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Miguel Ángel Torregroza Beleño

Sociología

RESEÑA BOGOTÁ DESDE ARRIBA

En el marco de la clase planeación local y regional, se realizó una salida al Museo


Bogotá con miras a contrastar algunos de los elementos teóricos abordados en clase
sobre la formas en que se planea la ciudad y se construye el espacio, con aquellos
elementos que ofrecía el museo. En primer lugar, se puso de manifiesto por parte del
expositor que la estructura de la ciudad es un reflejo del pensamiento, esto guarda
relación con la forma del pensamiento moderno/occidental/europeo en el cual
predomina la linealidad y el damero como arquetipo del espacio organizado, este
pensamiento contrasta con ciertas manifestaciones del pensamiento en las culturas
indígenas, en las cuales predominan las formas circulares que hacen referencia más a
ciclos que a progreso linear indefinido.
A su vez, se hizo evidente en los mapas exhibidos como en la época colonial existía
toda una clasificación del espacio que consistía en marcar las zonas colonizadas con
el color rojo y así identificar los espacios en los cuales se había establecido “el orden
y la civilización”, negando de esta manera la historia de los distintos pueblos
primigenios que habitaban los diferentes territorios, lo cual históricamente ha sido una
forma de proceder típica de aquellos que conciben la civilización occidental y la razón
moderna como la única forma válida de existir en el mundo.

En lo concerniente a aspectos concretos de la ciudad de Bogotá, se hizo énfasis en la


manera en que ciertas zonas de la misma cuentan con mejores condiciones de
infraestructura que otras. Es así como el centro de la ciudad es una zona organizada y
planeada, dado que concentra varias de las instituciones estatales más importantes,
mientras que otros espacios de la ciudad han sido relegados con respecto a la
construcción de infraestructura debido a que no generan beneficios inmediatos para
las administraciones y la ciudad, por tanto, no son zonas de interés. Esto también tiene
que ver con la forma en que se ha construido la ciudad mediante una especie de
geografía de la imaginación, en función de la cual la ciudad yace divida en el bloque
productivo, turístico y comercial que se corresponde con el Norte y algunas partes del
Centro de la ciudad, y el otro bloque son las periferias y zonas marginadas, donde se
concentra la delincuencia y el desorden que se corresponde a su vez con el Sur de
Bogotá.
Miguel Ángel Torregroza Beleño

Sociología

Si bien se enunció que la estructura de la ciudad es un reflejo del pensamiento, de la


misma forma, dicha estructura también logra modificar el pensamiento. Esto es así en
cuanto que la forma en que se planeó la ciudad de Bogotá y sus direcciones basadas
en una lógica que va de Oriente a Occidente, produce una forma lineal y puntual de
ubicarse en el espacio a manera de coordenadas en un plano cartesiano, lo que
contrasta con otras ciudades en el mundo donde la forma de planear la ciudad no se
corresponde con esta estructura cartesiana.

Otro elemento clave que aportó la visita al museo sobre la discusión en torno al
espacio, fue que los primeros mapas que de las ciudades que se realizaban en
Colombia podían ser realizados por cualquier persona que tuviera los conocimientos
necesarios para hacerlos, lo que implicaba muchas veces la reproducción de
información errónea sobre la extensión de las propiedades y sus propietarios, de esta
manera se llevaba a cabo una invisibilización de los procesos de habitación del
territorio que era legitimado por la institucionalidad al acoger dichos mapas como
oficiales.

Por último, se puso en evidencia los mecanismos que crean las diferencias de valor
entre unos barrios y otros siendo que en principio estos poseen las mismas vistas a la
ciudad -en el caso de los barrios miradores-. La diferencia no solo radica en la
ubicación de los barrios en función de la anteriormente mencionada geografía de la
imaginación que otorga un valor simbólico mayor a ciertos espacios por encima de
otros, sino que a esto se le suma el hecho de que los barrios menos valorizados en
términos económicos lo son porque han sido producto de esfuerzos comunitarios por
obtener vivienda al margen de los típicos procesos legales, mientras que los barrios
valorizados poseen dicho estatus económico debido a que en su construcción
interviene el Estado y el gran capital y se enmarcan en el proceso de planificación
urbana.

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