruja González • Georgina Meneses Lo que hoy denominamos América Latina, se
• Silvia Regina de Lima Silva constituyó junto con y como parte del actual patrón
de poder mundialmente dominante. Aquí se confi-­

* Los fantasmas de América Latina fue el título original del texto.


Se autoriza la reproducción de los artículos conte­ni­ No obstante, he decidido que es más propio llamarlo con el mismo
título con el cual sus cinco primeras páginas fueron publicadas en
dos en esta revista, siempre que se cite la fuente y se
Libros y Arte. Revista de Cultura de la Biblioteca Nacional del Perú,
envíen dos ejemplares de la reproducción No. 10 (abril, 2005), págs. 14-16.

SAN JOSÉ-COSTA RICA Nº 127


SEGUNDA ÉPOCA 2006 SETIEMBRE
OCTUBRE
SETIEMBRE
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guraron y se establecieron la colonialidad y la globa­ 1. Don Quijote y los molinos
lidad 1 como fundamentos y modos constitutivos del
nuevo patrón de poder. Desde aquí partió el proceso
de viento de América Latina
histórico que definió la dependencia histórico-estruc­
tural de América Latina y dio lugar, en el mismo Dice Junichiro Tanizaki 3, comparando las his­torias
mo­vimiento, a la constitución de Europa Occidental de Europa y de Japón, que los europeos tuvieron la
como centro mundial de control de este poder. Y en fortuna de que su historia se desenvolviera en etapas,
ese mismo movimiento, definió también los nuevos derivadas cada una de las transformaciones internas
elementos materiales y subjetivos que fundaron el de la anterior. Mientras que en Japón, en par­ticular
modo de existencia social que recibió el nombre de desde la Segunda Guerra Mundial, su historia, esto
modernidad. es, el sentido de ella, fue alterada desde fuera por la
En otros términos, América Latina fue tanto el superioridad militar y tecnológica “oc­ci­dental”. Esa re-
espacio original como el tiempo inaugural del perío- flexión admite como válida la pers­pectiva eurocéntrica
do histórico y del mundo que aún habitamos. En ese y su característica mirada evo­lucionista, testimoniando
específico sentido, fue la primera entidad/identidad así la hegemonía mun­dial del eurocentrismo como
histórica del actual sistema-mundo colonial/moderno modo de producción y de control de la subjetividad y
y de todo el período de la modernidad. Sin embargo, en especial del cono­ci­miento. Pero en la propia Europa
a la sede y momento originales de este período his­ Occidental, dicha perspectiva es más bien una marca
tórico, a la fuente surtidora de los elementos basales de la tardía he­gemonía intelectual de sus regiones del
de la nueva sociedad mundial, les fueron despojados centro-norte, y es por eso ajena y contraria a la heren-
su lugar central, así como los atributos y los frutos de cia de Don Quijote. En el 400 aniversario de ese libro
la modernidad. De esa manera, ni todas las nuevas fundador, es tiempo de volver a esa herencia.
potencialidades históricas alcanzaron su pleno de­ La fabulosa escena en la que Don Quijote arremete
sarrollo en América Latina, ni el período histórico, ni contra un gigante y es derribado por un molino de
la nueva existencia social en el mundo, llegaron a ser viento es, seguramente, la más poderosa imagen his-
plenamente modernos. Ambos, en fin, se definieron tórica de todo el período de la primera modernidad:
entonces y se reproducen hoy como colonial/moder- el des/encuentro entre, de un lado, una ideología
nos 2. ¿Por qué? señorial, caballeresca —la que habita la percepción de
Don Quijote— a la que las prácticas sociales ya no co-
rresponden sino de forma fragmentaria e inconsis­tente.
Y, del otro, nuevas prácticas sociales —re­pre­sentadas
en el molino de viento— en trance de ge­ne­ralización,
pero a las que todavía no corresponde una ideología
1 Sobre estas categorías, remito a Aníbal Quijano: “Colonialidad legitimatoria consistente y hegemónica.
del poder, eurocentrismo y América Latina”. Originalmente, en
Como dice la vieja imagen, lo nuevo no ha
Edgardo Lander (comp.): Colonialidad del saber, eurocentrismo y cien-
cias sociales. Buenos Aires, CLACSO-UNESCO, 2000, págs. 201ss. ter­minado de nacer y lo viejo no ha terminado de
También, del mismo autor, “Colonialidad del poder, globalización morir.
y democracia”. Ori­ginalmente en Tendencias básicas de nuestra época. En verdad, todo el libro está atravesado de ese
Caracas, Instituto de Altos Estudios Internacionales Pedro Gual,
des/encuentro: el nuevo sentido común que emergía
2000, págs. 21-65. Y “Colonialidad y modernidad/racionalidad”.
Originalmente en Re­vista del Instituto Indigenista Peruano (Lima), con el nuevo patrón de poder producido con Améri-
vol. 13, No. 29 (1992), págs. 11-20. ca, con su pragmatismo mercantil y su respeto por el
2 Immanuel Wallerstein acuñó el concepto de Moderno Sistema-
“poderoso caballero Don Dinero” (Quevedo dixit), no
Mundo en el primer volumen de su libro The Modern World-System es aún hegemónico, ni está todavía consistentemente
(Academic Press, 1974, 1980, 1989), como un sistema de Estados y
regiones asociado a la expansión del capitalismo europeo. En 1991,
constituido, y con todo ya ocupa un lugar creciente
Aníbal Quijano introdujo el concepto de Colonialidad del Poder, en la mentalidad de la población. Es decir, ya disputa
en Colonialidad y modernidad/racionalidad, op. cit. Ambas propuestas la hegemonía al sentido caballeresco, señorial, de la
encontraron finalmente un cauce común con la publicación conjunta, existencia social. Y éste, aunque cediendo lugar y, en
por ambos autores, de “Americanity as a Concept or the Americas in
diferentes maneras y medidas según quién y dónde
the Modern World-System”, en International Journal of Social Sciences
(París, UNESCO-ERES) No. 134 (November, 1992), págs. 617-627. está implicado, aún está activo, habita, no ha dejado
Desde entonces tiende a expandirse el uso del concepto de Colonial/ de habitar, la subjetividad de todos, y resiste perder
Moderno Sistema-Mundo. Véase, entre otros, de Walter Mignolo: su prolongada hegemonía.
Local Histories, Global Designs. Coloniality, Subaltern Knowledges and
Lo que es indispensable observar, en el contexto
Border Thinking. Princeton (N. J.), Princeton University Press, 2000,
y de Ramón Grosfoguel: Colonial Subjects. Berkeley (Los Angeles)- específico de la futura España de ese momento, es que
London, University of California Press, 2003.
3 En Praise of Shadows. New York, Leete’s Island Books, 1977. 4 He discutido esta cuestión en “Colonialidad del poder, euro­
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ninguna de aquellas perspectivas de sentido puede su “caballería”.


existir, ni configurarse, separada y depurada de la otra. Sin ese des/encuentro, que confluía con los de­
Aquella intersubjetividad no podía no ser, ni dejar de sastrosos efectos de la expulsión de moros y judíos
ser, sino una imposible en principio, pero inevitable sobre la producción material y cultural, no se podría
en la práctica, amalgama de pragmatismo mercantil explicar por qué, nada menos que con los ingentes
y de visiones caballerescas. beneficios comerciales obtenidos con los minerales y
Se trata de un momento de la historia en el cual los vegetales preciosos producidos desde América con el
varios tiempos e historias no se configuran en ningún trabajo no pagado de “indios” siervos y de “negros”
orden dualista y en ninguna secuencia unilineal y esclavos, la futura España estaba ingresando, bajo to-
unidireccional de evolución, como el eurocentrismo das las apariencias contrarias, en un prolongado curso
enseñó a pensar desde fines del siglo XVII. Son, por histórico que la llevó desde el centro del mayor poder
el contrario, complejas, contradictorias, discontinuas, imperial hasta el duradero atraso de una pe­riferia, en
asociaciones entre estructuras fragmentarias y cam­ el nuevo sistema-mundo colonial/moderno.
biantes de relaciones, de sentidos y significados, de Ese curso hizo visible que aquel señorío caba­
múltiples procedencias geohistóricas y de simultáneas lleresco, dominante y beneficiario inmediato del
y entrecruzadas acciones, todas, no obstante, partes pri­mer período de la colonialidad del poder y de la
de un mismo y único mundo nuevo en plena cons­ modernidad, era ya demasiado arcaico para cabalgar
titución. No por casualidad, el molino de viento era sobre este nuevo y arisco caballo, y conducirlo en
allí una tecnología procedente de Bagdad, integrada al beneficio de su país y del mundo. Era ya incapaz de
mundo musulmán-judío del sur de la Península Ibé- mutarse plena y coherentemente en burguesía, cabal-
rica, cuando aquel todavía era parte de la hege­monía gar las pulsiones y los conflictos democratizantes del
árabe en el Mediterráneo; una sociedad pro­ductiva nuevo patrón de poder y dirigir la nacionalización de
y rica, urbana, cultivada y de sofisticado de­sarrollo, la heterogénea población, como, en cambio, pu­dieron
el centro del tráfico mundial de merca­derías, ideas hacerlo sus rivales y sucesores en el centro-norte de
y conocimientos filosóficos, científicos y tecnológi- Europa Occidental. Por el contrario, ese ar­caico señorío
cos. Mientras que la “caballería”, era el modelo de fue pudriéndose durante centurias en el ambiguo la-
sociedad que los militarmente victoriosos, aunque berinto señorialmercantil, en el incon­ducente empeño
social y culturalmente atrasados señores del norte de de preservar el señorío sobre la base del colonialismo
la Península, trataban de imponer, sin lograrlo del interno impuesto sobre las diversas identidades de la
todo, sobre los escombros de la derrotada sociedad población, justo en el tiempo del ca­pitalismo mundial
musulmano-judía, avasallando y colonizando a las y a pesar de los realmente ex­cepcionales recursos de
comunidades autónomas de la Península. la colonialidad del poder.
Ese régimen señorial, dominado él mismo por ¿Dónde reside la diferencia? La diferencia es, sin
la Contrarreforma y por su Inquisición, no tarda en duda, América. La “Corona”, vale decir, los Habs­
decretar la expulsión de “moros” y “judíos” y a im­ burgos, dueños coloniales de las colosales riquezas
ponerles el famoso “certificado de limpieza de san- que producía América y del inagotable trabajo gra-
gre”, la primera “limpieza étnica” de todo el período tuito de “negros” esclavos y de “indios” siervos,
colonial/moderno. El mismo arcaico modelo señorial, se persua­dieron de que teniendo el control de esas
feudal, de existencia social, llevará asimismo a la Co­ riquezas podían expulsar a “moros” y “judíos” sin
rona a centralizar su dominio político, no preci­samente pérdida mayor y más bien con efectiva ganancia en
procurando producir con todas las demás poblaciones el control del poder. Eso los llevó a des-democratizar
una identidad común (nacional, pues), sino imponien- por la violencia la vida social de las comunidades
do sobre las demás identidades y na­cio­nalidades de indepen­dientes y a imponer sobre las otras identida-
la Península un régimen de colo­nialismo interno, que des nacio­nales (catalanes, vascos, andaluces, gallegos,
no ha terminado hasta hoy. Así impidió el proceso de navarros, valencianos) un colonialismo interno y un
nacionalización que se desarrolló después en el cen- dominio señorial procedente del modelo feudal cen-
tro-norte europeo, en el mismo cauce y en el mismo tro-europeo. El conocido resultado fue, de un lado, la
movimiento de abur­guesamiento de la sociedad. destrucción de la producción interna y del mercado
Después de América, en un tiempo de rápida ex- interno fun­dado en ella y, del otro, el secular retroceso
pansión del capitalismo, cuando una parte creciente y estan­camiento de los procesos de democratización
de la nueva sociedad peninsular está ya inmersa en e ilus­tración que la modernidad/colonial abría y que
el nuevo patrón de poder, tal señorío ya no podía produjeron, precisamente, a Don Quijote.
evitar tener, él mismo, los pies en el suelo mercan- Lo que empobreció y enseñoritó a la futura Es-
tilista, cuando su cabeza aún habitaba el arcaico, si paña, y la hizo además sede central del oscurantismo
bien en su imaginario no menos caudaloso, cielo de cultural y político en Occidente por las próximas
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cuatro cen­turias, fue justamente lo que permitió el pos históricos distintos y en espacios distantes, aquello
enriqueci­miento y la secularización del centro-norte que las junta y las estructura en un mismo mundo, en
de la Europa Occidental emergente, y más tarde favo- una sociedad concreta, al fin, en patrones de poder
reció el desarrollo del patrón de conflicto que condujo históricamente específicos y determinados.
a la democratización de esas regiones y países del Esa es también justo la cuestión con la historia del
centro-norte de Europa Occidental. Y fue eso mismo, espacio/tiempo específico que hoy llamamos América
la he­gemonía histórica posibilitada de ese modo, lo Latina. Por su constitución históricoestructuralmente
que permitió a estos países elaborar su propia versión dependiente dentro del actual patrón de poder, ha
de la modernidad y la racionalidad y apropiarse como estado todo este tiempo constreñida a ser el espacio
exclusividad de la identidad histórico-cultural de privilegiado de ejercicio de la colonialidad del poder.
“Ocidente”, de la herencia histórica greco-romana, Y puesto que en este patrón de poder, el modo hege­
la cual, no obstante, había sido mucho antes y por mónico de producción y de control de conocimiento
mucho tiempo preservada y trabajada como parte del es el eurocentrismo, encontraremos en esta historia
Medi­terráneo musulmano-judío. amalgamas, contradicciones y des/encuentros análo­
Todo eso ocurrió —y tal hecho no debe ser perdido gos a las que el Cide Hamete Benengeli había logrado
de vista so pena de perder el sentido mismo de esa percibir en su propio espacio/tiempo.
historia— en un período en el cual la colonialidad Por su naturaleza, la perspectiva eurocentrista dis­
del poder era todavía, exclusivamente, un patrón de torsiona, cuando no bloquea, la percepción de nues­tra
relaciones de poder en América y entre América y la experiencia histórico-social, mientras lleva al mismo
emergente “Europa Occidental”. En otros términos, tiempo a admitirla como verdadera 4. Opera, pues, en
cuando tal “Europa Occidental” estaba siendo pro­ el mundo de hoy, y en particular en América Latina,
ducida sobre el fundamento de América. No hay de la misma manera en que la “caballería” actuaba en
modo de no reconocer tales implicaciones históricas la visión de Don Quijote. En consecuencia, nuestros
de la instauración de este nuevo patrón de poder, y problemas tampoco pueden ser percibidos sino de
de la recíproca producción histórica de América y de esa manera distorsionada, ni confrontados y resueltos
Europa Occidental como sedes de la dependencia salvo también parcial y distorsionadamente. Así, la
histórico-estructural y del centro del control dentro colonialidad del poder hace de América Latina un
del nuevo poder. escenario de des/encuentros entre nuestra expe­rien­cia,
Es cierto que ahora las reglas del capitalismo se nuestro conocimiento y nuestra memoria histórica.
han finalmente consolidado en España, con los recur- No es sorprendente, por eso, que nuestra historia
sos y el apoyo de la nueva Comunidad Europea, ya no haya podido tener un movimiento autónomo y
bajo el predominio del nuevo capital financiero. Aun coherente, y más bien se haya configurado como un
así, los remanentes del “señoritaje” en su exis­tencia largo y tortuoso laberinto donde nuestros insolutos
social no han terminado de extinguirse. Y el conflicto problemas nos habitan como fantasmas históricos. Y
con las “autonomías” actuales, al igual que el terro- no se podría reconocer y entender este laberinto, es
rismo etarra en busca de independencia na­cional, decir, debatir nuestra historia e identificar nuestros
dan cuenta de que ese laberinto no ha terminado de pro­blemas, si no se consiguiera primero identificar
ser destruido, no obstante todos los cambios. Nadie nuestros fantasmas, convocarlos y contender con ellos.
mejor que Cer­vantes, y, pues, Cide Hamete Benengeli, Empero, los fantasmas históricos, como el habitante de
percibió ese des/encuentro histórico con tanta lucidez las sombras de Elsinor, o como el que fuera con­vocado
y pers­picuidad. en 1848 por Marx y Engels en el Manifiesto, poseen
Esa es para nosotros, latinoamericanos de hoy, una espesa, oscura y compleja densidad. Y cuando
la mayor lección epistémica y teórica que podemos entran en la escena de la historia, ocasionan siempre
aprender de Don Quijote: la heterogeneidad históri- turbulencias violentas y algunas veces mu­taciones
co-estructural, la co-presencia de tiempos históricos sin retorno. En Elsinor, el dubitativo Hamlet muta al
y de fragmentos estructurales de formas de existencia fin en el exasperado héroe cuya espada ya no vacila
social, de varia procedencia histórica y geocultural, mientras ciega la vida de muchos per­sonajes, como
son el principal modo de existencia y de movimiento
de toda sociedad, de toda historia. No, como en la centrismo y América Latina”, op. cit., y en “Colonialidad del poder
visión eurocéntrica, el radical dualismo asociado, pa­ y clasificación social”. Originalmente en Festschrift for Immanuel
radójicamente, a la homogeneidad, a la continuidad, a Wallerstein, en Journal of World-Systems Research (Colorado (United
States), Institute of Research on World –Systems), vol. VI, No. 2
la unilineal y unidireccional evolución, al “progreso”. (Summer/Fall, 2000), Special Issue, edited by Giovanni Arrighi
Porque es el poder, ergo las luchas de poder y sus and Walter Goldfrank, Part I (Available in Portable Document
cam­biantes resultados, aquello que articula formas Format (PDF) only).
5 He discutido las implicaciones del actual movimiento cultural y
heterogéneas de existencia social, producidas en tiem­
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la forma directa de resolver sus con­flictos. El otro, el tural y demográfica de la historia que haya llegado a
furtivo fantasma que rondaba Europa a mediados nuestro conocimiento. Este es un dato co­nocido por
del siglo XIX, emerge después como un protagonista todos, obviamente. Pero rara vez, si alguna, puede ser
central del siglo siguiente, de dos guerras mundiales, encontrado como elemento activo en la formulación
de violentas revoluciones y contrarrevo­luciones, de de las perspectivas que compiten o confluyen en el
poderosas aunque a veces malhadadas y frustradas debate latinoamericano por la producción de nuestro
esperanzas, de frustraciones y derrotas, de la vida y propio sentido histórico. Y sospecho que ahora mismo
la muerte de millones de gentes, y aún no se ha des- sería un inasible argumento, si no estuviera presente el
aparecido. Hoy, asedia al mundo. actual movimiento de los llamados “indígenas” y no
No se convoca, por tanto, con impunidad a los estuviera empezando a emerger el nuevo movi­miento
fantasmas que produjo la historia. Los de América “afrolatinoamericano” 5.
Latina ya han dado muchas muestras de su capaci- Como en esta ocasión no sería pertinente ir más
dad de conflicto y de violencia, justo porque fueron lejos, ni más hondo, acerca de esta cuestión específica,
pro­ducto de violentas crisis y de sísmicas mutaciones permítanme apenas recordar que se trata, primero, de
his­tóricas, cuyas secuelas de problemas no hemos la desintegración de los patrones de poder y de civiliza­
podido todavía resolver. Esos fantasmas son aquellos ción de algunas de las más avanzadas experiencias
que habitan nuestra existencia social, asedian nuestra históricas de la especie.
memoria, inquietan cada proyecto histórico, irrumpen Segundo, del exterminio físico, en poco más de
con frecuencia en nuestra vida, dejan muertos, heri- tres décadas —las primeras del siglo XVI— de más de
dos y contusos, pero las mutaciones históricas que la mitad de la población de esas sociedades, cuyo total
les da­rían al fin descanso, no han estado hasta hoy inmediatamente antes de su destrucción es estimado
a nuestro alcance. Con todo, no sólo es importante en más de cien millones de personas.
ha­cerlo. Es, literalmente, urgente. Porque mientras Tercero, de la eliminación deliberada de muchos
este patrón de poder culmina su trayectoria de desa­ de los más importantes productores, no únicamente
rrollo y en el momento mismo de la exacerbación de portadores, de aquellas experiencias, sus dirigentes,
sus peores tendencias, con la planetarización de su sus intelectuales, sus ingenieros, sus científicos, sus
dominio, América Latina no sólo sigue prisionera de artistas.
la colonialidad del poder y de su dependencia, sino Cuarto, de la continuada represión material y
que, precisamente debido a eso, incluso arriesga no subjetiva de los sobrevivientes, durante las siguientes
llegar al nuevo mundo que se va configurando en centurias, hasta someterlos a la condición de campe­
la crisis actual, la más profunda y global de todo el sinos iletrados, explotados y culturalmente coloni­
período de la colonial/modernidad. zados y dependientes. Esto es, hasta la desaparición
Para tratar con tales fantasmas y lograr quizá que de todo patrón libre y autónomo de objetivación de
nos alumbren antes de desvanecerse, es indispensable ideas, de imágenes, de símbolos. En otros términos, de
liberar nuestra retina histórica de la prisión eurocen­ símbolos, de alfabeto, de escritura, de artes visuales,
trista y re-conocer nuestra experiencia histórica. sonoras y audiovisuales.
Es bueno, entonces, es necesario, que Don Quijote Una de las más ricas herencias intelectuales y
cabalgue de nuevo a desfacer entuertos, que nos ayu- artísticas de la especie no sólo quedó destruida, sino,
de a desfacer el entuerto de partida de toda nuestra sobre todo su parte más elaborada, más desarrollada
historia: la trampa epistémica del eurocentrismo y avanzada, quedó inaccesible para los sobrevivientes
que desde hace 500 años deja en la sombra el gran de ese mundo. En adelante, y hasta no hace mucho,
entuerto de la colonialidad del poder y nos hace ver éstos no podrían tener o producir signos y símbolos
solamente gigantes, mientras los dominadores pueden propios, como no fuese en las distorsiones de la clan­
tener el control y uso exclusivos de nuestros molinos destinidad o en esa peculiar dialéctica entre la imitación
de viento. y la subversión, característica del conflicto cultural,
principalmente en las regiones andino-amazónica,
meso y norteamericanas 6.
2. La producción histórica
de América Latina y la destrucción 3. La producción de un nuevo
político de los “indígenas” latinoamericanos en “’O movimento
y la redefinición del pasado indígena’ e as questôes pendentes na América Latina”, en Política
Externa (São Paulo, Instituto de Estudos Economicos e Internacionais
— Universidade de São Paulo), Vol. 12, No. 4 (2004), págs. 77-97.
La producción histórica de América Latina co­ 6 Esa propuesta teórica, en Aníbal Quijano: “Colonialidad del
mienza con la destrucción de todo un mundo histórico, poder, cultura y conocimiento en América Latina”. Originalmente
probablemente la más grande destrucción socio-cul- publicado en Anuario Mariateguiano (Lima), Vol. IX, No. 9 (1998),
págs. 113-122. Reproducido en varias publicaciones. Véase, por
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patrón de poder. entre sus víctimas a los habitantes secuestrados y traí-


dos, desde lo que hoy llamamos África, como es­clavos y
Raza y dominación social global enseguida racializados como “negros”. Ellos provenían
también de complejas y sofisticadas experiencias de
Ese laberinto, sin embargo, estaba apenas comen­ poder y civilización (ashantis, bacon­gos, congos, yo-
zando a ser edificado. Entre los escombros de ese rubas, zulúes…). Y aunque la destruc­ción de aquellas
pro­digioso mundo en destrucción y con sus sobre­ sociedades empezó mucho más tarde, y no alcanzó la
vivientes, fueron producidos, en el mismo movimiento amplitud y profundidad que en América (“Latina”),
histórico, un nuevo sistema de dominación social y un para estos secuestrados y arras­trados a América, el
nuevo sistema de explotación social. Y, con ellos, un desarraigo violento y trau­mático, la experiencia y
nuevo patrón de conflicto. En fin, un nuevo e históri­ violencia de la racialización y es­clavitud, es obvio que
camente específico patrón de poder. implicaron una no menos masiva y radical destrucción
El nuevo sistema de dominación social tuvo como de la previa subjetividad, de la previa experiencia de
elemento fundacional la idea de raza. Ésta es la pri- sociedad, de poder, de universo, de la experiencia
mera categoría social de la modernidad 7. Puesto que previa de las redes de relaciones primarias y societales.
no existía con anticipación —no hay rastros eficientes Y en términos individuales y de grupos específicos,
de esa existencia—, no tenía entonces, como tampoco muy probablemente la expe­riencia del desarraigo, la
tiene ahora, nada en común con la materialidad del racialización y la esclavitud pudo ser, quizá, incluso
universo conocido. Fue un producto mental y social más perversa y atroz que para los sobrevivientes de
específico de aquel proceso de destrucción de un mun­ las “comunidades indí­genas”.
do histórico y de establecimiento de un nuevo orden, Aun cuando ahora las ideas de “color” y de “raza”
de un nuevo patrón de poder, y emergió como un son virtualmente intercambiables, esa relación entre
modo de naturalización de las nuevas relaciones de ambas es tardía: viene desde el siglo XVIII, y hoy tes-
poder impuestas a los sobrevivientes de ese mundo en timonia la lucha social, material y subjetiva, acerca de
destrucción: la idea de que los dominados son lo que ellas. Originalmente, desde el momento inicial de la
son, no como víctimas de un conflicto de poder, sino Conquista, la idea de raza es producida para dar sen-
en cuanto inferiores en su naturaleza material y, por tido a las nuevas relaciones de poder entre “indios” e
eso, en su capacidad de producción histórico-cul­tural. ibéricos. Las víctimas originales, primordiales, de esas
Esa idea de raza fue tan profunda y continuamente relaciones y de esa idea, son pues los “indios”. Los
impuesta en los siglos siguientes y sobre el conjunto “negros”, como se llamaba a los futuros “afri­canos”,
de la especie, que para muchos, de­sa­fortunadamente eran un “color” conocido por los “europeos” desde
demasiados, ha quedado aso­ciada tanto a la materiali- miles de años antes, desde los romanos, sin que la
dad de las relaciones sociales, como a la materialidad idea de raza estuviera en juego. Los esclavos “ne­gros”
de las personas mismas. La vasta y plural historia de no serán embutidos en esta idea de raza sino mucho
identidades y memorias (sus nombres más famosos son más tarde en América colonial, sobre todo desde las
de todos conocidos; mayas, aztecas, incas) del mundo guerras civiles entre los encomenderos y las fuerzas
conquistado, fue destruida de forma deliberada y sobre de la Corona, a mediados del siglo XVI 8.
toda la población sobre­viviente fue impuesta una úni- Pero el “color” como signo emblemático de raza,
ca identidad, racial, colonial y derogatoria, “indios”. sólo será impuesto sobre ellos desde bien entrado el
Así, además de la destrucción de su previo mundo siglo XVIII y en el área colonial británico-americana. En
histórico-cultural, a esos pueblos les fue impuesta la ésta se produce e instaura la idea de “blanco”, porque
idea de raza y una identidad racial, como emblema allí la principal población racializada y co­lo­nialmente
de su nuevo lugar en el universo del poder. Y, peor integrada, vale decir, dominada, discri­minada y explo-
aún, durante 500 años les fue enseñado a mirarse con tada dentro de la sociedad colonial britano-americana,
el ojo del dominador. eran los “negros”. En cambio, los “indios” de esa región
De manera muy distinta, pero no menos eficaz y
perdurable, la destrucción históricocultural y la pro­
ducción de identidades racializadas tuvo igual modo
capitanes, lo que normalmente correspondía a los “hidalgos”, miem-
bros de la nobleza de la provincia peninsular, y fueron incluso libe-
ejemplo, Walter Mignolo (comp.): Capitalismo y geopolítica del rados de la esclavitud en las huestes de los rebeldes enco­menderos.
conocimiento. Buenos Aires, Ediciones del Signo-Duke University, Tras la derrota de éstos, el llamado Pacificador Pedro de la Gasca
2001, págs. 117-133. promulgó la más draconiana de las legislaciones coloniales contra
7 Sobre esta cuestión, de Aníbal Quijano e Immanuel Wallerstein, los “negros”, como escarmiento racial definitivo. (Do­cu­mentos en
op. cit. el Archivo Histórico de la Municpalidad de Lima).
8 Durante esas guerras en el virreynato peruano, muchos esclavos 9 Sobre la producción de las ideas de “blanco” y “negro” como
“negros” llegaron a ocupar rangos de jefes militares, llegando a ser nomenclatura “racial” en el área colonial britanoamericana, véase
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no formaban parte de esa sociedad y no fueron raciali- Europa, Europa Occidental, América, Asia, África,
zados y colonizados allí sino mucho más tarde. Como Oceanía, y de otro modo, Occidente, Oriente, Cercano
se sabe, durante el siglo XIX, tras el masivo exterminio Oriente, Extremo Oriente y sus res­pectivas “culturas”,
de su población, de la destrucción de sus sociedades “nacionalidades” y “etnici­da­des”.
y la conquista de sus territorios, los sobrevivientes La clasificación racial, puesto que se fundaba en
“indios” serán arrinco­nados en “reservas” dentro del un desnudo producto mental, sin nada en común con
nuevo país indepen­diente, los EE. UU., como un sector nada en el universo material, no sería siquiera ima­
colonizado, racia­lizado y segregado 9. ginable fuera de la violencia de la dominación colonial.
En torno de la nueva idea de raza, fueron rede­ El colonialismo es una experiencia muy antigua. Sin
finiéndose y reconfigurándose todas las previas for- embargo, únicamente con la conquista y colonización
mas e instancias de dominación, en primer término ibero-cristiana de las sociedades y poblaciones de Amé­
entre los sexos. Así, en el modelo de orden social rica, en el tramonto del siglo XV al XVI, fue producido
pa­triarcal, vertical y autoritario, del cual eran porta­ el constructo mental de “raza”. Eso da cuenta de que
dores los conquistadores ibéricos, todo varón era, por no se trataba de cualquier colo­nialismo, sino de uno
definición, superior a toda mujer. Con todo, a partir muy particular y específico: ocurría en el contexto de
de la im­posición y legitimación de la idea de raza, la victoria militar, política y religioso-cultural de los
toda mujer de raza superior se hizo inmediatamente cristianos de la contrarreforma sobre los musulmanes y
superior, por definición, a todo varón de raza inferior. judíos del sur de Iberia y de Europa. Y fue ese contexto
De esa manera, la colonialidad de las relaciones entre lo que produjo la idea de “raza”.
sexos se reconfiguró en dependencia de la colonia- En efecto, al mismo tiempo que se conquistaba
lidad de las relaciones entre razas. Y eso se asoció y colonizaba América, la Corona de Castilla y de
a la pro­ducción de nuevas identidades históricas y Aragón, ya el núcleo del futuro estado central de la
geo­culturales originales del nuevo patrón de poder: futura España, imponía a los musulmanes y judíos
“blancos”, “indios”, “negros”, “mestizos”. de la Península Ibérica la exigencia de un “certificado
Así hacía su ingreso en la historia humana el pri- de limpieza de sangre” para ser admitidos como “cris­
mer sistema de clasificación social básica y universal tianos” y ser autorizados a habitar en la Península
de los individuos de la especie. En los términos de la o viajar a América. Tal “certificado” —aparte de ser
jerga actual, la primera clasificación social global de testimonio de la primera “limpieza étnica” del período
la historia. Producida en América, fue impuesta al de la colonial/modernidad— puede ser considerado
con­junto de la población mundial en el mismo curso como el más inmediato antecedente de la idea de raza,
de la expansión del colonialismo europeo sobre el ya que implica la ideología de que las ideas religiosas,
resto del mundo. Desde entonces, la idea de raza, el o más generalmente la cultura, son trasmitidas por la
producto mental original y específico de la conquista “sangre” 10.
y colo­nización de América, fue impuesta como el cri- La experiencia de las nuevas relaciones y de sus
terio y mecanismo social primordial de clasificación supuestos y sentidos reproducida sin intermisión,
social básica y universal de todos los miembros de así como de sus instituciones de control y conflicto,
nuestra especie. implicaba, necesariamente, una auténtica reconsti­
En efecto, durante la expansión del colonialismo tución del universo de subjetividad, de las relaciones
europeo, nuevas identidades históricas, sociales y geo­ inter-subjetivas de la población de la especie, como
culturales serán producidas sobre los mismos funda- dimensión esencial del nuevo patrón de poder, del
mentos. De una parte, a “indios”, “negros”, “blan­cos” nuevo mundo y del sistema-mundo que así se confi­
y “mestizos”, serán añadidos “amarillos”, “oliváceos”o guraba y se desarrollaba. De ese modo, nacía todo un
“aceitunados”. De otra parte, irá emer­giendo una nue- nuevo sistema de dominación social.
va geografía del poder, con su nueva nomenclatura: Específicamente, el control del sexo, de la subje­
tividad, de la autoridad y de sus respectivos recursos
y productos, en adelante no estará apenas asociado
principalmente de Theodore Allen: The Invention of the White Race.
London, VERSO, 1994, 2 vols. Y de Matthew Frye Jacobson: White- a, sino que dependerá, ante todo, de la clasificación
ness of a Different Color. European Inmigrants and the Alchemy of Race. racial, pues el lugar, los roles y las conductas en las
Cambridge (Mass)-London, Harvard University Press, 1998. Y acerca relaciones sociales, y las imágenes, estereotipos y sím­
de las complejidades y contradicciones del proceso de racialización bolos, respecto de cada individuo o de cada grupo,
de los “negros” en el mundo colonial britano-ame­ricano, el sugestivo
estudio de Steve Martinot: The Rule of Racialization. Class, Identity,
Governance. Philadelphia, Temple University Press, 2003. Ed. Amauta, 1993, págs. 166-187.
10 Acerca de esta cuestión, de Aníbal Quijano: “Raza, etnia y nación 11 Véase de Dale Tomich: Trough the Prism of Slavery. Labor, Capital

en José Carlos Mariátegui: cuestiones abiertas”, en Roland Forgues and World Economy. Lanham-Boulder-New York-Toronto-Oxford,
(comp.): José Carlos Mariátegui y Europa, el otro descubrimiento. Lima, Rowman and Littelfield Publishers, Inc., 2004.
SETIEMBRE
OCTUBRE PASOS 127 
en cada una de aquellos ámbitos de existencia social, social del trabajo.
estarán adscritos o vinculados al lugar de cada quien
en la clasificación racial.

5. Colonialidad y globalidad
en el nuevo
4. El nuevo sistema
patrón de poder
de explotación social
Puesto que la categoría raza se colocaba como el
En estrecha articulación con ese nuevo sistema de criterio universal y básico de clasificación social de la
dominación social y al paso mismo de su constitución, población, y en torno suyo se redefinían las previas
fue surgiendo igualmente un nuevo sistema de explo- formas de dominación, en partilcular entre sexos,
tación social, o de forma más específica, de control del “etnicidades”, “nacionalidades” y “culturas”, ese sis­
trabajo, de sus recursos, de sus productos: todos los tema de clasificación social afectaba, por definición,
modos históricamente conocidos de control del trabajo a todos y a cada uno de los miembros de la especie.
o de explotación —esclavitud, servidumbre, pequeña Era el eje de distribución de los roles y las relaciones
producción mercantil independiente, reciprocidad y asociadas a ellos, en el trabajo, las relaciones sexuales,
capital— fueron asociados, articulados, en un único la autoridad, la producción y el control de la subje­
sistema conjunto de producción de mercaderías para tividad. Y era según ese criterio de clasificación de
el mercado mundial. Por el lugar dominante del la gente en el poder, que se adscribían entre toda la
capital en las tendencias básicas del nuevo sistema, especie las identidades histórico-sociales. En fin, las
éste tuvo desde la partida, como lo tiene hoy, carácter identidades geoculturales se establecerían, también,
capitalista. en torno de dicho eje. Emergía, así, el primer sistema
En esta nueva estructura de explotación del trabajo global de dominación social históricamente conocido:
y de distribución de sus productos, cada uno de sus nadie, en ningún lugar del mundo, podría estar fuera
componentes es redefinido y reconfigurado. En con- de él. En el mismo sentido, ya que la división social
secuencia, sociológica e históricamente, cada uno de del trabajo —es decir, el control y la explotación del
ellos es nuevo, no una mera extensión o prolon­ga­ción tra­bajo— consistía en la asociación conjunta de todas
geográfica de sus formas previas en otras tierras. Este las formas históricamente conocidas en un único sis­
sistema único de producción de mercaderías para el tema de producción de mercaderías para el mercado
mercado mundial, como es claro, es una expe­riencia mundial, y en exclusivo beneficio de los controladores
histórica sin precedentes, un nuevo sistema de control del poder, nadie, ningún individuo de la especie, en
del trabajo, o de explotación social. lugar alguno del planeta, podría estar al margen de
Tales sistemas de dominación y explotación so- este sistema.
cial, históricamente inéditos, se requerían de modo Podrían cambiar de lugar dentro del sistema, pero
recí­proco. Ninguno de ellos se habría consolidado y no estar fuera de él. Aparecía, por tanto, además, el
repro­ducido universalmente durante tan largo tiempo, primer sistema global de explotación de la historia:
sin el otro. En América, por eso mismo, o sea, dadas la el capitalismo mundial.
magnitud de la violencia y de la destrucción del mun­ De otro lado, este nuevo patrón de poder basado en
do previo, las relaciones entre los nuevos sistemas de la articulación de los nuevos sistemas de domi­nación
dominación y explotación llegaron a ser virtual­mente social y de explotación del trabajo, se constituía y
simétricas y la división social del trabajo fue por un configuraba como un producto central de la relación
buen tiempo una expresión de la clasificación racial colonial impuesta en América. Sin ella, sin la violencia
de la población. A mediados del siglo XVI, esa aso- colonial, no habría sido posible la integración entre
ciación entre ambos sistemas ya estaba estructurada tales nuevos sistemas, menos todavía su prolongada
con claridad y se reproduciría durante casi quinientos reproducción. Así, la colonialidad era —es— el rasgo
años: los “negros” eran, por definición, esclavos; los central inherente, inescapable, del nuevo patrón de
“indios”, siervos. Los no-indios y no-negros, amos, poder producido en América. En eso se fundaba, y
patrones, administradores de la autoridad pública, se funda, su globalidad.
dueños de los beneficios comerciales, señores en el
control del poder. Y, desde luego, en especial desde
mediados del siglo XVIII, entre los “mestizos” era
justo el “color”, el matiz de “color”, lo que definía el
lugar de cada individuo o cada grupo en la división 6. Eurocentramiento del nuevo
patrón de poder:
capital y modernidad
10 PASOS 127 SETIEMBRE
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preciosos.
El dominio colonial de América, ejercido por la Aquellos procesos, en Europa estuvieron, como
violencia física y subjetiva, permitió a los conquis­ es bien conocido, asociados a la producción de una
tadores/colonizadores controlar la producción de los nueva estructura local de poder, a la reclasificación
minerales preciosos (oro y plata, sobre todo) y de los social de los habitantes de esas regiones, a conflictos de
vegetales preciosos (al comienzo tabaco, cacao, papa, poder entre dominantes por espacios de domi­na­ción,
principalmente), por medio del trabajo no pagado de lo que incluía a la Iglesia, a conflictos de hege­monía
esclavos “negros” y de siervos o peones “indios”, y entre ellos, a luchas religioso/culturales, al dominio
de sus respectivos “mestizos”. No es, quizá, necesario del oscurantismo religioso/cultural en Iberia y a la
insistir aquí sobre el proceso histórico que permitió secularización de las relaciones intersubjetivas en el
a los grupos dominantes entre los colonizadores, la centro-norte de Europa. En esas últimas regiones, eso
producción de un mercado monetizado y articulado de llevó a todo aquello que, desde el siglo XVIII, se pre-
manera regional a lo largo de la cuenca del Atlántico, senta al mundo como la modernidad y como la marca
como un nuevo centro de tráfico comercial. Pero es exclusiva de una nueva entidad/identidad histórica
probable, en cambio, que no sea inútil hacerlo acerca de que se asumirá como Europa Occidental.
que hasta la llamada “revolución industrial” en el siglo Con raíces que pueden ser ya ubicadas en las Uto-
XVIII, desde esas regiones (desde Europa Occi­dental, pías del siglo XVI, pero especialmente con el debate
pues) no se producía nada que tuviera impor­tancia en filosófico y teórico-social del siglo XVII y con mayor
el mercado mundial. Y que, por ende, fue el exclusivo claridad en el siglo XVIII, la nueva entidad/identidad
control colonial de América y del trabajo gratuito de que se constituye como Europa Occidental, ya bajo
“negros” e “indios” produciendo minerales y vegeta- el creciente predominio de las zonas centro-norte, se
les preciosos, aquello que permitió a los do­minantes asume e identifica como moderna, o sea: como lo más
entre los colonizadores, no sólo comenzar a tener una nuevo y avanzado de la historia humana. Y el signo dis-
posición relevante en el mercado mundial, sino en tintivo de esa modernidad de la emergente iden­tidad
especial la concentración de muy ingentes beneficios europeo-occidental es su específica racionalidad.
comerciales, y junto con ellos también concentrar en Sin la colonialidad del poder fundada en Améri-
sus propios países la salarización o mercantización de ca, es decir sin América, todo aquello no podría ser
la fuerza de trabajo local. explicado. No obstante, la versión eurocéntrica de la
modernidad oculta o distorsiona esa historia. Porque
Todo eso implicó la rápida expansión de la acu­
es con la experiencia histórica que lleva a la producción
mulación capitalista en esas regiones, e inclusive
de América, que se asientan en Europa, de un lado, la
per­mitió aprovechar las innovaciones tecnológicas
idea y experiencia del cambio, como un modo normal,
pro­ducidas por los esclavos “negros” de las Antillas,
necesario y deseable de la historia. Del otro lado, el
para desarrollar la “revolución industrial” en el Norte
abandono del imaginario de una edad dorada en un
de la futura Europa Occidental 11. Solamente sobre esa
mítico pasado, en favor del imaginario del futuro y
base, la emergente Europa Occidental podrá después
el “progreso”. Y sin América, sin contacto ni conoci­
partir a la colonización del resto del mundo y al do-
miento de formas de existencia social basadas en la
minio del mercado mundial.
igualdad social, la reciprocidad, la comunidad, la
De ese modo, el Capital como relación social de
solidaridad social, entre algunas sociedades indígenas
producción y de explotación pudo ser concentrado en
pre-coloniales, en particular en el área andina, no se
esas regiones y ser su marca virtualmente exclusiva por
podría explicar las utopías europeas de los siglos XVI,
un largo tiempo, mientras en América, como des­pués
XVII y XVIII, las cuales, reimaginando, magnificando
en el resto del mundo colonizado, eran rela­ciones de
e idealizando aquellas experiencias indígenas, en
explotación no-salariales, esclavitud, servi­dumbre y
contraste con las desigualdades del feudalismo en
reciprocidad/tributación, las que fueron mantenidas el centro-norte de Europa, fundaron el imaginario
por la violencia colonial. No hay, pues, manera de no de una sociedad constituida en torno de la igualdad
admitir que contra las propuestas teóricas eurocéntri- social, la libertad individual y la solidaridad social,
cas, el Capital se desarrolló en Europa no sólo asociado como proyecto central de la modernidad y como cifra
a, sino ante todo fundado en, las demás formas de y compendio de su específica racionalidad 12.
explotación del trabajo y, sobre todo, en la esclavitud
En otras palabras, del mismo modo que para la
“negra”, que producía los ve­getales preciosos, y en
centralización del desarrollo del capital, la centralidad
la servidumbre “india” pro­ductora de los metales
de Europa Occidental en la producción de la moder­
nidad era una expresión de la colonialidad del poder.
12 Sobre ese debate ver de Aníbal Quijano: Modernidad, identidad y uto-
pía en América Latina. Lima, Ediciones Sociedad y Política, 1988. nidad/racionalidad”, en Heraclio Bonilla (comp.): Los conquistados.
13 Acerca de esta cuestión, de Aníbal Quijano: “Colonialidad y moder-
Tercer Mundo-Ediciones-FLACSO, 1992, págs. 437-449.
SETIEMBRE
OCTUBRE PASOS 127 11
Vale decir, colonialidad y modernidad/racio­nalidad sin democracia, ergo, sin Moderno Estado-Nación. Y
fueron desde la partida, y no han dejado de serlo hasta aun­que la separación y prolongada hostilidad entre
hoy, dos caras de la misma moneda, dos dimensiones los países habían casi enterrado durante el siglo XIX
inseparables de un mismo proceso histórico 13. la propuesta bolivariana de unidad e integración,
Para América, y en especial para la actual América hoy parece reaparecer con nueva fuerza. Primero,
Latina, en el contexto de la colonialidad del poder, por la conquista y colonización por los EE. UU. de la
ese proceso implicó que a la dominación colonial, la mitad norte de México, pero en especial desde que
racialización y la re-identificación geocultural, a la tras la derrota de España, los EE. UU. conquistaran
explotación del trabajo gratuito, le fue superpuesto y colo­nizaran Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam,
el surgimiento de Europa Occidental como el centro y la política imperialista y expansionista de ese país
de control del poder, como el centro de desarrollo del colocara de nuevo en el imaginario latinoamericano la
capital y de la modernidad/racionalidad, como la sede cuestión de la unidad e integración. Desde la Segunda
misma del modelo histórico avanzado de ci­vi­lización. Guerra Mundial, a todas esas cuestiones insolutas
Todo un mundo privilegiado que se ima­ginaba, se se le sumó la del desarrollo y que, a pesar de que
imagina aún, autoproducido y autodiseñado por seres aparen­temente salió del debate, no ha dejado de estar
de la raza superior par excellence, por de­finición los presente en el imaginario y se halla implícita incluso
únicos realmente dotados de la capacidad de lograr como una de las pretendidas bases de legitimidad de
esas conquistas. Así, en adelante, la depen­dencia his- la neoliberalización en estos países.
tórico-estructural de América Latina no sería nada más Se puede, así, señalar que la identidad, la moder­
una marca de la materialidad de las relaciones sociales, nidad, la democracia, la unidad y el desarrollo, son los
sino, sobre todo, de sus nuevas relaciones subjetivas fantasmas que pueblan hoy el imaginario latinoame­
e intersubjetivas con la nueva entidad/identidad lla- ricano. Con ellos ha comenzado a cohabitar, desde el fin
mada Europa Occidental y la de sus descendientes y del milenio pasado —en rigor, desde que cumpli­mos
portadores, donde quiera que fuesen y estuviesen. 500 años—, uno nuevo y más sombrío, más temible
en definitiva: el de la continuidad o sobrevi­vencia
14 del proceso mismo de producción de la identidad
latinoamericana.
7. Los fantasmas de América Latina Como está implicado en este debate, la solución
de los problemas que son inherentes a cualquiera de
ellos implica, requiere, la de cada uno de los demás.
No debe ser, a esta altura del debate, difícil Esa condición los ha hecho hasta aquí invulnerables a
percibir por qué y de qué modos la colonialidad del todos los intentos de erradicarlos de nuestra existen-
poder ha producido el des/encuentro entre nuestra cia social cotidiana, toda vez que la hegemonía de la
experiencia histórica y nuestra perspectiva principal perspectiva eurocentrista de conocimiento ha llevado
de conoci­miento, y ha frustrado, en consecuencia, a la mayoría, de una parte, a pensar tales problemas
los intentos de solución eficaz de nuestros problemas separados entre sí y, de la otra, a intentar resolverlos
funda­mentales. gradualmente y en secuencia. Y, por eso mismo, a
La insoluta condición de sus problemas funda­ percibir las propuestas e intentos alternativos como
mentales, ha ido poblando América Latina de fantas­
mas históricos muy peculiares. No es mi propósito esta
ese país y las de la región, muy en especial en el contexto de las
vez identificarlos, mucho menos examinarlos a todos,
obvias tendencias de re-neocolonización del mundo, iniciada con
sino tratar de hacer visibles los más densos de ellos. la invasión y la ocupación de Afganistán e Irak. Adelanté algunas
Empero, los fantasmas tienen su propio lugar en predicciones —desafortunadamente cumplidas muy pronto— en
la historia y, de igual forma, su propia historia. una conferencia pública en la Universidad de Gainesville, Florida,
a finales de 1992, titulada Will Latin America Survive? Se publicó en
Desde la Independencia y hasta fines del siglo 1993, en portugués, con el título de ¿Sobrevivera America Latina?,
XIX, sin duda los más persistentes y densos fantasmas en São Paulo, en Perspectiva (SEADE), Vol. VII, No. 2, págs. 60-67,
que nos habitaban eran, sobre todo, los de identidad 1993, y en Carta (Rio de Janeiro) No. 1 (1993). He vuelto después
y modernidad. Desde fines de ese siglo, muchos sobre este asunto en “El laberinto de América Latina: ¿Hay otras
salidas?”. Originalmente, en Revista Venezolana de Ciencias Económicas
lati­noamericanos empezaron a percibir que no era y Sociales (Caracas) Vol. 6, No. 2 (2004), págs. 73-90. Existe traduc-
posible desalojar esos fantasmas de nuestro mundo ción al portugués en Theotonio dos Santos (coord.): Globalização.
Dimensões e Alternativas. São Paulo, Pucediciones Loyola-Reggen,
2004, págs. 142-174.
14 Ha comenzado, finalmente, un activo debate en América Latina 15 Porque ningún Gordio ha podido cortarlo aún y porque es proba-
sobre el significado de la expansión de bases y otros establecimientos ble que ningún latinoamericano ilustre lo haya vivido y morido (no
militares de los EE. UU. en territorio latinoamericano, además de se diría lo mismo con muerto) con más intensidad que el peruano
las habituales y viejas articulaciones entre las Fuerzas Armadas de José María Arguedas, creo que solamente es pertinente llamarlo el
12 PASOS 127 SETIEMBRE
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meras “utopías” —en el sentido degradado del término coloniales e incluso hasta hoy 17.
y no como propuestas de mutación o de producción En otros términos, la colonialidad del poder
de nuevos sentidos históricos. implicaba entonces, y aún hoy en lo fundamental, la
Por todo eso, dichos fantasmas nos habitan entre­ invisibilidad sociológica de los no-europeos, “indios”,
lazados entre sí inextricablemente. “negros” y sus “mestizos”, o sea, de la abrumadora
Y parecen haberse hecho permanentes. Luego, han mayoría de la población de América y sobre todo de
terminado por hacerse familiares, en verdad ínti­mos, América Latina, respecto de la producción de subjeti­
y forman parte constitutiva de nuestra experien­cia y vidad, de memoria histórica, de imaginario, de cono­
de nuestras imágenes. Se podría decir, por eso, que cimiento “racional”. Ergo, de identidad.
ahora son virtualmente inherentes a la materia­lidad Y, en efecto, ¿cómo tenerlos visibles, aparte de
y al imaginario de nuestra existencia histórica. En su lugar como trabajadores y dominados, si los no-
ese sentido, forman el específico nudo histórico de europeos, dada su condición de razas inferiores y de
América Latina 15. “culturalmente” primitivos —arcaicos, suele decirse
hoy— no eran, no podían ser por definición, y no lo
son del todo inclusive hoy, sujetos y, mucho menos,
racionales? 18.
Derrotada la revolución acaudillada por Túpac
8. Colonialidad, modernidad, iden- Amaru en el Virreynato Peruano, en 1780, y aislada,
tidad 16 mutilada y aunque de otro modo, al final también de­
rrotada, la inicialmente triunfante revolución hai­tiana
No es sorprendente que América admitiera la de 1803, los no-europeos de la población lati­noame­
ideología eurocéntrica sobre la modernidad, como ricana fueron mental e intelectualmente todavía más
una verdad universal, en particular hasta comienzos invisibilizados en el mundo de los dominantes y
del siglo XX, si se tiene en cuenta que quienes se beneficiarios de la colonialidad del poder 19.
arrogaban con exclusividad el derecho de pensarse y Sin embargo, en el mundo del poder aquello que
presentarse como representantes de esa América eran, se arroja por la puerta ingresa de todos formas por
precisamente, los dominadores coloniales, vale decir, la ventana. En efecto, los invisibilizados eran la abru­
“europeos”. Y desde el siglo XVIII, eran además “blan­ ma­dora mayoría de la población de América Latina
cos” e identificados con “Occidente”, esto es con una tomada en su conjunto, y su universo subjetivo, sus
imagen más extendida de “Europa”, todavía después maneras de relación con el universo, demasiado densos
de asumir las nuevas identidades “nacionales” post­ y activos como para ser simplemente ignorados. Y,

la “civilización occidental y cristiana”, como, ver­bigracia, la feroz


nudo arguediano. dictadura militar argentina en los años setenta del siglo XX, hasta
16 En esta ocasión me limitaré a plantear la cuestión de la identidad
la no menos feroz dictadura de Bush ya en el siglo XXI.
y sus relaciones con las de la modernidad/racionalidad. Mis pro- 18 Esa forma de percibir a los no-europeos es constante y explícita,
puestas referentes a las cuestiones de la democracia y del moderno incluso tan tarde como en Hegel, cuyas opiniones (Lecciones de Filo-
estado-nación y las del desarrollo y la integración, pueden ser en- sofía de la Historia) sobre la inevitable destrucción de las sociedades
contradas, respectivamente, en mis siguientes textos: “Colonialité primitivas —nada menos que en referencia a los aztecas e incas— en
du Pouvoir e Democratie en Amerique Latine”, en Amerique Latine, contacto con el Espíritu, naturalmente europeo, son conocidas y
Democratie et exclusion. Revue Future Anterieur, Paris, L´Harmattan, repetidamente citadas, y en tiempos más recientes, por ejemplo, en
1994, págs. 93-101; “Estado-Nación, ciudadanía y democracia: cues- Heidegger, para quien no se puede filosofar sino en alemán.
tiones abiertas”, en Helena Gonzáles/Heidulf Schmidt (comps.). 19 La revolución de Tupac Amaru fue, en el Virreynato del Perú,
Democracia para una nueva sociedad. Caracas, Nueva Sociedad, 1997, la primera tentativa de producir una nueva nación, es decir una
págs. 139-158; “Colonialidad del poder, globalización y democracia”. nueva estructura de poder, y tal vez una nueva nacionalidad, esto
Originalmente, en Instituto de Altos Estudios Internacionales (ed.): es una nueva identidad, en la cual tuvieran lugar elementos de
Tendencias básicas de nuestro tiempo. Caracas, 2000. Hay traducción origen y de carácter hispano, pero históricamente redefinidos por y
al portugués en Novos Rumos (São Paulo), Ano 17, No. 37, págs. 04- en América, dentro de un patrón de poder con hegemonía “indíge-
29; “Populismo y fujimorismo”, en Felipe Burbano de Lara (ed.): na”. Su derrota abrió el paso a que la futura Independencia en esta
El fantasma del populismo. FLACSO-Nueva Sociedad, 1998, págs. región se hiciera bajo total control de los dominadores coloniales,
171-207; “América Latina en la economía mundial”, en Problemas y el pleno y duradero mantenimiento de la colonialidad del poder.
del desarrollo (México, Instituto de Investigaciones Económicas de De su lado, la revolución haitiana fue la primera gran revolución
la UNAM), Vol. XXIV, No. 95 (oct.-dic., 1993); “El fantasma del descolonizadora triunfante de todo el período colonial/moderno,
desarrollo”. Originalmente en Revista Venezolana de Economía y en la cual los “negros” derrotaron a los “blancos”, los esclavos a
Ciencias Sociales (Caracas) No 2 (2000). los amos, los colonizados a los colonizadores, los haitianos a los
17 No solamente una parte de la intelligentsia, como, por ejemplo
franceses, los no-europeos a los europeos. Fue el entero patrón de
Héctor Murena, importante escritor e intelectual argentino (1923-75), poder colonial/moderno el que fue subvertido y destruido.
ya bien entrado el siglo XX se desesperaba de ser uno de los “euro- Ambas revoluciones produjeron, sin duda, una tremenda conmoción
peos exilados en estas salvajes pampas”, sino que sus más poderosos y un extendido pánico entre los dueños del poder colonial/moderno.
gobernantes nunca han titubeado en afirmarse como defensores de
SETIEMBRE
OCTUBRE PASOS 127 13
por otra parte, al mismo tiempo que la promiscuidad En segundo término, se trata de las relaciones entre
y permisividad sexual de los cristianos católicos no lo “europeo/occidental” y por tanto con la moderni-
cesaba de producir y reproducir una creciente po­ dad, o más estrictamente con la versión eurocéntrica de
blación de “mestizos” —de la cual una proporción la modernidad, con lo no-europeo. Esa es una relación
muy importante formó, desde fines del siglo XVIII en crucial, en tanto que desde esa versión eurocéntrica,
especial, los rangos de los dominantes—, las relacio- ampliamente hegemónica en América Latina y no
nes intersubjetivas (“culturales”) entre dominantes y sólo entre los dominantes, el lugar y la condición de
dominados fue produciendo un nuevo universo in- las experiencias histórico-culturales originales del
tersubjetivo considerado igualmente “mestizo”, y por mundo precolonial, ergo también pre-“europeo occi-
consiguiente ambiguo e indeciso, excepto, sin duda, dental”, sería caracterizable como “premodernidad”,
en los extremos de ambas partes del poder. vale decir “pre-racional” o “primitiva”, así como las
La identidad latinoamericana comenzó a ser, desde correspondientes a las poblaciones secuestradas en
entonces, un terreno de conflicto que no ha cesado de África, esclavizadas y racializadas como “negros” en
ensancharse y hacerse más pedregoso, entre lo euro- América.
peo y lo no-europeo. Pero incluso en esos términos Pocos se resistirían hoy a admitir que en el discurso
no tiene una historia lineal o simple, ya que expresa dominante, ergo de los dominantes, la propuesta de
los elementos más persistentes de la coloniali­dad del modernización no ha dejado de ser, no obstante todo
poder. el debate posterior a la Segunda Guerra Mundial,
En primer término, la relación “racial”, envuelta equivalente a “occidentalización” 21.
en, o disfrazada de, “color”. Esta es, obviamente, una En tercer lugar, lo que resulta de la resistencia de
relación social jerárquica de “superioridad”-“inferio­ las víctimas de la colonialidad del poder, que no ha
ridad”, entre “blancos”, “negros”, “indios”, “mestizos” estado ausente durante estos cinco siglos. Durante
y, desde la segunda mitad del siglo XIX, “asiáticos” la primera modernidad, bajo el dominio ibérico, los
o “amarillos” y “aceitunados” u “oliváceos”. Desde primeros intelectuales “mestizos” en primer lugar (en
el siglo XVIII, el aumento de “mestizos” obligó a una el extenso Virreynato del Perú, la mayor parte de Amé-
difícil y complicada escala de matices de “colores” y rica del Sur actual, pocos desconocerían los nom­bres
de discriminación entre “castas” marcadas por tales más célebres: Garcilaso de la Vega, el Inca, Huaman
matices. Esa gradación social estuvo vigente hasta Poma de Ayala, Santa Cruz Pachacuti Salcamayhua,
bien entrado el siglo XIX 20. El posterior incremento de Blas Valera) iniciaron la defensa del legado aborigen.
“mestizos” ha vuelto aún más compleja la clasifi­cación
social cimentada en la “raza”, sobre todo porque el 21 En los días siguientes al linchamiento del alcalde de Ilave (Puno,
“color” ha sido superpuesto a lo biológico-estructural, Perú), ocurrido hace poco, por una enfurecida población ma­yo­
debido, ante todo, a las luchas contra la discriminación ritariamente identificada como aymara, la prensa peruana y sobre
racial o racismo. Y, de otro lado, ese mismo efecto todo algunos programas de televisión adjudicaban a esos sucesos
la condición no “occidental”, y por consiguiente no moderna, ni
proviene de la moderna ideología formal de igualdad ra­cional, de los “indígenas” aymaras. Un influyente periodista en
entre gente de todos los “colores”, en la cual se apoyan un programa televisado, no titubeó en proclamar que “Occidente”
las luchas antirracistas. debería ser impuesto por la fuerza a esas poblaciones. Lo notable de
esto es que ese linchamiento era uno de varios ocurridos en meses
Por eso, la represión sobre los revolucionarios tupacamaristas fue recientes en el país, aunque en zonas y poblaciones muy diferentes y
un cruel escarmiento. Como no ha dejado de serlo la continuada distantes. Los demás, sin embargo, ocurridos entre poblaciones “mes-
intervención colonialista de franceses, primero, y de estadounidenses tizas”, no convocaron esas mismas pulsiones “racista/etni­cistas”
(o “usonianos”, como propone llamarlos José Buscaglia-Salgado (como suele decirse en la actualidad). En Ilave, en cambio, actuaban
en Undoing Empire. Race and Nation in the Mulatto Caribbean. Min­ aymaras, y por lo tanto esa tenía que ser la razón peculiar de esos
neapolis-London, University of Minessota Press, 2003, págs. 4ss.) hechos. Lo patético de la opinión de los periodistas limeños es que
repetidamente, durante dos siglos, hasta aplastar la revolución no podían siquiera imaginar que esos actos se debían, precisamente,
y mantener a Haití en la espeluznante historia a la que no dejan a la “occidentalización” de tales “aymaras”: activo comercio legal
terminar. y de contrabando, tráfico de drogas, disputa por el control de las
20 En los archivos coloniales sudamericanos es posible identificar rentas municipales, por su relación política con partidos políticos
más de treinta “castas”, algunas de ellas con nombres que no han urbanos, con sedes centrales en Lima, que disputan el control de
alcanzado, todos, el desuso. En el Perú, por ejemplo “zambo”, parcelas de poder y de sus recursos, etc. Todo eso, por supuesto,
originalmente “mestizo” “anegrado” de “india” y “negro”, o en el marco de la más grave crisis social, política y psicosocial, en
“sacalagua”, originalmente una de las escalas del “mulato”. Hoy, el Perú en más de una centuria.
“moreno” es un término con el que se busca reducir el efecto de 22 Carlos Araníbar ha publicado en Lima una versión de los Co-
“negro” o “zambo”, como testimonio de que la producción colonial mentarios reales en el castellano actual (Lima-México D. F., Fondo
de la idea de “raza” estaba, desde el principio, enraizada en las de Cultura Económica, 1991), acompañada de un volumen de notas
jerarquías sociales impuestas en Iberia a los derrotados “moros” y eruditas de gran utilidad para seguir el rastro histórico de tan notable
a sus descendientes bajo la dominación de los señores del Norte. La libro. El mismo historiador peruano publicó igualmente el texto del
llegada de poblaciones “asiáticas” desde mediados del siglo XIX, Yamque Juan Santa Cruz Pachacuti Salcamayhua, también con el
de chinos en especial, originó nuevos matices y nuevos términos FCE, Lima-México D. F., 1995. Franklin Pease, otro historiador pe-
discriminatorios.
14 PASOS 127 SETIEMBRE
OCTUBRE

Podría distinguirse, grosso modo, dos vertientes. En fin, los recientes movimientos político-cultu­
Una, procedente de los célebres Comen­tarios reales, rales de los “indígenas” y “afro-latinoame­ri­canos”,
de Garcilaso de la Vega, el Inca, que no ha dejado de han puesto de forma definitiva en cuestión la versión
insistir en el carácter pacífico, civilizador y solidario europea de la modernidad/racionalidad y proponen
de lo incásico, y otra más crítica, que insiste en el su propia racionalidad como alternativa. Niegan la
poder y sus implicaciones, que se originó en Nueva legitimidad teórica y social de la clasificación “racial”
coronica y buen gobierno, de Huaman Poma de Ayala. y “étnica”, proponiendo de nuevo la idea de igualdad
Hoy, en cierto modo, ambas confluyen para reivin­ social. Niegan la pertinencia y legitimidad del Estado-
dicar, contra el carácter crecientemente preda­torio del Nación fundado en la colonialidad del poder. Por últi-
capitalismo actual, la restauración de una sociedad mo, aunque menos clara y explícita­mente, pro­po­nen la
“tawantinsuyana” 22. afirmación y reproducción de la reciprocidad y de su
En cuarto lugar, la cambiante historia de las rela- ética de solidaridad social, como opción alterna­tiva a
ciones entre las diversas versiones de lo europeo en las tendencias predatorias del capitalismo actual.
estos países. Lo más interesante de esa historia empezó Es pertinente señalar, contra todo ese trasfondo
temprano en el siglo XIX, con el conflicto político entre histórico y actual, que la cuestión de identidad en
conservadores hispanófilos y liberales modernistas, y América Latina es, más que nunca antes, un proyecto
frente al expansionismo hegemonista de los EE. UU., histórico, abierto y heterogéneo, no sólo, y quizá no
aliado a Inglaterra. tanto, una lealtad con la memoria y el pasado. Por-
Los “blancos” liberales de estos países fueron que esa historia ha permitido ver que en verdad son
estimulados por Francia, bajo Napoleón III, a pro- muchas memorias y muchos pasados, sin todavía un
poner que su identidad europea no se agotaba en lo cauce común y compartido. En esa perspectiva y en
Ibérico (español o portugués) sino que se remitía a un ese sentido, la producción de la identidad latinoame­
parentesco cultural mucho más amplio: la latinidad. ricana implica, desde la partida, una trayectoria de
Y hacia fines de ese mismo siglo, frente al abierto inevitable destrucción de la colonialidad del poder,
expansionismo colonialista e imperialista de los EE. una manera muy específica de descolonización y
UU. después de su victoria sobre España en 1898, la liberación: la des/colonialidad del poder.
oposición entre el “materialismo” y “pragmatismo”
anglo-sajón de los americanos del norte y el “espiri­
tualismo” latino de los americanos del sur, codificada
principalmente por el uruguayo José Enrique Rodó en
su libro Ariel, cobró una vasta difusión y respaldo en
los intelectuales “blancos” y “mestizos” 23. Esa historia
no ha terminado. Si bien la hegemonía de los EE. UU.
no ha hecho sino ampliarse y afirmarse, en particular
desde la Segunda Guerra Mundial, no es accidental,
sin duda, que se haya otorgado preferencia al nombre
de América Latina frente a los demás pro­puestos en
diferentes momentos, justamente desde la Segunda
Guerra Mundial.

ruano, hizo la más reciente edición de Nueva coronica y buen gobierno


en el FCE, Lima-México D. F., 1993. En el siglo XX, Luis Eduardo
Valcárcel, fue sin duda el más influyente propulsor de la versión (1872-1917), engendró toda una corriente intelectual y política llama-
garcilacista del Tawantinsuyo; desde Tempestad en los Andes (Lima, da “arielista” que se fue agotando en las primeras décadas del siglo
1926), sus numerosas publicaciones incluyen, sobre todo, Historia XX, conforme estallaban las revueltas democráticas y nacionalistas
del Perú antiguo (Lima, 1964) y Ruta cultural del Perú (Lima, 1981). que siguieron al triunfo de la Revolución Mexicana (1910-27) y
Más recientemente, Alberto Flores Galindo, con Buscando un Inca. atravesaron todos los países al sur del río Bravo entre 1925 y 1935,
Identidad y utopía en los Andes (Lima, 1988), se convirtió en un autor terminando con la derrota de las revoluciones y la imposición de
de extendida influencia en una variante de esa misma vertiente. sangrientas dictaduras, salvo en Uruguay y Chile.
23 En 1853, el colombiano Torres Caicedo publicó un texto con esas
propuestas en la Revue des Deux Mondes, en París. Las pretensiones
expansionistas de Napoleón III, pronto utilizaron tales propuestas
para apoyar la invasión de México y la imposición de Maximiliano
de Habsburgo como emperador. Como se sabe, los invasores fueron
derrotados y expulsados y su emperador ejecutado bajo el liderazgo
del liberal Benito Juárez. El Ariel, del uruguayo José Enrique Rodó

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