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El Medio Ambiente

en la Palabra de
Jehová Dios la Biblia

Índice
 El Medio Ambiente en la Palabra de Jehova Dios la Biblia
 Los Cristianos Y El Medio Ambiente
 ¿Cual debería ser nuestra actitud para con el Medio
Ambiente?
 Respetemos la Naturaleza como obra de Dios
 Ministros y servidores de la Creación de Dios
 El cuidado de la Creación de Dios
 Conclusiones
 Comentarios

Los Cristianos Y El Medio


Ambiente
Dios es el creador de la naturaleza y el sustentador de la vida (Ej. Isaías
45:12).

2) Todo lo creado es bueno, nada es despreciable (Génesis 1:31).

3) El hombre es creado a la Imagen de Dios (Génesis 1:27).

4) Las leyes de Moisés mencionan el cuidado de la tierra y de los


animales (Ej. Exodo 23:10-11).
5) Los problemas ambientales son consecuencia del pecado del
hombre (Génesis 3:17-18).

6) Dios llama a una reconciliación al hombre, y a restablecer una nueva


relación con su ambiente (Segundo Libro de Crónicas 7:14).

7) La negligencia en la mayordomía origina desastres ecológicos, hay


denuncias de los profetas (Ej. Isaías 24:5-6, Jeremías 23:10).

¿Cual debería ser nuestra


actitud para con el Medio
Ambiente?
Hay 2 declaraciones bíblicas fundamentales a tener en cuenta, "Del Señor
es la Tierra" (Salmo 24:1-a), y "A la humanidad el Señor le ha dado la
Tierra" (Salmo 115:16-b)

A primera impresión parecería que se contradicen, pero no es así, sino


que son complementarias.
La Tierra le pertenece a Dios porque Él la creó, y nos pertenece a
nosotros porque nos la delegó. Esto no significa que nos la haya
entregado renunciado a sus derechos sobre ella, sino que nos dio la
responsabilidad de preservar y desarrollar la tierra, de cuidarla en
su nombre.

Entonces ahora si, ¿Cuál debería ser nuestra actitud para con el
medio ambiente?
Como en todo ámbito de nuestra vida, es importante ser equilibrado y no
caer en los extremos.

Un extremo podría ser deificar a la naturaleza, este el error en el que caen


los panteístas, que piensan que la creación es Dios, o los animistas, que
ven espíritus por todos lados en el mundo natural, o los de la Nueva Era,
que atribuyen a la naturaleza mecanismos de autorregulación y auto
perpetuación.

Todas estas aproximaciones son un insulto a Dios. Es evidente que si


todos las personas pensarían que, por ejemplo, un árbol, un escarabajo o
una vaca es Dios los tratarían con más cuidado (Mmmm.. ) pero la verdad
es que esto no es cierto, debemos respetar a la naturaleza porque Dios la
hizo y no porque ella misma sea Dios.

Otro extremo sería el de la explotación de la naturaleza, que es lo que


está sucediendo ahora y en lo que los hijos de Dios estamos siendo
cómplices. En este caso no estaríamos tratando a la Tierra como si fuera
Dios, sino como si nosotros mismos fuéramos Dios, pero un Dios malvado y
cruel.

Por mucho tiempo se ha culpado injustamente a Génesis 1 por la


irresponsabilidad ambiental de las sociedades con culturas cristianas.

Muchas organizaciones ambientalistas nos odian por ello, pero parece ser
que están malinterpretando las cosas, porque, aunque es cierto que hay
personas, y hasta iglesias mismas, que haciéndose llamar cristianas
tergiversan la verdad bíblica para justificar la sobreexplotación ambiental,
la verdad es que la biblia misma no apoya tal cosa, sino todo lo contrario.

Si bien Dios comisionó a la raza humana para que "Tenga dominio"


sobre la Tierra y la "Sometiera" (Génesis 1:26-28) sería absurdo
pensar que el creador de todo nos hubiera entregado la Tierra para
que las destruyéramos. En absoluto, Dios nos ha entregado el medio
ambiente para ejercer una mayordomía responsable y no una dominación
destructiva.
Cuidar la Tierra
La posición verdadera y equilibrada describe a la correcta relación entre los
seres humanos y la naturaleza. Nosotros mismos somos parte de la
creación de Dios, tan dependientes del Creador como todas las demás
criaturas, comisionados a alabarle igualmente que los cielos, las montañas,
los mares y los demás seres vivos (Salmo 148) y siendo todos en conjunto
evidencia de su existencia (Romanos 1:20).

Dios se humilló a sí mismo al relacionarse con nosotros los hombres y como


un acto de amor y confianza nos comisionó el cuidado de su creación,
dejando en nuestras manos la Tierra, "para que la cultiváramos y la
cuidáramos" (Génesis 2:15).

A veces no nos damos cuenta de lo privilegiado que somos por el


lugar que nos dio Dios en la jerarquía del orden establecido en la
creación. Y si bien ocupamos un lugar único entre Dios y es resto de la
creación, pero como bien lo dice el paradigma científico actual, en muchos
aspectos no somos tan diferentes al resto de las criaturas. Biológicamente
somos similares a los animales, por ejemplo, respiramos como ellos,
sufrimos como ellos. comemos como ellos y nos reproducimos como ellos,
sin embargo, gozamos de un nivel levemente superior de existencia, en el
cual somos diferentes a los animales y más similares a Dios, ya que somos
especialmente capaces de pensar, elegir, crear, amar, orar y ejercer un
dominio amoroso.

No hay que ignorar que el verdadero dominio es cooperativo, Dios pone su


parte y el hombre pone su parte. El hombre no puede hacer crecer una
semilla, pero puede plantarla en buena tierra y regarla. Dios
sustenta los procesos de la naturaleza y nosotros nos valemos de ellos para
que sean lo más fructíferos posible.

El hombre puede arar, regar, abonar, trillar, mecanizar la cosecha, hacer


manejos de suelo, mejorar el ganado mediante la cría selectiva, lo mismo
con las semillas, sin embargo, en todas estas actividades sólo está
cooperando on las leyes de la fertilidad que Dios ha establecido.
Recordando además que el penoso trabajo que el hombre experimenta en
la agricultura se da agravado por causa de la maldición de Dios sobre la
Tierra (Génesis 3:17).
Lo que Dios nos dio es naturaleza, lo que nosotros hacemos con
ella es cultura. No sólo debemos cuidar la naturaleza, sino también
desarrollar los recursos que hay en ella para el bien común de
todos.

Cuidar el planeta
El ser humano debe cuidar con uñas y dientes a la maravillosa
creación que el Señor le ha puesto en sus manos, abandonar su estilo
de vida consumista y dejar de ocasionar tantos problemas ecológicos.

Pero hacemos caso omiso a la voz de Dios, nosotros mismos podríamos, por
ejemplo, cultivar los océanos y no habría hambre ni pobreza en el mundo,
en lugar de esto arrasamos con la vida en ellos; podríamos reciclar, pre-
reciclar y reutilizar las cosas, minimizando el impacto ambiental de nuestra
existencia pero en lugar de eso nos aferramos más y más a lo descartable y
producimos más y más basura.

Todos nosotros tenemos el noble llamado de cooperar con Dios


para el cumplimiento de su propósito, transformando el orden
creado para el disfrute y beneficio de todos.

Debemos poner todo nuestro esfuerzo en esto, el cuidado de la creación


debe ser expresión de nuestra adoración, ya que en la manera que lo
hagamos reflejaremos nuestro amor a Dios, nuestro Creador.

Respetemos la Naturaleza como


obra de Dios
NOSOTROS Y LA CREACIÓN:
“Como discípulos de Jesús nos sentimos invitados a dar gracias por el don
de la creación. En el designio maravilloso de Dios, el hombre y la
mujer están llamados a vivir encomunión con Él, en comunión entre
ellos y con toda la creación”. Uno de los signos del espíritu cristiano en
la vida pública es la defensa y protección del medio ambiente que es una
forma de convivencia pacífica y respetuosa con la naturaleza.

La naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de


verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de
vida .Nos habla del creador y de su amor a la humanidad. La naturaleza
está a nuestra disposición no como un montón de desechos esparcidos al
azar, sino como un don del creador que ha diseñado sus estructuras
intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se debe
seguir para guardarla y cultivarla. Caritas in Veritate N°48.

EL ROL DEL HOMBRE Y SU COMPROMISO CON LA CREACIÓN:


El ser humano es superior a todos los seres creados por Dios; es el único
que posee, cuerpo y espíritu. Dios lo hizo a su imagen y
semejanza. Es justamente esta parte espiritual que nos distingue de los
animales y lo acerca a Dios y hace que seamos sus criaturas más amadas,
esto nos hace responsables con las criaturas inferiores y con nosotros
mismos.

Debemos ser solidarios con las demás criaturas, porque


compartimos con ellas al mismo creador y al igual que ellas
estamos ordenados para su gloria. Además gracias a nuestra parte
espiritual, somos las únicas criaturas capaces de dar cuenta a Dios de todo
lo que nos ha dado, de agradecerle, servirle, y establecer una amistad con
Él.

La creación fue dada al hombre para desarrollarla y desarrollarse él


mismo, servirse de ella y administrarla con responsabilidad. El
hombre mismo es capaz de darle sentido a todo el mundo material, gracias
a su inteligencia. Las estrellas, el mar, las plantas, etc. muestran las
maravillas del creador. El hombre es“cocreador” por lo tanto
“corresponsable”del universo.

Creer en la creación quiere decir también esforzarse por hacer


mejor el mundo, por perfeccionarlo, mediante el trabajo, el
estudio, el cuidado. En efecto el hombre por su inteligencia y su espíritu
de decisión, su trabajo, su amor, es custodio o guardián del universo.
Necesitamos vivir en constante colaboración con los demás para que juntos
obtengamos éxitos que son la alegría de Dios.

LA ECOLOGÍA:

Una forma concreta de atentar con la vida del hombre es deteriorar el


ambiente en el que vive. Cualquier violencia en el medio ambiente
repercutirá tarde o temprano en el hombre. La ecología y el medio
ambiente han empujado la admisión que en el uso que realizan las
tecnologías en los recursos naturales, conllevan el sometimiento de normas
morales. Estamos obligados a evaluar las consecuencias que sobre
el medio ambiente y calidad de vida tienen nuestras decisiones, para la
generación actual y futuras a las que deberemos transmitir un mundo
"habitable".
"En el campo de la ecología se ha de tener presente que los bienes
de la tierra han sido creados por Dios para ser sabiamente usados
por todos: estos bienes deben ser equitativamente compartidos, según la
justicia y la caridad" Compendio Doctrina Social de la Iglesia N°481.

Ministros y servidores de la
Creación de Dios
Esta relación, a la luz de la doctrina sobre Dios Padre, creador del
cielo y de la tierra, el hombre ha sido puesto en el centro de la
creación como “ministro del Creador”. Se sugieren algunas
propuestas:

Guardar la norma fundamental del respeto a la vida. Defendiendo la


dignidad de la persona como inspiradora de un sano progreso económico,
industrial y científico.

Tomar conciencia de la importancia de la cuestión ecológica” Ante el


extendido deterioro ambiental, no se puede seguir usando los bienes de la
tierra como en el pasado, sino que hay que favorecer nuevos programas y e
iniciativas a favor de un mejor cuidado de la tierra.

Educar el sentido de responsabilidad ecológica. Con nosotros mismos.


Con los demás. Con el ambiente. Invertir en educación para formar una
amplia y profunda "responsabilidad ecológica", basada en el respeto al
hombre y a sus derechos y deberes fundamentales.

La primera educadora es la familia. Allí se aprende a respetar al prójimo


y amar la naturaleza.

Revisión del estilo de vida. En muchas partes del mundo esta misma
sociedad “se inclina al hedonismo y al consumismo, pero permanece
indiferente a los daños que éstos causan”. La austeridad, la templanza, la
autodisciplina y el espíritu de sacrificio deben conformar parte de la vida
diaria a fin de que la mayoría no tenga que sufrir las consecuencias
negativas de la negligencia de unos pocos”.
Principio de interdependencia. Las dimensiones de los problemas
ambientales sobrepasan en muchos casos las fronteras de cada Estado. Su
solución, pues, no puede hallarse sólo a nivel nacional.

Necesidad de soluciones coordinadas. Ante los desafíos, que el mundo


debe afrontar, se debe tener una coherente visión moral.

Urgencia moral de una nueva solidaridad. Especialmente en las


relaciones entre los Países en vías de desarrollo y los Países altamente
industrializados.

Incluir la cuestión ecológica en el más amplio contexto de la causa


de la paz.“debe tener siempre presente la interrelación entre la ecología
natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La
experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio
ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa”.

Derecho a gozar de un ambiente. Cada Estado deba garantizar este


derecho en al ámbito de su propio territorio.

Obligación moral de contribuir al saneamiento del ambiente. Tanto


por razones religiosas, como de responsabilidad ante el bien común, nadie
puede eximirse de esta obligación moral.

Atender particularmente a los sectores más vulnerables de la


sociedad. Creando en el interior de cada Estado un adecuado orden socio‐
económico.

Afrontar las formas estructurales de pobreza existentes en el


mundo. De lo contrario no se logrará el justo equilibrio ecológico.

Tener en cuenta el valor estético de la creación. La Biblia habla a


menudo de la bondad y de la belleza de la creación, llamada a dar gloria a
Dios.
El cuidado de la Creación de
Dios
El respeto por el medio ambiente es otra manifestación de nuestro
amor hacia Dios y hacia el prójimo, se honra a Dios cuidando lo que Él
ha creado y se respeta al prójimo al no destruir el patrimonio ambiental
común.

La Biblia nos dice que Dios en el momento de la creación definió 3


relaciones fundamentales, la primera es la del ser humano con Dios,
ya que estamos hechos a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), la
segunda es entre nosotros, ya que la raza humana fue plural desde
el principio (Génesis 1:27), y la tercera, nuestra relación con nuestra
buena tierra y sus criaturas, sobre las cuales nos dio
dominio (Génesis 1:28-30).

Cuidar la creación
Estas 3 relaciones quedaron dañadas después de la caída del
hombre en rebeldía contra el Señor, por lo tanto es coherente que el
plan de restauración diseñado por Dios abarque, no sólo nuestra relación
con Él, sino también entre nosotros las personas y con la creación.

La fe cristiana es esperanza, creemos en Dios y en sus promesas, entre


ellas está la promesa de que los Hijos de Dios, en la vida eterna,
viviremos bajo un cielo nuevo y en una nueva Tierra (p.e. 2 Pedro
3:13; Apocalipsis 21:1), que todo será hecho nuevo y perfecto.

Pero esta esperanza del futuro perfecto que nos espera al final de los
tiempos muchas veces es utilizada por falsos discípulos de Cristo
para justificar el descuido/maltrato/subyugación/ultraje/destrucción
de la gloriosa y presente creación de Dios.

Conclusiones
El mundo en que vivimos es un don de amor de Dios el Creador, de
“Aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las
aguas” (Apocalipsis 14:7; 11:17,18). Dios colocó a los seres humanos
dentro de esta creación, con la intención de que se relacionaran con él
mismo, con sus congéneres y con el mundo que los rodeaba. Por lo
tanto, sostenemos que su preservación y protección está estrechamente
relacionada con nuestro servicio a Dios.

Dios apartó el séptimo día, sábado, como un memorial y un


recordativo perpetuo de la creación y la fundación del mundo. Al
observar ese día, los Adventistas del Séptimo Día refuerzan el sentido
especial de relación con el Creador y su creación. La observancia del
sábado destaca la importancia de nuestra integración con el medio
ambiente en general.

La decisión humana de desobedecer a Dios rompió el orden original


de la creación, resultando en una extraña desarmonía con los
propósitos divinos. De ahí la contaminación del aire y las aguas, la
expoliación de los bosques y la fauna silvestre, y la explotación de los
recursos naturales. Debido a que reconocemos que los seres
humanos forman parte de la creación de Dios, nuestra
preocupación por el medio ambiente abarca la salud y el estilo de
vida de las personas. Los adventistas promovemos un estilo de vida
saludable y rechazamos el uso de substancias como tabaco, alcohol y otras
drogas que perjudican el cuerpo y consumen las reservas de la tierra;
también fomentamos una alimentación vegetariana sana y sencilla.
Estamos comprometidos con una relación de respeto y
colaboración con todas las personas, reconociendo nuestro origen
común y comprendiendo nuestra dignidad humana como un don del
Creador. Puesto que la miseria humana y la degradación del medio
ambiente están relacionadas, nos empeñamos en mejorar la calidad de la
vida de todas las personas. Nuestra meta es desarrollar recursos de
mantenimiento mientras suplimos las necesidades humanas.

El verdadero progreso hacia el cuidado de nuestro medio ambiente


natural descansa, tanto en los esfuerzos personales como en la
cooperación. Nosotros aceptamos el desafío de trabajar con el fin de
restaurar todos los designios de Dios. Movidos por nuestra fe en Dios,
nos dedicamos a promover el saneamiento que se eleva a los
niveles personales y ambientales de vidas integradas dedicadas a
servir a Dios y a la humanidad.

Por medio de este cometido confirmamos nuestra mayordomía de la


creación de Dios y creemos que la completa restauración sólo será
obtenible cuando Dios haga de nuevo todas las cosas.

¿Sabías Qué?

Los seres humanos poseemos una curiosidad innata, y está


comprobado que, si dejamos de estimularla, el aburrimiento adormecerá
nuestra inteligencia.

Para saciar esa curiosidad, creamos contenidos de Educación Ambiental


de la más alta calidad, y sólo pedimos que nos ayuden a difundirlos
por favor:

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