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Se ha publicado en forma prácticamente simultánea a

la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público. En su


conjunto, ambas leyes, constituyen el núcleo de la
regulación administrativa; es decir de la actividad de
la de la Administracion del Estado cuando actúa
ejerciendo sus potestades.

Esta amplia norma regula desde la capacidad de los


interesados o las notificaciones a los recursos
administrativos, pasando por todos los aspectos relevantes
del procedimiento, de modo que nos limitaremos a señalar
algunos de sus aspectos más llamativos. Entratrá en vigor
pasado un año desde su publicación en el BOE, es decir,
en octubre de 2016.
Se potencia la relación con la Administracion por vía electrónica. Las personas físicas
tienen derecho a comunicarse por vía electrónica y las personas jurídicas, entidades y
profesionales colegiados están OBLIGADOS a hacerlo.

En cada Administración existirá un registro electrónico general donde se asentarán


todos los documentos presentados por los interesados que, por otra parte podrán
identificarse en la forma tradicional o mediante certificados electrónicos o sistemas de
clave concertada. La presentación de documentos podrá efectuarse en el registro
electrónico de la administración a la que se dirijan o en cualquier otro de la
Administracion, asi como en en las oficinas de correos y consulados.

Cuando los plazos se expresen en días, se entiende que se trata de días hábiles
excluyéndose del cómputo los sábados, domingos y festivos (hasta ahora los sábados
no estaban excluidos).

•twittear

La ley detalla los –numerosos- supuestos en los que los actos administrativos deben ser
motivados así como sus efectos y los supuestos en que se condicionan a la notificación,
para lo que se otorga preferencia –nuevamente- a la electrónica con la posibilidad de
incorporar, por vía reglamentaria, nuevos supuestos obligatorios. En general la norma
tiende a limitar las garantías, o lo que es lo mismo, a facilitar la continuidad de
procedimientos sin conocimiento del interesado.
Se regulan, sin grandes variaciones respecto a la normativa anterior los supuestos de
nulidad y anulabilidad de los actos administrativos, y en general el procedimiento;
iniciación, ordenación basada en el expediente electrónico con la previsión de supuestos
de tramitación simplificada, y finalización

Por último, y sin grandes novedades, la Ley regula los procedimientos de revisión de
actos administrativos.

La nueva Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo Común


Por: Araceli C. Cadenas 3 octubre, 2016 Derecho Administrativo, Leyes Sin comentarios
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El 2 de octubre de 2016 entró en vigor la Ley 39/2015 de Procedimiento Administrativo


Común que deroga la famosa ley 30/92 que tanto sufrimiento nos ha ocasionado a los
estudiantes de Derecho.
Esta nueva ley 39/2015 pretende implantar una Administración electrónica, mejorando y
agilizando los procedimientos administrativos. El nuevo procedimiento administrativo recoge
una amplia configuración de los derechos de las personas.
La notificación electrónica se convierte en el medio preferente de notificación en el
procedimiento administrativo. También hay novedades en los plazos: los sábados pasan a ser
días inhábiles y se establece el cómputo de plazos por horas. También hay nuevas reglas de
cómputo: la Administración tecnológica abierta a los ciudadanos todo el día.
Adiós Ley 30/92, adiós
La norma por excelencia del procedimiento administrativo era la Ley 30/1992 de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, también
conocida como LRJPAC.

Se pone fin a los más de veinte años de vigencia de la ley 30/92 con la entrada en vigor de la
Ley 39/2015 y la ley 40/2015. El legislador opta por dividir una norma básica en dos.

Ley 39/2015
La nueva Ley 39/2015 regula la relación de la Administración con los ciudadanos y las
empresas. La Ley se divide en 133 artículos, estructurados en seis títulos, cinco disposiciones
adicionales, cinco disposiciones transitorias, una disposición derogatoria y siete disposiciones
finales.

Novedades de esta ley:


 No hay procedimientos especiales, salvo excepciones.
 El procedimiento sancionador y de responsabilidad patrimonial se integran como trámites
especiales.
 Se incluye un procedimiento administrativo exprés para supuestos de menor complejidad.
 Las reclamaciones previas en vía laboral y civil se suprimen.
 Se computan los plazos por horas.
 Separación entre identificación y firma electrónica.
 Declaración de los sábados como días inhábiles, unificando el cómputo de plazos en el
ámbito judicial y el administrativo.
Ley 40/2015

La ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público regula la Administración ad intra, es
decir, su funcionamiento, órganos, relaciones con otras administraciones, etc. Se divide en 158
artículos, estructurados en tres Títulos, más 22 disposiciones adicionales, cuatro transitorias,
una derogatoria y 18 finales.

Las novedades que incorpora: mayor transparencia y funcionamiento ágil de las


Administraciones Públicas; mejor cooperación y coordinación entre las distintas
Administraciones y simplificación del sector público institucional.

Derogación de la ley
30/1992 y sustitución por 2
nuevas leyes para las
Administraciones Públicas

El Boletín Oficial del Estado publica hoy las dos normas básicas sobre el que
se va a estructurar el régimen de las Administraciones Públicas desde
septiembre de 2016: la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento
Administrativo Común de las Administraciones Públicas y la Ley 40/2015,
de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público. Dos normas que,
dentro de un año, provocarán la derogación de la Ley 30/1992, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
administrativo Común, con la que hemos venido funcionando los últimos 23
años.

No es momento de hacer un análisis exhaustivo de las disposiciones.


Conviene, sin embargo, hacer algunas consideraciones generales:

1. Las dos normas reflejan una voluntad de modificar el régimen jurídico a


toda costa y sin atender a la especial significación que tiene el régimen que se
sustituye. Tres meses y medio han pasado desde su presentación en el
Congreso de los Diputados, con un debate plano, sin un estudio concienzudo,
sin voluntad de pacto ni de conformar un régimen con el que todos los entes
públicos se sientan cómodos, ni prever cuáles son las consecuencias
económicas de esta reforma. Téngase en cuenta que en septiembre de 2016
será la disposición que regirá a todos los entes públicos y, por ello, hubiera
requerido un acuerdo de estado para ello. La mala salud democrática se ve en
cosas como éstas, en la falta de distinción entre lo que permite el uso de la
mayoría absoluta y lo que requiere un consenso, mínimo siquiera.
2. Es una reforma poco innovativa. Realmente se pueden contar con los dedos
de una mano los preceptos esenciales que son realmente novedosos. La
Administración electrónica no se puede considerar una novedad, desde el
momento en que la Ley 11/2007 ya introdujo un procedimiento electrónico al
que sólo la crisis económica impidió que se llevara a la práctica, por la falta de
recursos. De hecho hay una parte esencial de la Ley de Procedimiento común
(registro electrónico de apoderamientos, registro electrónico, registro de
empleados públicos habilitados, punto de acceso general electrónico de la
Administración y archivo único electrónico) que se posterga a dentro de ¡2
años! No puede ser tampoco la lucha contra la duplicidad de órganos, que es
una tradición en nuestro ordenamiento. Realmente existen muchos preceptos
que son mera transcripción de otros que estaban en la norma de 1992, así
como otros en los que sólo se añade una palabra que, en muchas ocasiones
complica más que ayuda a dar una solución al problema. Desde este punto de
vista, hubiera resultado suficiente una reforma de la Ley 30/92 en aquellos
puntos que lo hubieran merecido.
3. Es una reforma poco sistemática. La separación en dos cuerpos legales, tal
como estaba en las normas franquistas, no contribuye precisamente a clarificar
el régimen jurídico de las Administraciones públicas.Dos normas que tienen,
además, reglas de aplicación diferenciadas en función de que sean de
regulación de la Administración del Estado o que sirvan de parámetro genial de
los entes públicos.
4. La vinculación que hacen las normas a la eficacia administrativa y a los
informes internacionales no puede resultar más naïf. El problema que tiene la
Administración española no es básicamente de legislación sino de número de
empleados públicos (tenemos bastantes menos por habitante que en los países
de nuestro entorno), de formación de éstos y una adecuada estructuración de
las relaciones de puestos de trabajo para ser más eficaz y eficiente. La
Administración electrónica, no es, no debe ser un mero recurso al registro
electrónico, sino la palanca que nos permita la transformación del
funcionamiento administrativo, algo en lo que no se ha progresado nada en los
últimos 4 años. Nótese, por ejemplo, que hoy seguimos en España con los
mismos problemas que en la pasada legislatura para la utilización del DNI
electrónico, que es la base para que la Administración electrónica funcione.

Implantando la nueva Ley de


Procedimiento (I): ¿Por dónde empezar?
Oct 31

Publicado por valmonacid

Más vale tarde que nunca. Uno de los máximos responsables del Ayuntamiento ha leído
un par de artículos sobre la LPA y ha tomado conciencia de que el procedimiento,
ahora, solo puede ser electrónico. Queremos, por fin, implantar la administración
electrónica en nuestra organización pero ¿Por dónde hay que empezar?

A pesar del impacto que sin duda está causando (y más que va a causar el 2 de octubre
de 2016) la nueva Ley de procedimiento administrativo (LPA), nuestra Ley de
administración electrónica aún sigue siendo la Ley 11/2007, de 22 de junio, una Ley ya
moribunda, que va a pasar tristemente por el ordenamiento jurídico español con el grado
de cumplimiento más bajo que se recuerda. Pero en realidad la LPA no aporta tantas
novedades con respecto a la misma, sino matices. Matices, eso sí, importantísimos,
como es la obligatoriedad del procedimiento electrónico. Un procedimiento basado en
documentos electrónicos firmados electrónicamente en base a una Ley aún cuatro años
anterior (2003), y cuya primera versión es de 1999. Pero vamos a implantar todo esto
ahora. Está bien.

Un detalle curioso es que la citada Ley 11/2007 se denomina “Ley de acceso electrónico
de los ciudadanos a los Servicios Públicos”, por lo que no cabe duda de que la
administración local, la más próxima y servicial (a pesar de la LRSAL), es seguramente
la que “más electrónica” debería ser (valga la expresión). Luego, claro está, la propia
ley tiene sus contradicciones que a la postre han propiciado su incumplimiento: por un
lado su ámbito de aplicación se restringe, paradójicamente, a las AAPP, y por otro
“obliga pero no obliga” a implantar la e-administración, exonerando a las entidades
locales que aleguen que no tienen presupuesto para ello. La LPA subsana ambas taras,
ayudada, en este caso sí, por la LRSAL en tanto en cuanto asigna la competencia de
“administración electrónica” a las Diputaciones respecto de los Ayuntamientos de
municipios de menos de 20.000 habitantes (pero “a nadie” respecto de los restantes).
Junta General de COSITAL Valencia 2005. ¿Me ven ahí al fondo? Ese día levanté la
mano y dije que los Decretos se debían firmar electrónicamente

Uno de nuestros argumentos principales, de siempre, para tratar de cumplir la inédita


Ley 11/2007 ha sido que “en algún momento hay que empezar”. De lo contrario sigue
pasando el tiempo y lo que nunca se empieza evidentemente jamás se termina.
Pensamos que todas las excusas que siempre se han empleado para no empezar
realmente solo eran aceptables para no acabar. Pero nuestro argumento, insistimos, es
tan sencillo como que el tiempo pasa y la realidad sociotecnológica avanza como un
cohete. En 2005 muchos compañeros discutían conmigo sobre la necesidad, e incluso la
idoneidad, de que la administración fuera electrónica. En 2015 aún lo hacen algunos. En
2025 solo los tarados, y perdonen la contundencia, podrán mantener esa postura. Pero
para que en 2025 la administración sea tan moderna como la sociedad debemos empezar
a hacer cosas en un momento muy anterior a 2025. Siempre hemos ido con retraso:

 La Ley 11/2007 debía cumplirse el 31/12/2009, y ya han pasado seis años desde
aquélla fecha…
 Y cuatro desde le Ley de economía sostenible, que obliga a aprobar un plan de
implantación de administración electrónica, del que ut infra hablaremos mucho
más.
 Y ocho desde la aparición de la propia Ley 11/2007.
 Y doce desde la Ley de firma electrónica, la (en su momento moderna) Ley
General Tributaria y la Ley 57/2003, que recoge literalmente para la
administración local la obligación de implantar las nuevas tecnologías.
 Y nada menos que veintitrés desde la también moribunda Ley 30/92, ley que sin
embargo siempre hemos admirado, y que insinuaba desde el principio que la
administración debe ser única, añadiendo la siguiente afirmación: “Las técnicas
burocráticas formalistas, supuestamente garantistas, han caducado, por más que
a algunos les parezcan inamovibles, y la Ley se abre decididamente a la
tecnificación y modernización de la actuación administrativa en su vertiente de
producción jurídica y a la adaptación permanente al ritmo de las innovaciones
tecnológicas”.
 Y, si me permiten el “apunte friki”, ciento quince años desde la Real Orden de
12 de febrero de 1900, de Francisco SILVELA, histórica muestra de la cultura
del cambio, que reza: “en todas las oficinas del Estado, provinciales y
municipales se admitan cuantas instancias y documentos se presenten hechos
con máquinas de escribir, en los mismos términos y con iguales efectos de los
escritos o copiados a mano”.

En todos estos años sería justificable para la administración no haberlo hecho “todo”,
pero es imposible de defender que al menos no se ha hecho “algo”, por lo que no cabe
duda de que se debe implantar la administración electrónica y en este sentido, el modus
operandi correcto es la planificación estratégica.

En efecto, el proyecto conlleva la suficiente complejidad como para afirmar que es


imposible comenzar a ejecutarlo directamente sin un Plan previo, es decir, que antes de
la ejecución debemos trabajar en la propia concepción del proyecto, y el instrumento
para ello dice la Ley que es el Plan de Implantación de la Administración Electrónica
(PIAE). Y así lo entiende Europa. En el DOUE del 11 de enero de 2012 se publicó el
interesante Dictamen del Comité de las Regiones-Plan de acción europeo sobre
administración electrónica 2011-2015 en el que el Comité que integra a las EELL
europeas, un plan que ya ha agotado su plazo pero que nos interesa recordar porque
marcaba las siguientes pautas:

 Acoge favorablemente la elaboración de un Plan de Acción Europeo sobre


Administración Electrónica 2011-2015. Las prioridades de este plan —servicios
transfronterizos, capacitación del usuario, reutilización de la información del
sector público (ISP), participación electrónica, mercado interior en línea,
administración pública ecológica e interoperabilidad— constituyen ámbitos en
los que los entes regionales y locales son a la vez partes interesadas, proveedores
y beneficiarios.
 Valora positivamente los esfuerzos realizados por las administraciones europeas
para capacitar a ciudadanos y empresas a través de los servicios de
administración electrónica, así como el aumento del acceso a la información
pública y la mejora de la transparencia. El Comité aprueba los esfuerzos
encaminados a impulsar la participación del público en el proceso político,
mejorar la movilidad en el mercado único y reducir la burocracia en beneficio de
los ciudadanos.
 Señala que el Plan de Acción Europeo sobre Administración Electrónica puede
contribuir considerablemente a colmar la brecha digital y a cumplir los objetivos
de la Estrategia Europa 2020, ayudando al mismo tiempo a satisfacer
determinadas necesidades sociales, culturales y económicas fundamentales de
los ciudadanos europeos.
 Considera que, si bien los programas informáticos de fuente abierta son objeto
de una aceptación cada vez mayor en el mercado, las normas abiertas y las
interfaces externas abiertas también son potenciadores clave para la
transferencia y utilización de la información, así como para la interoperabilidad,
en todas las organizaciones, sistemas y dispositivos.

El marco, pues, siempre ha sido el Plan de Acción Europeo sobre Administración


Electrónica. Por supuesto cabe señalar que en los últimos años también se han aprobado
planes similares en el ámbito de la administración del Estado y en el de las CCAA. Pero
poniendo ahora el acento en la administración local, tenemos que poner en valor como
instrumento de gestión de la moderna administración pública los planes municipales. A
la hora de elaborarlos, la estrategia más lógica es aprobar un Plan integral, que bien
podría llamarse Plan de Actuación, o Plan de Mejora, en el que a su vez estarían
integrados cuatro tipos de subplanes:

 Plan de implantación de la Administración electrónica (PIAE).


 Planes económicos, como el Plan de Ajuste o el propio Presupuesto.
 Planes de Recursos Humanos (Plantillas, Relaciones de Puestos de Trabajo,
Registros de personal, Planes de Formación…)
 Planes sectoriales, como los planes urbanísticos.

Podríamos añadir un quinto grupo, que contaría con más respaldo práctico que jurídico-
positivo, como es el de los Planes de Gestión (planificación) y Planes de calidad,
completados con una Memoria anual sobre el cumplimiento de los mismos
(evaluación). Está claro que un ayuntamiento no es una empresa privada, pero en
ocasiones importar técnicas propias de la misma facilita un mejor funcionamiento de lo
público, sin perjuicio del principio de legalidad formal. Diversos ayuntamientos, como
el de Picanya, hace años que funcionan de esta forma. Por cierto: admiren la sencillez
de su Oficina virtual.

En definitiva, la forma de implantar la administración electrónica es mediante la previa


planificación, y esa sería nuestra respuesta a la pregunta incial, pero lo importante de
esta cuestión es, más que responderla, replantearla. Y lo haríamos en los siguientes
términos: es importante saber por dónde empezar, pero aún lo es más
empezar. Permítase el lujo de equivocarse y rectificar.

El BOE alumbra siamesas


administrativas: Ley 39/2015 de
Procedimiento y Ley 40/2015 de
Régimen Jurídico
JR Chaves en 2 de octubre de 2015. Viernes.

Por fin el BOE nos trae la nueva Ley de Procedimiento Administrativo Común, y
simultáneamente, la flamante Ley de Régimen Jurídico del Sector Público, como dos
hermanitas siamesas unidas por el boletín oficial pero llamadas a tener vida autónoma.
Ambas leyes cargadas de presentes variados: Trabajo para juristas; quebradero para
autoridades; zozobra de gestores de fondos; material para predicar en foros; monigote
para críticas de los detractores de la Ley; panacea de todos los males burocráticos para
sus creadores; nueva venta de trilero de la Administración sin papeles; fuente de
publicaciones o comentarios doctrinales; territorio para desbrozar en su interpretación
por sentencias, etc, etc.
En su momento comenté el Anteproyecto de la Ley del Procedimiento Administrativo
Común de las Administraciones Públicas, pero dado que sufrió sensibles
modificaciones en el Congreso (en el Senado pasó impoluto), pues me parece oportuno
ofreceros ahora un comentario de urgencia de la nueva Ley 39/2015 partiendo de aquél
comentario, pero ajustado a la Ley publicada en el BOE (más adelante analizaré
también a su hermana, la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico, y eso sí, siguiendo la
misión de la academia que “actualiza, limpia, fija y da esplendor”. Se trata de un
comentario de urgencia pero servirá para ser conscientes de lo que se avecina aunque
disponemos de un año para ponernos al día, los juristas, las autoridades y los
legisladores (porque tampoco será extraño que prorroguen la entrada en vigor o la
“modifiquen” antes de su vigencia).

En fin, espero que os sea útil. Partiré de mi impresión de que el legislador ha seguido la
actividad de un jugador de naipes, porque diríase que se ha entretenido en barajar,
cortar y repartir.

Veámoslo en gruesas pinceladas que faciliten a los lectores la aproximación al


significado de la ya flamante Ley, sin tener que digerírselo por completo (133 artículos,
5 adicionales, 5 transitorias, 1 derogatoria y 7 finales).

1. El mazo de cuestiones es amplio y valioso. Nada menos que aborda: “los requisitos
de validez y eficacia de los actos administrativos, el procedimiento administrativo
común a todas las Administraciones Públicas, incluyendo el sancionador y el de
reclamación de responsabilidad de las Administraciones Públicas, así como los
principios a los que se ha de ajustar el ejercicio de la iniciativa legislativa y la potestad
reglamentaria.”(art.1.1 PACA). Casi nada, la madre de todos los procedimientos, y
además como normas básicas y sobre todas las Administraciones Públicas (salvo
cuestiones de competencia orgánica, Disp.Fin 1ª PACA). Eso sí se mantiene la remisión
a sus normas específicas de los procedimientos tributarios así como de Seguridad
Social, con aplicación supletoria de la ley común (Disp.Ad.primera PACA).

2. Se baraja porque se mezclan, al menos, tres leyes preexistentes:

 la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las


Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común;
 la Ley 50/1997, de 27 de noviembre, del Gobierno;
 la Ley 11/2007, de 22 de junio, de Acceso Electrónico de los Ciudadanos a los
Servicios Públicos.

3. Se corta porque se divide el bloque de legalidad administrativa en dos leyes.


Por un lado, ahora existirá la denominada Ley de Régimen Jurídico del Sector Público,
y por otro lado, la Ley del procedimiento administrativo común de las Administraciones
Públicas. La primera Ley se ocupa de la Administración mirándose el ombligo (ad
intra: personas, órganos y funcionamiento, así como relaciones); la segunda Ley se
ocupa de la Administración mirando hacia el ciudadano (ad extra: procedimientos de
relación entre Administración y ciudadano).

O sea, en los años cincuenta del siglo pasado, contábamos con la Ley de Procedimiento
Administrativo de 1958 y la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado
de 1957. Con la democracia, ambos ríos fueron unidos en en la desembocadura única de
la Ley 30/1992, de Régimen Jurídico de Administraciones Públicas y Procedimiento
Administrativo Común, y ahora en 2015 volveremos al modelo originario: dos leyes
para separar la dimensión estático (organización) y la dinámica (procedimiento).

Como curiosidad, en la actual Ley 30/1992 sabíamos que los actos nulos de pleno
derecho estaban en el art.62 y los anulables en el 63. Ahora la PACA situa los actos
nulos de pleno derecho en el art.47 y los anulables en el art.48… ¡los mismos preceptos
de la vieja Ley de Procedimiento de 1958!. Casualidades de la maquinaria legislativa
que ayudan a la memoria.

4. Se reparte la regulación con un diverso efecto.

De entrada, dejemos claro que las reglas del juego que implanta la PACA son muy
similares a las reglas del procedimiento administrativo de su predecesora, y de hecho la
mayor parte del articulado es reproducción literal o cuasiliteral de sus padres.

Ahora bien, siguiendo el símil del juego de naipes podrían distinguirse los Oros (la parte
valiosa y brillante), los Bastos (la parte dura), las Espadas (la parte de esgrima fina y
peligrosa) y las Copas (la parte que merece un brindis).

A continuación expondré las novedades de forma sintética y objetiva, para añadir en


letra cursiva mis comentarios u opinión.

OROS (lo valioso y brillante).


La parte mas novedosa es la relativa a la implantación de la gestión electrónica del
procedimiento, por la Administración y el ciudadano. Me parece la dirección correcta
pero no puede ignorarse que ese reto planteará un gran problema para la Administración
porque requerirá elevadas inversiones y un gran problema para el ciudadano medio que
tendrá que cambiar de hábitos.

Veamos algunas novedades que me resultan especialmente llamativas:

 Se crearán en cada Administración Registros electrónicos de apoderamientos


para designar representantes ante la Administración. (art.6 PACA).

Utilísimo para evitar trasiego inútil de personas, poderes y escollos formales.

 La regla general aparente es la libertad o derecho de opción del particular para


comunicarse o no por vía electrónica con la Administración. Sin embargo, como
excepción se sienta la obligación de relacionarse a través de medios electrónicos
con las Administraciones Públicas para la realización de cualquier trámite de un
procedimiento administrativo, las personas jurídicas o sus representantes, así
como los empleados públicos de las Administraciones Públicas para los trámites
y actuaciones que realicen con ellas por razón de su condición de empleado
público. También los profesionales colegiados en sus relaciones con la
Administración. Pero ahí no se detiene la excepción, pues se habilita por
reglamento la extensión de tal obligación a ciertos colectivos de personas físicas
“para determinados procedimientos y para ciertos colectivos de personas físicas
que por razón de su capacidad económica, técnica, dedicación profesional u
otros motivos quede acreditado que tienen acceso y disponibilidad de los medios
electrónicos necesarios” (art.14.3 PACA).

Se acabo hacer colas en los Registros administrativos para presentar papeles, y que los
funcionarios los utilicen para solventar sus cuitas profesionales. Las personas jurídicas
sin distingos de tamaño o tipo tendrán que comunicarse electrónicamente, y la
habilitación reglamentaria para poder imponer esta obligación provoca escalofríos por
su uso irreflexivo.

La trampa radica en que la habilitación reglamentaria para extender las personas


físicas obligadas, se confiere a “las Administraciones”, no al Gobierno (¡ojo!), por lo
que podrá una Universidad implantar la comunicación electrónica obligatoria a los
alumnos de determinadas enseñanzas, o el Pleno municipal extenderlo a los
concesionarios de los puestos del mercado, por ejemplo.
 Se facilita a las Administraciones, presumiendo su autorización, para recabar
documentación de los interesados que deba figurar en el procedimiento “
electrónicamente a través de sus redes corporativas o una consulta a las
plataformas de intermediación de datos u otros sistemas electrónicos habilitados
al efecto.”(art.28.2 PACA)

Aunque la regulación concreta sobre el consentimiento y su armonía con la legislación


de protección de datos es críptica, se producirá un ahorro de papeleo y no pocas
sorpresas de quienes no recuerdan o no quisieran recordar sus datos o circunstancias
en los archivos administrativos ya que el Gran Hermano administrativo cuenta con
nuestra vida e historia en sus archivos.

 Las notificaciones se practicarán preferentemente por medios electrónicos y, en


todo caso, cuando el interesado resulte obligado a recibir notificaciones por
estos medios. Y se considera que se entenderá practicada cuando hayan
transcurrido diez días naturales desde la puesta a disposición de la notificación
sin que se acceda a su contenido (art.43.2 PACA)

El reto será implementar medios tecnológicos que garanticen que efectivamente la


notificación estaba a disposición dispuesta a ser leída en el correo electrónico de su
“amo”, lo que planteará numerosos problemas ya que antes la realidad de las
notificaciones solían ser “la palabra del cartero contra la del interesado” y ahora será
“la certificación electrónica de la Administración contra un perplejo interesado que
jurará y perjurará que no tuvo noticia” ( a lo que se suma que hoy día todos tenemos el
correo electrónico como una jungla caprichosa); pero lo cierto es que si el correo
electrónico nos sirve para recibir buenas noticias, también deberá servir para los
mensajes de nuestra Administración que casi siempre sorprenden.

 Se regula el expediente administrativo en su configuración electrónica, y se


define el expediente con alcance general: “conjunto ordenado de documentos y
actuaciones que sirven de antecedente y fundamento a la resolución
administrativa, así como las diligencias encaminadas a ejecutarla” (art.70
PACA).

Pero también lo define negativamente: “No formará parte del expediente administrativo
la información que tenga carácter auxiliar o de apoyo, como la contenida en
aplicaciones, ficheros y bases de datos informáticas, notas, borradores, opiniones,
resúmenes, comunicaciones e informes internos o entre órganos o entidades
administrativas, así como los juicios de valor emitidos por las Administraciones
Públicas, salvo que se trate de informes, preceptivos y facultativos, solicitados antes de
la resolución administrativa que ponga fin al procedimiento”.

Al definirse el expediente ya sabemos por ejemplo, hasta donde alcanza el derecho de


acceso o hasta donde puede pedirse se complete en el proceso contencioso.

Habrá que acostumbrarse al expediente virtual, en su formación, consulta y remisión a


la jurisdicción contencioso-administrativa. Al menos será mas fácil, rápido y exacto
consultarlo y buscar datos.

 Los informes que deban obrar en el expediente serán emitidos por medios
electrónicos (art.80.2). La información pública se anunciará en diario Oficial
pero poniéndolo a disposición en sede electrónica (art.89.2 PACA)

Lo curioso es que posiblemente habrá un tiempo de transición en que los informes se


harán en papel y las informaciones públicas se plasmarán en papel, aunque se “suban”
al expediente en formato electrónico.

Desaparece la categoría de los “informes no preceptivos y determinantes”

 Se regulan los pagos de sanciones o derechos de hacienda “preferentemente” por


medios electrónicos: tarjeta de crédito y débito, etc (art..)

¡Ya era hora!. No es admisible que hoy con tarjeta de crédito se paguen autobuses,
libros y comidas, y las multas o pagos menores obliguen al interesado a peregrinar en
busca de monetario de curso legal.

BASTOS (lo duro)

La parte relativa a procedimiento sancionador y al procedimiento de responsabilidad


patrimonial se incorporan a la Ley de procedimiento Común (más bien podría decirse
“ley de procedimientos comunes”) pues eleva de rango buena parte de las disposiciones
que se incluían en los respectivos reglamentos de procedimiento sancionador
(R.D.1398/1993, de 4 de Agosto, de procedimiento para el ejercicio de la potestad
sancionadora, y el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el
Reglamento de los procedimientos de las Administraciones públicas en materia de
responsabilidad patrimonial).

Lo que resulta un “garrotazo técnico” es que los principios generales de la potestad


sancionadora y de la responsabilidad patrimonial de las Administraciones Públicas no
debemos buscarlos en esta Ley de Procedimiento sino en su hermana, la Ley del Sector
Público, por el pretexto confeso en el Preámbulo “en cuanto que atañen a aspectos más
orgánicos que procedimentales, se regulan en la Ley de Régimen Jurídico del Sector
Público”.

O sea, lo sancionador y la responsabilidad patrimonial contarán con “regulación


siamesa”, repartida en dos “cuerpos” legales.

La PACA se ocupara del procedimiento y lo hará robusteciendo y consolidando las


reglas del juego administrativo en dos de las caras mas duras del poder administrativo,
la del sancionador y la de la responsabilidad por no funcionar debidamente.

Son “especialidades del procedimiento sancionador” llamativas las siguientes:

 El denunciante no tendrá derecho a que se le comunique si se abrió o no


procedimiento sancionador salvo que las normas lo dispongan expresamente
(art.64.1 PACA)
 La regla general es que la resolución de incoación operará como “pliego de
cargos”( hechos, calificación y posibles sanciones)- Art.64.2 b, PACA).
 Se consolida la abusiva praxis de que la falta de alegaciones ante la incoación
del procedimiento determinará su conversión y funcionalidad como propuesta de
resolución (o sea, se sancionará con un puente de dos arcos: denuncia y sanción)
(art.64.2 e. PACA).
 Se mantiene el “chantaje económico” de renunciar al procedimiento a cambio de
una reducción de la posible sanción: “Las citadas reducciones, deberán estar
determinadas en la notificación de iniciación del procedimiento y su efectividad
estará condicionada al desistimiento o renuncia de cualquier acción o recurso en
vía administrativa contra la sanción.“(art.85.3 PACA).
 En materia sancionadora cuando “el denunciante haya participado en la
comisión de esta infracción y existan otros infractores, el órgano competente
para resolver el procedimiento deberá eximir al denunciante del pago de la multa
que le correspondería u otro tipo de sanción de carácter no pecuniario, cuando
sea el primero en aportar elementos de prueba que permitan iniciar el
procedimiento o comprobar la infracción, siempre y cuando en el momento de
aportarse aquellos no se disponga de elementos suficientes para ordenar la
misma y se repare el perjuicio causado.”(art.62.4 PACA)Se incorpora así el
estímulo al arrepentimiento y a la delación, evitando el “borrado de huellas” y
la omertá de algunos expedientes sancionadores. La figura del delator o traidor
(que ya existía en las sanciones del Derecho de Competencia) traerá beneficios
en materia de prueba de sanciones, recaudatorios y consiguiente ejemplaridad.
No parece una técnica muy noble pero el Estado de Derecho tiene que
defenderse.

En materia de responsabilidad patrimonial se endurecen los requisitos:

 La solicitud o reclamación inicial se convierte en todo un “cuestionario o


examen”, pues deberá incluir “2. Además de lo previsto en el artículo 66, en la
solicitud que realicen los interesados se deberán especificar las lesiones
producidas, la presunta relación de causalidad entre éstas y el funcionamiento
del servicio público, la evaluación económica de la responsabilidad patrimonial,
si fuera posible, y el momento en que la lesión efectivamente se produjo, e irá
acompañada de cuantas alegaciones, documentos e informaciones se estimen
oportunos y de la proposición de prueba, concretando los medios de que
pretenda valerse el reclamante”. (art.67.2 PACA).

ESPADAS (esgrima fina y peligrosa)

 Se incorpora la carga en la Administración de comprobar la identidad de todo


interesado en el procedimiento: “Las Administraciones Públicas están obligadas
a verificar la identidad de los interesados en el procedimiento administrativo,
mediante la comprobación de su nombre y apellidos o denominación o razón
social, según corresponda, que consten en el Documento Nacional de Identidad
o documento identificativo equivalente. 2. Los interesados podrán identificarse
electrónicamente ante las Administraciones Públicas a través de cualquier
sistema que cuente con un registro previo como usuario que permita garantizar
su identidad.“(art.9.1 PACA).
 Además se distingue la necesidad de “identificación” (para constatar la autoría)
de la “firma” (para constatar la voluntad o juicio del autor como suyo).

Tradicionalmente se estampaba el número en los formularios o instancias, pero ahora


tendrá que exhibirlo el interesado ante la oficina o utilizar la firma electrónica. Nueva
cultura burocrática.El Preámbulo nos resume el nuevo lenguaje al que necesariamente
debemos adaptarnos: “En particular, se admitirán como sistemas de firma: los
sistemas de firma electrónica reconocida o cualificada y avanzada basados en
certificados electrónicos cualificados de firma electrónica, que comprenden tanto los
certificados electrónicos de persona jurídica como los de entidad sin personalidad
jurídica; los sistemas de sello electrónico reconocido o cualificado y de sello
electrónico avanzado basados en certificados cualificados de sello electrónico; así
como cualquier otro sistema que las Administraciones Públicas consideren válido, en
los términos y condiciones que se establezcan. Se admitirán como sistemas de
identificación cualquiera de los sistemas de firma admitidos, así como sistemas de clave
concertada y cualquier otro que establezcan las Administraciones Públicas”.

Y habrá que ponerse al día. Quien se familiarice en el uso de la firma electrónica


obtendrá economía de tiempo, seguridad en los trámites y ventajas competitivas.
¡Tecnologías mas complejas hemos aprendido!

 Se presume la autorización a que la Administración obtenga los documentos del


particular aportados en otros procedimientos en otras Administraciones: “Los
interesados no estarán obligados a aportar documentos que hayan sido
elaborados por cualquier Administración, con independencia de que la
presentación de los citados documentos tenga carácter preceptivo o facultativo
en el procedimiento de que se trate, siempre que el interesado haya expresado su
consentimiento a que sean consultados o recabados dichos documentos. Se
presumirá que la consulta u obtención es autorizada por los interesados salvo
que conste en el procedimiento su oposición expresa o la ley especial aplicable
requiera consentimiento expreso. En ausencia de oposición del interesado, las
Administraciones Públicas deberán recabar los documentos electrónicamente a
través de sus redes corporativas o mediante consulta a las plataformas de
intermediación de datos u otros sistemas electrónicos habilitados al efecto.”
(art.28.2 PACA)

Se invierte la práctica actual en que la regla general era considerar que no existía tal
consentimiento. Ahora se confía en la Administración para que rastree los documentos
sin la previa autorización.

 Se innova con un procedimiento administrativo de tramitación “simplificada” a


petición del interesado.(art.96 PACA). Tal trámite podrá aplicarse en materia de
responsabilidad si los presupuestos están claros o en caso de expedientes
sancionadores por infracciones leves, y no excederá la duración de 30 días.

Curiosamente reproduce prácticamente los trámites propios de la tramitación


ordinaria, o sea, un atajo que frecuentemente será mas largo que el camino principal.

 Se regula un procedimiento de aprobación de normas o reglamentos que resulta


petulante (principios), farragoso e inoperante vistos los informes, trámites,
exigencias… Incluso se anunciará el Plan anual de normas para saber la
estrategia reguladora gubernamental.
Un auténtico campo de minas formales.

 Se regula el trámite de audiencia a los interesados con ocasión de un recurso


administrativo, e introduce como novedad frente al vigente artículo 112.1 de la
Ley 30/92 que no podrá solicitarse la práctica de pruebas cuando su falta de
realización en el procedimiento en el que se dictó la resolución recurrida fuera
imputable al interesado. Se pretende con ello que no se utilice la vía de recurso
como remedio para subsanar la falta de acreditación de hechos o circunstancias
que debieron y pudieron haberse probado en el momento procedimental
oportuno, incluso mediante los trámites de subsanación previstos en el
procedimiento.

Clarifica las reglas del juego pero la pregunta es… ¿conseguirá que la jurisdicción
contencioso-administrativa se mantenga como jurisdicción revisora o ignorará esa
novedosa previsión y admitirá todo tipo de pruebas aunque no se hubieran propuesto
en vía administrativa?. Clarifica las reglas del juego pero la pregunta es… ¿conseguirá
que la jurisdicción contencioso-administrativa se mantenga como jurisdicción revisora
o ignorará esa novedosa previsión y admitirá todo tipo de pruebas aunque no se
hubieran propuesto en vía administrativa?.

COPAS (digno de brindis)

 El papel y los folios “a extinguir”: ” Los actos administrativos se producirán por


escrito a través de medios electrónicos, a menos que su naturaleza exija otra
forma más adecuada de expresión y constancia”. (art.36 PACA).

Quedarán a extinguir aunque me temo que los expedientes en papel “gozarán de salud”
por mucho tiempo.

 Todas las comunicaciones entre Administraciones serán íntegramente


electrónicas en todos sus procedimientos, lo que, en teoría, permitirá reducir
tiempos de tramitación.

Perfecto. La Administración debe dar ejemplo en el siglo XXI. El problema será


alcanzar la meta de “Todas” las comunicaciones, entre “todas” las Administraciones,
pero hay que ser ambicioso
 Además podrá el interesado presentar solicitudes, escritos y comunicaciones “
en el registro electrónico de cualquier Administración u Organismo” (art.16.4
PACA). Simplifica los medios de identificación y de firma electrónica que se
pueden utilizar para los trámites administrativos, potenciando “claves
electrónicas concertadas” que se facilitan al ciudadano en el momento para
realizar su trámite.

Todas las Administraciones iguales como “buzones” para cualquier escrito hacia otra.
Será notable el esfuerzo tecnológico para garantizar esa intercomunicación rápida y
exacta. El reto será familiarizar al ciudadano de que igual que se relaciona con su
entidad bancaria por internet o contraseñas, lo mismo deberá hacer para comunicarse
con las Administraciones.

 Los Registros Electrónicos estarán “abiertos hasta el amanecer”: Permitirá la


presentación de documentos todos los días del año durante las veinticuatro
horas. A los efectos del cómputo de plazo fijado en días hábiles, y en lo que se
refiere al cumplimiento de plazos por los interesados, la presentación en un día
inhábil se entenderá realizada en la primera hora del primer día hábil siguiente
salvo que una norma permita expresamente la recepción en día inhábil.”(art.31
b, PACA)

 La Administración amiga. Se contempla la asistencia al ciudadano sumido en la


sima de la “brecha digital”, por los empleados públicos: “Asimismo, si alguno
de estos interesados no dispone de los medios electrónicos necesarios, su
identificación o firma electrónica en el procedimiento administrativo podrá ser
válidamente realizada por un funcionario público mediante el uso del sistema de
firma electrónica del que esté dotado para ello. En este caso, será necesario que
el interesado que carezca de los medios electrónicos necesarios se identifique
ante el funcionario y preste su consentimiento expreso para esta actuación, de lo
que deberá quedar constancia para los casos de discrepancia o litigio.”(art.12
PACA)
Esta medida es necesaria pues la adaptación requerirá paciencia y cortesía a
raudales. Esta medida es necesaria pues la adaptación requerirá paciencia y
cortesía a raudales.

 Asimismo, “las Administraciones Públicas estarán obligadas a expedir copias


auténticas electrónicas de cualquier documento en papel que presenten los
interesados y que se vaya a incorporar a un expediente administrativo” (art.27.4
PACA)
 Se introduce el cómputo de plazos por horas ( con el máximo de 24) y la
declaración de los sábados como días inhábiles, unificando de este modo el
cómputo de plazos en el ámbito judicial y el administrativo. Se consideran
hábiles todas las horas del día que formen parte de un día hábil.(art.30 PACA).
Esta medida es coherente con la prevalencia de los registros y comunicaciones
electrónicas que “no tienen horario ni fecha en el calendario”.

 En las notificaciones, los segundos intentos por no ser hallado el destinatario en


el domicilio o lugar indicado “En el caso de que el primer intento de notificación
se haya realizado antes de las quince horas, el segundo intento deberá realizarse
después de las quince horas y viceversa, dejando en todo caso al menos un
margen de diferencia de tres horas entre ambos intentos de
notificación.”(art.42.2 PACA)

Se aclara con garantías para el destinatario el espacio temporal entre los dos intentos
de notificación, aunque me imagino el peregrinaje y rechinar de dientes de los
operadores postales (“carteros”).

 Se equipara la valoración de los medios de prueba a los criterios procesales


establecidos en la Ley de Enjuiciamiento Civil: “1. Los hechos relevantes para la
decisión de un procedimiento podrán acreditarse por cualquier medio de prueba
admisible en Derecho, cuya valoración se realizará de acuerdo con los criterios
establecidos en la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.”(art.77
PACA).

Está bien acompasarlo, pero no olvidemos que en el ámbito civil opera el principio de
facilidad probatoria que puede generar muchas sorpresas al ciudadano de buena fe
cuando inicia un procedimiento administrativo. Tampoco parece anunciar nada bueno
la equiparación en la valoración entre “juez” y “funcionario instructor” por cuanto
aquél posee algunos criterios generosos vinculados a su condición de imparcialidad y
especialidad (Ej.sana crítica).

 Se establece que el órgano competente para resolver, en procedimientos a


instancia de parte, en caso de silencio administrativo, aquél emitirá de oficio en
el plazo de quince días desde el vencimiento del plazo, el certificado acreditativo
de su producción (art.24.4 PACA ).
No deja de ser curioso, por un lado, que quien no promovió la respuesta a tiempo,
ahora tendrá la obligación de dar por escrito la “respuesta presunta”, lo que además
será prueba para quejarse de su actuación, si bien la Ley se queda corta pues no nos
dice que pasa si no se emite “de oficio” esta certificación.

 Se suprime la necesidad de reclamación administrativa previa a la vía judicial


civil y laboral.

Bienvenido sea un privilegio menos que solo servía para retrasar negativas o para
alzar motivos de inadmisibilidad en vía civil o laboral.

EN EL MAZO QUEDAN, SIN TOCAR…

Afortunadamente se mantienen igual la regulación de las causas de nulidad y


anulabilidad o convalidación y conversión de los actos administrativos (arts.47 a 52
PACA) o revisión de oficio (art.106 PACA), así como el recurso de alzada preceptivo y
la reposición potestativa (art.112.1 PACA) y recurso de revisión (art.105 ss PACA) ya
que son preceptos cruciales sobre los que se ha sentado jurisprudencia y su alteración
supondría una revolución de las garantías y de la seguridad jurídica. Asimismo se
mantiene intacta la prerrogativa de la ejecución forzosa (arts.99- 105 PACA). Bien está
no poner las manos sobre lo que funciona razonablemente.

Ah, por si hubiere dudas, queda vigente el listado de procedimientos exceptuados del
silencio positivo, recogidos en el Anexo 2 al que se refiere la disposición adicional
vigésima novena de la Ley 14/2000, de 29 de diciembre, de medidas fiscales,
administrativas y del orden social. O sea, que nada de vacíos normativos para prolongar
el silencio positivo.

La ocasión perdida consiste en no haber abordado con mayor nivel técnico y de


garantías, incorporando conquistas jurisprudenciales o reivindicaciones de la doctrina
administrativista, dando respuesta a problemas abiertos en cuestiones tan capitales
como; Motivación; Silencio; Invalidez de actuaciones Administrativas; Derechos del
ciudadano; terminación convencional del procedimiento; Revisión de oficio; recursos
(alzada y reposición similares a los existentes)… Nada cambia en lo que constituye la
espina dorsal del procedimiento administrativo.
Y sumamente interesante resulta el recordatorio que hace el estupendo informe del
Consejo General del Poder Judicial a la vista del Anteproyecto, en estos tres extremos
que me resultan especialmente llamativos:

– La cuestión de la suspensión cautelar del acto administrativo que no debería ejecutarse


mientras se resuelve la solicitud en vía judicial, criterio del Tribunal Constitucional que
suele ignorar olímpicamente la Administración. “Sería conveniente, por tanto, que el
prelegislador trasladara esta declaración jurisprudencial al texto normativo, bien en el
artículo 52, bien, con mayor propiedad, en el artículo 117.3, de forma que contemplara
expresamente la posibilidad de la suspensión cautelar de la eficacia del acto en tanto
no haya ganado firmeza o se haya resuelto sobre la suspensión cautelar solicitada.”

– La cuestión relativa a la responsabilidad de contratistas y Administraciones por daños


derivados de obras públicas, viario o similares y que obliga a un peregrinaje de
impugnaciones civil o contenciosa, y con llamamientos a codemandados (seguros,
contratistas, etc) y condenas erráticas, que no ha sido bien resuelto todavía. Señala el
informe “Mención especial merece el apartado sexto del artículo 75, que se encuentra
relacionado con el artículo 109.5 del Anteproyecto. El precepto se refiere a los
supuestos de daños ocasionados por contratistas de la Administración, cuando están
causados por el cumplimiento de una orden directa e inmediata de la Administración, o
por los vicios del proyecto elaborado por ella. En tales casos, la determinación de la
responsabilidad se remite al procedimiento previsto en la Ley de reforma.”

El TRIUNFO (o comodín si fuera póker)

El Estado es consciente de que siempre habrá Administraciones institucionales, locales


e incluso alguna autonómica que no sepa, no quiera o no pueda adaptarse a las
exigencias electrónicas en tiempo, por lo que el Estado se ofrece a ayudar y suplir, pero
eso sí, cobrando.

Por eso dispone la Disp.Ad.3ª “Para cumplir con lo previsto en materia de registro
electrónico de apoderamientos, registro electrónico, archivo electrónico único,
plataforma de intermediación de datos y punto de acceso general electrónico de la
Administración, las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales podrán adherirse
voluntariamente y a través de medios electrónicos a las plataformas y registros
establecidos al efecto por la Administración General del Estado. Su no adhesión,
deberá justificarse en términos de eficiencia conforme al artículo 7 de la Ley Orgánica
2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera.
Asimismo, la citada adhesión podrá conllevar la repercusión de los costes económicos
que se generen.”
Lo mas importante: la vigencia de la Ley se contempla a un año aunque con
adaptaciones y transitorias que lo prolongarán. Así precisa que “La presente Ley entrará
en vigor al año de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado». No obstante, las
previsiones relativas al registro electrónico de apoderamientos, registro electrónico,
registro de empleados públicos habilitados, punto de acceso general electrónico de la
Administración y archivo único electrónico producirán efectos a los dos años de la
entrada en vigor de la Ley.” (Disp.Final 7ª PACA).

La vigencia de la Ley se contempla a un año aunque con adaptaciones y transitorias que


lo prolongarán.

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