Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
157
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
había sido casi exclusivo del clero. Este proce- debían ser pobres. Su identidad étnica les ase-
so originó la fundación de los fondos de pen- g u ró privilegios desde la conquista. Los indí-
siones para las viudas, los montes de piedad y genas, los mestizos y negros, los pobres econó-
el establecimiento de casas de pobres de dife- micos, que eran las mayorías, vivían en los lí-
rentes clases. Los pobres de la sociedad estaban mites de la superv i vencia. Ellos eran los “m i s e-
destinados a ser asistidos y el rey podía llamar rables” o los “desgraciados”. De n t ro de la lógi-
a la lealtad de sus súbditos. ca colonial la pobreza era para ellos; ellos eran
Cynthia E. Milton constata la existencia de los trabajadores y tributarios pobres del orden
dos clases de pobres: los pobres económicos y social. Los españoles o criollos pobres contra-
los pobres sociales, la pobreza podía ser real o decían ese orden, debían estar en lo alto, eran
un constructo. Sobre los primeros no necesita- los merecedores. Para ellos había que crear
mos detenernos; los segundos, los pobres so- ayudas diferentes a las pro p o rcionadas a los
ciales fueron aquellos cuya vida no estaba con- pobres económicos, quienes recibían auxilios
forme a sus expectativas. El sistema de domi- ocasionales en tiempos difíciles: sequías, terre-
nación funcionaba por diferencias jerárquicas motos, epidemias y otras causas que agrava b a n
y méritos; el aspecto étnico influenció desde su rutina de limitaciones. Los “miserables”,
los días de la conquista para definir quienes ante la deficiente atención del Estado o de
eran los merecedores y quienes los no-merece- otras instancias caritativas, buscaron mecanis-
dores de ayuda y con qué fin se había de orien- mos legitimados por la costumbre, dentro o
tar esa ayuda. Para comprender la pobreza fuera de la ley, que les permitieran subsistir
como identidad social construida, era necesa- d e n t ro de las relaciones sociales urbanas. El
rio distinguir a las personas: mujeres y hom- mendigar, el migrar, el empeñar bienes o el re-
bres, adultos y ancianos, casados, solteros o currir a los contactos sociales: la familia am-
viudos, niños representados por sus tutores, pliada, las cofradías, las hermandades y el ve-
religiosos y religiosas, que invocaban esa situa- c i n d a r i o. Las redes comunitarias y familiares
ción buscando legitimar el reconocimiento de daban cohesión social para la vida y para las
pobres y recibir una subvención. El Estado, prácticas de supervivencia. Migrar podía signi-
consecuente con su política de caridad y bene- ficar más empobrecimiento, puesto que el fo-
ficencia, les concedería ayuda con el propósito r a s t e ro quedaba fuera de sus redes sociales. El
de mantener o elevar el nivel económico de los robo, condenado por todos, fue otro mecanis-
peticionarios. No era necesario ser pobre en mo de autoayuda que respondía al empobre c i-
los términos actuales para pedir ayuda o men- m i e n t o. Las pensiones de montepío, rentas,
digar. La mendicidad no era exclusiva de los m e rcedes de tierra y otros tipos de socorro es-
miserables sino un derecho de todo aquel que taban reservadas a los pobres sociales, quienes
se sentía disminuido. Pobreza podía significar eran gente respetable. Al distinguir pobres eco-
la carencia de bienes materiales, el desamparo nómicos y sociales se estableció una nueva ta-
en el caso de la mujer y del menor por la au- xonomía: la de merecedores y no-merecedores.
sencia del padre, jefe de un núcleo patriarcal o El recurso utilizado más frecuentemente
la imposibilidad de llevar el estilo de vida de para recibir ayuda del Estado, a más de los Ca s o s
acuerdo al estatus social. La pobreza podía ser de cort e, fue la Declaratoria de pobreza de solem-
una realidad y/o un constructo para cuya legi- n i d a d. Declaratoria para quienes había caído en
timación entraron en juego consideraciones de p o b reza y no para quienes habían nacido en po-
linaje, estamento, género y casta. breza. Las peticiones narran problemas econó-
De acuerdo al pensamiento de la época, los micos que no empataban con su ubicación so-
españoles y sus descendientes, los criollos, no cial, honor y clase y consideraban las cargas fa-
158
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
miliares que había que cuidar: esposa, hijos e nes la pobreza era una situación prevista en su
hijas casaderas. Los procesos eran libres de gasto vida, comenzaron a aprovechar las medidas de
o de costo reducido. Nada tenían que ver con ayuda que en un comienzo estuvieron reserva-
los indígenas, negros, mestizos y las castas, los das para la gente “respetable”, poniendo fin al
carentes de honor y mérito, para quienes estu- monopolio de la élite como beneficiaria de la
vo negada por principio la “p o b reza solemne” Declaratoria de pobreza de solemnidad.
El honor fue un atributo de la República La raza dejó de ser un elemento que definía
de Españoles; obligaban a hombres y mujeres este tipo de pobreza. Es más, los “p o b res eco-
a comportamientos y a responsabilidades so- nómicos” acudieron a la raza y al género para
ciales que definían “la honorabilidad”. Honor autodefinirse como “merecedores”, lo que sir-
para las mujeres significa re c o g i m i e n t o. vió también a los funcionarios para decidir
Género, honor, vergüenza, calidad y raza se sobre quien era pobre. A pesar de que este re-
combinaban para la construcción del discurso curso no fue concedido en principio para las
de las mujeres para argumentar pobreza. Por mezclas, los pobres acudían a lograrlo apro-
vía del linaje se probaba fácilmente el honor, piándose del discurso de la “gente respetable” y
lo que les hacía diferentes a las castas. Los es- a p rovechando la defensa gratuita del defensor
pañoles y criollos caídos en pobreza utilizaban p ú b l i c o. Funcionarios locales y peninsulares
en su construcción discursiva ideas como des- i n t ro d u j e ron nuevas normas y medidas para
nudez, hambre, falta de salud, orfandad y alivio de los pobres y para re f o rzar los pactos.
mendicidad, pero no eran vagabundos, podí- Otro cambio significativo que se produjo
an vestir de harapos, pero no eran indígenas. en Quito con las reformas borbónicas fue en el
Eran pobres en tiempos difíciles no por elec- hospicio. Este fue creado para retirar a los po-
ción o por vicio, pues no abandonaban sus bres de las calles: inválidos, ancianos, despro-
obligaciones familiares. tegidos y mujeres solas. El objetivo era el con-
A fines del XVIII, por las dificultades eco- finamiento temporal para los no respetables,
nómicas, aumentó el número de Declaratorias instruirles en la fe y adiestrarles en algún ofi-
de pobreza de solemnidad. Hubo movilidad so- cio para ganarse dignamente la vida. Era un
cial: propietarios de tierras empobre c i d o s , lugar con régimen de trabajo rígido, educa-
cambios de estilos de vida y aumento en el nú- ción y disciplina. Fue un cambio significativo
mero de personas que anteponían a su nombre del papel del Estado frente a los pobres la idea
el distintivo honorífico de “don” o “doña”. Las de hacer de ellos sujetos útiles para la socie-
castas se apropiaron también de conceptos de dad. La vida de los internos se balanceaba
riqueza, vivienda, vestuario y del uso de fór- entre caridad y castigo, trabajo forzado y edu-
mulas de tratamiento ampliando los límites cación obligada. El hospicio fue hospital de
étno-raciales. La línea entre pobreza social y aislamiento para separar enfermos contagiosos
pobreza económica se hizo borrosa. y locos del resto de pobres, y cárcel y confina-
La expansión del uso de mecanismos de miento para corregir a los rebeldes a través de
ayuda para aliviar la pobreza trajo cambios y la rehabilitación y la enseñanza. El trabajo iba
desafíos. Mientras los peticionarios argüían en beneficio de los internos, los productos que
sus razones, los funcionarios comenzaron a salían de la casa competían con los precios del
quejarse del abuso de los llamados “pobres mercado. El hospicio fue para hombres y mu-
propietarios, merc a d e res y comerc i a n t e s” jeres de los estratos humildes, sin tomar en
quienes habían recibido reconocimiento sin cuenta la etnicidad, sexo o edad.
mayores averiguaciones. Dentro de las refor- El libro es un novedoso aporte sobre los sig-
mas borbónicas, los “desgraciados”, para quie- nificados de la pobreza y los pactos sociales na-
159
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
160
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
tino de los migrantes –las comunidades de como un primer paso para la conformación
El m h u r s t - C o rona y Jackson Heights en de nuevos hogares independientes. Las muje-
Queens. Adicionalmente, proporciona infor- res prefieren que los hombres partan después
mación sobre la población ecuatoriana que de consolidar el matrimonio con el nacimien-
vive en el área metropolitana de Nueva York. to de un hijo. Adicionalmente, ser una mujer
Paralelamente rastrea la historia de Jatunde- casada con hijos permite a las jóvenes vivir in-
lég, las transformaciones en la economía de la dependientemente.
paja toquilla, la migración estacional a las Una vez en Nueva York, la vida de los mi-
plantaciones de banano y la crisis de la eco- grantes varones está mediada por los tipos de
nomía en la década de los ochenta que em- trabajo que encuentran –como esquineros1,
pujó a los hombres a la migración internacio- trabajadores para tiendas coreanas, para la in-
nal. Pribilsky también describe cómo las re- dustria de prendas de vestir o en restaurantes.
mesas en dólares inflaron los precios de la tie- Sus nuevas condiciones de vida y trabajo dis-
rra, monetarizaron tipos de trabajo que solían locan al migrante de su vida e identidades
basarse en la cooperación, incrementaron la previas (como esposos, hermanos, hijos y co-
estratificación rural y cambiaron los patrones muneros). Su objetivo de generar remesas
de consumo y símbolos de estatus. para sus familias en Ecuador entra en contra-
En conjunto con los cambios en la econo- dicción con su aspiración propia de encontrar
mía política de Jatundelég, Pribilsky explora una moderna aventura urbana en la metrópo-
los elementos simbólicos que vinculan la mi- li. El estilo de vida iony se ve muy limitado
gración con aspiraciones de modernidad. por las necesidades de ahorrar dinero, traba-
Frente a la discriminación que sufren los ha- jar durante largas horas y adherirse a una vida
bitantes de Jatundelég como campesinos atra- estrictamente disciplinada (“de la casa al tra-
sados –y como choloboys cuando migran–, la bajo y del trabajo a la casa”).
migración constituye, ella misma, una mane- Pribilsky está interesado especialmente en
ra de reclamar modernidad, en la versión de la cómo los constreñimientos respecto al consu-
iony (p roveniente de I NY), y no sólo una es- mo se relacionan con la construcción de iden-
trategia económica. Esta modernidad conlleva tidades sociales. Los hombres deben aprender
el consumo de una cultura extranjera (formas estrategias de manejo de dinero para poder
de hablar, moda y actitud influidas por los generar ingresos para las remesas. En intentos
Estados Unidos), pero también una ruptura por balancear su presupuesto y controlar el
con el pasado, pues implica “salir adelante”. gasto, los hombres se acercan a formas de ad-
El análisis de Pribilsky rastrea la manera en ministración del dinero ligadas al rol femeni-
que se constituyen los hogares transnaciona- no y sus maneras de manejo del consumo. Un
les. En un primer momento observa una dife- ejemplo es el cambio en el consumo de alco-
rencia entre hijas e hijos jóvenes. Las primeras hol, entendido como una forma de socializa-
son mantenidas en la casa por sus capacidades ción masculina y una representación de virili-
domésticas, mientras que los segundos son dad. Los hombres migrantes se distancian de
vistos como un gasto, a menos que contribu- dichas ocasiones sociales tanto para evitar el
yan significativamente al ingreso del hogar. La gasto como para prevenir la posibilidad de
generación joven enfrenta varios pro b l e m a s : faltar al trabajo; pero a cambio, estos migran-
salarios por debajo de los niveles de subsisten-
cia que disminuyen constantemente, falta de 1 Trabajadores informales para tareas específicas que
son reclutados en lugares determinados lugares –cier-
acceso a tierra heredada y precios altos por la
tas esquinas por ejemplo–, donde se reúnen en espera
misma. En este contexto, la migración se ve de ser contratados.
161
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
tes se construyen como “más modernos y pro- conyugales y vidas de familia en un espacio
gresistas” creando un diferente sentido de pa- transnacional2. El énfasis de Pribilsky en las
ternidad. El envío de regalos y la entrega di- masculinidades y paternidades transnaciona-
recta de electrodomésticos en Jatundelég son les se puede poner en diálogo con otros estu-
oportunidades para alinear sus identidades dios sobre relaciones de género y familia que
como hombres con su búsqueda de moderni- se centran en la experiencia de los migrantes
dad ‘a la iony’: como migrantes exitosos, es- en países europeos, especialmente España.
posos comprometidos y padres atentos. La información etnográfica apunta a que
Finalmente Pribilsky explora las relaciones los hombres y las mujeres migrantes en
conyugales y la co-paternidad transnacionales. Estados Unidos y España3 están comprometi-
Los hombres migrantes y las mujeres en dos de manera diferente en las luchas sobre la
Jatundelég deben asumir roles de género dis- forma que debe tomar el hogar, las relaciones
tintos a los tradicionales. En el proceso de “or- de género y la vida de la familia. La descrip-
ganizarse”, los migrantes deben realizar tareas ción de Pribilsky provee un retrato en general
domésticas que no habían asumido en su positivo del reajuste de hombres y mujeres a
lugar de origen. Por otro lado, las mujeres ne- sus vidas transnacionales y a su compromiso
cesitan incorporar en su rutina tareas que co- de construir un hogar. Los casos escogidos
rrespondían a sus esposos. Así, los cultivos si- por Pribilsky parecen sugerir que los hombres
guen siendo cruciales para la sobrevivencia del migrantes están más interesados en hacer fun-
hogar durante los primeros años de partida cionar el hogar transnacional, que los casos
del esposo. Las mujeres son llevadas al mundo analizados en relación a mujeres migrantes en
público de la calle, mientras sus esposos son España, quienes migran debido, en parte, a
llevados al mundo de la casa. En las parejas cambios en las relaciones con sus parejas, para
que analiza Pribilsky, las esposas juegan un ro l
central en la administración de las finanzas, 2 Pribilsky, Jason, 2004, “Aprendamos a convivir: con-
necesarias para alcanzar los objetivos que im- jugal relations, co-parenting, and family life among
Ecuadorian transnational migrants in New York City
p u l s a ron la migración. El manejo de las re m e- and the Ecuadorian Andes”, en Global Networks Vol.
sas inviste a las mujeres con un lenguaje de au- 4, No. 3, pp. 313-334.
toridad a través del cual hacen reclamos sobre 3 En especial ver los trabajos de Carrillo, Ma r í a
las necesidades del hogar. Las esposas orq u e s- Cristina, 2004, “Las Mujeres en los Procesos Migrato-
rios”, en Mercedes Prieto, editora, Mujeres ecuatoria-
tan los “proyectos de modernidad” en la orga- nas: entre las crisis y las oportunidades, 1990-2004,
nización de celebraciones para sus hijos, como FLACSO, CONAMU, UNFPA, UNIFEM, Quito,
bautismos, primeras comuniones, confirma- p p. 99-117; He r rera, Gioconda, 2005, “Mu j e re s
ecuatorianas en las cadenas globales del cuidado”, en
ciones y cumpleaños, que hablan sobre los lo- G. Herrera, M. C. Carrillo y A. Torres, editoras, La
g ros de los migrantes tanto en términos de migración ecuatoriana en España. Transnacionalismo,
modernidad i o n y, como de vida familiar. redes e identidades, FLACSO, Quito, pp. 281-303;
López Rodríguez-Gironés, Pilar, 2004, “Relaciones de
El trabajo de Pribilsky constituye una con-
género entre migrantes ecuatorianos en el nuevo con-
tribución a la discusión sobre los efectos de la texto de ‘La Rambla’, Murcia: un acercamiento desde
migración en la redefinición de identidades y la antropología” en Ecuador Debate, No. 63, Quito;
roles de género. El autor coincide con otros Oso Casas, Laura, 2005, “Las Jefas del Hogar en un
Contexto Migratorio. Modelos y Rupturas”, en F.
investigadores en problematizar el difundido Checa y Olmos, editoras, Mujeres en el Camino. El
discurso social sobre los efectos desintegrado- Fenómeno de la Migración Femenina en España, Icaria
res de la migración en las familias. Por lo editorial, Barcelona, pp. 85-104; Wagner, Heike,
2004, “Migrantes ecuatorianas en Ma d r i d :
tanto, centra su análisis en cómo parejas in- Reconstruyendo identidades de género” en Ecuador
tactas se esfuerzan en redefinir sus relaciones Debate, No. 63, Quito.
162
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
163
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
164
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
este modo de dominación en tanto pro m u e ve ciente de autores por entender el campo de
mediaciones políticas al poder. Encuentra las publicaciones y productos culturales que,
además procesos de ruptura del hábito con- como las revistas y la prensa, forjaron el
servador y en este sentido, se entiende la apro- campo de la opinión pública de la época. Un
piación femenina del discurso liberal y su ra- segmento de estas publicaciones estuvo a
dicalización. Halla espacios de socialización cargo de mujeres maestras de origen popular
regidos por nuevas reglas y objetivos, que ya y de la naciente clase media. El descubri-
no disputaban solo el control del aparato es- miento de sus revistas y el análisis de su posi-
tatal, sino que creaban una alternativa anta- ción lleva al lector a entender el concepto de
gónica a las formas de sociabilidad tradiciona- esferas públicas contra-hegemónicas.
les. El libro podría leerse como un esfuerzo La obra nos acerca a historias de vida muy
afín a una literatura reciente que aborda las ricas que permiten ver los escenarios entre los
divisiones de género y raciales en el mundo la- que se mueve la formación de nuevas ciuda-
boral y político. Se encuentra en diálogo así danas; sin embargo, es recomendable no leer-
mismo con una literatura que establece impli- la como una obra centrada en la gesta feme-
caciones del concepto de opinión pública en nina. La lucha individual y colectiva de las
el contexto de sociedades postcoloniales. mujeres forma parte de un fenómeno mayor
El trabajo puede ser también inscrito en en el cual la organización social presiona por
el esfuerzo que existe en el pensamiento so- le reconocimiento del trabajo como fuente de
cial ecuatoriano, desde distintas disciplinas, derechos sociales. Este es un momento de ex-
por entender cómo se produjo la entrada de pansión de la organización social y de refor-
las clases subalternas, las masas y sus compo- ma política. La organización popular, con sus
nentes al sistema político. Existen estudios publicaciones, movilizaciones y formas de
s o b re el papel del Ejército en la integración presión sobre la institucionalidad, se expande
de sectores populares al campo político esta- en el ámbito liberal y de izquierda, pero tam-
tal y su reforma; sobre el papel de los sindi- bién, en la esfera de influencia conservadora y
catos y la burocracia como espacios de inte- de una derecha renovada por la incorporación
gración corporativista de sectores populares y de bases populares. Re c o rdemos que en
medios a la vida social y política y trabajos Ecuador como en otros países latinoamerica-
históricos sobre etnicidad y ciudadanía que nos, la ciudadanía no triunfa en el modelo del
deberán ser leídos en dialogo con este nuevo liberalismo individualista de finales del siglo
conocimiento. XIX. Dentro de las esferas en que se forjan las
En una rica discusión en torno a la noción políticas públicas se va conformando un libe-
de esfera pública de Habermas y sus críticos, ralismo social, a tono con el cambio estatal
el libro muestra la formación de esferas pú- internacional posterior a la Primera Guerra
blicas paralelas a las de la tipografía domina- Mundial y acorde a la presión interna por
da por la plana mayor del conservadurismo y romper el monopolio de la justicia en manos
el liberalismo. En las revistas femeninas sobre de la clase gamonal. El reconocimiento del
educación se genera una voz crítica, se afian- trabajo como fuente de derechos sociales fue
za el campo educativo y las mujeres se apro- en su momento, tan importante como el es-
pian del discurso democrático, promoviendo fuerzo por definir campos de saber especiali-
–a pesar del escepticismo oficial– una base zados por parte de la clase media. Así, La ciu-
institucional y social relevante para la sobre- dadanización femenina parece recorrer cami-
vivencia del Estado. Este trabajo contribuye nos cercanos a los de la ciudadanización de las
así, con una nueva perspectiva al esfuerzo re- clases populares del país, pues como lo sugie-
165
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
Valeria Coronel
166
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
167
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
Manuela Camus habla de las diferentes es- Angélica Ordóñez realiza un acercamiento
trategias de sobrevivencia de las comunidades al tema de la migración transnacional y sus
mayas de Huehuetenango, incluyendo aque- efectos locales en las comunidades kichwa
llas relacionadas con la migración como un otavalo, materializados en la reinvención de la
“elemento crucial” para la persistencia de este fiesta del Pakwar Raymi. Fiesta que incorpo-
pueblo “desde la conquista y antes”. Según la ra elemento del Carnaval católico y la fiesta
autora, los mayas han manteniendo un cons- del Florecimiento del calendario agrícola;
tante flujo y reflujo de información y contac- adicionalmente, está presente un campeonato
tos entre la comunidad de origen y el lugar de de fútbol en el que participan otavalos radi-
destino, lo cual se ha traducido en un migrar cados en diferentes países, quienes regresan a
colectivo, en el sentido de que cada individuo Otavalo expresamente para esta fiesta. Los
que migra, a más de basar este movimiento en participantes hombres y mujeres migrantes
redes organizadas, aunque no armónicas per buscan reencontrar elementos identitarios, al
se, “carga” con su comunidad, como en una tiempo que los fusionan con aquellos que se
“estrategia de caracol”. Es decir, la incorpora desprenden de sus nuevas condiciones.
de forma simbólica a su práctica migratoria, En su artículo, Pilar Cruz, analiza los dife-
puesto que “la razón de su ser se encuentra en rentes procesos por los que atraviesan los in-
el grupo y ello se refleja en la concepción de dígenas saraguros que migran a Vera-España.
la familia y las relaciones de género, de sus es- La autora utiliza la noción de “círculos con-
trategias laborales y –sin duda– migratorias” céntricos de identidad” para explicar estos
(p. 29). Lo que no impide que se incorporen procesos. Esta noción se refiere al manteni-
también aquellos elementos que se le presen- miento de ciertas características identitarias,
tan en la sociedad de destino. con el fin de salvaguardar y afianzar “los afec-
Andrea Ruiz aborda el tema de género en tos” y que se podrían traducir como prácticas
la migración kichwa otavalo, ahondando en en el ámbito privado, la autora menciona por
la condición de las mujeres del grupo como ejemplo, la comunicación constante con la
guardianas, encargadas de mantener, preser- comunidad de origen, el tema de las remesas,
var y transmitir la identidad otavaleña; iden- etc. Pero a la vez, en este proceso se produce
tidad que además se transforma en un ele- el distanciamiento de otros hábitos propios
mento crucial para el desarrollo de una eco- de estos indígenas como el uso del vestido o
nomía transnacional. Esta condición es de- la jimba3, que les permiten evitar la discrimi-
manda por la comunidad, incluso a la distan- nación en los ámbitos donde tienen que de-
cia, transformándose en un elemento de con- sarrollar su vida cotidiana en su nuevo lugar
trol sobre el cuerpo y la sexualidad de las mu- de residencia.
jeres migrantes. Esto no se aplica de igual La tercera y última parte del libro se inte-
forma para el hombre kichwa otavalo, quien resa por los temas de migración y desarrollo.
vive su sexualidad con mayor libertad. En esta parte existen artículos como “Trans-
En la segunda parte del libro, que combi- nacionalismo andino: migración y desarrollo
na los temas de migración e identidad, se en- en dos pueblos peruanos” de Karsten
cuentran los artículos “Migración transnacio- Paerregard, “Diáspora de kichwa kañaris: is-
nal de los kichwa otavalo y la fiesta de Pakwar lotes de prosperidad en el mar de pobreza”, de
Raymi” de Angélica Ordóñez y “Comunida- Miguel Caguana y “Las migraciones interna-
des transnacionales indígenas: experiencia
migratoria del pueblo Sa r a g u ro en Vera
3 Nombre de la trenza larga que llevan los varones de la
(España)”, de Pilar Cruz Zúñiga. etnia saraguro.
168
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
cionales de Muquiyauyo (Perú): entre le pro- sus ingresos y de esta forma mantener un es-
greso, el prestigio y las resistencias” de María tatus privilegiado dentro de la población; y la
del Pilar Sáenz. “migración de resistencia”, la cual es analiza-
Karsten Paerregard se refiere a los procesos da como una estrategia de supervivencia y
migratorios de dos comunidades rurales del que buscaría mantener las condiciones bási-
Perú, Cabanaconde y Bolognesi, a través de cas de subsistencia del resto de los pobladores
estas experiencias, la autora se refiere a las for- de la comunidad.
mas que adquieren las redes migratorias para Se debe decir que este libro presenta un
los emigrantes de ambas comunidades. La in- interesante esfuerzo por acercarse a la proble-
vestigación muestra como estas redes se tra- mática de la migración indígena internacio-
ducen en apoyo a los lugares de origen, asu- nal y logra articular diversos casos de migra-
miendo un carácter de compromiso para con ción, que nos permiten vislumbrar parte de
sus paisanos, aunque distintos en cada uno de este proceso en sus condiciones reales. Esta
los casos. Dentro de este proceso se rescata la compilación resulta una válida propuesta que
presencia de las asociaciones de migrantes y se compromete a contribuir con el estudio y
su intervención en proyectos de desarrollo entendimiento de este fenómeno tan actual y
para sus comunidades en el Perú. complejo.
Para Miguel Caguana, el estudio de los
efectos de la migración de los kichwa kañaris María Augusta Espín
en sus comunidades de origen se ve reflejado
en datos como la estructura demográfica de la
población, promedios de ingreso en las fami-
lias, así como procesos de acumulación en la
zona. Para presentar estos datos, el autor re-
toma varias tipologías de familia: estas tipolo-
gías comprenden tanto a familias con miem-
bros que han emigrado (padres o hijos), como
familias con migración fracasada y familias
sin migración. Estos datos nos permiten visi-
bilizar cómo se produce la desigualdad social
en el medio rural y de qué manera esta con-
dición rompe o incide en otros procesos pro-
pios de las comunidades indígenas andinas,
como la “reciprocidad” y la “ayuda mutua”.
Finalmente María del Pilar Sáenz analiza
el caso de la comunidad de Muquiyauyo en el
Perú, que es tomado como ejemplo de pro-
greso en la zona. Sin embargo, la autora des-
cubre que, dentro del proceso migratorio en
esta comunidad, se presentan relaciones de
desigualdad entre los comuneros y el resto de
los pobladores de Muquiyauyo. En base a este
hecho establece dos patrones migratorios: la
“migración progresista” de los comuneros de
la zona, que busca mantener o incrementar
169
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
170
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
171
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
guas, a veces asignándoles los nombres de sus Javier Auyero y Débora Swistun
amos y explotadores y, otras veces, imponién- Inflamable, estudio del sufrimiento
doles lógicas religiosas o políticas ajenas. ambiental
Grisales encuentra en la frontera Colom- Paidós, Buenos Aires, 2008, 234 págs.
biana-Pe ruana y Brasileña algo que yo también
he encontrado en las fronteras que he estudia- Este libro es un relato sobre el sufrimiento am-
do –la de México con Estados Unidos y la de biental vivido por los habitantes de un barrio
Ecuador con Perú. Allí donde aparentemente marginal de Buenos Aires a causa de la conta-
se adelgaza el control del Estado sobre el terri- minación industrial. Villa Inflamable se en-
torio se pueden identificar las múltiples caras cuentra junto al Polo Pe t roquímico y Puerto
del Estado: otros actores como los comercian- Dock Sud, donde la refinería de Shell, instala-
tes, los misioneros o los militares toman las da en 1931, es la más antigua. Hay allí otra re-
funciones de éste. De esta forma, el estudio de finería de petróleo (DAPSA), tres plantas de al-
las fronteras nos ayuda a combatir las reifica- macenamiento de combustibles y derivados del
ciones que a menudo se hacen del Estado y nos p e t róleo (Petrobras, Repsol-YPF y Petrolera
lleva a verlo como lo que es, una amalgama de Cono Sur), varias plantas que almacenan pro-
actores, intereses, discursos y prácticas más o ductos químicos (TAGSA, Antívari, Dow
menos coherentes, pero nunca un organismo Química, So l vay Indupa, Materia, Orvo l ,
sólido con fines claramente definidos. Cooperativa VDB y Pamsa), una planta que fa-
brica productos químicos (Meranol), una ter-
Carmen Martínez Novo minal de conteiner (Exolgan) y una planta
termo eléctrica (Central Dock Sud) (p. 53).
El lugar se caracteriza por la insalubridad
y mala calidad ambiental: funciona como ba-
surero clandestino, no posee mecanismos sa-
nitarios y apropiados de distribución de agua
potable y tampoco posee recolección regular
de basura (pp. 48-49). Pero estas condiciones
no han propiciado la organización de una ac-
ción colectiva duradera y estratégica que logre
frenar y/o remediar la contaminación. Es jus-
tamente la antítesis, es decir, la pasividad y el
“no saber qué hacer” de los habitantes de
Inflamable lo que interesa a los autores. La
percepción de su hábitat contaminado está li-
gada a la confusión y la incertidumbre; facto-
res que constituyen elementos importantes
para entender la dominación a la que los ha-
bitantes de Inflamable se someten.
Auyero y Swistun constituyen una pareja
ideal de investigadores. La antropóloga Dé-
bora Swistun, al contrario que los periodistas
o quienes visitan ocasionalmente Villa Infla-
mable, creció y vivió allí. Swistun posee la ex-
periencia y la cercanía a los habitantes que su-
172
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
fren la contaminación –siendo ella quizás uno cotomía típica de las ciencias sociales, aquella
de ellos1. Esta experiencia le ha permitido a entre investigador e investigado.
ella establecer un diálogo sin fronteras con sus Esto nos remite directamente a la discu-
vecinos. De hecho, los habitantes de Infla- sión entorno a la llamada sociología reflexiva
mable tienen un discurso programado que –una vez evocada de manera vanguardista por
narran a los visitantes, provocando en ellos, y Loïc Wacquant y Pierre Bourdieu–, cuyo
en gran parte del mundo externo, una visión compendio de conceptos y metodologías nos
homogénea de los problemas ambientales del permite entender el sentido general de éste
barrio. En este sentido, el trabajo de Débora libro2. En esta línea de la sociología, la inves-
es crucial, pues rompe ese discurso prefabri- tigación de Auyero y Swistun hace uso de he-
cado y permite entender más de cerca la per- rramientas teóricas flexibles y dinámicas.
cepción del peligro tóxico que se vive en la Usar las teorías de esta manera es coherente
villa, percepción que de ninguna manera es con la naturaleza incierta –tanto desde el
monolítica. punto de vista científico como desde el plano
Por su parte, el sociólogo Javier Auyero se de la representación– del sufrimiento am-
involucra en esta experiencia investigativa en biental. En otras palabras, la investigación del
línea con lo que llama la “etnografía cubista fenómeno de la contaminación consiste en
(reflexiva)”. Él explora la perspectiva institu- usar las teorías como cajas de conceptos-he-
cional e histórica del problema. Auyero con- rramientas, disponibles en cualquier momen-
dujo la mayoría de las entrevistas con funcio- to y sujetas a la creatividad del investigador.
narios, personal del Polo Petroquímico, mili- Estas herramientas deben servir para desen-
tantes, abogados y también realizó el trabajo trañar un sufrimiento que no se explica solo a
de investigación de archivos (p. 31). Precisa- partir de condiciones materiales, pero que
mente, la riqueza de este trabajo reside en la tampoco se explica solamente a partir de lo
combinación tanto de estrategias de campo simbólico. Aquí, no es poca la inspiración
como de los estilos analítico y narrativo. Esta que encuentra Au ye ro en el trabajo de
manera de abordar el tema de la contamina- Bourdieu: “he vuelto a leer [Meditaciones Pas-
ción ambiental, es decir, explorando el senti- calianas] –dice– para tratar el tema del sufri-
do que le da la gente al peligro tóxico y cómo miento social, un estudio etnográfico sobre
lidia con él (p. 21), orientan esta investiga- casos de envenenamiento y contaminación en
ción hacia la superación de la dicotomía mi- el que trabajo ahora”3. De allí que –al contra-
lenaria entre objetividad y subjetividad. En rio del pensamiento o las metodologías dua-
este sentido, este trabajo es tan objetivo como listas– a los autores de este libro les interese
subjetivo, pues le interesan las condiciones más bien dotarnos de una visión objetiva y
materiales que produce el sufrimiento am- subjetiva de la contaminación. En consecuen-
biental, pero también la construcción (a la cia, este libro nos muestra los efectos (mate-
vez) subjetiva y colectiva de éste. En tanto riales y simbólicos) que la contaminación
que en el plano metodológico, los autores ejerce sobre los habitantes de Inflamable.
buscan hacer un trabajo de auto reflexión y Del mismo modo, a los autores les intere-
de reflexión con los habitantes de Inflamable sa presentar una visión total sobre el tema y
respecto a su experiencia tóxica. Esta estrate-
gia metodológica procura sobrepasar una di- 2 Bourdieu, Pierre y Loic Wacquant, 1995, Respuestas
por una antropología reflexiva, Grijalbo, México.
3 Hurtado, Edison, 2005, “El oficio de la etnografía
1 Wainfeld, Mario, 2008, “Antropología de un barrio política. Diálogo con Javier Auyero”, en Revista Íconos
contaminado”, en Página 12, 14 marzo, Buenos Aires. No. 22, mayo, Quito, pp. 109-129.
173
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174
Reseñas
desde varias perspectivas. Es por esto que, de te que se entiendan las condiciones económi-
cierta manera, se aborda en el libro lo que po- cas y políticas causantes, en primer lugar, de
dría llamarse “los discursos sobre la contami- este conflicto. Si bien en este libro hay una
nación”, elaborados por distintos actores en dimensión de las representaciones y estructu-
torno al conflicto socio ambiental de Villa ras simbólicas que permiten elucidar la com-
Inflamable. En palabras de Auyero, para estu- plejidad de “vivir en medio de la contamina-
diar los procesos escondidos de sufrimiento ción”, no es menos cierto que estos fenóme-
ambiental, vale utilizar, “por ejemplo, el pen- nos siempre se enmarcan dentro de un siste-
samiento de Tilly sobre la acción colectiva o ma económico y político que excede las vo-
s o b re el Estado, con el pensamiento de luntades individuales, en este caso, las de los
Bourdieu sobre cómo funciona la domina- habitantes de Inflamable. Así, una de las li-
ción”4. Es por esto que se aborda el discurso mitaciones de este libro es justamente el pasar
de la Shell, el cual niega que sean sus prácti- por alto un estudio detenido sobre las condi-
cas industriales las causantes de los altos nive- ciones económicas y políticas que son cau-
les de plomo en la sangre de los habitantes de santes directas –no solamente del sufrimiento
Inflamable. Se trata también el discurso del ambiental de los habitantes de Inflamable–
Estado, representado por algunos de sus fun- sino también de la dominación a la que ellos
cionarios, quienes –al igual que los aboga- están sujetos.
dos– prometen la reubicación, indemnizacio-
nes económicas o ciertas medidas para mejo- Oliver Torres
rar la calidad ambiental del barrio. A fin de
cuentas, estas promesas desembocan en la in-
certidumbre y la espera infinita: dos condi-
ciones fundamentales de la dominación. Está
presente además, el discurso de los médicos
quienes dan respuestas y diagnósticos contra-
dictorios, demostrando así que la misma
ciencia no entiende de manera unívoca el fe-
nómeno de la contaminación. A todos estos
discursos, incluidos aquellos de los habitantes
de la villa, les subyace, sin embargo, un factor
común: la confusión, la contradicción y la in-
certidumbre (p. 115). Estos elementos favo-
recen el “fracaso” de la acción colectiva de los
vecinos de Inflamable, conjuntamente con la
desconfianza en su fuerza y eficacia colectiva
(pp. 26, 189).
Si una de las finalidades de una investiga-
ción social es esclarecer el entendimiento de
un problema, de hecho, este presupuesto de-
bería ayudar a plantear soluciones o, cuando
menos, pautas para resolver este conflicto so-
cial y ambiental. Por esta razón, es importan-
4 Ibid.
174
ÍCONOS 32, 2008, pp. 157-174