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LA HISTORIA DE LA
ARQUITECTA
DEDICATORIA
Para definir un movimiento arquitectónico se suele considerar sus edificios más importantes. Sin embargo en la Edad Media
comenzar ablando de ellos habría sido absolutamente artificioso porque entonces cada obra arquitectónica se consideraba
como parte de una continuidad que se extendía en el espacio y en el tiempo, no como un objeto abstracto e inmutable. Como
afirma Leonardo Benévolo, el resultado más importante Medieval es “la continuidad de las modificaciones impresas en el
entorno”.
Mientras la cabaña clásica es una construcción aislada, la cabaña cristiana se enlaza con otras construcciones y se prolonga
en ellas, presentando una cualidad orgánica de expansión y articulación de los edificios. Pues en todas las edificaciones
aparece el mismo carácter.
Esta relación se presenta aun hoy en las transformaciones urbanas. Muy especial en la relación entre la Iglesia y la Ciudad
.dado que los edificios medievos cumple una sola función en el organismo ciudadano de manifestar el desarrollo urbano y
resaltar el perfil de la cuidad.
Principios tipológicos de todos los templos cristianos, tiene su origen en la basílica romana.
Si comparamos una basílica romana y una de las nuevas iglesias cristiana, encontramos relativamente pocos elementos
diferentes, aparte de la escala.
La basílica romana es simétrica respecto a los dos ejes: columnata frente a columnata, ábside frente a ábside; por tanto,
crea un espacio que tiene un centro preciso y único, función del edificio.
Aparece aquí todos los elementos que con mayor o menor desarrollo determinan la arquitectura Cristiana en la edad
media: espacio basilical o nave principal, que en tanto pasa de forma geométrica –semicilindro cubierto por un cuarto de
esfera – a forma funcional la llamamos ábside, y en cuanto complique o amplíe su forma la llamamos cabecera absidal o
presbiterio .
Con respecto a la Arquitectura bizantina, el debate se centra en la manera de integrar todos estos elementos en una forma
arquitectónica compleja pero unitaria, que refuerce las analogías, planimetrías, volumétricas y espaciales, por encima de la
complejidad funcional que su utilización demanda.
En este sentido, podemos caracterizar la Arquitectura bizantina por la evolución y articulación de tres elementos: el espacio
centralizado, la iconostasis y el triforio; todos ellos dentro de un sistema estructural y constructivo relativamente
constante.
Si la arquitectura oriental centra su desarrollo en la evolución de tres elementos dentro de un sistema estructural
constante, podemos, por el contrario, caracterizar el desarrollo de la arquitectura cristiana occidental por la constante
mutación de los sistemas constructivos; una mutación que se produce dentro de una articulación espacial y formal
progresiva, basada en la idea de progreso continuo que está en la esencia del pensamiento occidental.