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TS-12-089

ESTADO LIBRE ASOCIADO DE PUERTO RICO


TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA
CENTRO JUDICIAL DE SAN JUAN
SALA SUPERIOR

JOSE LUIS DIAZ GONZALEZ * CIVIL NUM. K DP2012-1222 (801)


Demandantes *
*
Vs. * SOBRE:
*
COMPAÑÍA PARA EL DESARROLLO *
INTEGRAL DE LA PENINSULA y otros *
Demandados * DAÑOS & PERJUICIOS
************************************************

CONTESTACIÓN A LA DEMANDA

Al Honorable Tribunal:

Comparecen las co-demandadas, Levy Construction Corporation y Triple-S

Propiedad, Inc., a través de la representación legal que suscribe, y muy

respetuosamente expone y solicita:

CONTESTACIÓN A LAS ALEGACIONES

1. Las alegaciones contenidas en el párrafo número uno (1) de la demanda

de epígrafe, por contener los nombres y circunstancias personales de los

demandantes, no requieren alegación responsiva de la compareciente. En la

alternativa, se niegan por falta de información, conocimiento y/o creencia.

2. La alegaciones contenidas en el párrafo número dos (2) de la demanda de

epígrafe no requieren una alegación responsiva de la compareciente, toda vez

que van dirigidas a partes co-demandadas, por lo cual la compareciente no

viene obligada legalmente a responder.


3. Las alegaciones contenidas en el párrafo número tres (3) de la demanda

de epígrafe se aceptan.

4. Las alegaciones contenidas en el párrafo número cuatro (4) de la

demanda de epígrafe se aceptan. Se alega afirmativamente que para la fecha en

que ocurrieron los hechos, Triple S Propiedad, Inc., mantenía una póliza de

seguros Núm. CP81045140 a favor de Levy Construction Corporation. Se alega

afirmativamente que la responsabilidad de Triple S Propiedad, Inc., como

aseguradora de Levy Construction Corporation., está condicionada y sujeta a

los términos, condiciones, exclusiones, límites y endosos que surjan del

contrato de seguros antes reseñado. Particularmente, su límite de

responsabilidad es de $1, 000,000 de dólares por ocurrencia. No obstante lo

anterior, se alega afirmativamente que la póliza de seguros expedida por Triple

S Propiedad, Inc., a favor de su asegurado, únicamente respondería frente a la

parte demandante en la eventualidad de que se determine que los daños

tangiblemente sufridos por la parte demandante fueron ocasionados por algún

acto u omisión del asegurado, constitutivo de negligencia, lo cual se niega. A

tenor con el derecho vigente, los contratos de seguros de responsabilidad civil

tienen como fin primordial garantizar al asegurado contra la responsabilidad

civil en que pueda incurrir ante terceros por actos de los que sea legalmente

responsable. J. Castelo Matran, Diccionario Mapfre de Seguros, citado en

Meléndez Piñero v. Levitt & Sons of Puerto Rico, 129 D.P.R. 521 (1991). Si

contra el asegurado no existe una causa de acción por daños, tampoco la hay

contra de la aseguradora. Almonte de Mejía v. Díaz, 86 D.P.R. 111


(1965). Afirmativamente se alega además, que conforme a principios y normas

incuestionables de nuestro ordenamiento jurídico, la relación entre una

aseguradora y su asegurado es de naturaleza contractual. Por ello, se rige

contractualmente por lo pactado en el contrato de seguros, que es la ley entre

las partes. General Accident Insurance Company of Puerto Rico, LTD v. Ramos

Díaz, 148 D.P.R. 523 (1999). Afirmativamente se alega, además, que conforme

al Artículo 11.250 del Código de Seguros de Puerto Rico, 26 L.P.R.A. sec. 1125,

los contratos de seguro se interpretan "a base de sus términos y condiciones,

según se hayan ampliado, extendido o modificado por aditamento, endoso o

adherido a la póliza y que forme parte de ésta". Pretender ignorar todos los

términos y condiciones contenidos en el contrato de seguros en pos de una

cubierta prácticamente sin restricciones en virtud del lenguaje del certificado

de seguros, resulta no sólo difícil sino imposible de reconocer.” Meléndez

Piñero v. Levitt & Sons of Puerto Rico, 129 D.P.R. 521 (1991).

5. Las alegaciones contenidas en el párrafo número cinco (5) de la demanda

de epígrafe no requieren alegación responsiva de la compareciente, por referirse

a partes co-demandadas que aún no han sido identificadas ni debidamente

emplazadas en el pleito de autos.

6. Las alegaciones contenidas en el párrafo número seis (6) de la demanda

de epígrafe no requieren alegación responsiva de la compareciente, por referirse

a partes co-demandadas que aun no han sido identificadas ni debidamente

emplazadas en el pleito de autos.


7. Las alegaciones contenidas en el párrafo número siete (7) de la demanda

de epígrafe se niegan en parte. Se alega afirmativamente que el Sr. José Luis

Díaz González es residente de la Calle Guano #2377 de la Península de

Cantera. No obstante, a la fecha de contestar la demanda de epígrafe, al

infrascrito no le consta que el señor Díaz González ostente un título de

propiedad de la casa donde reside. También se alega afirmativamente que,

estamos bajo la creencia que la codemandante Carmen Ivette Díaz no vive en

Cantera, por cuanto, la residencia en donde alega vivir y cuya dirección no ha

sido provista en el texto de la demanda, siempre está vacía con una luz y radio

prendidos todo el tiempo. Es menester destacar que a la fecha de contestar la

presente demanda, el infrascrito tampoco conoce si la Sra. Díaz ostenta un

título de propiedad que acredite la titularidad de la estructura en donde alega

reside en la Península de Cantera. Como cuestión de hechos, en la demanda

no se consignó la dirección física o postal de la Sra. Díaz en la Península de

Cantera.

8. Las alegaciones contenidas en el párrafo número ocho (8) de la demanda

de epígrafe se aceptan en parte. Se alega afirmativamente que la Compañía

para el Desarrollo Integral de la Península de Cantera, contrató a Levy

Construction Corporation para realizar trabajos de demolición en el área de la

Península de Cantera. No obstante, se alega afirmativamente que todas las

casas demolidas por Levy Construction Corporation estaban desalojadas,

ya que los residentes habían sido reubicados. Como cuestión de hecho,

hemos conocido que a los co-demandantes se les presentaron varias


alternativas para su reubicación las cuales fueron rechazadas por los

demandantes. Se alega afirmativamente que a las personas que residían en

las casas que iban a ser demolidas se les solicitaba que localizaran una casa

similar a la suya fuera del área de Cantera. El propósito de ello era que los

residentes pudieran ser reubicados en una casa construida conforme a lo

requerido por los estándares federales de construcción. Una vez se localizaba la

nueva propiedad y se conocía su precio, se le pagaba a la persona el costo de la

estructura que iba a ser demolida y el gobierno federal pagaba el restante del

precio de la nueva propiedad. Así, estos advenían dueños titulares de la nueva

propiedad. De más está decir que los co-demandantes rechazaron esa

oferta.

Se llama la atención a que el proceso de demolición se realizó

conforme los estándares prevalecientes en el negocio de la construcción.

Así las cosas, antes de comenzar las obras, se inspeccionó el área, se

identificaron las casas a ser demolidas, se les avisó a los residentes sobre

las obras que se iban a realizar y se discutieron los métodos en que la obra

se llevaría a cabo. Es menester destacar que las labores contratadas eran

fiscalizadas por la Compañía para el Desarrollo Integral de la Península de

Cantera. Por consiguiente, al momento de la demolición, Levy Construction

Corporation tomó todas las medidas necesarias para evitar daños estructurales

a las casas que no se derrumbarían.

9. Las alegaciones contenidas en el párrafo número nueve (9) de la

demanda de epígrafe se niegan en la forma en que están redactadas. Se alega


afirmativamente que la mayoría de las residencias ubicadas en la Península de

Cantera, incluyendo la de los demandantes, fueron construidas al margen de

los códigos de construcción y están ubicadas en una zona inundable cuyo nivel

freático es de tres (3) a cuatro (4) pulgadas de la superficie. Por ende, alegamos

afirmativamente que los daños que alegan los demandantes en sus residencias

son preexistentes y en nada se relacionan con las obras de demolición de las

casas que circundaban las residencias de los demandantes. Sostenemos

afirmativamente que las residencias de los demandantes estaban en un estado

franco de deterioro y abandono y con serios defectos estructurales desde antes

del comienzo de las obras de demolición. Por ende, sostenemos que las

propiedades de los demandantes estaban agrietadas con filtraciones y otros

defectos en su construcción equivalentes a casas ruinosas. Se niega el nexo

causal entre los alegados daños a las propiedades en donde alegadamente

residen los demandantes y las obras de demolición llevadas a cabo por la

compareciente.

Se alega afirmativamente que Levy Construction Corporation actuó

conforme a los estándares prevalecientes en el negocio de la construcción. Así

las cosas, antes de comenzar las obras, se inspeccionó el área, se identificaron

las casas a ser demolidas, se les avisó a los residentes sobre las obras que se

iban a realizar y se discutieron los métodos en que la obra se llevaría a cabo.

Asimismo, las labores contratadas eran fiscalizadas por la Compañía para el

Desarrollo Integral de la Península de Cantera. Se alega afirmativamente que al

momento de la demolición Levy Construction Corporation tomó todas las


medidas necesarias para evitar daños estructurales en las casas que no se

derrumbarían. Se niega vehementemente que como parte de los equipos

utilizados para la demolición en la Península de Cantera se haya utilizado un

martillo, según alegan los co-demandantes en este inciso. Sostenemos

afirmativamente que para los trabajos de demolición se utilizaron dos

excavadoras. Con una de estas se utilizaba el ‘bucket’ para empujar

cautelosamente la estructura a ser demolida y la otra recogía los escombros y

los compactaba.

Se alega afirmativamente que los defectos o daños que reclaman los

demandantes no guardan relación alguna con las obras realizadas por Levy

Construction Corporation. No obstante, alegamos afirmativamente que las

propiedades en donde alegan residir los demandantes estaban en estado

ruinoso y no aptas para ser habitadas desde antes del comienzo de las obras

de demolición en cuestión, por lo cual se niega el nexo causal entre los daños

reclamados por los demandantes y las actuaciones de la compareciente, ya

fuese por sí o a través de sus agentes o empleados.

Se llama la atención a que para la misma fecha en que Levy Construction

Corporation realizaba las obras de demolición en la Península de Cantera,

había presente otra compañía que hacía obras de reconstrucción de las

tuberías. Ante ello, es necesario mencionar que este tipo de intervención

provocó mayores vibraciones que las que pudo provocar Levy Construction

Corporation, ya que para esa obra se realizaron excavaciones. No obstante lo

anterior, de la residencia de los co-demandantes estar construida conforme lo


requerido por los códigos de construcción, no hubiese tenido problema ante

cualquier vibración ya fuese por los trabajos de excavación para la instalación

de tuberías o por las obras de demolición.

Según la información recopilada por el infrascrito, el estado en que se

encuentran los balaustres de la casa del co-demandante demuestran que la

varilla en su interior explotó. Ese hecho, sumado a la falta de mantenimiento y

pobre construcción, no se le puede adjudicar a las labores realizadas por Levy

Construction Corporation.

De hecho, entendemos pertinente mencionar que según la información

recopilada por el infrascrito, las grietas por las cuales reclaman los

demandantes en las propiedades en donde alegan residir, eran

preexistentes y además son más probable que se deban a la mala

construcción de estas viviendas que a los trabajos de demolición de la

residencias que les rodeaban.

Se alega afirmativamente que según la información recopilada por el

infrascrito, que los alegados daños al techo de la casa del señor Díaz se deben

a defectos en su construcción. Por ejemplo hemos podido observar que parte

del techo de la residencia del Sr. Díaz González se puede apreciar la presencia

del producto “Blue Bond”, que es un tipo de pega para el empañetado. De la

revisión de las fotos se observa que las zonas afectadas en el techo no tenían

“Blue Bond”, mientras que las áreas no afectadas sí lo tenían. Esa ausencia de

“Blue Bond” pudo ser la consecuencia de las grietas en el techo. A ello, hay que

añadir que, según surge de las fotos, la casa del co-demandante tiene dos vigas
de acero empatadas con “artimañas caseras” que afectan la estabilidad de toda

la estructura.

En cuanto a la residencia de la co-demandante Carmen I. Díaz, se niega

que el desprendimiento del pasamano de la escalera se debiera a las labores

realizadas por Levy Construction Corporation. En segundo lugar cuestionamos

el desprendimiento del pasamano como consecuencia de la demolición de las

residencias colindantes a la de los demandantes. Alegamos y sostenemos

afirmativamente que el pasamanos de la escalera de la residencia en donde

alega “residen” la Sra. Carmen I. Díaz, no se sujetaba de la residencia contigua,

ya que dicho pasamanos está sujetado al piso de la propia escalera. Por

cuanto, sostenemos que la alegación es totalmente irreal e inverosímil, en tanto

y en cuanto, no se puede desprender aquello que no está sujetado a la

propiedad contigua.

10. Las alegaciones contenidas en el párrafo número diez (10) de la

demanda de epígrafe se niegan en la forma en que están redactadas. Se alega

afirmativamente que los co-demandantes se comunicaron con Levy

Construction Corporation para notificarle de los problemas en su residencia.

Como consecuencia de dichas quejas Levy Construction inspeccionó la

residencia de los demandantes y rechazó que sus daños se debieran a las obras

de demolición. Por ende, alegamos afirmativamente la ausencia de un nexo

causal entre las actuaciones de las comparecientes y los daños alegados por los

demandantes. Se alega afirmativamente que el agravio de los daños responden

única y exclusivamente a que las estructuras en controversia no fueron


construidas adecuadamente y a que estaban en estado ruinoso desde antes del

comienzo de las obras de demolición.

11. Las alegaciones contenidas en el párrafo número once (11) de la

demanda de epígrafe se niegan. Se alega afirmativamente que las demoliciones

realizadas por Levy Construction Corporation fueron realizadas conforme a los

estándares prevalecientes en el negocio de la construcción. Debido a ello, las

comparecientes no tienen ningún tipo de responsabilidad frente a los co-

demandantes. Adviértase, además, que el problema de seguridad de los co-

demandantes estriba en que sus residencias estaban en estado ruinoso desde

antes del comienzo de las obras de demolición.

Por otro lado, se alega afirmativamente que el alegado desprendimiento

del pasamano de la escalera en la residencia de la Sra. Carmen I. Díaz, nada

tiene que ver con las labores realizadas por Levy Construction Corporation,

todo ello porque el pasamano nunca estuvo sujetado o apoyado contra la

residencia contigua que fue derrumbada. Adjunto se acompaña como ANEJO I

de esta contestación a demanda, una foto de la residencia de la Sra. Carmen I.

Díaz, de donde surge con meridiana claridad que la escalera está sujetada al

piso de la escalera y no a la propiedad contigua. Mejor aún y según se aprecia

en esta foto, existe un patio lateral que separa la propiedad de la demandante

Carmen I. Díaz, de la residencia contigua. También sostenemos que la foto

ante nos demuestra que la razón del desprendimiento del pasamano se debió a

que el ‘codo’ que lo sujetaba se desprendió de su base. Así las cosas, se niega
que el desprendimiento del pasamano se debiera al derrumbe de una pared

cercana a éste.

El resto de lo alegado en este inciso también se niega, entiéndase lo

alegado en torno a que “[a]ntes de las demoliciones los pasamanos estaban en

buenas condiciones y no habían ocurrido accidentes”. Ello, toda vez que la foto

derrota y demuestra el deterioro de la escalera. Por todo lo anterior, se niega la

existencia de un nexo causal entre las actuaciones de la compareciente y los

daños alegados.

12. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado como

(13) de la demanda de epígrafe se niegan. No obstante, alegamos

afirmativamente que el co-demandante, Sr. Díaz González, visitó el hospital el 2

de febrero de 2012. En esa visita, según consta en un documento revisado por

el infrascrito, el Sr. Díaz no sufrió alguna subluxación o fractura, solo un

espasmo muscular que muy bien pudo deberse a otros factores ajenos a la

alegada caída, tales como los trabajos que realizaba el co-demandante previo a

la caída y que se demuestran con recibos de compra de materiales de

construcción que datan de fechas anteriores al 2 de febrero de 2012. No

obstante lo anterior, al momento de contestar la presente demanda, al

infrascrito no le consta que el co-demandante haya recibido terapias o tomado

medicamentos. Se alega afirmativamente además, que el alegado constante

dolor es una cuestión subjetiva que el co-demandante tendrá que probar en su

momento. Ahora, nos parece inverosímil que un día luego de la primera caída,

entiéndase el 3 de febrero de 2012, el co-demandante, según la información


recopilada por el infrascrito y lo que obra en un recibo de compra, fue a

comprar materiales de construcción. Ese comportamiento no es característico

de una persona que recibió atención médica un día antes por los hechos que

reclama en esta demanda.

En cuanto a la alegada caída del 29 de abril de 2012, estamos

claramente ante la doctrina de asunción de riesgo. Sobre la doctrina de

asunción de riesgo, el tratadista Carlos J. Irizarry Yunqué comenta:

Esta es una norma adoptada del Derecho angloamericano. Si el


demandante, expresa o implícitamente, consiente a exponerse a
sufrir daños como consecuencia de un riesgo particular creado por
el demandado, queda impedido de recobrar por los daños sufridos.
Debe probarse (1) que el demandante reconoció el riesgo y (2) que
lo asumió voluntariamente. Carlos J. Irizarry Yunqué,
Responsabilidad Civil Extracontractual, 6ta ed., 2007, pág. 269.

Nuestro Honorable Tribunal Supremo en Viñas v. Pueblo Supermarket

86 D.P.R. 33 (1962) citando a Hubenette v. Ostby, 6 N.W. 2d 637 (Minn.1942)

expresó que

[e]n una acción de daños personales corriente, cuando un


demandante se coloca en una posición en que se ha de enfrentar
con riesgos potenciales por él conocidos, que una persona
prudente ordinariamente evitaría, dicho demandante asume el
riesgo por cualquier lesión que sufra por su conducta. Tal
asunción de riesgo es una fase de la doctrina de negligencia
contributoria y debe ser incluida apropiadamente dentro de dicho
término. Mosheuvel v. District of Columbia, 191 U.S. 247, 257,
24S. Ct. 57, 48 L. Ed. 170; Houston, E. &W.T.R y. Co. V. Mchale,
47 Tex. Civ. App. 360, 105 S.W.1149; restatement, Torts, §466,
comentarios c, d; Prosser, Torts, §519, p. 379.11.

En el caso ante nos, el co-demandante alegadamente se cayó dos veces,

una el 2 de febrero de 2012 y otra el 29 de abril del mismo año. Al momento

de ocurrir la segunda caída, el señor Díaz conocía de la peligrosidad de


subir por unas escaleras que no contaban con un pasamano. Esto lo

confirma con su alegación Núm. 9 de la demanda de epígrafe, en la que

arguye que “[e]n la residencia de la co-demandante Carmen I. Díaz se

desprendió el pasamano de la escalera, lo que representa un riesgo

constante al subir y bajar de la residencia que está en un segundo nivel”.

Todo lo anterior es razón para concluir que el demandante conocía del riesgo

de subir unas escaleras sin pasamano, que para colmo tenían limo en su

superficie, lo que evidentemente creó una condición resbalosa.

13. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado

número catorce (14) de la demanda de epígrafe se niegan por falta de

información o creencia suficiente que nos permitan proveer una alegación

responsiva. Ello, ya que al momento de contestar la presente demanda, el

infrascrito no ha revisado todos los expedientes médicos del co-demandante.

No obstante, se niega la existencia de un nexo causal entre las actuaciones de

la compareciente y los daños alegados.

14. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado

número quince (15) de la demanda de epígrafe se niegan. Se alega

afirmativamente que Levy Construction Corporation realizó las obras de

demolición conforme a los estándares prevalecientes en el negocio de la

construcción. Su intervención también incluyó la limpieza del área, lo que a

pesar de la naturaleza de las labores, se hizo diligentemente. Se trae a colación

nuevamente que mientras Levy Construction Corporation realizaba sus

labores, había una compañía que hacía reparaciones en las tuberías de agua
del área. Así las cosas, aun cuando negamos la existencia de inundaciones por

tuberías rotas, ello muy bien pudo haber sido producto de terceros por los

cuales la compareciente no debe responder. Adviértase que en este caso

estamos ante personas que incluso no tienen contadores de agua en sus

viviendas.

15. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado

número dieciséis (16) de la demanda de epígrafe se niegan. Se alega

afirmativamente que Levy Construction Corporation actuó conforme a los

estándares prevalecientes en el negocio de construcción. Así las cosas,

reiteramos que antes de comenzar las obras, se inspeccionó el área, se

identificaron las casas, se les avisó a los residentes de las obras a realizarse y

se discutieron los métodos a seguirse para realizarse las demoliciones. Además,

las labores contratadas eran fiscalizadas por la Compañía para el Desarrollo

Integral de la Península de Cantera.

Se alega afirmativamente que la caída del Sr. Díaz nada tuvo que ver con

los trabajos realizados por Levy Construction Corporation. De su alegación

surge que el desprendimiento del pasamano se debió a que se había

derrumbado la pared que sostenía el pasamano. No obstante, el infrascrito

cuenta con prueba fehaciente que establece la falsedad de esa alegación. Ello

toda vez que hay una espacio considerable entre el pasamano y donde estaba

la pared que fue derrumbada. El desprendimiento del pasamano se debió única

y exclusivamente al deterioro de la estructura de los co-demandantes. Hay

que tomar en cuenta que estas casas no están construidas bajo los
parámetros requeridos por ley y que se han levantado en un terreno

sumamente inestable con un nivel freático de tres (3) a cuatro (4)

pulgadas. Así las cosas, el alegado debilitamiento de sus residencias se debe

única y exclusivamente a la forma en que éstas fueron construidas previo a los

trabajos de Levy Construction Corporation. En cuanto a la segunda caída,

recalcamos que claramente estamos ante la figura de asunción de riesgo, toda

vez que aún cuando al señor Díaz le constaba la peligrosidad que presentaba la

escalera, caminó sin mostrar el debido cuidado produciéndose así la caída en

controversia.

El resto de lo alegado en torno a que esta situación “[a]demás, le han

afectado su calidad de vida, su paz, tranquilidad y estabilidad física y

emocional”, así como “daños, sufrimientos y angustias mentales” es materia de

prueba que el demandante tendrá que probar en su momento. Es menester

destacar que nuestra jurisprudencia ha establecido que “de ordinario, una

reclamación por concepto de angustias mentales requiere la presentación de

prueba pericial y documental, tanto para probar la validez de la reclamación

como para que la parte adversa pueda defenderse adecuadamente”. Berríos

Heredia v. Alfredo González, 151 D.P.R. 327, 345 (2000).

16. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado

número diecisiete (17) de la demanda de epígrafe se niegan. Se alega

afirmativamente que Levy Construction Corporation actúo en todo momento

conforme al estándar prevaleciente en el negocio de la construcción. Bajo

ningún concepto se podría entender que las gestiones realizadas por Levy
Construction Corporation ocasionaron daños a las residencias de los

demandantes. Hay que tomar en cuenta que las residencias de estas personas

estaban localizadas en una zona inundable y ajena a los códigos de

construcción aplicables. Por ello, cualquier daño ocurrido en sus residencias es

producto del deterioro de una construcción que desde sus inicios fue

inadecuada y lejana a los estándares mínimos de construcción. Se reitera que

las alegadas caídas sufridas por el co-demandante nada tienen que ver con las

actuaciones de Levy Construction Corporation. Ello, ya que según alega el

propio demandante, la primera caída se debió a que el pasamanos estaba

adherido a una pared demolida por Levy Construction Corporation. Según

alega el demandante, ello causó la inestabilidad del pasamano. Ahora, sus

alegaciones contrastan completamente con las fotos revisadas por el infrascrito

que muestran que entre el pasamano y la pared derrumbada, había un espacio

considerable. Así, nos parece inverosímil que se asegure que el pasamano se

cayó debido al derrumbe de una pared que a todas luces era independiente al

pasamano en controversia. La segunda caída en cambio, claramente establece

que el co-demandante asumió el riesgo que eventualmente produjo la caída. Se

vuelve a traer a colación nuevamente que el día posterior a la primera caída, el

co-demandante fue a comprar materiales de construcción, según obra en un

recibo de compra que revisó el infrascrito. Este comportamiento sorprende de

una persona que recibió atención médica el día anterior producto de una caída.

Se alega afirmativamente que todo lo alegado en cuanto a daños, sufrimientos

y angustias mentales es materia de prueba que el demandante tendrá que


probar en su momento. Ahora, nuestra jurisprudencia ha establecido que “de

ordinario, una reclamación por concepto de angustias mentales requiere la

presentación de prueba pericial y documental, tanto para probar la validez de

la reclamación como para que la parte adversa pueda defenderse

adecuadamente”. Berríos Heredia v. Alfredo González, 151 D.P.R. 327, 345

(2000).

17. Las alegaciones contenidas en el párrafo erróneamente enumerado número

dieciocho (18) de la demanda de epígrafe se niegan. Se alega afirmativamente

que no existe un nexo causal entre las actuaciones de la compareciente y los

daños alegados.

a. Reiteramos una vez más que Levy Construction Corporation actuó

conforme a los estándares prevalecientes en el negocio de construcción. Los

daños que tiene la residencia del co-demandante son producto del deterioro de

una estructura que desde su origen denotaba una pobre construcción y que

además fueron construidas sobre un terreno inestable. Por otro lado, las

alegadas angustias mentales son materia de prueba que el demandante tendrá

que probar en su momento. Nuestra jurisprudencia ha establecido que “de

ordinario, una reclamación por concepto de angustias mentales requiere la

presentación de prueba pericial y documental, tanto para probar la validez de

la reclamación como para que la parte adversa pueda defenderse

adecuadamente”. Berríos Heredia v. Alfredo González, 151 D.P.R. 327, 345

(2000). Sin embargo, de entrada alegamos afirmativamente que la cantidad


solicitada en concepto de daños físicos y emocionales es exagerada,

especulativa, irreal, irrazonable e improcedente en derecho.

b. Levy Construction Corporation actuó conforme a los estándares

prevalecientes en el arte de construcción. Los daños que tiene la residencia de

la co-demandante son producto del deterioro de una estructura que desde su

origen denotaba una pobre construcción y que además fueron construidas

sobre un terreno inestable. Por otra parte, las alegadas angustias mentales son

materia de prueba que el demandante tendrá que probar en su momento.

Nuestra jurisprudencia ha establecido que “de ordinario, una reclamación por

concepto de angustias mentales requiere la presentación de prueba pericial y

documental, tanto para probar la validez de la reclamación como para que la

parte adversa pueda defenderse adecuadamente”. Berríos Heredia v. Alfredo

González, 151 D.P.R. 327, 345 (2000). Sin embargo, de entrada alegamos

afirmativamente que la cantidad solicitada en concepto de daños físicos y

emocionales es exagerada, especulativa, irreal, irrazonable e improcedente en

derecho.

c. Levy Construction Corporation actúo conforme a los estándares

prevalecientes en el negocio de construcción. Nuevamente enfatizamos en que

los daños que tienen las residencias de los co-demandantes son producto del

deterioro de una estructura que desde su origen denotaba una pobre

construcción y que además fueron construidas sobre un terreno inestable. No

obstante, de entrada sostenemos afirmativamente que la cantidad solicitada en


concepto de daños a la residencia es exagerada, especulativa, irreal,

irrazonable e improcedente en derecho.

DEFENSAS AFIRMATIVAS

1. Se incorporan y se hacen formar parte de la presente sección todas

las alegaciones afirmativas contenidas en la sección precedente.

2. Las reclamaciones contenidas en la demanda, están total o

parcialmente prescritas.

3. El hecho escueto de que ocurra un accidente no establece negligencia.

Le corresponde a la parte demandante probar los requisitos que tiene que

concurrir para que prospere una causa de acción de daños y perjuicios bajo el

artículo 1802 del Código Civil de Puerto Rico, a saber: ocurrencia del daño;

acto u omisión culposa o negligente por parte del demandado; relación causal

entre el daño sufrido por la parte demandante y la acción u omisión culposa o

negligente de la parte demandada.

4. Levy Construction Corporation no fue negligente en ningún momento

material a la ocurrencia de los hechos narrados en la demanda, por lo que la

compareciente, y su compañía aseguradora, no advendrían obligadas a

responder frente a la parte demandante.

5. No existe relación o nexo causal alguno entre los daños reclamados

por los co-demandantes y las acciones u omisiones negligentes algunas de Levy

Construction Corporation, Inc., sus agentes, empleados.

6. El incidente sobre el cual se contrae la demanda del epígrafe, de haber

realmente ocurrido, se debió, en todo o en parte, a la negligencia de los propios


co-demandante, al decidir vivir en una casa que desde su origen denotaba

defectos de construcción.

7. La negligencia de la parte demandante es mayor a cualquiera

negligencia que se le impute a las comparecientes, la cual se niega, lo que

significa que la negligencia de la demandante absorbe cualquier grado de

negligencia de las comparecientes.

8. Se llama la atención a que el proceso de demolición se realizó

conforme los estándares prevalecientes en el negocio de la construcción. Así las

cosas, antes de comenzar las obras, se inspeccionó el área, se identificaron las

casas a ser demolidas, se les avisó a los residentes sobre las obras que se iban

a realizar y se discutieron los métodos en que la obra se llevaría a cabo.

9. Valga traer a colación que para la demolición de las casas no se utilizó

en ningún momento un martillo tal como alegan los co-demandantes en la

demanda de epígrafe. Como señaláramos, se utilizaron dos excavadoras. Una

de estas utilizaba el ‘bucket’ para empujar cautelosamente la estructura a ser

demolida y la otra recogía los escombros y los compactaba. Esa división de

tareas tuvo el propósito de evitar cualquier vibración que resultara un perjuicio

para las propiedades que no serían demolidas.

10. Se alega afirmativamente que, a través de su historia, la Península de

Cantera ha sufrido serios problemas en términos de infraestructura y

deterioro de viviendas. Ello, ya que las residencias están construidas al margen

de los códigos de construcción y se ubican en una zona inundable cuyo nivel

freático es de tres (3) a cuatro (4) pulgadas.


11. Adviértase que los daños estructurales alegados en la demanda son

cónsonos con una estructura cuya construcción es defectuosa desde su origen.

Ello lo evidencia que los co-demandantes no contaban con un permiso de

construcción.

12. De la residencia de los co-demandantes estar construida conforme lo

requerido por los códigos de construcción, no hubiese tenido problema ante

cualquier vibración.

Se niega enfáticamente que el pasamano estuviera sujetado o apoyado a

una pared contigua derrumbada. Es altamente necesario indicar que el

infrascrito revisó varias fotografías de la casa de la co-demandante de las que

se puede apreciar de forma fehaciente que hay un espacio considerable entre el

pasamano y lo que era la pared de la otra casa. Es decir, no estamos ante la

figura conocida como “medianería”, sino ante un pasamano que tenía vida

completamente independiente a la pared de la casa que ubicaba al lado de la

co-demandante. Es menester destacar que el infrascrito revisó unas fotografías

enviadas por el propio co-demandante que claramente demuestran que la

razón del desprendimiento del pasamano se debió a que el ‘codo’ que lo

sujetaba se desprendió de su base. Así las cosas, se niega que el

desprendimiento del pasamano se debiera al derrumbe de una pared cercana a

éste.

13. La segunda caída del co-demandante claramente demuestra que éste

asumió el riesgo de sus acciones, por lo que no procede compensársele.


14. De encontrarse que en efecto existía una situación de peligro, cuya

existencia negamos, entendemos que es de aplicación la doctrina de asunción

de riesgos. El Tribunal Supremo de Puerto Rico en Viñas v. Pueblo

Supermarket. 86 DPR 33 (1962) impuso negligencia comparada a la parte

demandante en un caso de daños por ésta haber andado sobre un líquido

resbaladizo vertido en el suelo, pudiendo haber andado por otro lugar. En el

caso ante nos, el co-demandante, con conocimiento de la peligrosidad de subir

una escalera sin pasamanos asumió el riesgo que eventualmente produjo la

caída.

15. No existe responsabilidad por lesiones resultantes de condiciones

peligrosas que se desconocen, y que una inspección razonable no descubriría,

o de condiciones de las cuales no se anticiparía un riesgo no razonable. Goose

v. Hilton Hotels International, Inc. 79 D.P.R. 523,528 (1956).

16. El hecho de que el co-demandante comprara materiales de

construcción el día posterior a la primera caída denota que éste no sufrió los

daños que alega.

17. Los daños en las residencias reclamados por los co-demandantes son

pre-existentes, y en nada se relacionan con las labores realizadas por Levy

Construction Corporation.

18. Las cuantías reclamadas en resarcimiento de los daños alegadamente

sufridos por la parte demandante son exageradas, especulativas,

desproporcionadas, irreales, irrazonables e improcedentes en derecho.

19. La parte demandante no mitigó daños.


20. Faltan partes indispensables en el pleito sin cuya presencia el pleito

no podrá ser adjudicado en los méritos.

21. La relación entre una aseguradora y su asegurado es de naturaleza

contractual, y se rige concretamente por lo pactado en el contrato de seguros,

que es la ley entre las partes. General Accident Insurance Co. v. Ramos,

opinión de 14 de junio de 1999, 99 TSPR 91.

22. “Los contratos de seguros de responsabilidad civil, en general, tienen

como fin primordial garantizar al asegurado contra la responsabilidad civil en

que pueda incurrir ante terceros por actos de los que sea legalmente

responsable, [Cita omitida]. El asegurador se obliga, dentro de los límites

establecidos en el contrato, a cubrir la obligación de indemnizar a un tercero

los daños y perjuicios causados por el asegurado.” Quiñones López v. Manzano

Pozas, 141 D.P.R. 139 (1996).

23. “Sabido es que la responsabilidad de la aseguradora no es absoluta

sino que depende de si la póliza cubre el riesgo.” [Citas omitidas]. Vélez v.

García Commercial, 100 D.P.R. 645 (1972). Una compañía aseguradora no

responde en daños por su asegurado a menos que este sea responsable de los

daños causados, por tanto, la responsabilidad de la aseguradora depende de la

del asegurado, si contra este no existe una causa de acción por daños tampoco

la hay en contra de la aseguradora separadamente. Almonte de Mejía v. Díaz,

86 D.P.R. 111 (1962); Guerra v. Ortiz, 71 D.P.R. 613 (1950).

24. Nuestra jurisprudencia ha establecido que “de ordinario, una

reclamación por concepto de angustias mentales requiere la presentación de


prueba pericial y documental, tanto para probar la validez de la reclamación

como para que la parte adversa pueda defenderse adecuadamente”. Berríos

Heredia v. Alfredo González, 151 D.P.R. 327, 345 (2000).

25. Las partes aquí comparecientes se limitan en sus defensas y

aseveraciones a aquellas que pueden ser sostenidas por hechos demostrativos,

en esta etapa de los procedimientos. Por esta razón se le solicita permiso a este

Honorable Tribunal de enmendar las alegaciones afirmativas y de levantar

nuevas defensas afirmativas conforme avance el proceso de descubrimiento de

prueba.

POR TODO LO CUAL, se le solicita muy respetuosamente al Honorable

Tribunal que declare No Ha Lugar la demanda de epígrafe, así como cualquier

otro señalamiento que en derecho proceda.

Respetuosamente presentada.

CERTIFICO: Haber enviado copia fiel y exacta del presente escrito a:

Lcda. Evelyn T. Márquez Escobar, Bufete Rivera Ortiz & Asociados, PO

Box 810386, Carolina, PR 00981-0386 – evetmarquez@gmail.com – (787) 768-

8521; por ____ correo electrónico; ____ telefax; ____ correo ordinario.

En San Juan, Puerto Rico, hoy __ de noviembre de 2012.

García Selva & Ramírez Lugo


Law Offices, P.S.C.
P.O. Box 195587
San Juan, PR 00919-5587
Tel. 250-6844 Ext. 57; Fax 250-6997
e-mail: jgarcia@gsrl-law.com
galmenas@gsrl-law.com

Por: ________________________________
José Carlos García Selva
RUA Núm. 9,905
Colegiado Núm. 11,167

jec/TS-12-089 2012-11-15 CONT DDA


Cgac

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