Sei sulla pagina 1di 1

Jose Luis Lock Código: 20121291

Resumen primera meditación

En la primera meditación de las meditationes de prima philosophia, Descartes hace que el personaje
principal de la obra, quien habla en primera persona, empiece de una manera peculiar: “Ya hace algunos
años que he tomado conciencia de la gran cantidad de cosas falsas que, con el correr del tiempo, he
admitido como verdaderas [falsa pro veris admiserim], así como lo dudoso que es todo lo que sobre ellas
construí posteriormente, y que, por lo tanto, había que derribar todo ello desde sus raíces una vez en la
vida , y comenzar de nuevo desde los primeros fundamentos, si deseaba alguna vez establecer algo firme
y permanente en las ciencias” (AT VII, 17). Si bien algunos lectores de la obra han visto esta fuerte
declaración como la exposición del escepticismo cartesiano, no es así. El inicio de las meditaciones
consiste en una exposición de lo que se denomina el “método cartesiano”, es decir, de qué manera el
meditador empezará a narrarnos como mediante la “duda metódica” logrará construir desde el inicio de
la obra el conocimiento “firme y permanente”.

¿Pero por dónde ha de empezar el meditador este laborioso trabajo? La respuesta es simple: primero se
deshará de todas aquellas cosas que los sentidos le han dado. La cuestión, sería entonces, ahora ¿por qué
los sentidos? El meditador nos dice, y con plena convicción, que los sentidos se equivocan. Por poner un
ejemplo, podemos ver un árbol a lo lejos e intuir que tiene una cierta medida; sin embargo, al acercarnos
podemos darnos cuenta que tiene otra medida. Ahora bien, el meditador ya no sólo pasa a dudar de los
sentidos, sino también de que él esté presente en el momento de la narración, evidentemente de manera
física (AT VII, 18-19). La cuestión posterior a tratar por este mismo será ahora el sueño. Una cuestión
fundamental dentro de la meditación. Dado que podemos confundir la vigilia con el sueño y viceversa. Si
bien esta tesis parece sólida, es rápidamente refutada de la siguiente manera: si soñamos que estamos
sentados en algún lugar en el cual nosotros nos habíamos encontrado antes, las imágenes que el sueño
representa tiene que ser necesariamente verdaderas, no productos de la imaginación de este mismo.
Dada la refutación anterior del mismo sueño podemos pasar ahora a cuestionar las llamadas “ciencias
exactas”, como la aritmética. Si bien en cuestiones simples, como 2+2=4, no nos equivocamos, mientras
se complejiza la suma podemos llevar a la equivocación. En otras palabras, el errar ya no es parte solo de
los sentidos, sino también de la misma razón. Pero este ejemplo no es gratuito, Descartes, de una manera
interesante, nos plantea la existencia de cierto genio maligno, que es astuto y poderoso, y por ello, puede
llegar a hacer que nos equivoquemos. Por ello, en respuesta a esto, el meditador ya no solo desconfía de
la existencia de su cuerpo físico, sino que también del resto de cosas existentes en el mundo.

Potrebbero piacerti anche