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SANTIAGO-OTONTECUHTLI-CORREO DE LOS CUATRO VIENTOS.

Macuilxochitl Ponce Boone y Manuel Chimalpopoca de la Rosa Girón

Bien decía el jefe Andrés Segura: “los españoles no nos trajeron nada nuevo”. La aparición de una
cruz refulgente en el cielo queretano en el año 1531 con la imagen del señor SANTIAGO a lado (es
decir, OTONTECUTLI o XIUHTECUTLI: el ancestral fuego divino) tenía total y completo sentido en
términos mesoamericanos…

En su artículo sobre los orígenes de la tradición de danza conchera titulado "Los hermanos de la
Santa Cuenta, un culto de origen chichimeca", el antropólogo Gabriel Moedano describe la
importancia de “la tradición religiosa... indígena otomí” en el sincretismo de la zona del Bajío y cita
el ejemplo específico de la asociación de Otontecuhtli con Santiago Apóstol y la Santa Cruz. ¿Quién
es Otontecuhtli? Es la principal deidad de la cosmovisión otomí que se puede rastrear en relación
con las imágenes milenarias de las primeras civilizaciones mesoamericanas. Conocido como
Xiuhtecuhtli entre los nahuas, es la antigua deidad del fuego en el centro de la cruz de los cuatro
rumbos (vea la foto de la cruz: "Nauhcampa” del códice Fejervary-Mayer). Por lo tanto, es de lo
más lógico y arraigado a nuestras tradiciones que el fuego del sahumador permanezca en el centro
de los círculos rituales de la danza.

Veamos el sincretismo de la Cruz y el señor Santiago en más detalle: Según Moedano, los signos de
una cruz resplandeciente con Santiago Apóstol a su lado en medio de la legendaria batalla del
Cerro de Sangremal el 25 de julio de 1531, fueron “interpretados como proféticos”. Como
resultado, los indígenas en resistencia detuvieron la batalla de ese día (aunque la resistencia
militar otomí-chichimeca continuaría hasta pleno siglo XX) para venerar el suceso que fue un signo
celeste importantísimo que no podía ser ignorado; por lo cual los guerreros “pidieron una cruz
como la aparecida hecha en piedra "...y como muestra de regocijo y veneración empezaron a
bailar en torno a ella exclamando: ¡Él es Dios!”. A Santiago le darían el título de “Correo de los
Cuatro Vientos”, es decir, regidor de los cuatro rumbos, vinculándose claramente con el gran
legado ancestral de deidades masculinas de fuego, desde Huehueteotl de Cuicuilco 600 años A.C.
hasta Xiuhtecuhtli de Mexico-Tenochtitlan del siglo XV, justo antes de la llegada de los españoles.

Gracias a la valiente resistencia cultural-espiritual de los antecesores otomí-chichimecas de


nuestra tradición, hoy en día seguimos colocando al Senor Santiago-Otontecuhtli (en forma de los
sahumadores prendidos) al pie del altar de cada ceremonia: sigue siendo nuestro ombligo, el
regidor de nuestra cruz ritual de los cuatro rumbos. Tradicionalmente en los círculos de danza el
altar, sahumadores y huehuetl van en el corazón del círculo de ofrenda. ¡Él es Dios!

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