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Sociedades de la desaparición1

Jonnefer Francisco Barbosa


Profesor del Programa de Posgrado en Filosofía de la PUC-SP
São Paulo
jfbarbosa@pucsp.br

Mas allá de las relaciones de poder alrededor del cuerpo (disciplinas) y de las
poblaciones (biopoder), la conferencia propone un cuestionamiento de las
continuidades y rupturas operadas por la emergencia de sociedades de la
desaparición en los recientes dispositivos de gubernamentalidad: la vida sin
rastros, territorios sin personas (nuevos tratamientos para la cuestión de los
refugiados) y la criptopolícia son algunos de los conceptos que utilizamos para
pensar el tema contemporáneo del gobierno, usando y problematizando líneas
de fuga de las filosofías de Foucault y Deleuze, en diálogo crítico con las lecturas
de Agamben y Lazzarato

Biopolítica es todavía un concepto operativo para pensar las nuevas


formas de gubernamentalidad asociadas al capitalismo financiero?

La Estadística como concepto surge sólo en siglo XVIII, en términos


formulados por Gottfried Achenvall, en 1749, en la tradición de las “notitia
rerum publicarum”. Esta nomenclatura, Statistik, refiriéndose a la
estructuración de un específico campo de saber, el conocimiento del Estado,
consolida un cambio importante, operado aún en el siglo XVII, en las técnicas
gubernamentales y en la nueva definición de razón de Estado: al soberano no

1Conferencia presentada en 28/09/16 bajo el tema Gubernamentalidad y Subjetivación, en las II Jornadas


Transdisciplinares de Estudios en Gubernamentalidad "Prácticas de subjetivación y derivas de la
Gubernamentalidad”, en Santiago, Chile. Gracias al Núcleo de Estudios en Gubernamentalidad de la
Universidad de Chile por la invitación y hospitalidad. También agradezco a Rodrigo Karmy Bolton, Kamal
Cumsille, Vinícius Honesko, Yolanda Glória Muñoz, Esteban Radiszcz y Iván Pincheira por las cuestiones
presentadas en la preparación de este trabajo, durante seminario del Núcleo de Estudios en Gubernamentalidad
en noviembre de 2015 y a Viviane B. Botton, por la revisión del español.
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sólo se incumbe el conocimiento de las leyes, o el dominio virtuosístico de una


sabiduría práctica para dirigir sus acciones en relación a la fortuna, pero, como
argumenta Michel Foucault en el curso de 1977-1978 titulado "Seguridad,
territorio, población”, la estadística pasa a denotar el conocimiento de la propia
realidad del Estado, en sus elementos constituyentes:
Etimológicamente, la estadística es el conocimiento de Estado, el
conocimiento de las fuerzas y recursos que en un momento dado
caracterizan un Estado. Por ejemplo: conocimiento de la población,
medida de su cantidad, medida de su mortalidad, de su natalidad,
estimación de las diferentes categorías de individuos pertenecientes al
Estado con su riqueza respectiva, cálculo de las riquezas virtuales de que
dispone el Estado: las minas, los bosques, etc. estimación de las riquezas
circulantes, cálculo de la balanza comercial, mediación de los efectos de
las tasas y los impuestos; todos estos datos y muchos otros constituirán
ahora el contenido esencial del saber del soberano. Ya no, por lo tanto,
corpus de leyes o habilidad para aplicarlas cuando es menester, sino
conjunto de conocimientos técnicos que caracterizan la realidad misma
del Estado. (p. 320)

El dispositivo de la estadística se plantea en la investigación de Foucault


como una cuestión preliminar al análisis de la emergencia del gobierno de las
poblaciones, es decir, el pasaje de la anatomo-política del cuerpo - enlazado con
las técnicas punitivas y disciplinarias, - hacia las técnicas de seguridad vinculadas
a una biopolítica de la especie, o según lo declarado por el propio Foucault en
entrevista para la revista Quel Corps, en septiembre de 1975:
Es el cuerpo de la sociedad el que se convierte, a lo largo del siglo XIX,
en el nuevo principio. A este cuerpo se le protegerá de una manera casi
médica: en lugar de los rituales mediante los que se restauraba la
integridad del cuerpo del monarca, se van a aplicar recetas terapéuticas
tales como la eliminación de los enfermos, el control de los contagiosos,
la exclusión de los delincuentes. La eliminación por medio del suplicio es
así reemplazada por los métodos de asepsia: la criminología, el
eugenismo, la exclusión de los “degenerados”.

El concepto de población se convierte en un operador analítico


importante para Foucault pensar la superposición y concomitante
complementariedad del gobierno biopolítico respecto a las técnicas punitivas y
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disciplinarias. Como se puede leer en el ejemplo de las ciudades obreras del siglo
XIX, en su curso de 1975-1976, “En defensa de la sociedad”: mientras la
anatomo-política trataba de “mecanismos disciplinarios de control del cuerpo,
de los cuerpos, mediante su diagramación, mediante el recorte mismo de la
ciudad, mediante la localización de las familias (cada una en una casa) y los
individuos (cada uno en una habitación)” con la “normalización de las
conductas, especie de control policial espontáneo que se ejerce así por la misma
disposición espacial de la ciudad” (Foucault, 1976, p. 227), el gobierno
biopolítico implica una gama de mecanismos de regulación “que recaen sobre
la población como tal y que permiten e inducen conductas de economía, por
ejemplo, que están ligadas a la vivienda, al alquiler y, eventualmente, a la
aquisición. Sistemas de seguros de enfermedad o de viejez; reglas de higiene que
aseguran la longevidad óptima de la población; presiones que la organización
misma de la ciudad aplica a la sexualidad y, por lo tanto, a la procreación; las
presiones que se ejercen sobre la higiene de las familias; los cuidados sobre los
niños; la escolaridad, etcétera.”(Ibídem).
En una conferencia de 1987, Gilles Deleuze, cuando comentaba los
conceptos foucaultianos, declaró la prevalencia de las sociedades de control
ante las sociedades de soberanía y de las sociedades disciplinarias. Sociedades
de control – término deleuziano que califica eso que Foucault ha examinado
cómo gobierno biopolítico - muestran líneas de fuga en relación a las
diagramaciones disciplinarias, es decir, al concepto moderno del territorio y su
especifica modulación de la ciudad como espacio de cierre (en términos
urbanísticos, el cierre, aunque siempre relativo o utópico, puede representar
desde las murallas de las ciudades medievales hasta la moderna distinción entre
campo y ciudad, la polaridad entre las zonas urbanas y las zonas rurales). Las
metrópolis exponen una nivelación entre la ciudad y el campo, dentro y fuera,
son dispositivos que superan la propia dicotomía de cierre-apertura. El control,
4

distinto de la disciplina, ya no necesita de cierres y pone en cuestión


instituciones como la fábrica, la escuela y los hospitales.
Nosotros entramos en la sociedad del control que se define de manera
muy diferente de la de disciplina. Nosotros ya no necesitamos lugares de
encierro. Ustedes me dirán que esto no resulta ser demasiado evidente
con todo lo que ocurre actualmente. Pero esa no es la cuestión.
Quizás tengan que pasar cincuenta años. Pero ya en este momento todo
esto, las prisiones, las escuelas y los hospitales, son lugares
discutidos permanentemente.(...)Vean de qué manera control no es
disciplina. Diré por ejemplo, que en una autopista, no se encierra a la
gente, pero haciendo autopistas se multiplican los medios de control.
No digo que esta sea la única meta de la autopista, pero la gente
puede girar infinitamente sin estar del todo encerrada, aunque sí estando
perfectamente controlada. Ese es nuestro futuro. (Deleuze, 1987).

En las sociedades del control, la ciudad da paso a la metrópolis, el


trabajador fordista se sustituye por el empresario de sí mismo. Las escuelas
iluministas y positivistas son suplantadas por las tecnologías educativas, la
medicina centralizada en el hospital se sustituye por la descentralidade de los
dispositivos farmacológicos e intervenciones clínicas.
La gestión gubernamental de procesos como la proporción de
nacimientos y muertes, el índice de reproducción y la fertilidad de una
población, etc., llevan Michel Foucault a la hipótesis, expuesta en el curso de
1976, de que habría un “exceso del biopoder sobre el derecho soberano” en el
siglo XX, con la posibilidad técnica y política no sólo de organizar la vida, sino
de hacerla proliferar, de fabricar algo vivo en el límite monstruoso, como armas
biológicas (cf. Foucault, 1976, p. 230).
Foucault identificará como un ejemplo de ese exceso el dispositivo
atómico, hasta el punto de identificar una paradoja insoslayable en la
gubernamentalidad biopolítica cuando piensa la particularidad de las armas
atómicas: el poder que se ejerce con los dispositivos atómicos es capaz de
suprimir la vida y, simultáneamente, de suprimirse como poder capaz de
asegurarla. “O bien es soberano y utiliza la bomba atómica —pero entonces no
5

puede ser poder, biopoder, poder de asegurar la vida como lo es desde el siglo
XIX” (cf. Foucault, 1976, p. 230).
Estamos aquí ante una aporía, aunque hipostasiada o poco
problematizada en el pensamiento de Foucault, exponiendo el límite de los
conceptos relacionados a la gubernamentalidad biopolítica cuando aplicados a
un evento específico - un punto fuera de la curva no solo del poder soberano
sobre vida y la muerte hasta entonces presente en la tradición jurídico-política,
sino también de las sociedades de disciplina y de control – es decir, los ataques
nucleares de Estados Unidos contra Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945?2
No obstante la importancia de los diagnósticos y conceptos de Foucault,
cuando se arman sus marcos conceptuales en nuevas disposiciones y contextos
(es la conocida imagen de la caja de herramientas), es posible decir que hay
paradojas que no se pueden responder adecuadamente con el concepto de
biopoder. La hipótesis de nuestra investigación es que el concepto de gobierno
biopolítico (independiente de sus dimensiones políticas y teóricas decisivas en
el pensamiento contemporáneo, no sólo en el marco dado por la investigación
de Michel Foucault en finales de los 70), debe ser complementado por un
análisis de las nuevas configuraciones de gobierno presente en un contexto de
capitalismo digital financiero-especulativo, el cual se caracteriza sobre todo por
una gubernamentalidad pos- poblacional.

De las "sociedades de control" a las " sociedades de desaparición".

Así como las sociedades de soberanía y disciplinarias, las sociedades de


desaparición no emergen de una forma a priori, a-histórica. Hay una innegable
producción de desapariciones que componen la historia de la política moderna.
No es la “nuda vita”, en términos agambenianos, y mucho menos la politización

2 Las atrocidades de los campos de concentración y exterminio todavía se pueden pensar desde un marco
disciplinar y biopolítico, sin embargo, necesitamos de nuevos conceptos para pensar el horror de las bombas
atómicas, que en el momento de su explosión pueden simplemente desintegrar miles de personas y devastar el
entorno donde son liberadas, el mismo se puede aplicar a los accidentes atómicos.
6

de la vida biológica, como en la formulación de Foucault. Las técnicas de


desaparición producen una "vida que no deja rastros" (huellas). El desaparecido
no es un cuerpo sujeto a la punición de un soberano o a las disciplinas que lo
sujetan.
Diacrónicamente, la vida sin rastros expone una paradójica contra-
historia de la política en Occidente, y permite incluir en ella desde la historia sin
huellas de los muertos en barcos negreros3 (“navio negreiro”, “guineamen”),
también llamados por los portugueses de “barcos tumbeiros” durante el largo
periodo que comprende los siglos XVI al XIX, hasta los desaparecidos políticos
en las dictaduras de Latinoamérica en los años 60, sean los asesinados por el
narcotráfico o los muertos por grupos militares o paramilitares (los
“escuadrones de la muerte”). El concepto de desaparición es esencial para
entender el contexto político latinoamericano. Si tomamos solamente la
situación de Brasil como ejemplo, es imposible establecer un análisis
mínimamente crítico sobre las cuestiones de gubernamentalidad sin analizar la
presencia oculta, pero constante, no sólo de exterminios, sino de las zanjas
comunes como zonas de desaparición de rastros. Aquí las técnicas de gobierno
pasan fuera de las instituciones y estadísticas oficiales.
Se exigirá al observador que se de cuenta (o se arriesgue) a investigar las
- cada vez más diseminadas - fosas comunes de cementerios en las periferias,
los llamados cementerios de los indigentes, como el cementerio “San Luis”
entre los barrios del Capao Redondo y Jardim Angela en la ciudad de São Paulo,
también llamado el cementerio de homicidios, el cual fue abierto en 1981, y
cuenta con 326.000 metros cuadrados (el segundo lugar en tamaño en la ciudad,
después del cementerio de Vila Formosa, el mayor de Latinoamérica, con
763.000 metros cuadrados). En 1996 las Naciones Unidas señalaban la región
del Jardim Angela como la zona más violenta del mundo, superando las tasas
de Cali, que en aquél momento vivía un pico en los conflictos relacionados con

3 Es lamentable que la filosofía política contemporánea ha hipostasiado la cuestión de la esclavitud en su


supuesto (cargada de "érase una vez"), regreso a los griegos… De Arendt a Rancière.
7

el tráfico de drogas. Según Mori "al principio de la década, se realizaron entre


800 a 1000 enterramientos al mes, 90% muertos por violencia. Eran muchas
personas enterradas en el mismo día y los funcionarios ni siquiera cerraban las
fosas, ya que tendrían que reabrirlas luego después."4 En los así llamados
“cementerios de indigentes", como el San Luis, de acuerdo con una norma
municipal, después de tres años los cadáveres deben ser exhumados y enviados
a cientenas de osarios para que abran espacio a nuevos cadáveres, lo que expresa
una política de reutilización de las fosas. 5
En 1971, durante la dictadura militar, en el barrio de Perus, São Paulo,
fue construido un cementerio de indigentes llamado Don Bosco, el cual
comenzó a recibir cadáveres de personas no identificadas, pobres, y también
víctimas de la represión política. Según Edson Teles:
En 1990, el 4 de septiembre, fue abierta la “vala de Perus” (“zanja de
Perus”), que se encuentra en el cementerio de Don Bosco, en un
suburbio de Sao Paulo. En la zanja se encontraron 1.049 esqueletos de
personas pobres, presos políticos y víctimas de escuadrones de la muerte.
Fue parte del diseño original del cementerio la construcción de un
crematorio, lo que resulto sospechoso incluso para la contratista
responsable por la obra. Este proyecto de la cremación de cadáveres, de
los cuales sólo se tiene noticias a través de la memoria de sus
sepultadores, fue abandonado en 1976. Los huesos exhumados en 1975
fueron apilados en el funeral del cementerio y, en 1976, enterrados en
una zanja clandestina.6

El tema de la zanja de Perus (a Vala de Perus) sigue pendiente en la


política institucional de Brasil, bajo una ley de amnistía que no permite la
responsabilización penal o civil de los torturadores y agentes de la dictadura, así
como la propia existencia de cementerios como el “São Luis”, que a pesar de
las frágiles listas de entierros, dan cuenta de una lucha de clases que se produce

4 MORI, Letícia. Vida e morte na periferia. In: Revista Babel, 2011.


http://www.eca.usp.br/babel/antes/index3.php?tema=Espera&id=17
5 RUSSO, Rodrigo. Cemitério dos homicídios. In: Jornal Folha de SP, 7 de julho de 2016.

http://temas.folha.uol.com.br/cemiterio-dos-homicidios/introducao/cemiterio-na-zona-sul-de-sp-tem-
funcionario-com-colete-a-prova-de-balas-e-divisao-de-torcidas-em-enterro.shtml
6 TELES, Edson. Vala de Perus. In: http://www.desaparecidospoliticos.org.br/pagina.php?id=39
8

en la esfera del borramiento de los rastros de miles de personas consideradas


"indigentes".
Las técnicas de desaparición asumieron una centralidad en las técnicas
del gobierno en siglo XXI, cuando se verificó la emergencia de una criptopolícia
(o un criptopoder, en cierto sentido), cuyo paradigma ya no está en el concepto
de territorio - que implicaba la presencia y la gestión de las masas de población
- pero en los flujos desterritorializados de información basados en algoritmos,
en la criptografía, en la geo-referencia por satélite y tecnologías digitales en
nube.
El pasaje de las sociedades poblacionales del control hacia las sociedades
de la desaparición es concomitante con el paso de un modelo territorial
analógico de producción y gestión hacia el desplazamiento del propio
agenciamento gubernamental, donde la descentralización y la fusión de los
aparatos del Estado y las instituciones financieras se transforman en la propia
"deep web" (¿donde están los Estados, donde están los bancos? En la deep web).
Los algoritmos, la criptografía (la encriptación), y los metadatos reemplazan las
performances discursivas y la dimensión linguageira de la representación
política analógica. Se trata de un tiempo donde se difunden las servidumbres
maquínicas (Lazzarato), el capitalismo como operador de metadatos abstractos,
crípticos, de un sistema en red no-territorial a los "usuarios" (reconocidos
biométricamente), pero defendido por aparatos militares en sus respectivos
"centros". Los ladrones de sucursales bancárias tienden a convertirse en
personajes del pasado.
Los límites del paradigma de gobierno poblacional ya estaban implícitos
en el nacimiento moderno de Estadística, cuando, en 1885, el estadístico
noruego Andres Nicolas Kiaer defendió el uso del muestreo y del método de
representación en las encuestas estadísticas, en ocasión de la reunión del
Instituto Internacional de Estadística en Berna, Suiza.7 El muestreo es una

7 Cf. Memória, p. 65.


9

prótesis para disimular el irrepresentable de una población, pero también es


síntoma de un tipo de organización de masas basado en procesos que tienden a
la previsibilidad. Sociedades basadas en la precarización típica de las formas de
producción post-toyotistas, automatizadas, mostraron el fracaso del dispositivo
de muestreo estadístico. Sea como sea, es sólo en los conflictos armados y los
desastres ambientales de los siglos XX y XXI, que los propios Estados y
organizaciones internacionales reconocieron su fracaso para contabilizar
efectivamente el número de las víctimas y de desaparecidos en eventos
multitudinarios o con consecuencias que avanzaron mucho más allá de estos
eventos, tales como el accidente nuclear de Chernobyl, ocurrido al 26 de abril
de 1986, o el accidente nuclear de Fukushima Daiichi em 11 de marzo 2011,
donde es imposible precisar las víctimas y afectados, ya que muchas muertes
por cáncer ocurrieron o ocurrirán mucho tiempo después del accidente.
El informe anual "Tendencias Globales" ("Global Trends"), Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que
registra el desplazamiento forzado en todo el mundo a partir de datos
puramente oficiales (gobiernos u organismos de la propia ONU), muestra que
un total de 65,3 millones de personas fueron desplazadas por guerras y
conflictos hasta finales de 2015 (se espera que este número aumente
dramáticamente en 2016). La conclusión del informe, sintomática del paradigma
de las sociedades de desaparición, dice que uno en cada ciento trece personas
en el mundo es refugiada (solicitantes de exilio, refugiados internos o refugiados
en sentido estricto).8
Sin duda son números mucho más bajos que las cifras realmente
existentes, dado que muchos de los refugiados simplemente mueren durante la
fuga o viven en situaciones de clandestinidad. Alrededor de 9,5 millones de
sirios, es decir, la mitad de la población del país, ha abandonado el territorio
desde el comienzo de la guerra civil en marzo de 2011, sin considerar los

8 Cf. http://www.unhcr.org/576408cd7
10

refugiados internos, detenidos o muertos. La propia ONU describió la situación


de Siria como "la mayor emergencia humanitaria de nuestra era", y reconoció
oficialmente la imposibilidad de contar el número de muertos y desaparecidos.
Si el local propio de la gubernamentalidad biopolítica era la metrópolis,
es decir, el espacio urbano que se estableció con el pasaje del poder territorial
de la antigua soberanía a la gubernamentalidad biopolítica (que todavía era un
gobierno de hombres y cosas), el nuevo espacio de las sociedades de
desaparición es el no mans land - la tierra de nadie - de las necrópolis,9 término
que en griego designaba sólo cementerios (νεκρόπολις: literalmente "ciudad de
los muertos", o los “campos santos” en la edad media) y que hoy, sin embargo,
podrán designar el locus específico de actuación de un poder de defensa que
transforma los antiguos territorios de la ciudad y de la metrópolis en zonas de
desecho (se dice “desova” en Brasil) y ocultamiento de cadáveres.
Agamben menciona que, en 1937, en una reunión secreta, Hitler
proclama la necesidad de establecer en Europa centro-oriental, un volkloser
Raum, un espacio sin personas (Agamben, 2008, p. 91). Territorios sin personas,
mucho antes de designar una intensidad biopolítica, como sugiere la
interpretación de Agamben, expresa la insignia de sociedades de la desaparición,
territorios de obturación y borramiento de la memoria histórica, sea en la
distopia hecha efectiva de las áreas de Siria e Irak, sea también en la zona de
exclusión de Chernobyl,10 en las orillas del Río Doce o en ciudades inundadas
por hidroeléctricas - y también en las ciudades construidas y planificadas para
acoger los desplazados por las grandes represas en Brasil (véase el documental
“De profundis”, de 2014, sobre la ciudad de Itacuruba-PE). Volkloser Raum es
lo que se convierten las grandes ciudades occidentales en el momento en que

9 El término necrópolis es utilizado por Jeff Chang para designar el distrito del Bronx después de los combates
en 13/07/77. Después de un blackout, los comerciantes se armaron por temor a saqueos. Siguen 36 horas de
combate, con fuego en varios lugares y tiendas siendo saqueado. Punto de inflexión después del asesinato de
Malcolm X, este evento se analiza en detalle en CHANG, J. Can’t stop, won’t stop: a history of the hip-hop
culture. New York: St. Martin’s Press, 2005.
10 Cf RADFORD, Tim. Inside the forbidden forests. In: The Guardian, 18 noviembre de 1993.

https://www.theguardian.com/century/1990-1999/Story/0,6051,112665,00.html
11

los estados de excepción son declarados. No más se trata de gobernar


poblaciones, sino de defender territorios, en una mutación drástica de los
problemas de seguridad, típicos de las sociedades de población, para las
cuestiones de defensa, en una nueva configuración, incluso para la guerra:
drones, soldados robóticos, operaciones por satélites, signals intelligence (la
criptopolícia de agencias tales como la NSA, basadas en intercepciones virtuales
y la criptoanálisis). Ya no es el territorio demarcado por la población, y mucho
menos el territorio cultural, antropológico o geográfico, sino simplemente el
territorio planetario, un no-lugar virtualizado en una pantalla plana y controlado
por satélites o por google earth. Las sociedades de desaparición marcan la
emergencia de nuevos bunkers.

Limiares concluyentes

Sociedades punitivas y disciplinarias, sujetaban cuerpos.


Sociedades de control, gobierno de poblaciones.
Sociedades de la desaparición, prescinden de poblaciones. Pueden ser
vistas como la materialización fantasmal de las sociedades post-ideológicas: su
paradigma no es la representación legitimada por los protocolos de consenso,
sino las sociedades secretas de poder, como las sociedades económicas
criminales: para comprender la acción de dispositivos tales como la troika en el
contexto de las políticas de austeridad en la Unión Europea (la tríada de la
Comisión Europea, el Banco central Europeo y el Fondo Monetario
Internacional), o la centralidad del aparato judicial-policiaco en el contexto
reciente de Brasil, es necesario abandonar los clásicos de la filosofía política
moderna y analizar comparativamente la dinámica interna de los principales
carteles criminales que operan actualmente en el mundo. En las sociedades de
la desaparición, la askesis del empresario de si mismo se sustituye por la
psicopatía del especulador. En las sociedades disciplinarias y biopolíticas
12

todavía estaba en cuestión procesos de subjetivación. Sociedades de


desaparición prescinden de subjetivaciones, pero no sólo porque produzcan
dessubjetivaciones, como defiende la hipótesis agambeniana de los dispositivos
contemporáneos. En un capitalismo disfuncional y fundado en lo precariado,
los aparatos de poder y las grandes corporaciones pueden mantenerse a pesar
de las eventuales insurgencias políticas y también a pesar de la creación de
cuerpos dóciles. El concepto moderno de revolución estaba vinculado a un
modelo de producción en que el trabajador es figura indispensable. En el
contexto de la automatización y del fin del empleo, la proliferación de neo-
esclavitudes y precarización sin vínculos, se hace muy difícil pensar en gestos
de revuelta situados en el campo de la producción, que todavía puedan sacudir
estructuralmente los aparatos policíacos-gubernamentales. La defensa, con las
superfluidades de los nuevos dispositivos de guerra y de la criptopolícia, toma
el lugar de la seguridad como técnica de gobierno privilegiada.
¿Será la "vida desnuda" - una vida expuesta a la violencia soberana - según
lo propuesto por Agamben, o la "vida que no deja rastros," lo impensado de la
gubernamentalidad contemporánea? La vida, en las palabras de Benjamin, "sin
ningún monumento y sin memoria, incluso sin testigo, que debiera ser
inolvidable."11 Las kalashnikov del ejército de Bashar al-Assad o Abu al-
Baghdadi, o los misiles de Obama, Hollande y Putin matan a miles de civiles no
por causa de una tradición teológico-política de " sumisión de la vida biológica
al poder soberano de vida y muerte", sino simplemente porque, en la mayoría
de los casos, la biografía de las víctimas, su timé, que no se restringe a sus "meras
vidas" ( "Das bloβe Leben "), tienen grandes posibilidades de ser silenciadas o
eliminadas; o porque, en los vastos confines del olvido, convertidas en una mera
cifra polémica que no conducirá nadie a las lágrimas.

11 “Do príncipe Míchkin (...) pode-se dizer que sua pessoa se retira para detrás de sua vida, como a flor para
detrás de seu perfume ou a estrela para detrás de sua cintilação. A vida imortal é inesquecível, esse é o sinal que
nos permite reconhece-la. É a vida que, sem monumento e sem lembrança, mesmo sem testemunho, deveria
ser inesquecível. Não pode ser esquecida. Esta vida permanece, por assim dizer, sem recipiente e sem forma,
imperecível.” BENJAMIN, Walter. O idiota de Dostoievski. (trad. Suzana K. Lages). In: Escritos sobre mito e
linguagem. (Org. Jeanne Marie Gagnebin). São Paulo: Ed. 34; Duas Cidades, 2011. p. 78
13

Entre 1915 y 1917 miles de armenios fueron masacrados por Turquía


(antiguo Imperio Otomano), lo que se conoció como el primer genocidio del
siglo XX. Apócrifa o no, es una frase muy sintomática de Hitler para justificar
la invasión de Polonia en 1939 y, en cierto sentido, la Shoah como un todo
"¿quién se acuerda hoy del exterminio de los armenios?” Genocidios llevados a
cabo en la confianza de la poca memoria de la posteridad y el número incierto
o desconocido de víctimas, causado por actos de ocultamiento, revisionismos
o desaparición deliberada, son una de las principales marcas del nuevo modelo
de gobierno mundial.12
Ahora ¿toda historia, incluso la historia benjaminiana de los derrotados,
no es sólo una red raída de pescador jugada en la inmensidad de un océano
formado por el olvido y el anonimato? Sociedades de desaparición requieren
una contra-historia del inolvidable.
De aquí se sigue la insuficiencia de toda relación con el olvido que
pretenda simplemente restituirlo a la memoria, conservarlo en los
archivos y en los monumentos de la historia o, llevado al límite, en
construir para él otra tradición y otra historia, la de los oprimidos, la de
los vencidos, que se escribe con instrumentos diversos a la de las clases
dominantes, pero que no difiere sustancialmente de ésta. Contra esta
confusión es conveniente recordar que la tradición de lo inolvidable
[tradizione dell’indimenticabile] no es una tradición; es más bien la que
marca a toda tradición con el marchamo de la infamia o de la gloria y, a
veces, las dos cosas a la vez. Lo que hace histórica a toda historia y
transmisible a toda tradición es justamente el núcleo inolvidable que lleva
dentro de sí. Aquí la alternativa no está entre olvidar y recordar, ser
inconsciente o tomar conciencia: sólo es decisiva la capacidad de
permanecer fiel a lo que —aunque sea continuamente olvidado— debe
quedar como inolvidable, exige permanecer con nosotros de alguna
manera, ser aún para nosotros posible de algún modo. Responder a esta
exigencia es la única responsabilidad histórica que sentiría poder asumir
incondicionalmente. Si por el contrario rechazamos esta exigencia, si —
tanto en el plano colectivo como en el individual— perdemos toda
relación con la masa de lo olvidado que nos acompaña como un golem
silencioso, entonces se manifestará en nosotros de un modo destructivo

12 El campo de refugiados de Calais (the Jungle) es muy sintomático de los argumentos presentados aquí: no se
trata de gestionar un campo, pero del objetivo deliberado, por parte las autoridades francesas, para hacerlo
desaparecer.
14

y perverso, en la forma de lo que Freud llamaba el retorno de lo


rechazado, es decir, el retomo de lo imposible como tal (AGAMBEN,
2006, pp 47-48).

REFERENCIAS

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Romanos. Trad. Antonio Piñero. Madrid: Ed. Trotta, 2006.

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Bollati Boringuieri, 1998.

BENJAMIN, Walter. O idiota de Dostoievski. (trad. Suzana K. Lages).


In: Escritos sobre mito e linguagem. (Org. Jeanne Marie Gagnebin). São
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York: St. Martin’s Press, 2005.

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15

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RADFORD, Tim. Inside the forbidden forests. In: The Guardian, 18


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