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En la ciudad de Chillán
vivía en un caserón,
dueño de una población
de gran popularidad.
Pa’ mayor autoridad
manda sus hijo’ a l’escuela,
y a petición de mi abuela
les enseña a solfear,
par’ un’ orquesta formar
de arpa, violín y vihuela.
fue, dijimos,
de ver nuestra canción
en la jaula del canario.
Se enrosca el sinvergüenzazo,
embaucador de cura’os.
Le dice: «Perro malvado
–mi mama–, que aquí no hay caso».
Gritando sigue el payaso
luciendo blanco papel:
«Me quiero entender con él,
qu’es dueño de sus terrenos.
¿De cuándo consiente frenos
el hombre de su mujer?»
Mi taita, envalentona’o
por tan lucidas razones,
le firma los papelones
y el pleito queda cerrado.
Mi mama no ha despegado
los ojos de la pareja,
luego zahumeria, perpleja,
l’hogar pa’ la mala suerte;
cuando Dios manda la muerte,
los humos no la despejan.
No demando caridá’,
ni menos pid’ un favor;
pido con mucho rigor
mi derecho a trabajar;
yo quiero ganar mi pan,
mi harina y mi ají picante.
Con su sonrisa farsante
me dicen por vez postrera,
que al llegar la primavera
puede ser que haiga vacante.
clandestinamente
y a mi cuarto clandestino
llevé donde mis amigos
mi primer sueldo en París.
Viví clandestinamente Brincan al verme lucir
con tres chilenos gentiles, los francos tan azulitos;
lavándoles calcetines besaban los billetitos
cuatro días justamente. que andaban de mano en mano
De noche pacientemente d’estos chilenos hermanos,
voy de bolich’ en boliche flores de campo bendito.
para pegar el afiche
del nombre de mi país.
Me abre su puerta París
como una mina ’e caliche.
Empieza de nuevamente
mi corazón la batalla;
el hombre es una muralla
de piedras omnipotente.
¿Por qué tu cuerpo consiente
los golpes de tal martillo?
Quien lo maneja es un pillo
criado en los callejones,
palabras de maricones
y sangre de vinagrillo.
Décimas (90): La
coquetas que lo humillaron,
dejándolo sin abriles.
Muerte con
anteojos
Todas las noches conmigo
se acuesta a dormir un muerto.
Aunque está vivo y dispierto
–confuso es lo que les digo–,
es una mortaja, amigo,
que se alimenta de hinojos.
Después se enjuaga los ojos
pa’ reposar en la tumba
y a mi lado se derrumba
este finado de anteojos.
pena
y sin lástima con grillos
por la calle lo arrastraron, si.
estudiantes
Porque hasta cuando nos dura
Señores la penitencia
Caramba y sambalacosa
Que vivan los estudiantes ¡Qué viva toda la ciencia!
Jardín de nuestra alegría ¡Qué viva toda la ciencia!
Son aves que no se asustan
De animal ni policía.
Y no le asustan las balas
Ni el ladrar de la jauría
Caramba y sambalacosa
¡qué viva la astronomía!
Me gustan los estudiantes
Que rugen como los vientos
Cuando le meten al oído
Sotanas y regimientos.
Pajarillos libertarios
Igual que los elementos
Caramba y sambalacosa
¡Qué viva lo experimento!
Me gustan los estudiantes
Porque levantan el pecho
Cuando le dicen harina
Sabiéndose que es afrecho.
Y no hacen el sordomudo
Cuando se presenta el hecho
Caramba y sambalacosa
El código del derecho.
Me gustan los estudiantes
Porque son la levadura
Del pan que saldrá del horno
Con toda su sabrosura.
Para la boca del pobre
Que come con amargura
Caramba y sambalacosa
¡Viva la literatura!
Me gustan los estudiantes
Que marchan sobre las ruinas
Con las banderas en alto
Va toda la estudiantina.
Son químicos y doctores,
Cirujanos y dentistas,
Caramba y sambalacosa
¡Vivan los especialistas!
Me gustan los estudiantes
Que con muy clara elocuencia
La mazúrquica Lo que yo cántico es una respuéstica
Le he contestádico yo al preguntónico
Cuando la guática pide comídica
Pone al cristiánico firme y guerrérico
Por sus poróticos y sus cebóllicas,
No hay regimiéntico que los deténguica
Si tienen hámbrica los populáricos.
Preguntadónicos, partidirísticos,
Disimuládicos y muy malúlicos
Son peligrósicos más que los vérsicos
Más que las huélguicas y los desfílicos,
Bajito cuérdica firman papélicos,
Lavan sus mánicos como piláticos.
Caballeríticos almidonáticos
Almidonádicos mini ni ni ni ni...
Le echan carbónico al inocéntico
Y arrellanádicos en los sillónicos
Cuentan los muérticos de los encuéntricos
Como frivólicos y bataclánicos.
El Sol
Y arriba quemando el sol.