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Cuando hablamos de un texto de divulgación científica, nos referimos a un escrito de trama compleja, donde
se combinan características de distintos tipos de textos, cuyo propósito es poner al alcance del público y
esclarecer un tema relativo a la ciencia. Con respecto a su estructura, será básicamente expositivo o
explicativo y, por lo tanto, tendrá las siguientes características:

organización lógica y jerárquica de las ideas;


exposición analítica y sintética;
uso de gráficos, esquemas, dibujos;
empleo de oraciones enunciativas de estructura bimembre, preferentemente con un orden sintáctico canónico
(sujeto-verbo-predicado), con inclusión de proposiciones subordinadas causales, consecutivas, finales, entre
otras;
utilización de conectores: causa, consecuencia, etc.;
vocabulario preciso, eludiendo términos polisémicos.
Su punto de partida es un problema que intentará esclarecer en su desarrollo; su finalidad, modificar un
estado de conocimiento en otros.
En general, la secuencia explicativa sigue los siguientes pasos:

una situación inicial en la cual se instala el problema;


un problema a explicar;
una respuesta o explicación propiamente dicha;
una evaluación o conclusión de lo planteado.
Si bien, por el hecho de transmitir un conocimiento científico el lenguaje utilizado será el de las ciencias, el
mismo estará adecuado a sus destinatarios, en este caso, un público que se acerca a este tipo de texto con el
objetivo de adquirir ciertos conocimientos que escapan a su propia especialidad.
Entre los recursos más utilizados, encontramos la reformulación.

La reformulación es un procedimiento que consiste en proporcionar un enunciado que aclara un segmento


anterior del texto; los marcadores más habituales son: a saber, en otras palabras, es decir, o sea,
sintetizando, en resumen, etc. Por otro lado, cuando el artículo emplea un vocabulario excesivamente técnico,
deberá aportar un glosario explicativo de algunos términos.

También se incluyen la modalización de los enunciados, la narrativización de exposiciones, las paráfrasis y las
metáforas o la personalización de elementos y la coloquialización. (En Cassany, D., López, C. y Martí, J.
(2000) ³Divulgación del discurso científico: la transformación de redes conceptuales. Hipótesis, modelo y
estrategias´ en Discurso y sociedad, Vol. 2, Nº 2, págs. 73-103.)

Los saberes específicos que pueden divulgarse a partir de estos artículos son inacabables; incluyen desde la
biología hasta la medicina y la salud, desde la astronomía hasta la religión y las ciencias ocultas, desde las
ciencias duras hasta la cibernética y la tecnología, y así infinitamente abarcando todas las ramas del
conocimiento.

Con respecto a dónde encontrar este tipo de textos para su inclusión en la Escuela, es muy común hallarlo en
folletos de campañas de prevención, en revistas especializadas o no ± que pueden incluir algún artículo con
estas características ± en suplementos especializados, en enciclopedias, en fascículos que acompañan a
otras publicaciones, etc. En los diarios suelen aparecer, con asiduidad, artículos de divulgación científica, que
pertenecen a lo que llamamos periodismo científico. Desde el punto de vista técnico, el periodismo científico
es un soporte especial para acercar los temas de la ciencia al público en general.

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