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1. Introducción
Por otra parte, ninguno de los puertos establecidos en el sector boliviano del
Canal Tamengo, tiene capacidad de proporcionar servicios básicos de
reabastecimiento y reparación a los remolcadores y barcazas que arriban para
embarcar o desembarcar mercancías. En consecuencia, los remolcadores
deben realizar muchos movimientos para lograr resolver problemas de
reabastecimiento de combustible, agua, alimentación y lubricantes, entre los
principales, debiendo, además, recurrir a Ladario o Corumbá para satisfacer
estas necesidades. Adicionalmente, no hay servicios de reparaciones en los
puertos bolivianos. Es normal que en las navegaciones fluviales se sufran
accidentes por cambios en la posición o ancho del canal, fondo rocoso o
corrientes demasiado fuertes. Cuando eso ocurre, pueden producirse daños en
el fondo del casco o el aplastamiento de la chapa que se deben reparar
rápidamente. Como no hay talleres y personal certificado para realizar estas
reparaciones, los armadores deben recurrir a los servicios que proporcionan
Ladario o Corumbá en Brasil.
Ninguno de los tres puertos tiene oficinas de Aduana, FELCN, ANH, SENASAG,
Capitanías de Puerto y de otras agencias que son necesarias para consolidar o
des consolidar la carga que se transporta en las barcazas. Esta situación plantea
demoras adicionales en el proceso de zarpe (exportaciones) y atraque
(importaciones) con la consiguiente penalización del armador que impone un
costo adicional por cada día de demora en los tiempos de carga o descarga. De
hecho, la mayoría de los armadores en la HPP trabaja con ventanas de 72 horas
para realizar las maniobras de carga/descarga y después de ese plazo, ajusta
sus precios variables de penalización que, normalmente, se ubican en los 1.500
USD/día de demora, por barcaza.