La encriptación de información es algo que ha acompañado desde la antigüedad al ser
humano. Desde Alejandro Magno hasta la máquina de Turing. La fascinación por este tipo de tergiverses puede explicarse quizá por nuestra fanática curiosidad. La información en muchas ocasiones deviene poder. No resultaría extraño entonces que exista una preocupación enorme por protegerla. Encriptar viene de “Kryptos” que significa “mensaje oculto”. ¿Y a qué viene todo esto? A que los mensajes ocultos son la piedra de toque, el argumento principal de este cuento. Se suele considerar a Allan Poe como el padre del género noir. Cuentos como “Los crímenes de la calle Morgue” son antecedentes imprescindibles para el desarrollo de lo detectivesco y oscuro. Es así que este cuento desarrolla en otro aspecto: la fascinación por lo oculto, lo esotérico (atendiendo a la definición de esotérico como algo que se esconde). El Escarabajo de Oro es uno de los cuentos donde el enigma es el principal enganche narrativo, pero gracias a la habilidad literaria de Poe, esto se potencializa hasta alcanzar extremos realmente tensos. Edgar Allan Poe no sólo fue cuentista sino también estudioso de las matemáticas en su tiempo libre. Era un obsesivo de los detalles y esto lo volvía un personaje inteligente. Esta inteligencia se refleja con creces en este texto, pues nos lleva a través de un caso en el que está virtud lo vale todo. Algo al estilo de Donan Coyle con los cuentos de Sherlock Holmes. Elegí hacer el reporte de este cuento debido a todas esas características, que de ahora en adelante, lo vuelven uno de mis cuentos favoritos.