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Te proponemos leer la siguiente cita: “No es un secreto para nadie que nuestra escuela para

ricos y pobres, está subrepticiamente animada del sentimiento de clase. Especialmente las
mujeres se toman mucho del rango social que ocupan las familias de sus alumnos. Conozco más
de una directora de capital, que le llama tener “buen elemento” a tener hijos de gente
acomodada. De acuerdo con ese inicuo prejuicio, he aquí la consigna dada a las maestras que
hacen en el comienzo del curso la inscripción de alumnos: `no se olviden que hay que
seleccionar el elemento`.Los niños de las escuelas `modelo`que reciben de reflejo esta sugestión
de sus maestras, están generalmente impregnados de ese sentimiento burgués que se traduce
en persecución y desprecio a los niños pobres. El delantal blanco impuesto a todos los escolares
para invitar los contrastes que ofrece el lujo de los niños ricos con la astrosa miseria de los niños
pobres, no alcanza a corregir el mal. Las maestras distinguen ostensiblemente con sus mimos y
preferencias a los hijos de fulano y perengano “ (Barcos, 1928: 178)

Te proponemos leer la siguiente cita: “No es un secreto para nadie que nuestra escuela para
ricos y pobres, está subrepticiamente animada del sentimiento de clase. Especialmente las
mujeres se toman mucho del rango social que ocupan las familias de sus alumnos. Conozco más
de una directora de capital, que le llama tener “buen elemento” a tener hijos de gente
acomodada. De acuerdo con ese inicuo prejuicio, he aquí la consigna dada a las maestras que
hacen en el comienzo del curso la inscripción de alumnos: `no se olviden que hay que
seleccionar el elemento`.Los niños de las escuelas `modelo`que reciben de reflejo esta sugestión
de sus maestras, están generalmente impregnados de ese sentimiento burgués que se traduce
en persecución y desprecio a los niños pobres. El delantal blanco impuesto a todos los escolares
para invitar los contrastes que ofrece el lujo de los niños ricos con la astrosa miseria de los niños
pobres, no alcanza a corregir el mal. Las maestras distinguen ostensiblemente con sus mimos y
preferencias a los hijos de fulano y perengano “ (Barcos, 1928: 178)

Te proponemos leer la siguiente cita: “No es un secreto para nadie que nuestra escuela para
ricos y pobres, está subrepticiamente animada del sentimiento de clase. Especialmente las
mujeres se toman mucho del rango social que ocupan las familias de sus alumnos. Conozco más
de una directora de capital, que le llama tener “buen elemento” a tener hijos de gente
acomodada. De acuerdo con ese inicuo prejuicio, he aquí la consigna dada a las maestras que
hacen en el comienzo del curso la inscripción de alumnos: `no se olviden que hay que
seleccionar el elemento`.Los niños de las escuelas `modelo`que reciben de reflejo esta sugestión
de sus maestras, están generalmente impregnados de ese sentimiento burgués que se traduce
en persecución y desprecio a los niños pobres. El delantal blanco impuesto a todos los escolares
para invitar los contrastes que ofrece el lujo de los niños ricos con la astrosa miseria de los niños
pobres, no alcanza a corregir el mal. Las maestras distinguen ostensiblemente con sus mimos y
preferencias a los hijos de fulano y perengano “ (Barcos, 1928: 178)

Te proponemos leer la siguiente cita: “No es un secreto para nadie que nuestra escuela para
ricos y pobres, está subrepticiamente animada del sentimiento de clase. Especialmente las
mujeres se toman mucho del rango social que ocupan las familias de sus alumnos. Conozco más
de una directora de capital, que le llama tener “buen elemento” a tener hijos de gente
acomodada. De acuerdo con ese inicuo prejuicio, he aquí la consigna dada a las maestras que
hacen en el comienzo del curso la inscripción de alumnos: `no se olviden que hay que
seleccionar el elemento`.Los niños de las escuelas `modelo`que reciben de reflejo esta sugestión
de sus maestras, están generalmente impregnados de ese sentimiento burgués que se traduce
en persecución y desprecio a los niños pobres. El delantal blanco impuesto a todos los escolares
para invitar los contrastes que ofrece el lujo de los niños ricos con la astrosa miseria de los niños
pobres, no alcanza a corregir el mal. Las maestras distinguen ostensiblemente con sus mimos y
preferencias a los hijos de fulano y perengano “ (Barcos, 1928: 178)

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