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Ontogénesis de la Filosofía de los pueblos originarios

Daniel García Martínez

Filosofía Prehispánica

El autor Alberto Saladino García menciona en sus escritos sobre la filosofía y la


importancia que tiene. Menciona que es un quehacer intelectual desplegado por el
ser humano, lo cual el ser humano puede reflexionar sobre el universo, la
naturaleza, la sociedad y sobre todo, lo que el mismo puede crear. Para que esto
se pueda manifestar y pueda resultar pertinente vincular sus principios filosóficos
del periodo pre americano con su praxis actual, de este modo se pueda aportar
elementos para poder entender la ontogénesis filosófica de los pueblos originarios
de nuestra América.
El ejercicio filosófico de los pueblos originarios de nuestra América delata sobre
el proverbial pensamiento libertario y a la vez reflexivo propone una incide e impone
una producción capitalista, da un testimonio de múltiples rebeldías y luchas
protagonizadas a lo largo de la vida colonial, eso ocasionó que los redujera y
mantuviera subordinados, como indios, desclasados, empobrecidos, explotados y
marginados, en la mayoría de los casos, pero también un sistema de pensamiento
en declaraciones, discursos, manifiestos, proclamas y recientemente estudios
antropológicos, científicos, históricos, literarios, filosóficos, políticos, por parte de
uno de ellos que era intelectuales. Hay una existencia material para poder
fundamentar su filosofía, no solo con fuentes un poco ortodoxas como los escritos,
de carácter arqueológico, arquitectónicas pictóricos como: escrituras ideográficas,
o pictográficas a través de sus tradiciones orales, sus denuncias, manifiestos,
novelas, poesías y relatos. Todos estos elementos para construir una ontogénesis
ósea un estudio de sus racionalizaciones, sobre el mundo, la naturaleza la sociedad
y el ser humano.
Bartolomé Alonso Caamal estriba en << Reorganizar la historia, lo cual, no
significa hacer una relación de acontecimientos más o menos coherentes; sino un
trabajo de esta naturaleza solo cobrara sentido en tanto contribuya a la recuperación
del pensamiento fundamental que ha dado su origen y sustento a las culturas
americanas>>. Los intelectuales indios demuestran que el pensamiento de los
antepasados del Tawantinsuyo es justo, moral, científico y cósmico, reconoce que
la mayoría de los indios ha olvidado la teoría del pasado, cuando se sabe de dónde
vienen y donde se van. Se retoma el curso de una historia para que se vuelva a la
libertad, a la justicia, a la creación. En la declaración de Temoaya en 1979 ya se
puntualizaba que “los indígenas se sentían miembros de una sola civilización, a la
diversidad de idiomas y culturas, tal civilización indígena se integraba asi con
muchas etnias, y cada una, con muchas comunidades y regiones. Para que se

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pudieran entender estos planteamientos y reclamos de los pueblos originarios, se
recurrió a la construcción del término ontogénesis. Se instrumentaba esta
conceptualización posibilitaba la recuperación y la vinculación de los principios
procesados antes de la época colonial como fundamentos teóricos que sustentaban
las actuales concepciones del mundo, la naturaleza, la sociedad y el hombre.

El Mundo
Se reconocía la creación del mundo con otro tipo de teoría, los antepasados
tenían otros Dioses que, realmente se construyeron respuestas de origen religioso,
se decía que no había mundo sin la intervención del origen divino. Esa preocupación
la había originado Quetzalcotl entre los toltecas. El origen del mundo por la
intervención divina: Ometoetl como principio dual (Ometecutli=señor,
Omecíhuatl=señora) de lo existente: se empezaría todo iniciando con el origen al
fuego y al sol, luego al maíz y al hombre, después seria la creación conocido com
el lugar de los muertos, para después crear el agua, el mundo para el final creara el
universo, donde imperaba la creación y destrucción como resultado de su creación.
Al mundo le otorgaría dimensiones: iniciando con el mundo de que tuviera cuatro
regiones y la otra que pasara por cuatro edades, desde la existencia humana como
raza: salvando una pareja por cada época.
Esta dimensión se representaba en forma horizontal, las regiones estaban
constituidas de esta manera: el norte conocido como el lugar de los muertos, lugar
de Mictlantecutli, del color negro; el sur, región de las cementeras, Tlalocan, lugar
de Tlaloc, del color azul: el oriente, región de la luz, de la fertilidad y de la vida,
región de Quetzacoatl, simbolizado con el color blanco; poniente, casa del sol, lugar
del Huitzilopoctli, país del color rojo. Esta concepción cósmica en la vida terrenal
consistió en haber orientado la planificación de los centros de ceremonia. Esta
exposición se hace hasta la fecha en el Chilam Balam de Chumayel.
Había otra representación vertical al ubicar el topan como el lugar de los trece
cielos, la región de los dioses, donde moraba Ometeotl; el Tlactípac identificada
como la superficie terrestre, la región donde vive el hombre: el mictlan compuesto
por los nueve pisos inferiores, región de los muertos, donde moran, Mictlantecutli y
Mictecacíhuatl, esta concepción vertical del mundo influyó en la orientación de la
construcción de pirámides. La cultura maya se sistematizo el discurso de la creación
en el inicio del dominio colonial, para ellos relato bíblico contenido en el Génesis.
En el Popol Vuh se relata la creación de todo en suspenso y vacío. Para ellos nada
más existía Dios y él fue el creador de todo el mundo.
Se persiste una visión holista en la que actuación de la divinidad seguía
presente, matizada por la influencia de las religiones monoteístas y otros aspectos
de cultura occidental: Dios sigue siendo el creador del cosmos, la interpretación de
la existencia y la creación del cielo, tierra e inframundo.

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Referencias
1 Bartolomé Alonso Caamal, «Los mayas en la conciencia nacional», Arturo
Warman y Arturo Argueta (coords.), Movimientos indígenas contemporáneos en
México, México, Centro de Investigaciones en Humanidades de la UNAM/Miguel
Ángel Porrúa, 1993, 52.2Guillermo Bonfil Batalla, “Utopía y revolución. El
pensamiento político de los indios en América Latina”, Utopía y Revolución. El
pensamiento político contemporáneo de los indios en América Latina, México,
Editorial Nueva Imagen, 1981, 38.3Guillermo Carnero Hoke, “Teoría y práctica de
la indianidad”, en Guillermo Bonfil Batalla (comp.), op. cit., 113-114..

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Declaración de Temoaya”, en Guillermo Bonfil Batalla (comp.), op. cit., 394.5Empleo la palabra ontogénesis
para semantizar la continuidad de la tradición de identitaria de la filosofía de los pueblos originarios. Su
etimología procede de las raíces griegas onto = ser y genesis = creación, quiere significar la
recuperación del origen de su ser o, mejor dicho, del pensamiento que señala su ser, con lo cual
resulta pertinente para dar cuenta de la esencia de sus creaciones intelectuales, a lo largo de su historia y
que pervive, actualizándose, hasta el presente con la perspectiva de alimentar otro futuro. Incluso
permite problematizar, como línea de continuidad, los principios rectores de su filosofía relativizando
el proceso de conquista o invasión, por lo cual es factible abonar la existencia de ciertos elementos
reflexivos para respaldar la reconstrucción de su tradición. De manera que la conjunción de dichos
radicales resulta convincente al apelar ambos al principio de las cosas, a los rasgos fundamentales del ser, a
sus caracteres inherentes, a su simiente.6 Miguel León Portilla, «El pensamiento prehispánico», en Mario de
la Cueva, et. al., Estudios de historia de la filosofía en México, México, Facultad de Filosofía y Letras, 1980,
25-35.

Victórico MUÑOZ ROSALES, «Filosofía prehispánica. La sabiduría y los sabios mayas», en Alberto
Saladino García, Historia de la filosofía mexicana, México Seminario de Cultura Mexicana, 2014,. 14. 8 Cfr.
Fausto REINAGA, «El pensamiento del Nuevo Mundo», en Guillermo Bonfil Batalla (comp.), op. cit., 74-
77.

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