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Nombres: Viviana Agudelo Jiménez, Karen Valdez

Curso: Ética y biotecnología

Programa: Artes Visuales

Parcial N° 2

Código: EBV62

Porcentaje: 20%

Docente: Danny S. Urrego C.

Apoyados en las lecturas comentadas en las distintas clases, responder:

a. ¿Qué lenguaje deberíamos construir en torno al bioarte para comunicar:


primero la desacralización de lo vivo y, segundo, la relación hombre-
naturaleza?

b. ¿Cuál considera usted sea el mayor reto ético y político del bioarte?

Textos:

Sentido y responsabilidad: una perspectiva bioética sobre la creación,


mutación e hibridación experimental en el campo interdisciplinar de la
tecnociencia y el arte. Laura Baigorri.

Albelda J. & S. Pisano. 2014. Bioarte. Entre el deslumbramiento tecnológico


y la mirada crítica. Arte y Políticas de Identidad. 10-11: 113-134.
Piccinini nos plantea un cuestionamiento en éste fragmento:

“No creo que realmente se pueda-o deba- tratar de entender la ética sobre algo sin
las emociones. Se puede argumentar fácilmente que un enfoque en la empatía
podría distraernos de la verdadera comprensión racional de los problemas, pero,
de hecho, eso es exactamente lo que yo pretendo. El carácter empático de mi
trabajo o complica deliberadamente las ideas. Una cosa es argumentar a favor o
en contra de la clonación cuando sólo es una cuestión intelectual. Sin embargo,
las cosas cambian si tenemos una madre o un hijo que pueda necesitarlo. La
ética no se establece de la misma forma que la moral, sino que se debe
negociar constantemente”. (Piccinini, 2007, p. 161).

El cuál nos hace replantear el significado de la ética y afirma que el bioarte se


debe entender desde las emociones, puesto que la postura personal sobre temas
relacionados con la intervención genética, la clonación, la mutación y la
hibridación, se basa precisamente en las emociones; el hombre asume una
postura diferente cuando esta intervención es necesaria para una madre o un hijo.
Entonces podemos afirmar que la ética está sujeta a una negociación constante
dependiendo del tipo de intervención y a quién va dirigida. En ésta instancia se
nos genera un nuevo cuestionamiento. Sí la ética se define según lo intervenido y
se cataloga de deshumanizado el hecho de hacer arte vivo, entonces cuando se
trata de un ser querido, ¿por qué no es deshumanizado, sí también se da una
intervención o manipulación de material genético vivo?

Sí analizamos la situación desde la desacralización de la vida, llegamos a la


conclusión de que lo único que hace diferentes los procesos bioartísticos con
material vivo y con el hombre mismo, es el lenguaje que limita la capacidad de
expresión legible, en este caso de la naturaleza; partiendo de esta premisa, nos
ligamos a la idea de que un artista que basa su obra en el biotema debe guardar la
esencia y dignificar al ser vivo en la misma. (Hirszfeld, 2011).

“la verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia” (Sócrates, Atenas,


c.469 a. C. – 399 a. C.). Apoyándonos en esta frase consideramos que el lenguaje
objetivo para comunicar el propósito del bioarte. Parte de la metamorfosis del ser,
donde los protagonistas son la percepción, la sensibilidad corporal y búsqueda de
transformación, es decir de nuevas formas.

Porque si nos situamos en la relación hombre-naturaleza, considerando que en el


bioarte el creador empodera de una manera dignificante a la naturaleza, mientras
que comentarios ajenos contradicen este hecho, dando por entendido que el
bioarte sólo es una manipulación inconsciente del material vivo, el cuál además de
no poseer una voz, es utilizado de manera imprudente, lo cual conlleva a una
responsabilidad que el hombre no maneja abriendo paso a la dominación absoluta
por parte del mismo.

“…las preocupaciones éticas son de capital importancia en cualquier obra


artística y se hacen más cruciales que nunca en el contexto del arte biológico,
donde un ser vivo real es la propia obra de arte”. (Kac, 1998). Un ejemplo de ello
es la obra The Egg of internet (1995). En la cual a varios participantes suscritos a
una interface específica, se les daba acceso a una cámara que monitoreaba en
directo el proceso de un ser vivo nacido de un huevo, por medio del calor
generado por la cantidad de usuarios conectados a la interface, siendo ellos
mismos dadores de vida y posiblemente sin su presencia, los arrebatadores, sin
ser conscientes de ello. Proceso que hace dudar de algún modo al público sobre
la responsabilidad del artista con su obra viva, en la que deja a la merced de los
usuarios la vida del mismo. Afirmando que los humanos todavía no sabemos
manejar la responsabilidad compartida, y que por tanto las relaciones entre
humano-naturaleza, distan mucho de un equilibrio entre ambas especies.
Entonces ¿Qué limita los actos de poderío? La empatía del dominante, tal y como
lo hacen los artistas biotematicos con sus obras, haciendo una exaltación del
mismo y no una minimización. Un ejemplo de éste es la artista Kira O’ Reilly, en la
que muestra preocupación por la ética de la interacción humano/animal y por la
violencia implícita en la utilización de los animales como recurso. “(…) El mundo
no existe frente a mí, sino que es todo lo que me rodea, vivo en él y formo parte de
él. Lo vivo desde dentro, estoy inmerso. Soy una parte de la carne del mundo
donde todo está entrelazado. El mundo está hecho de la misma sustancia, como
un cuerpo.” (Tratnik, 2006).

El mayor reto ético y político del bioarte, es el ser comprendido. Ya que fácilmente
se puede juzgar a un libro por su portada, pero se desconoce en totalidad su
contenido, y sólo se hacen suposiciones. Comentarios ajenos los cuales afectan
de algún modo las definiciones que se han dado con el tiempo sobre el bioarte y
sus cambios. Por ello Lao-tsé dice “saber que no se sabe, eso es humildad,
pensar que uno sabe lo que no sabe, eso es enfermedad”. La gente que juzga, sin
tener una mínima idea de lo que conlleva el crear una obra bioartística, en un
mundo tan arbitrario. Principalmente “La estética y todo arte tienen un perfil
necesariamente político” (Dixon, 2009).Por ello tanta crítica en el sector del
bioarte, debido a que se siente que atenta contra el bien común, su reto es el crear
una obra con problemática, pero que no atente contra el fin ético de la política. Ya
que algo a tener en cuenta para cualquier artista que haga uso de procesos
culturales e industriales que generan rechazo social debido a lo considerado como
‘correcto’ y sean potencialmente peligrosos ‘atenten contra el bien común’
obtendrá crítica por el simple manejo de estos procesos, y el otro reto es la
aceptación de las críticas, por ello siempre:

“El arte en el momento en el que trabaja un tema específico, necesariamente debe


adoptar una postura dialéctica y someterse a la crítica comparada, sin pretender
blindarse detrás de ninguna sacralidad estética que le permita pasar por encima
de la problemática social que dicho tema conlleva” (Dixon, 2009). Un ejemplo en el
sector del arte transgénico, es el caso de la coneja Alba de Eduardo Kac; obra que
causó polémica por presentar un ser vivo, el cual tuvo como finalidad ser objeto
museístico debido a su atipicidad estética. Mostrando un gesto de dominio
antropocéntrico ajeno a la ética, en este caso unió el arte transgénico al arte
museificado, para el genere de un valor opuesto al que conllevan estos procesos
genéticos. Aportándole a la obra un valor creativo, de estética amable, con
cercanía al público, con apariencia de proceso positivo y de voluntad ética,
cubriéndose en la sacralidad estética. Por ello cualquier proceso que conste de
una intervención siempre supondrá crítica. Y el reto del bioarte en lo político y
ético, es la aceptación de que siempre será criticada y generará un rechazo por el
uso de una vida, y porque atentará contra la misma, lo que es correcto en la ética
de la política.

En conclusión la ética es cambiante y debe verse desde la parte emocional, y no


desde la empatía. En las obras bioartisticas se da una relación de
empoderamiento y en cuanto al manejo del material vivo, éste depende la ética del
artista, por tanto también se encuentra incluida la responsabilidad del mismo; en la
ética y la política, el reto del bioarte está más ligado a la parte de comentarios por
parte de terceros que distorsionan la definición que se ha ido construyendo del
bioarte a través de los años, personajes que se cubren en otras identidades para
tener de algún modo aceptación por parte del sector político.

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