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“SOMOS CEBOLLA”
M2
“Ensayo Breve”
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SOMOS CEBOLLA
He pasado días enteros divagando por pilas de escritos de otros autores buscando, no un
norte, sino una superficie en la cual descansar mi saturación de cinética dentro de mis
publicaciones haciendo posible atrapar, en movimiento, esas ideas que caen como gotas
dentro de una gran cascada en la cual uno se empapa, pero no logra tener control de la caída
del agua ni exactamente determinar en donde nos va a tocar. Terminan siendo más los
pasos que recorro de lado a lado atrapando esas ideas que las líneas que se ven reflejadas en
frases que antes intentaban ser elocuentes. Sea de cual fuere el género predilecto, domar el
Al embarcarme en el ejercicio de escribir sobre arte, fue curioso notar como emergía la
necesidad de desempolvar aquellas lecturas pasadas y leer aquellas teorías que, al tomar
licor en compañía de mis amigos, salían al aire, acompañadas de una convicción que
recurría a la teatralidad del gesto y del grito. Para los artistas, el mundo del arte es eso. Es
todo lo que hay. Es todo el mundo y lo que encierra. Es una gran cebolla que para llegar a
su corazón, no solamente hay que pasar por todas sus capas, sino que hay que estar
preparado para modificar la cebolla de una manera irreversible y de pronto, llorar un poco.
El mundo del arte es todo aquello que lo circunda y lo contiene. Esta en todos lados y es
estamos y el arte solo se genera a partir de la duda, como diría Descartes, o por medio de
esa desconfianza al mundo que nos rodea. Al servir vino en nuestra copa, nuestra mente
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jamás pone en duda si la copa es capaz de contener el vino o no. Esta dado por encima de
ejercicio de total futilidad. Es estar pensando en pendejadas. Al hacerlo, la copa deja de ser
todo caso, cabe anotar que no habría cabida para el “bricolaje” sin el lenguaje que defina
este dispositivo. Entonces para que se genere este cuestionamiento debe haber un
adormecimiento general del cual despertar. Para que la copa se convierta en mil cosas más,
debe estar dada y obviada primero. Nuestra mente no puede imaginar cosas fuera del
lenguaje dado. “Somos prisioneros del lenguaje” diría Heidegger; y si no existe nombre
para ello, no existe. Es el primer paso a la vida de un ente cualquiera: Su capacidad para ser
referido. Su nombre.
Antes de llamarnos por nombres propios, fuimos sustantivos, que aparte de referirnos, nos
describen física y temporalmente. No sólo una posición temporal dentro del entorno sino
también una posición temporal dentro de la evolución física. Antes de tener la posibilidad
de ser referidos, fuimos idea, y antes no fuimos nada. No existimos. Es la labor del
hagan visible que lo real es todo aquello que tiene la posibilidad de ser referido y no solo
Nadie puede asegurar que los ángeles o los duendes existan, pues si es posible referirlos
dentro del lenguaje, existen en el imaginario; y desde que esto ocurra, habrá siempre quien
crea en su autenticidad. Es por eso que a la imagen se le rinda tanto culto, desde siempre y
hasta siempre.
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caer en la prostitución del artista y del arte. Es por eso que recurro a una enfática primera
persona.
Recuerdo que “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder dice en algún lado de su gran
extensión, que el mundo era un conejo y que solo aquellos que trepaban los pelos de aquel
conejo, podían ver el mundo desde arriba. Solo aquellos estaban despiertos.
nata, sino adquirida. Recuerdo que al entrar a la academia lo único que me motivaba era el
ejercicio pictórico. Era capaz de alienarme de cualquier contexto y dibujar. Dibujar lo que
fuera. Estaba inmiscuido en mi introspección y sin tanto lenguaje, la noción de arte para mí
La potencialización del término vino en la academia. Es allí que la cascara del huevo se
rompe sin remedio y aquello que contiene adquiere un rumbo casi propio; como una deriva
dadaísta, dentro de una serie de decisiones implícitas a la hora de hacer una obra de arte.
singularidades, etc. Morgan Rauscher en Mind machine – the role of art, dice que el arte
El intento de regresar a términos puristas e intuitivos caería ya en una teoría propia basada
que es por eso que todo aquel que se desempeñe en el mundo del arte, cual sea su oficio
diario, comenzó en el dibujo o tuvo una aproximación completamente pura al mundo del
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arte. Un hobby. Es por eso que el artista no nace artista; pero de seguro nace para
convertirse en uno. Muchas personas rescatan esta etapa de manera romántica, pero al
hacerlo lo hacen desde un punto indudablemente tardío. De igual manera era inevitable de
la evolución del oficio pictórico y manual, que contrajera nupcias de por vida con el
contenido. Y de ahí con el texto, y de ahí con la teoría. Por lo que a mí respecta, siempre ha
Esas primeras grietas de la cascara de huevo son de Roland Barthes y es “De la obra al
texto” donde uno empieza a asentir con la cabeza cosas que no lograba ordenar en el
lenguaje, pero que inherentes en nuestro “hacer”, siempre fueron presentes. Ese “abismo
entre las palabras y las cosas” y ese ojo virgen que no puede aun dibujar realidades visuales
y recurre a esas realidades mentales que son inmunes a las criticas formalistas.
como imágenes mentales, están estrechamente ligadas a nuestro entorno, a nuestra cultura y
a nuestra temporalidad. Estas delimitan la “visualidad” que Hal Foster, nos muestra. Una
triste realidad en la que nuestro entorno cultural y temporal nos dice “como vemos, como se
fusionado, manoseado y hasta recortado que ni la “neo lengua” de George Orwell en 1984,
se asemeja lo que ahora es una normalidad cotidiana. Pretender huir a aquellas realidades
contemporáneas, y no referirnos con nombres propios a estos nuevos medios en los que
de toda vigencia. Es por eso que lo único realmente puro del arte contemporáneo es ese otro
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que mira iletrado y se asquea o, como mi madre, resuelve por rendirse a la ignorancia y
galerías, los grupos, los colectivos y los artistas mismos han encontrado la manera de
circular y afianzarse gracias al Facebook y a una gran gama de posibilidades que obedecen
al mismo orden. Es un fenómeno, claro y obvio para absolutamente todos los gremios
aparte del nuestro. Es la gran realidad de la que nadie puede escapar. Es tan real que
aquellos que no tienen acceso, lo conocen como termino, como medio y hasta saben cómo
propia difusión y sus métodos, dejando de lado la figura del representante e intermediario
ante los entes del circuito. Ese circuito del arte, dejo de ser una institución la cual motivó a
los artistas a tomar partido para apoyar o atacar. Un sistema protagonista de pilares de
textos y de partidismos ante el fenómeno de la institución del arte como tal. Los land
artists, que salieron de los espacios galeristicos, el graffiti, el urban art, el fluxus y
absolutamente todos, partidarios o no, del fenómeno del circuito, fuimos absorbidos por la
teoría. Aquellos que hicieron anti – arte, criticando las pretensiones de la academia y de la
teoría, (y cayendo en otra), deben enloquecer al saber que son protagonistas de seminarios,
textos y son argumentados como parte del mundo artístico por la misma academia que tanto
criticaron. La inclusión del circuito, basado en el concepto, fue la gran obra de Dushamp,
mucho más allá del “gran vidrio” o de la mismísima “fuente”. Esta inclusión y la existencia
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de los nuevos medios, aniquiló el abismo que había entre artista y circuito de arte a tal
punto que, en nuestros días, ese circuito es sólo un grupo dentro de todos nuestros amigos
de Facebook.
reproductividad técnica de su propia obra. “Colgamos” las respectivas fotos de nuestra obra
textuales que adornan la foto y lejos están del texto concentrado que es experienciado en su
producción, que fluye y amarra una y mil obras; que es un juego del que habla Barthes. La
apropiación, o por cualquier otro ente para medios de difusión, sino que reposa en un álbum
digital junto al álbum de movile uploads y el álbum de las vacaciones con los amigos en la
playa, que, cual obra conceptual, viene con un titulo metafórico, pintoresco y todo.
Esto supone para mí una dicotomía. ¿Acaso el artista se convirtió en el verdugo de la obra?
¿Parte de esa horda consumista que despojó a la obra de su autenticidad y de su aura? ¿Que
O que la otra cara de esta moneda es que esta plataforma de una u otra manera completa ese
triangulo entre el artista, la obra y el otro. Hay instalaciones complejas que reposan en el
concepto de interactividad como aquellas de Daniel Rozin o tan simples y teatrales como
las de Yoko Ono, pero es obviado el efecto inmediatamente interactivo que genera el acto
de montar la foto de una obra en la web. Puedo seguir los pasos de amigos y referentes y,
no solo eso, sino retroalimentar directamente al artista. Tengo amigos en Facebook que
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montan fotos de sus trabajos y reciben centenares de comentarios de toda parte del mundo,
Puede que las obras montadas en la web no sean susceptibles a reaccionar al espectador.
Ese espectador interactúa con la obra por medio del artista. En este caso, el que se
modifica es el artista, pues el espectador interactúa con el artista por medio de la obra y de
obviada por ser banal y confiamos en la levedad de su contenido a ojo cerrado. Volvemos a
De hecho el “mercadeo”, como tal, se define por formular estrategias para acercar al otro a
que genere ese flujo en el otro. Viéndolo como un otro globalizado y no perteneciente a una
cultura especifica. ¿Qué pasa con la obra cuando es para ojo e interpretación de TODO el
Ya ese “mercadeo” ni siquiera tiene que ver con esa horda consumista que le da sentido al
virtual. De figurar. El ego por aparecer en Google. Al parecer es claro para todos que ahora
es más fácil hacer historia y ser conocido. Es más fácil ser, que estar.
El arte siempre ha podido librarse de sus ataduras a lo largo de la historia. Pero las ataduras
de las cuales se libera, serán reemplazadas con otras que lo ubiquen dentro de un contexto
legible, así no sea visualmente, conceptualmente. Brancussi decía que las esculturas debían
nacer de la misma tierra, y creó una especie de convenio armónico entre el sócalo y la obra
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unificándolo. Como en sus esculturas infinitas, alude a una conexión de la tierra con la
obra. ¿Pero qué pasa con aquellos artefactos que no quieren ser parte de la tierra sino del
espacio? ¿Qué pasa con aquellas cosas que quieren librarse de las ataduras de la física?
“The cosmic dancer” es una escultura lanzada al espacio, como parte del “space Project” de
Arthur Woods. Una escultura flotante al estar en gravedad cero, que no solo transgrede la
teoría del sócalo, pero que cae en muchas más descontextualizaciones y problemas teóricos
que resolver. Eduardo Kac con el arte transgénico y su famosa Alba, la coneja fluorescente,
que juega con los límites del arte y la ciencia; o de la ingeniería como Leonel Moura y
RAP, la maquina que pinta a voluntad propia, decide cuando terminar y firma la pieza, que
no solo juega con este límite de manera técnica, sino que juega con el concepto del autor y
la proveniencia del arte y todo lo que eso conlleva. No quiero caer en la tentación de irme
por las ramas y entrar en análisis puntuales, pues el objetivo del texto no es caer en detalles
teóricos sino en evidenciar la vigencia y el dinamismo del concepto del arte y su flujo en
nuestros días.
No es la “versatilidad” del arte como tal lo que encuentro fascinante del fenómeno
contemporáneo, sino la agilidad en la que todo obtiene su lugar dentro del espectro teórico
pinta gordos, sino gente normal en un mundo gordo, entrando a la obviedad desde que pintó
su primer objeto inanimado). Reposan en un lecho de teorías y de textos que hacen el arte
contemporáneo ahora vive en paz de su tormentoso pasado en el que una escuela respondía
personales. Cada uno es crítico y convenientemente letrado, gracias los nuevos medios. Mi
padre taggeo una foto, con mi nombre, en facebook, de una cita de Tomas Carrasquilla que
dice: “El artista lejos de apartarse de las masas, en todas quiere mezclarse. Mientras
iletradas y analfabetas, mejor le satisfacen. El artista es un ser sin gravedad, sin asiento, sin
formula de ningún linaje. Es un ser ingenuo, pueril, cándido, a veces majadero y siempre
chiflado o maniático. Si tal no fuera, dejaría de ser artista, porque el arte es una infancia
vitalicia”. Cita no tomada de uno de sus ensayos, sino foto tomada del metro de Medellín.
perdió por completo su estatus de poder, hasta el punto de volverse un término puramente
irresponsable aunque inevitable desde el punto de vista del otro. Piero Manzoni en sus
publicaciones hablaba de la futilidad de la crítica formal, pero al hacerlo cayó en una crítica
globalmente apela a que los marcos conceptuales respaldan al artista de una u otra manera,
pero que sin ellos, no existiría el fenómeno del arte en nuestros días. Si bien ha sido
dinámico, polito y conceptual hasta los huesos, nunca ha sido irresponsable. “Cada
disciplina lleva dentro de ella los elementos de su propia solución” diría Piero Manzoni.
Las capas de esa gran cebolla se pelan poco a poco y sus características cambian de una
capa a la otra. Somos susceptibles a la elocuencia de nuestros referentes, lo que hace que
Es así, que este texto joven, como un vino de caja, concluye su tesis consecuentemente de
la mano de una cita del novelista Arnold Bennet, que dice: Hay momentos en que todos
somos artistas”.