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reuniones que mantenía con otros poetas amigos suyos.

Entre éstos se contaban conocedores y traductores


de la literatura alemana, por la cual se interesó grandemente, sobre todo por el «lied» y la balada (no en vano
sus versos quisieron ser censurados con el remoquete de «suspirillos germánicos»); los líricos alemanes,
especialmente Heine, junto a los cantares tradicionales andaluces, se convertirían de este modo en modelo y
fuente fundamental de inspiración de su obra.
La llegada de su hermano Valeriano, pintor, a Madrid alivió algo su pesadumbre; pero en el ánimo de
Gustavo Adolfo pesaba mucho igualmente su precario estado de salud. Desde hacía tietradición oral hispana, por
influencias cultas foráneas, concretamente por la novela «gótica» inglesa (en el Volumen 5, Ep, sencillez e
ingenuidad, y tendremos una razón más para señalar estas Rimas como uno de los hitos de la poesía
contemporánea en lengua castellana. Además, y para finalizar, habremos de advertir que, más allá de esta
primera lectura —más que suficiente para calibrar su valor—, el intimismo y el sentimentalismo alcanzan en
las Rimas de Bécquer una dimensión inusitada: el amor y la presencia de la amada llenan sus páginas con toda
una visión del mundo que tiene una más amplia interpretación (véase el Epígrafe 2.c.) y que, a grandes rasgos,
podemos resumir en la contemplación de la realidad como un misterio —el mundo becqueriano ígrafe 7.b. del
Capítulo 5) y por el leve simbolismo metafísico de los cuentos de terror de Edgar Allan Poe (Volumen 6, Epígrafe 2
d agrupado Bécquer los poemas compuestos por él entre 1860 y 1867; el libro se había perdido en casa de su editor
y el poeta lo reescribió y reconstruyó poco antes de su muerte. Desconocemos, por tanto, su orden original, aunque
la actual ordenación de las Rimas siga pareciéndonos la más adecuada por agrupar las composiciones por temas:
se disponen en primer lugar once rimas que desarrollan el concepto de la poesía; y después los poemas amorosos,
que son el resto de las setenta y seis rimas que se conservan; éstas, a su vez, se ordenan en tres grupos: en el
primero domina el Capít2).
Menos divulgadas que las Leyendas, las Cartas desde mi celda fueron escritas con motivo de su estancia
en el monasterio de Veruela para curarse de la tuberculosis que acabaría con su vida. Dominadas por el estado de
ánimo contemplativo al que está obligado por su retirompo se retiraba ocasionalmente a Veruela, antiguo
monasterio y entonces hospital de tuberculosos; pero el mal no tenía ya remedio y a causa d sentimiento
amoroso; vienen después los que expresan el desengaño y, finalmente, aquéllos que muestran la radical desolación
vital del poeta a raíz de la desilusión y del desamor.e él murió en 1870 Gustavo Adolfo Bécquer, un desconocido
poeta llamado a ser desde el año siguiente, el de la publicación de sus Rimas, el más influyente de los líricos
españoles contemporáneo libro de Rimas de Bécquer lo publicaron algunos amigos del poeta al año siguiente de su
muerte, en 1871; es difícil saber, por tanto, si la edición habría quedado definitivamente dispuesta tal como la
conocemos hoy día. Es más, el libro ni siquie proporcionan ya, no obstante, una nueva dimensión en el
panorama de la poesía decimonónica. Añadamos a ello las aportaciones técnicas, fundamentales en lo que se
refiere a la selección natural del lenguaje, sobriamente contenido, alejado de las estridencias y los excesos del
lirismo romántico; y en lo referente, también, a su brevedad da una impresión básicamente neblinosa,
evanescente— que el poeta debe desvelar por medio de la intuición, de la inteligencia y de los sentidos a partes
iguales.
ra se llamaba así originalmente, sino El libro de los gomones, título bajo el cual había el tono optimista
y esperanzado, entremezclado con una serie de definiciones poéticas de la lírica decimonónica española. Su
personal sentido del lirismo, que sabe superar tanto sus modelos literarios como la propia realidad, le

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