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PARAISOS FISCALES

SOCIEDADES OFFSHORE

Por:

MARISOL NOBLES PALACIOS

27 DE MARZO DE 2018
UNIREMINGTON
FACILTAD DE ADMINISTRACION CONTADURÍA PÚBLICA
INTRODUCCIÓN

Podemos afirmar que los Paraísos fiscales, son fenómenos político y económico
que afectan las finanzas públicas de muchos países alrededor del mundo, es
decir, son un instrumento para la elusión y evasión de impuestos, que es utilizado
por una gran cantidad de contribuyentes de diferentes nacionalidades. Por lo
tanto, los impactos sociales, económicos, políticos y tributarios que recaen sobre
los agentes económicos por la realización de operaciones comerciales y de
inversión en refugios fiscales, ameritan la constante ofensiva mundial contra los
denominados “paraísos fiscales. Los efectos en los países que se relacionan con
dichos paraísos son:
 Reducción de los recursos necesarios para conseguir el bienestar de la
población.
 Generación de flujo de información poco útil sobre las operaciones legales
o ilegales que se llevan a cabo dentro de las jurisdicciones territoriales de
dichos refugios tributarios.
 En Colombia no necesitamos estos paraísos parafiscales, ya que nosotros
los producimos tanto a nivel legislativo como judicial y no solo evaden los
impuestos sino la cárcel por su “inmunidad”
Definición: Un paraíso fiscal es un país que exime del pago de impuestos a los
inversores extranjeros que mantienen cuentas bancarias o constituyen sociedades
en su territorio. Típicamente conviven dos sistemas fiscales diferentes.
Mientras los ciudadanos y empresas residentes en el propio país están obligados
al pago de sus impuestos como en cualquier otro lugar del mundo, los extranjeros
gozan en la mayoría de los casos de una exención total, o al menos de una
reducción considerable de los impuestos que deben pagar. Esto es así siempre y
cuando no realicen negocios dentro del propio paraíso fiscal. (ABC-ECONOMÍA,
2016)

Los estados que aplican este tipo de políticas tributarias lo hacen con la intención
de atraer divisas extranjeras para fortalecer su economía. En su mayoría se trata
de pequeños países que cuentan con pocos recursos naturales o industriales.
Difícilmente podrían subsistir de no ser por la boyante industria financiera que
crece a la sombra de los capitales extranjeros.

Los paraísos fiscales han atraído, especialmente durante las últimas décadas, a
un número creciente de inversores extranjeros. Generalmente se trata de
ciudadanos y empresas que huyen de la voracidad recaudadora de sus países de
residencia, en busca de condiciones tributarias más favorables. No es de extrañar,
pues en algunos países con impuestos altos, especialmente en Europa, los
tributos que paga una persona física o empresa pueden suponer casi un 50% de
sus ingresos.

Esta fuga de capitales, como es lógico, no es vista con buenos ojos por los
responsables fiscales de los países que la sufren. Al fin y al cabo se escapa con
ella una parte importante de su recaudación. Por ello han tratado de reaccionar
con diferentes medidas que dificultan y tratan de hacer inatractiva la transferencia
de activos a paraísos fiscales.
Pero el nuevo orden mundial surgido con la globalización de la economía hace
muy difícil ejercer un control eficiente sobre el movimiento del dinero. Tratar de
poner trabas a la libre circulación de capitales chocaría frontalmente con las
pretensiones de liberalización del comercio mundial que defienden, además de la
mayoría de empresas y gobiernos, instituciones tan importantes como el Banco
Mundial y la OMC (Organización Mundial del Comercio).
Por otro lado, las medidas legales tomadas con la intención de dificultar la salida
de capitales, y que normalmente consisten en un tratamiento fiscal poco favorable
de las inversiones en paraísos fiscales, tampoco han dado los resultados
esperados.

Esto es debido a que en un paraíso fiscal es relativamente sencillo ocultar la


titularidad de empresas o cuentas bancarias, por lo que muchos ciudadanos han
optado simplemente por realizar sus operaciones en secreto.

¿Qué hacer?

Las principales acciones han ido dirigidas a ejercer presión sobre los gobiernos de
los paraísos fiscales, para tratar de conseguir que recorten sus leyes de
confidencialidad y secreto bancario.
Esto actualmente se está realizando a través de diversos organismos
internacionales, normalmente enarbolando la bandera de la lucha contra el
terrorismo, el narcotráfico y las redes de blanqueo de capitales.
Así la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el G-
20 y el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) son los organismos más
activos en este terreno. En cualquier caso la solución al problema es muy
compleja, ya que para muchos de estos países es su propia supervivencia como
nación lo que está en juego, al no tener otras alternativas económicas viables.
Hasta ahora hemos visto que la principal característica de un paraíso fiscal
consiste en una política tributaria favorable a la inversión extranjera. Pero no es ni
mucho menos la única. Existen una serie de peculiaridades adicionales que hacen
que un país pase de ser considerado un simple territorio de baja tributación a un
verdadero paraíso fiscal.
 Los datos personales de propietarios y accionistas de empresas no figuran
en los registros públicos, o bien se permite el empleo de representantes
formales (llamados nominees, castizamente= testaferro).
 Existen estrictas normas de secreto bancario. Los datos de los titulares de
las cuentas sólo se facilitan a las autoridades si existen evidencias de delitos
graves como el terrorismo o el narcotráfico.
 No se firman tratados con otros países que conlleven intercambio de
información bancaria o fiscal.
 Se fomenta la estabilidad política y monetaria. ¿Quién invertiría en un lugar
con continuos golpes de estado, guerras o una inflación galopante?
 Cuentan con una excelente oferta de servicios legales, contables y de
asesoría fiscal.
 Suelen disponer de buenas infraestructuras turísticas y de transporte.
A pesar de las características anteriormente mencionadas, la línea divisoria entre
ser o no ser un paraíso fiscal es a menudo muy difusa. La catalogación en una u
otra categoría por parte de la OCDE u otros organismos, a menudo responde más
a intereses políticos y económicos de sus miembros que a criterios puramente
objetivos.
También conviene saber que existen diferencias entre un paraíso fiscal y otro.
Algunos se enfocan más a dar servicio a personas físicas (particulares), mientras
otros tratan de fomentar la constitución de personas jurídicas (sociedades). Y los
hay por supuesto, que pretenden ambas cosas.
Existen jurisdicciones elitistas, especializadas en las grandes fortunas, y que
resultan interesantes solamente para personas con una buena cantidad de dinero
en el banco. Esto ocurre especialmente con las situadas en Europa. Pero esto no
es la norma ni mucho menos. La mayoría de los paraísos fiscales aceptan también
de buen grado a clientes menos acaudalados.

Precisamente han sido estos últimos los que han contribuido al espectacular
desarrollo de esta industria financiera en las últimas décadas. Con la globalización
y el desarrollo de Internet ya no es necesario desplazarse a lejanos lugares para
constituir una sociedad o abrir una cuenta bancaria. Se han abaratado
enormemente los costes de gestión, por lo que en la actualidad invertir en un
paraíso fiscal está al alcance de casi cualquier persona. (OBS E-COMMERCE
CONSULTING LTD LONDRES, 2018)

Offshore ¿Qué Significa?

Definición: Offshore es una palabra anglosajona que significa alejado de la


costa o mar adentro. Este calificativo se aplica a diferentes tipos de
actividades que se realizan en alta mar como por ejemplo la explotación
de plataformas petrolíferas o de obtención de energía eólica.

En el lenguaje financiero se utiliza el término offshore, metafóricamente, para


describir cualquier actividad económica o inversión que se realiza fuera del propio
país de residencia. Se puede tratar de productos muy variados: cuentas bancarias,
pólizas de seguros, inversiones inmobiliarias, sociedades extranjeras, fondos de
inversión, etc.

Debido a que estos negocios se realizan fuera del territorio donde uno reside, en
castellano se les ha dado el calificativo de extraterritoriales. Esta palabra ha tenido
sin embargo poca difusión, por lo que incluso en textos en castellano se emplea
profusamente el término anglosajón.

A partir de los años 80, se fue restringiendo la aplicación del término offshore a
determinados tipos de negocios. Se entendía que para poder hablar de una
auténtica inversión extraterritorial ésta debía producirse en algún país o territorio
que ofreciera determinadas ventajas con respecto al propio lugar de residencia.
Hablamos de beneficios fiscales, facilidad de trámites para constituir sociedades,
estrictas leyes de privacidad o de secreto bancario entre otros.

Estas condiciones se dan en los llamados paraísos fiscales que, debido la


connotación peyorativa que tradicionalmente ha venido arrastrando este término,
pasaron a autodenominarse jurisdicciones o centros financieros offshore. De
este modo, en la actualidad, la palabra se emplea para describir a toda la industria
y a la paleta de servicios que se ha desarrollado alrededor de los paraísos
fiscales y otros territorios de baja tributación.
Muchos de ellos (aunque no todos) están situados en lejanas islas o territorios de
ultramar, por lo que la definición inicial (alejado de la costa) es sumamente
acertada. En cualquier caso, independientemente de que se hallen situados en el
mar o no, todos estos territorios constituyen auténticas “islas fiscales”.

Offshore versus onshore.

Veamos un supuesto práctico que ayudará a la mejor comprensión de lo expuesto


hasta ahora:

Un ciudadano español decide abrir una cuenta bancaria en el extranjero, para


realizar algunas inversiones. Si eligiera Panamá para este propósito, estaremos
hablando de una cuenta bancaria offshore, y la inversión que realizará
posteriormente será definitivamente de carácter extraterritorial.

Por el contrario, si decidiera abrir su cuenta en Francia, no se consideraría una


operación extraterritorial. Francia, pese a tratarse de otro país, tiene un sistema
fiscal similar al español y al ser un país miembro de la Unión Europea cuenta con
diferentes tratados de colaboración e intercambio de información con España.

La persona de nuestro ejemplo no obtendría ninguna ventaja especial por abrir su


cuenta en Francia y desde luego la confidencialidad de su depósito podría verse
también seriamente comprometida.
Cabe añadir que a las inversiones o negocios realizados dentro del propio país de
residencia o, como visto en el ejemplo anterior, en uno con un sistema tributario
similar, se describen con el término onshore (dentro de la línea de la costa).
Siguiendo la definición dada anteriormente, parece bastante sencillo establecer
cuando una operación económica puede considerarse extraterritorial y cuando no.
Pero en la realidad la línea divisoria a menudo no está tan clara. Diversos
organismos publican listas de los estados que son considerados paraísos fiscales.
Sin embargo, al margen de éstos, existen numerosos territorios que de alguna u
otra manera ofrecen ventajas al inversor extranjero. Estas no siempre tienen que
ser de carácter fiscal.
Países como Suiza o Letonia, se han destacado, por ejemplo, por sus estrictas
leyes de secreto bancario. Otro ejemplo es Irlanda, que ofrece importantes
beneficios fiscales para las profesiones relacionadas con las artes creativas
(escritores, cantantes...).

De este modo, muchos inversores aprovechan resquicios legales y características


especiales de algunos países considerados onshore, para utilizarlos como si
fueran auténticas jurisdicciones offshore.

Para poder ver las diferencias entre offshore y onshore vamos a ver el
significado de ambas palabras.

En términos fiscales offshore significa en el mar o alejado de la costa, también


significa fuera del país de residencia donde se obtienen los recursos económicos y
procesos de productividad.

Todo lo contrario sería onshore, que significa en el interior de la tierra, en el país


de residencia, donde se obtienen los recursos económicos y procesos de
productividad.

En términos fiscales la diferencia es evidente, el término offshore sería aquellos


países donde la tributación es nula o donde hay muy pocos impuesto como por
ejemplo Belice, Seychelles y el término onshore sería los países de alta
tributación como por ejemplo Alemania, Austria, Francia, España, Italia.

OCDE considera que una jurisdicción es offshore cuando los impuestos sobre la
renta y sociedades son entre el 0% y el 10%, para la OCDE una jurisdicción es
onshore o de alta tributación cuando sus impuestos de renta y sociedades es
superior al 10%, este factor hace que paraísos fiscales están incrementando su
tasa impositiva de impuestos al 12,5% para poder ofrecer sus servicios financieros
a no residentes y no ser considerado como un paraíso fiscal por la OCDE, un
ejemplo claro lo podemos ver en Gibraltar, Chipre, Irlanda, cuyas tasas de
impuestos han sido incrementadas significativamente del 0% al 12,5% a partir del
año 2014.

Formación de una IBC pasó a paso

La Constitución de una sociedad offshore es un proceso relativamente sencillo


y económico, sobre todo si se compara con la formación de empresas en países
en los que todavía es necesaria la intervención de un notario. Los trámites se
asemejan bastante a los que se requieren para constituir una sociedad limitada en
un país anglosajón. Debido a la distancia y al desconocimiento de la normativa
local, lo habitual es recurrir a los servicios de un agente formador de compañías
o company formation agent para la constitución de una sociedad offshore. Este
a su vez delegará el trámite en un consultor o agente local.
En teoría también es posible contratar directamente a uno de estos profesionales
en la jurisdicción elegida, pero esto normalmente no resulta tan sencillo, ya que a
menudo es complicado localizarlos a través de Internet u obtener una respuesta
en tiempo y forma. En muchos casos ni siquiera supone un ahorro, ya que las
empresas dedicadas a la formación de compañías suelen contar con importantes
descuentos por volumen. Cuentan además con la ventaja de ofrecer alternativas
en diferentes jurisdicciones.

El proceso de constitución de una sociedad offshore (en este caso veremos el de


una IBC) comienza cuando el agente local, que recibe el nombre
de incorporator o initial suscriber, ya que es el que “suscribe” los primeros
documentos, presenta al registrar of companies (registrador de compañías) los
dos documentos necesarios para su formación. Se trata del:
Memorandum of association (memorando de asociación) y los
Articles of association (artículos de asociación).
El Memorandum of Association recoge los datos básicos de la sociedad, como
su nombre, su domicilio social, llamado registered office u oficina registrada, y el
nombre de su representante local o registered agent (agente residente). Además
suelen figurar en él otras informaciones básicas sobre la estructura societaria y
accionarial de la empresa.
Los articles of association, a veces también llamados articles of
incorporation o by-laws, definen la estructura operativa básica de la nueva
sociedad. Regulan asuntos como el poder de los directores, la celebración de
juntas anuales o la custodia de cuentas y actas.
Una vez finalizado el proceso de registro, lo que suele durar entre 24 y 48 horas,
el registrar of companies emite el llamado certificate of
incorporation (certificado de constitución) que da fe de la creación de la nueva
sociedad. El proceso de constitución de una sociedad offshore propiamente dicho,
finaliza aquí. Son sin embargo necesarios todavía una serie de pasos posteriores
para que pueda comenzar sus operaciones.
Una vez obtenido el certificate of incorporation el incorporator tendrá que
firmar un documento que designe al primer director o si son varios a la junta
directiva, llamada board of directors. Este acto se conoce como appointment of
first director (nombramiento del primer director). Tiene lugar inmediatamente
después de la constitución de una sociedad offshore y es el momento desde el
cual cesa el poder del incorporator y queda en manos de los directores (o director)
la gestión de la compañía.
Los directores posteriormente celebrarán la primera junta de dirección o first
meeting of the directors, durante la cual se tomarán las primeras decisiones
corporativas. Se nombrará al presidente o director ejecutivo, llamado managing
director, president o chairman, responsable de las operaciones diarias de la
empresa. Cuando así se requiera también se designará otros cargos como el
secretario (Secretary) o el tesorero (Treasurer), los cuales ejercerán como
apoderados de la sociedad. En muchas jurisdicciones offshore es posible que
todas estas funciones sean desempeñadas por una misma persona.
Otras decisiones que se suelen tomar en la primera junta de directores son la
aprobación de los articles of association por los que se regirá la compañía, la
regulación de las futuras juntas anuales, la aprobación del, sello corporativo
o corporate seal o la elección del banco en el que se abrirá la cuenta de la
empresa. Todas estas resoluciones se recogen en el acta o minuta de la junta de
directores, llamado minutes of the first meeting of the directors.
Para dar un mayor soporte documental a los nombramientos realizados en el First
meeting of the Directors, se suele emitir un certificate of incumbency (certificado
de titularidad) que es un documento que confirma la identidad de los apoderados
de la compañía, normalmente el director ejecutivo y el secretario (si se cuenta con
este cargo). Estos aceptarán su nombramiento por escrito mediante
una acceptance of appointment (aceptación del nombramiento).
Los nombres del director o directores se inscribirán en el llamado register of
directors (registro de directores), en el cual figurará el nombre de cada uno, su
domicilio y otras indicaciones como nacionalidad o número de pasaporte.
Se entregarán a los socios las acciones o stock certificates, aprobados durante
la primera junta de directores y que simbolizarán el porcentaje de participación de
cada accionista en la compañía. Los nombres de los accionistas se inscribirán
posteriormente en el libro de depósito de acciones o stock ledger. En este
registro también deberán inscribirse cualquier futuro cambio en la titularidad en el
accionariado.
La emisión y entrega de acciones se formaliza en un documento llamado vesting
of shares. Con estos documentos queda completada totalmente, la constitución
de una sociedad offshore. Debemos sin embargo destacar otros aspectos
adicionales, que pueden requerir gestiones complementarias.
Características de acciones y accionistas:

La constitución de una sociedad offshore o IBC, se puede realizar mediante


acciones nominativas, es decir que llevan impreso el nombre del accionista, o
con acciones al portador, llamadas bearer shares. Estas últimas son libremente
transferibles y cualquier persona que las posea será reconocida como legítimo
dueño de la sociedad. Mediante las mismas es posible mantener en secreto la
identidad de su propietario.
Otra opción frecuente es la utilización de un llamado accionista fiduciario
o nominee shareholder. Puede ser cualquier persona de confianza del
propietario, pero lo normal es que la función la desempeñe un empleado del
agente formador o company formation agent o algún abogado o profesional local
designado para ello. Esta figura es empleada para mantener confidencial la
identidad del propietario real (que se denomina beneficial owner) en los casos
donde no se deseen usar acciones al portador, su uso tenga limitaciones o no esté
permitido.
Esta modalidad de constitución de una sociedad offshore requiere firmar un
contrato adicional llamado declaration of trust (declaración de confianza)
mediante el cual el accionista fiduciario reconoce que la titularidad y los derechos
sobre la compañía y sus ingresos pertenecen propietario real o beneficial owner.
Directores fiduciarios

De nada serviría ocultar la identidad de los accionistas en la constitución de una


sociedad offshore, si estos después ejercieran como directores. Es por ello que
igualmente se puede usar un director fiduciario o nominee director. Al igual que
en el caso anterior, se trata de una persona que figura en lugar del propietario real.
El director fiduciario puede desempeñar funciones ejecutivas (firmar contratos,
resoluciones, etc.) o ejercer como mero “hombre de paja”.
En el segundo caso, las operaciones de la compañía son manejadas por el
propietario real. Para ello se redactará un poder notarial o power of attorney, el
cual le facultará para poder llevar a cabo todas las operaciones de la compañía.
En cualquiera de los dos casos, el propietario real deberá firmar al director
fiduciario un indemnity agreement (acuerdo de indemnización), el cual no sólo
desliga a éste de toda responsabilidad en relación a las operaciones de la
compañía, sino que también establece la obligación a que se le indemnice en caso
de daño económico, legal o de cualquier otro tipo.
Por otro lado, el nominee director firmará una carta de renuncia o letter of
resignation sin fecha, que entregará al propietario de la compañía, que puede así
hacer efectiva su renuncia en cualquier momento que estime oportuno. De este
modo no pierde el control sobre la compañía.
Si bien no es parte del proceso de constitución de una sociedad offshore, cabe
mencionar brevemente el llamado certificate of good standing (certificado de
buen estado), que es una certificación que emite el registrar of companies para
confirmar que una sociedad, una vez constituida, sigue en funcionamiento y se
encuentra al día en el pago de su tasa anual. Este documento se utiliza para
diversos trámites, como por ejemplo la apertura de una cuenta bancaria. Se suele
requerir cuando la sociedad tiene más de seis meses de existencia.

Como se puede ver el proceso de constitución de una sociedad offshore en sí no


es complicado, pero es de suma importancia que todos los documentos
necesarios estén disponibles y correctamente redactados. De no ser así,
posteriormente se podrían producir problemas legales o incluso dificultades a la
hora de reclamar la propiedad de una sociedad. Es muy aconsejable por ello que
el proceso sea llevado a cabo por profesionales. (BEDOYA, 2015)
CONCLUSIÓN

 Si los producimos, no los podemos acabar, el fraude fiscal realizado por


medio de paraísos tributarios no se acabará hasta que se elimine el secreto
bancario (secreto entre tres, no es secreto), el cual impide obtener
información transparente y necesaria para el recaudo efectivo de impuestos
en las jurisdicciones de tributación ordinaria. Sin embargo, las acciones
llevadas a cabo para disminuir el efecto negativo producido por los paraísos
fiscales nunca serán suficientes.

 Siempre, habrá operaciones que hacen parte del juego de la “ingeniería


tributaria” que pretende encontrar mecanismos de reducción de las bases
impositivas.

 Se debe pensar en una sanción penal en Colombia para la evasión fiscal.

 Se debe acabar con los capos políticos anquilosados en la cámara y el


senado para acabar con la corrupción en el gobierno y ser muy claro y
eficiente el sistema tributario para poder tomar las medidas extremas que
se necesiten.
BIBLIOGRAFÍA

ABC-ECONOMÍA. (4 de ABRIL de 2016).


http://www.abc.es/economia/20150303/abci-sociedad-offshore-
201503021319.html. Obtenido de
BEDOYA, S. (3 de MAYO de 2015). file:///D:/Nueva%20carpeta
%20(4)/PARAISOS%20FISCALES%20uDEa.pdf. Obtenido de
OBS E-COMMERCE CONSULTING LTD LONDRES. (1 de FEBRERO de 2018).
http://www.paraisos-fiscales.info/preguntas-frecuentes/14_que-
diferencias-hay-entre-offshore-y-onshore.html. Obtenido de

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