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El origen del Derecho se basa en la necesidad impuesta por la condición social del
ser humano. La palabra Derecho se originó en el vocablo latino “derectum” que
significa recto, referido al fiel de la balanza, que mantiene en equilibrio a ambos
platillos, tratando de lograr un equilibrio entre los derechos contrapuestos.
El sistema de normas, incluye los usos, las costumbres, las normas morales, las
religiosas, y las jurídicas, requiriéndose en este último caso, órganos públicos
encargados de su elaboración, aplicación y sanción.
El mundo jurídico actual induce a creer que el Derecho es una creación reciente.
Realmente, las primeras manifestaciones del Derecho se dan en tiempos de
la prehistoria, principalmente en la forma en que nuestros antepasados hicieron
valer sus derechos. Ejemplo de ello son las sociedades regidas por parentesco, o
el mandato de los ancianos de una tribu.
En la historia de las civilizaciones ha existido un esfuerzo permanente por
fundamentar reglas y la potestad del legislador para dictar leyes, sancionando su
incumplimiento.
Entonces, el origen del Derecho ha sido una ardua tarea entre los diversos
estudiosos de la materia. Actualmente, se acepta como posibles orígenes del
Derecho lo siguiente:
Se origina a partir de una relación de fuerza entre personas desiguales. Esta
desigualdad pudiera ser material o psíquica. Con esto, el Derecho pretende
regular la intención de fuerza a través de la cual alguien pretenda controlar o
dominar a otro.
Nace para resarcir una ofensa física o moral que una persona inflige a otra. De
esta manera, el Derecho asegura una penitencia a quien transgreda lo físico o
moral a otro.
Nace para regular la indemnización por el incumplimiento de una palabra o
compromiso dado. Esto es aplicable en la regulación de los negocios jurídicos
entre personas.
Nace como una reacción del Estado ante la autotutela individual (venganza
privada), monopolizando o, más bien, pretendiendo monopolizar el uso de
la violencia como instrumento de coerción y de resolución de conflictos.
Sin duda, las organizaciones más primitivas de los humanos fueron las hordas y,
luego, los clanes. En ambas formas de convivencia, imperó el “orden” del más
fuerte, del más bruto –físicamente– y, consecuentemente, se impuso la justicia
directa utilizando los propios medios en el ámbito de la venganza personal o
privada.