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Para la época en que llegaron los primeros conquistadores europeos en los siglos XVI y XVII
todavía existían asentamientos mayas en partes de los territorios que ahora se conocen como
Belize, Guatemala y México. Por ejemplo en la provincia maya de Chetumal que era lo que
ahora es la parte norte de Belize y en el sur del estado de Quintana Roo en México. En áreas
más hacia el sur había asentamientos de los Mayas Mopán y aun más al sur vivían los Mayas
Manche Chol. En Belize central se encontraba la provincia maya de Dzuluinicob cuyo centro
político era Tipu. En 1502 Cristóbal Colón llegó al Golfo de Honduras durante su cuarto viaje y
algunos años más tarde dos de sus navegantes Martín Pinzón y Juan De Solís navegaron la costa
de Belize para llegar a Yucatán. En 1525 empezó la conquista de Yucatán cuando España envió
expediciones a Guatemala y Honduras. Los españoles iniciaron sus principales expediciones al
resto de territorios desde Yucatán pero encontraron una fuerte resistencia maya en las
provincias de Chetumal y Dzuluinicob. Esta área se convirtió en un refugio de la invasión
española pero debido a enfermedades que los mayas contrajeron de los españoles, se
debilitaron lo suficiente para no poder seguir resistiéndose a la conquista (Merill 161).
A pesar de que España conquisto Tipu en 1544, Tipu estaba muy lejos de los centros coloniales
de poder, principalmente de Yucatán, como para ser efectivamente controlado. En 1638
empezó un periodo de resistencia en Tipu y para 1642 toda la provincia de Dzuluinicob estaba
en estado de rebelión. Adicionalmente, en 1642 y de nuevo en 1648, piratas atacaron
Salamanca de Bacalar, el lugar de gobierno español al sur de Yucatán, lo cual marcó el fin del
control español sobre las provincias de Chetumal y Dzuluinicob. Es por eso que se puede afirmar
que entre 1638 y 1695 los Mayas que habitaban el área de Tipu gozaron de autonomía del
gobierno español. En esa misma época (1638), corsarios ingleses provenientes de las Antillas se
interesaron por la riqueza maderera en donde ahora es Belize por lo que se establecieron en la
zona y la llamaron Bahía de Honduras y más tarde Honduras Británica (Bardini 38). Casi 30 años
más tarde en 1667, se firmó un tratado europeo que pretendía eliminar la piratería y eso
incentivó a los bucaneros ingleses que cortaban madera en el área de Belize a establecerse de
una manera más permanente en el territorio beliceño. El 18 de julio de 1679, Inglaterra y
España firmaron el Tratado de Madrid o el Tratado Godolphin que reconocía las posesiones
inglesas en las Indias Occidentales, no obstante no se especificó cuáles. Posteriormente, casi a
finales de siglo, en 1697, los españoles conquistaron a los Itzá (grupo étnico de afiliación maya)
y en 1707 los españoles decidieron reinstalar forzosamente a los habitantes de Tipu en un área
cercana al Lago Petén Itzá. Tipu, el centro político de la provincia maya de Dzuluinicob y la
última unidad maya independiente, dejó de existir precisamente en el mismo momento en que
los ingleses se interesaban cada vez más en el área. (Merill 162).
Años más tarde, en 1783 se firmó el Tratado de Versalles. Con esto, la Corona española tuvo
como objetivo principal evitar que la ocupación inglesa se continuara extendiendo en el
territorio de Belize, por lo que se les autorizó a los ingleses a continuar explotando el palo de
tinte pero ahora fijando “límites indelebles” para dicha actividad. Del mismo modo, es
importante recalcar que con este tratado España se reservaba la “plena soberanía sobre el
territorio objeto de la concesión, [lo cual] Inglaterra reconoció” (Libro Blanco en
CP/DOC.935/79). Estos límites eran el Río Hondo y el Río Belize. Para poner en acción lo
estipulado, el gobierno español concedió el plazo de 18 meses para que los asentamientos
ingleses se agruparan estrictamente dentro del territorio comprendido entre los dos ríos.
España les daría todas las facilidades necesarias para la reubicación y permitiría que los
habitantes ingleses ejercieran libremente actividades de pesca para su subsistencia. Pero, como
se dijo, nada de esto derogaría los derechos soberanos de la Corona española sobre el territorio
beliceño.
No obstante, los asentamientos ingleses consideraron que el área delimitada entre los ríos
Hondo y Belize no era suficiente para la explotación maderera y pesquera, por lo que pidieron a
Londres que negociara una ampliación de los límites anteriormente establecidos por el Tratado
de Versalles. Estas negociaciones culminaron en 1786 con la Convención de Londres. En esta
Convención, España amplió el área de explotación maderera hasta el Río Sibún. Así mismo, hizo
una serie de concesiones a los ingleses tales como: la libertad de cortar cualquier otra madera
aparte del palo de tinte, aprovecharse de cualquier fruto o producción de la tierra en su estado
natural, la ocupación de una pequeña isla conocida como Cayo Casina y la libertad de pesca. En
cuanto a las restricciones, Inglaterra no podría establecer sus tropas o artillerías en dicho
territorio, los asentamientos en esta área estarían sujetos a inspección española dos veces al
año e Inglaterra estaba prohibida de establecer cualquier tipo de gobierno civil o militar en el
área. Además, al igual que en el Tratado de Versalles, la soberanía española ejercida en ese
territorio no estaría en duda. “De esta cuenta, hasta antes del tratado con Guatemala [1859], la
Gran Bretaña no consideró oficialmente a Belize dentro de su dominio colonial y le dio
únicamente la denominación de territorio” (Libro Blanco en CP/DOC.935/79).
En 1802 se firmó el Tratado de Paz de Amiens que puso fin a la guerra entre Inglaterra, Francia,
España y la República Bátava y estableció en su tercer artículo que:
“Su Majestad británica [debía restaurar] a la República francesa y [a] sus aliados, Su Católica
Majestad [España] y la República Bátava, todas las posesiones y colonias que les pertenecían y
que [habían] sido ocupadas o conquistadas por las fuerzas británicas durante el curso de la *…+
guerra, con la excepción de la isla de Trinidad y las posesiones holandesas en la isla de Ceilán”.
De ahí que años antes en 1798 la flota hispana haya querido invadir los asentamientos ingleses
rn Belize para recobrarlos, no obstante, sin éxito.
Hasta 1819 Inglaterra reconocía que Belize no era parte de sus colonias, es más, el Parlamento
inglés declaró que Belize “no estaba dentro de los límites y dominios de Su Majestad Británica”
(CP/DOC.935/79). Incluso, después de la independencia de Centroamérica en 1821, la
documentación británica oficial encontrada en los Archives of British Honduras da a conocer
que, en teoría, Inglaterra se seguía considerando como “simple usufructuario del territorio de
Belize”. Asimismo, los ingleses tenían claro que su permanencia en Belize estaba respaldada
únicamente por los tratados anglo-españoles de 1783 y 1786 y que por lo tanto, cualquier tipo
de negociación debía hacerse con Guatemala, que ostentaba plena soberanía del territorio al
sur del Río Sibún. Por ende, cualquier traspaso de la frontera natural del Río Sibún por parte de
los ingleses, fijada en acuerdos previos, constituiría un acto de usurpación.
Es en este momento en el que surgen de una manera más clara las razones que sustentan las
bases de esta disputa. Las repúblicas independientes que se establecieron tras la desintegración
del imperio español en la década de 1820, afirmaban que habían heredado los derechos
soberanos de España en esa área pero Inglaterra nunca lo aceptó porque consideraba que ellos
eran los que ejercían el único control efectivo sobre le área. Por lo tanto, se puede ver que es en
esta premisa que se respaldaba el reclamo de Belize por parte de Guatemala y de México. Sin
embargo, México desistió de reclamar una porción de Belize al norte del Río Sibún debido a que
firmó un tratado con Inglaterra en 1893 (Merill 182).
Tratado Aycinena-Wyke
Desde el punto de vista británico, este tratado simplemente establecía los límites de un área ya
dominada por Inglaterra. Pero, por otro lado, desde el punto de vista guatemalteco éste
resultaría ser un tratado secesionista que Guatemala sólo podría permitir bajo ciertas
condiciones, como la construcción de una carretera desde este país a la costa caribeña (Merill
182).
En resumen el tratado reconoció la soberanía inglesa de facto sobre el territorio beliceño, cuyas
fronteras eran las mismas que en la actualidad. La aceptación de Guatemala a estos límites
podría ser ampliamente debatida, se podría argumentar que Guatemala tuvo como única salida
firmar el tratado debido a la creciente amenaza de Walker. Además lo vio como un acuerdo que
lo podría ayudar en caso de futuras agresiones, al tener un vecino tan fuerte como lo era
Inglaterra. “*E+l gobierno de Guatemala obró por estado de necesidad y por presiones
británicas[, esto] se demuestra también con el hecho de que el nuevo representante británico,
George Mathew, dio declaraciones en el sentido de que Guatemala deberá considerarse
suficientemente pagada con tener su frontera cubierta por las posesiones británicas” (Herrarte
32).
Por el contrario, la posición de Inglaterra se basaría entre otros factores, como en una nota de
parte del representante de Guatemala ante Londres entregada al gobierno británico en julio de
1857 como borrador del futuro tratado que firmarían. Una parte de la nota decía que “el
gobierno de Guatemala *…+ se declara convencido de su propia conveniencia en aceptar los
hechos consumados [o de facto]; se siente honrado y satisfecho en la vecindad de una nación
tan poderosa e ilustrada; se complace en reconocer la comunidad de intereses que resulte de
dicha vecindad entre Inglaterra y Guatemala, y se congratula al pensar que por tan plausibles
motivos puede sacar ventajas” (Bardini 39).
Las discusiones a raíz de este tratado continuaron en forma de correspondencia entre los
Embajadores plenipotenciarios que lo habían firmado: Aycinena y Wyke. El gobierno británico
terminó por declarar que el tratado firmado era únicamente de límites y que la séptima cláusula
(la que estaba creada para “mejorar y perpetuar las amistosas relaciones” entre los dos países)
obedecía únicamente a una generosidad inglesa, por lo cual se abstuvo de entregar alguna
compensación (la carretera) por el territorio ganado. Por esta razón el 12 de agosto de 1963 se
firmó un convenio en Londres en el que el representante guatemalteco Juan Francisco Martín
aceptó una suma compensatoria por el territorio, sin embargo ninguno de los dos gobiernos lo
ratificó. Este debate se cerró años más tarde a finales de siglo con una declaración de
Guatemala diciendo que dados los hechos y la falta de compensación británica estipulada en el
tratado de 1859, las dos partes contratantes quedaban en libertad de sus compromisos.
Adicionalmente se hizo una protesta sobre la ocupación inglesa en lo que consideraban
territorio guatemalteco.
La discusión sobre la validez del Tratado Aycinena-Wyke revivió en la década de 1930 cuando
Guatemala estaba bajo el mandato del General Jorge Ubico. Guatemala argumentó que el
tratado era inválido porque la carretera nunca fue construida. Mientras, Inglaterra objetaba que
Honduras Británica (Belize) era claramente territorio soberano inglés ya que Guatemala nunca
ejerció soberanía efectiva sobre esta área (Merril 182). Durante este tiempo, y hasta antes de
que iniciara la Segunda Guerra Mundial, hubo una serie de propuestas, mayoritariamente
hechas por Guatemala a Inglaterra, referentes a cómo se podría resolver la disputa. Estas
propuestas se presentaron en 1936 y 1937. La de 1936 estipulaba que Inglaterra debía devolver
Belize a Guatemala más una indemnización monetaria o que Inglaterra debía pagar una
indemnización monetaria más una franja de tierra; Inglaterra no se pronunció al respecto. En
1937 Guatemala propuso el arbitraje del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt.
Inglaterra aceptó la mediación, más no el mediador. Más tarde en 1940, Inglaterra propuso
someter el asunto a la Corte Permanente de Justicia Internacional, sin embargo los dos países
no se pudieron poner de acuerdo en las cuestiones a resolver (Herrarte 36).
En solidaridad hacia las democracias occidentales, Guatemala suspendió sus reclamos durante
la Segunda Guerra Mundial. Pasada la guerra, en 1945 la Constitución de Guatemala declaró
que Belize era parte del territorio guatemalteco ya que si Inglaterra había fallado en cumplir la
séptima cláusula del tratado de 1859, Guatemala no tenía por qué cumplir la primera, en la cual
se establecían los límites de Belize como son en la actualidad. En apoyo a la Constitución, el
Congreso guatemalteco emitió el 9 de abril de 1946 el Decreto No. 224 en el que se reafirmaba
la caducidad del Tratado Aycinena-Wyke.
En 1948 y 1957 Guatemala propuso a Belize ser un estado libre asociado, pero Inglaterra
rechazó la propuesta. En 1963 se logró que ambos países solicitaran la mediación del gobierno
de Estados Unidos. Lyndon B. Johnson quien aceptó la mediación, nombró como representante
al abogado Bethuel M. Webster. Esto sucedió ya que Guatemala había roto relaciones con
Inglaterra el 24 de julio de ese mismo año debido a que el gobierno inglés manifestó que
incorporaría a Belize al Commonwealth británico, le concedería mayor autonomía y también la
posibilidad de tener un gobierno propio. Estas decisiones fueron fruto de una conferencia
llevada a cabo en Londres el 1 de febrero de 1960 y que acabó 10 días más tarde. Dentro de las
estipulaciones de la conferencia estaba el incremento de miembros beliceños en el Consejo
Legislativo y asimismo la disminución de miembros nombrados por el gobernador británico,
esto entraría en vigor el 1 de enero de 1964. En 1965 Webster empezó sus buenos oficios
mediando entre los dos países. No obstante, Inglaterra rechazó las propuestas finales que se
presentaron en 1968 ya que éstas estipulaban el retiro de Inglaterra del territorio beliceño así
como una estrecha relación entre Belize y Guatemala con el fin de que esta última asumiera la
defensa de Belize y su representación exterior. Del mismo modo grupos de oposición en Belize
rechazaron las propuestas y pidieron su independencia de Inglaterra (Herrarte 38,39,
CP/DOC.935/79 & Merril 183).
Una serie de reuniones empezaron en 1969, pero acabaron abruptamente en 1972 cuando
Inglaterra anunció que enviaría tropas a Belize para llevar a cabo ejercicios anfibios. Por esa
razón, el 15 de abril de ese mismo año el representante de Guatemala el Sr. Roberto Herrera
Ibargüen exigió, ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos en
Washington, D.C., la condición de retirar toda fuerza militar intimidatoria del territorio
guatemalteco de Belize por parte de Gran Bretaña para continuar negociando pacíficamente
(AG/RES.79 (II-O/72)).
En 1975 Guatemala declaró que no permitiría que la independencia de Belize fuera entregada
unilateralmente por Inglaterra y propuso un arreglo territorial con Inglaterra; el gobierno inglés
manifestó la posibilidad de que eso sea posible. Sin embargo, la oposición de Belize no aceptó
ningún arreglo territorial pidiendo solamente que su independencia se difiriera por algún
tiempo (Herrate 39). En este punto, el gobierno de Belize consideró que si conseguía apoyo
internacional podría fortalecer su posición, debilitar los reclamos de Guatemala y dificultar la
posibilidad de que Inglaterra haga alguna concesión. La posición Beliceña se basaba en que
Guatemala estaba frustrando la aspiración legítima de Belize a independizarse y que Guatemala
estaba presentando un reclamo irrelevante y colonialista. Por estas razones entre 1975 y 1981
Belize declaró su derecho a la libre autodeterminación en distintos foros internacionales,
incluyendo la Organización de Naciones Unidas. Esto dio paso a que varios países apoyaran la
causa independentista de Belize: Cuba fue el primer estado latinoamericano en reconocer a
Belize en diciembre de 1975, México abogó por Belize ante el Consejo de Seguridad de la ONU
para prevenir que Guatemala interfiriera en la emergente nación, en 1976 el presidente
panameño Omar Torrijos hizo campañas de apoyo a Belize y en 1979 el gobierno sandinista de
Nicaragua declaró su rotundo apoyo a la independencia Beliceña (Merril 183, 184).
Como último intento para llegar a un acuerdo con Guatemala antes de la independencia de
Belize, se firmó el 11 de marzo de 1981 en Londres las Bases de Entendimiento. Este acuerdo
planteaba el reconocimiento de Belize por parte de Guatemala e Inglaterra como Estado
independiente y la cooperación entre Belize y Guatemala en temas de seguridad, comercio y
proyectos de beneficio mutuo. No obstante, lo último a lo que se llegó fue a un entendimiento
entre los países. El gobierno guatemalteco se rehusó a ratificar el tratado y se retiró de las
negociaciones. A pesar de no proveer alternativas, la oposición Beliceña tampoco aceptó el
acuerdo y llevó a cabo actos violentos para demostrarlo, por esa razón se declaró un estado de
emergencia en el territorio. Meses después unidos por un sentimiento independentista, los
habitantes de Belize proclamaron el 10 de septiembre de 1981 su independencia de Inglaterra.
Se reconoció la independencia de Belize y se estableció en su Constitución que la frontera oeste
del territorio beliceño con Guatemala era la establecida en el Tratado Aycinena-Wyke de 1859
(Merill 184 & Herrarte 41). Cuatro días más tarde Belize se convirtió en estado miembro de la
Organización de Naciones Unidas.
Dado que Guatemala ha sido miembro de la Organización de Estados Americanos desde 1948 (y
parte del sistema interamericano desde 1889), la OEA ha sido un actor muy importante en el
proceso de negociación entre Belize y Guatemala. Ambos países, en alguna instancia del
proceso, han depositado su confianza en esta organización para que sirva de mediador
imparcial en la disputa. A continuación un recuento de las negociaciones más destacadas
llevadas a cabo en el marco institucional de la OEA.
Desde antes de que se conformara la OEA como tal, ya empezó a existir una preocupación en
los foros internacionales conformados por representantes de países americanos, sobre el
diferendo territorial entre Belize, Guatemala e Inglaterra. En la Segunda Reunión de Consulta
entre los Ministros de Relaciones Exteriores de las Repúblicas Americanas en 1940 en La
Habana, se emitió la Resolución XIX que expresaba el deseo de los países americanos de que
haya un arreglo pacífico en lo que llamaron “la cuestión Belize”. Años más tarde en la IX
Conferencia Internacional Americana llevada a cabo en Bogotá en 1948, Guatemala propuso la
eliminación del coloniaje en las Américas por ser “anacrónico y entorpecedor”. Al ser una idea
compartida por varios países, se consideró la Resolución XXXIII que estableció que en la OEA
siempre prevalecería la resolución pacífica de las controversias internacionales, sobretodo entre
países americanos y repúblicas europeas. Por estas razones, se decidió crear la Comisión
Interamericana de Territorios Dependientes con el fin de centralizar la información sobre los
distintos casos y encontrar métodos pacíficos para abolir el coloniaje y la ocupación de
territorios americanos por países extracontinentales. Fue así como dicha Comisión emitió una
serie de resoluciones en solidaridad con los reclamos “justos y legítimos” de las naciones
americanas con respecto a los territorios ocupados (OEA /Ser. G CP/DOC.935/79).
En pocas palabras, a pesar de que Belize no formó parte de la OEA sino hasta mediados de 1991,
tanto la Asamblea General como el Consejo Permanente discutieron la “cuestión Belize” varias
veces al ser un tema importante para los países americanos, y en especial para Guatemala.
Esto causó que la Asamblea General adoptara la resolución AG/RES.79 (II-O/72) sobre el
fortalecimiento de los principios de no intervención y autodeterminación de los pueblos y
medidas para garantizar su observancia. Aquí se proclamó que todo estado tiene derecho a la
libre determinación e independencia de los pueblos y naciones y que debe ejercerse sin trabas
ni presiones extrañas. Del mismo modo, esta resolución pidió un informe derivado de una
misión enviada al territorio de Belize liderada por el Mayor General don Álvaro Valencia del
ejército colombiano para determinar los efectivos y tipo de fuerzas militares ahí estacionadas.
Esto se logró hacer con completo apoyo de las autoridades inglesas y beliceños.
Del mismo modo, el 5 de marzo de 1979, el Comité Jurídico Interamericano hizo una declaración
especial sobre el colonialismo territorial en América, específicamente del caso Belize. En el
preámbulo de la declaración el Comité consideró que Inglaterra a pesar de los impedimentos
jurídicos impuestos por los pactos de 1783 y de 1786 con España, siguió ejerciendo ocupación
en el territorio de Belize y además amplió los límites indelebles que se habían pactado
(ocupando el territorio entre el Rio Sibún y el Rio Sarstún). Así mismo, la declaración afirmó que
Inglaterra se valió de su poderío y de otros artificios para no incurrir en la prohibición impuesta
por el Tratado Clayton-Bulwer de no ejercer influencias sobre Centroamérica. Adicionalmente,
aseveró que Inglaterra incumplió el tratado de límites que suscribió con Guatemala por lo que
esta última se vio en la obligación de denunciar el tratado; Inglaterra reconoció su
incumplimiento en actos posteriores. Por estas razones, en sus cláusulas resolutivas, el Comité
declaró que “*…+ el gobierno del Reino Unido no puede decidir unilateralmente sobre el destino
de Belize sino solamente a través de negociaciones con el Gobierno de Guatemala, la cuales
deberían tomar en cuenta los intereses y deseos de la población Beliceña, de acuerdo con el
principio de libre determinación de los pueblos *…+” (CP/DOC.935/79)
A finales de 1980, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 35/20
reafirmando el derecho inalienable del pueblo de Belize a la autodeterminación, independencia
e integridad territorial, y declarando que Belize debía convertirse en un Estado independiente.
Con ese precedente, días después la Asamblea General de la OEA ofreció su colaboración a fin
de facilitar la evolución constitucional de Belize como Estado soberano e independiente de las
Américas de acuerdo con los principios de autodeterminación de los pueblos. A raíz de esto, en
1981, después de su independencia, Belize fue invitado como observador a la Asamblea General
de la OEA en Santa Lucía. A finales de 1987 y 1989 el gobierno de Belize pidió ser concedido el
status de Observador Permanente en la organización. Algunos años más tarde, en 1990, Belize
solicitó ingresar como miembro de la OEA hasta que finalmente el 8 de junio de 1991, se
declaró a Belize como estado miembro de la organización americana a través de la resolución de
la Asamblea General AG/RES.1077 (XV-E/91).
La década concluyó con una carta enviada el 18 de octubre de 1999 del Ministro de Relaciones
Exteriores de Guatemala, Eduardo Stein Barillas al Primer Ministro de Belize, Said Musa, que
cambiaría la dinámica de las negociaciones de ahí en adelante. La carta expresaba la posición de
Guatemala ante la disputa. La premisa esencial del documento era que el gobierno de
Guatemala quería que el gobierno de Belize reconociera que su disputa es jurídica y por lo tanto
debía ser resuelta a través de medios jurídicos, y no solamente políticos. Del mismo modo Stein
declaró su preocupación por una serie de incidente sucedidos en el área de adyacencia entre los
dos países como muertes y destrucción de cosechas, demostrándose así la necesidad de una
pronta y pacífica negociación. La carta continúa diciendo que la independencia de Belize y su
derecho a la libre determinación no le dan per se ningún titulo. Por esta razón Guatemala,
mientras estaba lista para reconocer el territorio beliceño desde el Río Hondo hasta el Río Sibún,
no aceptaría como beliceño el territorio comprendido desde el Río Sibún hasta el Río Sarstún ya
que lo considera como parte de la provincia guatemalteca de la Verapaz. Reclamó también
algunas islas adyacentes excluyendo el Cabo San Jorge. Por último, solicitó a Belize aceptar la
propuesta de “solicitar auxilio” al Secretario General de la OEA para que medie la negociación.
Se podría suponer que lo que se percibe como un cambio de actitud de Guatemala con respecto
a las negociaciones con Belize se dio a raíz de las diferencias en las políticas entre Jorge Serrano
Elias y Alvaro Arzú Irigoyen. Fue bajo el mandato de Serrano (1991-1993) que el gobierno
guatemalteco declaró su reconocimiento del estado de Belize. Sin embargo Arzú (el canciller de
Serrano) se opuso a la decisión del presidente de normalizar las relaciones con su vecino país y
renunció a su cargo de canciller. Por eso se puede decir que, bajo su presidencia, Arzú (1996-
2000) se retomó una actitud un poco más firme hacia Belize con respecto a una posible
devolución del territorio entre del Rio Sibún al Rio Sartsún
En marzo de 2000, los gobiernos de Belize y Guatemala acordaron reanudar las conversaciones
con referencia a su diferendo territorial por lo que aceptaron reunirse en la sede de la OEA con
el Secretario General, César Gaviria, como Testigo de Honor. “Se trabajó en la preparación de un
proyecto de agenda a ser considerada por [los] respectivos cancilleres, incluyendo propuestas
sobre los aspectos jurídicos de la reclamación territorial de Guatemala. Las delegaciones
acordaron buscar formas de desarrollar e implementar medidas de confianza mutua, mejorar
los arreglos existentes para evitar la repetición de incidentes, y facilitar las negociaciones” (E-
053/00). Más adelante, en ese mismo año la Asamblea General de la OEA aprobó la resolución
AG/RES.1756 (XXX-O/00): Fondo de Paz: Solución Pacífica de Controversias Territoriales con el
fin de establecer un fondo específico y permanente para cubrir los costos inherentes a los
procedimientos encaminados a lograr una solución pacífica de controversias territoriales entre
Estados Miembros, incluida la disputa entre Belize y Guatemala.
El 20 de julio de 2000 fue una fecha muy importante para los dos países ya que firmaron 3
acuerdos en los que sentaron las bases para un “Panel de Conciliadores y para una Comisión
Mixta encargada de considerar y aplicar medidas de fomento de la confianza. Acordaron
también un mecanismo para establecer contactos y cooperación entre los ejércitos de ambos
Estados” (E-138/00). A raíz de lo acordado, en agosto, ambos países establecieron dicho Panel
de Conciliadores, constituido por el diplomático guyanés Sir Shridath Ramphal (por Belize) y el
abogado estadounidense Paul Reichler (por Guatemala) para encauzar el proceso de
negociación. Se reafirmó el rol del Secretario General como Testigo de Honor durante todo el
proceso de negociación.
Del mismo modo el 8 de noviembre de 2000 Belize y Guatemala firmaron el Acuerdo sobre
medidas de fomento de la confianza en Washington D.C. destinado a evitar incidentes que
pudieran conducir a una confrontación entre los ciudadanos o las fuerzas de seguridad entre
ambos países. La medida más importante que se tomó en este acuerdo fue el establecimiento
de una Línea de Adyacencia y asimismo de una Zona de Adyacencia. Se establecieron los puntos
exactos que delimitarían la Línea de Adyacencia y a partir de eso se estipuló que la Zona de
Adyacencia sería un kilómetro al este y oeste de la Línea de Adyacencia. La Zona de Adyacencia
sería objeto de un régimen especial en el sentido de que se desalojarían los asentamientos
dentro de la Zona dedicados al cultivo de cualquier droga ilícita y aquellos asentamientos
establecidos ahí después del 1 de octubre de 2000. Adicionalmente, se llevarían a cabo
patrullajes de militares y policías en la Zona y se coordinarían actividades para realizar esfuerzos
conjuntos en contra de los cultivos de drogas ilícitas y el trafico en esa área. Las partes se
comprometieron a promover los contactos entre las comunidades de ambos lados de la Línea
para mejorar las relaciones y el entendimiento (Acuerdo sobre medidas de fomento de la
confianza). En uno de sus discursos, el Secretario General de la OEA, César Gaviria explicó que la
Zona de Adyacencia tenía como fin “*…+ proteger a los pobladores de la región limítrofe de
posibles excesos de cualquier autoridad. [Por esas razones] se acordó realizar patrullajes
conjuntos de ambas fuerzas de seguridad y avisos previos de un país a otro cuando hubiese
despliegue de tropas”.
A finales del año el Consejo Permanente estableció dentro del Fondo de Paz un subfondo
titulado “Apoyo a las negociaciones entre Belize y Guatemala” para financiar los costos del
trabajo del Panel de Conciliadores de diálogo entre ambos países. Ante esta decisión el
Secretario General Gaviria declaró que “*l+o que se busca en [el acuerdo] es que los
facilitadores, de las más altas calidades, que han escogido los países finalmente sean pagados
por este fondo y no exclusivamente por los países. Ese es un buen precedente, porque les va a
dar a los facilitadores una independencia mucho mayor y mucha mayor capacidad de garantizar
que este proceso culmine satisfactoriamente, y le va a crear a los Estados de la OEA un camino
por recorrer que esperamos signifique que la Organización estará preparada para ser en
América el centro principal de solución de controversias” (CP/ACTA 1255/00).
Como se acordó días antes, las delegaciones de Belize y Guatemala se reunieron del 5 al 7 de
febrero de 2001 en Washington, D.C. y adoptaron el Acuerdo sobre el procedimiento para tratar
los aspectos sustantivos del diferendo territorial y otros asuntos de procedimiento. En este
acuerdo se estableció que cada una de las Partes sometería al Panel de Conciliadores
(constituido por Sir Shridath Ramphal y Paul Reichler) una presentación escrita que exponga las
bases de su reclamo territorial y los argumentos y documentos que se consideren necesarios.
Acto seguido, las presentaciones escritas de las partes serían discutidas con el Panel de
Conciliadores más adelante en la sede de la OEA. Por esta razón Guatemala presentó el 30 de
marzo de 2001 su reclamación territorial, marítima e insular. Un mes más tarde, el 30 de abril,
se recibió la respuesta de Belize a la declaración de Guatemala de fecha 30 de marzo de 2001.
De nuevo, casi un mes después, el 15 de mayo de 2001, Guatemala presentó la réplica
correspondiente a la posición fijada por Belice en su nota del 30 de abril de 2001. Por último,
Belize refutó el reclamo de Guatemala el 21 de mayo de 2001.
Por último, el Panel haría recomendaciones a las partes para llegar a una solución definitiva de
su diferendo (Acuerdo sobre el procedimiento para tratar los aspectos sustantivos del diferendo
territorial y otros asuntos de procedimiento). En esta misma fecha el Panel de Conciliadores
envió una carta a los Embajadores de Belize y Guatemala, Assad Shoman y Gabriel Orellana
respectivamente, para comunicarles sobre el informe del IPGH sobre la Zona de Adyacencia y la
pertenencia o no a la misma de los asentamientos ubicados en Río Blanco, Machaquilá y las
casas ubicadas en la vecindad de Valentin Camp.
Por esas mismas fechas, el 6 de febrero de 2001, Paul L. Peeler, presidente de la Comisión de
Cartografía del Instituto Panamericano de Geografía e Historia envió las conclusiones del IPGH
al Secretario General de la OEA y al Panel de Conciliadores sobre la Línea y la Zona de
Adyacencia entre los dos países. De ahí que el Panel de Conciliadores haya podido determinar si
ciertos asentamientos estaban dentro o fuera del régimen especial para tomar las medidas
necesarias. No obstante, en un comunicado de prensa publicado el 16 de febrero del mismo año
después de la Conferencia de la Comunidad Caribeña en Barbados, se mencionó que Guatemala
envió una carta a los Conciliadores el 12 de febrero de 2001 diciendo que no podía aceptar ni
implementar la aclaración hecha por ellos sobre que los ciudadanos tanto de Belize como de
Guatemala no deberán cruzar la Línea de Adyacencia salvo que esté estipulado en un acuerdo
mutuo previo.
El 24 y 25 de abril de 2001 se llevó a cabo una reunión ministerial en presencia del Secretario
General y del Panel de Facilitadores en la sede de la OEA para evaluar el progreso en las
negociaciones entre Belize y Guatemala. En esta reunión se decidió trabajar en conjunto con la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM) para llevar a cabo el censo de la
población situada dentro de la Zona de Adyacencia. Por último se decidió renovar la Comisión
Mixta que fue creada para promover la confianza mutua y el acercamiento entre las
comunidades de la Zona de Adyacencia.
Con motivo de la visita del Presidente Alfonso Portillo de Guatemala el 3 de julio, el Secretario
General dio un balance de las negociaciones entre Belize y Guatemala en donde recalcó que:
“*l+a creación de la Zona de Adyacencia y sus reglas de funcionamiento han permitido resolver
problemas y disminuir tensiones, lo cual ha redundado en la reducción significativa de
incidentes. Las partes han tenido la oportunidad de elaborar y presentar por escrito y
verbalmente sus puntos de vista y concepciones sobre la naturaleza de sus diferencias, lo que
contribuye a su tratamiento. *…+ Guatemala y Belize siguen comprometidos en es*t+e empeño”
(CP/ACTA 1284/01)
En enero de 2002 continuaron los esfuerzos por dejar completamente establecida la Zona de
Adyacencia. Para este propósito la Secretaría General emprendió una misión técnica de
cartografía en dicha Zona bajo el liderazgo de Paul Peeler del Instituto Panamericano de
Geografía e Historia (IPGH). Adicionalmente participaron asesores técnicos de la Agencia
Nacional de Cartografía e Imágenes de Estados Unidos (NIMA) y personal de la OEA. Asimismo,
meses más tarde, en abril, se llevó a cabo un censo de los pobladores de la Zona de Adyacencia
con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Añadiéndose a esto,
del 18 al 21 de julio se realizó una misión ad hoc de la OEA para obtener información sobre la
ubicación y las características de los pobladores que se encontraban en la Zona de Adyacencia.
Ahora bien, como primer hecho de un acuerdo histórico entre Belize y Guatemala, el 30 de
agosto de 2002, el Panel de Conciliadores presentó sus propuestas al Secretario General de la
OEA. Acto seguido, el 16 de septiembre del mismo año, el Secretario General presentó a los dos
Ministros de Relaciones Exteriores la propuesta completa de los Conciliadores compuesta por
cinco elementos: cuestiones territoriales; cuestiones marítimas; un fondo fiduciario de
desarrollo; comercio, inversiones y cooperación funcional; y, arreglos transitorios.
Con este acuerdo se estableció una Oficina de la Secretaría General de la OEA en la Zona de
Adyacencia. El propósito fundamental de esta oficina es verificar y hacer seguimiento de los
incidentes que ocurran en la Zona de Adyacencia, así como monitorear constantemente toda la
Zona para detectar incidentes en su etapa inicial y prevenir su escalamiento. La oficina lleva a
cabo una serie de actividades que mejoran la comunicación, integración y cooperación entre las
partes involucradas, también promueve una cultura de paz. Las funciones principales de esta
oficina son: 1) organizar y propiciar contacto entre las comunidades que viven a ambos lados de
la Línea de Adyacencia, 2) verificar que los Derechos Humanos sean cumplidos en la Zona de
Adyacencia, 3) desarrollar y ejecutar actividades diseñadas a mejorar las relaciones, la confianza
y la cooperación entre los habitantes de la Zona de Adyacencia, 4) verificar, a pedido de
cualquiera de los dos gobiernos, incidentes que puedan ocurrir en la Zona de Adyacencia y 5)
proveer a los residentes de la Zona de Adyacencia la información actualizada de los acuerdos
bilaterales y medidas de confianza asociadas a ellos.
Entre los proyectos y programas que la Oficina ha llevado a cabo a partir del primero de julio de
2003 que comenzó a operar están: el programa de reasentamiento en el vecindario de Nueva
Judá en Melchor de los Mencos que reintegró a los guatemaltecos que vivían en el lado beliceño
de la Zona de Adyacencia de vuelta a Guatemala, una campaña de información para informar el
público general de Belize y Guatemala el propósito de la OEA en la Zona de Adyacencia y la
verificación de establecimientos a lo largo de la Línea de Adyacencia para establecer su
ubicación exacta dentro de la Zona de Adyacencia.
Esta oficina localizada entre Melchor de los Mencos en Guatemala y Benque Viejo en Belize, no
tiene jurisdicción legal ni en Belize ni en Guatemala y no puede actuar en pro de intereses
privados. No puede resolver problemas civiles o criminales en la Zona de Adyacencia ya que los
gobiernos de Belize y Guatemala resolverán estas cuestiones en el lado este y oeste,
respectivamente, de la Línea de Adyacencia. Ahora bien, la Oficina tiene la responsabilidad de
reportar sus observaciones a las autoridades beliceños, guatemaltecas y de la OEA proveyendo
información imparcial en temas importantes para ambos gobiernos (OAS in the Adjacency Zone
in Belize and Guatemala).
Un mes más tarde, el Consejo Permanente de la OEA reafirmó su apoyo a la solución pacífica del
diferendo territorial entre Belize y Guatemala a través de la CP/RES. 836 (1353/03): Apoyo a la
solución pacifica del diferendo territorial entre Belize y Guatemala También solicitó al Secretario
General que continúe prestando su apoyo a los dos gobiernos e invitó a todos los Estados
Miembros, Observadores Permanentes, instituciones multilaterales y otros posibles donantes a
contribuir al sub-fondo Belize-Guatemala.
En este mismo año, a finales del mes de agosto, el gobierno de Guatemala notificó al Secretario
General de la OEA su rechazo a las propuestas hechas por el Panel de Conciliadores el año
anterior. Declaró que encontró dificultades con ciertos aspectos de las propuestas del Panel de
Conciliadores para una solución justa, equitativa y permanente. No obstante, aún así reiteró su
compromiso de seguir cumpliendo con las Medidas de Fomento de la Confianza acordadas por
ambos gobiernos el 7 de febrero de 2003.
El año concluyó con la primera reunión del Grupo de Amigos compuesto por: Argentina, Brasil,
Canadá, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Nicaragua, España, Suecia, Inglaterra, Estados Unidos y
Japón.
El siguiente año, del 4-6 de mayo de 2004, las delegaciones de Belize y Guatemala, encabezadas
por el Excelentísimo Señor Godfrey Smith, Ministro de Relaciones Exteriores de Belize, y el
Excelentísimo Señor Jorge Briz Abularach, Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, se
reunieron en la sede de la OEA, en Washington, D.C. junto con el Secretario General, César
Gaviria, y el Secretario General Adjunto, Embajador Luigi R. Einaudi, para continuar sus
deliberaciones encaminadas a lograr una solución al diferendo territorial. El resultado fue el
Acuerdo sobre la renovación y el fortalecimiento de las medidas de fomento de la confianza
entre Belice y Guatemala. Las delegaciones discutieron el establecimiento de una Comisión
Mixta la cual examinaría una lista integral de nuevas medidas de fomento de la confianza,
incluyendo un tratado de asistencia legal mutua, un tratado de libre comercio, la promoción
conjunta del turismo y la facilitación del tránsito de bienes de ambos países.
El 7 de septiembre de 2005, los gobiernos de Belize y Guatemala suscribieron en Washington un
acuerdo sobre el marco de negociación del diferendo territorial y medidas de fomento de la
confianza como parte de los esfuerzos de mantener relaciones cordiales entre los dos hasta que
se resuelva su disputa. Como complemento a esto, a principios del 2006, el 10 de febrero, Belize
y Guatemala aceptaron la propuesta del Secretario General de la OEA de iniciar un proceso de
negociación en el área marítima. Se estableció también la necesidad de incluir a Honduras en las
negociaciones. A finales de año se reunió el Grupo de Amigos el cual continuó apoyando la
resolución pacífica del diferendo territorial. Tal como fue estipulado en septiembre del año
anterior, el Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, se reunió el 16 de abril de 2007
con los Cancilleres de Belize, Eamon Courtenay, y de Guatemala, Gert Rosenthal, y el
Vicecanciller de Honduras, Eduardo Enrique Reyna, en la sede de la OEA, para revisar los
avances del proceso de negociación en el área marítima.
Como precedente importante a la firma del acuerdo de 2008 entre Belize y Guatemala. El 11 de
agosto de 2008, el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, visitó Belize para discutir la
posibilidad de someter la disputa territorial a la Corte Internacional de Justicia. El 8 de
diciembre, se tomó una decisión trascendental dentro del marco de negociaciones de los dos
países centroamericanos: someter el reclamo territorial, insular y marítimo de Guatemala a la
Corte Internacional de Justicia para obtener una decisión final y definitiva que ambas partes
deberán cumplir de buena fe.
A finales del 2009 como una nueva medida de acercamiento entre Belize y Guatemala y a
propuesta del Secretario General de la OEA, se resolvió crear un Grupo de trabajo de alto nivel
que informaría a los Ministros sobre los acuerdos alcanzados. También para que elaborare
propuestas para presentar a los dos gobiernos sobre proyectos conjuntos de cooperación, con
la asistencia técnica de la OEA.
En marzo de 2010, la OEA moderó la primera reunión del Grupo de trabajo de alto nivel entre
los representantes de Belize y Guatemala en Ciudad de Belize, Belize. El propósito de este Grupo
es el de promover una línea de comunicación directa y continua entre las partes con respecto a
la situación en la Zona de Adyacencia. Del mismo modo pretende analizar temas de interés
mutuo e identificar las oportunidades que se presenten para lograr una mejor cooperación
bilateral. Durante esta última reunión se decidió que el Grupo de trabajo servirá como un
espacio informal para un diálogo abierto, para intercambiar puntos de vista, proponer
soluciones y alternativas a problemas que puedan surgir y continuar con la confianza y
entendimiento que se ha propiciado en estos últimos años entre las partes.
Actualmente, Belize y Guatemala están haciendo los arreglos necesarios a nivel nacional para
someter a referendo la decisión tomada en el 2008 de pedirle a la Corte Internacional de Justicia
que resuelva su disputa territorial. Los plebiscitos se llevarán a cabo simultáneamente en ambos
países en una fecha previamente acordada (Secretaría de Asuntos Políticos de la OEA).
* Documento preparado por María Gabriela Egas durante su pasantía de verano 2010 en la
Organización de Estados Americanos (OEA)
Referencias
Bardini, Roberto. “El fin del colonialismo”. Cuadernos del Tercer Mundo. Año IV, No. 48. nov.-
dic. 1981.
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proceso de conciliación del diferendo territorial entre Belize y Guatemala. [30/09/02]
OEA/ Ser. G CP/DOC.935/79: Declaración del Comité Jurídico Interamericano sobre colonialismo
territorial en América-El caso de Belize
OEA/ Ser. G CP/ACTA 1284/01: Acta de la sesión protocolar celebrada el 3 de julio de 2001 en
honor de la visita del Presidente de la República de Guatemala el señor Alfonso Portillo Cabrera
OEA. Informe anual del Secretario General 2000-2001. OEA/Ser. D/III.51. Washington D.C., 2001.
OEA. Informe anual del Secretario General 2001-2002. OEA/Ser. D/III.52. Washington D.C., 2002.
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Merrill, Tim (ed.). Guyana and Belize. Country Studies. Washington D.C.: Library of Congress,
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