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Antecedentes del movimiento lésbico

El lesbianismo y la homosexualidad comparten una trayectoria común, en tanto


ambos divergen de la heterosexualidad. Muchos aspectos de la homosexualidad
son válidos para hombres y mujeres, especialmente cuando se toma en cuenta la
lucha que gays y lesbianas han sostenido frente a una cultura que los ha
considerado "anormales". Sin embargo, se encuentran también diferencias
importantes, en tanto el lesbianismo es propio de las mujeres, quienes ya se
encuentran marginadas en el patriarcado por su condición de mujeres, en oposición
a la superioridad que se atribuye al hombre.

Estudiar un fenómeno como el lesbianismo supone entenderlo desde una


perspectiva histórica, pues debido a la medicalización de la homosexualidad en el
siglo XIX es que surge lo que actualmente se conoce como identidad homosexual.
Antes del siglo XIX existían prácticas sexuales homoeróticas, pero no había una
identidad asociada a dichas prácticas sexuales (Cornejo, 2010). La
homosexualidad como es entendida hoy en día no nacería hasta que una serie de
circunstancias sociopolíticas y económicas propiciaron la génesis de una nueva
autoconciencia erótica, individual y colectiva, que no puede asimilarse a las
prácticas sexuales entre personas del mismo sexo que las fuentes históricas y
artísticas documentan desde la Grecia clásica (Mérida Jiménez, 2002).

De este modo, en la historia del lesbianismo, éste se ha entendido en principio


como una enfermedad mental, luego como una preferencia sexual y erótica, y en
los años 70, surge la idea del lesbianismo como una opción política (Richardson,
1992).

Las lesbianas son definidas como mujeres que se relacionan erótico-afectiva-


amorosa-vitalmente con mujeres. Esta definición amplia permite incluir a: mujeres
que se autoidentifican políticamente como lesbianas y feministas; y a mujeres que
no se autoidentifican.

En los años 60 surge el movimiento feminista, a partir del cual se desarrollan los
estudios sobre la mujer y posteriormente los estudios de género (Branonn, 2002).
Los estudios feministas surgieron en un momento en que las mujeres comenzaron
a darse cuenta de que los sistemas de conocimiento de todo tipo estaban
dominados por los hombres, en la medicina, la historia, la religión, la literatura, la
filosofía y la psicología, los cuales habían omitido y distorsionado la representación
de las mujeres. Como resultado surge la "crítica feminista" de las normas
masculinas que eran consideradas verdades universales para todos los seres
humanos, lo que da lugar a la investigación feminista (Rowland, 2002) y los estudios
sobre la mujer.

En la sociedad heteronormativa, el hombre y la mujer poseen características y


tienen actitudes que deben ser concordantes con su sexo biológico, siendo las
relaciones heterosexuales la norma cultural y donde la superioridad del hombre está
asentada en la biología. La teoría feminista cuestionará muchas premisas existentes
respecto a lo que es ser hombre y mujer, y establecerá que la masculinidad y la
feminidad son resultado de una construcción social (Olivera, 2012).

La teoría feminista planteará, así, que el mundo occidental es un sistema cultural


androcéntrico, es decir, está pensando por hombres para hombres (Fernández
Rasines, 2007). La heterosexualidad se planteará como una institución política, esto
es, el control político de las mujeres (Rich, 1980; Wittig, 1992), por lo que la teoría
feminista sostendrá una postura crítica de la heteronormatividad.

En los años 70 surge, de esta manera, la idea del lesbianismo como una opción
política, en cuanto resistencia a la "heterosexualidad compulsiva" (Rich, 1980), esto
es, el proceso por el cual la heterosexualidad como institución se mantiene bajo la
supremacía masculina (Richardson, 1992).
El lesbianismo político entiende el ser lesbiana como una unión de mujeres contra
la dominación masculina, siendo una opción/posición política (Jenness, 1992). El
lesbianismo adquiere así un carácter revolucionario, bajo diversas consignas como
"el feminismo es la teoría, el lesbianismo es la práctica", "el feminismo es la queja,
el lesbianismo es la solución" (Plummer, 1992).

Los 70 eran tiempos en los que las feministas tenían que hacer hincapié en que el
fin de la sexualidad no era la reproducción y el único objetivo de la sexualidad
traer hijos al mundo. El movimiento feminista sacó a la luz pública, los todavía
temas tabú, de la masturbación femenina, la existencia de la homosexualidad
femenina, la frigidez, además se concebía el disfrute de la sexualidad en un marco
social determinado: “El derecho a una sexualidad libre sólo se podrá llevar a cabo
en una sociedad libre e igualitaria”.

Las confrontaciones que ocurrieron en junio de 1969, cuando un grupo de


homosexuales y transexuales decidieron por primera vez confrontar a la policía
neoyorkina, que efectuaba una de sus habituales razzias en el bar de Stonewall
Inn de Manhattan. Para muchos, este incidente representa el nacimiento del
movimiento lg estadounidense.
En los años setenta se organizan alrededor de las Asambleas de Bizkaia,
Guipúzcoa, Navarra y Alava mujeres feministas con el objetivo de luchar contra la
opresión que recorría todas las esferas sociales, políticas y personales y que
afectaba prácticamente a todas las mujeres, en concreto un buen número de
mujeres se empiezan a reunir y en Febrero de 1976 se convoca la primera
Asamblea. A partir de entonces se constituyen como organización.

El surgimiento del movimiento lg en México está, entonces, directamente ligado a


la movilización general de la sociedad. Es así como en 1971 se forma el primer
grupo de homosexuales en México: el Movimiento de Liberación Homosexual.
La publicación en 1976 del primer volumen de Historia de la sexualidad de Michel
Foucault configura un discurso homosexual contra las fuerzas de poder, usando
las mismas categorías que lo descalificaban, con lo que se busca el
reconocimiento de la legitimidad o naturalidad de la homosexualidad.
No es posible comprender la emergencia del movimiento lg en México en 1978 sin
tener en cuenta el contexto social y político del cual emanó durante la década de
los setenta. La emergencia del movimiento lg en México en 1978 es el resultado
de cambios sociales importantes por los que atravesó el país a fines de los años
sesenta. En 1978 se publica, además, el Informe Kinsey, que muestra que muchas
prácticas sexuales consideradas marginales e inmorales eran practicadas por un
porcentaje importante de la población, entre ellas la homosexualidad (Jeffreys,
1996).

De manera que el lesbianismo y la homosexualidad pasan de ser entendidos como


una enfermedad mental a una preferencia sexual y erótica (Richardson, 1992), tan
válida como la heterosexualidad.
La necesidad de liberarse de estructuras opresivas contra homosexuales se volvió
por consiguiente el objetivo principal de estas agrupaciones y la identidad colectiva
de ellas se basó en un discurso liberacionista
Sin embargo, a pesar de haber desarrollado una identidad liberacionista, las
estructuras políticas represivas no permitían la movilización pública de estos
individuos. Esta situación cambió dramáticamente en la segunda mitad de la
década de los setenta. Habiendo asumido la liberación como objetivo principal, en
1978 decenas de mexicanos homosexuales se habrían organizado y conformado
tres organizaciones homosexuales, las cuales constituirían el armazón del
movimiento homosexual mexicano durante la primera etapa: El Frente
Homosexual de Acción Revolucionaria (fhar), El Grupo Lambda de Liberación
Homosexual y Oikabeth.10 fhar, el grupo más contracultural de los tres, se
conformó mayoritariamente por hombres, y sus miembros simpatizaban con el
comunismo y el anarquismo. La membresía de Lambda eran hombres y mujeres,
mayoritariamente de clase media. A pesar de que compartía algunas perspectivas
ideológicas del fhar, Lambda adoptó claramente una visión feminista y una
posición más pragmática. Por su parte, Oikabeth se conformaba únicamente por
lesbianas, y sería el grupo con fundamentos ideológicos más claros basados en
principios lesbo-feministas.
En la tarde del 26 de julio de 1978, integrantes del grupo fhar decidieron por
primera vez presentar sus demandas de liberación en público uniéndose a la
marcha en conmemoración de la revolución cubana, haciendo así su “salida del
clóset”. Homosexuales y lesbianas, perteneciendo a Oikabeth deriva del maya
olling iskan katuntat bebeth thot, que en español significa “mujeres guerreras que
abren paso derramando flores”. Conformado exclusivamente por mujeres, este
grupo reemplazó al grupo de lesbianas, Lesbos, fundado por Yan María Castro.
Específicamente, fue a partir de 1979 que homosexuales mexicanos se
organizaron y lograron llevar a cabo la anual “marcha del orgullo”. Durante el
último fin de semana del mes de junio de ese año, miembros del movimiento
decidieron desfilar por el Paseo de la Reforma como parte de las marchas del
orgullo gay celebradas en capitales internacionales. El nivel de repudio a la
celebración de la homosexualidad en público fue tal que el entonces
Departamento del Distrito Federal les negó la autorización para marchar por la vía
más importante de la Ciudad de México, el Paseo de la Reforma, y los obligó a
marchar por una calle lateral, Rio Lerma. Sin embargo, a raíz de peticiones y
negociaciones, al año siguiente integrantes del movimiento convencerían a las
autoridades de autorizarlos a marchar por el Paseo de la Reforma, acción que
desde entonces se convirtió en uno de los eventos más importantes y simbólicos
de la movilización lésbicogay en México.
Para el movimiento feminista un ámbito de lucha y reivindicación importante
desde sus comienzos fue la sexualidad. El movimiento feminista propagó con
mucha
fuerza la idea de la libertad sexual para las mujeres. Entre estas reivindicaciones
se
encontraba el lesbianismo como una forma de sexualidad y reclamó su derecho
como
una opción libre. Con motivo del 8 de Marzo de 1980 la Asamblea de Mujeres de
Bizkaia escribe una hoja en la que defendía el lesbianismo como una opción
sexual más
para las mujeres.

En 1984 surgió en Guadalajara la agrupación Grupo de Orgullo Homosexual de


Liberación (gohl), liderado por Pedro Preciado. Más allá de su visibilidad y
vitalidad, y poco tiempo después de su emergencia, el movimiento lg mexicano
durante esta etapa se caracterizó por la articulación y presentación de demandas
socio-políticas dentro del sistema político.
A pesar de que el proceso de apertura política en México se aceleró durante la
década de los ochenta —el cual contribuyó de manera importante al inicio de
movilización en masa de la sociedad mexicana— el movimiento lg sufrió una
notable pérdida de vitalidad y visibilidad en 1984, algo que duró hasta
aproximadamente 1997. Esto se debió fundamentalmente al debilitamiento de la
identidad colectiva a raíz de tres factores importantes: divisiones internas del
grupo alrededor de la definición de estrategias a seguir; la inhabilidad de construir
una identidad post-liberacionista; y el cuestionamiento de la homosexualidad con
el arribo de la epidemia del vih/sida.
por primera vez en la historia de México, en 1997 fue electa una diputada
abiertamente lesbiana para la Cámara de Diputados, Patria Jiménez, quien
representó los intereses del movimiento dentro del Congreso.
fue a partir de 1997 que sus miembros lograron forjar una identidad nueva, basada
en la noción de “diversidad sexual”, que le dio un nuevo ímpetu identitario al
movimiento y le ayudó a adquirir una identidad colectiva como eje movilizador.
a partir de mediados de los noventa cuando se logró forjar una identidad dentro de
un discurso de diversidad sexual que se convirtió en el eje promotor de demandas
y logró aglutinar a varios grupos de homosexuales y lesbianas mexicanos para
avanzar demandas a favor de la expansión de derechos. Por consiguiente, fue a
partir de 1997 que se cristalizó el concepto de “derechos por la diversidad sexual”,
el cual permitió al movimiento lg de México crear una identidad colectiva
unificadora.
Debe señalarse que la expansión del discurso de la diversidad social no se limita
al caso mexicano. Facilitado por el proceso de globalización, durante los noventa,
el discurso del multiculturalismo se asentó en discusiones políticas
internacionales, lo cual se reflejó en la adopción de políticas sociales
multiculturales en varios países alrededor del mundo, políticas que reconocían
diversidades sociales y que tenían como objetivo la protección de minorías
étnicas, indígenas y culturales (Kymlicka, 2007).
A diferencia de lo ocurrido en los ochenta, el concepto de diversidad ha ayudado
al movimiento lg en México a enmarcar sus objetivos de lucha dentro de un marco
discursivo que respondía esta vez a un contexto de cambios sociopolíticos en el
país. Esto ha contribuido de manera directa al fortalecimiento del movimiento
durante los últimos diez años.
El segundo factor se refiere a la emergencia de diversidad sexual a nivel
conceptual a principios de la década de los noventa, y más específicamente, lo
que se conoce como teoría queer. Es así como, a través de la teoría queer, el
concepto de diversidad sexual está sustentado teóricamente y emerge como
concepto fundamental en los movimientos lésbicos y gays, sobre todo en Estados
Unidos y en Canadá.
Como suele pasar con la transmisión de ideas, la teoría queer no tardó mucho en
ingresar a México, y a principios de los noventa, instituciones como el Programa
Universitario de Estudios de Género (pueg) de la unam la integró en su repertorio
conceptual, y de hecho empezó a impartir cursos y seminarios utilizándola.
El fin de la guerra fría le dio una ventaja paradigmática al discurso liberal, que
estaba anclado en el concepto de los derechos humanos, y que empezó a ser
adoptado por integrantes de los movimientos sociales en países en transición a la
democracia y por instituciones internacionales como la Organización de las
Naciones Unidas (onu). Como resultado de lo que el teórico canadiense Michael
Ignatieff ha llamado “la revolución de los derechos humanos” (Ignatieff, 2002), la
importancia conferida a derechos individuales permeó el emergente discurso
internacional y se materializó con una serie de conferencias internacionales
organizadas a principios de los noventa por la onu y delegaciones nacionales, y
ampliamente atendidas por organizaciones no gubernamentales.
En efecto, mientras que una de las razones por las cuales el movimiento perdió
vitalidad durante los primeros años de la década de los ochenta fue no poder
articular un discurso con resonancia para el resto de la población, la ascensión de
la importancia de los derechos humanos durante los noventa le recordó al
movimiento la oportunidad de hacerlo
La consolidación del concepto de diversidad sexual se concretizó con el
lanzamiento del primer “Foro de Diversidad Sexual” que llevó a cabo la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal en 1998. Éste representó la primera vez en la
historia de México que una institución del Estado mexicano convocaba
abiertamente a minorías sexuales a debatir sus demandas políticas. El foro fue
atendido por varios activistas que pasaron por el pueg, y representó la primera vez
desde 1982 que los integrantes más importantes del movimiento lg en México se
reunían para establecer los objetivos y las estrategias de la movilización. Esta
consolidación también se reflejó en la consignas de la Marcha del Orgullo Gay, de
1999, que lee: “Marcha del Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero”.
Parte central de este fenómeno es la posibilidad de unir fuerzas con grupos de
minorías sexuales (por primera vez desde 1984 las lesbianas y gays vuelven a
unir fuerzas). Esto se reflejó en varias redes formadas para movilizar demandas
sociales y políticas (Red de Sociedades de Convivencia, en 2001, y la Comisión
Ciudadana contra Crímenes de Odio por Homofobia) que reúnen a varios
activistas, así como la proliferación sin precedente de ong.
La continua apertura de oportunidades políticas, aunada a la adopción de una
identidad a través del concepto de diversidad sexual no sólo dieron al movimiento
una visibilidad y vitalidad sin precedentes, también enmarcan la demanda de
reivindicaciones políticas, pues a partir de 1998 el movimiento interiorizó e hizo
propuestas sobre “derechos a la diversidad sexual”. Fue así como el movimiento
empezó a lograr reivindicaciones políticas importantes: empezando con la
derogación en 1998 de cláusulas de la Ley de Establecimientos de la ciudad de
México, que era rutinariamente abusada por cuerpos policiales para llevar a cabo
razzias en bares gay, seguida por la adopción de la primera Ley Nacional Contra
la Discriminación en 2003 (que prohíbe la discriminación por orientación sexual), la
Ley de Sociedades de Convivencia en 2007, y culminando con la adopción del
matrimonio gay en 2010.

Villar A. (2005). ¿Lesbiana? Encantada Es un Placer!!. País Vasco: Universidad


País Vasco.
Dirección General Adjunta de Estudios, Legislación y Políticas Públicas. (2009).
ANÁLISIS DE LA INVISIBILIDAD EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS HACIA LAS
LESBIANAS EN MÉXICO. Mexico
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DE LA IDENTIDAD LÉSBICA. Santiago de Chile: UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD
DE CIENCIAS SOCIALES ESCUELA DE POSTGRADO.
Jordi Diez. (2011). La trayectoria política del movimiento Lésbico-Gay en México.
Mexico : El Colegio de Mexico.

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