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LA OTRA CARA DEL SANDINISMO

MANUEL DE JESÚS ORTIZ


(EL POETA-CAMPESINO)
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NOTA ACLARATORIA

«La Otra Cara del Sandinismo», quiero aclarar, no es de oposición al


Gobierno ni una manipulación de la derecha política. Al contrario, se trata de
un libro revolucionario escrito por un personaje que, como político y como
poeta, nació a la izquierda, y ahora escribe sus propias experiencias,
encontradas y vividas, tanto en instituciones del gobierno, como en todo
aquello donde se mueve el Partido Sandinista.

Todas estas instituciones se suponen los principales cuarteles del


gobierno para el combate a la pobreza y para impulsar el proyecto
revolucionario hasta llevarlo a feliz término. Pero en ellas, ahora, la
enfermedades del jefecismo y el burocratismo se están desarrollando como
verdaderas pandemias para acabar con la conciencia revolucionaria y por
ende, con un proyecto tan sagrado como es la segunda etapa de la
revolución.

Los dueños de la revolución y de sus frutos no son los ministros ni los


alcaldes ni ningún empleado del estado. El dueño de la revolución popular
sandinista es el pueblo de Nicaragua. Somos todos, por tanto, es necesario
combatir estas enfermedades, antes de que ellas acaben con todo.
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EL SEGUNDO MONSTRUO DE LAS REVOLUCIONES

S oy el Poeta Campesino, de origen salvadoreño. Vine a Nicaragua a finales


de 1982. Vine por varios motivos. Uno, porque creí que estar en un país
donde se había realizado una revolución popular era como estar donde ha nacido un
paraíso terrenal. Otro, fue la persecución política en un país en guerra donde miles y miles Commented [E1]: Se puede hablar de decenas, pero miles
diariamente es una elevada exageración.
de compañeros caían diariamente, motivo por el cual tuve que refugiarme a mediados del
ochenta.
Un motivo más, relacionado directamente con este libro, fue que en aquel refugio,
viviendo en una turbulencia de pasiones humanas, descubrí que en el trasfondo de cada
proyecto revolucionario de todo pueblo que se libera, hay un monstruo que ya existe al
nacer cualquier proyecto de liberación, y se nutre con la escoria o la lacra que produce el
ego de cada persona. A tal esperpento le puse «el segundo monstruo de las
revoluciones».
Me sentí apasionado por mi descubrimiento y me obsesioné por escribir un libro
que ya tenía nombre. Pensé que Nicaragua era el lugar adecuado para escribirlo por ser
un país ya libre, lleno de justicia igualitaria. Pero no fue así, porque al nomás llegar a
Nicaragua, descubrí que esa criatura indestructible que yo había descubierto dentro de un
refugio salvadoreño, en Nicaragua ya tenía tantos tentáculos y tan largos que me quedé
chiquito con la idea. Además no le encontraba cuerpo ni rostro, principio ni fin. Hace algún
tiempo escribí el poema «La triste historia de un pueblo», que es la misma historia de
Nicaragua con su gloriosa revolución, pero que después de un tiempo se volvió confusión
hasta que el proyecto se cayó.

En «la Triste historia de un pueblo», resumido en algunas estrofas trato de reflejar


mi descubrimiento en forma poética, con una conclusión fatalista para el ser humano.

“Pero allá en el trasfondo


detrás de todo aquello
oculto entre las risas
siniestras del demonio
acumulando envidias
acrecentando odios
una bestia maldita
perversa, seductora
preparaba sus garras
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mortales e invencibles
para destruir las dichas
ilusas de los pobres.
Era el segundo monstruo
de las revoluciones
el ego de los seres
la bestia destructora
que habita para siempre
los siglos de los siglos
y sólo ha de acabarse
cuando se extinga el hombre…”

Han pasado muchos años y vivimos otra época, a la que el sandinismo o nuestro
presidente Daniel Ortega llama «la segunda etapa de la Revolución». Ahora sí puedo
definir y describir, con nombre y apellido, con cuerpo y rostro, al monstruo. También puedo
decir quién es, cómo es y cómo actúa para acabar con el proyecto revolucionario.
El nido de esta bestia se llama Poder, sus huevos están en cada institución del
Estado y sus larvas se reproducen igual que las de las moscas, sólo que no se alimentan
de basura o materia podrida. Peor aún, se insertan en la conciencia revolucionaria para
matarla, comérsela y hacerla desaparecer.
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SEIS AÑOS DE ENGAÑOS EN EL IDR

T odo comenzó a finales del 2006. Por esos días, en la Alcaldía de La Paz
Centro estaba de alcalde Fanor Sansón, un alcalde de izquierda que desde
su comuna apoyaba los programas del Gobierno.
Un día me invitaron a una reunión en la «Casa de Cultura» de La Paz Centro. Ya
no recuerdo la fecha ni la hora, pero ahí comenzó esta experiencia inmensamente triste,
inmensamente amarga. Sé cuándo comenzó, pero no cuándo va a terminar.
La reunión era presidida por un señor de nombre Luis Gaitán, en ese entonces el
delegado del Instituto de Desarrollo Rural (IDR) de León. Don Luis era un hombre de
pequeña estatura y toda su constitución era flaquita. Tenía un aspecto enfermizo que se
notaba de lejos, pero a pesar de todo era optimista y persuasivo. Nos explicó cómo eran
los programas del IDR, nos hizo una exposición de los planes de negocio 90-10 por
medio del programa PRODECE.
—Compañeros —nos dijo don Luis —, yo soy delegado del IDR en León, soy de
aquí de la Paz Centro, y quiero que la gente de mi pueblo aproveche, lo más que pueda,
estos programas. Por eso les hago un llamado a que no los desaprovechen.
Sentí tanta sinceridad y tanta buena fe de parte de don Luis Gaitán que no dudé
en creer en sus ofertas, me sentí ilusionado y convencido de que todo aquello era cierto.
Yo soy un pescador de origen. Lo fui desde cuando tenía seis años y pescaba con
lombrices de tierra, y lo soy ahora que ya estoy viejo, porque lo llevo en la sangre, desde
donde se impregna toda mi vida. Por eso cuando tengo la cuerda entre el agua, me estoy
imaginando el tamaño del pargo o del robalo que me va a llegar, y cuando menos pienso,
se engancha y ahí comienza la pelea.
(A veces no es pargo ni robalo, sino un pez gallo y ésos sí que jalan duro, la lucha
por sacarlos es desesperada y después, cuando uno lo logra y los mira temblando dentro
del bote, muriéndose poco a poco, mientras uno está también temblando de la emoción y
la tensión que mantuvo durante casi una hora.)
Por eso, el ofrecimiento de don Luis para favorecernos con equipos nuevos, a
través del programa PRODECE, ocupó esa noche mi mente, se llenó de fantasía
quimérica, de ilusión desbordante. «¡Qué de a verga! —Pensé—. Tener trasmallos
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nuevos, motores nuevos, lanchita nueva, ¡qué alegre! Bendito sean estos programas y
benditos estos compañeros que tratan de ayudarnos y más bendito el Gobierno que los
está impulsando».
Al día siguiente me hice presente a las oficinas del IDR. El compañero que me
atendió era un tal Pedro Palacios, un maishtro negro, alto y fornido, con una cara
redonda, como de piedra. Este maishtro me explicó que tenía que formar un grupo con el
cincuenta por ciento de hombres y cincuenta por ciento de mujeres. También me dijo
que, ya formado el grupo, tendríamos que buscar quién nos formulara el proyecto. Que
cada uno de los socios tenía que poner cien dólares y el programa PRODECE iba a
poner mil por cada socio. A estas alturas ya habían sido favorecidos varios gremios, entre
ellos los salineros y los panaderos. También habían sido favorecidos algunos grupos de
artesanos. Esto nos estaba demostrando que todo era tan cierto como que Dios existe.
De regreso al caserío, comienzo a romperme la cabeza buscando por dónde
empezar. Y lo primero que se me vino a la mente fue una comadre; la comadre Maritza,
una maestra que daba clases en la escuela del Tamarindo, como se llama mi comarca.
La comadre aceptó de buena gana y le encomendé el cargo de secretaria. Después
seguí, con mi hijo, mi hija, mi nuera y mi yerno, luego con mi mujer y con todos los que
tuve a mi alcance, hasta completar treinta. Esto me llevó como un mes. De parte de la
alcaldía nos propusieron ayudarnos con un técnico para que nos hiciera la formulación
del proyecto.
Entonces estábamos hablando de un proyecto turístico, se trataba de unas
lanchas y de un pequeño restaurante típico. Durante las primeras tres reuniones todo
marchó bien, pero a la cuarta reunión se interpuso Freddy Catín, el marido de mi
comadre Maritza, presionándola para que lo incorporara al grupo.
Catín es el hombre más perverso del Tamarindo, no lo voy a describir físicamente,
porque cualquier detalle de su forma física sale sobrando, pero las formas de sus
intenciones son siempre nefastas. Es un dictadorzuelo que no permite que los demás
decidan o expongan sus ideas.
Ocho días después ya Catín había cambiado las reglas del juego. Me había
sacado de presidente y había puesto a una parienta suya. Una noche que el técnico se
reunió con nosotros en el bar «El Ancla», ya estábamos divididos. Por un lado los que
apoyaban a Catín y por otro los que me apoyaban a mí. Cuando el técnico llegó se
encontró en medio de un fuego cruzado, entonces dejó a Catín con el proyecto turístico y
a mí me pidió que formara un grupo de pescadores.
Logré reorganizar a diecisiete compañeros y formamos una nueva directiva.
Después nos pusimos en contacto con el IDR. Allí conocí a Norman Pérez, quien era
responsable de recibir los anteproyectos o los planes de negocio del programa
PRODECE.
HIJOS DEL ESTERO
Al proyecto le pusimos de nombre «Hijos del Estero». A partir de entonces,
comenzamos a llenar requisitos. Andábamos de arriba para abajo buscando información,
reuniones por aquí, reuniones por allá, viajando por diferentes lugares y buscando
cotizaciones. Todo lo que ganaba se me iba sólo en gastos de movilización, pero, ¿qué
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importaba todo esfuerzo y sacrificio?
La idea de tener equipo nuevo era más importante que cualquier sacrificio. Yo era
el presidente y el más interesado en el proyecto. Todo lo que los demás no ponían, lo
ponía yo, no porque tuviera más que ellos, sino porque yo era el más interesado. Yo era
el que más trabajaba y el que más soñaba, porque con los diecisiete mil dólares que
pondría el Programa, y los mil setecientos que pondría el grupo, nos alcanzaría para
comprar tres lanchitas de las que fabrican en el taller Palma, en El Viejo (Chinandega),
tres motores Suzuki de quince caballos y un Frízer inoxidable Fogel.
Soñábamos con poner un Pescafrito y un acopio. El grupo se mantenía y hacía
todo lo que el Programa o los responsables del IDR nos exigían. Los requisitos parecían
interminables. El plan lo entregábamos, pero por cualquier detalle lo recusaban, incluso
por un acento o por una letra con la que el abogado se equivocara en una escritura
pública. El verano se había ido y el invierno estaba en lo mejor. Nosotros seguíamos
luchando y soñando con las lanchas nuevas.
Recuerdo que el día que azotó un huracán, yo estaba en la Paz Centro haciendo
una revisión con el técnico para sacar una nueva fotocopia. Toda la mañana estuvo
lloviendo, pero al acercarse el mediodía la lluvia se puso más fuerte, tanto que tuvimos
que contratar un taxi para que nos llevara a la fotocopiadora. Cuando salimos de allí ya
no era sólo lluvia, también el viento azotaba con furia. Ya no se podía andar a pie y tuve
que contratar un taxi para que me transportara al Tamarindo.
Cuando llegamos al Tamarindo como cosa de la una de la tarde, el huracán
botaba todo lo que encontraba a su paso, casas, postes y árboles. Fue una lucha titánica
tratando de sostener las latas del techo para no quedarnos sin vivienda.
APROBACIÓN DEL PROYECTO
El invierno se fue y por fin nos dijeron que el proyecto estaba bueno, que ahora
teníamos que defender su aprobación. ¡Qué alegre ese día! Preparamos una canasta con
pescados fritos, tortillas y ensalada para dar un almuerzo después de la aprobación del
proyecto.
El proyecto lo aprobaron. Esa noche, lleno de emoción, les puse nombre a las tres
lanchas que íbamos a comprar. Pensé en las carabelas de Cristóbal Colón y decidí
proponerles a los demás compañeros que esos nombres les quedaban bien. Me puse a
imaginar cómo iba a ser ese día cuando fuéramos navegando por el estero con rumbo a
Puerto Sandino, mirando volar las gaviotas y saltar a las madrelizas, jugueteando sobre
el agua pacífica y tranquila. ¡Qué alegre iba a ser ese día cuando fuéramos montados en
la Pinta, La Niña y la Santa María!
El proyecto era pequeño, pero hermoso, porque nos amortiguaba la pobreza en
que vivíamos y hacía realidad nuestro sueño. Ya para ese entonces don Luis Gaitán
había muerto, el cara de piedra de Pedro Palacios ya no estaba allí, y al finado lo había
sustituido don Felipe Loza o el licenciado Loza, como le decían.
Don Felipe Loza es un señor gordito, de baja estatura, su piel es clara y su cara
redonda, es un señor de aspecto agradable, con un reflejo de sencillez y humildad a flor
de piel. Mi amistad con don Felipe se hizo rápido, porque a él, igual que a Norman, le
gustan mucho los poemas y rápido memorizó los primeros versos del poema «Amigos».
LA ESPERA
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A partir de la fecha en que fue recibido nuestro plan de negocio, sólo nos quedaba
esperar y tragar ansias. Una o dos veces por semana íbamos a las oficinas del IDR a
buscar información, siempre nos atendía Norman. Norman fue el primero que se encariñó
conmigo y yo con él porque aparte de ser un gran amante de la poesía es un gran
católico, delegado de la palabra, y además porque hasta la cara de apóstol que tenía le
quedaba estupenda.
Norman es un personaje inmensamente humilde, pero también inmensamente
mentiroso. Al principio le creíamos todo lo que nos decía, pero pasaban los días, las
semanas, los meses y los años y nunca llegaba la respuesta de nuestro plan. Siempre
faltaba alguna firma o cualquier detalle allá en la Central. Otras veces decía que faltaban
los “billetes”, pero que ya estaba tramitándose el desembolso.
Cuando nos sentíamos desesperados nos íbamos a la oficina de don Felipe Loza.
Este nos atendía con humildad y para salir del paso nos contaba una historia parecida a
las que nos contaba Norman, pero otras veces su historia o su cuento era muy diferente,
porque lo agarrábamos en curva.
El tiempo seguía pasando y nosotros seguíamos esperando y renovando
proformas, hasta que un día casi a los dos años después de la aprobación nos llamaron
para decirnos que no había nada. Que el Programa había cambiado su política y el
dinero había sido desviado para los productores. ¡Qué fácil para ellos, de la manera más
irresponsable, decirnos semejante mierda!, pero para nosotros fue como una puñalada
que nos dejaba «con la vida en un hilo».
Creo que lo correcto en ese entonces habría sido reunir a todos los grupos,
tomarnos las oficinas del IDR, sacar de las mechas a Norman y a don Felipe para
exigirles que nos cumplieran lo prometido, o viajar hasta las oficinas centrales y presionar
al ministro de turno por descarado y sinvergüenza. Pero el cansancio y las debilidades
económicas y la baja moral que nos quedó después del golpe que nos dieron, nos dejó
hundidos en el conformismo.
Y cuando digo nosotros, no me refiero sólo a mi grupo sino a todo el resto de
grupos, porque fueron cincuenta grupos a los que dejaron engañados, cerca de mil o más
personas heridas económica y moralmente.
Más de dos años de gastos y desgaste, más de veintidós mil córdobas gasté de mi
bolsa sólo en «llenar requisitos», sin meter la cooperación de todo el grupo. Vergüenza
me da cuando me encuentro con ellos por algún lado, porque ellos creyeron en mi
liderazgo y fueron buenos compañeros. Y los que nos engañaron y jugaron con nuestra
necesidad ¿serán cristianos, socialistas y solidarios?
Luego llegaron las otras elecciones. Yo fui a votar, pero de mala gana. Mis hijos,
mis hijas, mis yernos y mis nueras ya no quisieron ir, y yo no tuve moral para decirles que
lo hicieran… Es que los que salen favorecidos son el rostro de una proyección
propagandística, son los rostros alegres que salen en la televisión diariamente diciendo
cosas bonitas y bendiciendo al Gobierno, mientras que los que fuimos víctimas de
semejante engaño por parte de Felipe Loza y Norman Pérez, somos «La Otra Cara Del
Sandinismo».
De todos modos, superiores e inferiores no perdieron nada, porque todos ganan su
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salario y llenan su panza, su vacío económico. Pero a nosotros, que en vez de salir
favorecidos económicamente quedamos en una pobreza peor que la que antes teníamos,
sólo nos queda una herida, una baja moral política y un deseo de maldecir a quienes se
valen de nuestra pobreza para engañarnos de la manera más cruel y cínica. Y lo peor es
que lo hacen en nombre de una revolución cristiana, socialista y solidaria. ¡Qué clase de
compañeros!
Pero esta historia no termina aquí, porque todas las instituciones del Estado están
llenas de este tipo de personajes que juegan con la necesidad de los pobres, mientras
disfrutan de sus privilegios políticos y su posición económica.
LO DEL PAPALONAL
Un tiempo después llegó al Tamarindo una comisión de INPESCA y otros
organismos del Estado, para recoger un censo sobre pescadores y embarcaciones con la
promesa de que nos iban a dar las escrituras y las matriculas de nuestras
embarcaciones. Pasado algún tiempo nos llamaron de parte de la Alcaldía de La Paz
Centro para que fuéramos a Momotombo, donde nos iban a dar dichos documentos.
La reunión se llevó a cabo en un lugar que le dicen El Papalonal. Era un lugar lleno
de árboles a la orilla del agua. Se trataba de un pequeño río que pasaba bordeando por
entre los humedales y la tierra firme. Allí estaban varias embarcaciones con sus grandes Commented [E2]: Si esto no es ironía, se contradice con lo que
sigue. Si es ironía es conveniente evidenciarla, entrecomillando
implementos de pesca. Se trataba de pequeñas lanchitas de tabla impulsadas por remos “grandes”
de madera, equipadas con unos pedazos de trasmallos que reflejaban la inmensa
pobreza en que viven sus dueños. Me dio tristeza cuando contemplé el gran lago que
contrastaba con la inseguridad de aquellas lanchitas que ni siquiera estaban enfibradas,
apenas calafateadas con asfalto.
Después de que habló el viceministro de INPESCA, pidió que habláramos nosotros
los pescadores. Estos personajes siempre hablan bien bonito, igual como nos habló el
finado Luis Gaitán y tantos personeros del Gobierno. Y como siempre, en esta reunión
Felipe Loza y Norman Pérez andaban sacando pecho. Resulta que lo que antes fue el
IDR, para entonces pasó a ser el Ministerio de Economía Familiar, y aunque le habían
cambiado el nombre, los personajes eran los mismos. Yo sé que cuando me vieron
aquellos dos se pusieron chiva, por eso lo primero que hicieron fue abrazarme.
Al llamado que hizo el viceministro para que hablaran los pescadores yo tomé la
palabra, porque el Maishtro habló tan bonito que hasta parecía cierto lo que decía. Le dije
que lo felicitaba porque habló bien bonito, pero que yo ya no creía en tantas cosas bellas.
Hice un poco de historia, le expuse al público que tenía veinte años cuando comencé a
luchar por la liberación de los pueblos, porque hubiera justicia equitativa, porque ya no se
jugara con las necesidades de los pobres y denuncié al IDR y al Banco PRODUZCAMOS
por el engaño que le hacen a los pobres.
Después de que terminé los pescadores me dieron un gran aplauso. Entonces don
Felipe y Norman me llamaron. Me preguntaron cuánto era lo que necesitaba para
solucionar mi problema. Les dije que once mil córdobas. Me pidieron que me presentara
a sus oficinas, porque me iban a ayudar.
UNA NUEVA ANDANADA DE MENTIRAS
Esta vez, Norman me pidió que hiciera una asociación momentánea, integrada por
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seis personas. Esto me costó quinientos córdobas por la hecha de la escritura pública
que nos hizo la abogada Marcia Quezada y todo lo que gasté para movilizar a los
compañeros que se prestaron, de buena voluntad, para apoyarme. Al final de la broma
gasté más de dos mil quinientos córdobas.
A esta nueva asociación momentánea le pusimos el nombre de «Los Pijiriches».
Esta copia, igual que la de «Los hijos del estero» se encuentra en esas oficinas,
engavetada. El tiempo siguió pasando y Norman y don Felipe me siguieron engañando.
Después de casi un año de estar viajando al Ministerio de Economía Familiar,
donde Norman siempre me contaba una mentira más, fui invitado a una reunión del
Gabinete de Gobierno a la Alcaldía de La Paz Centro. No le dijeron a un sordo, enfilé
para allá y, en efecto, todas las calles frente a la Alcaldía estaban llenas de toldos, mesas
y sillas. Todo estaba alegre, preparado para esperar a los ministros. Las elecciones
municipales ya estaban cerca.
Esta vez no andaba Norman, sólo don Felipe Loza. Después de que hablaron
todos los ministros del Gobierno, le dieron la oportunidad al público, pero sólo dos
minutos por intervención. Entonces yo aproveché los dos minutos para denunciar al IDR
y al Banco PRODUZCANOS y al final de la reunión, el propio ministro Pedro Haslan pidió
a los responsables que me resolvieran el problema. Don Felipe Loza se hizo cargo frente
al pueblo de ser el intermediario para resolverlo.
Ya para entonces la famosa asociación momentánea llamada «Los Pijiriches», que
Norman me hizo organizar, quedaba abolida. Esta vez mi fe y mi esperanza fueron más
grandes, porque si el propio ministro Pedro Haslan se había comprometido frente al
pueblo de La Paz Centro, la cosa no podía fallar. ¡Qué alegre! Por fin mi problema se iba
a resolver. Lo que yo buscaba ya no era que me ayudaran de parte del gobierno, lo que
yo quería es que me restituyeran por lo menos una parte de mi derecho. Ya eran
veintidós mil córdobas en el Plan de Negocio, dos mil quinientos córdobas en la
Asociación momentánea de «Los Pijiriches», más pasajes y tiempo perdido. No en
semanas ni en meses, sino en todos los años transcurridos desde que por primera vez
acudí al llamado del finado Luis Gaitán.

LA OTRA ESPERA, DESPUÉS DE LA PROMESA DEL MINISTRO PEDRO HASLAN


Pasó un mes, dos meses, tres meses, y yo viajaba hasta dos veces por semana.
El licenciado Felipe Loza siempre me decía que todo estaba encomendado a Norman,
que Norman era el responsable. Norman me decía que sólo faltaba la firma de un tal
Germán, quien era el hombre clave en las oficinas centrales, porque esta vez el problema
se iba a resolver a través de un fondo común.
Al año de estar empantanado en este círculo vicioso encaré al licenciado Loza
para que me dijera en qué había parado la promesa que me había hecho el ministro
Pedro Haslan. Le dije que si él no me comunicaba con el señor ministro, yo iba a ir a sus
oficinas para hablar con él o realizaría un plantón para denunciar ante los medios de
comunicación toda la mentira, tanto de él, como del ministro Haslan. Hasta entonces el
licenciado Loza agarró el teléfono para comunicarse con el ministro. Cuando el ministro
contestó la llamada, Loza dio un rodeo hablándole de otras cosas, y después,
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tímidamente le hizo un recordatorio con las siguientes palabras:
—Compañero Haslan, ¿se acuerda de aquel señor a quien prometimos resolverle
su problema en la reunión del gabinete en La Paz Centro? Este señor viene todas las
semanas a buscar esa resolución y no se le ha dado una respuesta.
El señor ministro respondió que le mandara los papeles a su propia oficina. En ese
mismo momento don Felipe dio órdenes a Norman para que mandara los papeles a las
oficinas del ministro. Después de quince días, me fui a presentar al Ministerio de Economía
Familiar y descubrí que el flamante Norman ni siquiera había mandado los papeles al
ministro.
Ese día, mientras yo le estaba reclamando a Norman, entró el licenciado Loza y
entonces comencé a declamarles una estrofa del poema «Hijo»:
Nunca mientas, hijo mío,
no hay razón para mentir
no son hombres ni mujeres
los que mienten una vez
y tristes caricaturas
los que viven de mentir…

Hasta ese momento Norman se puso a escribir una carta para enviársela al
ministro. Luego, por orden del licenciado Loza, nos fuimos a la recepción donde
supuestamente la envió por correo electrónico, bajo requerimiento de que yo tenía que ver
cuando la enviara. Entonces otra vez comencé a esperar. Ahora sí la cosa está más
cerca—pensé—, al no más llegarle los papeles al ministro, éste los va a firmar, y el
problema se resuelve.
Una, dos, tres semanas pasaron, después dos meses y la respuesta no llegaba.
Cada vez que hablaba con el licenciado Loza me mandaba donde Norman y Norman me
clavaba otra mentira de las que ya tenía hilvanada con anticipación. El tiempo seguía
pasando y yo seguía gastando zapatos, tiempo y dinero.
Como ya Norman se sentía agotado y su morral de guayabas estaba vacío, le
pasó la pelota a Bayardo, el administrador del ministerio. Bayardo se comunicaba con la
central, hacía enlaces con algunos compañeros cortados con la misma tijera, éstos daban
respuestas alentadoras, pero nunca llegaron a hacerse realidad. Después de varios
meses, el licenciado Loza me comunicó que ya en la central habían cantado cero, porque
el fondo común ya no existía. ¿Y la promesa del ministro, dónde quedó? Así quedaba
demostrado que era otro mentiroso y charlatán igual que ellos.

PROMESA DEL MOTOR, OTRA MENTIRA MÁS

Como yo tenía planificado hacer unq plantón, para el cual tenía tres periodistas
dispuestos a respaldar mi denuncia, le dije al licenciado Loza que me iba al plantón. Se
puso inquieto y me pidió que le diera una pequeña demostración de cómo iba a comenzar
a hablarles a los periodistas. Le respondí que no había ningún problema, que yo iba a
comenzar a decir que desde mi trinchera revolucionaria, con mi libro «El Testamento
Proletario» en mano, les iba a demostrar que yo no era de derecha ni opositor al
Gobierno, pero que sí quería demostrar lo charlatanes que eran, tanto el ministro como
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ellos, y cómo se habían burlado de tantos necesitados, que lo que me interesaba era que
esto llegara hasta los oídos del Gobierno.
Tras mi breve exposición llamó a alguien por teléfono, yo no sé a quién, pero a
quien sea que le contestó, Loza le comunicó que yo estaba dispuesto a denunciarlos ante
los medios de comunicación y que esto no era correcto para el buen funcionamiento de su
ministerio.
Al concluir la llamada, Loza me dijo que en sus bodegas había un motor Yamaha
de cuarenta caballos, que había sido comprado en otro programa para dárselo a una
cooperativa, pero como la cooperativa se disolvió, el motor había quedado resguardado
por ellos, que él hablaría con el ministro para que autorizara que me fuera entregado dicho
motor y de esa manera solucionar el problema.
En lo profundo de mi necesidad y desesperación sentía dos cosas: una gran
frustración por tanto engaño, y el deseo de rebelarme contra estos personajes que a
nombre de la revolución cristiana, socialista y solidaria se cagan en la vida de los pobres
jugando con sus necesidades. Y por el otro lado, las promesas que me hacían parecían
ser tan veraces que volvía a creerles.
Por otro lado, mis trasmallos seguían destruyéndose, cada día que pasaba se iban
convirtiendo en moñas y buruscas. De cada cien pescados que encerraba con ellos sólo
se quedaban veinticinco, los demás sólo tenía el placer de verlos, y los cardúmenes de
pargos se miraban rondar desesperados las dos primeras horas del vaciante. Pero poco a
poco se iban evaporando por los hoyos de los trasmallos. A la hora de recolectar la pesca
sólo encontraba palos y hojas, esto me daba tristeza y me deprimía.
Cuando llegaba donde don Felipe y Norman, les contaba mis desgracias. Ellos
parecían conmoverse, renovaban sus promesas y al final hasta me abrazaban para darme
ánimo. Varias veces cuando me encontraba con Norman en los pasillos de las oficinas,
éste me felicitaba diciéndome que Dios había escuchado mis oraciones y por eso ya la
entrega del motor estaba cerca.
Entonces empecé a soñar y a pensar qué hacer con el motor. Decían que el motor
estaba nuevo y en su respectiva caja y que valía más de cinco mil dólares. La primera idea
que se me ocurrió fue empeñarlo y con el producto de su empeño comprar la tela de mis
trasmallos y renovarlos. Pagar el préstamo y dejarlo ya solvente. Con ese motor yo podía
hacer muchas cosas, como tengo una lancha grande podría mover turismo y pescar. No
cabía duda de que si me daban ese motor, mi situación económica iba a tener un giro
significativo.
Un día, el propio don Felipe Loza me comunicó que ya el ministro había dado luz
verde para la entrega, que lo único que faltaba era hacer unos papeles con un abogado
para que todo fuera legal. Pero otra vez pasaron los días, las semanas y los meses. Como
yo llegaba casi todos los días surgieron otros «peros», decían que el motor era de otro
programa y que había que hacer la maniobra de legalización para podérmelo entregar.
Pero el tiempo seguía pasando y todo no pasaba de ser otro cuento interminable. En
medio de todo esto, cuando ya parecía que el motor iba a estar en mis manos, corrieron
del puesto al ministro Pedro Haslan.
Para mí que Pedro Haslan es otro charlatán igual a ellos. El hecho es que una vez
despedido, me dijo el licenciado Loza que ahora la cosa estaba jodida, porque si ya habían
corrido a Pedro Haslan, ya no tenía en qué apoyarse para entregarme el motor, pero que
él iba a hablar con un teniente de la Defensa Civil para que éste solicitara por escrito el
traslado de ese motor al Tamarindo y de esa manera yo lo iba a tener como prestado,
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mientras se hacía el trámite legal. La última información que obtuve de Norman es que ya
el teniente les había dado la carta, pero el motor no me lo dieron ni prestado ni fiado ni
regalado.
Después vino el terremoto, como Norman es originario de Nagarote, y en Nagarote
el terremoto hizo más estragos, lo trasladaron a esa población donde sigue adelante, al
frente de no sé qué responsabilidades. ¡Felicidades! Gana su sueldo por seguir engañando
tontos. Él no ha perdido nada. Mientras tanto el licenciado Loza sigue como Delegado de
León por parte del Ministerio de Economía Familiar. Está tranquilo, gana su sueldo, que no
debe ser tan poco, sigue engañando gente. Yo descubrí en ellos muchas cualidades como
humildad y sencillez como si fueran corderos, pero son lobos con piel de oveja, porque, al
final, no encontré en ellos ni amistad ni deseos de justicia ni veracidad.
Pedro Haslan se fue del Ministerio sin cumplir las promesas que hizo un día frente
al pueblo de la Paz Centro. Ahora se aproximan las otras elecciones y, ¿qué va a pasar
con nuestro voto?...Los votos de todos aquellos que hemos sido encarnecidos de la misma
forma, tanto en este ministerio como en todas las instituciones del Estado.
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LA HISTORIA DE LA PELOTA

E n el tiempo de la primera etapa de la revolución sandinista, yo viajaba


mucho de Poneloya a Managua. En ese tiempo el problema del transporte
era catastrófico. Yo no logré entender si era porque la gente viajaba demasiado o porque
el transporte era muy escaso, la cosa es que las paradas de los buses siempre estaban
llenas de gente haciendo cola para poder viajar sentados.

Un día en que yo viajaba para Managua, el chofer del bus en que íbamos era un
deschavetado e irresponsable que, a pesar de que el bus iba sobrecargado, corría a
exceso de velocidad. Como sentíamos miedo de que nos fuera a matar comenzamos a
gritarle que no fuera tan bruto, pero el tipo como era bruto de verdad cuanto más le
gritábamos, más corría. Como yo fui uno de los que más le reclamé, cuando me bajé del
bus al llegar a la terminal, me atacó «a vergazo limpio».

Muchos de los golpes logré esquivar, pero algunos de ellos me cayeron en la cara,
otro me cayó detrás de la oreja izquierda. De ese golpe se me formó una pelota que,
poco a poco, se fue haciendo bastante grande. Con esa pelota he vivido todo este tiempo
y aún la tengo.

Un día, cuando ya Daniel estaba otra vez en el poder, la pelota se puso a dolerme,
entonces me fui para el hospital «Oscar Danilo Rosales» de León y saqué cita para
pasar consulta.

Ya para ese entonces, por todos los pasillos del hospital había letreros donde se
leía en grandes letras que toda atención a la salud era completamente gratuita. Esto me
alegró mucho, porque en el tiempo del PLC hasta para visitar a un enfermo exigían
colaboración, entonces no había nada gratis. Después me presenté a la cita ya con el
médico, éste me examinó y me dijo que lo que yo tenía era un lipoma y que había que
operarlo. Me mandó a otra ventanilla de citas para que programaran la fecha de mi
operación, pero entonces me dijeron que ya era diciembre y que me presentara hasta en
enero para comenzar de cero.
Un año después me pasó lo mismo, por eso al tercer año me presenté en enero y
17
comencé a hacer gestiones. En hacer todas estas gestiones me llevé seis meses, desde
enero hasta finales de junio. Cuando ya había llenado todos los requisitos y hecho todos
los exámenes necesarios para mi operación, mi hijo fue a donar sangre a la Cruz Roja.
Me mandaron a la Subdirección donde el subdirector, el doctor Marcial Montes me
programó para el veintiuno de julio. Como ya para esos meses en el Tamarindo la
quemazón es terrible no tenía dinero y tuve que ir donde mi amigo Bayardo Hernández a
pedirle que me prestara mil córdobas para movilización y avituallamiento.

El veintiuno de julio me presenté al lugar indicado, después me mandaron al tercer


piso, donde está la cirugía, pero allí me notificaron que sencillamente no había camas.
Me voy donde el subdirector Montes y le explico lo que está pasando, él me dice que no
me preocupe, que me va a reprogramar para el veinticinco del mismo mes y de manera
prioritaria. Cuando regreso a la casa ya no voy cargando sólo la pelota, sino también una
jarana de mil córdobas.

Para el veinticinco, otra vez no tenía reales. Como pude me acomodé con
quinientos córdobas y otra vez me presenté a la cita. Me volvieron a mandar al tercer piso
y otra vez me vuelven a informar que no había camas ¡qué barbaridad!

Pero esta vez, no andaba sólo yo pescoceando mierda, éramos como treinta
engañados de la misma manera. Algunos de ellos presentaban hernias, otros tumores en
diferentes partes de sus cuerpos, algunos menos graves, algunos más enfermos, por
ende más desesperados, pero nada se podía hacer, porque no había camas.

Nos fuimos donde el doctor Montes, pero no nos atendió, no quiso abrirnos,
porque éramos muchos. Seguimos protestando y cuando vieron que tratábamos de hacer
una revuelta nos mandaron a hacer fila a una ventanilla con otra doctora que no le supe
el nombre. Esta doctora nos fue pidiendo el nombre, número de teléfono y dirección de
donde vivíamos con la promesa de que uno a uno nos iba a ir llamando en el transcurso
de los próximos días.

Han pasado más de dos años y yo sigo esperando, ya no esperando que me


llamen de parte del doctor Montes, sino que la pelota me estalle o se me vuelva cáncer.
Por suerte que la pelota se mantiene quieta. Pero los demás, los que estaban peor que
yo, si no los llamaron, ¿qué sucedió? Dios estará con ellos, porque es el único que nunca
18
nos abandona.

Ahora me doy cuenta que todo aquello sólo fue una jugarreta para deshacerse de
nosotros, para quitarnos de encima de la manera más irresponsable.

¿Cuáles fueron los motivos por los que nos engañaron? Pueden ser muchos.
¿Quiénes son los culpables de semejante barrabasada? Pueden ser muchos también.
Pero ni los muchos motivos ni los muchos culpables tienen derecho de burlarse de los
pobres de la forma como lo hacen, principalmente de enfermos que no tienen recursos
para ir a una clínica privada.

Pero este fue sólo mi caso y el de los demás desventurados que compartieron
conmigo la misma experiencia ese mismo día, ¿a cuántos habrán engañado antes de la
misma manera? ¿Y a cuántos van a seguir engañando con el mismo método?

Estas formas y estos métodos no se están usando sólo en hospitales sino en todas
las instituciones del Estado. Estas cosas tampoco son nuevas, mientras estas
instituciones estaban en manos de otros gobiernos las cosas pudieron haber sido
mejores o peores, ¿qué importa? Pero pienso que esto no debería ser así con este
gobierno que de hecho se proclama como cristiano, socialista y solidario.

Lo que hay en este hospital es una gran ineficacia protagonizada por un montón
de ineptos e irresponsables que se mantienen a flote por medio de privilegios políticos,
haciendo las cosas a su manera, lejos de todo sentimiento humano revolucionario.

Nunca mientas, hijo mío


No hay razón para mentir
No son hombres ni mujeres
Los que mienten una vez
Y tristes caricaturas
Los que viven de mentir Commented [E3]: ¿Otra vez?

La mentira es y seguirá siendo una constante para la humanidad, principalmente


para los políticos que tanto en la izquierda como en la derecha, cuando logran su objetivo
piensan que ya son dueños de todo, hasta de la conciencia humana y quieren manejar a
cada ciudadano como piezas de ajedrez. Ya para entonces el barco está lleno de
políticos perversos cuyo único objetivo es vivir de la política. Entonces es cuando el barco
19
se hunde y naufraga en su propio mar de corrupción.

Esto pasó con Kadafi en Libia y pasó aquí con la primera etapa de la Revolución.
Esto también pasó con la derecha, que ahora está podrida y desintegrada no se sabe por
cuánto tiempo, quizás el tiempo que se lleve la izquierda para podrirse igual que ellos, si
el comandante-presidente, y los pocos que todavía tienen la visión de lo que están
haciendo, no logran achicar el barco para que no se hunda para siempre.

Esto no lo digo con alegría porque así va a ser, lo digo con resentimiento y tristeza
porque no quisiera que así fuera, porque todo el apoyo que le dimos al frente no fue para
eso, sino para un mejoramiento total de todo el pueblo y no para que todo fuera a parar a
las tapas de tanto cocodrilo político oportunista.

— ¿Cuándo van a volver los sandinistas al poder? —Gritaban los pe-elecistas.

— ¡Nunca! —respondían ellos mismos.

Ahora toca a la izquierda cantar el mismo coro. Y yo respondería que cuando los
sandinistas acaben de podrirse, porque a los sandinistas no los va a matar la derecha,
los va a matar su propia corrupción.
20

HISTORIA DEL BANCO PRODUZCAMOS

A ntes de que este fenomenal engaño financiero apareciera a la luz pública,


hubo una gran expectativa, tanto en la Asamblea Nacional como en el
pueblo. Mientras Daniel presionaba para que esa plata se aprobara, la derecha se
oponía, no tanto por el cauce donde esta plata se deslizaría sino por aquello de que lo
que no se podían repartir ellos que tampoco se lo repartieran otros.

La idea del gobierno de tener un banco con créditos justos a plazos justos era
maravillosa. Mientras en la Asamblea las discusiones iban y venían, nosotros, el pueblo
pobre, principalmente todos aquellos que creemos en Daniel y lo hemos apoyado para
que se puedan hacer realidades esos sueños tan profundos. Commented [E4]: Nosotros ¿qué?

Tan sólo la idea de tener un banco con créditos justos para los pobres significaba
librarnos de tantas pirañas financieras que habían florecido en el tiempo de la derecha y
que tanto nos habían estafado a través de créditos injustos. Esta idea nos hizo hacernos
muchas ilusiones. Tener un banco que nos iba a dar créditos justos nos iba a cambiar la
situación económica, peor cuando uno ha sido víctima de tanta financiera maldita, que
tanto floreció en la etapa pe-elecista.

Financieras que con el cuento de ayudar a los pobres consiguieron créditos o


donaciones para ser distribuidos a través de préstamos a los pobres, por eso en algunas
micro financieras como ACODEC, hasta había muchos letreros con letras grandes donde
se leía lo siguiente «ACODEC no es una institución con fines de lucro», como quien dice
lo hacemos para ayudarte, ¡qué bondadosos!
Pero al pasar de las oficinas, allá en los corredores las bodegas estaban llenas de
21
cosas requisadas a todos aquellos que no pudieron pagar sus créditos o tuvieron atrasos
en sus cuotas por los plazos tan cortos y los implacables réditos. Yo fui víctima de cuatro
o cinco financieras voraces y al final llegué a la conclusión de que cada financiera es una
guillotina bien afilada que luego que firmás el crédito está lista para cortarte el cuello de la
manera más despiadada.

MIS EXPERIENCIAS CON LAS MICROFINANCIERAS


1. El BANCO DEL CAFÉ
El primer banco que me estafó se autollamaba el BANCO DEL CAFÉ, los plazos
eran de seis meses, nos cobraban un tanto por ciento por asesoramiento, otro tanto por
ciento por papeleo, otro tanto por ciento no sé por qué motivo, de modo que del crédito
que nos aprobaban quedaba casi la mitad para ellos, las cuotas eran semanales ¡Qué
flatos los que pasábamos para no caer en mora!

En ese banco me hicieron tres préstamos, el primero fue de mil doscientos


córdobas. Con ese crédito logré comprar el cajón de una mantenedora por la cantidad de
novecientos córdobas. En el segundo crédito me prestaron mil quinientos. Con ese otro
crédito logré comprar el motor para ponérselo a la mantenedora. La llevé a un taller para
que un técnico me la echara a andar. El motor me costó novecientos córdobas, más
doscientos para el técnico, que agregados a los novecientos que me había costado el
cajón, sumaban dos mil.

Me sentía alegre porque ya iba a tener mantenedora para mantener mi pescado


congelado. Ese era uno de mis grandes sueños que trataba de hacer realidad a través de
los créditos con el BANCO DEL CAFÉ, pero el sueño no se hizo realidad, porque al
tercer préstamo que me hicieron, cuando ya me faltaban las últimas cuotas, la pesca se
puso mala y todavía me faltaban trescientos córdobas. Cómo el préstamo era en grupo,
no tuve más remedio que ir a sacar la mantenedora del taller y trasladarla, en un carretón
de caballo, a las instalaciones del BANCO DEL CAFÉ.

Tres días después los funcionarios del Banco vendieron la mantenedora en


setecientos córdobas. Agarraron los trescientos córdobas que yo les debía y me
reembolsaron cuatrocientos. ¡Qué malditos más despiadados! ¡Cómo pudieron vender la
mantenedora en setecientos córdobas cuando a mí me costaba dos mil! Pero ellos no
perdieron, el que perdió su tiempo, su dinero, sus ilusiones y año y medio pasando flatos
22
para pagar las cuotas… fui yo.

2. LUDESA
En LUDESA por cada mil quinientos córdobas que nos prestaban nos quitaban
setecientos córdobas como un ahorro obligatorio, parte de lo que nos quitaban por
papeleo y no sé qué cosas más. Estos setecientos córdobas los explotaban ellos, pero
los clientes teníamos que pagarlos —con sus respectivos intereses— como si los
hubiésemos disfrutado nosotros. Después de dos créditos me alejé de LUDESA. Me alejé
porque, igual que en EL BANCO DEL CAFÉ, sólo trabajé para sus intereses.

3. ASODENIC
ASODENIC es una micro financiera que sale a las comarcas a ofrecer préstamos
en grupo. Me hicieron un préstamo aquí en la comarca del Tamarindo. Me prestaron mil
quinientos córdobas. El plazo era corto y las cuotas también eran semanales. El día en
que nos dieron el préstamo nos obligaron a todos a dar una «colaboración» para un
almuerzo colectivo, también nos pusieron a rezar un Padre Nuestro para dar gracias a
Dios por el gran favor que nos estaban haciendo.

Quiero aclarar que para mí el Padre Nuestro es la oración que digo todos los días
y todas las noches, lo que critico es el cinismo de que hace gala ASODENIC para
engañar a los tontos. Commented [E5]: A los tontos cualquiera los engaña, no sería
mejor a los humildes, los sencillos, los pobres…

Al final del crédito, después que lo cancelé hasta me dieron por perdido, de la
manera más irresponsable, el documento jurado que les di como garantía. Ah, pero si yo
les hubiera fallado, mi motor, mi botecito y mis trasmallos hubieran ido a parar a sus
oficinas y habrían corrido la misma suerte de la mantenedora.

4. ACODEC
Un tiempo después logré un crédito con ACODEC de la Paz Centro. Allí fue donde
leí en los letreros que ACODEC no era una institución financiera con fines de lucro, pero
los réditos eran tan altos como los de los demás. Los plazos eran de un año y las cuotas
mensuales. La estrategia era la misma, quitaban un porcentaje para papeleo, otro para
abogados, etcétera.
Por esos días tuve la intención de escribir un poema para denunciar las injusticias
23
de todo este micro financieras, pero al final me quedé sólo con la idea.

En ACODEC me hicieron tres préstamos. Todos los pagué en tiempo y forma,


prueba de ello es que aún conservo un documento que esta micro financiera me
extendió, en el que se hace constar que les pagué el préstamo puntualmente y de
acuerdo a las condiciones establecidas por ellos.

El cuarto crédito lo rechacé porque yo había solicitado cinco mil córdobas y me


aprobaron solamente tres mil. Esa es otra estrategia de las financieras en contra de los
clientes, porque si uno necesita cinco mil córdobas para comprar un objeto y sólo te dan
tres mil, te quedás con la jarana y sin el objeto. Al final ellos no pierden. Por eso se los
rechacé.

Ahora estoy en CARUNA. En CARUNA me siento mejor, porque los réditos son
más bajos y los plazos son más largos. Estoy pagando ya el segundo crédito y hasta el
momento todo ha marchado bien.

Todo esto que escribo no es sólo mi experiencia, es la experiencia de millones de


pobres que, igual que yo, han vivido los mismos vía crucis y las mismas estafas onerosas
en manos de estas micro financieras que de manera vampiresca les han chupado la
sangre.

APARICIÓN DEL BANCO PRODUZCAMOS


Por fin después de tanta expectativa por este mal llamado Banco
PRODUZCAMOS un día nos invitaron a participar en una reunión en la «Casa de
Cultura» de La Paz Centro. Se trataba de una reunión con dos técnicos de tan esperado
banco. Los técnicos eran una mujer y un hombre, una tal doña Jacqueline y un tal Milton.
¿Por qué no admitir que otra vez caí en la trampa sandinista?

Este Milton y doña Jacqueline nos hicieron una amplia exposición sobre el Banco
PRODUZCAMOS, más doña Jacqueline, porque Milton era todo tartamudo y casi no se
entendía lo que hablaba. Nos dijeron que iba a haber préstamos para muchos rubros,
para productores y pescadores. ¡Qué maravilla!
Para los pescadores artesanales los plazos iban a ser de ocho años, un año de
24
gracia y un dólar de interés por cada año. Dios mío —dije yo— qué clase de préstamos
tan vergones nos vienen con este banco.

Les conté lo que nos habían hecho los del IDR y me dijeron que no me
preocupara, que ellos iban a tomar eso muy en cuenta, como quien dice, a vos te vamos
a prestar más rápido. Ese día esos dos personajes nos abrieron las tapas más grandes
que las de Juanito, el famoso lagarto que se comió al hombre en «La Coyunda».

Después de darnos esa charla, la fama de ese banco se fue extendiendo por todos
los caseríos y muchos de los que fuimos contagiados con semejante información
comenzamos a perseguir a esos personajes como si se trataran de Dios o de nuestra
madre.

Después de la reunión en La Paz Centro hicieron otra en El Tamarindo, en el bar


«El Ancla» y a partir de entonces, por dondequiera que aparecía doña Jacqueline,
también aparecíamos nosotros. Del Tamarindo nos embarcamos tres personas, Néstor
Pavón, Mariana Hernández y yo.

Los requisitos del banco PRODUZCAMOS eran como veinticinco a llenar en un


formulario. Bastaba con mirarlos para darnos cuenta de que la política financiera de ese
banco no era para pobres, pero la ilusión que nos habíamos hecho por conseguir
préstamos justos nos llenaba de esperanzas y no vacilamos en luchar para poder
alcanzarlos, pero qué va.

Después de los veinticinco requisitos originales, fueron apareciendo más y más


difíciles hasta el extremo de que yo pasé dos años intentando llenar esos requisitos
imposibles de llenar. Siete mil córdobas gasté en tanta vuelta, en tantos requisitos que
nunca pude llenar. Lo que yo solicitaba eran mil quinientos dólares para implementos de
pesca. Como garantía ponía un documento jurado con tres motores marinos, dos frízeres
y mi botecito con todo y trasmallos.

Entre todas mis garantías se hacía un total no menor de cien mil córdobas y lo que
solicitaba al banco eran mil quinientos dólares. Para eso me pidieron que les llevara un
balance general, un estado de pérdidas y ganancias, un Plan de Inversión, Cartas de
recomendación, los contratos de compra-venta con dos clientes a quienes yo suplía de
mariscos regularmente. Para poder presentar los registros contables solicitados tuve que
25
contratar los servicios profesionales de un Contador.

LA CUESTIÓN DEL FIADOR


Guadalupe Medrano, Lupita, es una de las mujeres más trabajadoras y honradas
de La Paz Centro. Ella se comprometió a servirme de fiadora, en ese entonces aparte de
tener su propia panadería era la secretaria del Consejo de La Paz Centro. Como doña
Jacqueline quería una entrevista con ella nos presentamos a su oficina y allí comenzó
toda una entrevista ridícula y abochornante.

Comenzó por preguntarle cuánto ganaba mensualmente, después le preguntó


cuántos mozos trabajaban para ella, cuántos quintales de harina se amasaban
diariamente en la panadería de su propiedad, cuánto valía su casa, cuántos vehículos
tenía, cuánto valían los motores de su panadería y finalmente cuánto ganaba su esposo
como doctor.

Lupita respondió que tenía quince trabajadores, que se consumían entre dos y tres
quintales diarios, que su casa valía cuarenta y cinco mil dólares, que poseía dos
camionetas y que su esposo ganaba diez mil córdobas.

Como todo lo mencionado no bastaba para servir como respaldo al préstamo


solicitado por mí se tuvo que incluir en la declaración del fiador hasta los diez mil pesos
que ganaba el esposo como médico. Yo sentí vergüenza, porque mi amiga Lupita tuvo
que enfrentar esa entrevista tan asquerosa y ridícula que le hizo doña Jacqueline, que
parecía buena gente, pero no era más que otro cocodrilo político igual a Juanito, el de
«La Coyunda».

Doña Jacqueline vino a hacerme tres inspecciones y las tres veces les tomó fotos
a mis garantías, pero las fotos no dieron el ancho, porque no salieron resplandecientes
como cuando las cosas están nuevecitas. La última entrevista que me hizo doña
Jacqueline fue por teléfono para preguntarme cómo se llamó mi abuela y cómo se llamó
mi abuelo. Le contesté que ni siquiera los conocí. Después de esto sólo me hizo una
última llamada para decirme que yo no alcanzaba a llenar los requisitos.

Después de dos años de perder el tiempo y siete mil córdobas gastados para
reunir tantos requisitos imposibles de llenar me di cuenta de: 1. Que es más fácil para
cualquier pecador —por negros que sean sus pecados—, alcanzar la salvación con
26
Jesucristo, que un pobre pueda alcanzar un crédito con el maldito banco
PRODUZCAMOS, porque la política crediticia del Banco PRODUZCAMOS no fue
diseñada para dar créditos a pobres, trabajadores y honrados, sino para hacer más
millonarios a los ricos por ser los candidatos adecuados.

2.- Que la estrategia de los responsables de esa plata era no dársela al pueblo
como se había propagandizado. Por eso jugaban con nosotros como lo hace el gato con
el ratón, porque si vamos a La Paz Centro, a León o a Chinandega, sólo nos vamos a
encontrar con engañados y estafados igual que nosotros, pero favorecidos… talvez uno
entre cien, si es que los hay. Entonces, ¿adónde fue a parar el dinero del Banco
PRODUZCAMOS?

Hace algún tiempo oí decir en los medios de comunicación que la plata se la iban
a pasar a las micro financieras para que fueran ellas las que la administraran. Eso
significaría acabarlas de enriquecer con sus jugosas ganancias. En el canal cuatro siguen
apareciendo algunos anuncios del Banco PRODUZCAMOS en los que se da la
apariencia de que el dinero está llegando al pueblo de la manera más divina, pero en la
práctica, para la mayoría del pueblo ya no pasa de ser más que una ilusión perdida, un
sueño que nos dejó un recuerdo amargo y, más que un recuerdo, una herida moral y
económica a todos los que fuimos víctimas de ese maldito banco.

Yo les hago un llamado a los diputados para que investiguen a dónde está yendo a
parar esa plata, porque considero que los responsables que han manejado la sucursal de
León sólo han sido una manada de perversos, que a través de doña Jacqueline, se han
dedicado a engañar a los ilusos todo este tiempo, mientras ellos viven a costillas de esa
plata.

También le hago una pregunta al señor Presidente de la República: ¿Estuvo usted


de acuerdo con esa política crediticia, con ese abismo de requisitos imposibles de llenar,
tan profundo que hasta los abuelos, que murieron hace setenta años, tienen que salir de
sus tumbas para bailar al son del Banco PRODUZCAMOS?
Yo estoy seguro de que el Banco PRODUZCAMOS se ha convertido en una botija
27
encontrada a flor de tierra para los políticos más vivos de este momento y en la burla más
miserable para los pobres tontos que seguimos y apoyamos a este gobierno.
28

LA HISTORIA DE MI CASA

H ace más o menos tres años y medio, don Carlos Jiménez, el dueño de la
casa donde yo vivo desde hace más de quince años, me pidió que se la
comprara, pero como yo no tenía dinero, no pude hacerlo. Entonces él me pidió que la
Commented [E6]: Recordar que el texto puede ser leído mucho
después. Ubicar más o menos tres años y medio de qué…

pusiéramos en venta. Yo mismo hice un letrero y lo puse a luz pública para que la gente
lo viera. Esto me dolió mucho, porque yo deseaba quedarme con esa casa, pero no
pude.

Después de un año de estar el rotulo expuesto, no apareció ningún interesado


serio que de verdad la quisiera comprar Durante todo ese tiempo yo me hincaba para
pedirle a Dios que sucediera un milagro, el milagro de la casa. Como la casa no se
vendió en ese periodo, entonces el dueño se decidió a dármela fiada, lo que acordamos
fue que él iba a pasar la escritura a mi nombre y luego de que yo la registrara a mi
nombre la empeñara para pagarle su plata. Para esto, yo le firmé otro documento, en el
que me comprometía a pagarle cuatro mil dólares a un plazo de cuatro meses.

Esto lo hizo así, porque otro amigo de mucha influencia le prometió que él me iba
a ayudar con su abogado para que todos estos trámites se hicieran lo más pronto
posible. Inmediatamente que firmamos el negocio iniciamos los trámites. Lo primero que
hice fue comprar una boleta de trescientos córdobas. Después tramité el historial de
registro de los últimos treinta años, libertad de gravamen y solvencia municipal.

Cuando ya tuvimos todos estos documentos se los entregamos al abogado de mi


amigo y éste comenzó los trámites inmediatamente, pero allí comenzaron los obstáculos.
Primero, que se necesitaban los planos hechos por un topógrafo. Esto me costó mil
quinientos córdobas (ya con el historial de registro, libertad de gravamen y solvencia
municipal había gastado otros mil córdobas sin meter el pago del abogado). Después,
salieron con que hacía falta una carta de no objeción de la procuraduría.
Mientras el Delegado departamental del Catastro de León — un tal Alejandro—,
29
seguía poniendo peros, el tiempo seguía pasando y los trámites seguían empantanados.
Al abogado le dijeron que sin esa carta de no objeción, no se podía hacer nada.
Entonces, el amigo éste que me estaba ayudando con su abogado, y yo, nos
presentamos un día al Catastro para solicitar una entrevista con el Delegado Alejandro.
Allí pasamos casi todo el día, primero porque estaba en una reunión, después porque
había otros esperando cita.

Por fin llegó el momento de que nos atendiera. Entonces nos dijo que si el
Procurador daba el visto bueno, no había problema. A todo esto ya habían transcurrido
más de ocho meses, el abogado de mi amigo, como no vio las cosas claras, nos devolvió
los documentos, entonces se los pasé a la doctora Marcia Quezada, de la Paz Centro. El
tiempo seguía pasando y yo seguía empantanado con el pago de la casa. Ahora mi lucha
era con la Procuraduría, buscando al Procurador Pablo Ventura. En medio de tanta
sombra, cansado por tanto enredo ya no hallaba ni qué hacer.

EL BARRIDO CATASTRAL

Pero ¡qué alegre!, porque en medio de toda esta desesperanza, aparece el famoso
barrido catastral cuyas tropas habían invadido toda la comarca El Tamarindo e iban de
casa en casa, de solar en solar, midiendo y llenando papeles. Su único y principal
objetivo era solucionarle al pueblo el problema de la propiedad.

—Aquí está mi solución —dije yo. Éstos sí me pueden ayudar.

Pero cuando llegaron a mi casa y les expuse mi problema me dijeron que no


podían hacer nada, porque esa era una propiedad privada. Mientras tanto el dueño de la
casa comenzó a dudar de mi buena fe. A veces parecía creer lo que yo le decía, pero
otras veces se mostraba desconfiado.

Un día por una circunstancia especial me encontré con el Procurador Pablo


Ventura. Le expuse mi problema, me dijo que me presentara a su oficina. Así lo hice y
después de algunas entrevistas, él habló con el Delegado Alejandro, del Catastro.
Entonces parecía que la solución ya estaba cerca, sólo faltaba que la abogada ejecutara
el trámite. A estas alturas ya habían transcurrido más de dos años. El dueño de la casa
seguía esperando y yo seguía rezando, pidiéndole a Dios para no perderla.
Todas las semanas iba donde la doctora Quezada, ésta siempre me decía lo
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mismo. «Esta semana voy a ir». Pero esa semana nunca llegaba, hasta que un día, ya
aproximándose la Semana Santa, la doctora le entró con huevo al trámite y se fue
decidida, dispuesta a todo. Pero esta vez le salieron con que había una venta forzada en
esa propiedad y no se podía hacer nada. ¡Qué barbaridad! Tanto gasto, tanto viaje para
nada. Probablemente lo que el dueño de la casa concluyó es que yo quería robársela o, a
lo mejor, que ya se la robé.

Cuántos pensamientos transformados en ideas habrán llegado a la mente de este


buen amigo a quien yo nunca he tenido la idea de robarle, primero porque no soy un
ladrón, segundo porque es un amigo a quien quiero mucho. Si los ineptos del Catastro,
por encima de todos los requisitos que llenamos, siguieron poniendo peros, es porque a
ellos no les interesa solucionar el problema de los pobres. Lo que a ellos les interesa es
ganar su plata mes a mes y vivir su vida. Por eso no les importa tener un mes, un año o
dos como yo o como muchos, porque como mi caso, hay miles de casos en toda
Nicaragua. Casos que no han sido resueltos ni por el barrido catastral ni por el
burocratismo de los delegados catastrales.

La bienhechora cara del sandinismo se refleja en el rostro de todos aquellos que, a


las puertas de su propia casa, le llevan los títulos de su propiedad y después salen en los
medios de comunicación bendiciendo a Daniel, a veces hasta ocultando su vasta
hipocresía, principalmente aquellos que nunca han votado por él y que no votarían jamás.
Mientras tanto, allá en el trasfondo, en la profundidad de una realidad completamente
amarga, emerge la otra cara. La cara de nosotros, de los que hemos pasado años
gastando tiempo y dinero, queriendo resolver asuntos que no tienen verdaderos motivos
para no resolverse, pero que los responsables de hacerlo los convierten en un tormento
para los pobres.

Nuestro presidente Daniel está luchando por hacer y resolver enormes proyectos a
favor de los pobres, como es el barrido catastral, que está llevando títulos de propiedad
hasta las puertas de su casa, pero en el caso de nosotros, que no nos cubre el barrido
catastral, este señor Alejandro no pone tan difíciles los tramites hasta el extremo de
dejarnos más pobres y sin poder resolver nada. ¿Por qué los sandinistas que se
proclaman cristianos socialistas, solidarios les ponen más obstáculos a los pobres para
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hacerles más difíciles sus problemas?

En el caso de mi propiedad qué les puedo agradecer a los sandinistas, si en vez


de ayudarme a resolverlo, me lo han puesto más difícil. En este caso, pienso que eran
más eficientes los pe-elecistas, porque ellos sí le habían registrado la escritura a este
amigo, pero los sandinistas no me lo han podido resolver a mí. ¡Qué mala suerte! Si es
que así se le puede llamar a tanta incoherencia política.
33

Sr. Presidente de la República de Nicaragua


Cmdt. Daniel Ortega Saavedra

Esta historia política de La Paz Centro se la remito a usted, pensando


en que todavía creo en su buena voluntad. Estoy convencido que usted ha
luchado y sigue luchando por una sociedad más justa que viene de muy
lejos y de mucho sacrificio.
Yo, igual que usted, creí y soñé que al final de algún tiempo, después
de hecha la Revolución, las cosas iban a cambiar para los pobres, y no es
que no hayan cambiado, pero la diferencia es poca entre el pasado y el
presente, porque igual que el personaje de la novela soviética «Pan, Amor y
Fusil» han pasado más de cuarenta años y sigo mirando, oyendo y sintiendo
en vuestras instituciones a delegados y ministros haciendo de las suyas con
los pobres.
También me duele mucho mirar a vista y paciencia cómo la actitud
arrogante o mafiosa de los políticos antipáticos, con quien la gente ya no
quiere tener nada que ver, va mellando la conciencia revolucionaria en las
comunidades. Conciencia revolucionaria que ha costado mucho tiempo y
mucho dolor para ser forjada, porque formar una sola conciencia
revolucionaria cuesta mucho, destruirla cuesta menos y reconstruirla es casi
imposible.
Esto es lo que está pasando en la Paz Centro, donde los políticos de
turno, alentados por la comodidad de sus privilegios han suplantado a los
verdaderos CPC, nacidos de la voluntad popular, por otros fabricados a su
gusto y antojo. Unos CPC complacientes con sus intereses que nada tienen
que ver con la comunidad y el poder ciudadano.
Esto es lo que han hecho en la comarca El Tamarindo, donde tenemos
una población de más de mil personas. Si esto también lo han hecho en los
otros municipios y en el resto de Nicaragua, el poder ciudadano es una
falacia. Y si esto es así en toda Nicaragua qué va a pasar en las próximas
elecciones.
La alcaldesa de la Paz Centro es antipática, porque desde que fue 34
impuesta, sin consulta popular, ya venía arrastrando una cola de antipatía.
Ahora hay incertidumbre, la mayoría de la gente opina que las próximas
elecciones las vamos a perder. Yo no opino nada, pero todo puede suceder.
Si a usted le interesa de verdad que el pueblo sea presidente,
entonces haga una consulta popular, de comunidad en comunidad, de
persona a persona, de pueblo en pueblo, de modo que pueda darse cuenta
de lo que realmente está pasando.
Yo no creo que usted esté de acuerdo con que sus programas
benéficos favorezcan sólo a cierta parte del pueblo y que el resto recibamos
sólo engaños. ¿Qué pasó con el Banco Produzcamos? ¿Dónde están los
créditos justos para los pobres? ¿A dónde fue a parar esa plata?
Miles de ciudadanos pobres, pero trabajadores, fuimos engañados por
ese maldito banco que nos dejó con el rostro suplicante como dice el
Eclesiástico, capítulo cuatro: Hijo no niegues al pobre su alimento ni dejes
esperando al que te mire con el rostro suplicante, no entristezcas al
hambriento y no enojes a nadie en su necesidad. Este banco fue más lejos,
nos hizo gastar tiempo y dinero y finalmente perder la esperanza dejándonos
después con un sabor amargo.
Todavía el barco está en sus manos, pero el oleaje de la corrupción lo
hace tambalearse. A todos esos políticos antiguos, cuyo único propósito es
vivir cómodamente a costillas de la política no les interesa que el barco se
hunda. A todos esos empleados que ahora están endiosados por el poder o
simulando que son compañeros, pero en el fondo no son más que lobos
rapaces y que, además, tienen sueldos, hasta cierto punto jugosos,
comparados con lo que ganamos los que no tenemos ese privilegio. A estos
no les interesa que la gente vote o no vote en las próximas elecciones. Para
ellos no cuenta el futuro político del Partido o del pueblo. Lo que importa
para ellos es su estómago y la comodidad en su puesto de trabajo.
Se avecina la guerra de la luz, más de un millón de personas estamos
robando luz y no lo estamos haciendo porque queramos ser ladrones, sino
porque la voracidad de la Empresa distribuidora no nos ha dejado otro
camino. En Nicaragua nadie va a salir de la pobreza, mientras los ingresos
de su negocio o taller sólo sirvan para pagarle a la distribuidora, llámese
como se llame.
Yo, en lo personal, puedo decirle que sólo tengo tres bujías, un friserito
viejo y un televisor de catorce pulgadas, no tengo medidor y los recibos que
me llegan son de dos-mil córdobas. La mayoría de mis vecinos y de todo 35
Nicaragua, estamos sufriendo el mismo problema.
Desde hace seis meses se decía que amparados en una ley que
aprobaron los diputados iban a empezar a meter presos a todos los
«robaluz», para eso usted tendría que improvisar campos de concentración,
porque las cárceles serían incompetentes.
Yo creo que usted no es ciego y ha visto y oído que desde que los
malparidos pe-elecistas vendieron la luz a UNIÓN FENOSA comenzó
nuestro calvario, y también ha visto y oído el clamor del pueblo que se ha
manifestado por las calles de diferentes formas y en diferentes ciudades.
Nosotros teníamos la fe en que cuando usted llegara al poder nos iba
a sacar de ese abismo y, además, así lo había prometido, pero no fue así,
ahora no sólo no se han ido sino que el estado ha pasado a ser socio de
semejantes ladrones, mientras usted se desgañita hablando de un combate
contra la pobreza, continúan estafando a los pobres. Ante esta situación
insostenible la mayoría de los consumidores está encontrando una salida
que es robar energía, aunque esto no sea lo correcto. La empresa por su
parte está tratando de contrarrestar a los ladrones, elevando postes y
cambiando alambre, pero si no deja de estafar al usuario los va a llevar a la
desesperación y, por ende, a lo que yo llamo «la guerra por la energía».
Lo lógico tendría que ser que, en un país como el nuestro en el que se
está luchando contra la pobreza, la energía no estuviera en manos privadas
sino en manos del Estado, consciente de que la energía no tiene que ser un
negocio jugoso para el Estado sino que una necesidad vital para el pueblo,
por tanto que el Estado subsidie a cada quien según su necesidad o baje los
costos de misma hasta ponerla al alcance de las mayorías. Aquí se está
haciendo todo lo contrario, mientras los malditos de la luz sigan
atormentando al usuario el gobierno los subsidia. Adónde iríamos con un
gobierno que subsidia a los ladrones y con un pueblo convertido en ladrón
por una necesidad tan vital.
Todo esto que le he expresado lo hago con todo respeto y como una
denuncia, porque hace más de cuarenta años, igual que usted, he venido
luchando contra estas injusticias, con la diferencia de que usted está arriba,
impulsando su proyecto y yo sigo abajo cargando la carreta, caminando por
las calles de mi vecindad, descalzo panzón y sin camisa. Yo sigo abajo junto
a la inmensa mayoría, buscando en los mercados populares los frijolitos
negros, el hueso de res y de chancho, porque no alcanzamos para comprar
carne ni frijoles rojos. Si a usted le interesa esta denuncia, eche una miradita
hacia atrás, no para torcer el surco, sino para enderezarlo.
En caso de que no le interese le pido disculpas, y siga callado, igual 36
que la Ministro de economía familiar a quien hace dos meses (enero 2014),
le llevé copia de SEIS AÑOS DE ENGAÑOS EN EL IDR, ahora Ministerio de
Economía Familiar, y no se tomó ni siquiera la molestia de comunicarse
conmigo.

Atentamente

Manuel de Jesús Ortiz


EL POETA ROBALUZ
37

Un Poco De Historia

A llá por mil novecientos sesenta y siete, en El Salvador, decir comunismo o


revolución era como firmar su propia sentencia de muerte, pero la injusticia
social era infinita para los pobres y para los ricos florecientes, porque la pobreza de
muchos era la riqueza para pocos. Así fue desde que nacimos como república y empeoró
cuando el tirano Maximiliano Martínez aplastó la rebelión de mil novecientos treinta y dos,
encabezada por Farabundo Martí, Feliciano Ama, y Mario Zapata. Commented [E7]: Según estudios históricos recientes, esto es
falso; sólo intentaron encabezar un movimiento surgido de los
indígenas. Un invento del pc y la burguesía.
Treinta y dos mil asesinados fue el costo humano en ese entonces, la gente quedó
ralita, con costo quedaron los enemigos, porque los compañeros fueron destruidos
implacablemente, hasta que terminaron con los líderes del levantamiento. Por eso Roque
Dalton dice que todos nacimos medio vivos y medio muertos en el treinta y dos.
En el Testamento Proletario yo lo expreso de otra manera:
M’hijo si a este hombre sanguinario
algunos tímidamente lo llamaron asesino
yo lo digo a grandes gritos
este hombre más que asesino
fue el rey de los asesinos,
supremo entre los malvados
que echo a matar campesinos
en puebluchos y caminos
y tuvo m’hijo la calma
con su matanza masiva
de emborrachar su negra alma
con toda la sangre humana.

Desde ese tiempo acá, luchar contra las dictaduras era terrible, cada consciencia
humana estaba sepultada por una tonelada de terror. Levantar al pueblo fue una gran
tarea, porque concientizar a un campesino costaba meses. Levantar al pueblo costó
muchos años y liberarlo, más tarde, de la dictadura fue una lucha sangrienta con un costo
de doscientos cuarenta mil muertos. A esto le sumamos los treinta y dos mil del año Commented [E8]: Revisar este dato. Puede que me equivoqué
38 de unos 75 mil aproximadamente. Del
pero me parece que se habla
treinta y dos. 32 se habla de 15 mil a 30 mil
En Nicaragua la lucha no fue más fácil, aunque el costo en vidas haya sido menor.
Una sola vida entregada y sacrificada por alcanzar una sociedad más justa es suficiente
para que ningún desgraciado oportunista, ya sea alcalde, concejal o diputado, ministro o
delegado se dé el lujo de engañar y jugar con un solo pobre. Pero estos revolucionarios
de ahora piensan de otro modo.
El objetivo de los revolucionarios de antes era estar dispuestos hasta entregar sus
vidas en la lucha contra las injusticias, mientras que los revolucionarios de ahora,
atrincherados en las instituciones del Estado, dispuestos a todo, pero para no perder sus
privilegios, porque para ellos, todo es por el dinero.
El tiempo está pasando y todo el espacio del Partido se va llenando de personajes
oportunistas que en diferentes escalas y posiciones, dentro de otro espacio totalmente
opuesto, trazado por un proyecto revolucionario, siguen por la recta de sus propias
ambiciones, sin importarles cuántos votos se van a perder en las próximas elecciones.
El Tamarindo es una comunidad que pertenece al municipio de la Paz Centro. En
los días en que yo vine a vivir en esta comunidad estaba la campaña del doctor Juan
Olivas como candidato a alcalde. Inmediatamente me incorporé a su campaña, según mi
consciencia y visión revolucionaria había que seguir adelante, no para recuperar lo
perdido, el objetivo era volver a tener el poder total.
Si bien era cierto se había perdido la presidencia, pero en las alcaldías se iba
avanzando. En la Alcaldía de la Paz Centro, el alcalde era Rodolfo Blanco Carrán. Dicen
—yo no lo vi ni me interesa— que ganó con el apoyo del sandinismo, pero después se
vendió a la derecha, porque le dieron una gran camionetona.
Yo apoyé al doctor Oliva y, por primera vez, voté en El Tamarindo. Las elecciones
se ganaron. Creo que el doctor Oliva no me defraudó tanto, porque si a mí, como artista,
no me dio ningún apoyo, me gustó cómo se portó como alcalde. De él tengo algunas
anécdotas: Un día el Doctor me encontró en León, iba él en la camioneta de la Alcaldía,
yo iba a pie, cargando con una pichinga llena de gasolina. Me dio raid y me vino a dejar
hasta la casa.
Otra vez, después de las elecciones en las que Arnoldo Alemán resultó ganador,
en la comarca los pe-elecistas se habían envalentonado, se sentían dueños de todo y
borrachos ofendían a todos los contrarios. Conmigo andaban encachimbados, porque me
miraban como un recién llegado. Un día que yo salí para La Paz Centro, borrachos se
pusieron a insultarme y a gritar vivas a su partido. El Tamarindo sólo tiene una calle y yo
sentí temor de volver a pasar por allí, porque los sentí muy agresivos. Cuando llegué a La
Paz Centro hablé con el doctor. Éste llamó a la policía, les dio gasolina y me mandó
escoltado para mí. Commented [E9]: ¿mi qué…?

El doctor Oliva siempre estuvo pendiente de todas nuestras actividades en la


comarca y siempre mantuvo ese aspecto humilde que lo caracteriza y que me hace
pensar que siempre ha sido más doctor y más humano que político.
39
LAS ELECCIONES CON FANOR SANSÓN

Después ganamos las elecciones con Fanor Sansón. Toda nuestra lucha estaba
concentrada en recuperar la presidencia, pero las elecciones las ganó Bolaños con un
cincuenta y uno por ciento a favor. Creo que esa fue la máxima expresión de apoyo que
recibió la derecha por un pueblo que todavía creía en ellos. Un pueblo que se movía
inspirado por una mezcla de odio político, emponzoñado por una gran guerra psicológica
en contra del sandinismo.
Ese momento fue un trago amargo para todos aquellos que veníamos luchando
para recuperar el poder ejecutivo, porque cuando uno lucha por conciencia, por amor a
un gran cambio real, los golpes políticos son como heridas que no sangran, pero dan
cabanga como las heridas de amor. En esos momentos parecía que la derecha se erigía
sobre piedra y parecía que ganarle a la derecha era como una ilusión perdida, pero como
digo en El Testamento Proletario:
“pero en la vida, m’hijo
nada ha sido ni será
cosa que no morirá
si un árbol hoy nace y crece
muere cuando otro florece
para las leyes de la vida
todo es un amanecer
que nace y resplandece
muriendo al anochecer”

Y eso sucedió con la derecha. Mientras Daniel resurgía de las cenizas, la derecha
se empezó a desmoronar, como se desmorona un castillo de arena con la fuerza de un
terremoto. En las siguientes elecciones la derecha había caído tanto que Daniel retomó el
poder con un treinta y cinco por ciento.
A partir de ese momento, Daniel empezó a hacer cosas espectaculares. Lo
primero que hizo fue bajarse el sueldo. Luego siguió una cadena de programas en
beneficio del pueblo sin excepción de personas ni colores políticos. A la par de todos
estos hechos que iluminaban cada día y cada noche, la proyección propagandística de
Daniel, la derecha se seguía pudriendo.
Desde entonces, todos los días y todas las noches se miran y se oyen en
diferentes medios de comunicación a todas las personas favorecidas por los programas
mencionados dar gracias a Dios y bendecir a Daniel por haber sido favorecidos por su
gobierno.
Durante todo este tiempo, yo también estuve engreído, contemplando esa
propaganda infinita que reflejaba todos los beneficios de parte de este gobierno hacia las
necesidades de los más pobres. Eso es innegable. Ha sido un sinfín de acciones grandes
y pequeñas como constelaciones de estrellas iluminando la proyección de sus planes que
se patentizaba en lo que yo llamo la primera cara del sandinismo.
Todo lo que este gobernante y su esposa han hecho en beneficio del pueblo, a
40
pesar de ser como loterillazo, no se puede negar, porque ha sido y seguirá siendo como
las lluvias que caen en los inviernos que se alejan cuando llega el verano, pero sus frutos
dulces y vivificantes quedan reflejándose en cada rostro que brotó y floreció cuando su
tiempo. Commented [E10]: Este párrafo no lo entiendo. Sera: …han
hecho en beneficio del pueblo, se parece a las
Yo también soñaba con los beneficios de sus programas, por eso a la par de que
luchábamos apoyando su proyecto, también me incorporé a los proyectos del programa
PRODECE impulsado por el IDR. Esto fue durante el período de Fanor Sansón.
Tampoco puedo negar el apoyo que nos brindó la Alcaldía, dándonos asesoría
jurídica y los servicios de un técnico para la formulación del proyecto. En este período no
hubo huracanes grandes sólo uno que duró seis horas que causó estragos materiales
debidos a los fuertes vientos. Lo que sí hubo fue una marea roja, en el momento en que
la pesca estaba excelente, pero el pescado no se vendía, porque la gente creía que
estaba contaminado. Entonces se me llenó el frízer de pargo y pescado blanco, pero
nadie lo compraba. Un día ya no teníamos comida y me fui desesperado para la Alcaldía
y al primero que me encontré fue al señor alcalde. Le pedí que me comprara mil
córdobas de pescado para que se lo comiera con sus empleados, porque yo no tenía
dinero para comprar comida. No me compró pescado, pero me dio un vale por
setecientos córdobas para que me fuera a una pulpería y lo sacara todo en provisión.
Durante todo ese tiempo yo no miraba la otra cara del sandinismo, porque todavía
creía en que los programas del gobierno algún día nos iban a beneficiar a todos. Luego
vinieron las otras elecciones en las que ya fue candidata la señora Lesbia Abarca, y
como siempre — a pesar de que nunca he sido miembro del Partido—, siempre he sido
un colaborador consecuente, apoyé a doña Lesbia, anduvimos haciendo marcha por las
calles del Tamarindo y de la Paz Centro. Ella nos llamaba compañeros y nosotros le
seguíamos la corriente.
Con doña Lesbia ganamos las elecciones sin mayores contratiempos, mientras
que la derecha se seguía pudriendo, nosotros seguíamos de victoria en victoria, como
dice Daniel.
En el periodo de doña Lesbia, hubo dos huracanes. Para nosotros los huracanes
son fatales, porque aunque el agua no nos saque de nuestros ranchos, no podemos salir
a ganarnos el pan de cada día, porque la alteración de las aguas no nos permite pescar.
Un día, mientras nosotros andábamos arrastrando los botes sobre la calle para
que no se los llevara el río, apareció doña Lesbia y pudo darse cuenta de nuestra
situación. Al día siguiente activaron el refugio, la escuela, como siempre. Inmediatamente
algunas familias que por tradición se refugian siempre tomaron su lugar. A todo esto,
nosotros los pescadores llevábamos más de diez días sin trabajar y la ayuda de la
compañera Lesbia no apareció por ningún lado, porque la disposición de quienes
manejaron el refugio fue la siguiente: Todo el que no se refugiara no tenía derecho a
ninguna ayuda.
El manejo de este refugio estaba en manos de Freddy Catín, José Guerrero, y el
político don Warner Pallais Jarquín. Ya para ese entonces doña Lesbia no era ya nuestra
compañera. Para don Warner y Catín, si no se hace lo que ellos dicen no hay nada. Peor
aún si uno ya nos les cae bien, olvidate que estás listo.
Mi problema no era refugio, mi problema era conseguir comida para mí y para mis
41
hijos. Me fui para la Paz Centro y como siempre, el doctor Olivas, que aún sigue siendo
mi amigo, me ayudó con unas bolsas de pan y con todo lo que él pudo. Mi amigo Danilo
Martínez que trabajaba en la casa de la Cultura había conseguido un paquete de
provisión y me lo donó con mucho amor. Con esa ayuda regresé a seguirle haciendo
frente a la emergencia hasta que las lluvias se calmaron.
Esta actitud de la alcaldesa y sus políticos impostores me dejó con la conciencia
hecha mierda, porque con qué alegría puedo seguir votando por ese tipo de personas,
cuyas actitudes son antidemocráticas y antihumanas. Más bien Marvin Robles, un vecino
concejal de la derecha anduvo por nuestras casas donándonos dos glu-glus y una libra
de frijoles. El interés que lo llevó a hacerlo no importa, lo importante es que lo hizo, pero
la señora Lesbia dejó las cosas en manos de sus bestias monstruosas.
Al año siguiente hubo otra llovedera, cuando ya no soporté el hambre, volví a
viajar a La Paz Centro. Esta vez fue un sábado. Siempre mi paño de lágrimas eran la
Lupita y el doctor Olivas, y de nuevo el doctor me cargó con lo que pudo, incluyendo unas
bolsas de frijoles duros que estaban por allí desahuciadas, que para mi necesidad
estaban blanditos. Pero yo sentía cosquillas por ir a buscar a doña Lesbia y me fui para
su casa.
Recuerdo que doña Lesbia estaba de salida. Me paré en su patio a la entrada de
la casa y desde allí le grité que andaba pidiendo limosna. Entonces doña Lesbia, más
que por salir del paso que por ayudarme, me mandó para donde el señor Warner. En el
transcurso de dos o tres días me llamaron para darme dos libras de arroz, dos de frijoles
y medio litro de aceite. ¡Qué gran ayuda! De todos modos, gracias.
Yo pienso que doña Lesbia no es mala persona, pero tampoco es compañera y de
Madre Teresa de Calcuta no tiene ni la idea, y como si eso fuera poco se mueve al ritmo
del son que le toquen, dirigida por unos políticos asalariados que ya no hacen nada para
servir a los demás sino para servirse a sí mismos.
42

ASÍ ES CATÍN

Así es Catín no tiene igual


tiene corroncha como lagarto se escuda bien
si lo putean tarde o mañana
o si le gritan que es un ladrón
en su corroncha todo resbala
en su conciencia todo da igual.

Parece un santo haciendo favores


le sirve a todos sin excepción
pero la gente de su comarca
la mayoría se queja de él.
Los hombres dicen nos ha estafado
y las mujeres, es un moclín.
Hasta los niños de siete años

Servirle a Dios y servirle al diablo


es su perversa filosofía
Ay, del incauto que en él confía
ay, del imbécil que crea en él
para engañarte o jugar contigo
es tan perverso como Satán.
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Así es Catín, no tiene igual.


Si le convienes a sus propósitos
es tu gemelo, es tu carnal,
pero si luego te le rebelas pobre de ti,
porque te aplasta con lo que puede,
te malinforma, te chantajea
y su soberbia no tiene fin.

Decir verdades a su manera,


decir mentiras a su favor,
pasar los días haciendo intrigas,
tejer engaños es su placer.

Nunca trabaja, nunca lo ha hecho


y de marica tiene la piel
sus manos tersas, como de niña
sólo las usa para comer.

Manipulando sus dos teléfonos


sale a la calle al clarear el día,
allí comienza la pesadilla
para el que viene y para el que viaja,
porque interroga a todo el que pasa
como si fuera la policía
sin importarle si es su vecino.
si es forastero o si es de más lejos.

Así es Catín, parece bueno, pero no lo es


porque lo que hace con las dos manos,
lo despedaza con los dos pies.
44

ASÍ ES CATÍN

Cuando uno conoce a Freddy Catín y hace amistad con él, termina enamorándose
de su comportamiento, porque Catín es un hombre compartitivo, espontáneo, y la primera
impresión que se tiene de él como amigo es maravillosa. Esto pasó conmigo cuando
llegué al Tamarindo, hice amistad con él hasta que llegamos a tener un hermanamiento
casi total. Políticamente hablando, él era un sandinista de marca mayor, o al menos así
lo demostraba.
En el transcurso de los días empecé a oír que hablaban mal de él. Decían que
Catín era ladrón, pero yo no podía aceptar que eso fuera cierto. Por eso cada vez que
alguien decía eso delante de mí, yo salía en su defensa. Así fue pasando el tiempo. La
gente seguía diciendo: —Catín es ladrón, Catín es ladrón. Y yo seguía rebatiendo —No
es cierto, no es cierto.
Cómo podía creer que fuera ladrón, si a mí nunca me había robado. Poco a poco
me fui dando cuenta de que Catín es un manipulador, mentiroso, que lo mismo le da
decir mentiras que decir verdades, porque él está convencido de que puede manejar a
las personas como si fueran piezas de ajedrez o como lo hace el amo con su perro.
Catín es dictatorial. Si está en una reunión no deja hablar a los demás y si está en
una mesa redonda, al final del estudio excluye las opiniones de los demás, escribe sólo lo
que él quiere y a la hora de presentar el trabajo, lo expone a nombre de todos.
A pesar de todo yo seguía siendo su amigo, porque tampoco es fácil terminar con
su amistad, porque Catín es la persona a la que todo el mundo recurre, porque uno cree
que lo puede todo y los resuelve todo. Además a él le gustaba andarme presentando
como el poeta del Tamarindo. Eso lo hacía sentirse culón. Se ponía emocionado cuando
el público me aplaudía.
Un día que se jactó de tener no sé cuántos diccionarios en la biblioteca, como a mí
me hacía falta un diccionario, le pedí que me donara uno. Me respondió que no, porque
esos eran intocables. Otra vez , Tomás Silva, el técnico que daba clases de computación,
interesado en apoyarme, consiguió un CPU y un monitor de computadora y para
complementarla le puso un disco duro que era de Catín. Después de unos cuantos días
Catín me lo mandó quitar. Entonces le puse una condición que si quería seguirme
manipulando que me consiguiera una computadora y yo iba a seguir con él
incondicionalmente, pero como no lo hizo, no volví a salir con él.
Durante todo ese tiempo se mantuvo dándome carreta, cada vez que yo llegaba a
su casa, siempre me tenía una noticia alucinante. A veces me decía que una gente me
andaba buscando para darme una lancha; otras, que me buscaban para la publicación de
un libro. También me hablaba de personas que querían darme un crédito, pero al final
nunca llegaron ni los unos ni los otros.
Con esto de los libros fue más lejos, muchas veces mandaba personas a mi casa
y les decía que me dijeran que me iban a publicar un libro, para que yo les diera pescado.
Cuando sus enviados eran miserables, igual que él, le seguían la corriente y me
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engañaban. Una vez hasta le di un paseo en lancha valorado en mil córdobas a un tal
Payo y cuando regresamos por la tarde, todavía lo invité a comer con pescado frito. El
tipo se portó tan miserable que no nos regaló ni para una gaseosa. Pero no hay mal que
dure cien años ni enfermo que lo resista. Un día, uno de los mismos que él mandaba, lo
delató. Desde entonces ya no caí más en la trampa.
La gente seguía diciendo que Catín era ladrón y mi sentimiento por él se había
desinflado. Y más se desinfló el día que apareció en la plaza, frente a mi casa, en un acto
político del PLC. Cuál fue mi susto cuando oigo a Catín echándole vivas al candidato del
PLC y a Arnoldo Alemán. Me parecía que era un sueño de mal gusto, pero me le quedé
viendo para tratar de despertar a la realidad y lo miro con el micrófono a dos manos,
gritando a todo pulmón.
Desde ese momento demostró ser enemigo de los sandinistas con todas las de ley
y luchó contra ellos de punta a punta, de par en par, de puerta en puerta, hasta el último
día de las votaciones. Su obsesión porque ganara la derecha se le hizo una fiebre que le
calcinaba el espíritu y la sangre a tal extremo que a la hora de la votación, a gritos le
pedía a los votantes que votaran por el candidato pe-elecista. Para poder callarlo tuvieron
que sacarlo con la policía. Desde ese momento no volví a creer ni en Catín ni en su
conciencia revolucionaria. Ah, pero en las siguientes elecciones, ya Catín andaba con los
sandinistas otra vez, volándole verga a la derecha como si fuera su peor enemigo.
Un día aparecieron por El Tamarindo los famosos Hombres de Negocios del
evangelio completo, alquilaron un local y montaron un capítulo. Catín fue uno de los
primeros en irse a congregar con ellos. Después, ya fanatizado, le pedía a todo el mundo
que se metiera a Hombres de Negocio.
Yo fui a dos sesiones, y luego ya no fui porque no me gustó ni la forma de relatar
sus testimonios ni la forma de llegar a sus conclusiones. Yo soy católico y me siento
orgulloso de serlo, porque estoy convencido de que la doctrina católica es la original.
Pero a Catín le cayó mal que yo no fuera donde él quería que yo fuera y para qué quiso
más, la agarró conmigo como si yo fuera su peor enemigo. Cada vez que yo pasaba por
la calle, frente a su casa, me chifleteaba, decía pestes de los católicos. Un día ya no
aguanté más y le dije que buscara un machete, porque íbamos a pelear.
Corrí para la casa, agarré un machete viejo que estaba por allí tirado y regreso en
busca de Catín. Cuando llegué donde él le pregunto que si ya está listo, me contesta que
no, porque ese día no es para duelo. Entonces para qué me ofendés hijuelagranputa, si
no peleas conmigo, yo si te voy a dar una cachimbeada con este machete.
Catín salió corriendo y se fue a meter a la casa de Chechereque. Me mantuve por
allí escondido y cuando él salió, porque creyó que yo ya no estaba, pero cuando vio que
no me había ido, salió corriendo nuevamente y se encerró en la biblioteca. Después me
fui para su casa y me quedé en la calle, con la idea de que cuando llegara Catín me iba a
quitar la cólera, pero cuando vi a sus hijos platicando tranquilos, con sueños de jóvenes y
almas de niño, reflexioné, me fui para mi casa, recé un Padrenuestro y se lo dejé a Dios.
Por esos días le dieron a mi hijastra Andrea Chévez el trabajo de bibliotecaria, con
un pinche sueldo de cuatroscientos córdobas al mes. No se trataba de un sueldo formal,
más bien era una simple ayuda. Así pasó casi dos años, hasta que apareció FUNDAR
(Fundación Amigos del Río). Esta organización prometió financiar a la biblioteca para el
pago de la bibliotecaria (100 dólares) y para el técnico de computación, Tomás Silva (200
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dólares). Pero Catín que era el que mangoneaba la biblioteca no estaba conforme con
que Tomás y Andrea recibieran esa plata sin que le dieran su tajada. Quiso convencer a
la Andrea para que compartieran el dinero, pero como no pudo, entonces se valió de su
malabarismo para quedarse casi con todo, porque a la Andrea sólo le entregaba treinta
dólares por mes, mientras que a Tomás le entregaba un pichichuela por cada clase que
daba a sus alumnos, de modo que el pobre Tomás nunca le vio ni siquiera la cara a los
dólares de FUNDAR.
A partir de entonces yo también formé parte del coro en contra de Catín. Catín es
ladrón, Catín es ladrón seguía diciendo la gente. Catín es ladrón, Catín es ladrón, repetía
yo también.
Cuando formé el grupo de pescadores, ilusionado por los programas del maldito
IDR, no sólo me arrebató el primer grupo, sino que más tarde se valió de recursos bajos
para boicotear el otro grupo. Varias veces se presentó a las oficinas del IDR para
echarme tierra. Esto me lo dijo el mismo Felipe Loza. Entonces llegué a la conclusión de
que Catín no es solo ladrón y mentiroso, también es perverso, tiene una soberbia infinita
que no la utiliza para hacer cosas nobles, al contrario, la utiliza para aplastar a los más
humildes. Lo mismo hace cuando roba. Catín no es un asaltante vulgar y nunca ha
estado preso por robar y nunca va a estar, porque siempre se vale de su sagacidad, de
su malabarismo. El principal objetivo de él es hacer bísne en todas sus transacciones. Él
puede robar poco o bastante, cada vez que no implique riesgos. Una cosa es que todo el
mundo diga que es ladrón y otra es que lo acusen formalmente.
LA ÚLTIMA CATINADA DE CATÍN
Cuando ya el CPC se formó, Catín gestionó una donación con ALBANISA para
restaurar la cancha, como no podía pasar por encima del CPC, mandó llamar a sus
integrantes para ponerlos al tanto. Yo no pude estar en esa reunión, porque andaba
pescando, pero cuando los demás estuvieron presentes, Catín les informó del dinero que
iba a dar ALBANISA para la remodelación de la cancha. Lo que no les informó fue qué
cantidad de dinero iba a recibir. Tampoco los del CPC le preguntaron. Todos, alegres por
la noticia, volvieron a sus casas sin pedirle ni siquiera un documento que detallara más la
transacción, de modo que hasta allí el bisne para Catín marchaba bien.
Ya había pasado la prueba del CPC y todo tranquilo. No sé cuántos días después,
apareció Catín en el parque diciendo que también se iba a remodelar el quiosco, porque
se estaba cayendo. El quiosco tiene un redondel de ladrillos y yo siempre he tenido la
idea de que la galerita del quiosco sea del tamaño del redondel. Por eso, cuando miré a
Catín en el parque, me le acerqué para exponerle la idea, pero Catín me dijo que eso no
era posible, porque el dinero que había conseguido no era para el quiosco sino para la
cancha, pero que él estaba haciendo un gran esfuerzo para componer el quiosco,
consciente de que le estaba quitando el dinero a la cancha.
Al fin lo pude convencer de que dejara los pilares más altos, por si alguna vez
conseguíamos ayuda y dejábamos el techo más grande. Todo quedó así hasta el día en
que el Maishtro de obras se presentó al parque para iniciar la construcción del quiosco.
Como el maishtro de obras ya me conoce, mientras andaba midiendo el redondel, me
saludó y luego me preguntó que por qué no hacíamos el quiosco más grande. Le
contesté que eso era lo que yo quería, pero que Catín no quiso, porque el dinero no era
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suficiente.
¿Cómo que no alcanza? —me contestó el maishtro de obras—, si son cincuenta
mil córdobas y en la cancha lo más que se van a gastar son quince mil. Como vio que yo
dudaba de lo que él decía, llamó para ALBANISA y cuando contestaron me dio el
teléfono para que yo mismo escuchara. Sí, me contestó una voz de mujer, son cincuenta
mil córdobas los que se van a dar. Más tarde Marvin Robles y Javier Ocampo y yo,
coordinador del CPC le mandaron un mensajero a Catín para que le dijera que el Commented [E11]: Quién de los 3 es el coordinador? ¿Le
mandamos o le mandaron? Pobreza: mandaron-mandaba
maishtro de obra lo mandaba llamar.
Catín apareció al término de la distancia preguntando por el Maishtro de Obras,
pero se encontró con nosotros que lo estábamos esperando. Le preguntamos cuánto era
el dinero que iba a dar ALBANISA y no nos quiso decir. Al rato apareció con un ingeniero
de ALBANISA, su contacto inmediato. Éste se puso mal con nosotros y abiertamente
replicó que nadie tenía que saber la cantidad. Se fueron muy molestos. Esa misma tarde
Catín me mandó decir que me presentara a una reunión con ellos, pero como no fui, por
la noche aparecieron en mi casa tratando de convencerme de no sé qué cosas. Yo no les
paré bola ni quise escuchar sus explicaciones.
El Maishtro de Obras hizo el quiosco como se lo había pedido Catín. Todo quedó
igual, sólo que los pilares quedaron más altos. Unos meses más tarde, en un viaje a La
Paz Centro, me encontré con el Maishtro de Obras. El Maishtro es un fortachón de
aspecto alegre y lo primero que me gritó cuando me vio fue que el alcaldito que teníamos
en El Tamarindo era un gran ladrón, pero que no se pudieron robar el dinero de
ALBANISA, que se pensaban quedar con una buena cantidad, pero como se les hizo
aquel escándalo, prefirió devolver el dinero, como quien dice si no es para mí que no sea
para la comunidad de Tamarindo. Así es Catín, si no se satisface su ego o su bolsa.
Ahora ya Catín está aislado políticamente, porque está colorado por todas partes.
Aunque Warner le sigue dando apoyo, ya no le sirve de nada, porque todos lo rechazan
en las reuniones, en las calles, aun en su casa, los que no queremos nada con él,
sencillamente no vamos, se trate de lo que se trate, mejor que se pierda todo, pero no
vamos. ¿Por qué? Porque no queremos nada con Catín. No queremos verlo ni oírlo. Pero
¿por qué? Porque sus insolencias nos hacen daño, nos enferman. Cuál fue la última que
me hizo a mí. Pues se las voy a contar.
El día de la promoción de mi hija en el colegio, él estaba de metido, como siempre,
haciéndole de maestro de ceremonias y cuando el fotógrafo nos enfocó con su cámara,
Catín se metió en medio de mi hija y yo para salir en la foto. La fotografía se jodió, porque
la hice pedazos, porque lo que yo quería era salir con mi hija, no con él.
Una vez le pedí a doña Lesbia que mandara a hacer al Tamarindo una encuesta
sobre la conducta de Catín, porque al final de todo este tiempo, Catín le ha hecho al
partido más daño que bien, pero eso no quiere decir que Catín sea anti popular, ahora es
más popular que nunca. Como es el carroñero del Tamarindo y cuando llegan las
desérticas fiestas patronales o llegan circos, con derecho y sin derecho, él les cobra los
impuestos. Si los comerciantes no tienen para pagar, al final de las fiestas les requisa sus
electrodomésticos. Hace algún tiempo, después de una fiesta patronal, le requisaron una
mantenedora a una pobre señora que puso un chinamo, pero no le cayó ni para comida.
Un tiempo después, llegó un circo. Como no ganó nada y no pudo pagar los impuestos a
Catín, éste le requisó un altoparlante. No se sabe a qué arreglo llegaron, la cosa es que
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al final se quedó con el aparato. Lo instaló sobre la casa donde vive, lo bautizó con el
nombre de Radio Mecate, luego se imaginó que El Tamarindo es una gran ciudad, hizo
un mapa con todos los barrios que nacieron de su cabeza, o le alcanzaron a salir del
caserío, porque El Tamarindo sólo mide un kilómetro de largo y medio de ancho. Como el
aparato está en mitad del caserío lo cubre de lado a lado y de punta a punta.
Para no confundirse le puso nombre a los barrios, el barrio los millonarios, los
bitoques, los pelagatos, el barrio chino y no sé cuántos más. Como a la gente le gusta
que la pajeen, hoy todo el mundo recurre a la Radio Mecate para hacer sus anuncios.
Todos los días llegan personas a anunciar su cumpleaños o su onomástico. Catín les
pone las mañanitas, habla bellezas de ellos, y los agasajados se ponen culones con
todas las cosas que les dice Catín, que les cobra entre veinte y treinta córdobas por
anuncio.
También los parientes de los que se mueren van a anunciar sus muertos, entonces
Catín les pone marchas fúnebres y así como pajea a los vivos, también pajea a los
muertos y los deudos también se ponen culones por todo lo que Catín habla de sus
muertos. Todo esto se da en medio de los anuncios comerciales de todas las fresqueras,
nacatamaleras, soperas y todo aquel que cree que el anunciarse en Radio Mecate le
favorece sus negocios o le recupera sus prendas perdidas. Hace poco se había perdido
una pistola y al fin de tanta anunciar la recompensa que ofrecían por ella, apareció.
Y nosotros, todos los que no queremos nada con Catín, los que estamos hartos de
sus insolencias, de su doble juego, a verga tenemos que seguir oyéndolo desde que
amanece hasta que anochece. Lo único que hace falta es que nosotros también
anunciemos nuestro repudio y que Catín nos pajee como a los otros y, peor aún, que
después de escuchar toda la hojarasca que sale de su boca, nosotros también nos
sintamos culones, igual que los demás.
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TRES SUCESOS TRASCENDENTALES EN EL PRIMER PERÍODO DE DOÑA LESBIA
LA REVUELTA DE LAS AGUAS NEGRAS
Según rumores de las personas revoltosas que, a veces, dicen hasta lo que no es
en la Paz Centro hay unas pilas donde se almacenan las aguas negras, pero que en el
invierno, cuando llueve mucho, esas pilas se rebalsan. Entonces toda el agua que se
desborda se va por una tubería hasta caer al río de Nagarote, que es el mismo río
Tamarindo.
No se sabe si ese problema era viejo o nuevo, pero la derecha —que es como el
diablo, que no descansa—, no deja escapar nada, cuando de hacer daño político se
trata, como por arte de magia hizo aparecer a un chele cabeza calva, que no se sabe de
qué infierno lo sacaron para venir a alborotar a la comunidad del Tamarindo.
Cuando ese pelón apareció comenzó a gritar por las calles del Tamarindo. Muchos
comenzaron a dar patadas de ciego, tratando de adivinar de dónde venía ese cabeza
calva. Algunos decían que era delegado de la contra, otros decían que venía de
Matagalpa y en la tercera bola callejera decían que era querido de la Francisca Pérez,
porque eso sí, fue allí donde se acomodó como Pedro en su casa. Y desde allí, guiado
por ella, organizó su furioso ataque contra la Alcaldía.
—Nos están contaminando el río —gritaba el pelón— le están tirando la mierda de
la Alcaldía a la Paz Centro, nos estamos bañando con mierda de los paceños.
El tema del agua es un tema sensible para todos los habitantes del Tamarindo y
los llamados del Pelón caían como bombazos en la consciencia de los vecinos, más aún
en la gente sencilla, que no tiene capacidad para detectar lo que es una trampa. Por eso,
sin pensarlo dos veces, salían de sus casas para engrosar las filas del Pelón.
—El río del Tamarindo está contaminado, porque le están tirando las aguas negras
de la Alcaldía de La Paz Centro. Tenemos que defenderlo, y para eso tenemos que
cerrar filas—seguía gritando el Pelón.
En cuestión de tres días, el Pelón tenía en sus filas a moros y cristianos. Los de la
derecha lo miraban como a un mesías enviado para rescatarlos de las garras sandinistas
y los sandinistas que también andaban en la cruzada, lo miraban con asombro, pero el
cabeza calva, por su propia actitud se notaba que no era una persona preparada ni tenía
una estrategia política definida, más bien era un agitador vulgar y confrontativo que
vulgareaba a todo aquel que no se deslizaba en su corriente. Yo tuve la oportunidad de
encontrarme tres veces con sus manifestaciones y las tres veces la emprendió contra mí.
Y no era que yo lo provocara, la cólera de él era porque yo no lo seguía y me hacía el
loco cada vez que él me llamaba.
Cuando ya el Pelón consideró que tenía suficientes seguidores, preparó mantas y
pancartas, los montó en camiones y emprendieron una marcha contra la Alcaldía de la
Paz Centro. Yo no pude compartir esa experiencia, por no haber participado en la
revuelta, pero quienes estaban dentro de la Alcaldía dicen que fue un gran alboroto.
En las filas del Pelón andaba toda la derecha, tanto arnoldistas como eduardistas.
Como dice el dicho, Dios los cría y el diablo los junta. Por la tarde, después de alcanzar
algunos acuerdos con la alcaldesa, regresaron al Tamarindo a seguir con su jodedera.
Entre los acuerdos alcanzados en la Alcaldía estaba una reunión en la comunidad
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del Tamarindo que tenía que realizarse ocho días después en las aulas de la Escuela.
Desde ese momento el Pelón con su artillería se dedicó a preparar una estrategia para
lanzar su combate contra la Alcaldesa, ésta por su parte también preparaba su
autodefensa. El día de la reunión la Alcaldesa apareció con una gran comitiva,
conformada por delegados de todas las instituciones del estado. El Pelón por su parte,
entró por la puerta principal y se atrincheró detrás de una mesa que estaba en el centro
de la sala, mientras que la Alcaldesa entró por la otra puerta para instalarse en una mesa
que utilizan los maestros para impartir clases.
Se dice en El Tamarindo que la familia Castellón es capaz de incendiarlo en un
minuto, y de castellones estaba rodeado El Pelón, entre ellos, doña Nicolasa Castellón,
que más parecía una guerrera salvaje que la devota, mansa y humilde feligresa que
aparenta ser en la iglesia cuando está comulgando. El vulgareo por parte de los
seguidores del Pelón era total. El Pelón y doña Nicolasa eran los oradores que tenían el
mando.
Cuando la Alcaldesa quiso hablar no la dejaron, porque ellos sólo dejaban hablar a
quienes ellos querían y cuánto querían, mientras ellos podían hablar todo lo que les daba
la gana. Y lo más insólito de la miseria humana es que en ese momento, lo que menos
les importaba era la contaminación del río, porque era de lo que menos se hablaba. Y es
que ya no había nada que hablar, porque mientras los vulgares del cabeza pelona
seguían con su relajo, un hombre se presentó a la mesa donde estaba la Alcaldesa, y de
la manera más sencilla, explicó el siguiente acuerdo:
Pues yo —dijo— tengo una propiedad por donde pasan esos tubos y hemos
llegado a un acuerdo con la Alcaldía. Yo voy a disponer de veintisiete manzanas, para
que el agua, antes de llegar al río quede diseminada dentro de esa tierra, a cambio de
este servicio, la Alcaldía no me va a cobrar impuestos.
Qué clase de negocio más redondo para este maishtro, aparte de que va a tener
su terreno bien regadito, con pasto bien verdecito para sus vacas, ni siquiera va a pagar
impuestos.
El vulgareo continuaba. A mí se me ocurrió la estúpida idea de hacer una
sugerencia, pero no me dejaron hablar. Mientras unos abucheaban, un miembro de la
familia Castellón gritó que yo no tenía derecho a hablar, porque no era ni de aquí.
Don Marvin Robles, un concejal del PLC, se sentía atormentado por el
remordimiento de haber participado en la reunión donde se acordó la colocación de los
tubos. Por eso, de cuando en cuando, se paraba frente al Pelón con sus correligionarios
y humildemente le pedía perdón a su pueblo por haberlo traicionado. Qué clase de
cuento.
Por su parte, Catín ese día no asomó ni la nariz. Le tenía miedo al cabeza pelona,
con lo que se hizo realidad lo que decía doña Patricia PLC: que ese Pelón, cabeza calva
sí iba a parar en seco a Catín y a todos sus secuaces.
Una semana después, en cumplimiento del único acuerdo en la reunión del
vulgareo, se llevó a cabo una inspección para determinar el grado de contaminación que
habían provocado los famosos tubos. Al final de la inspección los resultados fueron los
siguientes: de donde caía el agua hasta llegar al puente de la entrada al Tamarindo, la
contaminación era mínima y del puente para abajo hasta llegar al punto en donde se
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encuentran las aguas del río con las del mar, la contaminación era total.
Y es que del puente hacia abajo hay una línea de casas bordeando el río y todas
estas familias, como no tienen otra salida para sus aguas negras, no les queda otro
camino que instalar tubos secretos o pequeñas desviaciones para botar sus aguas sucias
en el río. Lo más insólito de todo este escándalo es que la misma Francisca Pérez, de
donde salió el Pelón gritando pestes contra viento y marea, mantiene un tubo que cruza
la calle y terrenos ajenos, por donde se deslizan sus aguas negras hasta caer al río.

LA REVUELTA POR LA PLANTA PROCESADORA DE SAL


El Tamarindo es una zona productora de sal, según se dice, es uno de los
principales bastiones en la producción de dicho elemento, capaz de abastecer a toda
Nicaragua. Por eso en esta comunidad todo está salado, las casas, las calles, la gente,
hasta los días y las noches que van pasando, se van húmedos de sal y golpeados por el
viento. La sal está por todas partes, en los patios de las casas, en las paredes, en las
bodegas, en los camiones que la llevan y la traen, por todos lados. Mientras uno va
caminando va encontrando montones de sal a cada paso. Algunas veces la sal se ve
blanquita como pirámides de algodón y otras veces, como si fueran cerros de polvo.
Una vez le pregunté a un muchacho de dieciocho años que cuántas clases de
trabajo podía hacer. Me respondió que podía hacer varios trabajos: hacer muros en las
salinas, cargar las pilas con agua de mar, sacar sal de las pilas, cargar los camiones con
sal, empacar sal en las bodegas.
Otra cosa que abunda en El Tamarindo es el viento, quizás por la posición
geográfica que tiene, parece ser la calle del viento. Por lo menos yo así lo pienso. Hace
algún tiempo escribí un poema titulado El Tamarindo del cual les dejo unas estrofas:

El Tamarindo (fragmentos)

Es el Tamarindo un caserío
cuan de la sal, calle del viento
que se va extendiendo junto al río
en un habitual hermanamiento.

Brotan de la tierra como algodonal


pirámides blancas mirando hacia el cielo
de sus habitantes es su inmenso anhelo
ver por todas partes montones de sal.
Cuando es el verano se escucha incesante
al viento que pasa con alas eternas
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caballos salvajes, voces de cavernas
golpea la noche de sus habitantes.

Si vas en verano por El Tamarindo


verás pintoresco todo el panorama
hombres que trabajan y mujeres bellas
pero en el invierno, cuando el río brama
a pesar de todo lo bello, lo lindo
sálvese el que pueda que el agua te lleva.

Durante mucho tiempo la sal ha sido procesada de manera artesanal. La trasladan


de las pilas a los lugares de almacenamiento, después la muelen, la empacan y la
distribuyen en los mercados nacionales. El MINSA se ocupa de que la sal vaya yodada,
pero no de la pureza de la misma. Por eso cuando la tiran en patios, al aire libre, y el
viento sopla con fuerza, un mes después ya puede tener una capa de polvo con un
grosor de hasta de diez centímetros y los dueños, cuando la muelen y después la
venden, simplemente revuelven la capa de polvo con el resto de la sal y ya todo queda
arreglado.
Una vez estuve viviendo en una galera donde empacaban sal y todos los días
llegaban unos perros a cagarse y a mearse en el montón de sal, cuando la iban a moler,
solo la ensacaban y luego la molían. Imagínense que desde hace cincuenta años atrás
cuántas toneladas de cochinadas nos hemos comido, pero vivir es cambiar.
En el período de Bolaños, en la asamblea aprobaron una ley para prohibir ese tipo
de sal, primero por ser antihigiénica y segundo porque no llena los requisitos para ser
exportada. En el único viaje que Bolaños hizo al Tamarindo les entregó a los salineros
una buena cantidad de dinero para que construyeran una planta procesadora de sal, con
todas las de la ley. Entonces los salineros ni lentos ni perezosos formaron una
cooperativa, pero como el dinero no les alcanzaba buscaron un socio capitalista y de esa
manera construyeron la planta. Cuando ésta empezó a producir, todas las plantas
artesanales fueron notificadas de que tenían que cerrar. Entonces, comenzó la revuelta.
Los dueños de las salineras artesanales sensibilizaron a sus trabajadores de que
si les cerraban sus negocios, los más perjudicados serían ellos, porque se iban a quedar
sin trabajo. De inmediato los trabajadores dieron inicio a su protesta. Cada empacadora
tiene hasta veinte trabajadores y sólo en la comarca hay cerca de diez empacadoras. A
estos trabajadores se sumaron sus patrones con sus parientes. Con toda esta gente se
resolvieron a hacer un plantón en Izapa, frente a la planta procesadora. El momento era
delicado, porque el sentimiento y las opiniones estaban divididas.
Yo estaba de acuerdo con la planta, porque estoy en contra de la sal sucia que
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producen las otras empacadoras, por lo demás no tengo ningún interés especial, mi
trabajo es pescar y lo que me interesa es vender mi pescado, por lo tanto no tenía
sentido meterme en ninguno de los bandos, lo cual es hasta peligroso. Los Tamarindeños
no son malos, pero con rabia, hasta el perro más sarnoso es peligroso.
La protesta era dirigida por cinco personas, entre ellos el Pelón, que todavía se
mantenía en El Tamarindo, agitando las aguas políticas, y las ilusiones por las faldas.
Otro de los dirigentes eran Papayón y don Juan Hernández. Papayón es salinero y
empaca sal, pero don Juan Hernández ni siquiera tiene salinas ni trabaja en ninguna
empacadora, lo hacía por ignorancia o por sudar calentura ajena. Por eso bueno hubiera
sido que lo hubieran cachimbeado, pero logró escapar, huyendo por los matorrales.
El plantón y el bloqueo a la carretera comenzó por la mañana, por la tarde les
echaron los antimotines y se armó la vergueadera. En un camión de Papayón
encontraron un arsenal de bombas y morteros. Desde luego no eran bombas de las que
se lanzan en las guerras eran bombas de esas con que se celebran las fiestas patronales
y las noches de año nuevo.
Yo no tuve la dicha de estar en esa revuelta, por eso no soy más exacto, pero
dicen que hubo de todo, menos muertos, gracias a Dios. Por eso tampoco supe cuál fue
el papel del cabeza calva, como tampoco por qué los de la Alcaldía salían embarrados en
la televisión, donde aparecía Mocuanín, el mechudo, dando una entrevista. Luego
aparecieron los dueños de la planta, que era la cooperativa de salineros, haciendo una
protesta para que la ley se cumpliera, pero al final todo terminó en nada, porque las
empacadoras viejas, en vez de cerrarse, han aumentado y la mayoría de los
consumidores sigue comiendo sal con polvo y mierda de perro.
LA DESAPARICIÓN DEL PELÓN
En el lapso de esta protesta se dio la desaparición del Pelón y fue tan mágica
como su aparición. Los chismes al respecto también son complejos, porque algunos
dicen que como los políticos de La Paz Centro eran los más interesados en que El Pelón
se fuera, lograron contactar a la esposa, allá en Matagalpa, le comunicaron que aquí su
marido andaba en grandes con otro amor y de inmediato la mujer lo llamó para pedirle
cuentas y el Pelón salió disparado, como alma que lleva el diablo, para no volver más al
Tamarindo.

LOS MUROS EN EL RÍO


Unos meses después de la revuelta por la planta de sal, apareció don Alejandro
Martínez, Papayón, con una retro-excavadora y sin pedir permiso a nadie ni importarle
las consecuencias que pudiera generar con su obra descabellada, quizás ni siquiera
definir un objetivo claro, ordenó que levantaran unos muros de piedra que atravesaran el
río. En la parte donde se levantaron los muros es donde se encuentran las dos aguas, la
salada que viene del mar y la dulce que va del río. En esa parte, junto al estero, está
ubicada la última casa con la última familia del caserío, los Rojas. Un miembro de esa
familia, Rafael Rojas (q.e.p.d.), tenía una cámara de video y mientras Papayón dirigía la
operación, él captaba la acción. Cada muro tenía tres metros de ancho por dos y medio
metros de altura.
Don Alejandro es un hombre con mucha ambición, pero también con mucha
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torpeza para planificar, porque la construcción de esos muros, aparte de que el objetivo
de la construcción de esos muros era retener el agua dulce para regar su terreno, allí
todavía era agua salada y lo que iba a retener era agua salada. Además ni siquiera era
eso, porque el agua se filtra a través de las piedras, igual que el aire a través de una
malla, uno de los mayores peligros latentes para los habitantes de esa zona es el
desborde de las aguas del río, al llegar el invierno.
Ahora con la construcción de los muros, el peligro era mil veces peor. Además del
peligro para nosotros, también era extremadamente lesivo para la naturaleza. El contacto
para las especies estaba roto. Ahora no había paso ni para allá ni para acá. Por lo tanto,
los muros eran una amenaza para hombres y peces.
Pastor Enrique, otro miembro de la familia Rojas, un tipo medio loco formaba parte
de un grupo turístico del cual él era Presidente, no vaciló para denunciar a Papayón ante
las instituciones correspondientes y ante los medios de comunicación. MARENA fue la
primera que falló contra Papayón, dándole un plazo de treinta días para que destruyera
los muros.
Enrique Rojas se dedica siempre a andar de capitán con la mayoría de pescadores
deportivos que constantemente viajan a estos esteros. Y es que precisamente allí, donde
vive esa familia, hay una pequeña rampla que facilita la embarcación de lanchas,
incluyendo pequeños yates de personas adineradas que entran a navegar en los tiempos
de vacaciones. Todos estos pescadores deportivos de León, Mangua, y otros lugares de
inmediato se pusieron en contra de los muros.
Mi terror a los muros no era tanto por el impase de las especies acuáticas, sino el
desborde del agua cuando llegara el invierno, de modo que yo tampoco vacilé en apoyar
la lucha por la destrucción de los mismos. A esta lucha se sumó el finado Pichuzón y
también se sumo doña Maritza Umaña. Esta señora estaba encachimbada, porque
cuando Papayón metió la máquina no le pidió permiso para pasar en medio de su patio.
Por si eso fuera poco, la máquina le pasó destruyendo una parte de los muros
contenedores que con tanto sacrificio había hecho.
Enrique aprovechó la influencia que tenía con todos sus contactos, para llevar esta
denuncia ante otras instituciones del Estado, como el Ministerio de Minas y Energía,
Ministerio del agua Pública, Fiscalía General de la República y la Procuraduría General
de la República. El grupo turístico del cual era el presidente no lo apoyó. Era un grupo
conformado por cuatro o cinco personas, entre ellos tres aliados de Papayón, que lo
apoyan por su parentesco.
Apenas había pasado un mes de que dicho grupo, excluyendo a Enrique y
apoyados por Catín, le montara un operativo a dos vecinos de la comunidad. El
despliegue era tan fuerte que llegamos a pensar que se trataba de un operativo contra el
narcotráfico. Rodearon la casa de don Jorge Hurtado, un señor de Managua, donde sus
hijos ——, llegan a pasar los descansos dominicales,
Estos muchachos, que por cierto son policías de alto rango, fanáticos de la caza y
la pesca, habían capturado una iguana con huevos y dos tortugas de agua dulce, que
fueron los únicos ejemplares que les encontraron en su poder, porque ya la iguana se las
había decomisado Catín, para salvarla entre su panza.
A los jóvenes se los llevaron para la Paz Centro, pero de inmediato los dejaron
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libres, porque aparte de ser policías, las tortugas ni siquiera estaban contempladas en la
lista de animales protegidos y la iguana, a esa hora, ya Catín la había hecho poner en su
cacerola.
Esa hazaña fue dirigida por Orbelina Hernández y Freddy Catín. Pero ahora que
Papayón incurría en un delito mucho mayor contra el medio ambiente que el de los
Hurtado, todo era al contrario, Catín, Guerrero y todo el grupo turístico no sólo no
estaban en su contra, sino a su favor.
Después de los treinta días que MARENA le daba a Papayón para desaparecer los
muros, apareció otro fallo de la institución en el que se absolvía a Papayón, porque se
explicaba en el comunicado que los muros se habían hecho a petición del grupo turístico
para crear condiciones recreativas.
En medio de toda esta lucha por la destrucción de los muros apareció la Alcaldesa
prometiéndonos que nos iba a ayudar, pero esa ayuda nunca estuvo de nuestro lado ni
del lado de la justicia sino del lado de Papayón, respaldando su arrogancia, su soberbia
podrida. Por eso era todo su engüevamiento y como contaba del apoyo de José
Guerrero, Catín y la Alcaldía, a través de sus políticos, que ponían todo su empeño en
amortiguar cualquier golpe, ¿Qué poder ciudadano ni qué respeto a la comunidad, ni qué
defensa al medio ambiente?
En ese aspecto la Alcaldesa se portó como una mierda, nunca en los nueve meses
que estuvimos litigando se apersonó ella ni mandó a nadie, al menos, con un comunicado
aclarando su posición al respecto, al contrario Guerrero y Catín seguían haciendo
trampas, hasta que lograron manipular a MARENA, la cual en segunda sentencia
absolvió a Papayón.
Guerrero llegó hasta el extremo de hacerse pasar abusivamente por el coordinador
del CPC, y como la segunda sentencia de MARENA decía que los muros habían sido
construidos a solicitud del grupo turístico con el fin de crear condiciones recreativas. A
partir de entonces, dicho grupo, llegaba por las tardes entre hijos, nietos y ciertas
personas aliadas de Papayón. Se encaramaban a los muros y se ponían a pescar para
demostrar que ellos eran los autores de dicha creación turística. Por su parte, Catín
utilizaba a un grupo de mujeres a quienes les daban trabajo por comida, con el fin de
destruirlos.
Qué triste es para uno, con conciencia revolucionaria, que tanto ha apoyado a los
sandinistas ver cómo a la hora de la justicia los miembros del Partido, como la Alcaldesa
y sus políticos apoyan a su peor enemigo, porque como dijo la doctora Marcia Quezada,
una mujer a quien admiro mucho, Papayón jamás va a votar por los sandinistas lo traten
como lo traten, le den lo que le den.
Después de que MARENA la declaró inocente, la serpiente papayónica sacó los
colmillos y atacó a su rival inmediatamente, contrademandándolo por injurias y
calumnias. Y lo hubiera metido preso, porque ganas no le hacían falta Lo que le valió fue
que la pelea contra los muros ya no estaba en nuestras manos, las de MARENA ni las
del mismo Papayón, sino que en las manos del Ministerio de Energía y Minas, el
Ministerio de Aguas Públicas, más la Fiscalía General de la República y la Procuraduría,
no de León, sino de Managua, porque cuando la Procuraduría de Managua sintió que el
Procurador Pablo Ventura se estaba portando muy blandengue lo sacaron del fuego y
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envió a un representante.
A Pastor Enrique Rojas le notificaron que tenía que presentarse al Juzgado de la
Paz Centro para escuchar la acusación que interpuso en su contra Papayón. La cita fue
para las ocho treinta del día lunes. En la misma fecha en la que Papayón tendría que
presentarse a las nueve treinta de la mañana para responder la acusación en su contra
interpuesta por Enrique y, las instituciones pertinentes, por el levantamiento de los muros.
Papayón estaba pegado, porque aunque MARENA lo había absuelto, existía un
video que probaba que él era el verdadero actor del levantamiento de los muros y todos
estos ministerios tenían pruebas suficientes para dejarlo calcinado, al final del juicio.
Nosotros los que apoyábamos a Enrique fuimos también citados para participar en la
acusación no contra Enrique, sino contra Papayón.
Lo que sucedió en ese momento fue más que impresionante, al llegar las ocho y
media, vimos a Enrique con el rostro pálido, sentado en el banquillo de los acusados,
mientras el abogado de Papayón descargaba su pestilente acusación. Cuando el
abogado de Papayón terminó la acusación contra Enrique, el juez hizo su parte. Luego
pasó la serpiente papayónica para ocupar el puesto que dejaba Enrique, el banquillo de
los acusados.
Ahora ya no era Enrique el cara pálida, sino que Papayón, el hombre fruta, con su
cuerpo redondo, pensativo y callado, simplemente dispuesto a escuchar la acusación de
la fiscalía. Cuando terminó la acusación, el juez le notificó que le restringía la salida del
país, también quedó programada la otra fecha para el juicio contra Enrique.
El día del juicio contra Enrique, éste quedó libre, porque la acusación no cuajó,
primero, porque lo que Papayón calificaba de injurias y calumnias no eran tales sino
verdaderas denuncias en su contra; segundo, porque cuando Papayón presentó la
acusación lo hizo de manera extemporánea, pero el juicio contra él continuaba, porque su
abogado continuaba su estrategia dilatoria. El objetivo, talvez, era sacarle más reales.
Por su parte, la Alcaldesa con sus políticos, seguían siendo complacientes con los
caprichos de Papayón, porque en vez de presionarlo para que destruyera los muros,
hacía todo lo contrario. Era tanta la consideración con Papayón, que un día le mandaron
una retro excavadora pequeña, propiedad del Alcaldía. Y esa máquina por la mañana se
la llevaron a las salinas de Papayón a levantar muros. Ojalá que Papayón le responda en
la próximas elecciones para que no se queden sin Beatriz y sin retrato. Por la tarde
metieron la máquina mencionada a destruir los muros, pero como era una máquina
pequeña el objetivo no se logró. Al contrario, se le quebraron los dientes y las muelas y
se fue sin hacer nada, porque sin los dientes ya no podía mordisquear las grandes rocas.
Después de nueve meses Papayón cambió al abogado que tenía, porque le
estaba dando mazo y el nuevo defensor lo convenció para que se diera por vencido y
aceptara su derrota. Así fue como se dio por vencido. Contrató una retro-excavadora
grande y procedió a destruir los muros. Los representantes de las instituciones del
Estado y nosotros, ese día nos mantuvimos vigilantes. Guerrero y Catín llegaron a querer
meter su cuchara, pero los delegados del gobierno les sugirieron que se fueran de allí o
los sacaban por la fuerza. Después supe que Catín tuvo que tomar hasta Sal Andrews
para calmar la congestión de su derrota, porque derrotarlo es darle donde más le duele a
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ese maldito.
La retroexcavadora que mandó la Alcaldía terminó incinerada en la quema de la
Estación del Ferrocarril en los disturbios postelectorales del 2006.
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LA REELECCIÓN DE DOÑA LESBIA

L os errores se pagan caros, de eso no cabe duda y la reelección de doña


Lesbia Abarca fue un error kilométrico del Partido y peor al no consultarlo con
el pueblo, porque de hecho se constituye en una actuación antidemocrática. Para
muchos de nosotros, doña Lesbia estaba descalificada Si nos hubiesen consultado,
hubiésemos dicho no, pero si la mayoría hubiese dado el sí por ella, otra cosa hubiera
sido. Pero no fue así.
Yo no sé de dónde vino la imposición, si fue de Managua o de León, pero viniera
de donde viniera, ya fue un cagadón, porque aunque se tratara de la mejor alcaldesa del
mundo, sin la evaluación del pueblo era ilegítimo reelegirla. Ahora doña Lesbia es más
anti popular que nunca. Mocuanín y don Warner ya no se diga.
Si los responsables de León o de Managua, por mantener su propia podredumbre,
siguen empecinados por mantener a estos personajes, lo más lógico es que se van a
perder las próximas elecciones. Don Warner tiene el concepto de que todos los que
somos sandinistas tenemos la obligación de hacer lo que ellos digan, sin importar si
estamos de acuerdo o si no lo estamos. Es un concepto totalmente equivocado, porque
una cosa es vivir de la política y otra cosa es dar todo por la política, sólo por conciencia
revolucionaria.
Yo he apoyado a la izquierda desde que me concientizaron, hace cuarenta y cinco
años, con la ilusión de hacer la justicia que los de la derecha no hacían, sin embargo
nunca he cobrado nada por andar en marchas o por gastar saliva con la esperanza de
que si nuestros candidatos ganan, la vida del pueblo mejorará.
Desde esa posición he visto venir y pasar alcaldes, los he visto llegar pobres a las
comunas, y cuando salen ya han mejorado su casa, su carro, su vida. Sus hijos ya tienen
mejores oportunidades de becas y grandes logros académicos, mientras yo sigo, a lo
lejos, más pobre, más viejo, más enfermo, más cansado. Pero sigo allí, esperando sin
recibir nada
De todo lo que hecho por apoyar a los políticos de izquierda, no estoy arrepentido,
porque algunas de las cosas por las que hemos luchado, se han hecho realidad. Pero
esto no quiere decir que siga de pendejo apoyando las cosas negativas y arbitrarias de
esos políticos corruptos.
Esto que pienso yo, no lo pienso sólo yo, lo piensan todos aquellos que apoyamos
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a la izquierda desde la misma óptica, me refiero a la mayoría del pueblo, la inmensa
masa que aporta todo su esfuerzo para apoyar a un partido que promete cambiar las
formas injustas de vida por otras mejores, pero que al final, estamos en el mismo punto,
mientras el gobierno se desgañita, propagandizando sus ideas, sus programas,
iluminando sus proyectos.
Las alcaldías sandinistas y todas las instituciones del estado se nutren de un
burocratismo pestilente, que en vez de facilitar los trámites de los ciudadanos, para que
gasten menos dinero, esfuerzo y tiempo, hacen todo lo contrario hasta el extremo de que
muchas veces, pierden la fe y su dinero y terminan renunciando a la solución de sus
problemas, como en el caso de los enfermos que se alejan de los hospitales aunque
sepan que se van a morir.
Los burócratas, los jefecistas siguen haciendo sus fechorías, porque ellos nada
pierden y viven felices recibiendo su cheque cada mes, sus vacaciones, sus aguinaldos,
por tanto no les importa que sus actitudes, muchas veces repudiables y hasta ridículas,
se conviertan en las principales forjadoras de la otra cara del sandinismo. La cara de la
descomposición, del desencanto, del repudio que se va proyectando desde el fondo para
contrarrestar votos en las próximas elecciones.
60

EL ANTIGÜISMO

E l antigüismo es otra enfermedad de la que adolecen las estructuras de los


partidos políticos, más cuando están en el poder, como el nuestro. El
problema es que en la política y en la religión hay mucho parecido. Hay personas que se
meten a la religión, buscando cómo hacer plata y otras, buscando la salvación de su
alma.
En nuestro partido, a pesar de que, la mayoría de nosotros ha luchado por un ideal
y miles de compañeros dieron su vida para alcanzarlo, no quiere decir que no estemos
llenos de oportunistas. Peor ahora que los políticos ganan bien. Imagínense a un
oportunista que se arrimó al partido pensando en su estómago, en la comodidad de su
vida y que ahora gana veinte o treinta mil córdobas y que aparte de los billetes también
tiene poder, y que por medio de la posición que ocupa tiene mejores oportunidades,
mejores bísnes, mejor todo. Para estos personajes la visión del pueblo sale sobrando el
compañerismo les estorba, y la lucha por la justicia es su peor enemiga. Su obsesión es
perpetrarse en el poder, seguir enriqueciéndose a costillas del pueblo mientras que los
electores de estas personas siguen abajo mirando cómo han cambiado.
En las granjas camaroneras los biólogos mantienen el control sobre la salinidad y
el oxígeno para que la población sobreviva y se desarrolle. Así también debería hacerse
con la popularidad y la conducta de los políticos, tanto en lo moral, lo social como en lo
económico, para tratar de mantener la mejor aceptación de la comunidad, que la
ciudadanía los reciba con un respeto especial como el que se merece un buen
compañero.
Retomar los CPC o Gabinete de la familia de la salud y la vida es lo correcto,
pero cambiar a estos dirigentes antipáticos y excluyentes es una necesidad vital para el
proyecto, porque la estrategia de estos personajes es de excluir a todo el que no es
complaciente con ellos y siguen adelante con los pocos que todavía son dóciles a sus
disposiciones, pero atrás vamos quedando todos los excluidos. Prueba de ello es que
aquí en este sector donde yo vivo, tenemos más de dos años de no ser invitados a
ninguna reunión.
A la Alcaldesa hace más de un año que la vi por última vez en el quiosco del
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Tamarindo, el tal Mocuanín y don Warner ni siquiera se asoman, ya ni Catín se acerca,
porque sabe que nadie lo quiere y se conforma con estar hablando desde su casa, desde
lo que él llama la Radio Mecate.
Nosotros no tenemos ningún problema con que los políticos nos excluyan o nos
aíslen de sus reuniones, el problema es para ellos cuando vengan las elecciones y no
vayamos a votar o votemos en contra para pasarles la cuenta. Esto es lo peor que puede
pasar, ojalá que no, porque no es nada gracioso que después de que tanto nos ha
costado llegar adonde estamos, de repente caigamos, de la manera más estúpida, por la
actitud de estos políticos antipáticos que se dan el lujo de excluir al que no les cae bien,
olvidándose de que ellos están ahí por el apoyo que les dimos.
La otra cosa que hace la diferencia entre los electores y los elegidos es la plata,
los elegidos ganan por ser electos, mientras los electores sólo servimos de puente. En
otras palabras si el elegido no se porta bien, sólo fuimos sus tontos útiles.
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LA HISTORIA DEL FINADO CPC

E n nuestra comarca El Tamarindo —como en muchos lugares de Nicaragua—,


formamos nuestro CPC en determinada fecha que no viene al caso
especificar. Recuerdo que fue una tarde en el bar «El Ancla», yo estaba contento, porque
me gustaba la idea de trabajar para la cultura del Tamarindo y también para la Paz
Centro, porque a mí me dejaron como responsable de Cultura.
El primer problema que enfrentamos ese día fue que la reunión no tenía mucha
concurrencia para elegir bellezas. Al final de la reunión, por la misma escasez de gente,
sucedió lo indeseable: alguien señaló a Catín. Tuvimos que incluirlo en los seleccionados
que integramos el CPC.
Ocho días después hicimos a primera reunión en la casa de la compañera Rosa
Delfina Gómez, a quien le tocó el cargo de infraestructura y transporte. La reunión fue un
domingo por la tarde, la mayoría de los integrantes se hizo presente, incluyendo a Catín,
a quien considero el principal depredador del CPC del Tamarindo, porque desde que
empezó la reunión comenzó a torpedearnos a todos, porque para él la opinión de los
demás sale sobrando, si no se hace lo que él dice, te tira a matar como si fueras su peor
enemigo. Al final la reunión terminó en una gran discutidera con Catín.
A partir de entonces, todas las reuniones en las que participaba Catín terminaban
en lo mismo. Él quería que nosotros hiciéramos lo que él decía, quería imponernos la
hora y el día de las reuniones Pero entre Catín y nosotros había una gran diferencia,
cada uno de nosotros tiene un trabajo, una responsabilidad indeclinable, mientras que él
no trabaja. Nunca lo he visto trabajar, vive del malabarismo diario, por tanto se puede dar
el lujo de estar donde él quiere y a la hora que él quiere.
Catín tiene corroncha, como lagarto, por eso todo le da igual, lo mismo le da que le
digan amigo o que le digan ladrón, que lo insulten o que lo puteen mañana y tarde. A él
no le importa que lo repudien o lo odien por lo que hace. Lo llamen o no lo llamen, él está
metido en todo. Si uno no se mete con él, él se mete con uno, y los últimos tres alcaldes
han luchado por sacarlo, pero siempre terminan dándose por vencidos. En el período del
doctor Olivas, hasta se puso otro alcaldito, un tal Róger para dejar fuera a Catín, pero
Catín lo boicoteó hasta sacarlo. Después fue Fanor, decía que lo primero que iba a hacer
era sacar a Catín, pero no pudo, porque Catín siempre ha estado apoyado por don
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Warner y su pandilla.
Al formarse el CPC quedó descartado lo del alcaldito y Catín quedó en el aire, pero
entonces se integró al CPC. Si hiciéramos una consulta a la comunidad, un noventa y
cinco por ciento votaría en contra de Catín. Él actúa como si fuera un gran activista del
Partido, pero en el fondo le hace más mal que bien, porque lo que hace con las manos lo
destruye con los pies. Su lema es SERVIRLE A DIOS Y AL DIABLO. Eso no es cierto,
pero él cree que lo hace. Si uno le sigue la corriente y apoya sus Catinadas, aparenta
estar con uno, pero si se opone, entonces utiliza toda su maquinaria para boicotearte,
para quitarte cualquier ayuda. Allí ya no le importa estar contra los principios del Partido,
ya sólo le interesa el deseo de aplastar a su víctima. Si para ello hay que usar recursos
bajos, lo hace sin ningún miramiento.
Si hablo así de este personaje, sagaz y perverso, no es por odio ni resentimiento,
sino porque es mi deber denunciar a estas personas que aparentan estar luchando por
los cambios de una sociedad, mientras ellos mantienen su actitud dictatorial y malévola
Después de algunos meses de estar en esas discusiones con Catín, los miembros
del CPC comenzaron a desertar. Cuando ya se habían alejado cuatro miembros yo hablé
con el coordinador Javier Ocampo y fuimos a las casas de estos compañeros para saber
el motivo de su retiro. Todos nos dijeron que se alejaban porque no soportaban a Catín.
Nos dirigimos adonde don Warner, y éste nos dijo que nosotros no queríamos
trabajar, dándonos a entender que Catín era mejor que nosotros. A partir de allí, el CPC
se siguió desintegrando. Yo ya no volví a participar en las reuniones, porque como dice el
dicho el sabio mira al mal y se aparta, pero seguí trabajando. El cargo que me habían
dado me gustaba, porque en él hacía lo que a mí me gusta. Por eso no me desanimé
Cerca de mi casa había un vecino de apellido Julio Sandino. Es un artista
autodidacta, igual que yo. Hablamos, nos pusimos de acuerdo y nos propusimos hacer
una gigantona, aunque esta idea fue de él, yo le di todo mi apoyo, moral y económico,
pero como los gastos sobrepasaban los dos mil quinientos córdobas, tuve que abocarme
a la alcaldesa doña Lesbia Abarca y ésta nos apoyó con mil quinientos córdobas.
Ya para terminar el atuendo, no teníamos más dinero y nos hacía falta una tela,
pero la esposa de Sandino tenía un cubrecamas que podía suplirla y el hombre le metió
tijera, ante la mirada acusadora de la mujer, quien no estaba de acuerdo con semejante
broma.
A estas alturas Catín hacía micos y pericos para boicotear nuestro trabajo.
Algunas veces les decía a los vecinos que yo ya no era nada, que a la Gigantona me la
iban a quitar. A Javier Ocampo que era el coordinador sólo lo llamaban cuando les
convenía y cuando no, les valía un pito.
La navidad se acercaba y yo tenía la ilusión de traer mariachis a la placita del
Tamarindo. Hablé con los integrantes del mariachi Colonial, de León, que son en la
práctica, más que mis hermanos, porque sin serlo, actúan como tales. Me quieren y los
quiero, por eso no se negaron. Les prometí ayudarles con mil córdobas, por lo menos
para el pasaje y la comida la puse de mi bolsa. Los mil córdobas los puso la alcaldía.
El día de la actuación, la alcaldía mandó en su representación a Tomás Silva con
una cámara de video. La idea era que quedara ese video para mí y para la alcaldía, pero
al final no tuvimos el gusto de verlo ni yo ni los mariachis. Posiblemente por
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irresponsabilidad de Tomás Silva, mientras tanto, Catín seguía empecinado en
chantajear y boicotear la fiesta, porque en ese mismo momento en que nosotros
desarrollábamos el acto en el parque, él montó, en la cancha, la quebradera de piñatas
para chantajear a las madres y contrarrestarle público a nuestra fiesta.
Así es Catín de maldito, a él no le interesa el futuro del Partido ni la amistad de
nadie. Para él es más importante su soberbia, su deseo podrido de imponer sus
caprichos egoístas. A pesar de todo, la fiesta fue todo un éxito, porque aparte de la
actuación de los mariachis, tuvimos a Paquita la del Barrio, imitada por Sandino que
cantó y bailó, haciendo reír al público. La Gigantona también jugó su papel en su
momento.
Sandino es un gran artista, digno de un buen público y del apoyo necesario. Con él
pudimos hacer muchas cosas culturales y hacerlas trascender más allá de nuestro
municipio, pero desgraciadamente, para la alcaldesa Lesbia Abarca, la cultura es un cero
a la izquierda. Finalmente a la Gigantona la metimos a la galera, porque Sandino no tenía
casa donde tenerla. Allí empezó a enviejarse de soledad y tristeza, después se puso a
llorar comejenes por los ojos, porque su cara era de papel higiénico. Su ropa se fue
llenando de polvo y de tiempo.
Algunos niños le tenían miedo, pero otros le levantaban el vestido para ver lo que
tenía por dentro y como la galera donde la teníamos era un taller mecánico, alguien
desconsiderado e irresponsable, se limpió las manos grasientas en su vestido.
Finalmente se pudrió con las lluvias del invierno, mientras tanto Sandino sigue por las
calles de León, afilando cuchillos en los barrios, vendiendo baratijas por las calles,
haciendo lo que puede para sobrevivir.
Otro factor que frenó el desarrollo del CPC fue el económico, porque no teníamos
ningún respaldo por parte del Estado, ni siquiera un paquete de provisión para dedicarle
más tiempo y más esfuerzo a nuestras responsabilidades, y como si eso fuera poco, un
día fui donde la Alcaldesa y le pregunté que si había algún fondo para cultura y me
respondió que no.
Un tiempo más tarde, encontré al compañero que había quedado electo como
responsable de cultura de todo el municipio y andaba a la deriva igual que yo.
UN NUEVO CPC: GABINETE DE LA FAMILIA LA SALUD Y LA VIDA
Ahora hay un nuevo CPC, llamado Gabinete de la Familia la Salud y la Vida y que
ha sido organizado al criterio de ellos, porque ninguno de los integrantes del primer CPC
hemos renunciado formalmente y si no es así, que se muestre mi renuncia y la renuncia
de Javier Ocampo, el coordinador. Ni siquiera se nos ha preguntado si queremos seguir o
no.
El problema es que a Catín y don Warner les interesaba más la destrucción del
CPC, que la sobrevivencia del mismo. Qué actitud más irresponsable.

CÓMO TERMINARON LOS POCOS ACUERDOS SURGIDOS DEL PRIMER CPC Y LA


ALCALDÍA
Una vez nos invitaron a una reunión a la casa cural de la Paz Centro. Se trataba
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de una reunión para discutir el presupuesto del año para cada comarca. Como el
problema del agua era el más apremiante para El Tamarindo, fue el único proyecto
aprobado para nuestra comarca. Nos dijeron que la cantidad de dinero era de tres
millones ochocientos mil córdobas. Pero pasó el tiempo y el agua no llegó. Después
aparecieron con una explicación un poco confusa sobre ese dinero. Dijeron que como el
dinero no alcanzaba, lo habían trasladado hacia otros lugares y que la parte que había
quedado, había que gastarla, porque si no se la iban a llevar de regreso.
Se trataba de una explicación incoherente, porque si ese dinero había sido
aprobado para El Tamarindo, por qué se lo iban a llevar a otra parte. Ya para entonces,
dónde estaba el pueblo-presidente, ¿Por qué, si aún estábamos activos los del CPC, no
nos tomaron en cuenta? Decían que con el dinero que estaba disponible se podía hacer
la cancha o la calle. No se sabe qué interés había entre Catín, Guerrero y doña Rosa
Delfina Gómez para mantener más dedicación a la cancha, que a la calle y en vez de
convocar a la comunidad, para consultarla, Guerrero y Catín llamaron a un grupo de
jóvenes para preguntarles a quemarropa si querían la calle o la cancha.
Los jóvenes contestaron que la cancha. De esa manera se hizo la cancha,
fiscalizada por doña Rosa Delfina, Guerrero y Catín. Finalmente el agua llegó a mediados
del 2014.
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LA GUERRA POR LA LUZ

C reo que el problema de la luz siempre ha sido muy complejo, tanto para el
pueblo como para todos los gobiernos, independientemente del Poder
político. Por eso los gobiernos pe-elecistas se caracterizaron por privatizar todas las
cosas que eran del estado. De esa manera mataban varios pájaros de un tiro, porque
hacían buenos negocios y se libraban de la jodedera del pueblo.
La cosa fue que mientras para ellos fueron buenos negocios, para nosotros los
consumidores la luz se convirtió en un infierno. He aquí mi experiencia como consumidor:
La guerra por la luz no se avecina, la guerra por la luz se inició un mes después de
haber pasado el servicio de la electricidad a las manos de UNIÓN FENOSA, porque
inmediatamente que tuvieron el negocio en sus manos comenzaron a cagarse en
nosotros de la manera más brutal e irresponsable.
Digo que son irresponsables, porque no creo que sea responsable que a un cliente
que paga cien córdobas al mes se le altere el recibo a diez mil córdobas. Esto fue lo que
pasó con la llegada de UNIÓN FENOSA.
Mi tarifa era de entre ochenta y cien córdobas. Pero al primer mes con UNIÓN
FENOSA, me cobraron doscientos, al tercer mes, trescientos. Antes del tercer mes, un
día cuando menos lo esperaba, llegó una brigada de la compañía mencionada y me dijo
el responsable de la misma que me iban a cambiar el medidor. Como yo no entendía
nada de lo que andaban haciendo, pregunté por qué lo iban a cambiar. Me respondieron
que porque el medidor era muy viejo y caminaba muy lento, como quien dice los nuevos
son más rápidos.
Hicieron lo que quisieron y se marcharon. Cuando llegó el próximo recibo, sólo me
salió el mínimo: 17 córdobas. Al siguiente mes me salió lo mismo, sólo el mínimo. A mí
me sonaba extraño que estuviera saliendo sólo el mínimo, pero no tuve ni siquiera la
curiosidad de ir a revisar el nuevo medidor. Además, para qué, si de todos modos no
entendía nada.
Antes del tercer mes, en lo que yo no estaba, llegaron a hacer otra inspección y
entonces me acusaron de tener línea directa. Convencieron a mi mujer para que les
firmara el papel y como mi mujer sólo sabía medio poner su nombre, ingenuamente se
los puso.
El próximo recibo llegó con un monto de diez mil córdobas. Esto me dejó aterrado,
como loco. Por la tarde salí por las casas de mis vecinos y a muchos de ellos los
encuentro aturdidos, igual que yo, porque la cosa no fue sólo contra mí, por lo menos
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más de treinta recibos habían sido alterados con las mismas cantidades.
Al día siguiente nos contactamos con ADECONLE, una Asociación de defensa de
los consumidores, ubicado en León y lidereado por Juan Ramón Oviedo. Todo el grupo
de más de treinta perjudicados nos fuimos a afiliar a ADECONLE.
ADECONLE era una asociación que había nacido como fruto de la insólita
brutalidad de UNIÓN FENOSA. La gente llegaba de todos los barrios, de todos los
municipios, de todas las comarcas. Estos movimientos nacieron por toda Nicaragua. A
partir de entonces comenzamos a hacer actos de protesta, de diferentes formas y en
diferentes rumbos.
Las protestas las hacíamos con diferentes métodos. Muchas veces haciendo
plantones frente a las oficinas de UNIÓN FENOSA. A la par de todas estas luchas, se
hacía la defensa jurídica de cada socio. En tanto que la estrategia de UNIÓN FENOSA
era la de entrar a un arreglo de pago. Si el cliente no quería, venían los requerimientos
judiciales y los cortes de luz.
Inspirado por el trauma que me causó el impacto del cobro de los diez mil
córdobas, y basado en la desesperación de tanto cliente reclamándole a UNIÓN
FENOSA, escribe el poema que ahora se titula:

QUE NO HAYA PAZ PARA UNIÓN FENOSA

Ni de día ni de noche.
que no haya paz para todos aquellos
que pusieron en sus manos la energía pública de Nicaragua
llámese Arnoldo Alemán, Banco Mundial o Enrique Bolaños.
Que no haya paz ni de día ni de noche
que el infierno de sus ambiciones
calcine cada instante de su sueño
y el justo reclamo de los pobres
los mantenga asediados todo el día.
Que sus calles y paseos
estén llenos con carteles de repudio
con banderas y proféticos letreros
proclamando que se vaya Unión-Fenosa.
El saludo que reciban de este pueblo
sea por las mañanas
un profundo suspiro de desprecio
y por las tardes
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una inmensa puteada soberana
impregnada con deseos de matarlos.
Que por las ventanas de sus casas
no entre aire fresco
con canto de pájaros
ni rayos de luz vivificantes
sino el vaho profundo y mal oliente
de la miseria infinita
que brota de todas partes.
Que el dinero acumulado en su tesoro
producto del abuso con el pueblo
se convierta en la lepra de sus almas
como el rasquín en el cuero de los pobres.
Que a la hora de comer
las asquerosas cucarachas
de su avara conciencia
se lancen sobre su plato
para cagar su comida
con los crueles excrementos de sus actos.
Que cada vaso de agua que se lleven a la boca
esté contaminado por el odio
de los miles y miles de estafados
y las quejas de todos los que sufren
y esto permanezca para siempre
como una maldición eterna
mientras no se vayan de Nicaragua
y así haya luz para los pobres.
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LA LUZ QUE NOS ATORMENTA

Si mañana, hijo mío


el cielo desde la noche
te alumbra con sus estrellas
imprégnate de sus luces
bendice a Dios,
di cosas bellas
por esa luz tan sagrada
que siempre nos ilumina
y si otra noche tu cielo
se cunde de luna llena
llevando a tus fantasías
ilusiones y anhelos,
absorbe con tu mirada
su pálida luz inmensa
sin que haya Dios que lo impida
ni diablo que te atormente.
Pero si otra noche llegan
las luces manipuladas
por el maldito Unión-Fenosa
para alumbrar tu morada
con ambiciones perversas,
huye de sus claridades
como se huye de la muerte
que en manos de unión Fenosa
la luz por buena que sea
será como un evangelio
convertido en un infierno.
Aléjate de sus luces
precursoras de amarguras,
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de angustias y de tormentos.
Alúmbrate con tu sombra
con candiles o tizones
que la luz de Unión Fenosa
si te alumbra por la noche
en el día te atormenta,
pues su más grande propósito
no es iluminar tu casa
para que vivas contento
sino que cuánto te estafa,
así sea tu sustento.
Aléjate de sus luces
que su claridad atormenta,
haz poemas que denuncien
sus abusos con el pueblo
y oraciones que supliquen
maldiciones y castigos
que merecido lo tienen
por ladrones e injustos.

Siguiendo con la historia del nuevo medidor, después que en ADECONLE nos
explicaron cómo leer los medidores, fui a ver la posición de los números en el equipo. Al
día siguiente volví a revisar, pero los números seguían como el día anterior. Al tercer día,
los números estaban en la misma posición, entonces entendí que aquel medidor no
funcionaba.
Me fui para León, me presenté a las oficinas de Unión-Fenosa y les informé que mi
medidor no funcionaba y al día siguiente vinieron a cambiarlo, pero la presión porque les
pagara los diez mil córdobas no la cambiaron.
Dos años anduve con los consumidores haciendo plantones frente a las oficinas
de Unión-Fenosa. Fuimos a la Paz Centro, estuvimos dos veces frente a la Asamblea
Nacional. La segunda vez fuimos a apoyar una ley que iban a aprobar en favor de
nosotros. Después de muchos gritos y arengas, la ley fue aprobada, pero nunca salió a
luz pública, porque la asfixiaron.
Otra vez fuimos a apoyar a los compas de Masaya. Esta vez anduvimos pintando
medidores. Estuvimos a punto de tener un enfrentamiento con unos policías, pero se
lograron calmar los ánimos. Después nos fuimos a hacer un plantón frente a las oficinas
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de Unión Fenosa en Masaya. Allí estuvimos varias horas. Yo declamé el poema Que no
haya paz para Unión Fenosa. Otros compañeros cantaban y gritaban consignas. En
tanto, una valla de policía se mantenía estática entre la oficina y nosotros: Por esos días
se murieron varios ancianos con problemas cardíacos. No resistían el impacto de los
recibos millonarios. Un solo barquinazo pegaban cuando les llegaba el patatús.
Andar con los consumidores luchando contra Unión Fenosa era una gran aventura.
Poco a poco me fui dando cuenta de que al final iba a terminar consumido, porque Unión
Fenosa no vino a Nicaragua con la visión de hacer un negocio honrado, sino con la de
robar.
Es difícil expresar con palabras toda la desesperación que hemos vivido, desde
que los malparidos pe-elecistas le vendieron la energía a los malditos de unión Fenosa.
En el pasado yo no sufría por luz, porque desde niño hasta la edad de treinta años me
alumbré sólo con candiles, pero esa era otra época, otra forma de vivir. Ahora no se
puede vivir sin luz y es triste que se la corten por no poder pagar los recibos alterados
con grandes cantidades.
Los siguientes recibos ya no me llegaron de diez mil córdobas, pero siempre eran
impagables. Un día llegaron a cortarme la luz, pero cuando el hombre estaba
encaramado en la escalera, lo amenacé con un machete. Le dije que si no se bajaba, yo
lo iba a bajar a puros machetazos. Finalmente hicimos un trato, él no me cortaba la luz,
pero si yo le firmaba un papel haciendo constar que lo había amenazado. Trato hecho, le
firmé y no me la cortó.
La luz no duró mucho, porque a la semana siguiente, volvieron a llegar y me la
cortaron. Entonces busqué quién me la pegara directamente, para que el medidor se
mantuviera cortado. Así fueron pasando los días, los meses, y mi problema de luz seguía
igual.
Hubo un tiempo en que me mantuve vigilante, cada vez que miraba una brigada de
Unión Fenosa bajaba el alambre, después lo volvía a subir. El mentado INE que antes no
servía para nada, ahora es peor, porque lo poco que hacía, a los de la luz les valía un
pito. Cuando vieron que la posibilidad de que yo les pagara lo que ellos querían
desaparecía, porque yo estaba ilegal, comenzaron a tratar de reinstalarla, pero yo me
oponía a que lo hicieran.
Cuando Unión Fenosa compró la energía, los del INE no desaparecieron, se
quedaron como ente regulador del Estado ante los otros ladrones, pero nunca regularon
nada. Lo único que regularon fue la estafa para el pueblo, porque al o desaparecer, al Commented [E12]: ¿¿¿?????
pueblo le ha tocado seguirlos manteniendo. Por eso en cada recibo está estipulado que
una parte del cobro total es para ellos (el INE).
También en esto andaba metido el famoso MIFIC Ministerio de Fomento de
Industria y comercio, peleando contra las actitudes de Unión Fenosa, pero pasaba lo
mismo que con INE, porque Fenosa nunca respetó las resoluciones del MIFIC.
Después de dos años de andar con los consumidores en demandas y
contrademandas, resoluciones iban y resoluciones venían para nada, porque el problema
seguía en lo mismo.
Entendí que luchar contra estas empresas es como luchar contra un cáncer
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incurable. Me aparté de ADECONLE y seguí luchando solo. Hubo un tiempo en que me
quedé a oscuras, pasé cuatro meses sin luz. Yo podía vivir sin luz, pero mis hijos y mi
mujer pasaban las noches enteras alumbrándose con lámparas. Antes uno se alumbraba Commented [E13]: ¿Quién putas pasa la noche entera
alumbrándose con lámparas? ¿No duermen acaso?
con candiles de gas, pero ahora ni siquiera eso se encuentra.
Volví donde los consumidores a buscar ayuda. Ya para entonces, el flaco Oviedo
había muerto. Sólo quedaba su viuda, doña Vida Larios. Ella se comunicó por teléfono
con el gerente de León, un tal Basileo Zapata. Yo fui a entrevistarme con él. Me presenté
como el Poeta Campesino y me recibió tranquilo. Le recité los poemas que había escrito
contra Unión Fenosa. Él me escuchó con mucha atención, después me dijo que yo era
un poeta rebelde, pero dijo que me iba a ayudar, que si yo tenía la escritura a mi nombre,
con mil córdobas me la volvían a instalar y todo lo demás quedaría como borrón y cuenta
nueva.
Pero el asunto con Unión Fenosa no era resolver el problema que ya tenía, sino el
nuevo que se te volvía a hacer cuando te volvían a alterar el recibo. Recuerdo que una
vez me reconectaron la luz un seis de febrero y para el quince del mismo mes, cuando
me llevaron el recibo ya iba con dos mil córdobas:
Ya no quise seguir el trámite con Basileo Zapata y me quedé así hasta que otra
vez pasaron haciendo otra inspección. Creo que esta vez ya no era Unión Fenosa, ya era
Gas Natural, pero iguales de ladrones, cortados con la misma tijera.
Les pedí que me inspeccionaran toda la casa y después de comprobar las
condiciones tenebrosas en que vivo, me dijeron que iban a reconectar y que sólo iba a
pagar sesenta córdobas. Trato hecho. Les di una fotocopia de la escritura de la casa y la
instalaron a mi nombre, porque antes esta conexión estaba a nombre de Carlos Jiménez,
el antiguo dueño de la casa.
Mientras me cobraban lo acordado, mantuve siempre la puntualidad en los pagos.
Esto lo puedo demostrar con los recibos cancelados, pero después de algún tiempo,
cuando yo no me encontraba en casa, se metieron a hacer una inspección,
aprovechándose de la ingenuidad de la señora que la estaba cuidando, y como en la sala
tengo un frízer que me sirve de mesa, porque está en desuso, lo metieron a la cuenta y el
siguiente recibo me llegó con dos mil córdobas.
Al principio lo recibí, pero después me resistí a hacerlo, primero porque no tengo
medidor, y el pago que venía haciendo, lo hacía con base en lo acordado. Esta vez no
me sentí triste ni humillado, como otras veces. Esta vez sentí rabia y deseos de
rebelarme, desde hace mucho tiempo he venido pensando cómo encontrar una forma
para librarme de estos ladrones. Varias veces he pensado que al no más tener
condiciones económicas, comprar una planta solar que permita por lo menos tener mi
lucita y no estar siendo estafado ni humillado por algo tan elemental como es la luz.
Me fui para las oficinas de La Paz Centro con una carta de renuncia en la cual
expresaba rotundamente que no quiero ser cliente de la mencionada distribuidora. A los
tantos días me presento nuevamente y me tenían una respuesta que sólo respondía a
sus intereses, en la que me coaccionaban que tenía que pagar lo que me cobraban,
utilizando sus argumentos. Entonces se me ocurrió la idea de ir a la Procuraduría de los
Derechos Humanos del señor Omar Cabezas Lacayo.
Con don Omar Cabezas Lacayo me presentaron una vez en Momotombo, en un
73
aniversario de un héroe de apellido Argüello. Después que declamé un poema a la
memoria del héroe, me presentaron con el señor procurador de los Derechos Humanos.
Fue muy amable conmigo. Me pidió el número telefónico. Me prometió que me iba a
llamar, pero nunca lo hizo. Así es ese tipo de gente. Cuánto más grandotes son, más
mentirosos. De todos modos me fui para Managua, con la ilusión de hablar con el señor
Procurador.
Después de andar perdido por varias direcciones, en las que la gente me decía
que estaban esas oficinas, al fin abordé un taxi y éste me condujo a los Derechos
Humanos. En la recepción me atendieron bien, pero luego me explicaron que para hablar
con el señor Procurador, primero había que sacar una cita y que tendría que
presentarme, después, en la fecha correspondiente. Esto significaba volver a viajar a
Managua, gastar otros doscientos córdobas y otro día más de tiempo. ¡Qué barbaridad!
Qué difícil es para los pobres resolver sus problemas por más pequeños que éstos
sean. Me preguntaron que cuál era mi problema. Se los expliqué y me mandaron a otra
oficina, donde supuestamente me iban a atender, pero allí me explicaron que tenía que
acudir a la sucursal de León, porque allí era donde pertenecía mi caso.
Por la tarde regreso a mi casa, vacío, boleado y la ilusión que llevaba azulita,
como nueva, cuando iba, ahora la traía convertida en una desilusión, negra y amarga,
como el hollín de las cocinas de los pobres. Otro día me fui para León, con la tarjeta que
me dieron en Managua, busqué las oficinas, hasta que las encontré. Expuse mi problema
la forma en cómo la distribuidora de energía me estaba chantajeando para obligarme a
que les pague lo que no les debo y obligarme a seguir siendo su cliente, cosa que ya no
quiero ser.
Lo que buscaba era que se me respete mi derecho, el derecho que tengo a no ser
cliente de esos ladrones, porque estoy convencido de que ser cliente de esa distribuidora
es estar condenado de por vida a una tortura psicológica y económica. La respuesta que
me dieron fue fácil, que no podían meterse, porque es una empresa privada y que,
además, el Estado es un socio de ellos.
De allí salí peor que de Managua. Durante todo este tiempo que ha pasado, en los
últimos veinte años, he criticado mucho a los Derechos Humanos de la Dra. Vilma Núnez
de Escorcia y a los Derechos Humanos de Marcos Carmona por considerar que sólo son
armas de la derecha para apoyar sus maniobras políticas. Ahora también entiendo que
los Derechos Humanos de Omar Cabezas Lacayo son tan idénticos a los de la derecha,
que no tiene nada que se les pueda envidiar y lo único que dan es asco, porque son
como gusaneras y viven como gusanos, alimentándose con la plata del pueblo,
echándose su plata mes a mes, sólo por estar apantallando.
La diferencia de los derechos humanos de doña Vilma y de Carmona es que ellos
defienden los derechos humanos de la derecha, mientras que los de Omar Cabezas
Lacayo no defienden nada, porque él está ahora en la cara luminosa del sandinismo y
todo lo ve resplandeciente, como si estuviera frente a un cielo iluminado por muchas
estrellas, mientras ellos viven con toda comodidad y se atragantan con el aire de la
buena vida, el pueblo, la inmensa mayoría se sigue asfixiando por el alto costo de la vida
donde los pobres ya no pueden comer ni frijoles, mucho menos carne.
Ahora cualquier pobre, por desgraciado que viva, por muy sórdido y humilde que
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sea su ranchito, le debe a la distribuidora de Luz entre veinte y treinta mil córdobas. Es
una deuda millonaria, una deuda fantástica, producto de la alteración de recibos, una
deuda que nadie va a pagar, pero que a la distribuidora le sirve para mantener una
guerra psicológica sobre sus clientes, una guerra psicológica que lo mantiene hecho
mierda del alma y del cuerpo. Hasta los teléfonos nuestros están intervenidos. Por eso,
dondequiera que estemos, allí nos está llegando la voz metálica de una mujer para
cobrarnos:
—Señor, lo estamos llamando de Disnorte-Dissur para que venga a nuestras
oficinas a cancelar su deuda.
Maldita deuda que no es casi nada, apenas es de treinta mil córdobas.

Así pensaba yo, pero antes de terminar el presente trabajo, me acaba de llegar un
requerimiento judicial de parte de DISNORTE-DISSUR, en el cual se me notifica que la
jarana que tengo asciende a la suma de setenta y cuatro mil novecientos noventa y
cuatro córdobas con veintiún centavos (C$ 74994.21).

Esto es vergonzoso, no para mí, sino para la empresa distribuidora de energía,


porque esta cantidad que me reclaman no es el producto de lo que yo he consumido,
sino de una alteración arbitraria de su parte, porque ni siquiera tengo medidor. Lo que yo
pagaba antes de esta alteración eran sesenta córdobas Esto significa que si yo debo
treinta y cuatro recibos, multiplicados por mi consumo histórico que es de sesenta
córdobas, lo que les debo es dos mil cuarenta córdobas en total.

Ahora la distribuidora se siente fortalecida, porque ya los diputados aprobaron la


Ley Antifraude (Ley 641). Con esta ley ellos consideran que pueden encarcelar a todo
aquel que no pague sus recibos fraudulentos, de modo que, Señor Presidente de la
República y Señor David Castillo, director del Ente Regulador, INE ya es hora de que
vayan preparando los campos de concentración en los que puedan almacenar a más de
doscientos mil clientes robaluz.
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LA LUZ, PROMESA DE DANIEL QUE NO CUMPLIÓ

L a luz fue una de las más grandes promesas de campaña de Daniel Ortega,
pero no la cumplió. Todo lo contrario, en vez de retomar la energía para el
desarrollo del pueblo, para el combate a la pobreza, de una manera correcta, el Estado
se convirtió en socio de la distribuidora de energía, y ahora es parte de ese terrorismo
energético, porque la energía está siendo utilizada, no para servir a los pobres, sino para
llenar las bolsa de todos aquellos que la manipulan, entre ellos el Estado, a través de
INE, que ahora se ha convertido en un cuervo criado por el mismo gobierno.
A los usuarios más necesitados es a los que les está tocando cargar con tanto
ladrón, entre ellos a David Castillo y a todo ese ente regulador que ahora está regulando
el robo. Según las estadísticas hay doscientos mil clientes ilegales y otro gran porcentaje
semi-ilegal y sólo un veinticinco por ciento de los consumidores está pagando la luz de
manera regular. Mientras todos estos ladrones se llenan las bolsas con la plata que
produce la energía, los consumidores estamos convertidos en ladrones por necesidad.
Y no es que los clientes estemos robando, los ladrones vulgares son los de arriba.
El pueblo lo que está haciendo es el uso de su derecho, retomando lo que esperaba que
Daniel les restituyera, en cumplimiento de su promesa. Y esto es lo insólito en un país
donde se habla tanto del pueblo-presidente, donde se habla tanto de justicia igualitaria.
De qué sirve que el gobierno esté invirtiendo tanto en la producción de energía, si
al final el que se lucra no es el pueblo, sino los gusanos que como INE se convierten en
sus principales enemigos. Mientras el Estado no retome la distribución de energía y lo
haga de la manera más justa, con el fin de servir al pobre para sacarlo de la extrema
pobreza, nadie va a salir a flote.
Ningún taller, ningún negocio que dependa de la energía va a poder desarrollarse,
si todo lo que se gana en los precarios negocios sirve para engordar las bolsas de todos
estos gusanos que viven felices en contubernio, que cada día que pasa le va cerrando
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las puertas a la justicia que tanto necesitamos. Pero la gente ya no es pendeja, ya
despertó, en un despertar que la ha vuelto inteligente y creativa. Por eso, ante las mil
maneras de los ladrones para estafarla, encuentra dos mil maneras de sobrevivir y hacer
uso de su derecho. El problema no está allí, el problema está en el futuro próximo. Si el
gobierno no le busca una salida o la gente se rebelará o en las próximas elecciones le
pasará la cuenta al partido en el poder.
Yo en lo personal no estoy interesado en que esto suceda, pero tampoco estoy de
acuerdo con que se siga alimentando a tantos gusanos enquistados en las instituciones
del Estado. Tampoco estoy de acuerdo en que mis hijos y mis nietos sigan sufriendo el
tormento que padecemos desde que Unión Fenosa y sucesores se apoderaron de la luz.
Tampoco estoy de acuerdo en que mis hijos sigan siendo acusados de ladrones por
robar luz.
Por un derecho consagrado en la constitución política, pero que de manera
sistemática se nos está negando, el pueblo tiene derecho a la rebelión por la
reivindicación de sus conquistas alcanzadas con mucha sangre y sufrimiento.

[…] inmensamente la luz es bella


eternamente la luz es vida
es luz y vida desde el comienzo
que se prolonga al infinito
por encima de las sombras y la muerte
Fenosa no pone bombas
no bota torres gemelas,
pero estafa a nuestro pueblo
y lo deja en las tinieblas […]
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DOS AÑOS DE COMER HUESO

Desde que los frijoles rojos llegaron a veinte córdobas la libra, ya no tuve valor de
comprar frijoles rojos, mucho menos ahora que están a treinta y no es que no se puedan
comprar, pero es una locura. ¿Qué es lo que se puede hacer con una libra de frijoles? Si
es un poquito y si las bocas son bastantes no se mira ni por dónde pasan.
Lo mismo pasó con la carne. Desde que subió de cincuenta a treinta córdobas la
libra, me dediqué a comprar sólo hueso. A estas alturas ya tengo más de dos años de
estar comiendo sólo huesos. Hace un mes, una libra de hueso costaba quince córdobas,
una de posta costaba sesenta. Imagínense que si en vez de comprar una libra de posta,
compro cuatro de hueso —aunque al final casi sale la misma cosa—, porque el hueso no
se come y de cuatro libras apenas sale como libra y media, entre nervios, tuétano y
chipustes de carne.
Con los frijoles desde hace seis meses sólo compro frijoles negros. A veces los
compro a quince córdobas, otras veces a catorce. Pero eso sí, para comprar frijolitos
negros tengo que andar por todo el mercado preguntando el precio y mirando el estado
físico que mantienen entre los sacos. Si me dicen que catorce, los miro bien, que no
tengan ni mucha piedra ni muchos granos podridos.
Hay veces me voy en la chicagüita, cuando los miro limpitos y hasta
relumbroncitos, pero a la hora de cocerlos, salen más duros que la conciencia de los
especuladores y eso sí que es aburrido y me salen más caros porque gasto más leña.
Hasta ahora no me siento tan aburrido con los frijoles negros, pero eso no quiere decir
que no me hacen falta los rojos, lo que pasa es que ya no se puede ni pensar en ellos,
porque ya no son comida para pobres.
La semana pasada, después de pensarlo dos veces, me fui para León decidido a
comprar una libra de carne de res. Llegué a la terminal, pero como tenía que buscar unas
dos camisas usadas, me fui para el mercado de la estación, porque allí es donde
abundan esos negocios y además hay más ventas de carne que en la terminal. Entré al
sector de las carnes y sigo pensando de cuál compro, por mi mente seguían pasando los
mismos precios que según yo estaban todavía vigentes.
Al fin me decido, me acerco adonde estaba una muchachona hermosa y le
pregunto por el precio de la carne. Bueno —me dijo — esta que está aquí vale sesenta y
cinco. Esta otra vale ochenta. La otra vale noventa y el lomo vale cien.
Le pregunto que cómo se llama la carne que vale sesenta y cinco y me dice que es
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la que le dicen «cubrepanza». Como yo aturré la cara, ella se me quedó mirando, no sé si
con tristeza o con ternura.
—Ay, señor, —me dice— si no puede llevar carne, lleve hueso, que es lo que está
más barato.
Me quedo viendo los huesotes quebrados, envueltos en pellejos blancos y nervios
amarillos, no dije nada y me alejé. Me vengo para la terminal y me acerco a otro puesto
de carne de res, pregunto por los precios y me salen con lo mismo. Le digo a la señora
que ya no se puede comer carne, pero la vieja reacciona malhumorada y me dice que no
diga eso, que todo es querer. Me hace la misma propuesta que me hizo la del mercado
de la estación: que compre hueso.
Me quedó viendo la carne que tenía en unos ganchos el del puesto de enfrente y
diviso una cola.
—Y esa cola ¿cuánto vale?
—Vale quince la libra. Llévese esa cola, pero eso sí, tiene que llevársela toda y
pesa ocho libras.
Son ciento veinte córdobas —pensé—, no me alcanza la plata. Además no quiero
hueso. Y al comienzo, en el tronco, se le miraba carne, pero el resto, sólo era el puro
hueso picado.
Me voy a seguir vacilando, buscando los frijolitos negros para seguirles volando
verga no se sabe por cuánto tiempo, talvez hasta que me muera, porque los frijoles
solidarios, que de solidarios no tienen más que el nombre, sólo pasan por casualidad, y
por casualidad sólo he podido comprar dos libras.
Sigo dando vueltas, necesito comprar tomates y cebollas, pero como los tomates
también están caros, las bolsas sólo tienen tres por diez pesos. Sigo de venta en venta,
oyendo los gritos de los vendedores. De pronto miro las bolsadas de tomate y pregunto
— ¿Cuánto valen estas bolsas?
—Diez córdobas, señor. —me dice la mujer —. Los quedo viendo. Todos tienen el
tronco podrido. La señora comprende y toma la iniciativa, para decirme que son tomates
para comer ya.
— Sólo le vuela las partes malas y ya está. —Le sigo la corriente, agarro la
bolsonada de tomates, le doy los diez córdobas, los echo en mi zurrón y todo tranquilo.
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EL PESCADOR, EL JUEZ CORRUPTO Y LA FAMILIA PÉREZ

A ntes del huracán Mitch llegó un pescador a la comarca El Tamarindo, un


señor de origen salvadoreño, un hombrecito pequeño que no sabía ni leer.
Se dedicaba a pescar con anzuelo. Usaba un botecito de madera que se llamaba El
Pijiriche.
El bote tenía como cinco varas de largo, pero era tan estrecho que sólo él cabía
sentado. Andar en el Pijiriche era una aventura que sólo este pescador podía realizar.
Salía por la mañana y al llegar el mediodía ya venía con el Pijiriche lleno de pescados.
Era increíble, porque donde quiera que él tirara el anzuelo cada vez que hubiera agua,
allí encontraba los peces.
Se comenzó a especular que aquel hombre era mágico, algunos decían que tenía
la piedra de la virtud, pero otros creían que era brujo, y no era para menos. Máximo que
así se llama, porque esta vivito y coleando todavía, es increíble para sacar pescados. Él
mismo se jacta de que una vez sacó dos pescados en el mismo anzuelo. Por eso cuando
a Máximo se le pregunta cómo le ha ido, él contesta: «hoy sólo gané como un albañil,
porque sólo gané ochocientos córdobas».
Cuando gana mil quinientos, él contesta: «hoy gané como un ingeniero».
Y es que Máximo también es muy fanfarrón. Lo que no hace en los hechos, lo
hace con la boca, por eso cuando pasa por una cancha de futbol, y mira jugadores
actuando, se entremezcla con ellos y luego comienza a contar que él fue entrenador de
futbol, luego hace unas cuantas piruetas, en demostración de que lo que dice es cierto. Si
pasa por una capilla donde están haciendo un culto, toma una biblia, como si pudiera leer
y luego predica citando pasajes del Nuevo o del Antiguo Testamento. Cuenta que una
vez, cuando era pastor evangélico, estando en Panamá, el señor le reveló que tenía que
irse para Estados Unidos, porque allá tenía que ir a convertir a no sé cuántas almas. Se
puso en camino, pero al cruzar la frontera México-Estados Unidos cayó en manos de
Migración y fue a parar a la cárcel. Fue allí donde cumplió su misión, porque en los tres
meses que pasó en prisión, logró convertir a no sé cuántos presos, antes de que lo
deportaran a El Salvador.
Otra cosa para la que es bueno Máximo es para armar casamientos, de repente se
enamora, arma el casamiento, manda a hacer anillos de compromiso y al final todo
termina en nada.
Todas las mujeres que se cruzan por su camino, se sienten felices, porque dicen
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que Máximo les da todo lo que ellas piden, en tanto que los hombres se sienten
inconformes, se quejan de que Máximo las ha encarecido, porque mientras ellos, para
obtener sus placeres, les ofrecen entre veinte y cincuenta córdobas, Máximo le ofrece
doscientos. De esa manera Máximo se hizo famoso.

Cuando llegó el huracán Mitch, Máximo ya tenía un bote más grande que el
Pijiriche provisto de un motor marino de dos y medio caballos de fuerza. Ya con ese
motor y ese bote, podía viajar lejos, sin temor a las corrientes ni a las ráfagas de viento.
Cuando ya el huracán estaba en lo más denso y el río desbordado comenzó a aislar las
casas y la gente comenzó a huir, Máximo se dedicó a la noble tarea de salvar vidas. Se
lanzaba con su bote y su motor a sacar a los que ya estaban en peligro de ahogarse.
Entre los que salvó estaba José Guerrero que se había quedado al otro lado del río,
donde tenía su camaronera y cuando se dio cuenta, ya estaba atrapado por la lluvia, las
playas y el río.

Máximo llegó a auxiliarlo cuando estaba pegando gritos encaramado en un árbol,


agarrado con una mano de la rama del árbol y con la otra sosteniendo unas gallinas a las
que no quería abandonar a su suerte.

Después del huracán a Máximo le dieron un solarcito, allí junto al estero, en un


área vacía. Aquello lo hicieron a través del alcaldito, que en esa época era Orlando
Ocampo, apodado Chibolón. Según dicen se lo dieron como un reconocimiento por su
actitud humanitaria. Máximo se buscó a un albañil, para que le construyera una casita,
éste levantó paredes de ladrillo, construyó una letrina, también de ladrillos, pero luego la
pesca se puso tan mala que ya Máximo no ganaba ni como un albañil, mucho menos
como un ingeniero.

Máximo, que tiene sus hijos en El Salvador, fue llamado por ellos para que
atendiera asuntos de familia. Se fue temporalmente dejando a una persona que le vigilara
la casita. Ya en El Salvador, Máximo no pudo regresar pronto como lo había pensado y el
cuidador que dejó, como no era de la comarca, sólo venía de cuando en cuando a echar
una miradita al terreno.

Cuando pasaron los del barrido catastral, contactamos a ese señor y vino a
inscribir la propiedad. Él pudo haberlo hecho a su nombre, pero su honradez lo preservó
de hacer aquella barbaridad y lo puso a nombre de Máximo. Hasta allí todo marchó bien,
pero la familia Pérez que vivía en frente, calle de por medio, aprovechándose de la
escasa presencia de su dueño, instaló un tubo subterráneo que cruza la calle y la
propiedad de Máximo hasta llegar al río.

A través de ese tubo se deslizaban las aguas que salían de su baño, por no decir
aguas negras. Después se obsesionaron por apoderarse del terreno y comenzaron a
decir que era de ellos. Después pasaron de la simple obsesión a la acción. Buscaron a
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un pariente para dárselo en usufructo y pudiera vivir allí como si fuera el dueño. Cuando
Máximo volvió del Salvador ya lo tenían envarillado, listo para entecharlo.

Máximo que se sentía dueño, porque esas paredes que estaban allí le habían
costado cerca de veinte mil córdobas — sin pensarlo dos veces—, buscó un ayudante y
desbarató todo lo que habían hecho los intrusos, dejando las paredes como él las tenía
antes. Entonces la Francisca Pérez, que era la que se autoproclamaba dueña,
aprovechando cierta amistad que tenía con el doctor José Domingo Molina García, Juez
Único de la Paz Centro, demandó a Máximo por la cantidad de treinta mil córdobas,
amparándose únicamente en un recibo emitido por la Alcaldía con el que se establecía
que ella había pagado los impuestos sobre la propiedad. Todo lo demás era una fantasía.

La fantasía de su obsesión que la aferraba a decir que ella era la dueña y cuando
estaba frente a Máximo en los tribunales, trataba de persuadirlo para que se acordara de
que ella le había dado allí para que viviera. “Acuérdese don Máximo”, le decía, “que yo le
di allí para que hiciera su casita. Acuérdese, haga memoria, que ante Dios, que está en el
cielo, yo no miento”. Y se agarraba el crucifijo que colgaba de su pecho, lo elevaba al
cielo, como buscando la aprobación de Dios que le consolidara su mentira.

Máximo, con su amigo el cuidandero, buscó un abogado para que le llevara el


caso y por circunstancias especiales fue a parar al despacho de la doctora Marcia
Quezada, una de las abogadas más famosas de La Paz Centro Famosa por su humildad,
por su honradez, doña Marcia no es pistera, muchas veces hasta cobra menos de lo que
el trámite vale normalmente, pero ni así Máximo le ha querido pagar, porque Máximo es
así, al que le sirve le paga mal.

La mayoría de los clientes de la doctora Quezada siempre le queda debiendo


cierta cantidad de dinero que al final no le pagan. Claro que la doctora es lenta, como las
tortugas, pero ahí va, todo es cuestión de paciencia. Aun así, es más lo que da que lo
que quita.

La doctora Quezada se apersonó a defender a Máximo, pero la Francisca Pérez


estaba respaldada por un juez, que desde el primer momento demostró estar parcializado
con ella.

Los meses comenzaron a pasar y el juez nunca daba trámite al juicio. Todo era
cuestión de darle largas al asunto para que la Francisca ganara tiempo, porque el tiempo
era lo único que podía ganar, porque el escaso apoyo que había obtenido en la Alcaldía,
valiéndose de sus mentiras lo perdió cuando Máximo llegó con una carta testimonial
firmada por Orlando Ocampo, Chibolón, y una carta firmada por Rodolfo Blanco Carrán,
el ex alcalde que ordenó a Chibolón que le diera el terreno a Máximo.
En vista de que el juez corrupto nunca hacía el juicio, tuvimos la intención de
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denunciarlo en los medios de comunicación. Preparamos un escrito para recoger firmas,
porque eso sí, la vecindad estaba enardecida, repudiaba la acción de la Francisca Pérez
y el apoyo hacia Máximo era espontáneo.

La familia Pérez tiene fama de ser ladrona y con la acción realizada, demostraban
que no es mentira lo que decían. Al final nos enfriamos, ya no hicimos la denuncia y por
fin, después de ocho meses, el juez llamó a las partes a testificar. La Francisca se
presentó con tres testigos, pero dos de ellos fueron invalidados por ser sus parientes.
Máximo se presentó con cuatro, entre ellos Chibolón y José Guerrero, que es el
secretario político del Tamarindo.

A la hora de testificar, las declaraciones fueron contundentes, tanto que al cuarto


testigo el juez lo rechazó, porque afirmó que ya no era necesario. Claro que era
necesario, pero fue una estrategia del juez para no consolidar más las pruebas a favor de
Máximo.

Después de las testificales nos quedamos esperando la sentencia, una sentencia


que no llegó nunca, porque después de dos meses, ya cuando se aproximaba el
veinticuatro de diciembre, el propio Juez, José Domingo Molina García, hizo acto de
presencia en casa de la familia Pérez y de la manera más descabellada le entregó la
propiedad a la Francisca. En tanto que la doctora Marcia Quezada y su defendido ni
siquiera recibieron la notificación de ley. La notificación fue obtenida de manera
extrajudicial, gracias a la secretaria del juzgado que tiene amistad con la doctora
Quezada.

La Francisca mandó cercar la propiedad y cuando Máximo pasó por la calle lo


amenazó que si se atrevía a meterse en ese terreno, lo meterían preso. Doña Marcia le
prometió a Máximo que iba a recuperar el terreno y que no se preocupara, porque todo
era cuestión de tiempo, pero Máximo cada día que pasa está más flaco, más
concavonudo. Cada día que pasa por su esqueleto le deja la huella de un año.

Y es que la cosa no es fácil: en el día trabaja para ganar realitos y seguir dando
vueltas, y en las noches no duerme, pensando en los malabares que realiza la Francisca
con el Juez corrupto para despojarlo de sus paredes. Por eso hoy, cuando Máximo va
caminando por las calles, a veces uno piensa que sólo van el pantalón y la camisa,
porque su cuerpo sólo es una piltrafa, una ilusión de vida, consumiéndose por el
cansancio que cada día de pesca le va transmitiendo a través del remo con el que le toca
empujar hasta diez kilómetros de estero todos los días.

La Francisca y su familia son inmensamente católicos y los domingos van a misa,


rezan, cantan y comulgan como si el despojo que están tratando de hacer fuera parte de
la disciplina cristiana. Olvidándose del ama a tu prójimo por amarse a sí mismos.
LA DENUNCIA
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La doctora Marcia Quezada es lenta como las tortugas, pero segura, porque sabe
que es mejor llegar tarde que nunca. Cuando la vecindad miró que la Francisca Pérez
cercaba el solar, se puso indignada. La mayoría estaba dispuesta a dar su firma en
apoyo del pobre Máximo y eso es lo bello de esta historia, mirar cómo la mayoría de la
comunidad está a favor de Máximo y en contra de los Pérez, a pesar de que Máximo es
de origen salvadoreño. La gente está con él por la razón. La razón es la legitimidad de la
conciencia pública. Entonces hicimos el escrito y digo lo hicimos, porque yo soy hermano
de Máximo y lo estoy apoyando. Soy el Poeta Campesino, el que está escribiendo esta
historia. En un solo día recogimos ochenta firmas con sus respectivos números de
cédula.

Recoger ochenta firmas en un caserío pequeño es cosa seria, porque si de cien


casas que visitamos, noventa están a favor de Máximo, entonces Máximo ya es un
personaje famoso. Por eso cuando los reporteros del canal Diez llegaron, muchos de los
vecinos querían que los entrevistaran, jóvenes, amas de casa. Los que lograron ser
entrevistados salieron en la televisión, desembuchando toda la inconformidad que
sentían, mientras que la familia Pérez tragaba grueso y respiraba en seco.

CONCLUSIÓN

La historia del pescador, el juez corrupto y la familia Pérez es otra pieza más que
nace de una experiencia muy dolorosa, porque se vive en carne propia. Es otra pieza
más que demuestra cómo las personas corruptas o nefastas, enquistadas en el Partido
Sandinista, con sus acciones injustas hacen sufrir a los pobres y proyectan desde el
fondo la otra cara del Sandinismo. La cara tenebrosa que le va restando votos a la
primera, a la cara luminosa que se mantendrá a flote, mientras la otra cara no la
desestabiliza. Este juez de la Paz Centro, José Domingo Molina García, es una lacra más
que no debería estar en las filas del sandinismo, mucho menos desempeñando el cargo
de juez.

Si como este juez, hay mil funcionarios más en el Sistema Judicial apoyado por el
sandinismo, más que podridos, estamos perdidos. Hay ochenta firmas apoyando esta
denuncia, ochenta firmas recogidas en menos de cincuenta casas. Ochenta firmas que
en su mayoría son sandinistas y votan por el Partido Sandinista. Ochenta firmas que
ahora repudian la actuación corrupta de este juez injusto, que en vez de hacer justicia,
apoya a los ladrones para despojar al justo. Ochenta firmas que con su repudio están
pidiendo la destitución de este personaje que en vez de consolidar moralmente el
proyecto revolucionario, dominado por sus propias pasiones hace todo lo contrario. La
familia Pérez no es sandinista ni votan por el sandinismo, a pesar de que en el pasado
fueron favorecidos con una propiedad de más de cien manzanas.
ORDEN DEL LIBRO
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NOTA ACLARATORIA ................................ ................................ ................................ ............. 4


EL SEGUNDO MONSTRUO DE LAS REVOLUCIONES ................................ ............................ 5
SEIS AÑOS DE ENGAÑOS EN EL IDR ................................ ................................ ..................... 7
LA HISTORIA DE LA PELOTA ................................ ................................ .............................. 16
HISTORIA DEL BANCO PRODUZCAMOS ................................ ................................ ............. 20
LA HISTORIA DE MI CASA ................................ ................................ ............................... 2827
UN POCO DE HISTORIA ................................ ................................ ................................ .... 3735
ASÍ ES CATÍN ................................ ................................ ................................ .................... 4240
TRES SUCESOS TRASCENDENTALES EN EL PRIMER PERÍODO DE DOÑA LESBIA ..... 4947
LA REELECCIÓN DE DOÑA LESBIA ................................ ................................ ................ 5855
EL ANTIGÜISMO ................................ ................................ ................................ ............... 6057
LA HISTORIA DEL FINADO CPC ................................ ................................ ...................... 6259
LA GUERRA POR LA LUZ ................................ ................................ ................................ . 6663
LA LUZ, PROMESA DE DANIEL QUE NO CUMPLIÓ ................................ ........................ 7572
DOS AÑOS DE COMER HUESO ................................ ................................ ......................... 7774
EL PESCADOR, EL JUEZ CORRUPTO Y LA FAMILIA PÉREZ ................................ ......... 7976
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Antes de adentrarnos en las páginas de «La Otra Cara del


Sandinismo», quiero aclarar que este libro no es de oposición al
Gobierno ni manipulado por la derecha. Todo lo contrario, se
trata de un libro revolucionario escrito por un personaje que
desde que nació como político y como poeta, nació a la izquierda,
y que ahora escribe, a través de sus propias experiencias
encontradas y vividas, tanto en instituciones del gobierno, como
en todo aquello donde se mueve el Partido Sandinista.

En todas estas instituciones se creen ser los principales


cuarteles del gobierno para el combate a la pobreza y para
impulsar el proyecto revolucionario hasta llevarlo a feliz término.
Pero en ellas, ahora, la enfermedad del jefecismo y el
burocratismo se están desarrollando como verdaderas pandemias
para acabar con la conciencia revolucionaria y por ende, con un
proyecto tan sagrado como es la segunda etapa de la revolución.

Los dueños de la revolución y de sus frutos no son los


ministros ni los alcaldes ni ningún empleado del estado. El dueño
de la revolución popular sandinista es el pueblo de Nicaragua.
Somos todos, por tanto, es necesario combatir estas
enfermedades, antes de que estas enfermedades acaben con todo.

Manuel de Jesús Ortiz


(El Poeta-Campesino)

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