Grito desgarrador de rosas salvajes que rodean la multitud de hierbas con un fuego húmedo

de llanto rojo. Caramelo desabrido profiere palabras estúpidas de huesos. Su clamor desmedido ya
se oye, grita y grita como parturienta furiosa y desgraciada. Olores corporales y de ancianos que se
azotan contra la puerta, agrietándose las canas de purpura aglutinante. Desatados los perros no hay
más que hacer. Lucharás contra columnas de hierro gigantescas que no cesarán hasta burlarte, hasta
callarte, hasta matarte. Si vienes ven acompañado, luchador de nobles sueños, pero débil, débil,
débil. La impotencia ha de darte la cara y llorarás, lucharás contra paredes de piedra volcánica.
Donde hubo lava y vida y magia ya no queda más que llanto y un grito desgarrador de rosas salvajes.

Rosas salvajes
rodean la multitud,
hasta matarla.