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Estudios Literarios
2° semestre
Lingüística del Texto
No sólo es el pequeño quien tiene que cambiar, sino que el cáncer es una enfermedad
que también afecta a quienes rodean al paciente. Los niños, independientemente de la edad que
puedan poseer, son capaces de percibir cuándo su salud es un tema que preocupa a los padres.
Es probable, que el hijo tenga una serie de emociones, una tras otra, que le provoquen conflicto.
Los sentimientos como el enojo, la culpa, el miedo, la ansiedad y la tristeza, son reacciones
comunes. Por eso, la familia debe ser un gran soporte para él, un lugar de refugio donde pueda
aliviarse de la presión que ejerce el hospital o los servicios médico; sin embargo, dado a que
los padres son tan inexpertos en el campo, se crean numerosos problemas que pueden
entorpecer el proceso de superar la etapa de la enfermedad. Se crea una fuerte impresión
psicológica que no es sencilla de procesar, además de que se confronta a una incertidumbre
sobre cómo se debe apoyar al niño con cáncer y qué aspectos hay que tener en cuenta para
hacer que este cambio en el modo de vida, no sea difícil de llevar.
Katia de Leija Maldonado
Estudios Literarios
2° semestre
Lingüística del Texto
El impacto en un enfermo oncológico puede variar dependiendo la edad. Los niños más
pequeños manifiestan principalmente su preocupación por el dolor y el miedo a separarse de
sus padres y de su entorno durante las hospitalizaciones (Orgilés, López, Espada & Méndez,
2004, p.140), mientras que en los mayores surgen sentimientos de soledad al verse inhibidos de
participar en actividades de carácter social; los padres comienzan a tener indicios de insomnio
y de ansiedad al presenciar los cambios graduales que el hijo va sufriendo a medida que el
tratamiento avanza: fatiga, vómitos, dolores intensos en el cuerpo, etcétera. Grau (1999)
establece que el cáncer, es un elemento desestabilizador para toda la familia debido a que
supone una repercusión en el ámbito psicosocial que afecta la calidad de vida, no sólo del niño,
sino de aquellos que le rodean; sin embargo, se debe tener una guía que les indique a los
parientes qué hacer y cómo actuar.
frustración, negación, dolor y otros rasgos depresivos. Todas ellas son emociones normales,
pero si son muy intensas, pueden afectar a la comprensión de la enfermedad y, por ende, al
mismo paciente.
Debido a que el cáncer, es una enfermedad que afecta cada ámbito de la vida, tener un
ritmo normal es demasiado difícil, puesto que se requieren tantos cuidados para evitar que el
cuerpo, debilitado, contraiga además otras enfermedades que pueden empeorar su estado; sin
embargo, el paciente oncológico tiene otras necesidades, tales como: sentir afecto, tener apoyo,
comprensión, auto-respeto, de reconocimiento, entre otros. Esas necesidades son las que la
familia debe verse capaz de cumplir, pues es la única capaz de brindarle la sensación de
seguridad y confort. Los padres, de modo que puedan ayudarle, deben estar bien informados de
la enfermedad y guiarse paso a paso del doctor que trata a su hijo. Se recomienda tener acceso
a una buena red de apoyo y tiempo para descanso personal y relajación, ya sea que se trate de
padres solteros, parejas o padres separados o divorciados. Muchas familias encuentran apoyo
social en sus parientes, amigos y/o grupos religiosos o espirituales. (Anónimo, 2012) En caso
de que el paciente tenga hermanos, también es necesario explicarles la situación para no
confundirlos o hacerles sentir que están fuera.
Una vez que la familia está preparada para brindar el apoyo que el niño necesita para
superar las dificultades del cáncer, es importante fomentar el proceso de normalización, es
decir, de ganar el control perdido de la vida. Para poder planificar este proceso de forma
correcta, es fundamental conocer el estilo de vida anterior al diagnóstico.
Uno de los primeros pasos, es favorecer una adaptación al medio hospitalario, de modo
que el niño sea capaz de seguir con su proceso de desarrollo cognitivo y afectivo. La Sociedad
de Lucha contra la Leucemia y el Linfoma (LLS por sus siglas en inglés), provee una guía
sobre cómo afrontar el cáncer infantil alrededor del mundo. Una de sus recomendaciones, es
mantener las líneas abiertas de comunicación entre el hospital, la escuela y el hogar, de modo
que siempre se conserve un constante acercamiento con sus compañeros de clase, otros
familiares, doctores, etcétera. De este modo, el paciente no se siente alejado y la adaptación a
sus visitas hospitalarias, es menos agresiva.
Katia de Leija Maldonado
Estudios Literarios
2° semestre
Lingüística del Texto
Las conductas que el hijo pueda sufrir, deben ser anticipadas para evitar un
agobiamiento. Muchos niños que solían ser reservados, pueden serlo mucho más, o incluso
molestarse por la constante vigilancia que se cierne sobre ellos, por lo que se debe saber, que
brindar regalos todos los días o anular ciertas normas de disciplina, puede ser completamente
abrumador y confuso para el niño. Es necesario, también, asegurar la estructura necesaria para
aumentar el sentido de control del hijo, es decir, que no se sienta que pasan de su voluntad. Por
ejemplo, el hijo no tiene la opción de rehusar tomar los medicamentos, pero puede escoger cuál
píldora tomar primero. A veces, el niño incluso puede escoger la hora para tomar algunas
formas de tratamiento. También puede tomar decisiones en cuanto a los alimentos, escoger las
películas que quiere ver y los libros que quiere leer. Esta estructura de control, evita el
desarrollo de conductas agresivas o depresivas.
Las actividades de distracción y de recreación, son una parte fundamental para hacer
menos estresante el tratamiento. Muchas veces, pueden sufrir periodos de ansiedad por los
medicamentos, la quimioterapia o el ver las agujas. Los padres que utilizan la distracción,
tratando de focalizar la atención del niño en un elemento diferente del procedimiento médico, y
que le instruyen para llevar a cabo conductas de afrontamiento, logran que sus hijos tengan
menos estrés. Cuando los padres emplean críticas, excusas o disculpas sobre lo que le ocurre al
niño, el estrés de éste aumenta.
Ahora bien, el tener un cáncer, no sólo implica lidiar con cierta cantidad de células que
han perdido el control sobre su homeostasis, sino que también se deben batallar con los efectos
secundarios que tiene el recibir el tratamiento para combatirlo:
Los efectos a corto plazo incluyen náuseas, vómitos, caída del cabello, fatiga, anemia,
sangrado anormal y mayor riesgo de infección debido a la destrucción de la médula
ósea, así como lesiones renales e irregularidades menstruales. Algunos de los
medicamentos que se utilizan en quimioterapia también se asocian a riesgo de
inflamación de la vejiga, hematuria (sangre en la orina), pérdidas auditivas y lesiones
hepáticas. Otros pueden provocar problemas cardíacos y cutáneos. Los efectos
Katia de Leija Maldonado
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Lingüística del Texto
Referencias:
Leukemia & Lymphoma Society. (2012). Cómo enfrentarse a la leucemia y el linfoma en niños.
Nueva York.
OMS. (s.f.). Preguntas frecuentes sobre el cáncer infantil. Recuperado el 7 de mayo de 2016,
de Organización Mundial de la Salud:
http://www.who.int/cancer/media/news/Childhood_cancer_day/es/
Orgilés, M., López, S., Espada, J. P., & Méndez, X. (2004). Atención Psicológica en el Cáncer
Infantil. Universidad de Murcia.