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REFLEXIÓN 2/02/2018
Al llegar al templo el anciano Simeón movido por el Espíritu Santo reconoce en este niño
al Mesías y lo llama el Salvador, Luz que alumbra a las naciones y Gloria de su Pueblo
Israel. De ahí el nombre de esta fiesta las candelas o luces, ya que Jesús es la Luz de las
naciones.
Además la santísima Virgen cumple con el precepto de su purificación, Ella que era la
más pura se somete a este rito siendo que permanece Virgen antes, durante y después
del alumbramiento, no queriendo singularizarse ni dar a conocer su maternidad divina,
mostrándonos la humildad que llena su corazón y el de San José, corazón que atravesará
una espada de dolor, como le anuncia el mismo Simeón.
Es pues una fiesta llena de Luz que nos habla de la grandeza de Nuestro Salvador y de
Nuestra madre Santísima y al mismo tiempo es una manifestación de Jesús como Mesías
a través de Simeón y de Ana la mujer dedicada al servicio del templo.
Nos invita el Señor a cada uno de los bautizados a ser luz de las naciones a través de
nuestro testimonio de humildad, entrega y servicio. Y nos insta a ser observantes de la ley
del Señor que llevamos en el corazón, es decir en el cumplimiento de su Voluntad con
Amor, que esta fiesta tan arraigada en Nuestra Patria, con la presentación de las
imágenes del niño Jesús y los famosos tamales y atole nos haga cada ves mejores Hijos
de Dios y servidores de los demás.
HOY COMIENZA EL TIEMPO DE CUARESMA
Siguiendo los pasos de Jesús, "que pasó por el mundo haciendo el bien",
vamos a aprovechar una nueva oportunidad en este tiempo de Cuaresma,
entrar dentro de nosotros mismos, descubrirnos, y con la sencillez de un niño,
que nada puede él solo, nos acercamos al Señor con nuestras debilidades,
miedos, pecados; y con la ilusión de un niño, trataremos de ir cambiando, de ir
creciendo a la luz de la Buena Noticia de Jesús.
DESCUBRIR LA CUARESMA
16/02/2018 1er viernes de cuaresma
La Cuaresma tiene mala prensa. Parece que sea un
tiempo de tristeza, de depresión, de privaciones
impuestas. Como si después de la fiesta en libertad del
Carnaval, la penitencia cuaresmal quisiera
compensarlo.
Lo sorprendente es que no sólo suele verse así por
quienes están alejados de la comunidad cristiana, sino que también con frecuencia
desde dentro de ella tendemos a considerarla así. No la vemos como un tiempo de
ilusión esperanzada como el Adviento, por ejemplo. Sino como un paréntesis sin
horizonte. Aunque admitamos que es importante para la vida del cristiano, nos cuesta
entender el sentido hondo de esta importancia.
Por eso, la apuesta, es descubrir la Cuaresma.
Lo fundamental para vivir, para celebrar, también para ayudar a celebrar estas
semanas cuaresmales, es borrar y superar esta deficiente compresión. Y descubrir que
es todo lo contrario. Que no es un tiempo cerrado en sí mismo sino abierto a la Pascua,
que no es un paréntesis sino un camino. Que si se nos pide un esfuerzo es para
abrirnos más radicalmente a la gran alegría de lo que expresa la Pascua: el amor sin
límites, salvador y renovador, de Dios. Es verdad que es un tiempo de penitencia, no
significa propiamente imponerse castigos sino convertirse, es decir, abrirse a la gran
verdad, al gran amor, a la gran esperanza que es Dios, el Padre que nos ha revelado y
comunicado Jesús, quiere vivir en nosotros por su Espíritu.
Por eso, no es de extrañar que el prefacio primero de Cuaresma nos hable de lo que la
define: el anhelo de la celebración de la Pascua. Algo que nos causa alegría y nos
pide conversión de corazón. Que nos pide abrirnos más, mucho más, al amor de Dios y
al servicio de los hermanos. Y cuya meta es avanzar en la comunión filial con Dios, un
camino que se basa y se expresa en la celebración de los sacramentos que dan vida
nueva.
Concedes a tus hijos anhelar, año tras año, la celebración de la Pascua, con alegría y
conversión de corazón. Para que, dedicados con mayor entrega a la oración y al servicio
de los hermanos, lleguemos a ser con mayor plenitud hijos tuyos con la celebración de
los sacramentos que nos dan nueva vida. (Según el prefacio I de Cuaresma)
La historia de la Cuaresma
23 /02/2018 2do viernes de cuaresma