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CONTENIDO
Una publicación del
• Don Quijote y los molinos de viento
Departamento Ecuménico en América Latina............................................. 1
de Investigaciones Aníbal Quijano
• ¿Gravemente perjudicial para su salud?
(DEI) Religión, feminismo y sexualidad
en América Latina y el Caribe...................... 14
Elina Vuola
• El ‘liberalismo-racismo’
y la occidentalización capitalista:
Consejo Editorial los imaginarios sociales
y el saber sobre lo indígena-campesino
Franz J. Hinkelammert en la Guatemala liberal (1893-1959).............. 26
Pablo Richard Juan Carlos Mazariegos
Maryse Brisson • “Poner palos en la rueda”. La actualidad
José Duque de la ética de la resistencia
Elsa Tamez de Dietrich Bonhoeffer................................... 39
Wim Dierckxsens Gunter M. Prüller-Jagenteufel
Germán Gutiérrez • La batalla de Oaxaca........................................ 46
Gabriela Miranda Ana Esther Ceceña
Don Quijote
Colaboradores y los molinos de viento
• Hugo Assmann • Luis Rivera Pagán • Frei Betto en América Latina *
• Julio de Santa Ana • Jorge Pixley • Otto Maduro
• Fernando Martínez Heredia • Leonardo Boff
• José Francisco Gómez • Jung Mo Sung
• Enrique Dussel • Pedro Casaldáliga
Aníbal Quijano
• Giulio Girardi •Juan José Tamayo •Arnoldo Mora
• Michael Beaudin • Raúl Fornet-Betancourt
• Maruja González • Georgina Meneses Lo que hoy denominamos América Latina, se
• Silvia Regina de Lima Silva constituyó junto con y como parte del actual patrón
de poder mundialmente dominante. Aquí se confi-
la forma directa de resolver sus conflictos. El otro, el tural y demográfica de la historia que haya llegado a
furtivo fantasma que rondaba Europa a mediados nuestro conocimiento. Este es un dato conocido por
del siglo XIX, emerge después como un protagonista todos, obviamente. Pero rara vez, si alguna, puede ser
central del siglo siguiente, de dos guerras mundiales, encontrado como elemento activo en la formulación
de violentas revoluciones y contrarrevoluciones, de de las perspectivas que compiten o confluyen en el
poderosas aunque a veces malhadadas y frustradas debate latinoamericano por la producción de nuestro
esperanzas, de frustraciones y derrotas, de la vida y propio sentido histórico. Y sospecho que ahora mismo
la muerte de millones de gentes, y aún no se ha des- sería un inasible argumento, si no estuviera presente el
aparecido. Hoy, asedia al mundo. actual movimiento de los llamados “indígenas” y no
No se convoca, por tanto, con impunidad a los estuviera empezando a emerger el nuevo movimiento
fantasmas que produjo la historia. Los de América “afrolatinoamericano” 5.
Latina ya han dado muchas muestras de su capaci- Como en esta ocasión no sería pertinente ir más
dad de conflicto y de violencia, justo porque fueron lejos, ni más hondo, acerca de esta cuestión específica,
producto de violentas crisis y de sísmicas mutaciones permítanme apenas recordar que se trata, primero, de
históricas, cuyas secuelas de problemas no hemos la desintegración de los patrones de poder y de civiliza
podido todavía resolver. Esos fantasmas son aquellos ción de algunas de las más avanzadas experiencias
que habitan nuestra existencia social, asedian nuestra históricas de la especie.
memoria, inquietan cada proyecto histórico, irrumpen Segundo, del exterminio físico, en poco más de
con frecuencia en nuestra vida, dejan muertos, heri- tres décadas —las primeras del siglo XVI— de más de
dos y contusos, pero las mutaciones históricas que la mitad de la población de esas sociedades, cuyo total
les darían al fin descanso, no han estado hasta hoy inmediatamente antes de su destrucción es estimado
a nuestro alcance. Con todo, no sólo es importante en más de cien millones de personas.
hacerlo. Es, literalmente, urgente. Porque mientras Tercero, de la eliminación deliberada de muchos
este patrón de poder culmina su trayectoria de desa de los más importantes productores, no únicamente
rrollo y en el momento mismo de la exacerbación de portadores, de aquellas experiencias, sus dirigentes,
sus peores tendencias, con la planetarización de su sus intelectuales, sus ingenieros, sus científicos, sus
dominio, América Latina no sólo sigue prisionera de artistas.
la colonialidad del poder y de su dependencia, sino Cuarto, de la continuada represión material y
que, precisamente debido a eso, incluso arriesga no subjetiva de los sobrevivientes, durante las siguientes
llegar al nuevo mundo que se va configurando en centurias, hasta someterlos a la condición de campe
la crisis actual, la más profunda y global de todo el sinos iletrados, explotados y culturalmente coloni
período de la colonial/modernidad. zados y dependientes. Esto es, hasta la desaparición
Para tratar con tales fantasmas y lograr quizá que de todo patrón libre y autónomo de objetivación de
nos alumbren antes de desvanecerse, es indispensable ideas, de imágenes, de símbolos. En otros términos, de
liberar nuestra retina histórica de la prisión eurocen símbolos, de alfabeto, de escritura, de artes visuales,
trista y re-conocer nuestra experiencia histórica. sonoras y audiovisuales.
Es bueno, entonces, es necesario, que Don Quijote Una de las más ricas herencias intelectuales y
cabalgue de nuevo a desfacer entuertos, que nos ayu- artísticas de la especie no sólo quedó destruida, sino,
de a desfacer el entuerto de partida de toda nuestra sobre todo su parte más elaborada, más desarrollada
historia: la trampa epistémica del eurocentrismo y avanzada, quedó inaccesible para los sobrevivientes
que desde hace 500 años deja en la sombra el gran de ese mundo. En adelante, y hasta no hace mucho,
entuerto de la colonialidad del poder y nos hace ver éstos no podrían tener o producir signos y símbolos
solamente gigantes, mientras los dominadores pueden propios, como no fuese en las distorsiones de la clan
tener el control y uso exclusivos de nuestros molinos destinidad o en esa peculiar dialéctica entre la imitación
de viento. y la subversión, característica del conflicto cultural,
principalmente en las regiones andino-amazónica,
meso y norteamericanas 6.
2. La producción histórica
de América Latina y la destrucción 3. La producción de un nuevo
político de los “indígenas” latinoamericanos en “’O movimento
y la redefinición del pasado indígena’ e as questôes pendentes na América Latina”, en Política
Externa (São Paulo, Instituto de Estudos Economicos e Internacionais
— Universidade de São Paulo), Vol. 12, No. 4 (2004), págs. 77-97.
La producción histórica de América Latina co 6 Esa propuesta teórica, en Aníbal Quijano: “Colonialidad del
mienza con la destrucción de todo un mundo histórico, poder, cultura y conocimiento en América Latina”. Originalmente
probablemente la más grande destrucción socio-cul- publicado en Anuario Mariateguiano (Lima), Vol. IX, No. 9 (1998),
págs. 113-122. Reproducido en varias publicaciones. Véase, por
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no formaban parte de esa sociedad y no fueron raciali- Europa, Europa Occidental, América, Asia, África,
zados y colonizados allí sino mucho más tarde. Como Oceanía, y de otro modo, Occidente, Oriente, Cercano
se sabe, durante el siglo XIX, tras el masivo exterminio Oriente, Extremo Oriente y sus respectivas “culturas”,
de su población, de la destrucción de sus sociedades “nacionalidades” y “etnicidades”.
y la conquista de sus territorios, los sobrevivientes La clasificación racial, puesto que se fundaba en
“indios” serán arrinconados en “reservas” dentro del un desnudo producto mental, sin nada en común con
nuevo país independiente, los EE. UU., como un sector nada en el universo material, no sería siquiera ima
colonizado, racializado y segregado 9. ginable fuera de la violencia de la dominación colonial.
En torno de la nueva idea de raza, fueron rede El colonialismo es una experiencia muy antigua. Sin
finiéndose y reconfigurándose todas las previas for- embargo, únicamente con la conquista y colonización
mas e instancias de dominación, en primer término ibero-cristiana de las sociedades y poblaciones de Amé
entre los sexos. Así, en el modelo de orden social rica, en el tramonto del siglo XV al XVI, fue producido
patriarcal, vertical y autoritario, del cual eran porta el constructo mental de “raza”. Eso da cuenta de que
dores los conquistadores ibéricos, todo varón era, por no se trataba de cualquier colonialismo, sino de uno
definición, superior a toda mujer. Con todo, a partir muy particular y específico: ocurría en el contexto de
de la imposición y legitimación de la idea de raza, la victoria militar, política y religioso-cultural de los
toda mujer de raza superior se hizo inmediatamente cristianos de la contrarreforma sobre los musulmanes y
superior, por definición, a todo varón de raza inferior. judíos del sur de Iberia y de Europa. Y fue ese contexto
De esa manera, la colonialidad de las relaciones entre lo que produjo la idea de “raza”.
sexos se reconfiguró en dependencia de la colonia- En efecto, al mismo tiempo que se conquistaba
lidad de las relaciones entre razas. Y eso se asoció y colonizaba América, la Corona de Castilla y de
a la producción de nuevas identidades históricas y Aragón, ya el núcleo del futuro estado central de la
geoculturales originales del nuevo patrón de poder: futura España, imponía a los musulmanes y judíos
“blancos”, “indios”, “negros”, “mestizos”. de la Península Ibérica la exigencia de un “certificado
Así hacía su ingreso en la historia humana el pri- de limpieza de sangre” para ser admitidos como “cris
mer sistema de clasificación social básica y universal tianos” y ser autorizados a habitar en la Península
de los individuos de la especie. En los términos de la o viajar a América. Tal “certificado” —aparte de ser
jerga actual, la primera clasificación social global de testimonio de la primera “limpieza étnica” del período
la historia. Producida en América, fue impuesta al de la colonial/modernidad— puede ser considerado
conjunto de la población mundial en el mismo curso como el más inmediato antecedente de la idea de raza,
de la expansión del colonialismo europeo sobre el ya que implica la ideología de que las ideas religiosas,
resto del mundo. Desde entonces, la idea de raza, el o más generalmente la cultura, son trasmitidas por la
producto mental original y específico de la conquista “sangre” 10.
y colonización de América, fue impuesta como el cri- La experiencia de las nuevas relaciones y de sus
terio y mecanismo social primordial de clasificación supuestos y sentidos reproducida sin intermisión,
social básica y universal de todos los miembros de así como de sus instituciones de control y conflicto,
nuestra especie. implicaba, necesariamente, una auténtica reconsti
En efecto, durante la expansión del colonialismo tución del universo de subjetividad, de las relaciones
europeo, nuevas identidades históricas, sociales y geo inter-subjetivas de la población de la especie, como
culturales serán producidas sobre los mismos funda- dimensión esencial del nuevo patrón de poder, del
mentos. De una parte, a “indios”, “negros”, “blancos” nuevo mundo y del sistema-mundo que así se confi
y “mestizos”, serán añadidos “amarillos”, “oliváceos”o guraba y se desarrollaba. De ese modo, nacía todo un
“aceitunados”. De otra parte, irá emergiendo una nue- nuevo sistema de dominación social.
va geografía del poder, con su nueva nomenclatura: Específicamente, el control del sexo, de la subje
tividad, de la autoridad y de sus respectivos recursos
y productos, en adelante no estará apenas asociado
principalmente de Theodore Allen: The Invention of the White Race.
London, VERSO, 1994, 2 vols. Y de Matthew Frye Jacobson: White- a, sino que dependerá, ante todo, de la clasificación
ness of a Different Color. European Inmigrants and the Alchemy of Race. racial, pues el lugar, los roles y las conductas en las
Cambridge (Mass)-London, Harvard University Press, 1998. Y acerca relaciones sociales, y las imágenes, estereotipos y sím
de las complejidades y contradicciones del proceso de racialización bolos, respecto de cada individuo o de cada grupo,
de los “negros” en el mundo colonial britano-americano, el sugestivo
estudio de Steve Martinot: The Rule of Racialization. Class, Identity,
Governance. Philadelphia, Temple University Press, 2003. Ed. Amauta, 1993, págs. 166-187.
10 Acerca de esta cuestión, de Aníbal Quijano: “Raza, etnia y nación 11 Véase de Dale Tomich: Trough the Prism of Slavery. Labor, Capital
en José Carlos Mariátegui: cuestiones abiertas”, en Roland Forgues and World Economy. Lanham-Boulder-New York-Toronto-Oxford,
(comp.): José Carlos Mariátegui y Europa, el otro descubrimiento. Lima, Rowman and Littelfield Publishers, Inc., 2004.
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en cada una de aquellos ámbitos de existencia social, social del trabajo.
estarán adscritos o vinculados al lugar de cada quien
en la clasificación racial.
5. Colonialidad y globalidad
en el nuevo
4. El nuevo sistema
patrón de poder
de explotación social
Puesto que la categoría raza se colocaba como el
En estrecha articulación con ese nuevo sistema de criterio universal y básico de clasificación social de la
dominación social y al paso mismo de su constitución, población, y en torno suyo se redefinían las previas
fue surgiendo igualmente un nuevo sistema de explo- formas de dominación, en partilcular entre sexos,
tación social, o de forma más específica, de control del “etnicidades”, “nacionalidades” y “culturas”, ese sis
trabajo, de sus recursos, de sus productos: todos los tema de clasificación social afectaba, por definición,
modos históricamente conocidos de control del trabajo a todos y a cada uno de los miembros de la especie.
o de explotación —esclavitud, servidumbre, pequeña Era el eje de distribución de los roles y las relaciones
producción mercantil independiente, reciprocidad y asociadas a ellos, en el trabajo, las relaciones sexuales,
capital— fueron asociados, articulados, en un único la autoridad, la producción y el control de la subje
sistema conjunto de producción de mercaderías para tividad. Y era según ese criterio de clasificación de
el mercado mundial. Por el lugar dominante del la gente en el poder, que se adscribían entre toda la
capital en las tendencias básicas del nuevo sistema, especie las identidades histórico-sociales. En fin, las
éste tuvo desde la partida, como lo tiene hoy, carácter identidades geoculturales se establecerían, también,
capitalista. en torno de dicho eje. Emergía, así, el primer sistema
En esta nueva estructura de explotación del trabajo global de dominación social históricamente conocido:
y de distribución de sus productos, cada uno de sus nadie, en ningún lugar del mundo, podría estar fuera
componentes es redefinido y reconfigurado. En con- de él. En el mismo sentido, ya que la división social
secuencia, sociológica e históricamente, cada uno de del trabajo —es decir, el control y la explotación del
ellos es nuevo, no una mera extensión o prolongación trabajo— consistía en la asociación conjunta de todas
geográfica de sus formas previas en otras tierras. Este las formas históricamente conocidas en un único sis
sistema único de producción de mercaderías para el tema de producción de mercaderías para el mercado
mercado mundial, como es claro, es una experiencia mundial, y en exclusivo beneficio de los controladores
histórica sin precedentes, un nuevo sistema de control del poder, nadie, ningún individuo de la especie, en
del trabajo, o de explotación social. lugar alguno del planeta, podría estar al margen de
Tales sistemas de dominación y explotación so- este sistema.
cial, históricamente inéditos, se requerían de modo Podrían cambiar de lugar dentro del sistema, pero
recíproco. Ninguno de ellos se habría consolidado y no estar fuera de él. Aparecía, por tanto, además, el
reproducido universalmente durante tan largo tiempo, primer sistema global de explotación de la historia:
sin el otro. En América, por eso mismo, o sea, dadas la el capitalismo mundial.
magnitud de la violencia y de la destrucción del mun De otro lado, este nuevo patrón de poder basado en
do previo, las relaciones entre los nuevos sistemas de la articulación de los nuevos sistemas de dominación
dominación y explotación llegaron a ser virtualmente social y de explotación del trabajo, se constituía y
simétricas y la división social del trabajo fue por un configuraba como un producto central de la relación
buen tiempo una expresión de la clasificación racial colonial impuesta en América. Sin ella, sin la violencia
de la población. A mediados del siglo XVI, esa aso- colonial, no habría sido posible la integración entre
ciación entre ambos sistemas ya estaba estructurada tales nuevos sistemas, menos todavía su prolongada
con claridad y se reproduciría durante casi quinientos reproducción. Así, la colonialidad era —es— el rasgo
años: los “negros” eran, por definición, esclavos; los central inherente, inescapable, del nuevo patrón de
“indios”, siervos. Los no-indios y no-negros, amos, poder producido en América. En eso se fundaba, y
patrones, administradores de la autoridad pública, se funda, su globalidad.
dueños de los beneficios comerciales, señores en el
control del poder. Y, desde luego, en especial desde
mediados del siglo XVIII, entre los “mestizos” era
justo el “color”, el matiz de “color”, lo que definía el
lugar de cada individuo o cada grupo en la división 6. Eurocentramiento del nuevo
patrón de poder:
capital y modernidad
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preciosos.
El dominio colonial de América, ejercido por la Aquellos procesos, en Europa estuvieron, como
violencia física y subjetiva, permitió a los conquis es bien conocido, asociados a la producción de una
tadores/colonizadores controlar la producción de los nueva estructura local de poder, a la reclasificación
minerales preciosos (oro y plata, sobre todo) y de los social de los habitantes de esas regiones, a conflictos de
vegetales preciosos (al comienzo tabaco, cacao, papa, poder entre dominantes por espacios de dominación,
principalmente), por medio del trabajo no pagado de lo que incluía a la Iglesia, a conflictos de hegemonía
esclavos “negros” y de siervos o peones “indios”, y entre ellos, a luchas religioso/culturales, al dominio
de sus respectivos “mestizos”. No es, quizá, necesario del oscurantismo religioso/cultural en Iberia y a la
insistir aquí sobre el proceso histórico que permitió secularización de las relaciones intersubjetivas en el
a los grupos dominantes entre los colonizadores, la centro-norte de Europa. En esas últimas regiones, eso
producción de un mercado monetizado y articulado de llevó a todo aquello que, desde el siglo XVIII, se pre-
manera regional a lo largo de la cuenca del Atlántico, senta al mundo como la modernidad y como la marca
como un nuevo centro de tráfico comercial. Pero es exclusiva de una nueva entidad/identidad histórica
probable, en cambio, que no sea inútil hacerlo acerca de que se asumirá como Europa Occidental.
que hasta la llamada “revolución industrial” en el siglo Con raíces que pueden ser ya ubicadas en las Uto-
XVIII, desde esas regiones (desde Europa Occidental, pías del siglo XVI, pero especialmente con el debate
pues) no se producía nada que tuviera importancia en filosófico y teórico-social del siglo XVII y con mayor
el mercado mundial. Y que, por ende, fue el exclusivo claridad en el siglo XVIII, la nueva entidad/identidad
control colonial de América y del trabajo gratuito de que se constituye como Europa Occidental, ya bajo
“negros” e “indios” produciendo minerales y vegeta- el creciente predominio de las zonas centro-norte, se
les preciosos, aquello que permitió a los dominantes asume e identifica como moderna, o sea: como lo más
entre los colonizadores, no sólo comenzar a tener una nuevo y avanzado de la historia humana. Y el signo dis-
posición relevante en el mercado mundial, sino en tintivo de esa modernidad de la emergente identidad
especial la concentración de muy ingentes beneficios europeo-occidental es su específica racionalidad.
comerciales, y junto con ellos también concentrar en Sin la colonialidad del poder fundada en Améri-
sus propios países la salarización o mercantización de ca, es decir sin América, todo aquello no podría ser
la fuerza de trabajo local. explicado. No obstante, la versión eurocéntrica de la
modernidad oculta o distorsiona esa historia. Porque
Todo eso implicó la rápida expansión de la acu
es con la experiencia histórica que lleva a la producción
mulación capitalista en esas regiones, e inclusive
de América, que se asientan en Europa, de un lado, la
permitió aprovechar las innovaciones tecnológicas
idea y experiencia del cambio, como un modo normal,
producidas por los esclavos “negros” de las Antillas,
necesario y deseable de la historia. Del otro lado, el
para desarrollar la “revolución industrial” en el Norte
abandono del imaginario de una edad dorada en un
de la futura Europa Occidental 11. Solamente sobre esa
mítico pasado, en favor del imaginario del futuro y
base, la emergente Europa Occidental podrá después
el “progreso”. Y sin América, sin contacto ni conoci
partir a la colonización del resto del mundo y al do-
miento de formas de existencia social basadas en la
minio del mercado mundial.
igualdad social, la reciprocidad, la comunidad, la
De ese modo, el Capital como relación social de
solidaridad social, entre algunas sociedades indígenas
producción y de explotación pudo ser concentrado en
pre-coloniales, en particular en el área andina, no se
esas regiones y ser su marca virtualmente exclusiva por
podría explicar las utopías europeas de los siglos XVI,
un largo tiempo, mientras en América, como después
XVII y XVIII, las cuales, reimaginando, magnificando
en el resto del mundo colonizado, eran relaciones de
e idealizando aquellas experiencias indígenas, en
explotación no-salariales, esclavitud, servidumbre y
contraste con las desigualdades del feudalismo en
reciprocidad/tributación, las que fueron mantenidas el centro-norte de Europa, fundaron el imaginario
por la violencia colonial. No hay, pues, manera de no de una sociedad constituida en torno de la igualdad
admitir que contra las propuestas teóricas eurocéntri- social, la libertad individual y la solidaridad social,
cas, el Capital se desarrolló en Europa no sólo asociado como proyecto central de la modernidad y como cifra
a, sino ante todo fundado en, las demás formas de y compendio de su específica racionalidad 12.
explotación del trabajo y, sobre todo, en la esclavitud
En otras palabras, del mismo modo que para la
“negra”, que producía los vegetales preciosos, y en
centralización del desarrollo del capital, la centralidad
la servidumbre “india” productora de los metales
de Europa Occidental en la producción de la moder
nidad era una expresión de la colonialidad del poder.
12 Sobre ese debate ver de Aníbal Quijano: Modernidad, identidad y uto-
pía en América Latina. Lima, Ediciones Sociedad y Política, 1988. nidad/racionalidad”, en Heraclio Bonilla (comp.): Los conquistados.
13 Acerca de esta cuestión, de Aníbal Quijano: “Colonialidad y moder-
Tercer Mundo-Ediciones-FLACSO, 1992, págs. 437-449.
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Vale decir, colonialidad y modernidad/racionalidad sin democracia, ergo, sin Moderno Estado-Nación. Y
fueron desde la partida, y no han dejado de serlo hasta aunque la separación y prolongada hostilidad entre
hoy, dos caras de la misma moneda, dos dimensiones los países habían casi enterrado durante el siglo XIX
inseparables de un mismo proceso histórico 13. la propuesta bolivariana de unidad e integración,
Para América, y en especial para la actual América hoy parece reaparecer con nueva fuerza. Primero,
Latina, en el contexto de la colonialidad del poder, por la conquista y colonización por los EE. UU. de la
ese proceso implicó que a la dominación colonial, la mitad norte de México, pero en especial desde que
racialización y la re-identificación geocultural, a la tras la derrota de España, los EE. UU. conquistaran
explotación del trabajo gratuito, le fue superpuesto y colonizaran Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam,
el surgimiento de Europa Occidental como el centro y la política imperialista y expansionista de ese país
de control del poder, como el centro de desarrollo del colocara de nuevo en el imaginario latinoamericano la
capital y de la modernidad/racionalidad, como la sede cuestión de la unidad e integración. Desde la Segunda
misma del modelo histórico avanzado de civilización. Guerra Mundial, a todas esas cuestiones insolutas
Todo un mundo privilegiado que se imaginaba, se se le sumó la del desarrollo y que, a pesar de que
imagina aún, autoproducido y autodiseñado por seres aparentemente salió del debate, no ha dejado de estar
de la raza superior par excellence, por definición los presente en el imaginario y se halla implícita incluso
únicos realmente dotados de la capacidad de lograr como una de las pretendidas bases de legitimidad de
esas conquistas. Así, en adelante, la dependencia his- la neoliberalización en estos países.
tórico-estructural de América Latina no sería nada más Se puede, así, señalar que la identidad, la moder
una marca de la materialidad de las relaciones sociales, nidad, la democracia, la unidad y el desarrollo, son los
sino, sobre todo, de sus nuevas relaciones subjetivas fantasmas que pueblan hoy el imaginario latinoame
e intersubjetivas con la nueva entidad/identidad lla- ricano. Con ellos ha comenzado a cohabitar, desde el fin
mada Europa Occidental y la de sus descendientes y del milenio pasado —en rigor, desde que cumplimos
portadores, donde quiera que fuesen y estuviesen. 500 años—, uno nuevo y más sombrío, más temible
en definitiva: el de la continuidad o sobrevivencia
14 del proceso mismo de producción de la identidad
latinoamericana.
7. Los fantasmas de América Latina Como está implicado en este debate, la solución
de los problemas que son inherentes a cualquiera de
ellos implica, requiere, la de cada uno de los demás.
No debe ser, a esta altura del debate, difícil Esa condición los ha hecho hasta aquí invulnerables a
percibir por qué y de qué modos la colonialidad del todos los intentos de erradicarlos de nuestra existen-
poder ha producido el des/encuentro entre nuestra cia social cotidiana, toda vez que la hegemonía de la
experiencia histórica y nuestra perspectiva principal perspectiva eurocentrista de conocimiento ha llevado
de conocimiento, y ha frustrado, en consecuencia, a la mayoría, de una parte, a pensar tales problemas
los intentos de solución eficaz de nuestros problemas separados entre sí y, de la otra, a intentar resolverlos
fundamentales. gradualmente y en secuencia. Y, por eso mismo, a
La insoluta condición de sus problemas funda percibir las propuestas e intentos alternativos como
mentales, ha ido poblando América Latina de fantas
mas históricos muy peculiares. No es mi propósito esta
ese país y las de la región, muy en especial en el contexto de las
vez identificarlos, mucho menos examinarlos a todos,
obvias tendencias de re-neocolonización del mundo, iniciada con
sino tratar de hacer visibles los más densos de ellos. la invasión y la ocupación de Afganistán e Irak. Adelanté algunas
Empero, los fantasmas tienen su propio lugar en predicciones —desafortunadamente cumplidas muy pronto— en
la historia y, de igual forma, su propia historia. una conferencia pública en la Universidad de Gainesville, Florida,
a finales de 1992, titulada Will Latin America Survive? Se publicó en
Desde la Independencia y hasta fines del siglo 1993, en portugués, con el título de ¿Sobrevivera America Latina?,
XIX, sin duda los más persistentes y densos fantasmas en São Paulo, en Perspectiva (SEADE), Vol. VII, No. 2, págs. 60-67,
que nos habitaban eran, sobre todo, los de identidad 1993, y en Carta (Rio de Janeiro) No. 1 (1993). He vuelto después
y modernidad. Desde fines de ese siglo, muchos sobre este asunto en “El laberinto de América Latina: ¿Hay otras
salidas?”. Originalmente, en Revista Venezolana de Ciencias Económicas
latinoamericanos empezaron a percibir que no era y Sociales (Caracas) Vol. 6, No. 2 (2004), págs. 73-90. Existe traduc-
posible desalojar esos fantasmas de nuestro mundo ción al portugués en Theotonio dos Santos (coord.): Globalização.
Dimensões e Alternativas. São Paulo, Pucediciones Loyola-Reggen,
2004, págs. 142-174.
14 Ha comenzado, finalmente, un activo debate en América Latina 15 Porque ningún Gordio ha podido cortarlo aún y porque es proba-
sobre el significado de la expansión de bases y otros establecimientos ble que ningún latinoamericano ilustre lo haya vivido y morido (no
militares de los EE. UU. en territorio latinoamericano, además de se diría lo mismo con muerto) con más intensidad que el peruano
las habituales y viejas articulaciones entre las Fuerzas Armadas de José María Arguedas, creo que solamente es pertinente llamarlo el
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meras “utopías” —en el sentido degradado del término coloniales e incluso hasta hoy 17.
y no como propuestas de mutación o de producción En otros términos, la colonialidad del poder
de nuevos sentidos históricos. implicaba entonces, y aún hoy en lo fundamental, la
Por todo eso, dichos fantasmas nos habitan entre invisibilidad sociológica de los no-europeos, “indios”,
lazados entre sí inextricablemente. “negros” y sus “mestizos”, o sea, de la abrumadora
Y parecen haberse hecho permanentes. Luego, han mayoría de la población de América y sobre todo de
terminado por hacerse familiares, en verdad íntimos, América Latina, respecto de la producción de subjeti
y forman parte constitutiva de nuestra experiencia y vidad, de memoria histórica, de imaginario, de cono
de nuestras imágenes. Se podría decir, por eso, que cimiento “racional”. Ergo, de identidad.
ahora son virtualmente inherentes a la materialidad Y, en efecto, ¿cómo tenerlos visibles, aparte de
y al imaginario de nuestra existencia histórica. En su lugar como trabajadores y dominados, si los no-
ese sentido, forman el específico nudo histórico de europeos, dada su condición de razas inferiores y de
América Latina 15. “culturalmente” primitivos —arcaicos, suele decirse
hoy— no eran, no podían ser por definición, y no lo
son del todo inclusive hoy, sujetos y, mucho menos,
racionales? 18.
Derrotada la revolución acaudillada por Túpac
8. Colonialidad, modernidad, iden- Amaru en el Virreynato Peruano, en 1780, y aislada,
tidad 16 mutilada y aunque de otro modo, al final también de
rrotada, la inicialmente triunfante revolución haitiana
No es sorprendente que América admitiera la de 1803, los no-europeos de la población latinoame
ideología eurocéntrica sobre la modernidad, como ricana fueron mental e intelectualmente todavía más
una verdad universal, en particular hasta comienzos invisibilizados en el mundo de los dominantes y
del siglo XX, si se tiene en cuenta que quienes se beneficiarios de la colonialidad del poder 19.
arrogaban con exclusividad el derecho de pensarse y Sin embargo, en el mundo del poder aquello que
presentarse como representantes de esa América eran, se arroja por la puerta ingresa de todos formas por
precisamente, los dominadores coloniales, vale decir, la ventana. En efecto, los invisibilizados eran la abru
“europeos”. Y desde el siglo XVIII, eran además “blan madora mayoría de la población de América Latina
cos” e identificados con “Occidente”, esto es con una tomada en su conjunto, y su universo subjetivo, sus
imagen más extendida de “Europa”, todavía después maneras de relación con el universo, demasiado densos
de asumir las nuevas identidades “nacionales” post y activos como para ser simplemente ignorados. Y,
Podría distinguirse, grosso modo, dos vertientes. En fin, los recientes movimientos político-cultu
Una, procedente de los célebres Comentarios reales, rales de los “indígenas” y “afro-latinoamericanos”,
de Garcilaso de la Vega, el Inca, que no ha dejado de han puesto de forma definitiva en cuestión la versión
insistir en el carácter pacífico, civilizador y solidario europea de la modernidad/racionalidad y proponen
de lo incásico, y otra más crítica, que insiste en el su propia racionalidad como alternativa. Niegan la
poder y sus implicaciones, que se originó en Nueva legitimidad teórica y social de la clasificación “racial”
coronica y buen gobierno, de Huaman Poma de Ayala. y “étnica”, proponiendo de nuevo la idea de igualdad
Hoy, en cierto modo, ambas confluyen para reivin social. Niegan la pertinencia y legitimidad del Estado-
dicar, contra el carácter crecientemente predatorio del Nación fundado en la colonialidad del poder. Por últi-
capitalismo actual, la restauración de una sociedad mo, aunque menos clara y explícitamente, proponen la
“tawantinsuyana” 22. afirmación y reproducción de la reciprocidad y de su
En cuarto lugar, la cambiante historia de las rela- ética de solidaridad social, como opción alternativa a
ciones entre las diversas versiones de lo europeo en las tendencias predatorias del capitalismo actual.
estos países. Lo más interesante de esa historia empezó Es pertinente señalar, contra todo ese trasfondo
temprano en el siglo XIX, con el conflicto político entre histórico y actual, que la cuestión de identidad en
conservadores hispanófilos y liberales modernistas, y América Latina es, más que nunca antes, un proyecto
frente al expansionismo hegemonista de los EE. UU., histórico, abierto y heterogéneo, no sólo, y quizá no
aliado a Inglaterra. tanto, una lealtad con la memoria y el pasado. Por-
Los “blancos” liberales de estos países fueron que esa historia ha permitido ver que en verdad son
estimulados por Francia, bajo Napoleón III, a pro- muchas memorias y muchos pasados, sin todavía un
poner que su identidad europea no se agotaba en lo cauce común y compartido. En esa perspectiva y en
Ibérico (español o portugués) sino que se remitía a un ese sentido, la producción de la identidad latinoame
parentesco cultural mucho más amplio: la latinidad. ricana implica, desde la partida, una trayectoria de
Y hacia fines de ese mismo siglo, frente al abierto inevitable destrucción de la colonialidad del poder,
expansionismo colonialista e imperialista de los EE. una manera muy específica de descolonización y
UU. después de su victoria sobre España en 1898, la liberación: la des/colonialidad del poder.
oposición entre el “materialismo” y “pragmatismo”
anglo-sajón de los americanos del norte y el “espiri
tualismo” latino de los americanos del sur, codificada
principalmente por el uruguayo José Enrique Rodó en
su libro Ariel, cobró una vasta difusión y respaldo en
los intelectuales “blancos” y “mestizos” 23. Esa historia
no ha terminado. Si bien la hegemonía de los EE. UU.
no ha hecho sino ampliarse y afirmarse, en particular
desde la Segunda Guerra Mundial, no es accidental,
sin duda, que se haya otorgado preferencia al nombre
de América Latina frente a los demás propuestos en
diferentes momentos, justamente desde la Segunda
Guerra Mundial.