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Ese recelo anterior hacia los contenidos ha de verse como una reacción a las
limitaciones y errores de lo que podríamos llamar una concepción “tradicional”
de la educación escolar, entendiendo la educación escolar como la realización
de una serie de aprendizajes de contenidos específicos, a los que la sociedad
en ese momento determinado concede una mayor importancia,
sistemáticamente planificados, que los alumnos deben incorporar e interiorizar.
El crecimiento personal debe ser entendido como el proceso por el cual los
seres humanos hacen suyos los saberes y formas culturales del grupo social al
que pertenecen, ya que el desarrollo de los seres humanos se produce siempre
y necesariamente en un contexto cultural y social determinado.
Vamos a explicar con más detenimiento los tres tipos de contenidos que nos
podemos encontrar en las propuestas curriculares de la Reforma:
1.- Contenidos conceptuales. Tenemos que diferenciar:
El alumno debe intervenir en el proceso, como parte activa que es. Pero
tampoco nos podemos olvidar del papel del docente, que debe actuar no ya tan
solo como guía, a merced de las consultas que le puedan realizar los alumnos.
Las dos partes han de asumir un papel activo y con el objetivo de formar a
personas completas en todas las facetas, no podemos pretender que sólo sean
diccionarios o el google. Por lo que no podemos olvidar la faceta “espiritual” del
alumno, y con ello me quiero referir a esa parte de los contenidos que se salen
de la enseñanza tradicional: el contenido procedimental y actitudinal.
El todo es más que la suma de sus partes, y así nos debemos tomar los
docentes la enseñanza. No podemos obviar esa parte fundamental de nosotros
mismos que nos hace ser personas completas.
Por eso es tan importante que en la reforma del sistema educativo se haya
tenido en cuenta. Ahora la pelota está en nuestro tejado, debemos elaborar las
propuestas curriculares atendiendo a múltiples factores, como pueden ser los
intereses del alumno, su estilo de aprendizaje, si necesita refuerzos o no,
elaborar actividades diversas, que les motiven, utilizar variados recursos
educativos, que experimenten, que intervengan en la clase de una manera
activa, que reflexionen por ellos mismos y un largo ecétera.
Al ser el currículo abierto y flexible tenemos la oportunidad de concretar esos
contenidos mínimos en base al entorno socio-cultural-económico del centro, del
ciclo, del aula y del alumno individual. Si estas concreciones las hacemos
teniendo en cuenta al alumno como un todo, no como un recipiente de
contenidos, sin duda haremos que nuestra labor sea mejor y satisfaga a todas
las partes.
De este modo, podremos por un lado, hacer que los alumnos hayan aprendido
significativamente los contenidos, ya que tendrán que haberlo aprendido bien,
extraer las ideas principales, buscar ejemplos de la vida real, los tendrán que
exponer con claridad al resto de la clase, fomentando así determinadas
habilidades y destrezas: hablar en público, vencer la timidez y la vergüenza. A
su vez también estaremos fomentado en ellos determinadas actitudes como el
respeto mutuo, acatamiento de determinadas normas dentro del debate, etc.