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Tema 1: el saber

filosófico
La tarea de buscar la verdad es la actividad más propia del hombre, porque sin
ella no sabría orientarse en la vida.
El momento presente tiene valor porque nunca volverá. En una vida sin fín
nada sería valioso.

1. El hombre como animal racional


La definición más clásica del hombre se debe a Aristóteles (S. IV a.C), y dice
que el hombre es un animal racional. Lo que diferencia al hombre de los demás
animales es la racionalidad, el hecho de que posee logos.

1. a. El conocimiento y la conducta animal


Los animales poseen conocimiento sensible que les da noticia únicamente lo
que ocurre hoy aquí y ahora. Son capaces, con ella, de desarrollar una
conducta muy compleja que podemos resumir en tres tipos.
– La conducta instintiva. Es innata y les proporciona durante toda su vida lo
necesario e indispensable para vivir.
– Reflejos condicionados. El aprendizaje de los animales puede producirse por
asociación de hechos, como por ejemplo el perro de Paulov. Éste es <<si tal
cosa, entonces tal otra>>.
– Ensayo y error. Éste aprendizaje es en que se basa el comportamiento
animal, y se trata de encontrar la solución adecuada mediante pruebas.
Éstos conocimientos permiten a los animaleas adaptarse a su entorno y
sobrevivir; son fundamentalmente conocimientos prácticos y carecen de
universalidad. Comparados con los que el hombre puede desarrollar son muy
rudimentarios y elementales.
Cada animal se capta como el centro de su mundo; las cosas tienen valor solo
si para él lo tienen.

1. b. El conocimiento racional
Por todo lo anterior, el animal vive condicionado por el medio, de modo que si
no se adapta a él desaparece. El hombre, en cambio, adapta el medio para su
supervivencia, ya que cuando tiene que enfrentarse a una situación nueva
tiene la capacidad de encontrar una solución adecuada, sin depender de la
experiencia; y de universalizar dicha solución. En cierto sentido la inteligencia
suple a los instintos.
El conocimiento racional se caracteriza por:
– Ser válido para resolver problemas. Los animales poseen conductas innatas
y adquiridas, pero su capacidad de aprendizaje es limitada. El hombre,
además de aprender mucho, es capaz de enfrentarse a nuevas situaciones
complejas y encontrarles una solución adecuada.
– Conocer lo universal, es decir, poder pasar de algunos a otros. No se trata
de adquirir experiencia únicamente, sino de captar la relación causa-efecto
y decir que siempre que se den unas determinadas condiciones ocurrirá una
consecuencia determinada.
– Posee valor absoluto. El hombre se da cuenta de que no es el centro de su
mundo, y comprende que todas las demás cosas tienen valor de por s,
independiente de la utilidad que tenga para nosotros. Sin ésta cualidad el
arte sería despreciado y desaparecería.

2. Los saberes prácticos.


Fisiológicamente el hombre es muy imperfecto. Las extremidades no están
para algo en especial (además de tener pulgar), nuestro cuerpo necesita
vestirse para protegerse, no tenemos morro ni dientes preparados para un tipo
específico de alimentación. Sin embargo ésta imperfección tiene sus ventajas.
Ya que estamos inadaptados necesitamos trabajar para transformar el medio a
nuestra condición y a nuestras necesidades. Sin ello el hombre desaparecería
pronto de la Tierra.
Por ello los primeros saberes que el hombre desarrolla son los saberes
prácticos, los necesarios para sobrevivir. Pero el hombre no se conforma con
ello, queremos vivir bien, dando lugar a nuevos saberes y nuevas ciencias que
tampoco podemos encontrar en los animales.
Pero tampoco es suficiente. Al hombre no le basta con vivir ni con vivir bien. No
nos limitamos al ciclo de la vida, ya que tampoco nos limitamos a perpetuar la
especie. Cada individuo es único e irrepetible, a la vez que parte de la especie
humana. Cada hombre tiene sus propios planes y quiere llegar a la plenitud.
Matar a un hombre, aunque su vida sea peligrosa para la especie, siempre es
peor que dejarlo vivir. Si el hombre es persona se debe a que es un ser
racional. Cada hombre es un fín en sí mismo y nadie puede ni debe decidir por
él.

3. La admiración como inicio de la filosofía


Ni vivir ni vivir bien es suficiente para el hombre si por vivir bien se entiende
vivir cómodamente y con salud. Entonces, ¿qué necesita?
Aristóteles decía que la filosofía nació de la admiración. El hombre es capaz de
admirarse ante la realidad porque no es únicamente su medio para vivir. Lo
que llevó a los hombres a filosofar fue advertir que la realidad tiene logos, que
no es un caos, sino un cosmos. Que todo siga leyes racionales.
Según ésto se concluyó que la realidad tiene fundamento, que hay algo que le
ha dado consistencia y que hace que la realidad sea y permanezca en su ser.
Aunque aparentemente todo cambie que todo actúe de modo racional.
Admirarse, asombrarse, implica salir de uno mismo y dejarse embargar por la
realidad. Quien está absorto en algo está como fuera de sí; no siente, tiene la
atención ocupada. Ésto es la verdad, captar la realidad, poseerla, serla. La
verdad implica olvido de uno mismo y admiración por lo conocido.
No obstante la verdad implica la existencia de la ingeligencia. No se puede
descubrir una sin la otra porque son correlativas. La verdad nos muestra que lo
real es bueno, y hace surgir el amir. Y la belleza. La verdad en definitiva no es
un fín, sino que moviliza las fuerzas más profundas del ser humano.
Descubrir la verdad abre un horizonte prácticamente infinito: conocer, amar y
contemplar son tres actividades propias del hombre y, por tanto, a la
contemplación y al respeto. Al filosofar el hombre descubre en sí unas energías
superiores que no pueden ser satisfechas del mismo modo que las necesidades
naturales, y entinces el hombre se da cuenta de que vivir no es solo sobrevivir.
El hombre puede abrirse a lo infinito, y amarlo. Y entre esas cosas que se
descubren gracias a la verdad están los demás, ya que la verdad, el bien y la
belleza son comunes a todos los hombres.
El mejor modo de vivir no es pensando exclusivamente en uno mismo, sino
conociendo que todo merece respeto. Aristóteles afirmaba que todos los
hombres desean por naturaleza saber.
El descubrimiento de la bondad despierta el amor. El hombre comprende que
no está solo, que tiene que compartir su vida con los demás. Si intimidad es un
buien del que pueden participar otras personas, una riqueza interior que puede
gonar gratuitamente. La donación mutua enriquece a ambos; consiste en dar
ganando.
Todo ésto es posible gracias a que somos seres racionales, a que nos sabemos
situados por encima de la naturaleza, a que no nos conformamos con
sobrevivir.

4. ¿Qué es filosofía?
Es una pregunta difícil de responder, ya que cada filósofo ha dado una
respuesta. Kant afirmaba que no puede aprenderse filosofía, únicamente puede
aprenderse a filosofar. Tal vez que nadie haya dado con la respuesta acertada
sea un síntoma de fracaso; no obstante todos los filósofos se la plantean
alguna vez en su vida, y siempre con la misma frescura.
Hay quien opta por una respuesta fácil y define la filosofía como “lo que hacen
los filósofos”. Ésto pone de manifiesto que es una actividad a la que se dedican
determinadas personas, y que no es comercializable, ya que los resultados son
palabras, discursos que exigen un compromiso. Ni siquiera produce
descubrimientos científicos, aunque algunos filósofos contribuyan eficazmente
a ello.
Hacer filosofía supone adoptar un especial punto de vista ante todo, incluido
uno mismo, y que se lleva a cabo pensando en el sentido más autónomo del
término, y que aflora en todos cuando las necesidades más básicas de
supervivencia no nos agobien. Y como se comentó, nacida de la admiración. Se
trata de una búsqueda del saber por sí mismo, que supone huir de la
ignorancia y tomar como guía el uso de la razón.
La ignorancia conduce a la superstición, y a negar el ejercicio del propio
pensamiento. Dice Hegel que “el ignorante no es libre porque se halla ante un
mundo que está por encima y más allá de él y del que depende, sin que ese
mundo extraño sea su obra y sin que llege a sentir en él como en su casa”.
La filosofía se basa en el sapere aude kantiano que invita a utilizar la propia
capacidad de pensamiento para salir de la minoría de edad intelectual que
supone la ignorancia. A la libertad únicamente puede llegarse usando el
propio entendimiento.
La tarea de la filosofía es inacabable. Siempre tiene una función de crítica de la
cultura en la que nace. Por ello cuando Aristóteles formula su reflexión sobre el
origen del a filosofía, Séneca avisa de los peligros de la ignorancia, o Kant
invita a pensar por uno mismo, contestan a cuestiones que en su tiempo se
han planteado, que su tiempo ha hecho posibles.
La filosofía implica un espíritu crítico que, de alguna manera, se encuentra en
toda persona, ejerza profesionalmente de filósofo o no. Es una reflexión que
lleve a pensar en el propio mundo en que se mueve. Los prejuicios en un
momento de cada sociedad afectan a todos los campos de la vida; lo que
distingue al filósofo profesional es el intento de analizar todos los campos en
que puedan existir prejuicios con el fín de construir un saber crítico. Ésta tarea
requiere un cierto distanciamiento de la realidad, una cierta abstracción. Por
ello siempre se ha caracterizado a los filósofos como gente alejada de la
realidad, que vive “en su propio mundo”.
Los cometidos de la filosofía son dos, comprender la naturaleza y estudiar y
orientar la conducta. Por ello la filosofía no intenta establecer una teoría
científica sino encontrar un sentido a las cosas y a la vida humana a aquello
que la ciencia no da explicación, yendo más allá que el mito.

Aristóteles considera que los mitos tratan de explicar lo maravilloso y lo


desconocido; por ello etimológicamente son filósofos. Los mitos tratan de
explicar la realidad y su origen recurriendo a lo más cómodo, es decir,
imágenes, comparaciones y personificaciones. En los mitos el presente cobra
sentido como repetición de lo ocurrido en un tiempo pasado, en que los
personajes originales cobran sacracidad y se convierten en seres
sobrenaturales e importanes que siempre están ahí. La filosofía acude a una
explicación por medio de conceptos abstractos. Ésto hace pensar que la
filosofía no nace de un cambio de actitud de los hombres sino de un proecso de
racionalización de los mitos, haciéndolos acordes con los conocimientos
adquiridos durante las siguientes épocas, por lo que lo que hoy es
filosóficamente cierto puede no serlo en 100 años.

La filosofía pretendió desde sus orógenes desvelar la verdad, y recibió el


nombre de ciencia. Sin embargo su tarea se centró en el uso de conceptos
abstractos, que no exigen una confirmación experimental de sus conclusiones.
Los filósofos entendieron al principio que era necesario partir de un
conocimiento empírico de las cosas para encontrar su esencia. La insuficiencia
de la experiencia para intervenir en la naturaleza hizo que fuese insuficiente y
que se buscase la aplicación del conocimiento a la realodad, apareciendo la
ciencia propiamente dicha, como un saber que permite servirse de las fuerzas
naturales. Si la filosofía se mantiene alejada de la realidad, la ciencia conserva
el contacto inmediato con las cosas, y así progresa. La ciencia dejaría a un lado
la especulación para emprender una investigación sistemática, guiada por un
método llamado método experimental. Consiste en el establecimiento de
hipótesis que tratar de reconstruir en un laboratorio, y comprobar si dichas
hipótesis son ciertas o no.

La filosofía ha tenido distintas relaciones con la ciencia; en un principio se


planteó como teoría del conocimiento, posteriormente como análisis del
lenguaje distinto; y hoy ambas racionalidades son incompatibles. La filosofía se
considera hoy un saber racional, no una ciencia.
Quizá hoy que la ciencia corre el riesgo de transformarse en mito la función de
la filosofía sea la de recuperar la racionalidad, que el hombre no pierda el
control de su obra.

Una de las tareas que desde el comienzo se encomendó la filosofía fue la de


comprender al hombre, pues poseía logos. A éste logos se le ha entendido
como alma, espíritu, chispa divina... se le ha atribuido la capacidad de ser el
elemento rector del hombre. La conducta humana ha sido uno de los aspectos
más analizados por la filosofía.

La filosofía busca el fundamento de la acción humana a partir del análisis del


propio ser humano. No se rfiere único a la acción en cuanto acto responsable
respecto de la naturaleza, sino a las acciones de relación con otros hombres o
consigo mismo. Desde “conoce a tí mismo” hasta la máxima kantiana “obra
como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal
de la naturaleza” se ha recorrido un largo trecho, que ha constistido en tratar
de descubrir los supuestos en que se justifican las acciones política o
éticamente, convirtiendo a la filosofía en una guía del comportamiento,
marcando los límites de la acción, que es la dignidad humana.
Con éste planteamiento la filosofía pretende dar sentido a la existencia, que
implica sumergirse en la perplejidad, y que exige respuestas, ya que toda
respuesta no contestada es una abertura a la irracionalidad y, por tanto, a la
superstición.

La filosofía, como hemos visto anteriormente, se cuestiona a sí misma y a la


cultura en que es concebida. Trata de mantener la pregunta por su propio ser y
de redefinirse. La filosofía se vuelve una forma más de justificación de todo, se
vuelve académica y se transforma en ideología. Únicamente manteniendo ese
carácter autocrítico es posible romper la inercia que supone la permanente
tentación de aceptar lo dado y renunciar a la creatividad o a ser manejado,
perdiendo algo que parece privativo del hombre, su independencia o libertad,
su autonomía.

En suma, se trataría de aprender a filosofar, como afirmaba Kant. Se trata de:


– Explicitar de forma consciente los supuestos de las diferentes ideologías los
cuales subyacen al discurso de las ciencias.
– Situar las propais ideas en un marco que posibilite integrar y recomponer los
conocimientos y valores que se poseen.
– Aprender a usar la razón en el debate de las ideas y en el análisis de los
hechos.
– Desarrollar un pensamiento autónomo y crítico y una actitud abierta a
nuevas formas de pensar, sentir y actuar.

No se trata de establecer una dictrina, sino una exposición de problemas que


permitan la confrontación y acercamiento a los mismos desde distintos
ángulos. En éste sentido queremos entender lo que Kant dice cuando mustra
los problemas que se plantean al querer veder en filosofía recetas o
conocimientos definitivos que se vuelven dogmas invariablemente (ya que,
ahora que lo pienso, es una forma de superstición o de heteronomía, pensar lo
que otro ha querido que pensemos). Kant señala la diferencia entre el
dogmatismo intelectual y el uso dogmático (adecuado y riguroso) de la razón.
Consideramos oportuno señalar que todo nuestro intento va dirigido a luchar
contra la intolerancia intelectual y en favor del ejercicio del propio pensamiento
y exposición de las ideas, con la única exigencia de someterse a los grillos de
la ciencia, es decir, de la racionalidad.

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