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17 versos que muestran el increíble poder

del perdón
Publicado: miércoles, 28 de diciembre de 2016

Algunos versos que muestran el increíble poder y voluntad de Dios para


perdonar.

El perdón es una parte muy central del evangelio, y a veces es bueno tener un recordatorio de
las promesas realmente sorprendentes que Dios da respecto a esto. Aquí hay una pequeña
selección de versículos sobre el perdón, sus condiciones, y su poder. Cuando vemos estos
versículos podemos ver claramente que mientras nos arrepintamos y seamos fieles para
perdonar a los demás, entonces Dios nos perdonará por completo, ¡y realmente podremos
tener un nuevo comienzo!

Salmos 103,10-12
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades, ni nos ha pagado conforme a
nuestros pecados. Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, engrandeció su
misericordia sobre los que le temen.

Salmos 130,3-4
JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado.

Isaías 1,18
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana.

Isaías 43,25
Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus
pecados.

Isaías 55,7
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Miqueas 7,18-19
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?
No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. El volverá a tener
misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar
todos nuestros pecados.
Mateo 6,14-15
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os
perdonará vuestras ofensas.

Marco 11,25
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro
Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Lucas 6,37
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados.

Lucas 7,47-48
Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas
aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.

Lucas 24,46-47
Y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los
muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de
pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.

Hechos 3,19-20
Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan
de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes
anunciado.

1 Corintios 6,9-11
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Efesios 1,7-8
En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su
gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia.

Colosenses 1,13-14
El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,
en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

1 Juan 1,9
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad.

1 Juan 2,1-2
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

¿He ido demasiado lejos para recibir


perdón?
Escrito por: Robin Dashwood | Publicado: jueves, 25 de junio de 2015

Tienes por lo tanto un pasado. Un pasado con acciones y


comportamientos que han nublado tu espíritu, te han separado de Dios y
que te hacen sentir francamente podrido. Pero ahora te arrepientes de lo
que has hecho; quieres convertirte. Pero, ¿un pobre diablo como tú,
todavía tiene el derecho del reino de los cielos? Sabes que Dios es
bueno pero, ¿es tan bueno que te perdona por lo que has hecho?

Lo único que excluye a una persona del cielo es el pecado no perdonado. Jesús tiene la
autoridad para perdonar todo pecado y blasfemia. «Así está escrito, y así fue necesario que el
Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre
el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén.»Lucas 24,46-47. Jesús sufrió y murió por los pecados de todo el mundo (1 Juan
2,2), y tiene el poder para perdonar todo pecado, echarlos en las profundidades del mar, para
que jamás sean recordados de nuevo. ¿No puedes creer que Él quiera hacer esto por ti? No
puedes nombrar un solo pecado por el cual Jesús no murió.
Jesús… tiene el poder para perdonar todo pecado. ¿No puedes creer que
Él quiera hacer esto por ti?
«¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de
Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya
habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios.» 1 Corintios 6,9-11.
Pablo escribe aquí a unos que alguna vez vivieron profundamente en el pecado, pero cuando
escucharon la verdad del evangelio, reconocieron su pecado y entregaron su vida a Jesús. No
sólo fueron perdonados, también recibieron ayuda del Espíritu Santo para terminar con estos
pecados y vivir una vida transformada.
Convertirse y recibir perdón
Cuando el apóstol Pedro enfrentó a los judíos en el día de pentecostés por el hecho de que
habían crucificado al Hijo de Dios, el Mesías que vino para salvarlos, fueron compungidos de
corazón. ¿Puedes imaginarte cómo debieron haberse sentido? Debieron haber pensado que
no habría perdón por tales acciones. Pero Pedro les dijo: «Arrepentíos, y bautícese cada uno
de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados… Así que, los que
recibieron su palabra fueron bautizados.» Hechos 2,38-41.
Incluso estas personas que negaron al Mesías, que lo rechazaron mientras estuvo aquí en la
tierra y finalmente lo crucificaron, pudieron arrepentirse y recibir perdón por lo que habían
hecho. Su bondad, amor y paciencia con nosotros no conoce límites.

Nadie que se arrepiente de su vida de pecado queda excluido del cielo.

Hay una condición para este perdón. No hay ningún perdón sin arrepentimiento, y no puede
haber arrepentimiento sin que primero haya un reconocimiento del pecado. No puedes ser
perdonado por algo si no tomas responsabilidad por tus acciones y aceptas la verdad – que
efectivamente has pecado y necesitas convertirte. ¿Te arrepientes realmente de tus acciones
en lo profundo de tu corazón? ¿Tienes una decisión firme que ya no quieres comportarte de
esta manera; que quieres dejar los viejos hábitos del pecado y comenzar de nuevo como un
discípulo de Jesús? ¡Entonces puedes ser perdonado! «Pedid, y se os dará; buscad, y
hallaréis; llamad, y se os abrirá.» Mateo 7,7. Nadie que se arrepiente de su vida de pecado
queda excluido del cielo.
Pero lo que Jesús dice en Mateo 6,14-15 es de vital importancia: «Porque si perdonáis a los
hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no
perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras
ofensas.»
Jesús no pudo haberlo dicho más claro. Si pides perdón, pero tú mismo no estás dispuesto a
perdonar a otros, entonces no habrá ningún perdón para ti. No puedes guardar rencor, de lo
contrario entras a la eternidad sin perdón, independiente de lo que los demás te han hecho.

El único pecado imperdonable: Blasfemar contra el Espíritu Santo


Jesús habla de un pecado que es imperdonable.

«Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia
contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo
del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.» Mateo 12, 31-32.
En este ejemplo, del cual Jesús habla, los fariseos habían afirmado que Jesús había hecho
milagros por el poder del demonio «Beelzebú». Pero de hecho había hecho estos milagros en
el poder del Espíritu Santo. Esta fue su blasfemia, afirmar que lo que era en realidad puro y
santo era impuro y malo. (Marcos 3,30)

Si no reconoces la verdad, entonces, ¿cómo puedes arrepentirte?


El Espíritu Santo también es llamado el Espíritu de la verdad (Juan 16,7-13). Este señala la
verdad sobre ti mismo – tu pecado, y lo que debes hacer con este. Si no reconoces la verdad,
entonces, ¿cómo puedes arrepentirte? Si no te arrepientes, ¿cómo puedes ser perdonado? Si
no eres perdonado, ¿cómo puedes tener alguna esperanza para la vida eterna? ¿Cómo
podrás ser salvo?

Blasfemar contra el Espíritu Santo en este tiempo presente significa que uno de forma repetida
y consciente ha endurecido su corazón contra la verdad y sigue en la incredulidad. Lo que uno
hace es llamar el Espíritu Santo mentiroso, y esto en realidad es una blasfemia. No hay
perdón para una persona que muere en la incredulidad, que continuamente ha rechazado las
inspiraciones del Espíritu Santo. Esto es una blasfemia imperdonable. Pero mientras sientas
que Dios obra en ti y te llama, significa que todavía hay esperanza para ti.

La verdad os hará libre


Si preguntas: «¿Lo que he hecho ha sido tan malo que seré excluido del perdón y el reino de
los cielos?» puedes estar seguro que no es así. Tu pobreza en el espíritu – el reconocimiento
del pecado y el anhelo de arrepentirte – te llevarán a convertirte a Dios. No es posible
«accidentalmente» blasfemar contra el Espíritu Santo. Los que cometen este pecado
imperdonable no están preocupados; no les importa si son o no perdonados, por causa de su
incredulidad.

Puedes ser liberado de ser un esclavo del pecado, y puedes ser un


verdadero discípulo de Jesús.

Así que tienes que ser uno que ama la verdad. La verdad os hará libres. Tienes una enorme
gracia sobre tu vida – puedes ser liberado de ser un esclavo del pecado, y puedes ser un
verdadero discípulo de Jesús. (Juan 8,31-34) No sólo es capaz de perdonar tus pecados, sino
también salvarte de pecar. Hace uso de esta gracia – Él puede salvar completamente a todos
los que reconocen la verdad sobre su necesidad. Cuando recibes el Espíritu Santo, que te
muestra tu pecado, también te da la oportunidad de vencer el pecado.

El ladrón en la cruz fue salvo en su «lecho de muerte» sin nada para llevarse a la eternidad,
pero Jesús le dijo: «¡Hoy estarás conmigo en el paraíso!» ¿No es mucho mejor arrepentirse y
convertirse hoy a Dios, cuando te habla a tu corazón? Podrás ir directamente al cielo cuando
mueras, ¡con la seguridad de la vida eterna si continúas en este camino! Sí, puedes
arrepentirte y pedir perdón hoy, y comenzar en este camino de la justicia en este momento,
con una conciencia limpia y justificada en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de
nuestro Dios.
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• futuro
• perdón
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