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Resto de Obra

II

por Kermês
SOBRE “LAS 184 PLAYAS GALLEGAS”

Los PARAMETROS objetivos –seguidos subjetivamente- seguidos


para la calificación de todas y cada una de las playas, fueron:

Tamaño

Arena

Agua

Servicios

Entorno

Accesos

Aparcamiento

Peligrosidad

Ocupación

Climatología

63 corresponden a Pontevedra (34%)

102 a La Coruña (55’5%)

19 a Lugo (10’5%)

En PONTEVEDRA hay 1 sobresaliente, 24 notables y 14


suspendidas (incluyendo el único 0, por la mierda de la fábrica
de papel de Marín).

Media: 5’85.

En LA CORUÑA 7 sobresalientes (los dos únicos 10), 28 notables y


17 suspendidas.

Media: 5’9.

5 notables y 6 suspensos en el litoral de la provincia de


LUGO.

Media: 5’5.
El resto, corrientes.

ORENSE no tiene litoral, pero sí muchísimas maravillas


naturales y artísticas dignas de verse, en el interior.

MEDIA GLOBAL DE LAS 184 PLAYAS GALLEGAS: 5’75


Indice general

Centiloquio

Condenado a vivir

Los 56 Seoanes gallegos (incompletos)

Ríos de ría (incompletos)

Y después de los 50 (sin finalizar)


Centiloquio
(de la L a la Z)
CENTILOQUIO

M” A LA “Z”
INDEX POR MATERIAS
HISTORIA (31)
África
Africanos
Almogaar
Anarquismo
Anarquistas
Asía
Asiaticos
Babel
Berlín
Cantú
Cartago
Corán
Enquiridión
Eslavos
Etiología-B
Etiología
Evas
Fenicia
Gargantúa
Gibraltar
Ilesos
Islam
Judí
Judaismo
Mesopotamia
Poligrafía
Resitente
Sexualidad
Sobrino
Tecnocracia
Zampabollos

SOCIOLOGÍA (XX)
Año
“Cheiro”
Dinerolandia
Elector
Fascio
García
Gez
Hemeneuticos
Humano
Iluninado
Ku-Klux-Klan
Litación
Llapa
Noúmenos
Nafrar
Obreruchos
Prostitución
Snob
Vicisitudinario
Vivir

VARIOS (15)

Bibliografía
Desconocedor
Florilegio
Greguerias
Jocosidades
Ntzsch
Pensamientos
Perros
Platino
Sombra
Sueltos
Varios
Venta
Volarérunt
ECOLOGÍA (8)

Cancer
Utopilandia
Etiología-A
Marisco
Naturaleza
Panteismo
“Prestige”
Profilaxis

CIENCIA (6)

2.00.000.000
Portugal
Sexo I
Sexo II
Tiern
Weberio

AUTOBIOGRAFÍA (6)
Abra
Camionero
Joyero
Quincuagésimo
“Roterio”
Yo
DE AMIGOS (5)

Alberto
“Bi”
Erias
María
Pablo

RELIGIÓN (3)

Constantinismo
Oblaciones
313

RELATOS (3)

Padmini
Sinhaya
Xindbar

ECONOMÍA (2)
Agro
Inflación
… Y 1 qué se me “escapó”.
L
[Así es como fue.]
Subirse en globo es un intento, condenado al fracaso, de
escaparse de la Tierra. 4 horas, ¡de la madrugada!, llanuras del
Serengeti, Tanzania, África madre. Con esta baja emulación del
magistral Gómez de la Serna, que dio muchas conferencias a lomos
de elefantes (ayer se nos cruzó uno delante del coche, como si
tal cosa), inicia una jornada en la que cuando menos, se le superará
en altura, escribiendo a bordo de un globo.
Dentro de dos días se cumplirán dos años desde que comencé
con esto, veremos cómo termina la aventura. Silenciosa noche
africana, lejos de todo; amanecer africano presintiendo el león,
cerca del cielo.
[“East África” quebró, obligando a un día más en la peligrosa
Nairobi, para tras visita al espléndido aeropuerto deAmsterdam,
retornar al maremágnum madrileño].
Estamos en el nonagésimo cuarto capítulo de un itínere de
lo que después de mi muerte, eso espero y deseo, se convertirá
en un clásico del ensayo, del pensamiento, del inicio del siglo
veintiuno, y si no es así, ¡lo que he disfrutado en esos dos años!,
con Hamurabi, con Séneca, con Plutarco, con Boccacio, con
Quevedo, con Hugo, Ramón.
Buena parte de la noche rugió Simba; al salir del “bungalow”
nos encontramos con … una cría de impala.
“Raid” nocturno, buen todoterreno y buen conductor ,
correctamente uniformado -¡se acaba la tinta de la pluma!, me
lo temía; una vida sin riesgo no merece ser vivida-. P or el
polvoriento camino, mucha cebra, algunos búfalos, todo tipo de
impalas, la hiena, hasta un hipopótamo, de solitaria caza. En el
sitito de privilegio, me arrulla la voz del de los galones, con su
tono monocorde, informando continuamente de nuestra posición
a las fuerzas armadas, fuertemente armadas, que rodean el
espléndido hotel. En gallinero, un quinteto de cotorras “yankees”
cloquean, de punta en blanco, maquilladas para la ocasión; pero
ellas también son unas valientes, mujeres con muchos ovarios.
Extrañamente, en el parabrisas ni un solo insecto. De súbito, tras

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casi hora de tumbos, cual gigantesco termitero, el gigantesco
globo, todavía desmayado.
Siempre creí que los globos se hinchaban con helio, aquí a
ventiladores; siempre creí que los globos despegaban en vertical,
¡aquí tumbados! –y yo escribiendo-. ¡Fuego!; sobre nuestras
cabezas el puto infierno; ensordecedor, sobrecogedor, pavoroso;
dieciséis risas histéricas (vamos en compartimentos de dos); los
negros infladores se ríen de los conejillos blancos. No pensé fuera
tan peligroso. La barquilla de mimbre se yergue. Comienza el
bamboleo; he de parar, por si me mareo.
Despegamos, ni enterarse; suave; vamos ascendiendo, todo
se empequeñece. El piloto, sin parar de hacer bromas, tira de las
palancas, surgen grandes llamaradas y para arriba; manejando
una cuerda interior que inclina un poco la tela, controla la
dirección; sospechoso que él sea el único que lleva enganche de
seguridad; llegamos a 1.500 metros, con velocidad dependiente
de la brisa (25 km/h.).
Apenas hubo animales a la vista. Finalizando, emocionante
pasada sobre rocas y árboles. R ozamos tierra, gran topetazo,
rebote, nos posamos; aplausos.
Ya he volado en globo. Soy aeronauta.
La maldad intrínseca está en que ambicionamos lo que no
necesitamos. Ayer, un león macho enseñoreado encima de un
termitero, oteaba pausadamente el horizonte de la sabana, justo
en medio de una manada de ungulados; el más cercano, ni a una
veintena de metros, pastando, tranquilamente, de espaldas a su
depredador satisfecho natural.
Tras el espeluznante despegue globero de la antivíspera,
tampoco estuvo mal mi solitario encuentro en un camino selvático
con el quinteto de guerreros masais munidos de lanza y maza,
blancos ante mi demostración de pericia con el látigo que nunca
me abandona. Ya era ocaso en la caldera Ngorongoro
(onomatopeya de los cencerros del abundantísimo ganado); ahora
amanece. Antes de seis horas mi madre (ayer no encontré a mi
otra madre, la nuestra, la de todos, “Lucy”, en Oldupai, feudo
de los Leakey) me expulsará de aquel magma en que me gestó.
Desde tal trauma, hostilidad; nada parecido a la escena de

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convivencia de la víspera; no he vivido este medio siglo mal, no
he vivido como he querido (y soñado), pero tampoco como no he
querido. Pude haber hecho más, vivir distinto, ¿mejor?... para
qué voy a atacar una presa con el estómago lleno –y cada vez con
más barriga-.
[Fallo memorístico: la homínida de 3.000.000 de años, la
encontraron (1.974) en el valle bajo del río Aouache, en Etiopía,
también fosa del Rift].
Nacido entre algodones, primogénito, las púas comenzaron
al tener que compartir. Me han recordado como niño algo rebelde
y revoltoso. De una familia rígida, dictatorial, a un colegio
opresivo, represivo. Buenas notas, bastantes palos (“Hay que
enderezarlos cuando empiezan a crecer”). Universidad, nuevos
horizontes, riendas más flojas. Cortar con la familia, con lo
académico; más vivaz. Orfandad. Vuelta a la carretera, mujeres
maravillosas, nuevo retorno. Mi abuelo. Me quemo al 60%, en
tercer grado, justo al tener veintiseís años y medio.
Escribo delante de un espejo, con total silencio, negro,
africano, en derredor. Veo, emergiendo de un albornoz blanco,
unas facciones algo quemadas con el sol ecuatorial que recuerdan,
enmascaradas por la barba y las desordenadas greñas, a las del
bisabuelo que supervisa mi escritorio a cerca de 10.000 km. de
aquí. Ese del espejo eres tú, escribidor, que lo que te quede no
sea peor que lo anterior; suerte, “sentidiño”.
Ventas de productos varios, inicios de la seguridad
electrónica, cultivos florales, enseñanza,… A cruzar el Gran
Charco, América de Venezuela a Paraguay, “Ama Llulla”. Ángeles,
mi Angeliñas. “El Poder”. Al monte. “Ensayos de Ensayo”. Portugal.
Se va el abuelo.
Ámerica del centro,A. del norte (“Ama Llulla II”). Quirófano
(voluntario, presuntamente estético). Vuelta al Mundo; “Oceanía,
la desconocida”.”Crónicas de un peregrinaje por Europa con el
R.C. Deportivo de La Coruña”. Casa propia con negocio en Óbidos
(“Roteiro do Antigo”). Las “185 Playas Gallegas”. Mi culpa en el
semanario “Tribuna do Oeste”, corazón flojo, incontrolado. La
tabla del salitre gallego, cruzar a Bayona, cocinar, “El Poder II”.
Comienza, hace justo, hoy, dos años, “Centiloquio”.

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Y hoy, el cumpleaños entre leones, con leones; como en el
fondo de la caldera el calor aprieta, esperan a los vehículos para
instalarse, con total indiferencia, sin una sola mirada a los atónitos
ocupantes, debajo, a la sombra, sin que los inmute ni el sonido
del motor ni el humo. Media hora nos tuvimos que pasar parados,
estupefactos, a que la familia Leo (macho enmelenado, tres
hembras y sus cuatro cachorrillos) se dignara abandonar su refugio
mecánico en busca de otro automóvil recién llegado encimado
por japonés de gran cámara de cine. Era el momento casi justo,
algo pasado, en que cincuenta años para atrás surgía a esta vida;
nadie puede alardear de tal originalidad conmemorativa.
¿Y la comida del aniversario?. Sobre la hierba, junto a una
poza con hipopótamos y cocodrilos, con abundancia de toda clase
de pájaros. Ni mesa, ni silla, ni platos, ni cubiertos,… ni comida:
mi muslo de pollo me lo arrancó, limpiamente, de la mano, un
aletear (era un poco extraño que el chófer negro no se moviera
de su asiento). Risas, empujadas por un excelente champán de
Reims, del 97. Siesta. Escribo.
Mañana queda pasar de Tanzania a Kenya, pasado volar de
Nairobi a Madrid, después comenzar mi autobiografía. Un año
más tarde será “Y después de los 50”.
¿Y después de los 50?.
Lo peor, ahora ya soy un hombre mayor.

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LITACIÓN
La litación es el acto sacrificial que pluge a la Divinidad. El
sacrificio humano es analogía del sacrificio divino. El niño, hombre
o mujer sacrificados, son la trasposición de una divinidad. La
litación es la recreación de la creación, volver a crear
cíclicamente, regenerar. En toda teogonía hay mucho de teomanía,
para generar dioses hay que creerse un dios. En un principio fueron
los númenes, dioses gentiles. Cumbres altas, árboles añejos, ríos
caudalosos, el propio mar , eran fuentes inmediatas de vida, se
les llegaba a rendir culto, a hacerles ofrendas, pero no eran
propiamente númenes. La fuente última, la superior, la que daba
vida a las demás fuentes, era el verdadero númen. Entre los cultos
mediatos, el más destacable es el de la serpiente, la ofiolatría,
que a pesar de su remotísima antigüedad acabaría llegando a la
propia Biblia; que surgiera y volviera a la tierra, que se enrollara
sobre sí misma, que pudiera ser mortífera, que mudara de piel,
eran propiedades innegablemente sobrehumanas.
Lo telúrico pervive, es el substrato de toda peregrinación,
de toda romería. Lo zoomorfo es más concreto, más visible, en la
pintura, en la escultura prehistórica. El paso al
antropozoomorfismo es consecuencia lógica, era identificarse con
el entorno, con lo que se comía, con lo que si faltaba quitaba la
vida.
La religiosidad telúrico-mistérica es la más antigua, con
sus dioses teriomórficos; es inmediata, femenina. La Magna Mater
estaba por todos los continentes, pues Ella lo contenía todo.
P ero aquel homínido encogido sobre sí mismo, replegado
en cuevas, temeroso, hambriento, fue erguiéndose, construyendo,
teniendo almacenados excedentes. Pudo mirar para arriba. Fue
proyectando su mundo terrenal hacia la bóveda celestial. Los hoyos
que se encuentran en todos los pedregales sacros de todo el
mundo, se llenaban de agua y servían para reflejar las estrellas –
debe hacerse así, a modo de espejo, por causa de los ángulos
declinatorios-. A las teóricas agrupaciones estelares se les dieron
nombres animales, hasta configurar mucho, mucho más adelante,
un Zodíaco. A “sensu” contrario, lo celeste, por ser lejano y
aparentemente inamovible, eterno, fue considerado arquetipo,

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prototipo de lo terrestre; templos y ciudades se trazarían siguiendo
esos modelos.
¿Qué es lo que más destaca en el cielo?, ¿Quién ilumina la
noche?, ¿Qué provoca mareas y hasta estados de ánimo?. Cíclica,
cambiante, clara, querida, adorada. Perdidos son los mil nombres
de Selene, sus advocaciones; sus ritos y lugares de culto usurpados.
La selenolatría –no selenismo, con connotaciones de “lunático”,
de ido a otros tiempos- fue una etapa intermedia, universal. Mircea
Eliade considera que los mitos lunares permitían una visión
optimista de la vida en general.
Y llegamos a las épocas casi históricas, a la sociedad
machista, solar. La hembra no se bajó de su trono voluntariamente,
no dejó la noche apagar sus esplendores; se fue produciendo la
sustitución paulatinamente, no sin convulsiones. Quedan rastros
de esa lucha en los pre-mitos, como substrato y etapa anterior de
lo que ahora se considera origen. Todavía a principios del siglo
XVI hubo un intento de retorno divino matriarcal, una guerra de
hermanos, descomunal y feroz guerra civil sagrada en el imperio
de Inti, el Tawantinsuyo; a Huaskar Inca lo apoyaban los amautas,
el clero solar , mientras que Ata Huallpa Inca y sus generales
veneraban el óvalo sagrado del Corichanca; el detonante fue la
sustitución del óvalo por el disco (con la consiguiente violación
de todas las vírgenes). Los aztecas combinaban dos calendarios,
cuya conjugación provocaba los mayores sacrificios rituales de la
historia, la Gran Litación –ocasión idónea para consumir proteínas
cárnicas, tan escasas entre tan abundante población-.
La mayoría de las civilizaciones conocían un año a la vez
lunar y solar (12 meses de 30 días); la creación del mundo se
reproduce cada año (en muchísimos lados comenzaba en marzo,
época de resurgir), con el sacrificio ya derivado, suavizado, en
ofrendas. Téngase en cuenta que hay épocas y lugares en que los
dos cuerpos celestes principales son visibles al mismo tiempo –
los crucifijos medievales conservan sol y luna a ambos lados; en
la puerta de la villa de Óbidos, pervive eso mismo en piedra, y ya
sobrepasábamos el s. XVII; ¿no da la fuerza al licántropo la luna
llena?-. Un tipo de cruz, bélicamente famoso, es sol y luna a la
vez: esvástica (gira a la derecha, día) y sauvástica (izquierda,
noche -nazi-). En Asia, el búho es el símbolo del sol nocturno.

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Al sol le llaman Lorenzo y al luna-luna Catalina-lina,
cantaban los niños cuando lo hacían por tradición y no por
imposición (televisiva); San Lorenzo es patrón del fuego, de los
incendios –y de los cocineros, la fuente de toda alimentación-, y
Sta. Catalina es representada con una rueda solar . Más dificultoso
sería cantarle a la encarnación solar más luenga:
Ekadasamukhavalokitesvara, que lo es del dios de dioses del
“Rigveda”, Surya. Más corto era su sonido en Summer , Utu.
Sahmash en semítico. Muy primitivamente, por Egipto, Horajti,
luego Ra, Atón y Osiris. Japón le dio toque femenino, todavía
vigente, Amaterasu. Para los etruscos, Cautha o Uzil. Banduo para
los celtas. Nergal en Babilonia. Mitra en P ersia. China: K ovan-
Tonatiuh azteca (humanizado como Quetzlcóalt y Huirachcha) y
el Inti inca (Apu-Punchau, también). Nosotros más cercanos Helios
y Apolo de la Hélade –aunque me guste invocarlo, cuando se pone,
como ¡oh Febo!.
En los días de la semana quedó patente la cosmogonía
principal: días del sol (Sunday), de la Luna, de Marte, de Mercurio,
de Júpiter, de V enus y de Saturno; en inglés es la misma
correspondencia, aunque vengan del pabellón germano,
equiparando, por ejemplo, a Thor (Thursday) con Jove. El Sol es
el deseo, la Luna el sentimiento, Marte la acción, Mercurio el ser
,
Júpiter el gozo, V enus el amor , Saturno el saber; como se
descubrieron tardíamente, Urano se convirtió en el símbolo de la
libertad, Neptuno de la confianza y Plutón de la fe.
Basándose en supuestas correspondencias, analogías,
determinismos, fue extendiéndose la geomancia, que si es
predicción por día del nacimiento, genetliaca, puede legitimar
hasta a un genearca (cabeza de linaje). Se llegó, que ya es llegar
,
a predicar tanto a la resurrección como la reencarnación, deseos,
ambiciones humanas sublimadas que actuaron a efectos de
soborno si no ya para una vida buena, al menos piadosa.
Finalmente, se consideró que todas las relaciones de
hombre a hombre debían ser sacralizadas, lo que implicaba ser
codificadas, siendo toda conducta calificable moralmente, pr lo
religioso o por lo civil; el último paso fue lo penal, lo criminal,
quedando justificadas tortura y suplicio (la diferencia, que la
tortura persigue hacer daño, y el suplicio implica muerte). Todo

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lo divino se superpuso a todo lo humano, fue la Litación final,
perpetua inmolación de la Humanidad en honor de la Divinidad.
Como decía Bakunin, al ser sólo lo divino justo, verdadero,
dichoso y bueno, el pobre ser humano es declarado falso, inicuo,
detestable y miserable. De lo sublime al fango. El hombre (o mujer)
religioso (a-) lo que sobre todo ama en la divinidad es a sí mismo,
glorificándose íntimamente; esa exaltación del egoísmo, que
rompe la solidaridad social, humana, es lo que hace que las
mujeres (u hombres) religiosas (-os) sean por lo general tan
feroces, propensas y siempre dispuestas a litar a los demás,
víctimas propiciatorias.
El dios no deja de ser, también, sustituto paterno, y ante
original e imagen se experimenta una fuerte ambivalencia que
lleva implícito el sentimiento de culpa; para calmarlo, para
obtener la reconciliación del hijo con el padre, se originaron dos
tipos de religión: la religión del Padre (judaísmo) y la religión del
Hijo (cristianismo) –pues no es de Freud, no, es de otro médico
ensayista, Enrique Salgado (¿o lo copió sin hacer referencia?)-.

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LLAPA
(Del quechua yapa –también académico-, es una añadidura,
una propina, y en tal sentido –o como ñapa- se sigue usando, y
dando).
Con este añadido al ensayo anterior , configuramos una
trinidad –junto con “Hermeneútica”- que no se queda en tres, ya
que el tema se puede rastrear en tantos otros, pues en alguna de
estas centurias de hojas ya se ha leído, o se leerá, que más que
cien ensayos, son cien partes del mismo.
La primera fe históricamente documentada que no exige
derramamiento de sangre es el Zoroastrismo, de hace dos mil y
seiscientos años. Zarathustra –”Así habló Zaratustra” (Zoroastro
es versión griega), ¡Nietzsche!-, primer gran filósofo mundial, el
“venerable camellero”, fue el primero que promulgó en su
“Avesta” cielo e infierno, juicio final, mesianismo. Muy
singularmente, jamás fue una religión proselitista; su color es el
blanco (quedan poquísimos, los parsis); tienen treinta y tres
divinidades menores; el perro era reverenciado. Su derivación,
el Mazdeísmo, se convirtió en el dominante en la gran zona irania.
P oco después, un príncipe de India “conquistador”, Jina,
funda el Jainismo, con la idea de la reencarnación védica y
llevando más lejos que nadie la prohibición de matar (sus prosélitos
utilizan mascarillas de gasa); castidad absoluta y mortificación.
Por la misma época, en el mismo país (más al sur), el Buda
declaraba su oposición al sacrificio animal. Hasta la era cristiana
debieron existir –como cree Marvin Harris- muchos movimientos
religiosos similares, de los cuales nada sabemos.
Esta corriente de religiones incruentas, paralela al
crecimiento poblacional y a la proliferación de ciudades,
garantizaba al enemigo la supervivencia del cautiverio, favorecía
el esclavismo; en vez de muertos para los dioses, trabajo a bajo
coste para los vivos.
Entre esa masa de esclavos de la potencia entonces
dominante, R oma, iba a germinar el Cristianismo. R eligión del
Hijo, su elucubración de una vida de ultratumba (en la religión

690
del Padre, Antiguo Testamento, nada se dice de la salvación del
alma, ni siquiera de la existencia de una vida después de la muerte)
le atrajo prosélitos entre los menos favorecidos. San aPblo, apóstol
de los gentiles, exhortó a cesar el sacrificio de animales. La
eucaristía, la misa, es la desmaterialización de un acto caníbal,
comer al dios, al Hijo –hablando de comer , en el A. Testamento se
prohíbe ¡el marisco! (y peces sin escama)-.
Y no sólo las masacres colectivas en nombre de los dioses
de cada grupo iban cesando, por interés, por todas partes, sino
que la auténtica litación, la voluntaria, la individual, también
desaparecía. En estos casos, el camino fue engañar a los propios
dioses –acabo de adquirir una preciosa tanagra policromada con
su cervatillo y todo, eran las figurillas de terracota que los griegos
primitivos arrojaban a las tumbas; como está rota, recompuesta,
quienes la ven se creen que fue por el propio enterramiento,
pero no, se rompían previamente para simbolizar el sacrificio de
lo representado ante la divinidad para que la plugiese-.
Pero Roma, con todos los imperios, era ante todo ejército,
y era otra secta de origen también iranio la que se extendió a
partir del 67 a. C. desde Oriente Medio hasta el Danubio. Es una
auténtica lástima, que ningún texto sobre el Mitraísmo (nada
uniforme) se haya conservado, pero era eminentemente
heliolátrico, para la soldadesca. P rueba de su pervivencia sería
la muy ulterior adopción del icono mitraico, el “gorro frigio”, por
los revolucionarios estadounidenses y franceses.
La ventaja inicial de los sectarios judíos, las mujeres:
¿quiénes hablaban con las esclavas?, ¿Quiénes educaban en la fe
a los hijos?... La alianza religión-ejército devino con un usurpador
,
Constantino (313), que legalizó los legados a la nueva iglesia
emergente a cambio de la obligatoriedad de prestar el servicio
militar para los cristianos. De inmediato, la contraofensiva irania,
de un persa esta vez. Mani o Manés (muerto en el 274); el
Maniqueísmo, sueño ecuménico de unir las religiones incruentas
de Asia y Europa, prosperó hasta el s. VII, resurgió en segunda
oleada del IX al XIV, y no desapareció hasta un siglo después con
la llegada de los turcos a los Balcanes.
P ero la restauración clasicista había muerto con el
emperador Juliano “el apostata” en el 364; en 529, Justiniano

691
decreta que todos los que se nieguen a abrazar el cristianismo se
exilien, perdiendo bienes; ese mismo año, todo un símbolo: la
Academia fundada por Platón casi mil años antes, es clausurada.
“El gran himno de Akenatón (Amenofis IV , esposo de
Nefertiti) a Atón” 1.365 a.C., muestra el núcleo de la primera
teología monoteísta estructurada de la historia; era un canto al
Sol. El primer teórico será un filósofo griego, Jenófanes de Colofón
(fallecido en el 470 a. C.), fundador de la escuela eleática,
contraria a Hesíodo. Arnol Toynbee nos sorprende con que su
Sociedad Siríaca deriva de la Minoica; el antiguo culto cretense
habría sido monoteísta y la forma femenina de la deidad ocupaba
el lugar supremo; filisteos del mundo minoico se encontraron con
los nómadas hebreos incrustados en las colonias sirias de Egipto;
la Sociedad Siríaca incorporó a la Babilónica en el último siglo
a.C. y absorbió la ya asimilada Egipcíaca pocos siglos después. El
calendario festivo, hagiográfico, cristiano, siguió punto por punto
el anterior, solar; todo fue una procaz sustitución. Las iglesias
orientaban su altar hacia donde salía el astro padre el día del
santo patrono, cuyas reliquias, martirizadas -¡Cuánto que
agradecerles!, invenciones y exageraciones aparte-, estaban
enterradas bajo el ara. El halo, solar, no fue incorporado al arte
cristiano hasta el s. IX, por ser en exceso patente su carácter
pagano.
Los judíos, ya como cautivos ya mercantilmente,
expandieron por todo el mundo, en su fase inicial, los nuevos
dogmas consoladores. Los principales creadores de la teología
cristiana, iban a serlo los neoplatónicos de Alejandría. Con las
invasiones de los pueblos bárbaros, la Iglesia se convierte en policía
moral; el germánico Otón I (962) convalida las apócrifas
donaciones del franco Pipino (754) a cambio de institucionalizar
los derechos del Emperador en la elección de P apa. Religión de
Estado. Locura colectiva, alma de todo pensamiento privado y
colectivo.
Sincretización de todo lo expuesto, doctrinarismo llevado
al extremo, las compilaciones de otro camellero, árabe, abren
una última Era en perenne conflagración con la 622 años anterior.
Desde aquella –sectas modernistas minoritarias inconsiderables-,
sólo se ha dado otro teólogo fundador , o refundador más bien,

692
como los citados; el brahmán Sankaracrya (788-818), a quien
apenas se menciona en lado alguno, fue quien instituyó las órdenes
monásticas visnuitas.
No hará falta recordar aquí las Guerras de R eligión que
ensangrentaron toda la faz del planeta, sea en forma de
conversión, colonización, expansión,… explotación.Alzad el lábaro
sagrado a la sombra del estandarte nacionalista. Toda numisma
europea (-americana) llevaba en su exergo como final de leyenda
“…D.G.” (“dei gratia”). “In God we trust” par lo “ma$ $anto”;
¡con “tust” quieren indicar su “confianza” o quien controla los
“carteles”?.

693
MARIA
-Yo te busco en “internet” un diccionario de kiribateño.
Cuando vuelvo a la charcutería de su padre estaba con una
de sus frecuentes bajas, pero allí tenía lo que me había prometido
–ante mi estupor, por lo inhabitual-.
Hubo otra así.
Otro día, en una librería de viejo nos topamos; al salir, fui
pensando que podría “valerme” para poner en venta algunos de
mis objetos y antigüedades en la “internés” esa.
Dijo que sí, cumplió, seguía cumpliendo… y como me temía,
erdí dinero con las subastas “electrónicas”.
A la vez, comenzó a digitografiar –palabreja deducida por
mí- mi obra literaria, mis últimos 9 títulos; como su ritmo de
trabajo es similar al mío, hube de recurrir a su tía –tampoco una
“sprinter”, precisamente-.
María, mí secretaria.
Escribe.
Esto, es mejor que lo que escribo yo mismo –lo cual, me ha
pasado con todos mis “colaboradores”-.
El recuerdo del cosquilleo de tu pelo sobre mi pecho, me
ha desconcentrado. Nunca pensé que escribir sobre mis
sentimientos me costase tanto. Me he sentado ante mi portátil,
dispuesta a empezar el taller virtual de novela en el que participo.
Mis dedos tan sólo han podido rozar las teclas, no han sido capaces
de escribir nada. Siempre es tu recuerdo el que se interpone entre
mis deseos; el tuyo, y el de P raga, hermosa, enigmática, donde
cada rincón encierra un misterio. Septiembre del 2003. El viaje
ha sido largo; desde que cogimos el autobús que nos conduciría
al aeropuerto han pasado veinticuatro horas. Me tumbo en la cama
de la habitación del hotel, estoy exhausta. Un viaje a P raga de
una semana, gratis, ganado en un sorteo. La mente hace una
vuelta atrás y estoy en la misma ciudad, diez años antes, pero
igualmente llena de dudas; que pocas cosas han cambiado en

694
diez años de vida. Praga me engulle; una vez que piso sus calles,
me fundo en ella, ya no soy M., tan sólo un bonito títere manejado
por un cerebro burlón. P raga me ha embrujado, me ha hecho
perder la razón. Ya no soy estudiante de Derecho, ni hija de mis
padres y mi novio de toda la vida ya no significa nada para mí. En
el Castillo de Praga, nadie real nos espera, sólo las imágenes de
hombres y mujeres ilustres que pasaron por allí a lo largo de los
siglos. Ya no están, pero noto su presencia e el aire, sus espíritus
moran por doquier. Pero ¿dónde estaba? ¿P or qué me pierdo en
mis ensoñaciones? Todo en mi mente se confunde, todo se mezcla
y nada se ordena. P raga fue la culpable, irrumpió en mi vida y
sembró el caos. Él, un joven moreno de rostro peculiar, me quitó
el aliento. Nuestros besos apasionados, nuestras caricias prontas
a hacernos pedazos. Intento separar las tinieblas que nublan mi
maltrecho cerebro, pero no puedo. Las noches son una duermevela
continua; necesito descansar, más no estoy dispuesta a perderme
nada. Quiero experimentar nuevas sensaciones quiero sentir que
vivo y no sueño. La mente alerta, tanto, que acaba enfermando.
De nuevo el caos, la euforia desenfrenada que dirige cada
movimiento, que no calcula daños porque no está capacitada para
ello. Se quiebra mi vida en cinco mil pedazos. V uelvo a casa y
todo me resulta ajeno. Quieren matarme, acabar conmigo; quieren
abusar de mí, torturarme y hacerme sufrir hasta el último suspiro.
Veo traficantes, acosadores sexuales, donde hay personas
normales que jamás me harían daño. Urgencias, una sala de
hospital, un primer diagnóstico: episodio maníaco. Más enfermos;
unos gritan, otros dicen incongruencias, otros se mueren de pena.
Un mes entero entre las cuatro paredes de un hospital psiquiátrico.
Buscan motivos de mi locura, yo me río, ellos no saben que Praga
fue la culpable.
Tú sabes lo que me pasó porque lo viviste conmigo.Tu tenías
una novia cuerda, que en un período de quince días, perdió
totalmente la razón; tu chica se había vuelto loca. En esos días
todo se volvió confuso. Perdí totalmente la noción del tiempo. El
día y la noche se confundían, no sabía si era lunes o martes, si
había transcurrido un día o una semana. No sabía nada, quería
abarcarlo todo y no podía. La medicación estaba bajando mi
euforia, pero era tal el ansia por mantener mi cerebro alerta,
que luchaba por permanecer despierta cuando no podía tenerme

695
en pie. Mi mente me engañaba, haciéndome creer que estaba en
el paraíso, disfrutando como nunca, cuando realmente había
bajado a los infiernos. ¿Recuerdas que me dijiste que escribiese
una novela?. Te acababa de leer un fragmento de mis diarios, y ,
cuando concluí la lectura, sonreíste y me dijiste “tienes talento,
sólo te falta la técnica”. El único problema era que necesitaba
saber por qué escribir una novela, por qué desnudar todo mi ser
con palabras. Llevaba tiempo rondándome la idea en la cabeza,
pero nunca te dije nada; tenía tanto miedo. Era ese temor el que
me paralizaba y me impedía dar rienda suelta a mi imaginación.
Entonces, un día, cuando tú ya no estabas a mi lado, oí una voz
que me decía que había llegado el momento de descomponerme
en palabras. Sentía esa necesidad incesante de contar. Tenía mis
diarios desperdigados por las estanterías, así que intenté reunirlos
todos. El más antiguo que encontré era de 1999, aunque me
constaba que los había anteriores. Habiéndolos ordenado, me
decidía a leer uno por uno, removiendo mar y tierra de mi
memoria. Pronto hilé cabos y me di cuenta de que podía dar el
siguiente paso.
P
ero ¿por qué una novela?. Lo pensé detenidamente y llegué
a la conclusión de que debía rendir homenaje a todas aquellas
que me habían acompañado a lo largo de mi vida.Al fin y al cabo,
Praga fue la culpable y las novelas me salvaron la vida, por eso
mismo. No había tiempo que perder.
Me miro en el espejo de mis recuerdos y el hospital ha
quedado atrás y con él todas las personas que me acompañaron
durante ese mes. Ya no hay euforia, los tiempos de la locura han
quedado enterrados bajo los efectos de los antipsicóticos. En el
plazo de un mes han conseguido bajarme de nuevo a la tierra,
pero ¿a qué precio?.
Todos son miedos y el vacio se adueña de mi vida. El
Transilium no me deja vivir, la cama es mi guarida; mañana, tarde
y noche me los paso durmiendo. Quiero vivir , pero primero es
necesario reprogramar mi cerebro. El shock ha sido brutal, mi
mente está en punto muerto, totalmente inmóvil. La lectura,
que tantos buenos momentos me había hecho pasar , resulta
totalmente imposible. No me concentro, no retengo nada, mis
ojos se pierden entre las palabras del papel. Me siento

696
desgraciada, quiero salir de la depresión y no sé cómo hacerlo. El
psiquiatra me pide paciencia y me asegura que poco a poco saldré
adelante, que me plantee pequeñas metas. Que duro es todo
esto. Un día me levanto inquieta, quiero acabar con todo y me
río de la muerte. De nuevo al hospital, un lavado de estómago,
dos días ingresada. Me doy cuenta de que quiero vivir, pero no sé
como encauzar mi vida. ¿R etomar el psicoanálisis? ¿Dejarlo
definitivamente?; las dudas inundan mi mente. Mi médico me
aconseja que lo deje, “has de tomar tus propias decisiones y
aprender de tus equivocaciones”. Quizás tenga razón. R etomo
las sesiones, pero llega un momento en que tanto revolver en mi
mente casa y resulta inútil. Tras ocho años de terapia decido
dejarlo; nunca me arrepentiría de haberlo hecho.
Del psiquiátrico salí con un diagnóstico claro, mi
enfermedad tenía nombre y apellidos, se llamaba Trastorno
Bipolar, en la que las manías y las depresiones se sucedían. Había
sufrido los efectos de la devastadora manía y ahora me adentraba
en los abismos de la depresión. La desgana era un jal que se me
metía por los oros e infectaba todo mi ser. Era un cuerpo unido a
un cerebro enfermo. Todavía quedaba un largo camino por
recorrer, y tú, pronto, dejarías de estar a mi lado.
Ahora que he superado el berrinche y he leído los textos
de algunos compañeros, creo que ya estoy en disposición de decirle
a mi profesor del taller virtual de novela, cual es el tema de mi
novela.
Le diré que no hay tema, que he de escribir sobre la marcha,
sobre lo que mi cerebro me dicte en cada momento. Mi cabeza es
un conglomerado caótico de múltiples historias, leídas y vividas.
Quizás estas últimas sean las más adecuadas para escribir sobre
ellas.
Mi vida, mis experiencias, mi enfermedad, mi renacer, ahí
está todo, guardadito muy adentro, pugnando por salir . Un día
me despertaré y pensaré que ya es momento de empezar a escribir
y lo contaré todo. Pero ¿todo el qué? ¿Lo que pasó? ¿Lo que sentí?.
Quizás esto último sea lo más importante, al fin y al cabo
lo que nos marca, son las huellas aparentemente invisibles que
nuestro paso por la vida nos va dejando. Soy consciente de que

697
he madurado, que he superado el bache y que, ahora el mundo se
abre a mis pies, pero quién sabe lo que durará.Antes de sufrir en
mis carnes la locura nunca me plantee el que algún día llegase a
estar loca. Mis antecedentes familiares, con un tío esquizofrénico,
un tío abuelo maníaco-depresivo y otros familiares con depresiones
continúas, no eran muy halagüeños, pero aún así, la locura era
cosa de otros. El día que me tiré al suelo dando gritos pensando
que nos querían matar, M. llegó a la conclusión de que algo no iba
bien, que una persona que se veía amenazada sin razón, había
perdido la cordura. El por qué no lo sabía, pero su novia, siempre
tan sensata, estaba sufriendo algo que él desconocía, pero que
no le olía bien. Sí, ahora se me ocurre, escribiré sobre una persona
que renace de sus cenizas, ese será el tema. Será fácil, es cuestión
de hacer un viaje a mi interior. Un día me sentí amenazada. Otro
día quise morir y al tercero volví a nacer. La vida, cuanto nos da
y cuanto nos quita. Lo mucho que me quitó, me lo devolvió más
tarde en cosas positivas, de eso no me cabe la menor duda. De
todas formas, de vez en cuando, un malestar recorre todo mi
cuerpo y pienso que los demás son los culpables de todo lo que ha
ocurrido, y que podían haberme ahorrado mucho sufrimiento, ePro
ellos, son personas como yo, con sus virtudes e imperfecciones ,y
a pesar de ello, han hecho mucho. Ese recrearse en el lamento,
en sentir pena de mi misma, que gran error . Mi intención ahora es
aparcar los caprichos y dar salida a todo lo que llevo dentro,
escribir, escribir y escribir y no dejar de hacerlo nunca.
La otra, esa sí que me ha cambiado. Se instaló en mi vida
sin pedir permiso y lo revolucionó todo. Alteró mis
neurotransmisores y sembró el caos. Se presentó con grandes
alegrías y, de repente, me llenó de tristeza e incertidumbre. Ella,
la otra, la que nunca perdona. De momento se encuentra
adormecida, pero sé que está al acecho, esperando cualquier
momento para hacerme daño. La otra, al enfermedad, la que
irrumpe en una vida, destruyéndola o cambiándola. En mí caso
he tenido suerte porque no ha acabado conmigo, por lo menos
por el momento. He ganado la primera batalla. Mi vida estaba
perdida, se me escapaba, no había un objetivo, tan sólo mil
caminos y un día iba por uno y al siguiente por otro. Cuando en la
vida no hay objetivos, uno está muerto aunque siga en el mundo
de los vivos. El psiquiatra me lo dijo claramente al darme el alta,

698
“has de ser dueña de tu vida y aprender de tus errores”. Cuanto
me acuerdo de esta frase y que bien hice en hacerle caso. El día
que dejé el psicoanálisis, volvió a brillar la luz en mi camino. Esa
otra que me decía por donde debía ir , anulaba mi mente; mis
verdaderos deseos estaban ocultos por una maraña de sin sentidos.
Hay tantos otros. También so otras las que me esperan en la mesilla
todas las noches y todas las mañanas. Antes de acostarme me
tomo dos. Una se llama Z., la otra P . La primera es una
antipsicótico, la segunda un estabilizador del ánimo. Cuando me
levanto, A. y de nuevo P . me están esperando. Ellas son muy
importantes para mí, son las que han vuelto a dar sentido a todo.
Estoy en deuda con la medicina, con todas aquellas personas
anónimas que dedican tantas horas a la investigación y mejoran
nuestra calidad de vida.
Las enfermeras, los enfermeros, mi médico,… todos fueron
importantes para mi recuperación. Cada uno desempeñó su
función, como parte del engranaje sin el cual, todo se
desmoronaría. Cuan importantes son y han sido los otros para mí
bienestar.
Muchas veces los odio, pero sé que mi vida, sin ellos, estaría
vacía.

699
MARISCO
El previsible interludio tras el ensayo de plata se prolongó
por encima de lo deseable debido tanto a los cuidados del
cachorrillo American Pit Bull Terrier (“Diógenes Deporcan’s”) como
a otros menesteres menos importantes. Buena parte del siempre
escaso tiempo, tuvo que ser dedicada a la recepción y visión -
¡negra y penosísima visión!- de las distorsionadas y tardías noticias
sobre la gran catástrofe causada por los vertidos del buque
“Prestige”. Retomada la composición literaria, no se podía tocar
otro tema que lo que, tan líricamente, los franceses denominan
“fruits de mer”.
Los gigantescos concheiros que se encuentran junto a los
poblados prehistóricos litorales, dan idea de lo mucho que debían
comerse; se comía de lo que había, de lo que estaba más a mano.
Exquisitez para los romanos imperiales, Alfonso X lo cita en sus
“Partidas” : “…non coman sinon dos carnes cada día,… el marisco
non sea contado”. Hasta mediados del siglo XX, su consumo en
zonas interiores estuvo condicionando por la dificultad de la
conservación, pero incluso en las costas se le tuvo en poca estima…
hasta que empezó a escasear y su precio se disparó.
La península ibérica se levanta por Andalucía y se hunda
por Galicia, desde hace unos cuatro millones de años; tal fenómeno
natural ha dado origen a las rías, mar entrando en tierra (si bien
en todas desemboca un rio en su final). La antigüedad geológica
del suelo gallego contribuye; los marineros hablan de los pastos
(bosques hundidos y abundancia de algas). Ninguna región en todo
el planeta tiene tal variedad de especies marisqueras, el problema
está en que –como dijo el gastrónomo Víctor Sueiro- la naturaleza
no se reproduce en la misma medida de la codicia humana. Las
mismas especies que nuestros abuelos utilizaban como abono,
son ya rarísimos especímenes. Técnicas abusivas de extracción,
envenenamiento de aguas y atmósfera y el no hacer cosas
aparentemente tan lógicos como limpiar los fondos de la ría, nos
han llevado a poder pescar sólo la cuarta parte que nuestros
abuelos y la mitad que nuestros padres., Un marinero tiene
mentalidad de cazador y desprecia al cultivador . El “P restige”
obliga a entonar un réquiem durante unas navidades negras.

700
¡Cuán bello debió ser el uro mientras vivió!. Que sabroso
era el marisco mientras lo dejamos vivir!.
Ésta es la veintena de raras gemas marinas gallegas:
mincha, camarón, gamba, langostino, carabinero, cigala,
lubrigante, langosta, navaja, berberecho, mejillón, zamburiña,
vieira, almeja, ostra, nécora, buey , centolla, percebe y
santiaguiño.
Santiaguiño (scyllarus arctus). Debería ser el más
emblemático, pero su sempiterna escasez se lo ha impedido.
Muchos gallegos aún preguntan qué es, y más se extrañan al
explicarles, si es que se puede explicar, su milagro morfológico.
Mirado de frente, en la cabeza sobresale, nítida y sin necesidad
de imaginación, una cruz de Santiago; así de claro. Ya echándole
algo de imaginación, girándolo 180º (cabeza para arriba), se
pueden apreciar las dos torres de la catedral; de perfil, surge
una cara encimada por casco (doblando el cuerpo) y rematada
por barbas, Santiago “matamoros”. P or el P acífico también los
hay, de tamaño bastante mayor. Siempre da algo de pena separar
ese casco, pero la especial fragancia que emana y la fuerza de su
aromático sabor incitan al sacrilegio; para romper la cruz (la
cabeza), se precisa un golpe bien fuerte, lateral.
P ercebe (pollicipes cornucopia). Exquisitez.
Hermafroditismo. El mejor era corto, grueso y rojo en el extremo
del pedúnculo. Aunque el ansia lo impide, a los grandes deberían
abrírseles las uñas comerles los negros cilios. Los más cotizados
los del R oncudo (Corme) -¡adiós!-, aunque los de la zona entre
Cabo P rior y V aldoviño (y otros de zonas rocosas cantábricas:
realmente, por mareas, el Cantábrico comienza en cabo Villano)
no desmerecen. Últimamente, los de lugares tan prestigiosos como
Cedeira o el ahora embreado pueblecito de Cayón, habían mutado
o sido substituidos pro colonias foráneas (los autóctonos, hace
mucho los arrancaron los submarinistas) y su aspecto y (falta de)
sabor degenerado. Cuando volverán a “chiringarnos”!.
Centolla (maja squinado). Gigantesca araña de apetecible
caca. Más que a otras clases se le nota la época de reproducción
y muda; la recomendación popular de comer marisco sólo en los
meses con erre le es también como lo es en general –lo malo es
que de mayo a agosto no tocan erres-, aplicable. Se llevan tiempo

701
vendiendo las repobladas como autóctonas, pero son más claras,
menos peludas, con pocas erosiones y difíciles de partir.
Buey (cáncer pagururs). El extremo de sus poderosos
cuernos (patas), un manjar; hay que torearlos (esquivarlos: atar
las tenazas es falta de nobleza –a todo condenado se le debe dar
una oportunidad-) para presionar en la base de las pinzas, junto
a la boca, modo de saber si están llenos o medio vacíos- “valeiros”:
la centolla se sabe doblándole una uña-. Se usaba sólo para
salpicón, y cuando se empezó a comer por sí, desapareció
súbitamente; amarillentos y manchados, ni se ven, lucen impolutos
recién llegados de viveros y cetáreas (éstos depósitos se
diferencian de aquellos en que están conectados al mar).
Nécora (macropipus púber). Su par de patitas planas
soportan la mayoría del peso en los desplazamientos y alertas,
por lo que su encarnadura en el cuerpo es el mejor de todos los
bocados marinos. Frecuentemente negras, por la porquería de
los lodos, en su interior , cuando lo eran por fuera proclamaban
una autenticidad ya dudosa, pues ni saben.
Ostras (ostrea edulis). Bocado suntuoso –si se consigue abrir-
. Universalmente considerada afrodisíaca, lo cierto es que llega
a cambiar hasta ¡cuatro! Veces de sexo al año. Excepcionalmente
aparecen en los arrastres o las capturan buzos conocedores –José
Angel, David, “Chenel”,…-; son del tamaño de una mano adulta
(con dedos incluidos), ¡o mayores!; llegan a morir asfixiadas dentro
de sus valvas de tanto que llegan a crecer . Lo que se come en
Arcade y en todos los sitios es ostra de origen griego criada en
cautividad, atada a cuerdas.
V ieira (pectem maximus). Símbolo de peregrinación,
aunque lo sea sexual (venera: de V enus); tal vez de ahí su
bisexualidad. Ya sólo se podían vender etiquetadas, ¡dentro de
una bolsa de celofán!, previamente abiertas y mutiladas.
Almeja (tapes decusata). La fina –la “femea”-, ni limón
precisa, ¡adentro! (las toxinas es otro asunto: se depuran con
agua clorada). El diluvio con que se despidió el siglo y entró el
nuevo, mató mucha cría por pérdida de salinidad. Echaron en los
criaderos acotados otras italianas y japonesas- ¡y las etiquetan
como de Carril!-. trayendo las isleñas un alga filiforme que va

702
desplazando a la gallega, más plana y nutritiva -hasta hay , ya
fideos de alga, riquísimos-.
Zamburiña (Chiamys varia). Hermana pequeña de la vieira,
con clítoris bermellón. Escasísima, como todo el marisco, en
estado natural, en libertad.
Mejillón (mytilus edulis). Inexistente (a no ser en tamaño
minúsculo) en las rocas. La mayor parte de los tres millares largos
de bateas donde lo crían, en las rías de Arosa y Vigo, pero el más
grande (mejor, por supuesto, el de las cuerdas exteriores) se daba
en la pequeña ensenada coruñesa de Lorbé, plenos, blancos
(machos) o rosados (hembras).
Berberecho (cardium tuberculatum). Se tropezaba con ellos
en algunas playas, se abrían uno contra otro –sabiendo-, se
tragaban tras librarlos de las arenas e la propia agua. Hace lustros
que ni te los tropiezas, ni las aguas están para meterse en ellas.
Navaja (ensis ensis).Fálica, Unisexual. Tal cual, pero se
debe abrir sobre una plancha precalentada (carne dura). ¿Quién,
provisto de sal gruesa, busca ya su huella de sifón para meter un
alambre y extraerla de la arena húmeda?.
Langosta (plinurus vulgaris). Le disputa a percebes y ostras
(hay quien constituye tetrarquía con la centolla) el trono de rey
del marisco –el de más votos, indiscutiblemente, por el noroeste
español, percebe-. La única zona que podría disputar al último
puerto sur gallego (La Guardia; pasado el divisorio Miño, costa
portuguesa arenosa) la primacía langostera, sería la de los más
altos acantilados europeos (San Andrés de Teixido: si no vas de
vivo, vas de muerto, reza la conseja), pero el acceso a ella es aun
peor de lo habitual en el resto de la atormentada pero –hasta
hace días, aunque menos cada vez- productiva costa; raramente
se pesca en otros lugares.
Lubrigante (homarus gammarus). Primo de la langosta, con
defensas. En cautividad aguanta tanto como aquella (y es más
longevo que ella: hasta 50 años), más de dos años -¡y sin comida!-
. Carne menos tersa –menear el caparazón para saber si está
bueno. Algo menos escaso –desconfiar de los negros: sí, son
africanos-.

703
Cigala (nphrops norvegicus). Las muy pocas que quedaban,
de poco tamaño. La famosa de Marín –con el peor foco fijo de
contaminación (el peor es la central térmica de Puentes de García
Rodríguez) gallego: una celulosa que echa cloro y mercurio a plena
ría-, resultaba mediana, obscura, amarronada. A la plancha, se
le deben mazar las patas previamente.
Carabinero (aristeomorpha foliácea). No se solía encontrar
en los antaño ubérrmios mercados gallegos, pero se trae a colación
para completar la familia crustácea, menos representada que la
de los moluscos. Totalmente rojo, grande.
Langostino (penaeus kerathurur). Ídem de ídem.
Balnquecino, mediano.
Gamba (aristeus antennatus).Lo mismo. osadita,
R pequeña.
Aunque estos tres últimos ejemplares no se cojan en la
costa gallega, son sabrosísimos –en fresco, claro-.
Camarón (crangron crangron). El pequeño de la familia.
Estacional y relativamente el menos mermado en cantidad –sí en
calidad: ¡los casi negros!. Como las pipas de lujo del marisco,
para comerlos sin mirarlos, mientras se lee.
Mincha (littorina litorea). Término no académico –lo son
caramujo o bígaro-. Levantabas cualquier piedra y las encontrabas;
agua, sal, laurel, alfiler y destreza. Se esfumaron hace más de
una generación –humana, no minchera-. Hoy por hoy , por varios
años, la mayor parte de las piedras gallegas no se pueden levantar
sin guantes. Ni “minchas” ni nada.
¡Lloré tanto! -¡qué horror!-.

704
MESOPOTAMIA
La Mesopotamia es “la tierra entre ríos”, sobre unos 30.000
km2 entre Tigris y Éufrates (su recorrido total se acerca a los
2.000 km.); el Tigris, más turbulento; ambos, ¿hace tantos siglos!,
con desembocaduras bien distanciadas, con el mar muchísimos
kilómetros tierra adentro. El Holoceno, con su retroceso de hielos
anteriormente perpetuos, fue provocando una sucesiva desecación
–que no desertización, pues aún llovía bastante- que llevó a una
yuxtaposición forzosa de hombres, animales y plantas en las zonas
más favorables; en ellas, cereales silvestres (cebada y trigo)
cizañosos y resistentes pasaron a la condición de domésticos. Las
técnicas agrícolas fueron desarrolladas en las estribaciones
montañosas, bajaron al altiplano iranio y florecieron en los
cañaverales del curso inferior del Éufrates. Aguas pluviales y
fluviales (con más sal que las del cielo) fueron canalizadas,
lográndose irrigaciones subterráneas (para evitar la evaporación),
airosos acueductos y adecuados desagües.
Se tiende a confundir la Mesopotamia con el Fértil
Creciente, pero éste es mucho más. La Media Luna Creciente
Fértil comprende Iraq, Siria, Líbano y P alestina (por entonces
Canaán). 5.000 años antes de que uno de tantos mesías
supuestamente naciera en una de tantas aldeas (Nazaré) del Fértil
Creciente, por toda la Mesopotamia se extendió la civilización
llamada de Tell Halaf.
Sobre los aborígenes, poco o nada se sabe. El primer grupo
humano identificado, bautizado, fueron unas tribus protosemitas,
dolicocéfalas, de cazadores con bumerán, los Subareos; poblaron
el curso medio y alto del Tigris.
En la Baja Mesopotamia, con raíces no menos obscuras (unos
dicen que de Asia Central, otros opinan que mestizos con capa
india), aparecieron los Sumerios hacia el 4.000 a. C.. Menos
evolucionados que los pobladores con que se toparon (que les
llamaban “cabezas negras”), supieron asimilar prontamente toda
innovación y edificaron florecientes ciudades como Uruk, K ish,
Ur (donde, en El-Obeid, se ha excavado el templo más antiguo,
con columnas de madera, dedicado a la diosa madre Nin-Chursag),
Lagash Y Umma.

705
El primer imperio indoeuropeo tuvo esa base y la supremacía
acadia –cerca de800 años, hasta que los Guti (en el 2.200 a.C.)
los superan-. Los acadio-sumerios no fueron erradicados hasta el
2.000, cuando, casi simultáneamente, Elam conquista Ur y los
amorreos Babilonia (y siglo y medio después, Asur). El soberano
acadio Sargón inauguró la saga de líderes expósitos, continuada
por el egipcio Moisés, varios héroes griegos y los fundadores
romanos. Se supone que la idea de “pecado”, de responsabilidad
individual por una falta cometida, era desconocida por los
sumerios.
Ya con una infraestructura reglamentada por una
preponderante burocracia real (hasta los mercaderes eran
funcionarios) que se había, formalmente, impuesto a la religiosa,
el panorama era de presas muy codiciadas, y los Hurritas (o hicsos),
con sus carros de tres plazas, comenzaron sus depredaciones
sistemáticas por el 1.800 a. C.. También de origen indoeuropeo,
los Hititas , cien años después, se imponen con sus armas de
hierro (un rey de Hatti, Mursil II, 1.224-1.336, compone la obra
literaria más antigua: “Oraciones en tiempo de la peste). Los
Casitas llegarían a apoderarse de Babilonia en el 1.600 a.C., y al
siglo siguiente el reino de Mitanni domina Asiria.
El 1er. Imperio Asírico, norteño, no surge hasta el 1.275 a.
C., pero poco después llega la no aclarada invasión de los “Pueblos
del Mar”, los Elamitas toman Babilonia ,y desde Siria, losArameos
se infiltran. La situación se homogeniza con el R eino de Urartu
(principados hurritas, 1.000 a.C.), pero no se estabiliza, por el
terror, hasta el 2º y 3er . Imperios Asirios, que van,
aproximadamente, del 900 al 600, cuando le llega el turno a los
Caldeos (Nabopolasar y Nabucodonosor).
Ciro, el Aqueménida, el persa (había reemplazado a los
Medos, ambos arios), supone la preponderancia de Irán sobre Irak
(540 a. C.); no obstante, hubo suficiente respeto con los
particularismos locales –por ejemplo, sin pretender imponer a
toda costa el zoroastrismo emergente- siempre que cada sátrapa
recaudara suficientes metales preciosos con que colmar el
insaciable tesoro central en Persépolis.
Darío, pierde su inmenso imperio ante las falanges
macedónicas. Alejandro Magno, orientalizado, muere en el 323

706
a.C. en su Babilonia que, tas las consiguientes luchas internas,
hereda uno de sus generales dando origen a la dinastía Seléucida.
Todo el ámbito geográfico se heleniza, incluyendo el nuevo
calendario con inicio en la subida al trono de Seléuco, medición
de los ciclos solares vigente entre sirios, árabes y judíos hasta
después de los tiempos de Augusto.
Los romanos ya estaban en el horizonte, en lucha con el
Imperio Parto (constituido en el 150 a.C.); en el 64 a.C., ompeyo
P
anexiona Siria y Judea. Craso, socio de Julio César, vino a morir –
con su hijo: gran frase, “no es pérdida vuestra, sino mía”, desiertos
adentro. La conquista efectiva de Mesopotamia no se produce
hasta Trajano, en el año 115 d.C., pero duró poco, pues los
Sasánidas persas habían sustituido a los partos en el rechazo a
Occidente. Ni Septimio Severo ni Caracalla (asesinado, por aquí,
por uno de sus soldados por instigación de su profetizado sucesor)
ni Valeriano (260) logran nada; éste último, ¡oh vergüenza!, es
hecho prisionero y muere. Misma suerte (mala -¿o buena?-) para
Juliano, durante otro intento fallido de invasión, pero aún lo
intentaría el general y emperador Heraclio enarbolando las
enseñas bizantinas.
El cambio se produce en el 651, con los árabes, que llegarán
a establecerla capital de todo el califato en Dar-es-salam (Bagdad,
762), trasladada desde Damasco (Siria). Mas bien, serán los árabes
los que se iranicen, y no al revés. Bagdad llegó a superar a
Babilonia, con un par de millones de moradores.
Del 1.090 al 1.291 incordiaron por las zonas costeras los
cruzados (mayor logro, Jerusalén en 1.096, no mucho después
perdida), pero muchísimo peor fueron los mongoles, que aunque
nunca pretendieron permanecer , arrasaron con todo lo que
pudieron y más, destruyendo ya irremisiblemente Hugalu en 1.258
el sistema de canales (en el 1.401,Tamerlán y sus tártaros rapiñan
Dar-es-salam).
El siglo XVI fue el de los turcos otomanos, que ya no
abandonarían el mando hasta el XX, aunque una dinastía árabe
recuperó temporalmente (1.603-34) sus antiguos dominios (el fin
de los safawis en 1.736; hoy día, la tribu árabe en Mesopotamia
es la sahmmar).

707
Gran Bretaña estableció lucrativos protectorados post-
bélicos tras sendas invasiones en ambas Guerras Mundiales (en la
2ª, en Irán, conjuntamente con R usia), aunque Irak fuera
nominalmente independiente en 1.932, “Shell” y compañía, con
su concha, quieren imitar al niño iluso que vio el sabio de Hipona,
ero trasvasando grumos negros en vez de agua salada; ¡y en ello
siguen!, en estos días como comparsas de sus parientes tejanos -
¡ah!, y otro señor bajito y de bigote que más parece árabe que
europeo y que va de “yepero”-.

708
NATURALEZA
“La naturaleza no está de acuerdo” fue el primer ensayo
de “Ensayos de Ensayo” -¡de hace 12 años!-.Allí se confesaba, de
inicio, que tan buen rotulo era directamente copiado del de un
libro. Aquí, como deudores de aquel esbozo de ensayo, es donde
se inicia toda la serie “ecológica” (unos alfabéticamente antes y
otros después, pero hilados). Empecemos, también con dos frases
ajenas que, al igual que aquel titulo, gustaría fueran propias.
Baruch de Spinoza (1.632-77), cartesiano, fue uno de los
filósofos racionalistas más influyentes de su época, a pesar de no
haber publicado (en vida –a su muerte, otras seis-) más que dos
obras; en la actual, no está muy de moda. ertenecía
P a una familia
judía que, como tantas, hubo de huir de la península ibérica, de
la Santa Inquisición; su padre aún firmaba Miguel de Espinosa.
Sus ideas constituyen la forma más profunda y lógica que reviste
el panteísmo. Llevó la vida retirada que convenía a su tuberculosis
hereditarias (y, quizás, por el desengaño amoroso con la hija de
uno de sus maestros principales). Temporalmente desterrado de
Amsterdam, en la casa de campo de un amigo donde se ganaba el
sustento puliendo cristales ópticos, escribió: “La humanidad no
está en la naturaleza como un imperio dentro de otro. No está
fuera ni encima, sino dentro”.
Federico Urales (seudónimo de Juan Montseny y Carret),
tonelero que llegaría a maestro y popularísimo periodista, practicó
el activismo político y promovió manifestaciones en todas las
capitales importantes de España –ya que la Espasa, tras dedicarle
nada menos que tres columnas, no recoge reseña necrológica,
podemos suponer como murió en la época franquista. En su
“Evolución de la filosofía en España” dice que la moral anarquista
debe ser la moral de la Naturaleza, aquella que sólo condena las
prácticas que perjudican a la salud; “cuanto daña a la vida es
inmoral”, cuanto a la vida contribuya es moral. La gente se
guardaba, sufría y enfermaba porque antes que la salud era la
moral”. Aprovecha para darles un repasito a las féminas: “Sí la
mujer pudiera curarse de la moda, sería más libre y estaría más
sana. La medida del vestido ha de darla la estación y la latitud,
no la vanidad”. P erdida en los textos se encuentra la segunda

709
frase acorde con el sentido que ampara e impera en estos ensayos:
“Cuando el hombre se considere Naturaleza, estará sano”.
“Eres polvo y en polvo te convertirás”, una de las sentencias
bíblicas más conocidas y oídas, de las menos creídas; de las más
ciertas. V enimos del polvo –dicho sin segundas- y al polvo
volveremos. Ni eso: somos polvo. La definición del ser humano
como un simple tubo con pretensiones (“Ensayos de Ensayo”), se
contradice con la definición de la Tierra como un complejo tubo
(cerrado) sin pretensiones.
No vivimos en el planeta Tierra, somos el planeta Tierra,
con sólo una diferencia de grado, de composición, con una piedra,
una flor o un buitre. No somos más, más bien menos, a nivel
cósmico y planetario, que el agua, los helechos o los gusanos. La
división entre reino mineral, vegetal y animal es una teorización,
humana: en la práctica, todos y todo somos polvo, o plasma,
para ser más exactos.
El plasma es una substancia gaseiforme, que interactúa
con los campos electromagnéticos; el Sol y todas las estrellas son
plasma, nosotros una ínfima partícula de ese plasma concretizada.
El Universo se compone, fundamentalmente, de plasma; el plasma
es como una materialización de la energía –a principios del s. XX
se realizaron múltiples experimentos de ectoplasma humano-;
esa energía, ese plasma en estados sólido, líquido o gaseoso, es
excepción. Más excepción todavía que la combinación de
elementos líquidos o gaseosos llegue a evolucionar hacia
individualizaciones autóctonas –que no autónomas, no
autosuficientes-.
En uno de tantos, ¡tantos! Incontables: cada vez que se
“cuentan”, salen unos cuantos de cientos de miles más- sistemas
plásmicos gaseosos que hemos denominado galaxias (“conjuntos
lechosos” plásmicos), donde parte de lo que en tiempos se llamó
“éter” formó concreciones ardientes una de las estrellas (muy
pequeña, comparativamente) con su calor (energía), contribuyó
a que sus gases se convirtieran en líquidos –parece una
contradicción, pues es el líquido el que pasa a gas por calor (de
gas a líquido, por presión), pero los mares se formaron por un
auténtico diluvio universal (también es cierto que, contra la
creencia generalizada, las nubes no son vapor, sino partículas de

710
agua, pero mejor será no entrar en detalles ni explicaciones
elementales)- “No olvides la cadena a la que estás atado!.
Naturaleza es y será siempre el gran océano que te dio a luz”.
A partir de aquí, la evolución ya es más conocida y hasta
aceptada, aunque no por ello practicada. Pero lo más prolongado
y lo más importante del proceso evolutivo (y nos olvidamos que
toda evolución comporta una involución como compensación
ineludible, a escala cósmica) es lo de atrás, en lo que no pensamos
ni aceptamos, y de lo que ¡nos creemos independientes!.
El pequeño fenómeno que denominamos “Vida” tuvo lugar
por entonces, como consecuencia, aleatoria ¡ojo!, de todo lo
anterior –y de lo simultáneo, y de lo posterior, que todo es Uno,
que el tiempo no existe más que desde una perspectiva, desde
dentro, no desde fuera (¿o todo lo contrario?)-.
Irrefutables estudios genéticos nos van convenciendo, por
difícil que nos parezca, que toda esa V ida procede de una única
antecesora, de la auténtica Eva primigenia, al igual que durante
muchísimos miles de millones de ciclos rotativos de circunvalación
(años) se darían otras “Evas” de cada especie (la “homo sapiens”
era negra; en lo hoy llamado África). ePro Adan, de cuya “costilla”
surgió Eva, es anterior, es “no vida”.
Es muy probable que filos de vida se formaran más de una
vez y de distintas maneras, incluso basándose en elementos
químicos diferentes al carbono que en Tierra no contaron con las
condiciones ambientales precisas para su desarrollo pero que sí,
seguro, se han desarrollado en otros planetas, de éste u otro
sistema solar.
Por sorprendente que resulte, los cristales –a los que nadie
asignaría “vida” se reproducen y, por selección, evolucionan. Los
virus, a los que tampoco nadie se atreve a incluir entre los
auténticos organismos, están aun un poco más acá de la teórica
frontera; hace bastante que se ha catalogado al virus causante
del cornezuelo del tabaco como participe, simultáneamente, del
reino mineral y animal. De las plantas, ya pocos dudan que sientan,
y muchos creemos que también tienen sentimientos.
¿Qué diferencia a una bacteria de una gota de lluvia, a un
brote de una raíz, a un rayo del trueno? ¿En qué es distinto el

711
escarabajo de la planta que come, el excremento del intestino,
pensar de rodar?... matices (interpretaciones). La raza humana
no es más que otro conjunto de matices.
P ero no, nos consideramos por encima, incluso fuera de;
hemos llegado a ostentar como propio y distintivo de nuestra
prostituida especie lo que Maurice Pasquelot llama “Instinto del
abuso”. Un político llegó a decir: “nuestro trabajo es proteger a
la nación, no al medio ambiente”. Quien controla a tofos los
políticos, de cualquier calaña y teórica tendencia, es el Banco
Mundial: de más de 5.000 profesionales de todas las ramas en
nómina, ni llegan a 100 los de la ecológica.
Ya se sabe que favorecer al individuo es perjudicar a la
especie –aunque se siga haciendo-, pero aún no se considera que
favorecer a la especie (la nuestra) es perjudicar a la Naturaleza –
o sea, por contradictorio que pueda parecer, a nosotros mismos,
estamos dentro (Spinoza) pero no nos consideramos parte de ella
(“Urales”)-.

712
NOÚMENOS
(5 folios, de tonalidad amarillenta –aprovechados del gran
resto impreso para el negocio que no pensaba cerrar-; un vidrio
de 2 por 1, ovalado, en doble ojiva sostenida por dos gruesas
columnas de piedra labrada con monstruos marinos geminados;
sobre esa “mesa” 16 libros y una folio-guía de anotaciones; un
levantarse –otro más- para comprobar que “puzle” no es
académico –esto tampoco es un rompecabezas, más bien la
potenciaría, las uniría-. Suena, que no desconcentra, la música
de “soul” que acabo de seleccionar; la jornada de liga futbolera
todavía no ha acabado pero he cortado el televisor , pues las
noticias generales me importan bastante menos, ni el programa
de alta cocina que ofrecen. Por el ventanal, miríadas de luces, a
lo lejos, relejadas cual cascadas en un mar más calmo tras dejar
de llover, fuerte, aguaceros que han llevado al perro a ser secado
vigorosamente con gran gusto por su parte –ya cenó, quien le
hizo la cena no-. Así se gesta otro ensayo, nuevo autodesafío. El
encabezamiento es de filiación filosófica: “esencia o causa
hipotética de los fenómenos”, pero aquí le damos orientación
casi en exclusiva y más bien sociológica, intentando desentrañar
parcialmente, algo, eso, la esencia del fenómeno social.
(Corte de fondo musical, releer lo esbozado, gusta –media
docena de tachaduras por el camino-, debo ser fácil de conformar
,
literariamente hablando. Botón de activación melódica –bajo
volumen- Adelante).
Fuimos animales salvajes, tanto o más que los pocos (de
cuatro patas, reptantes, de dos o más alas, nadadores, libres) a
los que les permitimos seguir viviendo en su hábitat natural, que
ya no original. Herbert W endt –tomándolo del gran Lewis H.
Morgan, de su clásica “Ancient Society”, tan releída, también,
por Hengels- traza el límite entre salvajismo y barbarie con la
cerámica; se atravesó la puerta de la civilización no tanto al
atravesar la puerta de la “civitas”, sino con la escritura.
En la escritura se da el mismo proceso de simplificación
progresiva, de acrecentamiento de eficiencia práctica, que
Tonybee detecta en todas las civilizaciones, en la Historia misma.
En el lenguaje se han ido abandonando las declinaciones (caso

713
extremo, entre lo actual, el inglés: por eso se va adoptando como
lengua universal).
Pero antes de lenguaje y escritura es el pensamiento, y el
pensamiento primitivo, mágico (y pasamos a otro de los grandes
clásicos: Calude Levi-Strauss), formaba un sistema ya bien
articulado, diferente del sistema de pensamiento que constituiría
la ciencia; el pensamiento salvaje era intemporal, analógico, de
conceptos sumergidos en imágenes, cuantificado, avanzando con
ayuda de distinciones y oposiciones.
P
ensamiento, lenguaje, escritura, tres escalones sin los que
la Humanidad no hubiera podido construir la escalera que nos ha
llevado a alturas de vértigo, desde las que irremisiblemente te
tienes que precipitar al abismo, aunque sólo sea por su atracción.
Lo escrito no es idéntico a lo dicho ni lo dicho a lo pensado, todos
lo sabemos, todos lo notamos, cualquiera se encuentra, con mayor
o menor frecuencia, con esa imposibilidad de expresar lo que
piensa y de transcribir lo que dice.
Y gracias que contamos con un instrumento específico de
nuestra especie, único en el mundo, la palabra.Animales, y hasta
plantas, pueden comunicarse, entre sí y con terceros –que
corrientemente no los entendamos, es culpa nuestra, no de ellos-
, pero no pueden, propiamente hablar . No es el cerebro lo que
nos distingue del resto de los seres que, como a nosotros, produjo
la Tierra Madre, no, lo que auténticamente nos distingue es la
faringe, sí. Los primates subhumanos tiene laringe, poseen los
sonidos vocálicos o y a, pero carecen de i, e y u, que
exclusivamente los produce la faringe. El “homo sapiens” es la
única especie con faringe (si bien las cuerdas vocales están en la
laringe).
P alabra, de etimología griega que en latín es parábola;
preñados de palabras, palabra a palabra, sólo alcanzamos a
expresarnos, escribir, por parábolas, por aproximación, no tan
lejos de ese pensamiento salvaje, mágico, que se ayudaba de
distinciones y oposiciones.
En lo que desde Occidente calificamos como Oriente,
tienden a considerarse a sí mismos como parte de la Naturaleza;
nosotros la consideramos enemiga. Piensa desde el punto de vista

714
occidental, con fatalismo,-hablan y escriben distinto; ni mejor ni
peor, simple pero complejamente distinto. Confunde el que sea
más frecuente adoptar actitudes que expresar ideas. Hace
muchísimo que se dejó de hablar para expresar ideas. Hace
muchísimo que se dejó de hablar para expresar; hace mucho que
preferentemente se habla para engañar. No ayuda demasiado que,
en relativamente poco tiempo, se haya diversificado cerca de
¡tres millares! de lenguas.
La sociedad antigua estaba cimentada en la consanguinidad.
La comunidad reconocía a los fundadores de los grupos de
parentesco asignándoles nombres y características de animales
(toteismo); se fueron elaborando y multiplicando rituales. A más
riqueza y competencia, mayor atención a los antecesores muertos;
como opina M.Harris, las tumbas primorosas mantenían de forma
tangible los vínculos generacionales.
Esa subordinación del orden social a los vínculos de la
consanguinidad, se fue relajando con los ordenamientos estatales,
donde lo que prima es la propiedad, la titularidad de tierras,
empresas y capitales; ya no importaba tanto el origen como el
nivel; los poderosos comenzaron a formar comunidades de
intereses por encima de sus “gens”, de sus “fatrias”, de su tribu.
La complejidad de la vida económica conllevó la de la social.
Los gobiernos, guardianes pagados de tierras, empresas y
capitales, coparticipaban en gran grado de los rituales primigenios,
de la sacralización artificial de la vida natural. Llegando a
atribuirse orígenes directamente divinos, constituían una elite
aparte, tenida por superior . La que podemos denominar alta
burguesía, conspiró para reemplazar a los elegidos sacros por los
elegidos populares: fue el origen de los sistemas parlamentarios
actuales; del feudalismo, al parlamentarismo.
P
or unos o por otros, de una manera u otra, bajo un epígrafe
u otro más sonoro, Proudhon insistió bien en lo que significa ser
gobernado:”…observado, inspeccionado, espiado, dirigido,
legislado, regulado, inscrito, adoctrinado, sermoneado,
controlado, medido, sopesado, censurado, instruido,… anotado,
registrado, gravado, sellado, evaluado, patentado, autorizado,
licenciado, aprobado, aumentado, obstaculizado, reformado,
reprendido, detenido,…abrumado, disciplinado, explotado,

715
monopolizado, extorsionado, oprimido, falseado, desvalijado,…
reprimido, multado, hostigado, seguido, intimidado, golpeado,
desarmado, estrangulado, encarcelado, juzgado, traicionado,
escarnecido, ridiculizado, insultado y deshonrado”.
Y siempre hubo, y siempre habrá, lideres. La tarea del líder
es hacer de sus congéneres sus secuaces, reclutar la facultad
primitiva y universal de la mímesis. Aunque no sea lo mismo un
jefe qe un líder, no viene de más recoger los 10 mandamientos de
la jefatura según D. Morris: clara ostentación de galas, actitudes
y gestos; amenaza agresiva en la rivalidad activa; dominio por la
fuerza en desafíos físicos; mayor inteligencia cuando hay que
mostrar más maña que fuerza; sofocar querellas; recompensar a
los más altos subordinados; proteger a los más débiles; decidir
las actividades sociales del grupo; tranquilizar; tomar la iniciativa.
Gobiernos, líderes, se han pasado los últimos tres siglos
llenándose la boca, sembrando los oídos de pueblos (los “de
dentro”) y de plebes (los “de fuera”), de palabras como liberalismo
y/o intervencionismo. La oligarquía, en fase intermedia partidaria
de la libertad de mercados (no al proteccionismo), empezó a
aceptar y adoptar medidas interventoras cuando llegó el momento
de la “socialización de las pérdidas”.
El siguiente paso, el último, por ahora, fue pasar de las
empresas multinacionales a las transnacionales. En 1.973 se
constituye la Comisión Trilateral (promovida por R ockefeller –
mecenas de la neoliberal Escuela de Chicago- y Brzezinsky) para
“subordinar las políticas territoriales a objetivos económicos de
carácter no territorial”. Es el triunfo de la transideología, de los
intereses por encima de la propia teoría.
“Salud, dinero y amor” dice una canción muy recurrida,
pero esa versión actual proviene de la original del poeta Simónides
en tiempos del filósofo Platón, que la recoge en uno de sus diálogos
con Gorgias: “salud,… hermoso y…rico”.
Quien tenga ojos, que lea.
“Llamamos libertad a lo que sólo es independencia,
conocimiento a lo que es creencia, verdad a lo que sólo es
exactitud”

716
717
NTZSCH
Nadie haría la mezcla en una copa echando vino lo primero,
sino agua, y vino encima (Jenófanes de Colofón, primer filósofo
sobre el que tenemos información biográfica y fragmentos
literales, mediados s. VI .C.).
Erudición no enseña sensatez. Ley es también obedecer a
la voluntad de uno solo (Heráclito de Éfeso).
Si no fuera uno, limitará con otra cosa (Meliso de Samos)
Ninguna cosa nace ni perece, lo correcto sería llamar al
nacer combinarse y al perecer separarse (Anaxágoras de
Clazómenas).
En pez compartido no hay espinas. No es vivir mal, sino
estar mucho tiempo muriéndose. El animal sabe lo que necesita y
cuánto necesita; el hombre, en cambio, aunque lo necesita, no
lo sabe (Demócrito).
Nuestra ciencia no es más que reminiscencia. ¿Cómo quieres
que te enterremos?: Como se os ocurra. Consiste el amor en querer
poseer siempre lo bueno. A personas instruidas, cuya persuasión
se fundará sobre la ciencia, o a ignorantes, a los que habrá que
persuadir solamente por la creencia,. Un placer no existe sino
con la condición de que la necesidad que satisface continúe
subsistiendo. Yo no llamo arte a cosa alguna que está desprovista
de razón. La felicidad no consiste en verse aliviado de un mal,
sino en no estar sujeto a él. Me parece que tienes razón, y , sin
embargo, no me persuades (Aristocles, conocido por “Platón”)).
Difícil es hacer cumplidamente las cosas cuando se trabaja
sobre lo hecho por otros. Propiamente no vale nada quien a nadie
sirve. Los que no están versados cometen con frecuencia el pecado
de aprobar falsas demostraciones, para dar a entender que las
comprenden. No podría haber en mí la idea de una sustancia
infinita, siendo yo un ser finito. La voluntad, siendo mucho más
amplia y extensa que el entendimiento, se extiende también a
las cosas que no comprendo (Descartes).
La voluntad particular tiende por su naturaleza al privilegio
y la voluntad general a la igualdad. Que ningún ciudadano sea
bastante opulento como para poder comprar a otro, y ninguno

718
tan pobre como para verse obligado a venderse. Cuando el pueblo
tiene jefes que gobiernan por él, cualquiera que sea el nombre
que lleven son siempre una aristocracia. El tirano es aquel que se
injiere contra las leyes para gobernar según las mismas; el déspota
es aquel que se coloca por encima de las mismas leyes. Donde se
encuentra el representado no hay representante. Creo las
prestaciones personales menos contrarias a la libertad que los
impuestos. Vosotros, pueblos modernos, no tenéis esclavos, pero
lo sois. Las elecciones por la suerte tendrán pocos inconvenientes
en una verdadera democracia. Es una precisión muy necesaria
comprender que no se puede prever todo. Corregid las opiniones
de los hombres, y sus costumbres se depurarán por sí mismas
(Rousseau).
El número de los que piensan es muy reducido y además no
se preocupan de turbar al mundo. En todas épocas la política
conserva los abusos que la justicia trata de evitar . Un principio
ignorado, pero de efectos conocidos. Cuestiones de ciegos que
preguntan a otros ciegos: ¿qué es la luz?. De las cosas más seguras,
la más segura es dudar. El fanatismo es a la superstición lo que el
delirio es a la fiebre, lo que la rabia es a la cólera (Fco. Mª
Arouet:
“Voltaire”).
Todo lo pensado ha sacado su materia y contenido de lo
percibido. Una ficción apoya a otra; lo mismo que una mentira
hace necesarias muchas más. Todo lo objetivo es siempre para
nosotros indirecto; sólo lo subjetivo es lo directo. El tiempo es la
forma de intuición de nuestro intelecto y , por tanto, extraño a
las cosas en sí. Lo que nos es dado, no es el ser y la esencia, sino
solamente la acción de la cosa. El hombre prefiere abandonarse
a la gracia extraña antes que a su propio mérito (Schopenhauer).
Comprender no significa necesariamente perdonar . Los
hombres se sienten seguros, no tanto de la verdad de sus opiniones
como de que no sabrían lo que hacer sin ellas. Escapar a la
tentación de aprender sin comprender. No sólo es importante lo
que los hombres hacen, sino también la clase de hombres que lo
hacen. No obran mal los hombres porque sus deseos sean fuertes,
sino porque sus conciencias son débiles. Con hombres pequeños
ninguna cosa grande puede ser realizada (Stuart Mill).

719
El pensamiento no agrega un nuevo elemento, sino que se
limita a unir. El pensamiento no es más que una facultad refinada
de experimentar sensaciones (Hessen).
El ingenio no es más que el grado sublime de la mediocridad;
es la forma superior de inteligencia que todos pueden comprender
(Papini).
Cuanto menos se necesita de los demás tanto más poderoso
se es. Actividad existe en la vida de los animales; pero actos no
los hay más que en la existencia del hombre. El talento supone el
genio; no a la inversa. El Estado es el orden interior de un pueblo
para los fines exteriores. El odio, presupone estima; a los seres
que están por debajo se les desprecia. El optimismo es cobardía.
Los hechos son más importantes que las verdades. La marcha
atrás no ha sido nunca la caída. ¿Es esto cultura o falta de realismo?
(Spengler).
Hacer de la utilidad la verdad, es la definición de la mentira.
El nervio saludable de la democracia es, pues, la nivelación de
privilegios, no propiamente de derechos. En el hombre hay un
instinto de expansión, de manifestación; en la mujer un instinto
de ocultación, de encubrimiento. La ciencia es más bien una
respuesta utilitaria a las urgencias del medio que una demanda
espontánea. La vida en cada época sería no lo que fuesen los
instrumentos de producción, sino, al revés, los instrumentos de
destrucción. En cada país queda hoy de vida familiar tanto cuanto
queda de servidumbre. El hombre selecto es el que se exige más.
En las revoluciones intenta la abstracción sublevarse contra lo
concreto. Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender. La
división de la sociedad no es una división en clases sociales, sino
en clases de hombres. Una estupidez no se puede dominar si no
es con otra, Mundo es el repertorio de nuestras posibilidades
vitales. La potencia del intelecto se mide por su capacidad de
disociar ideas tradicionalmente inseparables. En las escuelas no
ha podido hacerse otra cosa que enseñar a las masas las técnicas
de la vida moderna, pero no se ha logrado educarlas. No toda
técnica es científica. La sociedad tendrá que vivir para el Estado.
La burocratización de la vida produce su mengua absoluta. Los
lugares comunes son los tranvías del transporte intelectual. El
Estado empieza cuando se obliga a convivir a grupos nativamente

720
separados. La vida humana es constante ocupación con algo futuro.
La guerra no es un instinto, sino un invento; los animales la
desconocen. Una sociedad constituida mediante un pacto sólo es
una asociación. El poder social del dinero -”ceteris paribus”- será
tanto mayor cuantas más cosas haya que comprar , no cuanto mayor
sea la cantidad del dinero mismo. Todo gesto vital, o es un gesto
de dominio, o un gesto de servidumbre. La juventud rinde la mayor
delicia al ser mirada, y la madurez, al ser escuchada. La juventud
de ahora, goza el ocio floreciente que le han creado generaciones
sin juventud. Sólo se estima la excelencia en las cosas de que se
entiende (Ortega: propuso Facultades de Cultura que no es lo
mismo que instrucción-).
Los actos apetecibles en sí son aquellos en que no hay nada
que buscar más allá del acto mismo. ¡Desgraciados!, ¿ignoráis
que vivís huyendo?. Nunca repugnes a lo que no depende de ti.
No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las
opiniones que se tienen de ellas. Nunca pidas que las cosas se
hagan como quieres; mas procura quererlas como ellas se hacen.
Es señal de filósofo esperar de sí mismo todo mal y su bien. La
amistad, como dijo un antiguo, es bestia de compañía y no de
rebaño. Prefiero pasar por necio antes que por entendido entre
quienes no lo son. Bien anda a pie, se dice, quien lleva su caballo
a la brida. Más soportable creo estar siempre solo que no estarlo
nunca. ¿Cómo es posible que una parte conozca el todo?. P ara
obrar es preciso detenerse. No puede haber ciencia inmoral, como
no puede haber moral científica. La verdad que no es la misma
para todos, ¿es la verdad?. Toda la lengua culta, lleva implícita
una filosofía. Todas las verdades han comenzado por ser un objeto
de burla hasta que han alcanzado la aceptación general. Se
toleraba todo, hasta la intolerancia (Uslar-P rieti:”Sumario de la
Civilización Occidental”).

721
ÑAFRAR
Perdón, señor, ¿está este asiento libre?.
¿Qué? ¡ah!, si, por supuesto.
Perdón si lo he despertado, no quería yo…
No, no me despertó, estaba sólo pensando. Iba algo
amodorrado, pues vengo de muy lejos.
A mí también me ocurre. Es montar y ya estoy roque, pero
hoy no me puedo dormir, que me bajo en la siguiente parada.
A mí aún me queda, hasta final de trayecto.
Pues me callo, ¡ea!, para que el señor pueda seguir
durmiendo.
No, por favor , prefiero charlar un poco para olvidar mis
preocupaciones.
¡Pues no se preocupe usted!, que a su tiempo maduran las
brevas.
¿Las qué?
Las brevas, hombre, que bien se ve que es usted de ciudad.
Madurarán las brevas, los higos, y hasta las uvas.
¿Y usted es de por aquí?.
¡De toda la vida!, que no me han quitado de mi pueblo más
que para hacer el servicio militar, y eso a la fuerza.
¿Y nunca tuvo ganas de cambiar de sitio?.
¿Y para dónde?. ¿Y para qué?. Como la tierra de uno no hay
nada.
Pero en el cambio está la sal de la vida. Quien permanece
no conoce.
Si quisiera cambiar ya me hubiera metido a pastor, ya, pero
agricultor fue mi padre, y mi abuelo, y agricultor me quedé. ¿Y
usted a qué se dedica?.

722
A negocios. A maquinaria industrial en general. Siempre
me han ido bien las cosas, aunque últimamente parecen haberse
torcido, y no sólo los negocios.
A mal tiempo, buena cara; ¡anímese hombre!. e Vnga, échese
un traguito de este tintorro, que en la ciudad no lo habrá igual,
que es de mi cosecha.
No, gracias, últimamente no bebo.
¡Pues por eso le habrá bajado el ánimo!. Que mi bota no se
habrá de separar de mí hasta que se meta en el cajón, y aun así
mi padre, que en paz descanse, quiso que lo enterráramos con
ella. Venga, échele un buen tiento.
Apetecer, y más a esta hora, me apetece, pero como estoy
tomando medicación, los médicos dicen que no se debe tomar
alcohol.
Los médicos no saben una palabra de nada; disfrutan
quitándonos los gustos. Mi vino nunca hizo mal a nadie, que no
lleva nada.
Pues venga, que un día es un día.
Y acompáñele con este trozo de queso, que también lo
hacemos en casa.
No, por favor, que no quiero dejarlo sin su comida.
La comida me espera en casa, que ya la tendrá dispuesta
mi paisana, esto es sólo para abrir el apetito. Dele, dele.
¡Hum!. Hacía bien tiempo que no tomaba algo tan rico.
Normalmente, ni me entero de lo que como, todo me sabe igual,
Pues si pierde la alegría de comer pierde la alegría de vivir
.
¡Dele, dele!, que hasta le viene el color. Yo lo acompaño.
¿Y todo lo que comen es así?, ¿cultivan todo lo que
consumen?.
No todo, pero casi, en la tienda no se harán ricos con
nosotros, no. ¿Y usted no cultiva nada?.
Sí, ¡disgustos!. En la terraza del piso no cabrían ni un par
de lechugas.

723
¿Y está casado?.
Por segunda vez; me divorcié de la primera.
¿Y tuvo hijos?.
Dos de la primera, otro de ésta, más otro anterior de la
segunda; cuatro en total.
Pues yo, sólo con una montura, con perdón, lo supero en
uno, todos robustos y sanos.
Con los míos tuve y tengo problemas, muchos problemas;
no sé qué hacer.
Claro, les habrá faltado una familia estable. A nosotros, la
burra y el pesebre que nos toca es para toda la vida.
La vida, la vida. ¡Quién pudiera cambiar de vida!.
¿Y para qué?, ¿Para cometer los mismos errores?.La vida es
una y no quisiera una y media.
Yo quisiera dos, cinco, diez, o al menos cambiar la de ahora.
Ve, en este momento me cambiaría con usted.
No diga cosas. Ni mi vida valdría para usted ni la suya para
mí. Y yo sí que no cambio.
Dichoso usted. ¿Y nunca quiso procurar lo nuevo?.
¡Y para qué!. Échese otro trago para empujar el queso, y
deje a la vida, que la vida no lo va a dejar a usted, y cuando lo
deje ya no se enterará.
Si pudiera volver a vivir… Toda la vida trabajé, estudié, le
quité horas al sueño, fundé una empresa y una familia y ¿para
qué?... ni empleados ni mujer ni hijos reconocieron nada, todos
iban a lo suyo. Cambié de actividad y de familia, y vuelta a lo
mismo. ¡Si pudiera cambiar otra vez!.
¡Pues otra vez volvería a las mismas!, se lo digo yo.
Confórmese con lo que tiene, disfrute de ello, no haga caso a los
demás.
Es fácil decirlo, pero llevo años y años tirando para
adelante, sin parar, sin frenar, con obligaciones. Le juro que ya

724
no lo hago por mí, sino por los que me rodean, por la sociedad en
general.
Todos los de la ciudad dicen lo mismo. Bájese conmigo,
quédese en mi casa que no sobra pero no falta un plato y una
cama, no aparezca y ya verá como vienen a buscarle; y si no,
mejor.
Imposible. ¿Usted nunca tuvo problemas?.
¡A montones!. Los tuve y los tengo y los tendré. P ero los
problemas no trabajan por mí. Hay que sembrar , desbrozar,
sulfatar, regar, recoger; mis problemas los sudo, los como, no me
comen ellos a mí.
¿Es religioso?.
Ni maldita falta que hace. Los curas y los políticos que
vivan de lo suyo, que yo vivo de lo mío.
Yo tuve fe, fui educado así en el colegio, pero conforme se
fue diluyendo mi fe en el más allá, también se diluyó mi fe en mí.
¿Otro trago?.
No, más no, gracias, por hoy ya fue demasiado, pero se lo
agradezco.
No tiene nada que agradecer . Ha sido una conversación
muy agradable, pero ya toca a su fin. ¿Ve aquella casa de allá, la
que tiene el depósito, la de la buhardilla verde?, pues es la mía,
la suya, aun está a tiempo de bajarse, de parar.
¡Ojalá pudiera!. P ero al menos, le daré mi dirección y mi
teléfono.
Se lo agradezco en el alma, pero a la ciudad no pienso ir ,
que la última vez me di cuenta que estorbaba en las aceras, y
teléfono no tengo.
¡Quién pudiera!.
Todos podemos, pocos queremos. A cuidarse. Hasta más
ver.
Hasta otra, espero coincidamos cuando vuelva a pasar por
aquí.

725
También lo espero. Suerte y salud, señor.
Salud y suerte para usted. Adiós.
Adiós.

726
OBLACIONES
Las ofrendas no se hacen a las divinidades, las oblaciones
son para sus (auto-nombrados, jerarquizados) sacerdotes;
comenzaron como propiciaciones no tanto sacras como materiales,
por la influencia que tenían, pues originariamente eran jefes de
comerciantes.
La esencia de la función sacerdotal es hacer que sus fieles,
los acólitos, se sientan culpables para luego presentarse como
los únicos capaces de perdonar esos imaginarios pecados; como
asevera Ntzsch en “Genealogía de la Moral”, el sacerdote no
combate, sino que fomenta la causa del dolor.
Bien dijo Hume que “por distintos que sean los dogmas,
son iguales los curas de todas las religiones”. Lo que comenzó
como andolatría, culto a un hombre divinizado, devino en sumisión
a los hombres ligados a los cultos de dulía, llevados a la hiperdulía.
“Los dioses son diferentes… pero sus creyentes son iguales”. Con
toda probabilidad, los primeros oficiantes fueron aberraciones
naturales, frutos anómalos, que si se producían en una familia
plebeya, provocaban la abominación, la prescripción, muerte; si
en familia noble, ¡exaltación!, quasi-sacralización. “Manos besa
hombre que las querría ver cortadas”. Todo profesional de lo
divino, es un misólogo, un enemigo de la razón, del
comportamiento natural, de la vida plena. Preferible ser demonio
(no olvidar que “demonios” en griego es “los que saben”).
Una de las mejores definiciones de la religión la dio nuestro
B. Pérez Galdós: “es el ropaje magnífico con que visten la nada
para que no nos horrorice”. Ya escribió Diderot que “los hombres
nunca serán libres hasta que sea estrangulado el último rey con
las entrañas del último cura”.
V arios siglos antes, el poeta ciego Abul-Ala al-Maari
(fallecido en 1.057), con acopio de atrevimiento compuso: “Los
habitantes de la tierra se dividen en dos,/Los que tienen cerebro
pero no religión,/ Y los que tienen religión pero no cerebro”. Por
allá, por el Oriente, la divinidad permaneció pasiva; por acá, por

727
Occidente, devino en activa. En los países árabes, la frontera
entre las adhesiones religiosas y las nacionales es prácticamente
inexistente, como lo fue entre los griegos y aun entre los romanos
y después (durante las guerras protestantes se impuso: “cuius
regio, eius religio”). La finalidad (o Teleología) es concepto
típicamente aristotélico, ajeno a los presocráticos hasta Diógenes
de Apolonia (s. V a. C.), cuya gran novedad teórica fue el principio
de teleología –ya cerca de cien años antes, Ferécides de Siro había
elaborado una visión de la transformación del mundo a partir de
una trinidad: Zas, Ctonia y Crono-.
Jamás fue fundado un estado sin que la religión le sirviese
de base. Fue –y es- la estatolatría. Como muestra el mismísimo
Rousseau en su “Contrato Social”, la religión del ciudadano se
impuso sobre la religión del hombre. Se necesita una larga
alteración de sentimientos e ideas para poder resolverse a tomar
a un semejante por señor; hubo tantos dioses como pueblos, de
las divisiones nacionales resultaba el politeísmo. Para convertir a
un pueblo había que someterlo, cada conquistador era también
misionero (los romanos triunfaban por dejar a los vencidos sus
ídolos; los judíos comenzaron a ser perseguidos por obstinarse en
no reconocer más dios que el suyo).
Los mitos griegos advinieron como concretización de las
tensiones mentales provocadas por el adormecimiento del instinto
en aras de la ciudadanía. ¨Fueron los invasores aqueos los que
trajeron la idea de que los dioses moraban no en la tierra, sino en
el cielo; el conquistado rogaba mirando la tierra, la aristocracia
rogaba mirando al cielo. La religión era tan solo un hecho de
procedimiento, sin contenido moral; ni se pedía fe ni se ofrecía
el bien. No obstante, todo estaba regulado por una precisa y
minuciosa liturgia. El “demon” clásico era ente intermedio entre
lo divino (inmortal) y lo humano (mortal). I. Montanelli cree que
al ser destruidos los dioses por la filosofía, los griegos, no sabiendo
ya por quien morir , se dejaron subyugar por los romanos (con
Júpiter, Marte, Neptuno,Apolo, Vulcano, Mercurio, Juno, Minerva,
Venus, Diana, Ceres y V esta, Docena ¡tomada a los griegos! con
toques etruscos).
Desde su perspectiva como antropólogo, J. G. Frazer
desarrolló una teoría general de la religión generalmente seguida;

728
al advertir los humanos la ineficacia de la magia, postularon la
existencia de fuerzas desconocidas a las que era posible propiciar
con plegarias y sacrificios. La transmisión de la herencia mítica
dio lugar a los cultos actuales; ¿cómo serán los futuros?.¿o no nos
queda otra cosa que la desesperanza o la regresión?. R. Firth no
considera a la religión otra cosa que instrumento de persistencia
de la sociedad y de adaptación de los individuos a la vida social.
El no saber, lleva a creer.-Nuestros remotísimos antepasados, post-
humanoides, pre-intelectuales, crearon la Palabra, imaginaron a
Dios y fueron descubriendo el Universo. Vivían, sólo en presente.
Durante decenas de miles de años se fue elaborando pasado y
pensando en incierto futuro; se conceptuó la continuidad temporal
entre pasado, presente y futuro. Olvidando, prescindiendo de que
todo surgió del V erbo (la palabra), antepasados más recientes,
totalmente erguidos y soberbiamente “sapiens”, pasaron a creer
que era Dios quien creara el Universo.
La progresiva complejidad social, conllevó la
instrumentación religiosa. La propiedad –como demuestran sigilos
de hace 7.000 años- demandaba poder . La tierra y sus frutos se
asignaron teóricamente a los dioses, prácticamente a la clase
sacerdotal; el resto, a trabajar para ellos, para aquellos. Antes
de que los jefes guerreros o las cabezas de la realeza, la jerarquía
sacerdotal asumió la función redistributiva, tanto de excedentes,
como de necesidades robadas al hambre de la mayoría.
No se puede contradecir a P epe R odríguez en su
documentadísimo “El poder de las Sectas”: “…cualquier dios,
siempre es de derechas”. ¡Y sus acólitos más aún!. Legiones de
mentirosos (El propio catecismo católico define “la mentira
consiste en decir falsedad con intención de engañar”), hipócritas,
reprimidos, ladrones, pederastas, asesinos, libidinosos, vagos y
de cosas peores, llevan, en todas partes, 10.000 años viviendo
del cuento. Desde un principio acapararon porcentaje mayoritario
de las rentas fijas (tierra, inmuebles, …); ¡sus sumisos aún les
dan más (voluntariamente y todo)!.
¿Qué es un lama obnubilando su mente y las de los demás
con soniquetes repetitivos mantras?. ¿En qué se diferencia un gurú
callado, estático durante meses?. ¿Y el atareado y trajeado clérigo

729
anabaptista?. ¿El revestido ortodoxo?. ¡Los imanes también, tan
bien, barbados!.
Todos ellos, y sus complementarios, ayudan muy
interesadamente y muy lucrativamente a sus muy estúpidos fieles
a peregrinar por la vida real aspirando al gran mito de la ciudadanía
celestial. Y el cielo está en la tierra. La Tierra en el Cielo. Esa
idea común a tantos pueblos de la vida como peregrinación, es la
correcta, pero espiritual y material a la vez, real, no
espiritualizada, imaginada.
¿Y qué poner de los nuestros?. En su época de mayor
proliferación, la medieval, se ha calculado por fuentes
eclesiásticas que sólo el 1% de los clérigos pasaban por algún
establecimiento superior de enseñanza. ¡Qué lejos los tiempos
en que diácono significaba “servidor”. Esa saga papal que en 217
comenzó con un san Ceferino y que ostentó todos los vicios habidos
y por haber, nepótica hasta extremos repugnantes. Un obispo de
la diócesis de Córdoba, Francisco de Solís, enumera en un dictamen
de 1.709 dirigido al rey, los tributos y gravámenes eclesiásticos:
“delegaciones, exenciones, reglas de cancelería, avocaciones,
admisiones, apelaciones, anatas, quinquenios, bancarias,
casaciones, fábricas componendas, reducciones, revocaciones,
regresos, expectativas, mandatos, providendos, coadjutorías,
pensiones, caballeratos, bendiciones, salarios, angarias,
procuraciones, equivalentes, propinas, comunes, minutas,
servicios, espolios, vacantes, tercias, décimas, contribuciones,
socorros, encomiendas, administraciones, secularizaciones,
uniones, desmembraciones, dispensaciones, resignaciones,
vacaciones, afecciones, subsidios, excusados, beneficiados,
gracias y millones”.
Las últimas estadísticas globales de la Iglesia Católica
Vaticana se acercan al 1.500.000, ejercito controlado por unos
150 cardenales, 750 arzobispos y más de 3.000 obispos. Mujeres,
las más abundantes, casi 900.000 religiosas profesas. Los
salesianos que pretendieron educar, a su manera, a “hostiazos”,
al que suscribe, aunque recientes (Don Bosco, 1.859), ocupan ya
el tercer lugar de las órdenes religiosas en cuanto al número de
miembros, más de 15.000; en cabeza, jesuitas (31.000), seguidos
de franciscanos (28.000). Las Hermanitas de la Caridad (fundadas

730
por S. Vicente de Paúl), alcanzan ¡cerca de60.000!. Con todo, el
incremento general de la humanidad procede a un ritmo más
rápido que el numérico eclesiástico, pero se aplican ya las nuevas
tecnologías.
Una reciente corriente sociológico-etológica, deduce que
ya que todos estos montajes se deben a estadios evolutivos
mentales, científicos y estructurales que van siendo superados,
también la fase religiosa de la Humanidad será superada. Quien
escribe, siente no pode adherirse a tal visión racionalista de futuro.

731
OBRERUCHOS
Aunque temprano, entreluces, llegan tarde, con retraso;
dejaron de gustar de la camioneta colectiva, prefieren lucir sus
vehículos particulares, individualmente, algunos mejores que el
del propio contratista. Somnolientos, legañosos, mal afeitados,
abúlicos con algún eructo, entre muchos pedos, soltando pullas
blasfémicas, se arrastran hacia las taquillas, galpón o contenedor
donde sustituyen el desorden de las ropas que traen por el
desorden de las ropas de trabajo; ya pocos se enfundan su
uniforme, el “mono”, optan por intentar singularizarse, con
atuendos variopintos. En la cabeza, el antiguo pañuelo anudado
en los cuatro extremos ha sido sustituido, mayoritariamente, por
gorros de tela que antes sólo se veían en los espectadores de
partidos de tenis; el casco reglamentario, cuando se acepta a
regañadientes, es dejación de valor, de riesgo asumido (por eso
hay tan alta siniestrabilidad, “Higiene y Seguridad en el Trabajo”
es asignatura que no han cursado –ni los patronos-). Al tajo; la
asignación de tareas es más aleatoria e intuitiva, que organizativa
y racional, se suele retomar la abandonada en la jornada anterior.
Desentumecimiento del personal y de la obra.
Hora del desayuno. ¿Hora?... o más. Se comenta no tanto
de los críos o de la parienta como de la que sirve en el bar o la
encargada de ventas; el fútbol, los futbolistas, es el tema
predilecto, común. Viandas fuertes, no para estómagos delicados,
pan del día anterior, sazonado con el polvillo de ladrillo. La cerveza
caliente va bien empujada por un trago de caña, o de coñac. A
acabar la mañana.
Almuerzo. Se va generalizando la casa, el tugurio, de
comidas, a precio fijo, con menú estandarizado, pero lo auténtico
es hacerlo a pie de obra, sentados en cascotes, previo somero
lavado de manos y cara en el bidón del agua para el cemento. La
bazofia, ya fría, se traía en potitas de aluminio, algunas con cierres
de gancho al estilo de las militares; se han ido sustituyendo por
las fiambreras plásticas herméticas, robadoras del poco sabor
que contienen. Las consabidas latas (sardinas, atún,…) ya no

732
requieren de la habilidad de la llave de apertura enrollable, casi
todo se abre presilla automática. Y hablando de abridores,
prohibidos están sacacorchos y abrechapas, es prurito
ingeniárselas con el corcho y hacer alarde de dientes con la chapa,
se bebe (vino, cerveza, unos pocos refrescos), siempre, a morro.
Incluso comiéndose en el recinto laboral, es requisito ir al café,
nunca solo, pues es inseparable del coñá, o de la caña, privilegio
al que no renuncian ni los escasos abstemios o los avisados por el
médico. Vuelta sin prisas, criticando a jefes y promotores. eRtomar
el pitillo que no se ausento en toda la mañana -¿será siempre el
mismo?: mejor, sin boquilla-. Se remolonea todavía un buen rato,
discutiendo, pausada o acaloradamente, de cuestiones “técnicas”.
Resta media jornada.
El ritmo de tarde se amortigua, entreverado de pausas para
proyectar –uno hace, muchos miran: existe un pacto tácito (no
sólo en el ramo de la construcción) de bajo rendimiento-, o porque
sí. Otro buen rato si se requiere merienda. Un adelanto de la
salida si fuere menester para cualquier cosa. Escupitajo a los
zapatos para lustrarlos, y rumbo al bar del barrio para arreglar el
mundo (y hacer la alineación del equipo de fútbol para la próxima
jornada), antes de encerrarse con ese mundo acceso de una
hembra usada desde la niñez y unos niños de ella; la piltra más
que fin, es la finalidad del día.
Son los obreruchos.
El término, innegablemente peyorativo, no tiene por qué
ser genéricamente despreciativo. Hay también medicuchos,
abogaduchos,…Debe haber, asimismo, señores obreros, si bien
catalogados como especie laboral en vía de extinción.
“¡Tía buena!”, “te hacía un traje de saliva!”; el exacerbado
machismo, manifestado a berridos desde lo alto de un andamio-
a igualdad de nivel, no se atreverían a más de un reojo soez-, es
otro signo distintivo. Una radio a todo volumen, con los temas
más “cañìs”, preferentemente mal sintonizada, no es compañera
desdeñable. Últimamente, otro adminículo inseparable, ¿para
qué?, el consabido teléfono portátil que iguala a obreros,
capataces -¿los sigue habiendo?-, aparejadores y arquitectos (¿qué
merma de productividad habrán traído los mal llamados “móviles”?
–”mancontro” en gallego-).

733
Anécdota impagable, real como la vida misma, le ocurrió
hace poco a quien así la contaba: como soy muy apañado y me
gusta hacer yo mismo todas las chapuzas, tengo de todo en casa,
pero por no tener tiempo o parecerme que sobrepasaba mi
capacidad, contraté a un obrero del pueblo que alguno que no
me quería bien se había recomendado; empezó diciendo que tenía
que salir por tal o cual herramienta que se le habían olvidado (yo
se las proporcioné), intentaba ir al bar cercano cuando le daba el
calor (en mi nevera había de todo), quiso evadirse con la falta de
la consabida llave del 8 (¡también la tenía!), explotó, dijo que
“¡así no se puede trabajar!”, y nunca más se supo.
El primer Gran Constructor concretizado por las fuentes
históricas es Imhotep. Consejero y médico del faraón Zoser ,
construyó la primera estructura de piedra de grandes dimensiones
del mundo. La pirámide escalonada de Saqqara se compone,
sucesivamente, de seis mastabas en tamaño decreciente; subsiste,
todavía, 4.600 años después. Imhotep tuvo su propia pirámide,
múltiples estatuas, y fue venerado como un dios, aunque la iglesia
católica no lo santificó, erigiendo en patrón a un santo propio,
Lorenzo –que más parecería Isidro, por aquello de “edificar” de
noche-.
Los amplísimos conocimientos primigenios de aquellos
constructores, esotéricos, cósmicos. Iban desde la distancia al
sol hasta el número pi. Retrotrayéndonos en las brumas históricas
y protohistóricas, tampoco se pueden negar los saberes
cosmológicos de los que disponían menhires y crónlech.
Está claro que construir no es sólo erigir, acumular. El arco
fue, geométricamente, el primer logro conceptual-práctico, el
que posibilitó todo el desarrollo posterior . Cuando Imhotep,
todavía no estaba generalizado el recurso del arco, no obstante
que los primeros conservados ya se utilizaban en conducciones
de agua y alcantarillados del actual Pakistán cientos de años antes.
Sí les cabe a los egipcios el de mayor luz (4 m.) conocido, en
Tebas (1.400 a.C.). Los numerosísimos y muy persistentes puentes
romanos fueron posibles por el bastidor de madera o cimbra al
que se iban ajustando las dovelas hasta que, ¡sin mezcla de masa
en las uniones!, en lo más alto y central se encajaba la piedra
clave. En la Edad Media, las formas ojivales traídas por los

734
maestros de obra orientales, proporcionaron nuevos desarrollos
monumentales; el gremio era un mundo cerrado, de conocimientos
transmitidos de generación a generación, de maestro discípulo.
La simbología masónica elemental la componen instrumentos como
el compás.
Esa mentalidad, esa conciencia de clase, de saber hacer lo
que no saben los demás –y no deja de ser cierto-, se ha conservado
y permanece, obtusa, en el subconsciente de todo obrero u
obrerucho. Nada saben de Inhotep, sus conocimientos técnicos
son nulos, ya no se agrupan en gremios, no los querrían en ninguna
logia masónica, pero el quasi analfabeto que maneja una plomada,
se sigue sintiendo superior. Es algo atávico.
Poco importa que carezcan de cultura y formación (curiosa
la ambivalencia marinero-obrero de las zonas costeras), que no
descifren los símbolos inscritos en los bloques de las catedrales,
que cobren un sueldo bajo; intuitivamente, saben que saben, que
seguimos dependiendo de ellos.
En los capiteles más inaccesibles, bajo los asientos de los
coros, están talladas, en piedra y madera, las escenas más
grotescas, irreverentes, sacrílegas, satirizando a aquellos para
quienes tenían que trabajar, el clero. Ese sentimiento revanchista
también perdura; le dirás a un obrero como quieres que haga
algo, te darás la vuelta y él lo hará a su manera.
Paradójicamente, la sublimación de estos constructores es
la destrucción, derruir . R esulta patente el sentimiento de la
felicidad que los embarga, maza y cincel en manos, cuando
arremeten contra algo construido por otros (o por ellos mismos:
caso frecuente en el que habrá que pagar lo mal hecho y lo vuelto
a hacer de nuevo -¿Cuántas veces?-); si disponen de un taladro
con percusión o de un martillo neumático, ya el no va más. Es la
venganza contra aquellos a los que les tienen que construir con
su sudor, con sus manos, unas moradas cuyo sobre valor , cuyas
comodidades, nunca podrán pagar, disfrutar.

735
“OUTEIRO”*
(El Esquema narrativo imita, pobremente, el del inimitable
ALEJO CARPENTIER en “Viaje a la semilla”).
Amanecer, entre gris negruzco y prometedor; silencio.
Anoche debí beber más de la cuenta, sin enterarme: el peligro
está en cuanto los propios sensores ya no dan la señal de estar
sobrepasando el límite, la frontera tras la cual entras en terrenos
desconocidos, ignotos, donde puede que hayas estado sin saberlo,
más allá de donde dominas, te dominas, te conoces, crees
conocerte. Quietud, ¿soledad?, imaginarse uno entre todo, no ser
difuminado, sepultado, por el entorno, por los demás, por ellos,
o por aquellos. El gallo que normalmente, por tenerlo tan asimilado
la mente, es otra etapa ignota del sueño, delicioso sueño, hoy es
un aldabonazo. Agua fría, resucitadora, catártica, litúrgica;
ventana abierta. V erde, brisa, hierba, tierra remojada
resecándose, vida, encontronazo. Los primeros ruidos no
naturales, ambientales, de humanos, de seres como yo sobre dos
piernas; ¡”Abaco” aún duerme, feliz él?. Es un día, ¿qué día?,
¿qué importa?, de hacer algo, o de no hacerlo; al menos, de salir .
Alguien ya trasiega en la cocina, la criada bizca con toda seguridad,
los cacharros entrechocan entre sí, como queriendo hurtarse a su
torvo mirar, sin embargo cálido. Decidido, me voy, salgo; hoy es
un día. La fea tía-abuela Rosalinda me mete lo mejor de sí en el
morral; con disimulo, relleno la pequeña petaca de plata forrada
de cuero con el mejor orujo, del de hierbas, la acomodo en la
nalga izquierda, en contacto tranquilizador , prometedor; vino
añejo en la gran cantimplora de cinc, pesada; pan de centeno,
bollo, bolla; queso directamente de la teta expertamente
exprimida, cecina. Camino. ElAbaco siempre intuye, sabe, cuando
salimos; gañe, brinca, lame, Zalamea, ofrece su cuello al collar.
Partimos. La bruma matinal, el resabío del frescor nocturno se va
retirando; reaparecen los contornos. ¿Hacia dónde?, ¡feliz el
hombre que al empezar el día puede elegir entre los cuatro puntos
cardinales!, entre sus siete divisiones, entre las veintiocho
direcciones. Al intuir el otero en la lejanía ya no dudo; Abaco lo
intuyó antes que yo mismo, pues sin dudarlo emprende feliz

736
carrera, con retornos, con ojeadas de soslayo hacia el director
de su manada bipersonal. El pecho se nos ensancha a ambos, y
las aletas de la nariz, y el sexo y las piernas crecen. ¿Es más
deseable lo que resta delante –si hay meta- o lo que queda atrás?.
Accedemos a las laderas de la elevación, donde los fuelles de los
pulmones tienen que comenzar a funcionar, sin mayor desgaste,
todavía con todo el resuello. Para arriba. Pinos escasos, mínimos
cauces despistados, puñeteros eucaliptos, alguna ardilla asustada,
robles aislados, caminos de tierra con bifurcaciones sin destino,
helechos, zarzales, incipiente dolor en las piernas. Subir . ¡Ah!,
qué gozo, qué fluir, qué visión (a pesar de las persistentes brumas),
qué uno, qué yo, qué todo. Descanso. P rimer tiento a la
cantimplora, por aquello de refrescar . P rimera mirada que
permite, en todos los grados de la circunferencia, el retroceso de
las nubes de algodón rancio. Lo primero que mis miopes ojos
captan, guiados por las orejas, son las vacas que pacen hacia
donde salió el sol, que acaba de mugir en concierto; pocos prados
les quedan, son más tradición perviviente que futuro, a su
alrededor todo está cercado, construido, parcelado, oprimido.
Los rugidos de los motores de los automóviles que circulan por
las carreteras anárquicamente radiales, como tejidas por araña
no en sus cabales, no alcanzan hasta aquí; sí los de las motocicletas
a escape libre. Abaco ha husmeado alguna pieza, parte raudo
hacia ella, hacia su ilusión. En el pueblo que día a día crece hacia
el poniente, ya han plantado edificios de más de cuatro pisos. La
espadaña de la parte antigua esparce sus diez campanadas, diez.
La locomotora ya no llega al abandonado andén del apeadero.
Fincas dispersas de los que saliendo en caravana de la ciudad,
vienen a buscar aquí una soledad ancestral a la que ya no le acaban
de coger el gusto. Respirar rítmico. No viene mal un tragito de la
petaca. Arritmia. R etraimiento. El olvido. La locomotora,
humeante, quasi monstruosa, vuelve a hendir la promesa de la
gran ciudad lejana; todos los días, como endomingados, gérmenes
de curiosos e interesados la reciben, la despiden. Los caminos
polvorientos guían a los cansinos caballejos que deben esquivar
vacas, cabras, ovejas, cerdos y gallinas. El párroco se cuelga del
cáñamo de sus campanas para recordar a los afanados campesinos,
como si hiciera falta, que dejen sus azadas para musitar por
tercera vez un ángelus.Todo el comentario en el pequeño vilorrio
es que al cacique acaban de traerle una bañera de cinc de la

737
capital. El sol ya empieza a estar alto, se ha conseguido despejar,
¿me adormecí?; noto un vacío en el estomago, ataco la cecina,
me desentumezco, paseo; Abaco salta a mi alrededor y retoza en
la hierba, juego con él, me gana, como siempre, y me rindo,
volviendo a la sombra, a mis pensamientos, ensoñaciones, al ayer
de hoy. Y mis posaderas pierden la almohada de la hierba y notan
la dureza de los sillares de piedra granítica que comienzan a
alzarse con los cánticos, gemidos e imprecaciones de varias
docenas de siervos arrancados al terruño y constreñidos al arreo;
sus mujeres e hijas, tan sucias como ellos, cuando dos días a la
semana les acercan unas parcas viandas, suelen servir en solaz a
los soldados, hierro y cuero, que los vigilan; todos los días, al
alba, el clérigo tartamudea misa y les imparte su bendición, ¡que
te jodan, seboso!. El señor feudal no permite, yugo y látigo por
medio, que se cace ni la más pequeña de las liebres de sus ricos
cotos, ni que se coja rama alguna, ni gramo de trigo disperso, ni
moler en los sus ríos, ni ollar a sus mulleres. Los más favorecidos,
los que entregan más grano o capones, los de las hijas más bellas,
los que ayudan como escuderos, pueden cobijarse, al pie de los
muros, en cabañas encimadas por ramajes, pero la única piedra
labrada que da amparo además de la del castillo, es la de la
iglesia que un día cualquiera, entre tantos, fundaron unos monjes
peregrinos que no mucho tardaron en olvidarse de estos
andurriales, y la plebe, por inercia, la va, mal que bien, acabando.
Pega el sol, toca refrescarse ladera abajo, en el arroyo; no merecía
la pena intentar pescar en estas aguas ya yermas, mejor el queso,
el pan, ¡el rico pan!, y el morapio rojo, generoso. Me olvidé de
traer algo para leer, mejor beber algo para olvidar. Y recuerdo al
año de gracia, de desgracia, en que por primera vez vimos un
águila romana, unas calígulas, los petos, las cimeras, cuando oímos
los latines. Organización. Trabajo, sumisión, ¡su puta madre!,
orden; obligaban a devastar troncos para desplazar pedruscos
con que montar una estrada; algo lejos, alguien lo había visto,
eregían puente, ¡todo de piedra!, con arcos. Cambiaron los
vestidos, los modos, los peinados, los usos, los decires, los
quereres. No hay nada como una buena siesta, dos días en el día,
dos vidas. La vida cuando era vida, libérrima, primitiva, sin fines,
objetivos, imposiciones ni sumisiones. Llevábamos allí desde
siempre, quien sabe si llegados por tierra, del mar , caídos del
cielo o surgidos de la tierra, ¿quién sabe?, ¿qué importaba?; la

738
tierra, toda la tierra, era nuestra, de siempre, para siempre.
Desnudos cuando arreciaban los calores, recubiertos de las pieles
de los animales que matábamos (osos, ciervos, lobos…) cuando la
luz menguaba y oíamos voces de viento entre bosques y
peñascales. Tomar una mujer, a cuatro patas, donde la toparas;
romper los cráneos de hordas enemigas. No había jefes (si
dirección, en tareas concretas, de los que más sabían), ni druidas
(sí respeto al que conocía las hierbas que curaban). Fuimos los
primeros, los únicos. Se acerca la hora de marchar , de volver;
otro bocado, otro grolo, una última ensoñación.Y fue todo verde,
todo bosque impenetrable, todo robledal asentado en zarzales
vírgenes. Se oía el grito del urogallo, el lagarto no huía. La lluvia
empapaba, el sol secaba a su aire, lo que moría daba vida, la
vida no se daba a nadie, para nada. Siglos, eones, el devenir de
lo inenarrado. Por el medio, un otero. P arecía que todo aquello
no pudiera cambiar jamás.
*: El otero castellano, el cerro aislado, el enclave desde
donde otear.
Buena parte de los “outeiros” fueron sagrados, lugares de
cultos ya apenas practicados cuando la celtificación. Quien
escribe, posee un ara sacrificial, circular , con canales para la
sangre que evacuaba por salida con adorno serpentiforme.
La disposición poblacional requería de otro cerro escarpado
cercano, un “oppidum”, donde vivir; al morir, te llevaban tras el
otero. En Óbidos (“oppidum”), P ortugal, se conserva tal cual,
con la muralla calcada, en miniatura, de la primitiva de R oma,
enfrente otra elevación con capilla de culto (con ídolo
cristianizado tallado en roca viva, protector de animales), yTras-
Outeiro, pequeño poblamiento surgido por mor de un extinto
convento con múltiples enterramientos.
Vida, culto, muerte.

739
PABLO
“WHOS WHO HISTORICAL SOTIETY”
Recognizes Dr. PABLO CANCELO LOPEZ as one of its newest
members to appear in the 2004-2009 edition of international who’
s
who of Professionals.
Mí más intimo y asíduo amigo, P ablo (de Gandia, Roupar,
Xermade, Lugo) -¡llegar allí!, ¡¡salir de allí!!- es, “alguien”.
Recojo las “conclusions” de su tesis doctoral (1.999); “cum
laudem”…of course.
BEHAVIOURS, INTERACTIONS AND OUTCOMES: A CASE STUDY
OF INTEMEDIATE STDENTS USING A A BILINGUAL E-DICTIONARY IN
AN ESL COMPOSITION TASK

CONCLUSIONS
On the whole, the analysis of the data shows the following
The most widely used module was the Main dictionary
followed by de Conjugator and the Idiom finder , the Thesaurus
coming last. (see figure 6.0)
The most suitably used module was the Conjugator.
Many of the errors learners made were idiomatic. Students
were not aware of collocations and looked up words separately ,
they did not use the right module or did not know how to use it.
Eg. “En primer lugar” “in first place”.
They did not invest enough time (some of them did) to
clarify the meaning of a word and very often used cognates. In
other words, they did not use word meaning descriptors provided
by the dictionary.
Some learners were not aware of the category. Some of the
mistakes were made because the writer chose the right word but
the wrong category eg. “Dicho” participle was taken as a noun.

740
They did not find out that some verbs may followed by a
certain construction and/or preposition. Eg. I’d like (to)….
Apparently there are no differences in the use of the e-
dictionary among participants due to computer literacy or gender.
In spite of all this, most of the students felt motivated by
the accessibility of the tool and looked up so many words (in
some case up to 88) that would be unthinkable in a traditional
environment. The number of interactions with the dictionary could
not have taken place elsewhere just for the complexity of the
task.
One of the most widely used modules was the Conjugator
and the one that most of the learners profited form. Nearly all
the anwers were right.
The module which was explored least was the Thesaurus.
In some cases they were not aware of their existence in the tool.
Other language errors such as plurals are not present in
their outcomes. The dictionary provides the correct form if is
typed in ´Spanish.
There is strong correlation between students’ accuracy in
the use of the computer dictionary and the quality of their final
outcome (see diagram). This does not mean that one causes the
other but may be interpreted that both variables go together.
What implications about learning and teaching can be found
in student-computer interaction?
Learning from a dictionary requires considerable cognitive
sophistication. Learners must interrupt their writing process,
access the dictionary to find the unfamiliar word, all the time
keeping the unfamiliar context in mind so that they can compare
it with the alternative senses given in the dictionary , and then
select the sense that is most appropriate in the given context.
This demanding process often leads to errors even in L1. Miller
and Gildea, (1991) show that children often fail to properly use
dictionaries because of their naïve strategy of substitution: after
finding the unfamiliar word, they look for a familiar word or phrase
among the definitions and then substitute the new word for the
familiar word or phrase.

741
Call tools such as the one we have examined can provide
solutions to these problems. They can circumvent the obstacle of
access., E-dictionaries allow ready access to any word, synonym,
phrase, sound or picture without interrupting the mental process
and so considerably reducing the load on working memory.
In this study learners took two different approaches to the
word searching process.
Some of them followed a deep processing which means that
they made use of word meaning descriptors, recognized
collocations and used the Idioms module, checked categories or
looked up synonyms and similar words. Others just selected the
first word they found and made no use of the Thesaurus module
or simply could not manage to find a suitable word. This group
was represented by Pablo, David and partially Carmen. The rest
of the group might be considered deep processors. Further
research is needed to find out if these learners could become
deep processors by means of further training.The training period
in this study was too short, about ten hours for learning to use
both the word processor and the dictionary.

742
PADMINI
(Producto de un sueño. Un día cualquiera. ¡Así da gusto
soñar!)
Despierto sumido, acunado, en la dulce obscuridad. Ocurrió
hace diez cortos, largos años. ¿Lo soñé hace diez noches o ésta?.
Tal como lo recuerdo, le digo al escriba que tiene largas uñas en
la mano derecha y carcomidas las de la izquierda, que lo
transcriba, de inmediato, para que no se diluya en el pozo de la
desmemoria, de la en demasía clara realidad.
Estaba con todos mis numerosos hermanos y primos,
mascando arena, creando juegos, bebiendo vientos, cuidando
ovejas, cuando la enlutada figura de mi padre, tótem y tabú de
la pequeña agrupación tribal, me dijo que me preparara, que al
alba siguiente partiría con él.
Sobre sus camellos apilaron las finas y suaves pieles por
las mujeres golpeadas, pulidas y mascadas; también las extrañas
piedrecitas, de todos los colores, que nos topábamos raramente
y cuyos esotéricos símbolos erosionados en otras partes tenían
por mágicos; también las figuras que con el corazón de las
veneradas palmeras tallaban los más viejos; también quesos que
aparentaban piedras, y piezas de lana, y collares, y esperanzas e
ilusiones.
Partimos.
V inieron las jornadas de orto, descanso en el cénit,
vespertinas, descanso en el azimut. Bamboleo y bamboleo. Ruta
siempre caradelante, padre siempre cariparejo. Ilusión. Arenas,
dunas.
Como un par de los valiosos camellos se produjeran unas
profundas escariaduras y desperfectos en las pezuñas al cruzar
un escarpado pedregal intentando atajar , mi padre y señor me
ordenó adelantarme con los animales sanos y las cargas más
pesadas hasta el siguiente caravasar, al que a buen paso se podía
acceder en tres jornadas. Él se me juntaría cuando pudiera,

743
remedarían a los cuadrúpedos, y seguiríamos juntos nuestro
camino. Así lo hice y en el tiempo previsto arribé al lugar esperado.
Era un caravasar igual a otros que habíamos dejado por detrás y
a otros que teníamos por delante. Como en todos los caravasares,
se podían ver gentes que únicamente se veían en los caravasares.
Sin otra cosa que hacer que vigilar a los camellos de mi
padre y a sus cargas, me pasaba las horas observando a mí
alrededor; siempre he sido muy observador , gustando de
profundizar en las facciones de la gente para intentar llegar a
imaginar sus sentimientos, si los tuvieran.
Allí estaban, principalmente, la codicia y la avaricia.
También, la gula, la lujuria y la envidia. Camaradería forzada;
compartir lo que se quisiera guardar para sí. Modismos forzados
de seres acostumbrados a otros espacios y maneras.
El viejo avaro, cubierto por sus peores ropas, miraba con
lujuria a las mujeres de otros, los cuales envidiaban sus supuestas
riquezas ocultas. Los tahúres codiciaban las monedas ajenas; los
perdedores, y los ganadores, se cobijaban o consolaban en la
gula, tras tantos días y noches de mascar tasajos y tortas.
Al segundo día, ya algo cansado de ver siempre a los mismos,
me disponía a salir de la sala principal al patio para dar de comer
a las bestias y espacio a mis piernas y a mis pensamientos, cuando
ella surgió. De súbito, proveniente de la parte superior, como el
ser más inesperado en un lugar como ese.Alta, deslizándose segura
de su efecto, con la larga cabellera obscura, impregnada con
aleña, las caderas bien arcadas, pechos dirigidos al techo, pómulos
algo prominentes, vientre liso al aire, entre tules, con la boca
como los frutos quiméricos que todos fantaseamos comer.
Por donde pasaba, se hacía el silencio y se enturbiaban las
miradas. Acompañándola, o siguiéndola, una sombra concretizada
que apenas le llegaba al hombro, toda de negro. Cuando estuvo a
mi altura, sus prístinos grandes ojos verdeazulados se dignaron
rozarme y me hicieron zozobrar , naufragar, en profundas aguas
nunca atisbadas. Siguieron hasta el fondo, dejando su estela, hasta
acomodarse con unos comerciantes de aspecto rudo y avanzada
edad que parecían gozar de cierta confianza con ellas.

744
Paralizado, me olvidé de andar, de los camellos, de beber,
de salir, de respirar, de ver. Cuando la vi acercarse en mi dirección,
mi corazón se desbocó. No sé como tropezamos ni lo que hablamos
-¿acaso hizo falta hablar?-. La seguí.
Me llevó a la parte baja, a un amplio sótano
semiabandonado desde cuyo extremo nos llegaban los golpes de
fragua y martillo y algunos juramentos. Entre unos palos, tendió
una fina tela azulada con adornos cárdenos con la que formó un a
modo de cobertizo que pareció aislarnos de toda la vulgaridad
circundante. No me preguntó mi nombre, le pregunté por el suyo.
Padminí.
No era yo tan ignorante ni tenía tan mala memoria como
para no saber su significado. En los fuegos nocturnos de los
campamentos prestaba oídos a toda cuanta narración antigua
desgranaban los más viejos. Ello le plugió mucho a ella. Padminí
era un antiquísimo término de un antecedente ya desusado de
nuestra ancestral lengua común que indicaba una gema que
satisfacía todos los deseos.
Así eran sus ojos, así era su boca. De ella oí lo que le pido
al escriba que refleje. Me lo contó pausadamente mientras
rápidamente se volatizaba una pequeña pirámide de color claro,
de color de arena obscura, que acababa de sumergir en un samovar
que pareció condensar y exhalar todas las esencias y aromas de
su tierra.
Venía de tan lejos, de más allá de las arenas, de más allá
de las aguas que siempre fluyen, de más allá de las montañas
más altas que las más altas dunas, de más allá de las perpetuas
arenas blancas heladas, de más allá de los oasis interminables,
de más allá de la Gran Mar
. Su padre la había mandado por delante,
con su madre -¿lo sería aquella mujeruca, regordeta, de ojos
obscuros, que la acompañaba?-, con la promesa de unirse más
adelante, pronto, a ellas, hacia una nueva y mejor vida que la
que llevaban, de carencias, en la tierra natal.
En esto que oímos el estruendo de los camellos de mi padre,
a los que llevaba, rezongando, hacia la herrería. Mi padre nos
vio, nos miró, no se detuvo, pareció amagar un rictus de
socarronería, siguió tirando de los bocados de sus bestias pero

745
tuvo palabras de contenido procaz hacia aquella que me
acompañaba.
Pero yo sólo tenía oídos para la boca que me recordaba los
frutos que aún no había visto ni probado, para los ojos realzados
por “khol” (antimonio) que eran como los remansos traslúcidos y
pedregosos donde se recogían las aguas extremas de los oasis.
Tenía quince años, hoy hacía tres que se despidiera de su padre.
Le dije que ojalá la hubiera encontrado hacía tres años. Me dijo
que la había encontrado ahora, que tomó la costumbre, cuando
pasó el primer año y ya no contaron con su padre y siguieron su
camino sin querer retornar , de empezar cada nuevo año de
ausencia y separación con algo bello, algo que pudiera recordar
durante el resto.
Se vino a mí, se me entregó sin apenas reservas. Tengo
presentes aquellos rasgos luminosos en la penumbra, el sabor de
aquella boca, la solidez de los pechos y la calidez del seno, la
morbosidad de la curvada y larga espalda, su nuca, sus nalgas, su
joyel supremo en el que me sumergí con todos mis sentidos. Horas
rápidas, inacabables, posturas indescriptibles, voluptuosidad; días
enteros, eones, toda una vida, la muerte, eternidad. Un instante.
Los golpes del herrero me despertaron; apenas se insinuaba
la claridad. Estaba solo, como llevo tantos años. Nadie supo, o
quiso, darme razón de la hurí o de su madre o de mi padre, ni de
sus camellos. Llevo diez años vagando, de caravasar en caravasar,
buscando, ya no sé si a P adminí, a mi padre -¿o madre?- o a la
carga de los camellos. Cada día del año rememoro una parte;
cada año, rememoro todo el día. Este amanecer , se lo relato al
escriba con largas uñas en la mano izquierda y carcomidas las de
la derecha.

746
PANTAGRUEL
A poco del cambio de milenio –literariamente posible pues
Gargantúa, según Rabelais, lo engendró a la edad de 844 años (en
su esposa Badebec, la cual murió de mal parto)-. antagruel
P quiso
regalar con un banquete a sus amigos P anurgo, Epistemón,
Carpalim, Genicoa, Thaumasta y demás dipsodas (que no eran
una raza, sino bebedores irrefrenables) de los que era rey
indiscutido.
Aun teniendo mansiones adecuadas, tanto en la ciudad
como en el campo, era ya costumbre social celebrar los eventos
gastronómicos en los locales específicos, derivados de fondas y
pensiones; la adopción en todas las lenguas de “restaurant”, decía
bastante a favor de la culinaria francesa.
El fenómeno, en boga en los “felices 20” del siglo anterior
,
en el período entreguerras, tenía su razón de ser , además del
progresivo aumento del poder adquisitivo (-dispositivo-) general,
en la gradual desaparición de los criados en su concepto antiguo
de “crianza, alimento y educación” (de lo segundo, más bien poco;
de lo último, más bien nada). Criados, enemigos pagados, se venía
diciendo, pero ya últimamente ni pagando; solía salir la criada
respondona. La servidumbre fija, y aun a tiempo parcial, había
pasado a ser una rareza.
Sí en la propia casa todavía pueden los amos y señores
permitirse ciertas libertades a la mesa –también há tiempo
coartadas por lo que fue llamado “urbanidad”-, en los locales
públicos, más a más nivel, rige rígida etiqueta, apenas se goza de
intimidad. Tanto en casa como en restorán, suele estropearse el
entorno comensal con una chillona pantalla en la que a tales horas
acostumbran a poner las imágenes más desagradables y
sangrientas. Otra gran agresión a la conversación (o a la discusión)
son, últimamente, los teléfonos portátiles, que no tienen en si la
culpa (como los televisores), sino los que no los apagan en tan
sacros momentos y aprovechan para presumir , a gritos, delante
de los demás comensales.

747
Con el tiempo justo, a toda velocidad, con agobio, se
orientan, mal que bien, los invitados hacia el lugar del
compromiso. Desaparecido el caballo de cuatro patas como medio
de transporte, se ha conservado su recuerdo como caballo-vapor,
unidad de potencia mecánica expresada en H.P . –”hijos de puta”-
no presentes, se tratará abundantemente durante el condumio.
“¿Está el pescado fresco?”, se pregunta al camarero;
“fresquísimo, llegó esta mañana”, suele contestarse, ¿De dónde?,
¿cómo?. Debido a que están en el candelero las “vacas locas” que
te pueden dejar el cerebro aún más “espongiforme”, el
consumidor se ha inclinado hacia el pescado, con gran jolgorio
de los propietarios de piscifactorías. La aberración fue –y es: ya
lo advirtieron en tiempos de R oma- dar de comer a los terneros
harinas cárnicas, pero es que a los peces también se los alimenta
con harina de pescado, que no sale de lo mejor , no. El hielo en
que llegó, “fresquísimo”, el pescado, es muy probable que
estuviera impregnado de antibióticos (que se venden más para
“alimentación” que en recetas médicas). Quien sabe pescar y
cocina y come en su casa, sea a la orilla del mar que sea, lo come
“al mercurio” (los mariscos, aún peor , sobre todo bivalvos); sí
ahumado, con bezopireno a mayores. “¡P ero no huele mal!”,
exclaman los que no saben “mirarles a los ojos” a los pescados:
muchos han sido sometidos a rayos X, por lo que no “cheiran” ni
podridos.
La utilización de productos químicos –que se siguen
utilizando en cantidades industriales- para prolongar el tiempo
de conservación de los alimentos ya está desfasada y ultrapasada.
Hace mucho que se utiliza energía nuclear. Ya todo es sometido a
radiaciones atómicas ionizantes; ya estroncio, cesio, berilo, bario,
circonio y ruterio forman parte de nuestra dieta diaria. Se irradia
no sólo el producto, también la semilla (de cereales, verduras y
frutas), pues mayor es el rendimiento de la cosecha “atómica”.
De primero, de segundo, ¿carne o…?... da igual, sabe todo
parecido, nada ya sabe. La carne suele llevar penicilina,
bactrracina, framicetina, tilosina, critomicina, aureomicina,
oleandomicina y aspiramicina; también anabolizantes y
tranquilizantes, encimas, estrógenos y hormonas –en buena parte,
culpable de la “ola de erotismo” que nos ha invadido-.

748
El pan (grisáceo amarronado en tiempos de Gargantúa,
blanco y radiante –sí, también se radia: todo, todo- en los de
Pantagruel) es completamente inexcusable de toda comida;
consiste en una harina inerte inflada con esterato de polioxietileno
(tóxico cancerígeno) para impedir el endurecimiento demasiado
rápido –lo que ni así se evita-. Lejos de P arís hay continentes
enteros que tienen como principal complemento, y aun base, el
arroz; ahora bien, y que se descascarilla (como el salvado), pierde
sus vitaminas, grasas, proteínas, hidratos de carbono y fósforo,
es un cereal “muerto” –y por ello, por allá, mueren más
hambrientos de los que les “regalamos” arroz que de los que
tienen donde cultivarlo: pero ésta no es conversación para una
comilona-.
Varios de los gaznápiros de Pantagruel comentan que “los
niños ya prefieren hamburguesas a un buen bisté”-resulta que
cuando imaginan comer “carne” muchas están echas con bacalao-
, y que “beben cualquier cosa” “cosas” que llevan gomas
vegetales: goma arábiga o de algarrobo (y otras más exóticas
como “guar karaya”)-.
“¡No hay nada como un buen vino!”; ¡sí señor!, un gran
reserva de altísimo precio y consideración únicamente lleva
gelatina, albúmina, caseína, ¡cola de pescado! –legal: admitida
por la Organización Mundial de la Salud en la elaboración
reglamentaria de “vinos”- , alginatos, fitato de calcio,
monosulfuro de sodio, goma arábiga, sal, oxigeno, anhídrido
sulfuroso, ácido cítrico, sulfato de potasa, caramelo y ácido
sórbico. Quien prefiera cerveza, se ha de conformar con diastasas,
tanino anhidrico sulfuroso, caramelo y colorantes sintéticos. “No
puedo beber alcohol, me lo ha prohibido el médico; para mí,
agua mineral” –los médicos que prohíben beber suelen ser
bebedores empedernidos (los que comer, glotones; los que joder,
rijosos)-; como la mayoría de la gente no está acostumbrada a
leer, tampoco lee las etiquetas de las botellas: si la mineralización
total supera los 250 miligramos por litro -¡las hay de más de
10.000!-, es oclusiva de las vías arteriales y causa de piedras en
el riñón –de la no “mineral”, de la “corriente”, ni hace falta
tratar-.

749
“Jornadas de caza”; las organizan por todos lados. ¿Dónde
se caza?... es de Monsieur de la P alice –equivalente francés del
español Pero Grullo-; en jaulas, en criaderos, en granjas, en naves
industriales, en establos…; “¡malpensado, si lleva perdigones!”,
contradice el polemizador Panurgo: caza de coto, ¿dónde si no se
va a cazar?... Europa la hemos convertido en un claro con algunos
(pocos) bosques.
En la “cuisine” se utiliza tanto aceite como mantequilla.
El aceita de oliva está considerado mejor, pero no deja de ser un
liquido nefasto, neutralizado, decolorado, desodorizado (con lejía
de sodio y ácido sulfúrico), lavado, recalentado, centrifugado,
batido, sobrecalentado; en el proceso interviene ¡gasolina de
avión!. Como no hay tantas aceitunas como demanda, huesos
triturados y hollejos son sometidos a presión más potente,
utilizándose los tratamientos químicos vaselinas, gasolinas y hasta
residuos de mataderos industriales. ¿Y hay leche para la
mantequilla?...”habela, hayna”, pero ¡que leches!; se le añade
carbonato de sodio, cal, magnesia, sosa y cloruro de calcio, y ya
tenemos mantequilla pura.
-Llegó el momento de los postres. P asteles con salsa de
soja, prifosfatos clcalinos, lacatato de calcio, almidones, gelatinas
y más. Un poco de queso aportará parafina, piramicina,
polifosfatos y unos cuantos ácidos (cítrico, láctico, málico,
tartárico,…).
Café no, gracias, tenemos prisa.
Como decía siempre el tío-abuelo de P antagruel, cuando
pasemos “fame” que sea como hoy.

750
PANTEISMO
Todo-dios, “pán-théos”. Literalmente. No nos interesa aquí
como corriente teológica, sino en el sentido, que también se le
ha atribuido, de culto a la Naturaleza, incluso de forma del ateísmo
culto e intelectual de, por ejemplo, un Spencer . Aunque el término
específico no se utilizó hasta 1.709 (en 1.720 Toland edita su
“Pantheisticon”), el concepto estuvo presente en las primeras
elucubraciones sistemáticas.
El panteísmo más antiguo que se conoce es el de la India.
Algunos tachan ya de panteístas a los pitagóricos (todas las cosas
consisten en números y todos los números están formados por la
Unidad). P arménides y su discípulo Zenón –el primer sofista-
resultan abiertamente panteístas; por ser ambos oriundos de Elea,
sus seguidores fueron conocidos como los eleatas; fuera de la
existencia de un Único, todo lo demás es ilusión y nada. Heráclito
lo infiltró en la escuela estoica y en otras. Plotino, iniciador del
neoplatonismo, lo transmite hasta el propio cristianismo, pues
no se puede olvidar la gran trascendencia e influencia, en le
cristianismo primitivo, de la Escuela de Alejandría, depositaria
de las mejores tradiciones neoplatónicas.
Dentro del pensamiento judío y musulmán también se da
la corriente panteísta. Avicena y Averroes, tan afamados, y el
menos citado Avicebrón (Salomón ben Gabirol, judío español),
fueron emanatistas: todos los seres tienen su origen en la divinidad
–pongase Tierra-, conservan algo de la misma, son
tansformaciones.
Scoto Eriúgena, Nicolás de Cusa, Miguel Servet, Spinoza,
Krause, Fichte, Schelling, Hegel,… son otros tantos hitos del
pensamiento que respaldan el propio qué queremos patentizar
aquí: la Tierra como un Uno.
El planeta por los terrráqueos pensantes llamado Tierra,
no deja de ser un pedrusco del sistema solar , apenas minúscula
piedrecita en la galaxia correspondiente. Los terráqueos pensantes
–ni los otros (animales no racionales, plantas,…), por descontado

751
no hemos venido de afuera, somos ese mismo pedrusco, esa
piedrecita que nos ha engendrado; le pertenecemos de modo
integro -¡no al revés!-.
Hay unos cuantos animales racionales que opinan y
defienden que si venimos de afuera, que unas esporas cósmicas
enraizaron la vida o que extraterrestres manipularon a los
protosimios. Pudiera ser, ¿por qué no?. Pero ello no cambiaría en
modo alguno el planteamiento, lo único que haría es que lo
desplazaría. Lo mismo que aquí intentamos explicarnos cómo
surgió la vida y la inteligencia, tendríamos que intentar
explicárnoslo allá.
En las más primitivas concepciones mítico-cosmogónicas,
muchísimo antes de ser estructuradas como religiones
explotadoras, la piedra representó un papel relévante, primigenio,
como recuerdo genético subconsciente de dónde venimos. El huevo
cósmico fue hendido por un rayo-piedra o una piedra-rayo: una
de ellas, “haga asward” (un meteorito negro), es el ombligo de la
fe más pujante que existe actualmente, adorada por millones de
fieles creyentes fanatizados llegados de los cinco continentes,
en la Kaaba de La Meca en Arabia Saudita.
Y de una u otra forma, directa o indirectamente, voluntaria
o involuntariamente disfrazada, la geolatría sigue presente en
las creencias más enraizadas en las masas de todo el mundo. Las
piedras en sí, son portadas y dotadas de un contenido sacro,
amontonadas en un afán creativo; es el “amilladorio” gallego,
idéntico a los delTibet o los Andes. Los ídolos en piedra, comunes
a todos los primeros estadios religiosos, son aditamentos de forma
de la propia esencia. La sacralización y adoración de montañas,
picos, montículos o cualquier roca de una forma singular , son
aspectos de la misma tendencia inmanente, genética, original.
Sacralizar ríos, árboles, fuentes, incluso animales, es lógica
evolución de ese panteísmo innato.
Piedras (“petra”) y padre (“pater”) tiene el mismo origen
común, idéntico significado. Según estudios del eminente etimólog
profesor Batalha Gouveia, el sumerio “patesi” (“pat” fue también,
el sacerdote) fue adoptado por los aqueos que le unieron el
indoeuropeo “ar”. En la antigua lengua eslava era “kama” y de
ahí nuestra cama (sueño, muerte). P ara los celtas las lenguas

752
actuales mejor conservadas, el vasco, el uno es “bat”, con su
significado etimológico de padre de la piedra-rayo.
P or cierto, en los evangelios no se emplea “tú eres
Petrus…”, ya que en arameo se dice “kefas”. Y yendo por ese
lado, pues que Lucifer era el genio de la luz romano, el que había
trasportado el rayo-piedra; los germanos lo trocaron en Satán
(hebraico), de donde “stein” (alemán) y “Stone”.
Pero la conciencia moderna rechaza la conciencia antigua,
tanto por ser antigua como por ser conciencia. Despreciamos, no
escuchamos para nada a nuestro subconsciente genético, que a
todos nos dice que somos piedra y sobre esa piedra estamos
edificados. Todos somos un Uno. El Uno es todos.
Dios, el único dios, no es que esté en todas partes, sino
que todo es dios, dios es todo; panteísmo, “todo-dios”. Dios –
aunque el término tuvo un origen posterior que lo asimiló a “luz”
–es Tierra, nuestra Tierra -¡nosotros mismos!- es el único dios.
Esa disociación entre laTierra y una de sus producciones o partes,
entre causa y efecto, lo real y lo imaginado, lo externo y lo interno,
el arriba y el abajo, es la auténtica causante de que la degradación
de la biosfera haya sobrepasado el punto sin retorno –dios está
más que “moribundo”-, que más de la mitad de los recursos
imprescindibles para seguir “viviendo” hayan desaparecido,
engullidos por un idólatra que se ha condenado a sí mismo (es el
resultado porcentualmente matemático –”pitagórico”- al que llegó
la “National Wildlife Federation” tras evaluar los principales
recursos naturales: aire –lo peor-, suelo, espacio vital, minerales,
montes y vida silvestre –dela que tampoco nos resta ya ni la mitad-
).
¡Esta si es la auténtica “ecología”!, y no lo que se viene
propagando, disociando, desde que, muy a finales del siglo XIX,
Ernst Heckel acuñó el incomprendido término.

753
PENSAMIENTOS
Platón, Aristóteles, Epicuro, Séneca, Montaigne, Hobbes,
Spinoza, V oltaire, Diderot, Helvetius, R ousseau, Kant,
Schopenhauer, Niestzsche, Freud,…incluidos en un sucinto
repertorio de pensadores clásicos que han tomado una postura
voluntaria ante la ética y la moral; un español, en otros varios
lugares citado, Savater, propugna la ética como un alegato de la
libertad, frente a la extendida tendencia de confundir el
comportamiento moral con su sanción social.
Seoane, que leyó, desde quasi niño, en mayor o menor
profundidad, a unos cuantos de ellos, siempre hubiera querido
concretar una diferenciación real, objetiva, entre lo nunca
admitido, la moral (desde el punto de vista subjetivo de la bondad
o malicia), y lo perseguido, sentido, la ética (sin considerarla,
propia y académicamente, como una parte de la filosofía que
trata de la moral y de las obligaciones –sino como una actitud
natural, una predisposición innata, difícil de aprender después
de la cuna-).
Hace pocas fechas, tras tanto leer , la lectura de la vida dio
la mejor conclusión. Aparecieron, entre unos cuantos miles de
documentos familiares, una decena o docena de diarios íntimos,
detalladísimos, que nos hubieran, a mis hermanas y a mí, podido
resolver ciertas cuestiones de índole económica de cierta cuantía.
Ellas, morales ellas, se apropiaron de uno y ávidamente lo
descifraron; yo, ético yo, cogí el resto y lo quemé sin apenas
hojearlos. Así ¡tras tantos lustros de pensar sobre ello!, se concretó
la diferenciación real, objetiva :la moral no daña el bolsillo, la
ética sí; la moral se abre de piernas ante el dinero, la ética no.
Rafael, que se tiene por un artesano –no un artista- del
intelecto, considera que no es lo mismo crear ideas que elaborar
conclusiones, que la reflexión (sobre algo ya dado) es otra cosa
que el pensar (puramente: con originalidad, sin presupuestos, sin
prejuicios, apenas elementos), que la experiencia invalida a veces
a la razón (verbigracia, las flechas de Zenón) –y viceversa-, que
el trabajo de la memoria mata la imaginación (esto ya lo dijo

754
Stendhal) y que la cada vez mayor (y en bastantes modos aparente)
acumulación de conocimientos impide aprender –y , mucho más,
aprehender-.
Rafael Seoane siempre será un hereje (en su sentido
etimológico, original, de quien desea la “posibilidad de elegir”).
Ahora que ya empieza el gozo de estarse quieto (cosa que hasta
hace poco no comprendía), la diferencia entre lo razonable y lo
absurdo es únicamente diferencia de tiempo –ésta se la “robaba”
a U. P ietri-. Lo tradicional no es lo real; ¿qué es lo real?... lo
menos irreal lo momentáneo (con influencias del pasado y
esperanza del futuro). Es más dificultoso manejar pequeñas gotas
de mercurio que grandes masas de agua. El tonto se debate entre
problemas, el listo entre soluciones. Hasta un reloj roto marca la
hora correcta dos veces al día. La derrota es objetiva, el fracaso
subjetivo. Los mejores ganan siempre, pierden poco. Morir es lo
de menos, lo malo está en aginizar. Ego dum vivam.
“Ego cogito, ergo sum, sive existo” es lo que, en latín,
escribió Descartes (parece que puede fecharse, con certeza en
un 10 de noviembre de 1.619); en su “Discours de la Méthode”
(1.637: primer libro de filosofía escrito en francés) considera el
principio esencial el “yo pienso, luego soy”, y en “Meditatones
de pirma philosophia” (1.641) recalca “yo soy , yo existo”.
Realmente, el propio R ené diferencia imaginación (conforme a
los sentidos -.exterior-) e intelección (concebir, las ideas en sí –
interior); ya que no hay idea alguna que no haya pasado antes
por los sentidos, el intelecto propiamente dicho no existe. Un ser
ciego, sordo, sin olfato, tacto ni gusto, no tendría pensamientos,
sólo instintos, sobre todos el de la alimentación y , quizás, el de
substraerse al dolor: pero, ¿y si se nace y se mantiene en el dolor,
no se identificará el mismo dolor con su privación y el placer del
propio dolor? (el placer va unido a retribución, no hay positividad
ni negatividad). Para ser exactos, no pensamos propiamente dicho,
sino que pensamos que pensamos.
P ara sus elucubraciones, R ené Descartes, primer
racionalista oficial –que no real- de la historia de la filosofía,
utiliza la aportación más característica y original –no tanto- del
estagirita macedonio, el silogismo, pero reconoce que sirve más
para exponer o defender verdades que para hallarlas; el propio

755
Aristóteles presupuso que el pensamiento empieza en premisas y
busca sus conclusiones, pero como aduce –entre otros, tantos-
Will Durant, lo cierto es que se inicia con conclusiones hipotéticas
y va en busca de premisas que las justifiquen. Un silogismo es
una terna consecutiva de proposiciones: premisa mayor, premisa
menor, conclusión; los sofistas (“maestros de sabiduría), hicieron
con ella lo que quisieron para llegar a donde nadie quería. Los
escolásticos desarrollaron el sistema mediante una exposición
análogamente geométrica: axioma, definición, proposición,
prueba, escolio (comentario) y corolario. La epistemología, el
estudio del origen, proceso y validez del conocimiento, nos llevaría
más lejos de donde podemos –sabemos- llegar.
La filosofía estuvo, y aún está –menos cada vez- considerada
como ciencia, la ciencia que trata de la esencia, propiedades,
causas y efectos de las cosas naturales – y de las sobrenaturales,
en exceso-. Definiciones colaterales, como la del francés P aul
Ricoeur, dan aspectos más precisos: el arte de hacer preguntas
sobre lo que parece evidente. Papini, aparentemente escéptico,
nos la sitúa como “cábala afanosa de signos alrededor de la nada”.
Gran parte de la filosofía no es más que autojustificación, como
individuo y como especie. La curiosidad, esa desencadenante
imprescindible en todo, es considerada por Roger Shattuck en su
“Conocimiento prohibido” como el deseo de saber más de lo
necesario para nuestras necesidades previsibles. Paradójicamente,
otra derivación académica del pensar es el echar pienso a los
animales, siendo pensador el que en los cortijos echa pienso al
ganado.
Cleóbulo de Lindos (“la moderación es lo mejor”), Solón
de Atenas (“nada en exceso”). Quilón de Esparta (“conócete a ti
mismo”), Bías de Priene (“la mayoría de los hombres es mala”),
Tales de Mileto (que predijo el eclipse solar del 28 de mayo del
585 a.C.), P itaco de Mitilene (hombre de estado con apoyo
populista) y Periandro de Corinto (tirano colonialista que protegía
a esclavos y campesinos). El pensamiento se complicó cuando el
undécimo escolarca del Liceo después de Aristóteles, Andrónico
de Rodas, clasifica los 14 libros de la “Filosofía primera” detrás
de los escritos físicos, forjando así el término tan encadenador ,
constriñidor del pensamiento, como fue la Metafísica.

756
Junto a la metafísica, se estudiaba y razonaba sobre lógica,
estética, ética y política, todo ello, con ineludibles implicaciones
y derivaciones hacia la ciencia pura –e impura-, siguiendo
metodología sintética, mientras que los científicos por lo que
abogarían sería por el análisis, el empirismo. Los filósofos, los
pensadores, hubieron de habérselas con problemas todavía no
abiertos a los métodos de la ciencia, interpretando, con innegable
acierto intuitivo, de un modo hipotético lo desconocido. P ara
inducir y deducir a otro nivel, sin el prejuicio teológico,
generaciones y generaciones hubieran precisado, simplemente,
más tecnicismo científico; faltaban –y todavía faltan- elementos
de conocimiento.
Al gran intuitivo Heráclito, se acogieron los estoicos; al no
menos intuitivo Demócrito, los epicúreos; en medio, equidistantes,
la corriente sofista (Sócrates). Confluyen y lideran la nueva etapa
contemporánea, respectivamente, G. Bruno (1.549-1.600), F .
Bacon (1.561-1.626) y Descartes (1.596-1.650). Spinoza, Nietzsche;
Hobbes, Comte; Berkeley , Kant, son hitos de cada línea. P ero
igual que Hegel se enquista entre estoicos y sofistas –como grandes
generalizaciones clásicas básicas, no excluyentes e interactivas-
, entre éstos y los de tendencia epicúrea Locke (1.632-1.704)
inaugurará una seminueva corriente, siendo el primero en tratar
de los derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad (los siguen
Hume, S. Mill, Spencer,…).
Para los estoicos la filosofía está emparentada con el amor
(técnicamente, “eros”), pero en el sentido de un echar de menos
que llevará a la búsqueda de lo que no se tiene y se cree necesitar
.
Los epicúreos persiguen más la felicidad, otra quimera no
objetivable, precisamente, por su subjetividad intrínseca,
connatural. A los sofistas les gusta especular con el bien, al que
Julián Marías impone una condición excluyente que lo delimita
perfectamente: el bien debe poder alcanzar cualquier magnitud;
aquello que al aumentar deja de ser bueno, no lo es propiamente.
¿Quién no tiene ya al amor por un dislate?. La felicidad es
pura estulticia, dentro de un culto suicida al progreso. El bien,
concepto vano. Tras repasar los “Pensamientos Anárquicos Libres”,
los “Pensamientos en el Monte” (“En la Playa”, “Diario”), se puede
leer en “Satisfacciones y Disgustos” cómoAbderramás III, monarca

757
de pre-época (siglo X), anotó como días plenamente felices en
toda su luenga vida 4; lo mismo hizo, nueve siglos después, ya
contemporáneamente, el “petit” caporal, que es como sus
soldados llamaban al Gran Corso Emperador: parece que llegó a
18.

758
PERROS
En “Mi vida vista por mi perro” se reflejan retazos de
escenas humanas desde la perspectiva perruna; también, en la
introducción, se citan los antecesores y el momento de
coincidencia con nosotros. Muerto mi Fila Brasileiro, con la
inmediatez de hacerme con otro compañero –de menor tamaño-,
repaso mis libros al respecto (unos cuantos); de ellos y de
observaciones directas –voy por el octavo perro (3 muertes, dos
prematuras) en una veintena de años-, se ha sacado lo que sigue.
¡Hijo de perra! Es uno de tantos insultos con contenido
canino que muestran el concepto histórico general que se ha tenido
de nuestros sempiternos compañeros; que hayan proliferado, muy
últimamente, sociedades protectoras, no ha mejorado en mucho
la consideración. Tratar a alguien como un perro todavía define
mejor la relación. Rico es el refranero, pobre la realidad.Aprecio
y menosprecio se han dado simultáneamente, correspondidos
siempre igual, más por dependencia que por sumisión.
Aparecen en las pinturas rupestres. Faraones e Incas los
momificaron consigo. Hasta se les adoró (Anubis). Fueron víctimas
de sacrificios rituales. “Chow-chow”, apreciada raza –de las que
ya se han catalogado unas 1.500-, en argot chino significa “comer-
comer”. Las culturas musulmana y judía siempre lo han
despreciado; por el contrario, los antiguos germanos lo bien
consideraban. Utilizado en todas las guerras, se le ha amaestrado
para espectáculo o azuzado para luchas con osos y toros.
Las desemejanzas de tipo y comportamiento entre esos
quince centenares de razas caninas, llevaron a suponer un origen
dispar; ya Darwin y hasta el premio Nobel oKnrad Lorenz opinaban
que los chacales también fueron antepasados; el cruce con chacal
es tan fértil como con lobo (no con zorro); las pruebas de A.D.N.
han venido a reivindicar en exclusiva la afiliación lobuna. Los
documentos de autenticidad y sangre –antes de descubrirse la
dotación genetica , se creía que la herencia se transmitía en la
sangre, de ahí lo de “sangre azul”-, el pedigrí “pie de grulla”:
forma en que se reflejaban los árboles genealógicos), no han

759
mejorado en modo alguno a los perros, sino lo contrario, pues
potencian bastardías de comportamiento que hacen perder las
características conductistas originales y provocan
descompensaciones.
En lengua española, can fue el vocablo primero; perro (no
originalmente sinónimo) brotó por vez primera de la pluma del
afamado infante don Juan Manuel. La neotenia (supervivencia de
características infantiles en animales adultos) es el rasgo más
característico del can doméstico. Si no obedece, necesita
enseñanza, no castigo. La fuerza va a provocar timidez y
desconfianza. Hay que tratar de conocerlos, no de humanizarlos.
La medida de nuestro amor hacia el perro –u otro animal o incluso
personas- la da el grado en que estemos dispuestos a tolerar los
aspectos menos agradables de la convivencia. NO enojarse. Ellos
obedecen para agradar, no por imposición. El cachorro es como
un niño. Según cómo se trate el pequeño, así será de grande. El
entusiasmo puede desaparecer , pero la responsabilidad
permanecerá.
Vivimos en mundos distintos, el del perro es de olores (sólo
aprecian los colores rudimentariamente, su mundo es de tonos
sepias). Aunque su sentido del tiempo sea bastante preciso, están
subordinados a la inmediatez sensorial, viven en el reino de lo
afectivo; sus asociaciones mentales surgen de vivir de forma
reiterada una misma situación. Su oído es un cincuenta por ciento
superior al humano (el del gato, doble), por lo que conviene utilizar
esos silbatos “Galton” que nos evitarán andar a chillidos por la
casa y por la calle –unas fuertes palmadas son de lo que mejor
captan, pues cuando están distraídos o concentrados (sobre todo
oliendo meos de otros) se precisa más intensidad-. Con hambre,
no tienen gana de jugar (sí, en cuanto comen). No comprenden,
en sentido propio, nuestras palabras (la misma orden, dicha por
altavoz, no es atendida); captan el sentido, la tonalidad. La
finalidad nunca debe ser doblegar su voluntad -¡hay razas muy
tozudas!!-, sino lograr que comprenda (interprete) la nuestra.
Rigidez, no severidad. Un perro no es un objeto o ser de descarga
de las frustraciones del dueño. Su umbral de dolor psíquico es
similar al humano; de dolor físico más bajo. Sufren grandes
frustraciones que les producen fobias y hasta neurosis.

760
El territorio de un perro doméstico se cifra en medio
quilómetro a la redonda. Les gustaría cazar (salir) de noche y
dormir de día –lo pueden hacer, literalmente, con un ojo abierto-
. Cazan (giran) en círculo en sentido contrario a las agujas del
reloj –curiosamente, los rabos que se enrollan lo hacen también
en tal dirección-. P refieren los suelos blandos. Son capaces de
emitir hasta once tipos de sonidos (ladrar , gruñir, gemir, gañir).
Tragan sin apenas masticar; lo que rechazan crudo, pueden
desearlo ávidamente cocido –mejor , frito; bueno el aceite del
huevo, y sal-. Ambidextros. ¡Ojo!, que se agachan antes de atacar
(algunos, ni avisan con la cola levantada: nunca fiarse). oco
P baño,
mucho cepillado.
Los expertos en adiestramiento (llevarlo a un centro
especializado es mecanizarlo, hacer que se rompa el cordón
umbilical afectivo con el amo) aconsejan el condicionamiento
positivo, recompensas algo aleatorias en cierto estado de hambre;
a partir de tres cuartos de respuestas adecuadas, se ha revelado
más eficaz el negativo. K en Sewell, que ha escrito una trilogía,
invirtió el enfoque: en vez de ordenarle que se siente, aprovechar
cando está sentado para enseñarle la palabra –que puede ser
cualquiera-. Su período de socialización acaba con la séptima
semana de vida, momento en el que también adquiere capacidad
de sentir miedo; para “hacerse” con un perro –y más si es de los
considerados, no sin motivos (mi “Fila” me mordió en la cabeza),
peligrosos- ha de adoptarse antes de esa séptima semana crucial.
Los estudiosos coinciden en afirmar –con excesiva
rotundidad- que no sufren con esperas ni ausencias; que ni nos
recuerdan ni piensan en nosotros; los comportamientos quasi-
patológicos los atribuyen a la situación desconocida, inusual. Un
macho tendrá preferencias por la mujer , una hembra por los
hombres (lo cual es general entre todos los animales, menos las
aves). Estadísticamente, está comprobado que quienes tienen
perros viven más y se suicidan menos.
Dos explicaciones curiosas que le debemos al gran Desmod
Morris: “canícula” es del 3 de julio al 11 de agosto, cuando la
estrella Sirio (conocida por Can en Roma) parecía más cercana al
Sol; “perrito caliente” (hasta 1.903 “rojo caliente”) lo acuño el

761
vendedor H. Stevens, basándose en dibujos de T. Dorgan que
representaban a un perro salchicha (“dachshund”).
Un remedio simple y rápido (de W . Goldbecker y E. Hart)
por si por desaprensivos o por accidente nuestro compañero se
envenenara: mezclar agua oxigenada y agua a partes iguales,
haciéndole tomar el equivalente a diez cucharadas –con cuchara
es difícil; con una jeringa, más sencillo (y seguro)-.

762
PLATINO
La Mar.
Soledad, Sol, silencio.
El Mar.
Esmeralda de pinos y plomo de nubes.
Dos.
El sexo aflora tanto en el Infinito como en la Nada.
La Mar.
Olas. Gaviotas huidas.
El Mar.
Acabo de encontrar lo que no me atrevo a llamar poema
trazado en una hoja del “Sumario de la civilización occidental” –
nada menos; recuerdo, de memoria, que es de Uslar P rieti (la
autoría del libro, que no del arrebato lírico –seguro estaba mi
Ángeles conmigo-) -; está fechado un mes tras el inicio del otoño
del 89, en la playa de Perbes. Ya decía Juan Ramón Jiménez que
la prosa se escribe con substancia y la poseía con esencia. Otro
apunte, reciente, tengo sobre la misma, el mismo, lo mismo: el
mar es el mismo, pero cuán distintos son los mares.
Así, con encuentros, con desencuentros, amores,
desamores, ya he repasado sobre un millar de los encuadernados
que me rodean. Cada vez que empiezo –o, incluso, repito, ¡y
van!!...-un libro, una sorpresa, una nueva sensación; la esperanza
de lo inédito, de lo desconocido –mejor que con una mujer-. Faltan
sobre un centenar, temas históricos, de comportamiento, ciencia
y biografías.
Y es el ensayo septuagésimo quinto -¿se llamaría un
Septiquinteloquio?-. 75%. Queda un cuarto. Falta una veintena
por mecanografiar (es volver a “vivirlos”), lo haré sobre la mesa
de arriba, la de madera –la otra que describo en algún lado, pétrea
y cristalina, es la de comer
, abajo: sentado a ambas, se contempla

763
mucho mar-, maderamen torneado, con sus latones dorados (11
cajones, menos mal: no llegan). A pesar de que en una u otra
mesa podrían trabajar, hasta a gusto, dos personas a lo largo o a
lo ancho, siempre me falta sitio, siempre acaban libros y papeles
por el suelo; con las camas otro tanto de lo mismo, cuatro tengo
en soledad donde se podría compartir (a lo ancho o a lo largo),
pero eso, cosas acaban por el suelo ¡por falta de espacio!.
“Celebro” el ensayo platino con un día (otro) sin vino; es
la primera vez en 30 años que se me queda la bodega en 0 absoluto.
Así está la cartera, a la espera del capital judío que parece codiciar
mi Marca. He encasillado notas y anotaciones dispersas, que ya
molestaban. El puto, perro, malo, malísimo, me sigue enervando
–pero no es el lugar, ya me quejaré de él en otro-. El otoño seguía
bueno, pero se está sumergiendo en humedad. Para lo que falta,
dos decenas y media de ensayos, ya tengo una decena de títulos
y otra decena de ideas; también, he pedido “ayuda” a algunos
íntimos, pero –afortunadamente- parece habrá más temas que
espacio. La única autentica desgracia del vivir , es no morir, escribí
una noche de octubre del 97 –no debí tener buen día-; Álvaro ha
muerto, su vida se ha acabado (pletórica, dentro de lo que cabía),
la de su complemento, Nieves (a pesar de farmacia e hija), ha
quedado rota. Rememoro los 7 sabios de Grecia (Bías de P riene,
Quilón de Esparta, Cleóbulo de Lindes, P eriandro de Corinto,
Pítaco de Mitilene, Solón de Atenas y el más popular Tales de
Mileto -.fenicio, tirio, aunque se lo apropiaron-), convocó las
Piéridas (es otro modo de llamar a las Musas, por estar a ellas
consagrado el monte Pierio).
Advertencias mayéuticas: El docto si no revuelve libros no
piensa, responde a un estímulo (un pensamiento leído); la mayoría
de los pensadores escriben mal porque no se contentan con
transmitirnos sus ideas, sino también la reflexión que les ha llevado
a ellas. Menos mal que ese eco de manicomio repite: coraje (frente
a las personas), coraje (frente a las cosas), coraje (al papel),
coraje sin testigos, coraje del miedo al miedo. Y con su arte de
maestro me alumbra:… capacidad de dispersar su voluntad por
todos los campos de la vida, de despreciar toda materia mezquina
y arrojarlas lejos; soledad inaccesible al elogio y a la censura;
naturalmente escéptico; incredulidad como instinto. En sus
memorias, el Nobel Neruda opina: el escritor joven no puede

764
escribir sin ese estremecimiento de soledad, así como el escritor
maduro no hará nada sin el sabor de compañía humana –procuraré
remediarlo-.
Menos mal que otro Nobel, de algo más arriba, mejicano,
me apoya: el escritor debe ser un francotirador, debe soportar la
soledad, saberse un ser marginal; ser marginal puede dar validez;
el escritor debe amar al lenguaje pero debe tener el valor de
transgredirlo. Volviendo a mi Ntzsch. : el hombre dotado de genio
es el que más sufre de todos, y la mayor parte de nuestro
sufrimiento estriba en la retrospectiva o la anticipación; los
hombres están mil veces más atentos a convertirse en ricos que a
adquirir cultura, cuando nuestra felicidad depende de lo que
tengamos en nuestras cabezas más de lo que tengamos en nuestros
bolsillos; por regla general, el hombre es sociable sólo en el grado
en que es pobre intelectualmente y vulgar en lo demás; respecto
del intelecto, la naturaleza es en alto grado aristocrática; el arte
es mayor que la ciencia. Lo que un ser humano puede ser para
otro no es mucho; con gran verdad dijo Aristóteles que ser feliz
significa ser autosuficiente. Le mieux est l’ennemi du bien.
“Es peligroso leer algo sobre un tema sin antes haberlo
pensado nosotros mismos”. A principios del 91, entre las hojas de
cualquier libro, emborroné: pronto, a retomar la pluma y discurrir
yo. Escribiendo algo, leyendo tanto, se detectan plagios de ideas
y de frases entre autores, ¡hasta de párrafos íntegros!; ello
también provoca errores comunes por provenir de una mala
interpretación o de una interpolación en la fuente, e irnos todos
copiando, fiando. Lo que yo ya he olvidado, ni se lo pueden
imaginar la mayoría de mis coetáneos (hace 11 años, en lo más
alto de una semi-pirámide de Tikal). Cada vez más, cuantos más
días mi corazón me permite vivir, voy dándome cuenta de que no
soy el barco rebosante de mariscos y pescados que he degustado,
ni el rebaño de terneritas que me he comido, ni excelentes
cosechas trasegadas, ni los 40 países conocidos, tampoco más de
tres cientos de mujeres gozadas, ni tan siquiera tan placenteros
dos millares y medio de libros leídos; soy, me siento, esas dos mil
quinientas –que ni llegarán a tres millares si doy acabado tal
“Centiloquio”, ¿coloquio?- hojas manuscritas (mil doscientas en
suma de caracteres tipográficos, unos pocos artículos aparte).

765
P oco me gusta tratar temas de actualidad, pero hagamos
una excepción, que éste es ensayo de conmemoración, de fiesta.
A nivel mundial, el choque genocida de culturas en el símbolo de
Bagdad; nada tenemos que hacer contra masas dispuestas a
autoinmolarse por una idea (revelador, escalofriante, que no tan
lejos, entre los adolescentes palestinos, ¡una cuarta parte! Están
dispuestos a saltar en pedazos si se llevan por delante a semejantes
diferenciados). A nivel nacional, comprobar que los Borbones han
ganado en altura pero no en inteligencia, ¡usar un coche de
segunda mano cuando se puede tener nuevo el modelo que se
desee!. R elacionando ambas barbaridades, pudo aprovecharse
para algo: enlace matrimonial con una casa real árabe
occidentalizada (o no).
Mucho me gusta, gustaba, comer bien. La comida, sin su
alegre marisquito, resulta hasta triste; merluza o abadejo se han
quedado fofos, harinosos, sin consistencia ni sabor. Cazar le llaman
a soltar volátiles criados en cautividad ya sin el hábito de volar .
Me he pasado dos meses buscando ajos, lo que ahora llaman así
es muy blanco y muy grande –”se pelan mejor”, decía una boba-
, sin olor ni sabor . El total de jamones ibéricos de bellota, con
denominación de origen (Huelva, Extremadura y Guijuelo), no
alcanzan los 150.000 –es de risa ver esas piezas redondeadas,
blancuzcas, con una pezuña negra embutida, pagadas por gramo
a peso de platino-. De las vacas “locas” ya no se habla, pasó su
momento, nada ni a nadie parece importar que el número de
casos descubiertos siga en aumento.
Se acercan las estúpidas fechas en que la estúpida gente,
aquella que come nada más que para poder seguir trabajando, va
a tener la obligación de comprar por encima de sus posibilidades
y de sus necesidades; se ha llegado a identificar placer con gasto;
¿les daría el mismo gusto si se pudiera tomar en vez de comprar?.
Son los mismos, las mismas, que en la alimentación tienen el
prejuicio de “lo limpio”, y en mobiliario y demás la obsesión por
“lo perfecto”. Tales prejuicios y obsesiones no los suelen aplicar
en el ejercicio de sus profesiones, las que les permiten consumismo
sin finalismo, y como la vocación prácticamente ha dejado de
saberse qué es, entras en muchos lugares, públicos y privados,
con temor, con la esperanza de que si no te van a tratar bien, al
menos no te maltraten. Deben ser los adictos a esos programas

766
televisivos, tertulianos, obscenos, abyectos, indecentes, que si
predominan es por sus altas cuotas de videntes-oyentes, de
adeptos.
Dos noticias muy destacables. La Comisaría Europea de
Medio Ambiente se acaba de someter a un análisis de sangre capaz
de detectar 77 anomalías; a ella, con su nivel, le han salido 28,
de tipo hormonal, reproductor y cancerígeno. Un caballero
científico inglés, de casi 60 añitos, con marcapasos, ya famoso
por ser el primero en llegar a pie a ambos polos terráqueos, se ha
metido, en compañía de otro de su estilo, ¡7 maratones en 7 días
seguidos!, cada uno en un lugar distinto (sur de África, Europa,
norte de América,…); la media, sobre el doble de los profesionales
–que no gustan de hacer más de un par ¡por año!!-; algunos, a las
dos horas de bajar del vuelo transoceánico; han derrumbado todos
los mitos del cansancio de futbolistas y resto de ídolos deportivos
mimados y quejosos.
Ni quien escribe ni quien lee va a seguir todas las “máximas
higiénicas” del “Catón”, donde se aprendía lectura y escritura
antes de que televisión y computadores las ahogaran, pero ésta
es su Lección XVII: el tabaco y la bebida acortan siempre la vida/
Come con moderación, y harás bien la digestión/Tierra, con agua
estancada, es de tercianas orada/Duerme en pieza ventilada sin
dar la relente entrada/ Si levantas temprano, vivirás robusto y
sano/ Los disgustos y pesares quitan vidas a millares/ La expansión
y la alegría son de salud garantía/ Con los trabajos mentales
alterna los corporales/ Quien suda y bebe agua fría, se expone a
una pulmonía/ Con templanza y castidad, se alcanza longevidad/
Es ridículo afligirse por el miedo a morirse.

767
“POLYGRAFÍA”
Se ha ido el áureo número 9, epacta 27, del ciclo solar 24,
de indicción romana 11, letra dominical E.
Se ha ido, a principios del 2.004, para ser subastada, una
“Bibliotheca Universal de la Polygraphia Española, compuesta por
don Christoval Rodriguez, y que de orden de su Magestad publica
D. Blas Antonio Nassarre y Ferriz, su bibliothecario mayor
. Impressa
en Madrid por Antonio Marin: año M.DDC.XXXVIII”.
Se fue, bien acompañada, entre otros, del tocho de Cantú,
“Los Herejes de Italia” –necesito lugar en mis estanterías para un
aporte inesperado (y dinero)-.
Se fue, finalizando el “áureo 9, epacta 27, ciclo solar…”,
“Ramara”, acrónimo por apócope, reeditro, en 1.983, de tal
“Historia de la Polygraphia”. Me he quedado con el ejemplar nº.
69 de la edición numerada de 100, que nos sirve como quinto, y
último, hito de rastreo y muestreo bibliográfico.
El editor primitivo, Nassarre, tras 3 páginas (de 30x17
centímetros de plana impresa) de cera a sus magestades, ocupa
otros XXVII folios (por ambos lados) con su “P rólog al lector”,
donde comienza reproduciendo monedas y una tabla de sus
caracteres (hasta el numeral 24) letras del samaritano o hebreo
antiguo con el phenicio, hebreo moderno, jonico o griego antiguo,
y copto. Más de numismática, y no se priva de hacer dibujar a un
tal Donato varias inscripciones de losas romanas y otras posteriores
de Cordova, Malaga, Arjona, Bailen, Martos,… La reproducción
XXVIII –téngase presente que todo esto era a mano: no había otro
modo-, a toda plana, es una losa sepulcral –quizá paleocristiana,
que haría las delicia de mi amigo Alfredo Erias, muchísimo mejor
dibujante (como discípulo de Vales Villamarín) que el tal Donato-
. En total, XXXIX inscripciones, variopintas.
Tras la inicial muestra de erudición –ajena, sin venir mucho
a cuento, aprovechando la coyuntura-, comienza propiamente la
“Bibliotheca Universal por la qual se enseña a leer sin Maestro
todos los Instrumentos antiguos de Archivos Bibliothecas R eales

768
Generales y particulares… de tofdos los R einos y Dominios de
España, Roma, Francia, Saxonia, Portugal y de toda Europa”. Su
autor, “Presbytero Comissario de los Tribunales de Inquisicion…
natural de la Villa de las Navas del Marques.Archivista mayor que
fue dela Apostolica Iglesia Cathedral de la Ciudad de Avila y al
presente dela Excelentissima Casa y Estados del Infantado” –a
pesar de tanto título y mérito, la “Espasa” no lo reseña (sí otros
dos Cristóbal, coetáneos, dominico y jesuita)-.
De 20 por 15 centímetros, un retrato (“Ioanneserez
P fecit”)
del autor en los 53 años de su hedad –bien llevados, con pose del
oficio, pluma en mano, de hábito, libros y paisaje como fondo-,
aclarando que la obra le llevó nada menos que ¡22 años!.
En Madrid à 14 de Diciembre de 1.728, por mandato del
Rey nuestro señor, Don Franciso de Castejon concede licencia.
Los 5 Bibliothecarios de su R eal Librería expresan Dictamen.
Censura un Doctor enTheologia de Salamanca.Aprueba un jesuita
que fue Maestro del Rey. Censura el General de laAntigua Religion
de nuestro Pardre S. Benito. Aprueba (¡casi 8 páginas) un Lector
de Theologia. La licencia del ordinario para imprimir se despacha
con nada más que once líneas. Uno que pasaba por allí se toma 9
páginas y media para su aprobación. Otra censura de 6 paginones.
Una mancomunada, triple. Sigue una más (que se conforma con 5
páginas). Luenga aprobación. Dictamen y Sentir de un Doctor ,
Cathedratico, Prior, Provincial y Rector –con tanto cargo, precisó
¡14! Páginas-. Dictamen de un Abogado en los R eales Consejos,
Fiscal General de Honrado Concejo de la Mesta. P arecer de un
Procurador General, que fue, en la Curia Romana.
Con tantas bendiciones, se nos han ido el 30% de las hojas
y el 44% de las páginas (ya que a partir de ahora, con escasísimas
excepciones, se imprime sólo por el anverso). Estamos ante la
“Biblioteca Universal de Escrituras i Fragmentos Antiguos”.
Comienza con un fragmento, ¡nada menos!, del Testamento de
Iulio Cesar (3 folios): sigue Escritura Saxonica cursiva; Escritura y
Fragmentos de la Segunda edad de R oma; del Siglo VI; VII; VIII
(dos); IX (otros dos); X (sólo 1); V arios Alphabetos Antiguos dela
Francis (citando a Mabillon); Privilegios A. día F.; de varios Reyes
de Francia (incluido S. Luis). A continuación viene escritura de la
Era de 969, que es año de Christo de 931, y del s. XI (varios). El

769
primer desplegable, cuádruple, es la Bula del P apa Eugenio III
coñécida a favor de la Cathedral deAvila (año de 1.148). Pasamos
a los siglos XII y XIII. Tríptico conteniendo el Privilegio del Santo
Rey D. Fernando (reproducción de los sigilos). Desplegable en
cuatro de los Amojonamientos entre los términos de Cevico y
Dueñas.
Las “Escrituras y Fragmentos de el Siglo Decimo Quarto”
recogen enormes ruedas de los P rivilegios Rodados del R ey. Los
textos del XIIII (copiados en cuadros del 19 al 13) llevan
paralelamente, línea a línea (debajo) la transcripción temporal –
en el penúltimo se cita a “la curuña”-.
“Escrituras y Fragmentos. El Siglo Decimoquinto”,
comenzando con los Reyes Católicos y volviendo hacia atrás (Juan
II), transcribe hasta elaborar un “Alphabeto” y proseguir “… el
instrumento comentado no debajo del renglón como hasta aquí
sino es un renglón en frente del otro, con las mismas letras…”.
Varias Escrituras y Fragmentos del P rincipado de Cataluña (años
de 1.432), con los renglones de equivalencia en catalán. Las
Escrituras Latinas y Valencianas ya son a partir de 1.504.
“Escrituras y Fragmentos. El Siglo Decimosexto” principian
con caracteres muy grandes, otros diminutos y la mayoría de trazo
convencional (para la época). Apenas poco de transcripcioes; un
Alphabeto para abreviaturas y letras ligadas –el colmo-. Finaliza
con una Provission del Señor Rey de Portugal de 1.568, seguido de
11 Escrituras del R eyno de P ortugal. Lo último (folio 181, en
tríptico), la “Bulla del P apa Innocencio duodécimo cometida al
Clero de…Segovia…Año dela encarnación del Sr. De 1.699”.
(Un placer , otro. Placer demasiado erudito para ser
disfrutado por tan parcos ojos. Auténtico arte de estudiar varias
clases de letras o escrituras, división de la ciencia paleográfica,
antiguamente equiparada a la Criptografía. Es arte más amplio
que el de la P antografía, que se aplica a distintos idiomas –el
pantógrafo es el curioso y sencillo instrumento que sirve para
dibujar una figura idéntica a otra dada, usándose para reducir o
ampliar dibujos, a escalas distintas-).

770
“PRESTIGE”
13 de noviembre de 2.002.
La fecha más negra, negrísima, de la historia de Galicia.
“Nos tenemos que dejar oír; ante todos, ante nosotros
mismos. La dejación es olvido. Cada día 13 Galicia tendría que
ser un clamor. Sirenas de barcos, de fábricas, campanas -¿dónde
está la iglesia?-, alarmas, bocinas de automóviles, ¡cacerolas!,
silbatos, bocas,… deben dejar constancia, al unísono, en toda
Galicia, de nuestro dolor y gran rabia. ¿Hora?... 12 del mediodía;
una hora del “Angelus” debe ser sustituida por la hora del “(des-
)Prestige!”. A más distancia temporal, más recuerdo ambiental;
un minuto en diciembre, dos en enero, tres en febrero,…
esperemos que los 12’ del primer aniversario ya hayan despertado
conciencias suficientes (y que a alguien se le haya ocurrido algo
mejor)”.
Ésta fue la propuesta –desatendida por ayuntamientos y
otros colectivos- del que poco más sabe que malescribir, desde la
consternación.
Y lágrimas, muchas lágrimas.
El ser humano quema las proteínas, carbonos y grasas que
ha destilado dentro de sí para tener energía; el ser Planetario
quema madera, carbón y petróleo –qué ha generado. Ese petróleo,
fuente energética primordial, herencia despilfarrada de tiempos
anteriores a los dinosaurios, circula mayoritariamente por mar
(unos 2.000.000.000 T.M. por año), en las panzas de buques que
en buena parte son chatarra flotante –el doble casco aumenta el
volumen hasta un 40%-.
Como en salud y tantos otros aspectos puramente humanos,
industriales o sociales, en el tráfico marítimo tampoco se conjuga
el verbo prevenir. Aunque la siniestrabilidad es porcentualmente
baja, cada accidente de un petrolero con su vertido subsiguiente
da origen al más negro panorama.

771
Hasta 150.000 T.M. –los hay de más del doble- de carga
transportada (los “Suez Max”) es posible el paso por el Canal de
Suez, la vía más corta desde los grandes pozos petrolíferos árabes;
esa ruta implica el paso por el Estrecho de Gibraltar , que ya ha
pagado su negro tributo al igual que el de Omán, Malaca,
Magallanes, Bósforo o Mancha. Hacia Inglaterra y los países
altamente industrializados de Europa, es ineludible hacer el
“camino de Santiago” por mar, por Finisterre, bordeando la bien
mal llamada “Costa da Morte”. 45.000 buques de gran porte
serpentean cada año por uno de los litorales más peligrosos de
todo el planeta; 6.000 son bombas ambientales, con mercancías
peligrosas; unos 1.400 (4 cada día), petroleros.
Los marineros más viejos de esa costa mortífera, de esa
costa negra, aún recuerdan el primer naufragio en la década de
los cuarenta del siglo anterior. En 1.961 el “Andros Fortune” se
deja encallar -¡no se siguió el precedente!, en la ensenada de
Finisterre, trasvasándose su contenido y evitándose el luto. En
1.970 el “Polycomander” tiñe las idílicas islas Cíes. En 1.979 sería
el turno del “Andros P atria” (incendiado, Cabo Ortegal). ¿Qué
portaba el “Cason” (1.987) cuando tocó fondo en otro de los
traicioneros fondos finisterráneos?.
¿A quién se le ocurriría instalar una refinería, una auténtica
bomba, en un puerto temido ya por los fenicios?. La Coruña ha
pagado con muy crueles dividendos –además de el “cheiro”- los
elevados sueldos de unas pocas docenas de trabajadores fijos. En
1.964 el “Bonifaz” sale de la refinería herculina y se la pega,
como no, en Fisterra. En 1.973 el “Erkowit” nos obsequia con un
par de miles de bidones de pesticidas (playa de Bastiagueiro) que
nos matan, sin remisión, las “minchas” (y nécoras y compañía)
que hasta entonces habían sobrevivido, tan tranquilamente,
adheridas a toda piedra que levantaras. La siniestra catástrofe
en 1.976, con el “Urquiola”, más de 100.000 toneladas ardiendo
en pleno puerto por una aguja rocosa sumergida ¡de la que no se
tenían noticias! Y ¡que allí sigue!. En vez de volar la tal aguja-
Urquiola, se desvía la entrada por el canal más cercano a la
legendaria Torre de Hércules (la romana –s.I-, emparedada dentro
de la actual, del s. XVIII), lo que no evita que en 1.990 choque el
carguero “kingland” y que dos años después el “Mar Egeo” quede

772
empotrado en los huesos de Gerión con el tributo de otros
75.0000.000 de litros de sangre negra ardiendo.
13 de noviembre de 2.002.
Con tan siniestros y cíclicos antecedentes, cuando se recibe
la llamada de socorro del “P restige”, estábamos ¡como hace 60
años!, ni más ni menos. ¡Y peor!, pues en 1.997 se habían reducido
las asignaciones presupuestarias para salvamento y siniestros. ¡Y
abandonados!, pues el único buque, aunque pequeñajo,
anticontaminación, llevaba dos años amarrado e inoperativo por
no pagar el contrato de mantenimiento. ¡Ni un puto remolcador!:
llegaron tarde, sin potencia de arrastre, y se quedaron a la espera
de mejorar privadamente el contrato (aun teniendo otro público
vigente).
Resulta muy tentador, a posteriori, tratar de lo que se debió
hacer; lo único certísimo es lo que no se debió hacer: lo qe se
hizo. Quisieron quitárselo de encima (“…al quinto pino”) pero se
nos vino encima. Atónitos, estupefactos, teniendo que decir que
llovía cuando se nos meaban encima, asistimos entre la rabia y la
desesperación, indignados, llorosos, al ejercicio de la
desinformación, del partidismo, de la mentira intentada tapar
con otra mentira, al espectáculo bochornoso de la soberbia y
arrogancia de los de la corbata, coche oficial y micrófono y
cámara, que viven en otro mundo. La desidia, la incompetencia,
el desprecio, la incapacidad, el gafe –no acertaron ni en una, ni
por casualidad-, fueron las constantes. Como se dice por aquí:
“cona c’os paríu”.
Muy lentamente, ora para arriba, después para la derecha,
ora para abajo, más tarde ni a izquierda ni se sabía a dónde,
durante una semana el deshauciado pecio fue paseando cerca de
500 kilómetros derramando, en abanico, mierda negra. Se dejó
partir y se dejó hundir en la FosaAtlántica, en el canal submarino
que separa el banco gallego de la plataforma continental, habitual
vertedero de los desechos nucleares de medio mundo. El
cataclismo, la hecatombe. La comisión de medio ambiente del
parlamento europeo concluye que “la catástrofe era altamente
previsible” y que los medios dispuestos por el gobierno español
para evitarla “han sido claramente insuficientes”.

773
Gracias a las puntuales informaciones del Instituto
Oceanográfico Portugués, los marineros de las Cofradías pesqueras
sacaron coraje de su impotencia y salieron de las antaño ricas
rías para enfrentarse, ¡A MANO!, a la invasión del kilométrico
ejército de las sombras. ¡Aqué pescador deAguiño –donde quedan
restos de una factoría fenicia- se le ocurrió primero cogerle la
sartén a su mujer (¡cuánto hicieron ellas!) para sacar chapapote?.
Lucha épica, solitaria, desproporcionada. Sí y no. Digan lo
que digan (des-) informaciones oficiales y las propias de los propios
interesados, desde la vía férrea que bordea a pie de arena y roca
las rías de V igo y Arosa, rocas y arenas se veían negras, como
todo, como nuestro sombrío ánimo.
No se hizo caso al ofrecimiento, desde Cataluña, de modelos
informáticos sobre movimientos de corrientes (ni se querían tres
barcos que se enviaron, ni otros). Gran número de buques
aprovecharon para soltar todos los restos de sus sentinas. No se
quiso activar el plan de prevención existente en el parque natural
de las Islas Atlánticas. La Marina y el Ejército tardaron mucho en
hace acto de presencia, cuando ya la avalancha de VOLUNTARIOS
–sempiterna deuda- era incontenible. No se aceptó un plan sindical
para recaudar 300.000.000 de euros. Se llevaron a cabo las
mayores manifestaciones jamás vistas (gracias a la plataforma
“NUNCA MAIS”). NO se produjeron dimisiones ni ceses
(exceptuando uno que hizo una broma etílica y otro que ya estaba
condenado de antemano). Se empezó con una limpieza de criterios
puramente estéticos. No se hicieron ni chistes.
R esulta mentalmente inconcebible que un petrolero
pequeño (tipo “Afra-Max”),que “sólo”, 35.000.000 de litros de
fuel-100 (el petróleo, como la gasolina, también se adultera),
contaminaran ¡1.300 km! desde P ortugal a la Bretaña francesa.
Nos robaron otra gran porción del escaso mejor marisco del mundo
–curiosamente, la segunda acepción académica de marisco,
germanismo, es “lo que se hurta”-. El arao ibérico, el pingüino
gallego ha sido dado por especie extinguida por la Sociedad de
Ornitología. Con la paralización del sector pesquero, toda la
economía se ralentizó. La recuperación medioambiental tardará
un mínimo de 3 años; la secuelas pueden persistir hasta un cuarto
de siglo. Que los laxos y permisivos controles no detecten peligro

774
inmediato poco significa; lo determinante es la destrucción de
las algas microscópicas, de ese fitoplacton base de la a
alimentación de todos, todos.
Y aún peor, que las 300.000 toneladas de vertidos
petrolíferos marinos de los últimos 30 años son únicamente ¡el
5% del total, que la descomposición en metales pesados y azufres
es a largo plazo, que lo más tóxico son las propias pinturas de los
barcos. ¡que estamos exactamente igual! (ni un protocolo de
actuación, ni un remolcador potente, ni…), ¡que no se ha hecho
nada de nada! (las hipotéticas inversiones prometidas, además
de antiguas, no tienen partidas presupuestarias asignadas).
3.000.000.000 de euros vendrá a costar la falta de previsión
–igual que nos cuesta muelas o cánceres-. Una veintena de bombas
contaminantes siguen pasando cada día muy cerquita de las costas
gallegas (lo de las 200 millas, otra utopía más). El próximo día,
cualquier día, que se dé otro accidente, ¿qué? : …”o mesmo de
sempre”.
Y allá abajo, muy abajo, más de tres kilómetros para abajo,
el maldito “P restige” sigue soltando peste negra; todos los dos
centenares de petroleros hundidos lo siguen haciendo, algunos
desde la 2ª Guerra Mundial. Se sabe cómo están los parches
colocados, no se sabe cómo resultará la tardía chapuza a realizar.

Si algo importaba a los de la corbata, coche oficial, y


micrófono y cámara, eran la inminentes elecciones municipales y
regionales, en todo el país –pagaron subvenciones e
indemnizaciones hasta al apuntador-; el antipopular apoyo a la
injustificable invasión de Irak (pro-petroleo, también), con los
votantes ya aficionados a variopintas manifestaciones-¡peligro
dejarles tanta iniciativa!-, aumentaba el riesgo de debacle para
el partido en el poder. Ni fu ni fa. Significativo que lo que sí tuvo
clara incidencia fue el agua trasvasada de un río (el Ebro). Nos
hundimos.
Para acabar –o comenzar-, como viene siendo habitual, una
frase y no de firma renombrada, si no de uno (José mª Galán,
empleado del P arque Nacional de Doñana-también, hace poco
afectadísimo por los vertidos químicos de las minas deAznalcóllar-

775
), uno de los muchos heroicos voluntarios que nos ayudaron a los
gallegos a todos: “Cualquier polución tiene una sola base, la
polución mental del género humano”.
13 de noviembre de 2.002.

776
PROFILASIS
¿Qué tratamiento se podría aplicar a un planeta enfermo
crónico, totalmente gangrenado por cánceres, sin defensas y con
manías autodestructivas?...Apenas un tratamiento dilatorio, de
mantenimiento a la espera de un milagro imposible, evitando en
lo posible sufrimientos. Los partidarios de la eutanasia, en este
caso, tienen que serlo también del suicidio.
Pregunta: ¿si en esta década, primera del siglo
vigésimoprimero, un cataclismo acabara con la especie “homo
sapiens sapiens”, le sobrevivirían el otro millón y medio de
especies que conviven y malviven con ella?. R espuesta: No, sólo
una pequeña porción. El desencadenante podría ser intrínseco
(confrontación nuclear)no extrínseco (un cometa), los efectos no
diferirían en demasía.
La extinción siempre aludida es la de los dinosaurios, hace
65 millones de años, pero con aquella especie se fueron cómo
mínimo, el 65% de sus coetáneas. En los más profundos estratos
geológicos se han detectado, cuanto menos, 14 extinciones
masivas (la mayor, la del Paleozoico, con un 95% de extintas); los
impactos de grandes meteoritos se producen, estadísticamente
cada 26 millones de años. Un pedrusco relativamente pequeño
(sobre 10 km. de diámetro) a no excesiva velocidad (llegan 25
km./segundo), quemaría, inundaría y bombardearía toda forma
de vida, para después enfriar laTierra antes de volverla a calentar;
el proceso degenerativo duraría unos 2 millones de años, el
regenerativo unos 8 millones. La biodiversidad, la vida, volvería
(como volvió veinte veces antes), volverá, pero con especies
distintas, pues lo extinguido jamás es retornado. No hay indicios
geológico-biológicos de la inferioridad de los extinguidos ni de la
superioridad de los recién surgidos; todo en el universo es casual.
Supuesto: que los que tienen ganas de apretar los botones
rojos se sigan aguantando y que ningún cuerpo celeste colisione
en las próximas décadas, ¿nos extinguiríamos igualmente?.
Certeza: sí; el 99% de las especies que han existido alguna vez, se
extinguieron.

777
Es ley ineludible universal, tanto para el individuo como
para la especie –incluso para el propio Universo, que es lo único
que somos (energía), cíclicamente-, su desaparición. La cuestión
no es sí o no, sino cuándo y cómo. Lo único que debemos, por
tanto, considerar, es que la “h.s.s.” va a interrumpir un muy
pequeño y muy local ciclo, precipitando su destino y el de las
especies que han tenido la mala coincidencia de coexistir con
ella.
El manido lema del “piensa globalmente, actúa
localmente”, no deja de ser adecuado, e incide en lo que
verdaderamente había que lograr cambiar: la mentalidad. Ello
es, a gran escala, imposible, genéticamente imposible. Los modos,
usos, costumbres, actitudes, tendencias, inclinaciones y prejuicios
de varios miles de años, no se pueden cambiar en unos pocos.
Tampoco a quienes podrían hacer algo (los que controlan los
grandes medios de comunicación de masas) les interesa
mínimamente. Menos dispuesta aún está la inmensa mayoría de
los individuos a ceder , conceder o renunciar a la más pequeña
parte de lo que les ofusca; tanta y tanta gente que vive próxima
a grandes fuentes contaminantes, suele oponerse a su desaparición
o traslado.
En 1.958 se instituyó el Club de oma,
R del que han formado
parte los más prestigiosos pensadores (teóricos y prácticos) de
diversas nacionalidades y orientaciones. El primer gran informe
de su Consejo fue, en 1.972, “Los límites del crecimiento”, en el
que se defendía una economía de crecimiento cero. Año a año
siguen incansables, en la misma línea. Ni caso.
Un ejemplo, una corrección fácil. Ríos, lagos y mares, donde
sea, están en sus orillas recubiertos de espumas obscuras. La peor
situación es la del mar, que está literalmente “ a medias”, pues
allí se encuentran los primeros eslabones alimenticios, placton y
algas (cuando se produce un gran vertido de hidrocarburos, lo
que se hace es hundirlos en capas más profundas mediante
productos químicos en sí más tóxicos: como tantas veces, peor el
remedio que la enfermedad). Las espumitas son restos de
detergentes (sus sales sódicas). P ero uno de los peores y más
duraderos venenos no se ve, el mercurio. Buena parte de ese
mercurio proviene de arrastres agrícolas (por la utilización de

778
productos organomercúricos), pero otra parte apreciable se debe,
¡estúpidamente!, a ser devotos del papel muy blanco. El mercurio
que se fija en el placton a través de los peces llega a los humanos,
proviene esencialmente de la fabricación de cloro (el mercurio
es el catalizador) para blanquear pasta de celulosa (a cada
tonelada de pasta de papel producida corresponde cerca de otra
de residuos). Seguimos prefiriendo el papel cuanto más blanco
mejor.
No hay que pecar de utópicos ni de ilusos, no hay que crear
ni propagar falsas esperanzas. No hay ni voluntad de intentos de
solución, ni tan siquiera de paliativos. Ni a nivel particular , ni
empresarial ni estatal, existe ni se ve traza de mentalidad
adecuada o, cuando menos, algo dispuesta. Cuando la situación
sea tan extrema –dentro de poco: no hay otra generación –que se
haga imposible eludir medidas coercitivas, nos encontraremos
con que Gabriel Matzneff tenía mucha razón al decir que “no es
la abstinencia lo que debíamos enseñar, sino el autodominio”, y
que R.L. Steveson estuvo acertado al afirmar: “por temor se puede
llevar a los hombres durante largo tiempo, pero no lejos”.
Prolongar la agonía es muy, demasiado humano. No existe
medicina adecuada, las cataplasmas sólo alivian. Los placebos ya
hace tiempo que se llevan aplicando, pero los placebos son
autoengaños.
La panacea, el “curalotodo” de la última hornada es la
energía renovable, los recursos renovables. Lo de los recursos se
cae por su propio peso, es una expresión mal empleada, pues
todo recurso es por definición limitado y hace mucho que se
agotan. Si existen y están casi inexplotadas las energías que se
renuevan a sí mismas. Sol, vientos y mareas ya suministran la
cuarta parte del consumo mundial, junto con la energía hidráulica
y la de la quema de biomasa, y bastantes de sus sistemas son ya
económicamente competitivos.
El combustible más abundante (está en el agua: h2o) y
más limpio, es el hidrógeno; debería ser el puntero, si es que los
intereses de los que controlan fuentes más costosas pero con
mayores márgenes de beneficios, lo remiten (de vez en cuando
siguen apareciendo motores de agua de los que nunca más se
sabe). Pero el problema no es tener más y menos costosa energía,

779
sino comprender que utilizarla es negativo en términos generales.
Éste es lugar tan bueno como otro cualquiera para plasmar otro
alegato contra los putos plásticos: en U.S.A. constituyen ya más
del 10% de sus desechos por peso y más del 20% por volumen.
Cuestión matemáticamente básica y esencial es la de la
población. El pastor protestante tenía toda la razón en su “Ensayo
sobre el principio de población” (1.078, ¡de aquella!). Lo que no
podía prever de aquella -además de ser muy conservador –era
que el problema iba a radicar tanto en la desigualdad como en el
número. Europa y Norteámerica hemos compensado, mal que bien,
población con espacio: Centroamérica, Suramérica y África, en
algunas de sus inmensas regiones, no (en otras cuantas de sus
regiones, también inmensas, no vendría mal algo más de gente);
Asia (a pesar de los esfuerzos de China), rebosa. En cuanto a la
relación habitante/consumo, es completamente al revés:
Norteámerica y Europa han sobrepasado toda medida y el resto,
en conjunto, no llegan a los mínimos (Oceanía no es relevante, a
estos efectos). Los ricos tendremos que acabar resignándonos a
dar de comer a los pobres –y enseñándoles “a pescar”, pagándoles
la caña y el cebo-, si no queremos que acaben comiéndonos, lo
que, por otra parte, ya están haciendo. Y medidas antipopulares
en su sentido más amplio, total; medidas drásticas, de control y
reducción: casi la mayoría sobramos.
Una población reducida (y menos concentrada) con mejor
distribución energética, en un sentido amplio, puede lograr
permanecer más tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos:
aunque la única salida siga siendo, un poco más tarde, la tumba
que ella misma se ha cavado.

780
PROSTITUCIÓN
(A “Pepe” –y César-: ir de putas es como pescar en un
estanque; ¡no os hagáis la foto!).
Un chimpancé, macho, mordisquea con fruición una hoja,
un brote, una raíz, un insecto, el consabido plátano, una culebra,
despojos, o lo que sea. Una chimpancé, una hembra, se acerca y
aquel, en un primer momento, retrae los belfos y muestra sus
colmillos amenazantes. Tras el amago, la hembra, sumisa, se
vuelve y muestra su zona genital; el macho sigue mascando a dos
carrillos. La hembra se aproxima más, el macho deja de comer y
ambos le dan al sexo. La chimpancé toma un buen trozo de caña
de azúcar y se lo lleva, tan tranquilamente.
Esta escena, observada por zoólogos en medios naturales,
no de cautiverio, es netamente de prostitución primigenia; la
comida es mucho más escasa que el sexo. Todo lo que no sea,
estrictamente sexo por sexo, debe ser considerado prostitución.
Es el término más rico, el que posee más sinónimos de la
lengua española –sus 47 versiones se enumeran en las páginas 158
y siguientes de “El P oder”-. Pero no es prostituta, ni tampoco
puta, el vocablo base al que son remitidos los otros 46 análogos,
sino ramera. Ramera se aplica por ramo o rama, es de suponer ,
por ostentar las ramerías, en tiempos, tal indicativo con el que
aún hoy en día se anuncia el lugar donde se vende vino (la luz
roja, proviene de un edicto francés del siglo XIV).
La prostitución, “quae corpore meret”, posee fuerte
connotación machista, y nuestro propio diccionario especifica
“mujer que por oficio tiene relación carnal con hombres”. En su
segunda acepción, únicas, aplícase también a la mujer lasciva;
más machismo: hijo de puta. Puta, “putae”, deriva de pozo o
tanque, “puteus” (nuestros académicos, en su inmensa mayoría,
hombres, rizaron el rizo con “putida”, hediondo). Los orientales
antiguos, más sensuales que sexuales, apreciaron el componente
de “descanso del guerrero” al considerar al serrallo “serai”,

781
posada. El sentido de transgresión va implícito en harén (“harim”:
prohibido).
¿Debemos, por tanto, deslindar la prostitución de la
masculinidad?. No, ni mucho menos. En la antigüedad (aunque el
“Digesto” no la reglamente), la prostitución masculina era casi
tan común como la femenina, no sólo entre griegos y romanos,
sino en otros ámbitos culturales tan diferentes como el mejicano,
entre los aztecas; y más modernamente, en el siglo XVIII europeo,
era todo un espectáculo.
Ocurre que los hombres la consideramos desde un punto
de vista mixto, y a todo puto –que también es académico: “el que
tiene concúbito con persona de su sexo”- lo tildamos de maricón.
El puto es mayoritariamente pasivo que activo, por razones
fisiológicas, pues por mucho que pague una mujer , si es fea o
repulsiva, no conseguirá provocar la erección, ni guapa y deseable
logrará varias consecutivas (la actriz francesa del siglo XVIII,
Dubois, codiciosa de oro y ávida de placeres, conservó el listado
de sus veintiún ejercicios anuales: 16.526 individuos –ningún
hombre se podría acercar a esa gran marca-).
En un sentido laxo, muy amplio, prostituirse es también
“deshonrar, vender uno su empleo, autoridad, etcétera, abusando
bajamente de ella por interés o por adulación”; quien esté libre
de haberse prostituido, que se atreva a arrojar la primera piedra.
Además, estadísticamente, todos, absolutamente todos,
descendemos de alguna prostituta –y de algún maricón (y de algún
violador: y no digamos de homicidas)-.
La hierodulia, la prostitución sagrada, es el modo culto,
fino y encubierto de llamar al proxenetismo religioso, el primer
tipo de explotación sexual organizada. En Babilonia, toda mujer,
fuere cual fuere su condición y estado, estaba obligada a
prostituirse, como mínimo, una vez en su vida en un templo de
Ishtar o Milita. Era un modo de financiamiento: el faraón Kekops
prostituyó a su hija por estar escaso de fondos para la mayor
pirámide jamás construida.
ConSolón (s.VI a.C.), todo el entramado religioso pasó a
estar bajo el estricto control estatal. Catón “el Censor”,
recomendaba a los jóvenes romanos visitar los lupanares.

782
Las guerras pronto conllevaron la esclavitud sexual, pero
ésta debe ser considerada más otra manera de explotación (los
hombres fuertes, por ejemplo, iban a trabajar en las minas, y los
cultos como preceptores), de sacarle rendimiento a una propiedad.
Para haber, propiamente, prostitución, debe haber libre elección
–de la actividad, no del cliente: único requisito, pago previo-. Lo
de “trata de blancas” no fue popularizado hasta finales del XIX,
por Víctor Hugo.
La atracción hacia las prostitutas, de poseer para uno lo
que fue de todos, es una constante histórico-social de la que
cualquiera conoce ejemplos a su alrededor . Josué se casó con
Rajab, al destruir Jericó. En la leyenda sobre Buda, se lo relaciona
con Ambapili, precedente del binomio María de Magdala-Jesús de
Nazreth. Teodora, llegó a ser emperatriz de Constantinopla con
19 años (ejercía desde los 12), a través del elevado tálamo de
Justiniano; como mucho después haría otra de tantas de sus
discípulas, Eva Perón, se dedicó a intentar reformar a las mujeres
de “mala vida”” -¡cómo si la mayoría no la llevaran aun peor!-.
Es la necesidad la madre del cordero. En el Londres
salvajemente industrializado de fines del XVIII, una de cada diez
era puta declarada; había censadas dos millares de “casitas de
tablas” (burdeles), una por cada cincuenta hombres adultos.
Durante las grandes inmigraciones en U.S.A., segunda mitad del
XIX, lo mismito propició a irlandesas, alemanas, judías, polacas y
rusas. En Francia siempre existió, en todo, mayor refinamiento,
siendo la más fabulosa muestra Anne de Lenclos, la famosa
“NInon”, que en su testamento dispuso mil francos para la
educación del hijo de su abogado, Voltaire. El refinamiento francés
siempre provino de Italia, donde V enecia era carnaval sexual
perenne y a Roma se la conocía por la Gran Prostituta. Por España
se escuchaba la conseja: “rufián cordobés y puta valenciana”.
La denostación, hipócrita, de la prostitución femenina,
llegó a tal extremo, que cuando en medicina legal estuvo de moda
mezclar conceptos frenopáticos criminológicos siguiendo las
teorías de Lombroso y compañía, se la metió en el mismo saco
que a ¡Hotentotes, pieles rojas y aborígenes australianos!; no
obstante, además de constatar el gran número de zurdas, resultó
que su longevidad era superior al promedio en todos los países.

783
El confinamiento en barrios exclusivos de los que no podían
salir (Bankside en Londres, El Compás en Sevilla), la agrupación
gremial, el uso de marcas o de vestidos o pelucas específicas, la
ficha policial, la discriminación formal, han desaparecido en la
vida occidental u occidentalizada. Al respecto, como a tantos
otros, no queda ni ética ni estética. Estéticamente, la mayor parte
de las mujeres visten como auténticas putas; éticamente -¿qué
es eso?-, el alquilar, por horas, el propio cuerpo, no es más que
otro modo de ingresar para gastar no muy diferente (y más
lucrativo) de prostituir la propia mente o el propio tiempo. Cuanto
más te ladren, si eres modelo, cuanto más cabalgues, si ganas un
concurso, cuanto más te luzcas, más podrás, hombre o mujer ,
cobrar por el alquiler, por la prostitución de tu tiempo, tu mente,
o tu propio cuerpo: tú, eres tu cuerpo.

784
QUINCUAGÉSIMO
¡Llegué!.
Aunque falte toda una mitad para el “Centiloquio”, al menos
tengo, ya, un “Quintiloquio”.
Si el principio es la mitad del todo, la mitad es el principio
del final; leyendo, sobrepasado el medio del volumen, se acaba
en menos tiempo del invertido en llegar.
Llevo un mes de adelanto. Octubre fue el más productivo,
seguido de marzo y noviembre; diciembre, enero, febrero, mayo
y junio, casi estériles. Como siempre, como en todo, voy a
impulsos, por fases, irregularmente, descompensado. Por medio,
el mecanografiado de “El P oder II” (y de todos estos cincuenta
ensayos). Queda, matices, pulidos, composiciones y correcciones
aparte, otro añito por delante.
Faltan, todavía, por hojear bastante más del cincuenta por
ciento del millar largo de libros que se están manejando, pero los
generalistas ya han sido bastante espulgados; varios cientos de
notas y referencias esperan su encajamiento.
P or materias, prevalece la historia, en sentido estricto,
seguida de cerca por la sociología, en sentido amplio. La serie de
ecología ya está prácticamente completa. En lo que falta
procuraré opinar más, aportar más de lo personal, ensayar conmigo
mismo. Alfabéticamente (p a la cabeza), faltan H,K,L ¡r! y w.
Tanto se actúa con los demás por compromiso (“Convenio”),
que se olvida que el principal compromiso (“Obligación”) debe
ser con uno mismo, y todos los días de toda la vida.Aunque suene
bien, hay que huir de lo falso. Como dijo Norberto Bobbio, “el
pesimismo de la inteligencia es compatible con el optimismo de
la voluntad; el pesimista teme lo peor porque desea lo mejor”.
Con estos tres principios, tiro para adelante.
Disfruté. Disfruto.

785
¿Y aparte de más de medio millar de folios garabateados
(muchos, por ambos lados),en qué se ha enriquecido la vida del
escribidor en estos largos meses?...en nuevos billetes de euros,
desde luego que no. Ni hambriento ni lumpen, ni centavero por
naturaleza, lejos de un Olimpo económico inalcanzable, deseando
entrar en la categoría de rico de facto (ya no solo de gustos,
actitudes y vivencias), espero, sigo esperando. Ausencia de
negociejos, lluvia de más, escasez de mujeres –aunque, algunas,
muy buenas-,…, en un itínere si no descendente difícilmente
mantenido, lo peor de lo malo, el empobrecimiento de la
alimentación, y no sólo por el “P restige”, ya que meter por la
boca sólidos y líquidos no desnaturalizados se va convirtiendo,
aceleradamente, en cuesta, en penosa aventura, incluso rozando
la ilegalidad. ¿Lo mejor?: la salud; aunque con averías menores,
se va tirando dentro de lo aceptable. Salud, salud y salud.
Y me queda más de medio ensayo y no tengo qué poner .
Improvisemos; busquemos.
Me encanta la soicobiología, el estudio de la conducta desde
la perspectiva de los mecanismos evolutivos que la generan y
condicionan. De niño leí una historia que siempre recuerdo, cuento
e incluso he practicado: al abuelito, aquejado de temblores, se
le caía todo, y como rompía la más o menos costosa vajilla, sus
hijos le ponen una escudilla de madera para comer; días después,
ven a uno de sus hijos y nieto del rompedor trabajar una madera,
le preguntan qué hace y contesta que “una escudilla para vosotros
para cuando seáis como el abuelito”. Aunque muy muy
condicionados por la genética como especie y como individuos,
sería norma seguible de conducta el comportarse siempre, en
sociedad y en soledad, con los demás y con uno mismo, como si
nos estuviera viendo nuestra madre.
Bueno, ya he conseguido llenar la mitad del ensayo de la
mitad del libro. Mañana será otro día. Hace calor –estamos en la
época-; por la puerta abierta del escritorio se insinúan el mar, la
arboleda, el anochecer calmo. Salgo a la terraza, se respira mejor,
panorama amplio marítimo, bosques, la fortaleza hotel, casas en
lontananza, algo de barullo festero de muy abajo. ¿Serán esos
ladridos de mi sociable “pit-bull” que hace un momento se

786
camuflaba bajo las ramas de la reciente poda?. Ya no queda luz
para seguir escribiendo. A cenar. A leer.
Tras siete horas y media de sueño ininterrumpido vuelvo a
la terraza; como aún no me he colocado las lentillas el panorama
es borroso, y brumoso, pero esto no por visión defectuosa, sino
porque en los fines de semana suele suceder . Intuyo, jalonando
el esqueleto del hórreo, algunos de mis objetos más queridos:
vértebra de dinosaurio, ara sacrificial, capitel tardo-romano proto-
visigodo, áncora fenicia, mortero doble monacal, escudo nobiliario
dieciochesco,…Ninguna sombra negra se mueve, no debe haber
abandonado “Diógenes” su madriguera. Estruendosas máquinas
de talar árboles o cortar malezas rompen la quietud habitual e
impiden escuchar a los pajaritos; por mi parte, sigo aferrado a la
guadaña y la hoz (“fouciño”), hay que afilarlas.Tras los ejercicios
gimnásticos, en la otra terraza, pienso en desayunar: chorizo,
salchichón y lomo, amparados por un pan-pan y regados por
cerveza helada. El agudo dolor que desde hace días martiriza al
pie derecho temo nos impida hasta salir de paseo; lo intentaré.
Para comer, cocido –que ha de durar tres días-: ternera, cerdo,
huesos, grasas; cuando estén, turno para verduras y patatas,
rematando todo junto. Escribir , leer (ayer , logré acabar con
“Anábasis” de Jenofonte, y lo sigo intentando con “La
consagración de la primavera” de Carpentier; ambas son bis).
Estábamos velando el despertar de un salido de quifófano
cuando notamos que rebuye, echa mano bajo la almohada, se
topa con las radiografías y exclama: “Carajo, ya me han puesto
la factura. ¡Se piensan que me voy a ir sin pagar!”. El mismo
amigo, en otra ocasión: ¿Que tal está tu mujer? “Bien, pero
tuvieron que sacarle un quiste del pecho, que no era nada”, “Vaya
susto, ¿no?”, “Sí, ¡un susto de 1.500 euros!”. Lo definen, queda
definido; es así, irrepetible, consciente e inconscientemente
dependiente del bolsillo, lo tiene “forrado”.
Me llama otro buen amigo para probar el nuevo deportivo
recién adquirido; por estar en rodaje, voy al volante con
prudencia, me interpela:”¡Qué pasa!, ya no corres o qué. Ahora
es cuando hay que forzarlo, cuando aún está en garantía. ¡Dale y
que reviente!”. Suelen invitarlo a comer directores de banco,
pero rehusa, ya que dice que los que están interesados son ellos,

787
no él. Es un auténtico empresario, todos sus negocios van bien,
aunque esos mismos le hayan ido mal a otros.
Inteligencia es comprender, no aprender. “No lo describas;
muestra como ocurre”, le aconsejaba siempre, en Hollywood,
Lewis Milestone a Elia Kazan. Que el saber sea tu riqueza y la
educación tu entorno, dicen –decían- los orientales. Bello es todo
lo que es auténticamente verdadero.
P ara rematar, un chiste. Se ha proclamado como el más
gracioso, entre 40.000, por votos de un par de millones de
“internautas” según estudio de una universidad inglesa. Dos
cazadores se encuentran en el bosque cuando uno de ellos se
desploma; el otro coge su teléfono portátil y llama a urgencias,
“¡Mí amigo está muerto!, ¿qué hago?, pregunta; la operadora
contesta, “Lo primero es asegurarse de que está realmente
muerto”; sigue un silencio y después se oye un tiro; de nuevo al
teléfono, el cazador dice, “Vale, ¿y ahora?.
¿Y ahora?; vale. ¡A por otros cincuenta!.

788
RESIDENTA
“La R epública comienza su andadura independiente con
una institución de gobierno de la época romana, el consulado. El
líder militar del alzamiento, FulgencioYegros, hubo de compartir
el poder con un abogado hijo de padre portugués, José Gaspar
Rodríguez de Francia; pronto, el segundo se hace nombrar dictador
perpetuo, ejecuta a su rival y gobierna autoritariamente durante
25 años hasta su muerte en 1.840. El aislamiento fue voluntario y
total, …la consecuencia sería un período de bienestar popular;
hasta la iglesia fue declarada independiente del P apado, y en
cuanto a educación sólo se mantuvo la primaria, suprimiéndose
toda institución cultural.
A un dictador perpetuo lo siguió otro; CarlosAntonio López
no sólo fue presidente hasta su muerte, sino que designó sucesor
a su hijo Francisco Solano. Si su padre ya se había abierto al
exterior creando una flota mercantil a través del río P araná y
organizando la primera fundición de hierro deAmérica, Francisco
tenía ambiciones más vastas, aunque insuficientemente precisas;
sus errores de cálculo iban a costarle su propia vida y a Paraguay
su futuro.
La espeluznante epopeya requeriría todo un libro…”(“Ama
Llulla”, página 116).
“La Guerra del P araguay y las montoneras argentinas”,
escrito por José María Rosa, que mucho lo hube de buscar –es de
suponer alguien me lo indicaría o ya la tragedia me había
impactado-, lo conseguí en San Miguel de Tucumán (cerca, en
distancia de allá -200 km.-, está elAntiguo Quilmes, gran complejo
de ruinas precolombinas en buena conservación, de lo poco que
tienen en toda Argentina); dos años después, en algún rincón
empolvado de alguna estantería tortuosa en alguna librería no
frecuentada, me topé con otra fuente directa: “Humaitá” de
Manuel Gálvez, abogado viajero que produjo versos, teatro,
novelas, ensayos, cuentos y biografías, llegando a ser candidato
para el Premio Nobel de Literatura.Ambos argentinos, representan

789
las dos tendencias de la época: el que hizo honor a su apellido,
federalista, blanco; Gálvez, mitrista, unitario, colorado.
BuenosAires, sin capacidad para gobernar sus inabarcables
territorios (no pasaba un mes sin un alzamiento en provincias),
ambicionaba, codiciaba más y más: por abajo no hay más que
hielos, por el oeste la paraban Los Andes, en el norte (Bolivia)
fue dando bocados, pero sus hambres anexionistas se desbordaban
hacia el este, Uruguay y Paraguay. Ya López le había declarado la
guerra en 1.815, haciendo retroceder al ejército enviado por el
tirano Rosas. Su hijo, en 1.864 a quien se la declara es al Imperio
Brasileño (Pedro II, de la dinastía portuguesa huida de la alianza
de los Napoleón con España), por tratado con los uruguayos,
antigua provincia Cisplatina brasileña. Al año siguiente, tras
turbios incidentes, rompe también hostilidades con Argentina.
Se forma la Triple Alianza (con un convulso Uruguay), para “en 24
horas a los cuarteles, en 15 días en Corrientes, en 3 meses en
Asunción”, y repartirse entre los tres firmantes lo que quedara
de Paraguay.
La instigadora de todo, Inglaterra, que extenderá su
dominio financiero y quedará dueña absoluta de América del Sur,
con libre circulación por sus ríos (a lo que se oponía Solano);
quien verdaderamente empujará las confrontaciones desde
bastidores es el ministro inglés en BuenosAires, Edward Thornton.
El financiador inmediato, el Barón de Mauá, “menino da rua
brasileiro”, limpiabotas, que llegó a árbitro financiero del Plata
(apoyado por la casa Rothschild), por depender todos sus gobiernos
–menos P araguay, ¡que no tenía ni deuda externa! –de sus
préstamos, de su “diplomacia del patacón”. También por medio,
no poco determinante, una mujer , Elisa L ynch, joven inglesa
divorciada que dio al garete con el proyectado matrimonio del
presidente brigadier paraguayo con la hija menor del emperador
brasileño.
El déspota F. Solano, de cuyo modo de ser da idea el que
no se sacaba el sombrero al recibir al embajador inglés ya que su
rey tampoco se sacaba la corona, ensoberbecido con 18.000
hombres sobre las armas y 40.000 reservistas, toma la ofensiva,
pero falla la sorpresa en la batalla naval de Riachuelo (Corrientes),
cuando 8 vapores de madera con 40 cañones pretendían abordar

790
los 9 acorazados (59 cañones) imperiales. La batalla se traslada a
las pantanosas fronteras ribereñas (Parana, Tutuyi), con el saldo
más sangriento hasta el momento en el sur americano: 15.000
muertos en 5 horas.
Esa y otras masacres, tremendamente impopulares, eran
formalmente dirigidas por Mitre, mientras el exterminador de
gauchos Sarmiento permanecía en la capital federal (son dos de
los más cultos sanguinarios de la historia del nuevo mundo –como
el “viejo”-). Pero entre todos los actores, el que podía inclinar la
balanza era el gobernador disidente de Entre Ríos, que contaba
con las milicias mejor disciplinadas y armadas, habiendo
prometido ayuda a los paraguayos; como ya había echo otras veces
Urquiza, la balanza la inclinó exclusivamente para su lado: vendió
a los brasileños por una suma exorbitante 30.000 caballos y se
aseguró de aprovisionar la carne consumida por los ejércitos
aliados.
En el fangal de Curupayty
, el almirante brasileñoTamandaré
prometió “descangalhar tudo isso em duas horas”, pero los cañones
paraguayos (que estaban disimulados entre las raíces de árboles
gigantescos derribados) causan unas 10.000 bajas a los atacantes
argentinos y brasileños (la presencia uruguaya, bajo el mando de
Venancio Flores, era simbólica), sin llegar a perder los defensores
ni un ciento. Tras otra derrota en Tuyú-Cué (ya a finales del 87),
Mitre ha de dejar el mando, y en adelante el peso casi total recaerá
sobre Brasil, que a costa de desangrarse y arruinarse (Mauá
empeñó hasta sus gafas y murió abandonado; el imperio acabó
por caer proclamándose la república) arma un ejército de 50.000
mulatos y negros (“cambas”) en su mayoría comprados por el
estado a los plantadores, que se fueron quedando sin mano de
obra. La flota brasileña se interna río arriba, tras estar detenida
luengo tiempo por una cuerda, de lado a lado, de la que colgaban
odres a modo de minas. Humaitá, la fortaleza defendida por 3.000
héroes descamisados a los que sólo el hambre obligaría a
abandonarla, es la antesala de la retirada total de los 15.000
viejos y niños que quedaban del arrogante ejercito que todavía
defiende encarnizadamente durante una semana Asución.
Saqueada la capital, los andrajosos supervivientes extenuados,
esperan morir de pie en el cercano Cerro León.

791
Los aliados no se atreven a intentar acabar con aquellos
espectros y enfermos, mujers, mutilados, se van juntando hasta
ser unos 14.000 que con las pocas fuerzas que les quedan empiezan
a arrastrar 20 piezas de artillería hacia el norte, ¡durante casi
otro año y medio!.
P or razones académicamente inexplicables y
dialécticamente indesentrañables, esa luenga marcha agónica,
suicida, parangón de orgullo guaraní, es conocida como La
Residenta.
Bajo el sol inclemente, sin apenas nada que llevarse a la
boca, en Peribebuy los cañones disparan piedras, vidrios y arena
contra sus perseguidores; en Acostañú, quien contraataca es una
legión de niños heroicos con barbas postizas. El Mariscal, conduce
su hueste espectral “aparentando la misma calma y tranquilidad
de otros tiempos”; manda fusilar, por conspirar para rendirse, a
su hermano, su cuñado, un ministro, varios generales y hasta al
obispo; cuando ya no restaba ni pólvora, lancean a otros cuantos
sacerdotes, al jefe de su escolta y al mismísimo amor juvenil del
ordenante (su propia madre, acompañada de sus hijas, sufre
flagelación).
En el ardiente y húmedo verano tropical del 1.870, a duras
penas, escalan el cerro Corá (“escondido entre cerros”, en la
melodiosa lengua guaraní); allí, en la noche, mientras su padre
sentado sobre una palmera caída cuenta chascarrillos, el jefe de
estado mayor P anchito López (15 años) levanta acta de los que
quedaban: exactamente 409. “Yahjá caraí,ndé, topá i chene rephé
los cambá ore apytepe” (V amos señor, no darán con usted los
negros adonde pensamos llevarle, se ofrecen los indios caygús
del otro lado del río Aquidabán-niguí). Ensillan los escuálidos
jamelgos que aún no se habían tenido que comer, cargan al paso,
sin armas de fuego, contra los 8.000 jinetes brasileños que se les
echan encima, y éstos los eluden.
Al octogenario vicepresidente, que al ser conminado a
rendirse descarga débiles bastonazos, le pegan un tiro. El niño
Panchito, sigue su ejemplo y sigue el camino (mandaba a los
matadores el mayor Floriano P eixoto, años después presidente
de Brasil); su madre, la inglesa, se salva con los otros hijos
pequeños invocando su estatuto europeo. El exterminio de los

792
últimos, desde lejos, desde cerca, es atroz. El corpulento Francisco
Solano López, agotado y desangrado, cae de su cabalgadura;
negado a rendirse, un jefe brasileño (recompensado con el título
de V izconde de P elotas) ordena reventarle el corazón de un
disparo; sólo entonces se pudo arrancar de su crispada mano el
espadín de oro donde estaba grabado: “Independencia o Muerte”.

793
“ROTEIRO”
“Roteiro do Antigo” –mi libro VIIIº, 5º publicado-, como pone
en su introducción, fue el resultado de “…recorrer una y otra vez
el territorio, de oeste a este y de norte a sur durante cuatro
densos años” (esto en portugués, según traducción de José
coutinho). Los 18 distritos portugueses fueron “dados la vuelta”,
también los dos archipiélagos, Madeira y Azores –recomiendo el
segundo-. El Instituto del Patrimonio Arquitectónico y Arqueológico
inventarió en tres tomos –supongo, ignorándolo, que en España
habrá una publicación análoga- más de 750 monumentos, la
mayoría de los cuales visioné. In dependientemente de que con
posterioridad haya desarrollado una merecida fobia hacia los
portugueses, el país tiene mucho en relativamente poco. Marvaõ
(Portalegre), “como lugar en sí, es lo mejor , homogéneamente,
del país”; Monsanto (Castelo Branco), es la aldea “menos
portuguesa”…debía ser una visita obligatoria para todas las
escuelas. Estremecedor”. El “R oteiro” contiene Arqueología.
Monumentos. Lista de Anticuarios”; de éstos últimos, la
descripción y calificación de 222.
Conozco 40 países –no menos alardeo de los 315 municipios
gallegos y de las 50 provincias españolas-; para formar parte del
Club de Grandes V iajeros exigen 50. Los que ansio conocer ,
¡bastantes!, conformarían una especie de “Roteiro do Futuro”.
(En 1.972 se celebró la Convención Internacional para la
Proteccion del P atrimonio Mundial, Cultural y Natural, firmada
por 140 países. En 20 años se declararon 330 (más 110 naturales)
Patrimonios de la Humanidad –he estado en 1 de cada 5-. La lista
se amplía cada año, ya con bastante “de relleno”, pues hay una
suerte de cupos políticos).
En la difícil tesitura de elegir un único lugar , la única
construcción apreciable a simple vista desde la Luna es la Gran
grandísima, Muralla; principada en el siglo VII antes de la era
cristiana, durante 2.000 años se prolongó, serpenteante, por más
de ¡5.000 kilómetros!. El primer emperador Quin, Cheng, fue
elevado al trono en el 246 a.C. con 13 añitos, y desde entonces se

794
obsesionó con llevarse todo su ejército a su tumba; como vivos
no se iban a dejar, hizo reproducirlos en terracota (con edificios,
carruajes, animales y armas); las miles de figuras de esta maravilla
sin igual seguirán aflorando durante lustros. El derrotero de las
caravanas que desde un par de siglos antes del imperio romano
relacionaban Pekín y Roma, fue bautizado a finales del siglo XIX
como “ruta de la seda” por el geógrafo alemán F. von Rchtofen;
uno de sus puntos cruciales iniciales era Dunhuang, cerca del
cual las 492 grutas de Mogao, con 5.000 m2 de pinturas murales,
contienen 2.400 estatuas, mostrando la evolución del arte budista
durante un milenio a partir del siglo IV . Ya en el centro de la
capital, la Ciudad Interior encierra la Ciudad Imperial y ésta, a su
vez, la Ciudad Prohibida, en cuyas 9.999 habitaciones se decidió
durante cicno siglos sobre los cientos y cientos de millones de
súbditos del colosal imperio.
Todavía más que ver tiene India, todavía puede uno casarse
con una diosa viva y virgen, una “kumari” de Katmandú, a las que
nadie quiere por representar morirse pronto. Los helióatras
podemos adorar su carro de 24 grandes ruedas tirado por 6 cabaos
esculpidos en la roca de K inarâk por 12.000 obreros durante 12
años (en nuestro 1.250). P ara ir de grutas, Ajanja, con 30
artificiales con pinturas excavadas entre los s. II a.C. y VI d.C.;
también en la isla Elefanta (s. VI); y para tener el panorama
completo del trío de grandes cultos autóctonos, Ellora, de las
budistas del siglo VI, hasta las jainitas del XIII, pasando por las
excavadas por los hindúes del VII al X. El arte más auténticamente
hindú, el drávida, se desarrolló los s. VII y VIII en Mahabalipuram.
Las mil caras de Siva se pueden intentar contemplar en los ocho
templos de Pattadakal (s. VIII), apogeo del arte chalikya. Hampi,
capital del último de los grandes reinos del sur , Vijayanagar (s.
XVI), sigue siendo otro aplastante conjunto monumental a pesar
del saqueo musulmán de medio año. Para erotismo, arte rajputa
(s. IX-XIII) en Khajurabo”.Y amor, amor mogol enTaj Mahal, níveo
amusoleo marmóero de la “elegida del palacio” Arjumand Banu,
muerta en 1.629 durante su décimocuarto parto (una niña).
Tengo comprometido mi quincuagésimo aniversario en el
Nilo. Como casi todo, como casi siempre, dependerá de la situación
financiera, de la disponibilidad inmediata. El final, el objeto del
Nilo es Egipto. Sobre Menfis, Gizeh, T ebas, Abu Simbel, Luxor,…

795
hay tanto escrito que sería presunción añadir una letra más.Tengo
particular interés en estar en Dendara, templo helenístico calco
del primitivo dedicado a la diosa del placer , a la vaca Hator; lo
que busco, su rueda zodiacal –mi Marca-, me temo que está en
París. “Caput Nili” está en Burundi, a 6.500 km. del Mediterráneo;
ese hilillo que cae desde una pequeña colina pronto formará el
río R uvubu, uno de los varios cauces que confluyen en el lago
Victoria, origen del Nilo Blanco; desde las legendarias “montañas
de la Luna” (Etiopía) fluye el Nilo Azul que se une a su hermano
en Kartum para, juntos, precipitarse por las seis “cataratas” y da
verdor, vida. No confundir Lago V ictoria con Cataratas V ictoria,
mucho más al sur , la cortina de agua más grande del mundo
(500.000.000litros /minuto), escalón de 100 metros del río
Zambeze. En el interior de la nación ribereña, Zimbabwe, el
yacimiento arqueológico más importante del África negra, Dzimba
Dzembwe (“casas de piedra”), ciudad fundada por los Shona
(bantúes) en el s. XI y en su apogeo en el XIV por el tráfico de oro
controlado por los árabes; relativamente cerca, Khami, en una
zona poblada desde hace 100.000 años, y cuyo esplendor comercial
del s. XVI no fue esquilmado por buscadores de tesoros, aunque sí
por la vegetación.
Y en África -sin depreciar Túnez-, sólo quedaría Tassili
(Argelia), “la meseta” arenisca desértica que alberga el mayor
museo de arte prehistórico del planeta, con más de 10.000 pinturas
rupestres –minúsculas, de tamaño natural, ¡hasta de 7 metros!- a
lo largo de más de 10.000 años (con 5 etapas diferenciables).
Prolongación de lo anterior –realmente, abundante arte rupestre
jalona todas las zonas rocosas saharianas, desde Marruecos hasta
Egipto-, en zona todavía más “arrecha” (Libia), el enclave menos
conocido de Tadrat Acacus.
Ya con más de 50 años –y quizá, países- a las espaldas, está
prevista la 2ª Vuelta al Mundo; al revés de la 1ª, a favor del sol;
en la mitad de la 1ª, llegan 33 días –ya no estoy para muchos
trotes-. Debería tocar en los hitos iniciales hispanoamericanos,
República Dominicna y Cuba; del continente, CostaRica. P or
Oceanía, Palaos, conjunto de 200 islas que no toqué por no haber
alcanzado independencia hasta 1.994; de sus 18.500 habitantes,
12.000 se agolpan en la capital, K oror (unida por puente con la
isla Babaldoab); por sus 50 kilómetros de carretera circulan casi

796
5.000 vehículos; espero que si caigo enfermo me toque una de
sus 72 camas hospitalarias para que me atienda alguno de los 13
médicos nacionales. Angkor (Camboya), bien merece una escala,
“la capital” (sucesivas) del Imperio Jemer (s. X-XV). Otra en
Jordania, por Petra -¡como deseo penetrar su angosta y profunda
vagina pétrea!-. Istambul, Constantinopla, Bizancio, todavía
conserva seis kilómetros y medios de las murallas que nos salvaron
a todos de levantar el culo hacia La Meca. Malta, con sus
petroglifos inmensos, profundos hipogeos y gigantescos templos
megalíticos, no sería mal lugar para rematar gozosamente en
Victoria (capital de Gozo), después delo cual todo importaría un
Comino –otra de las islas, pues son quinteto-.
Del Negro al Báltico es otra “excursión” há tiempo
programada pero aún no realizada -¡y no por falta de ganas!-.
Supongo no me quedarán los pies negros en la península costeña
de Nessebar (Bulgaria), rumbo a la cual desde Sofía, queda una
tumba tracia en Kazanlak. Sin salir de Bucarest (R umanía), se
pueden ver en su Museo del Pueblo más de dos centenares de
muestras auténticas de viviendas populares. A gozar de la
hospitalidad magiar (Budapest) en sus antiquísimos salones de
té, con confitería exquisita y buenos vinos -¡el ya celta Tokay!-.
Crucero por el Danubio desde Bratislava (Eslovaquia). Un
cementerio –hebreo- en P raga (Chequia), buenos anticuarios, y
tabernas –con fiambres exquisitos, según dicen-. Desde Varsobia
(Polonia) al mar Báltico hay bastante, pero habrá que hacer ida y
vuelta para volver a mojar los pies; después, las galerías de sal
de Wieliczka, ya cerca de la capital de Galitzia, Cracovia, donde
buscaré el primordial objetivo del recorrido, ¡galitzianas!.
Y la madre R usia. Moscú y Leningrado. La Plaza Krasni
(“maravillosa, hermosa, brillante” o roja), a los pies de la
madriguera de Stalin, las coloridas cúpulas del Kremlin. 101
islotes, canales, puentes; la P erspectiva Nvskij (5 km. con 60
metros de anchura), ¡la toma del Palacio de Invierno!, el Ermitage
¿cuántas quedarán de sus 3.000.000 de piezas?.
¿E íbamos a dejar de considerar Grecia?; ¡de ninguna
manera!. La auténtica madre cultural.Ya no queda laberinto donde
perderse con la hija de Minos en Knosos (Creta). Otra isla, Rodas,
ofrece la mayor variedad arquitectónica en el menor espacio.

797
Téngase en cuenta que hasta hace siglo y medio casi todo
clasicismo estaba oculto bajo tierra; apartadas de las vías
convencionales, o en islas sin mapa, hay ruinas de templos,
palacios y teatros apenas visitadas. ¿Qué nos susurrará el oráculo
de Delfos?. Difícil obtener el “diamonhitirón” –imposible para
mujeres- para ingresar en la religiosa paz del Monte Athos. Más
inaccesibles –por dificultad física, que no burocráticas-, los
monasterios “suspendidos en el aire” de Meteora (s. XIV), de cuyas
dos docenas de cenobios un par de pares siguen aún habitados.
Ruteros de futuro; cercanos.

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SEXO
“tras agradabilísima y opípara cena, nos escabullimos. Con
cierta precipitación pone a la vista todos sus encantos -¡defecto
tan común! (su único)-. Alta, rubia, joven, bella, prometedora,
sonriente. ¡Qué mujer!. Besos directos; miradas profundas, llenas,
en sus ojos donde se había condensado el mar calmo. P echos no
grandes pero bien mantenidos, ¡y hechos!. De cadera ensanchada
un poco y, en medio de los muslos, sabroso coño con pelo claro en
tira superior; también, rico culo; uno y otro recibieron abundante
homenaje. Bañerón desbordando espuma -¡vida!-, cariño,
disponibilidad. Se la enchufo en su linda boca directamente, y en
cuanto estuvimos de pie, mojados, le doy la vuelta y se la endiño
entera, desde atrás, con un meneo al que pronto, complaciente y
apasionadamente, se amoldó. De las mejores jodedoras que me
he jodido en mi vida de jodienda. De frente, desde atrás, de
lado, encima, cruzada, me la penetré a gusto durante cerca de
¡3 horas! sin arriar bandera en ningún momento. ¡Disfrutábamos!.
Goce total, absoluto, pleno. Tras tanta y tanta excitación, con
tanto frotamiento mecánico, viéndome en los espejos, el espasmo
final fue de los más intensos de toda mi puta vida, ¡hirviente!,
copioso, casi haciendo daño de tanto gusto, prolongadamente”.
Es un extracto de notas tomadas, prácticamente a pie de
cama, por quien todo lo escribe, durante la pasada temporada.
Son sexo, “per se”, en estado puro. ¡Qué gustazo!. Y aun así, el
sexo no es más que otro ensayo (de la Naturaleza).
El ensayo sexual se insinuó un millar de millones de años
atrás. A la mitad de ese tiempecito, en la gran explosión de vida
evolucionando el dimorfismo sexual. Los seres unicelulares más
primitivos que desarrollaron núcleo, los eucariotas, cambiaron la
partenogénesis por la heterogamia.
La reproducción asexuada de los protozoarios, de cada
individuo, la escisión de uno en dos, no es más que la prolongación
del crecimiento; el “nuevo” individuo, tendrá siempre la misma
combinación genética de su progenitor (salvo mutaciones). De la
fisión se pasó a la fusión, esbozo de reproducción sexual; las

799
células o gametos que se unían, en principio idénticos, se fueron
diferenciando en tamaño, resultando unos grandes y poco móviles
(macrogametos, óvulo) y otros pequeños y muy móviles
(microgametos, espermatozoide). Cuando las hembras de cada
especie (con el tiempo, mucho, muchísimo tiempo, reptiles, aves
y mamíferos) monopolizaron los óvulos, se hizo precisa para
fertilizarlos la cópula, lo que hoy tomamos por sexo.
Al separarse uno (fisión), da origen a dos seres; al juntarse
dos (fusión), dan origen a uno. La cópula primitiva, celular, venía
a ser un tipo de canibalismo, un impulso nutritivo; en la isogamia
no se discernía macho ni hembra, en la isofagia ya hay
apareamiento sexual, dónde “joder” es sinónimo de comer –
sexualmente, seguimos usando la expresión “te voy a comer”-. El
precio fue la muerte, que fisiológicamente hablando aparece con
la reproducción sexual; en los organismos superiores,
multicelulares, las células somáticas perdieron la facultad de
engendrar células sexuales, y por ello mueren llevando,
finalmente, también a la muerte al organismo que conforman. La
muerte es el sobrante de la Naturaleza.
En el feto, el tejido en torno a la membrana urogenital
dará origen a genitales masculinos o femeninos, orientación que
determina el gen FDT del cromosoma Y. El gen “F .D.T.” es el
“Factor Determinante del Testículo”; si no está presente, la gónada
se desarrolla como ovario. Por tanto, aunque cada célula y cada
órgano tengan su propio sexo, es el ovario (la “base”) o el testículo
(la “excepción”) el que determina el de la generalidad,
homogeneizando. Más adelante, sus segregaciones hormonales,
prolactina y testosterona, respectivamente, harán emerger los
caracteres sexuales secundarios.
La reproducción sexual, permitió las combinaciones y las
variaciones genéticas, al tomar un cromosoma de cada progenitor
(biológicamente, lo que permitió fue eliminar más fácilmente las
mutaciones nocivas); por ello se extendió mayoritariamente, pero
no universalmente, ya que sigue habiendo especies asexuadas y
especies con ambas opciones. El hermafrodismo –el del hijo de
Venus (Afrodita) y Mercurio (Hermes)-, óvulo y espermatozoide
en el mismo individuo, no se da (sólo aparentemente, raramente,
con genitales externos intermedios) en mamíferos, pero se

800
conserva en muchas plantas y una parte de vertebrados. Incluso
el instinto sexual existe independientemente de la fusión de
parejas: los batracios se rozan pero sin cópula, y algunos peces ni
eso –ellos se lo pierden-.
Llegados, a saltos, a la actualidad, cuando identificamos
sexo con coito o concúbito, ¿sabemos dónde radica el sexo?, ¿qué
genera las conductas y sentimientos sexuales?... hay evidencias
de que el centro sexual es el cerebro, concretamente el
hipotálamo (uno de los mayores estudiosos del tema, Simon Le
Vay, tiene un libro de divulgación con ese título: “El cerebro
sexual”). La precocidad sexual va casi siempre aparejada a la
inteligencia. Las mujeres tienen los dos hemisferios cerebrales
mayormente interconectados, aunque modernamente se haya
querido poner la clave de su sexualidad en el clítoris (el cual, lo
poseen todas las mamíferas), por muchos confundido con el tan
buscado punto “G” (punto Grafenberg), que es un área sensible
del interior de la vagina, para llegar al cual es precisa la ruptura
de una singularidad, el himen (desconocido por los griegos los
médicos del s. XVI aún lo tenían por una rareza).
Ya que estamos con ellas, prosigamos con las mujeres. En
el resto de mamíferos, las hembras conocen raramente el orgasmo;
en la raza humana, no tanto –ni tantas- como quisieran. El orgasmo
múltiple (dos, ¡o más!, seguidos) no es infrecuente, ni que tengan
una especie de eyaculación durante ellos. Simultáneamente,
pueden llegar a vibrar clítoris, vagina, uretra, útero, ano y
pezones; su plenitud está en la treintena. Con la lactancia, algunas
alcanzan sensaciones por ese estilo. ¡Se lució Plinio al calificarlas
como sexo débil!. Estadísticamente, son menos las hembras
homosexuales que los machos, si bien lo elucubran más en sus
fantasías; no obstante, se sabe que practicando el lesbianismo,
tribadismo o safismo, llegan rápidamente al clímax. También
existen menos mujeres bisexuales que hombres. ¿Supera la
satiriasis a la ninfomanía?. El complejo de Electra, del que se
habla poco, es tan frecuente –y natural- como el más popularizado
de Edipo. Una mujer, Esther Vilar, alemana, le dio, razonadamente,
la vuelta a todos los tópicos de la supremacía de los sexos con su
famosa trilogía “Varón domado”, “El varón polígamo” y “Modelo
para un nuevo machismo”.

801
La mujer , jode con uno; el hombre, durante tal acto, se
proyecta como jodiendo a todas. V amos con ellos, con los del
“”planto hóminem”, a pesar de las apariencias y
convencionalismos, corrientemente cornudos y apaleados, como
está acuñado en el cuento 7º de la jornada 7ª del “Decamerón”.
Su principal preocupación, tener la picha grande, no influye en
las probabilidades de que su compañera oponente tenga un
orgasmo durante el coito –aún así, ¡lo que gusta!-; los cojones (el
derecho mayor y el izquierdo abajo) sí tienen relación
directamente proporcional con el número de espermatozoides
producidos (millón arriba millón abajo sobre 300.000.000 por
eyaculación). Ya que está tan en boga el invento del médico de
Carlos II de Inglaterra, conde Condom, sépase que aunque el
volumen eyaculado no disminuye, si cambian las pautas rutinarias
sexuales (no en la mujer). También en boga “salir del armario”,
es escasísimo el orgasmo anal (lo mismo en la mujer). Puede haber
orgasmo sin eyaculación. Que sea proclive a la infidelidad, tiene
una buena disculpa biológica: la capacidad de dar origen a más
crías que las hembras.
Algo determinante entre hombre y mujer, recientemente
considerado y de alta significación. En todos los demás primates,
la vagina tiene la misma dirección que el útero, por lo que la
penetración es ineludiblemente desde detrás, “a tergo” o “more
ferarum”, que decían los escolásticos. Sin embargo en la especie
humana se dirigió hacia delante, formando ángulo recto con el
útero. Consecuencias: podemos copular de frente, y aunque el
parto se ha dificultado, ello lo convirtió en acontecimiento social.
“Maude entra ligera: se desabrocha despacio. Le doy la
vuelta y la aprieto contra mí.Alza una pierna para dejarme entrar
.
Nos miramos en el espejo. Está fascinada. Le levanto la bata por
encima del culo para que pueda verse mejor . ¡jódeme!, ¡jódeme!.
No espera a que se la meta: la coge y se la coloca ella misma, sin
dejar de mirar al espejo. P asa la mano por debajo y juega con
mis huevos; da muestra de mayor desvergüenza. Se la metí tan
adentro, que tuve la sensación de haberla enterrado en un lecho
de mejillones. Después un gemido, un espasmo, una mirada
enloquecida y torturada, como si su cara estuviera bajo un espejo
machacado por un martillo. Volvió a correrse, como un acordeón
que se desplomase sobre un pellejo lleno de leche. Me puse a

802
meterla y sacarla lenta y furiosamente. Seguía sin parar como un
Uggernaut. Moloch follando a un bombasí. Organza Fritanga. El
bolero a estocadas directas. Era joder hasta la parálisis”.
Es un extracto entresacado de “Sexus”, que Henry Miller
continuaría con “Plexus” y “Nexus” para completar su trilogía de
“La crucifixión rosada” antes de emigrar de U.S.A. a París, donde
daría comienzo a otra: “T rópico de Cáncer”, “T rópico de
Capricornio” y “P rimavera negra”. Las diferencias con la
introducción de la parte primera resultan evidentes.
El término sexo. “sexus”, lo introdujo como tal Cicerón.
De aquella, y antes, Eros era la fecundación universal, anterior a
la mayoría de dioses y diosecillos que ya en tiempos de R oma (y
Grecia) lo relegaron; aunque sigue siendo el concepto –
representación utilizado genéricamente (Cupido, más concreto y
platónico), eran sus sirvientes Himeros y P otos los que
personificaban los deseos amorosos. Corroe más el deseo que el
sexo, pero lo que mayormente corroe es el sexo con deseo.
Amantes y amados, erastas y erómenos, han incidido, a veces
decisivamente –individuo dirigente por encima de la nación
dirigida-, en el devenir histórico.
El desarrollo cultural requirió la casi total coerción de los
instintos. Imposición religiosa con restricción sexual, han sido los
dos principales ingredientes de la fórmula utilizada, del brebaje
hecho beber tanto a chinos como egipcios, a franceses como
australianos. No obstante, en todas las épocas estuvo también
bien vigente el dicho de que la jodienda no tiene enmienda.
Convertido en artículo de consumo más, el básico, de los que te
venden –como el microondas- aunque no lo quieras, muchos
especímenes ya pueden ser nominados como “homos eroticus”.
Esa hipersexualidad que nos golpea desde que nos
levantamos hasta que nos acostamos -fármacos incluidos-,
provoca una super agresividad, con base hormonal, que está en
los cimientos de la violencia social, tanto así, que para muchos
acólitos, voluntaria o involuntariamente, es ya un estímulo
imprescindible.
El científico R obin Baker, tras lustros de trabajos y
colaboraciones, ha popularizado con “Batallas en la cama” una

803
nueva visión académicamente apoyada, del conflicto sexual.
Afirma que “todas las mujeres vivas de hoy en día son
descendientes genéticas de las cautas entre sus antepasadas”, y
“todos los hombres… de los que se condujeron con más urgencia”.
Estadísticamente, todos contamos con bastantes probabilidades
de tener como antepasados alguna prostituta y/o un violador .
Como selección de opción de pervivencia reproductora, tanto
violación como prostitución resultaron biológicamente adecuadas
–explicar los porqués sería largo, para eso están los libros
monográficos, aquí, simplemente insinuamos-. Otro fijo del árbol
genealógico de todos, parece ser un homosexual.
No con exclusividad, pero el homosexualismo, y siempre
más el masculino que el femenino, se ha detectado, sobre todo
en condiciones de cautividad, en varias de las otras especies
animales, incluida la de los simios antropoides. Para información
al respecto se sigue recurriendo al tan citado informe deA. Kinsey
(a quien la Fundación R ockefeller retiró de aquella la ayuda
económica). Es rasgo de familia, hereditario, propender a ser
zurdos y, dicho absurdamente claro y fácil, de lo que carecen es
de las células cerebrales necesarias para sentirse atraídos por el
otro sexo. No siendo, en modo laguno y a pesar de su
particularismo, “anti-natura”, el motivo de ser tan condenado
hasta hace poquísimo en Occidente (no en Oriente), hay que
buscarlo, como tantos otros, en el substrato judaico del
pensamiento cristiano: al retornar allá por el siglo VII antes de
Cristo del cautiverio de Babilonia, se estigmatizó como seña
identificativa nacionalista para diferenciarse de sus vecinos
condenando conductas hasta de aquella compartidas.
Y entre heterosexuales, y de cara a perpetuar la especie,
que es lo que desde los púlpitos se indica, R. Baker escribe que
“un episodio sexual es, de hecho, una contienda entre el hombre
y la mujer . En primer lugar , si el cuerpo femenino no está
interesado en un orgasmo durante el acto sexual, el hombre no
puede forzar ese orgasmo, por mucho que lo intente”. ¡Ahí queda
eso!. Dichos orgasmos son más posibles durante la fase de
estimulación –a las que tengan la suerte de que se la hagan, y
bien-, aunque siempre queda el (casi) indetectable fingimiento –
en su mayoría, mal que nos pese a los tan machos-. ¡A joder, que
son dos días!, pues la media es de ¡500! “polvos” para una

804
fecundación (que a su vez, no siempre concluirá con concepción).
Apenas el 1% de los espermatozoides son fértiles, el otro 99%
está para impedir otra fecundación –por el butanero, por ejemplo:
comprobada, internacionalmente, una tasa del 15% de “no
paternidad” (en aves aparentemente monógamas, se ha llegado
al 30%)-, impedimento por muerte o por bloqueo. Como todo lo
que se come, el espermatozoide, cuanto más fresco, mejor;
masturbarse es bueno (aunque la eyaculación, incluso con la
manipulación por hembra, es distinta). La carga se autorrenueva
en 12 horas; los óptimos para los que quieran tener hijos, con
menos de un día, y el chorro idóneo unos cuantos segunods después
de que la oponente haya llegado al clímax. Ánimo; es posible.
Hasta un filósofo como F. Savater reflexiona que “el placer
nos viene impuesto por nuestro condicionamiento psicobiológico
(podemos refinar nuestros placeres, pero no elegirlos). A fin de
cuentas siempre se tratará de una afectación patológica (algo
que padecemos porque se nos impone). Oportuno distinguir entre
satisfacción –acto de colmar la urgencia de una necesidad- y
placer; el placer trasciende siempre la satisfacción, aunque parta
de ella”.
Y no pasarse. No dejarse dominar por la publicidad, el
ambiente, las amistades peligrosas, ni por una mujer , ni por un
hombre, ni por uno mismo. Aunque ya dijo Erich Fromm que “no
sólo atrae lo no permitido, sino también lo imposible”, no pasarse.
La línea divisoria, también en sexo, es naturalmente matrilineal:
la hija de la hija de la hermana del padre (o sea, la nieta de la
tía, la prima segunda) para el hombre, y el hijo del hermano de
la madre para la mujer (no hija de hermano con hijo de hermana).
Colores castos (azul, rosa, blanco) también seducen; son
sexualmente repelentes el amarillo, el verde, el gris. Quien ingiere
vinagre, se torna pálido.
Según Bronislaw Baczko, el término no aparece hasta 1.859.
No se puede tratar este tema sin incidir en Freud. Él
patentizó el trasfondo sexual de toda conducta, aunque sin llegar
a la monomanía de su antiguo discípulo R eich (como tantos, huido
de Hitler; como tantos, reñido con su maestro, que siempre
antepuso lo profesional a lo personal), que acabó en un manicomio
–prisión en U.S.A.. Sigmund Freud (1.856-1.939) había recibido el

805
generosísimo sostén de la Sociedad de Psicoanálisis de NuevaYork
(¡100.000 $ de 1.927!), pero cuando escapó por poco de los nazis,
su destino, ya marcado por el cáncer facial que lo consumía, fue
Londres. Con él, como enfermera y colaboradora –pactaron un
trato desprovisto de sentimentalismos-, su hijaAnna, inicialmente
maestra y después considerada como la fundadora del psicoanálisis
infantil.
No es lo mismo sensualidad que sexualidad, aquella más
amplia, como lo es la libido con respecto al sexo; tampoco se
debe identificar lo sexual con lo genital. El instinto de
contractación, la necesidad de contacto epidérmico, traído desde
la bolsa uterina, ansía la emplexión, el abrazo, y de ahí se puede
ir avanzando, mejor o peor, por unos medios u otros, en diversas
compañías o soledades, hasta el alivio espasmódico de los órganos
genitales, la detumescencia. Tal itínere es saltado por las
directrices modernas, que parecen reducir la sexualidad al
espasmo, como la vida en general. Mejor lo expresaba el vienés
ya en 1.910: “Para los antiguos lo importante era el instinto mismo
y no, como para nosotros, el objeto”.
Del útero a la teta; ¡cómo se añora! –es normal la obsesión
masculina, pues la mujer ya tiene ese primer objeto del deseo de
todo ser humano-. El beso; el comer. Y lo que se come se caga. La
masa fecal, displaciente para la mayoría de los adultos pero no
para los niños, no carece de contenido erótico -¡que se lo digan a
los estreñidos!-; ninguna parte del cuerpo, ni siquiera los órganos
internos, es propiamente histerógena. La caquita es la primera
prueba del cariño del niño, que se transformará en signo de
rebeldía (el significado que viene a tener esa misma marca que
algunos ladrones dejan en el lugar del delito). P ara Freud, “la
valoración del dinero ha traído a sí el interés psíquico
primitivamente orientado hacia el excremento”. Ya en Babilonia
se tachaba al oro de estiércol del infierno. “Orden, economía y
tenacidad, son los resultados directos y constantes de la
sublimación del erotismo anal”. Esas asociaciones subconscientes
siguen aflorando a la primera de cambio: cuando nos dicen que
alguien tiene mucho dinero, exclamamos de inmediato ¡que lo
meta en el culo! –mi abuala materna, en ingeniosísimo rasgo
impropio de ella, siempre decía: que lo meta donde cabe todo-.

806
La aplicación del método terapéutico catártico que Breuer
había comenzado a practicar, llevó a la constatación de que los
neuróticos (estreñidos crónicos) conservan su sexualidad en estado
infantil o han retrocedido hasta él. Origínase una excitación sexual
en todas las emociones intensas, aunque presenten un carácter
penoso. Cada vez a más, semeja que aquello que no contenga el
ingrediente de la morbosidad no excita, no vende. “La constitución
congénita de los histéricos y de los perversos se caracteriza por
la primacía que adquieren sobre la zona genital las demás zonas
erógenas”. La conducta primitiva general implicaba disposición
a las perversiones; las diversas conductas sexuales sociales
posteriores, son consecuencia de inhibiciones psíquicas cuyo
precio, mayor o menor , con intereses elevados o reducidos,
tenemos que pagar.
Macho y hembra son antagonismos desfasados y
biológicamente inadecuados. Hay individuas con predominio de
masculinidad e individuos con predominio de feminidad; cuestión
de hormonas. El conflicto entre esas tendencias femeninas –
tenuemente dominantes- y masculinas, presentes en todo el
organismo, es lo que engendra la represión y la producción de la
neurosis. La fijación de la libido convertida en miedo, produce
las fobias; la histeria de angustia evoluciona cada vez más hacia
la fobia. Hay histerias sin angustia y también meras histerias de
angustia. Los niños muy nerviosos es más que probable que
padezcan una angustia cualquiera o muchos temores angustiosos
a la vez, en casos causados por los propios padres.
Hablando de histeria, es preciso hacer un inciso filológico
en este tema fisiológico. En la calle e incluso los médicos, hablan
de hombres “histéricos”. Ello es etimológicamente imposible, pues
el “histerión” griego era la matriz; ya que los hombres no tenemos
matriz, no podemos estar histéricos. Por tanto, el histerismo como
enfermedad, como estado de excitación o, en tercera acepción
no académica, “el follar poco” –”mal follado (-a-), cuando afecta
a un macho, debe y tiene que ser calificado con su término
correspondiente, que sí existe como tal en el diccionario de la
lengua española pero por nadie se utiliza: padrejón.
Término médico sólo por ellos utilizado es algolagnia, ya
sea activa o pasiva. La activa se identifica con el marqués –parece

807
que sólo conde- de Sade (1.740-1.814), de vida tan disoluta que
incurrió en delitos purgados con 27 años en 11 cárceles, tanto
monárquicas, como republicanas o imperiales, hasta morir en un
manicomio. La conciencia de culpabilidad, según Freud,
transforma el sadismo en masoquismo, algolagnia pasiva a la que
Krafft-Ebing colocó bajo la férula de Sacnher Masoch (1.853-95),
de vivir agitado pero dentro de las normas (fue profesor
universitario). Tanto Sade como Masoch tuvieron fama en vida,
esposas enamoradas, amantes entregadas, sirvientes fieles y varios
hijos (a uno de los de Sade, militar y escritor como su padre, lo
mató la guerrilla española). Aunque real, nos cuesta imaginar la
escena de un Aristóteles a cuatro patas, sujetando unas bridas
con la boca y relinchando de placer bajo los latigazos de una
cortesana que lo cabalgaba e insultaba.
Cada uno(-a), a su manera. Lo dicho, a joder –y comer , y
beber, y ver…- que son dos días (…y uno nublado).

808
SINHAYA
Alborea la primera semana del tercer año delsegundo
milenio, cuando Raphael de Erizana y Paulo de Mougas enjaezan
sus alazanes para cumplir la común promesa hecha a Cicelij de
Saraquistah.
Los tres, vividores y estudiosos, desprendidos y prudentes,
considerados pero olvidados, habían coincidido durante las
agoreras fechas del cambio milenario en Toledo. Figones y
bibliotecas, criptas y lupanares, iglesias y posadas, habían
soportado sus inquietudes materiales y espirituales, sus riñas y
estudios, sus razones y desvaríos.
El hebreo, “medicina de Iaveh”, gozaba de los frutos de la
usura practicada por el padre de su madre; el cristiano, homólogo
de uno de los lapidadores del protomártir Esteban, prosperaba
bajo el manto de su iglesias; el árabe, de cuyo patronímico no se
sabe el significado, era primogénito de una de las primeras familias
que cruzaron el estrecho, además de poseer la confianza y la
protección de su señor.
Eclécticos y escépticos, no dieron mayores oídos a presagios
y profecías cuando el fin del primer milenio, pero sumergidos en
vinos e hidromieles, el judío y el nazareno adquirieron con el
musulmán el compromiso que ahora les llevaba a iniciar un
peregrinaje que duraría once semanas.
Dejaba el erizano las prebendas de su puesto de
administrador del preboste laico de la ribera extrema miñota,
Benigno de Buño, conde de Gondomar . Abandonaba el mougano
las no menos codiciadas de tenedor del emergente monasteri de
Oya, fruto de la semilla plantada a orillas del mar por eremitas
ya casi olvidados; Gonzalo de Oya sintió la pérdida de su báculo.
Cientos de leguas al éste, el saraquistano había cumplido
rigurosamente su parte enviándoles el salvoconducto del emir ,
que junto con la bula del arzobispo compostelano, Antonio de
Albavilla, les resolvía la parte del periplo que se puede considerar
burocrática.

809
El resto de la logística de la problemática andadura, se
pretendía cubrir con dieciséis patas y dos piernas. Una mitad de
las patas correspondía al género equino, la otra mitad al perruno;
las dos piernas, a la misma persona, Alipio, algo así como el
escudero encargado de bestias, personas y pertrechos y trebejos
que se apilaban sobre la mula que caballeros y canes siempre
protegían con absoluta prioridad.
Alipio había criado los poderosos alazanes atigrados y los
dos no menos poderosos podencos; su caballo, salvaje de la sierra
de la Groba, él lo había capturado, y aunque no llegaba a la gran
alzada ni al porte de los de sus amos, no le iba a la zaga en
resitencia. La acémila fue cedida por los monjes llegados de
Francia.
Raphael y P aulo manejaban espadas y dagas con la
suficiente destreza y eficacia; Alipio, no mucho menos salvaje
que su jamelgo, descendiente de los antiguos grovos como él,
donde ponía el ojo solía poner la saeta de su ballesta; el mastín
leonado y el “toro” acostumbrado a luchar contra osos,
aumentaban la capacidad disuasoria del grupo con sus collares
de púas.
Tras los fastos de la natividad y el aninovo, sin esperar
epifanías, los nueve componentes del grupo se pusieron en camino.
La primera semana, se despidieron de su querido mar para
buscar el amparo de las no menos queridas piedras romanas de la
augusta Lugo. Siguieron hasta el grandioso monasterio de Samos,
cuyo abad mitrado, don Mauro, les había solicitado apuntamientos
sobre los textos neoplatónicos cuyo privilegiado acceso tuvieran
en tierras castellanas. La tercera, calaron las primeras nieves
subiendo hasta el santuario de la transubstanciación del Cebrero,
donde los lugareños habitaban todavía en cónicas pallozas pétreas
dejadas por los celtas. Otra más hasta la feraz Bergidium, regada
por el Burbia y el Valcarce, ya villa franca. Principiaron la quinta
retomando contacto con más nieves, entre desnudos pomares.
En Astorga, volviéronse a maravillar ante los restos de sus murallas,
si no comparables a las lucenses, sí superiores a cualquier otra
que conocieran. En la séptima, apreciaron los primeros arquitrabes
delo que se pretendía catedral. En Carrión, gozarían de la pródiga
hospitalidad de sus condes –y de las criadas de los condes-. A la

810
octava, compararon basas y contrafuertes de la futura catedral
burgalesa con los vistos en la leonina. Briviesca les sirvió para
reponer las muy mermadas viandas (ostras y arenques ahumados,
há tiempo desaparecidos). Décima: Calahorra, Ejea,…
El día previsto, a la hora prevista, estuvieron en el lugar y
circunstancias previstos. Su amigo y compadre Cicelij los esperaba,
también, cumplidor. En el momento del equinoccio de primavera,
hora septa, se sumergieron en las gélidas aguas del Ebro,
exactamente como lo habían hecho en el último solsticio invernal
del milenio fenecido en las no menos gélidas del Tajo.
Complejos cálculos astrológicos los habían llevado a la
común conclusión de ser aquella la fecha más propensa a que el
trío viera cumplidas sus más profundas esperanzas, y que esas
datas serían propicias, principalmente, para uno de ellos.
Y allí se afincaron, bajo la directa protección del emir
Suiham y la privanza de su hijo Mundir. Cambiaron cotas de malla
y estameñas por sedas y damascos, dejaron el tasajo por azúcares
y almendras. A veces, alguna de las treinta y cuatro concubinas
del señor de aquellas vegas (tenía, asimismo, dos esposas: la
madre de su heredero y la muy joven)les servía las infusiones
muy hirvientes con aroma a hierbabuena; al de Erizana se le iban
los ojos detrás de una cuyo velo dejaba adivinar cabellos del todo
rubios y ojos que parecían querer contrariar sus orígenes eslavos,
del Mar Negro –su nombre: Valeria-.
En una de tantas partidas cinegéticas, se vieron
sorprendidos por una numerosa partida de forajidos montaraces.
Cicelij perdió su vida defendiendo las de Suiham y Mundir; éstos
debieron las suyas al arrojo del cristiano y del judío.
El emir , entre las afiligranadas yeserías de la sala de
audiencias de su alcazaba, ante todos los notables, dijo a sus
huéspedes que podían pedir lo que quisieran, que les sería
concedido. P aulo fue investido como Justicia Mayor , con
jurisdicción sobre moros, cristianos, judíos, mozárabes y moriscos.
Cuando el emir le rogó a Raphael que expresara sus deseos, de
los labios de éste sólo surgió un nombre: Valeria.

811
En adelante, ya no aparecen más reseñas sobre alguno de
ellos en el tombo del imperial y real monasterio de Santa María
de Oya.
V arios de los personajes –incluidos los de cuatro patas- y
hechos mencionados, son reales. El viaje se realizó en once horas.
Erizana –con cambio de ubicación- es la Bayona actual; Sinhaya
(o, también, saraquistah), es la denominación islámica de la
Zaragoza de hace un milenio.

812
“S N O B”
La suma de enanos, nunca dará un gigante.
La expresión inglesa “snob”, no ha pasado a la lengua
española más que como etimología (“esclavo de la moda”) de
esnobismo, a lo que define como exagerada admiración por todo
lo que es de moda. No deja de ser cierto, aunque parcial, pues la
moda, como signo externo, aunque sin pasar de ahí, también
refleja esa ansia imitativa del que no sabe, del que no puede, por
lo que en su fuero interno conoce como superior . La progresiva
sustitución del frac por el chaqué, por el esmoquin y por la
chaqueta (de tela y de punto), marcaría bastante bien ese camino
de intenciones, para unos diferenciador, para otros asimilatorio –
sólo de la corteza, no de la pulpa-.
Cuando los primero censos ingleses, junto al nombre de
los simples burgueses aparecía la abreviatura “s. nob.”, sin
nobleza, “sine nobilitas”; aunque para entonces ya se le daba un
sentido restricto indicativo de nacimiento o gracia, de simple
privilegio, con mucha anterioridad más que nada obligaba, llevaba
implícito el arte de obedecer , no en sentido de sumisión servil,
sino como signo de nobleza que confiere a quien lo ostenta el
derecho de disfrutar de la estima más elevada. Aun la primera
acepción académica es de “preclaro, ilustre, generoso”.
El héroe, más alla –o más acá- de su derivación mitológica,
era el señor , el protagonista, el personaje; tener señorío es
propiamente poseer dinidad, pero llevando aparejada la carga
de ser y de mostrarse digno, de tener capacidad. Los gestos, nunca
deben (debían) substituir a los actos.
Donde la capacidad no ocupa el primer lugar , no hay
auténtica aristocracia, afirmaba Aristóteles. Se puede ser noble
sin pertenecer a la aristorcracia, y un aristócrata no tiene por
qué ser noble en su sentido más estricto, pero en los albores de
las organizaciones sociales sí estaban unidas ambas
características, con el grado de cualidades.

813
En Laconia (Esparta), el grupo aristocrático de los periecos
era conocido como “kaoli kai agathoi”, los hermosos y buenos.
Aristócrata, “aristos”, sólo era el mejor, los mejores. Los que no
constituían más que número, la “infra classem”, proletarios, eran
personas que sólo valían para tener hijos (“proles”). El patricio,
era “patrono”. El término eupátrida, ya posterior, vino a indicar
“bien nacido”, los poseedores delas mejores tierras, las siete
familias principales de Atenas.
Tanto Platón como Aristóteles eran poco proclives al
régimen democrático, aquella “Isonomía”, isonimia, de igualdad,
uniformidad o semejanza. Por contradictorio que pueda parecer,
la democracia la trajo la tiranía, pues en la antigüedad fue
tradicional la política tiránica de hostilidad contra los ricos, y los
primeros “partidos demócratas” eran de aristócratas menos ricos
que buscaban el apoyo numérico de la plebe para convertirse en
más ricos. Fue ya muy a finales del siglo V a.C. cuando una nueva
constitución ateniense acertó a combinar elementos oligárquicos
y democráticos, tipo mixto que a través de P olibio llegará a los
romanos y que constituirá el modelo utópico de todo el mundo
antiguo. Así se fue acabando la Noocracia, el gobierno de la aptitud
(natural), que en algunos poquitos lugares hasta casi había llegado
a ser Pedantocracia (gobierno de los profesores).
La aparición de la tiranía (los tiranos casi todos procedían
de la aristocracia terrateniente) trajo un mal mayor , pues
casualmente o no, coincide con la generalización de la moneda.
Con anterioridad, el dinero fue solamente un medio de cambio,
no un índice de riqueza (medida únicamente en bienes naturales
materiales); así, el antiquísimo talento, unos 29 quilogramos de
cobre, equiparado en su origen al precio de un buey , tuvo su
forma (la de la piel), y era más bien para su uso, para su
transformación en útiles en vez de para acumulación. Muy
posteriormente, en la misma Roma imperial, los senadores tenían
de modo específico prohibido el enriquecerse mediante comercio
o actividad manual.
La democracia es nada más que un ntento de que sólo una
minoría quede descontenta. Ni nacemos, ni vivimos, ni morimos
igual; ni tampoco, a qué mentir , nos lo sentimos. Sólo hubo
auténtica democracia cuando todos eran aproximadamente igual

814
de fuertes, cuando todo miembro masculino adulto del grupo era
guerrero; entonces, en la asamblea del pueblo –”populus”
significaba fuerza armada de la comunidad-, en el Ágora, cada
hombre podía tomar la palabra. Arístocles (“excelente y
renombrado”) se ganó su apodo de “Platón” (ancho) en la palestra
deportiva y el campo de batalla, y no fue en su juventud menos
admirado y considerado como atleta y guerrero que en su madurez
como filósofo y dialéctico; no se daba aún tanto lo que tanto se
da ahora, verbocarcia. El orden, según Solón, consistía en el hecho
de que el pueblo obedezca a los gobernantes, y que los
gobernantes obedezcan a las leyes. T irano derivaba de “tirra”,
fortaleza. El de fuera, el meteco, era literalmente un
“coninquilino”; el esclavo gozaba de cierra protección de la ley,
y podía obtener, por gracia u onerosamente, su libertad pasando
a liberto; de aquella, ni siquiera a los politicastros más radicales
les pasaba por la cabeza otorgar, pedir el voto a metecos y libertos.
Unas conductas recogidas por Indro Montanelli en su
amenísima y documentadísima “Historia de los Griegos”, nos
pueden ilustrar. El tirano siracusano Dionisio –más apropiadamente
déspota: en algún otro lugar se explica lo diferente- condenó a
muerte al filósofo pitagórico Fincias, el cual le pidió un día para
ir fuera de la ciudad a ordenar sus asuntos, quedando como rehén
su amigo Damón; cuando va a presentarse en plazo a Fincias,
pidió humildemente ser admitido en la amistad de ambos. Dionisio,
despiadado pero instruido, moriría festejando que una comedia
suya obtuvo un primer premio enAtenas, pero como poeta no era
tan bueno, al menos no se lo parecía a otro poeta, Filoxeno, que
comía en la mesa real y aun encima lo criticaba, por lo que su
“colega” lo condenó a trabajos forzados en las minas; liberándolo
luego, ofreció un gran banquete en honor a Filoxeno y al final
leyó unos versos invitando al invitado a juzgarlos; éste, se levanta,
hace un signo a la guardia, y dijo: “llevadme a la mina”.
“La libertad no se define, se ejerce: no es una idea, sino
un acto”. Difícil es que la verdad esté mejor desnuda, que con
perifollos. “El azar, en la historia, se llama “libertad” (Octavio
Paz). La verdad parece preferir a quien mejor la adorna.
El heredar la fortuna los hijos reconocidos por vía paterna,
facilitó la acumulación de riquezas familiares, en detrimento tanto

815
de la fortaleza del individuo como del grupo. Advino el Estado.
Fue el germen de la nobleza hereditaria, desnaturalizadora, cuna
de la aristocracia degenerativa que en el argot francés
revolucionario –”aristoffe”- llegaría a ser sinónima de sífilis. En
Alemania (s. XVI), el “Bundschuh” era la asociación laboral secreta
de los “zapatos con cordones”, que distinguían a los siervos de
los amos, que utilizaban hebillas –quien escribe, sin idea de esto,
dejó de usar cordones cuando tenia dieciséis años-.
Entreépocas delas del párrafo anterior, hubo una corriente,
mal entendida, mal aplicada, que pudo ser un retorno –imposible,
como todos los retornos, por mucho que nos ilusionen- a un estado
estatal más auténtico. La fisiocracia (no como corriente
económica) hubiera sido el “poder de la Naturaleza”; de un
fisiócrata, Quesnay, es el famoso lema que siempre se cita
incompleto: “Laissez faire, laissez passer , le mande va de lui-
même”.
Y, pero, todas las corrientes desembocaron en el mar sin
vida actual, en nuestras generalizadas marismas contemporáneas,
la sociedad del “tanto tienes tanto vales”, sin apenas importar lo
que eres, cómo eres. El mundo en que vivimos está aquejado de
pleonexia (manía de lo superfluo).
iPdamos, al menos, a los que maldirigen –incapaces de tener
nobleza-, un poco de dilección, algo de voluntad honesta. Loanza
a quienes –escasos- conservan prez (honor , estima,
consideración,… opinión, excelencia). Que cuando poco, lo que
reste de nobleza sea dar una oportunidad –recuérdese, lo del
lubrigante, no sé si ya contado o por contar-; que por pocas
probabilidades que queden, siempre reste alguna posibilidad.Así
sea.
La suma de partes, no da un todo.

816
SOBRINAS
Sobrinas mías:
Acabo de releer la única carta que os he escrito, y por la
fecha me he dado cuenta que el Día de Difuntos –vaya efemérides
para dirigirse a quien acababa de nacer- se cumplirán ¡12 años!
(desde luego, si mis escritos llegaran a estar cotizados algún día,
nadie se iba a enriquecer con el “Epistolario”).
Me ha gustado -¡ojalá alguien me hubiera escrito así a mí
en la niñez (sabéis que no hay por qué ser modestos –ni lo contrario,
presuntuosas-) -. Más significativo es que también, en su momento,
haya gustado a vuestra madre, tan difícil d contentar y tan acerba
en los juicios sobre su hermano. Y a más, todo un cronista oficial
con vertiente practicista (es director de banca) llegó a asegurar
que sería el libro de cabecera de sus hijos.
V olviendo a bordear la inmodestia pero sin caer en la
presuntuosidad, o aseguro que si os atuvierais a la mitad de las
conductas allí aconsejadas, partiríais con un bagaje doblemente
superior que el habitual en la carrera de la vida.
En más de dos lustros las destinatarias habéis cambiado.
Una, ni siquiera existía; la otra, entonces llamada otro -¡cosas de
tu tío!, ¿está a punto de cambiar esa expresión de apertura a la
vida (como la caja de la que emerge) que muestra en la portada
del libro?-, -(¡pocos pueden presumir de algo así!)-. Sois dos,
hermanas, distintas, en aspectos opuestas; escribo a las dos, para
las dos, para la media.
La vida es más que colegio. P or ahora, sin considerar lo
que dormís –bastante: es de familia-, y durante muchos años de
vuestro tiempo. No computéis vuestros aniversarios por exámenes,
no encajéis el año natural en el colegial. La finalidad no es
aprobar; no hay finalidades, hay vivir. Ese finalismo impuesto por
religión –de la que casi os libráis- y por todos –de los que nadie se
libra-, os hace soportar infinidad de veces la pregunta: ¿Qué vas
a ser de mayor?..., ¡pues mayor que ahora, leches!. ¿Qué queréis
estudiar?, os pregunta hasta vuestro tío; lo que queráis, dicen

817
vuestro padres. Con una farmacia de por medio, vuestra madre
os la coloca, según su corta y nada utópica perspectiva, como
imán; seguiríais una parte de la tradición familiar como tenderas
distinguidas. La investigación, pura, por sí misma, de lo que sea,
desde la antropología a la sociología, de la química –ya hay un
Seoane en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas- al
cerebro, sería mi opción si os la pudiera y quisiera y supiera
imponer.
En vuestros estudios, tenéis y tendréis compañeros que
por el trato continuado lo serán también fuera de la esfera
estrictamente educacional. Sería de desear, aunque difícil en la
práctica, que os relacionarais con otras gentes ajenas a esos
círculos, a vuestro elevado nivel -¡no todos los niños y adolescentes
disfrutan de habitación propia, piano, sirvienta y hasta barco!-;
el medio rural, la ignorancia, el dolor
, la miseria, también existen,
pero hay que verlos, tocarlos, olerlos. Nada de cursilería.
Menos ojos y más manos; huid de las pantallas (del televisor
y del computador) en favor de las herramientas, ¡coser!, ¡cocinar!-
; del teclado del piano surgiréis vosotras mismas, del teclado de
la computadora surgirán otros. Libros, muchos libros; tengo más
de un millar esperándoos, deseándoos. Sería ideal que os pasarais
por esa facultad norteamericana donde enseñan a saber leer
(“entre líneas”): no lo que se dice, sino lo que se quiere decir.
Sexo. Drogas. Drogas. Sexo. No van unidos. P ara
desintoxicaros no ibais a necesitar metadona, los ovarios os iban
a salir por la boca a patadas –vuestra madre os curaría las heridas;
¿vuestro padre me defendería en la denuncia que me pondríais?-
El sexo tampoco es finalista, en ningún sentido, ni en el del
placer ni en el de la procreación; no viene, ya vendrá. Cuidado:
no mucho más que en otras cuestiones, pero tampoco menos –
antológico lo de vuestra progenitora: que si aparecéis con un
negro, no iba a poner la foto encima del piano-.
¡Tanto más os quisiera escribir!; pero no es momento; no
estáis preparadas, por los pocos años. ¡Lástima no disfrutéis –
poquísimos afortunados lo han hecho: ya ni se hace en esta época
en que todo os lo dan hecho!, sin responsabilidades algunas.
Añoraréis (objetos, costumbres, actos,…) lo que ahora rechazáis

818
y hasta despreciáis. Es ley de vida. Hay mucho que sólo se aprende
y se comprende con la edad. Sería totalmente inútil gastar papel
o saliva.
Somos una familia corta y , para colmo, voluntaria o
trágicamente acortada. Ya habéis oído el aleteo de la muerte,
tempranamente os ha afectado; ya su obscura sombra se os ha
proyectado brevemente. También por razón de edad estáis,
afortunadamente, exentas de tan siquiera considerar La P arca.
Sin ignorar, ni mucho menos despreciar , vuestra también corta
familia directa paterna, nunca dejéis de considerar lo qué todos
dicen: vuestras primeras fotografías se podrían intercambiar por
primeras de vuestra tía, ¡y las mías!. Si algo os habéis de copiar
de las parcas reuniones familiares, eso es la armonía; no habréis
oído ni un grito -¡ya oímos suficientes nosotros en las generaciones
anteriores!-.
No esperéis ni confiéis, en el patrimonio familiar
. Sin querer
ser agorero, no hace falta dárselas de profeta para temer que os
toque en suerte alguna gran debacle –no tanto a nivel individual
o familiar, ni tan siquiera nacional, como mundial-. Estar
preparadas para las duras y no pretendáis vivir siempre como en
las maduras. Llegarán momentos, aun cuando estéis rodeadas de
otros, en que sólo os tendréis a vosotras mismas, a vuestra
individualidad.
P or la parte que me puede tocar , ojalá os grabéis en la
mente esta anécdota, que tan grabada se me ha quedado –y valió
cuando tuve que cuidar el ocaso de vuestro bisabuelo- desde que
la leí a vuestros años: al viejito de una familia se le caía todo de
las manos, por lo que los hijos le ponen para comer un plato de
madera; días después ven a su propio vástago trabajar un trozo
de madera, le preguntan, y les contesta que está preparando una
escudilla para cuando sean viejos como el abuelito.
¡Aquí estoy!, a vuestra disposición según es mi obligación.
En cierto modo, sin obviar a vuestro padre, soy también cabeza
de vuestra propia familia (algún día, esperemos que no lejano, os
enteraréis que en muchísimas sociedades primitivas, aun
contemporáneas y desarrolladas, el tío materno es el responsable).
¡Ojalá nunca me necesitéis!.
Espero no tardar otros 12 años en escribiros.
Besos.
819
SOMBRA
Está ahí. La intuyo, la noto, la siento, la huelo, la veo, la
temo. No produce ruido, no se anuncia, no susurra, ni se oye, no
parece estar. Es persistente, es etérea, es real, es grande. Se
desliza, se diluye, la escucho. Me espía, la espío. La sombra.
La Sombra. Nadie la conoce, todos la niegan. P resente,
obscena, acechante. Surge sin invocarla, permanece quieta,
desaparece, no varía. No tiene edad, ubicua, no ocupa espacio,
nadie la llama, no conoce. Doliente, sin sentimiento, impertérrita,
temida, todos se esconderían, nadie la ama.
En algún relato infantil, quizá para que durmiera en un día
especialmente revoltoso, tal vez conseja de vieja, o en noche
fría invernal de vísperas de difuntos, junto al fuego, alguien, o
algo, la hizo deslizar en mis oídos impolutos. Llegaba, reptante,
desde la más obscura noche de los tiempos, ancestral,
subterranea, lunar, familiar.
No está, no obstante, en mis primeros recuerdos, en
aquellos que quiero recordar; tal vez aún no tuviera ojos con que
verla, oídos con que sentirla, capacidad para captarla. Cuando
un bebé rebulle en su cunita, estalla en llanto injustificado y no
hay mecimiento que lo acalle, ¿está turbando su limbo la Sombra?.
Jugábamos, tan tranquilos, tan felices, tan inconscientes.
Nos arrullaba el sol de primavera, corríamos, sonaba una
armoniosa musiquilla lejana, brincábamos. Dentro de nuestro
jardín, con mamá (con su libro, el que parecía siempre el mismo
pues le ponía aquella funda de flores lilas) en su mecedora, con
papá trajinando en su abierto escritorio, nuestra sirvienta
cosiendo, el pero lanudo (ya exhausto de carreras) bajo frondosa
sombra...¡y allí estaba!, la ví por primera vez, súbita, como si
creciera del humoso suelo, como si hubiera estado siempre allí
sin percibirla, real, serena, fría, ni siquiera amenazante en este
primer contacto de los primeros años, como si fuera a ser un
compañero más, posiblemente triste, de nuestro juegos, del juego
de la vida aún apenas intuido. El escalofrío fue instantáneo,

820
quizá general, la cuerda del columpio se rompió y la primita salió
despedida, absurdamente lentamente, hacia atrás, hacia su
izquierda, mi derecha; sonó como una rama verde al ser partida.
Estirando la cabecita entre las enlutadas piernas rígidas de mi
padre y mi tío, pude ver como en el hoyo, aun antes de las primeras
paletadas de tierra grumosa, a la cajita blanca la cubrió la Sombra.
Cuando se coló por la puerta entreabierta del comedor ,
aquel segundo encuentro, ya me resultaba familiar; cuando mi
padre se extrañó del sabor de la comida y mi madre le dijo que la
cocinera se había puesto repentina e inesperadamente enferma,
se me escapó un “ya lo sabía”, que , en su incongruencia, no fue
tomado por nadie en consideración.Aunque no me dejaban entrar
en el dormitorio de la enferma, cada vez que venía el médico y
se le oía a mi madre que no mejoraba, para mis adentros me
repetía que “ya lo sabía”. Quería verla, hasta tocarla, ya sabía
que estaba por allí, ya me había avisado; acechaba sin descanso,
atentamente; merodeaba por la zona del servicio hasta que
acababan echándome, extrañados de mi aparente preocupación;
llegué a pasar más de una noche de vigilia, por si vagabundeaba
por los pasillos; bajé a sótanos, subí a desvanes, desempolvé
cuartos no usados, nada; una noche algo tenebrosa, sin luna, me
escapé descolgándome por un desagüe para ir al nada cercano
cementerio, seguro de que la Sombra (¿o sombras?) debía tener
allá su guarida, tampoco nada. Al morir la mujer que sabía hacer
las mejores tartas de arándanos del mundo, tampoco se presentó;
la Sombra me había decepcionado.
No la olvidé, pero casi la sepulté como a tantos fantasmas
infantiles cuando la juventud puja por otros deseos, otras ansias,
otras ineludibles necesidades e imposiciones. Murió algún pariente
más, estuve en velatorios inacabables, asistí a unos cuantos
entierros; parecía haber dejado este mundo, sí es que perteneciese
a él.
Acabé mis estudios, comenzó el ejercicio profesional,
contraje matrimonio, llegaron los hijos; todo sin sombras, sin
más ni menos inconvenientes de los que se le presentan a un ser
normal en un normal existir. Con cierta frecuencia, viajaba, por
necesidad o simple placer; en uno de esos viajes, familiar
, cuando
íbamos a subir al tren, de pronto, como pasajero del tiempo

821
ignoto, estaba en el estribo del vagón, más nítida que nunca, de
día, indiferente al trasiego humano. Como soy muy rápido de
reflejos, me tiré de inmediato al suelo quejándome del estómago,
como si de un ataque de apendicitis se tratara; no tomamos el
tren, ni yo, ni mi esposa ni nuestros vástagos; el trágico
descarrilamiento, tuvo muy funestas consecuencias.
¡Estaba!, si la volvía a encontrar , podía prevenir a otros,
quizá hasta salvar (provisionalmente), prolongar vidas. En cierto
modo me obsesioné, de alguna manera cambió mi devenir; siempre
que podía, o aun quitando tiempo al acontecer profesional,
familiar o lúdico, me iba a recorrer hospitales, estaciones
ferroviarias, barcos, lugares varios en los que pudiera olfatear
peligro, verla, sorprenderla. Pero nada, pasó tiempo y tiempo –
incluso con desgracias irreversibles en lugares o con personas
con quien o donde hubiera estado- y no me encontré con la
Sombra.
Nuestro hijo más pequeño sufría la escarlatina. Me tropecé
con el médico cuando él salía de la visita diaria y yo llegaba, tan
confiado, de mi lugar de trabajo, y el médico no estaba solo,
estaba con él, lo acompañaba la Sombra.Ahora no pude disimular,
me sentí tan mal que el facultativo lo notó y me atendió. Lloré,
rogué, maldije, imploré a dioses en los que no había creído. Pasé
varios días con sus noches, ante la extrañeza de propios y extraños,
amarrado a la mano de nuestro hijito; la ahuyentaría cuando se
presentara. El chaval, pronto curó.
Más adelante, cuando mi padre estaba muy enfermo, la
Sombra, rondaba, sin ocultarse, los aledaños de su aposento; quien
murió fue mi madres, que lo cuidaba sin dar muestra alguna de
flaqueza; él aún duró varios años, y en su defunción, por mucho
que busqué, no hizo acto de presencia la indeseada invitada.
Sí la he vuelto a ver
, de cerca y de lejos, cuando la esperaba
y cuando no, marcando a aquellos en que se sospechaba o
induciéndome a equívocos enervantes. Incluso me ha rondado a
mí, creo, pero ya era una conocida; cuando la notaba (o creía
verla) cerca de los más allegados, me provocaba una profunda
angustia que nunca he podido desarraigar.

822
A algunos íntimos, en noches de borracheras comunes, a
modo de broma, en serio, en confidencias, por libros, tras teologías
y teogonías, he indagado, buscando compartir , comprobar. La
negativa nunca es rotunda, la confirmación nunca se produjo. Se
intenta hacer del tema tabú. Se teme. Los médicos, que debían
estar acostumbrados a ella, también la niegan, también sin
convicción. Esoteristas y videntes consultados, pagados, no
coincidieron en mucho con la imagen que yo tengo tan grabada.
No es negra, no es gris, ni pardusca, tampoco propiamente
obscura, ni mucho menos clara, nunca de color alguno. Opaca,
sí, quizás, pero traslúcida sin serlo, como absosrbiendo la luz
circundante. Sin forma pero bien conformada. Insoslayable. a Vga,
definida, presente, admonitoria, subyacente.
¿Cómo otros pueden no verla?; quizás la vean, la presientan,
pero no quieran admitirlo. ¡Si es como una más de nosotros!. ¿Es
siempre la misma o son innúmeras, infinitas?. Puede que no todos
estemos capacitados para percibirla, como no todos podemos
apreciar una melodía o un paisaje.¿Es algo ajeno o es algo de
nosotros mismos?.
Sombra. Estas ahí. Contemplas con la misma imparcial
presencia de siempre mi agonía, con inexorabilidad. Llevas horas,
días, haciéndome compañía; ya si al abrir los mortecinos párpados
no te veo te echo de menos. ¿Me quieres??, ¿te quiero?.
Sombra. Está allí. Tan lejos y tan cerca. El cuerpo
permanece exánime en el lecho, ya muerto, o sin signos de vida,
pero yo estoy, yo soy, yo pienso que puedo pensar . Me veo, a lo
que fui, a lo que imaginé ser; veo a mis deudos, afligidos (no sé
por qué).
¿Cómo nadie parece percatarse de mi presencia?, ¿o sí?.

823
SUELTOS
Entre las muchas fuentes consultadas, entre las muchas
notas compiladas, habían quedado unas cuantas sin conseguir
encajonarlas en página alguna; consideramos unas pocas tan
relevantes como para no poder quedar sin recoger. También caben
en este cajón de sastre frases sueltas, pensamientos de pared,…
“Noli turabre círculos meos”.
Eva, negra, tiene unos 200,000 años;Adán, también negro,
ha de ser, correspondientemente de idéntica edad; a través de
marcadores genéticos con base en el A.D.N. mitocondrial y en el
cromosoma Y, diversos equipos coinciden en que todos provenimos
de un grupo africano de unos 600 sujetos, hace unos 100.000
años. Se huyó, se recapacitó intuitivamente, se pasó de perseguido
a perseguidor; los cazadores tuvieron temor de sus muertos (de
cuatro patas, tótem, de dos), los enterraron, tras ritos
propiciatorios, replegados, descabezados, e incluso atados. Se
comenzó no por la agricultura (que requiere riego, abono, y arado),
sino por la horticultura, que precisa de poco más que un palo.
Juan Sebastián Elcano (vergonzosamente tratado, volvería
a morir al mar), Francisco Alba, Fernando de Bustamante, Miguel
de R odas, Juan de Acurio, Martín de Yudicibus, Hans, Diego
Gallego, Nicolás de Nápoles, Miguel Sánchez, Francisco R odríguez,
Juan R odríguez, Antonio Fernández, Juan de Arratia, Juan de
Santander, Vasco Gómez, Juan de Zubileta, Antonio Lombardo
llamado Pigaffeta. “Primus circunmdedistime”. El 6 de septiembre
de 1.522, arriban a Sanlúcar de Barrameda tras 1.124 días de
travesía “Victoria”. [En estas fechas, otro español, solitario, en
catamarán, intenta bajar de los 64 días].
Pues resulta que el irreverente cojo Francisco de Quevedo
y V illegas sufrió uno de sus confinamientos por defender con
virulencia ¡que Santiago fuese el patrón de España! Frente a los
carmelitas (Sta. Teresa).
Dorado, oro, es el Sol; plata para la Luna; blanco para
Venus, negro Saturno; rojo es Marte; Júpiter naranja; azul para

824
Mercurio. El emblema islámico, luna en cuarto creciente (hacia
la derecha), ya lo utilizaban en Ur para representar a Sin. La
cruz, es símbolo solar (y numerológico, el 777).
“Ojalá no tengas que conocer todo aquello a lo que puedas
acostumbrarte”.
Entre tantas lecturas, entran las cosas más excéntricas;
de lo más peregrino, que “El Quijote” lo escribió ¡Sancho Panza!.
Tal se atreve a afirmar, nada quedamente, un tal Martin Gardner,
metiendo en el mismo saco a Miguel de Cervantes y a sir Gonza
Doyle (“Serlock Holmes” lo habría escrito el doctor W atson).
Cervantes parece mostró poco interés por su gran obra, estando,
en cambio, orgulloso de sus poesías y comedias. Sancho, tras la
muerte del hidalgo, vendió sus memorias, y Cervantes sólo publicó
una parte (llena de lapsus) por necesitar dinero, esperando aún
diez años más para sacar la segunda (ya más cuidada).
Aconsejan, los diletantes, contemplar las pinturas desde
una distancia aproximada al triple de su diagonal.
De buenas a primeras, los europeos nos hemos encontrado
con el terrorismo internacional metido en casa, como si no nos
llegaran los domésticos. Merecido nos lo tenemos por bailarle el
agua a quien ha basado su política en meterse en las ajenas: la
Comisión de Fuerzas Armadas de la Cámara de R epresentantes
U.S.A., reconoce haber perpetrado cerca de un centenar y medio
de invasiones e intervenciones armadas, donde nadie les llamaba,
como tampoco nos llamaron desde Afganistán o Irak.
Fue Jerjes quien prometió pesar en oro a quien le
presentara un placer nuevo; nadie se presentó, se ahorró su oro.
En América, en el siglo XVI, pocos nativos había; nos
bastaron unos cuantos cañonazos.Asia y algunas partes de África,
en el XIX, rebosaban de gente, aunque mal armada. Hacía falta
masacrar al número. El nuevo sistema ametrallador lo patentó
un abogado en la gran colonizadora imperialista (G. Bretaña, U.S.
sería heredera) en 1.718, dando nada más que 63 tiros en 7
minutos. La de Gatling (1.862) consiguió llegar a los 700 disparos
por minuto. Maxim, ingeniero estadounidense afincado en
Inglaterra, puso a punto la primera ametralladora automática

825
(1.884), con 1.500 metros de alcance. Ya pudimos matar a más
desde más lejos y más rápido.
“Si no puedes estar con quien quieres, quiere a aquellos
con quien estás”.
¿P or qué en todos lados ponen restaurante en vez de la
también académica y así pronunciada restorán?.
Todas las personas con quien de necesidad tratamos nos
pueden hacer algún daño; pero quitarnos la vida sin quedar sujetos
al temor del castigo sólo los médicos (Cervantes).
¿Vendrá “Cataluña” de la invasión de catulos y alanos?.
Dejen de preocuparse los ricos beatos pues la sentencia
evangélica de que “antes entrará un camello por el ojo de una
aguja que un rico en el cielo”, no es tal, pues “ojo de aguja” se
refería a cuevas de entrada angosta donde se refugiaban los
camellos durante las tempestades, necesariamente estrechas (los
dromedarios solían despellejarse) para que entrara la menos arena
posible.
Genio según Schopemhauer: persona que tiene una visión
intuitiva, por encima del conocimiento racional.
Quíntuple ha de ser la seguridad: primero, sin la que las
demás no valen para nada, personal; segundo, física; tercero,
animal; cuarto, electrónica; en quinto lugar , por si fallan todas
las demás, financiera (seguros con seguros).
En esta sociedad nunca se concibe que puedas hacer nada
inocente, ni con buen fin, ni aun sin fin (Larra -¡lo que había que
leer de pequeños, en las escuelas!-).
Parece ser que es mucho más cómodo acabar con los pobres
que con la pobreza (“El Jueves”).
250.000.000 de animales mueren en el mundo cada año
usados en experimentos científicos.
Que si Maratón, por aquí, que si Maratón por allá, pero ese
fue uno de esos hechos en los que lo importante es quien los
hace, la persona, ¡y nadie menciona a Fedípides!, comisionado
por tener ya fama atlética, y que murió tras el esfuerzo. Cuando

826
en el 776 a.C. comienzan los Juegos Panhelénicos en Olimpia, no
había prueba maratoniana (acaba de conseguirlo un hindú de 93
años), sólo lo desarrollado dentro del estadio –como debía seguir
siendo, si no fuera por tanto mercantilismo-;Teodorico II destruyó
el recinto que durante 12 siglos (hasta el 426) simbolizara el
esfuerzo por la convivencia en paz.
El pelo debería cortarse en menguante o llena, la madera
en menguante.
En la política, como en la guerra, la táctica se halla siempre
subordinada en última instancia a la estrategia.Alguien que debe
saber del tema, en abstracto, el gran maestro ajedrecista polaco
Savielly Tartakover, cree que la táctica consiste en saber qué hacer
cuando hay algo que hacer , y la estrategia en saber qué hacer
cuando no hay nada que hacer.
El mejor placer es el que no produce obligación.
Decíamos en España cuando se hablaba como el pueblo,
no como la televisión: ahí llega el tío Sam con el aumento.
Los favorecidos comemos hasta cuando no tenemos hambre;
los desfavorecidos no pueden comer ni cuando tienen hambre.
Tanto que se habla de 3er . Mundo y la mayoría se ha quedado
sin saber cual era –es- el 2º. Era el marxista, el de economía de
Estado.
Cuando Henry Hudson se encuentra una isla con nativos en
septiembre de 1.609, llevaba sus bodegas bien surtidas de bebidas
alcohólicas. Tantas fueron las libaciones de unos y otros, que los
indios recordaron por siempre aquello como “Manna-hata” (lugar
de la borrachera), Manhattan.
Localizaciones linguales de sabores, para enólogos
presuntuosos: dulce en la punta, salado en bordes, ácido por
laterales, amargo en la parte posterior . Los no pretenciosos,
preferimos el sabor, el rastro, pleno, global.
El safari fotográfico es el sustitutivo del safari asesino. Se
dice “disparar” la cámara, “capturar” en el celuloide,… Desmond
Morris es quien ha establecido fehacientemente los paralelismos,

827
culminando, por lo de ahora, en la equivalencia de filmar y
ametrallar.
Lo que va de ayer a hoy –frase convencional, aun así
registrada: soy cotitular-. Iba a contar la anécdota de Filoxeno y
Dionisio de Siracusa, a quien se le atribuye la catapulta (400 a.C.),
basada en la elasticidad de cuerdas retorcidas y bruscamente
cortadas, ¡pero creo ya la escribí! -¿me equivocaré?-. Busquemos,
recojamos otra, otra que nos pueda poner de relieve el patético
contraste entre lo que fue y lo que es, lo que somos. De muy
distinto jaez. Deberían leerse los informes de la Organización
para el Alivio de las Zonas R econquistadas –siempre ese resabio
de “Cruzada” que sigue aplicándose, aun en Iraq –a Alemania
(U.N.R.R.A.) y del interesado “Plan Marshall” para captar, de lejos,
la magnitud del desastre europeístico tras la 2ª G.M.; 3.000.000
de viviendas quedaron completamente destruidas (Dresde, peor
que Hiroshima), otro tanto dañadas; el déficit alimentario (“tierra
despellejada”) fue terrorífico, con 100.000.000 de europeos
subalimentados y menos de 1.500 calorías por persona en el duro
y largo invierno; quizás esto pueda explicar algo de la
degeneración de la raza europea como tal.
Las ofensas sin odio, las quejas sin cólera.
Nunca levantes los brazos hasta después de haber cruzado
la meta.
Si el lobo comprende a las ovejas, se muere de hambre
(Michaux).
Si golpeas, no calcules dónde, sino tras el punto que quieras
golpear.
Kant: lo hermoso consiste en puro deleite desinteresado.
Barriendo un poco para casa, ensalcemos a Santiago Ramón
y Cajal (estudioso de las neuronas) y a Severo Ochoa (Nobel),
prácticamente lo único que tenemos. El “Princeps physiologorum
mundi”, Pávlov, fue así proclamado por sus colegas en el XV
Congreso Internacional (1.l935). Loor , también, al iniciador del
estudio conductista objetivo, Edward Thorndike.
La gratitud se nutre de la expectación.

828
Ni se le ocurra adoptar a un “Pit Bull” –se lo dice quien lo
sufre-; mejor, ¡hasta uno de porcelana!.
En un pueblo interior de P ontevedra, de siempre, rural,
Lalín, acaba de captar quien escribe el porqué de la degeneración
de las Plazas de Abastos muertas o de capa caída en V igo y La
Coruña y manteniéndose pujante en la propia P ontevedra, lugar
cerrado donde se sienten pontevedreses (no debería haber
ciudades de más de 100.000), mientras las otras son de aluvión,
donde cada pequeño y mediano comerciante no son conscientes
de que viven y deben dar para vivir a sus iguales, no a los ignotos
beneficiarios –que tampoco lo necesitarían si no fuera por su
desmedida e insaciable codicia- de las grandes superficies
comerciales chupópteras, arrasadoras, que nos han invadido.
¡”Eppur si muove”!.

829
TECNOCRACIA
¿Qué buscamos cuando nos encontramos mal?: un médico.
¿Cuándo empeoramos: más médicos. Ya moribundos, nos
abandonaremos en las manos de los que seleccionamos o
consideramos como mejores médicos y a nadie se le ocurriría no
atenerse estrictamente a sus prescripciones.
LaTierra (el Mundo) está moribunda; está claro, clarísimo,
lo que debería hacerse. El problema es que los únicos habitantes
de esa Tierra que piensan y que tienen capacidad tecnológica
“de frenado”, no se saben, en su inmensa mayoría, moribundos.
Los pocos que saben que, como especie (e individuos), están
condenados a morir pronto, tienden, muy humano, a
autoengañarse. Algunos notan el empeoramiento, y sí se están
buscando más médicos -sin coordinación ni capacidad decisoria-
, la mayoría del mundo ya se encuentra mal, pero como siempre
han hecho las masas, buscan curanderos que los embauquen.
En cuanto las primeras organizaciones supra-tribales
comenzaron a ser agrupadas, surgieron las grandes oligarquías,
los gobiernos de pocos; reducidas castas guerreras y sacerdotales
gobernaron con poder supremo; hoy día sigue esa misma oligarquía
en vigor, como conjunto de poderosos negociantes que se aúnan
para que todo dependa de su arbitrio. La poliarquía, el dominio
de muchos, nunca se ha dado; no sería más que otro modo de
anarquía. La oclocracia, no la ha buscado ni la propia plebe,
Plutocracia es otro modo de denominar lo que se ha dado siempre,
el dominio de los ricos, que idearon la fisiocracia para intentar
fundamentar –y justificar-el origen de la riqueza en la naturaleza;
ello degeneraría en timocracia (gobierno de rentistas).
Desde que una presunta democracia ganó la última guerra
mundial, a todo el mundo se le llena la boca con tal vacua
palabreja. Democracia en su sentido estricto y semántico de
autoridad, intervención y predominio del pueblo, no se ha dado
jamás –a no ser en tiempos muy remotos y en ámbitos muy
reducidos-: si en sentido lato y vulgar
, al uso, se pueden vislumbrar
atisbos pasados de democracia, nadie medianamente inteligente

830
la puede confundir con las pantomimas electoral-propagandistas
del presente. La segunda guerra mundial dejó de herencia a los
últimos grandes hombres de Estado; hoy día no es que ya no existan
hombres de Estado –ni pequeños-, sino que los propios gobernantes
también se han casi extinguido; únicamente proliferan políticos
y politiquillos. El sistema actual, en todos sus aspectos, netamente
capitalista, está viciado en sí; obsoleto.
Teocracia. Ha llegado el momento de la tecnocracia. Se ha
hecho ineludible la más pura y dura tecnocracia.
En todas las administraciones, en todos los estratos
burocráticos, hay ya abundancia de técnicos, algunos con el grado
de tecnócratas, incluso unos pocos han estado o están al frente
de ministerios. Pero su poder decisorio va de poco o nada; nunca
se les ha dado –ni está previsto darles-facultades decisorias. Los
técnicos ya inundan la administración del Estado, pero no legislan
(lo que dictan son reglamentos) ni ejecutan; no gobiernan.
Platón opinaba que los pensadores debían de estar exentos
de otros trabajos. Ese es el tipo de dirigentes que son
imprescindibles para salvaguardar lo poco que queda, para
prolongar la agonía del mundo moribundo que los inevitables
grandes sufrimientos sean lo más llevaderos posible. No se trata
tanto de seleccionar técnicos de alta capacitación (siempre habrá
dicotomías entre los que fabrican, los que hacen que funcione y
los que aprietan el botón), sino científicos, sabios, pensadores,
tecnólogos, dirigentes validos que orienten unos modos de producir
y aplicar lo producido que, por su complejidad, han quedado muy
fuera del alcance del común de los mortales.
El Club de R oma alerta sobre la posible aparición de un
sacerdocio de científicos y tecnócratas; temen que con los medios
electrónicos se controle a las personas con mucha más eficacia
que con policías secretas. P ero además de que hay mucho que
matizar al respecto –sobre la base, sobre la orientación-, la única
salida racional del marasmo abismal en que estamos, es una
organización mundial de expertos generales y especializados,
multidisciplinares e interdependientes.
La Organización de las Naciones ((des-)Unidas ha
demostrado suficientemente su ineficacia. Fuera. Debería irse

831
instaurando y constituyendo una Junta Suprema Científica –o como
quiera que sea denominada- con jurisdicción universal y , por
emplear un término antiguo, señora de horca y cuchillo.A niveles
nacionales, Juntas Nacionales Científicas. El acceso a esas “juntas”
se establecería por baremos objetivamente predeterminados. La
pertenencia a estos órganos supremos de gobierno, no implicaría
privilegios, prebendas ni sobresueldos; sus miembros tendrían
prohibidas las comparecencias públicas.
La degradación del planeta todo, aunque ya ha tomado
pendiente progresiva geométrica, no es lo suficientemente
cataclísmica para forzar a los actuales detentadores de poder ,
fuerza y dinero a renunciar a sus usos coercitivos en función de
un bien común en el que no creen, pues su único bien es el propio.
El mundo no se puede permitir 3 “mundos” (el 2º mundo era el
bloque de influencia soviética). U.S.A., y por su propio bien, no
puede seguir actuando como vampiro y rémora, a la vez que juez
regulador. En esto, como en todo, el realismo lleva al escepticismo.
Es de desear una catástrofe general, a la que nadie escape y ante
la que nadie pueda permanecer indiferente, para que todos nos
diéramos cuenta de que la prevalencia de lo individual condena a
uno y a los demás. Es de invocar una pandemia al sesgo y estilo
de las medievales (con muerte súbita de 1 de cada 3 habitantes
de los 5 continentes, indiscriminadamente pobres y ricos –mejor,
2 de 3-) para que los supervivientes auténticamente espantados,
trastoquen sus esquemas mentales.
En ese esquema general regido por una Junta Suprema
Científica, no tienen cabida ni ejércitos ni P arlamentos. Las
mentes científicas tienden a entenderse entre si por partir de
presupuestos comunes académicamente aceptados; los científicos
siempre han tendido a compartir sus descubrimientos –hasta ahora,
la aplicación de los tales nunca la han determinado ellos, si no
aquellos para quienes trabajan. Leyes inexcusables regularían este
nuevo orden; burócratas administradores las aplicarían atendiendo
a los matices locales, pero sin perder jamás la finalidad general.
¿Iglesias?, el folclore litúrgico de las diversas religiones es preciso,
lo ha sido siempre, como lenitivo, sus funcionarios deben poseer
el mismo rango que los de otros ramos.

832
Algo que también las masas, por naturaleza, seguirán
pidiendo, es un líder ficticio en forma de individuo aislado e
identificable. Sería el único caso de elección pública (todo el
resto de cargos, por selección), tanto a nivel mundial como
nacional –debido a que, antropológicamente, nada impide la
integración total supranacional (según genética todos tenemos el
mismo origen), al desaparecer las causas de fraccionamiento y
enfrentamiento artificialmente fomentadas, se iría tendiendo,
progresivamente, a la integración-. Los personajes adecuados para
dar la cara ante las cámaras son los actores profesionales o, en
su defecto, y por otras razones de fervor más inmediato, los
deportistas; ellos serían el vivero, exclusivo, de candidatos
elegibles a teóricos números uno, personalmente, sin partidos ni
camarillas políticas.
Tecnocracia sí, Tecnocracia ya.

833
TIERRA
(Nombre antiguo del planeta hogaño llamado ¡Rapsoda!
¡rapsoda cósmico!, vuelve a contarnos la historieta de
Dinerolandia, (Dinerolandia).
Tantas y tantas podrían llenar vuestro sentidos, respondió
el rapsoda, que no habría por que repetirse aun narrando sin
parar durante todo el inabarcable lapso en que una galaxia aparece
y parece desaparecer.
¿No quieres contar nada más de Dinerolandia?
Es preferible que captéis algo de lo que fue “planeta azul”;
Moneyland o Planet Money no pasó de ser una etapa, pequeñísima
pero significativa y triste etapa; antes hubo muchísimas más,
muchísimo más amplias.
¿Y después?.
Siguieron otras tantas, otras tantas de tantas. Nada se
detiene, aunque permaneciera estático.
¿Qué nos vas a describir?.
Lo que fue Tierra. No interrumpirme. Otros sentidos están
prestos para ser colmados por mis parcos conocimientos. He de
partir.
V acio lleno. Condensación. Todo en Uno. El Uno para el
Todo. Miríadas de implosiones dando lugar a la gran explosión.
Expansión. Concentración. Ocurrió, ocurre y ocurrirá ¡tantas
veces!, cíclicamente. No intentéis abarcar lo inconmensurable.
Jamás, Siempre.
Nuestro universo surgió, se conformó, redondo. El anterior
fue cuadrado, ¿cómo los anteriores del anterior y el siguiente de
los siguientes?. Hubo y habrá universos triangulares, cónicos,
cilíndricos,… todo lo que podamos imaginarnos existió y existirá.
De la conmoción, del aparente caos, se fue conformando
el aparente orden. Todo giraba, tenía que rotar, y por inercia los
gases, al pasar a plasmas, tomaron formas de magmas redondos,

834
esféricos. En la galaxia que nos ocupa, partícula entre partículas,
en uno de sus lados una estrellita formó su propio sistema,
interdependiente de otros sistemas, debido a las fuerzas
gravitacionales y de atracción –repulsión que se dieron entre todos
aquellos fragmentos.
Lo que iba a ser tierra, fue como los demás, pedazo de
pedazo que sufría presiones externas e internas hasta irse
solidificando en forma de manzana. Las emanaciones gaseosas
quedaron rodeando la pelotita y fueron su atmósfera. La mayoría
de lo externo devino en líquido. Eso produjo cambios distintos y
más rápidos que en otros fragmentos del mismo origen.
Tierra ya estaba en equilibrio, equilibrio inestable, como
todos. Su equilibrio se iba a romper, como se rompieron todos. La
quietud absoluta es simple abstracción. En las densas aguas
marítimas, siempre en movimiento por rotación y traslación, no
cesaban de darse encuentros, enlaces y combinaciones de las
partículas más elementales, tendiendo a la complejidad. Hubo
cantidad de caminos abortados hacia lo que después se llamó
“vida”, hacia partículas y combinaciones de partículas
relativamente autóctonas, con motilidad propia, independizada
(que no independiente).
Una de ellas, pervivió, “vivió”, se conservó, no se volvió a
integrar en el todo que la había permitido. No podía ser
considerada ni tan siquiera célula-madre, pues carecía de núcleo;
diferenciada del entorno acuoso, no se diferenciaba en sí; era
poco más que un trazo proteínico.
Todos sabéis, silente auditores, que los mismos elementos
se encuentran en todo el Cosmos, pero sus composiciones y
descomposiciones dan origen, a cada momento, en cada lugar
(momentos y lugares inconcebibles para los inmersos en otros), a
variadísimos tipos de brotes animados individualizados, que
pueden desarrollarse o no, multiplicarse o volver a integrarse,
ceder su individualidad.
Ese brote de Tierra siguió, tomando como elemento-guía
al carbono y como auxiliar al oxígeno. Desarrolló un núcleo, se
convirtió en pluricelular, se consiguió dividir . La multiplicación
en proporción geométrica, durante miles de millones de cielos

835
alrededor de la estrella que les permitía la vida, originó formas y
formas variadas y variadas, pero ninguna multiplicación podía
olvidar, prescindir de la Unidad.
Todo el proceso dependía de su estrella, de Sol.Toda fuerza,
toda energía, no tenía otro origen. Filamentos de materia
orgánica, algas, comenzaron a asimilar y transformar la radiación
solar y acabarían por enraizarse en las partes sólidas que se iban
desgajando y desplazando. Las plantas serían el nexo entre la
estrella madre y el planeta hijo; absorbieron energía del cielo y
materia inerte de la tierra y permitieron complejidades celulares
superiores; sólo ellas. Si, mucho después, los animales de dos
patas hubieran tenido esa capacidad fotosintética, clorofílica,
todo hubiera sido distinto, el planeta podría haber seguido
teniendo el apodo de “azul” conservándose verde. Pero no sería
así y, para colmo, ese animal erguido sobre dos de sus patas fue
la única especie que olvidó, que intentó prescindir de la Unidad,
en su soberbia.
Paralelamente al desarrollo de los vegetales, en los mares
también se iban produciendo complejidades animales, gracias al
superior aporte energético del placton. Bacterias, protozoos,
latigazos de rudimentarios sistemas multifuncionales ganaron
volumen y destreza como peces.
Los pececitos asomaban cada vez más la cabeza del agua,
las plantas los tentaban; salieron, comieron y se convirtieron en
reptiles.
Cansados de reptar, echaron membranas entre sus dedos y
¡hala!, a volar. Pero las aves nunca olvidarían que eran reptiles,
ni los reptiles que eran peces, ni los peces que eran concreciones
del agua en que nadaban.
P ero sí el que llegaría a llamarse a sí mismo ¡dos veces
sabio!; olvidó que había sido gusano –aun sabiéndolo-, y que un
gusanito fue el primero que se “vertebró”, que protegió su cordón
nervioso. Tampoco el “sapiens sapiens” quiso reconocer que había
sido rata arbórea, que aquellos después considerados asquerosos
mamíferos eran los que le habían dado de mamar.
Plantas gigantescas, reptiles gigantescos, se extendieron
por las tierras emergentes, ya claramente separadas.

836
Interferencias cósmicas, en forma de gigantescos meteoritos,
interrumpieron y, quizás, cambiaron líneas biológicas evolutivas.
Los pequeños mamíferos, que en vez de abandonar los huevos –
hijos los llevaban dentro, sortearon todos los obstáculos. En una
porción de tierra cálida, lo más lejos posible de los hielos
perennes, grupitos de peludos mamíferos se atrevieron a bajar
de los árboles, agachados. Se fueron irguiendo. a
Psaron de aquella
parcela a otra, y a otra más; de donde venían los primeros llegaron
otros que gracias y por culpa de una “mutación” mental, la
mentira, habían desarrollado (arrugado) más la parte externa del
cerebro, la materia gris.
Laboraron mucho, eran pocos. Aceptaron que otros
animales de cuatro patas se les unieran, pues así no tenían que
salir a cazar, pero necesitaban alimentarlos a ellos (cereal) para
después alimentarse de ellos (carne).
Así, tras la gran aberración orgánica debida a la mentira,
llegó la gran aberración conductista, la agricultura, debida a la
ganadería.
Ahí se rompió definitivamente el equilibrio, fue el punto
sin retorno. Organizaciones mucho más numerosas y complejas
que llevaban muchísimos más ciclos planetarios colectivamente
individualizadas como especies bien dotadas, hormigas y abejas,
habían adquirido el hábito de la recolección y almacenamiento,
pero el “sabio-sabio”, una subespecie mal dotada, fue el único
que se dedicó al cultivo.
De la agricultura a Dinerolandia hubo un corto camino. No
había retorno, no cabían desviaciones..
Dicho esto, el rapsoda cósmico, ¿lentamente o de súbito?,
desapareció. Nunca más se supo de él –siempre hay habladurías-
, pero ya para siempre estuvo allí.

837
313
De’va (sánscrito), Deus. Sonido e imagen humana colocada
en un plano inmediatamente superior al “divinar”, fuera por las
vísceras (todas las deidades, de ambos sexos, han sido
representadas mediante animales específicos) –auspices-, o por
las aves (elevar los ojos al cielo también levita el ánimo) –augures-
. El decurso de la Naturaleza, los elementos naturales, fueron la
referencia, única que había fuera de la propia mente –y en la
mente no había más que lo que venía de afuera-. P ara que
ocurriera algo, se presupuso que hacía falta la voluntad deAlguien.
Se transmitió, generación a generación, tribu a tribu, territorio a
territorio, el Mito. Para conectar con ese mito (e influir sobre los
fenómenos naturales), surge el Rito. Hasta aquí, el hecho religioso
no había sido separado, todavía, del hecho de vivir. En la misma
lengua hebrea de los gloriosos tiempos de David y Salomón no
existía aún, diferenciada, la palabra “religio”; unos dos siglos
después (principios del IX a.C.), iba a ser el profeta Elías quien
desligara a Elohim de lo natural para encadenarlo a lo histórico
(Elohim significa “dioses” –plural-; de aquella y durante mucho
no hubo monoteísmo, sino monolatría, que es muy distinto).
Anima “psyché”. La idea de recompensa o castigo post-
mortem fue totalmente ajena al pensamiento primitivo. Aun así,
los antiguos chinos ya reverenciaban las almas de sus antepasados
–esos gustan de reverenciar todo: hasta sus sodomitas tienen su
divinidad propia, el rey Zhou-. Las grandes religiones de India
(metempsicosis), Mesopotamia, Egipto y Grecia (orfismo)
desarrollaron tal intuición del “pneuma” (espíritu). El primer
griego que difundió que las almas vivían una eternidad, se llamada
Ferecides (584-498). Los pueblos indoeuropeos no sostuvieron
ninguna concepción dualista. La existencia de ultratumba la negó
Moisés y todo el Antiguo Testamento; posteriormente, en los
albores de la Nueva Era, los saduceos enseñaban que el alma
perecía con el cuerpo, los Esenios que era inmortal.
No es lugar ni quien escribe tiene capacidad ni saber
suficiente para emprender una aventura heurística ni hacer

838
exégesis, pero la innegable sombra que las concepciones
religiosas, pseudo-religiosas y para-religiosas sumerias proyectaron
sobre todas las posteriores (llega, en Europa, al arte románico,
que repitió sus temas artísticos), debe ser compartida, y hasta se
podría decir precedida, por la más auténtica espiritualidad india.
Las monarquías sagradas de la civilización Harappa (Indo) estaban
íntimamente asociadas al culto de la Gran Diosa Madre; como en
todas partes, antes fue el “yoni” que el “lingam” (Siva). Con los
Vedas, Dyaus Pitar se erigió en prototipo de Zeus. Siddharta, de
los aristócratas de la casta Kshatriya, los Gautama, predicó que
si todo está en incesante devenir , no hay ninguna personalidad
permanente, humana o divina. La superación del Budismo llevó a
la absorción sincretista de credos extraños que caracteriza al
Hinduismo (para Octavio Paz, “es la boa de las religiones”). Mitra
pertenecía a la mitología hindú; dios de la luz, de la justicia y de
la fertilidad, guardián del orden en el mundo, vendría a ser
substituido por Visnú, dios hinduista.
R oma. Todopoderosa, determinante, influyente,
dominadora. Su mentalidad religiosa era de base indoeuropea,
permisiva, asimiladora. De la tríada -de origen indio- primitiva
(Jove, Marte y Quirino –que venía a ser Rómulo-), enseguida
sustituida por la de influencia etrusca (Júpiter , Juno y Minerva;
Vesta, Jano y Diana o Flora eran la trinidad plebeya), dependía lo
fas (lícito) y lo nefas (ilícito). P or efluvios venidos de Delfos y
Tarento, las virtudes curativas de V eiovis (ya venerado por los
etruscos en Veyes y Caere) fueron traspasadas, asumidas porApolo,
su culto introdujo algo hasta entonces ajeno a los severos rituales
pontificales: la participación del “populus romanorum”.
Milán. Edicto de Constantino. Lampo y Faetone, los caballos
que arrastraban alegremente al Carro Solar , enfermaron. Mitra
como Sol naciente (Caute), pasó a poniente (Cautopate).
Empezaba el largo dominio de Ker, Kera, Keres, la negra; cubriría
los aledaños del Mare NOstrum (y del Gran Mar Verde, atlántico)
a lo largo y ancho de casi milenio y medio.
313. P ara dar (con posterioridad) esa data, se barajaron
en aquellos tres siglos hasta 136 fechas; Julio I (337) fijó el
Nacimiento en el 25 de diciembre –solsticio invernal-, pero para

839
buen número de exegetas católicos, el improbable Joshua Mesías
habría nacido en el año 7 antes de Sí Mismo, un 1 de marzo.
394: Teodosio acaba con los Juegos Olímpicos. P rimer
emperador realmente cristiano, dio a los obispos un puesto en el
organigrama gubernamental, reconociéndoles jurisdicción; las
festividades cristianas pasaron a ser generales, santificándose el
día a día. Se buscaba sustituir las debilitadas y mercenarias
legiones con el nuevo culto, generales con obispos. Teodosio fue
el agente destructor del paganismo a gran escala, incluido el
oriental. Se sabe que resistieron el templo de Isis en Philae, una
mujer, Hipatía, en Alejandría y, cómo no, el símbolo de los
símbolos, la Academia; a la filósofa Hipatía la mataron
brutalmente los monjes (415) destruyendo de paso gran parte de
la Biblioteca, Filé fue cerrado definitivamente en el 529. los
afligidos filósofos atenienses hubieron de exilarse en P ersia.
Asimismo, Justiniano combatió encarnizadamente a los judíos y
a todas las ahora consideradas herejías.
La Iglesia Católica representa por excelencia la continuidad
del romanismo; como escribe Henri Pirenne, “todo su personal es
romano y se recluta entre esa aristocracia que incorpora lo que
subsiste de la civilización”. La virtud redentora del sufrimiento
será pilar cristiano; pago moral sin descuidar el material. Con la
desafortunada fusión de las funciones civiles, militares y religiosas,
la erudición se desvaneció y la disciplina clerical devino escasa o
nula. La organización de la jerarquía eclesiástica se inspiró en la
administración civil del decayente Imperio; progresó la
institucionalización de la Iglesia y se abandonó la teoría primitiva
por obra de la confesionalidad del Estado.
Iba a ser en una corte bárbara, en la del rey de los
ostrogodos Teodorico, a finales del siglo quinto, cuando el estudio
de los clásicos alcanzara su último apogeo. Casiodoro, de
distinguida familia romana, funda en el sur de Italia el monasterio
de Vivarium, primer lugar en que se impuso abiertamente a una
comunidad religiosa el deber de continuar –mal que bien y cortadas
por el pensamiento canónico- la cultura científica y la tradición.
Un siglo después, el sabio obispo español Isidoro (“Etimologías”)
formaba en Sevilla su rica biblioteca.

840
A pesar de todo, curiosamente, la cabeza del catolicismo
continental se asentó más allá de la frontera del mundo romano.
En 548, un siglo después de la exitosa misión de S. P atricio, se
funda la Universidad monástica de Clonmacnois, sobresaliendo
los Benedictinos en el principal refugio del saber clásico. Unos
300 monasterios florecieron en Irlanda y Escocia (leer y reproducir
la literatura eclesiástica, implicaba la necesidad de conocer –
mejor o peor- griego y latín). Con las incursiones vikingas durante
los siglos IX y X, no escapó al pillaje un solo monasterio, y el
éxodo de los sabios insulares (entre los que la figura egregia es el
helenista Juan Escoto Eriúgena) propició el llamado renacimiento
carolingio continental.
800. La auténtica Donación (la “de Constantino” fue falaz
falsificación reconocida por el propio Vaticano) la hizo Pipino III
el Breve (por corta talla, casado con Berta la del P ie Grande),
obligando a los lombardos a ceder al P ontificado el exarcado de
Rávena, Emilia, Pnetápolis y el ducado de R oma. León III,
aprovechando que en Constantinopla reinaba Irene –la Iglesia y
los católicos siempre fueron extremadamente misóginos-, coronó
al hijo de Pipino, Carlomagno (éste siempre dijo –al parecer- que
la coronación fue maquinada sin su consentimiento). Sacro Imperio
Romano.
Siglo y medio duraría la ficción, hasta ser substituida por
otra, la de Otón. Otra mujer fue la causante inmediata,Adelaida,
viuda del rey franco-italo Lotario. El hijo de “el P ajarero” la
desposa y se ciñe la corona en el 962. Sacro Imperio R omano
Germánico. Las luchas, los rencores italo-franco-germánicos,
abonaron el campo para la futura disidencia protestante.
A todo esto, por encima de ello, la Roma Vaticana seguía y
seguía acumulando y acaparando. No había la menor base
evangélica para imponer el celibato obligatorio al clero, pero el
no tener, legalmente, herederos físicos obligatorios, favoreció
grandemente ese acaparamiento y acumulamiento inauditos.
Hasta el concilio de Nicea (325) no hubo decreto alguno sobre la
materia, y la obligación-prohibición explícita no se produjo hasta
1.123 (c. de Letrán); siempre –como ahora-, de un modo laxo.
Empezó a existir –seguimos el análisis de Philip Hughes- un
pernicioso divorcio entre teología y piedad; devoción y dogma

841
dejaron de ir de la mano. De la piedad popular se derivó una
práctica mecánica, una confianza desmedida en ella, y no pocas
supersticiones. Papado, jerarquía, sacerdocio y sacramentos se
comenzaron a contemplar como otras tantas invenciones humanas.
En el pensamiento del XIV ya estaba el espítiru escéptico y
agnóstico de Ockham, Wycliffe y Hus (mártir para los reformadores
de la religión de los mártires). Desembocarían en Erasmo, Lutero,
Melanchon y Calvino. En 1.529 se protestó (protestar es “dar
testimonio”) contra la dieta de Espira.
Una frase de Ludwig Hertling en su “Historia de la Iglesia”
llama en principio la atención, causando extrañeza: “la
cristianización de Europa…necesitó un milenio”. Pero es cierta, y
el mito de la expansión rápida del cristianismo se derrumba por
su propia base, si consideramos, además, que por ejemplo en
Islandia –la Península Escandinava es tan posiblemente más, Europa
que la Ibérica– aún hubo que esperar después del crucial, del
tenebroso, año 1.000 para imponerse.Ya bastante antes, Mahoma
y Focio (867, I. Ortodoxa) habían dejado a la presuntosa Iglesia
reducida al centro y oeste de Europa. Las Cruzadas –conveniente
“Las C. vistas por los árabes”, del Nobel Amin Maalouf-, fueron
promovidas más desde Constantinopla (con funestas consecuencias
para ellos) que desde Roma. En India, quedaban restos dispersos
de las congregaciones establecidas, siglos antes, por nestorianos
persas; habían de ser los valientes jesuitas los que penetraran
incluso hasta la corte misma del mogol Akbar. En Japón, donde
los católicos ya sumaban 300.000, los protestantes –competencia
interna, en buen modo- hicieron su aparición en 1.609; en 1.616
se ordenó –bien hecho, dentro delo que cabe- el exterminio
completo, prescribiéndose una profanación anual del crucifijo.
China, también penetrada pro los nestorianos de P ersia (s. VII),
en el XIII y XIV se benefició de la ciencia jesuítica, pero en el s.
XVIII la persecución empezó a ser sistemática. El mayor heroísmo,
hasta fechas casi actuales, lo mostraron los coreanos, cuyo
martirologio ha dado bastantes beatificados. De América, de
sobras es conocido el paralelismo entre espada y cruz. El África
costera occidental, correspondió a los jesuitas a fines del XVI, así
como también, años después,Abisinia, mientras que los dominicos
desembarcarían en Mozambique.

842
A mediados del XVI, cuando el total de la población europea
no llegaba, ni de lejos, a 75.000.000, sobre un tercio se había
separado del dogma hasta entonces dominante; totalmente
católicas sólo seguían siendo Italia y España, Inquisiciones
vigilantes. Incluso en los montes y valles tenidos por más fieles a
la dudosísima ortodoxia romana, el culto de las imágenes tomadas
por milagrosas (establecido definitivamente desde el s. IV)
significaba la continuación del culto de los ídolos pre-cristianos.
El Catolicismo se hallaba limitado ya a la obediencia
indiscriminada, y dejaba de colmar, mínimamente, las necesidades
de contacto directo con lo trascendente. La proliferación de
prácticas brujeriles y de procesiones de iluminados, no era más
que la manifestación externa del deseo interno de participar
activamente en la ceremonia religiosa y en su significado, en vez
de limitarse a ser espectador pasivo, ignoto e ignorante, y
sustentador; como supone Juan G. Atienza, “más que una acción
contraria a lo permitido, un ir más allá de lo establecido”.
La Contrarreforma, la sangre, los “canes de Dios”, los
excesos, mantuvieron, tocada en la línea de flotación, a flote a
la nave vaticana. El templo-palacio-estado pervivía, resurgía. El
más vigoroso intento de extirpar ese Estado incrustado, rémora,
dentro de los Estados, esa auténtica mafia, se dio a finales del s.
XVIII; hacia 1.790, no había un solo país en el mundo en que la
religión católica gozara de libertad plenamente.
Napoleón (otro emperador , otra coronación, un milenio
después de la primera de otro francés), el ave fénix jesuítica,
Mussolini, el socavamiento bancario y empresarial, devolvieron
el predominio a la camarilla lujosamente instalada tras los muros
y el respeto irracionalmente reverencial al Vaticano, donde como
sus mismos escasos y privilegiados moradores dicen, lo único
importante es “hominem habeo”, encontrar al dignatario púrpura
apropiado que te empuje desde atrás –literal y metafóricamente-
para conseguir medrar a las prebendas eternas.

843
UTOPILANDIA
(Nombre futuro del planeta Dinerolandia)
“De optimo statu rei publicae deque nova insula Utopía” lo
publicó Erasmo en 1.518 (en Basilea), cuando su autor y amigo
intimo Tomás Moro fue nombrado miembro del Consejo Secreto
de Enrique VIII; a pesar de escribir éste y la mayoría de sus libros
en latín, fue el primero que dominó la lengua inglesa aplicada a
la prosa narrativa: Su piedad (siempre llevó cilicio) su honradez –
en este caso, extrañamente, no reñidas- lo condujeron a la
Cancillería (guardador de los sellos reales) ,y más tarde, al cadalso;
la perdida de la cabeza por oponerse al divorcio, consiguió que lo
elevaran a beato con posterioridad (1.886).
Utopía es un “lugar que no existe”, un sistema halagüeño
pero irrealizable. El método utópico sirve para fingir un estado
imaginativo como realizado de hecho, con el objeto de destruir.
Los amos de Dinerolandia, ya han transformado ¡3 de cada
4 de los árboles que llegaron a existir, en papel impreso al que le
otorgaron un valor utópico (al ritmo de destrucción actual quedan
árboles para menos de un siglo, pero la integridad biológica de
los bosques se habrá perdido mucho antes de que hayan realmente
desaparecido). Esos esclavos amos del papel impreso quieren
convertir la antigua Tierra en la nueva Utopilandia. La nueva
religión que nos están predicando (“vendiendo”), es la del
“Desarrollo Sostenible”.
Y el crecimiento sostenido, es, ya, insostenible.
Lo del desarrollo, del crecimiento, del tamaño, es una
manía.
Haga o no haga falta, sea positivo o contraproducente,
parece que lo único que importe sea aumentar . Se confunde
crecimiento con desarrollo, ambos con progreso, y no se pondera
el bienestar. A nivel individual, el deportista tiene que batir
registros anteriores, ya por encima de su capacidad; estimularse,
drogarse, es el único camino. A nivel empresarial, se equipara

844
estabilidad con inoperancia, es obligatorio expandirse; la
consecuencia, en la mayoría de los casos, es la quiebra. El afán
irrefrenable que infecta a individuos y empresas de abarcar más
de lo que pueden, ha llevado a todos y todo al colapso, al infarto.
¡Pero se sigue queriendo crecer!.
En palabras del académico científico Joaquín Catalá, se
han establecido “ciclos de transformación, en los que los propios
procesos vitales humanos vengan a ser un eslabón más, en lugar
de constituir el principio y el fin;…a la motivación del disfrute y
reposo, en lo ya logrado, sucede otra del logro por el logro mismo,
siempre más interesado en la nueva consecución de una meta
que en la posesión de los objetivos conseguidos”.
El hombre tiene límites, a la empresa hay que ponérselos,
y la Naturaleza los impone a uno y otra. Sobrepasar los límites
personales, económicos y, sobre todo, los naturales, nos ha hecho
caer en el abismo. Como principio general, hay que partir de la
premisa del derroche, del más absoluto despilfarro, de la
constatación de que en la Naturaleza no existe la avaricia, el
ahorro ni la previsión. Los cereales sólo convierten el 4% de la
energía solar acumulada en materia comestible (y esto no es
modificable genéticamente), pero la vaca o la oveja que come
esos mismos cereales, únicamente asimila un 5%, lo que viene a
suponer ¿un 0,02%! de la unidad original de luz solar. Las calorías
vegetales requieren más de diez veces más de calorías energéticas
para ser elaboradas y asimiladas por las razas humanas, y casi
otras diez veces más para el mismo aporte carnívoro. No todos
los suelos son cultivables, el suelo cultivable no se puede aumentar
mucho más, ni su rendimiento traspasar los máximos expuestos
(los dos países con mayor población, China e India, cultivan el
11%% y el 50% respectivamente).
P or otra parte los abonos artificiales no son comestibles,
no propagan la riqueza del terreno en organismos; el contenido
del agro en mantillo disminuye progresivamente. De los
510.000.000 km2 de superficie terrestre, 365.000.000 los debería
ocupar el placton (56 % de plantas y 44% de animales), que llega
hasta los 400 m. de profundidad (sus restos, junto con los de
“caracolillos”, componen el grueso de la corteza terrestre). La
fertilidad del mar es más del doble de la de la tierra, el coeficiente

845
biológico de rendimiento de las plantas marinas es absoluto,
mientras que el de las terrestres no sobrepasa el 6%.
Volviendo a la tierra, resulta que de las 7.000 variedades
de cultivo posibles, sólo se producen 30 (la mitad, cereales) debido
a que el 70% del negocio está en manos de tres multinacionales,
pero el factor especulativo (por ejemplo, se está convirtiendo el
Sertão brasileño en monocultivo de soja), tan determinante, no
se va a tratar aquí –aunque sin olvidarlo-.
Como siempre, como en todo, mar y tierra se
interrelacionan inextricablemente; la parte más rica, la
plataforma continental, depende del aporte de los estuarios -¡y
lo que allá echamos!-; sabido es que una botella tapada (con o
sin mensaje), acaba por aparecer , y al cabo de no demasiado
tiempo, en cualquier otra costa del desinflado Globo.
Todos los recursos son limitados, todos, sin excepción
posible. Empecemos por lo más básico, lo esencial, la clave de la
vida, el propio carbono: se ha calculado que al año se fijan en
forma de materia viva utilizable cien mil millones de toneladas,
cantidad que parece grande pero que es limitada; es todo lo que
hay. Lo que resulta más evidente, el puto petróleo, está en su
mayoría en el Golfo Pérsico (donde las tierras cultivables rondan
el 0%), se calcula que hasta un 65% del total: hay para menos de
un siglo (U.S.A., que posee el 4% de las reservas mundiales, las
agotaría en 20 años). Como el gas natural produce el doble de
energía que igual cantidad de petróleo, se ha comenzado a
explotar a gran escala; parece haber mucho, la mayoría en Oriente
Medio, expaises soviéticos y norte africano (ventaja, que origina
menos dióxido de carbono; inconveniente, que las fugas de metano
son peores que el CO2). La extracción de otros minerales destruye
y contamina no muy por debajo de los energéticos, buena parte
de los cuales se usan para extraer y procesar minerales.
Retomando el tema de la eficacia, ese es, también, el talón
de Aquiles de los sistemas industriales; no existen ni pueden
lograrse sistemas cerrados, las pérdidas son mayoría. Los motores
de combustión interna no convierten ni el 25% de la gasolina en
energía utilizable; las centrales de energía convencionales suelen
operar con un rendimiento del 33%. Desarrollar tecnologías
eficientes y perfeccionar las existentes, es crucial, pero se

846
considera que el techo de la eficiencia, del rendimiento, estará
en torno al 40% -la reducción de los espacios entre átomos, lo
que se ha bautizado como manometría, superaría ese porcentaje,
pero es otra aberración más (¡y van!...) que tampoco sabemos a
donde nos va a llevar, aunque se sospeche-.
No se puede dejar de mencionar el símbolo por excelencia
del progreso, del desarrollo, ídolo y meta de gran parte de la
puta humanidad, su inseparable automóvil, de sirviente a amo.
No muy lejos de 500.000.000 de unidades de chapa pintada
autopropulsada condicionan la vida de gran parte de los humanos,
son responsables del 15% de emisiones de CO2 y , en U.S.A., se
tragan el 45% de los derivados del petróleo. Un coche en 1.000
kilómetros consume tanto oxígeno como su conductor en todo el
año -¡y no digamos esas bonitas estelas de esos aviones a reacción!:
eso es oxigeno quemado-; es fácil deducir que el no querer andar ,
un modo de vida, cuesta más que el respirar, que la vida misma.
“Stop”.

847
VARIOS
Un gallego que se tenga por escribidor, no puede dejar de
tratar, aunque sea incidentalmente, el tema del Señor de
Compostela, el Amo del Trueno.
Inicialmente, es más acorde que el lugar signifique
“enterramiento” (compositum) que ese campo de estrellas tan
difícil de apreciar con la climatología al uso; destino de la Vía
Láctea es cualquier extremo del mundo, y en Galicia misma
tenemos otros cuantos más. También cabe en la lógica histórico-
mística que los huesos sean del hereje P risciliano –lo que han
defendido, incluso, instancias religiosas-, no pequeña venganza
desde la tumba, triunfo después de muerto, Cid espiritual gallego
(no como ese Iacos, “estrepitoso”, venido de tan fuera, ¡y
queriéndonos hacer creer que las barcas de piedra flotan!)). Sea
como sea y sea quien fuere, mientras los palmeros seguían
afluyendo a Jerusalén y los romeros a R oma, los peregrinos
comenzaron una procesión catártica que dura un milenio largo.
Pero si retrocedemos más de un milenio desde ese inicio o, más
bien, iniciación, nos toparíamos con peregrinos más selectos, más
escasos, más sapientes; Compostela, como se llamara, era, quizá
un centro iniciático superior para druidas, más que sacerdotes,
médicos, sabios, políticos, lo eran todo. Una singularidad simbólica
como la vieira, la venera, también nos retrotrae en el tiempo y
nos desubica en el espacio; efectivamente, este elemento
gastronómico y arquitectónico que no se da en otras partes, no
es cristiano se le mire por donde se le mire y se le coma por
donde nos lo quieren hacer tragar; es pagano, y no tan griego
como parece (Afrodita, Venus), sino africano –lo dice nada menos
que Monteagudo-, habiendo penetrado en la Hispania cristiana
como posible alusión al bautismo. Y antes del Cristianismo no
venían de todas partes a un punto cualquiera interior sin mayor
significado que el cercano P ico Sacro (con sus inexploradas y
temidas cuevas), a donde se venía, se iba, era a los promontorios
que se adentran en el mar (Saint-Michel era la gran competencia
y, lejano, interior, anterior, Stonehenge), a Bares –donde se puede
pasear sobre el muelle fenicio-, al cercano Cariño (como los

848
gallegos llamaban a Venus, según un no gallego, Sánchez Dragó),
al temido Teijido (“tei-g-edo”: consagrado a Hades, dominios de
Chtulhu); Finisterre, P ico Sacro, V ares, Cariño, Teixido (sin
despreciar Mujía),… por su antigüedad, eran lugares, hitos, más
femeninos que masculinos, cunas de esas vírgenes negras efigies
de aquellas matronas celtas.Y antes de los celtas, los brigantinos,
que en el “lubre” adoraban a la luna cantándole “foliadas” y ,
cuando se iba (para volver, siempre), le lanzaban un grito desde
las entrañas, el “aturuxo” –que aún lanza, si inspirado, el
bibliotecario de Brigantia, Betanzos, mi amigo Erias-. El despiste
actual, que va a más y amenaza no desaparecer , el canibalismo
espiritual pasado, sistemáticamente practicado por las jerarquías
católicas, llevaron a substituir lo propio, lo autóctono, por un
“postizo” palestino. Aprovechemos los tiempos, carreteras e
instalaciones presentes; en el antiguo “semáforo” (para señales
militares, tras el faro de la punta) de Finisterre se puede dormir
en la habitación más hacia tierra, desde una de cuyas ventanas
se ve poner el sol y desde otra salir; en el de Bares, lo que anuncian
como la primera “suitte” de España –que, sin ser “suitte”, tiene
65 m2 , octogonales (7 ventanales), incluso viéndose el mar desde
la bañera-, da la oportunidad de recibir el primer viento peninsular
,
pues es el punto más norteño. Sólo otro para de acotaciones,
ortodoxamente históricas: Santiago fue sede metropolitana por
traslado de la de Mérida, y durante toda la Edad Media el “hijo
del trueno” tuvo un gran competidor , el visigodo Emiliano, San
Millán, también representado como descabezador de morismas.
¿T oda la cultura (para Eliot, cultura es lo que crece,
civilización lo que se fabrica)y civilización vino de Asia?, ¿fue
sólo Europa etapa, tránsito, para que lo asiático se desvirtúe en
América?.
Bastante recientemente se ha descubierto una ciudad
neolítica en Lepenski V ir (Y ugoslavia), datada casi
contemporáneamente con Jericó; está perfectamente acreditado
un centro metalúrgico en los Balcanes sobre el 4.000 a.C.; ¿son
ambas manifestaciones de un foco europeo independiente todavía
no bien estudiado?.
Coincidencias tan poco explicables como las de la Inglaterra
y el Egipto prehistóricos no nos tienen por qué obligar a suponer

849
un contacto directo, aunque sí con una fuente común. La escritura
–que lo fue, en toda la extensión y significado de la palabra-
simbólica inscrita en piedras y otros materiales imperecederos
(como oro; lo perecedero, pereció) perteneciente al paleolítico
superior, alcanzó difusión y casi uniformidad universal; las
agrupaciones aparecen distribuidas de la misma forma y situadas
a idéntica distancia; puede ser simple concomitancia cerebral,
como lo eran los silbidos y chasquidos de adscripción totémica.
En todas las civilizaciones prehistóricas, ciclópeas, nos topamos,
bruscamente, con la gran desproporción entre población y medios
y sus logros o realizaciones; a partir de ellas no hubo evolución,
se produjo un corte (más o menos brusco, aunque no catastrófico)
y con bastante posterioridad malas copias, otras. Cuando
empezaban a utilizarse las manos munidas de utensilios (lo “útil”,
utiles), cuando se comía y vestía de urial y muflón (muchísimo
antes de domesticar ovejas), se habitaba en cuevas: se han medido
las temperaturas de todas las habitadas en Europa y dan idénticas,
al grado; son las más famosas Lascaux y Altamira:sus alzados de
planta resultaron un ave zancuda y un dragón, respectivamente.
Concomitancias, distancias, relaciones –por repetitivas y
extendidas, dejan de ser coincidencias_, se dan todo a lo largo y
ancho del planeta, en todos los tiempos muy idos; todo lo tan
distante y aparentemente diferente parece responder a un
sistema, seguir modelos geométricos-geodésicos; una red
arquitectónico-energética cubría el mundo. La pirámide –forma
captadora de energía, también, difundida por los 5 continentes –
por excelencia, la Gran Pirámide (donde se incorporó la distancia
al sol, radio y peso terráqueos, precesión de los equinoccios, valor
de “pi”,…)es tenida por el centro de todas las tierras y todas las
fuerzas, principal entrada al P araíso (las otras, Saint-Michel,
Inglaterra –Broceliande- y Tibet –Shambala-, sin olvidar la mejicana
Tula); ¿qué es el paraíso más originario, el que estaba abajo y no
arriba?: el Corazón del Mundo, el Paradesha (“comarca suprema”),
después conocido por Agartha.
Euritmia.
Es la armonía de proporciones en el arte, mayoritariamente
aplicada en arquitectura, donde altura y anchura deben guardar
la proporción de la mitad de sumar uno y raíz cuadrada de cinco,
que viene a dar 1’618; sería el número áureo. Los mexicas, la

850
casa la identificaban con el oeste, femenino, blanco; rojo y
masculino era el este (caña); al norte, la muerte (pedernal), negra;
la vida estaría al sur (conejo), azul; en el centro, como orden y
equilibrio, el verde; no es ésta nuestra ordenación armónica
colórica, pues verde es el norte, amarillo el sur, y al este y oeste
corresponden azul y rojo, respectivamente, siendo blanco el cenit.
Número áureo no es lo mismo que áureo número, griego y romano,
el ciclo descubierto por Metón (432 a.C.) de las fases lunares
coincidentes en los mismos días, cada 19 años; se señalaba con
letras y números de oro. La sección áurea o regla áurea, sin entrar
en disquisiciones ni precisiones matemáticas, viene a ser el 62%
del total (o sea, el uno respecto al 1’618…). Más nuestro ojo no
es capaz de captar la perfección, y un buen arquitecto ha de
tener muy en cuenta esa percepción humana sobre la perspectiva,
proyectando y disponiendo columnas en planos, distancias y hasta
grosores no exactos, cual hizo Fidias, ya, en el P artenón. O sea,
que no sólo todo es según el color con que se mira, sino también
según la distancia desde que se mira.
La historiología, teoría de la historia, implica la heurística,
la búsqueda de fuentes hirtóricas, haciendo falta tener algo de
historiógrafo para su exégesis, su interpretación.
Heródoto, considerado el padre de la historia, también es
conocido, entre los propios historiógrafos, como el padre de la
mentira. No sólo de él, sino de los griegos en general, se dice que
carecían de auténtico sentido histórico, tanto en lo cronológico
como en lo sucedido y en los personajes. Mucho es filfa.Tampoco
sólo depende la transmisión historicista de quien la escribe –
normalmente, del bando vencedor (opresor), como es bien sabido-
, sino de las circunstancias, en general; ejemplo bien conspicuo y
relevante es el de las obras y biblioteca deAristóteles (tenía parte
de la de su maestro Platón), enterradas por Neleo y no descubiertas
por puro y afortunado azar hasta un siglo después: consecuencia,
que Apelicón hubo de copiar todo, pero hubo de rellenar , a su
manera (para dar sentido), lo roído por la humedad. Calímaco se
tomó su trabajo en catalogar todos los originales existentes en el
mundo –”su” mundo, China e India no lo eran-, y Aristófanes de
Bizancio comenzaría a utilizar tanto las mayúsculas, como la
puntuación y la separación por párrafos. W illian McNeill afirma
que la historia, en un sentido estricto y apropiado, comenzó

851
cuando la evolución cultural adquirió la supremacía sobre la
evolución biológica. Será tomada siempre, por escritor y lector ,
con prejuicios, según se la considere lineal (línea iniciada por
Ireneo de Lyon ya en el siglo tercero) o cíclica, en lo que creía el
mismísimo patrón de los científicos, San Alberto Magno. Marx en
“El Capital” escribió que “en la historia, como en la naturaleza,
la putrefacción es el laboratorio de la vida”; para los marxistas,
genéricamente, es una secuencia objetiva, una dialéctica, una
serie de contradicciones y de sus soluciones. La historia no
demuestra, muestra, opina Octavio Paz.
Muestra histórica, batiburrillo.
El diluvio no fue universal, lo que sí es universal es su
creencia; de los “nuestros”, el más antiguo puede que sea el de
Oggiges seguido del Deucalión griego, además del clásico bíblico;
se recogen en la mitología caldea, asirio-babilónica, persa en
Manu (con versión Mahabharata y Satywavrata); entre celtas,
escandinavos y lituanos; en América, por California, Méjico,
Colombia, Ecuador, P erú y Brasil. Si es muy posible que el
sentimiento religioso como tal se iniciase en India, es seguro que
el último gran reformador religioso, continuador de un hipotético
Jesús y un histórico Mahoma, es también hindú; Kabir, principios
siglo cristiano décimo quinto, discípulo de Rãmãnanda, derivó
hacia la línea monoteísta cristiano-mahometana, referida,
lógicamente, a Visnú y Rama (su encarnación); los kabir-panghis
cuentan con importantes monasterios. La masonería, cuya
existencia real debe ponerse en relación con algunas primitivas
organizaciones gremiales de G. Bretaña remonta sus orígenes
míticos a la fábula de Hiram, gran arquitecto del universo
asesinado por tres de sus ayudantes a los que se negó a facilitar
sus secretos; la fundación de los rosacruces fue imaginaria: al
Christian Rosenkreuz del XIV se lo imaginó J Andreade del XVII. A
Roma se le suele dar la vuelta, a saber por qué, y sale amor , pero
el significado griego del más que topónimo, es “fuerza”; su base
etrusca la simboliza la propia nodriza del pueblo romano, la loba,
que es labor etrusca sumamente antigua, siendo los dos gemelos
añadido posterior para conformar el grupo escultórico, la leyenda;
Grecia era, esencialmente, hombres, R oma ya conformará un
pueblo; el emperador romano, cabeza de un bien organizado
funcionariado (militar, justicia, hacienda), al desmembrarse éste,

852
pasó a desmembrarse en reyezuelos medievales, poco más que
fuertes terratenientes. Se tiene a Lepanto por la más relevante
batalla naval, otras lo fueron más; ¿suena Din o Las Dunas?; en
Din (1.509), Francisco de Almeida pudo con la gran flota
musulmana (de Egipto, de Calcuta, de Gujarat), proclamando una
supremacía naval europea (occidente) que mantendríamos hasta
1.905, cuando Japón (oriente) hundió los acorazados rusos en
Tsuchiyam; doscientos y pico años después, los holandeses acaban
con la recuperada flota española en la costa flamenca, en Las
Dunas, quedando con las velas libres para piratear en elAtlántico,
pero también en el Índico y P acífico, con la “Jan Compagnie”,
cobrando impuestos a comerciantes chinos, árabes y malayos para
comprar especias, cuyas cosechas se habían de amoldar a la
demanda. La (sin-) razón última de la 1ª Guerra Mundial fue
debilitar a los sindicatos internacionalistas inculcándoles por las
bravas cierto espíritu de solidaridad con los Estados –que son los
que provocan las guerras, no los ciudadanos-, hubo que descartar
la posibilidad de un cambio inmediato y se aceptó teórica y
prácticamente al Estado por encima de la nación y de la razón; la
clave (oculta) de la 2ª G. M. estuvo en la monopolización alemana
de las herramientas de carburo de tungsteno y tantalio (desde
1.930), que aumentaban en seis o siete veces las velocidades de
cortado incrementando grandemente la producción.

853
VENTA
La Marca.
¡La Venta!.
Finales 1.995.
Cada 5 generaciones, un Hombre Justo recibe unTalismán;
ha de emplearlo para el Bien. Según la tradición judaica, siempre
hay en el mundo 36 hombres -¿no pueden ser mujeres?- de perfecta
rectitud; “tzaddik” para ellos, “abdal” para los árabes y “lamed-
vav” en otras creencias esotéricas.
P or el otoño del 95 recorría P ortugal, de abajo arriba y
hacia el este (pues es un país sin oeste, si bien ellos dirán sin
este, por estar los “espanhois”); en Esposende me topé por vez
primera al menos fui consciente de ello-con La Marca.
Utilizada a finales del XIX por la masonería como base
compositiva de la genealogía de la realeza (eso es lo de menos),
abstrayendo su representación geométrica esto quedó: 12 círculos
concéntricos, radialmente divididos en 28 “gajos”; admite 27
figuras, complementadas por otras 9 (en el centro, trinidad),
resultando 36.
En Egipto, el cielo lo dividían en 36 sectores, por los 36
astros principales, decanos. En Egipto, en el templo de Denderah
(siglo I), al norte de Gourna, templo que estuvo dedicado a la
diosa del amor y la felicidad, Hathor, se podía contemplar hasta
principios del s. XIX la más antigua plasmación pétrea de este
“zodiaco”, despojado y trasladado al Museo egipcio parisino en
1.822.
Mucho después, supe que lo que realmente tenía era una
Zairaya, soporte astrológico ampliamente utilizado que se
compone de varios círculos concéntricos en los que los cuadrantes
se subdividen en 7 partes dando las 28 divisiones o “gajos” (las
letras del alfabeto árabe). De algo tan antiguo, elemental,
podríamos saltar a algo tan moderno, técnico, como un lenguaje

854
–máquina “Cobol” superbinario, metiéndonos, incluso en
comunicaciones moleculares, nanometría y mecánica cuántica.
La lámina, la aplicación que había adquirido en Esposende
–lo cierto es que primero pretendí, simplemente, fotocopiarla-,
estuvo unos cuantos meses, bien enmarcada en suntuosas maderas
de su época (me la sigo topando cada vez que subo y bajo las
escaleras), arrinconada en mi inacabada biblioteca obidense. Sería
un avispado librero de La Coruña, de visita intramuros, quien me
animara a reproducirla en facsímiles y comercializarla. Un año
más tarde, un negociante portugués (futuro administrador de “mi”
periódico: el que vendría –el seminario “T ribuna do Oeste”- a
joderlo todo) comenzó su distribución al por mayor, con innegable
éxito.
Por aquella, empantanado, hundiéndome, en “RegiÓbidos
s.a.”, aunque mi media de horas de sueño no mermó en gran
medida, globalmente, si los despertares nocturnos solían durar
hasta las madrugadas (compensados por las imprescindibles
siestas). En un tenso desvelo vino la inspiración de registrar , a
nivel mundial, el dibujito, para venderlo.
Como otro coruñés, compañero de facultad, había sido
registrador (oficial) mercantil y trabajaba ahora en el despacho
puntero de agentes de la propiedad, en sus manos quedó el asunto
–y mucho dinero, acaparando a lo largo de los años un mercado
legal no muy lejos de 4.000.000.000 de posibles consumidores.
Fue primero la Unión Europea (principios del 99), después U.S.A.
(primer otoño del nuevo siglo), de pronto los 5 continentes.
Actualmente, la cobertura legal, como Marca R egistrada, está
cuasi finalizada, quedando únicamente flecos en algún país
tercermundista y un proceso administrativo en China que no
importaría nada, sino todo lo contrario, perderlo. [P ocos días
después llegó la resolución: ganado].
Crée, privadamente, “P admini B.T.”. Padmini es un término
del antiguo persa que viene a significar “gema que satisface todos
los deseos” –así llamaba a Teresita, tantos años deseada, cuando
la conseguí-; B.T., bustos-talismán. Integré a amigos íntimos, cuyo
consejo y ayuda recabé ante mesas bien surtidas (cómo en todo
inicio de mis negocios, las primeras partidas de gastos son
gastronómicas –también, sí, astronómicas-). Un par de años

855
después del inicio, ante la magnitud de los desembolsos realizados
y los futuros, también les solicité dinero ¡y también lo obtuve! (a
cambio, claro, de tajadas en el pastel), Simultáneamente, como
uno de mis defectos es el desprendimiento más que la generosidad-
, doné porciones a familia y amigas, y la mayor a una instituida
pero aún no constituida “Fundación Seoane de Estudios Fenicios
y Griegos” (con sus ventajas fiscales, por descontado), cuya sede
ideal sería, ¿hubiera sido?, el único monasterio que en toda la
costa de la península ibérica persiste, el abandonado de Oya
(Pontevedra).
¿P ara qué sirve la Marca?... a ésta pregunta, siempre
respondemos, muy a la gallega, con un ¿para qué no sirve? (en
cientos de conversaciones, nadie me ha podido decir una sola
cosa para la que no sirva).
En el esquema descrito, se pueden presentar ,
simultáneamente, interrelacionándolos, un mínimo de 308 datos
o informaciones. Constituye la mejor célula de información que
pueda existir en el espacio euclidiano. Permite ahorros de espacio
y tiempo que no tienen precio. Es Marca Figurativa que a todos
causa gran impacto visual. Su perfeccionamiento, en todas partes,
por todas las culturas, es resultado de unos 6.000 años.
Nos encontramos con un Arquetipo (“modelo que guía”),
ejemplar primario grabado por la cultura en el subconsciente
universal. Talismán (para atraer bienes) que engloba macro y
microcosmos; símbolo intuitivo no volitivo, que no se puede
rechazar. No hay que venderlo, lo compran; provoca el deseo de
poseerlo, lleva a su adquisición. Sin fecha de caducidad (ni
comercial, ni legal). Para siempre, por siempre, hasta siempre.
La Marca puede ser utilizada en sí misma o
instrumentalmente, tanto en soportes físicos como magnéticos
(u otros, si los hubiere). Todo lo comparable o combinable es
susceptible de su aprovechamiento, desarrollándose
constelaciones de datos. Surge y a la vez, secuencialmente, se
orienta hacia su centro, poseyendo una espléndida concentración
focal. Tiene lo conocido en pintura por “valor táctil”, esa cualidad
de las obras maestras de Giotto o Masaccio que animan a llegar a
una estrecha relación con ellas, casi a agarrarlas.

856
Substituye la información lineal sucesiva por la secuencial
simultánea. Es como poseer un envase en el que cabe cualquier
clase de contenido. Admite tido tipo de desintegraciones, acoples
y fraccionamientos. Con desplazamientos centrífugos y
centrípetos, en simultáneo, permite un mejor tratamiento y
extrapolación de datos. Se asimila no por deducción, sino por
inducción. Un medio y un fin en sí misma. Posibilita controlar las
conversiones y reconversiones de la información. Especie de
ideograma que sintetiza y analiza a la vez. Sistema de productos.
“La condensación, ordenación, facilitación de información,
es poder, en su sentido más amplio y actual” (Alvin y Heidi
Toffler,
“Power Shift”, autores también de “El shock del futuro” y “La
tercera ola”). La información depurada es conocimiento. “El
conocimiento en sí es poder” (Francis Bacon). La actual riqueza
es una riqueza de símbolos. T odo aquello que pueda satisfacer
deseos es fuente de poder. “El dominio del conocimiento específico
incluye combinaciones de hechos, normas, modelos y sus
interrelaciones”. (K. Clancy y R. Shulman, “La revolución del
marketing”).
El muy prestigiado psiquiatra español Enrique ojas,
R define
la ansiedad como consecuencia de deficiencias en la acumulación
y procesamiento de información. Su colega ruso Siminow consideró
emociones negativas aquellas en que la información disponible
es menor que la necesaria.

Si el 10% de lo expuesto –y más- es cierto, ¿cómo es posible
que siga sin venderse tras tres años de ofrecerla?: por precio (el
valor real de este producto –como de todos- radica en el
conocimiento en él incorporado).
La idea inicial, para venderla, fue encomendársela al mejor
intermediario comercial, igual que se le había encargado al mejor
intermediario legal. O no existe (improbable), o no lo hemos sabido
encontrar (posible), ¡a pesar de haberlo procurado!.
Al ir por esa vía, nunca me propuse venderla personalmente
–para lo que no me veo capacitado-, por lo que no monté la
infraestructura necesaria, bastantes veces echada en falta. Un
par de docenas de muestras de venta (disquetes) fueron

857
distribuidos a nivel mundial, algo aleatoriamente. Empresas
punteras de diversos ámbitos estuvieron inicialmente interesadas,
directa o indirectamente. Número igual o superior de carpetas
de presentación se entregaron a manos que, en casos, ni se
dignaron abrirlas. Un contacto semanal se estableció durante el
primer año. La mitad, más bien menos, durante el segundo. Este
tercero, al que poco queda para finiquitar , las perspectivas no
son nada nítidas, a pesar de que hemos llegado a quien más puede
y parece que algo quiere, así como otros que quisieran más pero
no pueden tanto.
Hay constancia de falsificaciones y se han dado probables
usos indebidos, no perseguidos por carecer de los medios
necesrios, pero ellos no preocupan en absoluto, ya que vienen a
reafirmar lo que se creyó de principio y se sigue creyendo: que es
el mejor producto que se pueda comprar en todo el mundo.
He conseguido tenerlo. Me falta venderlo.
¿Cuándo?.

858
VICISITUDINARIO

La cueva, el arquetipo, corazones,
El método, la conclusión, razones.
Fevo invicto, fénix eterno,
Solsticio de alba, esperanza, norte;
Hydros de cielo, Eolo desencadenado,
Bruma, gris, negro, maná helado.
El humo dela chimenea se lleva la conseja,
Armarios y arcones se quedan sin fondo;
Tiemblan cerdos, pavos y capones;
Toda novedad es ya vieja.
Mar intratable, tierra dura y blanda, ¿esterilidad?,
desnudez, vacío, lloro, ¿novedad?;
la paleta sin colores auyenta al pintor,
los jarrones sin brotes al poeta.
Vuelven los que no quisieron irse,
Llegan los que nunca se fueron,
Permanecen los de siempre,
La casa paterna es de los que en ella vivieron.
Regalos, promesas, sonrisas, parabienes, adioses,
Adornos, cultos dendríticos, teatro en terracota;
Todos propician a sus dioses,
Los dioses también acusan los rigores.
Existir de caracol, bases acolchadas,

859
Navegar sobre el sexo, pantalla;
En las cumbres la batalla,
En los llanos nunca hay paz.
Febo invicto, fénix eterno,
Equinoccio grande, germinal, este;
Hydros señor, Eolo tierno,
Blanco, luz, verde de resurrección.
Romería, baile, fecundación, ilusiones,
Espigas, brotes, surcos, la serpiente;
aquel largo trago en aquella fuente,
aquel breve encuentro recordado largo tiempo.
Colores, olores, sabores, quereres,
La promesa en la promesa;
nadie sabe qué trae la cigüeña,
alguien se lo pregunta a los atardeceres.
Movimiento, caravana, jacobeo, filar;
él trazo blanco en el mar,
él destello de la pluma en la cumbre;
pulmón pleno, vista clara.
La libélula, el albor del cerezo,
La nueva camada, los viejos camaradas;
¿quién no ha esperado una carta?,
¿cuántos ansían ser lusiadas?.
Se enriquece la despensa, abren las criptas,
Sangre olvidada, parir, campanas;
Equilibrio de opuestos, volar lejos,
Ceremonias repetidas, quedar quietos.

860
Febo invicto, fénix eterno,
Solsticio de ocaso, plenitud, sur;
Dentro de Hydros, Eolo quieto,
Azul, duda, rojo, albur.
La fruta, el ocio, la verdura;
Vacar, querer, tejer, vagar;
El camino entre las eras es largo;
Corto es el trecho al pernoctar.
¡Cuántas historias sin papel!,
Se borraron las huellas en el sitio aquel;
Ya nadie distingue una golondrina de una paloma;
¡cuánto papel sin historias!.
Vuelven los que siempre están partiendo,
Permanecen los de siempre,
Se acoge al desconocido, la casa del estío es de los que
están viviendo.
La verbena, el canto,
Aromas que nadie recordaba,
En los viejos el llanto;
Crisálidas luminosas indican el futuro falso.
Contar lo deseado, lo imaginado,
Olvidar lo nunca querido;
A su destino aún nadie ha ido;
Aguantando la evanescencia sin relato.
Febo invicto, fénix eterno,
Equinoccio corto, pérdida, oeste;
Hydros pardo, Eolo recuperado,

861
Amarillo, añoranza de lo alterno.
Programaciones, en busca de lo no olvidado;
Lloro de árboles, adiós de olores;
Viejos niños, viejos sabores;
Suena en la gramola una oda sorda.
Volver al redil, espera,
Colmar las vasijas, la pluma;
La tristeza es sombra duradera,
La alegría espejismo ido o por venir.
Tobogán sin pendiente ni descanso,
La historia pintada en un remanso;
Zumos que fermentan en madera;
Alados instantes de vida sin futuro.
Buscar la compañía por querencia;
Párpados pesados sin telón de estreno;
Imposibles que ya no se quieren alcanzar,
Vaciar un estanque siempre lleno.
Espiral solemne abierta en bucles,
La serpiente que oculta su veneno;
La cueva, el arquetipo, corazones,
El método, la conclusión, razones.
Febo invicto, fénix eterno,
Solsticio de alba, esperanza, norte;

862
VIVIR
¡Qué bien vives! Es frase que se le suelta, entre envidiosa y
conmiserativa, al que se encuentra en estado de ociosidad; nadie
le dice que vive bien, ni se lo cree, a quien está en permanente
laboriosidad. No por ello “il dolce far niente” es la situación
general ideal, pero ¡”se non è vero è ben trovato”!.
Vivir es disponibilidad, disponibilidad de uno mismo. Según
esta premisa, casi nadie vive, lo que se debía decir vivir.
No considerándonos rocas, no sintiéndonos vegetales,
cuando también pretendimos diferenciarnos del resto de los
animales, se acabó el vivir . Vida es, propia y estrictamente, el
espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento hasta la
muerte, pero al ser humano más relevante le es su modo de vivir ,
lo tocante a su desgracia o fortuna, las comodidades o
incomodidades con que transcurre ese siempre corto lapso
temporal. Por imperativo, por sumisión social, lo usual es vivir en
orden a la profesión, empleo, oficio u ocupación por lo cual
poquísimos se dan la buena vida, entregados a sus gustos, delicias
y pasatiempos; mejor sería la llamada vida canonical o de
canónigo, la que se disfruta con sosiego y comodidad –ya pocos
parecemos quererla-. Bastantes se pasan la vida a tragos y , al
menos, mientras dura, vida y dulzura, ya que todos tenemos la
vida en un hilo. V ivir para ver. Demasiado realista una entre las
muchas definiciones que nos da el Diccionario de “acomodarse a
las circunstancias o aprovecharse para lograr sus propias
conveniencias”. Sea como sea, nadie considera que pasar uno a
mejor vida sea otra vida.
La vida cambia, cambió, ¡tanto!, ¿o no tanto?. P ocos,
poquísimos, en su última confesión han podido decir , o dicen,
“confieso que he vivido”. Condicionamientos, todos; si la
civilización es “la aptitud para el disimulo” (Ratzel), cuanto más
evoluciona la vida social -¡y a qué ritmo!-, más se constriñe la
vida individual. Ese es uno de los grandes, de los determinantes,
errores de partida, que para controlarnos, asimilarnos, incitarnos
al consumo indiscriminado y masificado, vivir se identifica desde

863
la más tierna infancia con vivir en sociedad, descuidando en
demasía, cuando no totalmente, el vivir como individuo.
Sobrepasada la fase de vivir por vivir, ya se vive para vivir.
No nos podemos olvidar, ni se debe desechar, el altísimo porcentaje
de los que siguen sufriendo la vida como mera subsistencia vital,
supervivencia, pero los que nacimos en sociedades más o menos
opulentas, ligera mayoría, no concebimos eso como vida. Hacer,
hacer y hacer, no padecer.
Menos dependientes de ciclos agrícolas, menos subyugados
por diatribas religiosas, menos pendientes tanto del pasado como
del futuro, más nos dedicamos al propio cultivo, más adoramos a
lo superfluo, más queremos vivir.
El ansia, el deseo, la propia alegría de vivir –que no muchos
poseen-, depende en gran parte y manera del biotono, de la fuerza
general personal (no hace falta ser alegre para tener alegría de
vivir). Con mayor o menor dosis de fuerza, del carácter; según
Freud, los rasgos permanentes del carácter son continuaciones
invariadas de los instintos primitivos, sublimaciones de los mismos
o reacciones contra ellos.Y de la ambición que el citado relaciona
con el erotismo uretral, siendo más manifiestamente ambiciosos
los que en su infancia padecieron de enuresis.
Aun viviendo bien, se pretende, ilusamente, algo mas, algo
tan etéreo, evanescente y subjetivo como ser feliz; no está nada
mal lo que dijo Wlater Benjamín: “ser feliz significa poder
percibirse a sí mismo sin temor”. P or hedonismo consumista, se
tiende a identificar felicidad con placer; unos optan por una vida
“de fondo” y otros “de velocidad”, pero ninguno sabemos cuanto
podremos “correrla”. Placer no es forzar; placer es la paz consigo
mismo.
Más significativo que lo que da, es lo que se le pide a la
vida. El “modus vivendi” y el bagaje de vivencias, pueden pasar a
ser tanto carga demasiado onerosa para soportar en la vida, como
el equivalente en una sola vida –la única que todos tenemos- a
varias vidas. De un modo u otro, para cada uno y para todos, la
vida deviene en pervivir.
Una gran mayoría vive para otros. Si ya no resulta usual en
la sociedad europeo-norteamericana el cuidado de los antecesores

864
mayores, sí sigue siéndolo en muchas suramericanas, asiáticas y
africanas. En todas, en mayor o menor grado, se provee a los
descendientes de lo necesario –y, a veces, de más-; se actúa y se
proyecta en función de ese ilusorio soporte futuro, y cuando llega
el futuro, se da cuenta el actor que apenas tuvo funciones propias.
Penoso es vivir para aparentar. Que cueste sudor y lágrimas
el comprar un traje nuevo y tenerlo sólo para singulares
celebraciones y seguir mal aparentando en el catafalco, guardar
la vajilla y la cubertería por si vienen invitados, forrar el sillón de
casa o el asiento del automóvil,…
No tienen perdón los que no dejan vivir a los demás, los
que llegan a regodearse con ello. La tribu de los apandadores,
acumula y acumula, posee más delo creíble para sí y para
generaciones, y no sabe vivir el día a día. Más de los debidos,
piensan y accionan como si fueran a vivir para siempre.
Inmersos en una rutina (de mayor o menor nivel),
determinados por sus circunstancias y las ajenas, hechos a un
pesebre, la inercia guía e impulsa un alto porcentaje de vidas. Lo
real es que la mayoría no sabrían ni qué hacer con sus vidas si
pudieran disponer de ellas, de su tiempo todo. A bastantes, da
miedo vivir; otros, fuimos condenados a vivir.
Saber vivir es ciencia –quasi innata- que casi nadie posee,
asignatura que no enseñan en lado alguno, cuestión más de
genética que de estética. El finalismo no existe; tampoco el
determinismo. Las etapas -¿qué quieres ser de mayor? O ¿qué vas
a ser de mayor?- puro convencionalismo.
“Si volviera a nacer”, “si supiera lo que sé”, son frases que
hemos estado condenados a oír y estamos condenados a decir:
“parola, parola, parola…”. No vivamos con el reloj en la mano
aunque vivamos al minuto, no vivamos como perros y gatos;
evitemos vivir metidos en un puño; no está tan mal vivir para
comer –bien-; no por vivir uno aprisa se vive más, ni mejor . ¿Cómo
se vive, se muere?. Mantenerse o durar en la fama o en la memoria,
después de muerto, negra vida es. No vale la pena vivir con un
pie aquí y otro en la sepultura (sí a la eutanasia, activa y pasiva,
voluntaria o no).

865
V ivir en Babia. La abulia, la vacuidad, los apáticos,
proliferan por doquier; ir por la vida con anteojeras, vegetar ,
sujetarse excesivamente al devenir cíclico (tanto al natural, como
al artificioso), el comportamiento teledirigido, los
desbordamientos provocados (por otros) cuando no conviene o
compensa contenerlos, parecen ser , en muchas partes, normas
de vida.
El que escribe, observa y ve que su vida en nada se parece
a la de los que lo rodean; en poco se identifica con ellos.
Así es la vida. La vida ¿es bella?. “C’est la vie”.

866
VOLAVÉRUNT
Volavérunt es voz latina, académica, que se usa –no se usa-
, festivamente, para significar que una cosa se perdió o
desapareció.
Como quien no quiere la cosa, la pluma se desliza
festivamente, aunque con cierta pena, por el papel del último
ensayo –papel, folios de correspondencia, mandados imprimir por
el abuelo del que gobierna la pluma antes de que naciera su nieto
primogénito-. Cierto que quedan los “retales “ de “Sueltos” y
“Varios”, también “Venta” para cuando se venda y “L” para iniciar
el globo sobre el Ngorongoro en el quincuagésimo aniversario,
además de las colaboraciones, las esperadas aportaciones de
Pablo, Javier, Fernando, Alfredo y Alberto, pero como ensayo,
monotemático –dentro de lo vario- y propio éste es, será, el último.
¡Y queda tanto! –afortunadamente-.
Si al llegar, los romanos se encomendaban a la diosaAdeona,
al irnos hagámoslo a la diosa Abeona.
Intentaremos una panorámica, sucinta, de lo último
recopilado sobre este minúsculo trocito errante (ese es el
significado del término planeta, “errante”) de materia universal
condensada y sobre su especie maldita, una rama de primates
criminales que se desgajó de sus congéneres africanos pacíficos.
Unidad. Abstracción unificadora difícil ante la multiplicidad
que nos entra por los ojos. ElTodo es configuraciones desarrolladas
del Uno. Nuestro organismo no es ninguna asociación colectiva
de células, sino una unidad (R.H.Francé). El gran divulgador
científico Carl Sagan, ya moribundo, nos dejó la idea de que
“nuestro planeta es indivisible,… constituye una unidad”. Y Uno
es la Galaxia, el Universo (los números –no olvidemos, como la
informática se ha encargado de demostrar, que éstos, y todo, son
reducibles al 0 y el 1- parecen contradecirlo : sólo el pequeño
disco aplastado que es la galaxia donde estamos arrinconados,
contiene aproximadamente ¡¡cien billones!!de estrellas, con
100.000 años/luz de diámetro y 2.000 de espesor).

867
El Gran Huevo Cósmico. Tal elucubración teogónica, una
de las primeras y de las más extendidas, vendría a ser una
superestrella de neutrones donde estuvo contenida toda la masa
del universo; sólo sería unas treinta veces más grande que nuestro
sol. Todo emergió de esa Unicidad, de ese punto de densidad
infinita, hace unos quince mil millones de años. “Big Bang”. Los
Bariones son los supervivientes de los primeros momentos, los
que lo contenían todo; los Fotones, son productos de desecho;
existen 109 fotones por un barión. Ese cerebro privilegiado
formando parte de un cuerpecito disminuido, considera al universo
como un agujero negro vuelto del revés; vivimos dentro de un
agujero negro de muy baja densidad general; es el espacio en sí
lo que se expande, llevándose consigo las agrupaciones galácticas.
Después y antes de la Expansión, la Contracción, el “Big Crunch”;
todas las ecuaciones permiten tanto la contracción como la
expansión, pero no la estaticidad. Nuestro universo puede que no
sea más que una ínfima parte de otro Metauniverso, desordenado,
“fluctuación al azar dentro del caos”, universos disformes que se
expanden, otros que se contraen, algunos calientes, otros fríos…
El radio de Hubble, 12.500 millones de años luz, es nuestro límite
de lo observable, pero más allá ( y más acá), deben existir otros
universos que nunca podremos observar; cada uno tendrá sus
propias leyes físicas distintas.
Desde su mítica silla de ruedas -¡acaba de saberse que su
segunda esposa lo maltrata!, Stephen Hawking sigue sosteniendo
que el número de agujeros negros podría ser incluso mayor que el
de estrellas visibles. Considera que el “corazón” de cada galaxia
es un cuásar que se “alimenta” con la propia galaxia, un agujero
“negro” que brilla con el resplandor de trescientos mil millones
de soles. El radio de Schewerzschild es el punto de masa crítico
por debajo del cual la materia se convierte en agujero negro:
para nuestra Tierra, sería el de un guisante. Se especula con que
todo agujero negro esté unido a otro “blanco” que derramaría
energía en lugar de absorberla (algunos investigadores los
identifican con los qúasares).
La teoría einsteiniana de la relatividad, no es del todo
compatible con la mecánica cuántica planckiana; si se llega a
conseguir una teoría unificada completa, se podrían determinar
todas las acciones. A nivel cuántico, sólo se puede predecir en

868
términos de probabilidades, por lo que el universo es
genuinamente impredictible y no determinista, es el principio de
incertidumbre de Heisenberg. Límites teóricamente
infranqueables como la velocidad de la luz, espacio y tiempo,
oxigeno y carbono para la vida y otros, son puestos seriamente
en duda. Ya Arnold Sommerfeld, maestro de un trío de premios
Nobel y contrario a Einstein, postuló la existencia de partículas
más rápidas que la luz que aumentarían su velocidad a medida
que perdieran energía (y viceversa); más adelante, esas partículas
se bautizaron como Taquiones. Junto a nuestro universo de
hidrógeno (90%), helio (9%) y átomos más complejos (1% restante),
puede que exista otro paralelo y contrario, complementario.
También es posible que existan galaxias enteras compuesta de
antisubstancias; ya en 1.956 se habían logrado detectar
antiprotones y antineutrones (incluso, antes, positrones:
antielectrones o electrones positivos), lo que sugirió una
antimateria paralela (en cuyo ámbito, el tiempo, que se paraliza
a la velocidad de la luz –en sí no existe, como tampoco el propio
espacio- correría hacia atrás). Sarfatti habla de la “transferencia
superlumínica instantánea mediante conexión hiperdinámica”, lo
que permitiría el desplazamiento sin límites, por ejemplo, a través
de los agujeros negros.
Hawking contesta a la cuestión de dónde sale tanta energía
con que la energía total universal es ¡0! (la gravitatoria negativa
cancelaría exactamente a la positiva de la materia). También
argumenta que la vida inteligente no puede existir en las fases
contractivas universales, que las condiciones adecuadas sólo se
dan en nuestra fase actual, expansiva.
Somos C.I.T.R.O.E.N.S. (Complex Information Transforming
Reproducing Objects that Evolve by Natural Selection), objetos
complejos transformadores de información y reproducibles; más
restrictivamente, Asimov considera viva cualquier molécula de
nucleoproteína capaz de dar respuesta. Donde sea, pueden existir
seres vivos que no necesiten ni oxígeno ni hidratos de carbono;
hasta la luz ultravioleta o la radiación X podrían ser fuentes de
vida. Al considerar las condiciones básicas para el desarrollo y
mantenimiento delo tenido por vida, se parte de premisas falsas,
de que la vida no se puede dar sin esto o aquello, ¡y es al revés!,
la vida lo que hizo fue adaptarse a esto y aquello, pero si las

869
condiciones hubieran sido otras (cómo han hecho bacterias en
metano y hasta ¡en reactores atómicos!), otras hbieran sido las
bases de la vida. Donde, ¿dónde?, hay otros condicionantes, hay
otros tipos de vida, hasta los inimaginables.
Erramos en trayectoria espiral cruzando líneas de fuerza
de la Vía Láctea a su vez interferidas por otras galaxias y otros
universos (visibles y no, positivos y negativos); no somos más que
una, otra, concreción aleatoria y temporal de energía, unidad
influida e influyente en el Todo, en la Energía, que no es, a fin de
cuentas, más que 0 –sí, la infinitud es igual a 0-. En unos bichitos
cualquiera, de un planeta entre tantos, fuéronse desarrollando
membranas fibrosas transmisoras de impulsos que generaron
ganglios el mayor de los cuales aumentó de tamaño y funciones
en el extremo anterior . Aristóteles, evolución de esos bichitos
que ya se autodenominaba inteligente, tenía su cerebro por órgano
enfriador de la sangre, y se creía qe pensaba con el corazón.
Reaccionan a estímulos externos algunas substancias químicas,
generan unos cuantos vatios de electricidad, y 150.000 kilómetros
de fibras nerviosas dirigen información hacia la médula espinal y
el cerebro. De los 60 billones de células que componen un cuerpo
humano, resultan 100.000.000.000 neuronas con 100 billones de
conexiones; ahí, durante una vida media, se pueden llegar a
almacenar mil billones de unidades de información, o más. Una
célula ganglionar reacciona 10 veces en 1 segundo, siendo capaz,
en ese poco tiempo, de “querer” 18 cosas distintas.
La intuición aristotélica de refrigeración cerebral, no estaba
tan lejos de la realidad como puede parecer a priori, pues a
posteriori las conclusiones antropológicas llevan al desarrollo
cerebral por el calor. Millones y millones de millones de células
tendieron a agruparse en el cerebro de los antecesores de los
homínidos, en exceso, para que, sobrando, disminuyera la
probabilidad de sufrir daños por calor (tanto el directamente
recibido como el generado por carreras de huida o persecución);
el organismo autoprotegía el órgano que lo regía. La misma función
cumple nuestro exceso de glándulas sudoríparas exocrinas
(muchísimas más, relativa y absolutamente, que ningún otro
mamífero), capaz de disipar el 95% de calor que generamos.
Hubimos de ser “erectus” antes que “sapiens”; las modificaciones
del aparato locomotor (su sustentación muscular) precedieron a

870
la complicación del sistema de circunvoluciones cerebrales, la
multiplicación de los pliegues secundarios y el prodigioso aumento
de fibras nerviosas de asociación. Puestos de pie, recibimos menos
radiación solar; al separar el cuerpo del suelo nos alejamos de la
reverberación y buscamos la brisa. Si el cerebro humanoide no
siguió creciendo y creciendo (téngase en cuenta que el gorila,
tan similar en todo, posee la mitad de capacidad craneana: sus
circunvoluciones se disponen en herradura), fue por no necesitar
acumular y procesar más información gracias a disponer del
invento de la escritura –a partir de entonces, y más con la
informática, se utilizó, en su función básica, menos el cerebro-.
Dubois y Lapique atribuyeron la cefalización a una
mutación; mientras en los antropoides se dan 31 mitosis o
divisiones celulares, en el cerebro humano 33 (un feto de
antropoide se parece más a un hombre que a un antropoide
adulto). En sus últimas etapas evolutivas, nuestro órgano cerebral
es trífico, básicamente reptiliano con añadidos límbicos (como
los mamíferos) y de neocórtex, correspondiéndose, a grandes
rasgos, con instinto, emoción y lógica. En general, ningún
acrecentamiento evolutivo orgánico substituye a los antiguos, sino
que los engloba. En esta línea, esa memoria filogenética, de la
especie, tan patente en aves y peces que se condicionan por los
niveles del agua y la tierra en eras pretéritas, tampoco se puede
negar como profunda condicionante de la especie humana;
agotadas –y aun sin agotar: hay muchos resortes desencadenantes
involutivos- las vivencias personales, la ontogenia, se recurre a
las vivencias de los antepasados y prehistóricas, la filogenia, en
automatismo cerebral regresivo.
Nos queda la intrínseca relación, inextricable, entre
pensamiento y lenguaje. Si bien la mayoría de autores ortodoxos
requieren como imprescindible para últimas fases de aquel a éste,
el cerebrito que un día volió elaborar este “Centiloquio” al que
la mano está dando los últimos toques, no estuvo nunca totalmente
en acuerdo, pensando que el lenguaje, en cierto modo, nos aleja
de la auténtica realidad, al prefijarla. Un hombre, español,
heterodoxo, P epe R odríguez, y una mujer , estadounidense,
ortodoxa, Maya P ines, aportan argumentos y razonamientos en
ese sentido. Lo cierto es que nadie sabe, por usar términos actuales
informáticos, cual es en realidad el lenguaje máquina del cerebro;

871
los variados lenguajes en que se expresa, no nos dicen mucho
sobre él mismo, intrínsecamente. Palabra y pensamiento no tienen
por qué estar tan inexorablemente interrelacionados, el
despliegue de las ideas precedió en mucho al del lenguaje; distinto
es que para conceptuarlas (pensamiento lógico) y transmitirlas
adecuadamente sí haga falta éste. En todo niño se puede observar
un período prelingüistico en el pensamiento y una fase
preintelectual en el lenguaje. Parece haber una parte no verbal
en el cerebro a la que la parte verbal no tiene acceso. P esar de
todo conferenciante y escritor son los cambios estructurales que
sufre el pensamiento al expresarse verbalmente. No nos resulta
lo mismo semántica (significado) y fonética ( su expresión). Lev
Vygotsky denomina “habla interna” al habla para uno mismo, al
pensamiento interior. Es de suponer que personas de distintos
módulos expresivos se puedan comunicar, de un modo instantáneo,
telepáticamente.
Aviso para bebedores: aunque la mayoría de las células del
cuerpo son sustituibles, las células nerviosas del cerebro no lo
son; lo único que las mata directamente, a miles (ni las drogas),
es el alcohol.

872
WEBERIO
Puede tomarse por uno de esos inadecuados palabros que
parecen estar, desgraciadamente para la lengua, tan en boga,
como apelotonamiento de páginas “w.e.b.”, pero no es tal cosa –
quien escribe, deliciosamente, a pluma, jamás tendrá un “coso”
de esos-, Weberio es la unidad de flujo de inducción magnética
en el sistema basado en el metro, el kilogramo, el segundo y el
amperio; en la nomenclatura internacional se conoce como wéber ,
apellido del físico alemán Guillermo Eduardo (1.804-91).
Ensayemos algo con ciencia y tecnología.
(Auténticamente, no existe ni un único vocablo en lengua
española que empiece por su vigésima sexta letra o vigésima
primera consonante, la uve doble. No se emplea sino en voces de
procedencia extranjera -9 entradas-).
Imaginar constituye etapa previa al inventar . Sin pájaros
no habría aviones, el submarino es deudor de la ballena, el animal
humano tiene automóviles por existir otros animales más rápidos
que él. La emulación es la base de la evolución instrumental (y
también la circunscribe).
Los simios superiores arrojan piedras, utilizan palos y meten
pajitas previamente pringadas en agujeros para capturar hormigas.
Cualquiera que tenga perros e hijos les dirá a éstos que son más
listos aquellos. Se aplica el término noesis (“acto intencional de
intelección o intuición”), en contraposición a noema, para definir
la “inteligencia” animal.
Pero ninguna especie sin patas o sobre cuatro patas ha dado
más de un paso después del primer paso. Sólo el animal de sólo
dos patas ha conseguido, por ahora, lo en lógica llamado
argumento cornuto, el silogismo. Un silogismo consta de tres -3-
proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente
de las otras dos.
La equivalencia anatómica del silogismo serían las tres
articulaciones del hombro, codo y muñeca. Un paso más, el
razonamiento aún intuitivo, la transmisión de lo imaginado, su

873
realización, la práctica, su perfeccionamiento y ya estaba, la
lanzadera. Aunque no hace mucho que se consideran aquellos
trozos de huesos largos seccionados longitudinalmente pero
extrañamente decorados con incisiones laterales, se podría afirmar
que ya se utilizaron hace unos 50.000 años. Son a modo de semi-
cánulas con un tope donde encajar el palo y propulsarlo; no es
más –¡muchísimo más! que una aplicación del principio de la
palanca, ya mucho antes utilizado para remover piedras o grandes
pesos. V endría a constituir un lanza-lanzas, aunque el arma
arrojadiza sería intermedia entre lanza y flecha.
El inventar (por ingenio, meditación o mero acaso) ha de
serlo de cosa nueva o no conocida; en sentido estricto, nada nuevo
hay bajo el Sol, y lo último no es posible sin lo primero. Dado el
Tercer Paso, todo fue seguir avanzando, y se hizo rápidamente de
más. Hay representaciones rupestres de arcos de hace 30.000
años; el Arco era ya máquina almacenadora de energía (un experto
medieval podía matarte desde 250 metros).
Según para qué, pero generalmente mejor piedra que
madera o hueso, por ser más dura (duradera). Entre las piedras
aparecían minerales, y el cobre da nombre a todo el Calcolítico;
mezclándolo adecuadamente con estaño, bronce. El fuego,
domeñado há mucho, en combinación con los otros tres elementos
básicos, el aire (insuflado para obtener las altas temperaturas
requeridas), la tierra (mineralizada) y el agua (para templar),
llevó del hierro al acero, ¡hace ya 3.000 años!. Ya nos podíamos
matar mejor.
Después nos matamos por muchas cosas, muchas de ellas
superfluas, pero de aquella el casi único motivo “natural”.
¿Cómo se obtenía más comida para más y más gente, ya
sedentarizada, a cada generación? Gracias al Arado, empezado a
utilizar 5.500 años atrás (la vertedera, medieval, la adosaron los
germanos). Curiosamente, recordemos que la rotación de cultivos,
ya practicada por los griegos, no se recuperó hasta el siglo XVIII
(Inglaterra).
Obviamente, un arado, y tantos otros pesos, se deslizan
mejor sobre R uedas, y las tuvieron los arados casi desde su
principio, aunque se hubo de esperar ¡más de mil años! para que

874
dejaran de ser tan pesadas, macizas, y se volvieran más ligeras y
recambiables con los radios; como tantas otras cosas, aparecieron
por la Mesopotamia, y entre sus aplicaciones llevaron al torno de
alfarero –la alfarería nació de la práctica de recubrir con arcilla
los objetos de cestería o madera, para hacerlos refractarios al
fuego-.
Otra derivación, la P olea (múltiple, con los griegos),
combinada con palancas –no hay más: tirar y girar; producir ,
multiplicar y transmitir-, permitió idear los primeros engranajes.
Mover engranajes, cada vez más complejos, con mayor
rozamiento, resistencia a la tracción, requiere más fuerza (y su
desmultiplicación). Esclavos, mientras fueron rentables y viables,
así murieran como moscas, hubo de sobra.Y estaban los animales
de tracción, el Caballo por encima de todos, por su utilidad y
“noesis” –dentro de un orden-. Para un correcto y pretendidamente
óptimo aprovechamiento de tanta fuerza animal, se fueron
perfeccionando los atalajes; bridas (5.000 años) y estribos (en
principio, ajustados alrededor del dedo gordo –India-) tuvieron
orientación guerrera, pero para el trabajo lo esencial fueron los
arneses. El yugo (7.000 años) no sirve para el caballo, y serían los
romanos los que comenzaron a utilizar Colleras.
Resulta innegable lo restringido del ámbito social creativo,
antaño casi esotérico. El avance siempre dependió de minorías,
acaso hasta de individuos singulares, excepcionales. El sabio
siciliano Arquímedes (“dame un punto de apoyo y moveré el
mundo”), hace 2.300 años, escribió el primer tratado de
hidrostática (se conservan ocho de sus libros, no educativos, sino
para los hombres de talento de su tiempo); con su famoso
“tornillo” se sigue extrayendo agua de los ríos y pozos.
Rueda hidráulica y aceñas, aprovechan asimismo el agua.
¿Y dónde no hay -¡tantos lugares!- ríos?... viento sí que hay en
toda latitud –con la ventaja, a pesar de su aleatoriedad, de no
ser controlable, como lo son los cursos de agua-. El Molino se
utilizó por primera vez en P ersia no hace más de 1.300 años, a
pesar de que el arquitecto romano V itruvio lo había proyectado
teóricamente; de su esencial relevancia (no sólo molían, pues
accionaban sierras, bombeaban, ejercían como grúas…) dan idea
todas las prolijas reglamentaciones europeas al respecto.

875
Si bien todos los grandes centros de progreso, civilizaciones
surgieron a orillas de ríos y no de mares –por , entre otras cosas,
ser más defendibles-, para el intercambio de productos (e ideas)
a gran escala, el mar tuvo que ser la superficie, inestable, utilizada
–siendo más probable eludir la piratería que el bandolerismo-.
Troncos, cortezas, pieles, juncos,… 6.000 años atrás los egipcios
ya comenzaban a emplear Velas, pero durante los cinco mil años
siguientes no se pudo abandonar el cabotaje, pues no existían las
brújulas –gracias, chinos-; doscientos años después el timón de
codaste, y otros cuatrocientos para el cuadrante, antecesor en
más de un siglo del sextante, inventos ambos, como no podía ser
menos, de los más grandes navegantes de entonces, los británicos.
Y con Imprenta y todo (sin quitarle méritos a Gutemberg,
su sistema se había utilizado en China ¡1.800 años antes!), los
cuerpos de doctrinas específicas metódicamente formados,
ordenados transmitidos, iban configurando y acotando las diversas
Ciencias que nos traerían al cientificismo empírico actual que no
acaba de satisfacer –ni en la teoría ni en la práctica-las necesidades
de la inteligencia humana. P ero el científico no suele ser
“manitas”; paralelamente a la ciencia pura se fue desarrollando
el acervo de conocimientos propios de un oficio mecánico o arte
industrial, la Tecnología. ¿Y toda la energía necesaria para tanta
mecanización?; grandes inventores, de los que es paradigma el
sin par Leonardo da V inci, no pudieron llevar a la práctica sus
proyectos por falta de energía, no mental, sino mecánica. Hasta
hace no tanto, sobre un 95% de toda la energía procedía del
esfuerzo muscular de personas y animales –actualmente, apenas
si llega al 1%-.
Ya en el primer siglo de nuestra era Herón de Alejandría
construyó, a modo de juguete, la primera máquina que utilizaba
el vapor de hervir agua. A mediados del décimo séptimo se
comenzó a experimentar con fines prácticos, pues la mecanización
de la industria (no ya las minas, también el telar de arrastre
chino que en 1.733 llevaría a la lanzadera volante) hacía muy
insuficientes y deficientes las fuentes energéticas conocidas. La
primera patente de dispositivos de vapor la obtuvo el capitán
Thomas Savery (1.698), pero la primera máquina atmosférica (con
pistón y cilindro) definitivamente construida (1.712) lo fue por
otro Thomas, herrero, Newcomen de apellido. Un fabricante de

876
instrumentos ya no inglés, sino escocés, añadió un condensador
separado que reducía dos tercios el consumo de carbón. James
Watt (asociado a Mathew Boulton, produjeron la primera máquina
para la venta en 1.776). La máquina de vapor compuesta de alta
presión realmente satisfactoria, se consiguió en 1.845
(McNaughth). Ya se pudieron fabricar artilugios que corrían ,ysobre
todo, resistían más que los más veloces cuadrúpedos y peces (las
aves no fueron superadas hasta 1.903, hermanos W right, ya en
Estados Unidos, ya con la gran fuente orgánica fósil).
A partir de entonces, el inventor fue suplantado por el
investigador, el individuo por el equipo –”no hay nada como
trabajar en equipo”, se oye a acérrimos individualistas-. Thomas
Alva Edison consiguió cerca de trece centenares de patentes, lo
que le confiere, indiscutido, el título de más prolífico inventor
de todos los tiempos; dijo que “el genio es 1% de inspiración y
99% de transpiración”; contaba con una treintena de ayudantes.
Por 1.800 Volta proporcionaba corriente continua con sus pilas, y
Faraday desarrolló el motor eléctrico (1.821) y la dinamo (-31);
el sordo Edison dio los últimos toques al generador y consiguió un
sistema de distribución, pero como el inglés Swan iba por camino
similar y “business ist business”, en 1.883 formaron la “Edison
and Swan Electric Company”. El sistema de generación polifásico
lo implantó Tesla desde 1.887 y el último paso, por entonces, lo
dio Ferranti (1.889) con la corriente alterna.
La unidad de Corriente eléctrica es el amperio (dos
diezmillonésimas de neutonio por cada metro de conductor); se
ha adoptado como unidad básica del sistema MKSA de Giorgi
(metro, kilogramo, segundo y amperio).

877
XINDBAR
(El “sindbar”, genéricamente sendebar, es una importante
obra árabe, de origen indio, conocida en España bajo el título de
“Libro de los engaños y assayamientos de las mugeres”, cuya
traducción más antigua fue llevada a cabo en 1.253 por don
Fadrigue, hermano de Alfonso X “el Sabio”. El cuento que sigue,
imaginario, ha sido imaginariamente tomado de sus mil y una
versiones –hebrea, persa, turca, latina, italiana, alemana, inglesa,
francesa,…-, sieuiendo tal sendero).
En los caravasares, se pueden ver gentes y se pueden oir
historias –aquellos que tengan los ojos y los oídos para ello- que
únicamente se ven y se oyen en los caravasares.
En uno de ellos, en camaradería forzada, compartiendo
(por codicia, avaricia, gula, lujuria o envidia) lo que se quisiera
guardar para sí, escuché, entre vapores, lo que ahora quiero
recoger en este “sendebar”. Lo contaba, entrecortadamente, un
peregrino ciego que vanagloriábase de haber sido escriba y que
conservaba muy largas uñas en la mano izquierda y tenía
carcomidas las dela derecha.
Presumía de haber conocido al protagonista del cuento, si
bien de su desarrollo hemos de concluir que la verdadera
protagonista es femenina. Decía que tal como se lo contó lo
contaba; tal como me lo contaron, lo cuento.
Un poderoso rey, de antes de que los reinos se disgregaran
en tribus, de antes de que las arenas cubriesen ríos, montañas,
vergeles y palacios, tuvo que partir más allá de la Gran Mar para
asuntos que no son de nuestra incumbencia. Entre sus numerosos
tesoros, acumulados y bien custodiados en un palacio inmenso y
reluciente de mármoles y alabastros que se había hecho construir
en lugar aislado, era el mayor, mejor y más apreciado tesoro una
hija que cuando se tuvo que ausentar contaba con tan sólo doce
años, pero que ya anunciaba toda la plenitud de soberbia mujer y
hembra en la que se convertiría en no demasiados meses.

878
La P rincesa, quedó bajo la custodia inmediata de la
concubina real madre, ¡tan distinta a la hija!; lo que en la
progenitora era corta estatura, ademanes torpes, ojos obscuros,
en el fruto común –y proclamaba y quería creer el gran rey que
gracias a su gran semilla- se había trocado en todo lo contrario,
favorable, muy favorable.
Muy lejos de allí, a tantas jornadas que un dromedario no
las resistiría sin beber hasta dos veces, otro rey se disponía a
emprender otro viaje -¿o el mismo?-, pues los últimos envíos y
demandas que había hecho ni parecían haber llegado a buen fin
ni habían sido satisfechas. Corríase la voz, entre sus supersticiosos
súbditos, que ello se debía a que sus emisarios habían quedado
embrujados en un inmenso y reluciente palacio cuyo poderoso
rey nunca volvió y donde la P rincesa de Ojos V erdes y Azules
encandilaba a los hombres para que los devorara su madre, una
pequeña bruja obscura. Harto de supercherías, el rey decidió
ponerse, él mismo, al frente de la próxima expedición.
Contaba el rey, entre sus varios hijos tenidos de sus varias
esposas y concubinas, con uno que destacaba entre todos por su
belleza y donosura. Tal hijo, llamado Latif – ”gentil”-, soñador y
con ansias de aventura, desde que supo que su benigno padre iba
a partir hacia tierras desconocidas, no cejó en sus empeños de
acompañarle, y tanto y tanto perduró que, conmovido, el rey
cedió e hizo enjaezarle el mejor de sus dromedarios.
Partieron.
Tras largas jornadas venturosas del séquito real, éste hubo
de fragmentarse por herirse un par de los dromedarios más
queridos del rey al caer en una oquedad entre dunas; no queriendo
abandonarlos y teniendo que resignarse a su paso cansino, el rey
pidió a su hijo que se adelantara en busca de lugar techado y
donde curar a los cuadrúpedos, pero antes de que partiera Latif,
hubo de jurar solemnemente a su padre y rey que si se topaba
con un supuesto palacio reluciente ni se acercaría a él, ni mucho
menos cruzaría palabra con una imaginaria princesa de ojos de
turquesa y esmeralda.
Y se adelantó Laif con su parte del séquito y se topó, como
no podía ser menos, con el palacio cuyos alabastros y mármoles

879
lo deslumbraron, y quedó prendido, en cuanto sus olas alcanzaron
su orilla, de los ojos de aguamarina de la princesa. Y ella de él.
Laif, el gentil.
Aquella cabellera obscura, tan larga y sedosa, la piel
nacarada, aquella boca llena plena de promesas, el cuello de ave
del paraíso, la plenitud de los pechos adolescentes, la tersura
del vientre, aquella curvatura de la espalda rematada en hendido
trono, lo opalescente de la sacra parte opuesta, lo recto y largo
de las piernas aún en formación, aquellos pies que paralizaron
los suyos y su mente, fue todo lo que vio y sintió el gentil Laif
durante días, noches, evos, instantes.
Ella no le dijo ningún nombre, ni el de su reino, ni el del
rey su padre, ni el de su extraña madre, pero sí le dijo que ya
hacía tres años que su padre había partido, que le había dicho
que si en ese tiempo no volvía, ella debería considerarse reina, y
ella, ya como reina, quería tomarlo a él, a Laif, como su esposo y
rey.
Pero Laif, llevaba por patronímico el de Habib (“amado”)
y por gentilicio el de Iqbal (“responsable”), y Laif Habib Iqbal
hizo honor a ellos -¡tanto se arrepentiría tantos años!, después- y
recordó que era amado por su padre y que era responsable ante
él, con su séquito, sus dromedarios y sus cargas, y que había roto
su solemne juramento.
Nada más pensarlo, palacio, princesa y la madre que la
parió desaparecieron, por ensalmo. Su séquito nunca apareció,
se despertó en un mundo sin oropeles, sin reinos poderosos, con
el esplendoroso pasado cubierto, todo, por arena.
Y ha vagado, solo, íngrimo, desesperado, con sus recuerdos
por falta de realidades, buscando al padre, al séquito, a los
dromedarios y a la princesa, durante los últimos diez años, de
caravasar en caravasar, y en uno de ellos, el peregrino ciego que
vanagloriábase de haber sido escriba dice que oyó, de los propios
labios de Laif Habib Iqbal lo relatado, y que lo transcribió, en
papiros perdidos –o vendidos para vino-, con sus manos que
conservaban muy largas uñas en la derecha, y tenían carcomidas
las de la izquierda.

880
YO
(Antes)
Intentaré no caer en egotismos, misión difícil pues todo
escritor (todo artista)tiene un gran componente narcisista; se
escribe para admirarse de lo escrito por uno mismo.
rPocuraré huir de nacionalismos, regionalismos y localismos,
esquiva ardua pues me falta visión y datos globales tanto a nivel
intelectual (a pesar de lo variado de las lecturas n leo en otro
idioma que el materno) como vivencial (a pesar de haber dado la
Vuelta al Mundo). Su idioma condiciona al escritor , en este caso
hasta los títulos.
La situación personal es similar a la descrita en la
introducción, Está previsto, dentro de poco, vivir distinto pero
no es posible vivir mejor. Con la cocina como principal ocupación,
largos paseos (más montaraces que playeros) en fila con el Fila
brasileño, sin automóvil –por no precisarlo (y no poder
mantenerlo)-, sudando con la guadaña y el rastrillo, con libros,
sin reloj despertador (ni de pulsera),… ¡qué más se puede pedir?...
mujeres… es un déficit crónico, muy generalizado –la
individualización, y menos matrimonial, no resuelve la cuestión.
Lo que importa es tener salud (la bomba de sangre sigue
funcionando, aunque ratee –mucho menos que en cercanos
tiempos anteriores-).
Esperando. Escribiendo.
Tener registrada, como Marca, a nivel mundial, “la mejor
cédula de información que pueda existir en el espacio euclidiano”,
¡tras 7 años! –cuatro de trámites legales, ¡y una fortuna!-, me
tiene, cercano al medio siglo de vivencias, viviendo sin vivir en
mí, cual místico práctico. Espero. Escribo.
La venta del derecho de exclusividad, en los 5 continentes,
de la utilización de círculos concéntricos radiales en soportes
físicos y magnéticos, dará dineros de sobras para vivir distinto,
que no mejor. Y no quiero la pecunia para mí, no tanta; y no lo

881
escribo por escribir, está escrito. La deuda histórica que los pueblos
en general, y Galicia en particular , tienen con los fenicios, se
paliará, a pequeño nivel, con una Fundación de Estudios Fenicios
y Griegos; su sede ideal sería el único monasterio que en todo el
perímetro peninsular arraigó pegadito al mar , Oya –topónimo
griego: es un pequeño archipiélago del mar Egeo-, antiquísimo
cenobio en ruinas en las garras de un banco, de donde pretendo -
¡iluso de mí!- rescatarlo.
Cuando hace poco estaba en vísperas de finiquitar otro
ciclo anual de vida, se me ocurrió cotejar día, mes y año con los
números correspondientes del “Almanaque” que publicaba en el
siglo XVI el prestigioso médico real (por Catalina de Médicis)
Michael de Nôtre Dame, profeta sólo superado por su propio hijo,
que predijo el día en que se quemaría el pueblo en que vivía y así
fue, sólo que lo cogieron con las manos en la antorcha y acabaron
quemándolo a él (en realidad, lo colgaron, ¡pero se hubiera
merecido la hoguera!). Tengo su obra –única de este jaez en toda
mi biblioteca: no soy , nada, sospechoso de superstición ni
superchería- precisamente por relación con La Marca, por
publicarla alguien relacionado con el largo proceso y que me
propuso un trueque de oro por papel -¡ése sí consiguió la piedra
filosofal!-.
A lo que íbamos, que al mirar la cuarteta 54 de las centurias
6 y 9, allí figuraba –sin mayores interpretaciones- cuando, quien,
a quien y por cuanto se iba a vender La Marca, además de otras
concomitancias numéricas, nada cabalísticas, que convertirían
la coincidencia –más de dos dejan de serlo- en ciencia.
Esperaremos. Escribiremos.

(Después)
Ya está (o casi).
Han transcurrido dos años y un mes, justos, del Yo-I al yo-
II (y no premeditadamente), de 12 de septiembre a 12 de cobure,
de 2.002 a 2.004.
Y ya está –casi-.

882
Bajado de “T embo”, compuesto “L”, dispuestos algunos
asuntos al retorno, con la maleta para S. Esteban, me encuentro
más o menos como hace un par de años, en el mismo “impasse” –
encrucijada con camino sabido, previsto-, con menos posos en el
cerebro, con 25 meses más en el cuerpo.
¿Y quién será “T embo”?: pues el gran aerostato de aire
caliente -¡bien caliente!- a bordo del cual sobrevolé los
alrededores del “lodge” Seronea en las “llanuras sin fin” tanzanas.
Es de suponer el capitán inglés Nik Duffield, su propietario, no se
lo pusiera con el sentido que le dan en Colombia de bobo o tonto,
aunque “aturdidos” (otro matiz de la misma acepción) sí que nos
dejó a todos sus pasajeros. Tembo es una montaña de Gabón que
no se eleva mucho por encima de los 1.000 metros –”T embo”,
algo más-, y sus laderas están habitadas por los fans (también
hay una tribu Tembu, de las cafres más antiguas, muy al sur del
continente, que también posee numeroso ganado, como los “oigob
el-moran” masais cuyos antiguos dominios pudimos contemplar
desde el cielo, sin duda amparados –sobre todo en aquel
inexplicable despegue- por su divinidad Ngai).
¿Y a qué mencionar un santo?: bajo su advocación estuvo
el monasterio de Ribas de Sil, Luintra, Nogueira de Ramuín
(Orense), hace nada reconvertido en el último P arador de la
cadena estatal que pretende el centenar. Para allí parto mañana.
Allí pergeñaré, con la misma pluma que empuño ahora (pequeño
y antiguo ejemplar “made in U.S.A.” en celuloide, de exigua carga,
la que me dejó “tirado” rumbo a “Tembo”), allí pienso pergeñar,
digo, la introducción a “Condenado a V ivir”, mi autobiografía.
Me queda un único ensayo, “Venta”, me falta culminar la
operación financiero-legal con la que llevo, ya, dos lustros, toda
una decena de añitos; un trío, tres, intentando venderla. La enta.
V
Hemos llegado, en equipo, a la más alta instancia
económica mundial, al capital judío, cuya cabeza visible –enfermó
cuando íbamos a concretar la operación-, marcado está con mi
Marca.
Sigo, seguiremos, esperando. No puedo vivir mejor, pero sí
quiero vivir distinto –y dar , si no es mucha pretensión, algo de
“vida” a otros, en lo material y en lo espiritual-.

883
En cuanto a lo de la cuarteta 54 centurias 6 y 9 de
“Nostradamus”, como era de esperar, no se cumplió, pero como
tantos ilusos, soñadores, propensos a ilusionarse, sigo esperando
con esperanza –en este caso, al menos, real y legalmente fundada-
.
Yo.
A partir de mañana, autobiografía.

884
ZAMPABOLLOS
“Los últimos serán los primeros” es una de las sentencias
evangélicas más citadas para reforzar la resignación de los menos
favorecidos. En este “Centiloquio” la hemos acatado, sin bien
únicamente a efectos localizativos (y exceptuando el “Abra”).
Mire, piense en derredor. Si tienes este libro en tus manos
eres un privilegiado. “No sólo de pan vive el hombre” es otra de
las máximas puestas en boca de quien quizá ni existió; la citamos
mucho los que tenemos pan; para quien el pan es un lujo inusual,
leer es algo superfluo. Si has leído este libro, es casi seguro que
vivas rodeado de heliogábalos, de semejantes dominados por la
gula, y tú mismo, lector (masculino o femenino), seas un tragón,
una zampabollos.
Pero ni la Humanidad actual se lo debe permitir, tanto en
cantidades absolutas (no hay de donde sacar , o transformar, tanto)
como relativas (por el desequilibrio producido), ni se lo pudo
permitir hasta épocas muy, muy recientes. El mayor banquete de
toda la Historia se dio en el 879 a. C., cuando la inauguración de
la nueva capital asiria, Kalah; ¡70.000! invitados (5.000 dignatarios
extranjeros) se atiborraron durante diez días.
El hambre fue, y sigue siendo, la sensación que más seres
humanos y durante más tiempo han experimentado. Se ha pasado,
y se pasa, más hambre que gozo sexual o cualquier otro sensual:
¡admira una puesta de Sol con el estómago vacío y sin posiblidades
de llenarlo en el próximo amanecer!.
Es bastante probable que los artistas primitivos que
modelaron (en barro, hueso, madrea, marfil,…) las rechonchas
estatuillas estilo “venus de Willendorf”, tomaran el modelo de su
imaginación, idealización de las hembras escuchimizadas que eran
sus compañeras habituales. Debido a tanta hambre que nuestra
especie lleva acumulada, y acumula, ha desarrollado dispositivos
orgánicos que le permiten acumular grasas para los períodos de
carestía; ello nos lleva a los privilegiados que podemos comer

885
más de lo que necesitamos al sobre peso, y a la mayoría a la
gordura.
Comenzamos como carroñeros; lo encontrado por muerte
accidental o lo abandonado por animales con facultades
depredatorias, acompañado de larvas, insectos raíces, tubérculos
y frutos, fue nuestra alimentación básica durante unos cuantos
(bastantes) cientos de miles de años. De seguro que tampoco se
desperdiciaba a los propios compañeros: canibalismo como
supervivencia. Fuimos, también, mayoritariamente fitófagos y
lotófagos. Cuando suplimos y superamos nuestras carencias
depredatorias con técnicas y complementos, hace relativamente
poco en términos de especie, comenzamos a ser preferentemente
zoófagos, y en eso seguimos, criando metódicamente a otros
animales para matarlos sin método.
Somos crudívoros. El fuego fue el punto de partida
indispensable para dejar de serlo, y el control del fuego también
es un logro muy, muy reciente de nuestros antecesores., La prueba
fisiológica está en que producimos mas anticuerpos al tragar lo
cocinado que lo crudo (lo ideal parece ser comer una mezcla de
crudo y cocido).
Somos omnívoros, como el cerdo, que todo aprovecha y
del que todo se aprovecha; lástima que todos los cerdos sean
(incluso con triquinosis, que no es tan fiera como la pintan: apenas
nos afectaría) aprovechables y no todos, la mayoría, de los
humanos lo sean.
Una minoría, pudiente, desecha lo que está al alcance de
su bolsillo y se hace vegetariana. Una oda más. Las principales
ventajas son el ahorro y el no sobrepeso. Un vegetariano no tiene
por qué ser abstemio, pues las bebidas alcohólicas provienen de
vegetales, pero parece lógico que el alcohol les afecte más que a
los omnívoros. Es difícil mantenerse vegetariano estricto (comer
huevos o beber leche es dejar de serlo), sobre todo cuando se
come invitado. El vegetarismo no es una vuelta al fitofismo, pues
la casi totalidad de lo comido es de cultivo –el descubrimiento
técnico definitivo de la especie, ¡recientísimo!- y una gran parte
resultado de injertos, cruces y experimentaciones, incluidas las
genéticas. Los lotófagos son la elite de los presuntos vegetarianos.

886
Un niño alimentado exclusivamente con vegetales moriría. Hay
vitaminas que únicamente la carne puede proporcionarnos.
No nos queda otro remedio que seguir criando para matar,
para sobrevivir como individuos y como especie, a no ser que
volvamos a ser carroñeros, lo cual siempre han tenido, y tienen,
que seguir siendo algunos (no pocos) de nuestros semejantes para
que otros (pocos) hayamos podido llegar a heliogábalos. ¿Extraña
lo del “homo sapiens sapiens” coetáneo carroñero?, no debe, pues
es fácil comprobarlo, siempre que el propio olfato delicado lo
permita, acercándose a los inmensos vertederos de basura (a
veces, según donde, simples contenedores callejeros) de las
grandes ciudades, donde puede llegarse a ver –aunque acercarse
tanto es peligroso, no sólo para el olfato-, según donde –quien lo
afirma lo vio-, cómo animales de dos patas disputan con las dos
manos (los que conservan ambas) la carroña a los animales de
cuatro patas. Y no dejan de ser el escalón menos privilegiado
entre los privilegiados: al menos, no se mueren de hambre.
La bebida es alimento. El alimento que más puede llegar a
encarecer la alimentación. Lo vegetal vuelve a colocarse por
encima de lo animal: el quilo de más exquisito caviar no llega a
alcanzar la cotización de un litro de los más prestigiosos vinos.
El agua, como el aire, hace tiempo que dejó de ser algo a
disposición de todos, aun donde abunde, sobre y se derroche. La
mayoría ya no nos atrevemos a inclinarnos en la orilla de los ríos
y la mayoría de fuentes tienen un aviso de no potabilidad (ponen
“para consumo humano”: ningún perro, caballo o vaca parecen
afectados –será porque no saben leer-). ¡Quién diría a nuestro
bisabuelos que el agua –como el aire- iba a ser uno de los grandes
negocios!. Chupamos de la botella. Y agua mineral, y no natural
(a la marca más prestigiosa a nivel mundial, la francesa “P errier”,
y a nivel nacional la catalana “Vichy”, les añaden el gas carbónico,
no brotan así del manantial).Algo poco difundido es que el cuerpo
humano no puede asimilar más de 250 miligramos de mineral en
litro; se venden algunas con más de ¡10.000! –hay que leer hasta
la etiquetas-, lo que significa que se nos quedan en las arterias
10 gramos de depósito sólido por cada litro; multiplicando litros
diarios –está, también, de moda el beber agua a cada momento:
cámara fotográfica y botella plástica forman parte del atuendo

887
turístico- por días del año, algunos podrían llegar a convertirse
en minas humanas: así estallamos. Curioso, relevante y
sintomático que de las aguas muy mineralizadas el vulgo diga
“me gusta”, mientras que de las poco mineralizadas se afirma
que “es buena”. Los cálculos renales constituyen prueba
fehaciente.
Ya que somos privilegiados, usemos –y abusemos- de
nuestros privilegios de cuna y/o adquiridos. Comamos y bebamos
todo lo que podamos –siempre si algo damos: como dijo Babeuf,
“lo que sobra pertenece por derecho al que nada tiene”-. No ser
zonzos y no ir a zampar -comer de restorán es uno de los últimos
y mayores privilegios- a zahúrdas o lugares zarrapastrosos
cualquier zurullo; esperemos que no nos sirva zangarilleja y sí
zagala con zalena.
Pero nunca dejemos de lado el hambre crónica de nuestra
especie, de nuestros ancestros, de nuestros contemporáneos. Y
tampoco olvidemos que, tras mínima asimilación, toca zullarse o
zurrarse. Finalmente, y aunque no sea bueno para las digestiones,
leer con sibaritismo –sibarita no se refiere al refinamiento en
comer, sino en dormir-, hasta dormir, hasta morir.
Para acabar con un buen sabor de boca, una receta, única
a la que, de entrada, otorgué un diez entre los cientos últimamente
preparadas. Las monjitas del real convento de Santa Clara en
Aguilar de Campoo utilizaban cangrejos, pero en Galicia ya no
tenemos y no fue mal cambio el sustituirlos por bogavante: se
parte, en vivo, el lubrigante –”lubrificante” decía un compañero
de negocios del abuelo-, arrojándolo a una cazuela con bastante
aceite, ajo picado, perejil y laurel; se añaden agua, guindilla y
especias variadas, al gusto, dejando cocer un buen rato; sencillo.
Buen provecho.
Buena digestión.

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