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1-¿QUÉ SON COMPETENCIAS PARENTALES?

Las competencias parentales se refieren a las capacidades prácticas que tienen los
padres para cuidar, proteger y educar a los hijos, ayudándolos a desarrollarse
integralmente. Es muy común el dicho que nadie nos enseña a ser padres, pero
tomando en cuenta el aprendizaje por medio de modelos, los referentes más próximos
que tendremos a la hora de educar a los hijos será el de nuestros propios padres, por
lo que la evaluación y educación de estas competencias sería de gran ayuda para la
sociedad.

2-CUÁLES SON LAS COMPETENCIAS PARENTALES NECESARIAS ANTES DEL


DIVORCIO.

En una ruptura, también se pueden aplicar las habilidades parentales, como dice la
imagen los hijos si son parte de esa decisión, salen afectados de igual o peor forma
que sus padres, es por eso la importancia de los padres de tener las habilidades
necesarias, evitar los conflictos y en lo posible mantener al margen a los niños para
que esa separación sea menos dolorosa y por supuesto mantener con el tiempo y a
pesar de la distancia las competencias parentales ideales.

No podemos dejar de pensar que una situación como esa es una crisis que provoca
cambios negativos y como refleja la imagen un hijo afectado, si bien es cierto en
muchas ocasiones es inevitable la separación, la idea sería saber enfrentar una crisis
de la mejor forma, si bien el daño es inminente tratar de sobrellevarlo de la mejor
forma, donde los hijos no salgan tan afectados emocionalmente.

En una situación como esa también se aplican las habilidades parentales, donde los
padres puedan resolver o enfrentar los cambios y donde todos sean beneficiados.

3-CUAL DEBE SER LA ACTITUD DE LOS PADRES

1-Interrogantes

¿Cómo mantener un vínculo sano con mis hijos?

¿Cómo hacer que cada momento compartido sea de calidad?

¿Cómo no dañarlos con esta decisión?

¿Puedo brindar una crianza de calidad por mí mismo?


2-El compromiso con los hijos: llevar adelante un proceso maduro

La madurez aquí habla de la posibilidad adulta de responder con comportamientos


ajustados, es decir no impulsivos ni infantiles a las diferentes situaciones que se
presenten. Regular los estados emocionales para poder funcionar como padres
presentes y contenedores, aún estando tristes o enfadados. Esta actitud puede en
algunas personas surgir naturalmente, aunque habitualmente requiere de un fuerte
trabajo personal con el firme propósito de asumir esta posición. A veces se logra en
forma autodidacta –con lecturas de libros y guías al respecto-, otras veces requiere de
apoyo que puede ser desde un guía espiritual hasta un profesional psicoterapeuta

3-Proponerse responder con sensatez

Plantearse evitar planteos o respuestas que puedan despertar reacciones defensivas


en el otro: dos personas que se conocen bien, saben las formas sutiles o groseras de
atacarse. Por ello pueden activar actitudes de defensa, que por supuesto implican un
monto de tensión, con un resultado de tirantez que siempre es negativo.

4-Regular los comentarios

Todo lo que se hable respecto de la ex pareja y la forma en que se exprese,


representa información que los pequeños absorben. El contenido de lo que se diga –
aún cuando se está hablando con otra persona y ellos oigan- y el cómo se dice, son un
estilo de manifestación: si el modo es agresivo, culpabilizado, cínico o sarcástico es
entonces una pésima idea porque confunde al niño, haciendo que sea más difícil
armar y organizar esta nueva realidad que se le presenta.

5-Cuidar los gestos hacia el otro padre

La manera de dirigirse hacia el otro padre, y de referirse a la situación de la separación


que es nueva para todos-, debe ser muy cuidada a cada instante. Mantener un tono
neutral es la gran meta y, por supuesto que en medio de la revolución emocional que
implica tomar nuevos caminos, podría parecer ideal o inalcanzable. Ahora, si sirve de
motivación tenerlo en cuenta, se trata del principio fundamental para una adecuada
elaboración de esta delicada circunstancia que no ha sido elegida por los hijos.

6-Cómo hacerlo

Centrarse en estar lo mejor posible y en generar las mejores condiciones para los hijos
es una vía válida para encarar el presente y definir lo que va siendo este nuevo futuro.
Elegir la felicidad personal con la separación no implica que los hijos vayan a
experimentar lo mismo; al menos no inmediatamente. Puede ser que con el paso del
tiempo y, si los adultos mantienen coherencia en sus acciones en un estilo de vida
saludable y asertivo, los niños aprendan que se puede vivir plenamente luego de
atravesar la incomodidad de lo nuevo e inesperado.

7-Recuerda:

Los niños necesitan a ambos padres, y cada uno desde su postura le va a dar la pauta
de estar presente cubriendo sus necesidades físicas, económicas, afectivas y sociales.
Vale la pena asumir conscientemente esta postura por uno mismo y resulta altamente
motivador hacerlo también por la salud mental de los pequeños.

4-ACTITUD DE LOS HIJOS ANTE EL DIVORCIO DE LOS PADRES

Las rupturas familiares siempre conllevan una carga de dolor inevitable. Este proceso
de ruptura conlleva una serie de repercusiones importantes. Los niños no son sólo
agentes pasivos en la separación, sino que pueden adoptar una responsabilidad
activa, como su papel en las disputas legales. Muchos de los comportamientos que los
hijos muestran frente a la situación de separación de sus padres deben entenderse
como una forma de afrontar la nueva situación, una manera de adaptarse, mejor o
peor, al conflicto que está viviendo. Sin embargo, los adultos que rodean al niño, y sus
padres principalmente, utilizan estos comportamientos de forma partidista haciéndolos
formar parte del conflicto ya desatado.

Dependiendo de la edad, los hijos emplean una serie de estrategias – de forma


consciente o no – para poder enfrentarse a su mundo cambiante y a los aspectos más
dolorosos del divorcio de sus padres:

- Ante el miedo a ser abandonados, al principio los niños de todas las edades suelen
intentar que sus padres se reconcilien y vuelvan a vivir juntos (por ejemplo, contándole
al padre las cosas buenas que hace la madre).

- La ansiedad ante la separación puede expresarse tras la ruptura mediante


dificultades para alejarse de uno u otro progenitor cada que vez que se produce el
intercambio en las visitas (por ejemplo, llorando al tener que volver con el padre o la
madre)

- Los niños pueden ofrecerse como detonantes de la tensión entre sus padres,
atrayéndola hacia sí mismos (por ejemplo, hablando a su padre de las nuevas
relaciones afectivas que mantiene la madre).
- El miedo al rechazo afectivo puede provocar que los hijos intenten asegurarse
constantemente el amor que sienten por ellos (por ejemplo, llamando por teléfono de
forma repetida a un progenitor cuando está con el otro).

- Una forma más de garantizar el afecto de al menos uno de los padres, es probándole
su lealtad mostrando su rechazo hacia el otro progenitor (por ejemplo, negándole las
visitas).

- Los hijos, en algunos casos, pueden intentar evitar el conflicto tratando de mantener
una posición de neutralidad entre sus padres (por ejemplo, mostrando su deseo de
permanecer exactamente el mismo tiempo con cada uno de ellos

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