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El cartel anuncia la financiación, a través del Plan Marshall, de parte de las obras de
reconstrucción de Alemania Occidental.
El Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program, ERP— fue una
iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, en la que los
estadounidenses dieron ayudas económicas por valor de unos 13 000 millones de dólares
de la época1 para la reconstrucción de aquellos países de Europa devastados tras
la Segunda Guerra Mundial. El plan estuvo en funcionamiento durante cuatro años desde
abril de 1948. Los objetivos de Estados Unidos eran reconstruir aquellas zonas destruidas
por la guerra, eliminar barreras al comercio, modernizar la industria europea y hacer
próspero de nuevo al continente; todos estos objetivos estaban destinados a evitar la
propagación del comunismo, que tenía una gran y creciente influencia en la Europa de
posguerra.2 El Plan Marshall requirió de una disminución de las barreras interestatales, una
menor regulación de los negocios y alentó un aumento de la productividad, la afiliación
sindical y nuevos modelos de negocio «modernos».3
Las ayudas del plan se dividieron entre los países receptores sobre una base más o
menos per cápita. Se dieron cantidades mayores a las grandes potencias industriales, ya
que la opinión dominante era que su reactivación sería esencial para la prosperidad general
de Europa. Aquellas naciones aliadas recibieron algo más de ayuda per cápita que los
antiguos miembros del Eje o que se habían mantenido neutrales. El mayor receptor de
dinero del Plan Marshall fue el Reino Unido, que recibió el 26 % del total, seguido
de Francia con el 18 % y la nueva Alemania Occidental con el 11 %. En total 18 países
europeos se beneficiaron del plan.4 A pesar de que se le había prometido durante la guerra
y se le ofreció, la Unión Soviética se negó a participar en el programa por temor a la
pérdida de independencia económica; con su negativa también bloqueó la posible
participación de países de Europa del Este, como Alemania Oriental o Polonia. Al plan
pronto se le criticó la poca importancia dada a la recuperación de ciertos sectores
estratégicos europeos para favorecer la entrada de empresas estadounidenses y el temor a
que los países europeos se convirtieran en estados clientelares y dependientes de EE. UU.
Estados Unidos desarrolló programas similares en Asia, pero bajo otras denominaciones.
Sin embargo, su papel en la rápida recuperación ha sido debatido. La mayoría rechaza la
idea de que solo revivió milagrosamente a Europa, ya que la evidencia muestra que ya se
estaba llevando a cabo una recuperación general. Las subvenciones del Plan Marshall se
proporcionaron a una tasa que no era mucho más alta en términos de flujo que la ayuda
anterior de UNRRA y representaban menos del 3 % del ingreso nacional combinado de los
países receptores entre 1948 y 1951,5 lo que significaría un aumento en el crecimiento
del PIB de solo 0.3 %.67 Además, no existe una correlación entre la cantidad de ayuda
recibida y la velocidad de recuperación: tanto Francia como el Reino Unido recibieron más
ayuda, pero Alemania Occidental se recuperó significativamente más rápido.8
La iniciativa lleva el nombre del entonces secretario de estado George Marshall, que
también había sido uno de los más célebres generales estadounidenses durante la guerra.
El plan tuvo el apoyo en Estados Unidos de los dos grandes partidos,
los republicanos controlaban el Congreso, mientras los demócratas controlaban la Casa
Blanca con Harry Truman como presidente. El plan fue en gran medida creado por
funcionarios del Departamento de Estado, especialmente por William L. Clayton y Goerfe F.
Kennan, con la ayuda de la Institución Brookings, conforme a lo solicitado por el
senador Arthur Vandenberg, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.9
Marshall habló de la necesidad urgente de ayudar a la recuperación europea en su discurso
en la Universidad de Harvard de junio de 1947.210
Desde entonces, se han utilizado términos como «nuevo o equivalente Plan Marshall» para
describir programas o propuestas de rescate económico a gran escala.11
Índice
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1Principio
2Antecedentes
3Primeras ideas
4El discurso
5Rechazo soviético
6Negociaciones
7Aplicación
8Reparto
9Consecuencias
10Devolución
11Áreas sin Plan Marshall
12Críticas negativas al Plan Marshall
12.1Críticas iniciales
12.2Críticas modernas
13Véase también
14Referencias
15Bibliografía
15.1Otras lecturas
16Enlaces externos
Principio[editar]
El plan de reconstrucción se planteó en una cumbre entre los estados europeos
participantes, que se celebró el 12 de julio de 1947. La Unión Soviética y los estados de la
Europa del Este también fueron teóricamente invitados, aunque las condiciones que se les
exigió (someter su situación económica interna a controles externos e integrarse en un
mercado europeo) eran obviamente incompatibles con el sistema económico y con los
principios ideológicos y de propaganda del denominado socialismo realmente existente.
Aun así, Moscú tuvo que ejercer su control sobre algunos países que sí habían mostrado
interés (Polonia y Checoslovaquia), obteniendo su rectificación.12 El plan tuvo una vigencia
de cuatro años fiscales a partir de julio de 1947 y, durante este periodo, los Estados
europeos que ingresaron en la Organización Europea para la Cooperación
Económica (OECE) (precursora de la OCDE) recibieron un total de 13 mil millones
de dólares de la época, así como servicios de asistencia técnica.13
Una vez completado el Plan, la economía de todos los países participantes, excepto
la República Federal Alemana, había superado los niveles previos a la guerra y en las dos
décadas siguientes, Europa Occidental alcanzó un crecimiento y una prosperidad sin
precedentes. En cualquier caso, el impacto que pudo llegar a tener el Plan Marshall sobre
dicho crecimiento es una cuestión muy discutida. Por otro lado, el Plan Marshall también es
visto como uno de los elementos que impulsó la unificación europea, ya que creó
instituciones para coordinar la economía a nivel europeo. Además de las consecuencias
relacionadas directamente con la economía de los países receptores de ayudas, una
consecuencia directa fue la introducción sistemática de técnicas de gestión de inspiración
estadounidense.
En los últimos años, muchos historiadores han cuestionado tanto las motivaciones
subyacentes como la eficacia del Plan. Algunos historiadores mantienen que los beneficios
del Plan Marshall realmente procedieron de las nuevas políticas librecambistas o de laissez-
faire, que permitieron estabilizar los mercados gracias al crecimiento económico.14 Así por
ejemplo, la OECE, además de repartir las ayudas del Plan Marshall, promovió el libre
comercio y la eliminación de barreras arancelarias.
También hay que considerar la importancia del Plan de Ayuda y Rehabilitación de
las Naciones Unidas, que ayudó a millones de refugiados entre 1944 y 1947, constituyendo
otro factor determinante en la fundación de las bases de la recuperación europea en la
posguerra. Las valoraciones sobre el resultado del Plan Marshall suelen ser positivas,
aunque también existen críticas negativas, especialmente desde el sector económico
liberal, y en especial la Escuela Austríaca de Economía.
Antecedentes[editar]
Países de Europa que recibieron ayudas del Plan Marshall. Las columnas rojas indican la
cantidad de dinero recibido.
El Plan Marshall se repartió entre los países participantes básicamente según la renta per
cápita. Gran parte del dinero se destinó a los grandes grupos industriales, puesto que se
pensaba que su regeneración era esencial para la reconstrucción europea. Además, el
reparto según la renta per cápita era una manera indirecta de ayudar a los Aliados, dejando
menos para los países del Eje o los neutrales. La tabla siguiente muestra la cantidad de
ayuda por país y año, extraída de The Marshall Plan Fifty Years Later. No hay un consenso
claro en las cantidades exactas, puesto que muchas veces es difícil establecer qué parte de
las ayudas estadounidenses formaban parte del Plan Marshall.
1948– 1949– 1950–
Total
1949 1950 1951
(millones
País (millones (millones (millones
de
de de de
dólares)
dólares) dólares) dólares)
Irlanda 88 45 0 133
Islandia 6 22 15 43
Portugal 0 0 70 70
Turquía 28 59 50 137
Consecuencias[editar]
Cartel creado para promover el Plan Marshall en Europa. En el cartel puede
leerse Cualquiera que sea el clima debemos movernos juntos.
El Plan Marshall finalizó, tal y como estaba previsto, en 1951. Todos los esfuerzos de
prolongarlo toparon con los gastos crecientes de la Guerra de Corea y el rearme. Además, y
si bien el factor fundamental fueron los gastos de Corea, los republicanos, más hostiles al
Plan, habían incrementado su representación en las elecciones al Congreso de 1950 y se
opusieron duramente. En cualquier caso, siguieron llegando a Europa otras formas de
ayuda.
De 1948 a 1952, Europa vivió el periodo de máximo crecimiento económico de su historia.
La producción industrial se incrementó un 35 %, y la agrícola sobrepasó fuertemente los
niveles de antes de la guerra.45 La pobreza y el hambre de los primeros años de posguerra
desaparecieron y Europa Occidental tuvo delante de sí dos décadas de crecimiento sin
precedentes, que comportaron un aumento espectacular del nivel de vida. Existe un
importante debate entre los historiadores sobre hasta qué punto puede atribuirse dicho
crecimiento al Plan Marshall. La mayoría rechazan la idea de que el Plan, por sí solo,
resucitase milagrosamente a Europa, ya que existen evidencias de que la recuperación
económica ya había dado algunos pasos antes. Muchos creen que el Plan Marshall sirvió
para acelerar esta recuperación, pero que no la inició.
Por otra parte, hay quien piensa que los efectos políticos del Plan Marshall podrían ser casi
tan importantes como los económicos. El Plan facilitó que las naciones europeas
flexibilizaran las medidas de austeridad y el racionamiento, reduciendo el descontento y
aportando estabilidad política. La influencia comunista en Europa Occidental se redujo
considerablemente, y a lo largo de la región los partidos comunistas fueron gradualmente
perdiendo popularidad en los años siguientes al Plan Marshall. Las relaciones comerciales
entre las dos costas atlánticas favorecieron la creación de la OTAN, que incluso sobreviviría
durante la Guerra Fría. Además, la no participación de Europa del Este fue uno de los
primeros síntomas claros de que el continente ya estaba dividido en dos áreas de influencia
enfrentadas.
El Plan Marshall también contribuyó en cierta medida a la integración europea. Los
europeos, al igual que los estadounidenses, creían que una unificación del continente era
casi imprescindible para asegurar la paz y la prosperidad de Europa. El Plan fue una
herramienta interesante para establecer una primera guía de cómo llevar a término este
proceso, pero en cierto modo falló, ya que la organización que impulsó, la OECE, no pasó
nunca de ser un simple agente de cooperación económica. Sin embargo, fue un
antecedente de la llamada Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) la que
verdaderamente fundó las bases de lo que un día sería la Unión Europea (aunque excluía al
Reino Unido,). Con todo, la OECE sirvió de modelo y campo de pruebas para las estructuras
y la burocracia que más tarde se utilizaría en la Comunidad Económica Europea. El Plan, en
cierto modo ligado a los Acuerdos de Bretton Woods, también instauró el libre
comercio entre los países de la región.
Pese a que algunos historiadores modernos sostienen que los elogios al Plan Marshall son
exagerados, en general se tiene una visión positiva y se ha considerado que un proyecto
similar podría ayudar a otras áreas en el mundo. Tras la caída del comunismo hubo varias
propuestas para crear un "Plan Marshall para Europa del Este" que ayudase a revitalizar la
región. Otros han propuesto un Plan Marshall para África o incluso el vicepresidente de los
Estados Unidos, Al Gore, llegó a sugerir la creación de un "Global Marshall Plan" (Plan
Marshall Mundial).49
El Plan Marshall se convirtió en una metáfora para hacer referencia a cualquier programa
gubernamental a gran escala diseñado para solventar un problema social específico. A
menudo se utiliza desde sectores neoliberales para hacer llamamientos a gastos federales
en los posibles fallos del sector privado.50
En cuanto a la recuperación económica alemana, se debió en parte a la ayuda económica
que aportó el Plan Marshall, pero también se considera que uno de los factores
fundamentales fue ajeno al Plan, y consistió en la reforma monetaria realizada en 1948 y
que reemplazó el Reichsmark por el marco alemán como moneda de curso legal, y que
sirvió para detener la inflación desorbitada. Este cambio de moneda, que sirvió para
fortalecer la economía alemana, había sido prohibido expresamente durante los dos años
en los que estuvo en vigor la directiva de ocupación JCS 1067. Esa política económica se
enmarcó dentro del conjunto de políticas implementadas por el canciller alemán Ludwig
Erharden su programa económico de recuperación. Llevó a cabo una política liberal, basada
en la eliminación de la planificación centralizada y en la restauración de la economía de
mercado en Europa, huyendo de la planificación extrema que había imperado durante la
época nacionalsocialista. El Plan Marshall fue, por tanto, uno más de los distintos factores
que impulsaron la recuperación alemana.5152 En cualquier caso, en Alemania todavía
sigue vivo el mito del Plan Marshall. Según la obra de Susan Stern titulada Marshall Plan
1947–1997 A German View, muchos alemanes todavía creen que Alemania fue la exclusiva
beneficiaria de las ayudas del plan, y que consistía en un regalo sin contraprestación de
grandes sumas de dinero, siendo el único responsable de la recuperación económica
alemana en la década de los años 50.52
Devolución[editar]
La OECE se había hecho cargo de la distribución de los fondos y la ACE se encargaba de las
importaciones europeas. A los productores estadounidenses se les pagaba en dólares
provenientes del Plan Marshall y las mercancías importadas, claro está, no eran gratuitas,
sino que los europeos debían pagar por ellas, ya fuera al contado o a crédito, con la
moneda local. Este dinero iba a parar a un fondo contravalor, y podía ser reutilizado para
proyectos de inversión.
La mayoría de los países participantes en el Plan ya sabían desde un principio que nunca
tendrían que devolver a los Estados Unidos el dinero depositado en los fondos contravalor,
así que fueron absorbidos dentro de los presupuestos nacionales y "desaparecieron". Por el
contrario, todas las ayudas ofrecidas a Alemania debían ser devueltas; aunque tras los
acuerdos de Londres sobre las deudas de 1953, la cantidad a devolver se redujo a 1 000
millones de dólares (incluyendo las reparaciones de guerra). Las ayudas dadas a los
alemanes hasta el 1 de julio de 1951 sumaban 270 millones de dólares, de los cuales los
alemanes devolvieron 16,9 a través del Banco Export-Import de los Estados Unidos. En
realidad, hasta 1953 Alemania no supo la cantidad exacta de dinero que debía devolver a
los Estados Unidos, por lo que insistía en que el dinero de los fondos contravalor sólo se
daba en forma de préstamos, un sistema mediante el cual, gracias a los intereses, el dinero
crecía en lugar de reducirse. Los Estados Unidos encargaron a un banco hipotecario que se
encargara de controlar el sistema y los préstamos del Programa de Recuperación Europea
fueron utilizados en su mayoría para apoyar la actividad de pequeñas y medianas
empresas. Al final Alemania pagó la deuda a plazos, pago que finalizó en junio de 1971. Sin
embargo, el dinero para el pago de la deuda salió de los presupuestos nacionales, y no de
los fondos contravalor, por lo que estos a fecha de hoy siguen existiendo.
Áreas sin Plan Marshall[editar]
Muchas partes del mundo que también fueron devastadas por la Segunda Guerra Mundial
no se beneficiaron de Plan Marshall. El único gran país de Europa occidental que quedó
excluido de las ayudas fue España debido a que tras la Guerra Civil Española, España se
cerró en una política de autarquía y proteccionismo bajo el régimen franquista. Aún con las
reticencias en colaborar con un país de cariz fascista, los Estados Unidos decidieron ofrecer
a España ayudas económicas, porque el régimen de Francisco Franco era, de todos modos,
una garantía de que el país no recibiría influencias soviéticas. Durante la década de los
cincuenta, España recibió financiación estadounidense; y aun cuando nunca llegó a las
cantidades que sus vecinos habían recibido con el Plan Marshall,53 fue el punto de partida
de una recuperación económica tras más de diez años de durísima posguerra.
Mientras que la parte occidental de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas había
quedado muy afectada por la guerra, la parte asiática del país estaba prácticamente intacta
y se había industrializado rápidamente durante la guerra. El gobierno soviético impuso el
pago de cuantiosas sumas de dinero en concepto de reparaciones de guerra a los países del
Eje: Finlandia, Hungría, Rumanía y muy especialmente la RDA fueron obligadas a pagar
ingentes cantidades de dinero y recursos, y muchas de sus fábricas fueron trasladadas
pieza a pieza a territorio ruso. Todas estas reparaciones igualaban, en la práctica, a las
sumas procedentes del Plan Marshall que recibió Europa occidental.
Europa del Este no vio ni un dólar del Plan Marshall, dado que sus gobiernos rechazaron
unirse al plan, y recibió más bien poca ayuda de los soviéticos. A pesar del establecimiento
del COMECON para contrarrestar al Plan Marshall, éste no era tan generoso, y más bien
acabó siendo un método para transferir recursos de Europa a la URSS. Los miembros del
COMECON recurrían a la Unión Soviética por combustible, y a cambio debían entregar
tanto maquinaria como bienes agrarios, industriales y de consumo a la Unión Soviética. La
recuperación económica oriental fue, por tanto, mucho más lenta, y muchos piensan que
las economías de Europa del Este, de hecho, jamás se recuperaron durante el periodo
comunista, teniendo como resultado la formación de unas economías de penuria y una
brecha entre el este y el oeste del continente. Los estados policiales del Este podían
garantizar, además, la continuidad del racionamiento y de las medidas de racionamiento,
pero los fuertes gastos en policía y servicios de espionaje interior suponían grandes
cantidades de dinero que podrían haberse destinado a tareas de
reconstrucción. Yugoslavia, en cambio, sí recibió ayuda de los Estados Unidos, pero no se
considera enmarcada dentro del Plan Marshall.
Japón, por otra parte, también quedó muy devastado tras la guerra. Sin embargo, en este
caso ni los estadounidenses y ni el Congreso tenían tantas simpatías hacia los japoneses
como hacia los europeos; además, Japón no tenía interés ni estratégico ni económico para
los Estados Unidos, por lo que no se creó ningún plan de ayudas y la recuperación
económica hasta 1950 fue lenta. Aun así, aquel año estalló la Guerra de Corea, y Japón se
convirtió en el centro de operaciones de las misiones de las Naciones Unidas, además de un
proveedor crucial de material. A partir de 1952 el crecimiento japonés tomó un gran ritmo
ascendente: entre 1952 y 1971 el crecimiento en el Producto Nacional Bruto real alcanzó
una media anual de un 9,6 %. Los Estados Unidos, en contraste, crecieron una media de un
2,9 % anual entre 1952 y 1991.54 La importancia de la Guerra de Corea puede apreciarse
en un ejemplo bien conocido, como es el de la compañía Toyota: en junio de 1950 sólo
produjo unos 300 camiones y estaba a punto de la bancarrota. Durante los primeros meses
de la guerra en el país vecino, recibió un pedido del ejército estadounidense de producir
5.000 vehículos, y la compañía se revitalizó.55 Durante los cuatro años de la guerra, entró
más dinero a la economía japonesa que a cualquier otro país miembro del Plan Marshall.
Canadá, como los Estados Unidos, prácticamente no había sufrido los efectos de la Segunda
Guerra Mundial, y en 1945 era una de las economías más grandes del mundo. Sin embargo,
dependía mucho más fuertemente que los Estados Unidos del comercio con Europa, y tras
la guerra se empezaron a notar las consecuencias. En abril de 1948, el Congreso de los
Estados Unidos modificó el Plan Marshall, permitiendo que los europeos compraran
también bienes y productos de Canadá. Esta modificación fue la clave para la estabilidad
económica canadiense, puesto que Canadá ganó 1 000 millones de dólares durante los dos
primeros años de la operación.56 Esto contrasta con el tratamiento que se le dio
a Argentina, otra gran economía dependiente de Europa en lo que respecta a sus
exportaciones agrarias. Sus productos fueron excluidos de forma deliberada de los
mercados europeos que participaron en el Plan debido a las diferencias políticas entre los
Estados Unidos y el entonces presidente de Argentina, Juan Perón. Esto dañaría al sector
agrario argentino, y ayudaría a precipitar el deterioro de la economía del país.57
Críticas negativas al Plan Marshall[editar]
Sello utilizado en los paquetes de la ayuda entregada a través del Plan Marshall.
Críticas iniciales[editar]
Las primeras críticas al Plan Marshall llegaron desde diversos economistas de corte
liberal. Wilhelm Röpke, que tuvo una gran influencia sobre las decisiones económicas
del canciller alemán Ludwig Erhard en su programa económico de recuperación, creía que
la recuperación económica debía basarse en la eliminación de la planificación centralizada,
y en la restauración de la economía de mercado en Europa, y en especial en aquellos países
que habían adoptado políticas económicas de carácter fascista y corporativista. Röpke
criticaba el Plan Marshall porque se interponía en la transición al libre mercado mediante el
subsidio de los sistemas existentes. Erhard puso en práctica la teoría de Röpke, y más tarde
le atribuiría el mérito en el éxito económico de Alemania.58 Henry Hazlitt, por su parte,
criticaba el Plan Marshall en su libro Will Dollars Save the World? (en español, ¿salvarán los
dólares al mundo?), publicado en 1947, y en el que argumentaba que la recuperación
económica procedía a través del ahorro, la acumulación de capital y la empresa privada, y
no a través de subsidios monetarios. Ludwig von Mises también criticó el Plan Marshall en
1951 y, según sus palabras, creía que "los subsidios americanos posibilitan que los
gobiernos oculten parcialmente los efectos desastrosos de varias medidas socialistas que
han adoptado." También hacía una crítica general a la ayuda extranjera, considerando que
servía para crear enemigos ideológicos en lugar de socios económicos, por interferir con el
libre mercado.59
Críticas modernas[editar]
Su papel en la rápida recuperación ha sido debatido. La mayoría rechaza la idea de que solo
revivió milagrosamente a Europa, ya que la evidencia muestra que ya se estaba llevando a
cabo una recuperación general. Las subvenciones del Plan Marshall se proporcionaron a
una tasa que no era mucho más alta en términos de flujo que la ayuda anterior de UNRRA y
representaban menos del 3% del ingreso nacional combinado de los países receptores
entre 1948 y 1951,60 lo que significaría un aumento en el crecimiento del PIBde solo
0.3%.6162 Además, no existe una correlación entre la cantidad de ayuda recibida y la
velocidad de recuperación: tanto Francia como el Reino Unido recibieron más ayuda,
pero Alemania Occidental se recuperó significativamente más rápido.63
Las críticas al Plan Marshall fueron muy habituales entre los historiadores de la escuela
revisionista, como Walter LaFeber, durante las décadas de los 60 y de los 70.
Argumentaban que el plan era una muestra de imperialismo económico estadounidense, y
que no era más que un intento para tomar el control de la Europa occidental de la misma
forma que los soviéticos controlaban la Europa oriental. Esta escuela argumenta que la
generosidad no formaba parte del plan, que realmente se movía impulsado por los
objetivos geopolíticos norteamericanos. Revisando la economía de Alemania Occidental
entre 1945 y 1951, el analista alemán Werner Abelshauser concluyó que «la ayuda externa
no fue algo crucial a la hora de iniciar la recuperación o de mantenerla». Por su parte, el
economista Tyler Cowen concluyó, tras un estudio de las economías de Francia, Italia y
Bélgica, que fue Bélgica, el país que utilizó políticas de libre mercado antes y de forma más
intensa, tras su liberación en 1944, quien experimentó una recuperación más rápida, y
quien evitó los mayores problemas de alojamiento y alimentación de la población que sí
que hubo en el resto de Europa continental.64 Sin embargo, las naciones que más ayuda
relativa habían recibido del Plan Marshall (Reino Unido, Suecia y Grecia) habían producido
los menores retornos y habían sido los que menos habían crecido entre 1947 y 1955. Por
otra parte, las naciones que menos recibieron (Alemania, Austria e Italia) fueron las de
mayor crecimiento. Debería tenerse en cuenta, sin embargo, que estos últimos países eran
también los más devastados y, por tanto, los que mayor potencial de recuperación tenían.
Alan Greenspan, antiguo presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, atribuye
el mérito de la recuperación económica europea a Ludwig Erhard. Greenspan escribe en su
obra The Age of Turbulence que fueron las políticas económicas implementadas por Erhard
el factor principal de la recuperación europea, sobrepasando de largo a la contribución del
Plan Marshall. Establece que fueron sus reducciones en la regulación económica las que
permitieron la milagrosa recuperación alemana, y que esas políticas también contribuyeron
a la recuperación de muchos otros países europeos. Utiliza también como ejemplo
comparativo el caso de Japón, que también experimentó un rápido crecimiento sin ningún
tipo de ayuda. Atribuye el crecimiento al estímulo económico tradicional, como los
incrementos en la inversión, acelerado por un alto nivel de ahorro y un nivel de impuestos
bajo. Japón recibió una gran inyección de dinero durante la Guerra de Corea, si bien en la
forma de inversión y no como subsidios.
Las críticas al Plan Marshall también intentan demostrar que fue el comienzo de una serie
de programas de ayuda exterior, en su opinión, desastrosos. Desde los años 1990, los
economistas se han ido volviendo cada vez más hostiles a la idea de la ayuda externa. Por
ejemplo, Alberto Alesina y Beatrice Weder, sumándose a la literatura existente sobre ayuda
económica y corrupción, entienden que ese tipo de ayudas se dilapidan y se utilizan de
forma egoísta por los miembros del gobierno receptor de las ayudas, lo cual finaliza con un
incremento en la corrupción gubernamental.65 Esta política en la que se promocionan
gobiernos corruptos se atribuye al ímpetu inicial del Plan Marshall.66
Noam Chomsky escribió que la cantidad de dinero entregado a Francia y Holanda igualaba
a los fondos que estos países utilizaron para financiar a sus ejércitos en el sudeste asiático.
Dice que el Plan Marshall «creó el marco para la inversión de grandes cantidades de dinero
estadounidense en Europa, estableciendo la base para las multinacionalesmodernas».67
Otras críticas al Plan Marshall surgen a raíz de informes según los cuales los Países Bajos
utilizaron una gran proporción de los mismos para intentar reconquistar Indonesia en la
época de su independización.68 El periodista estadounidense ganador del premio
Pulitzer, Tim Weiner, sostiene en su libro Legacy of Ashes que el 5 % del presupuesto del
Plan Marshall, unos 685 millones de dólares, fue puesto a disposición de la recién
creada Agencia Central de Inteligencia (CIA).69
Véase también