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Introducción 9
I. Saber 13
II. Movimiento 33
III. Querer 59
IV. Ritmo 63
V. Cuerpo 69
VI. Autonomía 77
VII. Imagen 93
VIII. Percepción 97
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21 El viaje como método, publicado en Revista DCO Danza, Cuerpo, Obsesión; núm. 13,
Método; México, Buenos Aires, 2011; pág. 21.
22 Expresión en inglés que literalmente significa “pensar fuera de la caja”, apostar por la
imaginación, allende las demarcaciones del condicionamiento cultural. 23 Nota sobre esta pieza en www.dcoddd1.blogspot.com.ar.
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4 “La riqueza de la fotografía reside no en lo que está en ella, sino en lo que nosotros 5 Eliade, Mircea; Lo sagrado y lo profano; Guadarrama/Punto Omega, Madrid, 1981; pág. 21.
fijamos o proyectamos sobre ella”. Edgar Morin; El cine o el hombre imaginario; Paidós, 6 Eliade, Mircea; El chamanismo o las técnicas arcaicas del éxtasis; Fondo de Cultura
Barcelona 2001; pág. 29. Económica, México, 1981.
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• Las investigaciones del performer o bailarín de La flor del oficio hacia el Abismo.
la danza autónoma son lances de autoconoci-
miento fincados en torno al cuerpo. Como tales, Dentro del campo del virtuosismo coreográfico
parten de la confrontación entre dos polos de la existe la danza enajenada y existe también la dan-
conducta: los procesos espontáneos y los pro- za autónoma. No comienzan por ser estilos, tanto
cesos inducidos. como perspectivas técnicas; aunque es impor-
tante observar que estos enfoques, de verificarse
efectivamente en escena, provocan posiciones
• No puede haber un paradigma pedagógico capaz estilísticas impregnadas -en todos los casos- de
de modelar absolutamente al bailarín, al coreó- una particular irradiación ideológica.
grafo, como tales. Lo específico del alumno como
persona, manifiesto en varios campos, exige que
los esquemas académicos correspondientes den
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lugar a decisiones y experimentaciones perso- Posturas conservadoras, frente a los discursos
nales. La diversidad de poéticas al uso y dentro del arte, apelarán a una categorización inmedia-
de la tradición artística se une a refutar cualquier ta: todo lenguaje que se encuentre básicamente
aspiración monotemática al respecto. vinculado con cuestiones ideológicas habrá de
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Imagen
es que enorme- esfuerzo de dedicación, arrojo y
concentración que compromete absolutamente a
todo el organismo, lo que de inmediato nos trae VII.
a la mente el pasaje donde Aristóteles (Ética a Ni-
cómaco) señala que la política es, entre todas las La imagen no es medio;
ciencias, la más arquitectónica, y es que, claro, re- sustentada en sí misma, ella es su sentido.
sulta por lo menos absurdo esforzarse por habitar Octavio Paz.
en una casa donde todos los materiales se están
viniendo abajo: el hogar, entonces, habría de le-
vantarse con la misma fina atención de sacrificio
con que se logra la autonomía danzaria, aunque El danzante hace arte de sí. En danza, artista
sólo sea para echar llave y dejar el logro atrás. y obra se funden en una presencia que desaparece
apenas se manifiesta. Estas condiciones generan
Sin embargo, en la danza mexicana es difí-
problemas específicos para los teóricos del arte.
cil, casi, casi, imposible, que germine una política
Resulta arduo lidiar con la idea de una imagen
cultural que contrarreste -ya no digamos sustitu-
fugaz como sostén de la obra artística. El libro, el
ya- a la politiquería. El gremio involucrado, si es
cuadro, la partitura, la escultura, la foto, la cinta o
que aún existe como tal, ha demostrado ser inca-
el poema permanecen. Releer o volver a apreciar
paz de organizarse en pro de un bien común, ca-
una película prolongan la experiencia estética, en
rece de la virtud central para articular un discur-
el análisis o en nuevas posibilidades de creación.
so trascendente, que es la capacidad de reflexión
No es poco común que un relato, versos o pasajes
crítica; y su sistema educativo, institucionalmen-
fotográficos nos acompañen y adquieran signifi-
te hablando, se encuentra hecho pedazos y en el
cados diferentes a lo largo de nuestra historia.
peor de los rezagos. Las esperanzas vendrán de
territorio autónomo, también llamado indepen- Pero, ¿con qué nos quedamos entonces al
diente, cualquiera que éstas sean. presenciar una coreografía? Con emociones y
pensamientos por supuesto, que pueden llegar a
ser hondos, pero que resulta complicado derivar-
los de signos precisos, pues el movimiento, que
es el afluente de significación de toda danza, ge-
nera un tipo particular de imagen.
La tatarabuela de la teoría de la danza, Susan-
ne Langer, definió la creación viva del bailarín
como una virtualidad y tejió puentes para estruc-
turar sus connotaciones simbólicas. En el primer
tomo de su libro sobre cine (La imagen-movi-
miento, Madrid, Paidós, 1984), Guilles Deleuze
invoca las consideraciones de Bergson acerca de
este asunto, citando en primer lugar, la imposi-
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Percepción
Matisse, Alfons Maria Mucha, Picasso, cada uno
de ellos ha dedicado parte de su obra a retratar, y
con ello, a desentrañar qué cosa sea la danza. VIII.
Cada una de estas imágenes es representa-
ción, mediación, brecha en el espacio infinito en-
tre la esencia y las sombras. Esas imágenes son
un intento que no alcanza y, a la vez, desborda a
la danza, pues, en tanto pretendan ser la danza,
se saben fracaso. En la danza, en el mundo, todo
está determinado a acabarse. Aseguraba Borges
que hasta las sinfonías de Mozart serán, algún
La danza se encuentra estrechamente ligada al
fenómeno de la percepción. Tan significativo es
día, polvo entre el polvo. Quizá la danza quiso
este vínculo que no sería exagerado afirmar que
cumplir rápidamente este destino y hacerlo de la
la danza es una forma especial de percibir.
mejor manera posible: enalteciendo, con las efí-
meras efigies de su propio universo temporal, las ¿Qué se percibe a través de la danza? ¿En qué
insospechadas posibilidades del cuerpo. radica lo singular de esta percepción?
Se percibe el cuerpo, en su dimensión más
amplia. Y esta percepción es especial porque
quien realiza la danza aplica estados de concien-
cia particulares al respecto de la observación de
su cuerpo, que es el medio y el fin de la danza.
¿A qué me refiero con que el cuerpo del dan-
zante es a un tiempo medio y fin?
Precisamente, a que lo que crea la danza es el
material específico del acto de creación: el cuer-
po. El pintor utiliza pinceles, brochas y colores de
diversos tipos para realizar su obra; el músico re-
quiere al menos de un instrumento para ejecutar
la composición o improvisar; el poeta utiliza el len-
guaje y algún dispositivo de escritura: lápiz y pa-
pel o un ordenador. El bailarín crea con su propia
persona. Todo él, toda ella, son a la vez proceso y
objetivo de creación, labor artística y obra de arte1.
1 Esta condición del estado creativo del bailarín fue ampliada por las investigadoras brasileñas
Christine Greiner y Helena Katz (véase Teoría Corpomídia; Greiner-Katz: 2005) hacia el
estudio político de la construcción autónoma del sujeto: todo cuerpo es contexto de sí,
pero también, simultánea e incesantemente, participa de todos los contextos en que está y
puede participar de todos los contextos que le son posibles. El cuerpo es medio de sí, no fin
autoexcluyente; por tanto, no existen identidades cerradas ni predeterminadas.
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