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138 Antropología

y Psico logía

Cuando se consi
capaz de sacarn dera que ya no ex
os del infortuni iste proyecto alg
psicólogos hab J o, caemos en la uno que .
an de d,prcs ;,;,, : desesperación. L
cautela, porque nombr e quc debe
ellos lo identific mos ut i Iizar c,
depresión es la an con en fcrmcdad.
verdadera patolo Es cie,to que 1
menos aún, identifi gía del alma, pe
carla con una al ro compararla o
su auténtico sen teración corpor
tido. El deprimid al e s corromper
nen cura; sabe q11 o sabe que sus su
c no puede prop frim ientos no ti
tunio. Ni el ang on e­
ustiado ni el depr erse nada para salir de su infor­
muy bien que su imido se equivoc
con flicto tiene an; ambos sabeo
absoluto. Las ha difícil solución o
bladurías de las que no la tiene en
senten cian que n que los psicólo
i su angustia ni gos se hacen ec
alguno, en tanto su profunda trist o,
que carecen de ra eza tienen sentid
que no se dan la zones. Esto es lo o
s circunstancias mismo que decir
desesperado. Cie ob jetivas para esta
rta r angustiado o
guien», a.si en ge mente, no se dan las circunstanci
neral, se angusti as para que «al­
que esta persona, e o desespere, pe
precisamente, sí ro si se dan para
gustia no engaña; lo haga. Alguien
tampoco engaña dijo que la an­
ambas son dos nunca la desesp
/Orinas extremas eración, porque
nos está ocurrien de manifestar qu
do. Ese algo es e algo important
rio acallar las v tan dramático, qu e
oces que lo proc e se hace necesa-
Nuestra propia ex la ma n.
de las circunsta periencia nos es
ncias que se dan tá continuamente
cita en nuestra vi informando
ción se manifiest da. Esta inform
a siempre a la ho a­
para el futuro. ra de hacer prop
En ocasiones est ósitos o proyecto
absoluta clarida os proyectos se pl s
d no exenta de antean con una
existir emoción maquiavelismo,
alguna. Cuando en la que parece
Los proyectosjrú esto ocurre así de no
ciosos, contmri bemos desconfia
de la gente, no so am entc a lo que cr r.
n proyectos «se een la mayoría
dominado por la nsatos». El proye
pasión, porque cto
encarna la experie es él, no cabe du juicioso es el
ncia auténtica. C da, el que mejo,
mente, los burgue uando alguien h
ses comentan, en abla apasionada­
ha perdido la ca sus J1 abladurías,
paci que esa persona
esa pasión descon dad de razonar correctamente,
trolada es el mo olvidando que
cian sus diforenei mento propicio
as con los dcm;i en que se eviden­
di fcrentc, es preci s. Para reclamar
so tomar concie el derecho a se,
oc ia dc las dife
rencias. que tien
-
El conflicto 139

1 a ocultarse bajo los prejuicios. Es posible que el apasionamien­


no sea la mejor manera para actuar en el mundo interpersonal,
:ro sí lo es para conocerse a uno mismo.
La salida del conflicto es, inevitablemente, el proyecto. Esto es
.sí porque vivimos en el tiempo, y la temporalidad de la conciencia
�s esencial a su misma actividad. La salvación del ser humano está
en la forma en que afronta su temporalidad y, lo que es lo mismo, en
la autenticidad de su proyecto. Un proyecto auténtico es aquel que
propicia la realización de los deseos que el individuo tiene, cuando
es capaz de desligarse del proceso de alienación que le sume en el
prejuicio. En la vida cotidiana suele pensarse que los proyectos que
se hacen para la vida deben ser «razonables», entendiendo por ello
que haya razones suficientes para que puedan ser llevados a cabo.
Los proyectos de los niños, por ejemplo, representan lo fantástico,
puesto que, dada su mentalidad y desconocimiento del mundo, no
son capaces de tener en cuenta todos los factores que se dan cita en
un proyecto determinado. Un proyecto razonable es, por tanto, un
proyecto posible. Pues bien, este proyecto posible, en tanto que está
diseñado para desenvolverse en el mundo objetivo, debe apoyarse
en la razón, lo que es lo mismo que decir que debe partir del prejui­
cio, puesto que nada razonable hay que no sea compartido ya por las
demás personas.
Los proyectos razonables. así concebidos, se fundamentan en
el prejuicio; el proyecto liberalizante lo es, precisamente, porque no
busca en él su fundamento, sino en el deseo. Para construir el pro­
yecto no es necesario llevar a cabo ningún tipo de razonamiento,
sólo hay que estar atento a la propia experiencia y descubrir en ella
el sentido del propio deseo. Utilizando una terminología conocida,
deberíamos decir que es preciso estar atento a los dictados del cora­
zón a pesar del juicio crítico de la razón. Los filósofos, salvo excep­
ciones, han despreciado a los sentimientos, porque, según ellos, pro­
piciaban sólo formas de conocimiento confuso, que en la razón
adquirían toda su plenitud. Es cierto que los sentimientos no nos
informan, en principio, del mundo objetivo, pero también es cierto
que nos muestran, sin lugar a dudas, la ubicación que nos damos en
él. Pero resulta que el conflicto lo que manifiesta es nuestra dificul-

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