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,

Giinthcr ,Ialwhs
Catedr;ítico 1':lllérito dc Derccho Pcnal y Filosofía
del Derecho en la LJniversidad de Ilonn

Traducciún
• Günther Jakobs
Manuel Cando Mcliá y Bernardo Feijoo Sánchcz
LJniversidad Autónoma de Madrid Traducción de:
,-
LA PENA ESTATAL:
SIGNIFICADO y FINALIDAD
Manuel Cancio Meliá
Si hay algún tema ell la teoría del Derecho Pen;!I que sigue
Bernardo Feijoo Sánchez
invariahlclllentc .sollletido a controversia desde que Ilay siquie-
ra reflexión sobre el Derecho y los fundalllentos de id sociedad
es el de la tc:oría ue la pc:na. En esta teoría se funden I;~ des- ,
eripci,ín de las hasc:s del control social formal ll1edi'1l1le la vio-
lencia y el prohlellla dc su posihle Icgitilllaci<Ín. Dc:sde el
nwnific'sto inicial contenido ell su 1ll(1I10grafía Culpabilidad y
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I'revcllc·j¡;Il. prc'sc'lltado hoy hace treillta ;lIíos, Glinther .Iakohs ~

se ha constituido en un rclcrcnlc de esta discllsi,ín básica, :E


construyendo una teoría funcional de la prevcnci(l\l gc:neral
positiva. enn ello ha oxigenado un dehillc que ya parecía ago·
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La Pena Estatal:
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tadll. 1'.1l I;¡ presclliL' obra qued;ul relkjados los ClelllClltoS
\:sellcialcs de la fonllulaciún actual de dicha construcción teó-
rica tras un largo proceso de evolución.
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Significado y Finalidad
!;: •
La Illollograf"ía dc Jakobs viene precedida de un estlldio preli- "a
IBillar de f\1i.1llud Callcio Mcliü y Bernaruo Fcii{)() S;íIlC,h'-"CLflll.:>o "~Il
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LA PENA ESTATAL: SIGNIFICADO Y
FINALIDAD~

Günthcr Jakobs

, Título alemán: Staatliche Strafe: Bedeutung und Zweck,


N(}rdrhein-Wcstf~lis(hc Abdcmic dcr Wissenschaften, Vor-
triige, G 390, l'aderborn, 2004. Traducción de MANUEL CANelO
MELlÁ y BERNARDO FEIjDO SÁNClIEZ (Universidad Autónoma de
Madrid).

83

--,-_ .. __ .. -.....,..-
• 1. •
LA PENA OI\IENTADA A LA
OBTENCIÓN DE PI NES EN L/\
FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN

En su obra principal «De Jure Belli ac Pacis»l,


Hueo GROClO invoca para el tratamiento de la le-
gitimación de la pena estatal él SÉNECA y, además,
como éste, a PLATÓN, quien él su vez hace decir a
PROTÁGORAS en el diálogo que lleva su Ilombre:
«Nadie castiga a los que actúan injustamente
sólo porque ... han cometido un injusto, a no ser
que se trate de quien, como una bestia feroz, pre-
tende vengarse irracionalmente. El que en sen-
tido contrario castiga de forma racional castiga,
no por lo injusto ya cometido, porque ya no es
posible que lo que ya ha sucedido deje de suce-
der, sino por las faltas que puedan sobrevenir,

1 GROCIO, De ¡ure Belli ac P,lCis Libri tres, in quibus Jus


Natural' et Gentium item ¡uris Publici praccipua explicantur
(1625,5' ed., 1646), cur~vil B. J. A. de Kanler - van Hettinga
Tromp, Lugduni I3atavorum MCMXXXXIX, 1I, XX, IV, l.

85

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• •
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p,lra que no reincida el propio autor ni los otros día todos los estudiantes de Derecho en el pri-
que observan como es c,1slig'1do»2. Se lr,lla ver- mer semestre estudian la clasificación de las teo-
rías de la pena"l en teorías absolutas que rctribu-
daderamente de un axioma de gran alcance:
aunque 110 sea cierto que los animales se ven- 4 Sobre la historia de las teorías de la pena de forma deta-

guen, lo que se quiere dccir es que no se debe llada para los siglos XVI a XIX NAl;LEl(, Die Strafc. Eine juris-
tisch-empirische Untersuchung, 1918; con una alención espe-
castigar de forma pasional, sino de forma refle- cial al idealismo alcmán y a lil primera mitad del siglo XIX
xi va, bien sea par,l la mejora o aseguramiento ScHILD, voz «Slrafe nI», en: I{itter (ed.), Historisches Worter-
del autor -en un,1 línea prevclltivo-cspecicll- o buch der Philosophie, t01110 10, 1998; sobre HE(;EL KLESL-
para la mejora o ,lseguralniento de «los otros» ZEWSKI, Die Rolle der Strafe in l-legels Theorie der bürgerli-
chen Gesellschaft. Eine systematische Analyse des
-en una línea preventivo-general-o La continua- Vcrbrechcns- lInd des Straffbegriffs in Hegels Grundlinien
ción de esta icled por parte de Sj';,NECA reza: del' I'hilosophiL' des Rechts, 1991; sobre los hegelianos RAMB,
,<Como dice 1'\¡\TllN, ningún hombre inteligente SIra tllegründllng in den Systemel\ del' I-Iegelianer. Eine
reeh lsph ilo,o)'h isehe U ntersllchllllg zu den Stm fllworiell
casliga porque se ha l'oll1clido Ull,l infracción von JlllillS Abegg, Chrislian 1{l'Ínhold Küsllin, Alberl Fried-
(¡lllin 11('(Ct7t/l 11 I cst), sino p,ll"a que no se vuelva a rich Berner une! Hugo Halsclmer, Tesis, Rostock, 2003 (en
prcns<1); subre DlIrklwilll CFI'IIAln, Slr,II(' und Verbrecl1l'n.
cometer (l/e Jlccccl/lr); no se puede eli11lin,)f lo
Die Theorie Emilc Durkheims, 1':190; para la época entre lS75
que ha sucedido en el pasado; se evita lo que hasta 1925, con la denominada lucha de escuclas en el centro,
pueda suceder en el futuro»' una discusión entre representantes de una orientación pre-
ventivo-especial y de una orient'lCión absolula (v. Lisz.J versllS
En el marco de la ciencia del Derecho penal Billdillg) FRo~IMFI., Pr;ivenlionsmodelle in der deutschen Il'
no existe ninguna otr<1 invocación de argumen- Strafzweckdiskussion, 1987; para la época entre 1950}- 1980
U. NFU~IANN, SCllRllTlI, Nellere Tlworien von Kriminalitat
tos de autoridad que haya tenido mayor éxito und Slr,1i'L', 198U; para el presenle LAMI'E, Strafphilosophie.
Ií!
f,,1
didáctico que esta cita de GROClO; hasta hoy en Sludien zlIr Strafgerechtigkeit, 1999; recientemente t<1mbién
sobre la presencia de Hegel. PAWLlK, Person, Subjekl, Bürger.
, PLATllN, Protagoras, en: Samtliche Werke (I3crlincr Aus- Zur Legitimation von Slrafc (en prensa), con exhauslivas re-
gabe). 8" ed., tomo 1,1982, págs. 55 y SS., 76 (324 a, b); vid. ferencias, también sobre el eslado actual de la discusión; so-
t,lInbi';11 Die Gcselzc (Las Leyes), en: lomo 3, p,igs. 215 Y ss., bre la discusión neo-c1<1sica en los EE.UU. en la segunda mi-
508, 617 (854 d, 934 a, b); posteriormenle Gorgias, en: Tomo tad del siglo XX !-l. KAI5FR, Widerspruch und harte
lo págs. 301 Y ss. (428 a has la e): 1" pena como medicina. Beh,mdlung. Zur Rechtfertigung von Strafe, 1999, págs. 134
1 SlcNFC:A, De Ira, en: RO;;FNnALH (ed., trad.) SENECA, Phi 10-
Y ss.; una compilación de textos de los siglos XVII <11 XX
VORlvmAuM (ed.), Texte zur Strafrechlslheorie der Neuzeit,
~ophbchl" Schriflcn. Lalcinisch und dcutsch, Primer Tomo,
Diólogos 1_ VI. 19S0, pógs. 95 y SS., HO/l (1, XIX, 7). El texlo dos tomos, 1993; resúmenes en los manuales: JAKOUS, Slra-
freeht AT Die Grundlagen und die Zurechnungslehre, 2' ed.,
en lalín es el siguiente: «.,. nam llt Plato ait: "nemo prudens
1991 (= Derecho Penal. Fundamentos y teoría de la impu-
punit, quia pecCalllJ11 est, sed l1e peccetur; rellocari enim
t<1ci(¡n, Madrid, 1995), 1/1 y SS.; JI'SCIIFCK, WEIGENO, Lehrbuch
praeteril,' lwn possunt, fulur" prohibentur"». Vid. ulterior-
des Strafrechts. AT, 5' ed., 1996, págs. y 60 ss. (= trad. de la
mente póg. 130/1 (1. XVI) y póg. 206/7 (1I, XXXI. 8).

87
H6
yen -punitllr, qllia pcccatI/11l est- y teorías
relativas orientadas preventivamente -plll1itur,
• •
Por el contrario, GROCIO sólo considera vúlidos,
especialmente en referencia a la utilidad general,
los siguientes elementos: 1) mejora del autor y
I1C peccctllr-. Sin embargo, más importante que
este éxito didáctico es el hecho de que GROCTO cuando ésta sea imposible, 2) aseguramiento, lle-
consiguió que la parte de los programas penales gando en caso de necesidad a la ejecución, así
que él había realzado, es decir, la prevención, como, 3) un ejemplo para que otros no se vean
quedara establecida de forma duradera o, lo que inducidos al delito movidos por la opinión de
es lo mismo, durante toda la época de la Ilustra- que ese tipo de hechos quedan sin sancións. Es
ción. Ahora bien, GROCTO comienza su argumen- suficiente, sin embargo, que se persiga con la
tación no con una exposición sobre la utilidad pena sólo uno de esos fines 9 •
de b pena sino sobre su justicia: ,<La naturaleza»
perlll ile imponer un mal a aquél que ha come- La prohibición ele penas sin utilidad es para
tido un ma1 5; sin embargo, y esta es la cuestión GROClO parte de un orden normativo con validez

esencial para C¡,lKIO, sólu lo pl'rmite, por lo que previa ,11 ordl'll estatal que, en su opinión, es ra- ¡
se necesila tOl1<lvía un fin legitimador para pos-
terg,lr la armonía 1'ra\ern,11 de lodos los seres hu-
cionalmente cognoscible como «dictatu III rectae
raliollis» 10 y que se basa en el presupuesto funda- I
¡
manos (un reflejo de la idea de la condición de mental de que los seres humanos no persiguen ¡
criatuf,lS de Dios de los seres humanos propia exclusivamente su propio bencficio ll , sino que
del iusnaturalisl1lo ilustrado) y tratar a otro con les es propio el instinto de sociabilidad, un «al'-
ma1es 6 . La venganza, en general cuando se trata pctitus socictatis»12. HOI3I3ES arranca del punto de
de castigar por el gusto de castigar, no es tenida partida exactamente opuesto: en lugar de un or-
en cuenta por CRUClO como uno de los fines legi- den normativo, de partida no existe para él más
timadores debido a que se opone a la naturaleza que un caos de valoraciones individuales 13, y en
del ser humano deleitarse con el dolor ajeno?
8 (Nota 1) Il, XX, IX, 1.
J' edición de Mir Puig y Mui10z Conde, Tratado de derecho
penal: parte general, Barcelona, 1981 y trad. de la 4' ed. de 9 (Nota 1) n, XX, XIll, 1 y 2.
Man¿an,Hcs Samaniego, Tl\1tado de Derecho penal: parte ge- 10 (Nota 1) I, 1, X, 1.
nl'l"al, Cranada, 1()Y,1); RUAIN. Strafrerht. AT, tomo 1, Grund- 11 (Nota 1) Prolcgomena 5. r
lagen. Der Aull'au der Verbrcchenslchre, 3" ed., 1997,3/1 Y 12 (Nota 1) l'rolegomena (i. 1,
ss. (~ Derecho penal, Parte general, r llndamentos. La estruc- 13 HOUIlES, Leviathan or the Matter, Forme and Powe[ of a
tura de la teoría del delito, Madrid, 1997). Commonwealth Ecclesiasticall and Civil, 1651, citado según
; CI{l'ClO (nota 1) Il, XX, 1,2. FENIIFR (ed.), Thomas Hobbcs. I.eviathan oder Stoff, Fonn
" (Nota 1) 11, XX, IV, I Y 2. und Gewalt eines kirchlichen und bürgerlichcn Staates, 1Y84,
7 (Nota 1) ll, XX, V, 3 Y ll, XX, X, 2.
págs. 39 y ss. (Capítulo 6).

HH H9
lugar de una inclinación social aparecen la
«compdencÍ<1», la «desconfianza» Y la «ambi-
• •
debe observar la magnitud del mal ocasionado
sino la utilidad de cara al futuro. De aquí se de-
I
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,
!¡:
ción» como origen de un «!WIllllll 01111 rill 111 cOlltra riva la prohibición de castigar con otra intención
H·.
0111I11's»14. A pesar de este diferente punto de par- que no sea la mejora del autor o la dirección de f'
(:
tida, en lo que respecta al uso de la pena HOBBES otras personas». HOBBES fundamenta esta idea en
llega a conclusiones que son bastante similares a que si se consigue seguridad para el futuro
las de GRano. Si bien HOBlllS no reconoce en el queda asegurada la paz, no pudiendo obtener el
,
individuo mejor resultado para su autoconserva-
estado previo al Esl"do normas en sentido es-
tricto, sí regl"s de prudencia que denomina «le- ción. Más aún, la venganza que se ejerce porque
¡
!
gcs IIllturalcs»ls. Se trata de reglas útiles para la sÍ, sin ninguna otra finalidad, da lugar a la gue-
supervivencia y para salir adelante de forma có- rra y acaba empeorando, en su opinión, las opor-
tunidades del individuo 17 . ,,j - -
mod<l; son circunstancias ineludibles que se deri-
\',111 I1cl:es,lfi,llllellll' de 1.1 estrecha convivcncia
I
l..
En el manual de filosofía del Estado con ma-
entre individuos que compiten, de modo que lo
intel ¡genle es lel1erbs en cuent,l y el dl'snlÍdo de yor difusi(1I1 en la época de la Ilustración, en f)c I
dichas rcgbs (aunque no suponga injusto, ya
Officio f-lulllillis llC Civis iuxta Legen Natura/cm de
que para IluBI\ES no puede existir injusto alguno Pufcllthnl se encuentran fragmentos deudores
fuera del ámbito de las leyes estatales) es poco tanto de las ideas de GROClO como de HOllllES. De
intcligl'nll' y conduce a la larga al fracaso del este último recoge PUFENDORF la imagt;;n pesi-
individuo l ". Entre dichas reglas de prudencia, m,isla de los seres humanos -egoísmo, codicia,
que, aunque no resuelven la cuestión de la au- ambición, sed de venganza, heterogeneidad de
1-
sencia de normas en el estado hobbesiano de la inclinaciones y deseos1 8- y deduce de ella la ne- i
cesidad de conseguir normas que impongan el i: i
naturalez", atenúan claramente sus consecuen-
cias, sustituyendo en cuanto red de orientación orden por medio del temor a la pena. La pena
cog/liti</a la ausencia de una regulación norma- «tiene que ... ser de tal naturaleza que la infrac-
tiVIl, contempla I-\('llBr:s la regla de que se deben
ción de la ley acarree, de modo visible para to-
omitir las penas inútiles: «En la venganza -la re-
17 (Nota 13) pág. 117 (Capítulo 15, séptima ley natural).
tribución de un mal mediante otro mal- no se l' PUI+NIJO!{F, De Officio Hominis el Civis juxta Legem Na-
I
turalel11 Libri duo, 1673, citado según LUI(; (ed., trad.), Sa-
H (Nota 13) p,ígs. 9-4 y SS., 95 (Capítulo 13). l11uel Pufelldorf. Über die Pflicht des Menschen und f3ürgers
le (Nota 13) p,ígs. 99 y ss. (Capítulo 14). nach dem Gesetz der Natur, 1994, 1.3.2; 1.3.4; 2.5.6; en 1.3.3
1" (Nota 13) págs. 110 y ss. (Capítulo 15). de forma ampliada sobre la (,imbecillitas» humana.

90 91
dos, un mal mayor que su seguimiento»19. Tam-
bién PUFENDORI', como ya h,lbía hecho GROCIO,
• •
persona racional que todo el mundo debe contri-
buir al fomento de «lo comün»21, y en la medida
• j"
..

I
considera justa la pena retribuliva; pues el que en que una persona no se comporte de acuerdo
ha infligido un mal debe sufrir un mal. Pero a lo que puede comprender debe ser castigada,
tampoco para él la justicia resulta un funda- tanto para su mejora como (en exclusiva en el
mento suficiente de la pena: se debe buscar la caso de la pena de muerte) «para dar ejemplo a t
ot1'os»2-1. Cuando WOLFF argumenta que «la mag-
utilidad y, de nuevo, la satisfacción de la vet1-
2t1 nitud de la pena» debe orientarse de acuerdo
f'
b,1l1za resulta inilceptablc como ulilidad • Como
t,11 sólo cabe tener en cuenla "la protección de
con la «magnitud de la ofensa y del daño,>25 o la
«magnitud de la maldad del delincuente>,26 se
[
COS,lS y pnson,ls frente a daÍ'1os». «Este fin se
consigue si el delincuente es mejorado o si otros
hace evidente a través de sus ejemplos que no t
que siguen su ejemplo no quieren volver a com-
está pensando en el Talión sino en una magnitud I
idónea de cara a la prevención2/: no debe reapa- 1.
port,lrse anlijurídiC<l\lll'l1te. El fin también se
recer ni extenderse la motivación delictiva. Sin I
consigue, sin embargo, si el autor es sometido a
medidas coactivas que le impidan volver a pro-
ducir d,lño 'alguno»21, lo que, por tanto, se consi-
embargo, tampoco se exige una motivación mo-
ralmente virtuosa; incluso el que se mantiene
alejado del delito nada más que por temor a la
¡
gue especialmente mediante' la ejecución.
Con una breve cnnsider,1Ción de CIIK WOLFF
pena, permanece dentro de la «disciplina extc-
rion>, cumpliendo así con su «obligación civil,,2H
I
y con~l'rV,l los derechos ele una persona. Sin em-
-quien, como eRUCIU, es un rqwcsent,lnle del
iusnaturalismo racionalista n - se inlentaré) acla- bargo, el delincuente, según WOLFF, pierde di- I
rar el panorama, sin que sea posible llevar a cabo
" WOl.rr, Vernünfftige Gedanken van clem gcsellschaftli-
en este lugar una exposición exhaustiva. De chen Lchen der Mcnschen und insonderheit dcm gemeinen t
acuerdo con su teoría es comprensible a toda Wesen. ¿ur Bdórderung der Glückseligkcit des menschli-
chen Gl'schlechtes den Liebhabern der Wahrheit mitgethei-
¡
1" (Nota IR) 2.73.
let, 4" ed., 1736, en: École y otros (cd.), Christian Wolff. Ge-
sammclte Wcrkc, Primera !',lrtc. Deutsche Schriflcn, tomo 5,
!r
li> (Nol" IR) 2.13.6.

21 (Nnl<l IR)2.lJ.7.
" \"'IIJII. difl'rcnciil entre una rama «ide,ll» (racionalista)
edición dc W. ARNDT, J 975, §§ 1 Y ss.
24 (Nota 23) §§ 346, 349 Y S.
25 (Nota 23) § 343.
Ii
1,
v otra rilmil «exiSlencial.) (volunlMista) del derecho natural; 26 (Nota 23) § 348.
Nalurrecht und maleri,llc Gcrechtigkcít, 4" ed., 1962, p5g. 11
V 1'1l",in1 (= Derecho natural y justicia material. Preliminares
para una filosofía del derecho, Madrid, 1957).
27 (Nota 23) § 344.

28 (Nota 23) § 355 Y s.


i
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93
1
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92
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chos derechos y puede ser maltratado en benefi-
cio de otros. Pat"<l los delitos merecedores de
• •
y a la medida de la pena. La forma en la que se
ha de castigar tiene que ser determinada desde
una perspectiva externa al Derecho, por ejemplo,
rnuerte esto signitica que «un ser humano que, mediante suposiciones psicológicas, especial-
l1evéldo por la inclinación de sus sentidos y pa-
mente sociopsicológicas. De acuerdo con esta
siones, ha cOllll'lido vi le7.as y fechorÍ<ls y ha de-
idea, leemos en WOLFF que «si los ladrones pier-
jado totalmente de bdo la razón que le vincula
den el miedo a la horca, no sería injusto (i!) im-
al bien ... debe ser tratado igual que un perro ra-
ponerles el suplicio de la rueda»32. No se trata
bioso que no puede servir más que para ma-
de reflexiones sobre el tema normativo de qué
ti1rlo»2". Séneca había visto esta cuestión de
se merece una persona que ha delinquido, sino
forma no m.uy dislinta y se dirigía en estos tér-
sobre el tema cognitivo de cómo se puede conse-
minos <11 delincuente absolutamente incorregi-
guir un temor suficiente mediante la pena. La
ble: "Y,l ljUL' tú has frecuenl,ldo el m,lI"lirio pro-
cuestión decisiva en lJéllabr,ls de PUFENDURI: es la
pio y ajeno le varnos a conceder ... el único bien
que te queda:"' la muerte»~() (aunque, téngase en siguiente: ¿qué es «suficiente para reprimir los
11 instintos que arrastran a los seres humanos a
cuenta, /1C pcccct li r ).
realizar hechos amenazados con pena»]1? En
I.a contribuciCll1 específicamente iusnaturalista otras palabras, sólo el liSO de la pena inteligente,
de estas temÍéls de «1I"a al concepto de pena re- que reporta ulilidad, resulta el uso jurídicamente
sulla l'scasa. En el caso de HarlllES en el estado correcto. El Derecho nalural no aporta más res-
de natura1cl.a no es el Derecho el qUl' ofrece el pecLo de la cuantía de la pena, y también es poco
fundamento Y los límites de la pena sino la pru- lo que aporta a su concepto; pues incluso la in-
dencia la que aconseja la prevención, mientras dudable gran aportación de las leorías esboza-
que ya en el Estado de HOllBES per dcfi/litio/lcm das, que consiste en desvincular la pena de las
tocIo es justo. GRaCIa, PUFENDORF o WüLFF entien- emociones, la sed de venganza y la ira, se en-
den por su parle que es justo imponer un mal a cuentra en todo caso escasamente fundamentada
aquel que ha infligido un mal a otros, pero con desde una perspectiva jurídica. Así, por ejemplo,
ello, ,1unque se asuma dicha m,íxima como plau- ya se ha aludido a la afirmación de GROClO de
sible, no Sl' ha gané1do nada con respecto al tipo que alegrarse del dolor ajeno contradice la natu-

'" (Nota 23) § 351. 12 WOLFF (nota 23), § 344.


'0 SÉNICA, (110[<' 3) pá~. 130/1 (1, XVI, 3). " PUFENOORF (nota 18),2.13.17.
,1 Como I'n not<1 3.
95
9i
raleza humana -aunque en realidad no se trata
de un argumento poderoso-34 • Tienen un mayor
• •
una teoría que le falta un hervor normativo: sus
tcorí,1s de la pel1a 0i011 dcriv,1dos de reglas de
peso los argumentos puramente cognitivos, en prudencia; se ocupan de la naturaleza como he-
especial la convicción de HOllBES de que la perse- cho, pero no del Derecho como idea.
cución de los deseos de venganza no contribuye
a la paz35 •
También el gran paladín de una mitigación de
las penas de taOi que se hacía uso en su tiempo,
UECCARIA, argumenta en el ámbito de lo cogni-
tivo: «Para que la pena consiga OiU efecto es sufi-
ciente con que conOiiOita en un m,11 que prime so-
bre el provecho que reporta el delito; para
calcular dicho mal debe tomarse en considera-
ción la certeza de 1,1 pena y la pérdida del benefi-
cio que pueda reportar el delito. Lo que exceda
de ello es en consecuencia inútil y por tanto des-
pótico»O(,. UECCARIA intenta, por tanto, corregir el
ptl nto de partida y las concl Llsioncs de las refle- ~

xi(lI1l'~ iluOilrad,1s pero dejando intacto el método


empleado.
En resumen y formulándolo de forma un poco
informal: la filosofía penal de la Ilustración es

" (;I<OCIO, Sl/¡nn nota 7 .


.1, HunDES, sUl'm nota 17.
Oh nECCARIA, Dei delitti e delle pena, 1764, citado según
AI.!'!' (cd., trad.), Cesare ne((~aria. Über Verbrechen unc\ Stra-
fen, 1966, pág. I11H. Tambi6n los argumentos de BF.CCAlüA en
contra de la pena dc muerte se agotan en ponderaciones de
utilidad y en el contenido -ajeno a una relación con fines:
preilustrado- del contrato social «el ser humano ... no es
duef\o ... de m,lli1I'se a sí mismo», pág. 110.

97
96
• II. •
LA PENA RETRI13UTIV A EN KANT

L<t idea de un desacoplamiento entre juridici-


dad y prudencia (entendida ésta como persecu-
ción racional de util idad) da lugar a dos cuestio-
nes. La primera, ¿existe una pena aconsejada por
la prudencia que no pueda ser impuesta por ra-
ZOlWS jurídicas? y la segunda, ¿existe una pena
obligada jurídicamente que no sea prudepte?
KANT responde afirmativamente ambas pregun-
tas. Con respecto a la primera: KANT entiende
que es ilegítimo perseguir una utilidad con la
pena sin que previamente quede jurídicamente
establecido cuúl es la pena que el delincuente se '
merece. Éste tiene más bien que «ser de ante- i
\
mano encontrado digno de castigo antes de que
se piense si de dicha pena se deduce utilidad [
alguna para él o sus conciudadanos»:17. O «en t
;.

J7 KANT, Die Metaphysi k eler Sitten (La metafísica ele las


costumbres) in zwey Thcilen, 2" cel" 1798, en: WEISGIElJEL
(cel.), [mmanue! Kant. Werke in scchs Banden, 1960 (reim-
presión 1963), tomo 4, págs. 303 y SS., 453.
\

99
t{lda pena, C01110 tal, tiene que esLar presente

,1IlLe todo la jusLi,'ia, sil'lllln ésta la que inLegra 1<1

tención opuesta"2, solicita un indulto debido a
que posC'e «Ull,l h,lbilichd poco cOI11I."n,,'\:1.
esencÍ<l del concepto» l~. En lo que respecta a la Enseguida surgieron objeciones contra la re-
sq;unda cuestión: una vez que se ha encontrado cientemente mencionada concepción de la ley
al delincuente digno de castigo, según KANT penal como imperativo categórico y el ejemplo
debe ser castigado sin tomar en consideración de la isla"" aducido por KANT para clarificarla ha
ponderaciones de prudencia, en todo caso como venido siendo controvertidamente discutido
principio; pues la «ley penal es un imperativo
/. 14
hasta la actualidad. El ejemplo consiste en que
CIltcgonco» . un pueblo que vive en una isla decide «por una-
Como fumbmenlo común de ambas respues- nimidad de todos sus miembros» disolver la «so-
tas K,\NT preCiSé¡ que, aunque al delincuente se" ciedad civi]"; según KANT en este caso todavía
le pod ría im poner la pérdida de su personalidad tiene que «ser previamente ejecutado el asesino
civil, su person,llid,ld illlloto se manLiene siempre que se encuenLre en prisión para que todo el
y le proLegl' de «ser manipulado como medio mundo experimente el valor de sus hechos» y
para las intenciones de otro y ser confundido en- no se produzca una <<lesión de la justicia»45.
tre los objclos del Derecho de cosas,,"ll. Según La teoría que se deduce del ejemplo de la isla
KANT, nos encontramos ante tal confusión de es pri1cticamente trivial. KANT parte aquí, como
persona y cosa tanto si el delincuente es casti- siempre le sucede con el delito, de la infré\.cción
gado sin Derecho C0Jl111 si es castigado de forma de una norma de validez lllliversal, en concrclo,
mús dura a lo que le corresponde de acuerdo al de la prohibición del homicidio arbitrario; ulle-
Derecho -esto es evidente-, pero también si una riormente supone, como muestra la expresión
pena justa no se ejecuta por ponderaciones de <<lesión de la justicia», que la pena no puede se~'
prudencia; por ejemplo, porque el delincuente
condenado a 111 uerte se ofrece para un experi- 42 PurENDORF (nota 18),2.13.15.
mento médicu"\ o porque el delincuente, en un 4JLa razón no es (sólo) la pena de muerte pendiente -el
autor g{ll1a derechos si se puede rescatar a sí Inis1110-, sino
ejemplo utilizado por PUFENDORF, aunque con in- que el juzgador declara la liberación de la pena como una
--_.,-- nlercancÍa.
.'" K\NT, Kritik der praktischen Vernunft (Crítica de la ra- 44 KANJ (nota 37), pág. 455. Sobre el ejemplo de la isla

Ll1l1 pr,íctica), 171ltl, en: como en nota 37, págs. 103 y SS., 150. ZACLYK, Stilat und Strafe - Bemerkungen zum sogenannten
N Como en nota 37. «Insclbeispieh in Kants Mctaphysik der Sitten, en: LANDWEHR
(ed.), rreiheit, Gleichheit, Selbstandigkeit, 1999, págs. 73 y ss.
'" Como en nota 37.
4S (Nota 37), pág. 455.
JJ Como en nola 37.

lOO 101

-,---"-_. ~-

sustitu ida. En esa situación lo que viene a decir
la teoría del ejemplo de la isla es que una socie-

la libertad «posesión inteligible» (dicho de forma
más sencilla: la propiedad) un ejemplo que se
dad civil no debe disolverse antes de haber ter- puede trasladar fácilmente a otras facetas de la
minado sus deberes. Para aclarar la exposición libertad, es decir, a todos los derechos. Para evi-
supongamos que en lugar de rclribución se trata tar una recaída desde una posición jurídica a una
del aseguramiento de individuos peligrosos y posición de poder cuando hay una disputa sobre
dicho aseguramiento queda definido de modo <<lo mío» y «lo tuyo», cualquiera tiene derecho a
concluyente como reacción jurídicamente nece- obligar a cualquier otro il «someterse a una Cons-
saria frente al ddito: en caso de que dicho asegu- titución civil>Y. En ese momento aún no se habla
ramiento sólo pudiera ser realizado por una de- de la pena, sino exclusivamente del fin (¡!) del ase-
term.inada sociedad civil también debería ésta guramiento de la libertad en forma de juridici-
llevar ,1 C<1bll est,1 ldrea ,1nll's de su disolución. dad, y ello a través de la garantía de una resolu-
El problema no consiste, pues, en si una socie- ción judicial que se hará respetar mediante el uso
dad civil puede lícitamente disolverse antes de de la violencia en caso de necesidad.
haber cumplido con sus deberes -ello no podría
suceder con independencia de que se trate de un Si pasáramos directamente de dicha posición
deber de retribuir o de casti<>arv preventivamente al Derecho penal nos encontraríamos con una
en la medida que se trate de normas de validez pena preventiva, dirigida, precisamente, al ase-
universal y de reacciones al delito que carecen guramiento de derechos. Sin embargo, 'en ese
de a Iterna ti vas- sino l'n si la retribución pcr se caso la persona que debe sufrir la pena se vería
fundamenta un deber de castigar y no sólo degradada il ser tratada como una fuente de pe-
otorga una autorización para el castigo. ligros que debe ser asegurada; en palabras de
En KANI la sociedad civil integra para seres KANT, «confundido entre los objetos del Derecho
libres y racionales el marco adecuado para la de cosas»48. Por esa razón KANT no da comienzo
convivencia (y la libertad como «independencia a su discurso sobre el Derecho penal hablando
de la arbitrariedad impuesta por otro» es para de la tarea de la sociedad civil, sino de la «idea
KANT el único «derecho natural»~6); pues sólo en de nuestra razón práctica» de que «el mereci-
la sociedad civil queda garantizada la libertad, miento de pena» va asociado a la infracción de
como muestra Kf\NT en el ejemplo de la faceta de
17 (Nota 37), pág. 3()6.
lO (Nota 37), p,\g. 34:;. IH Como en not" 37.

102 103 , .
.'

la lelo; en otras 1'a1<1br,1s, la vinculación del in-
justo con la pena debe deducirse «de los princi- construcción"2.

a cabo por sí mismo y que no está pendiente de

pios de una legislación moral» de acuerdo con Por lo t,mto, la argumentación de KANT sobre
la cu,11 «todo delito ... es en sí mismo punible, la ley penal como imperativo categórico no es
esto es, provoca la pércl ida (al menos parcial- suficientemente sólida; se podría entender como
mente) de la felicidad»'ilJ. El fundamento de esta admisible una renuncia a la pena o a una parte
idea es la idea general de la razón pura, desarro- de la pena siempre que dicha renuncia no con-
llacb ya en la CrÍ! ¡ca de la razón pura, de que tanto lleve la lesión de los derechos de otros, en espe- ¡
el merecimiento de felicidad y la felicidad como cial cuando no conlleve tampoco lesión alguna }.

el merecimiento de la desdicha y la falta de feli-


5
del principio de igualdad ni peligro para la esta- t
cidad se corresponden necesariamente !. Si se bilidad del ordenamiento jurídico. En este sen- (:
(
acept,1 csta conexión qued,1 efectivamenle justifi- tido ~e podría perdonar al delincuente juvenil o
cada b secucnci,1 de delilo e imposición de un al delincuente que delinque por primera vez
mal CllllHl algo justo; sin cmb.!rgo, no queda con parte de ~u culp.lbilidad, qUC'lLíndose b res-
ella también justificado el tratamiento de esta puesta en una medida educativa (en el caso del
cuestión como deber de la sociedad civil; pues menor) o en una ~u~pensión condicionada de la
par,) ,lsumir como válido un deber de esas CJrac- pena (en el caso del ,lutor primario). El propio
terísticas tendría que quedar caracterizada la so- KANT era probablemente ajeno a un rigorismo
ciedad civil como una ejecutura de b «idea de simplista; pues se encuentra en su obra lá idea
nuestra raZlll1 prúctiG1», lo que sería una contra- de qUl' si la pena se evidencia C01110 "justa», su
dicción en sí misma, porque en la idea se trata de medida legal debe ser determinada -en el marco
la necesaria asunción de un «orden de las cosas» de lo que todavía se pueda entender como Ta-
establecido, es decir, que se mantiene y se lleva lión 53_ «de forma prudente y con indulgencia»5\ i
I
--- ---
'<l (Nnt~ 3H), pág. 150. HC1FFE duda de que esto también l·
52 KANT (nota 51), pg. 683.
represente el comienzo dc' una teoría del Derecho; en: idclIl
,,1 Metilphysik der Sitten VIC!I.ANTlUS en: Kants Vorlesun-
I
(ed.), Illlmanucl Kant. Mctaphysische Anfangsgründe der
Rcchtslehre, 1999, p~gs. 213 y S5., 220 y s. Sin embargo, los
cOllceptos «nlcrecinlÍcnto de pena» y cspcciahnentc «delito»
gen, edición de la Academia de ciencias de Gotinga, tomo
lV, Vorlesungcn über Moralphilosophie, 2·' mitad, primera
I
parle, 1975, págs. 475 y ss., 555 (núm. l11il!"ginal 332). r
(respeLlo .l dio not<1 50) hablan a favor de lil conexión con
,., KANT según VK;ILANTlUS (notil 53), pág. 553 (núm. margi-
una tCOfÍtl jurídica.
nal 319); todavía miÍs reliltivista (hipotético) idelll, Carta él
sr1 Como en 11(1[<1 49.
Erhard de 21.12.1792 (1), en: H. E. FIS(lIII{ (ed.), BriefwC'chsel
" K,\NI, Kritik der rcilwn Vernunft, 2·' ('d., 1787, en: como
von Imm'lI1uel K'1l1l, Tomo 2, 1912, págs. 340 y SS., 341.
en not.) 37, tomo 2, pÓ~5. 676 y S5., 6HO y 6H3.

105
lOí
Tilmhién en otros lugilres relativiza KANT lo
categórico del deber de castigar. Si bien es cierto
• •
den de las cosas» hubiese de ser construido por
la sociedad civil, se llegaría a consecuencias que
acabarían llevando Ild II[Jsurdu11l todo el punto de
que tal deber debe existir yil que «si la justicia
partida en su conjunto. La idea de una conexión
desap,lreciera ... no tendría ningún valor la vida
necesaria entre delito y pena no se encuentra ais-
de los hombres en la tieITil,,55, KANT también
lada, sino que junto a ella y en el mismo rango,
quiere, siguiendo la línea del pragmático PUfEN-
es decir como idea de la razón pura, se encuen-
DORF5(" reconocerle al «soberano» un supuesto de
tra la del merecimiento de la felicidad y la felici-
« Cl7S liS Ilecessitlltis» que exceptúe la justicia
dad, y también esta conexión podría ser formu-
cuando han participado en el asesinato tal canti-
lada como imperativo categórico: ¡Es un deber
dad de ciudildanos que la ejecución de la pena
categórico que las obras buenas reciban su pre-
de llluerte que todos los participantes merecen
mio! En primer lugar, se podrí,l pensar con ello
conduciría a «exterminar a la población llle-
en una compensación de las obras buenas con el
di,lnte 1<1 ejecución de la pena»57. Cabe afirmar
deli to, en la misma lÍne,l en la que, por ejemplo,
que L'ste G1SU, con alguna modificación, no sólo
PUFENDORF quería que se actuara con indulgencia
pertenece el la teorü¡: ¿tendrían que ser ejecuta-
«en los casos en los que el autor puede remitirse
dos todos los integrantes de una ciudad que, in-
él los méritos dignos de premios extraordinarios
curriendo en traición, hilyan colaborado con el
y especiales que ha realizado para el Estado»5H.
enemigo? Ll respuesta es en el caso de PLJFEN-
La penil, entonces, no sería impuesta como con-
IX lRl' -sin qUl' cllu sorpI"l'IlLhl- y en el caso de
secuencia de todo delito, sino sólo de aquellos
K¡\NT -de furma snrprendl'I1lC- «no». También
que convirtieran el saldo en negativo. Aunque
KANT coloca por lo tanto aún por encima de la
es cierto que podríamos empeñarnos en mante-
justicia la permanencia del pueblo y con ello del
nernos en una especie de rendición de cuentas
Estado y de la sociedad civil una máxima mo-
individualizada, de tal manera que cada delito
derna, pero poco compatible con el sistema kan-
podría quedar vinculado con la correspondiente
tiano. pena, en ese caso también deberían ser contabili-
Pero si a pesar de ello, en lo que respecta a lo zadas las obras beneficiosas de forma individua- ¡."

categórico, hubiera que seguir a KANT y el «or- lizada y ello de fOfma igual de categórica.
Tanto si se lleva a cabo un saldo compensato-
" KI\NT (nola 37), p<Íg. 453.
'h PUHcN1Kll~1 (nota ltl), 2.13.13 il/ f¡l/f.
'B PUFENDORF (nota 18), 2.13.15.
" KANT (nola 51), pAgo 682.

107
106
., .


rio como en caso de balances individualizados
-la sociedad civil result,l ser una instancia abso-
I
i el
de lratamiento orientado estratégicamente en un
sujdo que «no liene más remedio que confesarse
a sí mismo que se le ha tratado correctamente y
lutanlente inadecu,lda para cumplir las tareas
que su destino es completamente adecuado a su
que quedarían pendientes debido a que carece
C0111 portauliento» 60.
de un código sobre las obras dignas de premio.
Por ello su contribución necesariamente sería Pero, ¿cuál es el destino del delincuente? KANT
fragmentaria en lo que respecta a la correspon- responde con una especie de imperativo categó-
dencia tanto entre merecimiento de felicidad y rico invertida en negativo: «el mal inmerecido
felicidad como entre merecimiento de desdicha que ocasionas a otro ciudadano te lo haces a ti
y hlta de felicidad, es decir, limitada a un as- mismo... Sólo el derecho de retribuir con el
pecto, el delito y de tal modo que queda confuso mismo mal (ills talionis) ... puede determinar de
si por un fragmento se puede juzgar a la totali- forllla concreta la c¡llid,ld y cantidad de la pella;
dad. En esa situación carece de toda plausibili- cualquier otro ... no podría contener una propor- i
d,ld la exigenci,¡ de proceder calcgóric,lmente; ción mn el juicio de la justicia pura y estricta a ¡"
m,1:-; bien parece que no debería imponerse una causa de otras consideraciones que se entremez-
pena justa que carezca al' un motivo útil. clall»61. Textualmente ello significa que el que
La crítica se puede seguir ampliando de forma asesina se mata a sí mismo -en ello insiste KANT
sencilla: la iden del mundo racional, del «reino con energía 62 _, y al que hurta un anillo de o~o se
de 1<1 indulgencia""" Y la JJI'(1Xi~ de la pena no se le privC1 de otro anillo (adem,ís del anillo que
pueden vincular inmediatamente sin más. A pe- deba entregarse para hacer frente a la responsa-
sar de ello sería temerario o, peor todavía, inco- bilidad civil). Con esto último, sin embargo, no
rrecto entender la posición de KANT sólo como estaría KANT de acuerdo, y por cllo prefiere ofre-
, '

una oposición fallida contra los argumentos uti- cer para el hurto la siguiente propuesta revestida' i
Jitarist,ls de 1,1 filosofía de la llustl'ación. KANT jurídicamente: «Quien hurta genera inseguridad
sustituye el principio cognitivo «¿cómo conducir par<1 toda propied,ld ajena; él se arrebata por "

a los i ndivid uos?» por el principio normativo


o" KANT(nota 38), pág. 150; también idclll (nota 37), pág.
¡
¡
«¿qué se merece una persona?», consiguiendo 456: "Adelll,ís, hasta ahura no ha oído nadie que un sujeto
con dio un concepto de pena en el que d que condenado a muerte hubiera protestado porque lo que le su-
sufre el castigo queda Lransfonnado de un objeto cede resulta excesivo, es decir, injusto».
61 KANT (not" 37), págs. 453 y S.
62 (Nota 37), pág. 455.
"J KANT (not'1 51), p,íg. 6tl2.
109
lOH

,~' ...

tanto (de acuerdo con el Derecho de la rdribu-
ción con el mismo mal) la seguridad de toda po-

tiempos de seguridad general el hurto de un ani-
llo de oro aprovechúndose el autor de una teme-
sible propiedad; carece de todo y no puede obte- ridad manifiesta de la víctima, da lugar a una
ner nada, pero quiere seguir viviendo; para ello, 1esividad social más bien insignificante con inde-
entonces, no existe otra posibilidad que ser ali- pendencia de que se trate de una cosa valiosa
mentado por otros. Ya que esto el Estado no 10 para la víctima temeraria, en la medida en la que
har,í gratuita men te, el dcli Ilcuen te tiene que ce- el hecho, precis,llllellle, sólo p¡lfeCe amenazante
derle su fUl'rza para los tr¿lbajos que éste estime para propietarios temerarios. Con carácter gene-
conveniente (penas de galerils o de tr,lbajos for- r,11, el daño social no puede ser determinado abs-
zados), incurriendo en una situación de esclavi- tractamente med iante una simple observación
tud que puede ser temporal 0, incluso, si se con- del autor y del hecho sino que más bien depende
sidcr,l conveniente, par,l siempre)/)~. de la fortaleza o la debilidad de la estabilidad
de la estructura normativa de la sociedad: una
Lo que sucna como un intento bastante tosco sociedad segura de sí l11ism<1 64 castiga de formu
de justificar penas como la de g,lleras y de traba- más suave que otra que se encuentra amenazada
jos forzados p,lra Jad rones es materialmente un de disolución, etc. Con ello se echa a perder la
punto de parlida que lleva mucho más ,111á del plástica simetría del Talión -¡que no es su ven-
Talión: KANT no enfutiza especialmente en el pa- taja menos importante!-; pues no se puede de-
saje citado el daño que se ocusiona «a otro con- ducir el daí'lo social a partir de la víctima-il1divi-
cillCLldano" (con el ejemplo de 1<1 pérdida de un d[(al. De esta manera no es casualidad que KANT
anillo de oro), sino cuál es el principio gel1eral necesite tejer varias líneas argumentales enreve-
que ha lesionado el autor (la inviolabilidad de la sadas para vincular el hurto y la pena de trabajos
propiedad), precipitándose él mismo COI110 con- forzados.
secuenciu de la lesión de lo general en la posi-
ción de un esclavo, y por un espacio de tiempo Sin dicha plástica simetría, sin embargo, ya
cuya duración es independiente de los pagos sólo es posible determinar la medida de la pena
que pueda realizar el autor por el valor de un en relación a los intereses y fines de los 111iem-
anillo de oro; pues el mal que el delincuente ha I
h4 HEcEL, Grundlinien del' Philosophie des Rechts oder Na-
ocasionado «a otro» no es idéntico a la lesión de
turrecht und Staatswissenschaft im Grundrissl', 1821, en:
lo generaL al dail.o social. Así, por ejemplo, en Glockncr (ed.), Georg Wilhclm rriedrich Hegel S;imtliche
Wcrke. J ubiWumsausgdbc in 20 [l,ind¡>l1, tomo 7, 3') ed., 1952,
,,' (Nota 37), págs. 454 y s. § 218 con comentario.

111
110

bros de la socied<ld civil 65 ; en concreto, un anillo
de oro y los II"lb,ljOS for/"ldos no querl<ln com-

Todo es de otra manera respecto al moderno
concepto funcion"l de culpabilich1Cl: no sólo le
pensados sin m,ís de acuerdo con la idea de la otorga a la retribución de \¿¡ culp"bilidad un fin
pena, sino que más bien se debe averiguar en -si se quedara ahí sería hacer las cosas a me-
primer lugar cuál es el valor que tienen la pro- dias-, sino que determina ya la culpabilidad de
piedad y la libert,ld teniendo en cucnta las rela- acuerdo con su idoneidad para alcanzar el fin.
ciones instrumentales de las personas. Por ello Con ello la culpabilidad se presenta como la ne-
también una pella adecuada a la culpabilidad cesid<ld de estabilizar mediante la pena la vigen-
ajena a fines no sería más que una simple qui- cia del ordenamiento jurídico, siendo la medida
mera en lo que respecta a su medida: o bien se de la pena la necesaria para la estabilización (no
para la mejora)(,(,.
tr"ta de un.l pena que esconde una correspon-
dl'IKi,l con fillL'S -en ese caso tcndrÍ<l una me- Par,l concluir Clln KANT: en lo que se refiere il
did,l, pero en rcalid,ld I1l) serviría a la pura com- clase y a la medida de la pella como Talión su
J¿¡
pens,lClOn de la culpabilidad-, o bien se razonamiento -quizós con la excepción de algu-
mantiene ajena a fines y con ello carente de cual nos casos referidos a la pena de muerte- se ha
quicr vínculo con intereses cuantificables, en quedado sin influencia, sobre todo después del
sentido textual inconmensurable. conocido sarcasmo de HECEL: «ojo por ojo, diente
por dit'nte, al fin.,l uno puede representa,.rse al
b" Sin C'nlb~HhO, t<1111bil;n habría qlll' pensar en una sinlctría autor tuerto o uesdentado»b7. La misma falta de
entre 1.1 nchaciún de lo hCl1cral -del Derecho-- por parte del
autor y su carencia de Dnccho. K\NT (nola 37, p,\g. 452):
,,,, Particularidades en ]AKOl\S, Schuld und Pravenlion, 1976
«Aquella infracción de 1.1 ley públicd que convierte en inca-
(= Culpabilidad y prevención, en: Estudios de Derecho pe-
paz de ser ciudacL1110 del Eslado al (lue la comete se deno-
nal, 1997, piÍgs_ 73 y ss.), p,\gs. 8 y SS.; ídem, Über die Behal}-
mina delito». En K.'NT sin embargo se m<1ntiene siempre la
dlung \'on Wollensfehlern und Wissensfehlern, ZStW 101
"personalidad innata» (p,íg. 453). Todavía más radical WOl.rf
(1989) (= Sobre el tratamiento de los defectos volitivos y de
(nota 23, §§ 2'19 y s.): «ganado», «perro r<lbioso»; posterior-
los defectos cognitivos en: Estudios de Derecho penal, págs.
mente Fichte pMa autores de delitos graves: «una cabeza de
127 y ss.) págs. 516 y ss. (en sentido contrdrio BOCK, Ideen
ganado" (Grundla~;c de, N'lturrcchts nach l'rincipien der
und Schimaren im Strafrecht. Rechtssuziologische Anmer-
Wissenschaft,khre, en: \el J. Fl(llTl, ('d., Sammtliche Werke,
kungen ZUf Dogmatík der positiven Gcnl'ralpriivention,
2" ¡'Mil', tomu 1, p,íhS.\ y ss., 278). Pero en ese caso faltaría
ZSlW 103 [1991[, págs. 636 y ss.) ídCIIl, 0,15 Schuldprinzip,
un fundamento pMa pasar dircctanlentc de l<lS lesiones a la
1993 (= El principio de culpabilidad, en: Estudios, p,ígs. 365
PWI,icdad a 1,1 pena de tr,ll),ljos [orzados. Sobre la confusión
y ss.), p,ígs. 8 Y ss., 26 Y ss.; ídCl/I (nota 4), 17/18 Y ss., con
de KA"T cntrl' retribución [ormal y matcri,ll vid. OBERER, en:
ulteriores referencias_
flRANlll (cd.), Rcchbphilosophie del' AufkLirung, 19H2, págs.
he HECEl. (nota 64), § 101, comentario.
~9<) Y ss., 414 Y ss.; 1-1011'1 (nota 49), p,\g. 227_

113
112
influencia ha venido leniendo la pretensión de
K\NT de que al delito le tiene que seguir la pena
• 1Il.

LA PREVENClÓN INTIMIDATORIA EN
FEUERBACH
de formel categórica, Ulla exigencia que el propio
K,\NT relativiza Illediante el reconocimiento de
un CilSllS }/cccssitu[ is -al que ya se ha hecho refe-
rencia el nteriormente-; incluso se podría renun-
ciar a la pena en casos l11enos dramáticos si exis-
tieran equivalcnll's funcion,lles a la misma. Sin
e1l1b,lrgo, el postulado de KANT de que el autor
n(1 debe ser conlundidu entre los objctus del De-
recho de cosas sigue siendo una conquista válida
h"sl;¡ la actu,llid,ld, que ,ntnque no se pueda en-
tl'lllll'r ,'Olllll "bsulul.1'" sí que 11<1 lenido una am-
pli" ,Kl'~ll'1Ci\ín. Ln l\lllo ,'"su se lllLlIllil'nc abierta La dificultad de determinar la medida de la
la cuestión de qué aporta la observación de di- pena con el principio «punitur, quia peccatum
cho postulado cu,lIldo el propio KANT no excluye esb>, es decir, sin tomar en consideración fines e
penas de trabajos forzados"". intereses, es escamoteada por FEUFRflACll distin-
guiendo, por un lado, entre la secuencia sil' la
amenaza penal y del hecho y, por otro lado, la I
del hecho y la pena; este autor asienta la ame- I
naza penal en el reino de los fines, considerando
sin embargo que la imposición efectiva de la
pena debe mantenerse en el de la retribución'
justa ajena a fines. ¡

I
FEUERllACH se define como kantiano, quedando
ello evidenciado en su obra escrita incluso antes
de desarro]Jar su teoría de la pena y de la pre- ¡,

vención intimidatoria71J ; cuando él se refiere a !.


t
f
l,' ejemplo sobre v.
1'01' LiSLI vid. i/lfm notas 164 y s. 70 En especial en: Kritik des natürlichen Rcchts als Propii- l',;
deutik zu einer Wissenschaft der natliriichen Rechte, 1796; al
,." Como en nola 63. ¡
\\1 115
KANT para el desa rrol1o de esta teoría, por tanto,
no se trata sólo de una remisión aparente a una
• •
crecionales>/4. En este contexto, en su opmlOn,
resulta completamente indiferente si el uso del
autoridad para intentar cortar de partida las crí- derecho es o no una conducta moral siempre que
ticas con un gran nombre, sino de la explicación otro no quede sometid0 75 • Si alguien impide al
del contexto fi]OSllfico en el que argumenta y di- titular del derecho disfrutar de la libertad, pasa
cha art~umentación es, buscando la mayor conci- a ser imposible para éste decidirse a favor de lo
correcto a partir del reconocimienLo del deber,
sión, la siguiente:
de la moralidacf 6, y por ello está permitido por
Para FFlJIORBAClI el Derecho trata de la detenni- la ley moral hacer uso de la violcncia 77 : «El Dere-
ll,lCil)n de lil liLlCrt,ld -estu en contraposición a la cho cs ... una permisión de la coacción determi-
moral como ámbito de los deberes-; a partir de nada por la razón en virtud de la ley morah/8 .
:
esta idea considera que el reconocimiento de un Todo ello podría deducirse, aunque no se trate ¡.
I
deber por la razón delermin,l (<<obliga») a la vo- de pensamientos propios dL' KANT, de éstos y lo I
!.
ltml,1d a reali/,,1r una conducta conforme a de- mismo sucede con la conlinuación del discurso I
l.

ber71 , en tanto que «mediante el sistema de los en el sentido de que los derechos se encuentran I

derechos" par,l cuyo conocimiento FWERBACH en una situación de absoluta inseguridad en el


,1Sumc una capacidad jurídica propia de la ra- estado de naturaleza y que, por ello, es necesario i
l.

zón,2 «queda JiLwri1do mi ,1Ibedrío»; éste puede pasar del estado de naturaleza a la sociedad ci- r
«cll'girentre fines y acciones contrapuestos>,?J.
9
vif ; ésta es entendida incluso únicamente co;no I
¿Cuáles son, pues, los derechos de una persona? t·i .
74 (Nota 70), pág. 294.
FWERBACH responde que hacer (o dejar de hacer) l.
75 FWERBACH pone el ejemplo del suicidio; (nota 70), págs.
todo lo que no afecte a los derechos de otros -es 290 y s.
decir, su libertad-o «Tengo un derecho a todo 7" Esto no resulta plausible para impedir las consecuencias

aquello que no supongi1 tratar a otro ente racio- de una conducta inmoral (nota 70, págs. 289 y ss.) o moral-
mente neutra (nola 70, págs. 287 y s.) que ya se han eSCilpado i
nal como medio de mis caprichos para fines dis- al control del que ha actuado. A FEUERHAClI le importa la ga-
rantía de un espacio de libertad, la liberación de IUteldS, por
--~---~-

respl'clo C;/\II /\S, J. 1'. 1\.. Felll'rbachs «!<ritik des nalÜrlichen lo que recurre ill argulllento de que se tendría quc favorecer !.
Rcchls",I')(,4.
71 FnllRII/\Cl1 (nota 70), pg. tl4 V pnssilll.
una cOllducta moral sólo p<lfil apoyar una conclusión alcan-
zada mucho antes.
77 (Nota 70), p,ígs. 247 Y ss.
¡.
" (Nota 70), p~gs. 237 y SS., 244.
7' (Nota 70), p,ígs. tl6 y 24\1; al respecto CALLAS (nota 70),
7H (Nota 70), pág. 249. L
i
79 FEliER3ACII, I\.nti-Hobbes oder über die Grenzen der !
págs. 11, 19 Y S., 24 Y ss.

116 117
<,institución para una seguridad posible»811. La

cunstilucic)!1 de la sociedad civil como sociedad

se encuen tra unido a la facultad de actuar con
violencia frente al que quiere deteriorarlo
-FF.lIFI\I\AClI habla de un "derecho de dcfensa»H7-
«org,1niz,1d,1>" es decir, como Est,1do, debe do-
tarse de la viokncia coactivil quc es necesMia y la pena (junto a la legítima defensa) tiene que
l
para poder ilnponer los derechoso . La finalidad explicarse como una especie de «defensa», en
del Estado es, por consiguiente, la garantía de concreto de la siguiente manera: «La finalidad
los derechos, y ello significa tanto en FEUERBACH del Estado es la reciproca libertad de todos los
como ya en K¡\NT, de la libertad; en palabras de ciudadanos o, dicho en otras palabras, el estado
FFUFRB¡\CI1, (da recíproca libertad de todos los ciu-
en el que cada uno puede ejercitar completa-
mente sus derechos y se encuentra seguro frente
dadanos»82.
a ofensL1s. Cad,l ofensa contradice por lo tanto la
1\ pMlir de ,1quí :-;l' lermina, sin cmbL1rgo, el natur,llez,l y I.l finalid<ld de 1<1 ,1sociación de los
acuerdo con \(¡\NTo 1 • FH!I'RIl¡\l'Il rechaza la vincu- ciudadanos y a causa de dicho fin es necesario
lación Iíl/II/Íilllil con la idea dl' UIla armonía entre que quede absolutamente exc/uida cualquier
merecimiento de felicidad y felicidad como «una oj¡;nsa dentro del Estado»HR. En la medida en la que
idca merL1ll1cnte mora¡,,~4: "El Estado debe bus- el EstL1do, sin embargo, no puede físicamente
car la protección del orden j/lrídico medi,1l1te pe- "encadenar a todos los ciudadL1nos», tiene quc
nas; en rel,Kiún al moral sólo podemos tener es- hacer uso de «cadenas» psíquicas eficaces H9 • YL1
peranza en la fe»85; ella «le corresponde sólo a que no se pueden extirpar totalmente las'«incli-
I)ios comu goLwrn,1I1ll' moral del I11l1ndll»0(,. Sin ndciones incíviG1S (,lntijurídicas»>'I" medi,mte
embargo, el Derecho, como ya se ha mostrado, educación, sigue siendo necesario, para aquellos
------ que mantienen malas intenciones, <<reaccionar
hi1chstcn Gcw~lt und das ZlVangsrccht der 13üger gegen den contra lo sensual con lo sensual, y neutralizar las
Oberherrn, 1797, p<,ig. 39. inclinaciones con inclinaciones opuestas, los illlpulsos
't, (Nota 70), PÚh' 25.
" (Not,) 79), P<ÍhS. 3..\ y s., con nota p. 35. sellsuales a rmlizar el lzec/1O con otros impulsos sen-
'2 FFUFRllAé'\ 1, Revisiul1 del' Grullds~tze und Grund.bchriffc suales»"I, y este efecto de la compensación de la
des pl1sitiven pcinlichen R('chts, Primera parle, 1799, pág. 39.
H1 S"brc esta cuestión NAucKE, Kant ul1d die psychologis-
'7 (Nota H2), piÍg. 38.
che Zwangslhcorie Feucrb'1Chs, 1962, págs. 74 y ss., 79, ¡JI Y
,., (Nota 82), pág. 39 .
ss. .,e, (Nota 82), pág. 40.
"4 I'EUFRBAUI (nota H2), pág. 26.
"" (Notil 82), pá h . 43.
" (Nota H2), pág. 34. '" (Nota H2), págs. 44 y s.
H6 (Nota H2), pág. 30.

119
118

mala inclinación mediante un lemor mayor se



consigue «(UIlIldo cada ciudadano sabe con seguri-

de hacer a nadie lo que es su derecho 96 : «Tengo
el derecho absoluto de exigir a cualquiera que
dad que a /a i/lFrncció/I seguirá 1111 /IIal /I/I7!10r a Ilqud no entre en mi mori1da; también puedo estable-
que correspo/lde (/ /a i¡¡satisfacción de /a Ilecesidad de cer para la entrada ciertas condiciones sin cuyo
realizar /0 (/cció/I»'l2, es decir, si existe una ame- cumplimiento ésta no es posible. El Estado tiene
naza penal suficienlemente elevada y el ciuda- en la misma medida perfecto derecho a condi-
dano no duda de su próximo cumplimiento en cionar las acciones antijurídicas mediante un
caso de que delinca. Éste es el núcleo de la teoría mal perceptible por los sentidos: y esto es lo que ,, .

denominada por el propio fEUERlJACH como teo- hace realmente cuando persigue una acción con
93 amenazas penales»97.
ría de la coacción psicológica .
T,ll y como esta teoría se ha expuesto hasta Enseguida sigue al pasaje citado el trata-
aquí, se ocuP" de una pur,l relación instrumen- miento del fundamenlo jurídico de la ejecución
tal: la amen'lza tiene la finalidad de asegurar los de 1" ).'en,l; sobre est" secuencia de delito y cum-
derechos de la persona"¡ Y la ejecución de la plimiento de lo a l11enazado dice lo siguiente: «lo
95
pen,1 la de hacer creíble la amenaza . Esta rela- uno no puede tener lugar sin lo otro. El mal no
ción estra légica no puede, sin embargo, ser sufi- puede ser impuesto sin el delito, el delito no
ciente para el kantiano FEUERlJACH y por ello puede ser cometido sin que el delincuente se ex- i
I
busca, en par<1lelo <1 la relación instrumental con ponga a la pena»98. A partir de esa vinculación
el ser sensll<1l, un" fundaml'nlación jurídica para necesaria construye FEUERBACll un consenti- I
el ser racion,,\. Encuentra la fundamentación ju- miento del delincuente, siendo éste el funda-
rídica para la amenaza penal en que el titular de mento jurídico de la imposición de la pena:
\ "

un derecho absoluto, es decir, de una posición «Pues el otro tiene derecho a vincular la acción I
jurídica que obliga absolutamente a los otros, no a esa condición; yo tengo consecuentemente que
perjudica a nadie si para el caso de la lesión del someterme a la condición o bien omitir la ac-
derecho amenaza a otro con algún tipo de mal; ción»99.
pues con dicha amenaza no impide hacer o dejar
La argumentación de FEUER13ACH no es conclu-
u, (Nota g2), págs. 45 y s. 96 (Nota 79), págs. 220 y s. (nota 82), pág. 53. ,: .
'n FFlIlIUW.ll, Lehrbuch des getncinen in Deutschland gül-
97 (Nota 82), pág. 53.
tigen peinlichen Rcchls, 11" ('d., 1932, § 14 in filie.
'" FEUERBAC11 (notd 79), pág. 221
"H (Nota
(Nota
82),
82),
págs. 53 y s.
pág. 54.

9S (Nota 79), pág. 226.
99
i
l.
121
IZO I
'-
r
-....--'~,---"
~

vente por dos razones (una relacionada con la


c1111enaz,l pen,ll y otra con la imposición de la
• .'
menos dicha personalid;¡d amenazar antes del
hecho a los aulures polenciales con cualquier
pena). La primera es que es falso el punto de tipo de horror cuya realización no estaría permi-
partida de que un,l persona que no tenga dere- tida; así, por ejemplo, en caso de que se produ-
cho a realizar una determinada acción pueda ser jera el hecho, proceder a matar renunciando a
amenazada de forma legítima en caso de lesión otros medios menos lesivos a mi alcance: no les
del Derecho con consecuencias terribles o «con amenazaría en todo caso con la pérdida de su !
cua Iquier tipo de martirio». Sólo puede lícita- actual libertad -ya que los otros carecen de la
mente ,;er amenazada con aq\lellas consecuen- libertad para el allanamiento de morada 101_,
cias que una persona en derecho ha de tolerar y pero en caso de producirse el allanamiento de
l',;l,l';, desde luego, no coinciden sielllpre con lo mOr";llb les 'lllll'I1'lZ.1ría con b pérdida de la li-
qUl' el titular del derecho puede inventarse arbi- bertad que mantienen a pesar del delito 102 • En
trdri'lllll'tLte. Si, ,1provechandu el ejemplo de otras palabras, lo que satisface el pUfO capricho
FUIII,H¡\( 11, yo puedo l'xigir que nadie entre en de 1,1 víctilll<1 -1,1 víctilll,l ,ll11('11<1Za en caso de
mi IllOr<1lb ya pesar de ello alguien entra, puedo una pequeña infracción con la destrucción del
expulsarlo, denlro de los límites de la legítima autor- no es tampoco una reacción jurídica, in-
defensa, pero sólo dentro de dichos límites, es cluso aunque el autor teng<1 libertad para evitar
decir ponerlo en la calle con violencia e incluso la violación del derecho. La fundamentación de
en (.150 extremo de necesidad dispararle y arro- FEUErWAClt para la determinación de la amenáza
jarlo fuera; sin embargo, no es posible descuarti- pena l, por lo tanto, no se sostiene.
zarlo en vida o someterlo al suplicio de la rueda.
con la reproducción (abreViada) de VORMDAUM (nota 4), tomo
En terminología jurídica: tengo derecho a hacer 2, siglos XIX y XX, págs. 1 y ss., 27.
lo necesario, es decir, hacer uso del medio menos ](1] Sobre esta cuestión JAK08S, Nütigung durch Drohung

als Freiheitsdelikt (= Las coacciones por medio de amenazas


lesivo entre los medios de defensa adecuados.
como delito contra la libertad, en: Estudios de Derecho pe-
La razón para dicha limitación de la arbitrarie- nal, págs. 461 y ss.), en: !3,\UMANN el al., Einheit une! Vielfalt
d,lli es que el intruso mantiene su personalidad des Stmfrechts. Fcstschrift für Karl Petcrs zum 70. Ceburt-
stag, 1974, pilgs. 69 y ss.
jurídica a pesar del delito WU , prohibiéndome no
1112 C¡;OLMANN, Über die l3egründung des Strafrcchts und
der Stnlfgcsetzgebung, nebst eincr Entwicklung der Lehre
'"'' En este sentido tambic;n FEUERBACH CUilndo rechaza 1'1 von dem Mas~tab(' del' Strafen und der juristischen Imputa-
intimidación de otros como fin de la pena (nota 82), p;igs. 93 tion, 17<)9, citado aquí de acuerdo con la reproducción (abre-
y 5.; ¡dCll1, Uebcr die Strafc ab Sicherungsmittcl vor künftigen viada) de VClRM8AUM (nota 4), tomo 1, siglos XVIII y XIX, ¡'.
Bekidigungcn des Verbrechers, 1800, citado aquí de acuerdo págs. 282 y ss., 283.

122 123

;.' .
--¡--.- -
,
:'

Sin embargo, esto en segundo lugar, si no es
posible jurídicamente amenazar con cualquier
• •
quede absolutamente excluida cualquier ofensa
dentro del Esfado»107 -dicho sea de paso, un fin
r
,,
¡,<
P
1""
,lrbitraricdad como consecuencia de un delito cuyo fracaso demuestra cada hecho delictivo que
t,lmpoco es posibk h,lblar de que el autor con- se comete. Según FElJERBACII el fin sólo se consi-
sienle sin m,ís cualquier amenaza: puede ser gue si la pena amenazante tiene una entidad su-
descrito como una persona que sabe que tiene
que responder de su hecho de conforJllidad con
perior a la inclinación a comeler el hecho, -de
nuevo dicho sea de paso, en ese caso cada hecho
t. :.•·.
principios jllrídicosw3 y nada más. Con ello tam- demuestra que la amenaza era insuficiente. En

bi6n resulta improcedente el fundamento para la todo caso, la entidad de dicha inclinación es ¡::
ejecución de la amenaza. completamente independiente del daño que con ¡:
el delito se produce a la víctima o a la generali- 1:
prescindió posteriormente del fun-
FF.lIFRIlACII
damento que hemos tr,ltado p,lra la ejecución y dad: quien asesina por una suma de dinero más ,L,,
',1,

mencionó C01110 un lluevo fundamento sencilla- bien pequeña, como sucede por ejemplo en los
mente la «amenaza previa de b ley"w,¡. conocidos casos de asesinatos de laxistas, se abs-
/\h01-.1 bien, cabría conceder a FEUERBACH que
tendría de realizar el hecho si pronosticara con
seguridad que a continuación tendría que pagar
f,
t,.
tampoco se opondría él una limitación a lo nece-
el doble de la suma o pasar algunos meses en
sario allí donde habla de que el titular determi-
prisilí\1, pero quien calumnia a otro (por ejemplo
neldo de un derecho podría arbitrariamente dic-
.· 1(\', •\ J . un competidor que e\1 ese m0111ento le aventaja)
Id1" l
l'lllllIUlllll'S ; pl1es (' uenV,l lanto \ a
para salvarse Je una grave situación de necesi-
lcgíti ma defensa como la pena del derecho de
dcfells'1 1116 • La objeción principal no se refiere, dad provocada por él mismo (es decir, no excul-
llJ8
pante ) tiene que ser amenazado con la pérdida
por tanto, a la justificación de la amenaza que
lleva a cabo FFUERBi\ClI sino a su inidoneidad segura de toda su existencia para impedirle rea-
para conseguir el fin propuesto, es decir, «que lizar el hecho, es decir con la muerte o con ca-
dena perpetua. Los marcos penales de todos los
"" Así la construcción de un consentimiento en la pena en delitos tendrían por consiguiente que extenderse
GRL1CIO (nota 1),11, XX, lI, 3, al que se remite FEUERBACII (nota desde arrestos de bagatela hasta la pena máxima II
79), p,ígs. 224 y S. -una extensión prácticamente sin límites no de- t:: ;.
'04 FEUIRllAC11 (nota 93), § 17; ya id<'11l (nota 82), pág. 49;
idl'/11, Ueber die Straflo (natal 00), pág. 22.
,1
J07 (Nota 82), pág. 39. I
"" FEUIRUACH (nota 100), pág. 27. ("
1Il8 Al respecto ]AKons (nota 4), 20/1 Y SS., 12 Y ss. 1:
'"'' FEUmuAcII (nota 82), pág. 28. ¡~
!'
,.
~,.

124 125 J:-.: .


sead,l expresamente por fEUER13ACll; pues él pos-
tu\¡¡ba en realid,ld marCllS penales severos pero
• •
nace ninguna pena de bagatela en caso de asesi-
nato ni ningun,l pena que aniquile la existencia
estrechamente limitados l"" y así lo hizo cuando en G1S0 de un pequeÍlo hurto l l.1.
110
elaboró el Código penal bávaro de 1813 . Formulado de forma abstracta, con el punto
de partida de KANT sobre el talión, con su sime-
FWER13¡\CH incurre en el mismo error en el que tría perceptible por los sentidos, y el punto de
)',1 KANT había caídll previamente: éste, como ya partida de FEUERl3ACH sobre la supresión de las
se señaló, da comienzo a su fundamentación del motivaciones delictivas mediante motivaciones
talión con una simetría entre el daño que sufre contrapuestas no se puede comprender lo espe-
la víctima y la pena; el daño que se le ocasiona ...
cíficamente social del hecho punible, de tal ma-
"a otro en el pueblo» (nu: al pucblo) es algo que nera que lo social, incluso aunque posterior-
lll
realiza el autor contra sí mismo . KANT, sin em- menle es añadido por estos autores, queda
bart',o, gira enlonces ineslwr,1d,1l11elÜe hacia el infradesarrollado desde una perspectiva teórica.
dai'lo a 1<1 vigencia de la norma y abandona con
¡>
(; .
ello el único suelo sobre el que puede fundamen- f" .
", ,
t,lrsc el Talión con su simetría perceptible a tra-
,i
vés de los sentidosl1 2. A fUJFRllACH le sucede algo L
parecido: comienza argumentando con el mo- 1,
ti\'ll concreto de un autor para atentar contra un
~

1::,',
derecho, pero acaba tO\11ilndo en consideración r
p,1]'a la determinación del marco penal la impor- l'
tancia del daí10 social y, en consecuencia, no co- I
''''' FEUFE\lACH, Kritik des Klcinschrodischcn Entwurfs zu
cinel1l f1L'inlichcn Cesl'l/.bllche für die Chur-l'falz-B.lycris-
d1l'n ~ta"ll'n, ltill4, 1, P,)',s. :; y SS., 10 Y S., 11l, 1',\)',5. 117 Y
ss.; .11 respecto en l'l'l'fllndid.1d H. L. ~OIRElBLl', Cesel..: lInd
Richtl'r. Zur gcslhichllichen Entwicklung des Satzes nullum
crimen nulla poma "in<, !cge, 1Y76, piígs. 102 y SS., 10B Y S. l
111' 5tralgeselzbud1 ¡lir das Künigreích Bayern vom 16. Mai t
ltil3, Amniche i\usgdbe, lfl13, MtS. 4 y SS., 90 Y ss. y parte ,
'.. .
'.
especiaL In Arts. 142 y SS., 209 Y SS., 215 del Código penal para el ("
111 KAN r (nota 37), pógs. 453 y s. l'
reino de Baviera (nota 110).
112 SlIpra de nota 63 a not<1 65. ~. ,

127 !:;,'
126 '. :'

;..
l'
ir .,
---¡--
• IV.

CONTRADICCIÓN Y PRODUCCIÓN DE
DOLOR

A. HEGEL

El desarrollo del lado social del delito se halla


en el centro de la teoría de la pena de HEGEL, de
acuerdo con la cual el delito precisamente, no se
dirige contril «otro en el puebJo»114, sino contra
la estructura social, contra el Derecho mismo,
más aún, contra el principio de la juridicidad, el
«Derecho en cuanto Derecho»1l5. HEGI':L refor-
muIó en repetidas ocasiones su razonamientó,
introduciendo diversos matices ll ('; aquí me limi-
taré a la exposición en la Filosofía del Derecho

114 KANT como en nota 6l.


115 HEGEL (nota 64), § 97.
116 Una cxhaustiva exposición se encuentra en SCHILD, Ver-
brechen und Slrafe in der Rechtsphilosophie Hegcls und sei-
ner «Schule», ZRph 2002, págs. JO y SS.; rC'specto de la «cs-
cuela» de los penalistas, exhaustivamente RAMU (nota 4).

129

~'~
Derecho lo constituyen el concepto de Derecho

de 1820/1821 11 '. El objeto de esta Filosofía del

dida, ha de alcanzar concreción: al menos deben
quedar desarrolladas las formas de la juridici-
llK dad, es decir, la persona en cuanto titular de de-
y su realización, la idea del Derecho . En el con-
texto antes aludido de KANT, la «idea» era un beres y derechos l2l , la propiedad l24 , el contrato 125
puro concepto racional, una representación de y el injusto 126, apa reciendo este último, por tanto,
orden de la razón 119; aquí, para l-lEGEL, la idea es junto con la reacción frente al injusto, ya en el r'
2ll Derecho abstracto.
la realización -más o menos exitosal - del con- ,
cepto l21 . A su vez, el concepto de Derecho es la
Jibertad 122 , entendida ésta no como albedrío, sino
HEGEL concibe el delito como coacción l27 : «La l'
I
primera coacción ejercida como violencia por el
cumo espíritu ,1Ltivo. La re,lJización del con-
sujeto libre, que lesiona la existencia de la liber-
cepto, esto es, la actividad del espíritu la repre- (
tad en su sentido concreto, el Derecho en cuanto
senta HECEL en tres niveles: (1) Dere'cho abstracto i
!.
Derecho, es delito»12H, lo que significa, en térmi-
-1,1 persona en el Derecho en cuanto propietario-
(2) moralidadb exigencia frente al IJerecho de
nos ejemplificativos, que el autor, al inmiscuirse I
tener en cuel1t,1 la subjetividad- (3) eticidad -la en la propiedad ajena, lesiona el principio del res-
genenllización de la libertad de los sujetos en peto frente a las esferas de libertad ajenas. El de-
instituciones, scil. f,1Il1ilia, sociedad civil y Es- lincuente «niega» «la capacidad jurídica», emite
tado. De acuerdo con el programa esbozado, el el juicio de que no reconoce la propiedad ajena,
Derecho abstracto no puede prescindir por com- •
m (Nota 64), § 36.
pleto de tOlb realización -pues se pretende que 124 (Nota (4), §§ 41 Y ss.
se trate del primer nivel de la rm!izació1l-, sino 125 (Nota 64), §§ 72 Y ss.

que también debe represen lar ya la realidad, 12" (Nota 64), §§ 82 Y ss.
aunque sea una realidad mínima, y, en esa me- 127 De acuerdo con la concepción actual, también la estafa,
(nota 64), §§ 87 Y SS., es una coacción, es decir, delito; esta
calificación aún era discutida en la época de la génesis de la
117 Como en not" 64. Filosofía del Derecho de HEGFI.; al respecto, vid. EI.LMEI(, I3etrug
1" HIl,u. (nota 6-t), § l. une! Opfermitverantwortung, 1986, p,ígs. 22 y SS., 54 Y ss.
11" HFGLL, Wisscnschaft der Logik, zweiter Teil. Die sub- Est;! evolución sólo ha quedado concluida una vez que se ha
jektive Logik oder Lebre V0111 Begrift en: GLOCKNER, como en reconocido la lesión del derecho a que al sujeto no se le
not<1 64, t0l110 :C;, 19-\9, p;íg. 238. mienta en asuntos patrimoniales como elemento constitutivo
12l' ExhaustJv,lnwnte 1',\\VlIK, I-legd und die Vernünftigkeit del delito; sobre esto, vid. exhaustivamente P;\WLlK, Das
des Wirkliclll'n, Der St;lat -tI (2002), págs. 183 y ss. unerlaubte Verhalten bci111 Betrug, 1999, págs. 65 y SS., 127
Yss.
r
r
1" HEGEL (nota 119), púg. 239.
122 (Nota (4), §§ 4, 29.
12< HEGEL (nota 64), § 95. I
l.'~,.-
150 1.'31 ,.

---r--'-
10 que ciertamente constituye un juicio correcto
(<<verdadero») -de hecho, no reconoce la propie-
• •
situación de juridicidad, es decir, la idea del De-
recho, aunque ésta sea débil u,¡. La manifestación
dad ajena-, pero, C01110 formula HEeE!., es un jui- de la inadecuación del hecho delictivo para
cio «disparatldo», pues la legiti midad de la pro- constituir un punto de arranque comunicativo
piedad no est<Í a disposición dd autor, de modo tiene lugar a través de un recorte más o menos
qm' su vinculación entre usurpación y legitimi- intenso de la libertad, y, con ello, del alcance co-
dad sencillamente no significa nada respecto de municativo del delincuente, cuya incompetencia
,lmbas cllsas I2<J. Es por ello que HEGEL puede cali- se manifiesta de este modo simbólicamente: se
fiGlr el delito comn «nulo en sí misI11o»IJo, dicho le ejecuta o se le impide el uso de sus facultades
en términos modl'rnos: como manifestación que encerrándolo, se le priva del medio principal de
no permite anudar a ella la comunicación de intcrcam bio para obtener libertad, del dinero,
entre otras cosas, en resumidas cuentas: al autor i
modo permanenlL'; se trata de la «vulunt,ld par-
tindar cid delincuente»!.>l, un esbozo de la reali- se le suspende total o parcialmente como desti- 1:
lbd exclusiv,ll11Cl1te individual y sin futuro, natario y emisor en la comunicación. I
i
Para los ilustrados el dolor de la pena es un
puesto que éste pertenece a la idea elel Derecho,
a la «unidad entre concepto y realidad"m. Todo medio para provocar determinadas reacciones l'
10 dcm,ís sólo existe de maner,l provisional; a la psíquico-individuales o psicosociales, es decir,
l.lI"g,l, b rea]id,lC! y 1,1 r,lz{111 ,1C.lb'111 siendo idén- precisamente, una reducción de la motivación
ticas 1". Esto, sin embargo, en nada cambia el pe- delictiva. En KANT es una compensación mere-
ligro que d delito necesariamente comporta para cida del hecho malo. Distribuyendo los elemen-
la idea del Derecho, por muy escaso que sea el tos entre la amenaza de pena (como instrumento
desarrollo de esta ide,l en el Derecho abstracto. de prevención de delitos) y la ejecución de la I
La eliminación de esta puesta en peligro, la ma- misma (como ejecución merecida de la Ley), l
nifestación de que el delito no es una conducta FEUERBACH combina ambos puntos de partida. En t
de la que se pueda partir, asegura por ello la todo caso, sin embargo, el dolor de la pena tiene
efectos en cuanto faclllll/: como tal, en cuanto
1"" Juicio negativo-infinito (nota 119), pág. 324. algo que duele, es un instrumento de dirección Ii:
PO

L1I
(Nota (4), § 97.
(Nota (4), § 99. 134 (Nota (4), § 99; respecto de la teoría de la tolerancia del ¡
§ lOO cfr. JAKOU5, Der Zweck dcr Vergellung, en: KOTSALJS l'
L12 (Nota 119), p,ig. 239. l .
1.11 (Nota M), Vorrcde, piÍg. 33; al respecto PAWLlK (nota (ed.), Pestschrift für Nikolaos Androulakis, 2003, págs. 712 y
SS., 720 Y SS., con referencias.
[.
120).

152 133

..,
jj
o un equivalente del hecho malo. En HEGEL -al
l11l'nos en aquella entre sus fundamentacioncs
• B. REAI.IDAD DEL DERECHO

Es palmario que el hechu de infligir dolor pe-
.,

de b pen,1 que aquÍ es resaltada-, el dolor es nal puede ser comprendido como símbolo de
t,1mbién un ele/llell/o si/lllJó/ico, significa algo, a una contradicción; pues la destrucción o limita- ,
. saber, que la máxima configurada por el autor ción de la libertad del delincuente, es decir, la
es irrelevante, siendo relevante la del ordena- coacción dirigida contra él, muestra que su uso
miento jurídico. El hecho y la pena se toman en de la libertad no puede sentar precedente. Sin
su significado comunicativo, el hecho como afir- embargo, permanece sin resolver la cuestión de
m
mación de que el Derecho no es vinculante , y por qué precisamente se elige el infligir dolor
de que el autor disfruta de la libertad del estado comu símbolo, y no otra cosa. Pues téngase en
de naturaleza /1(Jbl)('~inno, la pen,1 como contra- cuenta que ya el fallo condenatorio constituye
dicciCl11, con el contenido de que únicall1enll' el una contr,ldicción del delito. ¿Por qué es necesa- f'
lkrl'chn puede cunc;liluir el 11111110 dl' partida de rio, ,ldem,ís, un dolor producido por b pena?1:l".
1<1 cnl1lunicaci6n. Con l'c;ta contradicción la es- ¡
Esta no I,¡ úniG1 cuec;liún cuyo pbntea-
l'S
:
tructura de la socicd,¡d queda confirn1,1d,1, de
miento se impone. En el Derecho abstracto úni- t.'
modo que se h,l ejecutado una secllL'ncia que no I
camente es posible aprehender el delito en ,1I
corrl'sponde ni al ,,¡u/ni/lIr, lli' peccctlll"» ni ,11 "/)//-
Ilitllr, t)lIil7 peccatll/ll est»: la mirada se dirige hacia 136 Respecto de las respuestas estadounidenses a esta ~)re­
del,1l11l', como en el 11(' ¡wccct/lr, pero no se trata gunla, L'xhausliv,lIl11'nlc, KtdsFR (nul,' 4), p<Ígs. l67 Y SS., 17') Y
de que no ocurran ulteri\lres delitos -un propó- SS., con aJnplias rcfl'l'cncüls. Según !-lllh:NU':, Tatproportiollélle
Strafzwnessung, 199'), siempre ha de concurrir la función ex-
sito que, tomado en serio, es totalitario en varios presiva (asÍ también eadelll /von HIl{SCH, Positivc Ceneralpra-
sentidos-, sino de mantener la vigencia de la vention und Tadel, CA 1995, págs. 261 Y ss.), pero que la
expresión se produzca precisamente a través de la pena, en
nonna. su opinión, no siempre 'ldmite una justificación unitaria
(págs. 119 y ss., 124); comparable en su crítica del punto de k'
J" Probablcmente con mayor intensidad HEGEL (nota 64, § partida monista de LAMPE (nota 4) Loas, ZStW 114 (2002),
100): el autor ha e"t'lblccido mediante el hecho «algo gene- págs. 657 Y ss., óól Y 663. Sin embargo, el colorido de las I,
raL., una ley». Sin embargo, en cuantu establecimiento de diversas posibilidades de justificación de la pena plantea la '.
un dcrl'd/O n/IIo-r(,(olIoci/1Jimto dd 011'0, la ley sed,l tan absurda tarea de separar funciones abiertas y latentes de la pena (li-
(nota 64, § :16 i 1) que no precisaría de contradicción. Por lo mitando así las latentes mediante las abiertas), ilSÍ como
tanto, no se trata ele la contraposición «este derecho» contra -para evitar la construcción de un mero 10111111 rcvolullllII- la
uaqUl'¡ derecho», sino de «Derccho» versus «estado ajurí- de construir un concepto con lo restante. Con profundidad
dico". JAKllBS (nota 134). pág. 721; de modo radicalmente di- K01II.ER, Der l3egriff der Strafe, 1')86, págs. 93 Y ss. Cfr. tam-
vcrso KAISER (nota 4), p~g. 119. bién ¡I/fia respecto de las teorías de la unión, nota 149.

151 135

I
n1i1nto vulneración del Derecho, y la pena, sólo

l'l1 Cll,1I1l11 salvagll,mJia de una re,11id,1l1 jurídica

La respuesta de los iusnaturalistas de la Ilus-
tración ya mcncionados y, l'specialmente tam-
puesta e11 peligro por el hecho. Queda claro que bién, la respuesta de FriUriRBi\CJ l a esta cuestión
estos procesos no son cllantificables sino que previa es la siguiente: el Derecho es real cuando
siempre se trala de la secuencia «puesta en peli- no se cometen delitos -una respuesta naturalista
gro-aseguramiento», sin que sean relevantes ni de arriba a abajo porque sólo toma como punto
la clase del derecho violado ni la intensidad de de referencia cómo se comportan los autores po-
la contradicción. Cabe contradecir un pequeño tenciales, y no la vigencia del Derecho. FEUER-
hurto con la pena de muerte y un asesinato me- BACll considera incluso que la prevención de, lite-
diante un par de meses de priv,lción de libertad; ralmente, todo delito es la tarea primordial del
en el Derecho abstracto, esto sucede sin diferen- Estado: de nuevo: «cualquier ofensa contradice". ¡ ..
ciación alguna, ya que, precisamente, en aquel el fin de la asociación civil y, en virtud de dicho
ómbi lo un derechu sólo ha de cllncL'lJi rse como fin, es necesario que no se prodllzca ofensa alguna
Derecho, y no como continente de intereses en el Es tl7do» 138. I¡
cuantificables, de modo que tampoco la res-
puesta a una vulneración del Derecho, la pena, Ahora bien, la «asociación civil>, no puede si-
muJtóneamente perseguir la libertad e impedir
puede moslrar UJl peso de intereses cuantifica-
ble. Dicho brevemente: el Derecho abstracto deja todo abuso de la libertad; pues esto último pre- I..
!
sin respuesta la cuestión de la medida de la supondría una vigilancia de dimensión totalita- !
Pl'11,1 1. '; ésla 11,1 de bllsG1I'se en otro IlI)!;,lr, y en
j"' ria, es decir, lo opuesto a 1<1 libertad. Por ello I
la búsqueda recuérdese previamenle cuál es el
objetivo de HecEL ya en el Derecho abstracto: la
aquel Estado que se pretenda Estado de liberta-
des no puede garantizar seguridad absoluta; su
estructura o, hablando en términos modernos,.
I,.
idea del Derecho, es decir, la realización de
aquello que ha de entenderse como Derecho, de su identidad, es decir, aquello que promete man- l'..
~

modo que como primer paso, incluso antes de la tener, no es la preocupación por un máximo de J •.
Ctll'stión acabad,l de plantear en torno a la me- seguridad, sino de juridicidad, esto es, vigencia
del Derecho, y el Derecho está en vigor también l"
d ida de la pena, debe responderse a una pre-
cuando se produce una conducla antijurídica, I.'
gunta previa, a saber, cuándo puede hablarse de f: .
la realidad del Derecho. concretamente cuando esta conducta se deno- ,
I .

l." Con una aproximación crítica -a este respecto- a la po- 138 FWERBACJ-J (nota 82), pág. 39; cursiva en el original. Cfr. l..
sición de HEGEL, ) A KOilS (nota 134), págs. 728 y ss. ya el texto correspondiente a la nota 88. J.!
136 137

--,-~--~.-

mina y trata COITIO delito. El Derecho está en vi-
gor mientras dirija la orientación comunicativa,

Si aquí se han equiparado la prevellclOn de
lo injusto y la rmcción penal frente a lo injusto
I¡.
siendo equiv,11ente que la dirija para b preven- -,llnbas forman parte de la realidad del Dere- Il.
ción de un delito, o, si ello no se logra, para la cho-, ello, desde luego, no significa que en la I
,.
reacción frente el un delito como tal. Si no se rea- práctica la prevención de lo injusto y su puni-
liza un delito posible, bien seu por convicción en ción puedan intercambiarse arbitrariamente;
la validez del ordenamiento jurídico, o bien sea pues la violencia conforme a Derecho, en cuanto
por miedo a la pena, o si el delito se comete, coacción jurídicamente ordenada, y, en particu-
pero el autor es penudo, en todo caso, el Derecho lar, la violencia penal, constituyen un recurso es-
se rcaliza 139 . Por 10 tanto, el Derecho está en vi- caso, y ya por ese solo hecho está excluida la
gor mientras y en la medida que constituya el posibilidad de reaccionar frente a una criminali-
esquema de orientación dominante, concreta- dad masiva con una persecución penal masiva.
mente, para la prevención de lo injusto o, en En tal caso, el Estado no podrá cumplir con su
cambio, par,l "1 re,lCción frente ,1 lo injusto. En «obligación de jUgéU·,,141l, y la norma pierde su
consecuencia, debe tenerse en cuenta que la ex- carácter real. Más importante aún resulta un se-
tendida expresión de que el delincuente vulnera gundo argumento: para ser real el Derecho no
mediante su comportamiento la vigencia de la sólo debe ofrecer orientación a los potenciales
nor111,1 puede dar lugar a muchos equÍvocos: si autores sino también a las potenciales víCJ:imas;
su hecho es tral,ldo como delito, ello demuestra dicho con un ejemplo, en una sociedad en la que
la permanencia de la vigenci,l de la norma; sólo ninguna persona osa moverse libremente por
si el Estado deja de lado el asunto la vigencia se miedo a la delincuencia, el derecho a la libertad
erosiona. El delincuente, por tanto, pulsa el reloj de movimienlos no es real, se mire como se mire.
del ajedrez par,) colocar al Estado en la necesi- Para poder hacer uso de su derecho la persona
dad de jugar, crea una lendencia lesiva y, en esa no sólo necesita seguridad normativa, es decir,
medida, podd hablarse de un ataque a la vigen- la conciencia de que ejerce su derecho y de que,
cia de la norlll,l. Pero cuando se pena con ello en caso de ser perturbada, esto se imputará al
el ,1taque queda rechazado, la tendencia lesiva perturbador como falta suya y no a ella misma
eliminada y la norma sigue siendo real, es decir, como temeridad; por el contrario, esta certeza
sigue en vigor. normativa, si se pretende que verdaderamente

1'" IIEé;EL (nota 6.. ), §§ 97, 99. 141> Vid. el párrafo an lerior ill filie.

1511 139
dirij<l la conduct<l, debe contar con un apoyo
cognitivo, dicho de otro Illudo, no debe ser de-
• •
beres), y no por intereses, pero que sí debería
haber LI·aLad(l en la llloralid,ld 11"
", en cuanto una
m,l~i,ld() elevada b probahilidad de que se con- de las pretensiones de los sujetos frente al Dere-
vil'rt,l uno en víctim,l de un delilo con ocasión cho. Ln conclusión, por tanto, la conciencia de
del ejercicio de sus derechos. IJichu con un ejem- tener derecho no basta para el uso de los dere-
plo: dando un p,lseo nocturno por un parque ur- chos si a ello no se suma la conciencia de que no
b¡lno, nadie se tranquilizará tan sólo con la con- se producirán -dependiendo del peso, probable- ,.
sideración de que no debe ser sometido a un mente o, incluso, con una altísima probabilidad-
robo 0, incluso, ser privadu de su vida, sino que, pérdidas en los intereses del agente. Con ello se ~
~.

por el contrario, si inicia el paseo, también par- ha alcanzado la respuesta, aún pendiente, él la t
tir,) de que con alt,l probabilidad no será tratado cuestión de por qué la contradicción del delito ,IL. .

de L'se modo. Posiblemente, trat<'Índose de intere- debe producirse precisamente infligiendo dolor: ~',
~.
ses de poca relevancia, esta necesidad de apoyo el dolor sirve para la salvaguardia cagllililla de
cognitivo ser,í 111,ís débil; pero nunca estará au- la vigencia de la norma; éste es el fin de la pena, t¡
como la contradicción de la negación de la vi-
sente por completo •
l41

gencia por parte del delincuente es su significa-


Ir .
~
Es necesario que las víctimas potenciales ha- da 143 . r'.
llen un acnmodo, con sus intereses, en el Dere-
'·12 Y no esperar hasta la sociedad civil en cuanto nivel ~e
cho. Un aspecto que HEl;EL, acertadamente, no realización de la eticidad.
trat<l en el Derecho abstraclo, puesto que las per- 143 También LAMPE (nota 4) supera la contraposición entre

sonas en aquel nivel de evolución se encuentran «punilur, l/e liL'Ccctlln, y «I'unitur, quin peccntlllll es!», y ello no
en una t('oría de la unión (al respecto úifm nota 149), sino
kr', ·
constituidas exclusivamente por derechos (y de- vinculando el lado normativo y el lado cognitivo de la vigen- "{>.
cia del Derecho: en su concepción, la pena establece (a) la
1II LUHMANN, Rechtssoziologie 1, 1972, púg. 51. Respecto "oposición polar>' al delito, produce (b) el mantenimiento del
{,
t.·.:.·.,.,,·

del concq)to de vigencia del que aquí se h,1Ce uso -cuya ulte- ordenamiento jurídico (<<ci1rácter dominante»), concreta-
rior fundamentación resulta imposible en el presenll' marco- mente, a través de la prevención general, así como (e) previ- ..f
vid. Al FXY, l3egriff und Geltung des Rechts, 1992, págs. 139 sión en d sentido de prevención especial (piÍgs. 70 y SS., 166 ,
,r
y ss., 142: "El concepto dl' vigencio jurídica incluye ... necesa- Y ss.), en su conjunto, «restablecimiento de la situación con-
ritln1cnte c1cnlcntos de la vigencia social». En todo caso, una forme a Derecho en la sociedad" (pág. 167). Aqllí, en cambio,
deducci(lll «correcta» de un "principio indudable» por sí sola no se habla de un «restablecimiento», sino del manteni-
no b{1Sti.1; pues esta vigencia 111Cr11111cnte conceptual existe sin miento de la vigencia del Derecho, pero el hecho de que el
perspectiva hacia la pr.ictica, de modo que podrúl prescin- «estado conforme a Derecho», junto con su lado normativo,
dirse de 1,) pena y de la indemnización. elr. también el texto también tiene un lado cognitivo cuyo mantenimiento forma ¡
correspondiente a la nota 181. parte de la pena justa es expuesto acertadamente por LAMPE.

1'1 () 141

----'-~
Paw cLHific<lr 10 expuesto: el autor ha deter-
• •
la medida de la pena 145. Dicho de otro modo:
después de un delito, no basta con dellulIlillar de-
t
t~
,
"
¡.'
~ .
¡
minado y ejecut,1do su conducta sin considera-
lincucnte al autor ~esto, por sí sólo, es única- ~.

ción de la vigencia del Derecho. En la medida en !,',

mente una corroboración conceptual~, sino que


que ello impliquc la afirmación de quc la norma
también ha de ser tratado como delincuente para
no le vincula, se le contr,ldice a través de la pena
avanzar hacia la idea, hacia la realización del
(ese es el significado de la pena). Ahora bien, la ¡,
concepto, y mantener la fuerza de orientación,
contradicción por sí sola no cambia en nada la del Derecho, su vigencia. Del mismo modo que
situ,1Ción de que el hccho eL1 motivo para dudar desf1 u6s de la defraud,Kión de una expectativa 1

de la imprescindible segurid.ld cognitiva de la cognitiva la orientación no se restablece sin m<Ís


lt.
~ .
vigencia de 1.1 norma; pues cl hecho muestra que porque el sujeto defraudado corrobore lo errado
~
hay qlle CO¡ÜM con la posibilidad de que se in-
frinj,1 la nornla (primaria lll ). Si al autor se le in-
flige un dolor penal de tal intensidad que a
de su dlculo, sino que, al contrario, éste h,1 de
corregir tal dlculo, tampoco bastar,l después de
la defraudación de una expectativa normativa
¡-·'
.' .
:
causa del dolur su hecho es gencralnll'nte con si-
der.1do un fracaso, con ello queda claro que en
el futuro el apoyo cognitivo de la norma al me-
con identificar al autor como fuente dc 1.1 ddrau-
dación; debe ser tratado realmente como autor,
es decir, debe ser eliminado en cuanto destinata-
l
¡L~
"

nos no será peor que antes del hecho; este man- rio en la comunicación de modo más o menos
tenimiento del lado cognitivo de la vigencia de
la norm,l es el fin de 1,1 pen,l, y en función de tal
completo y por tiempo más o menos largoW~
¡f.
l·" Se upone a este punto de vista la concepción de VON
fin h,1 de determinarse la pena, y es en este con- HIRSCII, de acuerdo con la cual todo el sistema jurídico-penal t
texto de fines no limitado a lo abstracto en el tiene una función preventivo-geneml (negativa), mientras
que la pena ha de determinarse de modo proporcional al
It .
que de hecho por primera vez queda esbozada
hecho (Censure ami Sanctiol1s, 1993, págs. 13 y S.; idCIII, Past
or Fui ure Crimes. Deservedness and Dangerousness in the
t···
~ :' I
Sobre L\olf'E vid. Loos (nota 136), págs. 657 y ss. Respecto de la Sentencing of Criminals, 1986, págs. 47 y SS.; idem, JAI{EBORG, ,
n('cC'~id,ld de un é1~l.\guranl1C'nto cugnitivo, especialnlente, StrafmaG llnd Str,lfgerechtigkeit, 1991, p<igs. 11 y SS., 15 Y ~.
tdmbi('n ['l'ITE, Strafrecht als Kommunikettion, en: SAMSllN ct al. ss.). Lil rama preventiva de esta teoría no se limita a la repa-
(ed.), Feslschrift rlir Ccrald Crünwald ZU1l1 70. Ceburtstag, ración de lo que el autor ha empeorado; en esa medida, el
autor es usado para el bien común, no siendo tratado como
~
,: .. '
1999, págs. -169 y S;;., -176, -177 Y ss.; VEI.TF.N, Normkenntnis und
persona en el Derecho (KAISER, nota 4, p,ígs. 181 y s.). La
¡....
Nornwerstiindnis, 2002, p,íg. 209; sobre la explicación dd do- I .
lor pr'n~11 (fr. adl'1l1t1S !1AUI{i\I¡\0JN, V()rlib('rlq.~l1ngl'n Zll cincr rama retributiva no aporta nada a la determinación de la (.,
l'Jl1pirisdll'n Tlwori,' der po;;itiven Ceneralpravention, CA medid,l si no se refiere a un fin. Sobre von HIRSCII cfr. tam- ~.

199-1, p,íg;;. 368 Y SS., 382 Y ss. bién H(\I{NLE (nota 13(i), p~gs. 119 y ss. r
'" SlIpm, texto correspondiente a la nota 139. 146 ]AKOBS (nota 134), págs. 726 y ss.

1¿¡2 143

C. EL DEBER DE REPARACiÓN DEL AUTOR


• •
Se habla de prcvcllción general posilivll1 47, porque
no se pretende ,¡lcanzar la intimidación de la ge-
,,.
t
t'.'

Si bien este contexto de fines -la pena para el neralidad de las personas, sino el mantenimiento
mantenimiento de una vigencia de la norma que
resulte realmente orientativa- probablemente no
de la norma como esquema de orientación, pre- \:l:.
venció1l, porque se persigue un fin, precisamente, i'
necesite de ulterior explicación, sí que es necesa- el mantenimiento de la fidelidad a la norma, y
rio explicar si -yen caso afirmativo, en qué me- ello, concretamente, respecto de la sociedad en
dida- es legítimo perseguirlo, y para el trata- su conjunto, por ello, prevención general.
mier'tto de este problema hay que recordar con En oposición directa a FEUERIlACH, la primera
carúclcr previo que el fin a alcanzar no consiste cuestión en la determinación de la medida de la :.
en clbsoluto en una seguridad completa frente a pena (o, en Ff'lJERflACII, de la medida de la ame- ,.i'"
los delitos (como postubbcl hUIIZIl/\ClI al menos naza penal) no debe ser cuLÍn fuerte era proba-
e)1 la formulación por L'I ulilizada), sino en la ¡-
vigencia del orden,lmiento jurídico. En Derecho ~ ..
147 efr. los dl"t'1lles en NK-I-IAssEMFR (NFUMANN el al., ed.,
penal no se trata de modo primario de prevenir Nomo~ KOmnH'nliH zlIm Strafgesctzbllch, t. 1, actualizado a í
marzo de 20(3), n.m. 429 y ss. previos al § 1; jAKOllS (nola 4), I! . .
delitos -de esto ha de ocuparse principalmente 1!4 Y SS., 14 Y ss.; idml, SChllld llnd Pr~ivention (nota 66);
la policía-, sino de una reacción frente al delito idelll, Norm, Per50n, Gesc!lschaft, 2" ed., 1999, págs. 98 y ss.; /l.'
que asegure que la fidelidad al ordenamiento ju- MULLER-TuCKIH.D, lnkgrationspriivcntion. Sllldien Zll cincr
Themie der gese!lsch,Üllichel1 Fllnklion des Strafrechts, 1991),
!
rídico se mantenga como actitud natural de la con exhallstivc1s rcfcrcl1ciilS (al n'speclo, acert<1damcntc r·
mayoría de todas las personas, por lo que las KARGL, Rcchlslheorie 30, 1SlSl9, págs. 371 y ss.); KALOUS, Posi- :··
tive Ge!1eralpr;ivcntion durch Vergelillng, 2000 (cn págs. 172 1. ,
víctimas potenciales puedan tener la certeza de 1':
y ss. t'lI11bién respecto de la discusión anglo-americana); I
que no sólo tiellclI dcrecl/O a ejercer sus derechos, HART-I [,'NIC, Gerechte llnd zweckm,if!ige Slr,lfzllmessung.
sino que podrán ejercerlos quedando incólumes, Zugleich cin I3eitr<1g zur Theorie positivcr Gencrillpr'iven-
lion, ISl()2, ¡xígs. Sl8 y ss.; SC/lÜNEMANN!VON HIRSC¡¡!jAI{lllOR(;
a menos que se ubiquen en los márgenes de la
(cd.), Positive GC!1cralpr'iH'ntion. Krilische AnalysC'11 im
sociedad. Por consiguiente, los destinatarios de deubch-englischen lJia[og, 1998. Algunas teorías de la pre-
la pena no son sólo -ni siquiera lo son en pri- vención general positiva (así, por ejemplo, algunas de lI/is
consideraciones loe. cit. y en nota 14Sl; de modo simil<1r
mera línea- el autor en cuestión y otros delin- FRISCH, en: Positive Generalpriivention, op. cit., ~1¡ígs. 255 y
cuentes que ya tienen tendencia a cometer el he- SS., 140 v s.) descuidan el lado cognitivo de la vigencia de la
cho, sino las personas fieles al ordenamiento, es norma, degradando los efectos pSÍ(juico-sociales, al menos
en parte (iintimidación l ; menos: confirmación de la fidelidad
decir, la gran maS,l de éstas: deben conservar su il la norma), él [a condición de efectos secundarios. AqUÍ se
fidelidad al Derecho y su confianza en la norma. pretende corregir lo restringido de lIli punto de vista.

1'11 145
• •
l'

blemente la tendenciil del ilutor a cometer el he- gencia de la norma que el delincuente haya
cho, y tampoco cu,íl es lil inlensidild de la creado a través de su hecho de modo imputable, r.
lendcnci,l en otros illltores yil decididos a come-
ter el hecho, sino Cll,íl es el I'rildo
\) de rr,/Crturba-
de la que es responsable. Su responsabilidad por
lél puesta en peligro de la norma es la legitima-
ción para infligirle dolor penal; por lo tanto, ca-
l
!.
¡
ción social generada por el hecho, Dicho él través
bría hablar de reparación en un sentido amplio, !.
de un ejemplo: cUi1rldo se roba un anillo de oro,
para la determinación de la pena resulta irrele- una reparación que el autor, si tuviera una moti- f·
[.
vación conforme a Derecho, prestaría espontá-
I~
vante que el aulor estuviera prácticamente obse-
sionado con el objeto y, por ello, difícilmente hu- neamente mediante la renuncia al uso de su li-
bertad (cosa que, de hecho, sucede de vez en II .
biera podido ser 111otivado para no cometer el
hecho, n que hubiera decidido hacerse con él cuando en forma de la composición entre autor i
y víctima 140, al igual quc al solucionar conflictos ,~
sólo incidentalmente. Para el peso social de un ~
hl'dltl rL'slIll,lI1 decisivllS el) el peso de 1<1 nnrm,l informa]C's, C's hilbitll<ll quc se ofrl'zc<l un,l dismi-
Vtdlll'r,ld,l y 1<1 medida dl' su vulneración (2) la nución del status propio o una prestación espe-
sitll,Kión del aseguramiento cognitivo de esa c¡¡ll).
norma y (3) la responsabilidad del ,lUtor por su
Sin embargo, sólo podrá mantenerse la norma
t1lo[i,'ación 1-',1I'a cometer el hecho, es decir, si
como esquema de orientación a través de la pena
ésta es completamente asunto suyo, o, por el
si aquellos que se orientan en el papel de nutor,
Clllltr.lt'io, puede exolll'r,írscle parcial o con1ple-
teniendo en cuenta la pena, se abstienen, por
tamente al respecto, por ejemplo, en virtud de
miedo o convicción, de cometer el hecho, y si en
una enfermedéld psíquica, a causa de una situa-
los sujetos que se orientan en el papel de vícti-
ción de necesidad de 1,1 que no es responsable o
mas existe la representación de que la pena apar 7
en virtud de que la víctima ha infringido un de-
bcr de auloprnlección, y habría otros elementos ''" § 46<1 SlCll, § 155 StPO. Respecto de lil legitimación de
que mencionar. En Lodo caso, la tendencia a co- la pena il través de la institución de la reparación, vid. la
meter el delito que concurra en otras personas teoría del «dal1o intclectuah en WELCKER, Die letzten Cründe
von Recht, Staat lInd Strafe, philosophisch und nach den Ce-
sólo juega un papel para la medida de la pena setzcn der merkwürdigstcn Vólker rechtshistorisch cntwic-
cn cuanto SC,l consecuencia del hecho ya produ- kelt, H¡l.1, págs. 252 y SS., 266; sobre ello rvtOu.ER-D1El¿, Vom
cido, es decir, una puesta en peligro de la vigen- intellcktllcllcn Vcrbrcchcnsschaden. Eine nicht nur historis-
che Reminiszcnz, CA ] '183, piÍgs. 481 y SS.; recientemente
cia de la norma producida por el hecho. La pena también VFLTEN (nota 143), págs. 178 y ss., 1'11, resumida-
sólo elimina aquella puesta en peligro de la vi- mente en págs. 196 y ss.

1'16 147
sent,lCilín ha de teller a la larga una

tar.í a alguno de cometer el hecho, y esta repre-

bien simultáneamente es limitada por ésta de
modo estricto a la reparación del daüo culpable-
r
,¡,
fundamentación plausible, ya que de lo contra- mente producido. La situación es distinta
fio la vigencia aGlbaría erosionándose tarde o cuando el dolor penal es medido en atención a
temprano, al quedJr al descubierto el engaño. En otros sujetos que de por sí, con independencia
esL1 medida, pMcce que la prevención general del hecho ocurrido, muestran una tendencia a ¡;

positiva al menos tn11l/Jiéll implica la intimida- delinquir, es decir, cuando el dolor penal es utili- I
ción de autores potenci<lles, es decir, prevención zado también para la eliminación de riesgos de í::
¡
general negativa, sólo que no se habla de ella los que el autor no ha de responder; entonces, se I
directamente, sino de su etccto de producir fide- exige del autor más que la reparación, siendo así
Iid,ld .1 1<1 norma, y de su reflejo en la confianza usado como instrumento de política social. De
en la norma por p,ll'te de olros sujetos. Dicho de esto -más exactamente: en contra de esto- habrá
olro lllodo, si 1.1 pen,l manlil'lw la confianz,l en que habl,lr a continu,¡ción.
la norl11a, debe producir miedo o convicción, y Antes hay que subrayar, sin embargo, que la
sólo <'11 ese caso mantendr,l la confianza en la contraposición de «punitur, qllia pcccatwll esf» y
norma. «pullitllr, ne peccctllr» muestra ser tan insufi-
Ahora bien, en el ámbito del efecto de la pena ciente como -a efectos comparativos, si bien CIll/l
es neces.1l'io distinguir con toda claridad: si el grano snlis- sería L'ITónea en un supuesto jllrí-
dolor penal se mide L'X,lCt,l\1lellte de t,ll moclo dico-civil en el que hay derecho a ser indemni-
Lj ue el hecho OCLl rrido sea entendido general- zado la diferenciación de que por un lado, ha-
mente como empresa fallida, evitará que la bría que indemnizar por la cond lIcta lesiva, y,
puesta en peligro de la vigencia de la norma que por otro, para cumplir el fin de reparar el daño
elll,lIla del hecho acabe convirtiéndose en un del pelíudicado; evidentemente, ambas cosas
d,lÍ'ío, y para que se logre esa evitación, el autor son correctas, y ello no a modo de adición
deber,í ,lsumir la responsabilidad por su hecho. «<unión» 149) de ambos fundamentos, sino en
El ~t17tllS q1l0 de vigencia de la norma puesto en
149 Las llamadas teorías de la ulllon, cuya defensa está
riesgo por el 11L'cho queda entonces salvaguar- muy extendida en la ciencia del Derecho penal, no unen
c!,ldo, ni más ni menos. En esta medida la pre- nada -o es poco lo que Ullell- en un todo, sino que suman
"ención geIH?l',11 negativa -junto con otros ele- funciones abiertas y latentes de la pena, por regla general,
en el milrCO de una función que limita a todas las demiÍs: en
mentos, en particular, la producción de el marco de la retribución de la culpabilidad, sin que, una
convicción- se halla contenida en la positiva, si vez abill1donadas las penas de talión, se haya aclarado ni lo

l"lH 149
cuanto desarrollo del concepto «reparaClOn» en
el cunkxtn de tilla tCllría de 1.1 respnlls,lbilidad
• •
ciantes que sean los intereses que hablen en fa-
vor de una ulterior mejor,l del peljudiG1do o dl'
jurídiul-civil. 1\1ientras en Derecho civil se trata la vigencia del ordenamiento más allá de la si-
dc compensar un lL\l10 material producido, en tuación anterior, quedarán completamente fuera
Derecho penal, se trata de compellsar la puest,l de consideración; pues nadie responde de una
011 peligro dl' 1.1 vigenci,l del Derecho, mediante situación que se h,l gestado sin intervención
una intcf\'ención en quien debe responder de suya, Por lo tanto, cabe respetar la prohibición
ese daño o de eS,l puesta en peligro, y ello en lo kalltiano de confundir a un delincuente «entre los
que alcance su responsabilidad, Por muy acu- objetos del Derecho de cosas» también en el ám-
bito de una pena dirigida a un fin, es decir, si al
l11,i" mínimo cómo podrÍ<1 alcanzi1rse uni1 medidi1 de la pena autor sólo se le exige lo que en Derecho ha de
(,11 111l'1ll1", con dectos limil,1e1mes) !"ll'tiL'ndo de uni1 detcr- prestar. En consecuencia, el código determin¡111te
min,llid medid.1 de culp,ll,iliLidd sin reflexiones en torno al no es «justo ucrsu:-: adeCll<1do a finl's», sino «me-
Hit de 1.1 pcn.\; dicho de ulrp 1l1(H.io, \(1 dl'tl'nnin.lcil')J1 prc\'(.\¡)-
ti\'(1-geIll'r,11 el<- 1,1 I1ll'did.1 dL' 1.\ fWl1a (not,1s bh, 147) se tl\11,1 recido <'crsus in ll1l'recid On, y t,l m bién u ni1 pen,l
de 111udn inlplí,,-~itl) (01110 ~<nlrrl'spondi('nle i.l la culpabilidad» orientada a la consecución de fines puede ser
(l.\f.-l1I\S, c,chuldl'rin/ip, Ilola 6h, p.igs. 7 y"'., 23 Y ss. Y I'0s- merecida, si bien sólo deberiÍ prevenir los hechos
,iJlI). En 1,1 medid.1 en 'lUl' se logror'1 un,l unión en un solo
cnnjunl(), Id tl'Urí,l Sl' qUl'ltH.l corti.l, :-/(1 qUl' no dell0t11ina el
de otros en la medida en que estos hechos sean
(Ol1jt ¡nt(). En 1.1 IlH'd iLitl ('11 qtlt' no se logre, se trata de una consecuencias imputables del propio hecho del
\ilnit(lli~'ln l'l'cíprUC,l dC' l'lvt1H'lltllS SI')\O Ih)lnin,lllllL'ntl' uni- autor.
dps. n, ~\.~ncilli.11nl'llll', de un l"l'\'oltijn (Jtd. . ()n~;, Zur gl'gcn\",~ir­
tigL'l1 Str,1flhenrie, en: KUI>Al.Ilo, ed., Slmfc 11l1l1~ sein! Muls
Strillc sl'in?, 199t', p,igs. 29 y ss. 1= I'J 47 (1997), p,igs. 145 y
s~.}; LAi\ll'r, not,l .J, págs. 5Y y ss.). Las \<teoríi1s de la unión)~
5(' defienden en din'rsas modi1lidadcs: como teoría de armo-
nización de los filll'S de 1,1 pena (JI'c,CHKK/WEICFND, nota 4,
]lAg", 75 Y "s.); como teori<l de la mera limit'Kión de persecu-
ción de fines prc\'l'ntivos ¡) tréw¿s de lo i1clCCtl,1do d la culpa-
bilidad (RO\IN, nota 4, 3/31 Y SS., 37 Y SS., 44 Y ss., 48 y ss.,
55; fdell/, vVandlullgen del' Strafzwccklelue, en: I3RITZ el o/.,
l'd., Grundfragen SI.1'ltliclll'11 Str,lfcns, f'estschrift f(ir Hcinz
I'vlülll'r-Diclz zum 70. (;eburtstag, 2001, p,igs. 701 y ss,); como
teoría -dependiendo del dl'lito- de la variación de preferen-
cias (STRi\TINIYrTH, Str,1frccht. Allgcmeincr Tcill. Die Straft,lt,
4" cd., 21100 [= Derecho pen,ll. Parte (;enerall. El delito, 20051,
1/4 Y ss., 16 y ss., 30 y SS., 36; idrll/, Was leistet die Lehrc
\on den Strafzwecken?, 1995); y otras. l'
I

I 'i ( I 1'51

,

I
I V.

INTIMIDACIÓN DE OTROS,
PREVENCIÓN ESPECIAL
I
I l. ;.
¡,' .
: .
I
I
I
I
¡j
1"'" .

I 1:'
!

I Il.. .
BENTlIAM, quien desarrolló una teoría utilita-
I rista muy poco tiempo después de las concepcio-
i
I t

I nes idealistas de KANT y HECIéL, niega, sin em-


bargo, la posibilidad de determinar la pena sin
I tener en cue¡lt<l todos los hechos futuros. «La
prevención general», afirma, «debe ser el fin
I
principal de la pena, en la medida en que verda-
I deramente constituya una justificación. Si pudié-
ramos representarnos un delito cometido como
I hecho único, ... la pena carecería de objeto ... Si,
I sin emb,lrgo, nos representamos que un delito
impune abre el camino del delito no sólo al
I mismo autor, sino a todos aquellos que tengan

I los mismos motivos y oportunidades de transi-


tarlo, comprendemos que la pena que es infli-
I
I
gida a un ser ind ividual se convierte en la fuente

I 153

~---
de la segurid,1d de todos.,,15n Ahora bien, I3ENT-•
I L\~I ,1rgulllellt,1 p'1rtiendo de UI1i1 base o:,rce-

sobre todo, porque no es posible identificar una
magnitud que quede fijamente establccilJ¡, de
nada: si un delito consliluyera «un hecho único», una vez por todas: el peso de la norma c0ntrave-
110 pod ría poner en riesgo la base cognitiva de niela puede cambiar -la degeneración del aborto
la vigencia de la norma, y en tal G1S0, la pena
posiblemente se agote en infligir simbólicamente
desde un crimen grave a un delito de bagatela,
antes de que fuera declarado impune para los
I¡ :'
dolor; sin embi1rgo, con ello aún no queda de- casos principales, la han vivido los aquí presen-
1
moslri1do quc b ['ena en los dcmiÍs G1S0S deba tes·-, la salvaguarda cognitiva puede ser firme o
dirigirse intimid,l11do (o Inmentando la convic- inestable, puede cambiar lo que deba conside-
ci<ín de que la nor111,1 es correcl.1) sencillamente rarse una situación de necesidad merecedora de l·
¡
a todos los delincuentes potenciales y que no reconocimiento jurídico, etc. HEGEL expone acer-
pucda, en lo que se rdil'J'c a la intimidación, diri- tad,1l1ll'nte que «el poder de la sociedad, una vez
girsl' c:-.dusi\',1111l'nll' a aquel!.ls ~1L'rSlln,1s que adquirid., seguridild en sí misma» reb,1ja <<la im-
son ,1nimad,1s por l'l delitl) en cuestión a cometer portancia externa de la !csión», conduciendo por
otros delitos. BlNTIIAM tan sólo formula la consta- ello a «una mayor lenitud en el castigo de ésta»;
tación trivial de que carece de sentido una acción por ello, en su opinión, no es posible desarrollar
intimidatoria cU<111do nadie hay que dcba ser in- un Código pel1é1l con bases filosóficas, sino que,
ti1l1id,1do, sin demostrar con ello que una intimi- por el contrario, éste «pertenece sobre todo a su
d,lCilín ~~Iobal tt'n¡~a sentido y seil legíti11lil. Por tiempo y al estado de la sociedad civi1 en
In lanto, sigul' existicndo la posibilidad de limi- éste"''''.
tar 1<1 pena a la confirmación de la vigencia de la Sin embargo, sí que es perfectamente posible
norma que el delincuente ha puesto culpable- identificar algunos de los elementos a los que,
mente en riesgo, dejando fuera de consideración no debe recurrirse para la determinación de la
la inseguridad existente con independencia de
su hecho. 151 HEGEL (nota 64), § 218, anotación; cfr. ya e! texto corres-
pond iente a la nota 64. J~('sp('cto de! Derecho vigente: STRFNC,
Por lo demás, aquí no se pretende profundizar Strafrechtliche SanktioJwn, 1991, p<igs. 162 Y SS.; cspecidl-
en la determinación de la medida de la pena, mente sobre la jurisprud('ncid del Tribunal Supremo Feder,lI:
FRlcCII, Strafkonzept, Strdfzumcssungstdtsilchen und Ma/Ss-
tabe der Strafzumcssung in del' Rechtsprcchung des Gundes-
¡e,1 nLN1IIA~I, TIlL' R~tion<1lc of Punishment, 1830, cita con- gerichtshofs, cn: C¡\NAHI:> el al. (ed.), 50 J~hrc llundesgcricht-
forme a Id edici(ín ("hre\'idda) en VOI<1'dBAUf"¡ (nota 4), tomo shof. Festg~bc aus del' Wissenschaft, tomo IV, ed. por l{oxlN
2, págs. 90 y ss., 93. el nI., 2000, págs. 269 Y ss.

1=, I
15"

------r---
medida de la pena si se pretende tratar como
persona en Derecho al autor. Resulta relativa-
• •
el derecho del autor a ser penado únicamente de
acuerdo con la medida de su responsabilidad: de
I
r
mente sencillo excluir el fin, ya mencionado en lo contrario, se tratará de una pena con ocasión
rebción con BINTIli\tvl, de evitar que otras perso- de la culpabilidad del autor por algo de lo que
nas, que tienden al dcli to con independencia del no es culpable, es decir, de la punición, en esta
11l'dl0 ya cometido, desist,m de cometer delitos medida, de un inocenLe l;'!>, que es tratado como
en el futuro, la delllmlinada /HCl'C 11 ció 11 gCllcrolllc- una cosa usada para alcanzar un fin. Aquí no
,I:,iltim (intimidatoria). Es habitual que se men- hay camino que no pase por KANT. De modo in-
cione esta Pl'CVl'llción en la época de la 11 ustra- superado, y probablemente insuperable, HElN-
citÍn como fundamento de b pena; como algo RIell HEINE ironizab,l sobre la teoría intimidatoria
evidente, sin fundamentación alguna y sin que de la pena: «Aquí se produce sufrimiento a un
se aprecien siquiera escrúpulos de ninguna ser humano que COllll'tiÓ un delito, para que un
c1,lSl', 1,1 lllcnci(lll,ln (;1,(\\ 'I( ,1:;', P1JFFNIXw¡,1CiJ y tercero qUCdl' 1'01' l'¡¡O intilllidadll ,1 1,1 hora de
W(lUI, quil'l1 incluso llega a decir que las penas cometer un ddi to similar. Es la m{¡xima injusti-
capitales se ejecutan «única y exclusivamente cia que alguien deba sufrir para bien de otro, y
P,11\1 dar ejemplo ,1 otros»I:'.I, y afirma, por lo de- estd teoría siempre me trajo a la memoria los po-
11l,ís, ql1L' puesto que '<cn la punición de lo malo bres sOltjf,-e-doll/curs que antiguamente eran edu-
ha de mirarse más a los demás que a los delin- cados con los pequeí'íos príncipes y que recibí¿¡n
cuentes», no sería «injusto que". los delincuentes latigazos cada vez que su eximio compaí'ícr() ha-
sub.,'J1 penas lll,ís dur"s de lo que fUL'ra IlL'CeSa- bía cometidn cualquier falta»I;'?
rio". para mcjorarlos»!';". Cuando el delincuente
110 es responsable de la lel1ckncia delictivil de La cuestión presenta mayor dificultad res-
los demás -y con independencia del hecho a juz-
gar no ha de responderse de las tendencias pre- \S" En el caso de la pena priviltiva de libertad impuesta en
defensa del ordenamiento jurídico en virtud del § 47 5tGB,
sentes en personas responsables con las que no se tL,h1 de un'1 pena por la infracción de una norma indubi-
hubo colusión-, cdda pena que se amenaza, se tadamente le¡.;ítima (i!), pero que carece de un aseguramiento
impone y se ejecuta para intimidar a otros, viola cognitivo suficiente: ('11 t'sla 1l1cdidd, la sociedi1d aün nu está
sc¡,;ul'a de sí mismi1 (CfL supra el texto correspondiente a las
notas 64 y 151). En t,lies casos, se incrementa el efecto pertur-
1',:el"'llU (nota '1), 11, XX, XIII. bador del hecho individual, y resulta adecuado un incre-
'" I'UIT\!DUIZI (nol" 15),2.13.7 Y9. mento de la pendo
1'1 WlllH (nota 2:1), ~ 3-+6. 157 HElNE, Luletia, anexo, en: Siimtliche Werke, tomo Xli,
(Not" 23), ~ :1-+7. (Kindler), 1964, págs. 121 y SS., 129.

I ')(, 1')7

F'ccto de la prCl1CIICWll especial: el mejoramiento
del autor medi,lnll' educ,lCión, su intimidación o
I
I

de menores, para los delincuentes jóvenes -en
cuyo caso cabe esperar que la educación tenga
su ,lsegu ra m ien In ,1 trm,és de Illed id,ls coactivas,
desde el enCieITll, pasillldo por la castración de
I los mejores resullados- corresponde prioridad al
l5S
fin edllcativo , siendo las «medidas», exclusiva- ¡
los Ilam,ldos autores instintivos, hasta llegar a la I mente educativas, ni siquiera impuestas «por» [:
¡,ella de muerte. La PCll,l privativa de libertad
-generada con base en los esfuerzos educativos I un hecho, sino «con ocasión» de él, mientras que
las consecuencias jurídicas «punitivas» al menos
~j'. :
Fe
1'; .
de orientación calvinistil el finales del siglo XVI
y que floreció desde la segunda mitad del siglo
I p,lrten de la consideración de cuáles son las ten-
dencias lesivas que «se han manifestado en el t·,'
XVIII, entonces con base en la fe ilustrada en la I hecho». Más alló de esto, en el caso de todos los l ., .
cdUGlCi('ll1- muy difícilmente hubief¿l comen- l." .

¡,.ldu su Ill,Hch.l IrillllLlI, que Sl' prlllonga hilSI,l I presos condenados, l'l tiempo de ]¡¡ privación de
libl'rtad qUl' de ludos modos se produce debe i
i '.'
el dí.l de hoy, si no tuviera, junto con el fin pre-
ventivo «blando» «fidelidad el la norma lne-
I aprovechiusl' P,lf¿l b SOCi,llizilci(¡n del interno; b
';··,
:'
Ley de ujl'cllción pen,l 1159 enunci,l este fi n aú n
di,lIlle l'duc,lCión'), l.llllbién un fin duro: un I antes dd aseguramiento frente a ulteriores he-
1
!
l·,
preso y,l no puede delinquir, más exactamente,
nll puedl' hacerlo fuera del cenlro penitenciario, I chos una regulaciL'm al menos problem,ítica 1611. l
1
¡
m<Ís exactamente aún, allí ya no puede hacerlo
de propi,l lllilllO. Este declo, como cu,11quier otro I Ahora bien, también las reacciones de sociali-
zación -y, en este sentido, de ayuda- fienen
de índlllc pre\'L'ntivn-especial ¿constituye un
electo secundario -muy deseado- del intento de
I C01110 contenido que, en primer lugar, hay que
transformar al autor del hecho delictivo antes de
asegurar la base cogni tiva de la vigencia de la I que pueda ser aceptado como sujeto libre. A di- I
norma, 0, por el contrario, es lícito perseguir ta-
les efectos de modo autónomo, en cuanto fines I ferencia de la prevención general positiva, en la
que se exige reparación de una persona, en el
!

de la pena a su vez legítimos? I .1"


Dc acuerdo con el Derecho vigente, ha de dis-
tinguirsl' si a un ser humano probablemente se
I ", §§ 5, l3 párr. 1, 17 párr. 2 lGG.
1," § 2 StVollzG.

1/,,, Adopta acertadamente una po~ición crítiCil LAMPE (nota


le puede ayudar a través de la educación a llevar 4), p,íg. H1; con Lln¡¡ perspectivil en su conjunto poco crítica
en el futuro una vida sin pena, o de si se trata con la prevención especiil] vid. DULLlNC, Zur spczialpriivcnti-
eh> proceder contra un peligroso autor por ten- ven Aufg<lbe des Strilfrl'chts, en: idl'll/ (ed.), Grllndlagen des
Rechts lInd Strafrechts. Festschrift für Ernst-]oachim Lampe
dencia. Como se infiere de la Ley de tribunales zum 70. Gcburtstag, 20()3, págs. 597 y ss.

hH 1')9

.......- ¡ - .-
ámbito de la prevención especiill mediante edu-
cación se pretende primero estilblccer el la per-
• •
gue de modo inexacto, ya que algunas medidas
de seguridad -el internamienlo en un hospital I
sona en la configuración que debe tener. Par-
tiendo de esta situación, el hecho no puede
psiquiátrico o en una institución educativa- de-
ben ejecutarse antes y no después de la pena,
t
haber sido cometido por una persona en el pleno debiéndose computar su duración en la de la ~.. . '

sentido de la palabra -pues aún hay que cons- pena: un llamado sistema vicarial -la medida de
truirb-, sino, en todo caso, por una persona de-
fici ta ria, de modo que 1<1 conexión con la teoría
seguridad sustituye a una parte de la pena-, lo
que, sin embargo, tiene C01110 presupuesto una
~;
de 1.1 pena de KANI y ¡-II·l.11. se pierde. Aún 111.)- cierbl identidad cualitativa del «vicario» con el
yor que la problem<itica del trato socializador
del autor, es, en cambio, la del aseguramiento
frente a un ,Hltor por tendencia -como dice con
algll de acierto el il'ngucljL' populc1l"- L'nCl'I"!',ín-
dolll. ¿ Es legítima la l pen.1 de asc~;u r.1l11 ielllo?
«titulan). Por otro lado, la existencia de medidas
de seguridad no dice nada acerca de en qué me-
dida los inll'rl'ses de salvaguardia ya han jugado
un P<lpe1 en 1,1 fijación de los marcos penales;
dicho con un ejemplo: cuando se amenaza a los
,
1:·
t'
(, .
La respuesta que el Código penal alemán su- cabecillas u hombres de atrás de una asociación
terrorista con una pena privativa de libertad de !:';, .
giere frente a esta cuestión es que una pena de
asegur,ll11il'nto que supere 1<1 pena adecuada a la hasta 15 afíos 1(,2, sin que sea necesario que los "

ndpabiliebd es inadmisible; se establece que el delitos tomados en consideración hayan progre- ,,


ilSl'gur,lmiellto ell l'St.l Illcdid.) sólo puede alcan- sado más allá del estadio de una vaga planifiéa-
Z,1[se l1ledi.1I1le un,) medid.) de seguridad a eje- ciÓl1, se impolle prácticamente una explicación a
través de los intereses de aseguramiento (junto
[:
cutar después de la pena, a través de la custodia
de seguridadi(,I. Sin embargo esta respuesta no con la intimidación). Abiertamente se persigue t.t: .
aporta nada para saber por qué podró lícita- el aseguramiento en leyes recientes de algunos
mente alcanzarse mediante la custodia de segu- Estados de los EE UU 163 relativas a los reinciden-
ridad aquello que está probihido obtener a tra- tes, cuya regulación más conocida -pero no la
\'0s de la pena; por el contrario, la separación única- se refiere a la segunda reincidencia, es
entre pena y medida de seguridad sólo se consi- decir, al tercer hecho, ordenando, en función del
peso del hecho y de los hechos previos, 25 afios
11,1 § 66 StGB; adopta Ull¿l po~ición crítico STRFNC.~ O(lS Legi-
ti 111.1 t illnsd itemm.) siclwrndcll Frcihei tscn lZlIgs Uber!cgull- 1<" § 129 a párr. 2, en conexión con el § :iR párr. 2 StGI3.
gen zlIr 1Wlll'ren Rechtscntwicklllng. en: DClLl1NC, como en En la vanguardia de la severidad: Califomia I'CIl1l1 Code,
16.1
nota 160, págs. 611 y ss. sección 667, especialmente 667 (e) (2); 667.7 (a) (1) y (2).

1('O 161
• • ¡¡,.
"o
,.

~
de privación de libertad, o incluso privación de discusión literaria entre FEUEI\IlACf-I y GROLMANN,
libertad de por vida, en algunos casos, incluso entendiéndose ambos como kantianos.
excluyendo la posibilidad de una puesta en li- '.:.:
...•. .•
Según GROLMANN, cualquier coacción contra r-::
bcrt,ld anticip,lda. Partil'ndo de una regla de
personas sólo puede ser legitimada si sirve a la t:,
b0isbol, el lenguaje P(lpUl,lr dice: «tll/"(!c stríkcs ;
"protección ele la libertad», de los derechos de la ¡~
¡n Id .'1011 l/re Ollt". l
persona "¡'. CRULiVlANN toma este punto de partida
de KANT, quien fundamenta la facultad de impo-
¡..
I~sta problcmMicl se plantea exclusivamente 1
ner coacción a una persona con la «evitación de i
en aquell,ls concepciolles ~1L'n<lles cuyo principio
un obst<.Ículo para la libertad»167. A diferencia de
lll<Íxilllo 110 se,l "plll/itllr, l/e peccetll/"», en todo
KA1'o:r, Cj{uLMANN extiende este requisito de legiti-

caso, con una lilllitación a través de una vilga L'
mación también a la coacción penal, es decir, que ~,

~.
pmporcionalid'ld. Son famosas las consideracio-

I
Ill'~ ·en C:-;I,l llledid,l, :-;in concil'nci,l de b prohk-
rechaza la legitimación de KANT a través de la '·.· · ·,·~.·
just icii] de un t,ll iÚIl 1ibre de fi Iles. «Si, por lo .~

Ill,ílic,)- de F"¡\N/ VllN LI:-;/l respecto de 11lS "irre-


tan lo, la pena ha dl' ser un medio coactivo jurí- (.;, .••... ..

cuper,]bles», ese «miembro enfermo», esa «lesión dico, también ha de venir fundamentada en que
~

l"i1nlL'nlS¡)') del oqC;,lnisl1lo l '>I: «Frente a los irrccu- aqud contra quien debe tener lugar se ha con-
per,lbks 1,1 socied,lll h,) de protegerse; y puesto vertido en un obstúculo a la libertad»16H. Pero
[',
que no queremos decilpilar y ahorcar y deportar ¿por qué es el delincuente un obst<Ículo pa~a la ,',
no podcmos, sólo qUCll<1 el encierro de por lilwl"!<1d despul;s del hecho? Porque, según Clm\.-
vid,)"I,,". I':n Glmbill, la problem,lliGl es p,llm,Hia I
MANN "", carece de una actitud conforme a Dere-
en aquellas concepciones, como la kantiana, que cho, como demostraría el hecho 170. En su opi-
esl¡ín seriamente orienl,ld,lS con base en la justi-
cia, por lo que su tr<1tamiento no se demoró mu- 166 GROLMANN (nota 102), págs. 283, 289.
167 KANT (nota 37), pág. 231.
cho una vez aparecida la Metafísica de las costum-
lhB GROLMANN (nota 102), piÍgs. 289 y s.
bres de Kal/t; se produjo, con una seriedad que "'" En un primer momento, CRllLM!\NN tomó como punlo
impresiona hasta el día de hoy, en forma de una de referencia el peligro de hechos venideros (notil 102), pág.
291.
170 GROLM!\NN, Sollte es denn wirklich kein Zwangsrecht
/1,' \ION LI';ZT, Der Zwcckgeddnke im Strafrecht, ZStW 3
zur Pravention geben?, Milg,lzin für die Philosophie und
(I8tDl, p,ígs. 1 v SS., 36; l'S dt'l'ir, m~s de 110 ¡¡¡'¡os antes de
Geschichtc des Rcrhts und del' Gesetzgl'bung, tomo 1, 1800,
las t"H'S ac,lbad'ls de ll1encioll.lr promulgadas por Estados
págs. 241 y SS., cilildo conforme a la reimpresión (reducidil)
lllil'll1hms dI' los EE.UU.
en V("¡MB/\U~I (nolil 4), lomo 1, 17. und 18. j<lhrhunderl, p,ígs.
,,,-o (Nol,l 1(4), p,íg. 3L). 299 y ss., 305.

I (l.2
163
el
nión, una situación conforme a Derecho requiere
no sólo «en el momento justo», es decir, cuando

terna conforme a Derecho de todos los ciudada-
nos, sino «una sociedad civil, una institución en
se produce un hecho, que no se perturbe i1 los la que a todos resulLe úlIposi/Jlc violar dere-
demás, «sino ya en el momento ahora existente, chOS»176; dicho de otro modo, puesto que los se-
seguridad de la ausencia de perturbación para res humanos no ofrecen garantía alguna de su
los momentos venideros»l;-'; hablando en térmi- conducta en el estado de naturaleza, es lícito
nos modernos, sólo cuando concurre cierta segu- obligarles a someterse a una constitución civi1177;
ridad cognitiva la norma presta orientación. la ga rantía la ofrece entonces el Estado, y no re-
GR<JI~l\lANN prosiguL' a ri rmando que por ello el sulta necesaria una garantía prestada por Lodos
delincuente no sólo perturba la relación jurídica y cada uno de los individuos. Dicho con toda
por la ejecución del hecho, sino ya «por abando- brevedad: lo que GROLMANN quiere conseguir con
J1iU 1,1 voluntad de no iL'sionar nunca a otros»172
la pena preventiva, FI·:UERll;\CII lo considera hecho
En su con Cl'[1l'il'lIl, si bicn se presume respecto ya con su prevenciún conminaLoria. Con toda se-
de cualquier persona, ,1 menos que conCUlT,ln in-
guridad, GROLMi\NN exagera cuando considera
dicios en sentido conlrMio, que se comportará
pr,ícticamente a cualquier delincuente una fi-
conforme a Derecho'71, esta presunción consti-
gW'cl tan dudosa que fUL'ra necesario penarlo
tuye una «suposicilín problcnülica» y pierde su
para evitar ulteriores hechos; pero es un hecho
justificación con el hechll del autor I7 '. Para resta-
que existen sujetos especialmente dudosos, auto-
blecer la prcsuncilín, segL1l1 GROI.Mi\NN es necesa-
res que ,ldLlan siendo (,1 delito su modo de vida,
rio elimillcH el indicio cunlr,lrio, concrclall1cnte,
autores que obran él impulso de sus instintos, au-
,1 través del «uso adecuado al fin de medios
coactivos de prevención ... mediante los cuales se tores de tendencia, terroristas y otros en los que
intimida ,1 quien amenaza un peligro, o se le im- cabe identificar una tendencia consolidada hacia.
pide la ejecución de su amenaza»!7". el delito, y parece un tanto ingenuo imponer
-con FElJFRllACII- la pena sólo en virtud de la le-
FruUUl/\CH conlraargumenta que una situación
galidad, sin pensar ya más en el aseguramiento.
conforme a Derecho no requiere una actitud in- Frente a GROLMANN, FEUERBi\CH insiste en que un
deber de tener una actitud interna conforme a
'71 (Nota 170), pág. 301.
e (Nola 170), págs. 303 y ;. Derecho pertenece a la moral, y no al Derecho;
IC' (Nlltd 170), pág. 306.
1;' (Nota 170), p,ígs. 6 y s. 176 FWERIlACfI, Ueber die Strafc (nota 100), págs 22 y ss.
IC' (Not,) 170), I',íg. 307. 177 KANT (nota 37), págs. 324 y s.

1(JI lGS

.:.

"~ .......

pues «por un,l Illera actitud interna ... , sea inmo-
ral <.1 sea antijurídica» «de ninl;ún modo se le-
Vl.

PERSONA VERSUS ENEMIGO
i
1,

siona derecho alguno»17". En esta reflexión es co-


rrecto que desde la perspectiva ¡m/llill/lll, en
Derecho basta 1<1 legalidad, el cumplimiento ex-
terno del Derecho, y qlll' no se exige moralidad,
ólCtuar p(lr el cumplimiento del deber l79 • Por con-
siguicnte, un,l actitud intl'rna que incluya ele-
Illclllosilegalcs no es I'l'r se una vulneración del
Derecho. A pesar de ello, los l1l'llSanüenlos de
GROUIANN no deben rechazarse por completo;
pues cuando en un delincuente se manifiesta con
d'Hid.ld -sea Clllllll fuere-· un.l actitud internó)
permanentel11enll' deficitaria en materia de lega- A. DESPERSONALIZACIONES PAI,CIALES
lidad, parece ingenuo, a su vez, remitirse exclu-
sivamente a la profibxis general del delito. En La situación existente respecto de la persona
conclusión, el,,)1 ~L\NN cnncibe el derecho a punir en Derecho es la misma que la de la vigencia
de modo demasiado unilateral exclusivamente del ordenamiento jurídico, que la del Estado en
C0l110 medio co,lCtivo para la prevención espe- cuanto conjunto de un ordenamiento jurídico, en
cial, pero sí percibió correctamente que cual- gelleral, qUl' la de cualquier entidad con estruc-
quiera que deba ser tratado como persona en tura normativa, por lo demás, también la de la
Derecho debe ofrecer cierta garantía de que se persona al/tes (y no sólo en) del Derecho: para
conducirá como una persona en Derecho. acceder a la realidad, para ofrecer orientación, la
situación normativa necesita de un apoyo cogni-
tivo. Del mismo modo que el normativista más
i l11¡lortante del siglo pasado, H¡\N~ KELsriN, quien
identifica Estado y ordenamiento jurídico 1oo, no
convierte artificialmente cualquier ordena-
miento jurídico en Estado, sino que insiste en el

n FWEIWAClI, Uebcr die Strafe (nota 100), págs. 25 y s. 180 KELSEN, Reine Rechlslehre. Mit cinem Anhang: Das Pro-
iC" KANT (nota 37), págs. :165 y 5. blem der Gerechtigkeit, 2" ed., 1960, págs. 289 y ss.

IN) 167

t
presupuesto de una Constitución efectiva a
gr,lndes rasgos 101, y del mismo modo que una
• •
gro, como en relación con un animal salvaje,
pero no del trato con una persona. En este ám-
i.'".
,.,.f
<','

norma individual no reglJ'a sencilhmente bito -y sólo en casos de estas características- es !


cuando pueda ser postu laclcl con buenas razo- adecuada la pregunta que GROLMANN eligió como ,1.
IlL'S, sino súlo clI,lIldo \'l'rd,lckramenll' dirija la título de una de sus contribuciones: «¿Realmente
orientación, tampocll basta para la constitución no existirá derecho coactivo para la preven-
de una persona en el Derecho, de un ciudadano, ción?» 183.
postular un destinat.ll·io para deberes y derechos I

o, incluso, limitarse ;'\ pensarlo; por el contrario, Como muestra la disposición acabada de citar I
r
es necesario que ese destinatario realmente posi- del Derecho de la prisión provisional, y como t.
1.

bilite orient<lrsc con d como persona en Dere- también cabe apreciar en las medidas de seguri- , ..
cho. Dicho a través de un ejemplo: quien con ti- dad antes mencionadas, el Estado se toma un
nU,llllente se cOlllpnrta como Sat,ín, almcnos no derecho a la prevención sin denominarlo necesa- r
plld r,í ser trat,ldo como 11l'rsoll,1 l'll Den'cho l'n riamente pella. Sin embargo, sí que hay nominal- i. . . .
t,..
mente «penas» en una serie de leyes recientes
10 que se refiere a 1,1 confianza de que cumplirá
que el legislador llama leyes para la «lucha» con-
i
I
con sus debl'rcs; pues f.1lt,1 el ,lpOyO cognitivo
P,Hd ello. De modo menos dralllútico: si, con- tra el delito, es decir, casos en los que se trata
forme al Código prncesal penal l "2, cuando con- menos de mantener la configuración normativa,
curre un,l sllspccha Illuy fundada de la cOlllisión la vigencia del ordenamiento jurídico, que, de
de dderminados hechos, como, por ejemplo, prevenir delitos. Se pretende <<luchar» contra la
contra la autodeterminación sexual o contra la criminalidad económica 184, el terrorismo 185, el
propiedad, el riesgo de reincidencia per se consti- tráfico ilegal de drogas tóxicas y otras formas de
tuyl' un motivo de ingreso en prisión provisio- aparición de la criminalidad organizada 186, los'
nal, ello sucede porque el lado cognilivo de la
18' Cfr. nota 170.
conducta personal-imprescindible para la orien-
184 Primera Ley de lucha contra la criminalidad económica
tación, se tome como se tome- ha decaído de de 29.7.1976, 13GBlI, pág. 2034; segunda Ley de lucha contra
modo ]1l,lS o lllenos evidente; por cOllsiguiente, la criminalidad económica de 15.5.1986, BGBI I, pág. 721.
185 Art. 1 de la Ley de lucha contra el terrorismo de
se trata del aseguramiento de una fuente de peli-
19.12.1986, BGB! I, pág. 2566.
186 J .ey para la lucha contra el tráfico ilegal de drogas tóxi-
'>1 (N(1ta 180), págs. 215 y ss. Cfr. también nota 141. cas y otras formas de aparición de la criminalidad organi-
'"' § 112a StPO. zada de 15.7.1992, BGB! I, pág. 1302.

[(lS 169

delitos sexuales lo7, y, fin¿limenle e incluyéndolo
todo, los hechos graves en general lHH • Si se ob-

lar? Entonces, el autor debería pasar por ser
sometido a control con base en los hechos por él
serva qué es aquello -miÍs exactamente: quienes cometidos hasta el momento; de lo contrario, la
son aquéUos- contra lo(s) que se pretende «lu- seguridad quedaría perturbada. Esto se corres-
char", se constata que se trata de individuos que pondería con la reflexión de GROLMANN 189 • Las ar-
en su actitud (delitos sexuales), en su vida eco- gumentaciones correspondientes al lado cogni-
nómica (criminalidad económica, relativa a las tivo de la vigencia de la norma y para el
drngas y otras modalidades de criminalidad 01'- aseguramiento del autor, sin embargo, sólo de
ganizilcb) o por su imbricación en una organiza- modo aparente discurren en paralelo; pues la
ciCJIl criminal (terrorismo, criminalidad organi- pena tiene lugar como prestación de la persona,
zada) se han apartado, probablemente, de modo que también podría ser rei¡lizada de modo vo-
permanente, pero, en todo caso, con cierta scrie- luntMio mediallll' su sometimiento (ya se men-
d,l<-1, d"l Derecho, dicho de olro modo: que no I
cionó esto con anterioridad I }(l), mientras que un
prestan la garantía cognitiva mínima que es im- autor que fue peligroso, que ahora se sometiera
prescindible p,1r<1 ser lralado como persona en voluntarÍi1tnente, ya no necesitaría de asegura-
DNcchn. miento alguno, porque sería fiel al ordena-
Para aclarar lo dicho: antes se ha expuesto en miento. Dicho de otro modo: el aseguramiento
relación con la pena que ésta no despersonaliza, sólo puede concebirse como prestación externa,
aún en la medida en que se imponga para el no como prestación del delincuente, y p6r ello,
al.loyo cognitivo de la vigencii¡ de la norma, ya tampoco como preslación personal, sino exclusi-
que el autor, en cuanto persona en Derecho, vamente como coacción l9l .
tiene el deber de compensar la puesta en peligro El problema de legitimación, como antes se ~a
de la vigencia de la norma ocasionada por su dicho, es qué es lo que el Estado puede hacer
hecho. Se trata de un deber de reparación en sen- cuando un autor manifiesta un comportamiento
tido amplio. ¿No cabría -por ejemplo- funda- que excluye que en el futuro se confíe en el cum-
mentar la custodia de seguridad de modo simi-
IR9 Cfr. el texto correspondiente a las notas 166 a 175.
IS, Ley paro la lucha contra los delitos sexuales y otros Cfr. el texto correspondiente a la nota 148.
i,
19"
delitos peligrosos de 26.1.1998, 5GB! 1, pág. 160. Dicho sea 191 Por lo tanto, aquí no se sigue la equiparación hecha por
de paso: ¿existen delitos no peligrosos? KANT del delincuente con aquel qLH~ no admite someterse a
'''' Ley de lucha contra el delito de 28.10.1994, BGB! 1, pág. un,) constitución civil (Zum ewigen Frieden, 2" edición, 1796, 1:: ..
3186. r·
en: como en nota 37, tomo 6, págs. 191 y SS., 203 Y ss.).

170 171

plimiento de la norma. Cuando un delincuente
de estas características es sometido a custodia de

despersonalización -esto debe destacarse- se
produce de modo puntual, exclusivamente en lo
seguridad, o ve limitada su libertad, bajo el ró- que se refiere al posible uso defectuoso de la li-
tulo «pena», por más tiempo del que es necesa- bertad. Por lo demás, la personalidad jurídica
rio por el hecho ocurrido, no es tratado como queda incólume 193; en un ejemplo, el delincuente
una persona en Derecho -pues si así fuera, sería a asegurar mantiene su derecho a su integridad
inadmisible que se adopte la perspectiva de los corporal, a su propiedad y debe pagar impues-
hechos 'i'cllidcros-, sino que el aseguramiento se tos.
dirige contra él en cuanto individuo peligroso;
por lo tanto, en esa medida se le despersonaliza La descripción probablemente más precisa del
jurídicamente. La expectativa jurídica de una problema es debida a KANT 194 . En el «estado cí-
conducta personal pierde su carácter real, como vico-legal», dice KANT, una persona me da segu-
cabe apreciar en el hecho de que ya no se per- ridad por haber «entrado en él»; esta seguridad
mite que pueda producirse el supuesto de una me debe bastar mientras no sea «lesionado acti-
potencial defraudación de la expectativa. Cierta- vamente». Sin embargo, quien permanece en el
mente, puede mantenerse la pretensión abstracta estado de naturaleza no presta garantía «y me
de que el afectado debe regirse por las normas lesiona ya por ese estado en el que está a mi
jurídicas, es decir, que en el plano abstracto, con-
ceptual, es posible que el delincuente a asegurar Sclbstverstiindnis der Strafrcchtswissenschaft gegl'ni.!,ber den
Herausforderullgl'n ihrer Zeit, en: Esrl{ el al. (ed.), Die Deuts-
Sl' mantenga como persona; sin l'lllb,lrgo, el trato che Slr"Crechlswissellschaft VOl" der J"hrlausendwende.
real que se le dispensa se convierte en el trato a Rückbesüulung und Ausblick, 2000, págs. 47 y ss., 51 y ss.
un enemigo. Dicho a través de un ejemplo: quien (= en: MUNoz CONOE [ed.], La ciel1cia del Derecho penal ante el
nuevo I/li/cnio, 2004); idem, Bürgerstrafrecht und Feindstra-
es sometido a custodia de seguridad no es pri- frecht, en: Hsu, YUHSIU (ed.), Foundations and Limits of Cri-
vado de libertad a causa de su realidad personal minal Law and Criminal Procedure. An Anthology in Me-
desarrollada, sino por sus presumibles delitos mory of Professor Fu-Tseng Hung, Taipei, 2003, págs. 41 y
ss. (= en: JAKOUS/CANClO MELlA, Derecho pCI1I11 del enellligo,
futuros. Con una creciente exclusión, los hechos 2003, págs. 21 y ss.); vid. también idell/, Nonn (nota 147),
ulteriores del enemigo se convierten en pertur- págs. 109 y ss.
baciones de un orden -en lo que a él se refiere- lO) Respecto del carácter relativo del status de persona Ja-

kobs, Strafbarkeit juristischer Personen?, en: PRITTWITZ et al.


ya sólo cognitivo; la confirmación de la norma (ed.), Festschrift für Klaus Lüderssen, 2002, págs. 559 y SS.,
cede ante la administración de seguridad 192 • Esta 561 Y s.
194 KANT, como en nota 191; respecto de ulteriores mode-

lQ2 Sobre lo que sigue JAKOBS, Kommentar zu: Das los, vid. JAKons, Bürgerstrafrecht (nota 192), págs. 43 y ss.

172 173

~'-
~I ~ .;

lado, si bien no de manera activa (facto), sí por


lél ausencia de legalidad de su esb1do (st,ltu
• •
poco debe ser tratado como persona en el Dere-
cho. Esto, en 1,1 concepción de KANT, sin elnbargo,
¡
iniusto )>>. Kt\NT, por lo tanto, describe el estado no significa que pueda ser sometido a un trata-
de enemistad como HorlllEs el de la guerra: del miento arbitrario; pues todo individuo mantiene,
mismo modo que, según HORRES, el ser de! mal en su opinión, su personalidad innntn, y de ello
tiempo no sólo se manifiesta en chubascos, sino deriva que no es un arbitrio lo que decide sobre e!
ya en la tendencia hacia ellos, el ser de la guerra trato a darle, sino la necesidad de asegurarse de él .:

no sólo se muestra en élcciones de combate, sino con el fin de establecer la realidad del Derecho.
ya l'll ,da disposición conocida a ello, durante Por lo tanto, se trata, en primer lugnr, sólo del ase-
todo el tiempo en el que no se pueda estar se- guramiento de relaciones jurídicas, no de la des-
guro de lo contrario»l"s. De modo plenamente trucción arbitraria de otro. En segundo fugnr, sólo
paralelo, en Kf\NT el «stn/lls ¡n¡lIs/lIs» ya supone esbí permitido asegurarse frente a los delitos pre-
un,l ksión de mi derecho, y por ello tengo dere- cisa mente del otro dclenninadll. De este modo, se
cho a quien en él perllldnece a someterse a la excluye que se quiera dar en el enemigo un ejem-
Ley gcneral «o huir de mi vecindad"l96. plo que intimide a terceros; pues en tal caso, se
usaría al enemigo como instrumento para alcan-
Quien no admite someterse a una constitución
zar un fin, confundiéndolo «entre los objetos del
civil puede lícitamente ser obligado a la separa- Derecho de cosas»l~7.
ción, siendo aquí ind iferente, a la hora de plantear
la cuestión de 1<1 lq;itim,lCión de las medie!<ls de Por lo tanto, KANT coloca previamente a la per-
.
salvdguardia, que se expulse al enemigo del país sona en Derecho, al ciudadano, otra personalidad
o que sea arrojado, a falta de posibilidad de des- a tener en cuenta por el Derecho, ésta práctica-
tierro, a la custodia de seguridad, o sometido a mente como c1l1lrllcter ¡lldcfelJilis. Si no se le sigue
una «pena» de aseguramiento, u otras posibilida- en este punto, las limitaciones en el trato con el"
des. En tollo caso, el Derecho no debe renunciar a enemigo sólo podrán ser representadas como
causa del sujeto que persiste en su conducta des- auio-restricciones del Estado orientadas a la ob-
viada a alcanzar realid,ld; dicho de otro modo, tención de determinados fines. Se representa
quicn no presta la gar,mtía cognitiva de que se como dispuesto a la reconciliación y mantiene
comportará como persona en el Derecho, tam- abierta la puerta para quien tenga voluntad de re-
tornar, como cabe apreciar, especialmente, en que
1".' HORRES (nota 13), pág. <)6 (capitulo 13).
1"" KANT, como en nota '191. 197 KANT, como en nota 40.

I~'I
175
• •
{, \
'.1

no priva al sujeto a asegurar de todos los dere- del ciudadano. Expondré este riesgo con base en
chos, es decir, que no le despersonaliza global- un ejemplo: el caso de los actos preparatorios en
mente, sino sólo aquellos derechos cuya priva- el que hace ya mucho tiempo que aquél se ha
ción es necesaria para mantener la realidad del convertido en un daño. Que éstos fueran impu-
Derecho, al menos en una sociedad en la que el nes en el siglo XIX 198 estaba en armonía con la
enemigo ya no eshí. Si bien el trato con el enemigo afirmación kantiana de que el sometimiento a
es guerra, se trata de una guerra estrechamente una constitución civil ofrece suficiente garantía
delimitada. Si el enemigo incrementa su peligro- de seguridad. En este sentido, en particular el
sidad, sin embargo, también aumentará su des- Código penal prusiano de 1851 y el Código pe-
personalización; los prisioneros de Guantánamo nal para el Reich de 1871 no conocían punición
son un ejemplo de la pérdida ele límites de esta alguna de los actos preparatorios aislados. Sólo
guerra. después de que en la llamada «lucha por la cul-
tura»* un belga llamado Duclwsne se hubiera
13. PERSONAS COMO ENEMIGOS ofrecido frente al provincial jesuita de Bélgica y
Ciertamente, que se complemente la pena im- al Arzobispo de París a asesinar a Bismarck a
puesta a una persona en Derecho, a un ciuda- cambio del pago de una elevada suma de dinero,
dano, con la reacción frente a un enemigo resul- se introdujo un precepto que amenazaba tales
larc'í insoportable a aquellos que buscan el actos preparatorios -en caso de delitos gravísi-
Derecho por doquier y se aseguran a sí mismos mas, con pena privativa de libertad de tres me-
tenerlo directamente, es decir, que confunden el ses hasta cinco años, y, en el caso de los demás
concepto del Derecho y su idea, pero ello es ino- delitos 199, con pena de prisión de hasta dos
cuo para el Derecho, es decir, que no perturba
198 Cfr. los detalles en J.-D. BUSCH, Die Strafbarkeit der er-
su realidad, más o menos fragmentaria o per-
folglosen Teilnahme und die Gesehichte des § 49a StGB,
fecta, con tal de que este complemento no sólo 1964.
sea necesario (elimine un obstáculo de la liber- . KlllturknlllJlf; el conflicto pulítico mantenido a finales del
tad), sino también sea claramente identificado S. XIX entre el Estado alemán, unificado en 1871 baju la hege-
monía de Prusia, y la iglesia católica, en torno, sobre todo, a
como reacción contra un enemigo. Si, sin em- la cuestión de las relaciones entre matrimonio civil y reli-
bargo, el Derecho penal del ciudadano y el del gioso y a la enseñanza (n. de los t.).
enemigo se mezclan, existe el riesgo de que la I'N Aquí no como cunceptu de delito, sino como denomi-

nación de infracciunes criminales graves; efr. hoy § 12, párr.


laxitud de límites del Derecho penal del ene- 1 StGJ3 (pena mínima amenazada: un año de pena privativa
migo se extienda también en el Derecho penal de libertad).

176 177

r •.
1" " '.
\",".
Í' ...
l'

,líioS21~)-una regubciún que, teniendo en cuenta


su lenidad, no tomaba en consideración lo peli-
• •
que hay que asegurar- se extiende aquí a cual-
quier caso de planificación de un delito.
grosa que pudier,l ser la actuación futur<l de un
También e!:ó lamentable que d legislador con
enemigo, sino <lquello que el autor ya h<l des-
frecuencia introduzca regulaciones destinadas a
truido a través de la mera preparación: la seguri-
enemigos -como, por ejemplo, la prohibición de
dad pública. En 1943 (i!), el marco penal quedó
creación de una asociación criminal o terro-
vinculado al de los hechos pLmeados 201 ; así, el 20S
rista _, o aquellas que también pretenden, entre
delito contra la seguridad pública se convirtió en
otros fines, afectar a los enemigos -piénsese en las
un ,lcto prep<lratorio punible, y esta modifica- leyes, ya mencionadas, de «lucha»-, con sus ele-
ción no se h,l derogado hasta el día de hoy, de vadas amenazas de pena, destinadas a la salva-
m<1lwra que, por ejemplo, los cónyuges que se guardia y quiz<Ís también a la intimidación gene-
comprometan muluanwnlc, dur,lnll' UI1" COl1v('r- 1'<11, cn «cualquier sitio» dd Código penal, es
s<lción nl)(h¡rn,l CI1 su dormitorio, a mal<lr próxi- decir, sin una cbr,l delimitación frcnte a otros de-
lll;lIlWIllt' ,1 UIl tí\l ril.'\) del que CS¡lL'r,lll heredar,
litos. Si, por ejemplo, d terrorista recibe un -sit vc-
son amenazados sólo por ello con una pena pri- nia vcrbo- suplemento de aseguramiento, sobre la
v,ltiva de libertad de tres hasta 15 años 2112; la pena que es necesaria para el mantenimiento de
irrupción en 1,) esfera íntima 203 ele los ciudadanos la vigencia de la norma ¿por qué no el molesto la-
es evidente. Lo que posiblemente sea ,ldecuado drón, a enjuiciar conforme al mismo Código? Si se
el1 el caso ele traidores a la patria 20I , terroristas u procede de ese modo, el orden conformc al cual el
otros enemigos, pur principio, del ordenamiento delincuente debe tratarse normalmente como
jurídico -es decir, su tratamiento como enemigos persona en el Derecho pierde su claridad porque
las excepciones no se identifican y separan con
'd" ~~4<)", 16 16tGB después de la n'forma de 1876. claridad suficiente, de modo que se forma la ten-
::'111 Con una atcl1u(lción L.lcultativa (On10 en el caso de la dencia de conjunto de dejar dominar lo adecuado
tl'lltati\'a, ~~ -19 p,írr. 1", núm, 1,38 púrr. 25lGB,
a la obtención de fines, como al principio se mos-
'''' §§ 3D, 211, 'l l ) p,írr, 1 n" lHlm, 38 p,irr. 2 5lG15; la alenua-
ción, hoy o/¡ligntoria, se ha tenido en CU2nta en el marco penal tró con ejemplos de la filosofía dd Derecho penal
menci(1nado en el texto, de la Ilustración. Dicho de otro modo: quien no
'''' J,\KClI'S, Krimin,lli,ierllng im Vorfeld einer Rechtsguts-
diferencia con claridad entre enemigo y delin-
verlet/llllg, ZStW 97 (1985), págs, 751 y ss. (~ en: JAKOUS, Es-
tudios de Derecho pcn,)I, p,ígs, 293 y ss,), cuente civil no debe sorprenderse si confunde los
'''' HOBI\ES (nota 13), pág, 2.f2 (capitulo 28): "Pues la natu-
rakza de este crimen está en la n~sLisión del sometimiento». M §§ 129, 129a 5tGB,

lit' 179

; ,
,J \. r.


conceptos «guerra» y «proceso penal». En este úl-
timo, el Derecho penal espera a que el autor exte-
i
~

Toda institución normativa necesita de apoyo
cognitivo para ser real; esta cuestión ya se ha
riorice su hecho, es decir, que al menos lo intente; abordado. También un ordenamiento jurídico
en aquélla se hace todo lo necesario para alcanzar debe tener ese apoyo cognitivo; pues sólo si se
el fin. ASÍ, por ejemplo, conforme al Derecho vi- impone efectivamente a grandes rasgos podrá
gente, la pena afectar,1 al autor individual de un ofrecer orientación. En contraposición con esto,
homicidio doloso cuando se disponga inmediata- sin embargo, se encuentra el postulado, hoy co-
mente a cometer el hecho, mientras que el cabeci- mún, de que en cualquier lugar del mundo
lla de una asociación terrorista sufrirá una pena existe un orden mínimo jurídicamente vincu-
111,15 grave (aunque poco) incluso años antes del lante, de acuerdo con el cual las vulneraciones
206
hecho, planeado de modo más o menos vag0 • de los derechos humanos elementales constitu-
yen injusto punible con independencia de dónde
C. ENEI\llGOS COMO PERSONAS ocurran. Teniendo en cuenta los tribunales inter-
Igual que resulta deshonesto evitar la difícil le- nacionales creados últimamente, no puede neo
gitimación del Derecho penal del enemigo intro- garse a este postulado cierto grado de realidad
duciéndolo (más exactamente: escondiéndolo) de en el lado de la persecución penal. Sin embargo, en
modo más o menos clandestino en el Derecho pe- • absoluto es correcto que los derechos humanos
nal del ciudadann -en vez de ubicarlo en una po- ofrezcan orienlación real en los lugares de comi-
sición autónoma-, resulta deshonesto abusar del sión de los hechos. Por ello, la punición nó sirve
carácter evidl'nte del Derecho penal del ciuda- almlll1tel1imiCllfo de la vigencia de la norma, sino
dano declarando ciudadanos a los enemigos, lo a su establecimiento. Esto, desde luego, no debe
que, sin embargo, ocurre con cierta frecuencia en ser objeto de crítica en todos los casos, pero debe
tiempos modernos, como se pretende mostrar a denominarse con precisión y elaborarse en el
continuación y en último lugar. plano teórico, en particular, en lo que se refiere
al status del autor y posterior acusado: si se pre-
200 El cabecilla será penado conforme al § 129 a párr. 2 tende establecer un orden, el autor no puede ha-
StGB con pena priva ti \'i\ de libertad no inferior a tres años ber sido ya previamente ciudadano del mismo.
(¡'), lo que debe completarse de acuerdo con el § 38 párr. 2
StGI3: hasta 15 aüos. El autor de una tentativa de homicidio Si una situación en Derecho aún no se ha esta-
igualmente sólo podní ser castigado como máximo con 15
a¡'Ios de pena privativa de libertad (§§ 212 párr. 1, 23 párr. 2
blecido, se trata del estado prejurídico, es decir,
SIG])), pero la ¡.1l'na mínima «sólo» es de dos aí'los (§§ 212 precisamente, el estado de naturaleza, y en él no
párr. 1, 23 párr. 2 5tGI3, 49 párr. 1 núm. 1 5tGB). hay personalidad jurídica. Por ello, de por sí,

lHO 181

-.... -----r--o

1
• "'l)

contra los que vulneran los derechos humanos


-quienes por sí mismos ciertamente no ofrecen
• 'i,',

~:.

'i':

seguridad suficiente de que se comportarán


como personas en el sentido del Derecho- está
permitido todl) aquello que está permitido en el I
"
estado de naturaleza para conseguir que una
constitución civil ,ldquiera carúcter real, y esta
auloriz,lCión amplia es utilizada en la praxis, em-
pez,anclo por hacer la guerra, y no enviando tan
sólo a la policía para ejecutar una orden de de-
tención. Una vez que se tiene al autor, desde
¡
luego, se cambi,l el Código penal y el Código
procesal pl'n,ll como si se tratua de un hecho
cometido por celos o de otros conflictos civiles
parciales similares. Por lo tanto, se declara al au- ~
tor persona en Derecho para poder establecer la
ficción de una vigencia universal de los derechos -1
humanos como algo ya real, presente de acuerdo
con su idea, y se dude el problema de cómo el
nrdl'll ,1LIll por !·sl.lbll~cl'r podríd ll'gitimarse 1;
como orden universal. Sería m,ís sincero distin-
guir entre el L'stlllllecillliellto de un orden y su
1II1lIltcllill/iellto, con lo que también se percibiría
con claridad que el autor no proviene de la so-
ciedad que le condena -ni Milosevic ni, en su
tiempo, el «ciudadano" Capet-. Este discurso,
desde luego, no se dirige contra la intención de
establecer derechos humanos de vigencia uni-
versal; lo único es que habría que saber lo que I,
se hace si en ese proceso se causa dolor: no se
pena a ciudadanos, sino se trata a enemigos.

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