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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Escuela de Antropología
Cátedra: Economía Política

El Pensamiento Marxista

Autores:
Bellorín, Richard
Centeno, Nancy
Fortuna, Paola
Márquez, Mercedes
Ramírez, Abigail
Ramírez, Kristo
Rolas, Rikkert

Ciudad Universitaria de Caracas, octubre de 2013


Índice

Introducción.............................................................................................................. 3

Biografía de Karl Marx ............................................................................................. 5

Pensamiento Fundamental del Marxismo .................................................................. 7

Características del Pensamiento Marxista .............................................................. 9

Hipótesis sobre el Marxismo ..................................................................................... 9

Funcionamiento del Sistema Marxista ..................................................................... 17

Tendencia Decreciente De La Tasa De La Ganancia. .............................................. 18

La ley de la tasa de la ganancia ............................................................................ 18

Causas contrarrestantes a la caída de la tasa de la ganancia .................................. 20

Excepciones relacionadas a la caída de la taza de la ganancia .............................. 31

Método Marxista..................................................................................................... 34

Dialéctica de la lucha de clases ............................................................................... 36

¿Es el modelo actual un modelo socialista? ............................................................. 37

Conclusión .............................................................................................................. 41

Referencias ............................................................................................................. 43

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Introducción

Inglaterra una pequeña isla país de unos pocos kilómetros cuadrados y escasos
recursos naturales, durante el siglo XVIII o siglo de las luces se convierte en el
epicentro del avance más revolucionario que para la época había ocurrido. La
invención y puesta en marcha de la máquina de vapor por el inglés James Watt, le da
vida a las máquinas de hilar y pone en movimiento a la locomotora, abriendo paso a
uno de los periodos de mayor avance para la humanidad. La revolución industrial se
extendió por todo el continente europeo transformando en un período relativamente
corto (dos siglos) la vida del hombre occidental, la naturaleza de sus sociedades y las
relaciones que estos mantenían con los otros pueblos del mundo.
El uso de las maquinas surgió por la necesidad de agilizar el proceso de
producción, pero con estas surge una nueva forma, un espacio físico donde organizar
el proceso productivo. Las fábricas se convierten así en el lugar de concentración de
muchos trabajadores para la elaboración productos, partiendo de la división del
trabajo. Con la aplicación del vapor a la fabricación de productos, se logró
incrementar la productividad, pues aumento el volumen de estos. La fábrica dio inicio
a la producción masiva en serie, caracterizada por la elaboración de gran cantidad de
productos iguales. Sin embargo y a pesar de que los cambios ocurridos consolidaron
económica y socialmente al capitalismo, una idea que más tarde se convertiría en
ideología, revolucionaria el pensar del proletariado explotado, mal tratado y mal
pagado que hacia vida en las fábricas de la Europa del siglo XIX. Es en este contexto
histórico en el que surge el pensamiento marxista de Karl Marx, un filósofo e
intelectual Alemán de origen judío, nacido en Tréveris Prusia el 5 de mayo de 1818.
La vida de Marx transcurre a lo largo del siglo XIX, un siglo que está marcado
por la formación y consolidación de las sociedades industriales, además del
surgimiento de los primeros movimientos obreros que en actitud de contestación
protestaban contra un sistema que defendía una fuerte productividad y la ley del
máximo beneficio en perjuicio de sus condiciones de vida. Marx, después de unos

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años de formación intelectual en la izquierda hegeliana, ve la posibilidad de un
cambio que mejore la organización social. Inicia una actividad que le lleva a una
comprensión científica de la realidad y a una transformación revolucionaria de las
condiciones sociales. Centra sus estudios en la naturaleza de la explotación que sufre
el trabajador en el régimen capitalista, afirmando que lo que el trabajador vende no
es su trabajo, sino su fuerza de trabajo, recibiendo por esta venta, el valor
correspondiente al coste de su producción (el salario), pero crea un valor excedente
del que se apropia el capitalista: la plusvalía. De esta manera llega a la conclusión de
que la explotación del trabajador es independiente de la buena o mala voluntad de los
capitalistas; sólo se debe al sistema y no es modificable a menos que este se cambie
por un régimen en el que los productores sean los propietarios de los medios de
producción.
Marx se propone encontrar las leyes objetivas que rigen las relaciones sociales
de producción en el sistema capitalista, desenmascarando su carácter contradictorio.
Esto lo conducirá a subrayar el hecho de que el capitalismo es un modo de
producción histórico, cuyas contradicciones necesariamente darán lugar al nacimiento
de un nuevo modo de producción: el socialismo cuyos principales puntos doctrinarios
son: el materialismo dialectico, materialismo histórico, la lucha de clases y la
sociedad comunista.
En su célebre obra “El Capital” desarrolla los conceptos fundamentales de lo
que más tarde constituiría el pensamiento económico marxista. La mayoría de los
conceptos que desarrolla son: fuerza de trabajo, lumpenproletariado, proletariado y
burguesía (en sentido de clase social), lucha de clases, plusvalía, materialismo
histórico, explotación y la teoría del valor trabajo. Todos estos elementos constituyen
factor de análisis en el presente trabajo.

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Biografía de Karl Marx

Nació el 5 de mayo de 1818


en Tréveris (Alemania). Fue el segundo de los
ocho hijos de un abogado judío liberal, que se
convirtió al protestantismo con toda la
familia. Cursó estudios en el gimnasio
jesuita de Trier y posteriormente en las
universidades de Bonn, Berlín y Jena. En el año
1842 se publicó un artículo suyo en la Rheinische
Zeitung de Colonia, convirtiéndose tiempo después
en jefe de redacción. Tuvo problemas con las
autoridades por las críticas que realizó sobre las condiciones sociales y políticas, en
sus artículos periodísticos y fue obligado a dejar su puesto en el rotativo en 1843.
Se casa con Jenny von Westphalen en 1844 hermana del ministro de Interior
prusiano, con la que estaba comprometido desde estudiante. Contrajeron matrimonio
tras la muerte de los padres de ella, que se oponían a la relación. Tuvieron 6 hijos, en
1849 esperaban ya el cuarto, en 1855 ya habían fallecido tres. Eleonora Marx formó
parte del movimiento feminista y Laura Marx, se casó con el dirigente socialista
francés Paul Lafargue, y se suicidó con él en 1911.
Se traslada a París de donde es expulsado y se establece en Bruselas donde
traba una amistad que dura toda la vida con Federico Engels. Intercambiaron
pensamientos y opiniones, llegando a la conclusión de que ambos tenían la misma
concepción sobre la naturaleza de los problemas revolucionarios. Trabajaron juntos
en el análisis de los principios teóricos del comunismo y en la organización de
un movimiento internacional de trabajadores dedicado a la difusión de aquéllos.
Escriben La Sagrada Familia (1845) y La Ideología Alemana (1845-1846)
contra Feuerbach y los hegelianos de izquierda por idealistas.

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Organiza y dirige una red de grupos llamados Comités de Correspondencia
Comunista, establecidos en varias ciudades europeas. Dos años después, Marx y
Engels recibieron el encargo de elaborar una declaración de principios que sirviera
para unificar todas estas asociaciones e integrarlas en la Liga de los Justos (Liga
Comunista), así nació el Manifiesto Comunista.
Las proposiciones centrales del Manifiesto, aportadas por Marx, constituyen la
concepción del materialismo histórico, concepción formulada más adelante en
la Crítica de la economía política (1859). En estas tesis, se presenta el sistema
económico dominante en cada época histórica, por el cual se satisfacen las
necesidades vitales de los individuos. Ésta determina la estructura social y la
superestructura política e intelectual de cada periodo. Así, la historia de la sociedad es
la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados.
Tras la publicación del Manifiesto, estallaron procesos revolucionarios (las
revoluciones de 1848) en Francia, Alemania y el Imperio Austriaco y fue expulsado
de Bélgica. Regresó a París y después a Renania. Fundó y editó en Colonia
una publicación comunista, la Neue Rheinische Zeitung (Nueva Gaceta Renana), y
colaboró en actividades organizadoras de agrupaciones obreras. En 1849 fue
arrestado y juzgado bajo la acusación de incitar a la rebelión armada. Fue absuelto,
pero le expulsaron de Alemania y se cerró la revista. Algún tiempo después las
autoridades francesas también le obligaron a abandonar el país y se trasladó
a Londres, donde permaneció el resto de sus días.
Elaboró varias obras que fueron constituyendo la base doctrinal de la teoría
comunista, entre ellas se encuentra su ensayo más importante, El capital (volumen 1,
1867; volúmenes 2 y 3, editados por Engels y publicados a título póstumo en 1885 y
1894, respectivamente), un análisis histórico y detallado de laeconomía del sistema
capitalista, en el que desarrolló la siguiente teoría: la clase trabajadora es explotada
por la clase capitalista al apropiarse ésta del 'valor excedente' (plusvalía) producido
por aquélla. Su segunda obra, La guerra civil en Francia (1871), analizaba la
experiencia del gobierno revolucionario francés (la Comuna de París), establecida en

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esta ciudad durante la Guerra Franco-prusiana. Interpretó su creación y existencia
como una confirmación histórica de la necesidad de que los trabajadores tomen el
poder mediante una insurrección armada y destruyan al Estado capitalista.
Desarrolló la teoría en Crítica del programa de Gotha (1875) en los siguientes
términos: "Entre los sistemas capitalista y comunista se encuentra el periodo de
transformación revolucionaria de uno en otro. Esta fase corresponde a un periodo de
transición, cuyo estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del
proletariado". Además escribió crónicas sobre acontecimientos sociales y políticos
para periódicos de Europa y Estados Unidos, entre ellos varios artículos sobre las
'revoluciones liberales' en España y en la América hispana.
Trabajó como corresponsal del New York Tribune desde 1852 hasta 1861 y
escribió varios artículos para la New American Cyclopedia. En 1852 se disolvió la
Liga Comunista y contactó con cientos de revolucionarios a fin de crear otra
organización de la misma ideología. Sus esfuerzos y los de sus colaboradores
culminaron en 1864 con la fundación en Londres de la I Internacional. Pronunció el
discurso inaugural, escribió sus estatutos y posteriormente dirigió la labor de
su Consejo General (órgano directivo), superando las críticas del grupo seguidor
de Mijaíl Bakunin, de carácter anarquista. Cuando se eliminó la Comuna parisina, en
la que habían participado miembros de la I Internacional, la influencia de esta
organización disminuyó y recomendó trasladar su sede a Estados Unidos.
En los últimos años de su vida luchó contra las dolencias físicas que le
impedían trabajar en sus obras políticas y literarias. Karl Marx falleció el 14 de marzo
de 1883 en Londres, Reino Unido.

Pensamiento Fundamental del Marxismo

La obra más importante del marxismo es “El capital” (“Das Kapital”, en


alemán). Marx publicó en vida sólo el primer tomo, que apareció en 1867. Los tres
libros restantes aparecieron entre 1885 y 1894, siendo editados por Engels a partir de

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los manuscritos de Marx. La propuesta fundamental de Marx, la que postula en “El
capital” es alcanzar una sociedad sin distinción de clases donde tanto el proceso de
producción, como las fuerzas productivas y las relaciones que surgen de la
producción se conviertan en un bien social. En esto se diferencia
del capitalismo donde el trabajo es social pero la apropiación del mismo es privado,
donde se compra trabajo por dinero.
El análisis de las sociedades de Marx estaba basado en la división de
clases propuesta por el capitalismo, la cual no coincidía en nada con la noción que el
intelectual tenía de lo que era una sociedad justa. Por un lado estaba la clase
trabajadora, a la que también llama proletariado, quienes venden su mano de obra y
reciben dinero a cambio, pero que no poseen los medios para la producción, los
principales responsables de otorgar riqueza a una sociedad (construyen, fabrican,
producen servicios, etc)a su vez esta clase se encuentra dividida en
proletariado ordinario (quienes consiguen trabajo fácilmente y reciben un pago
medianamente razonable por sus servicios)y lumpenproletariado (aquellos que viven
en la pobreza absoluta y no consiguen trabajos estables: inmigrantes, prostitutas,
mendigos, etc).
La otra clase es la burguesía a la que pertenecen quienes tienen los medios de
producción y compran el servicio del proletariado para su explotación. Esta clase
puede dividirse en burguesía muy rica y pequeña burguesía (estos últimos son
quienes emplean la mano de obra pero además deben trabajar: comerciantes,
pequeños propietarios, campesinos con poca tierra, etc).
La idea del marxismo es expropiar los medios de producción de la burguesía y
dejarlos en manos del proletariado a fin de que sean las clases trabajadoras las únicas
que se beneficien del fruto de su trabajo. De todos modos, este análisis no incluye
mecanismos de terminar con la división de clases. El anarquismo, surgido años más
tarde, se aferró a la idea de acabar con ellas, y sus pensadores fundamentales Mijaíl
Bakunin y Piotr Kropotkin tacharon al marxismo de incoherente al proponer una
revolución dejando la existencia de un Estado. Aseguraban que una verdadera

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revolución debe terminar no sólo con las divisiones sociales de tipo económicas, sino
también con las jerarquías políticas. Sin embargo, la historia terminó dejando al
anarquismo como una utopía todavía más lejana que el propio marxismo.

Características del Pensamiento Marxista

 Materialismo histórico: todos los acontecimientos históricos han sido


provocados por factores de orden económico y no por la influencia de los
valores espirituales.

 Lucha de clases: la humanidad asiste desde sus comienzos a la lucha entre


oprimidos y opresores, proletarios y capitalistas.

 Plus valía: sólo el trabajo crea riqueza, genera capital. El obrero recibe menos
de lo que produce, la diferencia se la queda el capitalista.

 Transformación social: Los capitalistas son cada vez más ricos y menos,
mientras que los proletarios son mayoría y más pobres.

Hipótesis sobre el Marxismo

Gustavo Hirales, propone las siguientes hipótesis sobre el marxismo:

1. El marxismo es una teoría que buscaba, a diferencia de las demás, no sólo


interpretar el mundo, sino transformarlo (la XI tesis de Marx sobre Feuerbach:
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de
lo que se trata es de transformarlo”). Las aportaciones de Marx y el marxismo al
conocimiento de la economía capitalista, a la ciencia económica, al cambio

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civilizatorio, al impulso a la organización de los trabajadores, al reconocimiento de la
dignidad obrera, a un humanismo integral y al reconocimiento de derechos sociales
fueron inconmensurables, pero la veta de la herencia al parecer se ha agotado, ¿por
qué?
2. Sin teoría revolucionaria no hay acción revolucionaria. En la medida en que el
marxismo ya no es ni se utiliza como la teoría de la transformación revolucionaria de
la sociedad capitalista, en esa misma medida ha perdido su vigencia. Salvo prueba en
contrario, ningún partido importante en el mundo desarrollado basa su acción en la
“dialéctica marxista”; ninguna revolución triunfante se reivindica —al menos desde
la revolución china— como tributaria del marxismo. China es ejemplo no de la
construcción del socialismo, sino de cómo (a través de luchas de envergadura
histórica) un enorme país atrasado toma un largo atajo para finalmente llegar al
capitalismo, desde la sociedad rural y con los instrumentos y recursos del régimen
autoritario.
3. La Revolución de Octubre. El paradigma de la “aplicación creadora” del
marxismo como palanca teórica para cambiar la realidad ocurrió pocas décadas
después de su nacimiento: en 1917, en la Rusia de los Zares, en condiciones muy
distintas a las que Marx y Engels imaginaron para el debut de una revolución social:
no en el país o conjunto de países capitalistas más avanzados, sino en el más atrasado
de Europa; no como resultado de la crisis económica capitalista, sino de la guerra
mundial; no como un movimiento específicamente obrero, sino de los soldados y
marinos hambrientos y derrotados, de la pequeña burguesía urbana y los pobres de las
ciudades, incluidos los obreros de los no demasiado numerosos enclaves industriales.
El asalto al cielo. Encabezado por los soviets, y en alianza “táctica” con la burguesía
y parte de la nobleza descontenta, el movimiento revolucionario derrocó al zar y,
aprovechando las vacilaciones del gobierno provisional, se abrió paso la estrategia del
Partido Bolchevique que hizo de la frase “Audacia, audacia y más audacia” (Danton)
su santo y seña para el asalto, ya no a la derrocada autocracia, sino a la frágil
democracia representativa de la Asamblea Constituyente.

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4. El marxismo revolucionario. Poco antes de la revolución rusa había nacido el
concepto “marxismo revolucionario”, acuñado por Lenin y otros dirigentes, para
señalar la brecha cada vez más ancha entre los socialdemócratas radicales y los
reformistas. Lenin sentenció entonces que el marxismo revolucionario se
caracterizaba por reconocer “todas las formas de lucha”, legales o ilegales, pacíficas o
armadas, y que utilizaba unas u otras, o una combinación de ellas, en función de la
situación concreta. Resonaba aquí (y nunca dejó de escucharse) el eco maquiavélico
de un fin “que justifica los medios”. El mismo eco que llevó a Camus a decir que lo
que le diferenciaba de los comunistas es que él no creía que, si el objetivo era bueno y
deseable, los medios para lograrlo eran lo de menos.
5. La dictadura. El reconocimiento de la dictadura del proletariado era el tamiz que
separaba al marxismo revolucionario del oportunismo y además, la esencia del poder
soviético. Se caracterizaba, escribió Lenin, por ser la dominación del proletariado
sobre la burguesía, dominación no sujeta a ley alguna y basada en la violencia, y que
goza de la simpatía y el apoyo de las masas trabajadoras y explotadas. Muy poco
después de implantada tal dictadura, “la simpatía y el apoyo de las masas
trabajadoras” a ésta dejó de ser un factor determinante, así como el papel del
proletariado en ella, para volverse la dictadura del Partido, luego del Comité Central,
enseguida del Politburó y, al final, del secretario general (Stalin).
6. El bolchevismo como un nuevo blanquismo. Como lo vio con agudeza Karl
Kautsky, el bolchevismo era un blanquismo revestido de marxismo.La guerra,
escribió, provocó en Rusia “la disolución del ejército y el derrumbe del zarismo. Se
produjo una anarquía general de la que surgió un nuevo despotismo. Pero los que
erigieron este despotismo eran revolucionarios con un programa socialista. Éstos,
hasta entonces, como todos los marxistas, habían estado de acuerdo en que en Rusia,
dado el estado atrasado del proletariado, sólo era posible una revolución burguesa,
que no brindaría a los trabajadores el socialismo sino la democracia. Pero una vez en
el poder esos revolucionarios se consideraron capaces de implantar de golpe el
socialismo, en un Estado de campesinos analfabetos y de trabajadores industriales sin
preparación,recurriendo a los métodos de la dictadura más despiadada. Lo que los

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blanquistas habían ideado, sin hacerlo, fue hecho en Rusia por medio de socialistas,
que se imaginaron que ese blanquismo era el propio y verdadero marxismo que la
socialdemocracia había falseado”.
7. El papel de la III Internacional. Fuera de Rusia, escribió Kautsky en 1936, “el
movimiento comunista no produjo la unidad sino la división del proletariado. Y esa
división se produjo precisamente en el momento en que el derrumbe de las grandes
monarquías militares imponía al proletariado deberes, si bien promisorios, muy
pesados y difíciles, y que sólo con la aplicación de toda su fuerza hubiera podido
cumplir. Los comunistas lo han impedido dividiendo al proletariado (el ejemplo más
claro fue precisamente Alemania, donde el partido comunista aplicó celosamente la
consigna de la III Internacional, de que los socialdemócratas eran el enemigo
principal, más peligrosos incluso que los nazis, porque “confundían y engañaban al
proletariado”, G.H.M.). Estaba reservado a los comunistas, concluye Kautsky, negar
“toda forma de colaboración con los demás partidos proletarios, aun en los momentos
de mayor apremio”.
8. Un olvido sintomático. El marxismo revolucionario pronto olvidó la fórmula
marxiana de que “ninguna sociedad desaparece antes de que en su seno se hayan
desarrollado todas las fuerzas productivas que alberga en su seno”, y decretó que con
la revolución rusa había empezado un largo periodo de transición del capitalismo al
socialismo. Kruschev sentenció que en el año 1980 la URSS alcanzaría y sobrepasaría
el PIB de los Estados Unidos. Muchos lo creyeron, entre ellos Kissinger, que vaticinó
(allá por 1976) que en cuarenta años toda Europa estaría dominada por el comunismo,
en su vertiente euro.
9. El pensamiento revolucionario de Gramsci. Contra la concepción intemporal de
la vigencia del “marxismo revolucionario”, Antonio Gramsci señaló desde principios
de los treinta que el error de los partidarios de la teoría de la revolución permanente
(refiriéndose a los trotskistas, pero apuntando sus baterías también contra los partidos
de la III Internacional), era querer trasladar formas de lucha y estrategias de un
tiempo histórico determinado a una fase totalmente distinta: cuando, como resultado
de los sismos políticos, los reacomodos sociales y las nuevas relaciones de fuerzas

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que produjo la guerra y su final, se había pasado de la “guerra de movimientos”
(crisis políticas y sociales y revoluciones determinadas por fenómenos como la guerra
mundial) a “la guerra de posiciones”, donde lo que prevalece no son ya los golpes de
audacia, sino la difícil y complicada “lucha por la hegemonía”. Para Gramsci, la fase
histórica anterior se había cancelado con la derrota de la revolución alemana (el
espartaquismo) y de la revolución húngara (la República de los Consejos). Después
de la II Guerra Mundial el mapa de los imperios y dominios prácticamente se
desarticuló, hubo muchos cambios, pero si exceptuamos a la revolución china y a la
vietnamita, los cambios sólo tangencialmente estuvieron inspirados en el marxismo, y
el resultado general no fueron revoluciones socialistas triunfantes.
10. En la línea del desarrollo histórico. ¿Qué significa en nuestro tiempo estar o no
“en la línea del desarrollo histórico”? ¿Qué se entiende por historicidad de una
concepción? Que no rompe ni desconoce las grandes líneas del desarrollo histórico,
sino que, por así decirlo, empalma con ellas… cuando rompe con ellas, se vuelve
testimonial. El marxismo tal como lo conocemos perdió en definitiva la historicidad,
la brújula, a fines de los ochenta del siglo pasado, incluso en sus destacamentos más
lúcidos, como el PCI y su círculo rojo, porque ya no supo qué seguía después del
derrumbe del Muro de Berlín en el 89. Los comunistas asumieron la caída del Muro
como una catástrofe y no como una liberación, lo que selló su destino.
11. Una explicación posible: “La determinación, que en Rusia era directa y lanzaba a
las masas a la calle, al asalto revolucionario, en Europa central y occidental se
complica con todas esas sobrestructuras políticas, creadas por el superior desarrollo
del capitalismo, [que] hace más lenta y más prudente la acción de las masas y exige,
por tanto, al partido revolucionario toda una estrategia y una táctica mucho más
complicadas y de más respiro que la que necesitaron los bolcheviques en el periodo
comprendido entre marzo y noviembre de 1917”, dice Gramsci. De aquí surge,
muchos años y mediaciones después, el eurocomunismo y la propuesta del
“compromiso histórico” del PC Italiano y E. Berlinguer, que nunca pudo culminar en
la praxis.

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12. El desarrollo de las fuerzas productivas y el sujeto histórico. La otra
explicación viene del impensable (para los paradigmas marxistas) desarrollo de las
fuerzas productivas después de la II Guerra Mundial, espoleado en parte por la
competencia con el llamado socialismo real, pero esencialmente debido a su dinámica
interna. Desarrollo que provocó cambios inmensos no sólo en la estratificación de
clases previa, sino en las sicologías colectivas, los ethos vivenciales y la cultura de
masas de los países avanzados y hasta en los de desarrollo medio (como México o
Brasil). Y los cambios en la estratificación de clases no fueron menores, tanto que
difuminaron la figura del proletariado (o clase obrera) como “sujeto histórico”. Las
últimas grandes movilizaciones políticas de la clase obrera fueron… para derrocar los
regímenes satélites de la URSS, en el Este de Europa
13. La vitalidad del marxismo. Gramsci escribió que la vitalidad del marxismo está
determinada por “su ser o no ser la interpretación más segura y profunda de la
naturaleza y de la historia, de la posibilidad de que dé a la intuición genial del hombre
político un método infalible, un instrumento de precisión extrema para explorar el
futuro, para prever los acontecimientos de masa, para dirigirlos y hacerse dueño de
ellos”. Gramsci evoca aquí la frase —proféticamente ominosa— de Lenin: “El
marxismo es todopoderoso porque es exacto”. Pero la realidad mostró que no era ni
todopoderoso ni exacto. Como palanca intelectual, como “guía para la acción”, el
marxismo no volvió a vertebrar ningún proceso revolucionario en el mundo, si
exceptuamos las situaciones altamente excepcionales de China y Vietnam (y en las
que se perfila la impronta de un marxismo más bien esquemático, “campesino”).
14. El cambio estratégico que no se dio: “Me parece que Ilici (Lenin)… había
comprendido que era necesario pasar de la guerra de movimiento, victoriosamente
aplicada en Oriente el año 17, a la guerra de posición o de trinchera, que era la
única posible en Occidente, tierra en la cual [...] los ejércitos podían acumular en
poco espacio y tiempo interminables cantidades de municiones, y los cuadros sociales
(?) eran todavía y por sí mismos capaces de convertirse en trincheras
pertrechadísimas”. Profundizar esta fórmula, escribe Gramsci, “exigía un

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reconocimiento del terreno y una determinación de los elementos de trinchera y de
fortaleza, representados por los elementos de la sociedad civil, etc.”.
Y enseguida: “En Oriente, el Estado lo era todo, la sociedad civil era primaria y
gelatinosa; en Occidente, en cambio, había una correlación eficaz entre el Estado y la
sociedad civil, y en el temblor del Estado podía de todos modos verse en seguida una
robusta estructura de la sociedad civil. El Estado era sólo una trinchera avanzada,
detrás de la cual se encontraba una robusta cadena de fortalezas y fortines; con
diferencias entre los Estados, naturalmente, pero eso era precisamente lo que requería
un cuidadoso reconocimiento de carácter nacional”. ¿Dónde y cuándo se hizo este
reconocimiento de carácter nacional? En ninguna parte, si exceptuamos al PCI, y es
por ello que históricamente ninguna revolución triunfante se hizo contra la burguesía,
sino contra regímenes pre-burgueses, pre-capitalistas, en las que incluso la joven y
escasa burguesía llegó a ser aliada del movimiento revolucionario en alguna etapa de
la lucha.
15. Partidos e intelectuales. Un resultado de esta incomprensión histórica fue que
después de Lenin, Trotsky y Gramsci, los intelectuales marxistas de Occidente
siguieron una ruta, y los partidos y sus jefes, otra. Los intelectuales marxistas fueron
sin duda creativos pero, en sus últimos ejemplares paradigmáticos, se envolvieron en
un lenguaje abstruso, ultrateórico (Althusser, Nicos Poulantzas) o instrumental (M.
Harnecker) que devino en un ejercicio solipsista de iniciados, y que en casos como
los señalados se saldó trágicamente en sus destinos personales.
16. El derrumbe del socialismo realfue el diluvio que se llevó los últimos vestigios
de la ilusión de forjar una sociedad ideal como si ésta pudiera ser producto de un
experimento de laboratorio. Los partidos comunistas más enraizados cambiaron de
nombre y de programa (sobre todo el PCI), relegando a las calendas griegas los
objetivos “revolucionarios” y convirtiendo el programa mínimo en máximo. Muchos
desaparecieron y otros pasaron a ser fuerzas testimoniales. La ilusión y la emoción
que en numerosos intelectuales de Europa (R. Debray, A. Touraine) despertó el
movimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) mexicano tienen
que ver —al menos en parte— con las catástrofes de 1989-1991 y con la búsqueda de

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alternativas (mientras más románticas y “multiculturales”, mejor) al derrumbe de
aquella ilusión. El EZLN encabezaba la primera revolución poscomunista, y véase lo
que de ella quedó. Unos cuantos Caracoles y las cenizas de algunos comunicados
(me refiero a sus pretensiones, sin desdeñar para nada el hecho de que el
levantamiento fue un gran catalizador de la transición democrática en México).
17. El criterio de la praxis. La tesis II (sobre Feuerbach): “El problema de si al
pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva no es un problema
teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que
demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su
pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla
de la práctica es un problema puramente escolástico”. Pero, ¿no es esto precisamente
lo que le ha pasado al marxismo y a sus exégetas tardíos?
¿De qué sirve decir que el experimento histórico de la URSS no correspondía a los
auténticos fundamentos del marxismo si fue prácticamente la única entidad o
formación estatal/social (con sus satélites) con pretensiones de universalidad, que se
edificó sobre esas bases? ¿Si fue el único arquetipo que el mundo conoció como
“socialismo realmente existente”?
18. Lenin está en el origen del salto al vacío. El hecho real es que los fundamentos
teóricos acerca de la trascendencia o de la excepcionalidad histórica que constituía “la
construcción del socialismo en un solo país” no los puso Stalin, sino Lenin, y a éste
nadie le discute su primogenitura como el heredero de los fundadores. Así, invertir
grandes esfuerzos hermenéuticos o historiográficos en descubrir en qué momento se
torció la herencia leninista para dar paso a la desviación autoritario- estalinista es
vano, pues el árbol había crecido torcido desde su raíz leninista y, ojo, a contrapelo de
las revoluciones democrático-burguesas y antimonárquicas que ocuparon el fin del
siglo XIX y los principios del XX. Fue un salto, sí, pero no hacia el futuro.
19. ¿Qué es el marxismo hoy día? Un objeto de estudio en la academia, un
instrumento de análisis sobre todo de historiadores creativos como Eric Hobsbawm,
E. P. Thompson (quien por cierto hizo una de las críticas más lúcidas a la vulgata
marxista y a la metafísica althusseriana en Miseria de la teoría), Perry Anderson y

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otros; un enfoque peculiar en las ciencias sociales, que sin duda las enriquece, pero de
ninguna manera la “teoría de vanguardia del partido de vanguardia”, precisamente lo
que le daba su especificidad y razón de ser. Ya no hay teoría ni partidos de
vanguardia y nada indica que puedan, como el mítico Ave Fénix, renacer. Los que
hoy desde la clandestinidad reptan o acechan en nombre de un supuesto marxismo
revolucionario (EPR) no son sino los restos de viejos naufragios que, como los
soldados japoneses perdidos en las islas del Pacífico después de la Segunda Guerra,
seguían beligerantes porque nadie les avisó que la contienda habían terminado.
Por ello, no importa —en la vida real— lo que unos u otros teóricos digan o escriban
sobre la actualidad o vigencia del marxismo. En lo que se refiere a su especificidad, el
marxismo de hoy no puede responder a la pregunta/cuestionamiento (referido arriba)
que Marx les hacía a todas las demás doctrinas sociales: “El litigio sobre la realidad o
irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica es un problema puramente
escolástico”, es decir, un problema reducido al ámbito de la academia, de la historia
de las ideas o incluso de la antropología. En otro tiempo se hubiera dicho: es un
problema bizantino
20. La URSS tuvo tres oportunidades de cambiar tras la II Guerra Mundial: la era
Kruschev, la Primavera de Praga y la Perestroika, y en las tres falló, pues
evidentemente no pudo reencontrarse con la línea principal del desarrollo histórico,
debido al peso específico de los intereses materiales y los prejuicios ideológicos
atrincherados. En su última oportunidad, en vez de cambiar se derrumbó, para dar
pasó a un capitalismo de corsarios, como se le ha bautizado al fenómeno ruso. Y poco
espacio para la duda cabe de no habrá otra oportunidad.

Funcionamiento del Sistema Marxista

Según George Sabine, la idea de Fauerbach de que las fuerzas impulsoras de la hitoria
social son materiales significaba para Marx que estas fuerzas son económicas. Lo económico
significaba de más, para él, el método de producción económica puesto que estaba
convencido de que cualquier sistema de producción lleva consigo una forma correspondiente

17
de distribución del producto social la única forma que permitirá el funcionamiento del
sistema Marxista y, a su vez, la distribución crea una estructura de clases sociales, cada una
de las cuales está determinada por su posición en el sistema, el método mediante el cual una
sociedad utiliza los recursos naturales y produce los viene que le permiten vivir es, pues, para
Marx la fuente de su existencia. Su modo de producción, en un momento dado explica su
situación política y toda su situación cultural en ese momento y los cambios correspondientes
que se producen en su política y en su cultura.

Tendencia Decreciente De La Tasa De La Ganancia.

La tendencia decreciente de la tasa de la ganancia expresa la tendencia dada debido


al colapso del capitalismo por obra de sus propias fuerzas internas. “El límite del
capital es el capital mismo”. Como tal, esta (como ley) tiene una incidencia decisiva y
crucial para caracterizar las diferentes etapas históricas del capitalismo.
A esto, no es que se le quiera reducir a un mero registro estadístico (sobre el
grado de caída de la tasa de la ganancia) sino de sacar todas las conclusiones sobre las
condiciones históricas en que se desenvuelve la acumulación del capital .La caída de
la rentabilidad, sobre todas las cosas, un indicador cualitativo, es decir, si estamos en
presencia de un régimen en maduración y desarrollo o todo lo contrario, en una plena
declinación y descomposición.

La ley de la tasa de la ganancia

Marx denomino a la tendencia decreciente de la tasa de la ganancia como “la


ley más relevante e importante en la economía política”. Esta dicha ley, como tal cual
la propone, es la que más controversias ha suscitado, no solo dentro de la economía
convencional sino dentro de la propia literatura marxista.
La tendencia de la baja de la tasa de la ganancia se origina, contradictoriamente,
en el propio impulso capitalista a autovalorarse e incrementar la ganancia .El método

18
fundamental para lograr esto, es el aumento de la productividad del trabajo (trabajo
humano, por parte de la mano de obra del hombre, ósea el plusvalor) que permite
comprimir el tiempo de trabajo necesario para la reproducción de la fuerza del trabajo
y, de ese modo, aumentar el tiempo de trabajo excedente apropiado por el capitalista.
Aunque por otro lado, este proceso de incremento o acumulación de ganancia
discurre en una fatal dinámica determinada por la tendencia objetiva de desplazar el
trabajo humano por la maquinaria, lo cual supone una mayor y creciente inversión de
insumos que la proporción dada por la fuerza del trabajo mismo. Siendo así el
producto final de ello una progresiva y menor proporción de trabajo vivo en relación
con el trabajo muerto, es decir, ya reivindicado en materiales y medios de producción.
La creciente composición técnica se refleja, en términos de valor, en el aumento
de la composición orgánica del capital. Lo trascendental, entonces, es que la propia
dinámica de la acumulación, gobernada por el afán de ampliar los beneficios, desecha
por así decirlo, ese proceso al estrechar la base de acumulación cuya fuente de
progreso es la utilización del trabajo vivo, es decir, la explotación del trabajo
asalariado. Al multiplicarse el número de bienes enviados al mercado con
decrecientes posibilidades de generar beneficios, aumentan las dificultades para
valorizar el capital. Se pude señalar que la composición central y orgánica del capital,
resultante de la acumulación, no hace aumentar el beneficio lo suficiente como para
proseguir la acumulación bajo las condiciones de producción dadas; o lo que es peor,
que se acumuló demasiado capital con relación a la tasa de explotación existente,
dando de esa forma la sobrestimación del plusvalor mismo y he ahí la tendencia
decreciente.
Es así como se puede ver que en un sistema económico, donde sus principales
factores se ven perjudicados de forma ciega y anárquica, el proceso descrito con
anterioridad tiende a llegar a convertirse en un fenómeno que forma parte del
mercado. El excedente visto en los capitales aparece en una forma invertida, como
una escasez de demanda o una producción adulterada de mercancías (un simple
desequilibrio entre oferta y demanda).

19
Es de esa forma que Marx señalo una serie de causas contrarrestantes de dicha
tendencia, lo cuales vienen de la fuente de los factores que indican su determinación.
Enumera las fuerzas contrarrestantes que elevan la tasa de plusvalía (mayor grado de
explotación; reducción del salario, incluso viéndose muy por debajo de su valor,
sobrepoblación).O inciden en la composición orgánica a través del abaratamiento del
capital constante. También cabe destacar que el comercio exterior incide sobre ambos
factores o sobre la rotación del capital. Este conjunto de causas enumeradas a pesar
de ello tiene límites precisos y opera así a su vez como una contratendencia, es decir,
su acción es simplemente transitoria e insuficiente para invertir la tendencia
dominante a la baja de la tasa de ganancia, que concluye así abriéndose paso.
Es necesario no olvidar que las propias crisis son el mismo modo convulsivo en
el que el capital intenta poner freno a esta tendencia y reestablecer una rentabilidad
aceptable. Degradado el capital excedente, ya sea liquidado bajo la forma de una
mercancía desechada o fábricas y empresas que quiebran y caen en bancarrota, es
posible restituir la tasa de la ganancia. El proceso recomienza, pero de una forma no
concreta y nada estable, ya que siempre recae en una crisis aun mas profunda, por la
mayor magnitud(en volumen o valor) del capital excedente y la sumatoria y alcance
de las contradicciones acumuladas.

Causas contrarrestantes a la caída de la tasa de la ganancia

Si se considera el enorme desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo


social según cómo ha evolucionado a través de los años en los sistemas económicos,
en comparación con todos los períodos precedentes, especialmente si se tiene en
cuenta la enorme masa de capital fijo que entra, además de la maquinaria
propiamente dicha, en el conjunto del proceso social de la producción , la dificultad
que se nos presenta no es ya la que ha ocupado a los economistas en la actualidad la

20
de explicar la baja de la tasa de ganancia sino la inversa: explicar por qué esa baja no
es mayor o más rápida.
Deben actuar influencias contrarrestantes que interfieren la acción de la ley
general y anularla, dándole solamente el carácter de una tendencia. De estas causas,
las más generalizadas son las siguientes:

 Elevación del grado de explotación del trabajo: En ella infiere la


apropiación del plustrabajo y el del plusvalor, la cual se incrementa
especialmente tomando en cuenta las virtudes que podían otorgar la
prolongación de las jornadas de trabajo y la intensificación del mismo.
Existen diversos factores con respecto a la intensificación del trabajo que
aplican un crecimiento del capital constante con respecto a la variable, es
decir, una baja de la tasa de la ganancia ,como ocurre cuando un obrero debe
supervisar una mayor cantidad de maquinaria.
En este caso como en el de la mayor parte de los procedimientos que sirven
para la producción del plus valor relativo es posible que las mismas causas
que producen un aumento en la tasa del plus valor, impliquen un descenso en
la masa del plus valor, considerando magnitudes dadas de capital general
empleado. Pero existen otros factores de intensificación, como por ejemplo en
este caso, una aceleración de la velocidad de la maquinaria, lo cual significa
que está bien dicha hará uso de mayor cantidad de materia prima en el mismo
tiempo, de ser así, en lo que le respecta al capital fijo, aunque consuma mas
rápidamente la maquinaria, no se afectara de ningún modo, la relación entre el
valor y el precio del trabajo que la pone en constante movimiento. Pero es
especialmente la prolongación de la jornada laboral ese invento de la industria
moderna la que aumenta la masa del plus trabajo apropiado sin modificar en
lo esencial, la relación entre la fuerza de trabajo empleada y el capital

21
constante que pone en movimiento, y la que de hecho más bien hace disminuir
relativamente a este último.
Por lo demás, ya está demostrado y ello constituye el verdadero secreto de la
baja tendencial de la tasa de ganancia que los procedimientos para la
generación de plus valor relativo desembocan, en general, en lo siguiente: por
un lado, convertir en plus valor la mayor cantidad posible de una masa dada
de trabajo, y por el otro emplear la menor cantidad de trabajo, en general, en
relación con el capital adelantado, de modo que los mismos motivos que
permiten incrementar el grado de explotación del trabajo, impiden que con el
mismo capital general se explote tanto trabajo como antes. Son éstas las
tendencias contradictorias que, mientras obran en el sentido de un incremento
de la tasa de plus valor, dependen simultáneamente a la disminución de la
masa del plus valor generado por un capital dado, y por ende a la baja de la
tasa de ganancia.
Cabe mencionar aquí, la instalación a gran escala del trabajo femenino e
infantil, en la medida en que toda la familia debe suministrarle al capital una
mayor masa de plus trabajo de lo que pudo haber sido antes, aun cuando
aumente la suma total del salario que se pueda percibe, cosa que de algún
modo es un caso general. Todo cuanto estimule la producción del plus valor
por el mero mejoramiento de los métodos, como en la agricultura, pero
manteniendo intacto la magnitud del capital empleado, provoca el mismo
efecto.
Si bien en este caso no aumenta el capital constante empleado en relación con
el variable, en tanto consideremos a este último como un índice de la fuerza
de trabajo ocupada, aumenta en cambio la masa del producto en relación con
la fuerza de trabajo empleada. Otro tanto ocurre cuando la fuerza productiva
del trabajo (sin que importe si su producto ingresa en el consumo de los
obreros o en los elementos que constituye capital constante) se libera de
impedimentos al tráfico, de restricciones o que se han vuelto nocivas en el

22
transcurso del tiempo, y en general de trabas de toda índole, sin que ello
afecte, en primer lugar, la relación entre el capital variable y el capital
constante.
La masa de plusvalor generada por un capital de magnitud dada es el producto
de dos factores: la tasa del plusvalor multiplicada por el número de obreros
que se emplea con la tasa dada. Por lo tanto, dada la tasa del plusvalor,
depende del número de obreros, y dado el número de obreros depende de la
tasa del plusvalor, es decir que en general depende de la relación compuesta
entre la magnitud absoluta del capital variable y la tasa del plusvalor. Ahora
bien, se ha demostrado que, término medio, las mismas causas que elevan la
tasa del plusvalor relativo, hacen disminuir la fuerza alcanzada de la fuerza de
trabajo empleada.
Pero está claro que en este caso se produce un más o un menos según la
proporción determinada en la cual se lleva a cabo ese movimiento, y que la
tendencia a la disminución de la tasa de la ganancia resulta especialmente
debilitada por el aumento en la tasa del plusvalor absoluto, originado por la
prolongación de la jornada laboral. En el caso de la tasa de ganancia se ha
descubierto, en su totalidad, que al descenso de la tasa a causa de la masa
creciente del capital general empleado, corresponde al aumento de la masa de
ganancias.
Considerando el capital variable total de la sociedad, el plusvalor generado
por él es igual a la ganancia producida. Además de la masa absoluta también
ha aumentado la tasa del plusvalor; la primera por haber aumentado la masa
de la fuerza de trabajo empleada por la sociedad, y la segunda por haber
aumentado el grado de explotación de ese trabajo. Pero con referencia a un
capital de magnitud dada, por ejemplo de 100, la tasa del plusvalor puede
aumentar mientras disminuye en promedio su masa, porque la tasa está
determinada por la proporción en la cual se valoriza la parte variable del

23
capital, mientras que la masa lo está por la parte proporcional del capital
global que constituye el capital variable.

 Abaratamiento de los elementos del capital constante: Es aquí donde se


habla acerca de las causas que provocan el incremento de la tasa de la
ganancia si se mantiene en forma constante la tasa de plusvalor, o también
como puede ser de forma independiente de ella. En especial cuando se trata
del capital en general, es aquí donde el valor constante no aumenta en lo
absoluto de igual forma que la proporción total de su volumen material.
En forma suma, el mismo desarrollo empleado que hace aumentar la tasa del
capital constante en proporción con el capital variable ,disminuye como parte
de la consecuencia venida de la fuerza productiva incrementada según el
trabajo ,el valor de sus componentes ,impidiendo en consecuencia que el
valor capital constante ,si bien aumenta permanentemente ,lo haga en la
misma medida que su valor del capital constante en cuestión del volumen
material, es decir, ese volumen material de los medios de producción puestos
en movimiento por la misma cantidad de fuerza de trabajo. Con lo dicho se
vincula la desvalorización del capital existente (es decir, de sus elementos
materiales) dada con el desarrollo de la industria.
También ella es una de las causas que operan constantemente, que contienen
la baja de la tasa de ganancia, pese a que, en determinadas circunstancias,
hacen decaer la masa de la ganancia al hacer decaer de igual forma la masa
del capital que arroja ganancias. Vuelve a demostrarse aquí que las mismas
causas que generan la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, moderan
asimismo la efectividad de esa tendencia en la realidad.

 La superpoblación relativa: En todos los pensamientos de la economía ,el


equilibrio del número de individuos de la población ha sido o mejor dicho, se

24
ha convertido en un factor sumamente relevante en cuestión del control propio
del sistema económico en su totalidad. A formado a ser parte de unos de los
principales pilares que puedan sostener el sistema como tal. El simple hecho
de que todo gira a su entorno (prácticamente) le hace ser un componente
indispensable para el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, en cuanto
se debe en este caso a la tasa de la ganancia, su expresión acelera la génesis
del valor del trabajo mismo en cuanto a la disminución o incremento de la tasa
de la ganancia.
La sobrepoblación relativa se muestra de modo tanto más llamativo en un país
cuanto más desarrollado esté en él el modo capitalista de producción. A su vez
se convierte en una causa, por una parte, porque en muchos ramos de la
producción se mantenga la subordinación más o menos incompleta del trabajo
al capital, y lo haga por mayor tiempo que el que corresponde, a primera vista,
al estadio general del desarrollo; esto es consecuencia de la baratura y gran
cantidad de los asalariados disponibles o liberados y de la mayor resistencia
que oponen algunos ramos de producción, según su naturaleza, a la
transformación o trabajo manual en trabajo maquinizado.
Por otra parte se abren nuevas ramas de la producción, en especial también
para el consumo constante, que toman como base precisamente esa
sobrepoblación relativa, a menudo liberada por el predominio del capital
constante en otros ramos de la producción, y que por su parte se basan en el
predomino del elemento constituido por el trabajo vivo y sólo evolucionan de
la misma manera que los demás ramos de la producción.
En ambos casos, el capital variable constituye una proporción significativa del
capital general, el salario está por debajo del término medio, de modo que en
esos ramos de la producción, tanto la tasa de plusvalor como la masa del
mismo son extraordinariamente elevadas. Pero puesto que la tasa general de
ganancia se forma en virtud de la nivelación entre las tasas de ganancia en los
diferentes ramos de la producción en particular, aquí, una vez más, la misma

25
causa que genera la tendencia a la baja de la tasa de ganancia origina un
contrapeso a esta tendencia, el cual paraliza sus efectos en mayor o menor
grado.

 El comercio exterior: reflejado en muchas formas en los diversos tipos de


pensamiento forma parte a ser de igual forma factor fundamental en un
sistema económico, aunque a de ser obvio el porque. En este caso, en la
medida en que el comercio exterior abarata en parte los elementos del capital
constante, en parte los medios de subsistencia necesarios en los que se
transforma el capital variable, este actúa haciendo aumentar la tasa de la
ganancia al elevar la tasa del plusvalor y haciendo descender el valor capital
constante. En general, opera en ese sentido al permitir la ampliación de la
escala de la producción. Con ello acelera, por una parte, la acumulación pero
por la otra parte también la disminución del capital variable con respecto al
constante, y por consiguiente la baja en la tasa de ganancia.
Del mismo modo, la expansión del comercio exterior, aunque en el principio
de la producción capitalista constituye la base de ésta, se ha convertido, en el
curso de su evolución, en su propio producto, en virtud de la necesidad de
ese modo de producción, de su necesidad de un mercado cada vez más
extenso. En este caso vuelve a revelarse el mismo carácter de doble cara del
efecto (Ricardo ha pasado totalmente por alto este aspecto del comercio
exterior).
Los capitales invertidos en el comercio exterior pueden arrojar una tasa de
ganancia superior porque, en primer lugar, en este caso se compite con
mercancías producidas por otros países con menores facilidades de
producción, de modo que el país más avanzado vende sus mercancías por
encima de su valor, aunque más baratas que los países competidores. En la
medida en que aquí el trabajo del país más adelantado se valoriza como

26
trabajo de mayor peso específico, aumenta la tasa de ganancia al venderse
como cualitativamente superior el trabajo que no ha sido pagado como tal.
La misma relación puede tener lugar con respecto al país al cual se le envían
mercancías y del cual se traen mercancías; a saber, que dicho país dé mayor
cantidad de trabajo objetivado en especie que el que recibe, y que de esa
manera, no obstante, obtenga la mercancía más barata de lo que él mismo
podría producirla. Es exactamente lo mismo que el fabricante que utiliza un
nuevo invento antes de generalizarse, vendiendo más barato que sus
competidores, no obstante lo cual vende su mercancía por encima de su valor
individual, es decir que valoriza como plustrabajo la fuerza productiva
específicamente más elevada del trabajo que ha empleado.
De esa manera, realiza una plusganancia. Por otra parte, en lo que respecta a
los capitales invertidos en las colonias, etc., los mismos pueden arrojar tasas
de ganancia más elevadas porque en esos lugares, en general, a causa de su
bajo desarrollo, la tasa de ganancia es más elevada, y lo mismo, con el empleo
de esclavos y culíes, etc., la explotación del trabajo. No se comprende
entonces por qué las tasas de ganancia más elevadas que de este modo arrojan
los capitales invertidos en ciertos ramos y que remiten a su país de origen, no
habrían de ingresar allí en la medida en que no haya monopolios que se lo
impidan en la nivelación de la tasa general de ganancia, con lo cual la harían
aumentar.
Esto resulta especialmente incomprensible si aquellos ramos de aplicación del
capital están sometidos a las leyes de la libre competencia. En cambio, lo que
imagina Ricardo es, fundamentalmente, esto: con los precios superiores
obtenidos en el extranjero se compran allí mercancías, las cuales se remiten al
país de origen, esas mercancías, por lo tanto, se venden en el mercado interno,
y ello a lo sumo puede configurar una ventaja extraordinaria pasajera de estas
esferas favorecidas de la producción sobre otras. Esta apariencia se desvanece
en cuanto hacemos abstracción de la forma dineraria. El país favorecido

27
recibe más trabajo a cambio de menos trabajo, a pesar de que esa diferencia,
esa cantidad de más lo mismo que sucede en el intercambio entre el trabajo y
el capital en general se la embolsa una clase determinada.
En consecuencia, en la medida en que la tasa de ganancia es más elevada
porque lo es en general en el país colonial, en el caso de condiciones naturales
favorables del mismo esto puede darse junto con precios más bajos de las
mercancías. Se produce una nivelación, pero no una nivelación al antiguo
nivel, como lo cree Ricardo. Pero el mismo comercio exterior desarrolla en el
interior el modo de producción capitalista, y con él la disminución del capital
variable con relación al constante, mientras que por el otro lado genera
sobreproducción con respecto al exterior, por lo cual, en el curso ulterior,
tiene un efecto contrario.
Y así es, como, en general, se ha demostrado que las mismas causas que
provocan la baja de la tasa general de ganancia, suscitan acciones de signo
contrario que inhibe, retardan y en parte paralizan dicha caída. No derogan la
ley, pero debilitan sus efectos. Sin ello resultaría incomprensible no la baja de
la tasa general de ganancia, sino, 0 a la inversa, la relativa lentitud de esa,
disminución. Es así como la ley sólo obra en cuanta tendencia, cuyos
efectos sólo se manifiestan en forma contundente bajo determinadas
circunstancias y en el curso de períodos prolongados. Es necesario describir
dos criterios relevantes y de suma importancia en cuanto a ello:
1. El mismo proceso que genera un abaratamiento de las mercancías a
medida que se desarrolla el modo capitalista de producción, provoca
una modificación en la composición orgánica y de eje central del
capital social empleado para la producción de las mercancías, y por
consiguiente la baja de la tasa de ganancia. Por lo tanto no hay que
identificar la reducción del costo relativo de la mercancía individual,
ni tampoco de la parte de ese costo que contiene el desgaste de
maquinaria, con el valor creciente del capital constante en

28
comparación con el variable, aunque, a la inversa, cualquier
disminución en el costo relativo del capital constante, manteniéndose
invariado o aumentando el volumen de sus elementos materiales,
influye sobre la elevación de la tasa de ganancia, es decir sobre la
reducción en el valor del capital constante, en comparación con el
capital variable empleado en proporciones decrecientes.
2. La circunstancia de que en las mercancías individuales, cuyo conjunto
constituye el producto del capital, el trabajo vivo adicional contenido
en ellas se halla en proporción decreciente con los materiales de
trabajo contenidos en ellas y los medios de trabajo consumidos en las
mismas, es decir, la circunstancia de que en ellas se halla objetivada
una cantidad constantemente declinante de trabajo vivo adicional,
porque con el desarrollo de la fuerza productiva social se requiere
menos trabajo para producirlas, tal circunstancia no afecta la relación
según la cual se divide en pago e impago el trabajo vivo contenido en
la mercancía. Por el contrario.
A pesar de disminuir el volumen global del trabajo vivo adicional
contenido en ella, aumenta la parte aun no paga en relación con la
parte paga, por descenso absoluto o proporcional de la parte paga;
pues el mismo modo de producción que hace disminuir la masa global
del trabajo vivo adicional en una mercancía, se halla acompañado por
el aumento del plusvalor absoluto y relativo. La baja tendencial de la
tasa de ganancia se halla ligada a un aumento tendencial de la tasa del
plusvalor, es decir en el grado de explotación del trabajo. Por ello,
nada más absurdo que explicar la baja de la tasa de ganancia a partir
de un aumento en la tasa del salario, aunque también este caso pueda
darse excepcionalmente.
Sólo la comprensión de las relaciones que constituyen la tasa de
ganancia capacita a la estadística para efectuar verdaderos análisis

29
acerca de la tasa del salario en diversas épocas y países. La tasa de
ganancia no disminuye porque el trabajo se haga más improductivo,
sino porque se torna más productivo. Ambas cosas, tanto el aumento
en la tasa del plusvalor como la baja en la tasa de ganancia, sólo son
formas particulares mediante las cuales se expresa en el modo
capitalista de producción la creciente productividad del trabajo.

 El aumento del capital accionario: Finalmente a los cuatro puntos anteriores


es necesario que se le agregue uno adicional, es aquí en el cual no obstante, a
pesar de que no se podría profundizar en su totalidad aun así se dará una breve
reseña al respecto.
Con el progreso de la producción capitalista, que va de la mano de la
aceleración de la acumulación, una parte del capital sólo se calcula y emplea
como capital que demuestre interés. No en el sentido de que cualquier
capitalista que presta capital se conforma con los intereses, mientras que el
capitalista industrial se embolsa la ganancia del empresario. Esto en nada
afecta el nivel de la tasa general de ganancia, pues para dicha tasa la ganancia
es = interés + ganancia de todo tipo + renta de la tierra, cuya distribución entre
esas categorías particulares le es indiferente. Sino en el sentido de que esos
capitales, a pesar de estar invertidos en grandes empresas productivas, una vez
deducidos todos los costos sólo arrojan pequeños o grandes intereses, los así
llamados dividendos. Por ejemplo, en los ferrocarriles. Por lo tanto, no entran
en la nivelación de la tasa general de ganancia, ya que arrojan una tasa menor
que la tasa media de ganancia. Si lo hicieran, dicha tasa declinaría mucho más
aún.
Desde el punto de vista teórico se los puede incluir en el cálculo de dicha tasa,
y se obtendría entonces una tasa de ganancia menor que la existente en
apariencia que es la que en realidad decide a los capitalistas ; sería menor

30
porque justamente en esas empresas el capital constante es máximo en
relación con el que varía.

Excepciones relacionadas a la caída de la taza de la ganancia

La “tendencia a la caída de la tasa de la ganancia” es uno de los elementos más


debatidos en el legado de Karl Marx. El lo consideraba una de las contribuciones más
importantes para el análisis del sistema capitalista, definiéndola en las primeras líneas
de El Capital, “sin duda alguna la ley más importante de la economía política”. Pero
estuvo sometida a críticas, caídas y desvaríos desde el mismo momento en el que el
argumento del pensador apareció por primera vez impreso como publicación del
tercer volumen de su obra El Capital en 1899.
Hay que tomar en cuenta que fueron diversos, múltiples los factores que
contribuyeron a la caída o las crisis, en este instante ya no viéndolo solo desde la
perspectiva económica sino también en una perspectiva que el mismo Marx dio a
conocer, la problemática social misma que rodeaba rigurosamente a esta, recordemos
que muchos pensadores tenían que saber sobrellevar el funcionamiento de sus
sistemas según el ámbito o contexto en el que se desenvolvían, por consiguiente se
vuelve a nombrar la importancia que el ciudadano corriente tiene en la función de
cualquier sistema económico y social.
La tasa de la ganancia sin duda alguna pudo haber llegado a ser una solución
grata para la problemática económica vivida en el momento, pero resulta que aun así
tuvo sus contrapartes, para entrar en más detalle al respecto, reseñaremos,
profundizaremos y haremos énfasis en hechos ya tocados y otros que no que
contribuyeron a la caída:
Si la ley opera, la declinación de la tasa de ganancia debe traducirse en
crecientes obstáculos, cada vez más insalvables para la valorización del capital. Y
esto es lo que presenciamos en la economía actual. El peso de los factores

31
extraeconómicos, empezando por la creciente intervención del Estado, el
endeudamiento sin precedentes en la historia, la sobreestimación financiera, el
crecimiento del capital ficticio , pero por sobre todas las cosas la amplitud de la
confiscación de las masas (que ha provocado un retroceso de sus condiciones de vida
y del nivel de civilización, incluyendo los propios países industrializados), todo esto
es un síntoma de que el capital no puede sostenerse por sí mismo y que necesita de
las muletas de una contrarrevolución y de la guerra.
Pero los formidables recursos de Estado que han sido puestos en movimiento,
apenas han permitido que la economía mundial crezca a un complicado y poco dos
por ciento, se revelan cada vez más ineficaces para dinamizar el capitalismo y, lo que
es más grave, se han terminado convirtiendo en factores del agravamiento de su
crisis. El desarrollo financiero facilita el pasaje del capital de una rama de producción
sobre expandida o no rentable a otra en desarrollo o que ofrece mayores beneficios;
moviliza con mayor rapidez esos capitales; ayuda a superar dentro de sus propios
límites (conciliar) la contradicción entre la creación y la destrucción de capitales
(absorciones); extiende los límites del consumo más allá de los salarios que paga a la
población trabajadora; desenvuelve una acumulación de capital propia (ficticia) que
actúa como un crédito generado tanto para la producción como para el consumo.
Este desarrollo (parasitario porque no crea valor) actúa como factor
contrarrestante de la crisis capitalista hasta que se transforma en el principal factor de
su estallido. Esto ocurre cuando la sobreacumulación de capital que no asume una
forma productiva directa, y que se ha sobreacumulado para contrarrestar los límites
impuestos por la sobreacumulación de capital productivo, alcanza proporciones
incompatibles con la plusvalía total que este último puede arrancar a la fuerza de
trabajo. Se percibe entonces que el capital financiero, en sus diversas formas, se ha
transformado en una gigantesca hipoteca que traba más allá de toda posibilidad la
reproducción del capital en general. Su derrumbe constituye, por eso mismo, la etapa
final de una crisis que ha tenido ya un largo proceso de preparación, así como la
condición destructiva para iniciar una nueva etapa.

32
Es aquí donde entra en acción el valor que tuvo el raciocinio de Marx, ya que a
teoría de Marx determina que existe una falla fundamental, incorregible en el
capitalismo. La tasa de ganancia es la clave por la cual los capitalistas pueden llevar
adelante su objetivo de esa acumulación. Pero cuanto más se desarrolla la
acumulación, es más dificultoso para los capitalistas obtener tasas de ganancia para
continuar el proceso de la acumulación misma: “la tasa de ganancia, siendo la meta
de la producción capitalista, su caída...aparece como una amenaza para el proceso de
producción capitalista.
La misma mecánica puede constatarse en el gasto público. Porque si, por un
lado, permite aumentar la demanda y ampliar las fronteras de la producción, sustrae,
por el otro, ya sea a través de impuestos o de la deuda pública, recursos que dejan de
funcionar como capital. Al hombre de negocios, considerado individualmente, le es
indiferente que la demanda efectiva esté financiada por sectores privados o estatales.
De la misma forma, para el banquero es absolutamente igual que los créditos le sean
concedidos a empresarios privados o del Estado, mientras sean “seguros” y le permita
cosechar el tipo de beneficio apetecido. No es lo mismo si se considera a la economía
en su conjunto, pues el beneficio sólo lo produce el sector privado.
De allí la tendencia a las privatizaciones, que tiende a transformar actividades
no lucrativas en actividades rentables. Del mismo modo se explica la negativa del
capital ya no sólo a ampliar el pago de impuestos sino a pagar los ya existentes. El
capital procura no sólo no aportar al Estado, sino que exige que sea éste, el Estado, el
que aporte a su sostenimiento (subsidios, exenciones impositivas, etc.). Este proceso
mina las bases de sustentación del Estado y no sólo lo inhabilita para cumplir su rol
de salvataje del régimen de explotación sino que termina contribuyendo a su
hundimiento, acumulando un endeudamiento cada vez mayor que se convierte en una
carga insostenible para la economía tomada en su conjunto, incluyendo a la propia
clase capitalista.
Todas estas contradicciones, que han adquirido, por así decirse, características
destructoras han demostrado servir como un medio de inhibición capitalista. El

33
exceso de productos imposibles de vender que inundan los mercados, cualquiera sea
la rama o actividad considerada a este, y de capitales sobrantes que no encuentran una
colocación razonable o estable por así decirse, es un indicador de la actualidad y
vigencia de la ley formulada por Marx, que hace su trabajo de topo, a pesar de lo que
digan sus detractores.
Finalmente: La perspectiva de esta etapa no es que el sistema pueda colapsar o
no colapsar (si es que se puede hablar en estos términos) sino la forma que tomará ese
colapso (revolucionaria o contrarrevolucionaria) con guerras internacionales o con
revoluciones en los países más importantes. El problema que resume todos los
problemas es de carácter subjetivo y se sintetiza en la construcción de una dirección
internacional de la clase obrera, tarea cuyo escenario de desarrollo es la mayor crisis
mundial del capitalismo, con posesión de alternativas revolucionarias.

Método Marxista

La contribución de Marx a la economía se puede considerar como síntesis de las


corrientes intelectuales dominantes de la época, la economía política inglesa, la
filosofía alemana y el socialismo francés. Para Schumpeter (1982, pág. 446), la
interpretación económica de la Historia es la aportación de mayor importancia y el
rasgo diferenciador de la obra de Marx: “Su teoría es evolucionista en un sentido en
que no lo ha sido ninguna otra teoría económica, la teoría marxista intenta descubrir
el mecanismo que por su mero funcionamiento, y sin la ayuda de factores externos,
transforma cualquier sociedad dada en otra sociedad”.
De la concepción materialista de la historia de Marx pueden destacarse los
siguientes puntos básicos:
• Todas las manifestaciones culturales de la sociedad civil son, en última instancia
función de su estructura de clases.

34
• La estructura de clases de una sociedad está determinada principalmente, y en
última instancia, por la estructura de la producción.
• El proceso social de la producción presenta una evolución inherente en sí
misma.
Sintéticamente, el método de Marx lo podemos descomponer en tres etapas:
• Una primera, de abstracción, mediante la que se aíslan los elementos esenciales
del proceso económico
• Una segunda, denominada de concretización progresiva, con la cual, en el curso
del desarrollo, se introducen elementos cada vez más particulares del proceso
económico.
• Una tercera etapa, de verificación, consistente en confrontar los resultados
obtenidos con el proceso económico real.
Siguiendo estas etapas, “El Capital” representa una progresión que va de la
abstracción inicial hacia grados cada vez más concretos de la realidad, con el fin de
conocer el mundo de los fenómenos económicos, demasiado complejo para ser
conocido directamente.
Resumiendo, su aportación metodológica se puede concretar en los siguientes
puntos:
1. Sentó las bases de un método dinámico de investigación y de explicación.
2. Estableció los cimientos de un método de investigación y explicación total.
3. Renovó el método histórico al formular una ley de corte típicamente
historicista, fundada en el materialismo dialéctico
Katouzian describe con las siguientes palabras el método de Marx (1982, pág.
46): “El método de Marx era una combinación de teoría y hechos, de lógica e historia.
No era ni un especulador puro ni un puro empirista”.

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Dialéctica de la lucha de clases

Como es sabido, la relación-contradicción Sociedad-Naturaleza, esencial dentro


de la historia, del proceso de producción y reproducción humano-social, es dialéctica.
En otras palabras, la propia génesis del homo sapiens, como un proceso material
particular-universal es, en sí mismo, un acto dialéctico cualitativo que duró 25
millones de años, de Procónsul a Homo Sapiens. De ahí que la dialéctica es inherente
a la esencia humano-social de la historia. Lógica, objetiva, subconsciente e
inconscientemente, el hombre siempre ha utilizado la dialéctica y la sigue utilizando
dentro de las relaciones productivas y reproductivas. Si no fuera así, el Zinjanthropus
hubiera desaparecido en las cavernas prehistóricas de hace dos millones de años.
Sin embargo, sólo a partir de Sócrates y Aristóteles, se conoció la dialéctica
como Lógica, como posible ciencia del movimiento, que es una función universal de
la materia. Pero la dialéctica tiene su propia dialéctica, ella misma es un proceso
dialéctico. En su origen sólo fue aplicada a ideas, conceptos y categorías. Fueron
Marx y Engels quienes convirtieron a la subjetiva y objetiva dialéctica en
teoría-práxis lógica; en fin, en una ciencia emancipatorio-revolucionaria.
Transformaron la Lógica en Dialéctica y la Dialéctica en Lógica, creando la ciencia
del movimiento, el más formidable e invencible instrumento de la Teoría-Práxis
Humana.
Las relaciones dialécticas dentro de la misma sociedad, dentro de la sociedad de
clases, por supuesto, no fueron una creación de Marx. Asimismo, las luchas de clases
han existido mucho antes del nacimiento de Marx; ya en el Viejo Testamento están
descritas vívidamente. Lo que Marx logró, fue determinar las relaciones dialécticas en
la sociedad moderna, plantearlas como un proceso revolucionario-emancipatorio de
teoría-práxis concreto-abstracta, como lucha de clases. Aplicó la dialéctica, el método
dialéctico y sus leyes a las realidades históricas y por tanto dio a la producción y
reproducción humana, un objetivo revolucionario-emancipatorio definitivamente. En

36
otras palabras, Marx ha provisto al proletariado mundial de una epistemología (teoría
del conocimiento) que está concreta y dialécticamente relacionada con los procesos
históricos y sociales (práxis del conocimiento). En este sentido, elevó todas las
relaciones humanas a relaciones sociales, convirtiéndolas en una totalidad dinámica
dialéctica de la cual se forma la esencia de la sociedad, el factor subjetivo
revolucionario-emancipatorio de la historia.
Siendo así, el método dialéctico, incluyendo sus tres leyes básicas, fue aplicado
donde tiene validez histórica, y por lo tanto, donde es científico. Esto no quiere decir
que no existan además otras leyes básicas históricas o universales de la dialéctica; ni
siquiera implica que la dialéctica no pueda desarrollarse hacia totalidades
más-desarrolladas, es decir, a Trialéctica, Tetraléctica y aun a Multi-Polialéctica.
Marx relacionó la dialéctica con el hombre, con el pensamiento, con la sociedad, con
la historia, con el universo, en suma, con la materia viviente siempre cambiante y
dinámica. Además, relacionó la epistemología con el método y el método con la
verdadera, real, concreta y total Teoría-Práxis.

¿Es el modelo actual un modelo socialista?

En la Venezuela del siglo XXI y con la entrada en escena en 1998 de un nuevo


actor político, conocido como Hugo Chávez, el país ha experimentado una serie de
cambios en el orden Político, Económico y social que no pueden ser considerados
como hechos aislados. Constituyen parte de un plan de desarrollo para la nación que
se inició en 1999 con la asamblea nacional constituyente y que fue dado a conocer al
país durante la campaña electoral del 2006, cuando Chávez reafirmo su convicción de
que el sistema capitalista no permite el desarrollo de una sociedad democrática y que
solo en el Socialismo se pueden desarrollar las ideas humanistas de la revolución
bolivariana, iniciada por él y sus seguidores el 4 de febrero de 1992 con el fallido
intento de golpe de estado, contra el presidente de ese entonces Carlos Andrés Pérez.

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Chávez en el 2006 explicitó que aquel que votase por él, estaría votando por la
construcción del socialismo en Venezuela. Luego de su triunfo, con más de un 60%
de los votos, aceleró las medidas de cambio con la aprobación de una Ley Habilitante
por parte de La Asamblea Nacional, que le permitió iniciar un proceso de estatización
de empresas privadas o como también se conoce: nacionalización de los medios de
producción. Una de las más emblemáticas fue CANTV (Compañía Anónima
Nacional Teléfonos de Venezuela).
El modelo que Chávez vio como necesario aplicar en Venezuela, es el
socialismo del siglo XXI, concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a
través del sociólogo y analista político Heinz Dieterich. Dicho concepto alcanza gran
difusión internacional, cuando en el V Foro Social Mundial es nombrado por Hugo
Chávez en su discurso del 30 de enero del 2005.
El socialismo del siglo XXI del cual Chávez se convirtió en ferviente devoto,
tiene sus basamentos en el pensamiento económico marxista y se sustenta en cuatro
ejes: el desarrollismo democrático regional, la economía de equivalencias, la
democracia participativa y protagónica y las organizaciones de base. Heinz Dieterich,
en su obra Socialismo del Siglo XXI se funda en la visión de Karl Marx sobre la
dinámica social y la lucha de clases.
Algunas de las políticas económicas que aplico la administración Chávez y que
se encuentran enmarcadas dentro del socialismo del siglo XXI son:

1. Regulación de precios de bienes de consumo masivo y otros bienes y servicios


considerados de primera necesidad (Medicinas, alimentos, materiales de
construcción, etc.)
2. Implantación de un control cambiario con el objetivo de controlar la venta de
dólares en el mercado nacional.
3. Ampliación del poder estatal en la economía, con la puesta en marcha del
Modelo Productivo Socialista, esbozado en el primer plan socialista (2007-
2013) que consistía en: implantación de un riguroso esquema de controles con

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el fin de limitar la acción privada además de estatizaciones de empresas en
sectores estratégicos como el agroindustrial.
4. Disminuir el rol del sector privado en el proceso productivo en favor de las
"empresas de economía social".
5. Implantación de una política de subsidio de productos alimenticios y
medicinales.

Vale la pena destacar que en 1999 el parque industrial de todo el país


contabilizaba 12 mil 948 industrias. Hoy en día más de siete mil de estas compañías
han cerrado. Esto según datos ofrecidos en un artículo de prensa del diario el
carabobeño.
Sin embargo las críticas a este sistema no se han hecho esperar, políticos e
intelectuales afirman que en Venezuela no se está implementando un régimen
socialista sino uno autocrático, así lo señaló el insigne economista Dr. Maza Zavala
en entrevista realizada por el periodista Telmo Almada del Nacional. Maza Zavala
señalo: “He sido socialista toda la vida y sé algo de la materia, pero no entiendo el
socialismo del siglo XXI del presidente Hugo Chávez", sentencia. "El socialismo es
la amplia y directa participación de la sociedad en los asuntos que competen a su
destino, de manera abierta y democrática. Pero lo que observamos actualmente es una
concentración y centralización creciente de los poderes públicos en una sola persona,
el Presidente. Siempre he sostenido que socialismo y autocracia son términos
incompatibles"
Así como Maza Zavala otro destacado economista y duro crítico del chavismo,
José Guerra ha señalado en numerosas oportunidades que en Venezuela no existe un
modelo socialista sino uno basado en una mescolanza conceptual de múltiples
modelos ya caducos.
Basándonos en lo dicho por Zabala y Guerra podemos concluir que en la
Venezuela de Chávez aunque no existe un sistema socialista (marxista) netamente
establecido existe la intención de hacerlo por parte del gobierno, de ahí que se deriven

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todas las políticas en materia económica y social que se están implementando.
Ejemplo de ello son las constantes estatizaciones, la formación de comunas, el estado
centralizador y por sobre todo la paulatina supresión de las libertades individuales.

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Conclusión

El pensamiento de Karl Marx ha demostrado ser uno de los fundamentos


principales y de gran relevancia en cuanto a la economía y la sociedad misma. A
través de los tiempos partiendo desde la aparición de su obra (la cual se puede decir
que es una de las fuentes principales de todo) El Capital, e inclusive sus otros
estudios, han marcado severamente la evolución de una sociedad la cual trascendería
cualquier frontera, demostrando que el avance a una civilización prospera es posible,
pero a pesar de todas las virtudes que sus obras nos pudieron haber otorgado también
trajeron consigo graves consecuencias ,teniendo así un efecto totalmente
contradictorio y nada sano del que ya se tenía previsto.
Sus estudios y pensamiento mismos funcionaron como herramienta, ideal e
inclusive principal razón de ser a poner en práctica. Atándose y aferrándose a la
realidad vivida del momento de su época, dio como principios, criterios y dogmas
que a futuro harían que Marx se convirtiera en una de las mentes más sagaces e
importantes a tomar en cuenta cuando se tratase de los procesos de cambios por la
cual la sociedad se vería sometida en los tiempos venideros.
Transformo totalmente el sistema económico, eso sin opacar a sus antecesores,
muy por el contrario, respaldando y tratando de buscar una mejor solución a la
problemática que la economía venía arrastrando desde tiempos memorables, y que
inclusive pocos despojos de esas problemáticas siguen vigentes y muy fijas en la
visión económica vivida en la actualidad.
No hay que obviar uno de los factores más importantes a tomar en cuenta según
sus pensamientos: el colapso de los sistemas y el cambio que este pueda otorgar,
sobre todo el cambio, lo cual forma parte a ser el matiz o esencia del trasfondo que
encierra su ideal, que para la fluidez y evolución de los sistemas coexistentes, es
necesario pasar por un proceso de transición, el cual sin obviarse o negarse, trayendo
consigo consecuencias y por consiguiente repercusiones de gran envergadura. He
aquí cuando el eje central del pensamiento de Marx toma por referencia una conducta

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de revolución social. Esa es la palabra para describir con más exactitud su centro, el
matiz revolucionario por el cual la sociedad ha estado a través de los siglos y los
tiempos en constante cambio, transformación, evolución, pero que de manera
suscitada sigue trayendo consigo las viejas cicatrices sin sanar de tiempos pasados,
tiempos que no volverán, pero que aun así siguen dando repercusiones en nuestros
tiempos.
¿Que podría hacer el hombre, con respecto a su contexto llamado
sociedad?,¿podrá existir un sistema estable y equilibrado?, a pesar del que en el
pasado haya sido testigo de múltiples sucesos en la historia, es necesario seguir
echando de vez en cuando una vistazo al pasado y recordar, aunque honrar, en que
seguimos mal, en que seguimos fallando, ¿cuándo será que habrá un equilibrio
benigno?, bien como dice aquel dicho Ruso: “Regímenes van y vienen”; Por
consiguiente, en este trabajo escrito se ha dado a explicar todo lo que constituyo el
pensamiento marxista, pero, ¿bajo qué lienzo?, pues simple la sociedad general en la
que vivimos.
El mundo en el que vivimos, con la dramática situación económica en la que
estamos, quien más o quien menos ha tenido dudas de que el modelo de gobierno, el
modelo económico o el modelo de Estado sea el correcto. Esa pude que sea uno de
los dilemas que nos siguen agobiando, pero quien sabe, en tiempos de incertidumbre
todo es posible, cualquier cosa puede suceder, la cuestión es: ¿Cómo podríamos
actuar al momento de que se dé el punto de ebullición? ¿Seguiremos en lo mismo o
posiblemente habrá un cambio?

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Referencias

Álvarez Chillida, Gonzalo (2002). El antisemitismo en España: la imagen del judío,


1812-2002. Madrid: Marcial Pons, ediciones de Historia, S.A.. pp. 173.

Baird, Forrest E.; Walter Kaufmann (2008). From Plato to Derrida. Upper Saddle
River, New Jersey: Pearson Prentice Hall.

Gómez L, Roberto. (S/F). Evolución Científica y Metodología económica: Escuelas


del pensamiento económico. UNED de Málaga. Málaga, España

Hirales, Gustavo. (S/F). 21 Hipótesis sobre el Marxismo de hoy.


http://revistareplicante.com/21-hipotesis-sobre-el-marxismo-de-hoy/. Revisado:
26/10/2013

Marx, Karl (1979) Crítica al Programa de Gotha (Tomado de C. Marx, Crítica al


Programa de Gotha, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín (Beijing), República
Popular China, 1979.)

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