Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Bernardo Araya Zuleta, Secretario General de la CTCH dirigida por el Partido Comunista. Es uno
de los detenidos desaparecidos durante la cruel dictadura de Pinochet.
En agosto, se realizó una gran marcha contra el hambre, que culminó en una
concentración en la Plaza de Artesanos. Intervinieron varios oradores del Comando,
entre ellos el dirigente comunista Juan Vargas Puebla. Esta acción marcó un punto
muy alto en la lucha popular contra el régimen. Pero, al día siguiente la policía
descubrió el llamado “Complot de Colliguay”. Esta era una provocación aventurera,
de no muy claro origen, en la cual se vieron involucrados algunos miembros del
Comando Nacional contra las alzas y que tendría como fin el derrocamiento del
gobierno de González Videla. El conocimiento de esa conjura sirvió de pretexto al
Ejecutivo para desencadenar una nueva oleada represiva.
UN ANUNCIO TRASCENDENTAL
NACE LA CUT
Del 12 al 16 de febrero de 1953 se desarrolló el Congreso Constituyente de la
Central Única de Trabajadores de Chile, CUT. Tuvo lugar en el Teatro Coliseo de
Santiago y asistieron 2.355 delegados en representación de 952 organismos
sindicales de todo el país.
Se aprobó el nombre de la nueva entidad, sus estatutos y la Declaración de
Principios. En esta última se sostenía:
4
DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
SIGNIFICADO DE LA CUT
En los primeros días de 1956, luego de un agitado debate, la mayoría del Consejo
Directivo de la CUT acordó – con el voto en contra de los dirigentes comunistas –
llevar a cabo un paro nacional indefinido. Su objetivo era derribar el gobierno de
Ibáñez.
En base a un análisis subjetivo de la situación, motivado por los recientes éxitos
alcanzados por el movimiento sindical, se había llegado a la conclusión de que era
posible repetir lo sucedido en 1931. Cegados por un absurdo voluntarismo, los
componentes mayoritarios del Consejo Nacional no fueron capaces de advertir que
las condiciones a comienzos de 1956 no eran las mismas de hace 25 años.
En ese momento el gobierno no era una dictadura y contaba con el respaldo de
importantes sectores. Las capas medias, fundamentales en el derrocamiento de
Ibáñez en julio de 1931, no estaban dispuestas a lanzarse en una acción de ese
tipo. Tampoco todos los trabajadores.
El paro fue aprobado para el 9 de enero de 1956. Los comunistas, respetando la
democracia sindical, acataron la mayoría y se dedicaron a prepararlo.
El día señalado para el inicio de la huelga general ocurrió el desastre. El gobierno,
apelando a distintos medios, logró presionar sobre los gremios más débiles. Muchas
federaciones, cuyos dirigentes fueron los más encendidos defensores de ese
movimiento, no se adhirieron a él o desertaron a las pocas horas. En la práctica,
sólo las federaciones y sindicatos con influencia comunista respondieron. Y sobre
ellas cayó todo el peso de la represión. Cientos de dirigentes fueron detenidos y
relegados. La policía desarticuló el Consejo Nacional y los Consejos Provinciales.
Quedaron descabezadas las organizaciones más combativas. Se desató el terror.
Cundió la desmoralización en las bases sindicales.
La aventura ultraizquierdista del 9 de enero marcó el fin de un período de ascenso
y fortalecimiento del movimiento sindical. Se abrió una difícil segunda etapa en la
existencia de la CUT, caracterizada por el retroceso y la posterior lenta
reorganización, que se prolongó por seis años. Duro fue el precio que debieron
pagar los trabajadores, por la aventurera acción de comienzos de 1956.
El gobierno aprovechó la oportunidad para pasar a la ofensiva contra el pueblo. El
23 de enero empezó a aplicar una política económica aún más reaccionaria que la
7
utilizada hasta entonces. Estaba basada en las recetas elaboradas por la misión
estadounidense Klein-Sacks: superar la crisis en base a restringir los ingresos de
quienes vivían de un sueldo y de un salario.
El 17 de junio de 1956, la CUT convocó una concentración en el Teatro Caupolicán
de Santiago. Concurrió poca gente. Sólo aquellos sectores más consecuentes. Ello
mostró el momento de reflujo que se vivía.
Otro acto, llamado para el 25 de octubre, la asistencia fue mejor, pero no masiva.
En la elección del Consejo Directivo Nacional hubo una innovación. Antes cada
delegado tenía un voto; ahora, poseía tantos votos como socios al día en sus
cotizaciones. Los resultados de la votación fueron:
El PC eligió el presidente y 13 consejeros; el PS, el secretario general y 6 miembros
del Consejo; el PDC, el primer vicepresidente y dos consejeros; el PR, el segundo
vicepresidente y un consejero. El MIR no logró representación.
Acto del 1º de mayo de 1972. Allende en la tribuna. En primera fila se ve al cardenal Raúl Silva
Henríquez; a su izquierda, el dirigente de la CUT Víctor Díaz.
En los mil días del Gobierno Popular los trabajadores formaron parte de éste. La
CUT jugó entonces un rol de enorme importancia. Muchos de sus dirigentes
ocuparon puestos claves en la dirección del país. Incluso fueron ministros.
Durante ese período los trabajadores alcanzaron importantes conquistas, sin
necesidad de recurrir a conflictos. No hubo contradicciones entre ellos y su
gobierno. Allende le otorgó la plena legalidad a la CUT.
Los días 30 y 31 de mayo de 1972 se llevaron a cabo elecciones directas, a través
de todo el país, para elegir el Consejo Directivo Nacional de la CUT. Ellas mostraron
el apoyo mayoritario de los trabajadores al Gobierno Popular y la ninguna influencia
que tenían en ellos las posiciones de ultraizquierda. Sus resultados fueron:
Partido Comunista 173.064 votos (31,8%)
Partido Socialista 148.117 “ (27,1%)
MAPU 25.970 “ (4,7%)
Partido Radical 21.910 “ (4,0%)
Izquierda Cristiana 3.336 “ (0,6%)
Partido Social Demócrata 1.601 “ (0,3%)
API 1.599 “ (0,3%)
TOTAL UNIDAD POPULAR 375.597 “ (68,8%)