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La pena de muerte en México*

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Olga Islas de González Mariscal**

** Investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.

Sumario

I. Códigos penales. II. Antecedentes constitucionales. III. Constituciones. IV. Derecho


internacional. V. Trayectoria final. VI. Panorama actual.

I. Códigos penales

a) La historia de la pena de muerte en México es muy antigua y con fuerte raigambre.


Se tiene noticia de ella desde las culturas precolombinas. En el derecho azteca, las
formas de aplicar esta irreparable pena eran crueles y dolorosas; entre otras:
descuartizamiento, decapitación, lapidación, garrote y horca.

En la época colonial, en tiempos de la Inquisición, la muerte como pena fue práctica


común junto con la tortura y los castigos corporales: azotes, marcas y
estigmatizaciones.1 Después de la Independencia, la pena capital siguió presente.

b) El primer código penal de México independiente, promulgado en el Estado de


Veracruz en 1835, estableció la pena de muerte con reglas muy detalladas: desde su
notificación y el trato compasivo y piadoso que se otorgaba a los sentenciados antes
de la ejecución, hasta la forma pública y denigrante de su conducción al patíbulo y el
lugar deshonroso de su sepultura. El condenado sería "pasado por armas o le sería
dado garrote". El Código Penal de 1869 para el mismo Estado, influenciado por los
principios postulados en la Constitución de 1857 canceló esta pena para todos los
delitos,2 lo cual constituyó un avance muy importante para su época.

c) El Código Penal federal de 1871 (conocido como "Código Juárez" o "Código Martínez
de Castro") prescribió, entre otras sanciones, la de muerte, a pesar de que la mayoría
de los miembros de la Comisión redactora se manifestaron en contra de ella: la
tacharon de ilegítima, injusta, no ejemplar, indivisible, irreparable e innecesaria, y se
pronunciaron por su abolición. Martínez de Castro, presidente de la Comisión, no
obstante anhelar su desaparición, consideró que era sumamente peligroso suprimir
esta pena, en virtud de las circunstancias difíciles en que se encontraba el país, y
especialmente por la situación precaria e insegura de las penitenciarías.
Este ordenamiento reguló la ejecución de esta terrible pena de forma pormenorizada.
Postulaba que debía reducirse a la simple privación de la vida, y que no podía
agravarse con ninguna circunstancia que aumentase los padecimientos del reo "antes o
en el acto de verificarse la ejecución". Precisaba que no debía aplicarse a las mujeres
ni a los varones mayores de setenta años, y que no podía llevarse a cabo en público;
sin embargo, la ejecución se notificaba al público por medio de carteles colocados en
los parajes acostumbrados, en el lugar de la ejecución y en el domicilio del reo,
expresando su nombre y el delito cometido. Por lo que respecta al momento de la
ejecución, se decía que no habría más testigos que aquellos permitidos por el Código
de Procedimientos Penales, y, si el reo lo pidiere, podía estar presente un sacerdote o
ministro de culto religioso; no se ejecutaría en domingo ni en otro día festivo, y su
cuerpo debía ser sepultado sin pompa alguna.

En cuanto a los códigos penales de los estados de la República, todos prescribían la


muerte como pena.

d) El Código Penal de 1929 abolió esta pena, y con ello quedó proscrita en el ámbito
federal, en los territorios federales y en el Distrito Federal.

e) El Código Penal de 1931 siguió el camino trazado por el ordenamiento penal de


1929 y, en esa línea legislativa, no incluyó en su catálogo de penas, la de muerte.

Posteriormente, los diversos códigos penales la fueron cancelando en su elenco de


penas. se tiene noticia de que antes de 1929, Michoacán la suprimió en 1924, después
Querétaro en1931, Jalisco en 1933, Zacatecas en 1936, Chihuahua en 1937, Chiapas y
Yucatán en 1938, Sinaloa en 1939, Coahuila en 1941, Campeche y Puebla en 1943,
Durango en 1944, Veracruz en 1945, Aguascalientes en 1946, Guerrero en 1953,
Colima, Guanajuato y Nayarit en 1955, Tamaulipas en 1956, Tlaxcala en 1957, Estado
de México y Tabasco en 1961.3 Los últimos Estados en abolirla fueron Hidalgo el 24 de
enero de 1962, san Luis Potosí el 6 de junio de 1968, Nuevo León el 15 de junio de
1968, Morelos el 15 de abril de 1970, Oaxaca el 17 de julio de 1971 y sonora el 7 de
febrero de 1975.

f) El Primer Código Penal para el Distrito Federal, de 2002, coherentemente con esta
evolución legislativa, tampoco incorporó esta debatida pena.

II. Antecedentes constitucionales

El primer antecedente constitucional que se refiere a la pena de muerte es el voto


particular de la minoría de la Comisión Constituyente de 1842 (26 de agosto), en el
cual se prohibía terminantemente la aplicación de esta pena para los delitos políticos; y
en cuanto a los demás delitos, limitaba su aplicación únicamente al salteador, al
incendiario, al parricida y al homicida con alevosía o premeditación. Además,
condicionaba su abolición al establecimiento "a la mayor brevedad [del] régimen
penitenciario", lo que significaba que hubiese cárceles adecuadas en cuanto a su
funcionamiento, propicias para la rehabilitación, y sobre todo, seguras (art. 5, fracción
XIII). El segundo proyecto de Constitución Política de la República Mexicana, de 2 de
noviembre de 1842, retomó estas mismas disposiciones.4
III. Constituciones

a) La Constitución de 1857, después de un fuerte debate en el cual quedó evidenciado


el repudio por la pena de muerte,5 la conservó en su texto, pero dispuso que su
abolición dependía de que se estableciera "a la mayor brevedad el régimen
penitenciario"; asimismo, instituyó su abolición para los delitos políticos. En cuanto a la
acotación de los delitos sancionables con la muerte, aumentó, a los ya existentes en
los documentos constitucionales, el traidor a la patria en guerra extranjera, los delitos
graves del orden militar y los de piratería que definiera la ley, y precisó que el
salteador lo fuese de caminos (artículo 23).

b) La Constitución de 1917, en el texto consignado en el artículo 22, suprimió la


referencia a la creación del régimen penitenciario, reiteró, de manera tajante, la
prohibición de aplicar la pena de muerte por delitos políticos, y limitativamente la
permitió para los mismos delitos previstos en la Constitución de 1857, salvo la adición
al plagiario. Cabe destacar que en el seno del Congreso Constituyente de 1916-1917,
el tema de esta inhumana pena, al igual que en 1856-1857, originó vigorosos y
consistentes debates.

IV. Derecho internacional

El derecho internacional, en relación con la pena de muerte, es de especial


importancia, en virtud de que, de acuerdo al artículo 133 constitucional, los tratados
suscritos por México son "norma suprema de toda la Unión".

Los instrumentos internacionales de los que México es parte son:

a) El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (adoptado por la Asamblea


General de la Organización de Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1966 en la
ciudad de Nueva York, entró en vigor el 23 de marzo de 1976) es el primer
instrumento internacional que postula disposiciones relativas a la pena de muerte.
Consigna (en el artículo 6o.) el derecho a la vida como derecho inherente a la persona
humana, y subraya que "nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente".
Puntualiza, seguidamente, que "en los países que no hayan abolido la pena capital,
sólo podrá imponerse la pena de muerte por los más graves delitos y de conformidad a
las leyes que estén en vigor en el momento de cometerse el delito y que no sean
contrarias a disposiciones del presente Pacto", y agrega que "esta pena sólo podrá
imponerse en cumplimiento de sentencia definitiva de tribunal competente" (artículo
6.2). México se adhirió a este Pacto el 18 de diciembre de 1980; y lo ratificó el 24 de
marzo de 1981. Se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 20 de mayo del
mismo año.

b) El segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos (PIDCP) dedicado, específicamente, a la abolición de la pena de muerte
(adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 15 de diciembre de
1989), prohíbe la pena de muerte, y únicamente permite a los Estados partes
"mantenerla en tiempo de guerra, cuando se trate de delitos sumamente graves de
carácter militar, siempre y cuando hayan formulado una reserva a tal efecto en el
momento de ratificar el Protocolo o adherirse a él". Resalta, en su Preámbulo, que "la
abolición de la pena de muerte contribuye a elevar la dignidad humana y a desarrollar
progresivamente los derechos humanos". En el artículo 1o. dispone que "no se
ejecutará a ninguna persona sometida a la jurisdicción de un Estado Parte del presente
Protocolo", y estatuye también que "cada uno de los Estados Partes adoptará todas las
medidas necesarias para abolir la pena de muerte en su jurisdicción" (punto 2). México
es un Estado parte de este Protocolo, y publicó el Decreto promulgatorio el 26 de
octubre de 2007.

c) En el ámbito interamericano, la Convención Americana sobre Derechos Humanos


(suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, y en vigor a partir del
18 de julio de 1978) consagra bajo el rubro "Derecho a la vida" diversos principios, de
ellos, el más trascendente prevé que "no se restablecerá la pena de muerte en los
Estados que la han abolido" (artículo 4.3). Además, restringe esta pena de acuerdo a
principios muy claros y precisos, sumamente parecidos a los consagrados en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos. México ratificó esta Convención el 24 de
marzo de 1981 y publicó su promulgación el 7 de mayo del mismo año.

d) El Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, referente a la


abolición de la pena de muerte (adoptado por la Asamblea General de la Organización
de los Estados Americanos, en Asunción, Paraguay, el 8 de junio de 1990 y en vigor a
partir del 28 de agosto de 1991), es un instrumento corto: se integra con un
Preámbulo y cuatro artículos muy breves. Contiene principios muy semejantes a los
contenidos en el segundo Protocolo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos. En el Preámbulo postula "que la aplicación de la pena de muerte produce
consecuencias irreparables que impiden subsanar el error judicial y eliminar toda
posibilidad de enmienda y rehabilitación del procesado". En su artículo 1o. prohíbe de
manera definitiva la pena capital, al decir: "Los Estados Partes... no aplicarán en su
territorio la pena de muerte a ninguna persona sometida a su jurisdicción". México
publicó el Decreto promulgatorio de este Protocolo (en el Diario Oficial de la
Federación) el 9 de octubre de 2007.

Con todos estos antecedentes de carácter internacional no es pensable revivir la pena


de muerte en nuestro país. Jurídicamente, su reinstauración sería violatoria de estos
tratados y de la propia Constitución federal en cuanto a los artículos 133, 22 y 14.

V. Trayectoria final

a) En México, la pena de muerte se encuentra totalmente proscrita, tanto en los


diferentes códigos penales de la República como en el Código de Justicia Militar.

b) El Código castrense era el único ordenamiento penal que mantenía vigente la pena
capital, y sólo la preveía para diversos delitos graves que atentaran contra la seguridad
nacional o contra el orden militar. No obstante, a pesar de la vigencia de esta grave
pena, puede afirmarse que casi no se aplicaba. Es sabido que, a partir de los años
sesenta, el presidente de la República, en todos los casos en que se imponía la pena
capital, concedía el beneficio de la conmutación por prisión extraordinaria de veinte
años. Se dice que la última ejecución, en el fuero militar, ocurrió el 9 de agosto de
1961. Sin embargo, hay quienes afirman que fue en 1957.

Ante esta situación, y con la finalidad de adecuar esta legislación a los principios que
rigen en materia de derechos humanos, por decreto de fecha 21 de abril de 2005,
publicado en el Diario Oficial de la Federación el 29 de julio de 2005, se suprimió la
pena de muerte en el Código punitivo militar y se sustituyó por la pena de prisión de
30 a 60 años.

c) La Constitución federal abolió esta repugnante pena de manera radical el 9 de


diciembre de 2005 mediante la reforma a los artículos 14 y 22.

En el artículo 22 se consignó la prohibición expresa de la pena de muerte, en el párrafo


en que se prohíben otras penas sumamente graves como la mutilación, la infamia, las
marcas, los azotes, los palos, el tormento y otras penas inusitadas y trascendentes.
Como consecuencia de esta prohibición, se eliminó en el artículo 14 la referencia a la
privación de la vida, en el párrafo que prescribe la exigencia de un enjuiciamiento
penal previo como garantía de seguridad.

VI. Panorama actual

Actualmente ha surgido, con finalidades electorales, la pretensión de reinstaurar la


pena de muerte. En 2009, el gobernador del estado de Coahuila propuso la
reinscripción de esta pena en la Constitución. Su propuesta fue muy publicitada en
todos los medios de comunicación.

Con los mismos fines, y aprovechando la coyuntura política, el 9 de marzo de 2009 el


partido Verde Ecologista de México impulsó una iniciativa de reforma para reincorporar
la pena capital a la Constitución federal, y reglamentarla en otras leyes, para sancionar
los delitos de secuestro, terrorismo y homicidio calificado. Este hecho motivó la
realización de un foro de discusión en la Cámara de Diputados en el que intervinieron
tanto especialistas en la materia como analistas políticos. Nuevamente se desataron
las razones y las pasiones. Sin embargo, nada nuevo se adujo, porque ya todo se ha
dicho, tanto en pro como en contra, sobre la muerte como castigo penal. En la propia
exposición de motivos de la iniciativa se subraya que "quienes se han ocupado del
estudio de la pena de muerte, sostienen que los argumentos filosóficos, jurídicos y
criminológicos esgrimidos durante más de dos siglos, tanto por los retencionistas...
como por los abolicionistas, son los mismos... el discurso teórico se mantiene intacto".
En otro lenguaje, vale decir que el discurso está agotado.

Por otra parte, se destaca en la propia exposición de motivos que "la inseguridad que
actualmente se vive en el país ha dado lugar a que la ciudadanía perciba que las
medidas adoptadas para hacer frente a la delincuencia han sido ineficaces", y se
agrega que, de acuerdo con una encuesta, "ocho de cada diez mexicanos rechazan
avances en el combate al secuestro y más del 60% de la población es escéptica en
torno a la depuración policiaca". También se hace referencia a que "la impunidad y el
aumento alarmante de víctimas han propiciado que amplios sectores de la sociedad se
pronuncien a favor de la pena de muerte" y del incremento de las penas como medidas
"para inhibir la comisión de los delitos".

Queda claro que este pronunciamiento a favor de la pena de muerte tiene su origen en
la frustración y el enojo de la sociedad por el hecho de que las autoridades no
solucionen los alarmantes índices de inseguridad que se padecen; inseguridad que ha
cambiado, por miedo, la vida de los habitantes de este país. Estos sentimientos de la
sociedad son comprensibles, pero la pena de muerte no es la panacea que resolverá
los problemas de inseguridad. Hay que tener presente que, de acuerdo con estadísticas
serias generadas por organismos oficiales, el 98% de los delitos cometidos quedan
impunes por corrupción o incapacidad de la policía para hacer frente a la delincuencia
organizada que nos asuela.

Ante estos datos es absurdo pensar que el agravamiento de las penas pueda ser la
solución a la inseguridad y a la violencia desenfrenada que se vive en nuestro país.

Es oportuno recordar las enseñanzas de grandes pensadores que con razones


poderosas demostraron la inutilidad de las penas elevadas. Un ejemplo lo fue Beccaria,
quien desde el siglo XVIII postuló: "No es la crueldad de las penas uno de los más
grandes frenos de los delitos, sino la infalibilidad de ellas", y que "la certidumbre del
castigo, aunque moderado, hará siempre mayor impresión que el temor de otro más
terrible, unido a la esperanza de la impunidad; porque los males, aunque pequeños,
cuando son ciertos amedrentan siempre los ánimos de los hombres".6 Palabras sabias
que se han repetido, con distintos lenguajes, por los especialistas más connotados.

En el mismo sentido, Manuel Lardizábal aseveró que la certidumbre de que "el que
comete un delito ha de ser castigado es un freno muy poderoso para contener, aun
cuando las penas sean moderadas. Por el contrario, la esperanza de la impunidad es
un incentivo para el delito y hace despreciar aún más las más rigurosas penas". 7

Es preocupante que la sociedad, amedrentada por la inseguridad y manipulada por los


medios de comunicación, demande medidas tan graves como la pena de muerte y la
prisión vitalicia; pero preocupa más que el legislador, distraído con intereses
partidistas, no se percate de que el problema no es de derecho penal, y que las penas
que están vigentes en nuestro ordenamiento punitivo, que llegan hasta setenta años,
ya son bastante elevadas. El problema —ya mucho se ha reiterado— estriba en los
graves índices de impunidad a los que lamentablemente hemos llegado, y que están
estrechamente vinculados con la falta de capacitación y la corrupción que ha permeado
en diversas áreas del sistema de seguridad y de justicia penal.

Notas

* Trabajo presentado en el Coloquio sobre la Pena de Muerte, en el Instituto de


Investigaciones Jurídicas de la UNAM, el 3 de junio de 2010.

1
Elías Neuman anota que en los juicios del Santo Oficio, ante cualquier duda, "se
ordenaba la tortura... de ese modo el camino estaba expedito hacia una confesión
arrancada"; de ahí sobrevenía la muerte en la hoguera, "para los delitos más graves".
La pena de muerte en tiempos del neoliberalismo, México, Instituto Nacional de
Ciencias Penales, 2004, p. 320. [ Links ]

2
El artículo 77 preceptuaba: "La pena capital en el estado no se impondrá por delito
alguno sujeto a su competencia".

3
Datos obtenidos del artículo Quiroz Cuarón, Alfonso, "La pena de muerte en México",
Criminalia. Órgano de la Academia Mexicana de Ciencias Penales, México, año XXVIII,
núm. 6, junio de 1962, pp. 371 y 372. [ Links ]
4
Artículo 13, fracción XXII: "Para la abolición de la pena de muerte, se establecerá a la
mayor brevedad el régimen penitenciario; y entre tanto queda abolida para los delitos
puramente políticos, y no podrá extenderse a otros casos, que al salteador, al
incendiario, al parricida y al homicida con alevosía o premeditación".

5
Existe constancia del fuerte rechazo a la pena de muerte expresada por los
diputados: Prieto Mata y, sobre todo, Ignacio Ramírez y zarco en los debates del 25 de
agosto de 1856 (Derechos del pueblo mexicano, México a través de sus Constituciones,
México, LVI Legislatura de la Cámara de Diputados, 2000, t. III, pp. 323-
336. [ Links ]

6
Tratado de los delitos y de las penas, México, Porrúa, ed. facsimilar, p.
113. [ Links ]

7
Discurso sobre las penas, México, Porrúa, 1982, ed. facsimilar, pp. 57 y
58. [ Links ]

finalidad sistema oral:

impartición de una justicia que resuelva los conflictos sociales de forma rápida, eficaz,
eficiente, transparente, accesible, con respeto capaz de restaurar el tejido social a través de
la justicia alternativa.

- En el Sistema Inquisítivo-mixto, separación de funciones:

 Fiscal (investigar y acusar)


 el Juez (determinar la culpabilidad o inocencia de un individuo)

- principio de inmediatez:

consiste en que las pruebas recabadas por el Fiscal con mayor proximidad a los hechos
delictivos, tendrán mayor valor probatorio que las pruebas recabadas con posterioridad, aun
cuando estas resulten en un sentido contrario a las primeras.

- diferencia en Sistema Acusatorio:

acusar y juzgar quedan separadas entre si, existiendo una parte acusadora que ejerce la
acción penal, admite el derecho de defensa y la existencia de un órgano judicial
independiente e imparcial.

- El Juez de instrucción:
investiga los delitos de acción pública de competencia criminal, excepto en los supuestos en
los que el ministerio fiscal ejercite la facultad que le otorga el artículo 196.

- Juez cumple importantes funciones:

 Función de control: velar por el respeto de los principios y garantías procesales,


evitando una afectación injustificada de los derechos de los justiciables.
 rol tradicional de juzgar y decidir; como función inherente a la administración de
justicia
 se evitará que el Juez, antes del juicio oral, sea influenciado y adopte una posición
prejuiciosa con alguna de las partes

- el Juez:

no participa en los procesos de investigación

- el Ministerio Público:

juzga, directa o indirectamente, la culpabilidad o inocencia de un acusado.

- Principios Rectores

Son guías que el proceso debe seguir, sin desviar su dirección y respetándolas en todo
momento. deben ser sólidos y fuertes durante todo el proceso. Estos principios rectores son
los de “publicidad, contradicción, concentración, continuidad e inmediación

- Principio de Publicidad:

darle transparencia a las actuaciones judiciales y del Fiscal, mediante el libre acceso del
público a las audiencias que sean desahogadas durante el proceso

- excepciones:

 posibilidades de espacio existentes en los Tribunales


 condiciones especiales del asunto ó de los intervinientes
 por seguridad nacional
 seguridad pública
 protección de las víctimas, testigos y menores
 riesgo de revelación de datos protegidos

- Las medidas que se pueden adoptar son las siguientes:

 Impedir el acceso u ordenar la salida de personas de la sala


 Impedir el acceso del público u ordenar su salida para práctica de pruebas
 Prohibir al fiscal, a los demás intervinientes y a sus abogados que entreguen
información a medios de comunicación
- Principio de Contradicción:

dar vista a la parte contraria para que diga lo que a su derecho convenga con el fin de que a
toda acción le corresponda una reacción, es la aplicación práctica de la garantía de
audiencia, se garantiza la igualdad y el equilibrio entre las partes.

el Juez es espectador y se encarga hacer respetar las reglas de dicha disputa y teniendo que
resolver nada mas el punto controvertido.

- Principio de Concentración:

los actos procesales se realizarán en una sola audiencia o con la máxima economía de
actuaciones procesales. de no poder ser concluidos en una sola audiencia se convoca al día
inmediato siguiente para darle continuidad.

- Principio de Continuidad:

Todos los actos en el desahogo de la audiencia deben ser continuos, y en caso de que la
audiencia se suspenda, dicha temporalidad será determinada por la ley. por la necesidad de
que los actos procesales y el desahogo de la prueba sean de manera ininterrumpida y
constante.

- Principio de Inmediación:

todas las audiencias estará presente el Juez, sin que pueda nombrar a nadie en su
representación. El juzgador debe estar siempre presente en la audiencia y ante él
personalmente se tendrán que desahogarse las pruebas.

- Otros principios:

De igual forma, el nuevo sistema de justicia penal que marca el primer párrafo del artículo
20 de la Carta Magna, siendo al caso los siguientes:

 P de lesividad:

Sancionar conductas que dañen o pongan en peligro bienes jurídicos relevantes.

 P de Proporcionalidad:

La pena a imponerse deberá ser proporcional a la gravedad del hecho. la pena será
de manera “personalísima” en atención a los argumentos y pruebas en la Audiencia
de Individualización de SanciónPrincipio de mínima intervención:
El Derecho Penal debe ser el último recurso para la protección de bienes jurídicos o
sólo para los casos de ataques graves a las normas de convivencia social.
 P de oralidad

En virtud de este principio las peticiones formuladas por una parte al funcionario
judicial son verbales y deben resolverse con citación y audiencia de otra parte.

 P de prevalencia del derecho sustancial o material:

el Juez debe hacer prevalecer el derecho sustancial sobre el formal. debe ejercer
deberes de dirección, orientación, control y disciplina.

 P de separación de funciones:

Esto se traduce en el análisis del rol de cada operador, el perfil requerido para
cumplirlo, producto que se debe obtener de cada fase del proceso para garantizar la
transparencia del sistema mediante los controles recíprocos, función característica
del sistema acusatorio.

 P de disposición de la acción penal, criterio de oportunidad:

se desprende de la facultad de disposición de la acción penal, en contraposición al


principio de obligatoriedad que impone que ante la existencia de una conducta
delictiva procede la acusación y el juzgamiento de su presunto autor, dándole la
facultad al Fiscal de ejercer o no la acción penal en ciertos casos y bajo ciertas
características

 P de igualdad

igualdad de oportunidades para equilibrar el proceso e igualdad de una contienda


justa entre las partes, sino también igualdad en la aplicación de la ley.

 P de efectividad:

debe entenderse como sinónimo de realización de justicia, ya que debe entenderse


que “Si el sistema funciona, la justicia se imparte “.

 P de presunción de inocencia:

Se considera inocente al probable responsable en la comisión de un delito hasta que


se acredite lo contrario en sentencia ejecutoriada. En contraposición del Sistema
Mixto Inquisitivo que considera culpable al acusado hasta que se demuestre lo
contrario.

- Objeto del proceso penal:

es el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede


impune y que los daños causados por el delito se reparen.

- objeto de la Constitución Federal como por las legislaciones procesales


acusatorias, es:

 Determinar si se ha cometido un delito mediante el esclarecimiento de los hechos


 Proteger al inocente
 Procurar que el culpable no quede impune
 Facilitar para la víctima, la reparación del daño causado por el delito
 Garantizar la justicia en aplicación al derecho;
 Resolver el conflicto suscitado entre las partes

http://www.eumed.net/rev/cccss/16/midgt.html

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:


González Macías, P.; Herrera Izaguirre, J.; Lope Díaz, L.; García Govea, M. y Gaona
Tovar, T.: "Comentarios sobre el sistema inquisitivo y el sistema acusatorio: camino a los juicios
orales", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, diciembre 2011,
www.eumed.net/rev/cccss/16/

 Reflexiones sobre el Procedimiento Penal en México: Sistema Acusatorio vs


Sistema Inquisitivo

No tenemos duda alguna de que el lenguaje hablado es la natural forma de comunicación


entre los seres humanos, toda forma de escritura que se haya desarrollado en cualquier
civilización del mundo, sea esta antigua o actual, solo llego a complementar este lenguaje,
mas no a sustituirlo. Está comprobado científicamente, que incluso cuando los
interlocutores se encuentran frente a frente (el emisor y el receptor) la comunicación se
vuelve más eficaz, ya que de este modo se está presenciando el lenguaje corporal de la
persona, el cual se dice puede decir mucho más que las palabras, pudiendo observar sus
gestos y cada expresión de su cuerpo a la par de las palabras que emite.
En México y en muchos otros países el lenguaje escrito ha superado al verbal1 como medio
de comunicación en cuanto al sistema de impartición de justicia, el sistema “inquisitivo”, y
no porque el tribunal sea inquisitorio, sino por las tareas de investigación asignadas a la
autoridad.
La lentitud caracteriza a este sistema, y puede llegar a ser exagerado el secreto con el que se
maneja el desarrollo de dichas investigaciones, secreto para las mismas partes involucradas,
quienes no conocen los avances en su caso y a la hora de dictarse una resolución final
desconocen los motivos de esta, se limitan solo a saber si fue a su favor o no. Todo esto se
puede traducir en corrupción e impunidad.
En nuestro país se estableció que debe adoptarse el sistema acusatorio oral, y para ello el
Legislador Constitucional reformo varios artículos de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, desde el artículo 16° al 22°, 73°, 115° y 123°.2
Ahora es misión de las Legislaturas de los Estados modificar sus leyes locales para que
contengan dicha reforma y darle una correcta y exitosa aplicación como se está llevando a
cabo en los estados de Nuevo León, Zacatecas, Chihuahua y Oaxaca. Estas entidades,
particularmente Nuevo León, han sido los pioneros en la implementación de los juicios
orales, sin embargo existen grietas que necesitan cubrirse y sobre todo preparación para
cada una de las partes que intervienen, desde el abogado hasta el juez.
Antes de comenzar a diferir entre los sistemas penales actualmente existentes, antes de
describirlos y hacer sus respectivas criticas ya sean positivas o negativas, necesitamos
comprender y dejar bien entendido, para tenerlo como referencia a lo largo del presente
trabajo, que es el proceso penal. Entenderemos como proceso penal a ese conjunto de
procedimientos a través de los cuales se investigan los delitos, se acusa y se juzga al
presunto responsable.
Nuestro sistema actual ha demostrado durante décadas su ineficiencia, lo susceptible que es
a la corrupción e impunidad, sus altos costos si los compara con los resultados que se han
obtenido. Ya no hay espacio para intentar remediarlo. Es momento de aprender y tomar
como ejemplo a aquellos que han ya implementado o que siempre han tenido este, para
nosotros nuevo, sistema acusatorio en juicios orales.
El sistema acusatorio no es por supuesto exclusivo de aquellas culturas que sustentan su
tradición jurídica en el common law, como es el caso de Estados Unidos o el mismo Reino
Unido quien fuera la nación que se encargó de difundir el sistema acusatorio en todos
aquellos territorios que fueran sus colonias siglos o décadas atrás, otros países con raíces en
el Derecho Romano lo han adoptado, pero justo eso, adoptado, aquellos son los primeros
quienes crean el sistema acusatorio y por lo tanto el juicio oral, y quienes por claras razones
tienen mayor experiencia y conocimiento en ello, quienes han determinado las bases y cada
procedimiento dentro del proceso penal, dentro del “debido proceso”, quienes son nuestra
mejor referencia para hacer comparación de aquel sistema con el nuestro y con quienes
haremos comparaciones sobre resultados obtenidos.
Para dar inicio, deberemos primero explicar los conceptos fundamentales que serán la base
del presente trabajo, de los cuales se desenvolverán todos los apartados, discusiones,
análisis y propuestas. Algo fundamental será definir a grandes rasgos en qué consiste cada
uno de los sistemas jurídicos, el sistema inquisitivo y el sistema acusatorio del cual nacen
las principales características de lo que son los juicios orales, los cuales son la razón del
presente análisis y de infinidad de debates que se viven día a día desde que se planteó la
Reforma Constitucional, juicios que para el mexicano son algo nuevo, tal vez complicado,
totalmente diferente al sistema inquisitivo que ha imperado en el país durante un par de
siglos, pero que recientemente se han instaurado en algunos países de centro y Sudamérica
con aparente éxito.
Incluso en algunos países que tienen al Derecho Romano como fuente de sus instituciones
jurídicas se ha adoptado ya este sistema distinto al inquisitivo: el sistema acusatorio oral. Es
el caso de Argentina, Chile3, Bolivia, Colombia entre otros, y el caso de España que lo ha
manejado desde tiempo atrás. Estos últimos es posible que aun se encuentren en pruebas,
sobre todo los de más reciente incorporación, o aun ellos mismos no tengan estudiadas aun
las diferencias que les ha traído la adaptación a este nuevo sistema, pero será de
importancia el análisis de sus estadísticas, de sus niveles de corrupción e impunidad.
Como hemos hecho ya referencia en párrafos anteriores, en el procedimiento penal se
pueden presentar dos formas fundamentalmente distintas: el sistema acusatorio y el sistema
inquisitivo4. Este último conocido como el sistema que ha imperado en México hasta hoy
pero con las reformas constitucionales pasará a la historia dando lugar al sistema acusatorio
oral.

 Sistema inquisitivo

Comenzando con una definición general superflua, podemos decir que nos encontramos en
un proceso de un sistema inquisitivo cuando las facultades de acusar y juzgar recaen en
manos de una misma persona, o mejor dicho, el juez y el órgano acusador trabajan a la par,
en caso de México nos referimos al Ministerio Público y al Poder judicial, esto quiere decir
que el Juez no es neutral, ya que su trabajo al mismo tiempo es acusar y no ser una especie
de observador externo. Todo el procedimiento es cien por ciento escrito, se maneja de una
manera secreta, es decir, no da lugar a la oralidad ni a la publicidad, sin mencionar la
carencia de otros principios que deben existir en un debido proceso penal. Existe la
posibilidad de la doble instancia, dada la jerarquía de los tribunales. El imputado casi
siempre declara durante el proceso, y su simple confesión puede ser prueba suficiente para
dictarle una sentencia condenatoria5. Según la gravedad del delito podría tener lugar la
prisión preventiva. Sin ser dicho abiertamente, el acusado tiene ante el estado la calidad de
culpable hasta que se demuestre lo contrario. Se encuentra prácticamente en un estado de
indefensión ante el juez “acusador” debido al poder atribuido a este.
Resumiendo lo anterior con una frase de Ricardo Levene: “cuando se mezclan las
funciones, cuando se mezclan los órganos, cuando tenemos Fiscal que hace de Juez, nos
encontramos frente a un sistema inquisitivo”6.

 La inquisición.

El sistema inquisitivo a la fecha ha funcionado entre comillas, en México y en algunos


otros países que tienen como raíces jurídicas el Derecho Romano-Germánico.
Históricamente nace conociéndose como la “inquisición”, la antigua forma de juzgar en el
Derecho Canónico, (el derecho canónico es del derecho de la iglesia católica) creada en la
Edad Media y que se extendería por toda Europa. El estado y la Iglesia eran uno solo y
juntos regulaban al hombre de la época. Históricamente se ha utilizado también el nombre
de Derecho Eclesiástico, el cual hoy por hoy es una rama del Derecho Canónico, este, son
normas del Derecho Eclesiástico provenientes del derecho estatal7.
Derecho Canónico: “… es el ordenamiento jurídico de la iglesia católica, el conjunto de
factores que estructuran la iglesia como una sociedad jurídicamente organizada”8.
Durante la inquisición los erejes eran considerados enemigos del Estado y de la Iglesia
como si fueran criminales públicos o terroristas que se oponían al orden establecido9, el
Estado mismo los acusaba y juzgaba, de ahí parte el nombre del actual sistema inquisitivo.
Siendo el derecho romano la base de sistemas jurídicos en la actualidad, siendo Roma la
cuna de la iglesia católica, es como partiendo de estas normas se va creando el derecho en
tantos países.
El Sistema Penal Inquisitivo obtiene su nombre del término procesal “inquirir”, esto era una
manera de iniciar el proceso penal, la cual consistía en que la investigación que se le
iniciaba a la persona procesada tenía lugar sin necesidad de que hubiera acusación o
denuncia alguna, bastaba con rumores que se hicieren sobre la persona o por otra u otras le
imputaran algún delito.10

 Principios en el Sistema Inquisitivo.

Los años no transcurren en balde, el sistema penal mexicano, al haber sido colonizado
nuestro país por España, estado que traía consigo esta forma de proceso inquisitivo y se
encargo de difundirla por la mayoría de los territorios en América Latina, se fue forjando
bajo estas mismas formas al igual que Perú, Chile, Argentina, Colombia, etcétera. A pesar
de haber sido abolida la inquisición hace siglos, sus principios siguieron siendo base para la
creación del derecho mexicano, de sus normas, leyes, códigos, particularmente en materia
penal, la simple costumbre de esta forma de impartir la justicia dio lugar los principios que
actualmente nos continúan rigiendo (previo a la Reforma Constitucional) y aunque las leyes
hayan ido evolucionando formándose con mayores derechos para el procesado y tomando
como respaldo la declaración universal de los derechos humanos, al sistema se le sigue
llamando de la misma manera, “inquisitivo”, y por algo será. A continuación se enumerarán
los principios rectores del Sistema Penal Mexicano (previos a las reformas) que hasta hoy
procesa a toda persona en la mayoría de las entidades de la nación.
Principios en el Proceso Penal (México)

 Principio de Legalidad. (no hay pena sin ley) Plasmado en el artículo 14


constitucional, y dice que el Estado en ningún caso podrá imponer por simple
analogía pena alguna o medida de seguridad, si no se trata por haber cometido
alguna conducta que previamente haya sido descrita como delito en la ley, y si no
existe una pena exactamente aplicable a determinado delito. Este principio se
expresa en las palabras latinas nullum crimen nulla poena sine lege. Dicho principio
no solamente exige que los órganos del Estado estén siempre ajustando el ejercicio
de su poder a lo establecido en la ley, sino que también la propia ley penal que se
origina de ese poder este diseñada con claridad y precisión, logrando de esta manera
que se proporcione a los individuos seguridad jurídica. 11
 Principio de tipicidad. Deriva del principio de legalidad y consiste en la existencia
previa de los tipos penales, su función es describir la conducta que la norma penal
prohíbe u ordena, esto un requisito necesario para poder hablar de delito. El
principio de tipicidad que junto con el de reserva de ley integran el núcleo duro del
principio de legalidad en materia de sanciones, se manifiesta como una exigencia de
predeterminación normativa clara y precisa de las conductas ilícitas y de las
sanciones correspondientes. En otras palabras, dicho principio se cumple cuando
consta en la norma una predeterminación inteligible de la infracción y de la sanción;
supone en todo caso la presencia de una “lex certa”12 que permita predecir con
suficiente grado de seguridad las conductas infractoras y las sanciones. En este
orden de ideas, debe afirmarse que la descripción legislativa de las conductas ilícitas
debe gozar de tal claridad y univocidad que el juzgador pueda conocer su alcance y
significado al realizar el proceso mental de adecuación típica, sin necesidad de
recurrir a complementaciones legales que superen la interpretación y que lo
llevarían al terreno de la creación legal para suplir las imprecisiones de la norma. 13
 Prohibición de Retroactividad. Contenida también en el artículo 14 de la Carta
Magna, “A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna”.
Esto quiere decir que alguna ley si podrá tener efecto retroactivo, siempre y cuando
no afecte al reo, en todo caso, aquella que sea benéfica para el reo podrá tener este
efecto de retroactividad. Se debe entender que no se podrán aplicar con retroacción
las normas que aparecen como nuevas, a los hechos pretendidos, sino que se les
deberá recular según con las consecuencias jurídicas que tuviera la ley que en ese
momento imperaba, ese momento en que se cometió la conducta delictiva.14
 Prohibición de aplicación de pena alguna por mayoría de razón o por simple
analogía. Se desprende igualmente del principio de legalidad del artículo 14
Constitucional.
 Mínima intervención del derecho penal. Llamado también de última ratio. Este
principio va dirigido tanto al juez, como al legislador y a los órganos ejecutivos.
Moreno Hernández ha hecho un análisis de las reformas penales que ha habido en
los últimos años; existe la tendencia a criminalizar, sin embargo se busca disminuir
los tipos penales, pero contrariamente han aumentado las penas y se han endurecido.
15
 Principio de bien jurídico. Implica que para recurrir al derecho penal debe verse
afectado un bien jurídico de importancia fundamental. Significa que si puede
protegerse tal bien a través de alguna otra rama del derecho deberá hacerse. En
algunos tipos de delitos sería difícil identificar el bien jurídico a proteger. 16
 Principio nullum crimen sine conducta. Sin conducta no hay delito.
 Principio de culpabilidad y de presunción de inocencia.17

 Desarrollo y partes en un juicio inquisitorio.

Para comenzar a tratar el desarrollo de un proceso inquisitivo y a exponer a cada una de las
partes que intervienen en el, es primero necesario dejar de nuevo en claro que el sistema al
que nos estaremos refiriendo en este apartado será al del antiguo sistema mexicano, o mejor
dicho, el que se está dejando atrás con la reforma constitucional que atraviesa México y que
ya viven algunos estados de la República, también tomando como base el proceso de
algunos otros países de Latinoamérica que igualmente están evolucionando hacia el sistema
acusatorio.
Como bien sabemos, un proceso es un consiste en un conjunto de varios procedimientos,
pasos detallados de cómo ha de desarrollarse determinada cosa, en este caso, un proceso
penal. A continuación se citará el artículo 1ro del Código Federal de Procedimientos
Penales18, en el cual se encuentra referido en qué consistirá cada etapa del proceso penal,
posteriormente se incluirá un breve explicación de cada procedimiento y cada una de las
partes que en el intervienen.
Articulo1. El presente Código comprende los siguientes procedimientos.
 El de averiguación previa a la consignación a los tribunales, que establece las
diligencias legalmente necesarias para que el Ministerio Público pueda resolver si
ejercita o no la acción penal;
 El de preinstrucción, en que se realizan las actuaciones para determinar los hechos
materia del proceso, la clasificación de estos conforme al tipo penal aplicable y la
probable responsabilidad del inculpado, o bien, en su caso, la libertad de este por
falta de elementos para procesar;
 El de instrucción, que abarca las diligencias practicadas ante y por los tribunales con
el fin de averiguar y probar la existencia del delito, las circunstancias en que
hubiese sido cometido y las peculiares del inculpado, así como la responsabilidad o
irresponsabilidad penal de este;
 El de primera instancia, durante el cual el Ministerio Público precisa su pretensión y
el procesado su defensa ante el Tribunal, y este valora las pruebas y pronuncia
sentencia definitiva;
 El de segunda instancia ante el Tribunal de apelación, en que se efectúan las
diligencias y actos tendientes a resolver los recursos;
 El de ejecución, que comprende desde el momento que cause ejecutoria la sentencia
de los tribunales hasta la extinción de las sanciones aplicadas;
 Los relativos a inimputables, a menores y a quienes tienen el hábito o la necesidad
de consumir estupefacientes o psicotrópicos.

Para algunos autores el proceso penal empezaría desde la “etapa” de la averiguación previa,
pero realmente esta es tan solo una etapa pre-procesal. Dicha etapa inicia, dependiendo del
delito, con la denuncia o querella o en su caso, persiguiéndose de oficio por el Ministerio
Público.
El Ministerio Público juega un papel fundamental en el proceso judicial pues es “la
institución a cargo de ejercer la acción penal, es decir, está encargada de realizar la
investigación y presentar las pruebas a los tribunales, siempre buscando proteger los
derechos individuales de los ciudadanos”. El Ministerio Público tiene en su poder la
iniciativa de persecución, investigación, sin ella, no es posible acudir a los Tribunales. 19
Una vez que se denuncia el determinado delito por querella, el acusador o victima nunca
forma parte del proceso, pasa a ser representado por el Ministerio Público quien se
convierte en la parte acusadora. Si no existe acusador y el delito se persigue de oficio, de
igual manera el Ministerio Público es la parte acusadora.
Representando al inculpado esta su abogado defensor. De no poder contar con uno el
Estado le proporcionará uno para su debida defensa.
Por otra parte y siendo el último en aparecer durante el proceso, se encuentra el juez, quien
es quién juzgara la culpabilidad o no del procesado basándose en las pruebas recabadas por
el MP y por su policía judicial.
Una característica que este sistema penal, la cual hemos ya mencionado con anterioridad y
que más que ser una característica se convierte en una falla, es la falta de arbitrariedad del
juez, ya que mas que funcionar como un simple “observador externo” durante todo el
juicio, y dar una sentencia final basándose en las pruebas presentadas por ambas partes,
pareciera que funciona y trabaja a la par del Ministerio Público, es decir, acusando. En
lugar de que la autoridad (MP y juez) busquen comprobar la culpabilidad del procesado, se
encargan de que el procesado haga lo posible por probar su inocencia y en ocasiones
pruebas que este pudiera presentar parecen no ser validad para lograr una sentencia dictada
a su favor. Es sin duda esta, una de las razones de ser del presente.

 Sistema Acusatorio.

Es ahora este el punto importante a tratar, este sistema será el utilizado en el país a partir de
la reforma. Es fácil identificar cuando nos encontramos frente a un sistema acusatorio,
simplemente volteando a ver a nuestro vecino país del norte, a casi todo país de Europa, y
últimamente a Sudamérica. De una presentación hecha por el ex fiscal de la Nación de
Colombia, se desprende una definición interesante, bastante completa y simple para el
entendimiento de todo ciudadano, “el sistema penal acusatorio es un sistema adversarial,
donde las partes (fiscalía y defensa) se enfrentan en igualdad de oportunidades ante un juez
imparcial, quien, con base en las pruebas y argumentos, decide si condena o absuelve.
También pueden intervenir el ministerio público y la victima: el primero para salvaguardar
el orden jurídico y la segunda para que se le garanticen la verdad, la justicia y la reparación.
Las pruebas se presentan ante el juez oralmente y con testigos, se someten a debate y
confrontación por las partes ante el juez, quienes se esfuerzan para convencerlo de sus
posiciones.”20

 Razón de su origen.

Si analizamos la razón histórica que dio origen a la creación de este tipo de sistema, nos
daremos cuenta que fue precisamente para buscar terminar con los abusos y arbitrariedades
que se daban en los procedimientos que antiguamente se empleaban en la Court of Star
Chamber21 y las Courts of High Comission22 en Inglaterra durante el siglo XVII. Es decir,
nació con el fin de impedir abusos de poder por parte del Estado sobre los ciudadanos
ingleses.
Hoy por hoy su razón de ser, incorporación a otros procesos penales sigue siendo la misma,
la salvaguarda de los derechos del individuo, se basa en el respeto a ellos, particularmente
en la protección de la libertad, considerada por todo el mundo lo más sagrado para
cualquier persona.
Por supuesto, a pesar de ser el sistema acusatorio utilizado en gran cantidad de países esto
no significa que el proceso sea igual en todos, es indispensable saber que cada país tiene su
proceso, es el mismo sistema, pero con variantes notables. Sin embargo las similitudes que
hay entre todos estos proceso son precisamente las que definen al sistema acusatorio.
La principal característica que difiere al sistema acusatorio de un sistema inquisitorial es
por supuesto la oralidad. Todo el juicio se desarrolla llevando a cabo audiencias públicas,
dependen mayormente de la prueba verbal verificando esta mediante la contrainterrogación
de testigos.23 Todo lo que vaya a formar parte del expediente en determinado caso, se
presenta oralmente, así sea alguna prueba física, algún documento, este se presenta de
manera oral durante el juicio.

 Principios en el Sistema Acusatorio.

Este sistema procesal concibe al juez como un sujeto completamente separado de las partes,
rígidamente pasivo, toma al juicio como una contienda entre iguales que inicia con la
acusación, a esta compete la carga de la prueba, y se enfrenta a la defensa, en un juicio
contradictorio, oral y público, el cual se resuelve por el juez según su libre convicción.24
El sistema acusatorio funciona haciendo una separación entre las funciones de
investigación, acusación y sentencia, en este orden, quien investiga es la policía, quien
acusa es el fiscal, y quien sentencia es el juez tomando en cuenta la deliberación de un
jurado especializado. Se dan casos en algunos países, como Estados Unidos, donde el fiscal
puede llegar a dirigir una investigación policial, pero la función de investigación la dirige,
la maneja, en la mayoría de los sistemas, una policía independiente. Esta independencia de
la policía investigadora es una manera de garantizar que no serán influenciadas por algún
poder público o político que recaiga en determinado funcionario del Estado.25
El sistema acusatorio se rige por distintos principios que buscan garantizar la seguridad y
los derechos del individuo imputado y de los ciudadanos en general, algunos de estos
principios son los siguientes:

 Oralidad: quiere decir que toda audiencia que se desarrolle durante el juicio se
llevara a cabo de manera oral, a viva voz.
 Publicidad: es la necesidad de dar a conocer a la sociedad, con toda transparencia,
todo sobre el proceso, así como el resultado del juicio penal, esto constituye una
garantía para todos los involucrados de que las decisiones que se hayan tomado,
fueron en estricto derecho. Este es un modo de que la sociedad tenga un control
sobre la actuación ministerial y judicial durante el proceso.26
 Contrariedad: este principio tiene como base la igualdad de las partes en orden a sus
atribuciones procesales. “Garantiza que la producción de las pruebas se hará bajo el
control de todos los sujetos procesales, con la finalidad de que ellos tengan la
facultad de intervenir en dicha producción, formulando preguntas, objeciones,
observaciones, aclaraciones y evaluaciones tanto sobre la prueba como sobre los
otros. Este control se extiende a las argumentaciones de las partes, garantizándose
que estas puedan en todo momento escuchar de viva voz los argumentos de la
contraria apoyándolos o rebatiéndolos.”27
 Inmediación: consiste en exigir al juez que pronuncia la sentencia, el asistir a la
práctica de las pruebas de donde extrae su convencimiento, que lo hicieren volverse
de determinada postura, es decir que haya estado en relación directa con las partes,
con los testigos, los peritos y los objetos de juicio, fundándose de este modo en la
impresión inmediata que le hayan dado estas personas y no en referencias ajenas.28
 Concentración: gracias a este principio todas las pruebas deberán ser presentadas
durante la misma audiencia de juicio, ofreciendo los medios al juez para que emita
su resolución conforme a lo que fue materia durante la audiencia. Su evidente
ventaja es la gran expeditez con la que se actúa, el proceso puede resolverse en unos
cuantos días. 29

Con la reciente Reforma son estos principios los que regirán en todo proceso penal
buscando eficacia, rapidez, mejores resultados y satisfacción ciudadana, pero sobre todo
garantizar los derechos de las partes y el debido proceso.

 Partes en un juicio acusatorio.

Lo previamente dicho claramente nos deja entrever quienes intervienen en un juicio del
sistema acusatorio.
 Fiscal: es un oficial del ejecutivo quien se encarga de la investigación, de la
iniciación exclusiva de la acción penal, y persecución de la acción, incluso podría
recaer sobre él la aportación de todas las pruebas acusatorias. 30 Los fiscales en n
sistema acusatorio no tienen en sus manos el cumplimiento de funciones formales
de sentencia, no dirigen audiencias y mucho menos toman decisiones importantes
sobre el curso que el curso que vaya tomando el juicio. Los fiscales toman
decisiones informales en cuanto a entablar una acción judicial o no, decisiones que
se hacen por consideración de justicia. Es entonces cuando un fiscal es considerado
como ministro de justicia, sin embargo aun así no forma parte del tribunal o de la
corte sentenciadora. 31
 El acusado y su abogado defensor: de igual forma le corresponde hacer
investigación, y por supuesto debe hacerla para su eficaz defensa, tanto por parte del
inculpado como del abogado defensor. Debe lograr incluso aportar todas las pruebas
posibles para conseguir su absolución.
 El jurado: es un grupo de ciudadanos comunes, quienes en cierto modo deciden si
un procesado es culpable o no del delito que se le atribuye, pero se limita a
cuestiones de hecho mientras que al juez le corresponden cuestiones de derecho. El
juez también instruye al jurado sobre el derecho aplicable a la evaluación de las
pruebas. Si se decide que el acusado es culpable, le corresponde al juez determinar
la pena. 32

(En el caso de los Estados Unidos, cuando se trate de delito mayor, el jurado estará
integrado por 12 personas; cuando sea un delito menor, estará integrado por 6 personas)

 El Juez: fungirá como un árbitro totalmente neutral durante todo el juicio, no


investiga ni procesa, tan solo juzga.

El ofendido o víctima no tiene un papel formal durante el proceso, puede observar, estar
por supuesto presente en las audiencias, dar testimonio en caso de ser llamado por el fiscal
o por el abogado defensor. 33
Indudablemente las diferencias entre el sistema inquisitivo y el sistema acusatorio son
notables, especialmente si hacemos hincapié en los principios de oralidad y de publicidad,
ya que si nos encontramos en un sistema inquisitorio, todo el proceso se desarrollara de
manera escrita, un tanto secreto, y cerrado, mientras que en un sistema acusatorio cada
audiencia es pública, oral y transparente para la sociedad en general.
Ambos sistemas reciben críticas, incluso algunos legisladores vieron al sistema acusatorio y
la implementación de los juicios orales como una violación a las garantías del imputado por
la rapidez con la que se resolvería (quizás en una sola audiencia)34, sin embargo la mayoría
vio esto como algo favorable, especialmente tomando en cuenta que para la hora de haber
llegado a dicha audiencia ya deberían haberse recabado las pruebas necesarias que
determinarían si se le absuelve o no al inculpado.
Es decisión de los Estados elegir el que mejor se adecue a sus costumbres, y no está de más
saber que el mayormente aceptado es el sistema acusatorio, el cual está siendo bien recibido
como nueva forma de juzgar en aquellos países donde sus procedimientos penales tenían en
un descontento a sus sociedades como sucede actualmente en México. Estados Unidos por
ejemplo, posee un sistema jurídico del cual presume y que hasta la fecha le ha dado buenos
resultados siguiendo siempre procedimientos transparentes y abiertos al conocimientos de
sus ciudadanos.
Un proceso penal donde el juez es meramente un árbitro es precisamente donde se
respetarían los derechos de ambas partes e incluso mantendría una mejor imagen ante su
ciudadanía. Por otro lado, aquel juicio donde el encargado de hacer la justicia, es decir, el
juez, juega un papel más bien de acusador, carecería de igualdad entre las partes que en el
intervinieran, y quiérase o no, se tendría todo el tiempo en un carácter de culpable al
procesado sobre todo tratándose de persona que no tuviera acceso a una buena defensa.
Finalmente, como conclusión del autor, los juicos orales traerán cambios necesarios a
nuestro país, la situación de toda la República clama por estas reformas en donde la justicia
sea notable, en donde el sistema penal este realmente funcionando y dejando los resultados
esperados, no dejar impune delito alguno, que quien deba pagar por algún delito cometido
lo haga y aquel inocente quede libre, que no valga mas lo que quede asentado en el papel,
sino las palabras de cada una de las partes, su defensa y argumentación. Sin duda el cambio
no será instantáneo, será necesaria preparación y sobre todo disposición al cambio de todo
aquel que intervenga en un juicio, sin embargo, si se hace una comparación de los tiempos
y gastos que disminuirían, de la publicidad, existe la confianza de que le darán la
bienvenida a estos juicios. La libertad de una persona no puede estar en manos de un
órgano que lo culpa y lo procesa al mismo tiempo, y de igual modo el hacerle justicia a una
víctima no puede recaer en un procedimiento tan cerrado que no se le permite conocer.
México necesita entrar en competitividad con aquellos países primeras potencias donde su
ciudadanía está conforme con sus sistemas penales, donde se sienten seguros con su
gobierno, donde saben que el culpable pagará una pena y el inocente se le demostrará su
inocencia utilizando toda prueba posible, pero en ambos casos respetándose los derechos de
ambos y llevando el debido proceso.
Resumo parte de lo anterior en una frase que podría hacernos reflexionar y considerar
beneficiosa la reforma que vive nuestro país:
“Quien tenga a un juez por acusador necesita a Dios por abogado”.

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